= N Ll Ga i Sri Yukteswar S E 3 Y x do de Y a] NE E ç <> a Swam Swami Sri Yukteswar y Paramahansa Yogananda Calcuta, 1935 * SOULU SN} U? OPO) ORP ***PIENUNUOI) PIO] A) N Y “OPPULIO] VY LIIIN e] US 23.18) TA, :penundso eaqo ns ÁsuDayso sns 18u1p Sp pepipiqesuodsa. e] oLIgsuen 91 Á eruasaid ns e ondnstip opeweuaq ns e owej nng uers [9 “9JUIMÍIS PIP [Y “3JOdUPLIIS US IEMSIMANA LIS DP UDAYSD [9 UY GEGT IP Aq -WIƏNIP UY PPPZI[L9L ESOB PPPIANSI] UN IJUPINP Ppueue30] PSURYRureIeg Á IEMSITANA LIS TUIBMS S DN amaa ai gor q haea A Kaivalya Darsanam [a (Ciencia Sagrada Guianavatar Swami Sri Yukteswar Girl E A > e e Título del original en inglés: The Holy Science ISBN 0-87612-051-6 Traducción al español: Self-Realization Fellowship Copyright O 1998 Self-Realization Fellowship Todos los derechos reservados. A excepción de breves citas en reseñas bibliográficas, ninguna porción de la edi- ción en español de «La ciencia sagrada» (The Holy Science) puede ser reproducida, almacenada, transmitida o difun- dida en forma alguna, ya sea por medios electrónicos, mecánicos, o de cualquier otro tipo conocido en la actua- lidad o utilizado en el futuro —lo cual incluye fotocopias, grabaciones, sistemas de almacenamiento y recuperación de datos— sin el previo permiso escrito de SelfeRealization Fellowship, 3880 San Rafael Avenue, Los Angeles, California 90065-3298, EE.UU. Edición autorizada por el Consejo de O, Publicaciones Internacionales de SELFREALIZATION FELLOWSHIP En 1920, Swami Sri Yukteswar envió a Estados Uni- dos a su discípulo principal, Paramahansa Yogananda, con la misión de difundir en Occidente la antigua cien- cia del Yoga. A instancias de Sri Yukteswar, Parama- hansaji fundó Self-Realization Fellowship para diseminar a nivel internacional las enseñanzas de Kriya Yoga de la sucesión de Gurús de SRF. En todos los libros, graba- ciones y demás publicaciones de la sociedad fundada por Paramahansa Yogananda aparecen el nombre y el emblema de Self-Realization Fellowship (tal como se muestran en esta página), los cuales garantizan a las personas interesadas que una determinada obra pro- cede de la sociedad establecida por Paramahansa Yoga- nanda y refleja fielmente sus enseñanzas. ISBN 13: 978-0-87612-056-9 ISBN 10: 0-87612-056-7 Primera edición en español: 1998 (rústica) | Cuarta impresión: 2007 Impreso en Estados Unidos de América 1911-800 ÍNDICE GENERAL Prologo a dd died AER PreLaciO 2 e A INMFOCUCCIÓN session s Capítulo 1: El Evangelio ................- Capítulo 2: El objetivo .................. Capítulo 3: El procedimiento ............. Capítulo 4: La Revelación ...............- CONCIUSION grid ria A Reseña del autor ..............o.oo..... Fotografías Swami Sri Yukteswar (frontispicio) Swami Sri Yukteswar y Paramahansa Yogananda, Calcuta, 1935 ........... Swami Sri Yukteswar con Paramahansa Yogananda en la festividad del solsticio de invierno, Serampore, 1935 ........ PRÓLOGO Los profetas de todas las tierras y edades han triunfado en su búsqueda de Dios. Entrando en nir- bikalpa samadhi, un estado de verdadera ilumina- ción, tales santos se han identificado completa- mente con la Suprema Realidad que yace más allá de todos los nombres y las formas. La sabiduría y guía espiritual por ellos expresadas, han llegado a convertirse en las sagradas escrituras del mundo. Aun cuando difieren externamente debido a sus diversas expresiones verbales, tales escrituras son todas declaraciones —algunas abiertas y claras, otras ocultas y simbólicas— de las mismas verdades básicas del Espíritu. Mi gurudeva, Guianavatar' Swami Sri Yukteswar (1855-1936) de Serampore, estaba especialmente dotado para distinguir la unidad subyacente en las escrituras del cristianismo y las de Sanatan Dharma. Colocando los textos sagrados sobre la inmaculada mesa de su mente, él fue capaz de disectarlos con el escalpelo de su razonamiento intuitivo, separando las verdades —tal como fueron originalmente entregadas por los profetas— de las interpolaciones e interpretaciones erróneas de los eruditos. ' “Encarnación de la sabiduría”, del sánscrito guiana, “sabi- duría” y avatara, “encarnación divina”. (Nota del Editor). VII VIH Es gracias a la infalible percepción espiritual del Guianavatar Swami Sri Yukteswar, que es ahora posi- ble establecer, por medio de este libro, la armonía fundamental existente entre el difícil texto bíblico del Apocalipsis y la filosofía Sankhya de la India. Tal como mi gurudeva explica en la introducción, él escribió estas páginas obedeciendo la petición de Babaji, el santo gurudeva de Lahiri Mahasaya, quien a su vez era el gurudeva de Sri Yukteswar. He escri- to acerca de las vidas crísticas de estos tres grandes maestros en mi libro, Autobiografía de un yogui’. Los sutras sáncritos citados en La ciencia sagrada contribuirán considerablemente a esclarecer el sig- nificado [de diversos pasajes] tanto del Bhagavad Gita como de otras grandes escrituras de la India. Paramahansa Yogananda 249 Dwapara (1949 d.C.) ? Ver página 114. (Nota del Editor). PREFACIO por W.Y. Evans-Wentz Doctor en Letras y Doctor en Ciencias Autor de: The Tibetan Books of the Dead, The Tibet's Great Yogi Milarepa, Tibetan Yoga and Secret Doctrines, etc. “He tenido el privilegio de conocer a.... Sri Yukteswar Giri. Un retrato del venerable santo apa- rece en el frontispicio de mi obra Tibetan Yoga and Secret Doctrines. Fue en Puri, ciudad de Orissa, en la bahía de Bengala, donde encontré a Sri Yukteswar. Se encontraba él entonces a cargo de la dirección de un apacible ashram situado junto al mar, y se dedicaba principalmente al entrenamiento espiri- tual de un grupo de discípulos jóvenes... Sri Yukteswar tenía una voz gentil y una presencia agra- dable, y bien merecía la veneración que le expre- saban espontáneamente todos aquéllos que le seguían. Cada persona que le conocía, ya sea per- teneciese o no a su comunidad, sentía por él la más alta estimación. Nítidamente recuerdo su figura alta, erguida, ascética, ataviada con las ropas color azafrán de quien ha renunciado a las aspiraciones humanas, de pie a la entrada de la ermita para dar- me la bienvenida. Había elegido como su hogar terrestre la santa ciudad de Puri, adonde diaria- mente van en peregrinación multitudes de devotos IX X hindúes, representantes de todas las provincias de la India, para visitar el famoso templo de Jagannath, el “Senor del Mundo”. Fue en Puri, en 1936, donde Sri Yukteswar cerró sus ojos mortales a las escenas contempladas en este estado transitorio del ser, y abandonó su cuerpo con la certeza de que su encar- nación había alcanzado un término triunfal. “Me alegra, en verdad, poder dar este testimonio del carácter noble y de la santidad de Sri Yukteswar.” LA CIENCIA SAGRADA INTRODUCCIÓN aga ar aa Md ERA AMA | ARANA AAA RASTAS HA || RED B RS REIS EMI Ia Rar Rara Raragea mia ai aca N [Esta Kaivalya Darsanam (exposición de la Verdad Suprema) ha sido escrita por Priya Nath Swami', hijo de Kshetranath y Kadam- bini de la familia Karar. A petición del gran maestro (Mahavatar Babaji) en Allahabad a fines del año 194 de la presente Dwapara Yuga, (Edad de Dwapara), esta exposición ha sido publicada para el beneficio del mundo.] El propósito de este libro es demostrar tan cla- ramente como sea posible que existe una unidad esencial entre todas las religiones; que no hay dife- rencia entre las verdades inculcadas por los diver- sos credos; que existe sólo un método mediante el ' En 1394, cuando fue escrito este libro, Babaji dio al autor el título de “Swami”. Posteriormente, el autor fue iniciado de modo formal como miembro de la Orden de los Swamis por el Mahant (superior del monasterio) de Buddha Gaya, Bihar, y tomó el nombre monástico de Sri Yukteswar. Él per- teneció a la rama Giri (“montaña”) de la Orden de los Swamis. (Nota del Editor) 4 La Ciencia Sagrada cual el mundo, tanto externo como interno, ha evo- lucionado; y que todas las escrituras reconocen una sola Meta para la existencia. Pero no es fácil com- prender esta verdad básica. La discrepancia exis- tente entre las diferentes religiones, unida a la igno- rancia humana, hacen casi imposible levantar el velo y percibir esta gran verdad. Los credos pro- mueven la hostilidad y disensión; y la ignorancia contribuye a expandir la brecha que separa a un credo de otro. Sólo unas pocas personas extraordi- nariamente dotadas pueden elevarse por sobre la influencia de sus credos personales y descubrir la unidad absoluta que existe entre las verdades pro- pagadas por todas las grandes religiones. El objeto de este libro es destacar la armonía que yace en el fondo de las distintas religiones y ayudar a vincularlas. Ésta es una tarea verdaderamente her- cúlea, pero en Allahabad me fue encomendada esta misión en la forma de un mandato sagrado. Allahabad, el sagrado Prayaga Tirtha, el lugar don- de confluyen los ríos Ganges, Yamuna y Sarasvati, es un sitio donde se congregan, durante el Khumba Mela, los hombres dedicados a la vida terrena y aquéllos dedicados a la vida espiritual. Mientras que los primeros no pueden trascender el límite mun- dano en el cual se han confinado, los segundos no pueden —una vez que han renunciado al mundo— aceptar retornar a mezclarse en su tumulto. Pero los hombres que están completamente absortos en las preocupaciones terrenales tienen una gran necesidad de la ayuda y guía que les pueden brin- dar aquellos seres santos que aportan la luz a la raza Introducción p] humana. Debe existir, por tanto, un lugar donde ambos grupos puedan reunirse, y Tirtha propor- ciona tal lugar de encuentro. Situado como está, en la playa del mundo, no lo perturban ni tormentas ni agitaciones. Los sadhus (ascetas) que disponen de un mensaje para el bien de la humanidad, encuentran en un Kumbha Mela el sitio ideal para impartir instrucción a aquéllos que se encuentran en condiciones de aceptarla. En enero de 1894, mientras asistía yo al Kumbha Mela celebrado en Allahabad, fui escogido para pro- pagar un mensaje de tal naturaleza. Mientras cami- naba por la ribera del Ganges, alguien me pidió que lo siguiera; fué así como tuve poco después el honor de reunirme con un gran santo, Babaji, el gurudeva de mi propio gurú, Lahiri Mahasaya, de Benarés. Aun cuando éste fue nuestro primer encuentro, dicho santo personaje era en verdad mi propio paramguruji maharaj. Durante mi conversación con Babaji, hablamos acerca del tipo de personas que frecuentaban entonces tales lugares de peregrinación. Humilde- mente sugerí que habia hombres de mucha mayor inteligencia que la mayoría de quienes se encon- traban allí presentes: personas que vivían en luga- res distantes, como Europa y América, y que profe- saban credos diferentes e ignoraban el verdadero ° Paramgurú, literalmente, “gurú más allá”, por lo tanto el gurú de nuestro propio gurú. El sufijo ji denota respeto. Maharaj, “gran rey”, es un título a menudo añadido a los nombres de personajes de extraordinaria estatura espiri- tual. (Nota del Editor) 6 La Ciencia Sagrada valor del Kumbha Mela. No obstante ser aptos —en cuanto a inteligencia se refiere— para comulgar con quienes se dedican al desarrollo espiritual, tales hombres estaban aferrados, en muchos casos, a un materialismo total. Algunos, a pesar de sus recono- cidos logros en los campos de la ciencia y la filoso- fía, ignoran la unidad esencial existente entre todas las religiones. Los diversos credos han erguido barreras casi insuperables, que amenazan con sepa- rar a la humanidad para siempre. Mi paramguruji maharaj Babaji sonrió y, honrán- dome con el título de Swami, me asignó la tarea de escribir este libro. Yo fuí escogido, desconozco por qué razón, para remover las barreras y ayudar a establecer la verdad básica que yace en todas las religiones. Este libro está dividido en cuatro secciones, con- forme a las cuatro etapas en el desarrollo del cono- cimiento. El supremo objetivo de la religión es el Atmagutanam o conocimiento del Ser interior. Pero, para alcanzarlo, es necesario el conocimiento del mundo externo. Por lo tanto, la primera sección del libro trata del evangelio, 43 (veda), y procura defi- nir ciertas verdades fundamentales de la creación y describir la evolución y la involución del mundo. Todas las criaturas, desde la más superior hasta la más inferior en el plano de la creación, ansían manifestar tres cosas: la Existencia, la Conciencia y la Bienaventuranza. Estos propósitos o metas son el objeto de discusión en la segunda sección del libro. La tercera sección trata del método a seguir para realizar en su plenitud estas tres metas de la vida. Introducción 7 En la cuarta sección se exponen las revelaciones que experimentan quienes, habiendo avanzado notablemente en sus esfuerzos por realizar los tres ideales de la vida, se encuentran muy cerca ya de su destino. El plan que he adoptado en este libro consiste en enunciar primeramente una proposición, en caracteres sáncritos, de los sabios orientales y luego explicarla mediante su relación con las sagradas escrituras de Occidente. En esta forma, he hecho lo posible por demostrar que no existe verdadera discrepancia, ni mucho menos conflicto alguno, entre las enseñanzas del Oriente y las del Occi- dente. Puesto que este libro ha sido escrito bajo la inspiración de mi paramguruji y en la era de Dwapara, en la cual existe un rápido desarrollo en todos los ámbitos del conocimiento, espero que aquéllos para quienes fue destinado reconozcan el alcance de este libro. A continuación explicaré brevemente —refi- riéndome a ciertos cálculos matemáticos que deli- mitan los yugas o edades de la creación— el hecho de que el mundo se encuentra al presente en la edad de Dwapara Yuga, y que han transcurrido ya 194 años de dicho Yuga (1894 d.C.), conduciendo a un rápido desarrollo del conocimiento humano. La astronomía oriental enseña que las lunas giran alrededor de sus planetas, que los planetas rotan en sus ejes y giran con sus lunas alrededor del sol; y el sol, con sus planetas y sus lunas, girando a su vez en torno a alguna estrella que constituye su contraparte, tarda en cada revolución aproximada- 8 La Ciencia Sagrada mente 24.000 años terrenales: un fenómeno celes- te que origina el movimiento retrógrado de los pun- tos del equinoccio alrededor del zodíaco. El sol tie- ne también otro movimiento, girando en torno a un magno centro, llamado Vishnunabhi, el cual es la sede del poder creativo o Brahma, el magnetis- mo universal. Brahma regula el dharma o la virtud mental del mundo interno. Cuando el sol, en su rotación en torno a su con- traparte, llega al punto más cercano a este magno centro que es la sede de Brahma (un evento que ocurre cuando el equinoccio de otoño entra en la primera casa de Aries), dharma, la virtud mental, se manifiesta en forma tan desarrollada que al hom- bre le es posible comprenderlo todo con facilidad, incluso los misterios del Espíritu. Al comienzo del siglo veinte, el equinoccio de otoño ocurrirá? entre las estrellas fijas de la conste- lación de Virgo y en la primera parte de la fase ascendente del Dwapara Yuga‘. Al cabo de 12.000 años, cuando el sol alcanza en su órbita el sitio más distante de Brahma, el magno centro (un evento que tiene lugar cuando el equi- noccio de otoño se encuentra en la primera casa de Libra), dharma o la virtud mental llega a un estado tan limitado que el hombre no puede comprender cosa alguna que no sea parte de la burda creación física. Nuevamente, de la misma manera, cuando el sol, en el curso de sus revoluciones, comienza a 3 Este libro fue escrito en 1894 (Nota del Editor) * Ver el diagrama en la página 9. Introducción 9 DIAGRAMA ¿uNTO MÁS PRÓxiM 5 QAnaY UGA 12.000 AÑos S 6 ONY o00'z; vona YNY ł A “UNvisia syn onn? Virgo es el signo opuesto a Piscis. El equinoccio de otoño está ahora en Virgo; el punto opuesto, el equinoccio de pri- mavera, se encuentra ahora forzosamente en Piscis. Los meta- físicos occidentales, que consideran que el equinoccio de pri- mavera es de primordial importancia, dicen por lo tanto que el mundo se encuentra al presente en la “Era de Piscis”. Los equinoccios tienen un movimiento retrógrado en las constelaciones; por tanto, cuando los equinoccios abando- nen Piscis-Virgo, entrarán en Acuario-Leo. Según la teoría de Swami Sri Yukteswar, el mundo entró en la Era de Piscis-Virgo en el año 499 d.C. y entrará en la Era de Acuario-Leo dos mil años después, en el año 2.499 d.C. (Nota del Editor) 10 La Ciencia Sagrada avanzar hacia el lugar más cercano al magno cen- tro, dharma o la virtud mental empieza a desarro- llarse; esta evolución gradual alcanza su plenitud en otros 12.000 años. Cada uno de estos períodos de 12.000 años, denominados Daiva Yugas o Parejas Eléctricas, trae un cambio completo tanto externamente, en el mundo material, como internamente, en el mun- do intelectual o eléctrico. De este modo, en un pe- riodo de 24.000 años, el sol concluye su rotación alrededor de su contraparte y completa un ciclo eléctrico consistente de 12.000 años en un arco ascendente y 12.000 años en un arco descendente. El desarrollo del dharma o la virtud mental es gradual y se divide en cuatro etapas diferentes en un período de 12.000 años. El período de 1.200 años, durante el cual el sol recorre 1/20 de su órbi- ta (ver diagrama) se llama Kali Yuga. Dharma o la virtud mental se encuentra entonces en su primera etapa y está desarrollada sólo en una cuarta parte; el intelecto humano no puede comprender cosa alguna como no sea la burda materia de esta crea- ción siempre cambiante, el mundo externo. El período de 2.400 años durante el cual el sol recorre los 2/20 de su órbita, se llama Dwapara Yuga. Dharma o la virtud mental, está entonces en la segunda etapa de su evolución, es decir en la mitad de su desarrollo; el intelecto humano puede comprender en este período las materias más suti- les, las electricidades y sus atributos, los cuales son los principios creativos del mundo externo. El período de 3.600 años durante el cual el sol Introducción lI recorre los 3/20 de su órbita se llama Treta Yuga. Dharma o la virtud mental está entonces en su ter- cera etapa; el intelecto humano llega a ser capaz de comprender el magnetismo divino, la fuente de todas las fuerzas eléctricas de las cuales depende la existencia misma de la creación. El período de 4.800 años durante el cual el sol recorre los restantes 4/20 de su órbita se llama Satya Yuga. Dharma o la virtud mental está enton- ces en su cuarta etapa y su desarrollo es completo; el intelecto humano puede comprenderlo todo, incluso a Dios o el Espíritu existente más allá de este mundo visible. | Manu, un gran rishi (sabio iluminado) de la épo- ca de Satya Yuga, describe estos Yugas más clara- mente en el siguiente pasaje de su Samhita: amai: aeai qu pa q | du maaa aa qeaiasa daría: 11 sd area qua q y | upad dd RRA MAA q || qeda Rae agua | Ud geag Sam ga || ala Jar HE RAET | memene ara RRA Y || [Cuatro veces mil años, dicen, es el Krita Yuga (Satya Yuga o la “Edad Dorada” del mundo). Su ama- necer dura otros tantos cientos de años y el período 12 La Ciencia Sagrada de su atardecer o crepúsculo es de la misma duración (400+4.000+400 = 4.800). En las otras tres edades, con sus amaneceres y atardeceres, los miles y los cientos decrecen en la unidad (300+3.000+300 = 3.600; etc.). Este ciclo de cuatro etapas que comprende 12.000 años se llama una Edad de los Dioses. La suma de mil edades divinas constituye un día de Brahma y su noche es de la misma duración.] El período de Satya Yuga es de 4.000 años de duración; 400 años antes y después de Satya Yuga propiamente tal existen períodos de transición o sandhis entre este Yuga y los que lo preceden y suceden respectivamente; por tanto, Satya Yuga dura un total de 4.800 años. Al calcular la dura- ción de otros Yugas y Yugasandhis, la norma es que el número uno debe restarse de los números (tan- tos miles como cientos), que indican los períodos de los Yugas y sandhis que les anteceden. Conforme a esta regla, es evidente que Treta Yuga dura 3000 años y sus sandhas, los períodos de transición que la preceden y suceden, duran 300 años, lo cual lleva a un total de 3.600 anos. La duración de Dwapara Yuga es de 2.000 años y los sandhis que le anteceden y suceden duran 200 años cada uno, llevando a un total de 2.400 años. Finalmente, 1.000 años es la duración de Kali Yuga, cuyos sandhis duran 100 años antes y después, lle- vando a un total de 1.200 años. Así pues, 12.000 años, la suma total de todos los períodos de estos cuatro Yugas, es la duración de uno de los Daiva Yugas o Pares Eléctricos, dos de los cuales, es decir, 24.000 años, forman el ciclo eléctrico completo. Introducción | 13 Desde el año 11.501 a.C., cuando el equinoccio de otoño estaba en la primera casa de Aries, el sol comenzó a alejarse del sitio de su órbita más pró- ximo al magno centro hacia el punto más distante de él y, consecuentemente, la capacidad intelectual del hombre comenzó a disminuir. Durante los 4.800 años que demoró el sol en pasar a través de una de las Parejas de Satya o la 4/20 ava parte de su órbita, el intelecto humano perdió por comple- to la capacidad de captar el conocimiento espiri- tual. Durante los 3.600 años siguientes que demo- ró el sol en atravesar el Treta Yuga Descendente, el intelecto humano perdió gradualmente toda capa- cidad de captar el conocimiento del magnetismo divino. Durante los 2.400 años siguientes, mientras el sol pasaba a través del Dwapara Yuga Descen- dente, el intelecto humano perdió el poder de cap- tar el conocimiento de las electricidades y sus atri- butos. En los 1.200 años siguientes, el sol atravesó el Kali Yuga Descendente y alcanzó el punto de su Órbita más alejado del magno centro; el equinoccio de otoño estaba en la primera casa de Libra. La capacidad intelectual del hombre había disminu:- do tanto que le era imposible captar cosa alguna excepto la materia bruta de la creación. El período alrededor del año 500 d.C. fue, por lo tanto, la épo- ca más oscura de Kali Yuga y del ciclo completo de 24.000 años. La historia confirma la precisión de estos antiguos cálculos de los rishis hindúes y da tes- timonio de la vastedad de la ignorancia y el sufri- miento prevalentes en todas las naciones durante ese período. 14 La Ciencia Sagrada Desde el año 499 d.C. en adelante, el sol comen- zô a avanzar hacia el magno centro y el intelecto del hombre empezó a desarrollarse gradualmente. Durante los 1.100 años del Kali Yuga Ascendente, los cuales nos remontan al año 1599 d.C., el inte- lecto humano era tan denso que no podía com- prender las electricidades, Sukshmabhuta, los ele- mentos sutiles de la creación. En el plano político, por otra parte, no hubo en general paz en reino alguno. Luego de este período, con la llegada de los 100 años del sandhi de transición de Kali Yuga, condu- centes a la unión con la época siguiente, Dwapara Yuga, los hombres comenzaron a percatarse de la existencia de los elementos sutiles, panchatanmatra o los atributos de las electricidades, y la paz empe- zó a establecerse en el terreno político. Alrededor del año 1600 d.C., William Gilbert descubrió las fuerzas magnéticas y observó la pre- sencia de la electricidad en todas las substancias físi- cas. En 1609, Kepler descubrió ciertas importantes leyes de la astronomía y Galileo creó el telescopio. En 1621, Drebbel de Holanda inventó el microsco- pio. Alrededor de 1670 Newton descubrió la ley de la gravedad. En 1700, Tomás Savery hizo uso de una máquina a vapor para levantar agua. Veinte años después, Esteban Gray descubrió la acción de la electricidad en el cuerpo humano. En el mundo político, la gente comenzó a mani- festar autorespeto, y la civilización avanzó en muchos aspectos. Inglaterra se unió con Escocia y se transformó en un poderoso reino. Napoleón Introducción 15 Bonaparte estableció su nuevo código legal en la Europa del Sur. Los Estados Unidos de América obtuvieron su independencia y en muchas partes de Europa prevaleció la paz. Con el progreso de la ciencia, el mundo empe- zó a cubrirse de rieles de ferrocarril y de cables de telégrafo. Aun sin comprender claramente los aspectos sutiles de la materia, el hombre hizo uso práctico de ellos con la ayuda de las máquinas de vapor, máquinas eléctricas, y muchos otros instru- mentos. En 1899, al completarse los 200 años de Dwapara Sandhi, el período de transición, comen- zará el verdadero Dwapara Yuga de 2.000 años, brin- dando a la humanidad en general una compren- sión cabal de las electricidades y sus atributos. Tal es la gran influencia del Tiempo que gobier- na el universo. Ningún hombre puede superar esta influencia a menos que, disponiendo de la bendi- ción de contar con el amor puro —el don celestial de la naturaleza— se divinice; siendo bautizado por las sagradas aguas del Pranava (la divina vibración de Om), aprende él así el reino de Dios. En los almanaques hindúes, la posición actual (1894 d.C.) del mundo en la era del Dwapara Sandhi no aparece en forma correcta. Los astróno- mos y astrólogos que hicieron los cálculos de los almanaques se guiaron por las anotaciones erradas de ciertos eruditos del sánscrito (tales como Kulluka Bhatta) de la edad oscura de Kali Yuga, y sostienen al presente que la duración de Kali Yuga es de 432.000 años, de los cuales 4.994 han trans- currido ya (en 1894 d.C.), quedando aún 427.006 16 La Ciencia Sagrada años: ¡un oscuro panorama! Afortunadamente, éste no es efectivo. El error apareció en los almanaques por vez pri- mera durante el reino del Rajá Parikshit, inmedia- tamente después de haberse completado el último Dwapara Yuga Descendente. En aquella época, al notar el Maharajá Yudhisthira el advenimiento de la oscuridad de Kali Yuga, traspasó su trono a su nieto, el Rajá Parikshit. El Maharajá Yudhisthira y todos los sabios de su corte se retiraron a los Hima- layas, el paraíso del mundo. Fue así como no quedó en la corte del Rajá Parikshit persona alguna capaz de comprender el principio en que se basaba el cál- culo correcto de las edades de los distintos Yugas. Luego de haberse completado los 2.400 años de aquel Dwapara Yuga, nadie osó hacer resaltar aún más el advenimiento del oscuro Kali Yuga; así pues, se evitó poner fin a la numeración de los años de Dwapara Yuga y comenzar a numerar los años de Kali Yuga con el número uno. Debido al erróneo método al que se ciñieron los cálculos, el primer año de Kali Yuga fue numerado 2.401, cual si fuese la continuación de la era de Dwapara Yuga. En el año 499 d.C., cuando se com- pletaron 1.200 años —la duración del verdadero Kali Yuga— y el sol había alcanzado el punto de su órbita más distante del magno centro (cuando el equinoccio de otoño estaba en la primera casa de Libra en los cielos), se calculó que el período más oscuro de la edad de Kali era de una duración de 3.600 años en vez de 1.200. Después del año 499 d.C., con el advenimiento Introducción 17 del Kali Yuga Ascendente, el sol empezó a acercar- se en su Órbita hacia el centro magno y, conse- cuentemente, la capacidad intelectual del hombre comenzó a desarrollarse. Fue así como los sabios de la época se percataron del error en los almanaques y descubrieron que el período de un Kali Yuga era de sólo 1.200 años conforme a los cálculos de los rishis de la antigüedad. Pero debido a que el inte- lecto de estos sabios no estaba aún suficientemen- te desarrollado, no pudieron percibir sino el error de por sí, más no así la razón del mismo. Para resol- ver esta dificultad, elucubraron que los 1.200 años de duración, la edad real de Kali, no eran los años comunes de nuestra tierra, sino que eran “años dai- va” (“anos de los dioses”), consistentes de 12 “meses daiva, de 30 días daiva’ cada uno, con cada día daiva siendo equivalente a un año solar ordinario de nuestra tierra. Así pues, según tales personas, los 1.200 años de Kali Yuga debían equivaler a 432.000 años de nuestra tierra. Sin embargo, para llegar a una conclusión correcta, debemos tomar en consideración la posi- ción del equinoccio de primavera del año 1894. Los libros de astronomía pertinentes muestran que el equinoccio de primavera está a 20°54'36” de distancia de la primera casa de Aries (la estrella fija Revati); este hecho permite calcular que han trans- currido 1.394 años desde el momento en que el equinoccio de primavera comenzó a alejarse de la primera casa de Aries. | -Restando 1.200 años (la duración del último Kali Yuga Ascendente) de 1.394 años, obtenemos 194, 18 La Ciencia Sagrada que indica el presente año computado a partir del ingreso del mundo en el Dwapara Yuga Ascen- dente. El error de los almanaques anteriores que- da claramente explicado al añadir 3.600 años a este período de 1.394 años, lo que da un total de 4.994 años: cifra que representa el actual año (1894 d.C.) de acuerdo a la equivocada teoría prevaleciente en los almanaques hindúes. [En referencia al Diagrama que aparece en este libro, el lector verá que el equinoccio de otoño está ahora (1894 d.C.) entre las estrellas de la constela- ción de Virgo y en el Dwapara Yuga Ascendente.] En este libro se mencionan ciertas verdades tales como las que se refieren a las propiedades del mag- netismo, sus auras, algunos tipos de electricidades, etcétera, a pesar de que la ciencia moderna no las ha descubierto aún en toda su magnitud. Los cin- co tipos de electricidad pueden comprenderse fácilmente al enfocar la atención en las propieda- des de las fibras nerviosas, cuya naturaleza es pura- mente eléctrica. Cada uno de los cinco nervios sen- soriales desempeña una función especial, caracte- rística de ellos. El nervio óptico conduce la luz y no cumple las funciones del nervio auditivo ni de otros nervios; el nervio auditivo, a su vez, transmite el sonido solamente, y así sucesivamente. Es evidente, por lo tanto, que hay cinco tipos de electricidad, los cuales corresponden a las cinco propiedades de la electricidad cósmica. En lo que concierne a las propiedades magnéti- cas, la capacidad de comprensión del intelecto humano se encuentra al presente tan limitada que Introducción 19 sería inútil procurar poner este tema al alcance del público en general. El intelecto del hombre en la época de Treta Yuga comprenderá los atributos del magnetismo divino (el próximo Treta Yuga comen- zará en el año 4.099 d.C.). Aun cuando existen al presente algunos personajes excepcionales que han superado la influencia del Tiempo, y pueden así captar lo que la gente común no puede, este libro no es para aquellos seres especiales, quienes naturalmente no precisan de él. Al concluir esta introducción, deseo observar que los diferentes planetas que ejercen su influen- cla sobre los días de la semana, han prestado sus nombres a sus respectivos días; asimismo, las diver- sas constelaciones estelares, cuya influencia se manifiesta en los meses, han conferido sus nom- bres a los meses hindúes. Cada uno de los grandes Yugas ejerce gran influencia durante el período de tiempo que le corresponde; es deseable por lo tan- to, que al referirse a los años, se indique a cuál Yuga pertenecen. Puesto que los Yugas se calculan conforme a la posición del equinoccio, el método de numerar los años en referencia al respectivo Yuga se basa en un principio científico; su utilización evitará los problemas causados en el pasado al asociar diver- sas eras con personajes eminentes en vez de con fenómenos celestes relacionados con las estrellas fijas. Proponemos, por lo tanto, nombrar y enu- merar el año en el cual esta introducción ha sido escrita como 194 Dwapara, en vez de 1894 d.C., para indicar el tiempo exacto del Yuga actualmen- 20 La Ciencia Sagrada te en curso. Este sistema de numeración estuvo vigente en la India hasta el reinado del Rajá Vikramaditya, cuando se inició la era de Samvat. Las computaciones basadas en los Yugas se impo- nen a la razón, por lo cual nos ceñimos a ellas y recomendamos su observación. Al presente, en este año 194 de Dwapara Yuga, habiendo concluido hace ya largo tiempo la oscu- ra edad de Kali, el mundo está buscando el cono- cimiento espiritual y los seres humanos necesitan ayudarse mutuamente, con amor. Espero que la publicación de este libro, que me fuera encomen- dada por mi santo paramguru maharaj Babaji, pres- tará su servicio en el plano espiritual. Swami Sri Yukteswar Girl Serampore, Bengala Occidental El Falgun 26, 194 Dwapara (1894 d.C.) bara CAPÍTULO 1 7: EL EVANGELIO SUTRA 1 Aa ype aA RH | qadni dd l9 l Parambrahma (el Espíritu o Dios) es eterno, completo, sin principio ni fin. Es el Ser único e indivisible.' El Padre Eterno, Dios, Swami Parambrahma, es la única Substancia Real, Sat; es el todo en todo el universo. Por qué no es posible comprender a Dios. El ser hu- mano cuenta con una fe eterna que le permite cre- er intuitivamente en la existencia de una Substan- cia, algunas de cuyas propiedades son las partes de este mundo visible que perciben los sentidos del oído, el tacto, la vista, el gusto y el olfato. En la medi- da en que el hombre se identifica con su cuerpo ' Swami Sri Yukteswarji enunció estos sutras (aforismos) sólo en sánscrito, como se indica. La traducción ha sido pro- porcionada por Self-Realization Fellowship. (Nota del Editor) 21 22 La Ciencia Sagrada físico, compuesto de las propiedades recién men- cionadas, sólo le es posible comprender —a través de estos órganos imperfectos— dichas propiedades y no así la Substancia de la que forman parte. Es por ello que, a menos que se divinice, elevando su ser por sobre la creación de la Oscuridad o Maya, le es imposible al hombre de este mundo material com- prender al Padre Eterno, Dios, la única Substancia del Universo. Ver Hebreos 11:1 y San Juan 8:28. “Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” “Les dijo, pues, Jesús: ‘Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy.” SUTRA 2 A adam Adam N R N En Él (Parambrahma) yace el origen de todo conocimiento y amor, la raíz de todo poder y gozo. Prakriti o la Naturaleza de Dios. La Fuerza Todo- poderosa (Shakti) —o en otros términos, el Gozo Eterno (Ananda), en el cual se origina este mun- do— y la Sensibilidad Omnisciente (Chat) que hace que este mundo sea consciente, demuestran la Naturaleza (Prakriti) de Dios el Padre. Cómo comprender a Dios. Puesto que el hombre está hecho a semejanza de Dios, al dirigir su aten- ción hacia el interior le es posible captar dentro El Evangelio 23 de sí mismo esa Fuerza y ese Sentir que son atri- butos exclusivos de su propio Ser. Aquella Fuerza Todopoderosa es su voluntad (Vasana) y el gozo (Bhoga) que la acompaña. Y aquel Sentir Omnis- ciente es su propia Conciencia (Chetana) que dis- fruta (Bhokta) de ese gozo. Ver Génesis 1:27. “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” SUTRA 3 dad Aaa arar | mara: Rpa qe Bar 1311 Parambrahma hace emerger la creación, la Naturaleza inerte (Prakriti). Del Om (Pranava, el Verbo, la manifestación de la Fuerza Omn1- potente), proviene Kala, el Tiempo; Desa, el Espacio; y Anu, el Átomo (la estructura vibra- toria de la creación). El Verbo, Amén (Om), es el principio de la Creación. La Fuerza Omnipotente (la Repulsión y su expre- sión complementaria, la Fuerza de Atracción, el Sentir Omnisciente o Amor) se manifiesta como vibración, la cual emite un sonido particular: el Verbo, Amén, Om. En sus diferentes aspectos, Om introduce el concepto del cambio —que implica Tiempo (Kala)— en la Eternidad Inmutable; y la idea de la separación —que implica Espacio (Desa) — en la Eternidad Indivisible. 24 La Ciencia Sagrada Las Cuatro Ideas: el Verbo, el Tiempo, el Espacio y el Átomo. El efecto derivado de estas manifestacio- nes es el concepto de partículas: los innumerables átomos (patra o anu). Estos cuatro aspectos —el Verbo, el Tiempo, el Espacio y el Átomo— no son, por lo tanto, sino una misma cosa: en esencia, sola- mente ideas. Tal manifestación del Verbo (al convertirse en carne o materializarse externamente) crea este mundo visible. Así pues, el Verbo, el Amén u Om —siendo la manifestación de la Eterna Naturaleza del Padre Todopoderoso o de su mismo Ser— es inseparable de Dios y no es otra cosa que Él mis- mo (al igual que el poder de quemar es insepara- ble del fuego y no otra cosa que el fuego mismo). Ver Apocalipsis 3:14 y San Juan 1:1, 3, 14. “He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios.” “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... Todas las cosas por él fue- ron hechas, y sin el nada de lo que ha sido hecho, fue hecho... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros. ” SUTRA 4 da AMARO ART RRA, da aaa ls 1! Anu o los Átomos son la causa de la crea- ción. Al conjunto de ellos se les denomina Maya o el poder del Señor de dar origen a crea- ciones ilusorias; y a cada anu individual se le El Evangelio 25 llama Avidya, la Ignorancia. Los Átomos, el trono del Espíritu como Creador. Los átomos, que representan tanto interna como externamente los cuatro conceptos mencionados con anterioridad, son el trono del Espíritu como Creador; al derramar su luz sobre ellos, crea Él este universo. A los átomos en conjunto se les llama Maya, la Oscuridad, ya que impiden captar la Luz Espiritual. Y a cada uno de ellos separadamente se les llama Avzdya, la Ignorancia, ya que causan en el hombre la ignorancia incluso de su propio Ser. Ello explica por qué a estas cuatro ideas, que originan todas las confusiones descritas, se les llama en la Biblia las cuatro bestias. El hombre, en tanto se identifica con su burdo cuerpo físico, adopta una posición muy inferior a la del cuádruple Átomo pri- migenio, por lo cual le es naturalmente imposible comprender la naturaleza de este último. Al ele- varse, en cambio, a ese nivel, comprende no sola- mente el Átomo, tanto interna como externamen- te, sino también la creación entera, ya sea manifes- tada como inmanifestada (esto es, “por delante y por detrás”). Ver Apocalipsis 4:6. “Y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás.” SUTRA 5 adadad YE da PoR aan | gem: RATA: YY: ARMAR: 1 | 26 La Ciencia Sagrada El aspecto de Parambrahma que consiste en el Amor Omnisciente es Kutastha Chaitanya. El Ser individual, como manifestación suya, es uno con Él. Kutastha Chaitanya, el Espíritu Santo, Purushottama. La Vida es la manifestación de Premabijam Chit (la Atracción, el Amor Omnisciente), el Omnipresente Espíritu Sagrado, el cual se denomina Espíritu Santo (Kutastha Chattanya o Purushottama). Ilumi- nando la Oscuridad (Maya), procura atraer a cada porción de ésta hacia la Divinidad. No obstante, tanto la Oscuridad (Maya) como sus partes indivi- duales” (Avidya, la Ignorancia) —siendo la repul- sión misma— no pueden absorber o captar la Luz Espiritual, sino sólo reflejarla. Abhasa Chaitanya o Purusha, los Hijos de Dios. El Espiritu Santo, siendo la manifestación de la Naturaleza Omnisciente del Padre Eterno, Dios, no es otra substancia sino Dios mismo); así pues, a tales reflejos de los rayos espirituales se les denomina los Hijos de Dios (Abhasa Chaitanya o Purusha). Ver San Juan 1:4, 5, 11. “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinie- blas no prevalecieron contra ella.” “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” ” Esto es, su presencia en cada ser humano. El Evangelio 27 SUTRA 6 Rasca dara, ARRE: | aa gía: dara HA: FAsMmamistoraada vita: | E | El Átomo, bajo la influencia de Chit (el conocimiento universal) forma el Chitta o aquel estado en el cual la mente se encuentra en calma. Al espiritualizarse, este estado se denomina Buddha, la Inteligencia. Su opuesto es Manas, la Mente, en la cual mora el fiva: el ser imbuido de Ahamkara o Ego, el concepto de separación de la existencia individual. Chitta, el Corazón; Ahamkara, el Ego, el hijo del hombre. Este átomo (Avidya o la Ignorancia) —encontrándose bajo la influencia del Amor Universal (Chit o el Espíritu Santo)— se transfor- ma y espiritualiza, al igual que las limaduras de hie- rro expuestas a un campo magnético; y al adqui- rir conciencia, la capacidad de sentir, se le deno- mina Mahat, el corazón, Chitta. En esta condición, nace en el ser la idea de su existencia individual: Ahamkara o el Ego, el hijo del hombre. Buddha, la Inteligencia; Manas, la Mente. El Átomo, una vez magnetizado de esta forma, tiene dos polos, uno de los cuales lo atrae hacia la Substancia Real (Sat), mientras que el otro lo repele. El primer polo se llama Sattva o Buddhi (la Inteligencia), la cual discierne la Verdad. El segundo, que es una parti- cula de la Repulsión —la Fuerza Omnipotente espi- 28 La Ciencia Sagrada ritualizada, como ya se dijo— crea, para su deleite (ananda), el universo de las ideas: Anandatwa o Manas, la Mente. SUTRAS 7-10 arar | | aa ARI Yo lc | dd fria: ua RR aña ls | caía Aga dE RNA | MIME | 90 | Chitta, el Átomo espiritualizado, en el cual aparece Ahamkara (la idea de la existencia separada del Ser), tiene cinco manifestaciones (electricidades etéricas). Estas cinco electricidades etéricas constitu- yen el cuerpo causal del Purusha. Mediante sus tres atributos o Gunas —Sativa (positivo), Rajas (neutralizante) y Tamas (nega- tivo) —las cinco electricidades (Pancha Tattwa) dan origen a los Guianendriyas (Órganos de los sentidos), Karmendriyas (Órganos de la acción) y Tanmatras (objetos de los sentidos). Estos quince atributos, más la Mente y la Inteligencia, constituyen los diecisiete “miem- bros sutiles”, el Lingasarira o el cuerpo sutil. Pancha Tattwa —las Causas Esenciales de la crea- El Evangelio 29 ción— constituyen el cuerpo causal. El Átomo espi- ritualizado, Chitta (el Corazón), siendo la Repul- sión manifiesta, produce cinco clases de electrici- dades etéricas, provenientes de cada una de sus cin- co partes: una desde el centro, dos desde los dos extremos y Otras dos desde los espacios compren- didos entre el centro y cada uno de los extremos. Estas cinco clases de electricidades, encontrándose bajo la influencia del Amor Universal (el Espíritu Santo) son atraídas hacia la Substancia Real (Sat), produciendo un campo magnético denominado el cuerpo de Sattva Buddhi o la Inteligencia. Puesto que estas cinco electricidades son la causa de todo lo creado, se les denomina Pancha Tattwa, las cinco Causas Esenciales, y se les considera el cuerpo cau- sal de Purusha, el Hijo de Dios. | Las tres Gunas, los atributos eléctricos. Puesto que las electricidades provienen del Chitta polari- zado, se encuentran también en un estado de pola- rización y están dotadas con sus tres atributos o Gunas. Sattva (positivo), Tamas (negativo), y Rajas (neutralizante). Los Guianendriyas, los cinco órganos de los sen- tidos. Los atributos positivos de las cinco electrici- dades son los Guianendriyas o los órganos de los sentidos del olfato, gusto, vista, tacto y oído. Siendo atraídos entre sí bajo la influencia de Manas (la Mente, el polo opuesto del Átomo espiritualizado) éstos constituyen el cuerpo del mismo. Karmendriyas, los cinco órganos de la acción. Los atributos neutralizantes de las cinco electricidades son los Karmendriyas u Órganos de la acción que 30 La Ciencia Sagrada generan la excreción, reproducción, locomoción (los pies), habilidad manual (las manos) y la locu- ción. Estos órganos, que son manifestaciones de la energía neutralizante del Átomo espiritualizado (Chitta, el Corazón), constituyen un cuerpo ener- gético, llamado el cuerpo de energía, la fuerza vital o Prana. Vishaya o Tanmatras, los cinco objetos de los sen- tidos. Los atributos negativos de las cinco electrici- dades son los cinco Tanmatras u objetos de los sen- tidos del olfato, gusto, vista, tacto y oído. Al unirse alos órganos de los sentidos a través del poder neu- tralizante de los órganos de la acción, los Tanmatras satisfacen los deseos del corazón. Lingasarira, el cuerpo sutil. Estos quince atribu- tos del Átomo espiritualizado, con sus dos polos —la Mente y la Inteligencia— constituyen el Lingasarira O Sukshmasarira, el cuerpo sutil del Purusha, el Hijo de Dios. SUTRAS 11, 12 da: arar Ramada Arama Saa ea AA Saad HO AMA 199 | carla agria: qa 197 1 PÁGINA OPUESTA: Este diagrama, preparado por los edi- tores, tiene el solo fin de mostrar la evolución de los distin- tos aspectos de la creación, y no pretende ilustrar la relación espacial de unos con otros. El Evangelio 31 A Í j | | Sl ol yA LOS HIJOS © A DEDIOS > Ex \ BUDDHI SS CUERPO CAUSAL —> NÓ No E 2 A E \ «X I 1 > | Z fos | SATTWA TAMAS | y KARMENDRIYAS CUERPO FÍSICO —> 32 La Ciencia Sagrada Los mencionados cinco objetos, que son los atributos negativos de las cinco electrici- dades, al combinarse entre sí, producen la idea de la materia burda en sus cinco aspec- tos: Kshits, sólidos; Ap, líquidos; Tejas, fuegos; Marut, substancias gaseosas; y Akasha, éter. Estos cinco aspectos de la materia burda y sus quince atributos —junto con Manas (la Mente o conciencia sensorial), Buddh: (la Inteligencia-discernimiento), Chitta (el Cora- zón o la capacidad de sentir), y Ahamkara (el Ego)— constituyen los veinticuatro princi- pios básicos de la creación. El burdo cuerpo físico. Los cinco objetos antes mencionados (los cuales constituyen los atributos negativos de las cinco electricidades), al combinar- se entre sí producen la idea de la materia burda, la cual se nos manifiesta en cinco aspectos diferentes: Kshiti (sólido), Ap (líquido), Tejas (igneo), Marut (gaseoso) y Vyoma o Akasha (etéreo). Éstos consti- tuyen la cubierta externa, llamada Sthulasarira o el burdo cuerpo material del Purusha, el Hijo de Dios. Veinticuatro Ancianos. Estas cinco materias burdas y los ya mencionados quince atributos, junto con Manas (la Mente), Buddh: (la Inteligencia), Chitta (el Corazón) y Ahamkara (el Ego), constituyen los vein- ticuatro principios o Ancianos mencionados en la Biblia. Ver Apocalipsis 4:4. “Y alrededor del trono habia veinticuatro tronos; y u sentados en los tronos a veinticuatro ancianos. ” El Evangelio 33 Los veinticuatro principios mencionados, que completan la creación de la Oscuridad o Maya, son simplemente el producto de la Ignorancia o Avidya y —puesto que tal Ignorancia está compuesta sólo de ideas, como dijimos antes— la creación no posee, en verdad, existencia alguna; es un mero juego de ideas insertado en la Substancia Eterna, Dios el Padre. SUTRA 13 ad aN AE 193! Este universo consta de catorce esferas, siete Swargas y siete Patalas. Siete esferas o Swargas. Este universo aquí descrito —— Samyama, la concentración del ser. Al disfrutar de estas percepciones, el ser humano cree, de un modo natural, en la existencia de la verdadera Luz Espiritual. Retirando su ser del mundo externo, se concentra en el sensorio. Esta concentración del ser se llama Samyama. Bhakti Yoga o bautismo, el segundo nacimiento del hombre. Mediante este Samyama o concentración del ser en el sensorio, el hombre es bautizado o absorbido por la corriente sagrada del Sonido Divi- no. Este bautismo se llama Bhakti Yoga. En este esta- do el ser humano se arrepiente, es decir, le vuelve la espalda a esta burda creación material nacida de la Oscuridad o Maya, ascendiendo en cambio hacia su Divinidad, el Padre Eterno, desde el cual había des- cendido; pasando entonces a través de la puerta del sensorio, entra en una esfera interna, Bhuvarloka. Este ingreso al mundo interno constituye el segun- do nacimiento del ser humano, y al alcanzar este estado se convierte él en un Devata o ser divino. El procedimiento 79 SUTRA 23 qa anar MAARA: 1331 La traducción de este sutra es idéntica al comentario siguiente. Los cinco estados del corazón humano. Cinco son los estados del corazón humano: oscuro, motivado, constante, consagrado y puro. En base a estos cin- co estados del corazón, puede clasificarse a los seres humanos y determinar el nivel que han alcanzado en su evolución. SUTRA 24 qeda Mudagidaa NIA Yana, AAT NET: PAARA md A l RX | En el estado oscuro del corazón, el ser hu- mano alberga ideas erróneas (acerca de todo). Este estado es el resultado de Avidya o la Ignorancia, y da origen a los hombres de la cas- ta más baja o Sudras. "Tales hombres pueden captar solamente lo que se relaciona con el mundo físico. Éste es el estado mental preva- lente en Kali Yuga, la Edad Oscura de un ciclo. El corazón oscuro. En el estado oscuro del corazón, el hombre se forma conceptos errados; piensa que esta porción de la creación, consistente de materia 80 La Ciencia Sagrada burda, es la única substancia real en existencia y que nada más existe. Tales ideas no son sino el pro- ducto de la Ignorancia o Avidya ya que la verdad es otra, tal como se ha explicado anteriormente. Sudra, la clase de los sirvientes. En este estado el hombre se denomina Sudra, o miembro de la clase de los sirvientes, pues es su deber natural en esta condición el prestar servicio a quienes pertenecen a una clase superior. Permaneciendo así en la com- pañía de estos últimos, prepara él su corazón para alcanzar una etapa superior. Kali Yuga, el ciclo oscuro. Este estado del hombre es llamado Kali. Cuando la generalidad de los seres humanos en un sistema solar determinado se en- cuentra en este estado, no siéndole ordinariamen- te posible superar tal condición, se dice que el sis- tema solar entero está en la era de Kali Yuga, el ciclo oscuro. SUTRAS 25, 26 E aa BARBARA Raa Raga AUTE aaa MATA | 4 | dd: ESE PAZO AAC | RG | Cuando el hombre lucha por alcanzar la ilu- minación, abandona la primera etapa en el plan de Brahma y entra entonces en la casta natural de los Kshatriya o guerreros. Bajo el empuje de las fuerzas evolutivas, lucha él por encontrar la verdad. Busca un El procedimiento 81 gurú y valora la guía espiritual de éste. El Kshatriya se vuelve así apto para residir en niveles superiores de entendimiento. El corazón motivado. Cuando el hombre alcanza un leve grado de iluminación, compara las expe- riencias que le aporta la creación material en su estado de vigilia con las experiencias que tiene él en sus sueños. Sabiendo que éstas últimas no son sino meras ideas, comienza a albergar dudas acer- ca de la existencia substancial de las primeras. Su corazón se ve entonces impulsado a descubrir la verdadera naturaleza del universo y lucha por disi- par sus dudas, buscando evidencia para determinar dónde yace la verdad. Kshatriya, la clase guerrera. En este estado, el ser humano es llamado Kshatriya o miembro de la clase de los guerreros. Para él, luchar en la forma antes descrita se convierte en su deber natural, cuyo cumplimiento puede permitirle discernir la natu- raleza de la creación y obtener un verdadero cono- cimiento de ella. Sandhisthala, la condición entre lo superior y lo inferior. Este estado del ser humano, Kshatriya, es llamado también Sandhisthala o la condición entre lo superior y lo inferior. En este estado, los hombres ansían el conocimiento verdadero y necesitan con- tar para ello con la ayuda de sus semejantes. De allí que surja en sus corazones el amor mutuo, requisi- to fundamental para alcanzar la salvación. Motivado por la tendencia dinámica de tal amor, el ser humano cultiva afectuosamente la compañía 82 La Ciencia Sagrada de quienes disipan sus problemas, aclaran sus dudas y le brindan paz. Evitando, por otra parte, cuanto le produzca el efecto contrario, se dedica también al estudio científico de las escrituras de los personajes divinos. Cuando el hombre encuentra al Sat-Guru, el Salvador. De esta forma, el ser humano aprende a apreciar en qué consiste la verdadera fe. Y, cuando tiene la fortuna de contar con la divina companía de un ser iluminado que consienta en servirle gene- rosamente como su Sat-Guru, Maestro Espiritual, o Salvador, comprende él también la condición real de tales seres. Siguiendo afectuosamente los pre- ceptos sagrados, aprende a concentrar su mente, enfocando sus órganos de los sentidos en su centro común o sensorio, Sushumnadwara, la puerta de la esfera interna. Allí percibe él el cuerpo luminoso de Juan el Bautista o Radha, y escucha el Sonido sagrado (Amén, Om) cual el de una corriente o río. Al ser absorbido o bautizado en esa corriente, comienza a retornar hacia su Divinidad, el Padre Eterno, a través de las diversas Lokas o esferas de la creación. SUTRA 27 PIAR: HARÍA Hd aer | 7 | Los mundos o Lokas de la creación son siete: Bhu, Bhuvar, Swar, Mahar, Jana, Tapo y Satya. (Esta tierra y el “estado terrenal” de la con- ciencia humana se denominan Bhuloka). El procedimiento 83 Los siete Lokas. En el camino hacia la Divinidad, existen siete esferas o etapas de la creación, deno- minadas Swargas o Lokas por los sabios orientales, como dijimos en el Capítulo 1:13. Éstas son: Bhuloka, la estera de las materias burdas; Bhuvarloka, la esfera de las materias sutiles o atributos eléctri- cos; Swarloka, la esfera de los polos magnéticos y auras o electricidades; Maharloka, la esfera de los magnetos, los átomos; Janaloka, la esfera de los Reflejos Espirituales, los Hijos de Dios; Tapoloka, la esfera del Espíritu Santo, el Espíritu Universal; y Satyaloka, la esfera de Dios, la Eterna Substancia, Sat. De estos siete planos, los primeros tres (Bhu- loka, Bhuvarloka y Swarloka) constituyen la creación material, el reino de la Oscuridad o Maya; y los últi- mos tres (Janaloka, Tapoloka y Satyaloka) constituyen la creación espiritual, el reino de la Luz. Maharloka O la esfera del átomo, situada en un punto medio entre ambos reinos, es la “puerta” que conecta estos dos mundos —material y espiritual— de la creación y es también llamada Dasamadwara, la décima puerta o Brahmarandhra, el camino a la Divinidad. SUTRA 28 gas a: ARRASATE fas, qa Raa Arara grana: Ic | Al entrar al Bhuvarloka (“el aire” o “el mun- do de la fluctuación”), el ser humano se trans- forma en Dvija o “nacido por segunda vez”. 84 La Ciencia Sagrada Comprende la segunda parte de la creación material, consistente en las fuerzas más sutiles y refinadas. Este estado mental es el que pre- valece en el Dwapara Yuga. Dwija o los nacidos por segunda vez. Cuando el ser humano, habiendo sido bautizado, comienza a arre- pentirse y a retornar al Padre Eterno, retirando su ser del burdo mundo material (Bhuloka) y entran- do en el mundo de la materia sutil (Bhuvarloka) , se dice que pertenece a la clase de Duija o de los naci- dos dos veces. En este estado, comprende sus elec- tricidades internas, la materia sutil que constituye la segunda parte de la creación. Se percata enton- ces de que cuanto existe en el mundo externo es substancialmente sólo una simple fusión o unión — producida por la operación de su mente y con- ciencia— de los objetos sutiles internos de los sen- tidos (los atributos negativos de las electricidades) con los cinco órganos de los sentidos (los atributos positivos) a través de los cinco órganos de la acción (los atributos neutralizantes). El corazón constante. Este estado del ser humano se llama Dwapara. Cuando ésta es la condición natu- ral de la mayoría de los seres humanos en un sis- tema solar determinado, se dice que ese sistema solar entero se encuentra en la era de Dwapara Yuga. En el estado de Dwapara, el corazón se vuel- ve constante. Si el hombre permanece en la condición bautis- mal, y continúa inmerso en la corriente sagrada, lle- ga gradualmente a un dichoso estado en el cual, El procedimiento 85 retirando su corazón de cuanto concierne al mun- do externo, se consagra del todo al mundo interior. SUTRA 29 ai Raana gR: aida: SS REE EEG 3d, dal fa MEA LRS I En el Swarloka (“el cielo”), le es posible al ser humano comprender los misterios de Chitta —la tercera parte o parte magnética— de la creación material y se transforma en Vipra (un ser casi perfecto). Éste es el estado mental que prevalece en Tetra Yuga. El corazón consagrado. En este estado de consagra- ción, el hombre retira su ser del mundo de los atri- butos eléctricos (Bhuvarloka) y entra en el mundo de los atributos magnéticos, las electricidades y los polos (Swarloka). Entonces le es posible compren- der Chitta, el Corazón, la tercera parte (o parte mag- nética) de la creación. Este Chitta, como explicamos en el Capítulo 1, es el Átomo espiritualizado — Avidya o la Ignorancia— y constituye parte de la Oscuridad o Maya. Con la comprensión de este Chitta, el hombre adquiere la capacidad de com- prender la Oscuridad en su totalidad o Maya mis- ma, de la cual forman parte tanto Chitta como la creación entera. Se dice, entonces, que el hombre pertenece a la clase de seres casi perfectos o Vipra. 86 La Ciencia Sagrada Dicho estado se llama Treta, y cuando ésta es la con- dición natural que predomina entre los seres humanos de un sistema solar determinado, se dice que dicho sistema entero se encuentra en la era de Treta Yuga. SUTRA 30 rea Rara Hora gra dd: ada dd AAA ATA ACA AU | zo | Por medio del verdadero arrepentimiento, el ser humano alcanza Maharloka (el “gran mundo”) y acaba su sujeción a la influencia de la Ignorancia o Maya, alcanzando la pureza del corazón. Entra así en la casta natural de los Brahmanes (“los conocedores de Brahma”). Éste es el estado mental que prevalece en Satya Yuga. El corazón puro. Al continuar avanzando hacia Dios, el hombre eleva su ser a Maharloka, la región del magneto, el Átomo. Habiéndose removido todas las capas de la Ignorancia, su corazón alcanza un estado de pureza, desprovisto de toda idea externa. El ser humano es capaz de comprender entonces la Luz Espiritual, Brahma o la Substancia Real del universo: la última parte de la creación, la parte espiritual y eterna. En esta etapa el hombre se deno- mina Brahmán o miembro de la clase espiritual. El procedimiento 87 Dicha etapa de la evolución humana se llama Satya, y cuando ése es el estado natural de la humanidad en general en un sistema solar determinado, se dice que ese sistema solar entero se encuentra en la era de Satya Yuga. SUTRAS 31, 32 qa: dramas aso Aaa HARTA | 39-33 | Cuando, en lugar de reflejar meramente la Luz Espiritual, el ser humano la manifiesta, se eleva él a Janaloka, el reino de Dios, e ingre- sa entonces en Tapoloka, la esfera de Kutastha Chaitanya. Al abandonar la vana idea de su existencia individual separada, entra en Satyaloka, en donde alcanza el estado de liberación final o Kaivalya, la unión con el Espíritu. En esta forma, cuando el corazón se ha purifica- do, ya no refleja simplemente la Luz Espiritual, el Hijo de Dios, sino que la manifiesta. Y al ser así con- sagrado o ungido por el Espíritu, se transforma en Cristo, el Salvador. Éste es el único camino a través del cual el hombre, habiendo sido nuevamente bautizado o absorbido por el Espíritu, puede ele- varse sobre la creación nacida de la Oscuridad y entrar en janaloka, el Reino de Dios (esto es, en la 88 La Ciencia Sagrada creación nacida de la Luz). En este estado el ser humano se llama Jfivanmukta Sannyasi, como el Senor Jesús de Nazaret. Ver San Juan 3:5 y 14:6. “De cierto, de cierto te digo, que el que no nacie- re de agua y del Espiritu, no puede entrar en el rei- no de Dios.” “Jesús les dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mi.” En este estado, el hombre comprende que no es él sino una idea efímera que descansa sobre un frag- mento del Espíritu Santo universal de Dios, el Padre Eterno. Y al entender el verdadero significado de la adoración, sacrifica su ser ante el Espíritu Santo, el altar de Dios; abandonando la vana idea de su exis- tencia individual separada, “muere” o se disuelve en el Espíritu Santo universal y, de este modo, alcanza Tapoloka, la región del Espíritu Santo. De esta manera, siendo uno y el mismo con el Espíritu Santo universal de Dios, el ser humano se unifica con el mismo Padre Eterno y llega así a Satyaloka. Alí comprende que la creación entera es substancialmente sólo una simple idea-representa- ción de su propia naturaleza, y que nada existe en el universo aparte de su propio Ser. Este estado de unificación se denomina Kaivalya, el Único Ser. Ver Apocalipsis 14:13 y San Juan 16:28. “Bienaventurados de aquí en adelante los muer- tos que mueren en el Senor.” “Salí del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. ” CAPÍTULO 4 fala: LA REVELACIÓN SUTRAS 1-3 SES E AE: 9 Eep M AT |R | ARAN ARA N JAR ATT ARUEAAA Y gía 131 El hombre alcanza el estado de perfección mediante la purificación de sus tres cuerpos. También puede alcanzarlo por la gracia del gurú. La purificación se obtiene a través de la Naturaleza, la autodisciplina y los mantras. Por medio de la Naturaleza se purifica la matería densa (el cuerpo físico); por medio de la autodisciplina se purifica la materia sutil (el cuerpo sutil); por medio de los mantras se purifica la mente. La condición de perfección se alcanza mediante la purificación del cuerpo en todos sus aspectos. La purificación del cuerpo físico puede lograrse por medio de elementos generados por la Naturaleza conjuntamente con él; la purificación del cuerpo eléctrico, conservando la paciencia en toda cir- cunstancia; y la purificación del cuerpo magnético 89 90 La Ciencia Sagrada (RT Chitta, el Átomo espiritualizado, el Corazón), regulando el aliento, proceso denominado mantra, el purificador de la mente (41: Wa 3R 4), El método a seguir para purificar los tres cuerpos pue- de aprenderse a los pies de aquellos personajes divi- nos que son testimonios de la Luz y dan prueba de la Conciencia del Cristo. SUTRAS 4, 5 AAA amara HSA | | GUY TA Mad Aa: AY la | Por el sagrado efecto del mantra, es posible oir el sonido de Pranava o sonido de Om. El devoto puede escuchar el sonido sagra- do de diversas maneras, según sea la etapa que haya alcanzado en su desarrollo (en la purifi- cación de su corazón). Mediante la práctica de la regulación del alien- to, bajo la guía del Maestro Espiritual (Sat-Guru), el Verbo Sagrado (W, NS Pranava o Sabda) se manifiesta espontáneamente, tornándose audible. Cuando este mantra (el Verbo o Pranava) se pone de manifiesto, la respiración se atempera, lo cual detiene el deterioro del cuerpo físico. Este Pranava se manifiesta en diferentes formas en las distintas etapas de desarrollo, según sea el grado de purificación del corazón (Chitta). La Revelación 9] SUTRA 6 SK ESE! TIPA ATA E | Quien cultiva el amor innato del corazón, obtiene la guía de un gurú y comienza a reco- rrer el sendero de la disciplina espiritual (sadhana). Se transforma entonces en un Pravartaka o iniciado. Se ha explicado ya qué es un Sat-Guru y cómo cul- tivar su compañía. Cuando el hombre está dotado del don celestial del amor puro, se siente natural- mente dispuesto a evitar la compañía de aquello que es Asat y a cultivar, en cambio, la compañía de lo que se ha descrito como Sat. Si cultiva afectuosamente la compañía de Sat, puede que tenga la buena fortu- na de ser grato a los ojos de quien generosamente consienta en servirle como su Sat-Guru o Maestro Espiritual. Al cultivar su divina companía, se desa- rrolla en el corazón del discípulo la tendencia (Pravritti) a liberarse de su esclavitud a la creación nacida de la Oscuridad o Maya. Se convierte enton- ces en un Pravartaka, un iniciado en las prácticas de Yama y Niyama, las abstenciones y las observancias ascéticas necesarias para obtener la salvación. SUTRA 7 ÍA AAN AREA EA NATA A AMAR AAA 1 | 92 La Ciencia Sagrada Mediante la práctica de Yama y Niyama, las ocho mezquindades del corazón humano desaparecen y se manifiesta la virtud. El hom- bre se convierte así en un Sadhaka, un verda- dero discípulo, apto para alcanzar la salvación. Recordemos que al cultivar Yama y Niyama, las ocho mezquindades desaparecen del corazón humano y se manifiesta entonces la magnanimi- dad. Es en esta etapa cuando el hombre se torna idóneo para la práctica de la postura ascética y los otros métodos preconizados por su Sat-Guru para obtener la salvación. Al perseverar en la aplicación de los mismos, se convierte en un Sadhaka o disci- pulo. | SUTRA 8 Marais Mara AA | CL | Al avanzar en santidad y escuchar el sagra- do sonido de Om se transforma en Siddha, un personaje divino. En relación a lo expuesto en el Capítulo 3, se verá que el discípulo, al pasar por las diferentes etapas, se vuelve capaz de concebir en su corazón los diferentes objetos de la creación. Se apreciará también que al avanzar gradualmente, a través de los diversos estados de la meditación, llega final- mente a percibir, por medio de su concentración La Revelación 93 en el sensorio, el sonido especial de Pranava o Sabda, el Verbo sagrado. Cuando esto ocurre, el corazón se torna divino y el Ego (Ahamkara, o hijo del hombre) es absorbido o bautizado por la corriente de ese sonido, convirtiéndose entonces el discípulo en un Siddha, es decir, un iniciado o ser iluminado. SUTRA 9 Aia Aa aaa aña: ls 1 Entonces percibe él las manifestaciones del Espíritu y atraviesa los siete Patala Lokas (o cen- tros espinales), contemplando los siete rishis. Al alcanzar el estado bautismal (Bhakti Yoga, o Surat Sabda Yoga, absorción del Ego en el Sonido sagrado), el hombre se arrepiente y retirando su ser del mundo externo de la materia burda, Bhuloka, ingresa al mundo interno de la materia sutil, Bhuvarloka. Alí percibe él la manifestación del Espíritu, la verdadera Luz, en forma de siete estre- llas situadas en siete centros o puntos de resplan- deciente luz astral, los cuales se han comparado con siete candeleros de oro. Estas estrellas —por ser la manifestación de la Luz verdadera, el Espíritu— se denominan ángeles o rishis y aparecen una tras otra en la mano derecha del hijo del hombre, es decir, en la “vía derecha” que le conduce a la Divinidad. Los siete candeleros de oro son los siete centros tuminosos del cuerpo donde se manifiesta el 94 La Ciencia Sagrada Espíritu; éstos son: el cerebro (sahasrara); el bul- bo raquídeo (ajna chakra) y los cinco centros espi- nales: cervical (vishuddha), dorsal (anahata), lum- bar (manipura), sacro (swadhishthana) y coccigeo (muladhara). El Ego o hijo del hombre debe pasar por estos siete centros o iglesias, para llegar hasta la Divinidad. Ver Apocalipsis 1:12, 13, 16, 20 y 2:1. “Y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al hijo del hombre.... Tenía en su diestra siete estrellas. ” “El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los sie- te candeleros que has visto, son las siete iglesias. ” “El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto.” En este estado bautismal (Bhakti Yoga, o Surat Sabda Yoga), el Ego, Surat, el hijo del hombre, atra- vesando paulatinamente los siete lugares mencio- nados, adquiere el conocimiento de éstos y cuando termina su viaje a través de todas estas regiones, comprende la verdadera naturaleza del universo. Retirando entonces su ser de Bhuvarloka, la crea- ción material sutil, entra en Swarloka, el origen de toda la materia, tanto sutil como burda. Allí, cir- cundando su Corazón —el Átomo, el trono del Espíritu como Creador— percibe él la forma astral luminosa de siete colores como un arco iris provis- ta de cinco electricidades y dos polos: la Mente y la Inteligencia. En esta esfera compuesta de electrici- La Revelación 95 dades, mente e inteligencia —el origen de todos los objetos sensoriales y de los órganos de percepción para su goce— el hombre alcanza la satisfacción completa al contar con todo cuanto desea y adqui- rir así un conocimiento total. De allí que esta for- ma astral con sus [cinco] electricidades y sus [dos] polos (las siete partes antes mencionadas), haya sido descrita como un cofre sellado en cuyo inte- rior yace el conocimiento, o como un libro con sie- te sellos. Ver Apocalipsis 4:3 y 5:1. “Y había alrededor del trono un arco iris.” “Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. ” SUTRA 10 dl aAa AENEA aaeain: | 90 | Entonces, gracias al conocimiento y el poder del yoga, el ser humano obtiene la supremacía sobre los siete Swargas (cielos). Disolviendo las cuatro ideas originales (los “cuatro manus” o pensamientos primordiales que dieron origen a la creación), alcanza él la salvación. Atravesando Swarloka, el hijo del hombre llega a Maharloka —el lugar del magneto (el Atomo)— cuyas cuatro partes consisten en las ideas de la 96 La Ciencia Sagrada manifestación (el Verbo), el Tiempo, el Espacio y la partícula (el Átomo). Tal como se dijo en el Capítulo 1, este Maharloka representa a Avidya o la Ignorancia, que engendra la idea de una existen- cia separada del ser y es el origen del Ego, el hijo del hombre. Y puesto que la Ignorancia, que es el origen del hombre (nma manava), se manifiesta a través de las cuatro ideas recién mencionadas, tales ideas se denominan los cuatro manus (33 + 9 = HAE) o los orígenes del hombre. SUTRA 11 dr gama aeaa: 199 | Y al triunfar así sobre los poderes de la Oscuridad y la Ignorancia, el hombre se vuelve uno con Dios. Maharloka, el lugar del Magneto (Átomo), es la puerta (Brahmarandhra o Dasamadwara), situada entre la creación material y la espiritual. Cuando el Ego, el hijo del hombre, llega a esta puerta, com- prende la Luz Espiritual y es bautizado. Al atrave- sar esta puerta se eleva por sobre la creación “idea- cional” de la Oscuridad o Maya y, adentrándose en el mundo espiritual, recibe la Luz verdadera y se transforma en el Hijo de Dios. Así el hombre, en su condición de Hijo de Dios, se libera de su escla- vitud a la Oscuridad o Maya, y toma posesión de todas las aisuaryas, poderes extraordinarios deriva- dos de la ascesis. Estas arsvaryas son de ocho tipos: La Revelación 97 Anima, el poder de reducir tanto como se desee el tamaño del propio cuerpo, o de cualquier otra cosa, volviéndolo incluso tan minúsculo como un átomo o anu. Mahima, el poder de aumentar tanto como se desee el tamaño (mahat) del propio cuerpo o de cualquier otra cosa. Laghima, el poder de alivianar tanto como se desee el peso (laghu) del propio cuerpo o de cual- quier otra cosa. Garima, el poder de aumentar tanto como se desee el peso (guru) del propio cuerpo o de cual- quier otra cosa. Prapti, el poder de obtener (apti), cualquier cosa que se desee. Vasitwa, el poder de controlar (vasa), cualquier cosa. Prakamya, el poder de satisfacer todos los deseos (kama) por medio de una fuerza de voluntad irre- sistible. Isitwa, el poder de convertirse en Jsa o Señor de cuanto existe. Ver San Juan 14:12. “De cierto, de cierto os digo: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayo- res hará, porque yo voy al Padre.” SUTRA 12 da: aaa ddr | 98 La Ciencia Sagrada aa AAA AA: AEREA TAO ARA | 9R | El conocimiento de la evolución, la vida y la disolución conducen a la completa emancipa- ción de las ataduras de Maya o el engaño. Al contemplar el ser en el Ser Supremo, el hom- bre conquista la libertad eterna. De este modo, el hombre —disponiendo de los poderes antes mencionados (aisvaryas) poderes extraordinarios derivados de la ascesis— compren- de plenamente que el Espíritu Eterno (el Padre, la única Substancia Real) es la Unidad, el Todo Perfecto, y que su propio Ser no es sino una mera idea que reposa sobre un fragmento de la Luz Espiritual. Al lograr esta comprensión, el ser huma- no abandona completamente la vana idea de la existencia separada de su propio Ser y se une al Espíritu Eterno, Dios el Padre. Como se explica en esta obra, tal unión con Dios es Kazvalya, la supre- ma meta del ser humano. Ver Apocalipsis 3:21. “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” CONCLUSIÓN “El amor rige la corte, el campo y el bosque; a los hombres abajo y en lo alto a los santos: porque el amor es cielo y el cielo es amor.” En la estrofa recién citada’, el poeta ha expresa- do maravillosamente el poder del amor. Se ha demostrado claramente en las páginas anteriores que “el Amor es Dios”, no simplemente como el más noble sentimiento del poeta sino como la expresión de una eterna verdad. Si un hombre cub- tiva adecuadamente este principio que existe en forma natural en su corazón —no importa cual sea su credo religioso ni su posición social— tendrá la seguridad de estar siguiendo la senda correcta que lo salvará de extraviarse en esta creación nacida de la Oscuridad o Maya. En las páginas precedentes se ha demostrado cómo puede cultivarse el amor, y cómo, mediante su cultivo, se logra desarrollarlo. Asimismo, se de- muestra que es únicamente a través del desarrollo del amor como le es posible al hombre encontrar a su Preceptor Espiritual, mediante cuyo favor es bau- tizado nuevamente en la corriente sagrada y sacrifi- ca su Ser ante el altar de Dios, uniéndose así al Padre Eterno por siempre y para siempre. Concluyendo este pequeno volumen, se exhorta ardientemente al lector a no olvidar jamás la suprema meta de la vida. Shankaracharya, el sabio iluminado, ha dicho: ' Segunda estrofa del tercer canto de The Lay of the Last Minstrel, de Sir Walter Scott. 99 100 La Ciencia Sagrada rama da daga | ate amara mala naaa tar 11” [“La vida es siempre insegura e inestable, cual una gota de agua sobre una hoja de loto. La com- pañía de un personaje divino, aunque sea por un instante, puede salvarnos y redimirnos”.] 101 Reseña del autor Swami Sri Yukteswar, ejemplifica en forma ideal el anti- guo patrimonio de los riskis iluminados de la India, y es venerado como un Guianavatar (“encarnación de la sabi- duría”) por personas de todo el mundo que han sido ins- piradas por su vida y enseñanzas. Él demostró que había alcanzado el dominio de sí mismo y la realización divina: la meta suprema que han aspirado conquistar los buscadores de la Verdad a través de los siglos. Infancia y juventud f Sri Yukteswar, cuyo nombre de familia era Priya Nath Karar, nació en Serampore (cerca de Calcuta) en 1855, y fue el único hijo de Kshetranath y Kadambini Karar. Su padre, Kshetranath, era un adinerado hombre de negocios y su familia poseía varias propiedades en aquella región. Incluso desde niño el joven Priya demostró una aguda inteligencia y una sed insaciable de conocimientos. Como ocurre a menudo con quienes poseen un intelecto superior, sin embargo, la educación formal constituyó para él más bien un impedimento que una ayuda, por lo cual sus estu- dios académicos no fueron extensos. Kshetranath Karar murió cuando su hijo era todavía un niño y, en consecuencia, Priya Nath debió asumir a muy temprana edad la responsabilidad de administrar las pro- piedades familiares. Se casó en su juventud, pero quedó viu- do algunos años más tarde; su única hija falleció siendo muy joven, poco después de haberse casado. La búsqueda de la Verdad condujo a Priya Nath al gran maestro Lahiri Mahasaya de Benarés, quien enfatizó que Kriya Yoga es el medio más eficaz para alcanzar la realiza- ción de Dios, siendo el primero en enseñar sin restriccio- nes esta antigua ciencia de meditación en los tiempos modernos. Con la guía de Lahiri Mahasaya y mediante su práctica personal de Kriya, Sri Yukteswar alcanzó el supre- 101 102 La Ciencia Sagrada mo estado de realización espiritual, en el cual, como des- cribe en La Ciencia Sagrada, “se abandona por completo la vana idea de la existencia separada del propio Ser y se une al Espíritu Eterno, Dios el Padre. Este estado de unión con Dios es Kazvalya, la suprema meta del hombre”. Origen de La Ciencia Sagrada Sri Yukteswar advirtió que una sintesis de la herencia espiritual del Oriente y la ciencia y tecnología de Occidente contribuiría considerablemente a aliviar los sufrimientos materiales, psicológicos y espirituales prevalecientes en el mundo moderno. Él estaba convencido de que podrían lograrse importantes adelantos, tanto en el plano individual como en el internacional, mediante el intercambio de las mejores características de ambas culturas. Estas ideas se con- cretaron gracias a su extraordinario encuentro con el Maha- vatar Babaji, gurú de Lahiri Mahasaya, en 1894, Sri Yukteswar relató la historia de esa memorable ocasión de la manera siguiente": “Bienvenido, Swamy’, Babaji me dijo afectuosa- mente. “Señor”, le contesté con énfasis, “yo no soy un swami.” “Aquéllos a quienes la Divinidad me señala para otorgarles el título de swami, nunca lo desechan.” El santo se dirigía a mí con sencillez, pero sus palabras resonaban con profunda convicción; en un instante, me vi envuelto en una ola de bendición. Sonriendo ante mi súbito ascenso a la antigua orden monástica”, ' Según relatara Paramahansa Yogananda en el capítulo 36 de su Autobiografía de un Yogui. * Sri Yukteswar fue posteriormente iniciado de modo formal como miembro de la Orden de los Swamis por el Mahani (superior del monasterio) de Buddha Gaya en Bengala. En aquella ocasión, tomó el nombre monástico de Swami Sri Yuk- teswar (“unido a Dios”), renunciando a su nombre secular. Reseña del autor 103 me incliné reverentemente ante aquel angélico gran ser que, en forma humana, me había honrado de esa manera... “Ya veo que estás tan interesado en Occidente como en Oriente.” El rostro de Babaji se iluminó con la luz de la aprobación. “Siento la angustia de tu cora- zón con igual amplitud para todos los hombres. Es por esto que te he hecho venir aquí. Oriente y Occi- dente deben establecer un verdadero “sendero dora- do” de actividad y espiritualidad combinadas”, conti- nuó diciendo. “La India tiene mucho que aprender de Occidente en desarrollo material; a su vez, la India puede enseñar métodos universales por medio de los cuales el Occidente podría cimentar sus creencias religiosas sobre las inconmovibles bases de la ciencia del Yoga.” “Tú, Swamiji, tenes una misión que cumplir en el advenimiento de un armónico intercambio entre Oriente y Occidente. Dentro de algunos años te enviaré a un discípulo a quien podrás adiestrar para la difusión del yoga en Occidente. Desde allá, las vibraciones de muchas almas espiritualmente sedien- tas fluyen hacia mí. Percibo la existencia de santos potenciales tanto en América como en Europa, que esperan únicamente ser despertados...” “A mi súplica, Swami, hazme el favor de asumir otra tarea”, me dijo el gran Maestro. “¿No querrías escribir un breve libro señalando la básica armonía existente entre las Escrituras cristianas e hindúes? Demuestra, a través de citas paralelas, que los inspi- rados hijos de Dios han hablado de la misma verdad.” De regreso en Serampore, Sri Yukteswar dio comienzo a sus esfuerzos literarios. “En la quietud de la noche, me dediqué a comparar la Biblia con las escrituras de Sanatan Dharma”, relató posteriormente. “Citando las palabras de ” Literalmente, la “religión eterna”, nombre que se da al con- 104 La Ciencia Sagrada Jesús, he demostrado que sus enseñanzas coinciden, en esencia, con las revelaciones de los Vedas. Con las bendi- ciones de mi fparamguru*, pude terminar mi libro, La Ciencia Sagrada, en muy breve tiempo.” El entrenamiento de sus discípulos Con el paso de los años, Sri Yukteswar comenzó a acep- tar discípulos con el fin de proporcionarles entrenamiento espiritual. Su casa paterna en Serampore se transformó en su ermita; posteriormente, construyó un ashram adicional junto al mar en Puri, a 482 kilómetros al sur de Calcuta. En 1910 Sri Yukteswar conoció al discípulo que Babaji le había prometido enviarle para divulgar el Yoga en el Occidente: Mukunda Lal Gosh, a quien Sri Yukteswar con- firió más tarde el nombre monástico de Paramahansa Yoga- nanda. En su Autobiografía de un Yogui, Paramahansaji des- cribió en forma detallada los numerosos años en que reci bió la disciplina espiritual del Swami Sri Yukteswar, pro- porcionando un fascinante retrato biográfico de su gurú, algunos de cuyos pasajes presentamos a continuación: “La vida diaria en la ermita se deslizaba suavemente, con muy pocas variaciones. Mi Gurú se despertaba antes del amanecer y, recostado en el lecho o sentando en él, entra- ba en el estado de samadh... “El desayuno no era inmediato; primero venía un largo paseo por el Ganges. Estos paseos matutinos con mi Maestro, ¡cuán reales y vívidos permanecen conmigo! En la facil evocación de mi memoria, con frecuencia me encuen- junto de las enseñanzas védicas que constituye la base del hinduismo. * El gurú de nuestro propio gurú; en este caso, Mahavatar Babaji. * Samadhi (literalmente, “dirigir juntos”) es un estado supra- consciente de bienaventuranza en el cual el yogui perci- be la identidad del alma individualizada y del Espíritu Cósmico. Reseña del autor 105 tro a su lado; el temprano sol calienta el río y su voz resue- na plena de auténtica sabiduría. “Luego un baño; después, la comida de mediodía. Su preparación, de acuerdo con las instrucciones diarias del Maestro, era la más cuidadosa tarea de sus jóvenes discípu- los. Mi gurú era vegetariano. Ántes de acogerse a la vida monástica, comía huevos y pescado. Su consejo a los estu- diantes era el de seguir una dieta sencilla y adecuada a la constitución de cada uno. “Los visitantes hacían su aparición por la tarde. Una corriente continua llegaba del mundo a la tranquila ermi- ta. Todos encontraban en mi Maestro idéntica cortesía y fineza. Para un hombre que se ha realizado a sí mismo como un alma y no como un cuerpo ni ego, el resto de la huma- nidad asume un aspecto de notable similitud. “Las ocho de la noche era la hora de la cena, y a veces aún se encontraban en la ermita algunos visitantes. Mi Maestro no se excusaba para ir a comer solo; nadie salía de la ermita hambriento o insatisfecho. Sri Yukteswar jamás carecía de recursos ni se desanimaba ante la llegada de visi- tantes inesperados; con pocos alimentos organizaba un banquete bajo su ingeniosa dirección. Sin embargo, era económico, y sus modestos recursos le llevaban lejos. “Vivid cómodamente con vuestro presupuesto”, decía con fre- cuencia. ‘La extravagancia os aportará incomodidades.’ En los detalles de la ermita, ya fueran agasajos, reparaciones del edificio o en cualquier otra cosa, el Maestro mostraba la originalidad de un espíritu creador. “Las quietas horas de la noche a menudo brindaban una de las disertaciones de mi gurú, tesoros que desafiaban al tiempo. Cada expresión suya era cincelada por la sabiduría. Una sublime confianza en sí mismo marcaba el incompa- rable estilo de su expresión. Hablaba siempre como nadie había hablado jamás, según mi experiencia. Sus pensa- mientos eran pesados en la delicada balanza del discerni- miento antes de ser expresados exteriormente. La esencia 106 La Ciencia Sagrada de la verdad, plenamente trascendente aun en su aspecto fisiológico, brotaba de él como una fragante exudación del alma. Yo tenía invariablemente la conciencia de que estaba ante la presencia de una viviente manifestación de Dios. El peso de su divinidad hacía que automáticamente me incli- nara con reverencia ante él. “Fuera de las escrituras sagradas, mi Maestro leía muy raramente. Sin embargo, estaba invariablemente enterado de los más recientes descubrimientos de la ciencia, así como de otros progresos del conocimiento. Conversador admira- ble, con gusto cambiaba opiniones sobre innumerables tópicos con sus huéspedes. Su agudo ingenio y su vibrante risa amenizaban todas sus conversaciones. Aun cuando gra- ve, el Maestro no estaba nunca deprimido. ‘Para encontrar al Señor no es necesario desfigurarse el rostro”, solía decir, citando el pasaje bíblico”. “Recordad que el encuentro con Dios ha de ser el entierro de todos los pesares.” “Entre los filósofos, profesores, abogados y científicos que visitaban la ermita, muchos llegaban por primera vez esperando encontrarse con un dogmático religioso. Una altiva sonrisa o una mirada llena de condescendiente tole- rancia revelaba ocasionalmente la actitud de los visitantes, quienes no esperaban recibir otra cosa que unas pocas pláticas piadosas. Mas, luego de haber charlado con Sri Yukteswar y descubierto que él poseía conocimientos pre- ciosos acerca de sus respectivas especialidades, los visitantes se mostraban reticentes a abandonar su compania. “El Maestro contaba con un gran número de doctores entre sus discípulos. *Aquéllos que han estudiado fisiología, deberían extender sus estudios a la ciencia del alma”, les decía. ‘Un sutil mecanismo espiritual está oculto tras la estructura del cuerpo. “Toda la creación está gobernada por Leyes”, decía Sri Yukteswar. “Las que se manifiestan en el mundo exterior, * San Mateo 6:16, Reseña del autor 107 descubiertas por los científicos, son llamadas leyes natura- les. Pero hay leyes más sutiles, que rigen los reinos de la conciencia; pueden ser estas leyes conocidas a través de la ciencia del Yoga. Los planos espirituales ocultos tienen sus leyes y principios naturales de operación. No es el físico, sino el Maestro plenamente realizado quien comprende la verdadera naturaleza de la matería. Cristo pudo restaurar la oreja del centurión, después que ésta había sido des- prendida por uno de sus discípulos.” “Mi Maestro explicaba la Biblia cristiana con una her- mosa claridad. Fue de mi gurú hindú —desconocido para la cristiandad— de quien aprendi a percibir la inmortal esencia de la Biblia... Jamás escuché a persona alguna, en el Oriente ni en el Occidente, exponer las escrituras cris- tianas con un conocimiento espiritual tan profundo como el de Sri Yukteswar. “Sri Yukteswar aconsejaba a sus estudiantes convertirse en eslabones vivientes de las virtudes orientales y occiden- tales. Él mismo, ejecutivo como un occidental en sus cos- tumbres externas, era un oriental en sus costumbres espi- rituales. Alababa el progreso y los recursos higiénicos del Occidente y los ideales religiosos que han dado su gloria centenaria al Oriente. “Sri Yukteswar era de naturaleza reservada y positiva- mente práctica. Nada recordaba en él al absorto y alienado visionario. Sus pies descansaban firmemente sobre la tierra, mientras su cabeza permanecía anclada en el cielo. La gen- te práctica despertaba su admiración. “¡La santidad no es sinónimo de estupidez! ¡Las percepciones divinas no son incapacitantes!”, solía decir. “La activa expresión de la vir- tud da nacimiento a la más aguda inteligencia.” “La intuición de Sri Yukteswar era tan penetrante que, sin prestar atención a las palabras de su interlocutor, a menudo solía responder a sus pensamientos no expresa- dos... Las verdades reveladas por la divina visión interior, son a menudo dolorosas para los oídos mundanos. Mi 108 La Ciencia Sagrada Maestro no era popular entre los estudiantes superficiales. Los sabios, siempre pocos en número, lo reverenciaban intensamente. Me atrevería a decir que Sri Yukteswar hubie- ra sido el más solicitado gurú de la India, si sus palabras no hubiesen sido tan francas... “Era realmente asombroso ver a un Maestro de tan impe- tuosa voluntad permanecer en aquella calma. Él era un ejemplo de la definición védica de un hombre de Dios: “Más suave que la flor, cuando se trata de amabilidad; más potente que el rayo, cuando los principios están en juego”. “Con frecuencia me he hecho la reflexión de que mi Maestro pudo fácilmente haber sido un emperador o un conquistador que sacudiera el mundo, si su mente se hubie- ra concentrado en la fama o en el éxito mundano. Pero, en lugar de ello, había escogido acometer contra las ciudades interiores de la ira y del egocentrismo, cuya conquista reve- la la real estatura de un hombre.” En 1920, Swami Sri Yukteswar envió a Paramahansa Yoga- nanda a los Estados Unidos para cumplir la misión a que se refiriera muchos años antes Mahavatar Babaji: la de poner a disposición de los buscadores de la Verdad a través del mundo entero el conocimiento de la ciencia liberadora de Kriya Yoga. Con este propósito, Sri Yogananada fundó Self- Realization Fellowship, sociedad internacional cuya sede cen- tral se encuentra en Los Ángeles. Durante las tres décadas que vivió en el Occidente, dio conferencias en la mayoría de las principales ciudades estadounidenses, ante un públi- co que repletó los auditorios. Escribió numerosos libros y elaboró una exhaustiva serie de lecciones de Yoga para estu- dio individual en el hogar, y preparó a numerosos discípu- los, miembros de la Orden Monástica de Self-Realization Fellowship, para que perpetuaran la obra espiritual y huma- nitaria que el Mahavatar Babaji y el Swami Sri Yukteswar le habían encomendado. En varias ocasiones, Sri Yukteswar escribió a su discípu- lo Yogananda para expresarle su agradecimiento por sus fie- Reseña del autor 109 les servicios y por cuanto había realizado en los Estados Unidos. Los siguientes extractos de dos de sus cartas, escri- tas a mediados de 1920, reflejan en forma conmovedora la profunda amistad y amor divinos que existía entre estas dos grandes almas: “Hijo de mi corazón, joh Yogananda! Me colma de felicidad el ver [las fotografías de] tus estudiantes de yoga en las diferentes ciudades. Al conocer tus méto- dos del cántico de afirmaciones, la emisión de vibra- ciones curativas y la práctica de oraciones para obte- ner la curación divina, no puedo menos que darte las gracias desde el fondo de mi corazón.” k*k k “Me siento tan feliz de ver la foto de la mansión de Mount Washington’ que no puedo expresarlo en palabras. Mi alma desea volar hacia allí y poder verla. Has trabajado afanosamente para convertirte en el instrumento de Dios que creara lo que describes. Lleva a cabo la obra de acuerdo a tus deseos; jamás podrá existir diferencia de opinión entre nosotros... “Luego que regrese de Serampore, quizás trate de conseguir un pasaporte para realizar una gira alre- dedor del mundo, pero pareciera que las condiciones no están dadas para que pueda lograrlo con este cuer- po. Me gustaría abandonar mi cuerpo cerca de ti, en el lugar donde tú estás. Tal pensamiento me produ- ce gran felicidad. “Con respecto a Pun, designa tú a la persona que se hará cargo. Mediante la gracia de mi Gurú me encuentro bien. Sin embargo, me retiraré de los asun- tos administrativos relacionados con los diversos cen- ” Referencia al edificio administrativo de la Sede Central de Self-Realization Fellowship (situada sobre la colina de Mount Washington en Los Ángeles), que Paramahansa Yogananda había adquirido algunos meses antes, 110 La Ciencia Sagrada tros; ya no me es posible continuar llevando a cabo tan minucioso trabajo. Comienzo así mis últimos esfuerzos en lo que respecta al trabajo de organiza- ción... Estoy a la expectativa de tu llegada.” Los últimos días de su vida y su partida de esta tierra Como lo había previsto el propio Sri Yukteswar, no era la voluntad de Dios que él viajara a los Estados Unidos, ni le fue posible a Yoganandaji desentenderse de sus numero- sas responsabilidades para viajar a la India, Fue sólo en 1935, luego de recibir en forma intuitiva un urgente llamado de su gurú —un presagio de que la vida de Sri Yukteswar se acercaba a su fin— que Yoganandaji regresó a la India, per- maneciendo allí por un año. Dos de sus discípulos nortea- mericanos le acompañaron. Uno de ellos, el señor C. Richard Wright, proporciona en el relato siguiente una de las pocas descripciones de Sri Yukteswar hechas por un occidental en forma escrita: “Con gran humildad caminaba yo detrás de Yoganandaji, hacia el patio interior de la ermita. Con el corazón latiéndome fuertemente subimos los peldaños de cemento de la escalera, desgastados por miles de buscadores de la verdad. La tensión se hacía más intensa mientras subíamos. Ante nosotros, al final de ella, apareció el gran maestro, Swami Sri Yukteswar, de pie, en toda su grandeza de sabio. Mi corazón se colmó de gozo al sentirme bendecido por el privilegio de hallarme ante su sublime presencia... “De rodillas ante el Maestro, le ofrecí en silencio mi amor y mis agradecimientos, tocando reverente- mente sus pies encallecidos por el tiempo y el servi- cio, y recibí su bendición. Luego me levanté y con- templé sus hermosos y radiantes ojos, profundos de introspección, pero llenos de brillante alegría... “Fácilmente percibí la santidad del gran Maestro a través de su cálida sonrisa y la luminosidad de sus Reseña del autor 111 ojos. Una cualidad fácilmente discernible en su ale- gre o grave conversación es el decidido positivismo de sus fundamentos, el signo del hombre sabio, que sabe porque conoce a Dios. Su gran sabiduría, la fuerza de sus propósitos y su determinación se manifiestan en cada uno de sus actos y en su expresión. “Vestía con sencillez; su dhoti y camisa —sin duda tenidas tiempo atrás de color ocre— son ahora de un anaranjado desteñido. Con reverencia y discreción, me dediqué a observarlo detenidamente. Alto y de apariencia atlética, con un cuerpo endurecido por las pruebas y los sacrificios de la vida de renunciante, camina con paso digno y postura erecta. Su compos- tura es majestuosa. Y su risa, alegre y jovial, brota de las profundidades de su pecho, sacudiendo y estre- meciendo su cuerpo entero. “De su austero semblante emana un imponente poder divino. Su cabello, partido al medio, es blanco alrededor de la frente; el resto está surcado por gue- dejas argentinas, negruzcas y doradas, y cae en bucles sobre sus hombros. Su barba y su bigote son escasos o ralos y parecen acentuar sus rasgos. Su frente se inclina hacia arriba, cual si buscara las alturas del cie- lo. Un etéreo halo azul nimba sus ojos oscuros... Su boca, en reposo, es severa, pero hay en ella un sutil dejo de ternura.” Aunque, a juzgar por las apariencias externas, la salud de Sri Yukteswar parecía ser excelente, se acercaba en rea- lidad el momento en que abandonaría su cuerpo. A fines de 1935, llamó a Paramahansaji. “Mi tarea en la tierra ha terminado; a ti te toca conti- nuarla”, Sri Yukteswar le dijo suavemente, con una expre- sión serena y tierna en sus ojos. “Hazme el favor de mandar a alguien para que se haga cargo de la ermita de Puri”, prosiguió; “dejo todo en tus manos. Tú podrás dirigir exitosamente el barco de tu vida, 112 La Ciencia Sagrada así como el de la organización, a las playas de la Divinidad.” El gran gurú entró en mahasamadhi (el abandono final del cuerpo, efectuado en forma consciente por un yogui) el 9 de marzo de 1936, en Puri. El Amrita Bazar Patrika, principal periódico de Calcuta, publicó su fotografía y el artículo siguiente: “La ceremonia fúnebre (Bhandara) para Srimat Swami Sn Yukteswar Giri Maharaj, de ochenta y un años de edad, tuvo lugar el 21 de marzo, en Puri, con la participación de numerosos discípulos. “Uno de los más grandes comentaristas del Bhaga- vad Gita, el Swami Maharaj, fue un gran discípulo de Yogiraj Sri Shyama Charan Lahiri Mahasaya de Benarés. El Swami Maharaj fue el fundador de nume- rosos centros de Yogoda Satsanga (Self-Realization Fellowship) en la India, e inspirador del movimiento traido al Occidente por el Swami Yogananda, su prin- cipal discípulo. Fue la visión profética de Sri Yukteswar y su profunda realización lo que inspiró al Swami Yogananda a cruzar el océano para divulgar en América el mensaje de los maestros de la India. “Sus interpretaciones del Bhagavad Gita y de otras escrituras demuestran que Sri Yukteswar contaba con un profundo conocimiento de la filosofía tanto orien- tal como occidental y revelan al mundo la unidad esencial que existe entre Oriente y Occidente. Convencido creyente en la unidad de todos los credos religiosos, Sri Yukteswar fundó ——on la cooperación de los líderes de diversas creencias religiosas —Sadhu Sabha (Sociedad de los Santos), con el propósito de introducir un espíritu científico en la religión. Poco antes de su muerte, nombró al Swami Yogananda como su sucesor en la presidencia de Sadhu Sabha. “La India en verdad se ha empobrecido con la par- tida de tan gran hombre. Puedan todos aquéllos que tuvieron la fortuna de estar cerca de él, imbuirse del Reseña del autor 113 verdadero espíritu de la cultura y del sadhana de la India, que él personificó.” Su legado a la humanidad El alma que ha despertado y reconoce la presencia del Absoluto, sabe que Dios es la única Realidad y considera el espectáculo transitorio de la vida y de la muerte como par- te constituyente de maya, el engaño, el drama divino que se desarrolla en la omnipresencia del Creador Cósmico. Después de su fallecimiento, Sri Yukteswar dio al mundo un fehaciente testimonio final de las verdades que tan sucin- tamente había descrito en La Ciencia Sagrada. Mientras Yoganandaji, acongojado por la pérdida de su amado gurú, realizaba los preparativos para su retorno a los Estados Unidos, Sri Yukteswar apareció ante él, resucitado. Esa extraordinaria experiencia —unida a las revelaciones de Sri Yukteswar sobre la verdadera naturaleza de la creación cós- mica, sobre la vida después de la muerte, y sobre la conti- nua evolución espiritual del alma inmortal— constituyen el tema de un capítulo entero del libro de Paramahansa Yogananda, Autobiografía de un Yogui. “Te he relatado ahora, Yogananda, las verdades sobre mi vida, muerte y resurrección. No te lamentes por mí; mas bien difunde por doquier la historia de mi resurrección”, dijo Sri Yukteswar a su amado discípulo. “Una nueva espe- ranza se infundirá en los corazones de los soñadores de este mundo, locos de dolor y temerosos de la muerte.” “Por demasiado tiempo ha oído [el hombre] a los pesi- mistas proclamar que “polvo somos”, sin tener en cuenta la índole inconquistable del alma”, escribió Paramahansaji al relatar esta divina experiencia con Sri Yukteswar. A través de su vida, de la sabiduría que impartió, de su muerte y de su gloriosa resurrección, el gran Guianavatar legó a la humanidad entera una visión sublime de la divinidad inhe- rente a los seres humanos, en su calidad de hijos inmorta- les del Dios único. Publicada también por SelfRealization Fellowship... AUTOBIOGRAFÍA DE UN YOGUI Paramahansa Yogananda La Autobiografía de un yoguies un fascinante relato de una extraordinaria búsqueda de la Verdad. La narración inclu- ye explicaciones científicas con respecto a las leyes sutiles, pero bien definidas, cuya aplicación permite a los yoguis realizar milagros y alcanzar la perfección. El autor se refie- re a aspectos del entrenamiento espiritual que durante muchos años recibió de Swami Sri Yukteswar, y describe sus visitas a algunos personajes de excepcional estatura espiri- tual, tanto de Oriente como de Occidente, entre quienes se cuentan el Mahatma Gandhi, Lutero Burbank, Teresa Neumann (la santa católica con estigmas) y Rabindranath Tagore. Disipando numerosos conceptos erróneos acerca de la filosofía y religión orientales, este libro proporciona una excelente introducción a la ciencia del Yoga. Desde su publi- cación en 1946, la Autobiografía de un yogui se ha convertido en una obra clásica de la literatura espiritual, que revela la unidad existente entre las grandes sendas religiosas tanto de Oriente como de Occidente. Ha sido traducida a más de 20 idiomas y se emplea en la actualidad como libro de tex- to y obra de consulta en universidades de todo el mundo. “Nunca antes se había escrito, ya sea en inglés u otra len- gua europea, algo semejante a esta exposición del Yoga.” —Columbia University Press “Un estudio fascinante, expuesto con claridad.” —Newsweek “Un relato excepcional.” —New York Times “Por tratarse del relato de un testigo ocular sobre las extra- ordinarias vidas y facultades espirituales de los modernos santos hindúes, esta obra tiene una importancia tanto actual como eterna... Este singular documento de su vida es ciertamente uno de los testimonios más reveladores... de la riqueza espiritual de la India que jamás se haya publica- do en Occidente.” —W. Y. Evans Wentz, M.A., D.Litt., D.Sc., Jesus College, Oxford “[E] libro contiene] pasajes cuya sabiduría es tan profunda que nos deja fascinados y hondamente conmovidos.” —Haagsche Post, Holanda “Sus páginas cautivarán al lector, porque responden a las aspiraciones y anhelos que dormitan en el corazón de cada ser humano.” —Il Tempo del Lunedi, Roma “Existe un gran número de libros escritos en lenguas occi- dentales que exponen la filosofía de la India y particular- mente el Yoga, pero ninguno de ellos nos revela de mane- ra más genuina las experiencias de un ser humano que vive estos principios y es la personificación misma de ellos,” —LKurt F. Leidecker, Ph.D., Professor of Philosophy, University of Virginia “Esta es una obra monumental.” —Sheffield Telegraph, England OBRAS DE PARAMAHANSA YOGANANDA Estas publicaciones se pueden adquirir en diversas librerías o solicitar directamente al editor (www.yogananda-srf.org) Autobiografía de un yogui Charlas y ensayos: Volumen I: La búsqueda eterna Volumen II: El Amante Cósmico Volumen HI: El viaje a la iluminación Afirmaciones científicas para la curación Cómo conversar con Dios Diario espiritual Donde brilla la luz En el santuario del alma La ciencia de la religión La ley del éxito La paz interior Máximas de Paramahansa Yogananda Meditaciones metafísicas Por qué Dios permite el mal y cómo superarlo Vive sin miedo Tenemos a su disposición nuestro catálogo gratuito de libros y grabaciones de audio y vídeo, que incluye grabaciones del archivo histórico de Paramahansa Yogananda. Solicite el catálogo al editor o en wurw.yogananda-srf. org Lecciones de Self-Realization Fellowship Las técnicas científicas de meditación que enseñó Paramahansa Yogananda —entre las que se incluye Kriya Yoga—, así como su guía sobre la manera de llevar una vida espiritual equilibrada, se describen en las Lecciones de Self. Realization Fellowship. Si desea recibir mayor infor- mación al respecto, sírvase solicitar el folleto gratuito Un mundo de posibilidades la jamás soñadas. SELF-REALIZATION FELLOWSHIP 3880 San Rafael Avenue + Los Angeles, CA 90065-3298, EE.UU. Tel.: (323) 225-2471 e Fax: (323) 225-5088 www.yogananda-srf,org