EL JUEGO INTERIOR DEL TENIS W. TIMOTHY GALLWEY y... | EL JUEGO INTERIOR DEL TENIS Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, transmitida o utilizada en mane- ta alguna por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor. Titulo original: Tie hovee GAME or TENNIS “Traducido del inglés por José Vergara Varas Diseño de portada; Editorial Sirio, S.A. £ dela edición original 1974, 1997 de Timothy Gallwey Publicado en español por acuerdo con Random House, sello de Random House Publishing Group, división de Random House, Inc. © dela presente edición EDITORIAL SIRIO, S.A. — Nirvana Libros S.A. de C.V. C? Panaderos, 9 Calle Castilla, n° 229 29005-Málaga Col. Alamos España México, D.F. 03400 wwwieditorialsirio.com E-Mail: sirio(editorialsirio.com 1S.B.N.: 84-7808-173-9 Depósito Legal: B-12.144-2006 Impreso en los talleres gráficos de Romanya Valls Verdaguer 1, 08786-Capellades (Barcelona) Printed in Spain Ed. Sirio Argentina Ci Castillo, 540 1414-Buenos Aires (Argentina) EL JUEGO INTERIOR DEL TENIS W. Timothy Gallwey editorial D-o. s.a. A mis padres, que me enseñaron el Juego, y al Maharaji, que me enseñó lo que es ganar ¿Cuál es el verdadero juego? Es un juego en el que el corazón se divierte, Un juego en el que tú te diviertes, Un juego que vas a ganar. MAHARAJI PREFACIO Mirando hacia atrás La experiencia de revisar La Espiritualidad del Tenis ha sido un desafío fascinante. Poder hacer cambios en una obra después de veinticinco años representa una oportunidad excepcional. ¿Qué iría a encontrar que necesitase modificar? ¿Han cambiado mis ideas básicas? ¿Han cambiado los lecto- res? ¿Qué car? Éstas son las preguntas que me he planteado a lo largo es lo que habría que clarificar, a tualizar, simplifi- del proceso de revisión. Quizá el cambio más importante que se ha producido desde que el libro fue publicado por primera vez hace un cuar- to de siglo ha cia del aspecto mental en todos los deportes. Cuando escribí El do el reconocimiento general de la importan- El juego interior del TENIS Juego interior del Tenis en 1972, la psicología del deporte no era una disciplina aceptada y en los círculos deportivos había muy poco diálogo sobre el aspecto mental del rendimiento deportivo. Hablar de algo «interior» o «mental» en relación con los deportes era considerado algo revolucionario por algu- nos, y algo absurdo por otros. Sin embargo, al escribir stas líneas, los Juegos Olímpicos de Atlanta están en su segunda semana. En el último número de la revista Newsweek hay una larga presentación de los Juegos Olímpicos subtitulada «La Ciencia de los Campeones», en la que se enfatiza la importancia del aspecto mental del deporte. «En casi todos los deportes» —escribe el autor de un artículo titulado «El Zen y el Arte del Éxito Olímpico» — «se consulta a un psicólogo para ayudar a los deportistas a integrar la con- centración mental con la habilidad fisica.» Más adelante d «Los deportistas quieren conectar la mente con el cuerpo por- que un desempeño perfecto requiere la sincronización de millones de fenómenos musculares y nerviosos». fe «Los investigadores han comprobado una disminución en la activi- dad del hemisferio izquierdo del cerebro, el hemisferio que supu amente controla el pensamiento racional. Esta dismi- nución en la actividad del hemisferio izquierdo implica que se presta menos atención a la mecánica del acto y más atención a las sensaciones que produce ese acto», Así que es posible que el lector de este libro encuentre que las ideas aquí presentadas, las cuales un día fueron consi- deradas revolucionarias, hoy son aceptadas, y pueden incluso parecerle obvias. En cierta forma, hemos avanzado bastante en nuestra comprensión del desempeño óptimo. Sin embargo, 10 AAA A op 0 A A A A Prefacio ahora me toca a mí ser escéptico. No creo que exista nunca una «ciencia de los campeones» que sea realmente válida, El ámbito del Juego Interior no se presta demasiado bien al aná- lisis científico, precisamente porque es «interior» y, por lo tan- to, no puede ser objeto de una observación científicamente verificable. Las estadísticas o las teorías complejas tampoco le van a servir de gran ayuda al deportista. Los puntos básicos del Juego Interior son muy simples, muy antiguo ningún atajo mágico para lograr la armonía entre el cuerpo y y no existe la mente, El trabajo interior requerido deberá ser realizado individualmente por cada deportista. Un buen entrenador puede ayudar. Yo espero que este libro pueda también servir de ayuda, pero aprender a no estorbarse a sí mismo —el objetivo del Juego Interior— debe ser el resultado de la experiencia de cada deportista. De cada deportista que tenga el coraje y determinación de intentar domi aprendizaje. r Cuando este libro fue publicado por primera vez, nadie esperaba la repercusión que tuvo. Mi editor me habfa comen- tado que un libro sobre el tenis no podfa esperar vender más de veinte mil ejemplares. Así que todos nos quedamos asom- brados al ver que se vendían casi un millón de ejemplares y que el libro era publicado en muchos idiomas. Al mirar hacia atrás, comprendimos lo que los lectores habían captado inme- diatamente: éste no era sólo un libro sobre tenis, sino un libro sobre cómo rendir al máximo en cualquier ámbito. Más de la mitad de los miles de cartas que recibí se referían a la aplica- ción de los principios y métodos del libro a ámbitos que no tenían nada que ver con el tenis. Ámbitos como la ingeniería avanzada, la enseñanza del arte dramático, la administración n os — TIA El juego interior del TENIS de empresas, la lectura de libros de texto, así como el entrena- miento en general, Los jugadores de tenis también encontraron nuevas for- mas para desarrollar sus habilidades, sin importar cuál fuera su nivel de juego, Por un lado, muchos principiantes me dije- ron que el libro les había servido para aprender a jugar al tenis en muy poco tiempo, y sin sufrir las habituales frustraciones de todo aprendizaje. Por otro lado, los jugadores profesionales me dijeron que el libro les había servido muchísimo para soportar mejor la presión de los torneos. Billic Jean King me dijo una tarde, antes de salir a jugar un partido del torneo de Virginia Slims, que El Juego Interior del Tenis se había con- vertido en su Biblia del tenis. Y tuvo la valentía de decirlo en una época en la que muchos jugadores profesionales no se atrevían a reconocer públicamente que necesitaban ayuda en ese aspecto del juego. Algunos profesores de tenis fueron muy poco receptivos a las ideas expresadas en este libro. Para algunos eran demasia- do simples; otros las veían como una afrenta a su forma de enseñar el tenis. Durante algunos años se desarrolló un deba- te entre los que preconizaba n la enseñanza de la té nica y aquellos que creían que se podía enseñar el tenis de pee más intuitiva, sin dar tantas instrucciones, En aquel tiempo, vi que el disfrute del tenis estaba sien- do amenazado por la multiplicación de complicadas instruc- ciones técnicas, y que los jugadores estaban comenzando a sentirse frustrados y a ser demasiado críticos consigo mismos a causa de la forma en que se les enseñaba, Algunos jugadores estaban perdiendo la confianza en su capacidad para aprender 12 Prefacio lo suficientemente rápido para que valiese la pena y, por lo tanto, abandonaban este deporte antes de darle una verdadera oportunidad. Muchos profesores de tenis, por otro lado, se sentían menos seguros en una profesión que estaba creciendo mucho y creían tener la obligación de demostrar su conoci miento técnico del juego a sus alumnos y a sus colegas. Tanto la enseñanza como el aprendizaje del tenis se estaban convir- tiendo en una labor penosa, y, como consecuencia, este depor- te comenzaba a perder popularidad. Muchos profesores de tenis estaban de acuerdo con este diagnóstico. Uno en particular, Sean Brawley, había sido el Universidad del Sur de California y había jugado en el circuito de la ATP llegando a estar clasi jugador número uno de ficado entre los ciento cincuenta primeros. Poco después de haber decidido convertirse en profesor de tenis, me dijo que quería aprender el Juego Interior. Acabó abandonando la mayor parte de lo que creía saber sobre la enseñanza del tenis y adoptó con entus n 1994 ganó el Campeonato de Estados Unidos para profesores de tenis y smo el Juego Interior. ilicación. El año siguiente pasó a ser el número uno en la cla ganó el trofeo de Jugador del Año. Aunque afirmaba no haber jugado nunca mejor en su vida, lo que más le entusiasmaba era observar cómo progresaban sus alumnos. Se estaba divir- tiendo como nunca al aprender a enseñar de la forma más cfi- caz posible. De hecho, su aprendizaje no se limitaba al tenis, sino que incluía todos los aspectos de su vida. Cuando me llegó la hora de revisar este libro, le pedí a Scan que me ayudara con un tema en particular. Este tema les había creado problemas a los profesores de tenis y a algunos 13 El juego interior del TENIS jugadores que habían leído la edición original. ¿Cuál era mi posición sobre el conocimiento técnico del juego y cómo debería impartirse este conocimiento al jugador? Aunque nunca he dudado del valor de la técnica en el tenis o en cual- quier otro deporte, la cuestión sobre cómo aprender esta téc- nica merece ser explorada detenidamente, Yo era muy cons- ciente, por experiencia propia, de cómo la enseñanza técnica podía acabar creando barreras para el aprendizaje. Y admito que, cuando descubrí la metodología del Juego Interior, me quedé tan sorprendido por la cantidad de técnica que podía aprenderse sin enseñanza técnica, que no pude no enfatizar firmemente este punto, Además, cuando Harry Reasoner, en la primera demos- tración televisada del método del Juego Interior (Informe Reasoner 1975), mostró cómo una mujer de cincuenta años —que nunca había jugado al tenis en su vida— aprendía a jugar decentemente en sólo veinte minutos y sin recibir una sola instrucción de tipo técnico, la gente se quedó asombrada. En aquel tiempo, fue considerado algo revolucionario. Obviamente, esto no quiere decir que la enseñanza técnica no tenga ningún valor, sobre todo si no perturba el proceso natu- ral de aprendizaje, El quinto capítulo presenta una forma de combinar la enseñanza técnica con técnicas simples del Juego Interior para obtener una síntesis perfecta de los dos tipos de conocimiento. Finalmente, después de leer la edición original, algunas personas se interrogaban sobre el tipo de pensamiento en el que el libro estaba basado. ¿Era acaso filosofía oriental? ¿O quizá la psicología derivada del estudio de los dos hemisferios 14 Prefacio cerebrales? Me gustaría dejar claro este tema, He leído dema- siado poco sobre filosofía oriental o sobre psicología occiden- tal para poder afirmar que la metodología del Juego Interior esté basada en cualquiera de estas dos disciplinas. Cuando descubrí la técnica del Juego Interior, yo era un educador inte- resado en la teoría del aprendizaje, y me había tomado un año sabático en mi carrera de pedagogía. Durante el año 1971 aprendí más en la pista de tenis sobre el aprendizaje práctico y sobre la enseñanza de lo que lo había hecho en el entorno uni- versitario, En su mayor parte, el Juego Interior creció a partir de las observaciones que iba haciendo a mis alumnos a medi- da que aprendían a jugar al tenis. Un día llamó a mi puerta un individuo que había via Me dijo que había leído muchos libros sobre ya do desde Ital espiritualidad y que El Juego Interior del Tenis era el camino que había escogido para alcanzar la iluminación. Antes de que pudiera interrumpirle, me ofreció barrer las pistas de tenis o hacer cualquier otro tipo de trabajo con tal de que yo fuera su maestro. Me llevó un tiempo convencerle de que yo no sabía a qué se refería con eso de la iluminación y que no había apren- dido nada sobre ese tema por medio del tenis, con lo cual no podía enseñarle nada. Desde entonces, siempre he querido dejar claro a los lectores que mi trabajo con el Juego Interior ismo o la espiritualidad, no tiene nada que ver con el misti Sí creo que existe una dimensión más profunda en todos los seres humanos, que uno puede aspirar a conocer. Para mí, no hay nada más importante que la búsqueda de esa dimen- sión. Pero no entiendo lo que eso pueda tener que ver con el hecho de aprender a jugar al tenis. Este libro y los métodos 15 El juego interior del TENIS que contiene no pretenden llevarte a la cumbre de las posibi- lidades humanas. Se trata más bien de desarrollar ciertas habi- lidades interiores que puedas usar para mejorar en cualquier juego que elijas. Se trata de que dejes de estorbarte a ti mismo para que puedas aprender de la mejor forma posible y desa- rrollar todo tu potencial. Y quiero señalar que acallar al yo número 1 no quiere decir acallar al hemisferio izquierdo de modo que el derecho pueda funcionar mejor. Tanto el hemis- ferio izquierdo como el derecho son parte del yo número 2 desde el momento en que naces, El yo número 1 puede hacer mal uso de cualquiera de los dos hemisferios si se le da una oportunidad. Por último, tampoco me estoy refiriendo a los términos de Freud, superego y ello, como algunas personas han sugerido. Para mí se trata de algo mucho más simple que todo eso. Me di cuenta de que, mientras uno intenta aprender a jugar al tenis, uno mantiene una continua conversación consigo mis- mo. Una parte de este monólogo interior está basada en el miedo y en la duda de sí mismo, y ayuda a crear un entorno poco propicio para el buen desempeño del jugador. A esa voz interior crítica y controladora la llamé «yo número 1» y al yo que tenía que golpear la pelota, «yo número 2». Rápidamente constaté que, cuanto menos monólogo crítico y controlador hubiera, mejores eran los golpes. Cuanto más confiaba en el potencial de mi yo número 2, mejor era mi juego y, al mismo tiempo, más silencioso se quedaba mi yo número 1. Esta par- te del Juego Interior no ha cambiado con el tiempo, y nunca cambiará mientras los seres humanos se vean afectados por miedos, dudas y distracciones de la mente, 16 Prefacio Mi experiencia a lo largo de los años desde que escribí este libro ha hecho que aumentara enormemente mi admira- ción por la capacidad para aprender que tiene el yo número 2. Al mismo tiempo, siento un mayor respeto por la persistencia y la inventiva del yo número 1 para encontrar nuevas formas de estorbar. También descubrí que el yo número 2 es mucho más que el ejecutor de la acción. El yo número 2 es capaz de experimentar toda una amplia gama de sentimientos, los suas les representan el aspecto más humano de la vida, Estos senti- mientos pueden ser explorados en los deportes, las artes, los negocios, y en muchas otras actividades. El yo número 2 es como una bellota que puede parecer muy pequeña cuando se descubre por primera vez, pero que tiene la increíble capaci- dad de convertirse no sólo en un espléndido árbol sino en un bosque entero, siempre y cuando encuentre las condiciones adecuadas. El Juego Interior del Tenis pretende ayudarte a descubrir y a expresar este yo natural. 17 Introducción Cada juego consta de dos partes, un juego exterior y un Juego Interior, El exterior se juega contra un adversario exter- no para superar obstáculos externos y alcanzar una meta externa El dominio de este juego es el tema de todos esos libros que enseñan cómo agarrar la raqueta de tenis, el palo de golfo el bate de béisbol y cómo colocar los brazos, las piernas o el tor- so para lograr los mejores resultados. Pero, por alguna razón, para la mayoría de nosotros es más fácil recordar todas esas indicaciones que seguirla 19 El juego interior del TENIS La tesis de este libro es que no se puede lograr el dominio de ningún juego (ni tampoco obtener ninguna satisfacción) sin prestar alguna atención a las habilidades del Juego Interior, Estas habilidades son normalmente ignoradas. El Juego Interior tiene lugar en la mente del jugador, y se juega contra obstáculos como la falta de concentración, el nerviosismo, las dudas sobre sí mismo y la excesiva autocrítica. En resumen, se juega para superar todos los hábitos de la mente que inhiben la excelencia en el desempeño deportivo. Muchas veces nos preguntamos por qué jugamos tan bien un día y tan mal al día siguiente o por qué nos agarrota- mos durante una competición o fallamos los golpes más fáci- les, ¿Y por qué lleva tanto tiempo romper un mal hábito y aprender uno nuevo? Las victorias en el Juego Interior no sig- nifican trofeos adicionales, pero nos proporcionan algo más permanente, algo que puede contribuir significativamente a nuestro éxito, tanto dentro como fuera de la pista de tenis. El practicante del Juego Interior llega a valorar el arte de la concentración relajada por encima de cualquier otra habili- dad, descubre una verdadera base para la confianza en sí mis- mo y aprende que el secreto para ganar cualquier juego radi- . Se trata de lograr un desempeño espontáneo que sólo ocurre cuando la mente está en calma y parece formar una unidad con el cuer- ca en no intentarlo con demasiada vehemenci po. Así, el cuerpo encuentra sorprendentes maneras para ir más allá de sus propios límites una y otra vez. Además, al superar los típicos obstáculos de la competición, el practicante del Juego Interior encuentra una voluntad de victoria que libe- ra toda su energía, y nunca pierde el ánimo ante la derrota. 20 Introducción Existe un proceso mucho más natural y efectivo para aprender y para hacer casi cualquier cosa. Este proceso es muy parecido al que todos hemos usado —y hemos olvidado rápi- damente— para aprender a hablar y a caminar. Es un proce- so que usa las capacidades intuitivas de la mente y de los dos hemisferios cerebrales. No es un proceso que tengamos que aprender porque ya lo conocemos. Lo único que tenemos que ha- cer es desaprender los hábitos que interfieren en su funciona- miento y luego dejarlo que opere por sí mismo. El propósito del Juego Interior es descubrir y explorar el potencial que encierra el cuerpo humano; en este libro vamos a explorar este potencial por medio del tenis. 21 me i Reflexiones sobre el aspecto mental del TENIS La típica clase de tenis Los problemas que más desconciertan a los jugadores de tenis no son los que tienen que ver con la forma correcta de gol- pear la pelota. Sobran libros y profesionales para proporcionar esta información. La mayoría de los jugadores tampoco se quejan demasiado de sus limitaciones físicas. La queja más común de los deportistas desde tiempos inmemoriales es «el problema no es que no sepa qué hacer, iel problema es que no hago lo que sél». Otras quejas comunes que surgen constan- temente son: 23 El juego interior del TENIS = Juego mejor durante el entrenamiento que durante el partido, = Sé exactamente lo que estoy haciendo mal con mi dri- ve, pero no puedo abandonar ese hábito. - Cuando me esfuerzo realmente por golpear la pelota de la forma que recomiendan los libros, fallo el golpe todas las veces. Cuando me concentro en una cosa que se supone que tengo que hacer, me olvido de otra cosa. = Cada vez que me acerco al punto decisivo en un parti- do contra un buen jugador, me pongo tan nervioso que pierdo mi concentración. — Soy mi peor enemigo; normalmente soy yo el que me derroto a mí mismo. La mayoría de los deportistas se enfrentan a problemas como éstos muy a menudo, pero no es tan fácil aprender a lidiar con ellos. Al jugador no se le proporcionan más que afo- rismos gastados como: «Bueno, el tenis es un juego muy psi cológico y tienes que desarrollar la actitud mental adecuada», o bien: «Debes confiar en ti mismo y tener voluntad de victo- ria o siempre vas a ser un perdedor». Pero ¿cómo puede alguien «confiar en sí mismo» o «desarrollar la actitud mental adecuada»? Estas preguntas suelen quedar sin respuesta, Así que nunca ha hecho más falta encontrar la forma de mejorar estos procesos mentales que convierten la informa- ción técnica sobre cómo golpear la pelota de tenis en acción efectiva. El tema de El Juego Interior del Tenis es, justamen- te, cómo desarrollar es alto reni as habilidades interiores sin las cuales el iento es imposible. 24 Reflexiones sobre el aspecto mental del tenis Veamos lo que ocurre en la mente de un alumno ávido por aprender durante su clase de tenis. Supongamos que el alumno es un hombre de negocios de mediana edad con la intención de escalar puestos en la clasificación de su club, El profesor está de pie frente a la red con una gran cesta de pelo- tas y, como quiere dar una buena impresión, comenta cuida- dosamente cada golpe del alumno. «Eso ha estado bien, señor Weil, pero ha hecho girar un poco la raqueta en el acompaña- miento. Ahora desplace su peso hacia el pie delantero al avan- zar hacia la pelota... Ahora está tardando mucho en llevar su raqueta hacia atrás... Al echar la raqueta hacia atrás no debería subirla tanto... Así, mucho mejor» En poco tiempo, la mente del señor Weil estará abarrotada con seis pensamientos sobre lo que debería hacer y dieciséis pensamientos sobre lo que no debería hacer. La mejora parece improbable y demasiado complicada, pero él ha quedado impresionado por el cuida- doso análisis de cada golpe y paga la clase con gusto después de haber recibido el consejo de «practique todo lo que le he comentado y notará una gran mejoría», Yo tengo que admitir que también me he excedido en mis instrucciones al dar una clase, pero un día que me encontraba muy relajado, comencé a hablar menos y a observar más. Para gran sorpresa mía, los errores que veía pero que no mencio- naba se corregían solos sin que el alumno fuese consciente de haberlos cometido. ¿Cómo ocurrían esos cambi s? Aunque encontré que se trataba de un hecho interesante, era malo para mi ego porque no podía considerarme responsable de esa mejoría. Y fue un golpe aún mayor para mi ego cuando me di 25 El juego interior del TENIS cuenta de que mis instrucciones verbales parecían disminuir las probabilidades de que se produjera la corrección deseada. “Todos los profesores de tenis saben de lo que estoy hablando. Todos han tenido alumnos parecidos a Dorothy. Yo le daba a Dorothy instrucciones claras y simples como por ejemplo: «¿Por qué no intentas acompañar más la pelota con la raqueta hasta llegar a la altura de tus hombros? El liftado se encargará de mantener la pelota dentro de los límites de la pis- ta». Y desde luego, Dorothy intentaba por todos los medios seguir mis indicaciones. Apretaba los labios, fruncía las cejas, tensaba los músculos del antebrazo, y el acompañamiento apenas aumentaba. En ese momento la reacción típica del profesor paciente sería: «Eso está mejor, Dorothy, pero relája- te, Íno te esfuerces tanto! . El consejo es bueno pero Dorothy no entiende cómo puede «relajarse» si al mismo tiempo tiene que esforzarse por golpear la pelota de la forma correcta. ¿Por qué debería Dorothy —o tú o yo— experimentar un aumento de la tensión muscular mientras ejecuta una acción que no presenta ninguna dificultad física? ¿Qué ocur dentro de su cabeza desde que recibe la indicación hasta que golpea la pelota? El primer atisbo de ri u sta a esta pregun- ta clave me vino en un momento de inspiración después de una clase con Dorothy: «Sea lo que sea lo que sucede dentro de su cabeza, lestá claro que es demasiado! Está esforzándose tanto por seguir mis indicaciones que no puede concentrarse en la pelota». En ese mismo momento decidí que iba a dismi- nuir drásticamente la cantidad de instrucciones verbales, Mi clase siguiente ese día fue con un principiante llama- do Paul que nunca había jugado al tenis. Yo estaba decidido a 26 Reflexiones sobre el aspecto mental del tenis enseñarle a jugar usando el mínimo posible de instrucciones verbales. Iba a intentar mantener su mente despejada para ver el efecto que eso tenía. Así que comencé por decirle a Paul que iba a probar algo nuevo: iba a saltarme por completo todas las explicaciones que solía dar a los principiantes sobre la forma de empuñar la raqueta, sobre el golpeo y sobre la posición de los pies para el drive básico. En lugar de eso, yo iba a ejecutar diez drives y quería que él me observara cuidadosamente, sin pensaren lo que yo estaba hac ndo sino sólo intentando cap- tar una imagen visual del drive. Paul tenía que repetir men- talmente esa imagen varias veces y luego debía dejar que su cuerpo la imitara. Después de mis diez drives, Paul se imaginó así mismo ejecutando el drive igual que yo. Luego, cuando le puse la raqueta en la mano de forma que la empuñadura fue- se la correcta, me dijo: «He notado que lo primero que hiciste fue mover los pies». Yo le respondí con un evasivo gruñido y le pedí que dejara que su cuerpo imitase el drive lo mejor que pudiera. Paul dejó c: r la pelota, echó la raqueta hacia atrás y golpeó la pelota con un perfecto acompañamiento que ter- minó a la altura de los hombros. ¡Estupendo para ser un pri- mer intento! Pero espera, sus pies; no se habían movido un centímetro de la perfecta posición en la que se había colocado antes de echar la raqueta hacia atrás. Los pies estaban clavados en la pista. Se lo señalé a Paul y me dijo: «Ah sí, ime olvidé de ellos!». ¡El único elemento del golpe que había intentado recordar fue lo único que no hizo! ¡Todo el resto había sido absorbido y reproducido sin que hubiera pronunciado una palabra o se hubiera dado una sola instrucción! 2 El juego interior del TENIS Estaba comenzando a aprender lo que todos los buenos profesores y todos los alumnos del tenis tienen que aprende: que las imágenes son mejores que las palabras, que mostrar es mejor que contar, que muchas indicaciones son peores que ninguna y que intentar esforzarse muchas veces produce resultados negativos. Una pregunta me desconcertaba: ¿qué tiene de malo intentar esforzarse? ¿Qué quiere decir intentar esforzarse demasiado? Jugar al tenis desde fuera de la mente Piensa en el estado mental de un jugador que parece estar en racha o totalmente concentrado, ¿Estará pensando sobre cómo debe ejecutar cada golpe? ¿Estará pensando en algo? Escucha las frases que se usan para describir a un juga- dor que está rindiendo al máximo: «está en trance», «no sabe lo que está haciendo», «está inconsciente», «está fuera de su mente»... El denominador común de estas descripciones es que hay una parte de la mente que no está activa. Los atletas en la mayoría de los deportes usan frases parecidas, y los mejo- res entre ellos saben que su mejor desempeño nunca surge cuando están pensando en ello. Obviamente, jugar inconscientemente no quiere decir que se está jugando sin conciencia. ¡Eso sería realmente muy dificil! De hecho, alguien que juegue desde fuera de la mente estará más consciente de la pelota, de la pista y, cuando sea necesario, de su adversario. Pero no es consciente de darse indicaciones a sí mismo, ni de pensar en cómo golpear la pelota, 28 Reflexiones sobre el aspecto mental del tenis ni de intentar corregir errores pasados o repetir los aciertos. Está plenamente consciente pero no está pensando, ni tampo- co está intentando esforzarse demasiado. Un jugador en este estado sabe dónde quiere poner la pelota, pero no se esfuerza en colocarla allí. Eso es algo que simplemente ocurre —y muchas veces con más precisión de la que hubiese espera- do—, Este jugador parece inmerso en un flujo de energía que le proporciona más poder y precisión. La racha continúa has- ta que el jugador se pone a pensar sobre ella e intenta mante- nerla, Apenas intenta ejercer el control, lo pierde. no te importa un poco de juego sucio, La próxima vez que tu contrincante esté en racha, simplemente pregúntale —cuando os toque Poner a prueba esta teoría es simple, s am- biar de lado—: «Dime, Jorge, ¿qué le has cambiado a tu drive para haya mejorado tanto?». Si muerde el anzuelo —y el 95% delos jugadores lo morderán— y comienza a explicarte cómo está golpeando la pelota y a decirte que se está anticipando más, manteniendo la muñeca firme y acompañando mejor la pelota, su racha habrá terminado. Va a perder su sincroniza- ción y su fluidez a medida que intente repetir lo que te acaba de describir, Pero ¿puede uno aprender intencionadamente a jugar «desde fuera de la mente»? ¿Cómo puede uno estar conscien- temente inconsciente? Parece una contradicción total. Sin embargo, un estado así es alcanzable. Quizá una mejor forma de describir al jugador que está «inconsciente» sería decir que su mente está tan concentrada que se halla en calma. Su mente constituye una unidad con la actividad del cuerpo, y las funciones inconscientes o automáticas están operando sin la interferencia de 29 El juego interior del TENIS pensamientos. En una mente totalmente concentrada no hay espacio para pensamientos sobre cl desempeño del cuerpo, y mucho menos para pensamientos sobre el cómo de ese desem- peño. Cuando un jugador se encuentra en este estado, no hay nada que interfiera con la plena expresión de su potencial para actuar, aprender y disfrutar. Desarrollar la capacidad para acercarse a este estado es el objetivo del Juego Interior. Para ello, son necesarias ciertas habilidades interiores, pero es importante señalar que si al aprender a jugar al tenis comienzas a aprender a concentrar tu atención y a confiar en ti mismo, habrás aprendido algo mucho más valioso que un buen revés. El revés te puede ser- en la pista de tenis, pero el dom io del arte de la concen- tración sin esfuerzo tiene un enorme valor para cualquier cosa que quieras hacer. 30 El descubrimiento de los dos Yoes Un gran avance en mis intentos por comprender el arte de la concentración relajada tuvo lugar durante una clase en la que me puse de nuevo a prestarle atención a lo que ocurría delante de mis ojos. Escucha la forma en la que los jugadores se hablan a sí mismos en la pista: «Vamos, Tom, ve al encuen- tro de la pelota», Nos interesa saber lo que sucede en la mente del jugador. ¿Quién habla con quién? La mayor parte de los jugadores están siempre hablando consigo mismos. «Levántate y ve a por ella.» «Mándasela a su revés.» «Mantén los ojos en la pelota.» «Dobla las rodillas.» Las órdenes son infinitas. Para algunos, es como escuchar una cinta de la última clase. Luego, después 31 El juego interior del TENIS de haber terminado una jugada, otro pensamiento surge den- tro de su cabeza. Por ejemplo: «¡Qué torpe cres! Tu abuela jugaría mejor». Un día me hice una importante pregunt ¿Quién hablaba con quién? ¿Quién estaba regañando y quién estaba siendo regañado?». «Yo estaba hablando conmigo mis- mo», diría la mayoría de la gente. Pero ¿quién es ese «yo» y quién es ese «mí mismo»? Obviamente, el «yo» y el «mí mismo» son entidades di tintas o no podría haber ninguna conversación. Así que podríamos decir que dentro de cada jugador existen dos «yoes». Un yo parece dar órdenes; el otro, el «mí mismo», pare- ce ejecutar esa orden, Luego el «yo» evalúa esa ejecución. Para mayor claridad, vamos lamar «yo número 1» al que yo que habla y «yo número 2» al que actúa. Con esto estamos listos para el primer postulado impor- tante del Juego Interior: dentro de cada jugador, el tipo de rela- ción que existe entre el yo número 1 y el yo número 2 es el fac- tor principal para determinar nuestra capacidad para con r En otras palabras, la clave para mejorar en el tenis —o en cual- tir nuestro conocimiento de la técnica en acción efectiv; quier otra cosa- reside en mejorar la relación entre el yo que habla, el número 1, y las capacidades naturales del yo que ac- túa, el número 2. 32 El descubrimiento de los dos yoes La típica relación entre el yo número 1 y el yo número 2 Imagina que en lugar de ser partes de la misma persona, el yo número 1 (narrador) y el yo número 2 (ejecutor) son dos personas separadas. ¿Cómo describirías su relación después de haber presenciado la siguiente conversación entre ellos? El jugador está intentando mejorar un golpe. «Está bien, maldi- ta sea, mantén firme tu estúpida muñeca», ordena el yo núme- ro 1. Luego, cuando la pelota se acerca, el yo número 1 le recuerda al yo número 2: «Mantenla firme. Mantenla firme. ¡Mantenla firme!» Bastante monótono, ¿no es así? ¡Pues piensa cómo se debe de sentir el yo número 2! Podría parecer que el yo número | piensa que el yo número 2 es sordo, o des- memoriado, o estúpido. La verdad, no obstante, es que el yo número 2 —que incluye la mente inconsciente y el sistema nervioso— lo escucha todo, nunca olvida nada, y es cualquier cosa menos estúpido. Después de golpear con firmeza la pelo- ta una sola vez, sabe exactamente qué músculos debe contra- hacerlo de nuevo. Y no se le olvidará nunca. erpara so forma parte de su naturalez: ¿Y qué sucede al golpear la pelota? Si observas de cerca el rostro del jugador, verás que él está tensando los músculos de las mejillas y apretando los labios en un intento de concen- tración, Pero la tensión de los músculos faciales no sirve para efectuar un buen golpe de revés, ni tampoco ayuda a la con- centración. ¿Quién es el responsable de esa tensión? El yo número 1, por supuesto. Pero ¿por qué? Se supone que él es el que habla, no el que actúa, pero lo que ocurre es que el yo 33 El juego interior del TENIS número 1 no confía realmente en el yo número 2 para que haga lo que tiene que hacer. Si confiara, no tendría que hacer nada. Éste es el quid del problema: el yo número 1 no confía en el yo número 2, a pesar de que éste encarna todo el poten- cial que se ha desarrollado hasta ese momento y está mucho más capacitado para controlar el sistema muscular que el yo número 1. Volvamos a nuestro jugador. Sus músculos están dema- siado tensos y, al golpear la pelota, la muñeca se desplaza lige- ramente de modo que la pelota va a parar a la red. «Eres un inútil, nunca aprenderás el revés», se queja el yo número 1. Al pensar demasiado y al esforzarse tanto, el yo número 1 ha cre- ado tensión y mala coordinación muscular en el cuerpo. Él ha sido el responsable del fallo, pero le echa toda la culpa al yo número 2. Luego, al condenarlo aún más, está socavando su propia confianza en el yo número 2. El resultado es que el revés empeora y la frustración crece. Q «intentar esforzarse mucho: una dudosa virtud ¿Acaso no nos han dicho desde pequeños que nunca lle- garíamos a nada a menos que intentásemos esforzarnos mucho? Entonces, ¿qué pasa cuando vemos a una persona que se está esforzando demasiado? ¿Es quizá mejor esforzar- se medianamente? Con la ayuda del concepto de los dos yoes, y después de haber leído el siguiente caso, intenta encontrar por ti mismo una respuesta para esta aparente paradoja. 34 El descubrimiento de los dos yoes Un día, mientras pensaba en todo este asunto, me tocó darle clase a un ama de casa muy atractiva y alegre. Ella me dijo que estaba a punto de dejar el tenis. Estaba muy desani- mada porque, según me dijo, «no tengo buena coordinación. Quiero mejorar lo suficiente para que mi marido me pida que juegue dobles mixtos con él, sin que eso represente una obli- gación familiar». Cuando le pregunté cuál era exactamente el problema, me dijo: «Para empezar, no consigo golpear la pelo- ta con las cuerdas, la mayor parte del tiempo le doy con el mar- co de la raqueta». «Veamos lo que pasa», le dije, mientras cogía algunas pelotas de mi cesta. Le lancé ui diez pelotas consecutiv; sa la altura de la cintura y lo suficientemente cerca para que no tuviera que moverse para llegar a ellas. Me sorprendió ver que golpeó ocho de las diez pelotas o bien directamente con el marco de la raqueta o bien parcialmente con el marco, Sin embargo, su golpeo parecía bueno. Quedé desconcertado. Ella no había exagerado su problema. Me pregunté si no podía ser un problema de la vista, pero me aseguró que sus ojos perfectamente. taban Así que le dije a Joan que fbamos a hacer algunas prue- bas, Primero le pedí que se esforzara mucho en golpear la pelota con el centro de la raqueta. Imaginé que eso iba a pro- ducir resultados aún peores, lo cual probaría mi teoría sobre esforzarse demasiado. Pero las nuevas teorías no funcionan siempre; además, hace falta mucho talento para conseguir gol- pear ocho de las diez pelotas con el estrecho marco de la raqueta, Esta vez, sólo golpeó seis pelotas con el marco. A con- tinuación, le pedí que intentara golpcar las pelotas con el marco. 35 El juego interior del TENIS Esta vez sólo golpeó cuatro pelotas con el marco y consiguió conectar seis buenos golpes con el centro de la raqueta. Se quedó bastante sorprendida, pero no perdió la oportunidad de regañar a su yo número 2 diciendo: «Oh, inunca puedo lograr nada de lo que intento!». De hecho, se estaba acercando a una gran verdad. Era evidente que su manera de intentar las cosas y de esforzarse no le servía de mucho. Antes de lanzarle más pelotas, le dije: «Esta vez quiero que te concentres en las costuras de la pelota. No pienses en dar- le a la pelota. De hecho, no intentes golpear la pelota en abso- luto. Simplemente deja que tu raqueta conecte con la pelota donde ella quiera, y veamos qué pasa». Joan parecía más rela- jada y, seguidamente, ¡golpeó nueve de las diez pelotas con el centro de la raqueta! Sólo la última dio en el marco. Le pre- gunté si recordaba lo que estaba pensando cuando golpeó esa última pelota. «Claro», me dijo en un tono muy animado, «pensaba que aún tengo posibi ta.» Tenía razón. Joan estaba comenzando a ver la diferencia entre «inten- idades de ser una buena tenis- tar esforzarse mucho», la energía del yo número 1, y el «esfuer- zo físico», la energía que usa el yo número 2 para hacer su tra- bajo. Durante esas últimas diez pelotas, el yo número 1 de Joan estaba ocupado en observar las costuras de la pelota. Gracias a eso, el yo número 2 pudo realizar su trabajo sin ser estorbado, y lo hizo muy bien. Incluso el yo número 1 estaba comenzando a reconocer el talento del yo número 2. Joan estaba empezando a unir los dos yoes. La unión de estos dos yoes en el tenis implica el aprendi- zaje de varias habilidades interiores: 1) aprender a crear la 36 El descubrimiento de los dos yoes imagen más clara posible del resultado descado; 2) aprender a confiar en que el yo número 2 rendirá al máximo y a sacar una enseñanza tanto de los éxitos como de los fracasos; y 3) aprender a ver sin juzgar, es decir, a ver lo que está sucedien- do sin juzgar si está bien o mal, Estas habilidades te ayudarán a superar el «intentar esforzarse demasiado». Sin embargo, todas ellas son secundarias con respecto a la habilidad princi- pal, sin la cual no se consigue nada que tenga valor: el arte de la concentración relajada. El Juego Interior del Tenis va a explorar seguidamente una forma de aprender estas habilidades, por medio del tenis. 37 Silenciar al yo número 1 e Hemos llegado a un punto clave: el constante flujo de pensamientos del yo número | —la mente egoica— es el que interfiere en el funcionamiento natural del yo número 2. La armonía entre los dos yoes se produce cuando la mente está en calma y concentrada. Sólo entonces se puede rendir al máximo. Cuando un jugador de tenis se halla totalmente concen- trado, no está pensando cómo, cuándo o incluso dónde golpe- ar la pelota, No está intentando golpear la pelota, y después del golpe no se queda pensando en lo bien o lo mal que lo hizo. La raqueta conecta con la pelota mediante un proceso que no pare- ce requerir la intervención del pensamiento, Hay conciencia de 39 El juego interior del TENIS ver, oír y sentir la pelota, pero el jugador parece saber qué hacer sin tener que pensar. Así describe D. T. Suzuki, famoso maestro zen, los efec- tos de la mente egoica sobre el tiro con arco, en su introduc- ción al libro El Zen en el Arte del Tiro con Arco: Apenas reflexionamos, deliberamos y conceptualizamos, se pierde la inconsciencia original y el pensamiento inter- fiere... La flecha ha sido disparada pero no vuela directo hacía el blanco, tampoco el blanco se queda en su sitio. El cálculo, que es en verdad un cálculo equivocado, ha intervenido... El hombre es un animal pensante pero sus grandes obras han sido realizadas cuando él no estaba calculando ni pen- sando. Hay que recuperar una cierta inocencia infantil., Quizá por eso se dice que la poesía más bella nace en el silencio, Las grandes obras de arte también surgen de las silen- ciosas profundidades del inconsciente, y también se dice que las verdaderas expresiones de amorsurgen de una fuente que es- tá más allá de las palabras y los pensamientos, Sucede lo mis- mo con los grandes logros deportivo; urgen cuando la men- te está tan silenciosa y tranquila como un lago de cristal. El famoso psicólogo humanista Abraham Maslow ha denominado «experiencias cumbre» a esos momentos. Mas- low usa los siguientes términos para desc ir las característi- cas de estas experiencias: «la persona se siente más integrada» (los dos yoes son uno), «se siente uno con la experiencia», «se 40 Silenciar al yo número 1 relativamente libre del ego» (mente en silencio), «se siente | máximo de sus capacidades», «rindiendo al cien por cien», racha», «la persona está libre bloqueos, inhibiciones, mie- , dudas, controles, recelos, autocríticas», «es espontánea y is creativa», «está aquí y ahora», «la persona se ve libre de deseos, ambiciones y exigencias... ella simplemente es». Si reflexionas sobre tus propias experiencias cumbre es probable que recuerdes sentimientos parecidos a los descritos por Maslow. También es probable que los recuerdes como momentos enormemente placenteros, casi de éxtasis. Durante esas experiencias, la mente no actúa como una entidad sepa- rada que te dice lo que tienes que hacer o critica la forma en que lo haces. La mente está en silencio, tú y ella estáis «uni- dos», y la acción fluye tan libremente como un río. Cuando esto ocurre en la pista de tenis, estamos concen- trados sin haber intentado concentrarnos, Nos sentimos aler- tas y espontáneos. Confiamos en que podemos hacer lo que tenemos que hacer, sin necesidad de intentar esforzarse para lograrlo. Simplemente sabemos que la acción se producirá, y, cuando lo hace, no tenemos ganas de atribuirnos ningún mérito; más bien nos sentimos afortunados, «honrados». Como dice Suzuki, volvemos a tener una cierta inocencia infantil. Me viene a la mente la imagen del ágil movimiento de un felino al acecho de un pájaro. Alerta sin el menor esfuerzo, el fe- lino está agazapado, con sus relajados músculos listos para el salto. Sin pensar en cuándo saltar, ni en cómo debe impulsar- se con sus patas traseras para alcanzar la distancia necesaria, el felino está totalmente concentrado en su presa, y su mente está a El juego interior del TENIS en calma. No ve otra cosa que no sea el pájaro. De repente, el pájaro se echa a volar; en ese mismo instante, el felino da un salto. Con perfecta anticipación, ha interceptado el pájaro a un par de palmos por encima del suelo. Una acción ejecutada a la perfección sin necesidad de ningún pensamiento; y des- pués, ninguna autocomplacencia, sólo la recompensa inhe- rente a la acción misma: un pájaro entre los dientes. En algunos momentos, los jugadores de tenis se acercan a la espontaneidad irreflexiva del leopardo. Esos momentos suelen producirse sobre todo cuando los jugadores están voleando en la red, El intercambio de golpes a tan corta dis- tancia suele ser tan rápido que se requiere una acción más veloz que el pensamiento. Estos momentos son muy emocio- nantes, y los jugadores a menudo se quedan asombrados al conseguir colocar perfectamente unas pelotas que ni siquiera esperaban alcanzar. Al moverse más rápido de lo que creían ser capaces, no tienen tiempo para plancar nada, el golpe per- fecto simplemente sucede. Y al pensar que no han ejecutado el golpe de forma deliberada, suelen llamarlo suerte; pero si su- cede repetidamente, uno comienza a tener confianza en sí mismo y a sentir una profunda seguridad. En resumen, el máximo rendimiento requiere una desa- celeración mental. Esto quiere decir menos pensamiento, menos cálculos, menos juicios, menos preocupaciones, menos miedos, menos expectativas, menos intentos por esforzarse, menos lamentaciones, menos controles, menos nervios, me- nos distracciones. La mente está en calma y en silencio cuan- do está totalmente en el aquí y ahora, y en una perfecta unidad con la acción ejecutada y el ejecutor de esa acción. El objetivo 42 Silenciar al yo número 1 1 Juego Interior es aumentar la frecuencia y la duración de tos momentos, acallar de forma progresiva la mente y alcan- r así una expansión continua de nuestra capacidad para ¡prender y actuar. Llegados a este punto, la pregunta es obvia: «¿Cómo jedo acallar al yo número 1 durante un partido de tenis?». A odo de experimento, el lector puede dejar de leer durante momento e intentar detener el pensamiento. Comprueba durante cuánto tiempo puedes estar sin que ningún pensa- miento circule por tu cabeza. ¿Un minuto? ¿Diez segundos? Lo más probable es que se te haya hecho muy difícil, por no decir imposible, acallar la mente por completo. Un pensa- miento te llevó a otro y éste a otro, y así sucesivamente. Para la mayoría de nosotros, conseguir acallar la mente es un proceso gradual que implica el aprendizaje de varias habi- lidades interiores. Estas habilidades son realmente un arte, el arte de olvidar los hábitos mentales que hemos adquirido des- de la infancia. La primera habilidad que tenemos que aprender es la de abandonar nuestra tendencia a juzgar nuestro desempeño como bueno o malo. Abandonar todo juicio es una de las cla- ves del Juego Interior. Lo que eso significa irá emergiendo a medida que leas el resto de este capítulo, Cuando desapren- damos nuestra tendencia a emitir juicios, podremos alcanzar un tipo de juego espontáneo y concentrado. 43 El juego interior del TENIS Dejar de juzgar Para ver este proceso de juicio en acción, observa cual- quier partido o clase de tenis. Observa atentamente el rostro de un jugador y verás las expresiones que reflejan los juicios que está emitiendo su mente. El ceño se frunce después de cada «mal» golpe, y expresiones de autosatisfacción aparecen des- pués de cada golpe juzgado como especialmente «bueno». Muchas veces estos juicios serán expresados verbalmente en un vocabulario que varía mucho, dependiendo del jugador y del grado de satisfacción o disgusto que le ha producido su golpe. A veces percibirás el juicio más en el tono de voz que en las propias palabras. La afirmación «volviste a girar la raque- ta» puede ser una simple observación o una dura autocrítica, dependiendo del tono de voz usado, Las órdenes «no pierdas de vista la pelota» o «mueve los pies» pueden ser un aliento para el cuerpo o la censura de una acción anterior. Para entender más claramente lo que quiero decir con la palabra juicio, imaginemos un partido entre el señor A y el señor B, con el señor C como juez de silla. El señor A está en su segundo servici en el primer punto de una «muerte súbi- ta». La pelota bota fuera y el señor C grita: «Out. Doble falta». Al ver que la pelota bota fuera y al oír «doble falta», el señor A frunce el ceño, se insulta a sí mismo y dice que su servicio fue «pésimo». Al ver el mismo golpe, el señor B lo juzga como «bueno» y sonríe. El juez de silla no frunce el ceño ni tampo- co sonríe, simplemente canta las pelotas tal como las ve. Lo importante aquí es constatar que ninguno de los dos juicios emitidos por los jugadores (el juicio «bueno» y el juicio aa Silenciar al yo número 1 «pésimo») son atributos del golpe en sí. Más bien son evalua- ciones agregadas a ese evento según las reacciones individua- les de cada uno. El señor A está diciendo: «No me gusta ese evento»; el señor B está diciendo: «Me gusta ese evento». El juez de silla, pese a su nombre, no emite ningún juicio sobre ese evento, no dice si es positivo o negativo; simplemente ve la pelota y la canta fuera. Si el evento se repite más veces, el señor A se va a molestar mucho, el señor B va a seguir muy conten- to, y el juez de silla seguirá señalando con objetividad todo lo que suceda. Para mí, el juicio es el acto por el cual se asigna un valor positivo o negativo a un evento. Eso quiere decir que algunos eventos que forman parte de tu experiencia son buenos y te gustan, y otros son malos y no te gustan. No te gusta verte mandando la pelota a la red, pero te gusta —y juzgas como algo bueno— ver a tu adversario completamente vencido por tu servicio. Por lo tanto, los juicios son las reacciones persona- les de nuestro ego a todo lo que experimentamos: objetos visuales, sonidos, pensamientos y sentimientos. ¿Qué tiene que ver todo esto con el tenis? Pues bien, resulta que es el juicio el que da inicio al proceso de pensa- miento. Primero, el jugador juzga como bueno o malo uno de sus golpes. Si lo juzga malo, comenzará a pensar sobre qué es lo que ha fallado. Seguidamente pensará en cómo corregirlo. Luego intentará esforzarse en hacerlo bien y se dará instruc- ciones a sí mismo para ello. Finalmente volverá a evaluarse. Obviamente, con todo esto, la mente está muy lejos de hallar- se en silencio y el cuerpo se encuentra tenso de tanto intentar. En el caso de que el golpe haya sido considerado bueno, el yo 45 El juego interior del TENIS número 1 comienza a preguntarse cómo es posible que haya logrado hacerlo tan bien; luego intenta hacer que el cuerpo repita esa hazaña mediante instrucciones que se da a sí mis- mo, tales como intentar esforzarse y otras por el estilo, Ambos procesos mentales acaban produciendo más evaluaciones, lo que ayuda a perpetuar la actividad mental y los pensamientos, así como un tipo de desempeño en el que uno está demasiado pendiente de sí mismo. Como consecuencia de ello, los múscu- los del jugador se tensan cuando necesitan estar relajados, los golpes se vuelven torpes y sin fluidez, y así las evaluaciones negativas pueden continuar con intensidad creciente. Después de que el yo número 1 haya evaluado varios gol- pes, es probable que comience a generalizar. En lugar de con- siderar un único golpe como «otro mal revés», comienza a pensar: «Tienes un pésimo revés». En lugar de pensar: «Te pusiste nervioso en ese punto», generaliza y dice: «Eres el mayor cobarde de todo el club». Otras generalizaciones muy comunes son: «Estoy teniendo un mal día», «siempre fallo las más fáciles», «soy lento», etcétera. Es interesante ver cómo esta mente hipercrítica va ampliando su rayo de acción, Puede comenzar con una que- ja, «qué pésimo servicio»; luego esto se convierte en «qué mal estoy sirviendo hoy». Después de algunos «malos» servicios más, el juicio se hace más amplio y el jugador se dice: «Mi ser- vicio es una porquería», Esto puede seguir creciendo y conver- tirse en «soy un pésimo jugador de tenis», para culminar final- mente en «no sirvo para nada». La mente comienza juzgando un hecho aislado, luego juzga un grupo de hechos, después se identifica con ese grupo, y finalmente, se juzga a sí misma. 46 Silenciar al yo número 1 Lo que suele ocurrir con estos juicios es que terminan nvirtiéndose en realidades. Estos juicios son comunicados yo número 1 dirigidos al yo número 2, los cuales, después infinitas repeticiones, se convierten en expectativas incrus- idas en la persona e incluso en convicciones definitivas sobre yo número 2. Luego, el yo número 2 comienza a confirmar tas expectativas. Si te dices el suficiente número de veces que servicio es pésimo, se produce una especie de proceso ipnótico. Es como si le hubieras dado al yo número 2 un papel que interpretar —el papel de pésimo servidor— y éste lo interpretara a la perfección, reprimiendo provisionalmente sus verdaderas capacidades. Una vez la mente hipercrítica ha creado una identidad basada en sus juicios negativos, la inter- pretación seguirá escondiendo el verdadero potencial del yo número 2 hasta que el embrujo hipnótico se rompa. En resu- men, comienzas a convertirte en aquello en lo que piensas. Después de haber estrellado una buena cantidad de reve- ses contra la red, el jugador se dice que tiene un revés «muy malo» o como mínimo que su revés tiene un mal día, Luego se dirige al profesor para que se lo arregle de la misma forma que un enfermo va a ver al médico. Se espera que el profesor —-o el jugador profesional — emita un diagnóstico para ese revés defectuoso y proporcione un remedio, Es una situación típica. En la tradición de la medicina china, los pacientes van a ver al doctor cuando están bien y se espera que el doctor los mantenga así. De la misma forma, debería ser posible, y mucho menos frustrante, acudir al experto con tu revés tal cual es, sin agregar ningún juicio sobre si es bueno o malo. 47 El juego interior del TENIS Cuando se le pide a la mente hipercrítica que deje de emitir juicios sobre el juego, ésta suele protestar: «Pero si no puedo efectuar un buen golpe de revés, ¿qué se supone quede- bo hacer? ¿Debo acaso ignorar mis fallos y pretender que mi juego está estupendamente?». Aclaremos esto: dejar de emitir juicios no quiere decir ignorar los errores. Quiere decir sim- plemente ser consciente de las cosas tal como son, sin agregar nada. Esta conciencia libre de juicio puede muy bien tener presente que, en un partido, mandaste el cincuenta por ciento de tus primeros servicios a la red. Este hecho no es ignorado. Esta conciencia puede decir que tu servicio fue irregular e intentar descubrir las causas. El proceso de juicio comienza cuando el servicio recibe la calificación de «malo». Esta califi- cación es seguida por una reacción de rabia, frustración o desaliento, la cual interferirá en el juego del tenista, Si el juicio no fuese nada más que esa calificación, y no hubiese posterio- res reacciones del ego, la interferencia sería mínima, Pero des- graciadamente este tipo de calificaciones suelen llevar a reac- ciones emocionales y luego a tensión muscular, intentos por esforzarse mucho, autocríticas, etcétera, Este proceso de juicio puede reducirse usando palabras estrictamente descriptivas para comentar lo que veas. Si un jugador hipercrítico acude a mí, intentaré no creer- le las cosas que cuente sobre su «pésimo» revés o sobre lo «mal» jugador que es. Si manda las pelotas fuera de la pista, tendré en cuenta que han ido fuera, y puede que tenga en cuenta la razón por la cual han salido fuera. Pero dhay necesi- dad de juzgar ese revés como «malo»? Si lo hago, lo más pro- bable es que me ponga tan nervioso y tenso al corregirlo como Silenciar al yo número 1 está él al corregirse a sí mismo. El juicio produce tensión, y tensión interfiere en la fluidez que requiere el movimiento iso y rápido. La relajación produce golpes fluidos y es el ltado de aceptar tus golpes tal como son, incluso si son áticos. . Lee la siguiente analogía y ve si no comienza a surgir una al- ternativa al hecho de juzgarlo todo. Cuando plantamos una milla de rosa en la tierra y vemos lo pequeña que es, no la criticamos por carecer de raíces y de tallo. La tratamos como una semilla y le damos el agua y el alimento que necesita, Cuando comienza a crecer y a surgir de la tierra, no la conde- namos llamándola inmadura o subdesarrollada; tampoco cri- ticamos a los capullos por no abrirse cuando aparecen. Lo que hacemos es asombrarnos ante el proceso que está teniendo lugar y darle a la planta el cuidado que necesita en cada etapa de su desarrollo. La rosa es una rosa desde que es una semilla hasta el momento en que muere, En la semilla se halla todo el potencial de la rosa, Y la rosa está siempre en un proceso de desarrollo; sin embargo, en cada momento, ella está perfecta- mente bien tal como es, Asimismo, los errores que cometemos pueden conside- rarse una parte importante del proceso de desarrollo. En este proceso, nuestro juego progresa mucho gracias a los errores, Incluso los bajones son parte de ese proceso. No son «malos» pero pueden extenderse por mucho tiempo mientras los con- sideremos algo malo y nos identifiquemos con ellos, Como un buen jardinero que sabe cuándo la tierra necesita alcalinidad y cuándo acidez, el profesor competente debería ayudarte en el desarrollo de tu juego. Generalmente, lo primero que hace falta 49 El juego interior del TENIS : idiar con los conceptos negativos que inhiben el proceso innato de desarrollo. El primer paso es ver tus golpes tal como son. Tienen que ser percibidos con claridad, Esto sólo puede hacerse cuando el Juicio personal está ausente, Apenas un golpe es visto con cla- ridad y aceptado tal cual es, un rápido proceso de cambio se pone en marcha. El ejemplo siguiente, una historia verdadera, ilustra la clave para desbloquear el desarrollo natural de nuestros golpes. El descubrimiento del aprendizaje natural Un día de verano en 1971, cuando le estaba dando clase a un grupo de gente en el Tennis Ranch de John Gardiner, situado en el valle de Carmel en California, un hombre de negocios se dio cuenta de cuánta más potencia y control tenía su revés cuando llevaba hacia atrás su raqueta por debajo del nivel de la pelota. Estaba tan entusiasmado con su «nuevo» golpe que corrió a contárselo a su amigo Jack, como si se tra- tara de algún milagro. Jack, que consideraba que su irregular revés era uno de los mayores problemas de su vida, vino corriendo hacia mí durante la hora del almuerzo y me dijo: «Mi revés siempre ha sido un desastre, a lo mejor me puedes ayudar», Yo le pregunté: «¿Qué le pasa a tu revés?». «Mi raqueta está demasiado alta cuando la llevo hacia atrás para golpear la pelota», me dijo. «¿Y cómo lo sabes?», le pregunté. «Lo sé porque al menos cinco profesionales del tenis me lo han dicho, Pero no he podido corregirlo.» Silenciar al yo número 1 Por un momento me di cuenta de lo absurdo de la situa- jón. Tenía delante de mí a un importante ejecutivo que con- laba grandes empresas comerciales de enorme complejidad que me pedía ayuda porque no podía controlar su propio zo derecho. Por qué será que no puedo, me pregunté, dar- esta simple respuesta: «Claro que te voy ayudar. ¡B-a-j-a t-u -q-u-e-t-al». Pero quejas como la de Jack son muy comunes entre gen- te de todos los niveles de inteligencia y competencia. Además, estaba claro que al menos cinco profesionales le habían pedi- do que bajara su raqueta sin que ello sirviera de mucho. ¿Qué le impedía hacerlo?, me pregunté. Le pedí a Jack que ejecutase algunos reveses en el patio mismo en el que estábamos. Comenzaba a echar la raqueta hacia atrás desde muy abajo, pero luego, antes de iniciar el movimiento hacia delante, la levantaba hasta la altura de los hombros para luego ejecutar el golpe a la pelota imaginaria. Los profesionales que consultó tenían razón. Le pedí que e ningún repiticsc cl movimiento unas veces más pero no comentario. «¿Estoy haciéndolo mejor?», me preguntó. «Estoy intentando mantener baja la raqueta.» Pero cada vez, antes de dar el golpe hacia delante, levantaba la raqueta. Era obvio que si hubiese golpeado una pelota real, ese levanta- miento de la raqueta habría estropeado el golpe. «Tú revés está bien», le dije de modo reconfortante. «Sólo está pasando por algunos cambios. ¿Por qué no le echas un vistazo más de cerca?». Caminamos hasta una puerta de vidrio y le pedí que repitiera su golpe mientras observaba su reflejo. Lo hizo, y de nuevo levantó la raqueta al echarla hacia 51 El juego interior del TENIS atrás, pero esta vez se quedó atónito. «Hey, ¡realmente levan- to mucho la raqueta al echarla hacia atrás! ¡La raqueta sube más alto que mi hombro!». No había juicio en su tono de voz; simplemente estaba describiendo con asombro lo que sus ojos habían visto. Lo que me sorprendió fue la sorpresa de Jack. ¿No me había dicho acaso que cinco profesionales del tenis le habían indicado que levantaba demasiado la raqueta? Estoy seguro de que si le hubiese dicho lo mismo después de su primer gol- pe, me habría contestado: «Sí, ya lo sé». Pero lo que estaba claro es que realmente no lo sabía, ya que nadie se sorprende tanto al ver algo que ya conoce. A pesar de todas esas clases, nunca había experimentado directamente lo alto que levantaba la raqueta, Su mente había estado tan absorta en emitir juicios y en intentar cambiar ese «mal» golpe, que nunca había perci- bido el golpe en sí. Al ver el golpe tal como era, Jack pudo mantener su raqueta baja sin ningún esfuerzo en el siguiente intento. «Este revés me produce una sensación totalmente distinta a la de todos los reveses que he dado en mi ida», declaró. Repetía el movimiento una y otra vez. Curiosamente, no se felicitaba por hacerlo bien, estaba totalmente absorto en la especial sensa- ción que le producía. Después del almuerzo, le lancé a Jack algunas pelotas y pudo recordar el movimiento y repetirlo. Esta vez él sentía hasta dónde llevaba la raqueta. Había reemplazado la imagen visual anterior por una sensación automática. Era una expe- riencia nueva para él. En poco tiempo ya estaba ejecutando perfectos reveses liftados y mandando la pelota al otro lado de 52 Silenciar al yo número 1 la red con tal facilidad que uno hubiese pensado que era su Ipe natural. Después de diez minutos ya sentía que domi- iba por completo su nuevo golpe. Hizo una pausa para dar- e las gracias: «No puedo decirte lo agradecido que estoy por que has hecho. He aprendido más contigo en diez minutos que en veinte horas de clase dedicadas exclusivamente a mi revés», Pude sentir como algo en mi interior comenzaba a hin- charse al oír esas «buenas» palabras. Al mismo tiempo, no sabía qué decir ante tantos halagos y balbuceé algún tipo de agradecimiento. Entonces, por un momento, mi mente se quedó en blanco y me di cuenta de que ino le había dado a Jack ninguna instrucción verbal acerca de su revés! «Pero ¿qué es lo que te he enseñado realmente?», le pregunté. Jack se quedó en silencio durante un minuto mientras recordaba todo lo que yo le había dicho. Finalmente, me dijo: «¡No recuerdo que me hayas dicho nada! Sólo estabas ahí observándomc, y Juego hiciste que yo me observara a mí mismo con más dete- nimiento de lo que lo había hecho nunca. En lugar de ver lo que mi revés tenía de ‘malo’, me puse simplemente a observar y la mejora ocurrió por sí misma. No sé por qué, pero cierta- mente aprendí mucho en un corto período de tiempo». Jack había aprendido mucho, pero ¿acaso alguien le había «enseñado» algo? Este asunto me fascinaba. No puedo describir lo bien que me sentí en esa ocasión, o por qué me sentí así. Incluso empezaron a saltarme las lágri- mas. Yo había aprendido algo y Jack había aprendido algo, pero no había nadie que se adjudicara el mérito de haber enseñado. Sólo existía el descubrimiento de que ambos habíamos partici pado en un maravilloso proceso de aprendizaje natural. 53 El juego interior del TENIS La clave que permitió liberar el nuevo revés de Jack —que siempre estuvo allí esperando a ser liberado— radica en que, cuando dejó de intentar cambiar su revés, lo vio tal como era. Primero, con la ayuda de un espejo, pudo experi- mentar directamente su revés. Sin pel r o analizar, Jack aumentó su conciencia del golpe que ejecutaba. Cuando la mente se halla libre de todo juicio y pensamiento, está en silencio y actúa como un espejo. Entonces, y sólo entonces, podemos ver las cosas tal como son. Conciencia de aquello que es En el juego del tenis hay dos cosas importantes que es necesario saber. La primera es dónde está la pelota. La segun- da es dónde se encuentra la cabeza de la raqueta, Desde el pri- mer momento que alguien comienza a aprender a jugar al tenis, se le dice lo importante que es observar la pelota. Es muy simple: llegas a saber la posición de la pelota gracias a que la es- tás observando, No hace falta que pienses: «Oh, ahí viene la pelota; ha pasado por encima de la red y se acerca a gran velo- cidad, Va a botar cerca de la línea de fondo y es mejor que la golpee apenas comience a subir». No, lo que haces es observar la pelota y dejar que se produzca la respuesta apropiada. De la misma forma, no hace falta que pienses acerca de dónde debería estar la cabeza de tu raqueta, pero tendrías que comprender la importancia de ser consciente de dónde está la cabeza de la raqueta en todo momento. No puedes mirarla para saber dónde se encuentra porque estás pendiente de la 54 Silenciar al yo número 1 , Tienes que sentirla. Ese sentir te dirá dónde está la dela raqueta. Saber dónde debería estar no es lo mismo sentir dónde está. Sentir dónde está es saber dónde está. No importa cuál sea la queja de la persona que tiene una conmigo, he descubierto que lo más beneficioso para ese dor consiste primero en alentarlo a ver y a sentir lo que haciendo —es decir, aumentar su conciencia de aquello es— Yo sigo el mismo procedimiento cuando mis propios Ipes están fuera de forma. Pero para ver las cosas tal como debemos quitarnos nuestras gafas de juez, sean éstas de color rosa o más oscuras. Hacer esto ayuda a liberar un proceso ral de desarrollo que es tan sorprendente como hermoso. Por ejemplo, supongamos que un jugador se queja de ¡ue está ejecutando el drive a destiempo. Yo no le proporcio- ría un análisis de lo que está mal para luego decirle: «Echa “antes tu raqueta hacia atrás», o «golpea la pelota cuando esté un poco más lejos de ti». En lugar de hacer eso, le pediría sim- plemente que le prestara atención a la posición de la cabeza de su raqueta en el momento en que la pelota bota en su lado de la pista. Como ésta no es una indicación típica, es probable que al jugador nunca le hayan dicho nada sobre dónde debería estar —o dónde no debería estar— su raqueta en un momen- to dado. Si su mente hipercrítica está activada, es probable que se ponga un tanto nervioso, ya que al yo número 1 le gusta hacer las cosas «bien» y se pone nervioso cuando no sabe si una cierta acción está bien o mal. Así que preguntará inme- diatamente sobre dónde debería colocar la raqueta en el momento en que bota la pelota. Pero yo me niego a decírselo 55 El juego interior del TENIS y le pido que sólo observe dónde está su raqueta en ese momento. Después de que ha ejecutado algunos golpes, le pido que me diga dónde estaba su raqueta en dicho momento, La res- puesta típica suele ser: «Estoy tardando demasiado en echar mi raqueta hacia atrás, Sé lo que estoy haciendo mal, pero no puedo evitarlo». Ésta es una respuesta muy común entre todo tipo de deportistas, y es la causa de mucha frustración. «Olvídate un segundo de lo que está bien o mal», le suge- riría yo. «Sólo observa tu raqueta en el momento en que la pelota bote en tu lado de la pista» Después de mandarle cin- co o diez pelotas más, lo más probable es que el jugador me diga: «Lo estoy haciendo mejor, estoy echando antes la raque- ta hacia atrás». «Sí, y ¿dónde estaba tu raqueta?», le pregun- taría yo. «No lo sé, pero creo que la estaba echando hacia atrás en el momento preciso... ¿no es así?», sería la respuesta más común, La mente hipercrítica se siente incómoda sin tener una norma para lo que está bien y lo que está mal y crea una nor- ma propia, Entre tanto, dejamos de prestarle atención a aque- llo que es para dedicarnos al intento de hacer bien las cosas. A pesar de que en este caso el jugador puede estar echando antes su raqueta hacia atrás y golpeando mejor la pelota, él sigue ignorando dónde se encuentra su raqueta, (Si se deja al tenis- ta en este estado, es decir, si se le deja con la idea de que ha des- cubierto el «secreto» que resuelve su problema —echar antes su raqueta hacia atrás —él se quedará muy contento. Saldrá a jugar con muchas ganas y se repetirá antes de cada drive: «Echarla antes hacia atrás, echarla antes hacia atrás, echarla 56 Silenciar al yo número 1 antes hacia atrás...». Durante algún tiempo esta frase mágica producirá «buenos» resultados. Pero más adelante comenzará a fallar de nuevo a pesar de seguir usándola; se preguntará qué es lo que está «mal» y acudirá de nuevo a algún profesional para que le dé otro consejo más.) p Así que en lugar de dar por resuelto el problema cuando el jugador está satisfecho, le pido de nuevo que observe su raqueta y me diga exactamente dónde se encuentra en el momento en que bota la pelota. Cuando el jugador pueda finalmente observar su raqueta con desapego e interés, sentirá lo que está haciendo y su conciencia de la raqueta aumentará. Luego, sin hacer ningún esfuerzo por corregirse, descubrirá que su golpe ha comenzado a desarrollar un ritmo natural. De hecho, descubrirá el mejor ritmo para él mismo, que pue- de muy bien ser ligeramente distinto al que dicta la norma de lo que se considera «correcto». Cuando le toque jugar, no tendrá que repetirse ninguna frase mágica, y podrá concen- trarse sin necesidad de pensar. Lo que he intentado mostrar es que existe un proceso natural de aprendizaje que opera en todo el mundo —si se le deja—. Este proceso está a la espera de ser descubierto por todos los que ignoran su existencia. No es necesario que me creas; puedes descubrirlo por ti mismo en el caso de que no lo hayas hecho ya. Si ya lo has descubierto, confía en él. (Éste es el tema del capítulo 4.) Para descubrir este proceso de apren- dizaje natural, hace falta abandonar el antiguo hábito de corregir los defectos; es decir, es necesario abandonar el juicio y ver qué pasa. ¿Se desarrollarán o no tus golpes bajo el efecto de una atención no crítica? Compruébalo. 57 El juego interior del TENIS ¿Y qué hay del pensamiento positivo? Antes de dar por terminado el tema de la mente hipercrí- tica, hace falta decir algunas cosas sobre el «pensamiento posi- tivo». Se habla mucho hoy en día de las «malas» consecuencias del pensamiento negativo, Muchos libros y artículos reco- miendan que hay que reemplazar los pensamientos negativos por pensamientos positivos. Se le aconseja a la gente que deje de decirse que es fea, torpe, desgraciada o lo que sca, y que se repita todo el tiempo que es atractiva, ágil y feliz. Reemplazar un hábito de «hipnosis negativa» por una especie de «hipnosis positiva» puede ofrecer beneficios a corto plazo pero, por lo que yo he visto, la luna de miel acaba muy pronto. Una de las primeras lecciones que aprendí al convertirme en profesor de tenis fue no criti ar a ningún alumno, ni siquie- ra sus golpes. En lugar de eso, felicitaba al alumno cada vez que podía, y ofrecía sólo sugerencias positivas sobre cómo corregir los golpes. Algún tiempo después, decidí dejar de feli- citar a los alumnos. El descubrimiento que precedió a ese cambio se produjo un día que le estaba dando una clase sobre el juego de pies a un grupo de mujeres. Acababa de hacer algunos comentarios sobre la autocríti- ca cuando Clare, una de las mujeres, me preguntó: «Puedo entender que el pensamiento negativo sea perjudicial, pero ¿ y el hecho de felicitarse cuando lo has hecho bien? ¿Y el pensa- miento positivo?». Mi respuesta fue algo vaga: «Bueno no creo que el pensamiento positivo sea tan perjudicial como el pen- samiento negativo». Sin embargo, durante la lección siguien- te, pude ver las cosas con más claridad. Silenciar al yo número 1 Al comienzo de la lección, les dije a las mujeres que iba a wzarle a cada una de ellas seis pelotas de drive, y que quería je fuesen conscientes de sus pies: «Sed conscientes de cómo mueven vuestros pies al posicionaros para el golpe, y si hay Iguna transferencia de peso en el momento en que golpeáis la pelota». Les dije que no había que pensar en ninguna forma correcta o incorrecta de hacerlo; sólo tenían que observar su juego de pies con total atención. No hice ningún comentario mientras les lanzaba las pelotas. Observé atentamente lo que “estaba sucediendo, pero no emití ningún juicio, ni positivo ni negativo. Del mismo modo, las mujeres estaban en silencio, observándose las unas a las otras sin hacer comentarios. Todas parecían absortas en el simple proceso de experimentar el movimiento de sus pies. Después de la serie de treinta pelotas, adverú que ningu- na de ellas había ido a parar a la red. Estaban todas juntas en una esquina en el lado opuesto de la pista. «Mirad», les dije, a y no hay nin- «todas las pelotas están juntas en una esq guna en la red.» Aunque semánticamente este comentario no era más que la observación de un hecho, mi tono de voz indi- caba que estaba satisfecho con lo que veía, Estaba felicitándo- las e, indirectamente, me estaba felicitando a mí mismo como profesor. Para sorpresa mía, la mujer a la que tocaba golpear la pelota dijo: «Vaya, itenías que decir eso justo antes de mi tur- nol». A pesar de que lo dijo medio en broma, me di cuenta de que estaba algo nerviosa. Repetí las mismas indicaciones que antes y comencé a lanzar treinta pelotas más sin hacer ningún comentario. Esta vez pude constatar algunos ceños fruncidos 59 El juego interior del TENIS entre las mujeres, y el juego de pies parecía algo más torpe que en la serie anterior. Después de la trigésima pelota, había ocho en la red y las restantes estaban todas desperdigadas. Me eché la culpa a mí mismo por haber echado a perder la magia del momento. Seguidamente, Clare, la chica que me había preguntado sobre el pensamiento positivo, exclamó: «Oh, yo tengo la culpa de todo. Fui la primera en mandar la pelota a la red, y luego mandé cuatro más». Me quedé asom- brado, y también las otras mujeres, porque no era verdad, Otra persona fue la primera en mandar la pelota a la red, y Clare sólo estrelló dos pelotas contra la red. Su mente hipercrítica había distorsionado su percepción de lo que realmente había sucedido, Luego les pregunté a las mujeres si habían notado algo distinto durante la segunda serie de pelotas. Cada una de ellas afirmó estar menos consciente de sus pies y más pendientes de no enviar la pelota a la red. Estaban intentando satisfacer unas expectativas y seguir una norma que acababa de establecerse. Eso era exactamente lo que no había sucedido durante la pri- mera serie de pelotas, Me di cuenta de que mi felicitación había activado su tendencia a emitir jui ios. El yo número 1, la mente egoica, había hecho acto de presencia. Gracias a este ejercicio, comencé a ver cómo funcionaba el yo número 1. Como siempre está buscando aprobación e intentando evitar la desaprobación, esta sutil mente egoica ve cada elogio como una crítica en potencia. Razona de la siguiente forma: «Si el profesor está contento con un tipo de desempeño, estará descontento con el desempeño opuesto. Si le agrado al hacer bien las cosas, lo voy a desagradar al hacerlas 60 Silenciar al yo número 1 mal». Se ha establecido una norma que dicta lo que está bien lo que está mal, y la consecuencia inevitable será una con- centración dividida e interferencias del ego. Las mujeres también comenzaron a comprender la cau- de su rigidez durante la tercera serie de pelotas. Entonces lare pareció iluminarse como una bombilla de 1000 watts. ¡Ya lo veo!», exclamó, golpeándose la frente con la mano. «Mis felicitaciones son críticas disfrazadas. Uso las dos para manipular mi comportamiento.» Y dicho esto, salió corriendo de la pista, al tiempo que decía que tenía que ir a ver a su marido, Evidentemente, había visto una conexión entre la for- ma en que se trataba a sí misma en la pista de tenis y sus rela- ciones familiares, ya que una hora más tarde la vi con su mari- do, totalmente absorta en una intensa conversación. Está claro que las evaluaciones positivas y las negativas van juntas. Es imposible juzgar un hecho como positivo sin juzgar otros hechos como no positivos o negativos. Es imposi- ble eliminar únicamente el lado negativo de todo juicio. Para ver tus golpes tal como son, no hace falta atribuirles cualidades positivas o negativas. Lo mismo vale para el resultado de esos golpes. Puedes ver exactamente dónde ha ido a parar una pelota sin clasificar ese hecho como algo «malo», Al eliminar el juicio, no estás evitando ver aquello que es. Eliminar el jui- cio quiere decir que no le agregas ni le quitas nada a los hechos que presencias. Las cosas aparecen tal como son —sin distorsio- nes —. De esta forma, la mente logra una mayor calma. «Pero», protestará el yo número 1, «si veo que mi pelota ha botado fuera y no la juzgo como algo malo, no tendré ningún motivo para cambiar nada. Si no me disgusta lo que 61 El juego interior del TENIS estoy haciendo mal, ¿cómo voy a cambiarlo?». El yo número 1, la mente egoica, quiere ser el responsable de «mejorar» las cosas, Quiere desempeñar un papel protagonista en cómo se desarrollan las cosas. Y él es el que se preocupa y sufre cuando las cosas no salen como él quiere. En el próximo capítulo hablaremos de un proceso alter- nativo: un proceso en el que las acciones fluyen espontánea y sensatamente sin la presencia de una mente egoica que esté siempre persiguiendo lo que es positivo e intentando reformar aquello que es negativ . Pero antes de concluir este capítulo, Ice esta profunda y engañosamente simple historia que me contó Bill, un amigo mío al que respeto mucho. Tres hombres están en un coche que circula por la calle de una gran ciudad a primeras horas de la mañana. Supon- gamos que cada hombre representa a un tipo distinto de jugador de tenis. El hombre sentado al lado derecho es una persona que piensa positivamente y que cree que su juego es estupen- do. Posee una enorme autoestima debido al hecho de que su tenis es tan superior. Al mismo tiempo, admite ser todo un playboy al que le gusta disfrutar de «los placeres» de la vida. El hombre sentado en medio es una persona negativa que está siempre analizando lo que está mal, en su vida y en el mundo. Siempre está metido en algún programa de perfeccionamien- to personal, El tercer hombre, que está al volante, se halla en vías de abandonar todo tipo de juicio. Él sigue el Juego Interior, apreciando las cosas tal como son y haciendo lo que parece más sensato. El coche se detiene en un semáforo en rojo, y una her- mosa chica cruza la calle delante de ellos. Los tres se quedan 62 Silenciar al yo número 1 mirándola, no sólo por su belleza ¡sino porque está totalmen- te desnuda! El hombre sentado a la derecha se pone a imaginar lo agradable que sería estar con esa mujer en otras circunstan- cias. Por su mente circulan todo tipo de recuerdos y fantasías sexuales. El hombre sentado en medio está presenciando un ejem- plo de la decadencia moderna. No cree que debería estar siquiera mirando a esa chica, Primero minifaldas, piensa él, luego bailarinas topless, luego bailarinas desnudas, iy ahora ya están en las calles a plena luz del día! ¡Hay que hacer algo para poner fin a esto! El conductor está viendo la misma chica que los otros dos, pero está simplemente observando lo que tiene delante, No ve nada bueno ni nada malo en la situación, y, gracias a ello, advierte un detalle al que sus compañeros no le prestaron atención: los ojos de la chica están cerrados, La chica es una sonámbula. El conductor reacciona inmediatamente con sen- tido común. Le pide al compañero sentado a su derecha que tome el volante, se baja del coche y cubre los hombros de la muchacha con su chaqueta. La despierta con mucho cuidado, le explica que debe de ser sonámbula y se ofrece a acom- pañarla hasta su casa. Mi amigo Bill solía terminar la historia con un guiño de iciendo: «Allí el conductor fue recompensado por su bue- ojoy na obra», dejando que los oyentes imaginaran lo que quisieran. , La primera habilidad que hay que desarrollar en el Juego Interior es la de la conciencia libre de juicio. Cuando conse- .guimos «desaprender» nuestra tendencia a juzgar, descubrimos, 63 El juego interior del TENIS generalmente con cierta sorpresa, que no necesitamos la moti- vación de un reformador para cambiar nuestros «malos» hábi- tos. Quizá sólo necesitemos ser un poco más conscientes de las cosas. Existe un proceso más natural para aprender y actuar que se encuentra a la espera de ser descubierto, Está listo para mostrarte lo que puede hacer cuando se le deja operar sin la interferencia de los esfuerzos conscientes del yo que todo lo juzga. El descubrimiento de este proceso y la confianza en su acción es el tema del próximo capítulo. Pero primero quiero matizar una cosa. Es importante tener en cuenta que no todos los comentarios son juicios. El reconocimiento de tus puntos fuertes, de tus logros y esfuer- zos, así como los de los demás, puede facilitar el aprendizaje natural, a diferencia de los juicios, que sí representan una interferencia. ¿Cuál es la diferencia entre los dos? El recono- cimiento y el respeto por tus propias capacidades ayudan a aumentar la confianza en el yo número 2. Los juicios del yo número 1, por el contrario, pretenden manipular y menosca- bar esa confianza. 64 La confianza en el yo número 2 y ¿Quién o qué es el yo número 2? La tesis del último capítulo era que el primer paso para crear una mayor armonía entre la mente egoica y el cuerpo — Juego Interior del tenis, un jugador profesional de golf lo na ns El juego interior del TENIS expresó así: «Lo que considero que es la técnica correcta para mi swing cambia de día a día, Mi modelo está siempre siendo + destruido y reconstruido a medida que aprendo más y más. Mi técnica está siempre evolucionando», Forma parte de la naturaleza del yo número 2 el evolucionar continuamente, A medida que tu técnica evolucione, tu capacidad para aprender la técnica también va a mejorar y podrás avanzar mucho en poco tiempo, A medida que descubras la capacidad para aprender del yo número 2, no sólo van a mejorar tus golpes sino que habrás aumentado tu capacidad para aprender cual- quier cosa. En la página siguiente viene una tabla que puede darte una idea de cómo seguir las instrucciones de un profesional, de una revista de tenis o de un libro, y cómo convertirlas en instrucciones para tu atención, en instrucciones que faciliten el descubrimiento de tu propia y mejor técnica. Estas observa- ciones deberían hacerse a medida que se ejecutan una canti- dad lo suficientemente grande de golpes para que el yo núme- ro 2 tenga la oportunidad de experimentar y elegir su golpe preferido, Si tienes un profesor, deja que te enseñe, pero que sea el yo número 2 el que tenga el control, porque él es real- mente tu mayor recurso. né } El descubrimiento de la técnica $ GOLPE INSTRUCCIÓN INSTRUCCIÓN PARA TÉCNICA LA ATENCIÓN | Golpes de fondo. | Acompañamiento | Observa el nivel de hasta la altura del hombro. Echa pronto tu raqueta hacia atrás. Coloca la raqueta por debajo del nivel de la pelota para liftar. Golpea la pelota con la parte central de la raqueta, 17 tu acompañamiento en relación con tu hombro, Observa dónde está tu raqueta cuando bota la pelota. Observa el nivel de tu raqueta en rela- ción con la pelota en el momento del impacto. Siente el contacto y nota la cantidad de top spin producida. Siente (no visual- mente) en qué parte de la raqueta ha impactado la pelota. El juego interior del TENIS El descubrimiento de la técnica GoLrE INSTRUCCIÓN INSTRUCCIÓN PARA Gorre INSTRUCCIÓN INSTRUCCIÓN PARA TÉCNICA LA ATENCIÓN TÉCNICA LA ATENCIÓN Apóyateenclpie | Observa qué por- Siempre que sea Concéntrate en el trasero al prepararte | centaje de tu peso posible, golpea la espacio que hay para tu golpe. cargas sobre el pie pelota antes de que | entre la pelota y la trasero cuando te caiga por debajo del | parte superior de la preparas para ejecu- nivel de la red. red. Observa los tar tu golpe. cambios. Volea. Impacto por delante | Observa en qué Servicio. Golpea la pelota con | Observa el grado de del cuerpo. lugar se produce el el brazo totalmente | flexión del codo en el contacto con la pelota. extendido. momento de golpear la pelota. Ejecuta una volea | Observa a qué dis- larga. tancia de la línea de Lanza la pelota a Observa la altura de No eches la raqueta hacia atrás. Golpea la pelota, 18 fondo bota la pelota. ¿Cuán atrás estás echando la raqueta? ¿Cuál es el mínimo que podrías hacerlo? ¿Qué cantidad de movimiento hacia atrás proporciona la mejor oportunidad para golpear la pelota? una altura equiva- lente a la de tu brazo extendido con la raqueta, y a unos quince centímetros por delante de tu pie delantero. tu lanzamiento. Deja caer la pelota y observa dónde bota con respecto a tu pie delantero. 119 Cambiar | los hábitos y El capítulo anterior puede haberte dado algunas ideas de los cambios que te gustaría realizar en tus golpes. El ivo de este capítulo es el de resumir el método del Juego terior para efectuar esos cambios de forma que se conviertan una parte espontánea de tu comportamiento. Es muy fácil consejos, y los hay buenos y malos, Pero lo que suele ser ás dificil de encontrar es una forma práctica de aplicar esos nsejos para cambiar una cierta pauta de comportamiento otra nueva. Este proceso de cambiar los hábitos es el que luce las mayores dificultades. Cuando uno aprende cómo ¡mbiar un hábito, es relativamente simple aprender qué 121 El juego interior del TENIS hábitos hay que cambiar. Una vez has aprendido cómoapren- der, sólo te queda descubrir qué vale la pena aprender, Resumida a continuación viene lo que podríamos llamar una nueva forma de aprender. De hecho, no es nueva en abso- luto; es la forma más antigua y natural de aprender —es sim- plemente un método para olvidar las formas antinaturales de aprender que hemos acumulado hasta la fecha—, ¿Por qué le Cuesta tan poco a un niño aprender un idioma extranjero? Principalmente porque aún no ha aprendido a interferir en su Propio proceso de aprendizaje. La forma de aprender del Juego Interior es un retorno a esa forma infantil. Con la palabra «aprendizaje» no me estoy refiriendo a una acumulación de información, sino al descubrimiento de algo que cambie tu comportamiento —trátese de un compor- tamiento externo, como podría ser uno de los golpes en el tenis, o de un comportamiento interno, como por ejemplo una forma de pensar—. Todos desarrollamos pautas de comporta- miento características y cada una de ellas existe porque desempeña una función. El momento del cambio se produce cuando nos damos cuenta de que la misma función podría realizarse de una manera mejor. Por ejemplo, el hábito de girar la raqueta después de ejecutar un drive es un intento por evitar que la pelota salga de la pista, y existe para producir el resultado deseado. Pero cuando el tenista se dé cuenta de que liftando adecuadamente la pelota puede conseguir que ésta se mantenga dentro la pista, sin incurrir en los riesgos de error que se producen al girar la raqueta durante el acompaña- miento, entonces estará listo para abandonar ese hábito. 122 Cambiar los hábitos Es mucho más difícil romper un hábito cuando no hay “un sustituto adecuado para él. Esto suele ocurrir cuando nos ¡ponemos moralistas con respecto a nuestro juego. Si jun tenis- ta lee en un libro que girar la raqueta después del drive es un error, pero no se le ofrece una alternativa mejor para mantener la pelota dentro de la pista, va a necesitar mucha fuerza de voluntad para continuar con la raqueta plana porque i que va a perder el control de la pelota. Apenas le toque jugar un partido, puedes estar seguro de que volverá a ese héh to, ya que éste le daba una sensación de seguridad y le hacía creer que su pelota no saldría fuera de la pista. Sirve de poco condenar nuestras pautas de comporta- miento actuales —en este caso, nuestros imperfectos golpes actuales — como algo «malo»; es mucho más útil ver qué fun- ción están desempeñando estos hábitos, de modo que, si aprendemos una forma mejor de lograr el mismo resultado, podamos hacerlo, Nunca repetimos ningún comportamiento que no esté desempeñando alguna función o cumpliendo algún propósito. Es difícil que tomemos conciencia de la fun- ción de cualquier pauta de comportamiento mientras estemos culpándonos a nosotros mismos por tener un «mal hábito». Pero cuando abandonemos los intentos por eliminar o corre- gir esc hábito, podremos ver la función que desempeña, y entonces podrá emerger espontáneamente una pauta altesma- tiva de comportamiento que cumpla mejor esa misma función. 123 El juego interior del TENIS La teoría del surco en lo que respecta a los hábitos Esta teoría es simple; cada vez que ejecutas un golpe de una cierta forma aumentas las probabilidades de que lo vuel- vas a hacer de esa misma forma la próxima vez. Así se desa- rrollan pautas, llamadas surcos, que tienen tendencia a repe- tirse. Los jugadores de golf usan el mismo término. Es como si el sistema nervioso fuese parecido a un disco de grabación. Cada vez que se rea a za una acción, se crea una huella en las microscópicas células del cerebro, parecida a la huella que dejaría en la arena una hoja llevada por el viento, Cuando esta acción es repetida, esa huella se hace un poco más profunda, Después de muchas acciones similares, se crea un surco reco- nocible sobre el que se puede desplazar automáticamente la aguja del comportamiento. Entonces se puede decir que el comportamiento sigue un surco. Como estas pautas están desempeñando una función, el comportamiento se ve reforzado o recompensado y tiende a continuar. Cuanto más profundo sea el surco en el sistema nervioso, más difícil va a ser romper el hábito. Todos hemos Pasado por esa experiencia en la que decidimos no volver a golpear nunca más la pelota de una cierta forma, Por ejemplo, el hecho de no perder nunca de vista la pelota debería ser E bastante simple, sobre todo te: 'ndo en cuenta lo beneficioso que es hacerlo. Sin embargo, la perdemos de vista infinidad de veces. De hecho, suele ocurrir que cuanto más intentamos romper un hábito, más difícil nos resulta lograrlo. 124 Cambiar los hábitos Si observas a un jugador que está intentando romper su lábito de girar la raqueta, verás que la mayoría de las veces rá apretando los dientes y usando toda su fuerza de volun- id para cambiar su comportamiento. Observa su raqueta. lespués de haber golpeado la pelota comenzará a girar, iguiendo la pauta acostumbrada. Luego sus músculos se ten- sarán y forzará la raqueta a que vuelva a la posición plana. Podrás ver en la oscilación de la raqueta en qué lugar fue blo- queado el viejo hábito y tomó el control la fuerza de voluntad. Normalmente la batalla sólo se gana, si es que se gana, des- pués de mucha lucha y frustración, y después de un largo tiempo. Es un proceso bastante penoso conseguir salir de surcos mentales que ya son profundos. Es como salir de una zanja. Sin embargo, existe una forma más natural de hacerlo. Un niño no intenta salirse de un viejo surco, ¡simplemente comienza uno nuevo! El surco puede seguir ahí, pero tú no estás dentro de él a menos que te coloques allí. Si piensas que un mal hábito te controla, vas a creer que debes intentar rom- perlo. Sin embargo, un niño no necesita romper su hábito de andar a gatas porque no cree tener un hábito. Simplemente deja de andar a gatas cuando descubre que caminar es una forma más práctica de desplazarse. Los hábitos son afirmaciones sobre el pasado, y el pasado ya no existe, Puede haber un profundo surco en tu sistema nervioso que te lleve a girar la raqueta en el caso de que elijas caer en esa zanja; pero, por otro lado, tus músculos son tan capaces de mantener la raqueta plana como siempre lo han sido. No hace falta tensar todos los músculos de tu brazo para El juego interior del TENIS mantener plana la raqueta; de hecho, hacen falta menos mús- y culos para mantenerla plana que para hacerla girar. Luchar contra los viejos hábitos es lo que produce una tensión mus- cular innecesaria. En resumen, no hace falta luchar contra los viejos hábi- tos. Lo que tienes que hacer es crear hábitos nuevos. Tu resis- tencia al viejo hábito es la que te lleva de vuelta a la zanja. Es fácil comenzar una nueva pauta cuando se hace sin tener en cuenta dificultades imaginadas, tal como lo haría un niño. Puedes comprobarlo a través de tu propia experienci Cambiando un golpe, paso a paso Primer paso: observa sin juzgar He aquí un breve resumen de la forma tradicional en que nos han enseñado a aprender, contrastándola con la forma que propone el Juego Interior. Prueba este método y descu- brirás un camino práctico para producir cualquier cambio que desces en tu juego. ¿Dónde quieres empezar? ¿Qué parte de tu juego nece- sita atención? No siempre es el golpe que consideras peor el que está más listo para un cambio, Es bueno escoger el golpe que más quieres cambiar. Deja que el golpe te diga si quiere cam- biar. Cuando quieres cambiar algo que está listo para cambiar, el proceso fluye con facilidad. 126 Cambiar los hábitos Por ejemplo, supongamos que quieres concentrar tu tención en el servicio. El primer paso consiste en olvidar las las ideas que puedas tener acerca de lo que tiene de malo servicio en su estado actual. Borra todas tus ideas pasadas y 'omienza a ejecutar el servicio sin ejercer ningún control nsciente sobre tu golpe. Observa tu servicio tal como es aho- ra. Deja que siga su propio surco, para bien o para mal. mienza a interesarte en él y experiméntalo tan plenamente como puedas. Observa tu postura y cómo distribuyes tu peso antes de iniciar el servicio. Observa tu empuñadura y la posi- ción inicial de tu raqueta. Recuerda, no corrijas nada, sólo observa sin interferir, A continuación, siente el ritmo de tu movimiento al eje- cutar el golpe. Toma conciencia del recorrido que sigue la raqueta, Luego ejecuta algunos servicios y observa únicamen- te el movimiento de tu muñeca, ¿Tu muñeca está suelta o ten- sa? Sólo observa. Observa también cómo lanzas la pelota al aire en unos cuantos servicios, Siente ese movimiento de lan- zar la pelota. ¿La pelota va a parar siempre al mismo sitio? ¿Cuál es ese sitio? Finalmente, toma conciencia de tu acom- pañamiento. En poco tiempo sentirás que conoces muy bien tu servicio y el surco que suele seguir. También verás los resul- tados de tu ejecución —es decir, el número de pelotas que has estrellado contra la red y la velocidad y precisión de aquellas que alcanzaron el otro lado de la pista—. La conciencia de aquello que es, sin hacer ningún juicio, es relajante, y es la mejor precondición para el cambio. Puede suceder que durante este período de observación algunos cambios hayan comenzado a producirse. Si es así, 127 El juego interior del TENIS deja que el proceso continúe. No tiene nada de malo hacer cambios de forma inconsciente; te evitas la complicación de pensar que fuiste tú el que produjo el cambio, y, por lo tanto, de la necesidad de recordarte a ti mismo cómo hacerlo. Después de que hayas observado y sentido tu servicio durante unos cinco minutos, puede que tengas una clara idea de cuál es el elemento en particular que necesita atención. Pregúntale a tu servicio en qué le gustaría ser distinto. Quizá quiera un ritmo más fluido; quizá quiera más potencia, o más efecto, Si el 90% de las pelotas van a parar a la red, es proba- blemente bastante obvio lo que hay que cambiar. En cual- quier caso, date la oportunidad de sentir el cambio más desca- do y luego observa algunos servicios más. Segundo paso: visualiza el resultado deseado Supongamos que lo que deseas con respecto a tu servicio €s más potencia. El siguiente paso consiste en imaginar tu ser- vicio con más potencia. Una manera de hacer esto podría ser observando el de alguien que tenga mucha potencia en su ser- vicio. No analices demasiado; simplemente absorbe lo que ves € intenta sentir lo que esa persona siente. Escucha el sonido que hace la pelota al ser golpeada y observa el resultado. Luego tómate un tiempo para imaginarte a ti mismo sirvien- do con gran potencia, usando el tipo de movimiento que te sea más natural. Imagina tu servicio con el máximo de detalles visuales y táctiles que puedas. Escucha el sonido en el Cambiar los hábitos momento del impacto y ve cómo la bola sale disparada hacia el cuadro de servicio de tu adversario. Tercer paso: confía en el yo número 2 E Vuelve a ejecutar el servicio, pero sin hacer ningún esfuerzo consciente por controlar tu golpe. Sobre todo, resiste cualquier tentación de intentar golpear la pelota con más fuer- za. Simplemente deja que tu servicio ocurra por sí mismo. Después de haber pedido más potencia, deja que ésta surja. Esto no es magia, así que dale una oportunidad a tu cuerpo para que explore las distintas posibilidades. Pero no importa cuáles sean los resultados, mantén al yo número 1 alejado de este proceso. Si una mayor potencia no surge inmediatamer te, no la fuerces. Confía en el proceso, y deja que tenga lugar. Si después de un cierto tiempo el servicio no parece avan- zar hacia una mayor potencia, es posible que lo mejor sea vol- ver al primer paso. Pregúntate qué es lo que está frenando la velocidad. Si no encuentras ninguna respuesta, pídele a un profesional que eche un vistazo. Supongamos que el profesio- nal descubre que no estás flexionando al máximo la muñeca en la parte final del golpe. Puede que te diga que esto se debe a que estás empuñando la raqueta con demasiada firmeza. El hábito de empuñar con firmeza la raqueta y de ejecutar el gol- pe con una muñeca rígida suele deberse al hecho de intentar golpear la pelota con potencia. Prueba cómo te sientes al empuñar la raqueta con distin tos grados de firmeza. Deja que tu muñeca te muestre lo que El juego interior del TENIS siente al moverse a lo largo de un arco completo y flexible, No supongas que ya lo sabes porque te lo han dicho; siente ínti- mamente ese movimiento de la muñeca. Si tienes alguna duda, pídele a un profesional que te muestre ese movimiento, no que te lo explique verbalmente. Luego imagina mental- mente el movimiento de tu servicio, esta vez viendo claramen- te cómo tu muñeca comienza bien atrás, apunta hacia el cielo y finalmente cae hacia delante, hasta apuntar hacia la pista durante el acompañamiento. Una vez que ya hayas fijado en tu mente la imagen de tu nuevo movimiento de muñeca, eje- cuta de nuevo tu servicio. Recuerda que si intentas flexionar tu muñeca demasiado abruptamente, lo más probable es que se tense demasiado. Déjala que esté suelta, deja que lo largo de un arco creciente tanto como quiera. Aliéntala, pero no la fuerces. No intentar no quiere decir carecer de energía, Descubre por ti mismo lo que eso quiere decir. e flexione a Cuarto paso: observaciones no críticos acerca del cambio y de los resultados Mientras dejas que tu servicio se ejecute a sí mismo, tu papel es simplemente observar. Observa el proceso sin con- trolarlo. Si te dan ganas de ayudar, no lo hagas. Cuanto más puedas llegar a confiar en el proceso natural que está tenien- do lugar, menos tenderás a caer en el hábito de interferir, juz- gar y pensar —y en la ine Durante este proceso sigue siendo importante sentir una cierta indiferencia con respecto adónde vaya a parar la pelota. ble frustración subsiguiente. 130 Cambiar los hábitos A medida que vayas dejando que cambien algunos elementos de tu golpe, otros se verán afectados. A medida que aumentes la flexión de tu muñeca, irás alterando tu ritmo y tu sincroni- zación. Inicialmente esto puede producir una cierta inconsis- tencia, pero si sigues con este proceso, dejando que el servicio se ejecute por sí solo mientras tú te mantienes atento y pacien- te, los otros elementos de tu golpe harán los ajustes necesarios. Como la potencia no depende sólo de la muñeca, und vez que tu muñeca haya encontrado su surco de movimiento, podrías concentrarte en otros elementos tales como el lanza- miento de la pelota o el equilibrio. Obsérvalos y deja que los cambios se produzcan. Sigue ejecutando servicios hasta que sientas que un nuevo surco ha sido creado. Para comprobar si se trata de un nuevo surco, ejecuta algunos servicios y coloca toda tu atención exclusivamente en la pelota, Concéntrate totalmente en las costuras de la pelota al lanzarla al aire, para que puedas estar seguro de que tu mente no está diciéndole a tu cuerpo lo que tiene que hacer. Si el servicio se está ejecu- tando por sí solo de una nueva forma, quiere decir que un sur- co ha comenzado. El juego interior del TENIS La manera normal de aprender Primera etapa Criticar o juzgar el comportamiento pasado Ejemplos: Mi drive está fatal hoy.. Maldita sea, ¿por quésigo fallan- do estas fáciles dejada . No estoy haciendo nada de lo que mi profesor me enseñó en la última clase... Lo hice bien durante el pelotco, pero ahora estoy jugando peor que mi abucla... ¡5% * HS! (Y todo esto se dice en un tono ofensivo y lleno de des- precio.) Segunda etapa Uno se insta a sí mismo a cambiar, repitiéndose continuamente órdenes verbales Ejemplos: Mantén baja la raqueta, mantén baja la raqueta, mantén baja la raqueta... El impacto se realiza por delante del cuerpo, por delante, por delante... No, idiota, imás profundidad en el golpe!... No muevas la muñeca, mantenla firme... ¡Cretino inútil, la volviste a fastidiar! Lanza la pelota más alto esta vez, luego levanta el brazo, recordando flexionar la muñeca, y sin cambiar la empuñadura durante el servicio. Manda la pelota a una de las esquinas del cuadro de servi Cambiar los hábitos Tercera etapa Intento esforzarte mucho, obligate a hacerlo bien En esta etapa, el yo número 1 intenta controlar la acción después de haberle dicho al yo número 2 lo que tiene que hacer. Se usan sin ninguna necesidad muchos músculos del rostro y del cuerpo. Hay una tensión muscular que impide una máxima fluidez del golpe y la precisión en el movimien- to. No se confía en el yo número 2. Cuarta etapa El juicio crítico sobre los resultados lleva al yo número 1 a un círculo vicioso Cuando uno ha intentado ejecutar una acción de la for- ma «correcta», es difícil no sentirse frustrado por los fracasos ni ansioso por los éxitos. Ambas emociones hacen perder la con- centración e impiden experimentar plenamente aquello que está ocurriendo. Un juicio negativo de los resultados obtenidos hace que intentemos esforzarnos aún más; una evaluación positiva hace que intentemos obligarnos a seguir por ese mis- mo camino en el siguiente golpe. Tanto el pensamiento posi- tivo como el negativo inhiben la espontaneidad. El juego Interior del TENIS La forma de aprender del Juego Interior Primera etapa Observa el comportamiento existente sin juzgarlo Ejemplos: Mis tres últimos reveses fucron demasiado largos, por unos sesenta centímetros. Mi raqueta parece algo vacilante, en lugar de realizar un acompañamiento completo. Quizá debería observar la posición de la raqueta en el momento en quela echo hacia atrás... Está bastante por encima del nivel de mi cintura... Así, el golpe salió con más ritmo pero entró. (Todo esto es comentado en un tono algo desapegado.) teresado, si bien Segunda etapa Visualizar el resultado deseado No se usan órdenes. Se le pide al yo número 2 que actúe de la forma deseada para lograr los resultados deseados. Al yo número 2 se le muestra mediante imágenes y sensaciones cualquier elemento del golpe deseado. Si quieres que la pelo- ta vaya a parar a una de las esquinas, simplemente imaginas la trayectoria de la pelota para alcanzar ese objetivo. No intentas corregir errores pasados. 134 Tercera etapa ¡Deja que las cosas sucedan por sí mismas] Confía en el yo número 2 Después de haberle pedido a tu cuerpo que realice una acción determinada, dale la libertad para hacerlo. Se confía en el cuerpo, sin el control consciente de la mente. El servicio parece ejecutarse por sí solo. El yo número 2 inicia un cierto esfuerzo, pero no hay ningún intento por parte del yo núme- ro 1. Dejar que las cosas ocurran no quiere decir carecer de encrgía; quiere decir dejar que el yo número 2 use únicamen- te los músculos necesarios para esa tarea. Nada es forzado. Continúa el proceso. Permite que el yo número 2 haga cam- bios dentro los cambios, hasta que se forme un surco natural. Cuarta etapa Observar los resultados con tranquilidad y sin juzgar lleva a un proceso continuo de observación y aprendizaje Aunque el jugadores consciente de su objetivo, no está emo- cionalmente involucrado en el hecho de alcanzarlo y por lo tanto capaz de observar los resultados con tranquilidad y experi- mentar la totalidad del proceso. Al hacerlo así, logra la mayor con- centración posible y el aprendizaje más rápido. Sólo es necesario hacer nuevos cambios cuando los resultados no se ajustan a la imagen dada. De otro modo, sólo es necesaria una continua El juego interior del TENIS observación del comportamiento que está experimentando un cambio, Obsérvalo cambiar; no intentes producir ese cambio. El proceso es increíblemente simple. Lo importante es experimentarlo. No lo intelectualices. Descubre lo que se sien- te al pedirte a ti mismo que hagas algo y dejar que ocurra sin ningún intento consciente, Para la mayor parte de la gente es una experiencia sorprendente, y los resultados hablan por sí solos, Este método para aprender puede usarse en todo tipo de actividades, tanto dentro como fuera de la pista. Cuanto más te dejes actuar libre de cualquier control en la pista de tenis, más confianza le tendrás a ese maravilloso mecanismo que es el cuerpo humano, Cuanto más confies en él, más capaz pare- ce volverse. Ten cuidado con el retorno del yo número 1 Pero hay un peligro que debo mencionar. He visto que después de haberse quedado maravillados ante los progresos realizados en su juego al dejar que las cosas ocurran, muchos alumnos suelen volver al día siguiente al hábito de intentar esforzarse mucho. Lo más sorprendente es que pese a estar jugando un tenis muy inferior, no parece importarles. En un comienzo, esto me desconcertó. ¿Por qué iba uno a volver a dejar que el yo número 1 controle la situación si los resultados eran tan claramente peores? Tuve que reflexionar bastante para encontrar una respuesta. Comprendí que cada método 136 Cambiar los hábitos ofrecía un tipo de satisfacción muy distinta, Cuando te esfuer- zas en ejecutar un golpe correctamente, y lo consigues, obtie- nes una satisfacción del ego. Sientes que tú tienes el control, que tú eres el que domina la situación. Pero cuando simple- mente dejas que el servicio ocurra por sí solo, no puedes real- mente adjudicarte ningún mérito. No sientes que hayas sido tú el que ha ejecutado el golpe. Sí te sientes satisfecho con rela- ción a las capacidades de tu cuerpo, y puede que incluso asombrado con los resultados, pero el sentido de logro perso- nal y de mérito propio se ve reemplazado por otro tipo de satis- facción. Si una persona entra en una pista de tenis sobre todo para satisfacer los deseos del ego, es probable que elija dejar que el yo número 1 desempeñe el papel principal, a pesar de que los resultados sı an peores. Adjudícale el mérito al yo número 2 Cuando un tenista sienta lo que es «dejarse ir» y permita que el yo número 2 asuma el papel protagonista, no sólo verá cómo sus golpes tienden a ganar en potencia y precisión, sino que experimentará una estimulante sensación de relajación, luso al ejecutar movimientos rápidos. En un intento por repetir una actuación tan espléndida, cl jugador suele dejar que el yo número 1 vuelva a aparecer con un comentario del tipo: «Ahora he dado con el secreto de este deporte; todo lo que necesito hacer es conseguir relajarme». Pero, obviamente, apenas intento relajarme, la verdadera relajación desaparece, y en su lugar aparece un extraño fenómeno llamado «un intento 137 El juego interior del TENIS de relajación». La relajación es algo que sólo sucede cuando uno deja que suceda y no es el resultado de un «intento» o de una acción voluntaria. No se puede esperar que el yo número 1 abandone el control de una sola vez `] yo número 1 irá encontrando un papel apropiado para él a medida que uno progrese en el arte de la concentración relajada. 138 Concentración: aprendiendo a centrar la atención Hasta aquí nos hemos ocupado sobre todo del arte de abandonar el control del yo número 1 y de dejar que el yo número 2 juegue espontáncament Nuestro énfasis principal ha radicado en dar ejemplos prácticos que muestren las ven- tajas de abandonar el juicio sobre uno mismo, el exceso de pensamiento y los intentos por esforzarse demasiado —todos ellos formas de autocontrol —, Pero, incluso si estás totalmen- te convencido de la utilidad de callar al yo número 1, verás que no se trata de algo fácil de conseguir. Con los años he aprendido que la mejor forma de acallar la mente no consiste en decirle simplemente que se calle, o en discutir con ella, o cn eriticarla. Luchar contra la mente es algo que no funciona. Lo El juego interior del TENIS que funciona mejor es aprender a concentrarla. Aprender a concentrar la mente es el tema de este capítulo y, por poco que aprendamos este arte primordial, nos va a servir de mucho para casi cualquier cosa que hagamos. Curiosamente, incluso cuando uno ha experimentado los beneficios prácticos de una mente en calma, sigue encontran- do que se trata de un estado esquivo. A pesar de saber que mi desempeño es mucho más efectivo cuando dejo que el espontáneo yo número 2 tome el control, sigue habiendo un impulso recurrente por pensar en cómo lo hice, convertirlo todo en una fórmula y, por consiguiente, llevar las cosas al terreno del yo número 1, un terreno en donde éste pueda sen- tirse en control. Algunas veces reconozco en este impulso el persistente deseo del yo número 1 por llevarse el mérito y por ser algo que en realidad no es. Ese impulso genera un flujo interminable de pensamientos que distorsionan la percepción y la reacción. Hubo una época, cuando comenzaba mis exploraciones sobre el Juego Interior, en la que era capaz de abandonar todo esfuerzo consciente al ejecutar mi servicio. El rvicio parecía ejecutarse por sí solo, y lo hacía con gran consistencia y poten- cia. Durante unas dos semanas el 90% de todos mis primeros servicios fueron dentro; no hice ni una sola doble falta. Entonces, un día, mi compañero de habitación, otro jugador profesional, me retó a un partido. Acepté, diciéndole medio en broma: «Pero más vale que tengas cuidado, he descubierto el secreto del servicio». Jugamos un partido al día siguiente y ien el primer juego hice dos dobles faltas! En el momento en que intenté aplicar mi «secreto», el yo número 1 se había inmiscuido 140 Concentración: aprendiendo a centrar la atención de nuevo en mi juego, esta vez bajo el sutil disfraz de «inten- tar abandonarse». El yo número 1 quería impresionar a mi compañero; quería llevarse todo el mérito. A pesar de que me di cuenta rápidamente de lo que estaba pasando, el servicio sin esfuerzo no volvió a surgir en su forma más pura durante algún tiempo. En resumen, el problema de abandonar el yo número 1 y s no es nada fácil de resolver. Una cl ervir de ayuda, pero las demos- traciones prácticas ayudan más, y practicar el proceso por el sus interferenci: prensión del problema puede cual uno se deja ir ayuda aún más. Sin embargo, no creo que la mente pueda ser controlada en última instancia por el mero hecho de dejarse ir —es decir, por un proceso más bien pasi- vo—, Para acallar la mente uno tiene que aprender a colocar- la en algún sitio. Uno no puede simplemente abandonarla; tiene que concentrarla en algo. Si el óptimo rendimiento depende de una mente en calma, eso quiere decir que tene- mos que ver cómo y en qué concentrarla, En mente se medida en que uno alcanza la concentración, la lla, Al mantener la mente en el presente, ésta se calma. La concentración quiere decir mantener la mente en el aquí y en el ahora, La concentración relajada es el arte supre- mo porque no se puede dominar ningún arte sin ella, mientras que con ella se pueden lograr muchas cosas. Uno no puede alcanzar el límite de sus posibilidades en el tenis sin aprender este arte supremo. Y lo que es aún más importante, el tenis puede ser un estupendo medio a través del cual se puede desa- rrollar la concentración, Al aprender a concentrar la atención 141 El juego interior del TENIS mientras se juega al tenis, uno desarrolla una habilidad que pue- de mejorar tu rendimiento en cualquier otro aspecto de la vida. Para aprender este arte, hace falta práctica. Y no existe ninguna situación que no pueda servir como práctica, excep- tuando quizá el sueño. En el tenis, el objeto más conveniente y práctico para la concentración es la pelota en sí. Quizá el dicho más repetido del tenis sea: «observa la pelota». Y, sin embargo, pocos tenistas lo entienden bien. Esta instrucción es una llamada a que el tenista simplemente «preste atención», No quiere decir que tengas que pensar en la pelota, o en lo fácil o difícil que se te presenta un golpe, o en cómo deberías colocar la raquet: o en lo que van a pensar Tom, Dick o Harry si aciertas o fallas. La mente concentrada sólo capta aquellos aspectos de l: tuación que son necesarios para llevar a cabo la tarea que tiene entre manos. Esta mente no se distrae con otros pensamientos o hechos externos, está totalmente absorta en lo que importa aquí y ahora. Observando la pelota Observar la pelota quiere decir centrar tu atención en ella, He descubierto que la forma más efectiva de aumentar la concentración mediante la vista consiste en concentrarse en algo sutil, en algo que no se puede percibir fácilmente. Es fácil ver la pelota, pero no lo es tanto ver el dibujo que hacen sus costuras a medida que va girando Esta práctica de observar las cos- turas de la pelota produce interesantes resultados. Al poco tiempo, el jugador descubre que está viendo la pelota con 142 Concentración: aprendiendo a centrar la atención mucha más claridad que cuando sólo la «observaba». Para ver el dibujo que hacen las costuras uno tiene que observar la pelota a lo largo de toda su trayectoria hasta llegar a la raque- ta y también tiene que centrar su atención en la pelota lo que lo hacía anteriormente, Hay que observar la pelota des- ntes de de el momento en que sale de la raqueta de tu oponente has- ta que llega a la tuya. (Algunas veces la pelota incluso comien- za a parecer más grande de lo que es o que se está moviendo más lentamente. Éstas son consecuencias naturales de la ver- dadera concentración.) Peroel hecho de ver mejor la pelota no es más que uno de los benefici que hace la pelota al girar es tan sutil, tiende a absorber la mente de una forma más completa. La mente está tan absorta en la observación de ese dibujo que olvida su tendencia a intentar esforzarse demasiado. En la medida en que la mente de concentrarse en las costuras. Como el dibujo se preocupa por las costuras de la pelota, deja de interferir en los movimientos naturales del cuerpo. Además, las costuras están siempre en el aquí y ahora, y si la mente está concentra- dá en ellas, se evita que viaje hacia el pasado o hacia el futuro. La práctica de este ejerci estados cada vez más profundos de concentración. La mayoría de los jugadores que usan la observación de las costuras como una disciplina la encuentran beneficiosa casi inmediatamente. Sin embargo, después de un tiempo suelen rá al tenista alcanzar io le permi notar que sus mentes vuelven a vagabundear. A la mente le es muy dificil concentrarse en un solo objeto durante un largo período de tiempo. Aceptémoslo: por muy interesante que sea para algunos una pelota de tenis, no va a ser fácil que capte la 143 El juego interior del TENIS atención de una mente inquieta, tan habituada a distracciones de todo tipo. Bote-golpe Así que la cuestión ahora es encontrar una forma de mantener la concentración durante largos períodos de tiempo. La mejor forma consiste en interesarse por la pelota, ¿Y cómo hacer eso? No pensando en que ya lo sabes todo sobre ella, no importa cuántas pelotas hayas visto a lo largo de tu vida, No asumir que ya sabes es un poderoso medio para fomentar la concentración. Una cosa que no sabes acerca de la pelota es dónde exac- tamente va a botar y cuándo va a hacer contacto con tu raque- ta o la de tu oponente, Quizá la forma más efectiva que he encontrado para fomentar la concentración consiste en un ejercicio muy simple que he llamado «bote-golpe». Las instrucciones que les di a los alumnos fueron muy simples: «Grita con fuerza la palabra ‘bote’ en el instante mis- mo en que veas la pelota botar sobre la pista, y grita ‘golpe’ en el instante en que la pelota hace contacto con la raqueta, sea de quién sea esa raqueta». El gritar esas palabras nos dio a mí y a mi alumno la oportu: lad de comprobar si las palabras se producían simultáneamente con los hechos del bote y del gol- pe, El decir «bote... golpe... bote... golpe... bote... golpe...» no sólo le servía al alumno para mantener los ojos enfocados en las cuatro posiciones clave de la pelota durante cada intercam- bio de golpes; el hecho de escuchar el ritmo y la cadencia del 144 Concentración: aprendiendo a centrar la atención bote y del golpeo le ayudaba también a mantener la concen- tración durante períodos más largos de tiempo. Los resultados fueron los mismos que con cualquier método efectivo de concentración. El ejercicio le proporciona- ba al jugador una mejor información sobre la pelota y, al mis- mo tiempo, lo ayudaba a evitar las distracciones. No es fácil sobrecargarte con instrucciones, intentar esforzarte demasiado o preocupante por el resultado si estás continuamente dicien- do «bote-golpe», «bote-golpe». Descubrí que los principiantes aprendían un buen juego de pies y los golpes básicos, y a menudo eran capaces de man- tener un largo intercambio de golpes desde la línca de fondo después de quince o veinte minutos de usar esta técnica. Lo hacían sin pensar sobre lo que hacían, ya que el yo número 1 estaba muy ocupado siguiendo la pista a los botes y a los gol- pes. Sorprendentemente, también descubrí que a muchos jugadores con más experiencia les costaba más hacer este ejer- cicio, porque sus mentes estaban ocupadas con más cosas de las que se necesitaban para una buena ejecución. Cuando intentaban abandonar sus pensamientos de control y concen- trarse únicamente en el bote y el golpe, solían quedarse muy sorprendidos, y a veces un poco abochornados, al comprobar lo bien que se las arreglaba el yo número 2 sin necesidad de ninguno de esos procesos mentales del yo número 1, procesos que habían considerado tan esenciales para su juego. Una de las formas más fáciles de mantener el interés en la pelota consiste en no verla como un objeto inmóvil, sino como un objeto en movimiento. Observar las costuras ayuda a con- centrar la atención en el objeto mismo, pero es igualmente El juego interior del TENIS importante aumentar tu conciencia del vuelo de cada pelota a medida que se acerca hacia ti, y luego también cuando se ale- ja. Durante un punto, yo me concentro en las trayectorias específicas de cada pelota, tanto las mías como las de mi con- trincante. Éste es uno de mis puntos de concentración favori- tos. Observo la altura de la pelota cuando pasa por encima de la red, su aparente velocidad y, con mucho cuidado, observo el ángulo con el que sube la pelota después de su bote. También observo si la pelota está subiendo, bajando o en su punto más alto justo antes de estrellarse contra la raqueta. Sigo con la misma atención la trayectoria de mi propio golpe. En poco tiempo me voy haciendo cada vez más consciente del ritmo de los golpes alternados en cada punto, y puedo aumentar mi sentido de la anticipación. Es este ritmo, tanto de lo que veo como de lo que escucho, el que mantiene interesada a la men- te y le permite concentrarse durante más tiempo sin distraerse. La concentración no se logra observando fijamente una cosa. La concentración no es algo que se pueda forzar; tam- poco es algo que tenga que ver con pensar mucho acerca de una cosa. La concentración natural surge cuando la mente está interesada, Cuando esto sucede, la mente se ve irresisti- e trata de algo que sucede de forma relajada y sin esfuerzo, sin tensión ni blemente atraída hacia ese objeto (o ese sujeto). necesidad de control, Si estás entrecerrando los ojos o en un estado de gran tensión, quiere decir que estás intentando esforzarte demasiado. Si ves que te estás criticando a ti mismo porel hecho de haber perdido la concentración, es posible que es- tés ejerciendo un exceso de control sobre ti mismo. Deja que 146 Concentración: aprendiendo a centrar la atención la pelota atraiga tu aten estarán adecuadamente relajados. n; así tu mente y tus músculos Escuchando el sonido de la pelota A los tenistas no suele ocurrírseles la posibilidad de escu- char el sonido de la pelota, pero yo he comprobado que puede ser muy útil hacerlo. Cuando la pelota se estrella contra la raqueta, produce un sonido inconfundible, cuyas característi- cas varían considerablemente, dependiendo del punto de impacto, del ángulo de la cara de la raqueta, de la distribución de tu peso y del lugar en el que has interceptado la pelota. Si escuchas atentamente los sonidos producidos por una serie de pelotas, pronto serás capaz de distinguir distintos tipos y mati- ces de sonido. Pronto podrás diferenciar el sonido que produ- ce un driveliftado, ejecutado con el centro de la raqueta, de un drive cortado, que no ha sido ejecutado tan limpiamente. Podrás identificar el sonido de un revés plano, y diferenciarlo de uno que ha sido ejecutado abriendo la cara de la raqueta en el golpeo. Un dí ción mientras ejecutaba el servicio, noté que estaba golpeando la pelota extraordinariamente bien, En el momento del cuchaba un chasquido seco en lugar del sonido habitual. Sonaba muy bien, y la pelota salía con más potencia yprec do, conseguí vencer la tentación de descubrir por qué y me que estaba practicando esta forma de concentra- impacto se e: ión. Después de comprobar lo bien que estaba sirvien- limité a pedirle a mi cuerpo que hiciera todo lo necesario para 147 El juego interior del TENIS reproducir ese «chasquido». Mantuve ese sonido en mi men- te, y, para mi gran sorpresa, el cuerpo lo reprodujo una y otra vez. Gracias a esa experiencia aprendí lo efectivo que puede ser recordar ciertos sonidos para activar al ordenador integra- do en nuestra mente. Al escuchar los distintos sonidos de tu drive, puedes almacenar en tu memoria el sonido que produ- jo un buen golpe; y así, el cuerpo tenderá a repetir los elemen- tos que produjeron ese sonido. Esta técnica puede resultar particularmente útil al aprender los distintos tipos de servicio. Hay una gran diferencia entre el sonido que produce un ser- . Del mismo modo, uno puede aprender a imprimirle al segundo servicio la cantidad deseada di vicio plano y el de uno cortado o uno con ros e efecto al escuchar atentamente los soni- dos que producen las pelotas a las que se les ha dado más o menos efecto. Más aún, el escuchar el sonido de la volea pue- ión de ando se ejecuta una volea golpeando de lleno la pelota en el momento justo, esta acción produce un sonido de servir para mejorar tanto el juego de pies la raqueta. C omo la posi memorable y maravilloso. Algunos jugadores encuentran que el sonido de la pelota es más absorbente que la observación de las costuras porque es algo que nunca han hecho antes. De hecho, no hay ninguna razón que impida usar ambos métodos de concentración en cada golpe, y momento de impacto. Yo crco que el mejor momento para usar la técnica de escuchar el sonido de la pelota es durante las prácticas. Si te haces más sensible a los sonidos durante las prácticas, verás que usarás el sonido automáticamente durante los partidos que sólo es necesario escuchar durante el 148 Concentración: aprendiendo a centrar la atención para alentar la repetición de los buenos golpes. Este hábito te permitirá aumentar el número de golpes bien ejecutados, Sensación Cuando tenía doce años, escuché que mi profesor decía con respecto a mi compañero de dobles que «siempre sabe dónde está la cara de su raqueta». No supe lo que quería decir, pero intuí que se trataba de algo importante y nunca olvidé ese comentario. Pocos jugadores comprenden la importancia de concentrar la atención en las sensaciones de la raqueta que tienen en la mano. Hay dos cosas que todo jugador debe saber en cada golpe: dónde está la pelota y dónde está la raqueta. pierde el contacto con cualquiera de estos dos elementos, va a tener problemas. La mayoría de los jugadores han aprendido a prestarle atención visual a la pelota, pero muchos no tienen ni idea de dónde está la cara de la raqueta la mayor parte del tiempo. El momento crítico en el que hay que saber la posi- ción de la raqueta es cuando está detrás de ti, y esto requiere que uno se concentre en las sensaciones. ntímetros del En un drive tu mano está a unos treinta centro de tu raqueta. Esto quiere decir que incluso un pequeño cambio en el ángulo de tu muñeca puede producir una diferencia significativa en la posición del centro de la raqueta. Del mismo modo, el menor cambio en el ángulo de la cara de la raqueta puede tener un efecto sustancial sobre la trayectoria de la pelota. De hecho, si la cara está desviada sólo medio centímetro, la pelota podría irse fuera por un par de 149 El juego interior del TENIS metros al ejecutar un golpe de fondo. Por consiguiente, para mejorar la precisión y la consistencia, tienes que desarrollar tu sensibilidad. A todos los jugadores de tenis les sería muy útil seguir algún tipo de entrenamiento para aumentar la sensibilidad corporal. La manera más fácil de ejercitar tu sensibilidad con- siste en concentrar tu atención en tu cuerpo durante las prác- ticas. Idealmente, alguien debería lanzarte unas pelotas pro- curando que boten siempre más o menos en el mismo lugar, Luego, prestándole relativamente poca atención a la pelota, Puedes concentrarte en cómo te sientes al ejecutar tus golpes de la forma en que lo haces. Deberías dedicarle algún tiempo únicamente a sentir el recorrido exacto que sigue tu raqueta al echarla hacia atrás. Deberías prestar la máxima atención a las sensaciones de tu brazo y de tu mano justo antes de iniciar el movimiento hacia delante para golpear la pelota, También tie- nes que prestar atención a las sensaciones de la empuñadura. ¿Con qué fuerza estás empuñando la raqueta? Hay muchas maneras de aumentar tu conciencia de las sensaciones musculares. Una de ellas consiste en ejecutar cada uno de tus golpes en cámara lenta. Cada uno puede constituir un ejercicio en el que colocas toda tu atención en las sensacio- nes de las partes móviles del cuerpo, Familiarízate con las sen- saciones de cada uno de los músculos de tu cuerpo, de cada centímetro del movimiento de tu raqueta. Luego, cuando tus movimientos vuelvan a la velocidad normal y comiences a cje- cutar golpes, es posible que te hayas vuelto especialmente consciente de ciertos músculos. Por ejemplo, cuando ejecuto mi mejor revés, soy consciente de que es el músculo del hombro 150 Concentración: aprendiendo a centrar la atención á erza. Al je, más que mi antebrazo, está generando la fu A l r la sensación de ese músculo antes de ejecutar i el Ssmo e beneficio de toda la potencia que genera. Del mis $ mente consciente del tié es útil ser más consciente del: ritmo. pS potencia y tu sincronización durante a cticas con sólo prestarle atención al ritmo con el que gae s cada uno de tus golpes. Cada jugador tiene ay ire propio. Si aprendes a concentrarte en el sentido S ¿ o, ritmo que es más natural y más ifícil que caigas en el ; y E: E El arap en oo Ga pu voluntad; tienes que dejar que oai r . pe i ayuda la sensibilidad rítmica que has desarro! REA A aquellos que han oa ncentración en las sensaciones resultantes de 3 a “dela raqueta les suele suceder que su golpe cun hd más simple y más sólido. Las sacudidas y los ado: iare “cesarios tienden a desaparecer y se gana en consis tencia. 0% f 3 4 Al igual que es útil tomar conciencia del sonido de l; 3 los pelota, también lo es concentrarse en las sensaciones que p x a i 3 r dife- cl impacto. Puedes senti duce la pelota en el momento del impa 3 a rencias sutiles y no tan sutiles en las vibraciones qi de clota, dependiendo a raqueta golpea la pelota, r la mano cuando la raq a , de rodujo el impacto, de la distribución de tu peso de dónde se produjo 151 El juego interior del TENIS y del ángulo de la cara de tu raqueta. Una vez más, puedes obtener los mejores resultados al recordar, de la manera más precisa que puedas, las sensaciones de tus manos, de tu muñe- ca y brazo después de un buen golpe. La práctica de este tipo de sensibilidad desarrolla lo que se llama «toque», y es espe- cialmente beneficiosa para ejecutar dejadas y globos. En resumen, toma conciencia de tu cuerpo. Sé conscien- te de lo que se siente al moverte para ponerte en posición, así como de lo que se siente al ejecutar un golpe. Recuerda: es casi imposible sentir o ver bien cualquier cosa si estás pensan- do en cómo te deberías estar moviendo. Olvídate de los «debería» y experimenta aquello que es. En el tenis no hay más que uno o dos elementos de los que debes tener una con- ncia visual, pero hay muchas cosas que sentir, Al ampliar el conocimiento sensorial de tu cuerpo, acelerarás enormemen- te el desarrollo de tu habilidad. En las páginas anteriores he mencionado varios métodos para agudizar tres de los cinco sentidos y para ampliar la con- ciencia de lo que estos sentidos nos presentan. Practícalos uno por uno y a tu propio ritmo, y no como una lista de deberes, Hasta donde yo sé, los sentidos del gusto y del olfato no son cruciales para jugar bien al tenis. Si quieres, puedes prac- ticar estos sentidos durante la comida, después de tu partido de tenis. 152 Concentración: aprendiendo a centrar la atención La teoría de la concentración Las técnicas mencionadas anteriormente pueden acelerar aprendizaje para jugar tu mejor tenis. Pero hemos llegado a punto importante en el que vale la pena detenerse, Aunque concentración de la atención ayuda a mejorar tu juego, es 'almente cierto que jugar al tenis puede ayudarte a mejorar tu concentración. Aprender a concentrar la atención es una abilidad primordial que tiene infinitas aplicaciones. Para uellos que puedan estar interesados, voy a extenderme bre- 'vemente sobre algunos de los aspectos teóricos de la concen- tración. L Todo lo que experimentamos en una pista de tenis nos llega a través de la conciencia —es decir, la conciencia que está en nuestro interior—. Es la conciencia la que permite la per- cepción de las imágenes visuales, los sonidos, los sentimientos y los pensamientos que componen aquello que llamamos «experiencia». Es evidente que uno no puede experimentar nada fuera de la conciencia. La conciencia es aquello que hace que todas las cosas y procesos sean cognoscibles. Sin ella, los ojos no podrían ver, las orejas no podrían oír y la mente no podría pensar. La conciencia es como una pura energía lumi- nosa cuyo poder permite que las cosas sean cognoscibles, al igual que la luz eléctrica hace visibles los objetos. A la con- ciencia la podríamos llamar la luz de las luces porque gracias asu luz todas las otras luces se hacen visibles. L En el cuerpo humano, la energía luminosa de la con- ciencia realiza su conocimiento mediante el uso de varias limi- “tadas facultades —los cinco sentidos y la mente—. Por medio 153 El juego Interior del TENIS de los ojos, conoce imágenes visuales; por medio del oído, conoce sonidos; por medio de la mente, conoce pensamientos, informaciones e ideas. Todo lo que nos sucede, todo lo que ha- cemos, lo conocemos por medio de la energía luminosa que llamamos conciencia, En este momento tu conciencia está percibiendo las pala- bras de esta frase por medio de tus ojos y de tu mente, Pero también están sucediendo otras cosas dentro del campo de acción de tu atención, Si te paras a escuchar atentamente todo lo que tus oídos pueden captar, te darás cuenta de que puedes oír sonidos de los que antes no eras consciente, a pesar de que también estaban presentes cuando tú estabas leyendo, Si aho- ra les prestas atención, vas a poder oírlos mejor —es decir, vas a poder conocerlos mejor. Probablemente no has tomado conciencia de las sensa- ciones de la lengua dentro de tu boca —pero muy probable- mente, después de haber leído estas palabras, ahora ya lo has hecho—. Mientras estabas leyendo o escuchando los sonidos que te rodean, no eras consciente de las sensaciones de tu len- gua, pero bastó una pequeña sugestión para que la mente di giera el foco de la atención de una cosa a otra, Cuando la aten- ción es enfocada sobre un objeto, ese objeto pasa a ser conocido. La aten n es conciencia enfocada y concentrada, y la con- ciencia es ese poder que permite conocer. Considera la siguiente analogía. Si la conciencia fuese como una luz eléctrica brillando en un oscuro bosque, sería posible, gracias a su luz, ver y conocer este bosque dentro de un cierto radio de acción. Cuanto más cerca se encuentre un objeto de la luz, más iluminado estará y más detalles serán 154 Concentración: aprendiendo a centrar la atención visibles. Los objetos que se encuentren más lejos serán menos visibles. Pero, si colocamos un reflector cerca de esta luz, pode- mos crear un haz de luz y dirigirlo en una cierta dirección. “Ahora los objetos que se encuentren en el camino de esta luz podrán ser vistos con claridad, y así muchos objetos que antes estaban «perdidos en la oscuridad» podrán ser conocidos, Éste es el poder del foco de la atención. Sin embargo, si la lente del reflector estuviese sucia, si hubiese burbujas en el cristal que causen una difracción de la luz o si la luz estuviese oscilando, el haz de luz se dispersaría, y se perdería enfoque y “claridad. La distracción es pues como polvo en la lente o como una luz que oscila tanto que la iluminación efectiva se reduce. La luz de la conciencia puede enfocarse externamente hacia los objetos sensoriales o internamente hacia los pensa- mientos y sentimientos. Y la atención puede enfocarse con más o menos amplitud. Un enfoque amplio implica un inten- “to por ver la mayor cantidad de bosque que sea posible, Un “enfoque más reducido implica dirigir la atención hacia algo muy específico, como por ejemplo las venas de una determi- El aquí y ahora en la pista de tenis Volvamos al tenis. Observar las costuras de la pelota cons- ituye un enfoque reducido de la atención, y puede resultar stivo para combatir el nerviosismo y las distracciones. Estar ndiente de las sensaciones de tu cuerpo es un enfoque más plio que capta un número de sensaciones que te pueden 155 El juego interior del TENIS ayudar en el aprendizaje del tenis. Ser consciente del viento, de los movimientos de tu oponente, de la trayectoria de la pelota y de las sensaciones de tu cuerpo representa un enfoque aún más amplio, pero muy pertinente dada la tarea que tene- mos entre manos, Sigue siendo un enfoque de la atención por- que deja fuera todo lo que es irrelevante e ilumina aquello que es relevante. Es importante mencionar que el enfoque de la atención se produce siempre en el aquí y ahora —es decir, en el tiempo presente y en el espacio presente—, La primera par- te de este capítulo sugirió varios «aquís» como objetos de con- centración. Las costuras concentran más la atención en el espacio que la pelota por sí sola, y a medida que te vas hacien- do más consciente de los distintos elementos del tenis —des- de el sonido de la pelota hasta las sensaciones de cada uno de tus movimientos al ejecutar un golpe— tu conocimiento aumenta. Pero también es necesario aprender a enfocar la concien- cia en el ahora. Esto simplemente quiere decir sintonizar aquello que esté sucediendo en el presente, Las mayores pér- didas de la concentración se producen cuando dejamos que nuestras mentes ima; en lo que va a ocurrir o recuerden lo que ya ha ocurrido. Con qué facilidad la mente se pierde en el mundo de los «qué pasaría si...». «¿Qué pasaría si pierdo este punto?», piensa ella; «entonces estaré perdiendo por cinco jue- gos a tres en este set y luego le tocará servir a mi oponente. Y si no consigo romper su servicio, habré perdido el primer sety probablemente el partido. ¿Y qué pensará Martha cuando sepa que George me ha ganado?». Tras haber llegado a este punto, no sería extraño que la mente se viera inmersa en una 156 Concentración: aprendiendo a centrar la atención fantasía en la que imagina la reacción de Martha al escuchar la noticia de tu derrota ante George. Mientras tanto, de vuelta en el ahora, el marcador sigue tres juegos a cuatro y treinta a cuarenta en tu contra, y eres vagamente consciente de estar en una pista de tenis; la energía consciente que necesitas para rendir al máximo en el ahora se ha ido disipando hacia un futuro imaginario. Del mismo modo, la mente suele atraer tu atención hacia el pasado, «Si el juez de línea no hubiese dado por malo el último servicio, el marcador estaría empatado y no estaría en esta situación. Me sucedió lo mismo la semana pasada, y acabé perdiendo el partido, Ese hecho me hizo perder la confianza, y ahora está sucediendo lo mismo. ¿Por qué será?». Una de las cosas buenas del tenis es que más tarde o más temprano tú o tu oponente vais a golpear la pelota, y esto ser- virá para traerte de vuelta al momento presente, Pero general- mente una parte de tu energía se queda en el mundo mental del pasado o del futuro, y así el presente no es captado con ple- na conciencia. Por consiguiente, los objetos pierden nitidez, la pelota parece ir más rápido y ser más pequeña, e incluso la pis- ta parece encogerse, Ya que la mente parece tener una voluntad propia, ¿cómo puede uno aprender a mantenerla en el presente? Mediante la práctica. No hay otra forma. Cada vez que tu mente comien- ce a escaparse a la tierra de la fantasía, simplemente trácla de vuelta con suavidad. Yo solía usar una máquina lanzadora de pelotas con una amplia gama de velocidades para ayudar a mis alumnos a experimentar lo que significa estar realmente en el presente. En este ejercicio les pedía a mis alumnos que se 157 El juego interior del TENIS colocasen cerca de la red en posición de volea, y luego ajusta- ba la máquina para que disparase las pelotas a una velocidad del 75% con respecto al máximo. Mis alumnos, inicialmente un tanto distraídos, se pusieron de golpe más alertas. En un comienzo las pelotas iban demasiado rápido, pero pronto sus reacciones se hicieron más veloces. Fui aumentando progresi- vamente la velocidad de la máquina, y los jugadores fueron ganando en concentración. Cuando reaccionaron con la sufi- ciente rapidez para devolver la mayoría de las pelotas con la máquina a la velocidad máxima, y cuando creían estar total- mente concentrados, cambié la posición de la máquina. La puse en medio de la pista, unos cinco metros más cerca de la red. En ese momento, muchos alumnos perdieron algo la con- centración a causa de la interferencia de una cierta cantidad de miedo, Tensaban el antebrazo, y sus movimientos se hacían más lentos e imprecisos. «Relaja el antebrazo, Relaja la mente. Simplemente relájate y sumérgete en el presente, concéntrate en las costuras de la pelota, y deja que las cosas sucedan», le decía yo a cada uno de ellos. Al poco tiempo, ya podían inter- ceptar la pelota por delante del cuerpo y con el centro de la raqueta. No había ninguna sonrisa de satisfacción, sólo una total concentración en cada momento. Después, algunos alumnos me dijeron que la pelota parecía reducir la veloci- dad; otros comentaron lo extraño que era interceptar una pelota cuando no tenías tiempo para pensar en ello, Todos los que acceden, aunque sea un poco, a ese estado en el que se está totalmente presente experimentan una calma y un cierto grado de éxtasis que hace que quieran repetir la experiencia. 158 Concentración: aprendiendo a centrar la atención Las consecuencias prácticas, para tu volea, de este aumento de tu capacidad para estar alerta son obvias. La “mayor parte de las volcas se fallan o bien porque el impacto se produce demasiado hacia atrás o bien porque no se ejecutan “con el centro de la raqueta. El ser más consciente del presente hará que te sea más fácil saber dónde se encuentra la pelota en “todo momento y te permitirá reaccionar con la suficiente anti- cipación para interceptarla en el instante que tú elijas. Algunas personas piensan que, cuando están en la red, son demasiado lentas para poder devolver una pelota que ha sido golpeada con potencia. Pero el tiempo es algo relativo, y realmente es posible ralentizarlo. Considera lo siguiente: hay 1,000 milési- mas de segundo en un segundo. Ésas son muchas milésimas. Tu estado de alerta es una medida de a cuántos «ahoras» les n en un determinado espacio de tiem- están prestando aten po. El resultado es sencillo: te vuelves más consciente de lo que está sucediendo a medida que aprendes a mantener tu atención en el ahora. Después de haber practicado el estar presente en el momento, descubrí que podía desplazar mi posición en la devolución de servicio desde la línca de fondo hasta sólo unos treinta centímetros por detrás de la línea de servicio. Si me mantenía concentrado y relajado, podía ver incluso los servi- cios rápidos lo suficientemente bien para «ralentizarlos en el tiempo», reaccionar e interceptar la pelota una fracción de segundo después de que botara. No había tiempo para echar la raqueta hacia atrás ni para pensar en lo que estaba hacien- do o hacia dónde debía mandar la pelota. Sólo había una con- centración tranquila y una reacción espontánea para interceptar 159 El juego interior del TENIS la pelota y para darle dirección y profundidad mediante el apropiado acompañamiento. En el instante siguiente, yo ya estaba en la red —imucho antes que el jugador que ejecutó el servicio! El servidor, al verme colocado en la línea de servicio para la devolución, va a tener que superar mentalmente una situa- ción que va a considerar un insulto a su servicio; lo más pro- bable es que incurra a menudo en doble falta en un intento de darme una lección. Su siguiente problema va a ser ejecutar un passing shotcon muy poco tiempo para hacerlo. Probablemente estés pensando que esta táctica sería inviable contra un gran sacador, Pues no es así. Después de ex- perimentar durante sólo unos meses con este tipo de resto de saque, descubrí que lo podía usar muy provechosamente en torneos profesionales. Cuanto más lo usaba, más rápidas se hacían mis reacciones. La concentración parecía ralentizar el tiempo y me daba la conciencia necesaria para ver y colocarla pe- lota. Al interceptar la pelota al bote pronto, cortaba toda la angulación que el servidor le había dado a la pelota. Y el hecho de llegar a la red antes que el servidor me daba el con- trol de la posición dominante en la La concentración durante un partido Es mejor usar la mayor parte de los métodos de concen- tración que hemos mencionado anteriormente durante las prácticas. En un partido es mejor elegir sólo un punto de con- centración —el que funcione mejor en tu caso — y ceñirse a él. 160 Concentración: aprendiendo a centrar la atención Por ejemplo, si la observación de las costuras de la pelota te ayudan a mantenerte centrado en el aquí y ahora, no es nece- sario concentrarse en el sonido o en las sensaciones. Á menu- do el mero hecho de estar jugando un partido te va a ayudar a concentrarte, Durante el transcurso de un punto lo más pro- bable es que te encuentres en un estado de relativa concentra- ción en el que sólo tienes conciencia de lo que ocurre en ese instante. ¡El momento crítico está entre punto y punto! Después de un largo intercambio de golpes, la mente abando- na su punto de concentración y está libre para vagabundear, Es en este momento en el que los pensamientos sobre el resul- tado, sobre tu irregular revés, sobre tu negocio, tus hijos o la próxima comida pueden desviar tu energía del aquí y ahora. Entonces se hará difícil recuperar el mismo nivel de concen- tración para cuando se inicie el próximo punto. ¿Cómo mantenerte concentrado en el aquí y ahora durante las pausas entre los puntos? Mi propio método, y uno que les ha servido a muchos de mis alumnos, consiste en con- centrar la atención en la respiración. Se necesita un objeto o actividad que siempre esté presente. ¿Y qué puede estar más en el aquí y ahora que la respiración? Prestarle atención a la respiración quiere decir simplemente observar la entrada y salida del aire, una y otra vez, siguiendo su ritmo natural, No quiere decir que uno debe controlar intencionalmente la res- piraci La respiración es un fenómeno asombroso. Queramos o n. no, respiramos. Dormidos o despiertos, es algo que siempre está sucediendo. Incluso si intentamos detenerla, una fuerza se sobrepondrá a nuestros esfuerzos y nos hará respirar. Por lo 161 El juego interior del TENIS tanto, cuando nos concentramos en la respiración estamos colocando nuestra atención en algo íntimamente ligado a la energía vital del cuerpo. Además, la respiración tiene un ritmo muy básico, Se dice que al respirar el hombre recapitula el rit- mo del universo¿Cuando la mente sigue el ritmo de la respi- ración, tiende a aquietarse y a alcanzar la calma. Sea en la pis- ta o fuera de ella, no conozco una forma mejor de lidiar con la ansiedad que la de colocar la atención en el proceso de la res- piración. La ansiedad es el miedo de lo que pueda suceder en el futuro, y sólo surge cuando la mente se pone a imaginar el futuro. Sin embargo, cuando nuestra atención está en el aquí y ahora, las acciones que deben tener lugar en el presente tie- nen más posibilidades de ser llevadas a cabo con éxito, y de esta forma el futuro se convertirá en el mejor presente posible. Así que cuando ha terminado un punto y estoy volvien- do a mi posición o yendo a recoger una pelota, pongo mi aten- ción en la respiración. En el instante en que mi mente comienza a divagar sobre si voy a ganar o perder el partido, la traigo suavemente de vuelta a la respiración y dejo que el rit- mo natural de ésta me relaje. De esta forma, para cuando vaya a iniciarse el siguiente punto, voy a estar aún más concentrado que durante el anterior, Esta técnica no sólo me sirve para evi- tar que la mente se queje de los errores sino también para evitar que se vanaglorie de los golpes especialmente buenos. 162 Concentración: aprendiendo a centrar la atención Jugando en la zona del yo número 2 ¿n el primer capítulo de este libro me referí a las formas en que la gente suele describir su estado de ánimo cuando están jugando su mejor tenis. Solían usar términos como «jugar desde fuera de la mente» o «jugar más allá de mis posi- bilidades», La frase que está de moda hoy en día es «jugar en la zona». Lo interesante sobre este estado mental es que no puede ser descrito con precisión porque, cuando estás en ese estado, la entidad encargada de hacer la descripción no se encuentra presente! Una vez que ya no te encuentras en ese estado, puedes intentar recordar cómo era. Pero no es fácil. Todo lo que recuerdas es que te sentías bien y que todo salía de maravilla. Sin embargo, aunque no sepas mucho sobre lo que ocu- rre cuando estás en ese estado, sí sabes bastante sobre las cosas que no ocurren. Puedes recordar que no te estabas criticando a ti mismo, ni tampoco te estabas felicitando, No estabas pen- sando en cómo ejecutar correctamente un golpe, ni tampoco en cómo no deberías ejecutarlo. No estabas pensado en ante- riores jugadas, ni en el resultado final, ni en lo que la gente iba a pensar. En otras palabras, lo que estaba ausente es el yo número 1. Y lo que quedaba era el yo número 2. Justamente cuando el yo número 1 no entra en escena solemos decir: «Yo no lo hice, simplemente sucedió». Mis alumnos suelen expre- sarlo así: «Yo no estaba presente», «algo tomó posesión de mí», «mi raqueta lo hizo como si tuviese voluntad propia». Pero el hecho es que ese gran golpe, esa gran jugada, no fueron un 163 El juego interior del TENIS accidente por mucho que no fuese algo planeado, El respon- sable fue el yo número 2. De hecho, fuiste tó mismo el que hizo esa jugada, pero sin la interferencia del yo número 1. Cuando uno se encuentra en este estado de presencia del yo número 2 y de ausencia del yo número 1, uno se siente bien y con una conciencia más aguda de las cosas, Este estado sue- le producir un desempeño extraordinario. Puede que no nos produzca una gran satisfacción en lo que respecta al ego, un sentimiento que nos suele gustar mucho, pero nos proporcio- nará armonía, equilibrio, aplomo, incluso paz. Y uno puede sentirse así incluso durante un intenso partido de tenis. Phil Jackson, el entrenador de Michael Jordan y de los Bulls de Chicago, cuatro veces campeones del torneo de la NBA, describe muy bien el estado de concentración del yo número 2 en su libro, Sacred Hoops: «El baloncesto es un complejo baile que requiere pasar de un objetivo a otro a una velocidad relampagueante. Para triunfar, tienes que actuar con una mente despejada y estar totalmente concentrado en lo que todos los otros jugadores están haciendo. La clave está en no pensar. Eso no quiere decir actuar estúpidamente; quiere decir acallar la interminable charla mental para que el cuerpo pue- da hacer instintivamente aquello para lo que ha sido entrena- do, sin la interferencia de la mente. Todos hemos tenido ins- tantes de unidad... Cuando estamos totalmente inmersos en el momento presente, y no hay separación entre nosotros y aque- llo que estamos haciendo». Estaba leyendo la descripción que hacía de «la zona» el famo- so jugador de baloncesto de los Celtics de Boston, Bill Russell: «En ese nivel suelen ocurrir todo tipo de cosas extraordinarias... Es 164 Concentración: aprendiendo a centrar la atención como si uno jugara en cámara lenta. Durante esos episodios casi podía sentir cómo se iba a desarrollar la siguiente jugada y desde dónde se iba a realizar el siguiente tiro. Antes de que el otro equipo se hiciera con el rebote, yo podía presentir adón- de iría a parar la pelota, tanto que tenía ganas de gritar a mis compañeros, “Iva para allá? —aunque sabía que si lo hacía todo iba a cambiar—. Mis presentimientos eran acertados, y siempre sentí que no sólo era yo el que era consciente de todos mis compañeros y también de los jugadores del otro equipo, sino que ellos también eran conscientes de mí. Hoy en día me parece menos raro, Me parece que, en verdad, así es como son las cosas, así es como deberían ser todo el tiempo. Podemos estar concentrados, Podemos estar conscientes». Una advertencia con respecto a la «zona»: ésta no puede ser controlada por el yo número 1. He leído muchos artículos en los que se pretende proporcionar una técnica para «jugar en ‘Ja zona" todo el tiempo». ¡Olvídalo! Es una trampa. Al yo número 1 le gusta la idea de jugar en la zona, y especialmen- te los resultados que se suclen obtener al hacerlo, De manera que el yo número 1 va a intentar agarrarse a cualquier cosa que prometa llevarlo a aquello que según todo el mundo es un la única forma de lugar maravilloso, Pero hay un problema: llegar hasta allí consiste en dejar atrás el yo número 1l. Mientras dejes que sea el yo número 1 el que te lleve hasta allí, no podrás entrar en «la zona». Si entras en ella, aunque sea por un instante, el yo número 1 dirá: «Qué bien que he llegado hasta aquí», y estarás fuera de nuevo. Otra forma de ver «la zona» es considerarla un regalo. No) es un regalo que te puedas exigir a ti mismo pero sí uno que, 165 El juego interior del TENIS puedes pedir. ¿Cómo pedirlo? Haciendo un cierto esfuerzo, ¿Cuál es ese esfuerzo? Ese esfuerzo depende de tu compren- sión. Yo diría que siempre se requiere un cierto esfuerzo de concentración, un esfuerzo por abandonar el control que ejer- ce el yo número 1. A medida que aumenta la confianza, el yo número 1 se acalla y el yo número 2 se hace más consciente y más presente, la capacidad para disfrutar aumenta y los rega- los comienzan a aparecer, Si eres capaz de atribuirle el mérito a quien corresponde y no piensas que ya «sabes» cómo hacer- lo, es probable que los regalos sean más frecuentes y duraderos. Esto puede no sonar muy científico, o no sonar todo lo controlado que a ti te gustaría, pero puedo decir que ya hace mucho tiempo que estoy cortejando al yo número 2, más de veinticinco años de forma consciente, y éste aparece siguiendo su propio ritmo, cuando yo estoy listo para recibirlo —es decir, con humildad, respeto, sin esperarlo, colocándome de cierta forma por debajo de él y nunca por encima—, Entonces, en el momento adecuado, el yo número 2 aparece y puedo disfrutar de la ausencia del pensamiento del yo número 1 y de la pre- sencia de la alegría. Me gusta mucho. Si intentas aferrarte a este estado, se te escapará como una pastilla de jabón. Si no sabes apreciarlo, te distracrás y lo perderás. Solía pensar que aquello que estaba presente en ese estado era algo efímero que iba y venía. Ahora sé que es algo que siempre está presente y que el que se va soy yo. Cuando observo a un niño, me doy cuen- ta de que eso está ahí todo el tiempo. A medida que el niño crece, hay más distracciones para la mente y es más difícil reconocerlo, Pero eso, el yo número 2, puede que sea la única cosa que siempre ha estado ahí y que esté ahí durante toda tu 166 Concentración: aprendiendo a centrar la atención vida. Los pensamientos vienen y van, pero el yo infantil, elver- dadero yo, está ahí y siempre lo estará mientras respiremos. Apreciarlo, disfrutarlo, es el regalo que te ofrece la concentración. Pérdidas de la concentración Es desconcertante preguntarse por qué abandonamos el aquí y ahora. El aquí y ahora es el único tiempo y lugar en el que uno realmente disfruta o logra algo. La mayor parte de nues- tro sufrimiento se produce cuando dejamos que la mente se ponga a imaginar el futuro o a rumiar sobre el pasado. No obstante, pocas personas están realmente satisfechas con lo que tienen por delante en un momento dado. Nuestro desco de que las cosas scan distintas a lo que son nos lleva a un mun- do irreal, y por lo tanto nos impide apreciar lo que el presente puede ofrecer. Nuestras mentes sólo abandonan la realidad del presente cuando preferimos la irrealidad del pasado o del futu- ro. Para comenzar a comprender mis propias pérdidas de con- centración tuve que tomar conciencia de aquello que estaba deseando realmente, y pude darme cuenta de que había muchos otros deseos operando en mí mientras jugaba, además de los relativos al tenis. En otras palabras, el tenis no era el único juego que estaba teniendo lugar en la pista. Parte del proceso de alcanzar un estado de concentración mental con- siste en saber cómo resolver estos deseos contrapuestos. El pró- ximo capítulo intentará arrojar luz sobre este asunto. 167 _ Juegos en los que participatii en la pista de tenis y Incluso un observador casual puede comprobar que par- ticipamos en muchos otros juegos además del tenis cuando estamos en la pista. Independientemente de si está presen- ciando el partido en un club de tenis o en una pista privada, verá a los jugadores experimentando todo tipo de emociones, desde una leve frustración hasta una total exasperación. Los verá dar pisotones contra el suelo, agitar los puños, ejecutar danzas de guerra y todo tipo de rituales; los verá rezar y mal- decir; verá cómo lanzan la raqueta contra la valla en señal de rabia, cómo la lanzan al aire en señal de alegría y cómo la estrellan contra el cemento de la pista en señal de decepción. Pelotas que han entrado serán cantadas fuera y pelotas que 169 El juego Interior del TENIS han salido serán cantadas dentro. Los jueces de línea serán amenazados, los recogepelotas serán regañados y la integridad de los amigos será cuestionada, En el rostro de los jugadores podrás observar, en rápida sucesión, vergüenza, orgullo, éxta- sis y desesperación. Se pasa de la autocomplacencia a la ansie- dad y de la arrogancia a la total decepción. La rabia y la agre- sividad, con distintos grados de intensidad, son expresadas o bien abiertamente o bien bajo formas más disimuladas. Si este observador estuviese presenciando un partido por primera vez, se le haría difícil creer que una pista de tenis pudiese con- tener tanto drama. Hay una infinidad de actitudes con respecto al tenis. No sólo se puede presen r la gama completa de reacciones emo- cionales en una pista de tenis, sino que también existe una gran variedad de motivaciones entre los jugadores. A algunos sólo les importa ganar. Algunos son increíblemente tenaces para evitar la derrota, pero son incapaces de ganar un punto de partido ni aunque se los regales. A muchos no les importa cómo juegan, mientras lo hagan con estilo, y a algunos no les importa en absoluto. Algunos le hacen trampas a su contrin- cante, otros se hacen trampas a sí mismos. Algunos están siempre presumiendo de lo buenos que son; otros siempre te están diciendo lo mal que están jugando. Incluso hay unos pocos que sólo salen a la pista para divertirse y hacer un poco de ejes En su famoso libro, Games People Play (Juegos en que participamos), Eric Berne nos describe los juegos subliminales que tienen lugar por debajo de las interacciones humanas. Dejó muy claro que lo que parece estar ocurriendo entre las io. 170 Juegos en los que participamos en la pista de tenis personas no es más que una pequeña parte de la historia. Lo mismo parece ocurrir en una pista de tenis, y ya que, para jugar bien a algo, uno debe saber el máximo sobre ello, inclu- yo aquí una breve guía sobre los juegos en los que participa- mos cuando estamos en una pista de tenis, seguida de un bre- ve testimonio de mi búsqueda por encontrar un juego que realmente valga la pena. Sugiero que esta guía sea leída no como un ejercicio de autoanálisis, sino como un medio para descubrir cómo divertirse más al jugar al tenis. Es difícil diver- tirse o alcanzar una total concentración cuando tu ego está metido en lo que considera que es una lucha de vida o muer- te. Mientras el yo número 1 esté participando en un juego escondido del que depende su imagen de sí mismo, el yo número 2 nunca podrá expresar su espontaneidad y calidad. Sin embargo, cuando eres consciente de los juegos del yo número 1, puedes alcanzar un cierto grado de libertad. Entonces, podrás ver las cosas con objetividad y descubrir por ti mismo el juego que realmente vale la pena jugar. Una breve explicación sobre el sentido de la palabra «jue- go». Cada juego se compone de al menos un jugador, un obje- tivo, algún tipo de obstáculo entre el jugador y su objetivo, un espacio (físico o mental) en el que se desarrolla el juego y una motivación para jugar. En la guía siguiente menciono tres categorías de juegos con sus objetivos y motivaciones. Las llamo excelencia, rela- ciones, y salud y diversión. Dentro de cada una de estas cate- gorías hay subjuegos, con sus respectivos objetivos y motiva- ciones, e incluso dentro de cada subjuego hay numerosas variaciones. Además, la mayor parte de la gente participa en m El juego interior del TENIS juegos híbridos que combinan dos o tres juegos de forma simultánea. Juego principal número 1: excelencia Objetivo general: alcanzar la excelencia Motivación general: probarse a sí mismo que uno es «bueno» Subjuego A: perfección Tesis: ¿Cómo de bueno puedo llegar a ser? En este subjuego, «bueno» es medido en relación con un cierto criterio para el desempeño, En el golf, se mide el desempeño en relación con el par del campo; en el tenis, en relación con las pro- pias expectativas o las de los padres, entrena- dores o amigos. Objetivo: La perfección; alcanzar un nivel lo más alto posible. Motivación: El deseo de demostrar tu propio valor. Obstáculos: Externos: La brecha permanente que hay entre tu pro- pia idea de perfección y tus aparentes capaci- dades. Internos: Autocríticas por no estar todo lo cerca de la perfección que uno quisiera y que te llevan al desaliento, a los intentos compulsivos por esforzarte demasiado y a las dudas con respecto 172 Juegos en los que participamos en la pista de tenis a ti mismo. Estas dudas fueron las que te hicieron pensar inicialmente que tenías algo que demostrar. Subjuego B: competición Tesis: Soy mejor que tú. Aquí, «bueno» es medido en relación con el desempeño de otros jugadores en vez de hacerlo con respecto a un criterio establecido. Lema: lo que cuenta no es si jue- go bien o mal, sino ganar o perder, Objetivo: Ser el mejor; ganar; derrotar a todo el que se presente, Motivación: Deseo de ser el número uno, Proviene de una necesidad de admiración y control. Obstáculos: Externos: Siempre hay alguien por ahí que puede derrotarte; la capacidad creciente de los más jóvenes. Internos: La preocupación mental por compararse con los demás, impidiendo así una acción espon- tánea; pensamientos de superioridad se alter- nan con pensamientos de inferioridad, dependiendo de los competidores; miedo a la derrota, 173 El juego interior del TENIS Subjuego C: imagen Tesis: ¡Mírame! «Bueno» es medido en relación con la apariencia. Ganar o competir no son tan importantes como tener estilo, Objetivo: Verse bien, espectacular, fuerte, resplandecien- te, refinado, grácil. Motivación: Deseo de atención y admiración. Obstáculos: Externos: Uno nunca se ve lo suficientemente bien, Lo que impresiona a una persona no impresiona a otra. Internos: Confusión sobre quién es uno en realidad. Miedo de no agradar a todo el mundo, miedo a una imaginada soledad. Juego principal número 2: relaciones Objetivo general: hacer o mantener amistades Motivación general: desco de amistad Subjuego A: posición social Tesis: Jugamos en nuestro club. Lo más importante no es lo bien que juegas sino el lugar en el que juegas y con quien juegas. Objetivo: Mantener o mejorar la posición social. 174 Juegos en los que participamos en la pista de tenis Motivación: Deseo de tener amigos entre la gente impor- tante. Obstáculos: A Externos: El esfuerzo por mantener el mismo nivel de vida que la gente que te rodea. Internos: Miedo a perder la propia posición social. Subjuego B: sentimiento de grupo Tesis: “Todos mis amigos juegan al tenis. Juegas para estar con tus amigos. Jugar demasiado bien sería UN error, Objetivo: Hacer amistades o mantener las que ya se tienen. : Motivación: Deseo de ser aceptado y de hacer amigos. Obstáculos: i Externos: Encontrar el lugar, el tiempo y los amigos. Internos: Miedo al ostracismo. Subjuego C: maridos y esposas Tesis: Mi marido (o mi mujer) siempre está jugando al tenis, así que... Objetivo: Ver a tu pareja. Motivación: Soledad. 175 El juego interior del TENIS Obstáculos: Externos: Ser lo bastante bueno para que tu pareja quiera jugar contigo. Internos: Dudas con respecto a que la soledad pueda ser superada en una pista de tenis. (Ver tam- bién los obstáculos internos de la perfección.) Juego principal número: salud y diversión Objetivo general: salud física o mental, placer Motivación general: placer o diversión Subjuego A: salud Tesis: Seguid da ción del médico o como parte de un programa propio para mejorar física o estéticamente. Objetivo: Hacer ejercicio, quemar calorías, relajar la mente, Motivación: Salud, vitalidad, deseo de prolongar la ju- ventud, Obstáculos: Externos: Encontrar a alguien con quien jugar que ten- ga las mismas motivaciones. Internos: Dudas con respecto a que el tenis esté real- mente ayudando, La tentación de caer en el subjuego de la excelencia o de la perfección. 176 Juegos en los que participamos en la pista de tenis Subjuego B: diversión Tesis: Jugar no para ganar o convertirse en un buen jugador, sino únicamente para divertirse. (Un juego que rara vez se practica en su forma más pura.) Objetivo: Divertirse lo más posible. Motivación: Disfrutar. Obstáculos: Externos: Ninguno. Internos: Verse atraído por los juegos del yo número 1. Subjuego C: aprendizaje Tesis: Seguir el impulso del yo número 2 por apren- der y crecer. Objetivo: Evolucionar. Motivación: El placer de aprender. Obstáculos: Externos: Ninguno. : Internos: Tendencia a caer en los juegos del yo número |. Se puede participar en estos tres juegos de forma simultá- nea sin que interfieran entre ellos. Todos armonizan con los deseos innatos del yo número 2. 177 El juego interior del TENIS La ética competitiva y el ascenso de la excelencia Muchos tenistas «serios», independientemente de las razones que según ellos los han llevado a iniciarse en el tenis, acaban participando en el juego de la excelencia. Muchos pue- den haber comenzado a jugar al tenis como un deporte de fin de semana, con la esperanza de hacer algo de ejercicio y para aliviar el estrés de la vida diaria, pero acaban por fijarse unos objetivos de excelencia que están más allá de sus posibilidades y muchas veces pasan a estar más frustrados y tensos en la pis- ta que fuera de ella. ¿Cómo puede el nivel de tu tenis convertirse en algo tan importante que llegue a causarte ansiedad, rabia, depresión y dudas con respecto a ti mismo? La respuesta parece estar pro- fundamente enraizada en la estructura básica de nuestra sociedad, Vivimos en una sociedad orientada hacia el éxito en la que las personas tienden a ser evaluadas o medidas por su capacidad en distintos ámbitos. Incluso antes de que recibié- semos nuestros primeros elogios o reproches por nuestras pri- meras notas en la escuela, fuimos queridos o ignorados por lo bien que realizamos nuestras primeras acciones. De esto se desprende un mensaje básico y clarísimo: eres una buena per- sona y merecedora de respeto únicamente si haces bien las cosas. Por supuesto, el tipo de cosas que hay que hacer bien para merecer amor varía de una familia a otra, pero la ecua- ción subyacente que se ha establecido entre la autoestima y el desempeño ha sido prácticamente universal. 178 Juegos en los que participamos en la pista de tenis Ahora bien, se trata de una ecuación bastante opresiva, porque significa que en cierta medida cada acción orientada “hacia el éxito se convierte en un criterio para definir tu propio yalor. Si alguien juega mal al golf parece que eso quiere desir que no merece el mismo respeto, por parte de otros o de sí mismo, que si jugara bien. Si es el campeón del club, se le cons siderará un ganador, y, por consiguiente, una persona más valiosa en nuestra sociedad. De ahí que las personas más inte- ligentes, atractivas y competentes tiendan a verse a sí mismas como mejores. Cuando el amor y el respeto dependen de ganar o de tener éxito en una sociedad competitiva, es inevitable que haya mucha gente que sienta una falta de amor y respeto (ya que cada ganador implica un perdedor y cada actuación sobresa- liente implica muchas que son inferiores). Obviamente, estas personas intentarán ganarse el respeto que les falta, y los gana- dores intentarán con la misma fuerza no perder el respeto que ya han ganado. A la luz de todo esto, no es difícil ver por qué jugar bien se ha convertido en algo tan importante para nosotros. Pero ¿quién dijo que tengo que ser evaluado por lo bien que hago las cosas? De hecho, ¿quién dijo que tenga que ser evaluado en absoluto? ¿Quién? Para salir de esta trampa lo que hace falta es una clara comprensión de que el valor de un ser humano no puede medirse por medio de su desempeño o por cualquier medida arbitraria —. ¿Realmente creemos que el valor de un ser humano es algo mensurable? No tiene sentido evaluarnos en comparación con otros seres que tam- poco son evaluables. De hecho, somos lo que somos; nuestra 179 El juego interior del TENIS identidad no se reduce a lo bien que nos manejamos en un momento dado. La nota que obtuvimos en la escuela puede medir nuestra habilidad en aritmética, pero no mide nuestro valor. Del mismo modo, el resultado de un partido de tenis puede ser una indicación de lo bien que jugué o de lo mucho que me esforcé, pero no me define como persona, ni me da motivos para considerarme más o menos importante de lo que era antes del partido. Mi búsqueda por encontrar un juego que valga la pena Cuando fui lo suficientemente alto para poder mirar por encima de la red, mi padre me inició en el tenis. Jugué por diversión con mis primos y mi hermana mayor hasta que cumplí los once años y recibí mi primera clase de tenis con un profesor llamado John Gardiner, en Pebble Beach, California. Ese mismo año participé en mi primer torneo, en la categoría de menores de once años del Campeonato Nacional de tenis en pistas rápidas. La noche antes del partido soñé con la glo- ria de ser el inesperado ganador del campeonato. Mi primer partido fue una fácil victoria, a pesar de los nervios. Mi segun- do partido fue contra el cabeza de serie número dos y perdí por 6-3 y 6-4. Acabé llorando amargamente. No tenía ni idea de por qué ganar era tan importante para mí. Durante los veranos siguientes jugué al tenis todos los días, Me levantaba a las siete de la mañana, me preparaba y tomaba el desayuno en cinco minutos y corría varios kilómetros 180 Juegos en los que participamos en la pista de tenis sta las pistas de Pebble Beach. Normalmente llegaba una ra antes que nadie y me pasaba el tiempo ejecutando incan- blemente reveses y drives contra una pared. Durante el e “to del día, jugaba unos diez o quince sets, practicaba y tenía lases, y no paraba hasta que ya no hubiese luz para ver la pelota. ¿Por qué hacía todo eso? Realmente no lo sabía. Si alguien me lo hubiese preguntado, le habría dicho que porque me gustaba el tenis. Aunque esto era parcialmente cierto, mi motivo principal era que estaba metido hasta el oello, en el subjuego de la perfección. Había algo que yo parecía querer probarme a mí mismo. Ganar en los torneos era importante para mí, pero jugar bien era importante en el día a dia; quería jugar cada vez mejor. Mi manera de proceder consistía en pen- sar que nunca iba a ganar, y luego intentaba sorprenderme a mí mismo y a los demás. Era dificil ganarme, pero me era igualmente dificil ganar los partidos apretados, Aunque detes- taba perder, tampoco disfrutaba realmente al derom otro; lo encontraba un poco embarazoso. Era un trabajador incansa- ble y dedicado, y estaba siempre intentando mejorar mis golpes. Con quince años ya habfa ganado el Campeonato Nacional en pistas rápidas de la categoría infantil, y pude sen- tir la gran excitación que produce ganar un torneo apaan- te. Un tiempo antes, en ese mismo verano, participé en los campeonatos nacionales de Kalamazoo y perdí en cuartos de final contra el cabeza de serie número siete por 3-6, 6-0, 10-8. En el último setyo había estado por delante 5-3, 40-15 y con el servicio en mi poder. Estaba nervioso pero me sentía opti- mista, En el primer punto de partido, hice doble falta al inten- tar conseguir un ace con mi segundo servicio. En el segundo El juego interior del TENIS punto de partido, fallé la volea más fácil del mundo delante de un graderío abarrotado. Durante muchos años después de lo ocurrido, estuve reviviendo ese punto en mis sueños, y hoy en día sigue tan nítido en mi memoria como hace veinte años. ¿Por qué? ¿Qué importancia tuvo realmente? No se me ocu- rrió hacerme estas preguntas. Cuando entré en la universidad, ya había abandonado la idea de demostrar mi valor mediante el tenis de competición, y aceptaba ser sólo un buen jugador amateur. Canalicé la mayor parte de mi energía hacia tareas intelectuales, algunas veces sólo para sacar buenas notas, otras en una ncera bús- queda de la Verdad. A partir de mi segundo año comencé a jugar al tenis universitario, y descubrí que en los días en los que mi desempeño académico era deficiente, mi desempeño tenístico también solía ser flojo. Me esforzaba por intentar pro- bar en la pista de tenis lo que no conseguía probar en el área académica, pero generalmente resultaba que la falta de con- fianza en un área tendía a afectar a la otra. Afortunadamente, este efecto también se producía en un sentido positivo. Durante mis cuatro años de tenis universitario, casi siempre estaba nervioso cuando pisaba una pista de tenis para jugar un partido. En mi último año ya había sido elegido capitán del equipo de tenis. A pesar de que intelectualmente había llega- do a la conclusión de que la competición no probaba real- mente nada, seguía sintiéndome muy tenso antes de la mayoría de los partidos. Después de graduarme, dejé el tenis de competición durante diez años y comencé mi carrera profesional en el magisterio. Cuando enseñaba inglés en la Exeter Academy de 182 Juegos en los que participamos en la pista de tenis New Hampshire, comprendí que incluso los chavales más teligentes suelen interferir con su capacidad para aprender y progresar académicamente. Más adelante, al trabajar como ¡cial a cargo del entrenamiento en un barco de la marina ericana, el U.S.S. Topeka, pude comprobar lo pobre que nuestro sistema de educación y lo atrasados que son nues- s métodos de entrenamiento. Cuando salí de la marina, me “unía un grupo de idealistas para fundar una pequeña acade- mia de humanidades en el norte del estado de Michigan. Durante su corta existencia de cinco años, me interesé cada prender la mejor forma vez más por el tema del aprendizaj de aprender y enseñar a los otros a aprender. Hacia el final de los años sesenta, estudié la obra de Abraham Maslow y de Carl Rogers, y teoría del aprendizaje en el Claremont Graduate School, pero no logré realizar ningún descubrimiento de tipo práctico con respecto al aprendizaje hasta el verano de 1970, en el que estuve dando clases de tenis después de haberme tomado un año sabático. Ese verano comencé a comprender muchas cosas acerca del proceso de aprendizaje. Al decidir que quería seguir enseñando a jugar al tenis, desarrollé lo que vino a llamarse el Juego Interior —una forma de aprender que aceleraba enormemente la velocidad de aprendizaje de los alumnos—. También tuvo un efecto beneficioso sobre mi jue- go. Aprender un poco sobre el arte de la concentración me ayudó mucho para resucitar el nivel de mi juego, y, en poco tiempo, estaba jugando mejor que nunca. Después de conver- tirme en profesor del club Meadowbrook en Seaside, Cali- fornia, comprobé que a pesar de no tener mucho tiempo para practicar mis golpes, y gracias a la aplicación de los principios 183 El juego interior del TENIS que enseñaba, podía mantener un nivel de juego lo suficien- temente bueno para que casi nadie en esa zona consiguiese derrotarme, Un día, después de haber jugado particularmente bien contra un muy buen tenista, comencé a preguntarme cómo me iría en un torneo de competición. Tenía mucha confianza en mi juego. Sin embargo, aún no había jugado contra juga- dores que figurasen en la clasificación oficial. Así que decidí participar en un torneo del club de tenis de Berkeley en el que competían jugadores de primera línea, Viajé en coche hasta Berkeley lleno de confianza, pero al llegar ya había comenza- do a dudar de mis capacidades. Todos los participantes parecían medir 1,95 metros y llevar a cuestas cinco o seis raquetas. Reconocí a muchos jugadores porque salían en las revistas de tenis, pero ninguno pareció reconocerme. El ambiente era muy distinto del de Meadowbrook, mi pequeña charca en la que yo era la rana jefe. De repente vi que mi optimismo se había convertido en pesimismo. Estaba dudan- do de mi juego, ¿Por qué? ¿Acaso le había sucedido algo en las últimas tres horas desde que salí de mi club? Mi primer partido fue contra un tenista que medía lite- ralmente 1,95 metros. A pesar de que sólo llevaba tres raque- tas, cuando entramos en la pista me temblaban un poco las rodillas y mi muñeca no parecía tan firme como de costumbre. La puse a prueba algunas veces, apretando la empuñadura de mi raqueta. Me pregunté sobre lo que iría a pasar en la pista. Pero cuando comenzamos cl peloteo de calentamiento, pude comprobar rápidamente que mi contrincante no era de nin- guna manera tan bueno como yo había pensado. Si me hubiese 184 Juegos en los que participamos en la pista de tenis tocado darle una clase de tenis, sabía exactamente lo que habría dicho; rápidamente lo clasifiqué como «un jugador de “club algo mejor que la media», y me sentí mejor. Sin embargo, una hora más tarde, con un marcador de 4-1 en mi contra en el segundo set, y después de haber perdi- ¿do el primer set por 6-3, comencé a darme cuenta de que iba a ser derrotado por un «un jugador de club algo mejor que la media». Había estado nervioso durante todo el partido, fallan- do golpes fáciles y jugando sin consistencia, Me faltaba con- centración, estrellaba una de cada dos voleas contra la red, y las pelotas se me iban fuera por algunos centímetros. . Pero ocurrió que mi oponente, al borde de una clara vic- toria, comenzó a flaquear. No sé lo que estaría pasando por su cabeza, pero era incapaz de rematarme. Perdió el segundo set 7-5 y el siguiente 6-1. Sin embargo, al abandonar la pista de juego, no sentí que fuera yo el que había ganado ese partido, más bien él lo había perdido. f Me puse a pensar inmediatamente en mi siguiente parti- do. Mi oponente era un jugador muy bien clasificado en el norte de California. Era consciente de que él era un jugador con más experiencia en torneos que yo, y probablemente con más calidad. Obviamente, yo no quería volver a jugar tan mal como lo había hecho en la primera ronda. Si lo hiciera, sería una masacre. Pero aún me temblaban las rodillas, mi mente no parecía poder concentrarse con claridad y estaba nervioso. Finalmente, me senté a solas para ver si podía retomar el con- trol de mí mismo. Comencé por preguntarme a mí mismo: «¿Qué es lo peor que me puede pasar?». La respuesta era obvia: «Puedo perder 6-0, 6-0». 185 El juego interior del TENIS «Bueno, ¿y qué? ¿Qué sucedería entonces?», «Bucno... Quedaría climinado del torneo y tendría que volver a Meadowbrook. Me preguntarían cómo me fue, y yo respondería que fulano me eliminó en la segunda ronda. Entonces me dirían con un tono comprensivo: ‘Oh, ése es un hueso duro de roer. ¿Y cuál fue el resultado final?”. Y yo tendría que confesar que me dejó en cero.» «¿Y que sucedería a continuación?», me pregunté a mí mismo. «Bueno, se correría la voz de que me dieron una paliza en Berkeley, pero pronto volvería a jugar bien de nuevo y la vida volvería a la normalidad.» Había intentado ser lo más sincero posible conmigo mis- mo sobre el peor resultado posible. No era nada agradable pero tampoco era el fin del mundo —desde luego nada como para que uno se preocupase tanto —. Luego me pregunté a mí mismo: «¿Y qué es lo mejor que podría pasar?». De nuevo la respuesta era obvia: podía ganar 6-0, 6-0. «¿Y entonces qué». «Tendría que jugar otro partido, y luego otro, hasta ser derrotado, lo que en un torneo de este tipo era prácticamente inevitable, Luego regresaría a mi club, contaría cómo me fue, recibiría algunas palmadas en la espalda y todo volvería rápi- damente a la normalidad. Seguir en el torneo un par de rondas más no me pareció especialmente apetecible, así que me hice una última pregun- ta: «¿Qué es lo que realmente quieres?». La respuesta fue bastante inesperada. Lo que realmente quería, descubrí, era superar el nerviosismo que me estaba 186 Juegos en los que participamos en la pista de tenis impidiendo jugar mi mejor tenis y divertirme. Quería superar ese obstáculo interno que tanto me había fastidiado a lo largo de mi vida. Quería ganar el Juego Interior. Después de este descubrimiento, y consciente de lo que realmente quería, me dirigí a la pista para jugar mi partido con una nueva sensación de entusiasmo. En el primer juego, hice tres dobles faltas y perdí mi servicio, pero a partir de ahí sentí una nueva confianza. Fue como si me hubiesen sacado un gran peso de los hombros, y comencé a jugar haciendo uso de todas mis capacidades. Al final, no pude romper el servicio con rosca de mi zurdo oponente, pero no volví a perder mi servicio hasta el último juego del segundo set. Perdí 6-4, 6-4, pero abandoné la pista con la sensación de haber ganado. Había perdido en el juego exterior pero había ganado en el juego que quería, mi propio juego, y me sentí muy feliz. De hecho, cuando un amigo me vino a preguntar cómo me había ido en el partido, tuve ganas de decirle: «¡Ganéb». Por primera vez había reconocido la existencia del Juego Interior, y su importancia en mi caso. No sabía cuáles eran las reglas de este juego, ni cuál era exactamente su objetivo, pero sí intuía que se trataba de algo más que de ganar un trofeo. 187 El sentido pmu de la competición y > En la cultura occidental contemporánea hay mucha con- troversia acerca de la competencia. Un grupo de gente la valo- ra mucho, ya que la considera responsable del progreso y la prosperidad en Occidente, Otro grupo afirma que la competi- ción es mala; que enfrenta a las personas y es por lo tanto divi- siva; que lleva al antagonismo entre las personas y a una falta de cooperación que acaba produciendo ineficiencia. A aque- llos que valoran la competición les gustan los deportes como el fútbol, el béisbol, el baloncesto, el tenis y el golf. Aquellos que ven la competición como una forma de hostilidad legalizada suclen preferir actividades recreativas no competitivas como el surf el frisbeey el jogging En el caso de que lleguen a jugar al 189 El juego interior del TENIS tenis o al golf, insistirán que lo están haciendo de forma «no competitiva». Su lema es que la cooperación es mejor que la competición, Aquellos que cuestionan el valor de la competición tie- nen muchas municiones para apoyar sus argumentos. Como señalábamos en el capítulo anterior, hay abundantes eviden- cias de lo mucho que se altera la gente durante situaciones Pcia: Es verdad que la competición para muchos no es más que un marco en el que canalizar la agresividad; el escenario en el que se establece quién es el más fuerte, el más resistente, el más listo, Cada uno piensa que al haber derrota- do al otro ha mostrado su superioridad sobre él, no sólo en el juego en cuestión, sino en cuanto persona, Lo que no se suele reconocer es que la necesidad de demostrar tu propio valor está basada en la inseguridad y la falta de confianza en ti mis- mo. Uno sólo necesita demostrar su propio valor, ante sí mismo o ante los demás, en la medida en que se siente inseguro acer- ca de quién es. Cuando la competición es usada como una forma para crear una imagen de uno mismo en relación con los otros, es cuando sale a relucir lo peor de la naturaleza human: is ces se exacerban en gran medida los típicos miedos y frustra- ciones. Si secretamente tengo miedo de que mi mal juego o mi derrota en el partido significan que soy inferior en cuanto ser humano; entonces es obvio que voy a estar mucho más moles- to conmigo mismo por haber fallado un golpe. Y por supuesto, csta:misma tensión me va a hacer más difícil que juegue a mi más alto nivel, No habría ningún problema con la competi- ción si no estuviese en juego mi imagen de mí mismo. 190 El sentido de la competición Les he dado clases a muchos niños y adolescentes que ya estaban atrapados en esa creencia de que su propio valor dependía de su buen desempeño en el tenis o en otras activi- dades. Para ellos, jugar bien y ganar eran cuestiones de vida o muerte, Estaban continuamente comparándose con sus ami- gos y usaban su habilidad en el tenis como una de las varas de medir. Es como si algunos creyesen que sólo siendo los mejo- res, sólo ganando, iban a conseguir el amor y el respeto que necesitaban. Muchos padres fomentaban esta creencia en sus hijos. Sin embargo, al aprender a medir nuestro valor según nuestros logros y habilidades, se ignora el verdadero e incon- mensurable valor de cada individuo. Los niños a los que se les ha enseñado a evaluarse a sí mismos de esta forma suelen con- vertirse en adultos poseídos por un afán de triunfo que eclipsa todo lo demás. La tragedia de esta creencia no reside en que no vayan a encontrar el éxito que buscan, sino en que no van a encontrar el amor, o incluso el respeto por uno mismo, que supuestamente venía con esc éxito. Además, en su búsqueda unilateral del éxito medible, descuidan el desarrollo de muchos otros potenciales humanos. Algunos nunca tienen el tiempo ni la inclinación para apreciar las bellezas de la natu- raleza, para expresar sus pensamientos y sentimientos más profundos a la persona amada o para preguntarse acerca del sentido último de la existencia. Pero mientras algunos parecen estar atrapados en la compulsión por alcanzar el éxito, otros adoptan una posición de rebeldía. Al señalar las evidentes limitaciones y la crueldad de una cultura que sólo tiende a valorar al ganador e ignora las cualidades positivas de los que no ganan, estos rebeldes critican 191 El juego interior del TENIS con vehemencia esta compulsión competitiva. Entre los más elocuentes se hallan los jóvenes que han sufrido las presiones competitivas que les han impuesto los padres o la sociedad. Al dar clases a estos jóvenes, suelo notar en ellos un cierto deseo de fracasar. Parecen buscar el fracaso al no hacer ningún esfuerzo por ganar o triunfar. Se han dado de baja, por decir- lo de alguna manera. Al no intentar ganar, siempre tienen una coartada: «Puedo haber perdido, pero no cuenta porque real- mente no intenté ganar». Lo que no suelen admitir es su cre- encia implícita en el hecho de que si realmente lo hubiesen intentado y hubiesen perdido, entonces sí habría contado. Esa derrota habría sido una medida de su valor. Evidentemente, esta creencia es la misma que la del competidor que está intentando demostrar su propio valor, Ambas creencias tienen que ver con el ego intentando promoverse a sí mismo, ambas están basadas en la errónea suposición de que el respeto por uno mismo depende de lo bueno que sea nuestro desempeño en relación con los otros. Ambas reflejan el miedo de no dar la talla. Sólo cuando este miedo primordial e insidioso comien- ce a disolverse, podremos descubrir un nuevo sentido en la competición. Mi propia actitud con respecto a la competición ha evo- lucionado mucho hasta llegar a mi posición actual. Como decía en el capítulo anterior, fui criado para creer en la com- petencia, y tanto el jugar bien como el hecho de ganar eran muy importantes para mí. Pero a medida que comencé a explorar el proceso de aprendizaje del yo número 2, tanto para enseñar tenis como para jugarlo, me fui convirtiendo en una persona menos competitiva. En lugar de intentar ganar, decidí 192 El sentido de la competición dedicarme sólo a jugar con clegancia y excelencia; en otras palabras, comencé a jugar una forma bastante pura de «per- fección». Mi teoría consistía en despreocuparme por completo de lo bien que estaba jugando con relación a mi contrincante y dedicarme únicamente a alcanzar la excelencia como un bien en sí mismo. Era muy estético: yo flotaba por la pista jugando con gran fluidez, precisión y «sabiduría». Pero faltaba algo. Como no sentía deseos de ganar, muchas veces no tenía la determinación necesaria. Yo había pensado que el deseo de ganar era el responsable de que el ego entrara en escena, pero en un momento dado comencé a pre- guntarme si no podía haber una motivación en la que el deseo de ganar estuviese libre del ego. ¿Podía haber una determina- en el ego y que estuvie- ción de ganar que no estuviese basa se libre de las frustraciones y miedos que siempre le acom- pañan? ¿Acaso la voluntad de ganar siempre tiene que querer decir «ves, soy mejor que tú»? Un día tuve una interesante experiencia que, de una for- ma inesperada, me convenció de que en el tenis todo no se reducía a jugar con estilo y elegancia. Durante varias semanas habí Me había dicho que no un par de veces pero siempre con una buena excusa, Finalmente, tentado salir con una chic; quedamos para salir a cenas. El día de la cena, después de haber dado mi última clase, uno de los profesores se me acercó para preguntarme si me apetecía jugar un par de sets. «Me gustaría mucho, Fred», le contesté, «pero esta tarde no pue- do» En ese momento me informaron de que había una lla- mada telefónica para mí. «Espera, Fred», le dije, «si esa llamada es la que me temo, ya puedes ir preparándote para el partido.» 193 El juego interior del TENIS La llamada era la que me temía. La excusa parecía plausible, y la chica se expresó con tanta simpatía que no pude enfadar- me con ella, pero al colgar el teléfono me di cuenta de que estaba furioso. Cogí mi raqueta, corrí hasta la pista y comencé a golpear la pelota con más fuerza de lo que nunca lo había hecho. Increíblemente, la mayoría de ellas entraron. Seguí jugando igual durante el partido, y continúe atacando todas las pelotas hasta el final. Intentaba golpes ganadores incluso en los puntos importantes, y acertaba. Estaba jugando con una determinación inusual en mí, incluso cuando estaba por delante en el marcador. De hecho, estaba jugando desde fue- ra de mi mente, De alguna forma, la rabia me había hecho trascender mis limitaciones preconcebidas, me había hecho ir más allá de mi acostumbrada prudencia, Después del partido, Fred me estrechó la mano sin mostrarse abatido en absoluto. Ese día se había tropezado con un huracán contra el que no había nada que hacer, pero se había divertido al intentarlo. De hecho, yo había jugado tan bien que Fred parecía estar con- tento de haber estado ahí para verlo, o como si le correspon- iera una parte del mérito de que yo hubiese alcanzado ese nivel de juego —y la verdad es que así era. No quiero promover la idea de que la clave de la victoria reisde en jugar con rabi: . La clave ese día fue que jugué con sinceridad. Estaba enfadado esa tarde y, en lugar de fingir que no lo estaba, expresé mi rabia a través del tenis. Como debe ser. Me hizo sentirme bien, y funcionó. 194 El sentido de la competición El significado de ganar El enigma sobre el sentido de la competición no se me fue aclarando hasta más adelante, cuando comencé a descu- brir algunas cosas sobre la naturaleza de la voluntad de ganar. El descubrimiento más importante sobre el significado de ganar lo hice durante una discusión con mi padre, quien, tal como he mencionado antes, me inició en la competición y siempre se consideró a sí mismo un ávido competidor tanto en el deporte como en los negocios. Ya habíamos discutido muchas veces sobre la competición. Como siempre, yo dije que no era sana y que sacaba a relucir lo peor de cada uno, Pero esta conversación en particular fue más allá de los argu- mentos. Comencé señalando el surfcomo un ejemplo de un tipo de recreación que no implicaba competición. Al reflexionar sobre ese comentario, mi padre me preguntó: «Pero ¿acaso los surfistas no compiten contra las olas? ¿No evitan acaso la fuer- za de la ola y explotan sus debilidades?». «Es cierto, pero no están compitiendo contra ninguna persona; no están intentando derrotar a nadie», contesté. «No, pero sí están intentando llegar a la playa, ¿no es ver- dad?» «Sí, pero la verdadera meta del surfista está en fluir con la ola y alcanzar una unidad con ella.» Fue entonces cuando lovi claro. Mi padre tenía razón. El surfista sí quiere que la ola lo lleve hasta la playa, pero esperará en el mar a que aparezca la ola más grande que crea poder manejar. Si sólo quisiera «Muir con la ola», podría hacerlo con una ola de tamaño medio. ¿Por 195 El juego interior del TENIS qué se queda esperando a que aparezca una ola grande? La respuesta era sencilla y me permitió aclarar la confusión que rodea a la verdadera naturaleza de la competición. El surfista espera una ola grande porque valora el desafío que ésta le pre- senta. Valora los obstáculos que la ola coloca entre él y su meta de cabalgar esa ola hasta la playa. ¿Por qué? Porque son esos ismos obstáculos, el tamaño y el poder de la ola, los que obligan al surfista a realizar su mayor esfuerzo. Sólo ante olas de gran tamaño el surfista va a tener que hacer uso de toda su habilidad, de todo su coraje y concentración, de forma que puedan superarlas. Sólo entonces podrá llegar al verdadero límite de sus capacidades. En ese momento, el surfista está en su cenit, En otra palabras, mientras mayores sean los obstá- culos a los que se enfrenta, mayores serán sus posibilidades para descubrir y ampliar su verdadero potencial. Ese potencial puede siempre haber estado disponible, pero hasta que se manifieste a través de la acción, continuará siendo un secreto escondido. Los obstáculos son un ingrediente muy necesario en este proceso de autodescubrimiento. Es importante señalar que el surfista en este ejemplo no está intentando demostrar su valor; no está intentando mostrarle al mundo lo estupendo que es, sino que está simplemente explorando sus capacidades latentes. Está experimentando íntima y directamente sus pro- pios recursos y, por consiguiente, aumentando su conoci- miento de sí mismo. Gracias a este ejemplo pude comprender con más clari- dad el significado básico de ganar. Ganar es superar obstácu- los para alcanzar un objetivo, pero el valor de la victoria no es mayor que el valor del objetivo alcanzado. Alcanzar el objetivo 196 El sentido de la competición puede no ser tan valioso como la experiencia que puede obte- nerse al hacer un esfuerzo supremo para superar los obstácu- los que se presenten. El proceso puede ser más gratificante que la victoria en s Una vez se reconoce el valor de tener obstáculos difíciles que haya que superar, es fácil ver los verdaderos beneficios que se pueden obtener del hecho de participar en deportes compe- titivos. En el tenis, ¿quién es el encargado de proporcionarte los obstáculos que necesitas para llegar al límite de tu poten- cial? ¡Tú oponente, por supuesto! Entonces, ¿acaso tu opo- nente es tu amigo o tu enemigo? Es un amigo en la medida en que hace lo posible por crearte dificultades. Sólo al interpretar el papel de enemigo puede tu oponente convertirse en un ver- dadero amigo para ti. ¡Sólo al competir contigo está de hecho cooperando! En una pista de tenis, nadie tiene ganas de que- darse esperando a que surja una gran ola. En esta clase de competición, tu oponente tiene la obligación de crearte el máximo de dificultades, al igual que la tuya consiste en creár- selas a él. Sólo al hacerlo así, os estáis dando mutuamente una oportunidad para descubrir a qué alturas podéis llegar. Así que llegué a la sorprendente conclusión de que la ver; , dadera competición es idéntica a la verdadera cooperación, Cada jugador intenta con todas sus fuerzas derrotar al otro, pero en esta clase de competición no estamos derrotando a la otra persona, sino que estamos superando los obstáculos que ella presenta. ¿En la verdadera competición nadie es derrotado. | Ambos jugadores se benefician de los esfuerzos que han reali- zado para superar los obstáculos presentados por el otro. 197 El juego interior del TENIS Como dos toros dándose cabezazos, los dos se hacen más fuer- tes y cada uno participa en el desarrollo del otro. Esta actitud puede causar muchos cambios en la forma en que enfocas un partido de tenis. En primer lugar, en vez de esperar que tu oponente haga doble falta, vas a preferir que su primer servicio vaya dentro. El deseo de que la pelota bote dentro del cuadro de servicio te ayuda a lograr un mejor esta- do mental para poder devolverla, Tiendes a reaccionar con más rapidez y a moverte mejor, y al hacerlo, le pones las cosas más difíciles a tu contrincante. Aumenta tu confianza en tu opo- nente así como en ti mismo, y esto favorece tu sentido de la anticipación. Luego, al final, le estrechas la mano a tu opo- nente y, con independencia de quién haya ganado, le agrade- ces la batalla que te ha presentado, y se lo dices sinceramente. Yo solía pensar que si disputaba un partido amistoso con- tra un oponente con un débil revés, era un tanto injusto jugar continuamente sobre su revés. A la luz de lo que acabamos de ver, inada podía estar más lejos de la verdad! Al jugar sobre su revés lo estaba obligando a mejorar. Si eres una buena perso- na y juegas sobre su drive, su revés seguirá siendo débil; en este caso, la verdadera buena persona es la que juega para ganar. Este descubrimiento acerca de la verdadera naturaleza de la competición me llevó a otro cambio de rumbo en mi pen- samiento que resultó muy beneficioso para mi juego. Una vez, cuando tenía quince años, derroté a un chico de dieciocho en un torneo local. Después del partido mi padre bajó a la pista y me felicitó efusivamente por mi victoria, Sin embargo, la reac- ción de mi madre fue: «Oh, ese pobre chico; qué mal se debe j 198 El sentido de la competición de sentir por haber sido derrotado por alguien menor que él». Con esto, mi mente quedó escindida en dos: sentía simultá- neamente orgullo y culpa. Hasta que llegué a comprender el significado de la competición, nunca pude sentirme realmen- te feliz de derrotar a alguien, y mentalmente se me hacía muy difícil jugar bien cuando estaba cerca de la victoria, He com- probado que esto les ocurre a muchos jugadores, especial- mente cuando están al borde de derrotar a un jugador mejor que ellos. Una de las causas de la tensión experimentada en esos momentos reside en esa falsa noción de la competición. creo que me estoy haciendo más merecedor de respeto al derrotar a alguien, entonces también debo creer, consciente o inconscientemente, que al derrotar a esa persona lo estoy haciendo menos merecedor de respeto. No puedo subir sin | empujar a alguien hacia abajo. Esta creencia nos hace sentir- nos innecesariamente culpables, No hace falta que te convier- tas en un matón que aplasta a los demás para ser un ganador; sólo tienes que comprender que aplastar a los otros no es de lo que se trata. Hoy en día juego cada punto para ganar. Es sim- ple y está bien. No me preocupo por ganar o perder el partido, sino únicamente por emplearme al máximo en cada punto porque he descubierto que ahí es donde reside el verdadero valor. Esforzarse al máximo no quiere decir que haya que” emplear el yo número 1. Quiere decir concentración, determi- nación y confianza en tu propio cuerpo para «dejar que las cosas sucedan por sí mismas». Quiere decir hacer el máximo esfuerzo mental y físico. La competición y la cooperación for- man de nuevo una unidad. 199 El juego interior del TENIS La diferencia entre preocuparse por ganar y preocuparse por hacer el esfuerzo necesario para ganar puede parecer sutil, pero en realidad es muy grande. Cuando sólo me preocupo por ganar, estoy pendiente de algo que no puedo controlar Em que gane o pierda en este juego externo depen- de tanto del esfuerzo y talento del oponente como de los míos. Cuando uno se ve involucrado emocionalmente en unos resultados que no puede controlar, uno tiende a ponerse ansioso e intenta esforzarse demasiado/ Pero uno sí puede controlar el esfuerzo que se emplea para ganar. Uno siempre puede hacerlo lo mejor posible en un momento dado. Como es imposible sentir ansiedad con respecto a un hecho que uno puede controlar, la mera conciencia de que te estás emplean- do a fondo para ganar cada punto te va a permitir superar el problema de la ansiedad. De esta forma, la energía que de otra manera habría sido consumida por la ansiedad y sus conse- cuencias va a poder ser usada para ganar el punto. Así maxi- mizamos nuestras posibilidades de ganar el juego exterior. Por lo tanto, en el Juego Interior, es el esfuerzo continuo por abandonar el control y mantenerse centrado en el aquí y ahora el que permitirá alcanzar la verdadera victoria o derro- ta, Y este Juego Interior nunca termina, Una advertencia final. Se dice que todas las grandes cosas se logran mediante un gran esfuerzo. Aunque creo que esto es verdad, no es necesaria- mente cierto que todo gran esfuerzo lleve a la grandeza. Una persona muy sabia me dijo una vez: «Cuando se trata de supe- rar obstáculos, hay tres tipos de personas. El primer tipo ve la mayoría de los obstáculos insuperables y los evita. El segundo tipo ve un obstáculo, dice: ‘puedo superarlo”, y comienza a El sentido de la competición excavar por debajo de él, a escalarlo por encima o a atravesar- lo por en medio. El tercer tipo de persona, antes de decidir superar el obstáculo, intenta encontrar un punto de observa- ción que le permita ver lo que hay al otro lado de él. Entonces, sólo si la recompensa vale la pena, intentará superarlo». 201 | | | a 10 El Juego Interior pon fuera de las pistas de tenis, iu Ay Hasta aquí hemos estado explorando el Juego Interior en lo que respecta al tenis. Comenzamos con la observación de que muchas de las dificultades en el tenis tienen un origen mental. Los tenistas tenemos tendencia a pensar demasiado antes y durante nuestros golpes; nos esforzamos mucho en intentar controlar nuestros movimientos; y nos preocupamos en exceso por los resultados de nuestras acciones y por cómo puedan afectar a la imagen que tenemos de nosotros mismos. En resumen, nos preocupamos demasiado y no nos concen- tramos lo suficiente. Para arrojar alguna luz sobre los proble- mas mentales en el tenis, introdujimos los conceptos del yo número 1 y del yo número 2. El yo número 1 fue el nombre 203 El juego interior del TENIS que le dimos a un ego mental consciente al que le gusta decir- le continuamente al yo número 2 cómo tiene que ejecutar los golpes. La clave para jugar un tenis espontáneo y de alto nivel radica en resolver la falta de armonía que suele existir entre estos dos yoes. Esto requiere el aprendizaje de varias habilida- des interiores, principalmente el arte de abandonar los juicios sobre uno mismo, dejar que sea el yo número 2 el que ejecute los golpes, reconocer el proceso natural de aprendizaje y con- far en él y, sobre todo, ganar algo de experiencia en el arte de la concentración relajada. Y aquí es donde surge la noción del Juego Interior. Estas habilidades interiores no sólo van a afectar extraordinaria- mente nuestro revés, drive, volea y servicio (el juego exterior del tenis), sino que son valiosas en sí mismas y aplicables a muchos otros aspectos de la vida, Cuando un tenista comien- za a reconocer, por ejemplo, que aprender a concentrarse puede ser más importante que su revés, pasa de ser principalmente un jugador del juego exterior para convertirse en un jugador del Juego Interior. Entonces, en lugar de aprender a concen- trarse para mejorar su tenis, practica el tenis para mejorar su concentración. Esto representa un cambio crucial de valores, en el que se pasa de los valores exteriores a los interiores. Sólo cuando un tenista realiza este cambio, consigue liberarse de las ansiedades y frustraciones asociadas a una excesiva depen- dencia de los resultados del juego exterior. Sólo entonces tiene la oportunidad de ir más allá de las limitaciones inherentes a los intentos de autopromoción del yo número | y de tomar conciencia de su verdadero potencial. La competición se con- vierte entonces en un interesante mecanismo en el que cada 204 El Juego Interior fuera de las pistas de tenis jugador, al esforzarse al máximo para ganar, le da al otro la oportunidad que buscaba para alcanzar nuevos niveles de autoconciencia. Así pues, hay dos juegos en el tenis: el primero, el juego exterior en el que se intenta superar los obstáculos presentados por un oponente externo y en el que se juega para obtener algún tipo de premio externo; y el segundo, el Juego Interior, en el que se intenta superar obstáculos internos, mentales o emocionales, para alcanzar nuestro verdadero potencial. Hay que reconocer que ambos juegos se desarrollan de forma simultánea, así que no se trata de elegir entre los dos, sino de decidir cuál de los dos merece prioridad, De hecho, casi todas las actividades humanas implican un juego exterior y otro interior. Siempre hay obstáculos exter- nos entre nosotros y nuestros objetivos externos, sea lo que sea que busquemos: riqueza, conocimiento, reputación, amistad, paz en la tierra o únicamente algo de comida para la cena. Y los obstáculos internos siempre están ahí; la propia mente que usamos para alcanzar esos objetivos externos se ve distraída por su tendencia a preocuparse, a lamentarse o a complicar las cosas, y causa así dificultades innecesarias. Es útil comprender que aunque nuestros objetivos externos son múltiples y varia- dos, y requieren el aprendizaje de todo tipo de habilidades para alcanzarlos, los obstáculos internos provienen todos de una misma fuente, y las habilidades para superarlos son siem- pre las mismas. Mientras no se le controle, el yo número 1 es capaz de producir miedos, dudas y falsas ilusiones donde- quiera que estés y hagas lo que hagas. La concentración en el tenis no es fundamentalmente diferente de la concentración 205 El juego interior del TENIS que se necesita para desempeñar cualquier tarea o incluso para apreciar una sinfonía. Aprender a abandonar el hábito de juzgarte a ti mismo basándose en tu revés es algo parecido a olvidar el hábito de juzgar a tu hijo o a tu jefe. Y al aprender a dar la bienvenida a los obstáculos, estás aumentando automá- ticamente tu capacidad para encontrar ventajas en todas las dificultades a las que te enfrentes a lo largo de tu vida. Así pues, cada progreso interior se aplica inmediatamente a toda la gama de tus actividades. Ésta es la razón por la cual vale la pena prestarle atención al Juego Interior. Adquiriendo estabilidad interior Quizá la aptitud más indispensable para los seres huma- nos en estos tiempos sea la capacidad para conservar la calma en medio de cambios bruscos y desestabilizadores. Los que mejor van a conseguir sobrevivir en los tiempos que corren son aquellos que, según los describió Kipling, «sepan conser- var la cabeza mientras todos los demás están perdiendo la suya». La estabilidad interior no se logra enterrando la cabeza en la arena a la primera señal de peligro, sino adquiriendo la capacidad para ver la verdadera naturaleza de lo que está suce- diendo y reaccionando apropiadamente. Entonces, la reacción del yo número 1 ante esa situación no podrá perturbar tu equi- librio y claridad interiores. La inestabilidad, por el contrario, es una condición del ser en la que perdemos con más facilidad el equilibrio cuando el yo número ] se siente contrariado ante algún hecho o circunstancia. 206 El Juego Interior fuera de las pistas de tenis El yo número 1 tiende a distorsionar su percepción del hecho y nos lleva a actuar de forma equivocada, lo que a su vez ayu- da a crear circunstancias que menoscaban aún más nuestro equilibrio interior —el básico círculo vicioso del yo número 1. La gente se pregunta: «Entonces, ¿cómo puedo lidiar con mi estrés?», Se siguen cursos, se intentan soluciones, pero generalmente el estrés del yo número 1 continúa. El problema de «lidiar con el estrés» es que uno tiende a pensar que el estrés es inevitable, Tiene que haber un estrés para que tú puedas lidiar con él. He notado que el yo número 1 suele prosperar cuando se lucha contra él. Un enfoque alternativo consiste simplemente en fortalecer tu estabilidad. Alienta y apoya al yo número 2 porque, cuanto más fuerte sea, más difícil va a ser desequilibrarlo, y más rápidamente vas a recuperar tu equilibrio, El estrés del yo número 1 es un ladrón que, si lo dejamos, nos robará la capacidad para disfrutar nuestras vidas. Con el paso del tiempo ha ido creciendo mi capacidad para apreciar el maravilloso regalo que es la vida. Un regalo más grandioso de lo que yo hubiese podido imaginar, y, por lo tanto, si vivo en un estado de estrés quiere decir que estoy perdiéndome muchas cosas —dentro y fuera de la pista—. Quizá la sabi- duría no sea tanto encontrar nuevas respuestas como recono- cer realmente la profundidad de las antiguas. Algunas cosas nunca cambian. La necesidad de confiar en uno mismo y de ampliar la comprensión de nuestro verdadero ser nunca va a disminuir. La necesidad de abandonar el juicio sobre uno mis- mo y los demás mediante los conceptos de «bueno» y «malo» nos abrirá el camino para acceder a la claridad. Y la importan- cia de tener claridad con respecto a nuestras prioridades, 207 El juego interior del TENIS especialmente con respecto a la prioridad principal en nuestras vidas, siempre va a ser capital, al menos mientras sigamos con vida, El estrés es cada vez más común en una época en la que las presiones nos surgen de todos lados. El marido, la esposa, el jefe, los hijos, las cuentas, la publicidad, la propia sociedad seguirán ejerciendo sus presiones sobre nuestras vidas: «Hazlo mejor, hazlo más, intenta ser así, no seas así, intenta ser alguien, intenta ser como él o como ella; estamos haciendo estos cambios, así que cambia». El mensaje no es muy distin- to del que dice: «Golpea la pelota de esta forma o de la otra, y no eres bueno si no lo haces». Algunas veces, las exigencias son planteadas con tanta amabilidad que parecen una parte inocente de la vida; otras veces estas exigencias son planteadas con tanta dureza que nos hacen actuar por puro miedo. Pero una cosa es segura: las presiones exteriores se seguirán produ- ciendo y probablemente aceleren su ritmo y aumenten su intensidad. Hay una verdadera explosión de información y, con ella, la necesidad de saber más y de ampliar nuestras apti- tudes. Las exigencias en el trabajo están aumentando para la mayoría de la gente, y también la amenaza de quedarse sin trabajo. La causa de la mayor parte del estrés puede resumirse con la palabra apego. El yo número 1 depende tanto de ciertas cosas, situaciones, personas y conceptos que cuando se produ- ce un cambio —o parece que se vaya a producir— él se sien- te amenazado. Liberarse del estrés no implica necesariamen- te privarse de muchas cosas, sino más bien ser capaz de des- prenderse de algo cuando sea necesario, y saber que uno 208 El Juego Interior fuera de las pistas de tenis seguirá estando bien. Es algo que proviene del hecho de ser más independiente —no necesariamente más solitario, pero con más confianza en los propios recursos interiores para mantener la estabilidad. lad interior es un requisito imprescindible para tener una buena vida en los tiempos que corren. El primer paso hacia la estabi- lidad interior puede ser el reconocimiento de que existe un yo Me parece que esta sabiduría para crear una estabi interior que tiene sus propias necesidades, Este yo que posee todos tus dones y capacidades, con los que esperas conseguir cualquier cosa, tiene sus propios requisitos. Son exigencias naturales que ni siquiera tuvieron que enseñarnos. Cada yo número 2 fue dotado al nacer, independientemente del lugar de ese nacimiento, de un instinto para realizar su naturaleza, Quiere disfrutar, aprender, comprender, apreciar, emprender, descansar, tener salud, sobrevivir, ser libre para ser lo que es, expresarse y aportar su propia contribución. Las necesidades del yo número 2 se presentan con una urgencia moderada pero constante. Una cierta sensación de satisfacción embarga a la persona que está actuando en sin- cronfa con su yo interior, La cuestión fundamental es saber qué tipo de prioridad les estamos dando a las necesidades del yo número 2 con respecto a todas esas presiones exteriores, Está claro que cada individuo tiene que encontrar su propia respuesta a esta pregunta. Yo, como cualquier otro, tengo que aprender algo muy importante: cómo distinguir las demandas interiores del yo número 2 de las demandas exteriores que han sido internali- zadas por el yo número 1 y forman una parte tan íntima de mi 209 El juego interior del TENIS pensamiento que «pareciera» que provienen de mí. Después de trabajar como autónomo durante más de veinticinco años, tengo que admitir que muchas veces el mayor causante de mi estrés he sido yo mismo. Pero poco a poco he aprendido que las exigencias con las que yo me producía estrés no eran real- mente mías, sino que las había incorporado únicamente por- que las había escuchado cuando era pequeño o porque eran socialmente aceptadas. Estas exigencias comienzan pronto a parecerte algo muy natural —y es más fácil prestarles aten- ción a ellas que a la llamada sutil pero insistente de tu propio ser, Una de mis entrevistas favoritas es la que le hicieron a Jennifer Capri cuando ella tenía catorce años. En aquel tiempo jugaba torneos importantes y le iba muy bien. El perio- dista le preguntó si se ponía nerviosa cuando jugaba contra alguna de las mejores tenistas del mundo, Jennifer contestó que no se ponía nerviosa en absoluto. Dijo que para ella era un privilegio jugar contra estas tenistas, algo que no había podido hacer hasta entonces. «Pero sin duda cuando estás en las semifinales de un gran torneo, con sólo catorce años, con todas las expectativas que despiertas, tienes que sentir algo de estrés», insistió el periodista. La respuesta final de Jennifer fue simple, inocente y, en lo que a mí respecta, puro yo número 2: «Si me sintiera asustada al jugar al tenis, ¡no veo por qué lo iba a hacer)», exclamó. Con esto, el periodista no hizo más pre- guntas. Quizá el cínico que llevamos dentro tenga ganas de decir: «Pero mira lo que le ocurrió a Jennifer un tiempo des- pués». Sí, puede que haya perdido algunos asaltos ante el yo número 1, pero el partido no termina con una sola victoria o 210 El Juego Interior fuera de las pistas de tenis una sola derrota. El yo número 1 no se da por vencido fácil- mente ni tampoco el yo número 2. No tengo la menor duda de que el yo número 2 de Jennifer sigue intacto. Su manera de poner al miedo en su sitio con sólo catorce años puede muy bien servirnos de inspiración. Nos liberamos del estrés en la medida en que actuamos desde nuestro verdadero ser y dejamos que cada momento sea una oportunidad para que el yo número 2 sea lo que es y dis- frute del proceso. Hasta donde puedo ver, se trata de un pro- ceso de aprendizaje que dura toda la vida. Espero que a estas alturas ya hayas comprendido que no estoy promulgando ese tipo de pensamiento positivo en el que uno intenta convencerse de que las cosas son maravillosas cuando no lo son. Ni tampoco ése que dice: «Si pienso que soy bondadoso, entonces lo soy; si pienso que soy un triunfador, entonces lo soy». En lo que a mí respecta, esto no es más que el yo número 1 intentando crear un mejor yo número 1. El perro que persigue su propia cola, En la mayoría de las conferencias que he dado reciente- mente, le recuerdo a la audiencia —y a mí mismo— que, aunque soy de California, no creo en el perfeccionamiento de uno mismo, y que desde luego no tengo intención de perfec- cionarlos. Muchos se quedan atónitos. Pero no creo que el yo número 2 de nadie necesite de ningún perfeccionamiento des- de el nacimiento hasta la muerte. Siempre ha estado estupen= damente bien. Yo, más que nadic, tengo que recordar esto, Sí, mi revés puede mejorar, y estoy seguro de que puedo mejorar como escritor; está claro que nuestra capacidad para llevarnos bien los unos con los otros en este planeta también puede a El juego interior del TENIS mejorar, Pero la piedra angular de la estabilidad radica en saber que la esenci ¡a del ser humano no tiene nada de malo. Créeme, no digo esto sin ser consciente de la destrucción que puede causar el yo número 1. Lo digo porque sé por expe- riencia propia que siempre hay una parte de nosotros mismos que permanece inmune a la contaminación del yo número 1. Quizá necesite aprender y reaprender continuamente este hecho porque he sido condicionado desde pequeño para creer lo contrario: que era malo y que tenía que aprender a ser bueno. He pasado una buena parte de mi vida intentando com- pensar esta n negativa mediante un esfuerzo por ser superbueno. No ha sido agradable ni gratificante. Aunque generalmente haya conseguido satisfacer e incluso superar las expectativas de aquellos a los que intentaba agradar o apaci- guar, esto no ocurrió sin que tuviera que pagar un precio por ello: mi conexión conmigo mismo, Mis investigaciones sobre el Juego Interior del tenis me ayudaron a ver en la práctica que el yo número 2 se las arreglaba muy bien solo. Supongo que nunca superaré del todo la necesidad de renovar continua- mente mi confianza en mí mismo y de protegerme de las voces, interiores o exteriores, que menoscaban esa confianza. ¿Qué más se puede hacer para promover la estabilidad? El mensaje del Juego Interior es simple: concéntrate. Con- centrar la atención en el momento presente, el único en que realmente puedes vivir, es una de las claves de este libro y una de las claves para hacer bien cualquier cosa. Concentrarse quiere decir no quedarse pegado en el pasado, ni en sus erro- res ni en sus éxitos; quiere decir no dejarse atrapar por el futu- ro, ni por sus miedos ni por sus sueños, impidiendo que mi 212 El Juego Interior fuera de las pistas de te: atención abandone el presente. La capacidad para concentrar la mente es la capacidad para no dejarla que se escape conti- go. No quiere decir que no puedas pensar, sino que tú tienes que ser el que controle tu propio pensamiento. Esta concen- tración puede practicarse en una pista de tenis, mientras uno corta zanahorias, durante una estresante reunión de negocios o al conducir el coche en pleno tráfico. Puede practicarse en soledad o durante una conversación. La confianza que hace falta para concentrar la atención al escuchar a otra persona, e interrumpir el continuo monólogo interior que se produce en tu cabeza, es la misma que hace falta para observar una pelo- ta de tenis con todo detalle, sin escuchar las preocupaciones, expectativas o instrucciones del yo número 1. La estabilidad crece a medida que aprendo a aceptar lo que no puedo controlar y a controlar lo que está dentro de mis posibilidades. Una fría noche de invierno, en mi primer año después de haberme graduado en la universidad, aprendí por primera vez —pero no por última— lo que es el poder de la aceptación de la vida y la muerte. Estaba solo, al volante de mi Volkswagen escarabajo, y me dirigía a Exeter, New Hampshi- re, desde un pequeño pueblo de Maine. Era cerca de la media- noche cuando mi coche derrapó en una curva helada y se salió de la carretera para ir a chocar contra un banco de nieve. Sentado en el coche y sintiendo cada vez más frío, tomé conciencia de la gravedad de mi situación. La temperatura fuera era de más o menos 20 grados bajo cero, y no tenía más ropa que la chaqueta deportiva que llevaba puesta. Si me que- daba en el coche, iba a congelarme. No parecía probable que pasara otro coche porque durante los últimos veinte minutos 213 El juego interior del TENIS desde que pasé por una ciudad no me había cruzado con ningún vehículo. No había granjas, ni cultivos, ni siquiera postes de teléfono que me recordasen la civilización. No tenía un mapa y no tenía ni idea de a qué distancia se encontraba el próximo pueblo. Me enfrentaba a una interesante elección. Si me queda- ba en el coche me iba a congelar, así que tenía que decidir entre caminar hacia delante rumbo a lo desconocido, con la esperanza de que hubiese un pueblo después de la siguiente curva, o regresar por donde habí: venido, consciente de que tendría que caminar como mínimo unos veinte kilómetros. Después de reflexionar por un momento, decidí arriesgarme y elegir lo desconocido, Después de todo, ¿no es eso lo que hacen en las películas? Avancé unos diez pasos en esa direc- ción y entonces, sin pensar, di media vuelta con decisión y comencé a caminar en sentido contrario. Después de tres minutos, se me estaban congelando las orejas; las sentía como si se fueran a desprender en cualquier momento. Así que empecé a correr. Pero el frío consumió rápi- damente mi energía, y al poco tiempo tuve que volver a cami- nar. De nuevo intenté correr, pero volví a cansarme rápida- mente. Los intervalos en los que corría comenzaron a acortar- se; lo mismo ocurrió con los intervalos de caminata y no tardé en comprender cuál iba a ser el desenlace de estos ciclos decre- cientes. Ya me veía a mí mismo sentado al borde de la carrete- ra, cubierto de nieve y totalmente congelado. En ese momen- to, lo que había comenzado siendo una situación difícil parecía haberse convertido en una situación crítica. La con- ciencia de la posibilidad de morir hizo que dejara de caminar. 214 El Juego Interior fuera de las pistas de tenis Después de un minuto de reflexión, me dije en voz alta: «Está bien, si me ha llegado la hora, que así sea, Estoy listo». Y lo decía en serio. Después de cso, dejé de pensar en ello y comencé a caminar tranquilamente por la carretera, conscien- te por primera vez del esplendor de la noche. Me quedé absor- to ante el silencio de las estrellas y la belleza de las formas leve- mente iluminadas que me rodeaban; itodo era tan hermoso! Entonces, sin pensar, comencé a correr. Para mi gran sorpresa, no me detuve durante unos cuarenta minutos, y sólo porque había divisado una luz en la ventana de una casa distante, ¿De dónde había salido esta energía que me había per- mitido correr tanto sin parar? No había sentido miedo, no me había cansado ni sentido frío. Tal como estoy contando la his- toria, decir «acepté la muerte» es un tanto ambiguo, El dejar de aferrarme a la vida no quiere decir que me diera por venci- do o que nada me importara. En cierto sentido, renuncié a cierto tipo de preocupaciones, y otro tipo de preocupaciones surgió en mí. Paradójicamente, cuando dejé de aferrarme a la vida comenzó a liberarse una energía que me permitió correr con total abandono hacia la vida. «Abandono» es un buen término para describir lo que le ocurre a un tenista que siente que ya no tiene nada que perder, Deja de preocuparse por el resultado y juega con total aban- dono. Las preocupaciones del yo número 1 se desvanecen y sur- gen las preocupaciones naturales de un yo más profundo y verdadero. Es preocuparse, pero también es no preocuparse; es esfuerzo, pero sin esfuerzo. 215 El juego interior del TENIS El objetivo del Juego Interior Ahora llegamos a un punto interesante, además de ser el último. Hemos hablado sobre aumentar nuestro acceso al yo número 2 y sobre dejar de estorbarnos para que podamos aprender y manejarnos mejor en cualquier juego exterior en el que queramos participar. Concentración, confianza, elección, atención libre de juicios, todas estas herramientas han sido recomendadas para ayudarnos con vistas a este objetivo. Pero hay una pregunta que hemos no nos hemos planteado. ¿Qué quiere decir ganar el Juego Interior? Hace algunos años, yo habría intentado contestar esa pregunta. Hoy en día, elijo no hacerlo —a pesar de que pien- so que es la pregunta más importante de todas —. Cualquier intento por ofrecer una respuesta es una invitación para que el yo número 1 malinterprete las cosas. El yo número 1, de hecho, habrá progresado mucho si llega a admitir que no lo sabe y nunca lo sabrá. Entonces el individuo tendrá más posi- bilidades de sentir las necesidades de su propio ser, para seguir su anhelo interior y para descubrir aquello que es realmente satisfactorio, Me alivia saber que mi yo número 2 sea el único que conozca la respuesta —y que por lo tanto no pueda haber elogios ni alabanzas externas. Mirando hacia delante Algunas veces me preguntan cuál es mi visión sobre el futuro del Juego Interior. Este juego comenzó mucho antes 216 El Juego Interior fuera de las pistas de tenis de que yo naciera y continuará mucho tiempo después de que yo haya muerto. No me corresponde tener una visión sobre ese asunto. El Juego Interior tiene su propia visión. Me siento afortunado con haber tenido la oportunidad de presenciarlo y disfrutarlo. En lo que respecta al Juego Interior con letras mayúscu- las, es decir, el desarrollo y la aplicación de los métodos y prin- cipios articulados en los libros sobre el Juego Interior, creo que serán cada vez más importantes a lo largo del próximo siglo. Sinceramente creo que en los últimos cien años, la humani- dad ha estado tan absorbida en superar desafíos externos que ha descuidado los desafíos internos. En los deportes, me gustaría ver cómo los profesores y entrenadores de todos los deportes adquieren competencia en ambos ámbitos y son capaces de guiar a sus alumnos en el desarrollo de las habilidades tanto externas como internas. Al hacerlo así, estarán dignificando su profesión y también la de los deportistas. Creo que el campo de los negocios, la salud, la educa- ción y las relaciones humanas evolucionarán en su compren- sión del desarrollo humano y de las habilidades interiores que éste requiere. Vamos a poder aprender mejor y a pensar con más independencia. En resumen, creo que estamos sólo en el comienzo de un profundo y muy necesitado proceso de ree- quilibrio entre los ámbitos interno y externo. Esto no es ego- latría. Se trata de un proceso de descubrimiento de uno mismo en el que hacemos nuestra aportación a la totalidad en la medida en que aprendemos a hacernos la aportación básica a nosotros mismos. 217 Sobre el autor W Timothy Gallwey nació en San Francisco en 1938. Después de quince años de «agotadores logros», falló una fácil volea más —esta vez en un punto de partido del Campeonato Nacional Juvenil en Kalamazoo, Michigan—. Se preguntó por qué, y la pregunta adquirió una importancia simbólica para él. Después de una quijotesca búsqueda en pos de la ver- dad y la belleza, y después de haber obtenido sobresalientes notas en Harvard, la pregunta seguía sin respuesta. Entonces, ños más tarde, después de abandonar una carrera en la administración universitaria y de haber continuado su bús- queda por Europa y Asia, Gallwey finalmente dejó de inten- tar encontrar una respuesta — diez y entonces la respuesta lo encontró a él—. Su descubrimiento lo llevó al desarrollo del «yoga tenis» en el John Gardiner Tennis Ranch y en el Esalen Sports Center de California, a la fundación del Instituto del Juego Interior y a escribir este libro. 219 Indice Prefacio. Mirando hacia atrás 9 Introducción . 19 Cap. 1 - Reflexiones sobre el aspecto mental del tenis 3 Cap. 2 - El descubrimiento de los dos yoes .. 31 Cap. 3 - Silenciar al yo número 1 ... 39 Cap. 4 - La confianza en el yo número 2 . 65 Cap. 5 - El descubrimiento de la técnica $9 Cap. 6 - Cambiar los hábitos .. Cap. 7 - Concentración: aprendiendo a centrar la atención .. Cap. 8 - Juegos en los que participamos an 169 189 203 en la pista de tenis .. Cap.9 Cap. 10 - El Juego Interior fuera de las pi sentido de la competición Sobre el autor ... 221 Muchas veces somos nuestro peor enemigo. No es el adversario externo el que nos derrota sino nuestras propias dudas, nuestro propio miedo y nuestra falta de concentración. El Juego Interior del Tenis nos muestra la forma de superar estos obstáculos y de lograr un óptimo desempeño. Este libro está basado en el tenis, pero sus principios pueden aplicarse a cualquier tipo de actividad. Si practicas el tenis te enseñará a mejorar tu juego, a aprender con más rapidez y eficacia ya confiar más en la sabiduría natural de tu cuerpo. Si no lo practicas, te ayudará a desarrollar ciertas habilidades que te servirán para tener éxito en cualquier tipo de juego o en cualquier campo de actividad. Tim Gallwey es uno de los pioneros de la psicología deportiva. Fue jugador profesional de tenis y profesor de ese deporte. La presente obra ha sido un gran éxito internacional, con más de un millón de ejemplares vendidos. EL JUEGO INTERIOR DEL TENIS STE Mii 9788478108173 | www.editorialsirio.com