, > $e ii a a pT a e ANS Ge DICCIONARIO DE REFRANES S.C 4 smed DICCIONARIO E REFRANES, ADAGIOS, PROVERBIOS MODISMOS, LOCUCIONES Y FRASES PROVERBIALES DE LA LENGUA ESPAÑOLA , RECOGIDOS Y GLOSADOS POR EL ILMO. SR. D. JOSÉ MARÍA SBARBI PRESBÍTERO, ACADÉMICO DE LA REAL DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO OBRA POSTUMA ORDENADA, CORREGIDA Y PUBLICADA BAJO LA DIRECCIÓN DE D. MANUEL JOSÉ GARCÍA PROFESOR DE LENGUA Y LITERATURA CASTELLANA, LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y LETRAS Los refranes son como piedras preciosas salteadas por ropas de gran precio que arrebatan los ojos con sus lumbres. (JUAN DE MAL-LARA.) 30252. EQ MOST A E e e7 ? y MADRID LIBRERÍA DE LOS SUCESORES DE HERNANDO CALLE DEL ARENAL, NÚM. II 1922 fo) Pa f ns ' | |l i l ' , ' k] pi 2 Es propiedad de los h Todo ejemplar que no lle denador y corrector será cc clandestino. o ô a _ C I: S a SF] 5d e de . =a n A i E . t > \ Ñ MADRID. — Imprenta de los Sucesores de Hernando, calle de M MACACO. — Juega con el macaco, pero no le tires de la cola. Aconseja que se gasten bromas y fa- miliaridades con ciertas personas; pero teniendo cuidado de contenerse en el límite necesario, a fin de no llegar a producir molestia o disgusto. MACARANDONA.- Gracias a Maca- randona. Expresión jocosa con que se da a en- tender que el buen resultado de aque- llo de que se trata hay que agradecerlo a la intervención eficaz de algún agen- te inesperado. El origen se debe al si- guiente cuento que forjó el talento creador de Calderón de la Barca, quien, en su comedia £l secreto a voces, pone en boca del gracioso, Fabio, el chistoso relato que traslado a continuación: «Hay cerca de Ratisbona dos lugares de gran fama, que el uno Agere se llama y el otro Macarandona, Un solo cura servía, humilde siervo de Dios, a los dos, y así, a los dos misa las fiestas decía. Un vecino del lugar de Macarandona fué a Agere, y oyendo que el cura empezó a cantar el Prefacio, reparó en que a voces aquel día, gracias a Agere, decía, y a MHacarandona, no. Con lo cual, muy enojado, dijo al cura: «Gracias da >a Agere, como si acá »no le hubiésemos pagado >»sus diezmos.» Cuando escucharon tan bien sentidas razones los nobles macarandones, los bodigos le sisaron. Viéndose desbodigar al sacristán preguntó la causa. El se la contó; y él dió desde allí en cantar, siempre que el Prefacio entona, MADEJA. por que la ofrenda se aplique, Tibi semper et ubique gracias a MAcaRANDONA.> MACÍAS.-— fás enamorado que Macías. Se aplica al hombre que está loca- mente apasionado por una mujer, con alusión a un poeta gallego del siglo xv, así llamado, célebre por sus amores con una doncella del famoso marqués de Villena, y que sirvió de protagonista a Larra (entre otros autores) para su novela £1 doncel de D. Enrique el Do- diente. MACHACA.-— Dale machaca. Reprueba la obstinación o terquedad de uno en hacer o decir una cosa cuan- do ya se le ha reprendido para que no lo haga. MACHAMARTILLO.— Ser, o estar, he- cho a machamartillo. Ser una cosa de mucha resistencia O aguante por estar construída a con- ciencia. MACHO.-— Deje usted mear al macho, que ka comido berros. Frase empleada para contener la im- paciencia de una persona que nos hos- tiga para que digamos o concluyamos de hacer rápidamente una cosa. Pararle a uno el macho. Contenerle los ímpetus, o atajarle en sus pretensiones, particularmente si éstas no son muy correctas. Haser madeja. Dícese de los líquidos que, estando muy coagulados, hacen como hilos o hebras. Lo que no va en la madeja, va en el cen- tenal. — V. Lo que no va en LÁGRIMAS Va en Suspiros. Madeja entropezada, ¿quien te aspó, por qué no te devanaba? Reprende a la persona que enredan MADERA do algún asunto en los principios, des- pués lo deja sin concluir, encargando a otro el trabajo de encauzarlo. Ser una madeja sin cuerda. Se dice de la persona que posee mu- chas especies sin coordinación ni mé- todo, o que no tiene orden ni concier- to en sus cosas y palabras. MADERA.-—Descubrir uno la madera.— V. Descubrir uno la HILAZA. Estar una cosa como madera. Suele aplicarse a las frutas que, por hallarse aún sin madurar, están muy duras. También se suele decir de los manjares que son duros de comer. La madera de tu casa en enero sea cor- tada. Aconseja que la leña mejor es la que se corta en el mes citado. La madera que nace para cuñas no admi- te pulimento. Aplícase a la persona que, siendo de corta inteligencia, pretende llegar a la sabiduría en cualquier materia. No holgar la madera. Trabajar uno incesantemente, sin descanso. Pesar la madera.—V. Tener mala MADERA. Sangrar la madera. Hacer incisiones a los pinos y otros árboles resinosos, a fin de que la resina salga por ellas. Tener mala madera, Ser un vago, un holgazán o poco aplicado al trabajo. Ser uno de mala madera. — V. Tener mala madera. MADERO.-—£! buen madero, para mayo lo quiero. Índica que en esa época es cuando ordinariamente el árbol deja ver el fruto que ha de obtenerse de él. MADRASTRA.- Madrastra, el nombre le basta, Significa el poco amor que por lo re- gular suelen tener las madrastras a sus hijastros. MADRE.— 4! que tiene madre no hay que llorarle. Manifiesta que por muy desgraciada que sea una persona, no hay que tener- le gran lástima si tiene la suerte de contar aún entre los vivos a la que le dió el ser, pues con ella no le faltará + — MADRE amor desinteresado y puro, alegría y consuelo. Aunque fuese a la madre que me parió. Expresión poco respetuosa en que suele prorrumpir el pueblo bajo, gene- ralmente, para dar más fuerza a una negativa, juramento, promesa, etc. Bien cuenta la madre; mejor cuenta el infante, Da a entender que aunque la madre suele llevar la cuenta de su gestación, se equivoca no pocas veces, ignorando el día en que ha de dar a luz; pero el infante, en quien, como dice Sorapán de Rieros, está la cuidadosa Naturaleza introducida, siendo ya maduro y per- fecto para ver la luz, avisa el instante de su nacimiento cuando éste es llega- do, sin la menor equivocación. Buscar uno la, o irse con su, madre ga- llega. Andar tras su conveniencia y utili- dad.—Es práctica muy corriente el que las gallegas recién paridas abandonen su suelo para diseminarse por toda España con el objeto de hacerse cargo de la lactancia en alguna casa más o menos pudiente. La criatura, como es natural, cuando necesita alimentarse, no busca a la madre que le dió el ser, sino a la que le da el pecho, o sea su MADRE gallega; y como quiera que en esto de chupar nunca salen muchas personas del período de la infancia, si- quiera cuenten más años que Matusa- lén, de ahí el ser aplicable dicho pro- verbio a los mamones de toda edad. Castígame, O ríñieme, mi madre, y yo trómpogelas. Reprende a aquellos que, advertidos de una falta, incurren sin enmienda en ella frecuentemente, o por descuido, o buscando ocasiones libres de censura. Como la madre del pulpo, que aporreada, engorda. Aplícase a aquellas personas que, aun cuando lleven mala vida, no se les nota que pierdan físicamente. Conocer a uno, o una cosa, tan bien como la madre que lo parió. Conocerla o tratarla íntimamente. Cuando mi madre está en misa, yo bailo en camisa.—V. Cuando el GATO está fue- ra, los ratones se divierten. MADRE — ¡Desdichada la madre que no tuvo hijo alférez! Da a entender que el que ejerce al- gún cargo en la milicia, obtiene lo que quiere. a El que no quiere entender por buena ma- dre, entenderá por mala madrastra. Expresa que los que no hacen caso de advertencias amistosas tendrán al fin que abrir los ojos cuando experi- mentan el castigo, En yéndose mi madre, puta sea la que más hilare. Las personas que se hallan vigiladas por un jefe, trabajan mientras se en- cuentra éste delante; pero tan pronto como abandona su puesto, se torna todo bulla y jolgorio sin volver a pen- sar ya en la labor. Estar tan desnudo como cuando lo parió su madre. Hallarse en cueros, ora sea por gus- to, ora pour carecer de bienes. {fe tomado, madre, lo que no pensaba. — Piensa en lo que has de pedir mañana, que eso, hija, ya está en casa. Aconseja que no se desperdicie nin- guna ocasión que se presente de obte- ner algún provecho. LÍrse uno con su madre de Dios. —V. Vd- yase BENDITO, O bendita, de Dios. La madre del cordero. Indica ser, o no ser, una cosa la ra- zón real y positiva de un hecho o su- ceso. La madre y la hija, por dar y tomar son amigas. La semejanza de caracteres hace que se lleven bien las personas. Madre ardida, hace hija tollida. Recomienda a las madres que no sean tan extremadamente hacendosas que no dejen nada por hacer a sus hi- jas, acostumbrándolas así a la holganza. Madre, bien puedo hablar, que ya me han conocido. Aquel a quien se le coge en alguna mentira o necedad ya puede seguir diciendo cuantas mentiras o neceda- des se le antojen, seguro de que nadie le hará caso. Madre, cómo pica el sol. — Más pica una wala lengua. Recomienda que no den las jóvenes | | MADRE motivos con su conducta para que se hable de ellas, aunque no haya razón y sólo sea calumnia, Madre e kija visten una camisa. Enseña que las hijas suelen ser de la misma opinión y modo de ser de sus madres, como educadas por éstas. Madre holgazana, cría hija cortesana. Advierte el peligro a que una madre puede exponer a su hija dándole ejem- plo de ociosidad. Madre, 27 cenamos ni se muere padre. Aplícase en aquellas circunstancias en que no se ejecuta una cosa por es- tar pendiente de la realización de otra, demorándose ésta más de lo preciso o de lo que deseamos. ¡Madre, o padre, que me toca Roque! —Si te toca, que le toque. Contra las personas quejumbrosas y nimiamente delicadas. ¡Madre, ¿para quién son esas sopirriti- llas? —Para tu padre. —¿Para mi pa- dre son esos sopirritones? Aplícase a los envidiosos y egoístas descontentos a quienes todo lo suyo les parece poco, y mucho lo ajeno, alu- diendo al chicuelo que al ver a su ma- dre partir unos trozos de pan para ha- cer unas sopas que creía iban a ser para él, hizo la pregunta susodicha. Madre pía daño cría. Da a entender ser perjudicial la ex- cesiva indulgencia de las madres con sus hijos, y, por extensión, la de un su- perior cualquiera con sus inferiores. Madre piadosa cría hija melindrosa, O merdosa, o medrosa, O asquerosa. Suele ser muy dañina y perjudicial la demasiada piedad e indulgencia de los superiores, porque, confiados en ella, los súbditos se hacen descuidados y flojos. Madre, ¿qué cosa es casar? — Hija, hilar, parir y llorar. Acertada cuanto lacónica definición del matrimonio, especialmente entre ciertas clases sociales. Madre vieja y camisa rota, no es deshonra. Antes al contrario, las galas interio - res lujosas pueden ser indicio de no muy sanas costumbres; de la vejez de la madre, no hay para qué hablar: di- choso del que aún así la conserva. MADRE Más ... que la madre que le parió. Comparación muy usada general- mente en las clases sociales inferiores. Ni más comer ni más beber, hasta que ma- dre venga de misa; y se estaba quitando la mantilla. Dícese de los propósitos que hacen algunas personas sabiendo que los han de tener que revocar pronto. En lugar de la mantilla dícese también la saya. No acordarse uno de la madre que lo ha parido. No tener recuerdo de nada absoluta- mente. No conocerlo ni la madre que lo pario. Expresión con que se pondera lo des- figurada que ha quedado alguna perso na, O cosa, hasta el extremo de no ser reconocida fácilmente por sus mismos autores. No hay tal madre como la que pare. Encarece el valor de la madre ver- dadera sobre la que sólo lo es en el nombre, o hace las veces de tal. No hiciera eso la madre Dorotea. Dicho usado entre las monjas carme- litas de Santa Teresa de Jesús, de Va- lladolid, y que se aplica cuando se quie- re reprender algún descuido, aludiendo a la exactitud en el cumplimiento de la Regla por parte de la venerable madre Dorotea de la Cruz, parienta de los du- ques de Árcos, y a quien llevó consigo la santa para ayudarle en la fundación de dicho convento. Primero faltará la madre al hijo, que la helada al granizo, Indica cuán segura es la niebla des- pués de una granizada. Puerca la madre, puerca la hija y pfuerca la manta que las cobija. Censura a aquella familia o reunión de personas cuyos individuos compo- nentes no tienen nada que echarse en cara unos a otros en punto a ruindad y vileza. En lugar de puerca se suele usar otro adjetivo menos delicado todavía, y que empieza y acaba con las mismas letras. ¡Qué descansada quedaría su madre cuan- do lo (o la, si se trata de mujer) echd al mundo! Dícese por aquella persona que es de estatura o grosura nada común, y MADRE también por la que ha hecho o dicho alguna cosa extravagante en su línea, generalmente en sentido desfavorable, como para dar a entender que, con su nacimiento, vino al mundo un verda- dero fenómeno. Querer ser solo, como la madre de Sar Pedro, o Ser como la madre de San Pedro, que todo lo quería para sí. Dícese de los egoístas que todo les parece poco para su provecho. Quien no cree en buena madre, creerá en mala madrastra. — V. El que no quiere entender por buena MADRE, entenderá por mala madrastra, Sacar de madre a uno. Inquietarle mucho, hacerle perder la paciencia. Salir uno de madre. Destemplarse, descomponerse, exas- perarse, perder la moderación en ac- ciones y palabras. Ser madre a los forasteros, y madrastra a los naturales. Dícese de aquellos que acogen agra- dablemente a los extraños y, en cam- bio, tratan despiadadamente a los pro- pios. Siempre se aparece la Madre de Dios a los pastores. En muchos asuntos manejados por personas poco idóneas interviene ines- peradamente la casualidad, sin la cual no era fácil que se hubiese llegado a conseguir el éxito. Suele emplearse irónicamente. Tal madre, tal hijo pare. Acredita que por lo regular sacan los hijos al nacer las mismas cualida- des de sus madres, tanto física como moralmente. Tan acabada es como mi madre. Aplícase a aquella empresa a cuyo final se ha llegado, aludiendo la com- paración al fallecimiento de la madre de quien lo dice. Tan entera como la madre que la pario. Manera de indicar que una mujer no se encuentra en el estado de doncellez. Una madre para cien hijos, y cien hijos no son para una madre, Da a entender la ingratitud con que los hijos suelen tratar a sus progenito- res, pues mientras la madre es capaz MADRID de dar sonriendo su vida por todos ellos, ninguno es capaz de sacrificar lo más mínimo por ahorrar un disgusto a su madre. — Hay excepciones; pero, desgraciadamente, no serán muy nu- merosas. — También se suele decir zz padre, en lugar de za MADRE, compren- diéndose fácilmente que el sentido no varía en lo más mínimo. MADRID.—¡4d:i0s, Madrid, que te quedas sin gente! —V., ¡Aniós, Madrid, etc, De Madrid, Zos extremos; de Valladolid, los medios. Da a entender que lo que más vale en el primero es el cielo y el suelo, así como en el segundo los pisos entre- suelos. Desde Madrid a! cielo, y en el cielo, un agujerito para verlo. Elogio tributado por los madrileños a su villa natal, y aun de muchos que, sin haber visto la primera luz en su suelo, reconocen las bellezas de la ca- pital de España. Madrid /a Osaria, cercada de fuego, fun- dada sobre agua. Los antiguos muros de Madrid se componían de pedernal, por lo que cantó Juan de Mena: En la su villa de fuego cercada (1); y, según los historiadores, abundaba el agua en su recinto hasta tal punto que hay quien asegura que la voz africana Magerit (de donde se deriva la actual de l/adrid) significa «venas o conduc- tos de agua». Respecto de Osariía, vale tanto como abundante en osos, por los muchos que antiguamente había en sus contornos, como lo prueba el oso que, junto con el madroño, campea en su escudo. Madrid, Madridejo, aquí me lo cojo, O gano, y aquí me lo dejo. La carestía de la Corte es causa de que la clase jornalera y la sirviente no puedan, por lo general, tener ahorros. Escrito esto hace muchos años, séanos permitido decir que si entonces ocurrí:: así, en la actualidad han variado mucho las cosas, y no ciertamente respecto a lo primero. (1) Orden de Júpiter, copla 222. MADRINA Madrid, nueve meses de invierno, y tres de infierno. Da a entender lo extremada que es la temperatura en Madrid, pues lo mis- mo el frío que el calor se dejan sentir exageradamente en sus respectivas es- taciones, Solo Madrid es corte. Elogio harto presuntuoso que se tri- butaba a la corte de España después de mediado el siglo xvir, precisamente cuando empezaba a decaer nuestra pre- potencia bajo el reinado de Felipe IV. Tal vez contribuyera a propalar tan exagerada hipérbole la circunstancia de haberse impreso por aquel enton- ces (1638) un libro con dicho título, compuesto por D. Alonso Núñez de Castro, cronista de S. M., y del cual van hechas, que yo sepa, dos reimpre- siones más. Vente a Madrid, y te kards otr. Expresa que en la Corte se admite todo, y que las medianías de todas par- tes, con un poco de audacia y un mu- cho de suerte, llegan a abrirse un paso que seguramente no lograrían en sus respectivas regiones. MADRIGAL. — Afuera, afuera, que Ma- drigal zo es aldea. Manera de elogiar la importancia de esta población contra los que la juzga- ban de escaso valor. También se dice: Ea, ea, que Burgos no es aldea, sino ciu- dad, y buena, ' MADRIGUERA. — En su madriguera sabe cada cual más que el que viene de fuera. Manifiesta que nadie sabe gobernar sus asuntos mejor que el interesado, siendo, por tanto, equivalente al que dice que: Mds sabe el Loco en su casa que el cuerdo en la ajena. MADRILEÑO. — Los madrileños soz como los niños, que, cuando los limpian, lloran. Dicho atribuído a Carlos III con oca- sión del general desagrado con que re- cibieron los habitantes de la Corte las medidas de policía urbana dictadas en aquella época. MADRINA. — A/, madrina, que eso ya me lo sabía. Se dice a las personas que cuentan MADROÑO como nuevas las cosas triviales y harto ya de sabidas. Tú la has de llevar, madrina, sea por abajo, sea por arriba, Contra los que se desesperan al ver que no pueden eludir un mal inevi- table. MADROÑO. — fás colorado que un ma- droño. Comparación exacta por ser éste el color de dicha fruta cuando se halla en sazón. — Moreto la usó en la jornada tercera de su Antíoco v Seleuco. MADRUGADA. — La madrugada del pellejero. Algunos añaden: que se levan- taba cuando le daba el sol en el trasero. Aplícase a los que, bien por ser tras- nochadores, bien porque les guste la holganza más que el trabajo, acostum- bran a levantarse tarde. MADRUGAR.—0Wo for mucho madrugar amanece más temprano, O más aíza. No siempre, por hacer anticipada- mente ciertas diligencias, se logra ade- lantar en su resultado, Otro madrugó más. Dícese así a la persona que, creyen- do llegar a tiempo para alcanzar su pretensión o deseo, llega tarde, por habérsele anticipado otra con el mis- mo fin. MADURA. —Pues comisteís las maduras, gustad de las duras. Enseña que no todo en el mundo es felicidad, siendo justo que tanto ésta como la desgracia se repartan por igual entre todos. MAESTRA.—Vo hay mejor maestra que necesidad o pobreza. Todo aquello que la necesidad obli- ga a hacer constituye una enseñanza que jamás se olvida. MAESTRE.—Maestre for maestre, séa- selo éste. indica que cuando se ha de elegir uno que mande, a los que han de obe- decer les es indiferente que lo sea cual- quiera. — También se dice: Obispo por obispo, séalo don Domingo. MAESTRITO.—Cada maestrito tiene su librito. Indica la diversidad de los modos de pensar, enseñar u obrar que tienen los hombres. MAESTRO MAESTRO. — 4/ maestro, cuchillada. Úsase cuando se enmienda o corrige al que debe entender de una cosa O presume saberla. Cada uno es maestro y artífice de su for- tuna, La conducta observada por cada uno obtiene su recompensa, no debiendo el que es desgraciado quejarse, pues a sí propio se debe la malaventura que se labró. Como el maestro de Siruela, que no sabe leer y pone escuela. Censura al que habla magistralmente de cosa que no entiende. — El vulgo dice el MAESTRO ciruela, fundado quizás en el sonsonete, pues a mi juicio no hay semejanza alguna entre la enseñan- za v los ciruelos. Lo que no tendría nada de particular es que hubiera existido en aquel pueblo de la provincia de Ba- dajoz algún dómine de aquellos anti- guos (o moderno, relativamente), que por su ciencia hubiese originado el re- frán que nos ocupa. Costumbres de mal maestro, sacan hijos Siniestros. La juventud aprende todo lo que ve, pues las imaginaciones vírgenes po- seen en gran cantidad la facultad de la asimilación. De los padres depende, pues, el que los hijos sean buenos o malos. Dejar hablar al maestro, aunque sea un borrico, — V. El que las sass, las tañe. De mal maestro no sale discípulo diestro. El que no sabe una cosa, mal la pue- de enseñar, y peor la puede aprender el alumno, que forzosamente saldrá tan adocenado como su preceptor. El maestro ciruela, que no sabe leer y pone escuela. — V. Como el MAESTRO de Siruela, que no sabe leer y pone escuela. El que tiene maestro y boca, no es pobre. Poseer ciencia y saberla expresar son cualidades con las cuales se abre paso cualquiera. La práctica hace maestro. Denota que todo aquello que se eje- cuta mucho llega a dominarse magis- tralmente. Maestro de atar escobas. Título burlesco quese da al que afecta magisterio en cosas inútiles o ridículas MAESTRO Maestro, ¿esquilo al perro? — Esquílelo usted. Pasaba cierto esquilador por delante de una carpintería, a cuya puerta se hallaba echado un perro forastero. Cre- yendo el peluquero de lo basto que dicho can pertenecía al dueño de aquel establecimiento le preguntó: «MAESTRO, ¿esquilo al perro?» «Esquilelo usted» —le respondió con la mayor indiferencia el interrogado —. Hizolo así el interrogan- te, y, poco antes de terminar su faena tijeril, preguntóle de nuevo: «¿Le dejo un moñito en el rabo?» «Déjeselo us- ted»—le volvió a responder con igual flema el aludido —. Al exigir aquél a éste el precio de su trabajo, le contes- tó el carpintero: «¿Qué tengo que ver yo con ese perro, ni con que usted se haya metido a esquilarlo y a dejarle, no digo un moñito, sino hasta borlas y cas- cabeles, cuando no es inío ni en mi vida lo he visto hasta ahora?...»—A dicho cuento alude el presente refrán, con el que manifesta, quien lo toma en boca, el ningún interés o importancia que tie- ne para él aquello que se le refiere o consulta. Para maestro de escuela no tiene precio. Aplicábase antiguamente a los que por su delgadez y defectuosa indumen- taria se asemejaban a los que ejercían la profesión de instruir a los párvulos. Dícese también de los que acostum- bran a regañar y castigar mucho. Sigue al maestro, aunque sea tonto. Enseña lo conveniente que es el se- guir un método, una vez empezado, aunque notemos que tiene algún de- fecto, mejor que andar saltando de uno en otro, en busca del mejor. Tener más hambre que un maestro de es- cuela.—Véase este mismo en el artícu- lo HAMBRE. Uso hace maestro. La repeticion de actos acaba por ha- cer entendido en una materia al que la maneja, con preferencia a las mejores lecciones teóricas. Los maestros son unos segundos padres. Indica que si éstos son los autores de nuestra vida corporal, aquéllos lo son de la intelectual, que vale más que aquélla. = K as MAHOMED No son maestros todos los que son padres. Para educar e instruir a los hijos hace falta tener unas condiciones que no siempre poseen los padres. MAGDALENA. —- ¿Cuánto me quieres, Magdalena? — Conforme el dinero que tengas. La mayor parte de los amores de cierta clase responden a la cuantía del capital de la persona amada. La Magdalena /e guíe. Fórmula usada para despedir a una persona a quien no se desea volver a ver más, así como a la que se sabe, o se supone, que va a hacer algún disparate. No está la Magdalena para tafetanes., Da a entender que alguno está desa- zonado o enfadado, y, por consiguiente, en mala disposición para conceder al- guna gracia, o hacer lo que se le pide. Parecer una Magdalena, o Estar loran- do como una Magdalena. Se dice de la persona que está llo- rando con gran desconsuelo, con refe- rencia a aquella penitente que borró con lágrimas amargas los extravíos de su juventud, hasta el punto de merecer ser colocada en los altares, Por la Magdalena, la nuez llena. Da a entender que por el tiempo en que se celebra la fiesta de la santa pe- nitente (22 de julio), ya están los no- gales en disposición de ser aprovecha- dos sus frutos. MAGNÍFICAT. — Eso viene como Magni- ficat a maitines. Dícese de todo aquello que no sienta bien al objeto para que se le destina, o de toda conversación intempestiva, al modo que sería un despropósito re- zar el cántico lfagríficat en los maiti- nes, siendo así que éste es propio de vísperas. MAGNÍFICO. — Ser un don Magnífico. Aplícase a toda la persona que por su porte atildado, tanto como por su ma- nera de ser, hablar, etc., afecta un tono de superioridad que parece distanciar- le del resto de los mortales. MAHOMED.-—£5o es lo mismo que pregun- tar por Mahomed en Granada. Dícese de aquellas cosas que es im- posible averiguar, como lo sería pre- tender encontrar en Granada a un moro MAHÓN determinado, sabiendo sólo que se lla- maba Mahomed, nombre vulgarísimo, como es sabido, entre los árabes. MAHÓN.-— Tener el ancho del mahón. Se dice de lo que es estrecho, con re- ferencia a una tela fuerte de algodón escogido, y por lo común de color an- teado, que primitivamente se fabrica- ba en Nanquin (China), y a la que se daba este nombre porque era el del puerto de Baleares en que trasborda- ban los buques ingleses en el siglo xvni las mercaderías que traían con destino a nuestros puertos de Levante. MAÍZ. — Z maíz le decía al trigo: «Caña vana, caña vana, mucho creces, poco gra- nas.» Y el trigo le respondió: «Calla, ruincudo, que, cuando ti acabas, yo acudo.» Da a entender que en la montaña de Santander, de donde procede este re- frán, se obtiene con más provecho el maíz que el trigo. MAJADA.-— Más vale majada de oveja que bendición de obispo. Expresa que para los campos no hay nada más positivo que el abono. MAJADERO.— Anda el majadero de ote- ro en otero, y viene a quebrar en el hombre bueno. Significa que casi siempre paga elino- cente los yerros del necio y porfiado. MAJO.— No lo gasta mi majo. Manera de indicar que a uno no le agrada una Cosa. Para un majo nunca falta otro majo. Enseña que nadie debe ensoberbe- cerse por nada, pues donde llega uno siempre puede llegar otro. MAL.—A chico mal, gran trapo. Aplícase a aquellas personas que dan extremada importancia a las desgracias que les suceden por pequeñas que és- tas sean. — V. Poco maL, y bien quejado. ¿Adónde vas, mal? — Adonde más hay. Por lo general, las desdichas suelen acudir donde ya existían otras desgra- cias, como si tratasen de probar la pa- ciencia de los que las sufren. Al que mal Zicieres no le creas. Porque aunque parezca que ha per- donado, lo más seguro es que no sea así, y, por tanto, lo que diga no será muy verdadero. m e a e a a MAL Al que mal vive, el miedo le sigue. Como el que no obra bien no puede tener la conciencia tranquila, cree ver en todas partes algo que le acusa y amenaza con el castigo de sus faltas. Allá vaya el mal do comen el huevo sin sal. Enseña que los males a nadie se de- ben desear. Allá vayas mal a do te pongas buen ca- bezal. Significa que el mal que nos sobre- venga vaya a parar adonde le hagan resistencia, o a quien tiene medios de oponerle los remedios eficaces y opor- tunos. A mal kecho, ruego y pecho. Da a entender que después de co- metido un delito no queda más recurso que la conformidad y el ruego por el perdón. Bien es el mal cuando viene sin venir acom- pañado.—V. Bien vengas, MAL, Si vienes solo. Bien vengas, mal, si vienes solo. Por lo general no le suele ocurrir al hombre una desgracia aislada. Como el hacer mal viene de natural cose- cha, fácilmente se aprende el hacerle, Siendo la naturaleza humana más in- clinada a obrar mal que bien, no es de extrañar que se aprenda en menos tiempo y con más facilidad lo pecami- noso que lo laudable. Conforme al mal se pone la medicina. Según la magnitud del hecho así se debe aplicar el castigo, pues no es ló- gico que se condene con la misma pena un crimen que una simple Íalta. Cuando al mal hay más licencia, mira más por tu conciencia. Mientras más facilidades tengamos para cometer actos pecaminosos, me- nos debemos llevarlos a cabo, atentos a lo que nuestra dignidad nos ordena antes que a los deseos de nuestro na- tural impulso. Del mal, el menos, o el menor. Aconseja que de los males que forzo- samente hemos de soportar se elija siempre el que nos parezca menor. — Empléase también para manifestar con- formidad cuando la desgracia que ocu- rre no es tan grande como se temía que fuese o hubiera podido ser. MAL — Del mal que el hombre teme, de ése casi siempre muere. Enseña lo mala que es la aprensión, pues acariciando una idea suele con- vertirse ésta en realidad. Del mal saca Dios el bien. Porque de entre los mayores peca- dores suele escoger sus predilectos. San Pablo, San Agustín, San Franco de Sena, la Magdalena, entre millares de que nos hablan las hagiografías, pueden servir de ejemplo. De mal en peor. Dícese de aquello que marcha cada vez más desacertada e infaustamente. Echar a mal. Desestimar una cosa. - Desperdiciar, malgastar o emplear mal una cosa. El curar el mal sin cura, no es prudencia, que es locura. Aconseja que no se pierda el tiempo pretendiendo remediar lo que se sabe que es irremediable. El mal ajeno no cura el mío. Aplícase a los vengativos, dándoles a entender que no porque se castigue el daño que se nos hizo dejará este de subsistir. — También se dice cuando, por querernos consolar de algo que nos ocurre, se nos da cuenta de que otra persona está afligida por otro mal semejante al nuestro, o mayor. El mal, con callar se hace mucho mayor. Cuando por respeto, temor o desidia no se denuncia un daño que al princi- pio es remediable, se hace uno cómpli- ce del mal que pueda sobrevenir cuan- do ya no haya lugar a su remedio, por haber ido éste creciendo. El mal del milano, las alas quebradas y el pico sano, Zahiere al que, siendo cobarde, hace ostentación del valor que no tiene. — Aplícase también al que se queja de estar enfermo, pero no por eso deja de comer bien, El mal entra a brazadas y sale a pulga- radas. Las enfermedades suelen presentar- se de prdnto y curarse sumamente des- pacio, dejando detrás la convalecencia, tan lenta o más que aquélla. El mal entró en el mundo por la mujer. Perdónenos el bello sexo; pero con e e | MAL sólo abrir el Génesis, o sea el primer libro de la Biblia, por las primeras pá- ginas, queda demostrada la verdad del refrán. El mal zos viene junto, como al perro los palos. Nunca se presentan los daños aisla- dos, así como un perro cuando se en- cuentra un puntapié sabe que detrás de aquél suele venir otro u otros. El mal, para quien lo fuere a buscar, y para la manceba del abad, Indirectamente se aconseja huir del peligro, o bien evitar las ocasiones de que pueda originarse un daño. El mal poco, espanta, y el mucho, aman- sa. — V. Poco Daño, espanta, y mucho, amansa. El mal que se acaba sin acabar la vida, no lo es. Indica que para que un dolor sea ver- dadero debe durar hasta la muerte del individuo. El mal que se ve venir, existe antes de ha- ber llegado. Manifiesta que la preocupación de lo que va a ocurrir hace sufrir tanto como si fuese presente lo que no es sino futuro. El mayor mal de los males es tratar con animales, o De los males, el mayor que en el mundo puede haber, es con necios contender, La persona de buena educación que se ve obligada a tratar con personas inciviles tiene que sufrir infinito por no congeniar con ellas. El que hace mal espere otro tal. Manifiesta que la persona que se comporta de mala manera con otra, no debe extrañar que, en justa reciproci- dad, se comporten igualmente con ella, si llega la ocasión. El que mal anda, mal acaba. Una vida morigerada y honrada hace presumir una muerte dulce; pero aquel que anda en malos pasos no puede es- perar otra cosa que morir desastrosa- mente: El que mal dice de la pera es el que se la lleva. Zahiere al que disimula la voluntad o gana que tiene de una cosa, ponién- dole afectadamente tachas, MAL El que mal vive, foco vive. Una existencia desordenada suele acarrear enfermedades y dolencias que terminan pronto con la vida del indi- viduo. En mal de muerte no hay médico que acierte. Da a entender que hay males o des- gracias a que es imposible encontrar remedio. Érase lo que era, el mal que se vaya, el bien que se venga, el mal para los moros vel bien para nosotros. Especie de jaculatoria con que se suelen comenzar los cuentos que se na- rran a los niños, en que se pide todo género de bienandanzas para nosotros, enviando los daños para el enemigo. Estar uno tocado del mal de rabia. Estar dominado, o poseído, de una pasión, Este mal que no mejora, no es de ahora. Dase a entender que no debemos culpar a los tiempos presentes de las incorrecciones, faltas o irregularidades que en ellas se cometen, pues, desgra- ciadamente, lo mismo se cometían en tiempos pasados, y nuestros abuelos dirían lo mismo. Hablando mal y pronto. Expresión que se suele usar cuando queremos decir algo más gráficamente, empleando, por lo general, alguna pa- labra de esas que la buena sociedad no admite, pero que con su uso se hace más comprensible para el oyente lo que le estamos explicando; es decir, huyendo de eufemismos que no están al alcance de todas las inteligencias. Hacer mal. Lucir en el caballo su habilidad el Jinete. Hacer mal a uno. Perseguirlo, injuriarlo, cauarle daño y molestia. Hacer mal una cosa. Ser nociva y dañar, o lastimar. Hacérsele a uno de mal una cosa. Serle enojoso emprenderla, o ejecu- tarla. Hacer mal y daño. Vulgarismo pleonástico muy corrien- te en Andalucía, y cuyo uso no ha des- deñado nuestro Cervantes, entre otros MAL clásicos, pues lo emplea en su Quijote y en Æ? celoso extremeño. «Y asi desde ahora intimo a vuesa merced, señor es- cudero, que corra por su cuenta todo el mal y daño que de nuestra penden- cia resultare.» (Quijote, parte II, capí- tulo XIV.) Haces mal, espera otro tal. Aconseja que si queremos vivir con paz y tranquilidad no causemos pesa- dumbres a Otro, porque de hacer daño siempre se sigue padecer. Hay más mal en el aldehuela que se suena. Damos a entender ser mayor un mal de lo que parece, se cree o se presume. < Haz mal y guardarte has. Todo el que comete un daño está ex- puesto al condigno castigo; aconseja, por lo tanto, que viva prevenido el que no tenga la conciencia tranquila. Justo es el mal que viene si lo busca el que no lo tiene. Aquel que no pone los medios para huir de un daño no deberá extrañarse si se encuentra con él, ni menos que- jarse, puesto que no supo rehuirlo, Llevar uno a mal una cosa. Resentirse, formar queja de ella, mo- lestarle. Mal acá y mal allá. Da a entender que cuando todo le es a uno adverso, le es indiferente sufrir sus consecuencias, y, por lo tanto, no se preocupa de dónde procede el mal que sufre. Mal ajeno de pelo cuelga. Los males ajenos se sienten mucho menos que los propios. — También sig- nifica que cada uno mira por su inte- rés, sin importarle un bledo el de los demás. Mal de muchos, consuelo de tontos. Nos- otros añadiríamos: y de discretos. Niega que sea más llevadera una des- gracia cuando comprende a crecido nú- mero de personas. Los que tienen con- traria opinión dicen: MaL de muchos, consuelo de todos. Mal de muchos, consuelo, O gozo, €s. Cuando no es una sola la persona damnificada, parece que se siente me- nos, por poderse consolar mutuamente y padecer menos el amor propio en de- terminadas ocasiones. MAL = MAL Mal de muerte, a mi maido le caiga en suerte. Contra las mujeres egoístas y que estiman en poco a su consorte. Mal dice el que más no sabe ni entiende. De las personas incultas o ignorantes no se debe esperar grandes discursos ni notables lucubraciones. Mal Zlaya el romero que dice mal de su bordón. Contra los que dicen mal de sus co- sas O reniegan de lo suyo propio. Mal largo, muerte al cabo. Indica su probable terminación en sentido recto y en el figurado. — Véase ENFERMEDAD larga, muerte al cabo. Mal por mal, mejor está mi Pascual, que, al fin, está cara al sol. Manera sencilla de consolarse, aun en las mayores desgracias, encontrando al- guna ventaja en medio de la desdicha. Es el final de un epigrama, que dice así: «A sus maridos colgados de la horca, fueron a ver tres viudas de tres finados de los que ahorcaron ayer. Una de ellas, del Ferrol, dijo al verlos: MaL for MAL, mejor está mi Pascual, que, al fin, está cara al sol. Mal for mal nunca se debe dar, Aconseja que jamás paguemos con daño el que se nos hace, sino que siga- mos la máxima evangélica, que manda devolver bien por mal. Mal que el vecino no sabe, mejor es que bien se llame. Recomienda que se hable poco, evi- tando así el que se enteren los demás de lo que no les importa. Mal sobre mal y piedra por cabezal. Todos los males vienen juntos al que es verdaderamente desgraciado. Ni con cada mal al físico, ni con cada riña al letrado, ni con cada sed al jarro. Advierte que no se moleste a las per- sonas con nimiedades. Ni temas mal incierto, ni conftes en bien cierto, No es prudente el afligirse por un daño que aun no ha sobrevenido, así como tampoco el regocijarse por un bien que se espera, pues de la inestabi- lidad de las cosas humanas se puede te- mer con mucho fundamento que se in- viertan los términos, trocándose el mal en bien o el bien en mal. No es de ahora el mal que no mejora. — V. Este MAL que no mejora, no es de ahora. No es posible que el mal ni el bien sean durables. — V. No hay BIEN ni mal que cien años dure. No está el mal en vivir, sino en haber vivi- do mal. Debemos procurar hacer un género de vida tal, que no tengamos que aver- gonzarnos ni arrepentirnos el día de mañana de nuestra existencia pasada. No hace poco quien su mal echa a otro. Acusa al que atribuye a otro sus de- fectos e imperfecciones. También se dice: Es un Loco quien su mal echa a otro. No hacer uno mal a uz gato. Ser pacífico, benigno y bien inten- cionado. Vo hagas mal, que es pecado mortal; no hagas bien, que es pecado también. Lema de las personas indiferentes, que generalmente no hacen ninguna de las dos cosas porque no tienen ocasión o porque no se les ocurre, No hay mal que cien años dure. Algunos añaden: ni cuerpo que lo resista. Fórmula consolatoria empleada para el que sufre, y dirigida a demostrarle que la desgracia tiene un límite, del cual no podría pasar sin detrimento de la existencia. No hay mal que iguale a la fuerza. Indica que el empleo de ella es mu- cho más perjudicial que todos los de- más medios de que se valen para impo- nerse los poderosos. No hay mal que por bien no venga. Da a entender que un suceso infe- liz suele ser inopinadamente ocasión de`otro venturoso, o que, sobrelleva- dos con resignación cristiana los males, traen bienes seguros para el hombre. No hay mayor mal que el descontento de cada cual. Usase para dar a entender que todo el que padece un mal se figura que no lo hay mayor. — Nota también que el disgusto con que se reciben los infor- tunios, los aumenta. MAL No hay mal tan malo de que no resulte algo bueno.—V. No hay maL que por bien no venga. No hay nada mal dicho si no es mal tomado, Sabido es que cada palabra tiene su significado propio; pero hay algunas a quienes se les da por extensión más de una equivalencia, que tanto puede ser inocente como molesta, según el criterio del que lo escucha. El que cree en la amistad de una persona no hace alto en lo que diga ésta; pero el que no tiene la conciencia tranquila o teme la animadversión de alguno, lo más sen- cillo que habla se le figura ofensivo. Recuérdese el caso de aquel marido... complaciente que, al oír que un amigo le saludaba diciéndole: «Adiós, amigo mío», fué sacando las siguientes deduc- ciones: «.1l/Zo, se le dice al gato; el gato come ratones; los ratones comen queso; el queso se hace de leche; la leche sale de las cabras; el macho de las cabras es el... ¡Pues eso es lo que me ha queri- do llamar el muy insolente!» Y, ni corto ni perezoso, le mandó los padrinos. Paga lo que debes, sanarás del mal que tienes. Exhorta a la puntualidad en pagar las deudas para librarse de los cuida- dos y molestias que ocasionan. Para el mal gue koy acaba, no es remedio el de mañana. Conviene poner remedio a los males en tiempo oportuno. Para hacer mal cualquiera basta.—V . No ay ENEMIGO chico, O pequeño, Parar en mal. Tener un fin desgraciado, Poco mal, y bien quejado. —V. Picóme una ARAÑA, y atéme una sábana, Por su mal crió Dios, o le nacieron, alas a la hormiga.—N. Da Dios alas a la hor- miga para que muera más ama. Por su mal supo la hormiga volar. N. Da Dios alas a la hormiga para que muera más ama. Por vuestro mal sacóis el ajeno. Exhorta a deducir, por el daño que uno sufre, el que pueden sufrir los de- más en igualdad de circunstancias. Quien bien está y mal busca, si mal le vie- :ı 2, Dios le ayuda. —V. Quien BIEN tiene y mal escoge, no se enoje. — 16 — MAL Quien desea el mal de su vecino, el suyo le viene de camino. Censura los malos deseos contra otra persona, pues muy a menudo sucede que esos mismos males le afligen a uno antes de lo que se piensa. Quien en mal anda, en mal para. —Vea- se Quien maL anda, maL acaba. Quien escucha, su mal oye. Reprende a los demasiadamente cu- riosos y amigos de oír lo que hablan otros, pues a veces se trata, y no con encomio, del que escucha. Quien mal anda, mal acaba. El que lleva una vida deshonrosa suele morir de mala manera, bien por manos de la justicia de los hombres, bien por la de Dios. Quien mal hace, parte le cae. —V, El que al CIELO escupe, en la cara le cae. Quien obra mal, para sí hard. Las malas acciones no dejan de tener nunca igual recompensa. Si el mal zo fuese sentido, el bien no sería conocido. Para que podamos apreciar lo bene- ficioso del bien es preciso que exista el mal; sin esa antítesis no existiría el conocimiento de aquél. Todo el que obra mal aborrece la luz. — V. La nocne es capa de pecadores. Tomar uno a mal una cosa. — V. Llevar uno a MAL una cosa. Tomarse uno el mal por su mano. — Véa- se Tomarse la MUERTE por su mano. Un mal Vama otro. Por regla general los males nunca vienen solos. Viéneme el mal que me suele venir, que, después de harto, me suelo dormir. Perogrullada con que se quiere dar a entender que aquello que se nos dice que ha sucedido era una cosa que for- zosamente debía ocurrir. A grandes males, grandes remedios. Aconseja el empleo de la energía cuan- do las circunstancias son tales, que de no hacerlo así, se seguirían más funes- tas consecuencias. Cuando vienen los males, todos los tiem- pos hacen iguales. El mal lo iguala todo, y no sólo el tiempo, sino hasta las jerarquías y las personas. MAL De dos males forzosos, el mayor se ha de evitar. —V. Del mal, el menos, primera acepción. De dos males, la regla es elegir el menor. .— V. Del maL, el menos, primera acep- ción. El que habla, descansa, y el que cuenta sus males, »mexos malos los hace. La comunicación de nuestras des- gracias alivia el dolor que estas nos ocasionan, pues repartiendo el peso se toca a menos. El que se queja, sus males aleja. El que recibe las vejaciones y traba- jos calladamente, será siempre una víc- tima de los demás; pero el que protesta consigue que no le carguen con el tra- bajo indebido. — V. El que habla, des- cansa, y el que cuenta sus MALES, Menos malos los hace. En los males sin remedio, el mejor es no esperarles ninguno, Porque es inútil confiar en obtener buena solución a lo que realmente no la tiene. Los males de la cabeza se extienden a todo el cuerpo. — V. Cuando la CABEZA duele, todos los miembros duelen, Los males comunicados, sè no alcanzan sanidad, alcanzan alivio. —NV. El que ha- bla, descansa, y el que cuenta sus MALES, menos malos los hace. Los males inveterados, sin remedios enér- gicos no consiguen ser curados. Como la costumbre es una segunda naturaleza, todo vicio adquirido en tierna edad, echa raíces; de ahí que para extirparlo sea preciso el empleo de la mayor energía. Aplícase lo mismo a personas que a cosas. Los males pensados primero, pesan menos después, Porque como la imaginación suele agrandar lo que no conoce, cuando llega el momento del conocimiento real, siempre nos parece menor que lo que nos habíamos imaginado. Mucho enseñan los males, perocruel maes- tro Son. Lo que la desgracia nos hace sufrir no lo olvidamos nunca, pero adquiri- mos esa enseñanza pagándola muy caro. Quien canta, sus males espanta. Aconseja para hallar alivio en una MALAGÓN aflicción la conveniencia de buscar al- guna distracción o entretenimiento. MALA.—Con la mala, yanta, y con la bue- na, ten baraja. Aconseja el poco trato y conversa- ción que se ha de tener con los malos, porque no son fáciles de componer sus desavenencias y disputas, no debiendo ser así con los buenos. La cosa mala, ni viva ni pintada. Advierte que se huya de todo lo que no sea bueno, pues lo malo, aun vién- dolo pintado, hace daño. Más quiero ser mala con esperanza de ser buena, que buena con propósito de ser mala. Por aquello de que hasta el fin nadie es dichoso. Más vale una mala compostura que un buen pleito. Recomienda que se eviten los plei- tos, pues el que mejor sale, es decir, el que se gana, deja al litigante ganan- cioso en camisa. No hay para qué de- cir que el que lo pierde se queda en cueros. Ni mala ni buena con el conde Ureña, Con los magnates conviene tener el menor trato posible, porque, a la corta o a la larga, abusan de su poderío. Ninguna sería mala si no fuese publicada. Contra los murmuradores. No hay cosa tan mala que para algo no sirva. l Enseña a no despreciar nada, pues algún día puede hacernos falta. MÁLAGA. — Salir de Málaga, y entrar en Malagón. Escapar de un peligro para caer en otro mayor. Fácilmente se comprende que no tiene que ver aquí la ciudad de Málaga nada más que por su parecido con alo, así como Malagón, indicando el aumentativo propio de la termina- ción un mal más grande que el an- terior. MALAGÓN.—£n Malagón, en cada casa un ladrón, y en la del alcalde, hijo y padre. He aquí como refiere Guzmán de Al- farache el origen de este proverbio (parte primera, lib, II, cap. IX): «En el año del Señor de mil y dos- cientos y treinta y seis, reina -uo en 2 MALAGÓN Castilla y León el rey D. Fernando el Santo, que ganó a Sevilla, el segundo año después de fallecido el rey D. Al- fonso de León, su padre, un día estaba comiendo en Benavente y tuvo nueva que los cristianos habían entrado en la ciudad de Córdoba y estaban apodera- dos de las torres y castillos del arrabal = 197 que llaman Ajarquia, con aquella puer- | ta y muro, y que por ser los moros mu- chos y los cristianos pocos, estaban muy necesitados de socorro. >» Este mismo despacho habían envia- do a D. Alvar Pérez de Castro, que es- taba en Martos, y a D. Ordoño Álva- rez, caballeros principales de Castilla, de mucho poder y fuerzas, y otras mu- chas personas que le diesen su favor y ayuda. >»Cada uno de los que lo supieron acu- dió al momento, y el rey se puso luego en el camino sin dilatarlo, no obstante que le dieron la nueva en veinte y ocho de enero, y el tiempo era muy traba- joso de nieves y fríos. > Nada se lo impidió, que partió al so- corro, dejando dada orden que sus va- sallos partiesen en su seguimiento, por- que no llegaban a cien caballeros los que con él salieron. >» Lo mismo envió a mandar a todas las ciudades, villas y lugares enviasen su gente a esta frontera donde él iba. >Cargaron mucho las aguas, crecie- ron arroyos y ríos que no dejaron pa- sar la gente. >»Juntáronse en Malagón cantidad de soldados de diferentes partes; tantos, que con ser entonces lugar muy pobla- do y de los mejores de su comarca, para cada casa hubo un soldado, y en algunas a dos y tres. El alcalde hos- pedó al capitán de una compañía y a un hijo suyo que traía por alférez de ella. > Los mantenimientos faltaban, el ca- mino se trajinaba mal, padecíase nece- sidad, y cada uno buscaba su vida, ro- bando a quien hallaba qué. »Un labrador gracioso del propio lu- gar salió de allí, camino de Toledo, y entrándose en Orgaz con una escuadra de caballeros. Le preguntaron de dón- de era; respondió que de Malagón. i z Es MA A E e A E E E MALDICIÓN >» Volviéronle a decir: <«—¿Qué hay por allá de nuevo? » Y dijo: »Señores, lo que hay de nuevo en Malagón, es en cada casa un ladrón, y en la del alcalde quedan hijo y padre. »Este fué el origen verdadero de la falsa fama que le ponen por no saber el fundamento della; y es injuria notoria en nuestro tiempo, porque en todo este camino dudo se haga otro mejor hos- pedaje ni de gente más comedida cada una en su trato. También podré decir que habemos visto en él hurtos califi- cados de mucha importancia.» MALALIÑADA.-— Za malaliñada, az- tes abre la puerta que cubre la cama. Critica a las mujeres que, siendo poco: hacendosas,no saben ni aún disimularlo. MALCASADA.—Za malcasada, tratos tiene con su criada. La mujer que no respeta la honra de su marido, suele valerse de los oficios de la servidumbre para que encubra sus malos pasos. MALDAD.— Doblada es la maldad ¿ajo celo de amistad. Condena a los falsos que fingiendo cariño traicionan a aquellos que ino- centemente los creen leales. MALDECIDO.—Maldecido de cocer.— V. MALDITO de cocer. MALDICIENTE.— Vo se escapa niente de la boca del maldiciente. Nadie se ve libre de un mal juicio. Niente, voz italiana que significa nada, se lee en alguno que otro de nuestros clásicos de la antigúedad, así como nient, por apócope. MALDICIÓN.—Caer la maldición a uno. Cumplirse la que le hayan echado.— Salirle mal todos los asuntos en que pone mano. La maldición de la gitana: pleitos tengas y los ganes. A primera vista no parece que en- traña mal deseo; pero, si se mira des- pacio, se comprende la maldición, sa- biendo que el que pleitea, aun en el caso, feliz para él, de ganar, se queda entrampado para toda la vida. Maldiciones de becerro no llegan al cie- lo. —V. ReBuzNO de burro y maldición de puta vieja, no llegan al cielo. MALDITA MALDITA. — Soltar uno /a maldita, o la sin hueso. Refiérese a la lengua, calificándola de maldita por el daño que hace en no pocas ocasiones con su charla impru- dente. ¡Malditas sean las que te bullen! Esto es: tus tripas. MALDITO. — Maldito de cocer, Aplícase a la persona que nos enfa- da por su terquedad, u otras malas cualidades. Maldito sea el hombre que confía en el hombre. Enseña a desconfiar de los hombres, pues, por lo general, son más los trai- dores que los leales. Maldito. sea el que a otro ama más que a sí. Principio de egoísmo basado en que, para todo, la primera persona es siem- pre yo. MALEFICIO.-— Desligar el maleficio. Deshacer y destruir el impedimento que, según creía el vulgo, solía poner- se, por medio del diablo, a algún casa- do para que no pudiese usar del ma- trimonio. MALETA.— Hacer uno la maleta. Prevenir lo necesario para empren- der un viaje. — Morirse. Ser un maleta. Ser mal torero; en general, ser muy malo en cualquier profesión u oficio, MALICIA. — Aunque malicia obscurezca verdad, no la puede apagar. Aunque la malicia o engaño procu- ren encubrir la realidad de las cosas sucedidas, el tiempo se encarga de des- cubrirlas y manifestarlas cuando menos se espera o cree. A la malicia o de malicia. Modo de construir las casas a capri- cho del propietario o del arquitecto, sin sujetarse a las reglas de urbaniza- ción, ni de la Arquitectura, que se em- pleaba generalmente en tiempos pa- sados. MALILLAS.— Meter malillas. Malquistar, enemistar, indisponer a unas personas con otras. Empléase co- múnmente en la Mancha. MALMARIDAR.— La que malmarida, nunca le falta que diga. La que tiene la desgracia de casarse — 19 — MALO mal, está generalmente deseosa de en- contrar otra en igualdad de circunstan- cias que ella, y mientras tanto, habla mal de las que están bien casadas y a gusto. MALO.— A cada malo, su día malo. El que no procede bien, tarde o tem- prano ve castigada su conducta.—V. A cada PUERCO le llega su San Martín. Al que es malo nunca le falta un grano. Da a entender que las personas que no tienen la bondad por práctica sue- len verse aquejadas por una dolencia o molestia, como si fuese castigo a su maldad. De lo malo, escoger lo mejor.—N. Del maz, el menos, primera acepción. De lo malo, toma lo mejor.—WV. Del mat, el menos, primera acepción. Do hay malo hay bueno. Aconseja que no se mida todo por el mismo rasero, pues en toda colectivi- dad no suelen ser iguales los elementos que la componen. Dormir no es malo; pero es mejor cumplir con el amo. Recomienda el cumplimiento del de- ber como más noble que la satisfacción de la holganza. El malo, para mal hacer, achaques no ha menester. Enseña que al mal intencionado nun- ca le faltan pretextos y ocasión para dañar. El malo siempre piensa engaño. El que es de mala cualidad está siem- pre cauteloso recelándose de las demás personas. El malo todo lo malo ordena. Todo aquello que se hace contra el bien está influído por las malas artes del diablo. Estar siempre pregonando lo malo como campana de doble. Dícese de las personas que parece que tienen una satisfacción en dar ma- las noticias o en hablar de cosas que no son alegres, aludiendo a las campa- nas que tocan a muerto. Huye del malo, que trae daño, Aconseja cuánto deben evitarse las malas compañías. Lo malo se pega más pronto que lo bue- no.—V . Todo se pega, menos lo BONITO. MALO Lo que notas malo en esa obra tienen las. tuyas de sobra. Recomienda que no se pongan faltas a las obras de los demás, cuando corre- mos el peligro de que se nos eche en cara que las nuestras no son modelo de perfección. Maldecir del malo, loanza es del bueno. El que se aparta de las malas compa- ñías da a entender que no aprueba su conducta toda vez que no la quiere imitar. Malo seas, y bien, o caro, te vendas. Todo aquello de precio subido tiene más rápida venta que lo barato, por- que se juzga bueno solamente lo que mucho cuesta. Malo, sí izan, y malo, si no izan; Aplícase a aquellos que, por un estilo o por otro, nunca se ven contentos. Malo vendrá que bueno me hard. Muchas veces hay cosas que se tie- nen por muy malas, hasta que se expe- rimentan otras peores, en cuyo caso echamos de menos aquéllas, sintiendo haberlas perdido. Malo y rogado. Algunos añaden: que son dos males. Expresión familiar con que se da a entender que vamos a complacer a los que nos piden que hagamos algo, tal como cantar, tocar algún instrumen- to, bailar, recitar poesías, etc. Más vale malo conocido que bueno por conocer. Adviertelos inconvenientes que pue- den resultar de substituir una persona o cosa, ya experimentada, con otra que no se conoce, y que puede ser peor que la que desechamos por mala. Ninguno es tan malo que no le haga bue- no el palo, Aconseja el castigo para aquel que no obra como es debido. Si has de ser malo procura no parecerlo en todo cuanto pudieres, Como el mundo suele fiarse de las apariencias más que de las realidades, no es extraño que juzgue por bueno a aquel que, hipócritamente, sabe encu- brir sus malas cualidades. Si lo malo zo fuese reprobado, lo bueno no sería loado. Indica que de no hacerlo así, parece- MALVA ría que no había distinción entre lo uno y lo otro. El que perdona a los malos perjudica a los buenos. Como aquéllos sólo gozan haciendo daño a los buenos, al ver que éstos no los castigan, siguen impertérritos, mien- tras los prudentes son las víctimas de sus malas artes. Los malos generalmente viven de la mise- ricordia de los buenos. Porque éstos, en su bondad, perdo- nan, lo que no son capaces de hacer aquéllos; por eso suelen abusar. Los malos son desagradecidos. Siendo el desagradecimiento una cua- lidad bien poco recomendable, no hay duda que es una de las que poseen los que no son buenos y rectos. MALPARTIDA. — La gente de Malpar- tida, poca y mal avenida. Aplícase a aquellas familias en que no reina la mayor concordia, o a aquella reunión de gente en que cada uno tie- ne un parecer distinto del de los demás en el asunto que se discuta. MALPASAR.— Vo dejarse uno malpa- sar, aunque sea a costa de sus herederos. Da a entender que debe uno cuidar- se bien, pues es lo único que se saca en la vida, con preferencia a dejar una cuantiosa herencia a fuerza de ahorrar y sufrir privaciones, MALSINAR. — No haya quien malsine y no habrá quien se indine. Aconseja que no se hable mal de na- die, evitando así que pueda haber quien se moleste, El verbo malsinar es un arcaísmo. MALVA.— Ni de malva buen vencejo, ni de estiércol buen olor, ni de mozo buen consejo, ni de zorra, o de puta, buen amor. De malas causas nunca deben espe- rarse buenos efectos. Ser uno una, O como una, malva. Ser dócil, bondadoso y apacible. Con malvas y curas, mal vas. Indica que la curación en ciertas en- fermedades con esta clase de plantas no es de gran resultado. Haber nacido entre las malvas. Haber tenido humilde nacimiento.— Dícese también: Haberse criado en las MALVAS. MAMAR ¿Nací yo en las malvas? Dícese para dar a entender que no es uno de tan humilde origen que no tenga instrucción de ningún género, O que se es un inocente. No haber nacido en las malvas. Expresa, en sentido negativo, lo que la frase haber nacido entre las MALVAS., (Véase.) Si te curas con malvas, mal vas. Expresa el escaso resultado que se puede esperar de una medicina tan poco enérgica cuando se trata de una enfermedad de alguna importancia. MAMAR.-— Como el que mama y gruñe. Dícese de aquel que con nada se con- tenta, y se queja de ser pocos los bene- ficios que se le hacen, como sucede con los niños cuando están mamando y ra- biando al mismo tiempo. Mamar y gruñir.—V. Como el que MAMA y gruñe, MAMARRACHO.— Ser uno un mama- rracho. Dícese de la persona que es infor- mal y, en su consecuencia, poco digna de que se haga aprecio de ella o de su testimonio. MAMELUCO. — Mameluco, ¿en tu tie- rra canta el cuco? — Si cantare u nu cantare, en tu boca me cajare. Pulla que se suele dirigir en Cádiz y sus puertos comarcanos a los gallegos jóvenes, dedicados al servicio público o doméstico, y a la cual suelen contes- tar ellos con la segunda parte de este refrán. Dicha contestación se formula a veces de este modo: Si cantó o no cantó, en tu boca se cagó. Ser un mameluco. Aplícase a toda persona que es boba o necia. MAMOLA. — Hacerle a uno la mamola. Darle golpecitos debajo de la barba en señal de mofa, burla o chacota. — Engañarle con caricias fingidas, tratán- dole de bobo. MANÁ. — Estar uno esperando a que le cai- ga el maná. —V. Estar uno esperando a que le caiga la BREVA, segunda acep- ción. MANANTIAL. — Más vale irse al ma- nantial que no a los caños. Aconseja la utilidad de dirigirse siem- — 21 — MANCHA pre al origen de las cosas mejor que a sus ramificaciones o derivaciones, pues en aquél encontraremos la verdad, lo que en éstas puede haberse falseado. MANCEBO. — Mancebo león, casado cagón. Alude a aquellos que, habiendo sido de solteros atrevidos y valientes, tie- nen la desgracia de haber tropezado con una esposa por quien se dejan do- minar y regir como si fuesen cor- deros. Mancebo ze fué y envejecí, mas nunca al Justo desamparado ví, Los buenos y justos son siempre protegidos y ayudados de la Divina Providencia. MANCO. — Antes huido, que no manco ni lisiado, o tullido. Aconseja que se huya de los peligros, en que, al comprender que no podemos vencerlos, corremos el peligro de sufrir en nuestra integridad física. No ser uno manco. Ser poco escrupuloso para apropiar- se lo ajeno.—Ser largo de manos o muy pegón.— V. Vo ser cojo ni manco. MANCHA. — Como mancha de aceite en campo blanco, que luego sale y se viene a los ojos. Dícese de todo aquello que resalta mucho. Echarse de ver una cosa como la mancha en la grana. Aplícase a lo que se ve ose presume sin esfuerzo, por ser muy fácil de com- prender. Es como la mancha de aceite, que cada vez se extiende más. Suele decirse de la calumnia, male- dicencia o murmuración, pues tiene la misma propiedad que la que el refrán atribuye al aceite, Es como la mancha de aceite, que nunca se quita. Dícese de aquello que por más es- fuerzos que se hagan no se puede ex- tirpar. La mancha de la mora con otra verde se guita. Es, realmente, una traducción libre del aforismo médico similia similibus curantur; es decir, que para curar un amor, por ejemplo, el mejor procedi- MANCHA miento es buscar otro nuevo; y así dice un cantar popular: Dices que ya no me quieres; , no me da pena maldita, que la mancua de la mora con otra verde se quita. V. Lo que tiñe la mora, otra verde lo descolora, No es mancha de judío. Expresión con que se desprecia o se disminuye, como de poca conside- ración, la nota que se pone a uno, No temas mancha que sale con agua. No deben atemorizarnos mucho los males que tienen fácil remedio. Salir la mancha. Quitarse de la ropa o sitio en que estaba.—Volver a aparecer después de haber pretendido quitarla. Siempre cae la mancha en el mejor paño, o en el paño más fino. Enseña que, por lo general, las per- sonas que menos lo merecen suelen ser las víctimas de las desgracias o de las incorrecciones de los demás. MANCHA. — ¡Viva la Mancha, que da vino en lugar de agua! Alude a que esta región castellana es muy árida, pero, en cambio, produ- ce unos vinos bastante buenos. MANDA. — La manda del bueno no es de perder. Se dice para reconvenir a alguno con la promesa que ha hecho. MANDADO. — Æ? mandado zo es culpa- do.— V. MENSAJERO sois, amigo, etc. Quien kace los mandados se coma los bocados. Enseña que se debe remunerar al que trabaja. MANDADOR.-—Vo te hagas mandador donde no fueres señor. El que no es dueño de una cosa no tiene derecho a ejercer dominio sobre ella; aconseja, por tanto, prudencia para no echárselas de jefe donde no se re- presenta nada. MANDAMIENTO. —Z/ mandamiento del pobre, primero reventar que sobre, Refrán que moteja a los glotones, los cuales no reparan en que les haga daño el exceso en la comida, a trueque de no dejarla en el plato. O | | — MANDAR Plantarle a uno Zos cinco mandamientos, o Comer con los cinco mandamientos. En cuanto a lo primero, darle una bofetada, y en cuanto a lo segundo, co- mer con los dedos; por más que entre los dedos de la mano y los preceptos de la Iglesia no hay de común más que el número. Toma y daca, los mandamientos de la Carraca. — V. Toma y daca es la LEY de la Carraca. MANDAR. — £/ que manda y da luego, a éste lo han primero. Para verse bien servido, no hay nada como ser generoso en el pago de los servicios que se nos hayan prestado. — Bien, o mal, mandado. Dócil, obediente o, por el contrario, indócil, desobediente. — Se suele decir únicamente de los criados y los niños. Donde todos mandan, nadie obedece, Cuando en un Estado, Sociedad o Asociación son muchos los que dan ór- denes, no es extraño ver éstas incum- plidas, pues los subalternos acaban por no hacer caso de ninguna, porque en no pocas ocasiones son éstas opuestas entre sí, El mandar zo quiere par. Cuando son muchos los que gobier- nan, se suele perder el acierto a causa de la discordancia de los pareceres. El que manda, tiene siempre al lado una espuerta de recursos para hacerse obe- decer. El gobernante que no se hace obede- cer es porque no quiere, pues desde los medios más suaves hasta los más enér- gicos puede poner en juego los que de- see para conseguirlo. En muchas ocasio- nes vale la astucia más que la fuerza, Es bueno mandar aunque sea a un hato de ganado. Expresa lo agradable que es el no depender de nadie, y, por el contrario, ejercer autoridad aunque sea sobre una jurisdicción muy pequeña. Es dulcísima cosa el mandar y ser obede- cido. Porque indica respeto o cariño en los subordinados. Ni mandes a quien mandó, ni sirvas a quien sirvid. El sentido de este adagio viene a ser MANDERECHA el mismo de aquel que dice: N sirvas a guien SIRVIÓ, ni pidas a quien pidió. Hay, empero, una leve diferencia en lo to- cante a la primera cláusula del presen- te, y es: que se expone uno a ser ser- vido de mala gana, o con malos modos, por aquel que antes ejerció el mando o perteneció a clase elevada. Quien manda, paga. El que paga tiene derecho a exigir que se le sirva como desea. MANDERECHA.-¡Buernamanderecha! Equivale a la frase ¡buena suerte! con que se desea a una persona el feliz lo- gro de sus aspiraciones. Claro está que la palabra manderecha, equivale a mano derecha, MANDIL.—Mandil y vara de medir, oficio Dil, Sátira contra los tenderos, no por el oficio en sí, sino por estar reputados, con raras excepciones, como poco guar- dadores del séptimo mandamiento. MANDO.—LZ/ mando engorda. Refrán político que se explica, se ha explicado y se explicará siempre por sí mismo. No tienes mando y andas porfiando. Reprende a aquellos que, sin tener conocimientos suficientes, insisten en defender lo que no entienden, así como a los que no poseyendo autoridad, quie- ren ser obedecidos en lo que ordenan. Resolver una duda con el mando y con el palo. Imponer su opinión por la fuerza. Tener uno el mando y el palo, Tener absoluto poder y dominio. MANGA.— Echar la manga. Valerse de uno con destreza y disimu- lo para conseguir por su medio lo que se desea, sin darlo a entender, Entra por la manga y sale por el cabezón, Contra las personas que viéndose favorecidas de alguno, se toman más autoridad y dominio del que les corres- ponde. Estar de manga. Estar convenidas dos o más perso- nas para un fin. Tómase por lo regular en mal sentido. Estar una cosa manga for hombro. Hallarse sin orden ni concierto, Aplí- case mucho al mal arreglo de las casas, MANGA cuando la dueña de ella no es muy ha- cendosa. Hacerse, o ir, de manga. MANGA. Lo mismo le da por la manga que por la espalda. Expresión con que se da a entender que le tiene a uno una cosa sin cui- dado. Ser de manga ancha, o tener manga ancha. Dícese del confesor que tiene dema- siada lenidad con los penitentes, y tam- bién de cualquier sujeto que no da gran importancia a las faltas de los de- más, O a las suyas propias. Traer una cosa en la manga. Tenerla pronta y a la mano. Buenas son mangas después de Pascuas. Lo útil siempre viene bien, aunque llegue tarde. Comed, mangas, que por vosotras me ha- cen honra.—V. El násito hace al monje. El origen de esta frase es el siguien- te suceso histórico, del cual sólo supri- mimos el título nobiliario del protago- nista, y la localidad española en que sucedió. Cierto marqués presentóse en casa de un grande donde se verificaba una espléndida fiesta, vestido con un traje de diario. Impidiéronle los cria- dos la entrada, a pesar de conocerlo, por no guardar las reglas de la etique- ta en cuestión de indumentaria. Regre- só el marqués a su casa; vistióse la al- midonada camisa, la charolada bota, el correctísimo frac y penetró en el salón donde fué acogido con los honores que su alta cuna merecía. Llegada la hora del lunch, y en medio de la general estu- pefacción, comenzó a derramar sobre su elegante traje, en especial por la pe- chera y las mangas todas las viandas, vinos, refrescos, etc., que se le iban sirviendo, al paso que prorrumpía con tono irónico en las palabras que enca- bezan este artículo. Kn mangas de camisa. Vestido de medio cuerpo a abajo, y de la cintura a arriba con solo la cami- sa, O con la camisa y el chaleco. Hacer mangas y capirotes, Hacer uno lo que le plazca, salirse con su capricho. V. Estar de MANGARRIEGA ¿Han de ser mangas, o tijeretas?—V. Ti- JERETAS žan de ser. Pegar mangas. Introducirse a participar de una cosa. ¡Ya cayd Mangas! Frase con que se da a entender que por fin se ha conseguido aquello tras de lo cual se andaba con insistencia. Es de origen aragonés, y su historia como sigue: En la guerra de la Inde- pendencia mataron cerca de Borja los españoles a un soldado francés. El co- mandante del fuerte de dicha ciudad previno al Ayuntamiento, que, si no se averiguaba quiénes eran los culpados, procedería a quitar la vida a los dos primeros españoles, grandes o chicos, que encontrara en la calle. Recayeron leves sospechas en dos inocentes men- digos, llamados Bolchacas y Mangas. Sacáronlos al campo, les hicieron una descarga, se salvó Bolchacas, y entró en la población gritando: «¿Ya cayo MANGAS!» MANGARRIEGA. — ¡4Aguí no llega la mangarriega! Clamor o sonsonete en que prorrum- pen los chicos en Madrid cuando los mangueros están regando las calles, para dar a entender que, colocados a cierta distancia, les alcanza el agua que despiden las mangas de riego. MANIFIESTO. — Poner de manifiesto una cosa. Presentarla, exponerla al público. MANJAR.— Z? manjar, siendo foco, aun- que sea ponzoña, no mata.— V. Poco vE- NENO 20 mata. No kay manjar gue no empalague, ni vicio que no enfade. Así como los manjares, aunque sean sabrosos, llegan a cansar cuando son muy repetidos, así los placeres vicio- sos, aunque sean deleitables al princi- pio, llegan a causar hastío y tormento. ¡Qué buen manjar, sino por el escotar! Todo aquello que se regala nos suele parecer superior; pero mudamos de opinión en cuanto vemos que nos cues- ta el dinero. Todo manjar es bueno para comer; pero toda palabra no es buena para decir. Debemos meditar nuestras palabras antes de pronunciarlas. — MANO MANO. — Abrir la mano al caballo. Darle libertad aflojando las riendas. Adivina quién te did, que la mano te asen- 10. —V. ADIVINA quién te did. Adivina quién te did, que la mano te cortó. Juego de muchachos que consiste en pegar a uno que está con los ojos ven- dados, hasta que acierta quién le dió. A la mano de Dios, Denota la determinación con que se emprende una cosa. Alargar la mano. Presentarla a otro, solicitando la suya. Alzar la mano. Levantarla, amenazando dar con ella. — Inhibirse de un asunto. — Dejar pasar las cosas sin mezclarse en ellas. Álzome a mi mano, ni pierdo ni gano. Aquel que no está metido en algún empeño, puede obrar con libertad y como más le acomode. Alude al juego de naipes, en que el que es mano, si no gana puede levantarse sin nota. A mano armada. Ejecutar una cosa con todo empeño y ánimo resuelto. Á mano salva. Equivale a ejecutar una acción, ge- neralmente no correcta, sin peligro ni responsabilidad alguna. Apretar la mano. Estrechar la de una persona, por lo regular en muestra de cariño o estima- ción. Asentar la mano. Castigar o corregir a una persona pegándole golpes. — Hacer sentir un castigo, aun sin necesidad de pegar. Beso a usted la mano. Modismo de buena educación em- pleado entre caballeros, o entre seño- ra y caballero, correspondiendo en este último caso a la frase empleada por el segundo de A los pies de usted. Buena mano, de rocin hace caballo; y la ruín, de caballo hace rocin. El saber manejar, o no, la brida el jinete, decide del buen o mal paso de una caballería. Cada uno meta la mano en su pecho. Frase con que se da a entender la necesidad de que cada uno consulte con su conciencia si una cosa está bien o mal hecha. MANO Cambiar de mano. Hacer al caballo que iba galopando con pie y mano derecha, que se vuelva a galopar con pie y mano izquierda. Cantar uno en la mano. Tener mucha trastienda, sagacidad y picardía. Cargar la mano. Llevar más del justo precio por las cosas, o excesivos derechos por un ne- gocio. — Tener rigor con uno, tratándo- le sin compasión. Cargar uno la mano ez una cosa. Echar con exceso en un guisado, me- dicamento u otra composición, alguno de los elementos que le componen. Coger a mano salva.—V. A mano salva. Como con da mano, o Como for la mano. ; Con gran facilidad o ligereza, como anda aquel que es guiado de la mano por otro. Con mano armada. — V. A MANO ar- mada. Con una mano atrás y otra adelante. Hallarse en la mayor pobreza, dando a entender que no tiene ropa con que cubrir sus desnudeces, viéndose preci- sado a taparse pudorosamente, en la forma indicada. Correr una cosa por mano de uno. Estar encargado de ella. Dar la última mano. Repasar una obra para corregirla o perfeccionarla. Darse buena mano en una cosa. Proceder en ella con presteza o ha- bilidad. Darse la mano una cosa a otra. Fomentarse o ayudarse mutuamente. Dar uno una mano por alguna cosa. Consentir en hacer un sacrificio do- loroso, como es el de perder tan im- portante miembro, con tal de lograr lo que se desea, De buena mano, buen dado, De una persona buena no debe te- merse cosa mala. Como cuando se dice: De tal mano, tal dado, da a entender que el liberal y generoso nunca da con es- casez; también se aplica al que da que sentir a Otro maliciosamente, como al que es miserable por sus dádivas: De ruín MANO, ruin dado, — MANO De la mano a la boca desaparece, o se pierde, la sopa. Por muy fundadas esperanzas que se tengan de conseguir alguna cosa no se debe abrigar la seguridad de lograrla hasta que se alcanza. De ruin mano, ruin dado. Manifiesta que las dádivas del mise- rable forzosamente han de ser mez- quinas. Descargar la mano sobre uno. Castigarlo. Desclavijar la mano. Desasirla de una cosa que tenga fuer- temente agarrada. De tal mano, tal dado. Aquel que es espléndido y generoso nunca da escasez, al contrario del mez- quino. También se aplica al que da que sentir a otro maliciosamente. De una mano a otra. Verificar una cosa en muy breve tiempo. Empléase mucho en las com- pras y ventas. Dicen que eres bueno, mete la mano en tu seno. Aconseja que no se estime uno en más de lo que conoce en sí mismo. Echar mano, o echar una mano. Ayudar enla ejecución de alguna cosa. Echar mano a la bolsa. Sacar dinero de ella. Echar mano a la espada. Hacer ademán de sacarla. Echar mano de alguien, o algo. Apelar, recurrir a su ayuda o inter- vención, valerse de ella para determi- nado objeto. En tu mano está la entrada, y en la de Dios la salida. Enseña que cada uno es dueño de comenzar un asunto, negocio, etc., pero sin confiarse demasiado en el éxito, pues sólo Dios es quien sabe y dispone el final de las cosas. Entre la mano y el plato entra el gato. — V. De la mano a la boca desaparece, o se pierde, la sopa. Estar una cosa en mano de uno. Pender de su elección, ser libre en elegirla, poder ejecutarla, conseguirla o disponer de ella, Estar dejado de la mano de Dios. Dícese de la persona que comete MANO enormes delitos o notables desaciertos, sin temor de Dios. — Aplícase a la per- sona que yerra en cuanto emprende. Estar lisiado de la mano de Dios. Dícese de aquel que sufre alguna im- perfección física, dando a entender que es un castigo impuesto por Dios por su maldad. Estar señalado por la mano de Dios. — V. Estar lisiado de la mano de Dios. Ganar por la mano a uno. Anticipársele en hacer o lograr aque- llo que éste deseaba o pretendía. lablar a la mano. Hablar a uno, turbándolo o inquie- tándolo, cuando hace, o va a hacer, una cosa. l Hablar con la mano, o las manos. — V. Hablar por la MANO. Hablar por la mano. Formar varias figuras con los dedos, de las cuales cada una representa una letra del abecedario, y sirve para darse a entender sin hablar. Hacer la mano. Acepillar y limpiar el casco del pie del caballo sobre que ha de sentar la herradura. Trie a la mano a alguno. Contener o moderar a una persona que se excede en hablar, gastar, mal vivir, etc. Irse a la mano. Contenerse, no precipitarse, proce- der con detenimiento y cautela enaque- llo de que se trata. Irse de la mano. Escaparse, caerse de ella. Írsele a uno la mano. Hacer con ella una acción involun- taria. La mano, al pecho, y la pierna, al lecho. Cuando la mano está afecta a un mal, debe colocársela en un cabestrillo; cuando la pierna, conviene no andar, y o acostarse, o hacerla descansar tendi- da en una almohada o cojín.— En sen- tido figurado se extiende su significa- ción a aconsejar que para cada acción se pongan los medios proporcionados a su logro. La mano cuerda no hace todo lo que dice la lengua. El hombre que es prudente no eje- O a MANO cuta aquello que ha dicho en un mo- mento de arrebato y obcecación. La mano del gato, Alude a la acción de ponerse afeites las mujeres. — Dícese por la semejanza con los gatos, que se limpian la cara hu- medeciendo la mano con la lengua, y pasándola después por el rostro. La mano juiciosa no hace todo lo que dice la boca. Aconseja la prudencia que lo que se ha dicho inconsideradamente no se debe llevar a efecto, como el cumpli- miento de ciertas promesas, la realiza- ción de una amenaza pronunciada en medio del acaloramiento, etc, La que se alimenta de mano ajena nunca está llena. Aplícase a aquellas personas que no se ven satisfechas jamás con lo que se les da, como ocurre con quien, no cos- tándole el dinero, no repara en darse buena vida. Lavarse con la mano del gato. —V, La MANO del gato. Lo que hace tu mano derecha no lo sepa tu izquierda. Aplícase generalmente a la virtud de la caridad, recomendando que se ejerza ésta tan discretamente que no lo sepa nadie, pues si se hace para que todos se enteren, pierde su mérito con la pu- blicidad. Llevar a uno la mano. Guiársela para la ejecución de una cosa. Llevar la mano blanda o ligera. Tratar benignamente, proceder con suavidad. Mano a mano, como cristianos. —V. Toma y daca es la LEY de la Carraca. Mano de cazo. Aplícase a la persona que usa de la mano zurda en vez de la derecha. Mano de gato. Afeite que usan algunas personas. Mano sobre mano, como mujer de escribano. Reprende la ociosidad en las mujeres que confían demasiado en las lucrosas ganancias de la profesión de sus ma- ridos. Mete la mano en tu seno, no dirás de kado ajeno. Enseña que aquel que se examina MANO a sí mismo, disimula mejor las faltas de los demás. Meter la mano en el seno. Equivale a considerar o pensar con calma alguna cosa. Meter la mano en una cosa. Apropiarse ilícitamente parte de ella o aprovecharse de ella, aunque no ilí- citamente, con cierta maña y sagaci- dad. — Dícese también: Meter mano. Meter la mano en cántaro. Entrar en sorteo para la quinta. Meter uno la mano en un plato con otro. Participar de sus mismas preeminen- cias O alternar con él, Meter mano a una cosa. Cogerla, echar mano de ella. — Díce- se frecuentemente de la espada y otras armas. Meter mano a uno, Pegarle o golpearle. Meterle mano a una cosa. Ponerse a hacerla, a comerla, etc., sin interrupción, o con constancia y efica- cia en el acto. — Equivale, en este caso, a Poner manos a la obra. Meterle mano a una persona. Sondearla cautelosamente, tratando de averiguar su modo de pensar en algún asunto. — Poner las manos en ella o acometerla para maltratarla, Ni primera mano ni buey blanco. Agúero a que dan crédito algunos tahures es ganar la primera mano o partida, así como ver un buey blanco, sin otras muchas supersticiones, que sería prolijo enumerar. Ni sobró mano ni faltó cara. Dícese de todo aquello que viene pintiparado o perfectamente adecuado al objeto a que se destina, No lo quiero, no lo quiero; y va poniendo la mano atrás como cucharón. — V. No quiero, no quiero; pero échamelo en el SOMBRERO. No saber cuál es su mano derecha. Aplícase a las personas incapaces o de poco talento. — De los ninivitas dice el profeta Jonás (cap. IV, v. 11 y últi- mo) que «no disciernen lo que hay entre su derecha y su izquierda». No saber uno cuál es, o dónde tiene, su mano derecha. Aplícase a la persona que es incapaz — 27 — -aram PP a o MANO y de poco talento, dando a entender que no sabe lo que se hace. Pagarse uno por su mano. Cobrar lo que le pertenece en el mis- mo caudal que maneja. Pasarle a uno la mano por el cerro, o por el lomo. Adularle, acariciarle, halagarle, usar con él de contemplaciones. — Alude a la conducta que se suele poner en prác- tica con los perros, gatos y otros ani- males domésticos, con el fin de que no se muestren éstos ariscos. Poner a alguno la mano en la horcaja- dura. Fastidiarle, aburrirle o cansarle con bromas pesadas. Por lo perdido, no estés mano en mejilla. Aconseja que no se entristezca uno con exceso por aquello que ya no tie- ne remedio. Que ni por mano de santo. Modo de ponderar la extremada vir- tud de una cosa, como para manifestar que no haría más en el particular la in- tercesión de algún santo. Así se dice: Este remedio cura de tal modo esa dolen- cia, que mi por MANO de santo, Quien a mano ajena espera, mal yanta y peor cena. Aquel que confía sus propios nego- cios e intereses a otro, por lo regular suelen darle mal resultado. Quitarse, algún dolor, etc., como con la mano. — V. Que mi por mano de santo. Sentarle a uno la mano. — V. Asentar la MANO. Sí a mano viene, o Si viene a mano. Equivale a si hay oportunidad de ha- cer una cosa. —En el capítulo XX de la Segunda parte del Quijote, se juega del vocablo en esta locución prover- bial, diciendo: «Si viene a MANO, y aun- que no venga sino al pie.» Traer la mano for el cerro a alguno. — V. Pasarle a uno /a maxo por el cerro, o for el lomo. Una mano lava la otra, y ambas, o las dos, lavan la cara. Demuestra la mutua dependencia que tienen los individuos de cualquier cuer- po moral o político y la necesidad que tienen unos de otros para ejecutar la obra común. MANO A dos manos, como quien se mesa. Aplícase a aquel que hace uso de am- bas manos para ejecutar alguna cosa» como sucede al que, airado, se arranca los cabellos o las barbas. A las manos me ha venido la buena due- ña; no creo saldrá de ellas con tocas en la cabeza. Dícese del que aprovecha la ocasión que se le presenta para poder desqui- tarse O vengarse. Alzar las manos al cielo, Levantarlas para pedir a Dios un fa- vor o un beneficio. A manos /avadas. Lograr algo sin esfuerzo ni molestias, Andar una cosa en manos de todos. Ser vulgar y común. A quien mal quieras, en manos de chicos le veas, Como suele decirse que los mucha- chos son de la piel del demonio, enreda- dores y traviesos, no es extraño que se desee hacer víctima de sus trapacerías a aquella persona que no nos sea muy simpática. Atarse uno las manos. Quitarse a sí mismo la libertad de obrar en adelante según le convenga, con una palabra que da o promesa que hace. Caer en manos de uno. Caer en su poder, ser preso por él, quedar sometido a su arbitrio. Caerse de las manos un libro. Ser intolerable o muy enfadosa su lectura por no ofrecer interés ni delei- te alguno. Coger a uno con las manos en la masa. Sorprenderle en la ejecución de algu- na cosa, generalmente no buena. Comerse las manos tras alguna cosa. Denota el gusto con que se come un manjar, sin dejar nada de él, — Dícese también de cualquiera otra cosa que sea de mucho deleite, como el juego, la caza, etc., etc. Con las manos cruzadas.—V, Mano sobre MANO, como mujer de escribano, Con las manos ex la cabeza, Con descalabro, pérdida o desaire en un encuentro, empeño o pretensión. Con las manos en los bolsillos, De vacío. —Usase muy frecuentemen- — 2ę& —— e AQ... a a- MANO te en sentido metafórico; y así, se dice: Me ha pedido que le busque tales datos, y no he tenido tiempo de evacuárselos; ¿cómo quieres que vaya ahora a su casa con las MANOS ez los bolsillos? Esto es: ¿sin darle cuenta satisfactoria de su pretensión? Con las manos en la masa, En el acto de estar haciendo una cosa. Con sus manos lavadas, —V. Á MANOS lavadas, Con sus manos limpias. — V. A MANOS la- vadas. <... yO, Siempre dura como un alcor- noque, conservándome entera como la salamanquesa en el fuego, o como la lana entre las zarzas, para que este buen hombre llegase ahora coz sus manos Žin- ias a manosearme. Aún eso está por averiguar, sí tiene limpias o no las MANOS este galán — dijo Sancho.» Conocer como a sus manos. Tener mucha confianza o tratar muy íntimamente a una persona. — Tratán- dose de cosas, saberlas bien. Cruzar uno las manos, o Cruzarse uno de manos. Estarse quieto; no intervenir en nada. Dar de manos. Caer de bruces, echando las manos hacia adelante. Dar, o encontrarse, de manos a boca con... Tropezar con, salir al encuentro de una persona o cosa que no se espe- raba. Darse a manos. Equivale a darse a partido, conside- rarse vencido. Dejar una cosa en manos de uno. Encomendársela, ponerla a su cuida- do y arbitrio. Desenclavijar las manos. Desprender la una de la otra, sepa- rar los dedos que estén unidos y cru- zados. Deshacerse una cosa entre las manos. Pondera la facilidad con que una cosa se malbarata o se desperdicia, En buenas manos está el pandero, Dícese en elogio de la persona o per- sonas que ejecutan, dirigen o intervie- nen en un asunto, aseverando que con su pericia lo llevarán a feliz término.— También se emplea en sentido iró- nico. MANO En manos está el pandero que lo sabrán bien tocar, o tañer. —V, En buenas MA- nos está el pandero, Ensortijar las manos. Enlazar los dedos unos con otros en señal de compasión o angustia. Ensuciar, o ensuciarse uno las manos. Robar con disimulo. Entregarse en manos de uno. Someterse a su dirección o arbitrio. Estar una cosa en buenas manos. Tenerla a su cargo una persona ca- paz de manejarla, o hacerla bien. Haber a las manos una cosa. Encontrar o hallar lo que se busca. Hablar uno de manos. Manotear mucho cuando habla.—Te- nerlas prontas para castigar. Hacer a dos manos como embarradores. Manejar con astucia en un negocio, sacando utilidad de todos los que se interesan en él, aunque estén encon- trados. Hallarse de manos en... Tratar de algún asunto. Imponer las manos. Ejecutar los obispos la ceremonia eclesiástica llamada imposición de las manos. Írsele a uno una cosa de entre las manos. Desaparecer y escaparse una cosa con gran velocidad y presteza. Jugar de manos. Retozar o enredar, dándose golpes con ellas. Lanzar manos en uno. Asegurarlo, prenderlo. Largo de manos. Atrevido en ofender con ellas. Las manos del oficial, envueltas en cendal. Manera de reprender la holgazanería. Las manos en la rueca y los ojos en la puerta. Satiriza a las personas que no tie- nen la atención y el pensamiento en lo que están haciendo o ejecutando. Lavarse las manos como Pilatos. Manifestar que uno se exime de la responsabilidad que sobre él pudiera recaer en el asunto de que se trata. Alude a la conducta seguida por el gobernador de Judea, Poncio Pilatos, quien, aun reconociendo que Jesucris- to no era culpable de los crímenes que — 29 — MANO se le imputaban, pero temeroso de una sedición, acabó por entregarle a sus jueces, exclamando, mientras se lavaba las manos: «Soy inocente de la muerte de este hombre: vosotros responderéis de ella.» Lo que manos zo llevan, paredes arrojan, O escupen. Indica que lo que no se ha quitado o desaparecido sin permiso de su due- ño, tarde o temprano se encuentra, y equivale a decir: Lo que no se llevan los LADRONES aparece por los rincones. Llegar a las manos. Renir, pelear. Mal me han de andar las manos. Asegura que, a no atravesarse un obstáculo insuperable, cumplirá lo que promete, o logrará lo que pretende. Manos a labor. Expresión con que se alienta uno a sí mismo, o se excita a los demás a em- prender o proseguir un trabajo. Manos a Za labor.—V. Maxos a labor. Manos a la obra.—V. Manos a labor. Manos al pandero.—V. Manos a labor. Manos desa el hombre, o los cortesanos, que querría, o quisiera, ver cortadas. Se dice de aquel que obsequia o sir- vea alguno contra su voluntad; aplíca- se más especialmente a los hombres envilecidos que porfían en servir a sus amos, a quienes odian. Manos blancas no ofenden. Da a entender que las ofensas o ma- los tratamientos de las mujeres no las- timan el honor de los hombres. El ori- gen de estas palabras históricas, es el siguiente: Al nacer la princesa Isabel, hija del rey Fernando VII y de D.? Ma- ría Cristina de Borbón, derogóse por aquél la ley Sálica, con objeto de que su hija no quedase, por ser hembra, excluída de ocupar el trono. Sintiéndo- se después gravemente enfermo el mo- narca, consiguieron los partidarios del antiguo régimen que firmara un decre- to por el cual se restablecía nueva- mente la dicha ley; pero no llegó a ver la luz pública, pues habiendo descu- bierto el complot la infanta D.? Carlo- ta, hermana de la reina y mujer de áni- mo varonil, arrancó de manos del mi- nistro D. Francisco Tadeo Calomarde MANO — el famoso codicilo que habían obtenido los partidarios del infante D. Carlos, con objeto de que éste fuese el que ocupara el trono, y después de rom- perlo en pequeños pedazos, cruzó con una sonora bofetada la cara del minis- tro, el cual se limitó a inclinarse, pro- nunciando las palabras que figuran al frente de estas líneas y que han pasado a la historia haciéndose proverbiales. Manos duchas mondan huevos, que no lar- gos dedos. La práctica es, por lo general, el me- dio más a propósito para el acierto en toda clase de faenas o negocios. Manos que no dais, ¿qué buscáis?, o Ma- nos que non dades, ¿que esperades? — V. Maxos que no dais, ¿qué esperdis? Manos que no dais, ¿qué esperdis? Enseña que la persona que no hace favores a los demás, no debe confiar en que se los hagan a ella si alguna vez los necesitase. Manos y vida componen villa, Se da a entender que con el tiempo y el trabajo se hacen grandes cosas. Me lavo las manos, como Pilatos. —N. La- varse las manos como Pilatos, Menear uno las manos. Darse buenas trazas para conseguir lo que se propone. Meter uno las manos ez una cosa. Entrar o tomar parte en su ejecu- ción, emprenderla con interés, Meter las manos hasta los codos. Apropiarse ilícitamente gran parte de un capital. — Empeñarse, engolfar- se, dedicarse a una cosa con todo in- terés. Afirar a uno a las manos, o las manos. Observar cuidadosamente su con- ducta en el manejo de caudales o efec- tos de valor, Mirarse uno a las manos. Poner sumo cuidado en el desempe- ño de un negocio espinoso o grave. Morderse uno las manos. Manifestar grave sentimiento de ha- ber perdido por su omisión o descuido una cosa que deseaba conseguir. Muchas manos en un plato pronto tocan a rebato, Faena en que muchas personas to- man parte, pronto se le ve el fin, más = MANO pronto que si la tomara una persona sola por su cuenta. Mudar de manos. Pasar una cosa, o negocio, de una persona a otra. No caersele a uno una cosa de entre las manos. Traerla siempre con ellas. No darse manos a hacer una cosa. Poder apenas ejecutarla, aun dedi- cándose a ella con mayor afán y apre- suramiento. No saber uno lo que trae entre manos. No tener capacidad para aquello en que se ocupa, o de que está encargado. Parece que no la tocan manos. Dícese de toda labor que, por el pri- mor y aseo con que está desempeñada, parece que no ha sido hecha con las manos. Poner las manos en el fuego. Asegurar la verdad y certeza de una cosa. Poner las manos en la masa. Emprender una cosa, tratar de ella. Poner manos violentas en uno. Molestar de obra a una persona ecle- siástica. Quedarse uno soplando las manos. Quedar corrido por haber malogrado. una Ocasión. Quien no lo crea, ponga manos a la tarea. El que duda de la dificultad que en- traña una cosa cualquiera, con sólo aco- meter su empresa quedará prontamen- te convencido de si se había, o no, equivocado. Quien trae las manos en la pez, forzosa- mente se mancha de ella. —V., El que anda con la mMIeL algo se le pega. Sacar a alguno de las manos de los cal- deos. —V. Sacar a uno de entre los CAL- DEOS. Salir uno con las manos en la cabeza. Quedar sumamente disgustado o arrepentido de la empresa de que se había hecho cargo, mayormente si sale alcanzado en intereses. Todos en El pusisteis vuestras manos. Reconvención que se dirige a una colectividad por haber contribuído de mancomún al desenlace funesto de una cosa, cuando cada uno de sus indivi-. duos componentes quiere descargar su MANCO responsabilidad sobre la de los demás compañeros. —Es el último verso de la magnífica «Oda a la muerte de Jesús» compuesta por D. Alberto Lista y Ara- gón, la cual comienza: ¿Y eres Tú el que, velando la excelsa majestad en nube ardiente, fulminaste en Siná? Untar las manos. Sobornar o comprar a una persona para que ejecute aquello que queremos que se haga. Venir, o venirse, uno con sus manos Za- vadas. Acudir a pretender el fruto y utilidad ' de una cosa sin haber trabajado ni he- cho la menor diligencia para su logro. Ver de manos a boca, Verificarse una cosa impensadamen- te y en breve tiempo. MANCO.— No ser uno manco. Aplícase a las personas que acostum- bran a cogerlo y sobarlo todo.—Dícese del que es buen artífice. — Señala tam- bién al que tiene el hábito de pegar con frecuencia. MANTA.—A manta, o A manta de Dios. Hacer o producirse una cosa con abundancia.—Está tomada esta frase del modo de regar algunas tierras cubrién- dolas de agua. Dar una manta de Palencia, En estilo jocoso, fundado en el son- sonete dar de palos, dar una buena tun- da. Alude a la fama de que gozan los cobertores o mantas que se fabrican en aquella localidad. Liarse la manta a la cabeza. Ejecutar una cosa atropellando por todo, sin fijarse en las consecuencias ni pararse en barras. A mantas. Con abundancia, espléndidamente, Mejor es vivir entre mantas que no mo- rir entre holanda. —N. Más vale oler vivo a MIERDA Que muerto a incienso y a cera. MANTECA. — Con manteca de encina se ablandan las mujeres más duras. Es remedio probado (aunque fuerte), a Causa de la prodigiosa virtud que con- tiene una vara de encina, o siquier de acebuche, aplicada a las costillas de la — 31 — MANTILLA paciente por mano del agente. Las re- cetas para curar de tal dolencia abun- dan que es un prodigio. Véase la mues- tra: A} viLLANO, con la vara del avella- no. —Bastos son triunfos.— No hay LEN- GUAJE más expresivo que el del palo,— A la MUJER y al papel, sin temer.— No hay tal RAZÓN como la del bastón, etc. Eso no se le ocurre ni al que asd la man- teca. Expresión usada cuando se oye de- cir alguna tontería o se ve ejecutar un acto que no tiene sentido común. — El personaje a quien se alude, yace, como tantos otros de nuestro pintoresco idio- ma, envuelto en las sombras del más riguroso incógnito. Estar hecho una manteca. Se usa de esta comparación para ma- nifestar la suavidad exquisita de algu- nos manjares, y así se dice de los gar- banzos, patatas, etc., que tienen buena cochura, som como MANTECA. — También se dice igualmente de los enamorados cuando se muestran con rendimiento y ternura con el objeto de su cariño: Están hechos una MANTECA, O Están más derretidos que la MANTECA. Pregunto: ¿la manteca es unto? Algunos añaden: Y vuelvo a preguntar: ¿la man- teca sirve para untar? Uno de tantos dichos basados en el sonsonete. — La forma más común de enunciar esta locución es salirle al en- cuentro del que dice pregunto con el resto de la proposición susodicha. MANTEL. — Menos mantel y más que co- mer.— V, Menos BORLA y más limosna. MANTILLA. — Una mantilla tapa más que una capa. Evidentemente, porque la mantilla encubre mejor el rostro y hace difícil conocer a la que oculta sus facciones con ella. Estar una cosa en mantillas. Estar un negocio, o trabajo, muy a los principios o poco adelantado. Haber salido uno de mantillas. Tener ya conocimiento y edad para gobernarse por sí. Haberse criado uno en buenas manti- Mas. Deber su nacimiento a progenitores ilustres, o bien acomodados. MANTO Quedarse, o estar, en mantillas. En sentido figurado hallarse en la po- breza, no tener ni un cuarto. MANTO. — Corrido te veas como manto de sevillana. Comparación muy usada en los si- glos xv1 y xvin, que alude a lo muy da- das que eran entonces a salir de sus ca- sas las mujeres de Sevilla, que no de- jaban descansar el manto. — Equivale a desear a uno verle aperreado y abruma- do de tareas, que le impidan descansar. Debajo de mí manto al rey mato.—Véase Mientras en mi CASA me estoy, rey me soy. Tápome y dejo caer el manto.— V. Al pes- CUIDO y con cuidado. MANTÓN.— Con mantón y con toquilla, maestrilla. Úsase en la provincia de Guadalaja- ra para indicar que por la indumenta- ria se conoce la clase a que pertenecen las personas. MANZANA.— Como una manzana. Aplícase a todo aquello que está muy sano y de buen color. La manzana podrida pierde a su compa- era, o a su compañía. Da a entender el estrago que causa tratar con gente maleante. Ser uno, o una cosa, la manzana de la Discordia. Ser causa de los disturbios y disen- siones que reinan en algún país, corpo- ración, familia, etc. — Alude al suceso mitológico de haber echado la Discor- dia en la mesa en que se celebraban las nupcias de Tetis y Peleo una manzana de oro con esta leyenda: A la más her- mosa. Juno, Palas y Venus se la dispu- taron, terminando la contienda Paris, por mandato de Júpiter, a favor de Ve- nus, lo cual le atrajo consiguientemen- te la enemistad de las dos preteridas, y fué causa en lo sucesivo de muchas y graves calamidades. Nuestra Acade- mia escribe impropiamente discordia en esta ocasión con d minúscula. Sano como una manzana. Pondera la buena salud de una per- sona. MANZANARES. — 4/ Manzanares un Jumento le orind el invierno y otro se lo bebió el verano. Una de tantas diatribas como ha ve- — 32 — MAÑANA nido sufriendo desde tiempo inmemo- rial el infeliz río madrileño por parte de todos los escritores más o menos satíricos; no podía faltar Lope de Vega. MANZANO. — Apartadlo del manzano, no sea lo de antaño, Aconseja que nos guardemos de errar dos veces en una misma cosa. MAÑA.— A todo hay maña, sino a la muerte, No hay cosa, por difícil que sea, que no tenga su arreglo; sólo el pretender huir a la muerte cuando ésta se pre- senta es tiempo perdido. Más vale maña que fuerza.—WV. Más vale ACIAL que fuerza de oficial, Todo ha menester maña, sino el comer, que quiere gana. La mejor manera de conseguir las cosas es por medio de la paciencia y la astucia; pero ésta se suele estrellar ante la persona desganada, siendo inútiles cuantos medios se pongan en juego si el estómago rechaza la alimentación. Dime con quien tratas y diréte qué ma- ñas has. —V. Dime con quién ANDAS, de- cirte he quién eres, El que malas mañas ha, o el que malas mañas ha en la cuna, o el que malas mañas tiene, tarde o nunca las perderd, o siempre de las suyas hace. Refiérese a las malas costumbres que desde un principio se adquieren, y que, arraigándose, con dificultad se quitan. Hay muchas mañas en castañas. Algunos añaden: de ellas son cochas, de ellas son asadas. Da a entender que las cosas se pue- den hacer de muy distintas maneras, aunque no todas sean pertinentes. MAÑANA.—Comamos y bebamos, que ma- ñana moriremos. Lema y divisa del infeliz materialista, a quien, como no ve más allá de la tum- ba, se le hace breve el tiempo para no pasarlo entregado al goce de los place- res mundanales. Es frase de San Pablo en su epístola primera a los Corintios (XV, 32), la cual se usa fuera del terreno filosófico- religioso, trasladándola al económico- práctico por aquél que desempeña un destino de esos que en nuestra época actual duran tanto como el partido po- MAÑANA lítico que se lo proporcionara, como di- ciendo: «Para el tiempo que he de dis- frutar el empleo, cobremos y no nos matemos»; si ya no es que prorrumpa en aquel otro refrán de forma menos limpia: Para lo que hemos de estar en este convento, caguémonos dentro. De aquí a mañana, muchas horas hay. Expresión con la cual se trata de di- ferir un asunto, bien porque no que- ramos hacerlo, bien porque no nos con- venga, etc. De mañana en mañana /a oveja pierde la lana. Aplícase a aquel que insensiblemen- te va decayendo en intereses, o nom- bradía, fuerzas, etc. Echar la mañana a perros. Indícase con esta frase la intención que hemos formado de perder una ma- ñana, no haciendo nada, o, por lo me- nos, nada que sea de algún provecho. Ll que por la mañana come garbanzo cru- do, le huele la boca a culo, Aun sin poder afirmar si es © no exac- ta la comparación, sí podemos decir que el garbanzo crudo, masticado, aun- que suele curar el hipo, no perfuma agradablemente el aliento. ¡Eso fuese, y mañana Pascua! Expresa el deseo de que ocurra una cosa agradable y que encima se vuelva todo fiestas, que es tanto como decir: Miel sobre hojuelas. ¡Hablara yo para mañana! Dícese del que, viendo que se trata de su negocio, no alega de su justicia, Aplican este dicho a un gobernador que, habiendo mandado ahorcar a uno, cuando ya tenía la soga a la garganta, le llamó al oído en secreto, y le ase- guró cantidad de coronas (monedas de oro de este nombre) que tenía que darle. Entonces el señor gobernador dijo en alta voz: ¡MHablara yo para NA- ÑANa! Si sois de corona, yo no quiero que- dar descomulgado. Y volviéronlo a la cárcel. f Hoy no se fía aquí; mañana, sí. Manera de negarse a dar nada al fia- do. Así lo tenía escrito en un cartelito un astuto tendero, el cual, como no lo quitaba jamás, siempre decía mañana, que, naturalmente, nunca llegaba. MAÑANA La mañana de San Fuan cuaja la almen- dra y la nuez. Idea supersticiosa, al través de la cual se indica que a mediados del mes de junio han florecido ya esa clase de ár- boles. Mañana ayunará Juan de Ayala. Pretexto para no hacer una cosa. Habiendo ofrecido el dicho Juan un día de ayuno, puso un cartelito en la cabe- cera de la cama concebido en los tér- minos citados, para no olvidarse, y cuando se levantaba, decía después de leerlo: A bien que no es hoy. La misma explicación tiene la frase Mañana ma- drugará Gálvez, con la diferencia de qne éste, después de leído el cartelito y pronunciado el comentario, se volvía del otro lado, durmiéndose plácida- mente hasta el mediodía. Mañana de niebla, tarde de paseo. Cuando por las mañanas hay nebli- na, suele despejar a medio día, lucien- do el sol por la tarde, con lo cual per- mite pasear. Mañana madrugará Gálvez. — V . MAÑANA ayunará Juan de Ayala. Mañana me voy, si me aburren hoy. Satiriza a las persunas que toman con toda calma las cosas, obedeciendo a su idiosincrasia. Mañana será otro día. Algunos añaden: y verá el tuerto los espárragos. Pretexto para no hacer una cosa, de- jándola para el día siguiente, en que, generalmente, tampoco se suele hacer. No guardes para mañana lo que puedes hacer hoy. Porque, como dice otro refrán: Ex la TARDANZA Suele estar el peligro. Exhorta, por tanto, a desechar la holganza. No hay peor mañana que niebla después de rosada. Cuando después de haber escarcha- do se levanta niebla, suele ser mala la mañana. Todas las mañanas se levanta un primo; el asunto está en dar con él, Como el número de los tontos que se dejan engañar es infinito, no es ex- traño que los que viven a costa de otros, anden a caza de uno de ellos para hacerle víctima de sus trapace- rías. MAÑANITA MAÑANITA.—LZLas mañanitas de abril son muy buenas para, o sabrositas, de dormir. Algunos añaden: y las de mayo, no tienen fin ni cabo, o, y las de mayo, aún mejor que las de todo el año. Indica que en esos meses, en que la temperatura va abonanzando en la re- gión española, se suele acentuar agra- dablemente el sueño por las madruga- das, costando más trabajo desechar la pereza para abandonar la cama. MAPA. — Vo estar en el mapa una cosa. Ser desusada y extraordinaria. MAR. — A} mar, madera, y a la tierra, hueso. Denota la solidez o pesadumbre que respectivamente se requiere en las em- barcaciones y en las caballerías al via- jar en ellas, como garantía la más pro- bable de no zozobrar o caer. Arar en el mar. Denota la inutilidad de los mayores esfuerzos para conseguir un fin deter- minado. Arrojarse uno a la mar. Aventurarse a un grave riesgo. Bajar la mar. Descender o menguar las aguas en el reflujo. De la mar, el mero, y de la tierra, el car- nero. Elogio que a favor de dichos manja- res hacen los que los estiman preferi- bles a los de su respectiva clase. Eso va en gustos; yo estoy más conforme con los que dicen que De la mar, el sal- món, y de la tierra, el jamon, O el sal- chichón. De la mar, el salmón, y de la tierra, el ja- món, o el salchichón.—N. De la mar, el mero, y de la tierra, el carnero. De la mar viene la sal; de la mujer, mucho mal, Entiéndase, cuando resulta ésta mala. Creo que no necesita explicación. Donde va el mar, que vayan las arenas, O Do va la mar, vayan las ondas. Alguna vez conviene aventurar lo menos cuando se ha perdido lo más. El mar no suele tener siempre alteradas sus olas. La desgracia en las personas no siem- pre dura, pues llega tiempo en que és- tas se cambian por la ventura. A AAA AA A A E E MAR El que no entra a nadar, no se ahoga en ef mar. El modo más seguro de evitar los peligros es huirlos, en vez de exponer- se a ser víctima de ellos por querer probar fortuna. Eso es como pretender meter la mar en un Pozo, Manera de dar a entender que una cosa es irrealizable. Es muy posible que haya dado lugar a vulgarizar esta comparación, el hecho de estarse paseando un día San Agus- tín a orillas del mar, con su mente ocu- pada en pretender apurar algunos pun- tos incomprensibles del inefable mis- terio de la Trinidad, en ocasión de ver a un niño muy afanado, aparentemen- te, en meter el agua del mismo mar en un pozo que había abierto en la arena. Preguntóle el Santo qué se proponía hacer con aquella operación, a lo que respondió el niño: «Meter toda el agua del mar en este pozo». «Pero hijo» —re- plicó el santo—, «¿no ves que eso no puede ser?» «Más fácil es esto — res- pondió el párvulo —que llegar tú a comprender en tu limitado entendi- miento la grandeza del misterio en que te estás ocupando». Eso es hablar de la mar. Frase con que se indica que es im- posible la ejecución, o la inteligencia de aquello que se pretende, y también que aun queda mucho por hablar del asunto de que se está tratando. Estar hecho un mar de lágrimas. Llorar con gran desconsuelo. Hablar en la mar, y en ella no entrar. Enseña la conveniencia de mirar los peligros desde lejos. Por una de las construcciones caprichosas de nuestra lengua, empléase en este refrán anti- quísimo la preposición ex, en lugar de la que verdaderamente le correspon- de, de. La mar al más amigo presto le pone en ol- vido. — V. A MUERTOS y a idos no hay amigos. La mar que se parte, arroyos se hace. Demuestra que aun de las cosas más grandes, si se dividen entre muchos, le cabe poco a cada uno. MAR — 35 — Necesitar uno ir a la mar por sal. Dícese del que carece de gracia o ha- bilidad en lo que dice o hace. No entres en la mar cuando está brava. Además de su sentido recto, se usa más comúnmente para aconsejar que no se tome determinación alguna cuan- do se está dominado por los impulsos de la ira. No me fío; la mar quiere pasas. Había en Málaga un comerciante que embarcó para los Estados Unidos un gran cargamento de pasas. Se alistó el barco de papeles y levó anclas con un día hermoso y la mar como un espejo; peroapenas la fragata—que fragata era— hubo pasado de puntas, cuando mandó Dios un temporal deshecho, zozobró el buque y el comerciante vió desde la orilla cómo las olas enfurecidas se tiraban unas a otras las cajas de pasa. El pobre perdió la brújula de la ra- zón, y todas las tardes iba triste y solo a sentarse en la playa. Y es fama que cuando la mar estaba lisa, como una balsa de aceite, movía la cabeza y mur- muraba entre dientes: Vo me fío; la MAR Quiere pasas. Quien anda por la mar aprende a rezar.— V. Si quieres aprender a orar, entra en la MAR. Quien no se aventura, no pasa la mar. Y algunos añaden: y el que se aventura, pierde caballo y mula. Muchas veces es necesario exponer- se a algún riesgo para conseguir el ob- jeto apetecido. Ser una cosa más ancha que la mar. Hipérbole empleada para comparar la anchura de algo. No reza, sin embar- go, esta frase con aquel baturro que, viendo por primera vez el mar, se pre- guntó su Opinión, comparándole con el Ebro, a lo cual contestó: Como más largo, sí me paice que es el mar, pero en cuanti al ancho... Si el mar se casase, había de perder su braveza. Máxima de aquellos maridos a quie- nes ha cabido en desgracia una medía naranja de las de caballería. Si quieres aprender a orar, entra en la mar. Por descreída que sea una persona, MARAVILLA si se encuentra en alta mar sin ver más que cielo y agua, y combatido el buque por una tormenta, tiene que reconocer que hay A/go superior a nosotros, y aun sin pensarlo, acudir en súplica a Aquello, por medio de la oración. Subir la mar. Ir creciendo cuando está menguante, lo que sucede dos veces al día común- mente. MARAVEDÍ.-— No dársele a uno un ma- ravedí, o cuatro maravedis, de una persona o cosa. No importarle nada, no hacer caso o aprecio de ella. No valer dos maravedis. Dícese de aquello que no vale nada, con alusión a la moneda usada antigua- mente de tan exiguo valor. MARAVILLA. — Eso es la octava Mara- villa. Dieron los antiguos el nombre de Las siete maravillas del mundo a los siete monumentos más notables de su época, que fueron: las pirámides de Egipto, los jardines colgantes de Babi- lonia, el templo de Diana en Éfeso, el de Júpiter Olímpico en Élida, el sepul- cro de Mausoleo, el faro de Alejandría y el Coloso de Rodas (1). Posteriormente se ha dado el nombre de octava mara- villa al célebre Monasterio de San Lo- renzo del Escorial, con el cual no puede competir hoy ninguno de los edificios más suntuosos del orbe, aplicándose por extensión este mismo calificativo a todo objeto que por lo raro y mara- villoso atrae con sorpresa la atención de la generalidad de las personas, Ninguna maravilla dura más de tres días. El entusiasmo que causa una cosa, por muy notable que sea, no dura mu- cho tiempo, pues en acostumbrándose la vista se mira ya como una cosa ordi- naria. Ser una cosa yna maravilla. Ser singular y excelente. Hacer alguna cosa a las mil maravillas. De un modo exquisito y primoroso; muy bien, perfectamente. (1) Algunos autores substituyen el templo de | Jerusalén al faro de Alejandría. MARCA MARCA.-— Eso es de más de la marca, o De marca mayor, Manera de declarar que alguna per- sona o cosa es excesiva en aquello de que se trata; y así, se dice: Fulano es ladrón de más de la marca. Mengano ha dicho un desatino de MARCA mayor, etc. MARCELO.— Yo quiero a Marcelo for- que tiene dinero; si le falta, no le quiero. Satiriza a las personas que todo lo hacen por el interés, sacrificándolo todo a los fines utilitarios. Escupe, Marcelo, que te has tragado un pelo. Dícese cuando una persona hace como que se atraganta para no acabar de decir lo que estaba contando y dejar así con la curiosidad a los oyentes. MARCHA.— Abrir la marcha. Ser el primero en decidirse a la eje- cución de una cosa. Batir la marcha, o Batir marcha. Tocarla con el clarín o con el tambor: Doblar las marchas. Caminar en un día la jornada de dos, o andar más de lo ordinario. MARCHANA.— No ¿rsele a uno las mar- chanas. No inmutarse, no acobardarse, no alterarse, no apurarse por nada, tener presencia de ánimo. MAREA.-— Crecer como la marea. Crecer O aumentarse poco a poco alguna cosa, como sucede con las aguas en la pleamar. MAREÍTA.-— Las mareítas de abril, cer- niditas por un mandil. Mareítas llaman en Galicia a los cha- parrones o lluvias ligeras. — Da a en- tender este refrán lo breves y pasaje- ros que son tales chubascos. MARGARITA. — Eso es lo mismo, o vale tanto, como echar margaritas a puer- cos. Se sucle usar de esta frase cuando se destinan objetos de precio para, o se practican acciones recomendables con, personas que no saben estimar en su justo valor aquéllos ni éstas. Anti- quísima es la existencia de esta frase, pues vemos en San Mateo, cap. 1V, v. 6, que ya la usó Jesucristo, diciendo: Vo díis las cosas santas a los perros, ni echéis VUESÍTAS MARGARITAS A los Pucrcos. 36 — | | | | | | | | | MARICA MARGEN. — Andarse uno for las már- genes. No ir en derechura a lo principal del intento. — También se dice Andar- se por las Ramas, con idéntico signifi- cado. MARÍA. — Cual es María, tal hija cría.— V. De tal pato, tal astilla. Después de Maria casada, tengan las otras malas hadas. Manera de demostrar el interés pro- pio, mirando con absoluta indiferencia el ajeno. El que quiere honrar a María, xo pre- gunta por su día. Para ejecutar una buena acción no es preciso aguardar a una oportunidad, puesto que siempre es loable. ¡María!, la del alma mía. Suele exclamarse cuando se oye lla- mar o nombrar a quien lleva el nombre citado, máxime si ésta no se distingue mucho por su carácter gracioso y viva- racho. Pesa presto, María, cuarterón por media libra. —V. Delibra, mozo, delibra, etc. Por aquí pasó Maria; Dios quiera que no pase otro día. Expresión usada por aquel que, es- tando escarmentado de algún daño su- frido, no desea que se repita. Pues Maria bailó, tómese lo que ganó. Da a entender que quien debe sufrir las consecuencias es únicamente el cau- sante del mal. Yo sov doña María de Toledo, que ciento y veinte quintales peso; quien no me creye- re, tómeme en peso. Refiérese a una de las campanas de la catedral toledana, de la cual se dice que, efectivamente, tiene ese respeta- bilísimo peso, y que yo creo muy bien, aunque no sea más que porque no estoy dispuesto a comprobarlo, a pesar de la amable invitación hecha por la intere- sada. Parecerse a las tres Marias. Se suele decir cuando se ven juntas a tres mujeres altas, flacas y vestidas de negro. MARICA. —£so es lo mismo que andar bus- cando a Marica por Ravena. — V. Pre- guntar por un ESTUDIANTE Prieto en Sa- lamanca. MARICASTAÑA Marica, cuécelo con malvas. Da a entender lo poco que se puede fíar de la eficacia de”ciertos procedi- mientos por generalizados que estén, Una marica sola en primavera, pícaro tiempo lleva. La soledad, en las épocas del celo de las aves, no es muy agradable para ellas seguramente. Un marica ¿do y otro venido. Advierte que son más abundantes de lo que muchos creen las personas cuya conducta no es recomendable. MARI-CASTAÑA.-— Ser una cosa del tiempo de Mari-Castaña. Hablando de este nombre D. José Godoy Alcántara en su Ensayo históri- co-etimológico-filológico sobre los apelli- dos castellanos, págs. 68 y 69, dice a este propósito, en nota al pie, lo siguiente: «Esta Mari-Castaña, cuyo apellido creo femenino de castaño, estuvo en el siglo xıv con su marido y dos herma- nos de éste al frente del partido popu- lar de Lugo, que resistía el pago de los tributos que el obispo, como Señor, im- ponía; resistencia en que no escasea- ron excesos y violencias, hasta matar al mayordomo del mismo obispo. La nombradía de hembra tan varonil debió extenderse por la comarca, y no es im- probable que sea la misma que ha asu- mido la representación de vagos tiem- pos remotos. Por lo menos no registra la Historia otra Mari-Castaña más céle- bre ni tanto.» MARIDO.— 4 la que a su marido encor- nuda, Señor y tú la ayuda. Explica ser necesario el auxilio de Dios y las exhortaciones de los buenos para que la adúltera conozca su pecado y se arrepienta. A? marido, amarle como a amigo, y te- merle como a enemigo. Recomienda a la mujer casada que sea con el esposo cariñosa y al mis- mo tiempo respetuosa, evitándole todo motivo de disgusto. Al marido malo, ceballo con las gallinas de par del gallo. Aconseja a las mujeres que tienen maridos de mala condición que el modo de sosegarlos no es reñir, sino procu- rar servirlos con más cuidado y regalo, MARIDO lo que explica el que les den las galli- nas que duermen junto al gallo, que son siempre las más gordas. A mi marido la furia se le pasa, y el de Juana a pellizcos la mata. Da a entender que en ocasiones son más de temer los que menos ruido ar- man cuando se incomodan que los que, como se dice vulgarmente, se les va la fuerza por la boca. Comed, marido, pan y cebolla, que porque sois ruin no os pongo olla. Enseña que la persona que no es ge- nerosa no debe extrañar que se use con ella de igual procedimiento, tra- tándola de cualquier manera. Cornudo sois, marido.— Mujer, ¿quién te lo dijo? Búrlase de la simplicidad de algunos, que aun teniendo delante las pruebas, dudan del hecho probado. El marido a su mujer déle cuanto ha me- nestor. Recomienda para la felicidad domés- tica que la esposa no carezca de nada, tanto en el sentido moral como en el material, pues la que echa de menos algo no es extraño que trate de buscar- lo fuera del matrimonio. El marido kace mujer. La mejor explicación que de este re- frán podemos consignar aquí es la que da D, Antonio de Mendoza en su come- dia El trato muda costumbre, por los términos siguientes: «Su suerte (la de la mujer) cada marido labra con su proceder; todo lo estraga el soberbio, todo lo triunfa el cortés (1). El cuerdo obliga, aventura el necio, manda el cruel, ruega el honrado, y, en fin, El MARIDO hace mujer.» El mejor marido, el que más ha corrido. Porque, saciado de las orgías más o (1 Esta es la única vez que recuerdo haber visto empleado el verbo ¿riunfar como transitivo, pues lo corriente es decir triunfar de. A muy poca costa, por cierto, pudo y aun debió, haber diche el poeta: De todo triunfa el cortés; o bien, Todo lo vence el cortés, ` MARIDO menos borrascosas a que ha concurrido durante su mocedad, se apega más fá- cilmente al cariño doméstico. En el marido, prudencia; en la mujer, paciencia, Siendo el matrimonio un lazo indiso- luble y la igualdad de caracteres tan difícil de hallar, no es extraño ver tan- tos cónyuges separados moral ya que no civilmente. El refrán aconseja para la parte débil la virtud del sufrimiento; pero recomienda a su vez al fuerte me- sura y corrección en todos sus actos. Estas dos cualidades no son, realmen- te, más que hijas de una exquisita edu- cación. Entre marido y mujer, só.o paz debes poner. Los fueros de la amistad obligan a poner en juego todos los medios con- ducentes a hacer que desaparezcan de entre los cónyuges Cualesquiera disi- dencias, en lugar de fomentarlas indi- rectamente. Esperando marido caballero, me llegan ya las tetas al braguero. Satiriza a las mujeres que por el pru- rito de hacer una buena boda dejan pasar las oportunidades, quedándose al fin solteronas para vestir santos. La que mal marido tiene, en el tocado se le parece. La mujer que se ve burlada por el marido suele tomar la revancha, pagán- dole en la misma moneda. La que tenga marido tonto, guárdele el Primer pronto, Aconseja a las casadas que no con- fíen demasiado en la bondad (aparente en no pocos casos) de sus maridos, a quienes suelen calificar de tontos, pues éstos suelen ser los más terribles en la venganza. Llevad vos, marido, la artesa, que yo lle- varé el cedazo, que pesa como el diablo. Es tal nuestra naturaleza y nuestra ambición por la comodidad, que al pró- jimo le cargamos lo más difícil, quedán- donos nosotros con lo más fácil y lle- vadero. Marido ex el lecho, siquiera de folecho. Recuerda que, por lo general, las mu- jeres cifran su ambición en casarse, aunque el marido no satisfaga luego todas sus aspiraciones. MARIDO Marido muerto, siete en puerta. Advierte que el dolor de la viuda suele generalmente encontrar con faci- lidad quien le haga olvidarlo pronto. Marido, zo veas. — Mujer, ciega seas. El modo de no tener nada que echar- se en cara uno a otro cónyuge (o uno a otro partícipe en los mismos intere- ses, etc.), es convenir en disimularse mutuamente sus extravíos, abusos, di- lapidaciones, etc. Marido tras del lar, dolor de hijar. Se demuestra Cuán perjudicial es que el marido no trabaje en la hacienda, permaneciendo todo el día en la casa. Marido y mujer, compañía sin bien. «Entiende si son solos, y no tienen quien los sirva, que es vida trabajosa.» (Hernán Núñez.) Ati marido a/borota la casa y el de Juana siempre calla. —V. Á mi MARIDO la furia se le pasa, y el de Juana a pellizcos la mata, Mi marido es tamborilero; Dios me lo dió y así me lo quiero, Manera de dar a entender que cada uno debe estar contento con su suerte. Mi marido es tonto, y yo vivaracha; cuan- do yo salto, él se agacha. Enseña a desconfiar de los que pare- cen tontos, pues suelen ser más listos de lo que parece, prevaliéndose de su fingida tontería para hacer lo que les viene en gana, por lo mismo que nadie desconfía de ellos. Mí marido va a la mar; chirlos mirlos va a buscar. Contra los noveleros que se huelgan de mentir. Muestra a tu marido el copo, mas no del todo. Recomienda la conveniencia de de- jar siempre desear algo, por lo mismo que tiene el encanto de lo descono- cido. No es nada, sino que han muerto a vuestro marido. Zahiere a la persona que no da im- portancia a cosas graves, Pensé que no tenía marido, y comíme la olla. Se aplica a aquellos que inconside- radamente hacen las cosas y sin pensar más que en lo presente. MARIHUELA Quien no muda marido, buen día no ha tenido. Expresa la satisfacción que experi- mentan algunas mujeres faltando a sus deberes conyugales. Sea marido aunque sea de palo, que por ruin que sea es marido. Reflexión que se hacen todas aque- llas que están rabiando por dejar el estado de soltería. Si quieres ver a fu marido gordito, tras de la sopa échale un traguito. Aconseja la conveniencia de beber vino tras de la sopa o del primer plato en las comidas. Sérvele como a marido; guarte dél como enemigo. Al marido se le debe tratar con todo comedimiento, evitándole toda clase de disgustos porque pueda enojarse. A maridos que se desmandan, los celos los enfrenan. A Si la mujer que se ve engañada pro- cura hacer ver al marido que él, a su vez, puede ser engañado, tornará fácil- mente al hogar para guardar su honra. MARIHUELA. — 7Zocóse Marihuela, y dejóse el colodrillo de fuera. Contra los que por querer hacer bien una cosa exageran tanto las precaucio- nes que incurren en aquello que que- rían evitar. MARIHUELITA. — Marihuelita, g fuis- te a la boda?r— No, madre; jay, estaba muy linda la novia!.., Satiriza a los embusteros, a quienes | se los coge en el embuste con la mayor facilidad, por venderse ellos mismos. MARI-MOCO. — Mari-Moco, sorbe un poco. Dícese a los que tienen el feo vicio de sorberse las secreciones nasales, en lugar de sonarse con el pañuelo, como Dios manda. MARIMORENA. rena. Haber una gran riña o pendencia. El origen de la voz mariímorena se atribu- ye a las quimeras que en otro tiempo suscitó una tal María Morena, por con- tracción AZarimorena, tabernera de Ma- drid. — Véase cómo se explica en este particular D, José María de Zuaznávar en sus Noticias para literatos acerca de Haber una marimo- MARINERO los Archivos públicos de la hoy extinguida Sala de Señores Alcaldes de Casa y Cor- te, y del Repeso Mayor de Corte, folleto en 4.7, de 8 hojas, impreso en San Se- bastián, año de 1834: «Por providencia de la hoy extingui- da Sala de los Alcaldes de Casa y Corte, siendo gobernador de ella D. Andrés Valcárcel Dato, consejero de Castilla, se formó inventario general de las cau- sas Criminales que se hallaban en el Archivo de dicha Sala, posteriores al año de 1542. » Existe todavía bien conservado este inventario; pero en el día no sirve tan- to como pudo servir en otro tiempo, porque las causas criminales anteriores al 1700 se vendieron, y ya no se pue- den examinar aunque las cita el inven- tario. ] » Había entre ellas algunas curiosas, como la formada el año de 1579 contra Alonso de Zayas y Mari Morena, su mu- jer, tabernera de Corte, por tener en su casa cueros de vino y no quererlos vender, Es muy verosímil que el nombre y ape- llido de esta mujer encausada, su clase y la calidad de su culpa, hubiesen dado origen desde el año de 1579 a la expre- sión, hoy muy usual, de l/ariímorena, por pendencia.» MARINA.-— A Marina duélele el tobillo y sánanle el colodrillo, Denota la desproporción de algunos medios para conseguir los fines que se desean. Anda, Marina, de la cámara a la cocina.— V. Teresa, de la cama a la mesa. Sarngraos, Marina; sopa en vino es me- dicina. Recomendación de algún amigo de Baco, para no dejar de beber, aun ha- llándose enfermo. Si Marina bailó, tome lo que halló. Advierte al riesgo que se exponen las mujeres en el baile. Si Marina zo me place, Catalina sí me hace. Manera de indicar que una cosa no se quiere y sí otra en cambio. MARINERO.—Marinero vizcaíno, y mer- cader florentino. Indica ser los mejores en sus respec- tivos oficios. MARIPOSA MARIPOSA. — Mariposa, posa porque te coja. Manifiesta el deseo que se tiene de alcanzar alguna cosa. Mariposa que busca la llama en ella se abrasa. Enseña a huir el peligro para no pe- recer en él, como ocurre a todo el que lo busca. MARIQUILLA.-— Mariquilla compra una saya; ella la compra y luego la vende; ella se entiende, y allá se las haya. Indica que cada cual sabe muy bien el por qué hace las cosas. Mariquilla, di el Padrenuestro. — ¿Todos los días ha de ser esto? Aplicase a los que incurren a menu- do en la misma falta, o a la circunstan- cia enojosa que se repite con mucha frecuencia. MARIQUITA.— Cuando quiere Mariqui- ta, para todo tiene maña. Da a entender que la mayor parte de las cosas no se hacen porque no se quieren, pues la voluntad es el primer factor. Date tono, Mariquita. — V. Darse TONO. MARITORNES. — Parecer, o ser, una Ma- ritornes. El tipo de la moza venteril, creado por Cervantes, ha dado origen a esta comparación para expresar con él el de toda moza fea, zafia y desaseada. MÁRMOL. — Ser más frío, o más duro, que un mármol. Se suele emplear como prototipo de la frialdad, y otras veces como el de la dureza. MARMOLILLO. — Ser un marmolillo. Aplícase a la persona insensible en absoluto. — Igualmente se dice del que es muy bruto y del que se duerme con facilidad, costando trabajo el desper- tarlo. MARMOTA.— Dormir más que una mar- mota. — V. Dormir como un LIRÓN. MAROLA.-— Quien pasa la Marola, pasa la mar toda. El encuentro de las aguas del Atlán- : tico y el Cantábrico se verifica en el Noroeste de España con tanta fuerza, que pone en peligro las embarcaciones | que atraviesan por aquella parte, lla- mada por los gallegos la Afarola. MARTA MAROMA. — Andar uno en la maroma. Tener partido o favor para una cosa. i Toma, maromat! Expresión jocosa que se profiere al dar un objeto o al experimentarse un suceso que no se esperaba. MARQUÉS.—£/ marqués de Santa Cruz hizo un palacio en el Viso, porque guiso- Da a entender que los poderosos ha- cen su voluntad sin limitaciones de ningún género. lr a parar al marqués de la Romana. Dícese, jugando del vocablo, de los escritos o impresos cuyo paradero es el ser vendidos al peso o en la romana para envolver especias en las tiendas. de ultramarinos. Ser uno como el, o sucederle lo que al, mar- qués de Montegordo, que se quedó mudo, ciego y sordo. Serie de calamidades sufridas por este personaje imaginario, creado por el sonsonete, y que se aplican a todo. el que, generalmente por convenien- cia, hace que no ve, oye ni habla, para evitarse compromisos. MARTA.—Acá lo ha Marta con sus pollos. V. Allá se lo haya Marta con sus pollos. Allá se lo haya Marta con sus pollos. Modo de dejar al cuidado ajeno lo- que no nos atañe o importa. Bien canta Marta cuando está harta. — V. BarriGA llena, o el vientre lleno, ala- ba a Dios. Cocale, Marta. El docto médico cordobés Rosal, dice: a este propósito lo siguiente : «Cocar y hacer cocos. Del griego coc- cuzo, que significa lo mesmo; mas cocar la mona, del co, que suena cuando lo hace. Pero cuando oigo decir Cocale, MarTa, que el vulgo piensa que es decir que coque al otro, procede de que anti- guamente acariciaban la mona por esta palabra cócale, como dándole gusto, pues en griego cóccalos es el piñón monda- do y desnudo de la cáscara, que era golosina de monos, de donde nació el refrán: Lo que se quería la MONA: piño- nes mondados; y asimesmo se dice al gato mis, que en griego es el ratón, acariciándole con lo que él apetece.» Como una marta. Aplícase a todo aquello que es sua e MARTE ve, como pasa con la piel de la marta cebellina. Parecerse a Marta Za piadosa. Algunos añaden: que mascaba la miel a los en- Jermos. Frase con que se apellida irónica- mente a la persona, especialmente si es mujer hipócrita y gazmoña, que, apa- rentando interesarse por los duelos aje- nos, busca realmente su conveniencia. Es muy probable que haya existido con este nombre alguna de tantas beatas hi- pócritas y farsantes, como no han fal- tado, ni faltan por desgracia, haciendo su negocio so capa de religión; pues en manera alguna debe referirse el signi- ficado de esta frase a Marta la hermana de María y Lázaro, la cual, ejerciendo el hospedaje más desinteresado y cari- tativo con Jesús, y siendo el tipo de la vida activa en sentir de los Santos Pa- dres, así como su hermana de la con- templativa, mereció ser elevada a los altares. Muera Marta y muera harta. Dícese de aquellos que no se detie- nen en hacer su gusto, aunque les aca- rree un grave perjuicio. MARTE. — Cuando Marte llama a la lid, Minerva se echa a dormir, En los tiempos azarosos de guerra no pueden prevalecer los trabajos cientí- ficos, artísticos ni literarios. MARTES. — Cada martes tiene su domingo. Todo lo malo tiene su compensa- ción. — Nace la frase de la idea vulgar de que los días antiguamente consa- grados al dios Marte eran aciagos. Darle a uno con la del martes. Comentando D. Francisco de Paula Seijas Lozano el Cuento de cuentos de Quevedo, por el texto que fijó y depu- ró D. Aureliano Fernández-Guerra, dice a este propósito: «Zaherir o burlarse de alguno, echán- dole en cara sus defectos»; esto dice la Academia, pero ese no es el significado que resulta de nuestro autor, antes bien parece que se alude a que la mujer de quien va hablando, dió hierbas o tósigo a su marido. Siendo esta la interpreta- ción más natural, también lo será traiga su origen de la maza de Fraga, por ser Opinión del común de las gentes que el MARTES desgraciado caso de Alonso el Batalla dor en 1134 Ocurrió en martes, aunque Zurita cree pasó en viernes . y el vulgo tuvo desde entonces por aciago este día de la semana. Por tanto, y sin ello, hay que desechar lo que en ediciones anteriores de su Diccionario decía la Academia, de que provino la frase de publicarse la Gaceta en martes, pues la Gaceta no corría entre la plebe cuando se escribió el Cuento de cuentos.» Publicado esto en el tomo VITI de mi Refranero general español, hice algunas observaciones al comento de Seijas, manifestando en lo que se refiere al asunto que nos ocupa lo siguiente : «Varios reparos se me ofrecen con motivo de lo consignado en este pasaje del comento. »Primeramente, dice el Sr. Seijas cómo en esta ocasión «parece que se »alude a que la mujer de quien va ha- »blando (el autor), dió hierbas ó tósigo »a su marido». Pero, pregunto yo: cuan- do sienta el autor más adelante (pági- na 70), que «el alguacil gritaba como un »descosido, viendo que la mozuela Je »había dado entre ceja y ceja con la del > MARTES, y tomó la hincha con ella», ¿le propinó igualmente ésta a aquél hier- bas o tósigo?... Yo creo que Dar con la del MARTES no significa latamente, como dice la Academia, «zaherir a alguno »echándole en cara o publicando algún »defecto», sino, de un modo más con- creto, encornudar, o llamar cornudo a alguien. He aquí los antecedentes en que fundo mi aseveración : »Sabido es que los antiguos pusieron el nombre de cuco o cuclillo al marido de la adúltera, entre los latinos curuca, por la razón que expone este tan anti- guo como inmoral cantar de nuestra nación : Soy de la opinión del cuco, pájaro que nunca anida; pone el huevo en nido ajeno y otro pájaro lo cría. Pues bien, queriendo castigar la justi- cia a los tales desgraciados, segura- mente por su exceso de bondad, o fal- ta de precaución, o ambos a la vez, los mandaba emplumar, poniéndoles ade- más unas orejas o cuernos de pluma en MARTES la cabeza, a la manera del cuclillo; cuer- nos que, para mayor afrenta, se los fue- ron aumentando con el tiempo hasta parar en una enramada por el estilo de la que ostenta en su testuz el ciervo. Obligábanles, con el fin de que reme- dasen mejor a aquella ave cuya con- ducta les había servido de modelo, si bien no como agentes, mas como pa- cientes, obligábanles, digo, a que fue- sen contrahaciendo su lúgubre canto cucáú : y paseándolos por las calles de la población, eran azotados por su des- leal consorte, quien, al propio tiempo, lo era por el verdugo. De aquí nacieron los refranes Sobre CUERNOS, penitencia, y Tras CORNUDO, apaleado, Castigo tan infamante se aplicaba los martes, así como el de cortar una oreja a los mal- hechores que eran sentenciados a esta pena aflictiva, de donde provino igual- mente aquel otro refrán de No hay para sada MARTES orejas, Por tanto, ¿parecerá violento que Dar a alguno con la del MARTES €quivalga a dar con la penca la adúltera al marido en martes, o a dar en cara a otro con la penca con que su infiel mujer le diera en semejante día: Más claro : ¿a encornudar, en el primer caso, O a llamar cornudo a alguien, en el segundo»... Al más discreto lector toca decidir. »Respecto a lo sentado por el co- mentador acerca de que «hay que des- >echar lo que en ediciones anteriores »de su Diccionario decía la Academia, >»de que provino la frase de publicarse >la Gaceta en martes, pues la Gaceta no »corría entre la plebe cuando se escri »bió el Cuento de cuentos», confieso mi torpeza: por más que he buscado se- mejante peregrina especie en todas las ediciones del Diccionario académico, no he podido dar con ella; y a la ver- dad, bastantes deslices contienen las ediciones todas del Diccionario oficial, para que vayamos ahora a acumularle milagros que, en mi concepto, ni si- quiera ha soñado en hacer.» lin martes, ni te cases ni te embarques. De la revista intitulada Alrededor del Mundo, publicada en esta Corte hace unos años, copio lo siguiente en con- testación dada por D. Fernando Lés- — 42 — MARTES ton, con motivo de querer averiguar el origen de este refrán: «Gran descalabro fué el que sufrie- ron los aragoneses y los valencianos el año de 1276 en los campos de Luxen. >En efecto; convaleciente aún D. Jai- me I el Conquistador de una enferme- dad, permaneció en Játiba, ordenando a sus capitanes que acudieran con sus tropas a contener y combatir a nume- rosa hueste mora que se hallaba en Luxen. Allí se trabó la encarnizada ba- talla, cuyo resultado, por mal consejo de los caudillos, fué adverso, o, mejor dicho, desastroso para las armas cris- tianas, según nos cuentan el P. Maria- na y Jerónimo de Zurita, los cuales afir- man que, desde este día, se tuvo al martes por día infausto. »Dice el primero en el libro XIV, ca- pítulo II de su Historia de España: «Al »tiempo que el rey estaba en Játiba, los »suyos fueron destrozados en Luxen; »el estrago fué tal y la matanza, que »desde entonces comenzó el vulgo a »llamar aquel día, que era martes, de »mal agiiero y aciago.» » Y Zurita, en sus Anales de la corona de Aragón, libro MI, cap. C, lo refiere así: «Llegaron a Luxen los nuestros »muy cansados y fatigados del grande »calor que hacía; y a vista de Luxen »descubrieron los enemigos, que eran »quinientos de a caballo y tres mil de »a pie; y tuvieron con ellos una muy >»brava batalla, y fueron los nuestros >»vencidos, y murieron D. García Ortiz >de Azagra y un hijo de D. Bernardo »Guillén de Entenza, y tanta gente de »caballo y de pie de Xátiva, que quedó »aquella villa por este destrozo muy »yerma; y por esta causa, según Marsi- »lio escribe, se decía aún en su tiempo, >»por los de Xátiva, €/ MARTES actago.>» >»Impresionado D. Jaime por esta de- rrota, entregó el mando del ejército a su hijo D. Pedro, encomendándole la prosecución de la campaña, y él se re- tiró a Algecira (Alcira), y agravado en su dolencia, se trasladó a Valencia, don- de entregó su alma a Dios el 27 de julio del mismo año 1276. >Tal fué el hecho que ha dado origen a la general preocupación, que aun sub- MARTILLO — 43 — siste en España, de considerar a este día de la semana como aciago; y conse- cuencia de ello es, sin duda alguna, la consabida frase: xn MARTES, ni te cases ni te embarques.» En martes, zi tela urdas ni hija cases.— V. En MARTES, ni te cases ni te embar- ques. ¿Martes? —De mierda te kartes. Hemos dicho en varias Ocasiones de este Diccroxarto que una gran parte de los refranes y frases tienen su ori- gen en el sonsonete y no en una causa lógica. Nos hallamos en presencia de uno de ellos, así como cuando en el LUNES se dice con mierda te desayunes, No creemos que nadie sea capaz de dar explicación a lo que no la tiene. No hay para cada martes orejas. No todo lo que se quiere se encuen- tra siempre a disposición de uno.— La alusión, aunque algo remota en cuanto al significado, se funda en que dicho día de la semana era el antignamen- te destinado en la Legislación españo- la para cortar las orejas al delincuen- te que era sentenciado a experimentar tan aflictiva pena. — En el Guzmán de Alfarache (parte I, libro II, cap. IX) se lee: «Asentóme (el capitán) en su es- cuadra y a su mesa, tratándome siem- pre con mucha crianza; y en remunera- ración dello lo comencé a regalar y a servir, echando de la mano como un príncipe, cual si tuviera para cada MAR- TES Orejas.» Sobrar para martes. Ser por extremo desventurado o de mal agúero. — «¿Quién eres — le dije — tan aciago, que, como dicen, fara MAR- TES Sobras?» (Quevedo.) MARTILLO.— Cuando seas martillo, da; cuando seas yunque, recibe. —WV. Cuando AYUNQUE, Sufre; cuando mazo, tunde, MARTÍN. — Estar a dale que le das, y aprie- ta, Martín. Dícese del que insiste pesadamente en una materia o pretensión, molestan- do con ello. Tan honrado es Martín como su rocin, — V. Tan bueno es Pebro como su compa- HErOo. Llegarle, o venirte, a uno su San Martín. Da a entender que al que vive en MARZO placeres le llegará día en que tenga que sufrir y padecer. - MARTÍNEZ. -— Martínez de la Rosa y la Lotería se murieron en un día. Martínez de la Rosa falleció el 7 de febrero de 1862; la Lotería primitiva o antigua, creada por Carlos IlI en 30 de septiembre de 1763, a instancias del marqués de Squilache, y cuya primera extracción se celebró en 10 de diciem- bre de dicho año, quedó abolida de real orden en el mencionado día del falleci- miento de D, Francisco Martínez de la Rosa, y en vísperas del sorteo de la misma, pretextando el Gobierno que era un arbitrio ocasionado a conflictos para el Tesoro. Asegúrase, en efecto, que unos cuantos cabalistas habían tra- zado cierta combinación de números que forzosamente tenían que salir pre- miados, y, no así como quiera, sino en disposición de poner en grave aprieto ala Hacienda; de ahí la resolución enér- gica tomada oportunamente por el Go- bierno de la nación. Otros sostienen que la supresión de dicho juego se ve- rificó el 4 de mayo del mismo año, con lo cual discrepan las fechas en cuanto al mes y al día, y resulta falso el refrán. MÁRTIR. — Primero morir mártir que confesor. Locución con que se explica la difi- cultad y resistencia que algunos mues- tran para declarar lo que se pretende saber de ellos. MARZO. — Cuando en marzo hay nieblas, mayo nieva o hiela. La presencia de aquel fenómeno físi- co en el mes indicado, suele ser pre- cursor de estos otros en el mes de las flores. Suele ser un caso raro; pero no ciertamente imposible, particularmen- ¿te en algunas regiones. Cuando en marzo oigas tronar, vende los bueyes y cómete el par. En varias regiones españolas, si se ha de creer este adagio, son de mal pronóstico los truenos en el mes de marzo, por lo que aconseja que se ven- dan los bueyes, o sea que no se haga faena alguna en el campo. Cuando en marzo se arrulla la perdiz, año feliz. Según los labradores, la circunstan- MARZO cia que indica este refrán es señal de que será abundante la cosecha. Cuando marzo mayea, mayo marcea. Da a entender que cuando en marzo hace buen tiempo, suele hacerlo malo en mayo. Cuando marzo se va a abril, en él debe de venir. Indica que cuando la temperatura del primero es parecida a la que gene- ralmente hace en el segundo, no es de extrañar que en éste se verifiquen los cambios propios de las inconsecuencias marzales. Cuando marzo vuelve el rabo, ni deja pas- torenzamarrado ni carnero encencerrado. Denota la inconstancia de este mes y lo perjudiciales que suelen ser los temporales y recias heladas con él. De marzo a la mitad, la golondrina viene y el tordo se va. Si el mes de marzo es bueno, acuden las golondrinas presagiando la prima- mavera, al paso que el tordo huye. En marzo, calor temprano, es para los campos sano, A La elevación de temperatura en el mes indicado es muy conveniente para los sembrados. En marzo, el sol riega y el agua quema. Expresa que en este mes es más ne- cesario para el campo el sol que los riegos. En marzo, la pepita y el garbanzo. Indica que el citado mes deben sem- brarse los melones, sandías, calabazas y garbanzos. En marzo, las lluvias; en abril, las hier- bas, y en mayo, las flores, gran año de la- bradores. Expresa que las circunstancias indi- cadas presagian una buena recolección. En marzo poda el ricacho; en abril, el ruin. Da a entender que los labradores acomodados, como disponen de medios para ello, hacen en este mes las labores propias del mismo, para obtener el me- jor producto de sus campos. En marzo podar y cavar, si quieres fruta recolectar. | Aconseja se hagan estas operaciones agrícolas en el tercer mes del año, a fin ¿de que a su debido tiempo se: hallen los frutos en sazón. =- A o e a a MARZO En marzo, saca la cabeza el lagarto. Porque comienza a hacer buen tiem- po, cosa que no hace cuando reina el frío, pues no sale de su guarida. En marzo sale la hierba aunque le den con un mazo, y en abril, en cada re- gacil. Expresa la abundancia y facilidad con que crece la hierba en estos dos meses. En marzo se esguilan los burros. ` Dícese por broma a los que se cor- tan el pelo en este mes. En marzo tronar, cosa es de extrañar, Indica que en este mes no suelen ser muy frecuentes las tormentas. En marzo, tu gar banzal, ni nacido ni por sembrar. Algunos añaden: sí la tierra no bufa. Recuerda que en este mes debe sem- brarse el garbanzo. Entre marzo y abril sale el cuclillo del cubil, y con la nieve no quiere venir. El cuco o cuclillo es un ave que teme al frío; su presencia en los.meses indi- cados presagia un buen tiempo. La que en marzo veló, tarde acordó, Porque ha pasado en el ocio la tem- porada de las noches largas. Lo que en marzo has de sembrar, por fe- brero has de binar. Aconseja que se pase la reja en los campos de labor por segunda vez, si se quiere hacer una buena siembra. Marzo de lluvias cargado, año muy des- graciado. La abundancia de aguas en este mes es malo para el campo. Marzo loco, abril no poco. Expresa la poca fijeza en la tempe- ratura de estos dos meses. Marzo marceaba, y en abril agua nevaba. Da a entender que cuando la prima- vera se presenta retrasada, los efectos del mal tiempo se dejan sentir también en el mes de abril. Marzo marceador, que de noche llueve y de día hace sol. Alude a la inconstancia del temporal en dicho mes. Marzo marcero: por la mañana, rostro de perro, y por la tarde, valiente mancebo.— V. Marzo marceador, que de noche llueve y de día hace sol. MARZO Marzo pardo, señal de buen año. Enseña cuánto conviene que haya temporales en dicho mes. Marzo saca a su padre al sol, y luego le apedrea, En este mes, considerado y con ra- zón en España, o, por lo menos, en al- gunas regiones, como uno de los más inconsecuentes en cuestiones atmosfé- ricas, no es extraño ver días espléndi- dos de sol, sin perjuicio de que grani- ce a las pocas horas, cuando ya no lo hace hallándose aquel astro en todo su apogeo. Marzo se lleva la culpa, y abril nos quita la fruta. Como siempre es bueno que haya alguien a quien acusar de todos los ma- les que nos suceden, no es extraño que al perderse la fruta digan los hortela- nos en abril que el mes anterior era e] causante de que haya en el mercado poca y mala, a fin de cobrarla más cara. Marzo ventoso y abril lluvioso, hacen el año fecundo y gracioso. Estas circunstancias en los meses in- dicados presagian un año próvido en frutos. Marzo ventoso y abril lluvioso, sacan a mayo florido y hermoso. Variante del anterior, aunque en este se restringen las condiciones a sólo el mes de las flores. Ni que me siembres en marzo, ni que me siembres en abril, hasta mayo no tengo que salir. Alude a la patata, que sólo se recoge en el mes de mayo. No ha de llover en marzo más de cuanto se moje el rabo del gato. Da a entender que las lluvias en este mes no deben ser muy persistentes. Quien en marzo no poda su viña, pierde la vendimia. Enseña la conveniencia de llevar a cabo en marzo la operación agrícola in- dicada. Sacarme de marzo, aunque sea en un zarzo. Expresa el deseo de pasar pronto este mes inconstante, y que suele traer en jaque a los labradores. Si marzo zo marcea, abril acantalea. Como marzo tiene fama de inconse- cuente en lo tocante a temperatura, el — 45 — MÁS año que se muestra algo más serio es temido por los labradores, por presa- glar que en el mes siguiente serán fuer- tes y abundantes las granizadas. Si marzo vuelve el rabo, no queda oveja con pelleja ni pastor enzamarrado. Demuestra la inconstancia de la tem- peratura en este mes y lo periudiciales que suelen ser los hielos con él. Tam- bién se dice: Cuando MARZO vuelve el rabo, ni deja pastor enzamarrado, ni car- nero encencerrado. (Véase.) Si truena en marzo, aprieta las cubas con el mazo. Indica, según los labradores de algu- nas provincias, que los truenos en el mes citado pronostican que ha de ser abundante el producto de los viñedos. MARRAJO.-— Hacerse el marrajo. Dícese de toda persona cauta, reser- vada y maliciosa, y que encubre su da- ñada intención para lograr mejor sus fines perversos, con alusión a la astu- cia de que se halla provisto el pez lla- mado marrajo o tiburón cuando pre- tende cebarse sobre su presa. De aquí provino seguramente el adjetivo ma- rrajo, aplicado al toro o buey malicio- so e intencionado que lleva la cabeza baja con el objeto de arremeter a golpe seguro; por lo cual se dice también de la persona que se halla en las condi- ciones indicadas, que parece un toro MARRAJO. MARRANO.-— Ser un marrano. Dícese de toda persona sucia y des- aseada. También se aplica a la que es baja y ruín en su proceder. MARRAS. — Lo de marras. Se deriva esta voz del adverbio ára- be marrat, que significa «en tiempos pasados». Nuestro poeta Gonzalo de Berceo lo usó en la copla 206 de la vida de San Millán, y el padre Sarmiento muestra en la interpretación de esta palabra sus profundos conocimientos en la lengua arábiga; pero sin deducir más consecuencias que la arriba apun- tada. MÁS.—A quien más tiene, darle más.— V. A cocuino gordo, untarle el rabo. De poco más o menos. Aplícase a aquellas personas que no son de gran categoría, así como a las MASA cosas que mo valen mucho o son de poca importancia. Es hábil, pillo, tonto, etc., como el que más. Se dice de aquella persona que re- une cualquiera cualidad en tan alto grado, como pueda tenerla el indivi- duo que más se distinga en ella. No se debe dejar lo más por lo menos. Aconseja, como un principio de sen- tido común, que no se abandone lo bueno que se posee por lo regular que se nos puede ofrecer. Quien ha pasado, o sufrido, lo más, que pase, o sufra, lo menos. Fórmula consolatoria con la cual se exhorta a aguantar pacientemente has- ta el fin el daño que ya se había comen- zado a sufrir. Quien no es más que otro, no merece más que otro, Principio igualitario que indica cómo se debe tratar a las personas que dis- frutan de igual categoría. Sz más zi más. Hacer una cosa sin reparo, precipi- tadamente, sin causa justificada. Tanto es lo de más como lo de menos. Todo extremo es vicioso, pues la exageración en todo orden de cosas no produce buenos resultados. MASA.— De mala masa, un bollo basta. Cuando se compre por necesidad al- guna cosa que no reuna buenas condi- ciones, solamente se debe tomar lo pre- ciso. Estar, o tenerlo, en la masa de la sangre. Ser connatural a una persona aquello de que se trata. La masa y el niño, en verano han frío. Aconseja el cuidado que debe tener- se con las cosas que, por su naturaleza, son delicadas. No está la masa para picos. —V. No está el morxo para bollos. Traer la masa rodando. Entenderse dos o más personas en- tre sí para ocultar las trapacerías que se llevan a cabo, y de las cuales se be- nefician, ya unos, ya otros, con el silen- cio y complicidad de los otros. MASCAR. — Afal mascado y bien remo- jado. Zahiere a los bebedores viejos. e ae | MATA Se mascan, pero no se tragan, Dícese de dos o más personas que, aunque se hablen o traten bien, se pro- fesan mutua aversión. MASCARILLA.— Quitarse uno la mas- carilla. — V. Quitarse uno el EMBOZO. MASCARÓN. - Parecer un mascarón de proa. Ser sumamente fea una persona, ima- gen o animal. — Alude a los figurones, generalmente grotescos, que solían lle- var en la parte delantera del casco algu- nas embarcaciones, y que servían para conocerlas y diferenciar unas de otras desde gran distancia. MASCOTA.-— Ser la mascota de uno. Neologismo importado del francés para expresar la superstición con que se considera por algunos a tal persona, animal u objeto, como su elemento de salvación, sombra protectora o numen tutelar. MASTICAR.— Dime cómo masticas y te diré cómo digieres. La operación de mascar los alimen- tos, a que generalmente se suele dar poca importancia, la tiene y muy gran- de, pues la comida bien masticada se digiere pronto, con facilidad y sin peli- gro; en tanto que los manjares que se degluten sin ir bien preparados por los dientes, necesitan una laboriosa diges- tión, ocasionando en no pocas ocasio- nes cólicos y otros desarreglos intesti- nales. MASTÍN.—Mastín que no muerde ni ladra no le tengas en tu casa. Aconseja que se enajene aquello que no sirve para nada, como ocurre con el perro que, teniéndolo para guardar el ganado, ni lo defiende ni avisa el peli- gro en que éste se puede hallar. MATA. — ¡Aquí está Mata! — Pues aquí” está quien lo mata. Alude a que en la batalla que se dió en Chuguinga (Perú) a fines del siglo xv, pensando un mozo llamado Gonzalo de Mata que en su solo nombre lleva- ba un como talismán para hacerse te- mer dondequiera que se presentase, se: arrojó en lo más recio de la pelea, gritando desaforadamente: «¡Rendirse, rendirse, que aquí está Mata.» «¿Si? — replicó uno de los enemigos —; pues MATACHÍN aquí está quien lo mata», de donde se originó el susodicho proverbio. — Véa- se Donde las DAN, las toman. De mala mata nunca buena zarza. De ruines y viciosos principios no deben esperarse buenos y virtuosos fines. Entre Mata y Morata fuésele la gata. Indica que por mucho cuidado que se tenga, en poco tiempo se pierde lo que se tiene más interés en guardar. La mata en barbecho ajeno a nadie estorba. Los males que no nos ocurren a nos- otros no suelen preocuparnos. Saltar uno de la mata. Darse a conocer el que estaba oculto. Seguir a alguno hasta la mata. Perseguirle y acosarle con ahinco y empeño hasta no poder más. Ser como la mata de albahaca, que muchos la huelen y pocos la catan. Aplícase generalmente a aquellas jó- venes solteras que, aun viéndose muy festejadas por muchos hombres, no hay ninguno que se decida a hablarles de matrimonio. Ser todo matas y por rozar. Dícese del negocio enmarañado que dificultosamente se puede desenredar o aclarar. MATACHÍN. — Dejar a alguno hecho un matachín. Dejarlo avergonzado y corrido. — Alu- de a la variedad de colores que lleva- ban antiguamente en su ropaje los ma- tachines, y a que de aquel a quien se sonroja se suele decir que se pone de mil COLORES, O QUE 42 COLOR se de va y otro se le viene. MATADERO. — /r, o venir, o llevar, a otro al matadero. Meterse o poner a otro en peligro evidente de perder la vida. MATADURA. duras. Zaherirle con aquello que sicnte más o que le causa más enojo y pesadumbre. MATANZA.-— Andando con matanza, da hocicada. El andar manejando viandas grasien- tas produce hastío, MATANZAS.— Como en Matanzas, tam- bién sin camisa. Comparación cubana, que advierte | Dar a uno en las mata- ` MATRACA que los de última condición social se- hallan mal en todas partes. MATAR. — 4/ matar de los puercos, pla- ceres y juegos; al comer de las morcillas, placeres y risas; al pagar de los dineros, pesares yduelos.—V.Al rrReír serd el retr, y al pagar será el llorar. Entre todos la mataron y ella sola se murid. Censura el achacar a una sola perso- na O causa el daño producido por mu--. chas y que nadie remedia. Estar a matar con uno. Estar muy enemistado o irritado- con él, Matarse for una cosa, Hacer vivas diligencias para conse- guirla. Mátalas callando. Dícese de la persona que con maña y secreto procura conseguir su in- tento. ¡Que me maten! Úsase para asegurar la verdad de una cosa. MATE.— Dar mate a uno. Zumbarse, burlarse de él con risa. Dar mate ahogado. En el juego del ajedrez, estrechar al rey sin darle jaque, de manera que no tenga donde moverse. MATEO.—Mateo, 7a burra tira peos. Frase que se suele decir cuando se oye llamar, sobre todo si es a voces, a una persona que lleva el nombre del evangelista citado. MATERIA.— Entrar en materia. Empezar a tratar o hablar de ella de intento, después de un exordio más o menos extenso. Cocer, o cocerse, las materias. Llegar a corromperse del todo los. humores que hay en las heridas, llagas o apostemas, hasta ponerse en estado. de reventar o poderse abrir. MATITA.—¡ Ya te veo, matita de poleo! Dase a entender con esta frase que se ha penetrado las intenciones de quien habla, por mucho que las quiera disimular. MATRACA.—Dar matraca. Zumbar a alguno, burlarse de él. — Dar ruido, tormento, molestia conti- nuada. MATRIMONIO MATRIMONIO. — Algo tendrá el matri- monio, cuando necesita bendición de cura. —NW, Algo tendrá, o tiene, el AGUA cuando la bendicen. Consumar el matrimonio, o consumir el matrimonio. Tener los legítimamente casados el primer acto en que se pagan el débito conyugal. Contraer matrimonio. Celebrar el contrato matrimonial. El matrimonio es de todas las cosas se- rías, la más divertida. Da a entender que al casarse nadie piensa sino en las alegrías y placeres que trae consigo el matrimonio, sin reflexionar en que son mayores los de- beres y obligaciones que se contraen. El matrimonio procede del amor, como el vinagre del vino. Expresa que la felicidad conyugal nace de que la unión se haya verificado por el amor verdadero de los contra- yentes, y no por causas mezquinas, ta- les como la riqueza, los honores, el compromiso, etc. Matrimonio bien avenido, la mujer junto al marido. Los bien casados parecen mejor siempre unidos que marchando sepa- rados por caminos distintos, tanto mo- ral como materialmente. Matrimonio y mortaja, del cielo baja. Da a entender cuán poco valen los propósitos y pronósticos humanos con relación al casamiento y la muerte. Matrimonio y señorío no quieren furia, o fuerza, ni brío. Los casamientos se han de hacer a gusto y voluntad de los contrayentes, así como los superiores han de tratar suave y benignamente a sus súbditos. Pesar más que un mal matrimonio. Dícese de aquello que tiene mucho peso, aludiendo a la simbólica cruz del matrimonio, tanto más difícil de sopor- tar cuanto peor se llevan los intere- sados. Matrimonios fo» amores causan, o traen, muchos sinsabores. Cuando se celebra la unión conyu- gal sin tener medios para subsistir de- corosamente, pasado el primer tiempo tienen que surgir disgustos, por muy a = re MAYO grande que fuera el cariño que aporta- ron como único bien al matrimonio. MATRONA.— La casta matrona, obede- ciendo a su marido es señora. La obediencia al marido es la cuali- dad más recomendable de la mujer ca- sada, toda vez que no por ello se reba- ja, sino que crece en mérito a los ojos del esposo, que a su vez la considera como ama y dueña de todo. La casta matrona, obedeciendo manda, Ligera variante del anterior en la forma; pero idéntico en el fondo. Las matronas hermosas, no necesitan en- galanarse. Su honestidad y belleza naturales valen más que todas las joyas que pu- dieran lucir en su cuerpo. MAULA.— Ser uno buena maula. Ser taimado y beilaco o de condicio- nes poco recomendables. MAYO.-—AÁre quien aró, que ya mayo entró. Recomienda que deben hacerse las labores del campo antes de dicho mes. Cuando en mayo no hay lodo, se pierde todo. Alude a la necesidad de la lluvia para los campos que ha debido caer en el mes anterior, enlodando las tierras de labor. Cuando mayo va a mediar, debe el invier- no acabar. No debe tomarse en este refrán al pie de la letra la palabra invierno, pues sabido es que éste termina oñicialmen- te con la entrada de la primavera (21 de marzo); pero como ésta no deja de ser algo revuelta por las desigualdades de temperatura, lluvias, nieves, etc., en algunas regiones de España, lo que el labrador quiere dar a entender con el refrán es: que a mediados de mayo debe comenzar el tiempo estable insi- nuándose el calor paulatinamente para que la tierra dé los frutos apetecidos. Dijo mayo a abril: aunque te pese me he de reir. Expresa la hermosura de este mes, aunque el anterior haya sido lluvioso y desigual. En el mes de mayo, deja la mosca al buey, y toma al asno. Da a entender que en esta época ya empieza a sentirse el calor en algunas MAYO regiones, de lo cual es una de las seña- les lo indicado en el citado refrán. En el mes de mayo, el mastin es galgo. Quiere decir que en el mes cita- do, cualquier perro es bueno para la Caza. En mayo, junio, julio y agosto, ni caraco- les, ni venus ni mosto. Aconseja que no se abuse de las co- midas indigestas ni del vino en estos meses calurosos. Respecto de la vezus, véase lo dicho en el refrán junio, julio y agosto, señora, no os conozco, O no $SOy vostro (tomo I, pág. 503 de este Dic- CIONARIO). En mayo, la hoz en la mano; la del heno que no la del centeno. Indica el género de labor agrícola a que debe dedicarse el labrador en este mes, l En mayo mucho calor aumenta la fro- ducción. Manifiesta lo mucho que favorece la temperatura cálida al brote de los sembrados. En mayo, pájaro igualado. Por ese tiempo ya están vestidas de plumas las aves. En mayo quemó la vieja el escaño, y en junio no lo quemo porque no lo tuvo. Da a entender que en algunas regio- nes el frío es tan grande en el mes de mayo y aun en el dejunio, que hay que procurarse leña por todos los medios para calentarse. En mayo, todo espigado. Expresa que en este mes ya han ]le” gado las plantas a su crecimiento. En mayo, tu melonar, ni nacido ni por sembrar, Recuerda que en este mes deben sembrarse los melones y sandías. Entra mayo y sale abril; si no canta el cucubil, por muerto le recebid, Indica que si no se escucha el cucli- ilo al empezar el mes de mayo, es se- ñal de mal tiempo. Más largo que mayo. Comparación empleada para ponde- rar la gran extensión de una cosa, y que obedece al capricho, pues si bien es cierto que este mes es largo por te- ner treinta y un días, lo mismo podría decirse de enero, marzo, agosto o di- IR a -e a ae a e a r a a. MAYO ciembre, que se hallan en igualdad de circunstancias. Mayo caliente y lluvioso ofrece bienes co- piosos. El calor mezclado con alguna lluvia en el mes de mayo, es presagio de co- sechas buenas y abundantes. Mayo come trigo, y agosto bebe vino. Indica ser estos los meses en que ya se hallan en sazón los respectivos frutos. Mayo, cual lo encuentro, o lo hallo, tal lo grano, Enseña que ya en aquel mes no ha- cen nada los sembrados, sino granar tal como se halla. Mayo frio, poco y tardío. Da a entender que cuando en este mes es baja la temperatura, los produc- tos del campo, sobre retrasarse, suelen ser escasos. Mayo hace el trigo, y agosto el vino. — V. Mayo come trigo, y agosto bebe vino. Mayo hortelano, mucha paja y poco grano. Indica ser éste ordinariamente el re- sultado de la cosecha cuando en mayo llueve mucho. Mayo loco, fiestas muchas y pan poco, El mes de mayo ha sido siempre en la capital de España uno de los que más días festivos ha tenido. Celébranse en él, aparte de los cuatro o cinco domin- gos que le corresponden, la fiesta del Trabajo, día 1; la de la Independencia española, el día 2; San Isidro, patrón de Madrid, el 15, cuya romería dura una semana, y algunos años, más, si el tiempo ha estado lluvioso, y la Ascen- sión o el Corpus, cuando no los dos jun- tos, si aquélla cae baja. Viene a resul- tar, por tanto, medio mes laborable. Y no quiero hablar del ensayo que se hizo hace ya bastantes años (y que no resultó, por cierto) de trasladar la típi- ca feria de San Mateo al mes que nos ocupa. De todos modos, los días en que no se trabaja no son pocos, y al no tra- bajar y no ganar no puede estar muy abundante el pan. Mayo mangonero, pon la rueca en el hu- mero. Decíase por las muchas fiestas que había en mayo, con alusión a las man- gas de las parroquias. MAYOR Mayo muy lluvioso, en la huerta, feo, y en el campo, hermoso. Indica que si para las hortalizas da mal resultado la lluvia en este mes, no pasa así con los trigos. Mayo pardo, señal de buen año. Para los labradores es buen presagio el que sea lluvioso el mes citado. Mayo tiene la lomada, y junio le saca el alma. Da a entender que en el mes de mayo están en todo su vigor los campos, y que en el siguiente, se obtiene de ellos los productos. ón y junio, haciendo un mes, el mejor “Z del año es. Cuando la temperatura del mes de junio se parece a la de su antecesor, forman una primavera continuada su- mamente agradable. Mayo y septiembre son dos hermanos: uno en invierno y otro en verano. Alude a que ambos meses suelen ser muy bonancibles por su temperatura, que no es extremada ni en frío ni en calor. Por mayo, ríos muy llenos preludian los grandes truenos. La abundancia de lluvias en este mes suele ser presagio de grandes tor- mentas. Ser como el mayo de Portugal, que lo car- garon de joyas y se alzó con todas, Se emplea para recordar lo arriesga- do que es fíar a otro prendas o cosas de valor. Si no hubiera mayo no habría mal año. Alude a la facilidad con que, por cau- sa del temporal, se suele desgraciar la cosecha en dicho mes. Vivir y vivamos, que adelante es mayo. Expresa la confianza que se tiene en las adversidades, de que no han de tar- dar en venir tiempos mejores. MAYOR.—A los mayores en edad, digni- dad, saber y gobierno. Fórmula de respeto con que se cede la primacía de cualquier acto a la per- sona a quien deseamos honrar por ser superior a nosotros. Alzarse a mayores. —V. Querer alzarse a MAYORES. Los mayores, para los mejores. Expresa que los toros más corpu- MAZA lentos deben ser reservados para los toreros más hábiles. Querer alzarse a mayores. Ensoberbecerse, elevándose más de lo que le corresponde. Subirse a mayores.— V. Querer alzarse a MAYORES, MAYORAZGO.—Mayorazgo de tiña el que sólo consiste en viña. Ridiculiza aquellos capitales que tie- nen más de apariencia que de valor real. MAZA. — ¡Daca la maza, que la lleva el borriquito que va a la plaza! Cuando en tiempo de carnaval se le pone a alguna persona a hurtadillas una maza o rabo de papel u otro objeto aná- logo, suelen prorrumpir en ese estribi- llo los circunstantes. La maza de Fraga, que saca polvo debajo del agua, Manera de motejar a la persona que tiene grande autoridad en todo lo que dice. — Se da la misma calificación a ciertas palabras sentenciosas o verda- des desnudas, que hacen gran impre- sión en quien las oye. — Aplícase tam- bién a la persona que se pone pesada repitiendo y cansando a los circunstan- tes con una misma cosa. He aquí el origen de estas compara- ciones: «Existe en Fraga, ciudad de la pro- vincia de Huesca, de cuya capital dis- ta 19 leguas, una famosa y antigua maza, cuya celebridad ha dado origen a esta frase comparativa, queriendo pin- tar, bajo la imágen del peso enorme de esta máquina, la idea de que muchos con su pesadez e importunidad logran hasta lo que parecía imposible. Este instrumento, pues, de formas idénticas a las de un mazo, es de figura cuadra- da, si bien tiene más de ancho que de largo; está forrado de hierro y se em- pleaba en la composición del puente de madera por medio de un aparato formado de dos vigas de mucha eleva- ción, a donde subía la maza, despren- diéndose con violento ímpetu por entre las dos vigas, y dando sobre la estaca que se deseaba clavar, lo cual hacía que la composición del puente fuese instan- tánea. MAZACOTE >En la actualidad ha dejado de des- tinarse a dicho objeto, toda vez que el puente ha sido substituído por uno col- gante de la mayor consistencia.» Parecer la maza y la mona. Dícese cuando dos personas van uni- das siempre a todas partes. MAZACOTE.-£star hecho un mazacote. Se aplica al guiso, vianda o cualquier manjar, que, por haberse quedado de- masiado espeso o seco, se asemeja a la mezcla así llamada de que usan los albañiles. — También suele decirse del hombre molesto, pesado e indigesto en su conversación o en sus escritos, que ES UN MAZACOTE. MAZADA. — Dar la mazada. Hacerse el encontradizo; dar de ma- nos a boca con uno, como al acaso. MAZAGATOS. — Haber las de Maza- gatos. Haber una gran pendencia o riña. — También se dice: Waber la de San QUINTÍN. MAZO. — Parecer un mazo, o un mazo de batán. Ser alguna persona pesada y molesta por extremo. Pescar con mazo no es renta cierta. Dícese de los que aplican medios in- congruentes para la consecución de un fin cualquiera. MEAJA.— Lo mismo que meaja en capilla de fraile. Modo de dar a entender lo poco que vale alguna cosa, tanto porque la meaja era una moneda insignificante, pues va- lía la sexta parte de un maravedí, cuan- to porque, recolectando los religiosos en otros tiempos crecidas limosnas, da- ban naturalmente poca importancia a una meaja más o menos que les echa- ran en la capilla. Adás vale meaja que pelo de barba, Aconseja que se conforme uno con todo, por poco que valga, por aquello de que más vale ALGO que nada. MEAR. — Ser una gosa para mear y no echar gota. Ser algo chocante, peregrino, raro. — Equivale también a la frase tener BEMO- LES, en su segunda acepción. (Véase.) Ser más viejo que el mear. —V. Ser más viejo que SARA. — 5I — MEDIA MECA. — Por las reliquias de Meca. Fórmula de juramento burlesco em- pleada cuando se afirma una cosa que no es verdadera. Voto a la casa de Meca. — V. Por las re- liguias de Meca. MECHA. — Aguantar, o sufrir, uno la mecha. Resignarse a experimentar alguna molestia o extorsión. Alargar uno la mecha. Alargar una dependencia voluntaria- mente por un fin particular. — Aumen- tar la paga. Cuando viene la mecha, no aprovecha. Dícese de aquello que llega tarde para resolver un conflicto o una difi- cultad. Pues que gana, sufra la mecha. Recomienda al que sale beneficiado en algo que tenga paciencia para resis- tir los inconvenientes que puede tener. MEDALLA. — Zso es medalla, o moneda corriente. Se dice de todo aquello que circula fácil y libremente sin hallar obstáculo ni impedimento alguno a su paso, como noticias, doctrinas, etc., a la manera que la moneda legal y usual no es re- chazada por nadie. Vo hay medalla que no tenga su reverso. En este mundo no hay cosa que no tenga su lado o su parte triste. MEDELLÍN.-— Malo Medellín, bueno Me- dellín, Zéle aquí viene Lázaro Martín. Modo de significar a una persona que conviene dar un sesgo a aquello de que se estaba tratando y pasar a otro asunto, mayormente si aparece de pronto algún nuevo interlocutor. MEDIA. — Za media al garrón, señal de guitón. Da a entender que el que lleva las medias caídas es considerado por to- dos como un pícaro vagabundo. Media caída, vergienza perdida, El llevar las medias en la forma in- dicada es propio de mujeres poco re- comendables, pues lo menos que acu- sa es un carácter descuidado y des- aseado. Conservar todavía uno las medias coz que lo llevaron a bautizar. Manera donairosa de significar que MEDIADO no se ha muerto; porque yendo des- calzo de pie y piernas el recién nacido a recibir la imposición o efusión de las aguas bautismales, resulta que las tales medias son la piel que cubre el cuerpo todo, perdida la cual una vez, se pier- de con ella la vida. Las medias de la valentía: tres días nue- vas, tres días rotas, y el domingo por otras. Se aplica a las mujeres poco cuida- dosas de sus intereses. Las medias para las piernas, o Las me- dias, sólo son buenas para las piernas. Manera jocosa de indicar que los ne- gocios debe hacerlos uno solo y no a medias con nadie. — Expresa también que se quiere de una cosa la totalidad y no la mitad. Llevar medias de borracho. Llevarlas caídas. MEDIADO.-— Pedir sobrado por salir con lo mediado. Advierte que para conseguir algo, suele convenir pedir mucho. MEDICINA. — Medicina que alivia, con- tinuada, sana.—V. MEDICINA que mejora, continuada, cura. Medicina gue, aplicada, alivia, seguir con ella.—V . MEDICINA que mejora, continua- da, cura. Medicina gue mejora, continuada, cura. Recomienda la perseverancia en se- guir la medicación ordenada, cuando se va recobrando la salud, siquiera sea paulatinamente. Sacar la medicina de la enfermedad. Aprovechar un mal para combatirlo valiéndose del mismo. Es como las medicinas venidas de allen- de el mar. Dícese de aquello que se elogia más de lo que en realidad merece, porque nuestros antepasados tenían en más es- tima las drogas y otras producciones que venían del extranjero, singular- mente de las Indias, que las de igual clase que poseían en su terreno, algu- nas de las cuales valían en rigor más que aquéllas. MÉDICO. — 47 médico, confesor y letra- do, no le andes con engaños. Aconseja que no se oculte la verdad, por trabajoso que nos sea confesarla, a — $2 — MÉDICO las tres personas citadas, a fin de que éstas puedan poner el remedio nece- sario al mal, cosa que no podrían ha- cer si se les disfrazase la realidad de los hechos. Como el médico (o el físico) de Orgaz, que cataba el pulso en el hombro, Frase proverbial que se aplica a aquéllos que se valen de medios inade- cuados para conseguir el fin que se proponen. — La existencia de este re- frán es antigua, puesto que ya la inclu- ye en su colección el marqués de San- tillana, no siendo asunto fácil averiguar hoy quién podría ser ese médico tan extravagante. De médico, poeta y loco, cada cual tiene su poco, o todos tenemos un poco. Refrán verdadero en todas sus par- tes. Si uno se queja de cualquier do- lencia en un sitio donde haya varias personas, no quedará ni una que no nos proponga un remedio, asegurando cada uno, que con el suyo se nos qui- tará poco menos que instantáneamen- te: y lo peor es que lo dicen convenci- dísimos de ser verdad. En cuanto a lo de poeta, ¿quién no ha tenido quince años, y no ha asesinado más o menos vilmente, a las pobres e indefensas Ca- líope y Erato? Respecto a la locura, no serán muchos los que pueden afirmar que en su vida ha hecho ninguna, o, por lo menos, tontería. El médico piadoso, hace a la llaga hedion- da e incurable. El médico que por lástima del pa- ciente no cura a éste con la debida se- veridad, se expone a provocar un mal mayor del que existía antes de poner- lo en tratamiento. El médico que bien cura, finado el dolien- te, le deja sin calentura. Una de tantas sátiras como la imagi- nación popular dirige alos hijos de Es- culapio y que no necesita de explica- ción, por ser parto de algún Pero Grullo. El médico que mejor cura, muerto el pa- ciente le quita la calentura.—N. El mÉ- DICO gue bien cura, finado el doliente, le deja sin calentura. Médico viejo, cirujano joven, y boticario cojo. La experiencia del primero, el pulso MÉDICO firme del segundo y el detenimiento o ausencia de precipitación con que debe proceder el tercero en la confec- ción de los medicamentos, son la me- jor garantía de éxito en favor de los pacientes. No es buen médico el que desahucia. No se debe declarar como imposi- ble una cosa, hasta después de haber puesto los medios para traerla a la po- sibilidad. En el Hospital Real de la Corte, compuesto por el canónigo y tesorero de la Santa Iglesia de Grana- da, D. Francisco Bermúdez de Pedraza, impreso por los años mil seiscientos cuarenta y tantos, se lee este refrán, aparte de la forma apuntada, en las siguientes: Vo es de buen mÉbicO desaku- ciar los enfermos (pág. 112), Desahuciar al enfermo no es de buenos MÉDICOS (pá- gina 151), y Vo es de buenos MÉDICOS la facilidad en desahuciar enfermos (pági- na 162). Ser como el médico de Chodes. Comparación muy corriente en Ara- gón para calificar a un médico de poco estimable. Alude a cierto labrador de dicha villa (distante 10 leguas de Zara- goza), que atacado una mañana de un agudo dolor de muelas, se retiró del campo a su casa antes de la hora de costumbre, y atándose un pañuelo a la cabeza por debajo de la barba, se me- tió en la cama, mandando a llamar al médico. Este, confundiéndolo con la mujer, que sabía se hallaba embaraza- da, sin andarse en más averiguaciones le dijo a su hija: «— Chica, corre luego en busca de la comadre, que tu madre está de parto.» De ahí el origen de se- mejante poco honrosa comparación. Si tienes médico amigo, quiítale la gorra y envíalo a casa de tu enemigo. Porque la amistad con el médico hace que muchas veces no nos trate éste con la debida severidad, dejándo- nos sin curar, por miramientos, o au- mentando la enfermedad, por su cari- ñosa debilidad. Médicos de Velencia, haldas largas y poca ciencia, Se recomienda el poco aprecio que debemos hacer de las exterioridades de los sujetos, APP “o o PP “Po o PP PP — `~ MEDIDA Médicos errados, papeles mal guardados, y mujeres atrevidas, quitan las vidas. Si la cura se equivoca, un secreto confiado al papel se pierde, cayendo en manos de quien no debiera, o una mujer se desmanda, pueden ocasionar consecuencias fatales. Muchos médicos hay en el mundo. Da a entender que para aconsejar todos servimos; pero no es lo mismo cuando se trata de obrar. Quien a médicos no cata, o escapa o Dios le mata; y quien a ellos se ha entregado, un verdugo y bien pagado. Aconseja que se acuda al auxilio de los representantes de la ciencia médica todo lo menos que se pueda. MEDID A.— Colmarse la medida.—Véase Llenarse la MEDIDA. Con la medida que midiéremos, seremos medidos. Recomienda que seamos justos para con los demás si queremos tener dere- cho a que se nos trate con justicia. El que mide para sí con medida grande y para el projimo con medida pequeña, es hermano carnal del ladrón. — V. La LEY del embudo: Llenarse la medida. Agotarse el sufrimiento en quien re- cibe continuamente agravios O dis- gustos. Medida Vena, no hay engaño. Al que cumple con su deber no se le puede pedir más. Tomarle a uno medida de las espaldas.— V. Medirle a uno las ESPALDAS. Aderezadme esas medidas. Dícese de aquello que no se puede compaginar lógicamente. Ajustadme, o ajuústeme ustedesas medidas. Úsase cuando uno habla sin concier- to, contradiciéndose en lo que dice, o cuando las cosas que se hacen no tie- nen la debida proporción. Desconcertársele a uno las medidas. Desbaratársele los medios que iba poniendo para conseguir un fin. Henchir, o llenar, las medidas a uno. Darle gusto cumplido, y aun con cre- ces, en su pretensión; colmar sus de- seos. — Úsase comúnmente en la forma que nos hincha las MEDIDAS, y nO que nos hinche las MEDIDAS, como dicen más de MEDIO cuatro sabihondos, puesto que se trata de henchir y no de hinchar, En cuanto a las dos definiciones que asigna la Academia a esta locución me- tafórica, siento consignar que ambas son igualmente falsas; pues el «decir algu- no su sentimiento a otro claramente y sin rebozo ni adulación», o, en senti- do contrario, «adular excesivamente», son conceptos que jamás se han ex- presado en castellano por medio de la fórmula susodicha. El ejemplo mismo que aduce la Academia en la prime- ra edición de su Diccionario (tomo IV, pág. 527) resulta contraproducentem. Va- mos a verlo: «Habían reñido Repolido y la Cari- harta (Cervantes, Rinconete y Cortadi- llo), y queriendo ésta ir a congratular- se con aquél, contra el dictamen de su amiga la Gananciosa, le dijo ésta que, «si no viniere, escribirémosle un papel »en coplas que le amargue. Eso sí—dijo »la Cariharta—, que tengo mil cosas que »escribirle, Yo seré el secretario cuan- »do sea menester — dijo Monipodio—. > Aunque no soy nada poeta, todavía, si »el hombre se arremanga, se atreverá »a hacer dos mil coplas en daca las pa- »jas; y, cuando no salieren como deben, >yo tengo un barbero amigo, gran poe- əta, que nos henchirá las mebipas a todas »horas.> Como se ve, la significación de esta frase es la dada por mí, única que tie- ne. En igual sentido abunda este otro ejemplo, también de Cervantes (prólo- go a la Primera parte del Quijote): «Si tratáredes de amores, con dos onzas que sepáis de la lengua toscana, toparéis con León Hebreo, que os hincha las mE- DIDAS.» Tomarle a uno las medidas. Hacer entero juicio de lo que es un sujeto. Tomar uno sus medidas. Premeditar y tantear una dependen- cia o negocio para el mayor acierto y que no se malogre. MEDIO. — Echar por en medio. Tomar una resolución o medio ex- traordinario para salir de una dificul- tad, sin reparar en obstáculos o incon- venientes. MEDIR Entrar de por medio. Mediar entre discordes o desave- nidos. Entre correr y estar parado hay un me- dio.—V. En un mEDIO consiste la virtud. En un medio consiste la virtud. Recomienda que se huya de la exa- geración para todas las cosas, como única manera de no errarlas. Estar de por medio. Mediar o intervenir en un negocio. Medio con limpio. Expresión que se usaba en Madrid cuando uno se ajustaba en una posada para que le dieran solamente por la noche media cama, y por compañero uno que estuviese limpio de sarna, tiña u otro achaque contagioso. Meterse de por medio, o en medio. Interponerse para componer una pen- dencia o sosegar una riña. Partir por en medio, o por medio. — V. Echar por en MEDIO. Quitar de en medio a uno. Causarle la muerte o alejarle de junto a sí. Quitar de en medio una cosa. Acabar con ella, bien sea por des- truirla, como el juguete que destroza un niño; bien por despacharla, como un trabajo, la comida, etc. Quitarse uno de en medio. Apartarse de un lugar para evitar un lance, disgusto o compromiso. Si para allá me la guardas, échame un medio. Manera de significar que aquello de que se trata tardará mucho en verifi- carse, O, irónicamente, que no se reali- zará nunca. Tomar el medio, o los medios. Usar o aprovecharse de ellos, po- niéndolos en práctica para el logro de lo que se intenta. Siempre los medios fueron alabados en todas las cosas. Porque son los que, por no ser exa- gerados, dan el resultado apetecido. | MEDIR: — Quien mide para otro, mide para sí propio. El obrar bien con los demás siempre tiene su recompensa, pues de la mis- ma manera obrarán con nosotros si lle- gase la ocasión. MEDRA MEDRA. — Vo hay medra sin costa. — V. El que arco quiere, ALGO le cuesta, MEDRAR. — £l que quiera medrar, la lengua ha de manejar. No hay cosa como la adulación para conseguir altos puestos; es patrimonio exclusivo de los que el vulgo llama, tan sucia como adecuadamente, lame C... ¡Medrados estamos! Úsase comúnmente para demostrar el disgusto que nos produce una cosa inesperada. MEDROSO. — Guárdate de ser medroso en tiempo de pestilencia, cobarde con tu enemigo y celoso de tu mujer. Porque lo más común es que se aca- be por ser víctima, respectivamente, de esas contrariedades. MEGERA.-— Parecer una megera, o unra furia, Estar muy irritado y colérico. — Con alusión a las Furias, divinidades infer- nales entre los gentiles, que eran repre- sentadas como tres hermanas, llamadas Alecto, Tisifone y Megera. MÉJICO.—Gánxalo en Méjico y gástalo en Madrid. Indica que aquel punto es tan a pro- pósito para hacer fortuna como éste último para dilapidarla alegremente. MEJOR. — Conozco lo mejor, y lo peor apruebo. Es una triste condición de la natura- leza humana la de preferir el mal al bien, porque aquél suele presentarse con formas más vistosas y atrayentes. Lo mejor es enemigo de lo buen. Por querer mejorar las cosas, suce- de muchas veces que resultan echadas a perder a fuerza de sobarlas y reto- carlas. MEJORÍA. — La mejoría de la muerte. Dícese de cualquier alivio pasajero y aparente, con referencia a lo que suele ocurrir con los enfermos de gravedad, que poco antes de morir suelen reani- marse, infundiendo vanas esperanzas de mejoría, cuando realmente no suele ser más que un ¡adiós! a la vida. Por mejoría, mi casa dejaría. Se demuestra la inclinación y deseos que tenemos de mejorar de fortuna, lo cual, después de todo, no tiene nada de particular. MELÓN MELANCOLÍA. — Siempre la melanco- lía fué de la muerte parienta. Las tristezas y la pasión de ánimo inherente, suelen ser precursoras de un fin próximo. MELENA; — Traer por la melena. Humillar a alguno. Venir uno a la melena. Aplícase o se dice del que es muy leal y se aviene fácilmente a lo que disponen los demás. MELOCOTÓN.-— Chúpate ese meloco- tón, que tiene dos yemas. Dícese a la persona a quien dirigi- mos una indirecta que sabemos que le ha de hacer sensación. MELÓN.— Aunque seas un melón, si tienes buenos padrinos, ganarás la oposición. Sabido es que en los tiempos que corremos, las plazas no se conceden al que tiene más méritos, sino al que me- jores aldabas tiene. De ahí la sátira po- pular, y de ahí los Salomones que kon- ran ciertos cargos docentes oficiales. Catar el melón. Tantear o sondear a uno, Con este melón se llenó el serón. Suele decirse cuando, a varias Cosas desagradables, viene a agregarse una más, sobre todo si hace perder la pa- ciencia a quien las experimenta. Decentar el melón. Alude al riesgo que se corre de que una cosa salga mal, una vez empezada. El melón, a la mañana es oro; al medio- día es plata, y a la noche, mata. Recomienda que se coma la dicha fruta por la mañana, no siendo tan con- veniente el hacerlo por la tarde, y me- nos por la noche, pues suele ser dañino. El melón, al peso, y la sandía, al vuelo. El peso en el uno y el olor en la otra son cualidades que acreditan de bon- dad a ambas frutas. Claramente se ve que la palabra vuelo es una corrupción popular por huelo, de oler, equivalente caprichoso de olfato. El melón que rechina, a la cochina. Porque es señal de que está sin ma- durar, y, por tanto, sólo es bueno para que lo coman los cerdos. El melón y el casamiento ha de ser acer- tamiento, El acierto en ambas cosas más suele MELONAR depender de la casualidad que de la elección. El melón y el queso, al peso, o tómalo al peso. Porque mientras más pesen, de me- jor calidad son, particularmente el pri- mero. El melón y la mujer malos son de conocer. A primera vista todo suele engañar, y estas dos cosas quizás más que nin- guna. El melón y la mujer, por el rabo se han de conocer, o La mujer y el melón Aué- lense por el pezón, Uno y otro refrán indican la mejor manera de apreciar la buena calidad de mujeres y melones. Más vale un mal melón que un buen pepino. Entre dos personas, o cosas, de poco valer, es preferible la menos mala. ¿Melón? Tajada en boca, o en mano. Contra los impacientes para dar tiem- po o espera al logro de sus preten- siones. Si quieres melón, date un limpión. Dícese a aquellos que esperan o de- sean una cosa, la cual sabemos que no se les ha de lograr. Una vez empezado, o encentado, el melón, todo se va en rajas. Dado el primer paso, no es empeño fácil suspender la carrera. H | Los melones, wi sembrados en mayo, ni nacidos en abril. Cualquiera de estas dos circunstan- cias hace poco recomendable a la dicha fruta. MELONAR.-—¡Qué buena traza de melo- nares! Dícese al ver una reunión de perso- nas cuyas cabezas no pueden presumir de poseer mucho talento. MEMBIBRE. — De los de Membibre, Dios me libre; que de los de Vallelado, ya es- toy librado. Alude a dos pueblos del obispado de Segovia, de no muy buena nota en el siglo xvnu. MEMBRILLO. — Crecerá el membrillo y mudará el pelillo, Da a entender que algunas cosas sue- len variar perfeccionándose con el tiempo. MEMORIAL Membrillos cocidos y caracoles crudos no son todos unos. Indica que en todas las cosas del mundo hay sus diferencias. MEMENTO.—Hacer uno sus mementos. Detenerse a discutir con particular atención y estudio lo que le importa. MEMORIA. — Borrar, o borrarse, de la memoria una cosa. Olvidarla del todo. Caer, dormir, estar echado, etc., de me- moria. En posición supina, boca arriba. Es corriente en Aragón, Murcia y Va- lencia. Caerse, o no, una cosa de la memoria. Olvidarse de ella o, por el contrario, no apartarse de la imaginación. Conservar la memoria de una cosa. Acordarse de ella, tenerla presente. La memoria, como buena hembra, suele ser infiel. Sentando como premisas que las mu- jeres no suelen guardar mucha fideli- dad a sus palabras y promesas, no es difícil concluir que la memoria se nos muestra más rebelde cuando más nece- saria nos es. Más dura la memoria de las injurias re- cibidas que la de los beneficios. Porque la flaqueza humana es más sensible a aquéllas que a éstos. Memoria de chor/ito, o de gallo, o de grillo. Dícese de la persona distraída o que tiene poca memoria. No hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma. El tiempo es el encargado de borrar todos los recuerdos, así como la muer- te es el lenitivo de todas las penas. Quien no tiene memoria, que tenga pies. Un olvido es causa de retroceder en el camino andado, y por lo tanto de ha- ber perdido, cuando menos, el tiempo. MEMORIAL.- Necesitarechar memoria- les. Úsase esta expresión para indicar la dificultad de conseguir una cosa, tal como hablar a una persona que no se deja ver, etc. Perder los memoriales. Perder la memoria de una cosa y no saber dar razón de ella. MENDO MENDO.-—¿Cómo ha ganado D. Mendo fama de honrado? —Mintiendo. —¿Cómo adquirió D. Hernando fama de sabio? — Copiando. Existen en el mundo muchas repu- taciones usurpadas, así en el terreno de la honradez como en el de la cien- cia, merced a la hipocresía y al plagio, respectivamente, hasta que se llega con el tiempo a descubrir una y otra superchería. ¿Cómo te va, Mendo? — Horas llorando, horas riendo. Denota la volubilidad de las cosas humanas. Antójaseme que ese Zoras que escribe dos veces el Comendador, ha de ser ora; es decir: unas veces llo- rando, etc. MENDOZA.-— £sos son otros Mendo- zas. —V. Esos son otros Lórez.—LEsa es HARINA de otro costal, MENDRUGO.— Ser una cosa más oportu- na, Oo venir con más oportunidad, que mendrugo ex boca de pobre ayuno. Dícese por todo aquello que sobre- viene a tiempo para satisfacer una ne- cesidad o un deseo. Buscar mendrugos en cama de galgos. Pretender hallar una cosa donde es imposible encontrarla. MENEAR. -- Peor es meneallo.—V, Es mejor no menear el ARROZ, aunque se pegue. MENESTER.—Cada uno ha de hablar de su menester donde quiera que estuviere. El que tiene la imaginación obsesio- nada con un asunto, lo saca a colación siempre que halla oportunidad. Haber menester como el pan de la boca. Necesitar una cosa con mucha prisa. No es menester mucho tiempo, ni gastar muchas palabras parapersuadir una ver- dad a los discretos. La verdad se impone por sí sola. No lo ha menester, ni puede estar sin él. Adivinanza-refrán con que se da a entender que ciertas máquinas o arte- factos no pueden dejar de producir ruido cuando están en movimiento, como el telar, el torno, la cítola del molino, la péndola de un reloj, etc. No son menester ruegos adonde el man- dar tiene fuerza. El que despóticamente puede con- | MENTE seguir una cosa, es muy raro que la pida por favor. Quien da lo que ha de menester tiene falta de saber, o el diablo se ríe de él. No da muestras de muy discreto aquel que se queda sin una cosa, ne- cesitándola, por el simple gusto de en- tregarla a otra persona. Todo es menester, migar y sorber. No se debe omitir medio alguno, aun- que parezca de poca utilidad respecto de los demás, para la consecución de aquello que se intenta. Volvéos a vuestro menester, gue zapafe- ro solíades ser. — V. ZAPATERO, 4 tus za- patos. MENGA.—/¡S encontrará Menga cosa que le venga! Contra los descontentadizos o que nada encuentran que satisfaga su gusto. MENGUANTE.-— En menguante de ene- ro, corta tu madero. Aconseja se haga la tala de los árbo- les en la fecha indicada. MENSAJE. — Mensaje que mucho tarda, a muchos hombres demuele. La tardanza en recibir ciertas noti- cias es causa en no pocas ocasiones de grandes males. MENSAJERO. — Como el mensajero de Villamelera. Alude a los que llevan un presente y, en compensación, les dan más de lo que vale lo que han traído. Mensajero alegre, albricias quiere. El portador de buenas noticias gusta de que se las remuneren. Mensajero frío, tarda mucho y vuelve vacío. Recomienda la diligencia y cuidado que se debe poner en los negocios y dependencias para lograr el fin. Mensajero sois, amigo, non merecéis pena, o culpa, non. Aquel que lleva un recado o mensaje no es responsable de su contenido. MENTA. — Jurado tiene la menta que al estómago nunca mienta. Enseña que la hierbabuena sienta bien al estómago. MENTAR. — ¿Quién me estará mentan- do? — V. ¿Quién me estará NOMBRANDO? MENTE. — Tener en la mente una cosa. Tenerla pesada o prevenida con cui- dado. MENTIR MENTIR.— Z! mentir pide memoria. Se demuestra la facilidad con que se descubre la mentira en el que tiene costumbre de decirlas, por la inconse- cuencia en que es preciso que caiga. El mentir y el conpadrar, ambos andan a la par. En las amistades afectadas tiran a engañarse unos a otros. El que miente zo habla lo que siente. Porque el disfrazar la verdad va con- tra toda conciencia recta. ¡Luego dirán que yo miento! Frase en que suele prorrumpir el vendedor que, al poner el género en el peso, ha sacado desde luego la can- tidad justa que le han pedido. Miente más que departe.—N. MIENTE más que habla. Miente más que habla, Empléase para ponderar lo mucho que uno miente. Quien siempre me miente, nunca me en- gaña. Al mentiroso no se le da crédito aun cuando diga la verdad. MENTIRA. — Coger a uno en mentira. Comprobar que ha faltado a la verdad. ¡Como aquí todo es mentira! Dicho atribuído por D. Eugenio de Ochoa en el Afuseo de las familias, año de 1860, pág. 165, al sabio D. Juan Agus- tín Ceán Bermúdez, quien lo aplicaba, desgraciadamente con notoria exacti- tud, al modo de ser de nuestra Es- paña. Como puede ser mentira, puede ser em- buste. Modo burlesco de dar a entender que no se tiene confianza en aquello de que se está tratando. Decir mentira por sacar verdad. Fingir lo que no se sabe para hacer que lo manifieste otro que tiene noti- cia de ello. De mentira, sacarás verdad, —V. Decir MENTIRA for sacar verdad. Hay cosas que parecen mentira, y son enm- buste. Dicho con que se niega jocosamente la veracidad de una cosa. La mentira es kija del diablo. Siendo el rey de las tinieblas el pro- totipo del mal, es lógico se le atribuyan MENTIROSO todos los vicios, mo pudiendo faltarle el que ataca a la verdad. La mentira »o dura más tiempo que el que tarda en descubrirse la verdad. Porque una vez conocida ésta, cae aquélla por su base, quedando en ri- dículo el que la propaló. La mentira zo tiene pies. —V. Más pres- to se coge al MENTIROSO que al cojo. La mentira presto es cogida, o vencida. — V. Más presto se coge al MENTIROSO que al cojo. La mentira y la torta, mientras mayor, mejor. Da a entender irónica y satíricamen- te, por supuesto, que ya que se mienta que sea en grandes proporciones. ¡Mentira! — Pues agarra una mierda, y tira. Contestación que se suele dar a quien prorrumpe en la primera frase, tan re- ñida como la segunda con la buena edu- cación. Tanto la mentira es mejor cuanto más parece verdadera, La mentira mejor urdida es aquella que más fácilmente se cree, por tener más semejanza con la verdad. Una mentira bien compuesta mucho vale y poco cuesta. Como los embusteros tienen por ofi- cio el mentir, fraguan con toda facili- dad sus embrollos, que suelen repor- tarles no poca utilidad. Al que quiera saber, mentiras en él. Contra los curiosos impertinentes o maliciosos. — También se suele decir* Al que mucho quiere SABER, Poquito y al revés, ’ Arded, mentiras, arded, que yo no os pue- do valer. Empléase cuando se oye decir mu- chas mentiras que desearía uno confun- dir, pero que no puede hacerlo así por no tener pruebas que alegar en contra- rio, o por cualquier otra causa. Mentiras hay que dan gusto. Es tal el poder de la mentira, sobre todo si va envuelta con la adulación, que aun sabiendo que no es verdad, agrada a quien la oye. MENTIROSO. — 4/ mentiroso le convie- ne ser memorioso. — V. El MENTIR pide memoria, MENTÍS El mentiroso zo es creído cuando dice verdad. Porque, acostumbrados a oírle men- tir, se nos hace sospechoso todo lo que sale de su boca. — En este refrán está basada la obra del insigne mejicano don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, que lleva por título La verdad sospechosa. Es pena del mentiroso que cuando diga verdad, no se le crea. —V. El MENTIROSO no es creido cuando dice verdad. Más presto se coge al mentiroso que al cojo. Se demuestra la facilidad con que se suelen descubrir las mentiras. Mentirosos, logreros, picazas y grajas, doy al diablo tales cuatro alhajas. En efecto, no son muy recomenda- bles las personas y aves citadas, por la maldad de sus cualidades. MENTÍS. — A un mentís, un bofetón. Enseña el trato que se debe dar al que nos desmiente. MEOLLO. — Vo tener meollo una cosa. Carecer de substancia. MEQUETREFE. — Ser un mequetrefe. Aplícase al hombre que es entreme- tido, bullicioso y de poco provecho. MERCADER.-—Se arruind un mercader por no tener qué vender. Indica, como dice el refrán de que En la venta está la ganancia, que mien- tras tenga géneros un comerciante pue- de esperar de ellos algún lucro, puesto que siempre le queda alguna utilidad en sus transacciones. MERCADO.— Cuando vayas al mercado, todo pagado. Recomienda que no se contraigan deudas sin necesidad, sino que se abo- ne al contado todo lo adquirido. No es malo que haya mercado, Porque, al | fin, todo se vende. Sátira contra la venalidad humana, patrimonio, desgraciadamente, de los tiempos antiguos, como lo es de los presentes y será de los venideros. Poder vender uno en un buzn mercado. Se dice del que es sagaz y astuto, como cualidades que ostentan los bue- nos feriantes. Quien a vender va al mercado, si lleva de todo, vende algo, El que tiene muchos conocimientos | | | | | | | | MERCED hallará más fácil acomodo que el que posee pocos. Quien usa, o frecuenta, los mercados, de ellos ha buenos, de ellos ha malos. Es connatural a quien se dedica al trato de compra y venta el ganar unas veces y perder otras. Por eso se dice también que ÆZ PERDER y el ganar todo es comerciar. MERCADURÍA.—Za mercaduría ofre- cida huele mal. La mercancía que se ofrece insisten- temente hace sospechar su mala pro- cedencia o su mal estado, que obliga a desembarazarse pronto de ella. MERCANCÍA. — El que trata en mer- cancía que no entiende, su dinero se le vuelve duende. Aconseja en general que nadie se meta en empresas que no son de su competencia, por no exponerse a salir perdiendo. La buena mercancía kalla pronto salida. Lo que es bueno se vende tarde o temprano. MERCAR. — Bien lo entiende el que merca y vende. Encomia lo lucrativo que es el co- mercio. Mal mercar no es franqueza. Indica que el que adquiere algo en malas condiciones, no puede esperar utilidad alguna. MERCED. — Estar entre merced y se- Horía, Úsase para significar que una cosa es mediana, es decir, ni sobresaliente ni despreciable.—Aplícase también al que sin estar completamente embriagado, no está, sin embargo, muy sereno. Por tarde que vayas a la Merced, siem- pre oirás misa. Dicho corriente en Murcia, con alu- sión a un cuadro que había en la por- tería de religiosos mercenarios de esta ciudad, el cual representaba a San Pe- dro Nolasco en actitud de estar cele- brando la primera misa después de la conquista de Murcia dentro de su mez- quita. Estar uno a merced de otro. - Estar enteramente a sus expensas- Estar uno para hacer mercedes. Estar de gusto o de buena condición MERECER No hagas tantas mercedes que lleves las manos por las paredes, Aconseja a los que son muy genero- sos que no olviden la situación en que pueden encontrarse el día de mañana, MERECER. — Para merecer es necesario padecer. Indica que primero que se llega a alcanzar una cosa son muchos los su- frimientos y sinsabores que hay que pasar. Quien menos vale, o hace, más merece. Por regla general, la persona que menos méritos tiene es la que suele salir más beneficiada. Merecer bien de uno. Ser acreedor a su gratitud. No merecer uno descalszar a otro.—Véa- se Vo servir, o valer, uno para DESCAL- ZAR Q otro. MERENDAR. — Merendarse uno una cosa. Anticiparse a lograr o hacer suya la que deseaba o pretendía en competen- cia de otro. MERENGUE. — Como el merengue de Juana, que se fué en probaturas. Dícese de todo aquello que, para ver si es bueno, en fuerza de probarlo aca- ba por agotarse. MERIENDA. — Ser, o volverse, una- me- rienda de negros. Dícese del lugar en que reina tal desorden y confusión, que nadie se en- tiende. Juntar meriendas. Reunir los intereses varias personas para hacerlos producir o cuidar de ellos juntamente. MÉRITO. — Cuál el mérito, tal la recom- pensa. Expresa que los esfuerzos realizados por cada persona deben obtener un pre- mio en relación con la importancia del trabajo. A Hacer mérito de una cosa. Mencionarla, tenerla en cuenta. No tener más méritos que los de Nuestro Señor Jesucristo. No poseer uno personalmente nin- guno. MERLÍN. — Merlín, agua buena y gente ruin. Feligresía de la provincia de Ponte- = GO o rta MERLÍN vedra, distante once leguas de su capi- tal. —Refrán caprichoso en su segunda parte. Saber más que Merlin. «Merlín es mirado por algunos como un personaje histórico que realmente existió en Inglaterra: así lo consideró Pulgar en su Mar de historias, Vallado- lid, 1511, folio XLVI vuelto. De su po- pularidad entre el vulgo parece sufi- ciente testimonio el vulgar adagio de Sabe más que Merlín. Véanse también unos versos de Diego Martínez en el Cancionero de Baena, pág. 368, y lo que dice Oviedo en sus Quinguagenas, ibid., pág. 681.» (Gayangos, discurso prelimi- nar a los Libros de Caballerías, pág. 1x, nota.) Los versos a que se refiere la cita anterior pertenecen al Desir contra el mundo de Diego Martínez de Medina, y dicen así, fielmente transcritos: Aun y se falla quel ssabio Merlyn Mostró a una dueña atanto ssaber, Fasta que en la tunba le fiso aver ffyn Que quanto sabia nol pudo valer. E aun Arystotiles con su grand saber Con quexa muy grande seyendo enamo- Él se consentió de ser ensellado [rado, Assy como vestia de una muger. En las notas de dicho Cancionero, y en la página citada, se lee también : «Según aparece del libro intitulado El baladro del sabio Merlín con sus profecías, impreso en Burgos en 1498, aquel encantador enseñó sus artes a una doncella de quien andaba enamo- rado, la cual le encerró en una cueva, de donde no pudo salir.» »Gonzalo Fernández de Oviedo alu- de a este caso en unos versos de sus Quinquagenas, M. S.: Mucho sabía Merlín, Mas cl sabio se perdió, Y una mujer le metió Donde no pudo salir; Ni menos descabullir Por fuerza ni por taladro, Si su libro del Baladro Es dino de ser creydo, Et Bandemagus oydo De la mala fe que hizo, Aunque no me satisfizo Esa profana letura.» MERLÍN ¿Quién fué Merlín? Ente real o ima- ginario se le considera como el proto- tipo de la sabiduría. Roberto de Borón, poeta del Franco Condado, que floreció en el siglo xu, escribió un poema sobre él, en que nos lo pinta como engendra- do por un demonio en el seno de una virgen que una noche se olvidó de po- nerse bajo el amparo de su ángel guar- dián. Bautizado y consagrado a Dios por su madre, explícase suficientemen- te la dualidad que en él se encuentra, siempre fluctuando entre el cielo y el infierno. Siendo aún de pecho, salva a su madre del tormento, confundiendo a sus acusadores al descubrir sus se- cretos de familia. Wortigen, rey bre- tón, abandonado de todos por sus crí- menes, trata de edificar un castillo inex- pugnable sin poder conseguirlo, pues todo lo construído durante el día era derruído en la noche por una mano in- visible. Consultados los magos, acon- sejan éstos que se riegue el solar con la sangre de un niño nacido sin padre; parten mensajeros en busca de tal pro- digio, y encuentran a Merlín, que ya por el camino los asombra con el rela- to de ciertas profecías, admirando des- pués no menos al rey al explicarle la causa de la caída del castillo. Su fama le lleva a la privanza de los dos legíti- mos reyes: Pendragón y Uter-Pendra- gón, quienes, gracias a sus consejos, derrotan a los sajones, fundan la Tabla Redonda con objeto de conquistar el Santo Graal y hace que el hijo de Uter- Pendragón, Artús, sea reconocido como rey de los bretones. Los continuadores de Borón, que dejó sin terminar el poema, nos expli- can lo que dice el Baladro, así como los versos de Fernández de Oviedo, El encantador se recluye en lo más intrin- cado de un bosque, retenido por Ninia- na O Viviana, a quien instruye en las artes mágicas que él poseía, y enamo- rándose de ella, termina por quedar encerrado en un círculo que el mismo Merlín le había enseñado a trazar. La literatura de todas las raciones ha sacado no poco partido de este per- sonaje. Ariosto en su Orlando, Cervan- tes en el Quijote, Shakspeare en el Rey A e MES Lear, Rabelais en Les grandes et inesti” mables Chroniques, el dramaturgo Im- mermann en su Merlin, Tennyson en los poemas Viviane y Saint Graal, Qui- net en Merlin l’ Enchanteur y hasta Zo- rrilla en el poema Æ? eco de las monta- ñas, por no citar otros, pueden dar fe de ello. Ser el presumido de Merlín, que de tres, acierta seis. Locución irónica para motejar a uno de poco avisado, MES. — Caer uno en el mes del obispo. Se emplea en sentido figurado para indicar que alguno llega a tiempo opor- tuno para lograr lo que desea. Cuando un mes demedia, a otro semeja. Según fuere el tiempo, húmedo o seco, en la última mitad del mes, así se presentará en la primera mitad del mes venidero. Dichoso mes, que entra con todos Santos y acaba con San Andrés. Reñérese al mes de noviembre, en quien se verifica esta circunstancia. Otros suelen agregar: media con San Eugenio y acaba, etc. El mes de enero no pierdes, si miras los trigos verdes. Si el trigo se presenta en las condi- ciones citadas en el primer mes del año, es buena señal, según los labradores. En el mes de abril harás quesos mil; en el de mayo, tres o cuatro. Refiérese a que las condiciones en que se halla la leche en aquel mes son superiores, no ocurriendo lo mismo en el siguiente, Herrada para un mes o coja para tres. Aplícase a las caballerías, indicando que, aunque dure poco la herradura, vale más hacer el gasto que esto supo- ne, que tener el animal sin poder tra- bajar más tiempo. Llegar uno en el mes del obispo. Pretender alguna cosa en ocasión favorable para lograrla. Mes de la Pascua se vive junto al ascua. En el mes de diciembre, naturalmen- te frío, no se está bien más que al lado de la lumbre. Mes que entra con abad y sale con fraile, guárdale el aire. Se refiere al mes de septiembre, que MESA el día primero festeja a San Gil, abad, | y el último a San Jerónimo, fraile. Sue- le ser un mes desigual de temperatu- ra, y es conveniente precaverse de él, pues las noches, ya algo húmedas, oca- sionan a veces tercianas. Pasado ya el mes de enero, en podar anda ligero. Recomienda esta operación agrícola cuando ya está vencido el principio del año. Pierde el mes lo suyo, pero no el año. Un mes perdido de labores se puede recobrar en los once restantes, pero no el año. Si te mueres, en un mes ¿rán las cosas al FEDES. Manifiesta la variación tan grande que experimenta una casa cuando tie- ne la desgracia de faltar el dueño de ella. En los meses que no traen ere, ni pescado ni mujeres. Recomienda la abstención de dichos dos supuestos en los meses de mayo, junio, julio y agosto, en la escritura de lcs cuales no entra la letra r, como su- cede con los ocho meses restantes. — V. Junio, julio y agosto, señora, no os co- ROZCO, O RO SOY VOSÍTO, MESA.—Alzar la mesa. Levantar los manteles de la mesa después de haber comido. Cubrir la mesa. Poner por orden en ella las viandas o platos que se sirven. Dar uno la mesa, o mesa, a otro. Darle asiento en su mesa para que le acompañe a comer. Decir y hacer no comen a una mesa. — V. No es lo mismo predicar que dar TRIGO. En la mesa de San Francisco, donde co- men cuatro, comen cinco. Dícese así galantemente cuando se invita a comer a una persona que ha llegado inesperadamente, aun cuando no sea cierto en realidad. En la mesa del rey cabe un panecillo, O En la mesa del rey, la torta ajena pa- rece bien. Por muy holgada que se halle una persona, nunca le viene mal cualquier acrecentamiento en sus intereses. == "9. = MESA En la mesa y en el juego, la educación se ve luego. Tanto comiendo como jugando se demuestra la educación que se posee, pues la avaricia no puede ocultarla quien la tiene en ninguna de estas dos Ocasiones. Estar uno a mesa y mantel de otro. Comer diariamente con él. Hacer mesa gallega.—V. Ser mesa de ga- llegos, o gallegas, Irse a mesa puesta y a cama hecha, Presentarse o vivir en una casa a ex- pensas del dueño de ella. Levantarse uno de la mesa. Abandonar el sitio que ocupa en la mesa de comer. Mesa de médico y conciencia de tedlogo. Da a entender que una y otra son lo más amplias y abundantes que se cono- cen, porque nunca les faltan recursos para llenarlas. Ni mesa que se ande, ni piedra en el es- carpe. Aconseja evitar todo lo que es ines- table o inseguro. Ni mesa sin pan, ni ejército sin capitán. Aconseja no se prescinda de lo prin- cipal en cualquier materia, a fin de ob- tener el orden y arreglo conveniente. Parecer mesa de milanos. Aquella en que la comida anda es- casa. Parecer una mesa revuelta. Se aplica a aquel paraje u objeto donde reina la mayor confusión entre las partes que lo componen, en com- paración de una mesa de escritorio que se halla cubierta de papeles, libros y demás efectos en el mayor desorden. Poner la mesa. Cubrirla con los manteles, poniendo sobre ellos los cubiertos y demás inhe- rentes necesarios para comer. Quien come y deja, o condesa, dos veces pone mesa. Se recomienda la prudente econo- mía, pues aquel que guarda, tendrá que comer. Quien desprecia la mesa, desprecia tam- bién el trabajo. Quien no se alimenta bien no tiene fuerzas para poder trabajar debida- mente. y MESALINA Ser mesa de gallegos, o gallegas. Aquella en que se ha olvidado poner el pan. En Aragón dicen: /Zesa de sas- tre. lÍgnoramos el por qué de la prime- ra frase, pues los naturales de Galicia tienen fama de ser muy comedores de pan, y es de suponer que jamás se ol- vidarán de poner en la mesa sus carac- terísticas hogazas. Sentarse uno a la mesa. Sentarse para comer junto a la mesa destinada al efecto. Ser uno de mesa traviesa. Ser persona de distinción en su cla- se, ejercer algún cargo de importancia. Alude a que en los refectorios y come- dores de colegios, etc., se suelen sen- tar a la mesa de cabecera los padres graves, profesores, convidados, etc., y como quiera que dicha mesa se halla atravesada respecto a las dos filas de ellas que están colocadas a lo largo del salón con destino a los frailes, colegia- les, etc., que componen el grueso de su respectiva corporación, de ahí el nom- bre de traviesa que lleva, y el origen de la frase, de acuerdo con el objeto a que la mesa en cuestión responde. Venir a mesa puesta. Sin trabajo, gasto ni cuidado. No reparar en mesas ni castañas, o man- teles. Atropellar por todo.—Esta frase está tomada del sainete de D. Ramón de la Cruz titulado Manolo, donde uno de los personajes, Mediodiente, dice : Los héroes como yo, cuando pelean, no reparan en mesas ni en castañas. MESALINA.— Ser una Mesalina. Se dice de la mujer que es por ex- tremo disoluta, con alusión a Valeria Mesalina, esposa del emperador Clau- dio, cuya impudicia fué tal, que no ha- bía joven en Roma que no se jactara con verdad de haber alcanzado sus fa- vores. Noticioso el emperador de los inauditos desórdenes con que mancha- ba el tálamo nupcial su mujer, le hizo dar muerte, en unión de uno de sus amantes, con quien acababa de despo- sarse públicamente, el año 48 de J. C. De ella dijo un poeta satírico que: Lassata viris, necdum satiata, recessit. METAL MESÍAS.—Esperar a alguno como si fuera el Mesías. Esperarlo con deseo vehemente, alu- diendo a la solicitud y anhelo con que aguardaban los patriarcas la Encarna- ción del Hijo de Dios. MESÓN.—£/ mesón de la Estrella.—Véa- se El mesón de los perdidos. El mesón de los perdidos. Dícese del sitio en que se reunen todos los que pertenecen al hampa. Estar como mesón. Se dice para notar la gran concurren- cia O ruido que hay en alguna casa, y también para manifestar que el dueño de ella tiene las puertas abiertas para todo el mundo. MESONERO. — Mesonero a la puerta, mesón vacio, O la venta sin gente. El ver al dueño parado es señal in- equívoca de que el negocio no marcha muy bien. MESTIZO. — Mestizo educado, diablo en- carnado. El mestizo, ser producido del casa- miento del español con una india, cuan- do llegaba a alcanzar algún mando o puesto influyente en el Perú, trataba de peor modo a los pobres indios, que los españoles mismos. De ahí, sin duda, que algún indígena resentido, inventa- ra el dicho. MESURA.— Bien parece la mesura en las hermosas. La modestia realza la belleza en las mujeres, y más si éstas poseen ya la hermosura naturalmente. Quien no ha mesura, toda la villa es suya, o toda la tierra es suya. — V. El que no fiene VERGUENZA, todo el campo es suyo. METAFÍSICO.— Metafísico estáis. —Es que no como, Aludiendo al diálogo entre Babieca y Rocinante, suele decírsele a la per- sona que se ve macilenta y triste, por cualquier causa que sea. METAL.-— Acostarse el metal. —V. Acos- tarse la VENA. No existe metal sin escoria. —V. No hay MIEL Sin hiel, En cuanto a metales, iguales; pero dife- rentes los metales. Los accidentes, y no la esencia; la especie, y no el género, es lo que de- METER termina muchas veces el valor de cier- tas cosas, y aun de algunas personas. METER.— Hasta meter, todo es prometer, y después de metido, nada es cumplido, Dícese en Ciudad Real de aquellos que, antes de conseguir una cosa, ha- cen mil promesas con tal de alcanzarla, pero llegado al logro de sus deseos, de lo que menos se acuerdan es de cum- plir lo ofrecido. Estar uno muy metido cor una persona. Hallarse en grande intimidad con ella; gozar de su confianza. Meter a xno con otro. Ponerle en su compañía para que le ayude en el desempeño de sus obliga- ciones. Meterse uno donde no le llaman, o en do que no le foca, o en lo que no le va ni le viene. Entremeterse, mezclarse, introducir- se en lo que no le incumbe o no es de su inspección. Meterse uno ez sí mismo. Pensar o meditar por sí solo las co- sas, sin darse a partido de pedir con- sejo o explicar lo que siente. Meterse uno ex todo. Introducirse inoportunamente en un negocio cualquiera, dando su dictamen sin que se le pida. No me meto en nada. Expresión con que uno se sincera de que no tiene parte en una cosa cuyas consecuencias teme. METESILLAS.— Ser uno un metesillas y sacamuertos. Dícese del entremetido importuno cuya Ocupación se reduce a chismear, y al que nuestra lengua distingue grá- ficamente con el calificativo de danzan- łe. — Alude a los que en el teatro des- empeñan el papel subalterno de cria- dos que, por lo regular, no hablan, y cuyo oficio no pasa de introducir sillas a la escena y sacar de ella al que se supone haber sido muerto, entregar una carta o mandado, etc. | MEZQUINO. — llegó el mezquino y 20 supo para quién. Alude al avaro que se pasa la vida lleno de privaciones, reuniendo un ca- pital que a su muerte va a parar a ma- nos de quien él menos pensó en vida. — o manman - MIEDO MÍ. — No me quiero quejar de mi, que callar perdi, Recomienda que si se hubiera calla- do a su debido tiempo, no tendría que arrepentirse ahora de ello. MÍA. — A mía sobre tuya. A porfía. — Úsase más comúnmente con el verbo andar.—La Academia dice uno de sus muchos despropósitos al de- finir esta locución, diciendo que signi- fica «andar a golpes». Ahora es la mía, o la fuya, o la suya, etc. La ocasión favorable u oportuna que se aprovecha para hacer lo que se de- seaba. MICO. — Dejar a uno hecho un mico. Dejarle corridó o avergonzado. Hacer uno mico. Faltar a una concurrencia a donde es- taba citado o debía asistir por obligación, Volverse uno mico. Pretender hacer una cosa sin poder conseguirlo, a pesar de poner todos los medios. MIEDO. — Al que de miedo se muere, de cagajones le hacen la mortaja, o la se- pultura. Aconseja que no se han de rendir los hombres a los contratiempos, sino que han de ser fuertes y hacerles frente. Al que mal vive, el miedo de sigue. Al hombre de mala vida le está acu- sando constantemente la conciencia, por cuyo motivo teme a cada instante le llegue la hora de purgar sus pecados. A quien miedo haz, lo suyo le dan. Conviene en ocasiones el hacerse uno temer para no verse atropellado en el uso de su derecho. Cagarse, o ciscarse, uno de miedo. Padecer gran susto por recelo de cosa adversa o por ser pusilánime. El miedo guarda la viña. — V. Mimo guarda viña, que no viñadero, El miedo para nada sirve y para todo estorba. Los genios cortos y apocados nunca llegaron a hacer fortuna. El miedo pone espuelas. Alude al paso que llevan los cobar- des cuando ven algún peligro. El miedo ve coz anteojos, o cristales, de aumento. Porque la falta de serenidad hace MIEDO ver el peligro mayor de lo que real- mente es. Miedo guarda viña, que no viñadero. Muchas cosas malas no se hacen por temor del castigo a que uno se expone si las ejecutara. Miedo %a Payo, que reza. En las adversidades, aun los más in- devotos imploran el auxilio divino. Morirse de miedo uno. —V. Cagarse, o ciscarse, de MIEDO. Mucho miedo y poca vergüenza. Reprende al que, temiendo mucho el castigo, no deja por eso de cometer la falta que le hace acreedor a él. No haya miedo que suceda esto, o aquello. Modo de asegurar a uno que no se realizarán las sospechas o temores que abriga, por cuya causa puede estar tran- quilo. Para el miedo no kay remedio. Sólo podría curarse de esa dolencia el individuo afecto a ella, y eso no está en su mano: de ahí el no tener cura. — Hase dicho, con tanto ingenio como exactitud, que el medroso está ataca- do de una doble enfermedad: el miedo del mal y el mal del miedo. Por miedo de gorriones no se deja de sembrar cañamones. Advierte que las cosas útiles y nece- sarias no se deben omitir porque haya dificultad en su ejecución. Quien amaga y no da, miedo Za. El que pudiendo castigar, no castiga, y sólo amenaza, es porque teme las re- presalias. ¡Quién dijo miedo! Expresión con que se anima a uno a acometer una empresa, exhortándole a que deponga todo temor o reparo. Ser una cosa que mete miedo. Úsase para ponderar lo extraordina- rio o notable de alguien o de algo; y así, se dice: Come, que mete MIEDO; tiene unas fuerzas, que mete MIEDO; hace un calor, que mete MIEDO. Tiene el miedo muchos ojos. — V. El NIE- DO ve con anteojos, O cristales, de au- mento. Vamos andando; que sí usted lleva miedo, yo voy temblando. Dícese cuando se juntan dos o más personas inhábiles, desmañadas y para — 65 — MIEL poco, con el objeto de llevar a cabo una empresa entre todos. MIEL.— A7 que se hace de miel se lo co- men las moscas. La persona que es débil y de carác- ter bondadoso, suele ser víctima del abuso de los demás. Buscar la miel entre las picadas de la abeja. Aplícase a la labor que se lleva a cabo para desentrañar lo bueno de en- tre lo malo, Como miel fué la venida; amarga después la ida. Hay muchas cosas en el mundo que, siendo agradables en sus principios, traen después consecuencias bien la- mentables. Dejar a media miel. Empezar a gustar un manjar o satis- facer un deseo, y verse repentinamen- te interrumpido antes de concluir. Dejarle a uno con la miel en los labios. Privarle de lo que empezaba a gus- tar y disfrutar. El que anda con la miel, algo se le pega. Manifiesta la dificultad de librarse de caer en falta o culpa, el que trata ma- terias peligrosas. Eso es como vender miel al colmenero. — V. Llevar LEÑA al monte. Haceos miel, y pafaros, O comeros, kan MOSCAS. Indica que la persona que es bonda- dosa y amiga de favorecer a los demás, suele ser víctima del abuso de todos, Hacerse uno de miel. Portarse blanda y suavemente más de lo que conviene. Las que llevan la miel y el vino, espesas como el lino. Alude a las cañas de azúcar. El re- verendo padre Fr. Pedro de Torres, reprueba este refrán en su Diversión honesta, etc., pág. 249. Más dulce que la miel.—V. Ser más dulce que un CARAMELO. Miel en la boca, y guarde la bolsa. Aconseja que ya que uno no dé lo que le pidan, se excuse con buenas palabras. Miel sobre hojuelas. Se dice cuando una cosa Cae o sienta bien sobre otra añadiéndole nuevo 5 MIEL realce, y en general de toda prosperi- dad que sigue inmediatamente a otro suceso favorable, con alusión a que siendo las hojuelas de suyo de buen gusto, se hacen mucho más agradables al paladar cuando están bañadas de miel. Miel sobre miel no es tan acepto como di- Jerenciar el manjar. — V. En la VAR- CIÓN, O variedad, consiste el gusto, No hay miel sin hiel. La vida se compone de la inconstan- cia y poca duración de los bienes hu- manos, pues tras un suceso próspero y feliz, por lo regular viene otro triste y desgraciado. No se hizo la miel, o Vo es la miel, para la boca del asno. Las cosas delicadas o primorosas, únicamente lo son para quien tiene dis- cernimiento y gusto para conocerlas. Por una de miel dar tres de hiel. Aplícase a aquellas personas que no proporcionan una satisfacción sino des- pués de haber ocasionado una serie de disgustos. Quedarse uno a media miel. No poder oír o entender sino a me- dias una conversación, canto o discur- so interesante. Quien la miel tange, los rostros se lame.— V. El que anda con la MIEL, algo se le pega. Quien menea la miel, panales, o miel, come. — V. El que anda con la nir, algo se le pega. Quien no tiene miel en la orza, téngala en la boca. Aconseja que cuando no se siente simpatía por una persona, procure di- simularse con la cortesía de las pala- bras; así, por lo menos, lo exige la so- ciedad. Ser una cosa miel y manteca. — V. Ser TORTAS y Pan pintado. Si quieres que lleve miel y cera, llévame caballera.—WV. El que aico quiere, algo le cuesta, Válgame la miel de Andjar, que es bue- na y dulce, Exclamación por la que pedimos ser protegidos por algo agradable. Ser cosa de mieles. — V. Ser más dulce que un CARAMELO. 66 = MIERDA MIENTES. — Caer en mientes, Caer en la imaginación; imaginarse una Cosa. Hubo mientes como el puño; hubo puños como el mientes. Denota la confusión, algazara y des- compostura que ha habido en alguna reunión, y es tomado del romance de Quevedo que lleva por título Desafío de dos jagues. Parar, o poner, mientes ez una cosa. Considerarla, meditar y recapacitar sobre ella con particular cuidado y atención. l Venirle a uno una cosa a las mientes. Ocurrírsele o recordarla. MIÉRCOLES.-— Estar, o ponerse, en medio, como el miércoles. Dícese de las personas, o cosas, que ocupan un lugar medio entre otras de su misma especie, como sucede al miércoles respecto de los demás días de la semana. Alguna vez se suele apli- car a los niños que, interceptando el paso de las personas mayores, no dejan a éstas facilidad para andar u obrar. ¿Miércoles?— Mierda y coles. —V. ¿Mar- TES? — De mierda te hartes. MIERDA. — A/lábate, mierda, que el agua te lleva. Aplícase a las personas que alardean de cuidadosas, cuando en realidad no lo son. ¡A la mierda, a pasar trabajos! Expresión, no muy culta, en que suele prorrumpir aquel que está ya harto y fastidiado por verse víctima de atropellos, abusos, vejaciones, etc., in- dicando con ello que se le acabó la pa- ciencia y va a echarlo todo a rodar. — Empléase también para despedir a aquel que nos está molestando conti- nuamente con peticiones, visitas, etc. ¡A la mierda, abanico, que se acabó el ve- rano!—V. ¡Á la miERDA, a pasar traba- jos! Segunda acepción. ¡A la mierda xz sastre, que todas son tiras! — V. jA la MIERDA, a pasar tra- bajos! Arre, doña Mierda; arre, doña Pasa... Todo el mundo tiene don en esta casa. Aplícase a aquellas personas que, siendo de humilde condición, se dan una importancia impropia de ella. MIES Más vale media mierda, que mierda en- tera. Manera de significar en lenguaje poco culto que de dos males debe escogerse el menor. Más vale oler vivo a mierda que muerto a incienso y a cera. Expresa el afán que sentimos todos por vivir, aunque lo pasemos mal, pre- firiéndolo a la tranquilidad y descanso de la muerte. ¡Mierda! — Chupa y calzón corto. Contéstase con lo segundo a la per- ; sona que, por hallarse de mal humor, O por otra causa cualquiera, responde al ser interpelado con la interjección indicada. También se suele decir: Chu- pa y no muerdas; o Para ti me han dado expresiones; o Para tu boca, que para la mía es poca; o ¡Qué dulce tienes la boca! ¡Mierda! — Chupa y no muerdas.—N Éase ¡MierDa! — Chupa y calzón corto. ¡Mierda! — Para ti me han dado expre- siones. — V. ¡Miera! — Chupa y calzón corto, ¡Mierda! — Para tu boca, que para la mía es poca.— V. ¡MierDaA! — Chupa y calzón corto. ¡Mierda! —¡Qué dulce tienes la boca! — V. ¡Miera! — Chupa y calzón corto, Mierda que no ahoga, todo engorda. Dícese como disculpa irónica de las personas que son sucias y descuidadas. Mierda y horrura, todo es gordura.— V. Mierna que no ahoga, todo engorda. Parecer, o ser, una mierda de manzana, Dícese de la persona insubstancial, de escaso mérito y de poca o ninguna personalidad social. Ser una cosa como la mierda, que cuanto más se menea, más hiede. Dícese de cualquier negocio sucio, que, por lo regular, cuanto más se agi- ta o mueve, tanto más se desacredita a los que han tenido parte en él. Ser, o parecer, la mierda del pavo. Aplícase a las personas, en general mujeres, que son sosas y de poca ani- mación; también se les da el nombre de pavas. Algunos añaden: que ni sabe ni huele, MIES. — Cuando blanguean las mieses, cerca está la siega. Denota que ciertos antecedentes ha- MIGA cen que se deduzca con toda claridad, y sin temor a errar, la consecuencia. MIGA. — Tener una cosa miga, o mucha miga. Ser de más importancia y trascen- dencia de lo que a primera vista pa. rece. Hacer buenas, o malas, migas. Concordar o discordar entre sí en carácter, inclinaciones, etc.— Dícese de las personas y de los animales. Helársele a uno las migas. Dejar de hacer oportunamente una cosa por descuido o negligencia. Migas cochas con gorrones no las comen todos hombres. No todas las personas pueden dis- frutar de las mismas conveniencias. — Cochas con gorrones quiere decir coci- das con chicharrones o torreznos. No comer buenas migas juntos. No ser amigos; estar disconformes en el modo de pensar u obrar. No estar para dar migas a un gato. No tener ánimos ni fuerzas para en- tender en una cuestión o resolver algún asunto. No ser para dar migas a un gato, Ser inútil y para poco; no servir para cosa alguna por fácil y sencilla que sea. Poderse comer migas en un rincon. Manera de ponderar la limpieza que reina en una casa, y especialmente en su suelo, hasta el punto de no hallarse polvo en los rincones, donde suele co- bijarse algo de basura por mucho aseo que se tenga. Quien no da migas, no tiene amigas. El que no está dispuesto a pagar cier- tos servicios, no es fácil que encuentre quien se los haga. Tales son migas de añadido, como mujer de otro marido. Así como cuando se toman algunas migas de una cazuela para después echar en substitución de ellas otros pedazos de pan, o bien se saca caldo de la olla, añadiéndole al que queda puesto a la lumbre cierta cantidad de agua que reemplace a la porción que se ha extraído, quedan ambos manja- res desubstanciados por haberse lleva- do la flor las cantidades que se sacaron, de igual manera ha perdido su mérito MIGAJA material la mujer a quien se toma en segundas nupcias, por haber disfrutado las primicias de ella su anterior ma- rido. MIGAJA. — Más vale migaja de labrador que torta de logrero, El primero la da noble y desintere- sadamente, al paso que el segundo se la hace pagar con creces. 0 —_— e e o o o 5 o, Más vale migaja de rey que merced de señor. Aparte de que honra más la primera que la segunda, puede aplicarse la ex- plicación dada al refrán anterior. Las migajas del fardel a veces saben bien. Muchas veces se desprecian las cosas de poca monta, teniendo que aprove- charlas a la fuerza en algunas ocasiones. Reparar uno en migajas. Detenerse en cosas de poca entidad, o escasearlas y escatimarlas. MIGAR.-—7odo es menester: migar y sor ber. Indica que es conveniente el acos- tumbrarse a todo, ya sea bueno o malo. MIGUEL. — Vamos a ver cómo baila Mi- guel: sí baila mal o si baila bien. Expresión usada para indicar que es preciso esperar el resultado de una cosa para conocer si es buena o mala. MIGUITAS. — Las miguitas del zurrón por la tarde buenas son. Denota que cuando hay apetito no se repara en la procedencia ni la cali- dad de los artículos. MIL. — Las mil y quinientas. Alude a las lentejas, por la multitud de ellas que entran en una escudilla de potaje. ¡Vivasme mil años... debajo de una lancha! Especie de imprecación con que se denota el desafecto que se le tiene a una persona. MILAGRO.-— Co/lgarle a uno el milagro. Atribuirle o imputarle un acto de que no es autor, mayormente si es re- prensible o vituperable. Cuéntese, o digase, el milagro, y cállese el santo. —V. Di tu razón, y no señales autor. Hágase el milagro, y hágalo el diablo. Lo importante y bueno no desmere- | ce por lo obscuro e insignificante de quien lo haya hecho. — En el mundo no se suele reparar mucho en los me- MILITAR dios, con tal de conseguir el fin. —Úsa- se también en buen sentido, para ma- nifestar que le es a uno indiferente el apelar a tal o cual recurso legítimo, siempre que se obtenga el resultado apetecido. Milagro de Mahoma: se acostó al sol y se levantó a la sombra. Satiriza todo aquello a que se da una gran importancia, cuando, realmente, es una tontería. ¡Milagro patente, que una vieja pasd por el puente y no se cayó! Aplícase cuando nos enteramos de que ha ocurrido una cosa de un modo: racional, aun cuando se empeñen en hacernos creer que ha sido por inter- vención sobrenatural. Vivir uno de milagro. Mantenerse con dificultad suma. — Haber escapado de un gran peligro. Hacer uno milagros. Hacer mucho más de lo que se pue- de practicar o esperar comúnmente en: cualquiera clase de industria o habi- lidad. » Los milagros gue tú hagas, gue me los cuelguen a mé. Dícese de aquella persona en cuyo: talento no confíamos gran cosa. El final suele decirse también: que me los claven aquí, acompañando la palabra con la acción de darse un golpe a mano abier- ta en el cogote. MILÁN. — Milán puede decir y hacer. Indica la importancia que tenía el ducado de Milán en otro tiempo, en que la actitud que tomaban sus duques. solía influir en la suerte de Italia. MILANO. — ZZ mal del milano: las alas quebradas y el pico, o el papo, sano. Se aplica a aquellos que, siendo co- bardes, se las echan de valientes, y os- tentan una valentía que no tienen. MILICIA.— Ser alguna cosa una milicia de Flandes. Dícese de todo aquello en que cada uno hace lo que le place. MILITAR. — ¿Militar, y no tañer la vi- huela», cuénteselo usted a su abuela. Manera de dar a entender que no damos crédito a lo que se nos dice de una persona, por ser contrario a la idio- sincrasia del aludido. MILLÓN Señó militar, ¿a dónde va usted con ese carnero? — A ver sí topa. Indica que aunque una cosa sea difí- cil de conseguir, deben ponerse los me- dios por si, casualmente, se lograse lo apetecido. MILLÓN.- Valea millón la vara de calzón, La educación de los varones es mu- cho más larga y costosa que la de las hembras. MIMEBRE. — Dame la mimbre de buen soto; que si no vuelve un año, vuelve al otro. La persona que ha recibido buenos principios, tarde o temprano llega a manifestarlos. Doóblase el mimbre cuando es tierno. Aconseja que se corrija los defectos o vicios cuando se está en la infancia, pues los niños son generalmente dóci- les, lo que las personas mayores no. MIN A.— Encontrar uno una mina. Hallar medios de vivir o de enrique- cerse con poco trabajo. Ser una mina.—V. Ser una viÑa. Volar la mina. Descubrirse una cosa que estaba oculta o secreta. Las minas del Potosí. Aplícase a todo aquello que es muy abundante en riquezas. MINGO.-— Darsele a uno de alguna cosa lo mismo que de las coplas de Mingo Ke- vulgo.—V. Dársele a uno de una cosa Zo mismo que de las corLas de Calaínos, etc. MINIATURA. — Ser, o farecer, una mi- niatura. Se aplica a las personas pequeñas y de facciones finas. MINISTERIO. — Haber caído el Minis- terio. Frase jocosa que se aplica al que se ha pelado o cortado el cabello. MINISTRO. — Tener más visitas, asuntos o negocios, que un ministro. Dícese de la persona que recibe mu- chas y muchos de ambas cosas, lo mis- mo que los ministros en su despacho. MÍO. — Con lo mío me ayude Dios. Manifiesta que sólo contamos y que- remos centar con lo que legítimamente nos corresponde. LEs mío, y muy mio, y yo muy su amo. Reticencia popular con que se afirma la posesión de alguna cosa. — 69 — 1 | MIRAR Lo mío, mío, y lo tuyo de entrambos. Se reprende la desordenada avaricia de algunos que quieren tener parte en los bienes de otro, sin padecer el me- nor desfalco ni mengua en los suyos. «Mío», eso dijo el gato, y se quedo frío. Dícese cuando alguna persona afir- ma que una Cosa es suya, constándonos no ser así. De los míos déjame decir, mas no me ka- gas otr. Aunque uno censure los defectos de sus parientes, no gusta oír a otro que hable mal de ellos. MIRA. — 4 la mira y a la maravilla. Dícese para ponderar la excelencia de una cosa. Estar uno a la mira de si se cae algo. Dícese del que está constantemente al acecho de cualquiera ocasión favo- rable que se pueda presentar para no desperdiciarla, MIRAR. — Z gue más mira, menos ve. Expresa que el que se cree más en- tendido en una cosa, suele ser el pri- mero en equivocarse. El que no mira, no suspira. Recomienda la continencia de la vis- ta a causa de ser ésta uno de los prin- cipales y más temibles conductos por donde entra el pecado en el alma. Quien adelante no mira, atrás se queda. Es muy conveniente premeditar o prevenir las contingencias que pueden traer las cosas antes de emprender- las.—Aconseja se tenga siempre la vis- ta fija en el porvenir, con objeto de progresar y lograr una vejez tranquila. Ser alguna cosa de mírame y no me to- ques. Aplícase a las personas nimiamente delicadas de genio o de salud, y tam- bién a las cosas quebradizas y de poca resistencia. Mira que ates, que desates. Advierte no se entre en las cosas sin considerar bien antes el fin que pue- den tener. ¡Mira quién habla! Expresión con que se nota a uno del mismo defecto de que él habla contra otro, o con que se le advierte que no debe hablar en las circunstancias o en la materia de que se trata. MIRASOL — Mirar a lo zaino, o de zaino. Mirar recatadamente, al soslayo o con alguna intención. Mirar den a uno. Tenerle afecto. Mirar uno para lo que ha nacido. Frase con que se amenaza a alguien para que haga, o deje de hacer, una cosa. Mirar mal a uno. Tenerle aversión. Mirar por una persona o cosa. Ampararla, cuidar de ella. Mirar una cosa por encima. Examinarla ligeramente. Mirarse uno a sí. Atender a quién es, para no ejecutar una cosa ajena de su estado. Mirarse ez una cosa, o en ello. Considerar un asunto y meditar an- tes de tomar una resolución. Mirarse «vzo en otro. Complacerse en su persona y cuali- dades por el grande amor que le tiene. Mirarse «nos a otros. Explica la suspensión o extrañeza que causa una especie que obliga a se- mejante acción, como esperando cada uno por dónde se determinan los demás. ¡Mire a quién se lo cuenta! Denota que de un suceso sabe más quien lo oye que quien lo refiere. Mire cómo habla, o con quién habla, o lo gue habla, Frase de enojo con que se advierte a uno que ofende con lo que dice, o que le puede causar perjuicio. Miren si es parda, Explica que uno miente o pondera mucho lo que dice. MIRASOL.-— Ser como el mirasol, gue se marchita puesto el sol. Aplicase a las personas ñoñas o de espíritu apocado y escasas energías, MIRLO.—£ch4ar el mirlo a uno. Desembarazarse de un trabajo cual- quiera para que lo haga otro. — Impu- tarle a uno la culpa de cualquier cosa, máxime sabiendo que no es el causan- te de lo ocurrido, Soltar uno el mirlo. Empezar a hablar.—V, Echar el MIRLO a uno, primera acepción. — MISA MIRONCITO.— Largo jugdis, mironcito queréis ser. Aplícase a los que se meten a acon- sejar a otros lo que deben hacer en el juego. MISA.-—¡Acabara usted de decir que era de misa! Especie de reconvención que se di- rige a quien, siendo interesado en de- fenderse o justificarse cuanto antes, tarda demasiado en alegar la debida exención o disculpa a su favor. — Con- cuerdan con esta locución las dos si- guientes: ¡Zdablara yo para MAÑANA! y Si sois de CORONA, no quiero yo quedar: descomulgado. Acabose... la misa de doce. Manera de dar a entender que se ha concluido una cosa. ¿A qué tocan? — A misa. — Tangan, tan- gan, que bien se lo pagan. —¿Á qué to- can? — Á beber. — Mozo, daca esos za- patos. Contra los que se hacen remolones- cuando se trata del cumplimiento de su obligación y son los primeros en acudir a las diversiones y huelgas. El pueblo lo expresa admirablemente en la conocida copla que dice: No puedo ir a misa porque estoy cojo; me voy a la taberna poquito a poco: Callar como en misa, o Estar más calla. do, o más sosegado, que en misa, No hablar o no responder palabra, Como misa de réquiem con órgano. Sirve como término de comparación de alguna cosa que se quiere ensalzar por su lujo, etc. Con una misa y un marrano hay para: todo el año, Satiriza a los que son poco aficiona- dos a oír misa, particularmente en los pueblos. Del que habla en la misa, los demonios ha- cen risa. Aconseja que no se hable durante la celebración de este Santo Sacrificio. Ese habrá ido a misa de infantes. Copio de los Cuentos, dichos, anécdo- tas y modismos aragoneses que da a la es- tampa un «Soldado viejo», natural de Borja, lo que sigue: MISA «Cuentan en Zaragoza que, después de haber permanecido un forastero muchos días en la antigua Posada del Sol, Je advirtió al cebadero (mozo de cuadra) lo despertase temprano, por- que deseaba ir a misa de infantes, que se celebra al amanecer en la iglesia del Pilar. —Vuelvo, gritó al salir por la puerta, y no lo vieron más. En la capi- tal de Aragón, si creen que alguno no piensa pagar sus deudas, suelen de- cir: Ese habrá ido a misa de infantes.» Los ¿irfantes son los cantorcicos, ni- ños de coro o seises; y porque ellos son los que ofician dicha misa, de ahí el darse a ésta tal denominación. Eso es misa y sermón. Aplícase al sacerdote que invierte en celebrar el Santo Sacrificio mucho más del tiempo regular, y a la persona que, tardando mucho en volver de la calle, dice que viene de misa. Haber, o No haber, oído misa una cosa. Ser, o no ser, buena. Aplícase más comúnmente a las monedas, con objeto de significar su legitimidad o su false- dad. — V. No estar uno muy CATÓLICO, O MUY CATÓLICA, UNA COSA, Hasta en la misa hay desperdicio, o Hasta la misa tiene su desperdicio.—N. No hay PARVA Sîn granzas. La misa del gallo, una vez al año. A propósito de no querer repetir una especie que se acaba de decir. La misa dizala el cura. Manera de reprender a aquellos que se meten a hablar de lo que no entien- den, o a hacer oficios que no son de su profesión. La misa y el pimiento, son de poco ali- mento. Frase de los detractores del Santo Sacrificio, con lo cual dan a entender que el oír misa aprovecha tanto al alma como un pimiento al cuerpo. Lo primero y principal es oír misa y al- morzar, y sí corre prisa, antes es almor- zar que oír misa. Enseña cuál es la obligación de todo cristiano en el día feriado: la parte egoista exige lo demás, Lo que yo digo va a misa. Expresión con que se da a entender que aquello que se dice o afirma es — 71 — o. MISA completamente exacto, sin que quepa dudar de su veracidad. Más vale ir tarde a misa que pronto al baile. Recomienda que se cumpla con la ley de Dios, aunque sea tardíamente, mejor que con los caprichos sociales. Más vale una misa en vida, que muchas después de muerto.—V. Lo que en tu VIDA tú no hicieres, de tus herederos no lo es- peres. No entra en misa la campana, y a todos llama. Se dice contra los que persuaden a otros para que hagan lo que ellos no hacen, a pesar de predicarlo, No saber de la misa la media, Ignorar una cosa o no poder dar ra- zón de ella. No saber decir misa más que en un mi- sal. — V. No saber leer más que en un MISAL. No te atarees tanto, que no vas a dejar ninguna misa de once. Frase oida en Murcia, con la cual se conmina a una persona para que no trabaje excesivamente, pues por mu- cho que lo haga no alcanzarían las ga- nancias hasta el punto de poder dejar, a su muerte, establecida y pagada una misa perpetua. Ofr misa, intención basta. Dícese de los que llegan tarde a misa o no pueden oírla, por causas de mayor excepción, y se quedan con el deseo de haberla oído. Oye misa, y no cuides si el otro tiene ca- misa. Cada uno se ocupe en lo que le im- porta, y no se entrometa en lo que no le va ni le viene. Por oír misa y dar cebada, no se pierde la jornada, El cumplimiento de la obligación o prudente devoción, no es impedimen- to para el logro de lo que se intenta con justicia. Quien se levanta, o Quien llega tarde, ni oye misa ni come, o loma, carne. Porque en los pequeños pueblos no suele haber más que la misa de alba, así como que se mata poco ganado, y los tardíos en ir a la plaza se encuen- tran con que ya está vendida la carne. MISAL Una vez se dice la misa. Contra los que repiten importuna- mente una misma cosa. Allá se, o te, lo dirán de misas. Amenaza a uno de que pagará en la otra vida lo mal que obrare en ésta, o que pagará en otro tiempo lo que obra- se mal de presente. ¿En qué vendrán a parar estas misas? Manifiesta la duda que se tiene acer- ca del fin o resultado de ciertos actos, en lo general, poco loables. ¿De dónde salen las misas? — De la sa- cristía. En el 4Averiguador del año 1871 decía a este propósito un tal D. J. M. V., que dicha locución es metafórica, más pro- pia y común en Andalucía que en otras provincias de España; y que misa se dice en el sentido de limosna, estipen- dio, dinero, por lo cual es como si se preguntara: ¿De dónde saldrán las can- tidades que invierte Fulano? El origen estriba en el testamento de cierto po- bre diablo, en el cual no se cansaba de dejar estatuídos millares de misas por su alma, y preguntado por el notario, que conocía el mal estado pecuniario del testador, mereció oír la contesta- ción arriba indicada. No hay como las misas de cuerpo present e. En ciertos asuntos, la presencia del interesado vale más que todas las re- comendaciones o tercerías que pueda poner en juego, a la manera que cuan- to más pronto se apliquen las misas por un difunto, más oportunamente le aprovecharán a su alma; y éste cuaxto más pronto, claro es, como la luz del mediodía, que no puede ser antes de hallarse de cuerpo presente. Ser misas de salud. Frase con que por desprecio se ca- lifican las maldiciones o malos deseos de uno contra otro. MISAL. — Vo saber leer más que en un misal. Dícese de toda persona tan limitada de alcances, que sacándola de su mar- cha habitual, no sabe dar un paso en aquella materia de que se trata. Alude a algunos clérigos de misa y olla tan rutineros, que si se les cambia el mi- sal por el que acostumbran celebrar, se rami 5 5 € PP Pf'7 e 5 5 5 5 e e 1 5 5 5 5 5 5 7 5 5 5 5 5 MISTERIO encuentran luego aturdidos y confusos sin saber hallar la misa que correspon- de al rezo del día. MISERABLE.—4/ miserable y a! pobre, todo le cuesta doble.— V. El MISERABLE Y el pobre gastan doble. El miserable y el pobre gastan doble. Porque por ahorrar dinero compran las cosas baratas, y como éstas son malas no producen el efecto apeteci- do, lo cual les obliga a comprar a la fuerza otras más caras; total, dos gastos. MISERIA. — £star uno' comido de mi- seria. Estar reducido a la mayor indigencia. Ser algo una miseria humana, Dícese jocosamente tratándose de una poquedad o mezquindad. Ser una cosa miseria y compañía. — V, Ser algo una MISERIA humana. De las miserias suele ser alivio la com- pañía. l Los dolores se resisten mejor cuan- do alguien nos ayuda a soportarlos, que cuando los sufrimos solos. Llorar uno miserias. Manifestar indigencia suma, a fin de que se conduelan de uno y traten de remediarlo en la extrema necesidad que afecta tener. ¡Miserias humanas! Modo de compadecerse de la falta en que uno ha incurrido, o de disculparla a los ojos de otro, al recordar lo frágil que es la naturaleza humana. MISTERIO. — Hablar uno de misterio. Hablar cautelosa y reservadamente o afectar obscuridad en lo que dice para dar en qué entender y discurrir a los que oyen. No sin misterio. No ser una cosa sin misterio. — No haber sido hecha por acaso y sin pre- meditación, sino con motivos justos y reservados. ,.. que tiembla el misterio. Empléase para ponderar lo extraor- dinario o notable de alguien o de algo. Guardar uno misterios de una persona. Ocultarle algo, tratarla con reserva, recatarse de ella. Los misterios de Eleusis. Llámase así a toda cosa recóndita y difícil o imposible de averiguar, con MITAD alusión a los misterios que se celebra- ban con gran solemnidad y aparato en el soberbio templo dedicado a Ceres en Eleusis, antigua ciudad de Ática, en los cuales se observaba un silencio pro- fundo, y cuyos secretos estaba prohi- bido a los iniciados el poder divulgar- los, con pena de muerte a los contra- ventores. Por los misterios de la misa. Especie de juramento con el que se trata de reforzar alguna cosa que se afirma. MITAD. — Engañarse en la mitad de su justo precio. Padecer mucho engaño. La mitad, a uso de feria. Siendo costumbre generalmente se- - guida en las ferias que el vendedor pide más de lo justo por su mercancía, lo es asimismo en el comprador de ofre- cer rebajando considerablemente, y a veces hasta la mitad del precio que se le ha indicado. La mitad, como en Toledo, Dícese al que ofrece por una mer- cancía la mitad del precio que se le ha pedido. La mitad del año con arte y engaño, y la otra parte, con engaño y arte. Manera de vivir de algunos, que sin tener cosa propia gastan y campan por su respeto en fuerza de su astucia y maña, La mitad y otro tanto es cuenta cabal. Modo de dar a entender que no se conforma uno con tomar una parte de lo que le corresponde, sino con la to- talidad. Mentir por la mitad de la barba. Mentir con descaro. Plantar, o poner, a uno er mitad del arroyo. — V. Plantar, o poner, a uno en la CALLE. MOCEDAD.— 4A mocedad ociosa, vejez trabajosa. Los que pasan lo mejor de la vida en la holganza, se verán sin recursos al lle- gar a la edad madura. A mocedad sin vicio y de buena posada, vejez larga y descansada, La persona que no ha tenido una ju- ventud borrascosa, no debe temer a la vejez. MOCHA MOCO. —¡ Arriba, moco, que allí está el otro! Dícese a las personas que tienen la costumbre de sorber de nariz, en lu- gar de limpiarse o sonarse con el pa- ñuelo, Caérsele a uno el moco. Ser simple o poco advertido. Escoger a moco de candil, Escoger una cosa con mucho examen y cuidado, esto es, como aproximán- dola a la luz para que se vea bien ¿Es moco de pavo? o No ser alguna cosa moco de pavo. Da a entender a uno la estimación o entidad de una cosa que él considera despreciable. Úsase en forma interro- rrogativa o negativa. Haber quitado a uno los mocos. Haberle criado, o cuidado de él des- de pequeño. Llorar a moco tendido. _ Llorar sin tregua. Dícese también llorar a moco y vela. Ser de moco de pavo.—V. Ser de BARBA de pavo. No saber uno quitarse los mocos. Frase con que se nota la suma igno- rancia de uno, y se le censura que se meta en lo que no entiende. Quitar a uno los mocos. Darle de bofetadas. Unos mocos sox sorbidos, y otros son so- nados. Según la clase de persona que hace una cosa, así son sus actos, resonantes o inad vertidos. MOCOSUENO.- £5o equivale a mocosue- no mocosuernas. Cuando se da una interpretación tor- cida a una proposición o palabra, guia- da tan sólo por el sonsonete, y no por su sentido ideológico, se dice que la tal interpretación equivale al latín macarrónico mocosueno, mocosuenas, en cuya jocosa formación no tuvo segura- mente el inventor más trabajo que invertir las letras componentes de las palabras como sueno, como suenas. MOCHA. — Cargar uno con la mocha. Tener que llevarse uno lo que no quiere nadie. Váyase mocha por cornuda. Dícese cuando el defecto o imperfec- MOCHALES ción de una cosa se recompensa con la bondad y perfección de otra. MOCHALES.-— £star mochales. Estar borracho.—Estar loco. MOCHUELO.- Cada mochuelo asuolivo. Indica que ya es hora de recogerse o tiempo de que cada cual se esté en su puesto cumpliendo con su deber. Cargar con el mochuelo. — V. Cargar uno con la mocha. Echarle a uno el mochuelo. Dar a uno la parte más dura o eno- josa en algún asunto. El origen de esta frase está explicado en el refrán si- guiente. Siempre le toca el mochuelo al infeliz del soldado. Caminando juntos un mozo andaluz y un soldado gallego, llegaron a una posada para hacer noche, después de pedir algo para cenar. No había de qué disponer más que de una perdiz y un mochuelo. «Tráigalos — dijo el prime- ro—, que aquí nos arreglaremos.» Una vez en posesión de los animalitos, dijo el andaluz al hijo del Miño: «Mira; aquí no hay más remedio que repartir la cena por igual: hay dos piezas, de modo que o tú te comes el mochuelo y yo me como la perdiz, o yo me como la perdiz y tú te comes el mochuelo: eli- ge.» Y el infeliz interpelado, convenci- do de la fuerza de la lógica, exclamó tristemente: «¡No sé cómo te las arre- glas que siempre me ha de tocar a mí el de la cabeza gorda!» De ahí la frase popular que se aplica al que, siendo desgraciado, tiene que llevar siempre lo peor en cualquier reparto que se origine. MODA.-— Estar de moda una cosa. Usarse o estilarse una prenda de vestir, tela, color, etc., etc., o practi- carse generalmente una cosa. Lo que es moda, no incomoda. Con tal de ir como el uso impone, hay personas que sufren con gusto las molestias que ocasiona el capricho de aquella tirana. Entrar uno en las modas. Seguir la que se estila y practica por otros, o conformarse con los usos o costumbres del país o pueblo donde reside. MOHO MODESTIA. — La falsa modestia es el orgullo refinado. Porque los que la emplean llaman hacia sí la atención y las alabanzas de los demás; que es precisamente lo que pretenden. MODESTO. — Fray Modesto nunca fué prior, o nunca llega, o llego, a prior, o a guardián. Indica que no siempre conviene la timidez y el encogimiento, especialmen- te para lograr empleos o dignidades. MODO.— Olvidársele a uno hasta el modo de andar. Acúsase con esta frase a aquellas personas tan olvidadizas o distraídas que ponen como pretexto de no haber hecho una cosa el habérseles olvidado. Según el modo de ser, así es el modo de obrar. Sentencia filosófica que el vulgo for- mula en los términos siguientes: Cada uno OBRa, O hace, como quien es. (Véase). Hay modos de vivir que no dan de vivir. Dícese de los cargos, destinos u ocu- paciones cuyos rendimientos no son: suficientes a sufragar los gastos más in- dispensables de la vida social y domés-- tica. Es frase debida al ingenio chis- peante de «Fígaro» (D. Mariano José: de Larra). MOGATE.— A medio mogate. Con descuido o poca advertencia en: lo que se ejecuta; sin la perfección de- bida. MOGUER.—£x Moguer, sacaron el Cris- to a Palos, porque no quiso llover. Refrán de carácter enigmático en cuanto a la pronunciación, pues una vez escrito desaparece el enigma, a causa de no escribirse falos (garrota- zos) y sí Palos, puerto distante de Mo- guer una legua, del cual salió Cristó- bal Colón el 3 de agosto de 1492 con ánimo de, y con ánimos para, descubrir el Nuevo Mundo. MOHATRAR.-— Antes que mohatres 20 te alabes. El que intenta engañar a otro, no debe jactarse de ello hasta haber con- seguido su intento. MOHO.— No dejar criar moho a alguna cosa. Traerla en continuo movimiento, o MOHOSO usar de ella de modo que no esté ocio- sa ni parada. — Gastarla prontamente. MOHOSO. — Guarda, aunque mohoso, todo lo que pueda ser provechoso. Preconiza la virtud del ahorro, evi- tando un gasto, cuando se puede pasar con lo existente, aunque no se halle en estado muy flamante. MOJAMA.-— Estar como mojama.—Véa- se Estar como CECINA. MOJÓN.— Meterle a uno el mojón para adentro. Equivale al refrán que en términos más limpios dice: Meterle el RESUELLO para adentro, y significa acorralarlo, chafarlo, reducirlo al más completo si- lencio, dejándole sin acción. Parado como mojón de término. Aplícase a la persona que permane- ce de pie y sin movimiento por espa- cio de largo tiempo, como forzosamen- te le ocurre al guardacantón que se eleva al final de una tierra, heredad, campo, etc. MOLDE. — Parecer uno molde de tontos. Aplícase a la persona a quien cansan y fatigan con impertinencia y pesadez. | Tomarle a uno el molde de la cara, o de | los hocicos. Darle una o más bofetadas. Venir una cosa como de molde. Sentar bien, venir adecuada, presen- tarse con oportunidad, etc., según las circunstancias. MOLIENTE. — Moliente y corriente. Ser una cosa ordinaria, que no llama la atención por lo usual y vista que es. MOLINERO. — De molinero mudards, pero de ladrón no. Al renovar en ciertas dependencias el personal, por no cumplir éste con su deber, se varía indudablemente de su- | jetos; pero siguen por lo regular sub- sistiendo los mismos inconvenientes de antes, a causa de adolecer éstos de igual defecto que los anteriores. MOLINICO. — Molinico, ¿for qué no mueles?— Porque me beben el agua los bueyes, Ciertos asuntos no prosperan por- que se distrae inconvenientemente sus elementos constitutivos a objetos muy distintos de aquel para que fueron des- tinados en un principio, MOLINO MOLINILLO.—Molinillo, casado te veas, que así rabeas. Enseña cuánto amoldan los cuidados y penalidades del estado matrimonial, aun al más fuerte y robusto. Parece que se ha tragado el molinillo, o el palo del molinillo. — V. Parece que come ASADORES. Parecer moliínillo de chocolatera. Se aplica a la persona que se halla en continuo movimiento, a semejanza a las vueltas que se da entre las manos. al molinillo cuando se bate el chocolate dentro de la chocolatera. MOLINIZAR.— Quien no moliniza, jan- sentiza. Dícese de los que por no incurrir en un error, caen en otro. MOLINO. — 4/ molino y for carne, vaya de la casa el más grande. Para evitar que los engañen, porque carniceros y molineros tuvieron siem- pre fama de ser muy aprovechados. ¡Ay, molino recio, así te vea casado! — V. Morrnito, casado te veas, que así rabeas. El molino andando gana. Manifiesta que el que tiene una pro- fesión, comerá de ella si la ejercita, pero no le servirá de nada si por desi- dia no se ocupa de ella. Empatársele a uno el molino. Tropezar con inconvenientes o difi- cultades; entorpecérsele un negocio. Estar el molino picado. Estar el apetito en su punto. Hacer alguna cosa cuando está picado el molino. Aprovechar la ocasión para ejecutar- la, por hallarse bien dispuesta para ello. fr al molino. Convenirse para obrar contra uno, especialmente en el juego. Molino que no muele, no tiene maquila. Expresa que el que no trabaja no tiene derecho a cobrar los emolu- mentos. Quien va al molino y no madruga, los de- más muelen y él se espulga. Aconseja la actividad para todos los negocios, no dejando que se adelanten otros, pues aquéllos serán los que con- sigan los beneficios por haber llegado primero. MOLLERA Si no anda el molino, no hay maquila. — V. MoLino que no muele, no tiene maquila. -MOLLERA.-— Cerrar, o cerrarse, o tener uno cerrada la mollera. Tener ya juicio. —Empleando el ver- bo tener y el adverbio muy expresa ser muy bruto y sin comprensión. Ser uno duro de mollera. Ser porfiado y temoso. — Ser muy rudo para aprender. Tener ya uno dura la mollera. No estar ya en estado de aprender por ser de cierta edad, impropia de ello. MOLLETE. — Un mollete hombre mete; dos, por consiguiente; tres, algo es; cua- tro, me harto; cinco, me engollipo; media docena, barriga llena. Indica que los alimentos, aunque de escasa importancia, tomándolos en gran cantidad, surten el efecto apetecido. MOMENTÁNEO. —Momentáneo es lo que deleita, y eterno lo que atormenta. Por cada placer que experimentamos en la vida, tenemos que tragar mil sin- sabores. MONA. — Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. La mudanza y fortuna de estado, nunca puede ocultar los principios ba- jos sin mucho estudio y cautela. Dormir la mona. Dormir la borrachera. ... ¿o Será bueno que el concurso beodo vaya a dormir la mona antes de todo? (Mora, El Banquete de Filósofos.) Coma la mona, pero lodo no se lo coma. Es justo que en un negocio o asunto saque cada uno su parte, pero no que trate de llevarse uno solo las ganan- cias de todos los demás. Es como la mona, que sube de rama en rama hasta la copa del árbol, para ense- ñar luego el culo. Comparación derivada del refrán que dice: Hasta que la mona se sube a lo alto del palo no se le ve lo pelado del rabo, y con la cual se da a entender que algu- nas personas no descubren sus defec- tos o su ineptitud hasta tanto que no se hallan constituídas en puestos ele- vados. po í oE MONEDA Eso quiere la mona, piñoncitos pelados, o mondados. Zahiere a aquel que apetece el pre- mio sin ningún trabajo ni fatiga. Hasta que la mona no se sube al tejado, no se le ve lo pelado. — V. Es como la MONA, que sube de rama en rama, etc. Hasta que la mona se sube a lo altodel palo no se le ve lo pelado del rabo.—V. Es como la mona, que sube de rama en rama, etc. Piilar uno una mona. Embriagarse. Ya insinuamos en otro artículo de este Diccioxario, que este es uno de los múltiples nombres con que el pueblo ha bautizado el vicio de la borrachera. Pintar uno la mona. Darse tono, importancia. ¿Qué es lo que quiere la mona? — Piño- nes mondados. —W. Eso quiere la MONA, piñoncitos pelados, o mondados. Quedarse corrido como una mona, o como un mono. — V. Quedarse hecho una MONA. Quedarse hecho una mona. Dícese de la persona que ha queda- do burlada y avergonzada. Si se quiere divertir, que compre una mona. Aplícase a la persona que parece lle- var intenciones de pasar el rato con uno, particularmente si es mujer la damnificada. Anda, o vete, a freír monas. Algunos añaden: a un bodegón, Expresión usada para despedir a una persona con enfado. MONAGO. — Ya coñonea, Monago. Dícese cuando se notan los prepara- tivos para una fiesta. MONEDA. — Do no hay moneda xo hay mercancia. Merchandía dice el texto que tomo del Arcipreste de Hita; el cual da a en- tender que el que no paga no tiene de- recho a que se le dé nada. Eso es moneda corriente. Dícese de todo aquello que circula fácil y libremente sin hallar obstáculos ni impedimento alguno a su paso, tal como noticias, doctrinas, etc., a la ma- nera que la moneda legal y usual no es rechazada de nadie. La mala moneda hace esconderse a la buena. Las personas de morigeradas cos- MONEDILLA tumbres, suelen, por evitar el contacto con las pervertidas, abstenerse de mu- chas manifestaciones, que, sin aquéllas, seguramente harían. La moneda de César, se dé a César, y la de Dios a Dios. — V. Dar a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César, Más vale la moneda en la caja, que espe- ralla. —V. Más vale un toma que dos te daré. Moneda de Tesalia. Aplícase este nombre a la moneda falsa. Moneda que no suena al caer al suelo, para mí no la quiero. Dicho de los que prefieren el dinero contante y sonante al papel moneda. No hacemos moneda falsa. Frase que usan algunos para mani- festar a otros que no hay inconvenien- te en que oigan lo que están tratando. Pagar en buena moneda. Dar entera satisfacción en cualquier materia. Pagarse en la misma moneda. Corresponderse una y otra parte en los mismos términos. Ser uno como moneda de dos caras.— V. Tener cara con dos haces. Tener como la moneda, su anverso y su reverso. Se aplica a toda cuestión que puede considerarse bajo dos aspectos dife- entes. MONEDILLA.-— Vo somos monedillas de oro, que a todo el mundo gustan. Manera de excusarse una persona de no haber complacido o de no ser grata a otra, fundándose en que siendo los genios tan diferentes en todas las oca- siones de la vida, sólo están conformes en gustarles el dinero. MONICA. — Ser uno como monica, que cuanto ve, tanto quiere hacer. Refrán empleado por el Arcipreste de Talavera, como comparación de aquellos antojadizos de imitar lo que ven; cualidad distintiva de la especie simia. MONIGOTE.— Todo monigote ziene cua- tro dedos de cogote. Dicho con que se suele acompañar la broma de darle a otro un cogotazo, cogiéndolo desprevenido. — Esto no MONO reza con los españoles, pues el que más y el que menos sabe lo que es un cogotazo, y sí con los extranjeros que, ignorándolo y yendo a buscarlo en algunos de nuestros diccionarios, se quedarían con las ganas de averiguar- lo. Así, pues, diré que «cogotazo es el golpe que se da en el pescuezo con la palma de la mano.» MONJA. — De la monja enamorada y del hombre cuculato, Domine, nos liberato. Hombre cucrlato o de cogulla, o sea el fraile. No solían ser muy defendidos por algunos las dos clases de persona- jes que figuran en este refrán: bien es verdad que en eso ni hemos avanzado- ni retrocedido, pues hoy como ayer y mañana como hoy, ya lo dijo el poeta, estamos siempre igual, La monja, por hábito da naranja.—V éa- se Brzcocho de monja, fanega de trigo. Más vale casada y arrepentida, que no monja metida. Teoría de las detractoras del estado monjil. Monja para parlar y fraile para negociar, jamás se vido tal par. Las primeras gozaron siempre fama de charlatanas, así como los segundos de intrigantes; de ahí la hermosura de la parejita. Bien se puede sentar quien monias ha de: esperar. Alude a la fama de pesadas que tienen. Confesar a monjas, predicar a curas y espulgar vellón, tres devaneos son. Quiere indicar, más claramente, que hacer cualquiera de dichos tres menes- teres equivale a tener mucho tiempo de sobra y querer invertirlo en algo, y no de provecho. Predicar a monjas y espulgar vellón, dos devaneos son. Aplícase a todo trabajo infructuoso. MONJE. — Treinta monjes y un abad no pueden hacer cagar a un asno contra su voluntad. Nadie puede obligar a otro a que ejecute cosas que son absolutamente imposibles. MONO. — El último mono es el que se ahoga. El último en acometer una empresa MONTALBÁN =E Te MONTE ventajosa, es el que sale perjudicado en sus intereses, pues con su tardanza da lugar a que otros la exploten antes, Con referencia a que los monos cuan- do tienen que atravesar algún río se suspende uno de ellos de la rama de un árbol más próximo a la orilla, otro se cuelga del primero, y así sucesiva- mente, hasta que el de abajo toca al suelo y consigue poner a todos en os- m ç ți o MOZA los matrimonios que el marido sea ma- yor de edad que la mujer. Como la moza del abad, que no cuece y tiene pan. Reprende a aquellos que quieren mantenerse sin trabajar, como sucede con los criados de los abades o curas en algunos países, que se mantienen de las ofrendas que llevan los feligreses, sin necesidad de tomarse la molestia de amasar y cocer el pan, De moza adivina, y de mujer latina, Súplese zos guarde Dios, porque ni la una ni la otra suelen servir para muje- res de su casa. Es moza de buen recaudo, que, antes que salga, se manca en el establo. i Contra las personas que se muestran cansadas o doloridas antes de haberse puesto a trabajar. Ese quiere: «la moza borracha y el vino en la jarra». Contra los que desean que todo les salga a medida de su deseo. Guárte, moza, de promesa de hombre, que como cangrejo corre. Aconseja a las jóvenes que no se fien de las promesas de los hombres, pues suelen ser falsas; es decir ¿r para atrás, como los cangrejos. La moza, como es criada; la estopa como es hilada. Como son los principios, así son los resultados obtenidos. La moza de la plaza: la puerta barrida, la casa cagada. Las mujeres que no piensan más que en lucir, se ocupan sólo de lo que se ve, pero no de lo del interior de la casa. La moza de la villa: la casa sucia, la puer- ta barrida.—NWV. La moza de la plaza: la puerta barrida, la casa cagada, La moza en cabello, no la loes, compañero. No es conveniente alabar a las muje- res despeinadas, pues hace suponer una gran intimidad con ella, por una parte, y por otra, se incita a los demás a que quieran comprobar la verdad de lo que afirmamos. La moza en el tejado no anda a buen re- cado. Las jóvenes deben tener mucho cui- dado con los sitios que frecuentan, pues su fama peligra. MOZA La moza en se componer y el viejo en be- ber, gastan todo su haber. Suelen ser, efectivamente, la debili- dad de unas y otros emplear sus capi- tales en lo indicado. La moza mala hace al ama brava. El mal proceder del súbdito es el que hace irritar al superior, por pacífi- co que éste sea. La moza que anda en deci y no se casa, dende como fuego abrasa. La joven que está para casarse, da que hablar y luego no se casa, no debe extrañar que todos se aparten de ella como si abrasase. La moza que bien lava, siete veces le hier- ve el agua. La que sabe cumplir su obligación, fácilmente desempeña su cometido. La moza que con viejo casa, lrátese, o tén- gase, por anciana. Aconseja a las mujeres jóvenes casa- das con ancianos la conformidad en el porte, en cuanto les sea posible, hacia sus maridos, para la paz y tranquilidad en el matrimonio, La moza y la parra no se ve hasta alzar- le la falda. Las hojas suelen cubrir los racimos en las vides, y hasta que no se levan- ten aquéllas no se ve si las uvas son buenas o no. El talento del lector su- plirá la falta de explicación en la otra mera parte del refrán. Moza de Burgos, tetas y muslos. Las burgalesas tienen fama de poseer buen pecho y buenas piernas, Moza de mesón no duerme sueño con sazón. Alude a la vida incorrecta que suelen hacer todas las criadas que sirven en ventas o mesones. Moza es Marina mientras se trasquila. Los afeites rejuvenecen a todo el mundo: mientras éstos se usen, consi- deraremos a la persona que los usa, no como con la edad que tiene sino con la que representa. Moza galana, calabaza vana. La joven que no piensa más que en componerse, da muestras de tener poco juicio. Moza garrida, o bien ganada, o bien perdida. La joven guapa o casa muy bien, o se pierde definitivamente pronto. MOZA Moza, guarda la lana, que oro mana. Aconseja a las jóvenes que no des- precien la labor, pues es la que produ- ce el bienestar y la riqueza. Moza muy disantera, o gran romera, e gran ramera, La joven aficionada a andar de rome- ría y de fiesta en fiesta, no suele guar- dar en su conducta un término medio. Moza, para Roma; y vieja, a Benavente. En el primer caso, por lo disoluta que siempre fué la capital de Italia, y en el segundo, porque en Benavente, villa distante 10 leguas de Zamora, ha- bía en lo antiguo multitud de fundacio- nes piadosas que ejercitaban la caridad con toda clase de personas menestero- sas, y muy especialmente con las an- cianas e imposibilitadas. Moza risueña, o loca o parlera. La joven que se ríe mucho no puede dar buena idea de su formalidad. Moza que se asoma a la ventana a cada rato, quiere vender barato. Las mujeres ventaneras suelen dar una idea muy mala respecto de la hon- radez de sus costumbres. Moza, sabe estotro: que de la perdiz, el pecho, y del conejo, el lomo. Enseña el egoísmo, aconsejando se tomen las mejores piezas sin reparar en los demás. Moza ventanera, o puta o pedera. «El asturiano llama pedera a la tra- gueadora.» (El Comendador.) —Es equi- valente al citado de Moza que se asoma a la ventana, etc. (Véase.) Ni moza de mesonero, ni costal de carbo- nero. Advierte que con el roce de ambos corre peligro la limpieza, Ni moza fea, ni obra de oro que tosca sea. Muestra el atractivo inherente a la juventud, así como que lo rico de la materia da precio aun a la obra más im- perfecta. Ni moza fea, ni vieja hermosa. Porque así lo reclaman las leyes de la Naturaleza, contra la cual no es po- sibie ir. O llueve, o apedrea, o nuestra moza se menea. Indica que las personas de mal carác- ter, se las conoce por cualquier detalle. MOZO Peor es la moza de casar, que de criar. Una criatura se cría, particularmente en los pueblos, de cualquier manera; pero no puede contraer matrimonio con tanta facilidad, sobre todo si pre- tende ser feliz. Si la moza fuere loca, hablen las manos y calle la boca. Contra la mocita que se desmanda, no hay mejor receta que una buena vara de acebuche. Va la moza al río, calla lo suyo, y cuenta lo de su vecino. Indica lo parlanchinas que suelen ser las mujeres, pero no siendo tontas para su negocio. ¿Habéis visto, mozas, mi gato en galo- chas? — V. Hasta los ESCARABAJOS tie- nen fos. Las mozas de poco seso, por San Antón corren el antruejo. Las muchachas desenvueltas no re- paran en adelantarse a lo que no de- bieran hacer sino en otras condiciones. Las mozas de Tariego cantando van so el hielo. Recuerda el hecho de que en cierta ocasión las mozas de ese lugar de la provincia de Palencia hicieron un baile sobre el hielo del río que está próximo al pueblo citado, y se hundió el hielo con todas ellas. Mozas, cerrad las puertas, que Perotizo anda sin sueltas. Advierte que hay ocasiones en que toda precaución es poca. Mozas de Avera, ¿quién os dió tan ruines dientes? — Agua fría y castañas calientes. Dícese en Portugal, porque las mu- jeres del dicho punto suelen tener mala dentadura; la segunda parte del refrán nos explica el por qué. MOZO. — A! mozo amañado, la mujer al lado. Conviene casar con tiempo al mozo industrioso o aplicado, a fin de que no se vicie. Almozo de Talavera, a los toros le espera. Indica lo muy aficionados que son los talaveranos a la fiesta llamada na- cional. — También indica que donde es preciso verlos es en el peligro, pues hablar desde la barrera cualquiera lo hace. — 87 — a eaman a MOZO Al mozo mal mandado pónle la mesa y en- víalo al recado. La esperanza del premio estimula y mueve para avivar en las diligencias aun al más perezoso y abandonado. Á mozo alcucero, amo roncero. El criado melindroso, conviene que dé en manos de un amo severo. Como el mozo del gallego, que andaba todo el año descalzo, y en un día quería matar al zapatero. Contra los que, teniendo tiempo so- brado, dejan de evacuar sus asuntos, y a última hora, acosados por la necesi- dad, atropellan por todo para poder cumplir con su cometido. Cuando mozo, es temprano para casarse, y cuando viejo, tarde. Recomienda un término medio como lo más prudente para contraer el ma- trimonio. Delibra, mozo, delibra, cuarterón por me- dia libra. Da a entender que despache pronto, y que para no tardar mucho, en vez de media libra, sirva al comprador un cuarterón. Como se ve, aconseja que se hagan las cosas rápidamente, aunque se hagan mal, siempre que sea en nuestro provecho; no es muy reco- mendable ni honroso el consejo, como propio de tendero. De mozo, a Palacio; de viejo, a beato, Dícese de los que en edad madura emprenden una vida recogida, después de la licenciosa que han llevado duran- te su juventud. — Para la explicación del primer miembro de este refrán, véase Las del PALACIO. De mozo rezongador, nunca buena. labor. Nada que se hace a la fuerza y de mala gana, sale bien hecho. El mozo no ha la culpa, que la moza se lo busca. La perdición de la mujer pende más comúnmente de sus liviandades que no de las libertades que se toma el hombre. El P. Benito Jerónimo Feijóo dice, tratando de demostrar la falsedad de algunos refranes, lo siguiente, refirién- dose al que nos ocupa: «Lo contrario es lo que sucede co- munísimamente o casi siempre. Como MOZO — 88 — MOZO tales simplezas dicta el plebeyo prurito de hablar mal en común de las mujeres. Un adagio hay italiano, diametralmen- te opuesto al castellano, que es éste: Ogni femina è casta, se non ha chi la cazza. «Toda mujer es casta, si falta quien la provoca.» Publicada esta carta en el tomo IX de mi Refranero general español, hícele el comentario siguiente: «Según el P. Feijóo, «lo contrario es »lo que sucede comunísimamente o >casi siempre». Con perdón sea dicho, trabajo me cuesta creerlo; y bastará ci- tar en apoyo de mi aserto el caso que cuenta un autor grave y del que en su día supo aprovecharse Cervantes, ocu- rrido con motivo de haber enajenado su honestidad una moza esforzada, aun- que no forzada, a aquel cuyos esfuer- zos no fueron bastante poderosos para arrancarle de la mano el dinero, con hallarse en paraje menos recóndito, si el testimonio de una docta escritora andaluza recién arrebatada a nuestro suelo por la tijera de la inexorable Parca no fuese más elocuente para la ocasión en que nos encontramos. Dice así: «Pertenecía Alegría a la clase de mu- »jeres desalmadas que se confiesan a sí » mismas coquetas, en vista de que el >»espiritu de imitación francés no sólo >»ha adoptado la palabra, sino también »el vano y frívolo espíritu que la erige əcasi en una elegante gracia social. »Pero pertenecía también, sin ella >confesarlo, a la más perversa variación »de la especie: esto es, a aquellas que, »como medio más eficaz y enérgico de »atraer a los hombres, no les demues- »tran sólo el deseo de agradarles, sino »que por más seguridad, tomando la »iniciativa, les demuestran que ellos les »agradan a ellas. A esta seducción resis- »ten fácilmente los hombres delicados y >de mérito, para los que una mujer que >baja de su elevado trono se despresti- »gia completamente; pero en hombres » vulgares, en hombres vanos y sin mun- >» do, que tienen la buena fe o necedad »de creer que ese amor puesto en feria >lo es únicamente a su intención y na- əcido de un irresistible y apasionado | »impulso hacia ellos: hombres noveles »que no conocen aún que la mujer que >»pierde lo morigerado y el orgullo pro- > pio de su sexo, pocas virtudes le pue- >» den quedar, aunque las afecte; hom- >»bres poco expertos que no conocen >»que los papeles están trocados, y que »la que busca es porque no es buscada; »para éstos, son tales mujeres temibles, > por poco que valgan, pues fingen todos »los caracteres, todos los gustos y hasta >»todas las virtudes, haciendo cometer al >»hombre que cogen en sus perversas re- >» des toda clase de maldades, dándoles >un interesante colorido, Y las leyes hu- >»manas son tan cortas de vista y toman >tan poco en cuenta la parte moral de »los delitos, que castigan al infeliz que >robó un triste pedazo de pan para co- >mer y no han pensado en castigar a la »infame que introduce un puñal de dos >filos en el corazón ajeno, y destruye la >»honra, la felicidad y la paz de una fa- »milia> (1). »No quiere decir esto que en algu- nas Ocasiones no suceda lo contrario; pero estese a que, en las más, la inicia- tiva parte de las Evas, que no de los Adanes.» El mozo perezoso por no dar un paso, da ocho. El no querer ejecutar una cosa, no excusa de hacerla; por eso, haciéndola a destiempo, obligado a ello y cuando no tiene otro remedio, le cuesta mucho más trabajo, más pasos y más moles- tias. El mozo, por no saber, y el viejo, por no poder, dejan las cosas perder. Triste circunstancia de la condición humana, eso de que la experiencia y la cordura no se contemplen juntas hasta llegar el último período de la vida. El mozo puede morir, y el viejo no puede vivir.—V, El joven puede morir, pero el viejo no puede vivir, El mozo y amigo, ni pobre ni rico. En los criados y amigos la pobreza es Carga pesada para el que trata con ellos y los expone; y la riqueza los en- soberbece y les hace desconocer su obligación. (1) Clemencia, por Fernán Caballero. MOZO El mozo y el gallo, un año, Pasado cierto tiempo, suelen adqui- rir los criados demasiada familiaridad, así como perder los gallos en vigor y energía; por eso conviene deshacerse de uno y otro con frecuencia. El que a los veinte no es MOZO, a los trein- ta no se casa, y alos cuarenta no es rico, a los cincuenta cátatelo borrico. Cada edad requiere lo suyo. El que va dejando pasar los años y no cumple con lo debido, es señal de que no sirve para la vida de las personas. Guarda mozo, y hallarás viejo. El joven que observa una vida arre- glada, tiene hartas probabilidades de vivir largo tiempo. Gudárdate del mozo cuando le apunta, o le nace, el bozo: Es aviso dirigido a la mujer honrada, para que no eche en olvido que esa es la época en que se despiertan las pa- siones en el adolescente. Alandan al mozo, y el mozo al gato, y el gato manda a su rabo. Expresa que en el mundo la cuestión de jerarquías constituye una cadena: el último eslabón es el último mono. Mozo bien adoctrinado será viejo descan- sado. El que aprovecha la juventud en los estudios, no morirá de hambre, Mozo bien criado, ni de suyo habla, ni, preguntado, calla. Cualidad propia de todo niño bien educado, es no hablar mientras no le preguntan. Mozo bueno, mozo malo, quince días des- pués del año. Es preciso tratar a una persona bas- tante tiempo para poder llegar a cono- cer a fondo sus cualidades. MOZO con librete y mujer con gañivete, mi- ralos y vete. Lo primero, señal de hipocresía; lo segundo, de desasosiego. (El Comen- dador.) Mozo de quince años, tiene papo y no tiene manos. Es la edad en que se come mucho y se trabaja poco. Mozo goloso, higo a dinero. Caro sale el sirviente aficionado a andar comprando chucherías, porque MOZUELA éstas no las paga su bolsa, sino lo que sisa a su amo, Mozo malo, mozo malo, más vale enfer- mo que sano. Porque estando enfermo no podrá cometer las tropelías que si estuviese bueno. Mozo mesturero no es bueno para mandado. Advierte que el que no sabe guardar un secreto, no se le puede confiar mi- sión alguna. Mozo vergonzoso, el diablo lo llevd a pa- lacio. Los paremiólogos antiguos castella- nos lo definen en este sentido: «Por- que acontecerá quedarse sin comer, si tiene mucho empacho.» Yo presumo que la palabra palacio está tomada aquí en la significación desfavorable que apunto unos cuantos refranes más abajo, en cuyo caso ven- drá a significar que: «Las compañías con gente libertina hacen perder el ru- bor al joven más honesto y pudoroso.» Ni mozo dormidor, ni gato maullador. Debe huirse de tenerlos, por la inuti- lidad del primero, y la molestia del se- gundo. Ni mozo golosa, ni gato cenizoso.—N. Ns MOZO dormidor, ni gato maullador. Ni mozo pariente ni mozo rogado, no lo tomes por críado. Por la poca libertad con que se man- da a los sirvientes que se hallan en uno u otro de esos dos casos. Para mozo, moza hermosa, y que quemen a la vieja ranciosa; fara moza, mozo gracioso, y que reviente el viejo enojoso Da a entender que cada uno debe buscar para su bienestar lo más ade- cuado a sus condiciones. Ser mozo de tumbo y trueno. Aplícase en el Perú a los valentones y Calaveras. MOZOS, viejos, reyes y pastores, están su- jetos al dios de los amores. El amor no es patrimonio exclusivo de una edad ni de una clase, sino que todos estamos sometidos a su impe- rioso dominio. MOZUELA. — De lo que la mozuela se busca, el mozuelo no tiene la culpa.—N . El mMOzO no ha la culpa, que la moza se lo busca. MUCHACHICO MUCHACHICO.—Muchachico de Tole- do, daca el cuarto y toma el huevo. Dícese de los que son desconfiados ` y no sueltan prenda, si no aseguran el éxito de lo que pretenden. MUCHACHO. — Dí, 'muchacho, tu ra- zón, y no señales autor.—V. Di tu RAZÓN y no señales autor, Muchachos, ¿no me decís ná? (nada). Satiriza al vano y presumido que pa- rece ir pidiendo elogios cuando no se los tributan. Quien con muchachos ara y con asnos trilla, cagajones acriba.—V. El que con NIÑOS se acuesta, cagado amanece. Quien con muchachos se acuesta, cagado amanece. —V. El que con niÑos se acues- ta, cagado amanece. MUCHEDUMBRE.-— Adonde está la mu- chedumobre, akí está la confusión. Para poder ejecutar bien las cosas, huelga el mucho gentío. MUCHO.-— Cuándo, mucho; cuándo, nada. Da a entender que en el mundo, y casi generalmente, suele pecar todo por exceso o por defecto, hallándose el término medio, que es el de la vir- tud, muy raras veces. Do no te quieren mucho, xo vayas a me- nudo. Aconseja que se moleste lo menos posible con visitas, pues no siendo en casas donde le conste a uno que le tie- nen verdadero cariño, en los demás, al- gunas veces sentará bien la visita, pero las más ocasionará molestia o disgusto. El que habla mucho, siembra; el que calla mucho, recoge. El mejor medio para esparcir doctri- nas es la oratoria; pero para el que pre- fiere aprender, no hay procedimiento como el de oír y callar. El ver mucho y el leer mucho, aviva los ingenios de los hombres. Los viajes y la lectura son los dos mejores medios de instruirse. Lo que mucho se desea, mal se cree aun- que se vea. En fuerza de anhelar la posesión de una cosa, cuando llega el momento de- seado, llega a parecernos un sueño más que realidad. Lo que mucho vale, mucho cuesta, Expresa que sin grandes sacrificios MUCHO no es fácil alcanzar las cosas de méri- to. — V. Nunca mucho costó poco. Mucho falta al que mucho tiene. Porque mientras más poseemos, más ambicionamos poseer, dándonos cuenta de lo mucho que necesitamos todavía para obtener lo que nos habíamos pro- puesto. Mucho siente de sí el que con ninguno se compara. El asemejar nuestros dolores con los ajenos, aminora los propios: si esa comparación no se establece, forzosa- mente serán nuestros males los mayo- res del mundo. Nunca mucho costó poco. Pretender conseguir una cosa sin que se haga dispendio alguno, es com- pletamente absurdo. Ofrecer mucho, especie es de negar. Cuando se prometen cosas exagera- das, puede asegurarse, sin temor a equivocarse, que no hay la menor in- tención de cumplirlas. Para llegar a saber mucho, hay que po- seer la vigilancia del cuervo, la avidez del cerdo, la paciencia del perro y la astucia del gato, Respuesta que dió el visir Buzurge- mihir a un sujeto que le preguntó cómo había hecho para atesorar tanta ciencia. Quien mucho desea, mucho zemne. Por miedo a quedarnos sin nada, dado la magnitud de la petición. Quien mucho duerme, nada espere. Para conseguir un fin es preciso ser activo y no entregarse al descanso ni a la indolencia. Sobre que hay mucho, cómetelo, chucho, Aplícase cuando, no habiendo abun- dancia de una cosa, aparece una per- sona que se lleva parte de lo poco que existe. Solamente sabe mucho el que sabe lo que basta para vivir, Como quiera que la ciencia de la vida es la más práctica, pero la más difícil de poseer, el que llega a dominarla, puede considerarse como un verdade- ro sabio. Tienes asaz; no gozas de lo mucho por llegar a lo más. Aplícase a los avaros, en quienes la sed insaciable por atesorar más de lo MUDA que poseen, es causa de que no disfru- ten lo mucho que tienen. A muchos debe lemer aquel a quien mu- chos temen. Pues, por lo general, cada uno de los que nos hacemos temer, es un ene- migo. Entre muchos, toca a menos el disgusto.— V. Mar de muchos consuelo es. La que con muchos se casa, a todos en- fada. Contra la que es fácil en dar oídos a todos cuantos la pretenden en casa- miento.— Aplícase también a las perso- nas que dan la razón a todos, aun cuan- do las opiniones sean contrarias, a fin de no enemistarse con nadie. Quien de muchos es temido, tiene a mu- chos que temer. — V. A mucnos debe temer aquel a guien MUCHOS temen. Quien de muchos se guiere aprovechar, con todos ka de cumplir. Todo el que nos otorga un beneficio, tiene derecho a la ley de reciprocidad. | MUDA.— Estar uno de muda. Callar demasiado en una conversa- ción. MUDADAS.— Tres mudadas equivalen a un incendio. Porque con sólo lo que se rompe al trasladarse de casa, queda ésta peor que si se hubiese quemado. MUDANZA. — Mudanza del tiempo, bor- dón de necios. Refrán contra los flojos y descuida- dos que, sin poner de su parte los me- dios, esperan en la mudanza del tiem- po la de su fortuna.— Agustín de Rojas, en su Viaje entretenido, libro segundo, lo usa en el sentido que le da la Aca- demia. — Se aplica a los que no saben hallar otro asunto de conversación. Deshacer la mudanza. Hacer al contrario en el baile toda la mudanza ya ejecutada. Hacer mudanza, o mudanzas. Portarse con inconsecuencia; ser in- constante en amores. Hacer mudanzas. Variar los movimientos del paso o compás y las figuras. Las mudanzas de nombres no varían el sujeto, Expresa que el cambio de nombre MUELA no influye para nada.en la persona, pues no por eso deja de ser la misma. MUDAR. -- Enviar a uno a mudar de aires. Desterrarlo, deportarlo. MUDARRA.-— 4 vendimiar la Mudarra, que hay racimos de arroba. Excita a acometer una empresa, por ser llegada ya la oportunidad de poner manos a la obra. — La Mudarra es un lugar distante cuatro leguas de Valla- dolid, abundante en viñedos. MUDO.— Hacer hablar a un mudo, o a los mudos. Dícese de todo aquello que, por la gravedad o trascendencia que incluye, es Capaz de hacer que el sujeto más pa- sivo, benigno o prudente, deponga su actitud mansa y benévola. Cuando los mudos hablan, licencia tienen de Dios. —N. Cuando los MUERTOS hablan, es porque tienen permiso de Dios. MUEBLE. — A? mueble sin raíz presto se le quiebra la cervíz. Todo lo que no tiene buen funda- mento, trátese de cosas morales o ma- teriales, no puede ser muy duradero. MUELA.—Al que le duele la muela, que se la saque; algunos añaden: o que rabie. Refrán que se suele usar para excu- sarse de tomar parte en negocios aje- nos, sobre todo cuando éstos no son muy agradables. Haberle salido a uno la muela del Juicio. Ser prudente, mirado en sus accio- nes. Entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares. Aconseja no despartir ni meterse a poner paz entre parientes muy cer- canos. Estar uno que echa las muelas. Dícese cuando se halla uno suma- mente airado, rabioso e impaciente. Hacerle a uno alguna cosa la misma gracia que si le sacasen las muelas. Ser algún hecho desagradable a aquel sobre quien recae. Hacerle a uno las muelas una casca. Ocasionar a una persona algún per- juicio o daño de consideración. Tener muelas de gallo. Apodo con que se moteja a aquel que no las tiene, o que carece de dientes, o los tiene malos o separados. MUERDA MUERDA. — Hacer muerda. Befar, insultar, despreciar grosera- mente a una persona. MUERTA. — £Espantose la muerta de la degollada. Reprende a aquel que nota los de- fectos de otro teniéndolos él mayores, y aun puede que de la misma especie. Estar, o quedarse, una cosa muerta de risa. Permanecer en algún lugar por olvi- do o por cualquier otra circunstancia, sin servir para aquel fin a que se la ha- bía destinado. No parecer una persona, o cosa, #i muer- ta ni viva. No hallarla en parte ninguna, por más diligencias practicadas al efecto. MUE RTE. — Aborrecer, perseguir, etc., de muerte a uno. Con toda saña y crueldad. A la muerte no hay cosa fuerte. Indica que el poder de la muerte es tal, que no hay nada, por poderoso que sea, capaz de resistirla. Al que teme la muerte, el panal le sabe a hiel. — V. Más vale vaca en paz que po- llos con agraz. A muerte o a vida. Aplícase a toda resolución enérgica a que se apela en casos desesperados, y más comúnmente tratándose de la curación de un enfermo desahuciado. Así es... como la muerte que debo a Dios. Fórmula de juramento para atesti- guar la verdad de lo que se dice. ¡Bien hecha muerte, feliz barbero, que muere a manos de un caballero! Refrán de uso corriente en el Perú, con el que se significa, irónicamente por supuesto, que los contratiempos o disgustos que proporcionan Jos supe- riores a los inferiores, deben ser esti- mados por éstos como una gran honra que se les dispensa. Darle a uno la muerte chiquita. Extremecimiento nervioso o convul- sión instantánea que suele sobrevenir a algunas personas. Donde hay muerte zo hay buena suerte, Todo aquello que pueda traer apa- rejado el peligro de perder la vida, no puede censiderarse como feliz ni bene- ficioso. = MUERTE En mal de muerte, 20 hay médico que acierte. Además de su recto sentido, signifi- ca que en las cosas que parecen inevi- tables, apenas hay providencia o reme- dio humano que alcance. Hacer la muerte de un ángel. Tener apacibles los últimos instan- tes de la vida. Hasta la muerte. Denota la firme resolución y ánimo constante en que se está de ejecutar una cosa, permaneciendo siempre inal- terable en su propósito. Hasta la muerte nadie es dichoso. Pondera los sinsabores de varios gé- neros que naturalmente acarrea en pos de sí la vida en sus diversas escalas so- ciales. Hasta la muerte todo es vida. Enseña a no desconfiar de conseguir una cosa, mientras haya vida.—V. Mien - tras hay vipa hay esperanza. La muerte, con igual pie pisa las altas torres de los reyes, como las humildes chozas de los pobres. Indica que la muerte es igual para todos, no perdonando edades, posicio- nes, sexos ni categorías. La muerte es sorda. Porque no oye los clamores con que se quiere detener su paso. La muerte es tan cierta, como la vida in- cierta. Expresa que el fin de la vida es se- guro y fatal para todos. La muerte está más cerca de nosotros que la pestaña del ojo. Porque siempre nos está acechando, sin que podamos librarnos de ella des- de el momento que no nos deja aperci- birnos para su llegada en no pocas oca- siones, La muerte zo perdona al rey ni al papa, ni a quien no tiene capa. Es ley común de la Naturaleza que muera todo cuanto ha nacido. El venerable Tomás de Kempis usó este refrán (siglo xrvo principios del xv) en su opúsculo Vallis Liliorum, por los siguientes términos latinos: Vemo ¿m- petrare potest à papa bulla numquam mo- riendi; esto es, a la letra: Nadie puede alcanzar del papa una bula para dejar de MUERTE morir. Semejante pensamiento lo ex- presó Molière en su comedia L'Ztour- di (acto II, escena IV) de esta manera: On n'a point pour la mort de dispense de Rome. La muerte, tan bien come cordero como carnero. La muerte es igual para todos, sin reparar en distinciones. La muerte todas las cosas iguala. Al final de la vida, todos somos exac- tamente iguales, La muerte y vida en manos de la lengua. Denota el daño o el beneficio que se causa con la conversación, según que sea ésta caritativa o murmuradora. Luchar uno con la muerte. Tener el moribundo una agonía lar- ga y más o menos agitada. Más amarga es que la muerte la mujer mala. Porque los duelos que ésta acarrea son verdaderamente terribles, no ha- llándose nada que pueda asemejarse a un sufrimiento continuo. Más vale dejar en la muerte al enemigo, o a los enemigos, que pedir, o no deman- dar, en la vida al amigo, o a los amigos. Es preferible gobernarse con una economía bien entendida, a tener que pasar por el sonrojo de andar pidiendo prestado a las personas de nuestro co- nocimiento, con el fin de poder pagar las deudas que se han contraído. Muerte xo venga que achague no tenga. Nunca faltan disculpas o pretextos que alegar a favor de cualquier caso desagradable, Muerte y venta desbaratan, o deshacen, renta, El fallecimiento de una persona, so- bre todo si se trata del cabeza de fami- lia, así como la venta continuada de los títulos financieros, concluyen rápida- mente con las rentas del capital. Ni muerte sin llanto, ni boda sin can- to.—V. Ni BODA sin canto, ni muerte sin llanto. No digo nada de la muerte de padre, que tuvo una muerte como un cochino. Expresión usada para indicar que no se quiere hablar de alguna cosa por ser muy delicada, especial, chocan- te, etc. MUERTE No hay más que una muerte, pero hay mu- chas muertes. No se muere más que una vez, aun- que se pueda morir de diversa manera, verbigracia: de repente, a traición, en la guerra, de vejez, de una enferme- dad, etc. No hay muerte sin achague, mal sin oca- sión, ni tahur sin mohina. Expresa que nada se produce en el mundo que no sea por una causa que lo justifique. Para ir por la muerte es bueno. Aplícase al sujeto por extremo ca- chazudo. Parecer, o parecerse, a la muerte pelada. Aplícase familiarmente a la persona flaca y horrorosa, con alusión al esque- leto humano, y también a la que está calva y muy descolorida. Quien muerte de otro espera, larga soga tira. El que aguarda el fallecimiento de una persona para conseguir algo, da pruebas de paciencia, pues suele retar- darse lo que espera más de lo que qui- siere. Quien teme la muerte no goza la vida. El pensar constantemente en el tran- ce final, hace que se miren todos los actos de la vida con triste indiferencia. Sentir de, o a par de, muerte una cosa. Sentirla con pena tan vehemente como la que pudiera ocasionarnos la desaparición o muerte de un sujeto idolatrado. Ser de mala muerte. . Aplícase a toda persona, o cosa, que es de poco valor o resistencia. Ser una muerte. Indica lo penoso, insufrible, o suma- mente tardío de alguna persona o cosa. Si te casaste y lo erraste, sola la muerte puede remediarte. Advierte que el matrimonio no tiene más solución que la muerte. Siempre la muerte tiene disculpa. Al ocurrir un fallecimiento nunca deja de encontrarse, aunque a primera vista no aparezca, alguna causa que lo justifique. Solo una muerte a Dios debo, y las demás al platero. En este mundo, prescindiendo del MUERTO respeto debido a la Divinidad, sólo se guardan consideraciones al dinero. — Es el mote o divisa de un caballero que entró a justar llevando la adarga cu- bierta de calaveras de plata que, efec- tivamente, no había pagado ni pensado pagar al artífice que se las había hecho. Tomarse uno la muerte por su mano. Ejecutar voluntariamente cosas que atentan contra su salud, bienestar, in- tereses, y hasta con la propia vida, sin hacer caso de las reflexiones que se le dirigen para hacerle desistir de su erra- do comportamiento. Volver uno de la muerte a la vida. Restablecerse de una enfermedad tan grave que se reputaba acabaría con la existencia del paciente. MUERTO. — A muerto me huele el godo. Modo de augurar mal del fin o resul- tado que se cree ha de tener una per- sona o cosa. Es refrán corriente en el Perú, donde se llamaba godos a los rea- listas por los que defendían la indepen- dencia del territorio. 41 muerto dicen: ¿queréis? Tratándose de cosas que a todos agra- dan, no se debe brindar con ellas ofre- ciéndolas, sino dándolas de contado. Dícese más comúnmente respecto de manjares y bebidas, Al muerto, la mortaja, y al vivo, la hoga- 20.—V. El MUERTO, al hoyo, y el vivo, al bollo. Callar uno como un muerto. No hablar nada, ni por ningún motivo, Come, muerto, que berzas te cuego.— Véa- se Espérate, MUERTO, que berzas te cuezo. Echarle a uno el muerto, o Echar el muerto a casa, o a puerta ajena, o al vecino. Achacar o imputar a otro la culpa de lo que no ha hecho. El muerto, a la cava, y el vivo, a la hoga- 24.—V. El MUERTO, al hoyo, y el vivo, al bollo, El muerto, a la huesa, y el vivo, a la mesa. — V. El MUERTO, al hoyo, y el vivo, al bollo, El muerto, a la fosada, y el vivo, a la ho- gaza. — V. El MUERTO, al hoyo, y el vivo, al bollo. "El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo. Denota el pronto consuelo que por MUERTO lo regular tienen los hombres en la pér- dida de sus parientes y amigos. Espérate, muerto, que berzas te cuezo. «Que hablar con los que no entien- den, es por demás.» (El Comendador.) Creo que más bien se puede tomar en la significación de «entretener al que se halla en alguna necesidad o pe- ligro inminente, con esperanzas tan le- janas como fútiles». Estar, o quedarse, etc., más muerto que vivo. Denota ser tan grande el miedo, te- mor o espanto de que uno se halla so- brecogido, que parece estar privado de acción vital. Estar uno muerto por una persona, o cosa. Amarla, o desearla, con vehemencia. Tratándose de personas, se dice tam- bién, en estilo familiar: star MUERTO por los pedazos de N. Hacer de alguna persona el mismo caso que de un muerto, o acordarse de alguno como de los muertos, u olvidado como muerto. —V. El MUERTO, a la fosada, y el vivo, a la hogaza, Levantar un muerto. Dícese del tahur que en el juego co- bra una puesta que no ha hecho, Muerto al agua, borrasca segura. Creencia supersticiosa entre los ma- rineros, de que cuando se arroja un cadáver al mar, no tarda en sobreve- nir alguna tempestad. Ni muerto zi vivo. Frase ponderativa que se usa para significar que una persona o cosa no parece, por más diligencias que se han hecho para encontrarla, No tener dónde, o sobre quécaerse muerto. Hallarse en suma pobreza, como su- cedería a quien no tuviera un triste jergón en que descansar su cuerpo a la hora de la muerte. Para el sentenciado a muerto no nace hierba en el huerto. Aforismo de la Escuela Salertina, la cual dice: Contra violentiam mortis non nascitur herba in horto. — V. Sí es crta- CIÓN, yo responderé; mas si es llamamien- to, no hay medicinas. Parece que está alumbrando a muerto. Dícese de la luz artificial cuando da MUERTO poca claridad, especialmente tratándo- se de bujías. Ser capaz de resucitar a un muerto. Por lo regular se aplica a todo man- jar que tiene mucha substancia, y más usualmente al caldo que es muy sucu- lento. Si para sacar a un muerto de su casa se necesitan cuatro, para sacar a un vivo, ¿cuántos se necesitarán? Manifesta el denuedo y tesón con que el que está en terreno propio se defiende contra quien le ataca desde fuera. Yáyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza. — V. Ll MUERTO, al hoyo, y el vivo, al bollo, A muertos e ¿dos, o y a idos, no hay amigos. La pena que produce la muerte, o la ausencia, de las personas queridas, se suele mitigar muy pronto. Contarlo con los muertos. Perder las esperanzas de volver a vera alguna persona o cosa; darlas por perdidas. Contarse con los muertos. Dar por seguro y por anticipado que en un lance, empresa, etc., ha de per- der una persona la vida. Cuando los muertos ablan, es porque tie- nen permiso de Dios. Da a entender que si se dice algo que debía estar secreto, o se hace al- guna afirmación que parezca aventura- da, es porque estamos autorizados O sabemos de buena tinta lo que nuestra lengua expresa. Dejemos a los muertos que entierren sus muertos. Recomienda que dejemos a cada cual que arregle sus negocios, sin interve- nir nosotros en ello lo más mínimo. Desenterrar los muertos. Murmurar de ellos; descubrirles las faltas y defectos que tuvieran. Los muertos abren los ojos a los vivos, Los hechos ejecutados por algunos personajes fallecidos nos sirven a nos- otros de lección, bien para seguirlos, bien para condenarlos. No atestiguar con muertos. Frase con que se trata de reforzar la eficacia de la prueba que se alega, ma- nifestando lo fácil que es averiguar su == = MUJER verdad por cuanto viven aún testigos que certifiquen del hecho. ¿Quieres? se le dice a los muertos.—Vea se Al MUERTO dicen: ¿queréis? Ser capaz de levantar a los muertos de la sepultura. Suele aplicarse con referencia a la persona que miente mucho y descara- damente. MUESTRA. — Para muestra un botón basta. Denota que no es preciso decirlo o mostrarlo todo, pues con poner un ejemplo, fácilmente se deduce cómo es todo lo demás que queda sin descubrir. Por la muestra se saca el paño. Manera de dar a entender que algu- na Cosa es indicio por el cual se discu- rre cómo son las demás de su especie. También se aplica a las personas y sus operaciones. Es, en cierto modo, una variante del anterior. MUJER. — A /a buena mujer foco freno basta. Indica que la mujer honrada no ne- cesita quien la vigile ni le enseñe sus deberes, cohibiéndola en sus actos, pues ella sola sabe lo que tiene que hacer. A la mujer afeitada vuélvele el rostro, o la cara. Aconseja que se huya de las mujeres que tienen la costumbre de pintarse o engalanarse mucho, pues la que pierde el tiempo en coqueterías no suele ser buena ama de casa, A la mujer, bailar, y al asno, rebuznar, el diablo se lo debió de mostrar. Manifiesta la natural inclinación y dis- posición que tienen las mujeres a bailar. A la mujer barbuda, de lejos me la salu- da. Algunos añaden: con tres piedras, que no con una. Las mujeres que tienen esa condi- ción, suelen tener el carácter hombru- no y ser, por tanto, amigas de mandar y sopapear al marido. A la mujer brava, dalle la soga larga. Recomienda que se disimule con pru- dencia lo que no se puede remediar prontamente, esperando una ocasión y coyuntura a propósito para reprender o castigar aquello que se crea conve- niente. MUJER A la mujer casada, el marido le basta. Enseña a las mujeres que, cuando contraen matrimonio, deben hacerse la cuenta de que ya no hay más hombres en el mundo que su marido. A la mujer casada, no le des de la barba. Porque, si es buena, se resentirá y esquivará el seguir tratándote; y si li- viana, te arrastrará insensiblemente hasta hacerte caer en la tentación. A la mujer casada, nunca le falta novio. Su marido: que es el único que le debe interesar y de quien debe querer ser festejada siempre. A la mujer casta, Dios le basta. La que es honesta, tiene mucho a su favor para no caer tan fácilmente, como la que no lo es, en los lazos que la pu- diera armar un hombre libertino y di- soluto, A la mujer loca, más le agrada el pande- ro que la toca, La mujer de poco seso es más amiga de diversiones que de actos serios. A la mujer mala, poco le aprovecha guarda. La mujer poco honesta siempre halla medio de salirse con sus gustos por muy vigilada que esté. A la mujer parida, nunca le falta guarida. Indica el respeto con que en todas partes se mira siempre a la mujer que acaba de ser madre. A la mujer que está encinta se la conoce por la pinta. Esto es, por ciertos indicios que así lo manifiestan, tales como ojeras, náu- seas, desgana, etc. A la mujer ventanera, tuércele el cuello si la quieres buena. Expresa que esa condición en las mujeres les dura hasta la muerte, sien- do inútiles todas cuantas reprensiones y consejos se le dirijan para hacérsela perder. Á la mujer y a la cabra, cuerda larga. Al- gunos añaden: pero no tanto que se pier- da de vista, o que no se le vea el fin. Indica que a las mujeres no se les debe oprimir ni celar mucho, si no de- jarles cierta libertad, para que no se consideren tiranizadas por el marido. Creemos, sin embargo, con los sensa- tos, que esa libertad debe ser pruden- cial y sin exageración, pues de lo con- MUJER trario no faltaría quien abusase, llegan- do a creerse autónoma. A la mujer y a la gallina, tuércele el cue- llo y te dará la vida. Indica que a la mujer se la debe tra- tar con dureza para que ella nos mues- tre más cariño y respeto. No estoy con- forme con la teoría. A la mujer y a la lechuga, por la cintura. Es decir, que se debe escoger a las que tienen poca. A la mujer y a la mula, por el pico, o por la boca, le entra la hermosura. O sea, comiendo, alimentándose bien. A la mujer y a la picaza, lo que dirtas, o lo que oyeres, o lo que vieres en la plaza. Recomienda la prudencia y conside- ración con que se deben revelar los se- cretos y cosas de importancia, por el peligro que se corre de que sean pu- blicados, dado la fama que tienen las mujeres de habladoras. A la mujer y a la viña, el hombre la hace garrida. En la galanura y buen porte de la mujer se conoce la estimación que hace de ella su marido, así como en la loza- nía de la viña se echa de ver el cuidado de su dueño. A la mujer y al fraile, darle aire. Aconseja el menor trato posible con ninguno de los dos. A la mujer y al papel, sin temer. Expresa que a las mujeres se las debe tratar resueltamente y sin enco- gimiento, pues de lo contrario suelen burlarse del hombre. Suele emplearse este refrán cuando se va a cortar un pliego de papel sin emplear plegadera o cuchillo, sino simplemente las manos, debiendo hacerse rápidamente y sin vacilaciones, pues de lo contrario sue- le irse el corte por donde quiere y no por donde está doblado, con lo cual se estropea el papel. A la mujer y al perro, el pan en una mano y el palo en la otra, Indica que debe usarse con ambos seres una mezcla de cariño y severidad bien acentuados. A la mujer y al viento, pocas veces y con bento, Enseña que no debe uno atreverse mucho con ninguna de ambas cosas. MUJER Algo se debe callar a la mujer para el día que cese la voluntad. Como las mujeres tienen fama de ha- bladoras, no es conveniente confiarse demasiadamente a ellas, pues si llega un momento en que se termina el cari- ño, como ocurre en no pocas ocasio- nes, no hay que dudar que contará todo lo que se le ha dicho, aun cuando fue- se reservadamente. Al que tiene mujer hermosa, o castillo en frontera, o viña en carrera, nunca le fal- ta guerra. Porque como a lo bueno no le faltan nunca golosos, es preciso estar siempre ojo avizor a fin de que no se nos lleven lo que nos pertenece legítimamente. Al tomar mujer un viejo, locan a muerto, O a cuerno, Las edades avanzadas no son las más a propósito para contraer matrimonio, pues suelen dar al traste con la vida del temerario que quiere echárselas de joven. Los que usan la segunda varian- te, dan a entender que si el marido no puede cumplir sus deberes conyugales por su avanzada edad, no es extraño que la esposa joven busque quien le substituya. A mujer artera, la hija primera. Así como en muchos casos el marido es el último que se entera de la con- ducta de su mujer, en casi todos la hija es la primera que se da cuenta del modo de ser de su madre. A mujer brava, soga larga.—V. Á la nu- JER y a la cabra, cuerda larga. A mujer œn afeite, vuélvele el rostro. Como las mujeres que usan el colo- rete son de cierta desdichada clase, aconseja que no tenga el hombre pru- dente trato alguno con ellas. A mujer parida y tela urdida, nunca le falta guarida. Expresa que así acontece a la pri- mera, por consideración; con la segun- da, porque dondequiera es útil, A mujer pedigúeña ponla do habita la ci- gúeña. Es decir, lo más lejos posible, donde no se tenga contacto con ella, aludien- do a que las cigúeñas suelen tener por morada lo más alto de la iglesia, es decir, el campanario. MUJER A mujer primeriza, antes se le parece la preñez en el pecho que en la barriga. Efectivamente, los primeros sínto- mas exteriores suelen ser en las pri- merizas la dureza y el aumento de los pechos antes que el del vientre. A mujer que pide, ni aun la mires, Es equivalente al anteriormente ci- tado, Á MUJER pedigüeña ponla do habita la cigúeña, pues el ponerla lejos y no tener trato con ella viene a ser la mis- ma cosa. A mujer temeraria, o dejarla o matarla. La terquedad es mala, pero en las mujeres es peor; por tanto, no habien- do medio de convencerlas, no queda más recurso que el indicado en el refrán. Andar anidando una mujer. Estar próxima al parto. Aquella es mujer casta, que no es rogada.— V. Vo hay más MUJER casta que la no ro- gada. A quien tiene buena mujer, ningún mal le puede venir que no sea de sufrir. Siendo la buena esposa la que ayuda a sufrir las penalidades de la vida, pro- cura ésta evitar siempre todos los mo- tivos de molestia para el marido, y si alguno no lo puede alejar, es de tan poca monta que no llega casi a ocasio- narle disgusto. A quien tiene mala mujer ningún bien le puede venir que bien se pueda decir. Este refrán es la antítesis del ante- rior. A quien yo bien quiera, la mujer se le muera, El número de detractores de la mu- jer es infinito: no es de extrañar que considerando a aquella como un mal, se desee el bien para el amigo querido. A tu mujer, por lo que valga; no por lo que traiga. Sátira contra los muchísimos hom- bres que buscan el matrimonio como un motivo comercial y no como la sa- tisfacción del amor verdadero. Expre- sa claramente que a la mujer se la debe estimar por su valor moral y no por los millones que aporte al matrimonio. Así es la mujer en domingo, como el trigo con rocio. Alude a lo emperejiladas que se sue- 7 MUJER len poner las mujeres en los días de fiesta, con lo cual realzan su hermosura. Aunque con tu mujer tengas barajas, no metas en tu casa pajas. Corre con todo el mundo y no te pares con ninguno, Aconseja que para vivir en la socie- dad, debe uno llevarse bien con todos; pero evitando el especializarse con uno para evitar envidias, rencillas, etc. Dejemos el mundo como está. — V. Bien está San Pedro en Roma. Dar el mundo un estallido. Úsase para significar que las cosas se hallan tan desconcertadas, que pa- rece que está para acabarse el mundo. Del mundo /as dulzuras están llenas de amarguras. Es una ley de la vida que todo aque- llo que nos es más agradable, suele lle- var tras de sí algo doloroso. — V. Vo hay MIEL sin hiel. Desde que el mundo es mundo. Explica la antigúedad de una cosa o la continuación en la ejecución de ella. Después, hiúndase el mundo. Frase de los seres egoístas que sólo piensan en su provecho, teniéndoles sin cuidado lo que pueda ocurrir des- pués de que ellos hayan satisfecho sus deseos. Desterrar del mundo. Manifiesta que una persona o cosa es tan mala, que no debe ser admitida en parte alguna. +1 mundo comedia es. Sabido es que en sociedad cada uno representa un papel lo mismo que los actores en una obra teatral; y lo mismo que éstos, no actúa según le dicta su conciencia, sino como las convenien- — 117 — MUNDO cias sociales se lo exigen. Total: co- media. El mundo es una col, y Feres el cogollo. Elogio en obsequio de Jerez de la Frontera, ciudad perteneciente a la pro- vincia de Cádiz. Z£} mundo žemos de dejar del modo que le hallamos. Satiriza alos que, noblemente, se es- fuerzan en luchar contra las malas cos- tumbres sociales. El mundo siempre ha sido mundo.—Véa- se Todo el MUNDO es faís. El mundo siempre se está arreglando, y nunca se acaba de arreglar. Declama contra tantas leyes, provi- dencias, etc., como a diario son dicta- das en orden a reformar la sociedad, y ésta, siguiendo continuamente de mal en peor. El mundo va a viva quien vence. El vencedor siempre tiene quien le aclame, al contrario que el vencido, de quien todos huyen. El que del mundo escarmienta, a ser bue- no comienza, y el que empieza a ser bueno, saca triaca del veneno. Enseña a no fiarse de la sociedad, to- mando solamente de ésta una serie no interrumpida de lecciones de gran pro- vecho para quien tiene el talento de utilizarlas y seguirlas. En el mundo nada es duradero, y muchos desde alto caen al despeñadero. Recuerda la inestabilidad de las co- sas terrenas. En el mundo se respeta solo al que tiene pesetas, —V . Poderoso CABALLERO es Dor: Dinero. En este mundo cansado, no kay bien cum- plido ni mal acabado. Advierte que en el mundo no hay dicha completa, pues cuando parece sonreír la felicidad, viene alguna des- gracia a acabar con ella. En este mundo, el que no se consuela es porque no quiere. Frase con que, filosóficamente, se incita a no tomar a pechos las adversi- dades, procurando sobrellevarlas es- toicamente. En este mundo ¿ndixno, o mezquino, cuan- do hay para pan no hay para vino. Las necesidades de la vida son tan- MUNDO = tas, que el pobre no puede atender a todas ellas a la vez. En este mundo loco, unos duran mucho, y otros, poco. Expresa la desigualdad de la vida humana en forma perogrullesca. En este mundo zo hay cosa como llegar a tener una persona cosas. Las personas más conocidas y alaba- das son las que llegan a dar nombre a sus genialidades y caprichos. En este mundo xo hay gente más mala que los hombres y las mujeres. Refrán humorístico por el cual se da a entender que tan bueno es el sexo fuerte como el débil. En este mundo zo se vende lo que no se tiene. Manifiesta que, por difícil que parez- ca, no hay nada que no tenga salida y colocación en la vida. En este mundo, para saber poco, se nece- sita estudiar mucho. La vida del hombre, por muy apro- vechada que sea, es muy corta en com- paración de los muchísimos años que se necesitaría para abarcar un conoci- miento, siquiera somero, de todas las ramas que ostenta el frondoso árbol de la ciencia humana. Así que, el hombre 118 — más sabio del mundo, ignora muchísi- mo más que sabe. En este mundo, quien mucho vive mucho ha de ver, y por mucho ha de pasar. Como la existencia es una enseñanza continua, el que más viva, más ejem- plos verá y más acontecimientos han de pasar por él, En este mundo siempre ha habido y habrá quien ría y quien llore. —N. Del munDo las dulzuras están llenas de amarguras. En este mundo, unas cosas se dan, y otras se tomai. Denota el desahogo con que muchas personas que desean llevar a efecto cuanto se proponen, cuando no pue- den conseguirlo por vías de paz, ape- lan al recurso de la violencia. A tal propósito viene, que ni de molde, el siguiente hecho: Celebrábase en el distrito de Palacio, de Madrid (en la noche del jueves 11 de febrero de 1904), un mitin en con- memoración del establecimiento de la MUNDO República en España, y haciendo uso de la palabra el Sr. D. Nicolás Salme- rón (hijo), terminó un fogoso discurso con el siguiente dístico: ¡Libertad, libertad, la pide Roma! — Pues eso no se da; eso se toma. Estar el mundo al revés. — V. Andar el MUNDO al revés, Este mundo es un golfo redondo, que el que no sabe nadar vase al fondo. Son muchos los riesgos que hay por el mundo, y recomienda cuán necesaria es la cautela y destreza para librarse de ellos. —Expresa también que el que no sabe vivir se ahoga. Al buen entendedor... Este mundo es un fandango, y el que no baila, o patea, es un tonto. Enseña, como norma prudente de conducta, a saber amoldarse a las cir- cunstancias. Este mundo es un valle de lágrimas. Porque las penas y sinsabores se su- ceden en él sin interrupción. Tal cali- ficativo le ha sido adjudicado por la Iglesia en la antífona Salve, Regina, con que imploramos el auxilio de la Santí- sima Virgen en nuestras necesidades. Esto es todo lo que se ha de sacar de este mundo. Modo de justificar el darse uno bue- na vida, Haber mundo nuevo. Ocurrir novedades o alguna novedad. Huir todo el mundo de uno, como si lle- vase la peste consigo. Aplícase a aquellos que, por cual- quier causa que sea, se enajenan la simpatía o amistad de todos. Hundirse el mundo. Ocurrir un cataclismo. Ir a contarlo al otro mundo, o al otro barrio. Expresión con la cual se da a enten- der el acto de morirse. Irse por el mundo adelante, o por esos mundos. Denota el despecho o sentimiento por una cosa que obliga a retirarse o ausentarse inconsideradamente. Medio mundo trata de engañar al otro medio, Expresa el carácter, en general, de la Humanidad. MUNDO Mientras el mundo sea mundo. Eternamente, por siempre. Morir al, o para el mundo. Apartarse de él enteramente, renun- ciando a sus bienes y placeres. Mundo, mundillo, nacer en Granada y morir en Bustillo, o en Trujillo. Otros substituyen la segunda parte de este refrán por: nacer en Ferez y morir en Portillo, Indica la inconstancia y veleidad de las cosas de este mundo, donde, de igual manera que el que nace en una gran ciudad puede morir en una pe- queña aldea, aquel que se meció en dorada cuna está expuesto a acabar sus días pidiendo limosna. Mundo, mundillo, nacer en palacio y aca- bar en ventorrillo. Denota la inestabilidad de las cosas humanas, por cuyo motivo las naciones y familias que se contemplan hoy le- vantadas al más alto auge, se ven ma- ñana sumidas en la mayor decadencia. Es una variante del anterior. No caber en este mundo. Ser muy soberbio, arrogante y vano. No haber visto el mundo más que por un agujero. Dícese de aquellas personas que, bien por su poca edad, bien por hacer una vida retraída, carecen de la expe- riencia que da el trato con la sociedad. No hay cosa en el mundo que más ame el hombre que la bucolica. Fácilmente se comprende que la pa- labra bucólica no se refiere aquí al gé- nero literario pastoril, sino a la comida, con lo cual se explica claramente la frase, pues el hombre podrá prescindir de muchas cosas; pero de esa, no. No hay en el mundo quien no tenga lu- nar y defectos que le callen y hagan ca- llar, — V. Quien tiene TEJADO de vidrio, no tire piedras al de su vecino. No hago ni mundo ni uso nuevo. —V. No hacer USANZA nueva en el mundo. ¡Para que se acabe tan pronto el mundo! Dícese cuando se ve una multitud de chicos juntos, o al tenerse noticia de varias mujeres que están a punto de dar a luz. Ponerse el mundo for montera. No tener en cuenta para nada la opi- — 119 — | | MUNDO nión de los hombres, ni hacer caso del qué dirán. ; Quien busca en el mundo gustos, sólo ha- llará disgustos. Como estamos convencidos de que la vida es un valle de lágrimas, fácil nos es comprender que toda satisfac- ción que procuremos buscar en ella será tiempo perdido. Quien en el mundo fia camina sin guía. Enseña a no confiar en lo que los de- más nos digan, sino que para obrar si- gamos nuestro criterio, Quien sigue al mundo y de la virtud se olvida, no espere eterna vida. Recomienda las prácticas virtuosas, separándose todo lo posible de las mundanas, como poco a propósito para la salvación del alma. Rodar mundo, o ¿or el mundo. Caminar por muchas tierras sin ha- cer mansión en ninguna o sin determi- nado motivo. Sería menester hacer el mundo de nuevo. Es preciso transigir con ciertos usos y costumbres ya inveterados, a los cua- les no es fácil aprontar el debido re- medio. Siempre ha habido en el mundo fobres y PICOS. La desigualdad social ha sido, es y será eterna. Tener mundo, o mucko mundo. Saber por experiencia lo bastante para no dejarse llevar de exteriorida- des o de las primeras impresiones. Todas las cosas en este mundo tienen sit contrapeso y declinación. Da a entender que todo se halla equi- librado en él, Todo el mundo es país, O es uno. Úsase para disculpar el vicio o de- fecto que se pone a un determinado lugar, no siendo particular de él, sino común en todas partes. Todo el mundo es uno.—V. Todo el MUNDO es país, O es uno, Todo el mundo está lleno de bartolomicos. Refrán que nació en España a fines del siglo xv o principios del xvi, con motivo de hallarse desempeñados los principales destinos de la nación por individuos que habían sido colegiales en el Mayor de San Bartolomé de Sa- MURMURACIÓN. MUÑOZ lamanca, a quienes por esta razón había aplicado el vulgo la denominación de bartolomicos. Dicho establecimiento lo fundó D. Diego de Anaya Maldonado por los años de 1410, a la sazón obispo de Cuenca, y después arzobispo de Sevilla. Para más datos, consúltese a Gil Gon- zález Dávila en su istoria de Sala- maca, lib. 3.2, cap. AV, Todo es nada en este mundo si no se ende- reza al segundo. Recomienda pensar en la vida futura y obrar con arreglo a la divina ley, para conseguir la gloria eterna. Todo se pegaen este mundo, menos lo bonito. Exhorta a separarse de las personas viciosas, mal educadas o enfermas, por la razón indicada en el refrán. Suele decirse con preferencia a los niños, Valer un mundo. Frase con que se encomia el mérito o valor de una persona o cosa. Véame todo el mundo, y en mi casa no me vean. Contra las personas extremadamen- te callejeras, máxime cuando tienen algún interés en que su familia ignore la conducta que observan fuera del ho- gar doméstico. Ver mundo. Viajar por varias tierras y países. — V. Rodar MUNDO, O por el MUNDO. MUÑOZ. — Preguntádselo a Muñoz, que miente más que yo. Frase que se dirige a aquellos que, no siendo creídos bajo su palabra, ape- lan al testimonio de otro individuo, de cuya veracidad tenemos tanto o más motivo para dudar. MUR, — Lo que has de dar al mur, dalo al gato, y sacarte ha de cuidado. Aconseja que hagamos con pruden- cia, obrando con mejor consejo, lo que hemos de hacer a la fuerza o sin poder evitarlo. De la murmura- ción maliciosa no hay estado que se es- cape. Alos maldicientes no les falta jamás pretexto para hablar mal de los demás. La murmuración pasa, y el dinero se queda en casa. Se dice de las personas que con tal —= ZUR | ] í MUSICA de lograr su gusto, estiman en poco el qué dirán de las gentes. No es buena la murmuración, aungue haga reír a muchos, si mata a uno. Muchos, con tal de hacer reír a los demás, satirizan despiadadamente a una persona, sin comprender el daño que se causa a la víctima. Creemos que la murmuración no es buena nunca. MUSA. — Soplarle a uno la musa. Estar inspirado para componer ver- sos; acudirle con afluencia y fecundidad las especies. Tener la musa de espaldas. Dícese del que, pretendiendo produ- cir alguna composición poética, no emi- te más que pensamientos pedestres v consonantes vulgares. MUSARAÑAS. — Estar pensando en las musarañas. Se dice de la persona que está em- belesada y con la boca abierta. MÚSICA.—A música de rebuznos, contra- punto de varapalos. Cuando se nos habla o trata de una manera inconveniente, la lógica ense- ña a contestar sentando las costuras. Donde hay música zo puede haber cosa mala. En elogio de este divino Arte, cuya influencia es tal que hasta domestica a las fieras: díganlo, si no, los domadores indios de serpientes, para no remon- tarnos a los tiempos míticos de Orfeo. Eso es lo mismo que dar música a un sordo. Dícese de aquel que trabaja en vano por persuadir a alguno que no está por el gusto de mudar de opinión, a la ma- nera que siendo el oído el conductor de los sonidos, mal pueden ser perci- bidos éstos por quien carece de aquel órgano, y dado que, por otra parte, 70 hay peor sordo que el que no quiere otr. Í/rse con la música a otra parte. Expresión familiar con que se des- pide y reprende al que viene a incomo- dar, o con impertinencias. La Música empieza donde acaba la Poesía. Considerándola como complemento de las bellezas de ésta.— Aplícase tam- bién, socarronamente, a aquellos ma- trimonios en que, pasados los electos de la luna de miel, o parte poética de MÚSICA los casados, al darse cuenta de la rea- lidad de la vida, comienzan las desave- nencias, en que suele intervenir el sol- feo, llevando el compás con una buena vara de avellano. La música es el ruido que menos me mo- desta. Dicho de aquellas personas a quie- nes dotó la divina Providencia de ore- jas y no de oído. La Música es para quien la entiende. — V. Dios me dé contienda con gente que me entienda. La música /as fieras domestica. Es tanta la influencia que el sonido ejerce sobre los animales, no ya sobre las personas, que amansa la fiereza de no pocos de éstos. Cuéntase del tracio Orfeo, el más notable de todos los ae- das de la época prehomérica, que se salía al campo a tocar un instrumento, viéndose rodeado al poco tiempo por toda clase de animales que le escucha- ban con la mayor complacencia. La Música y la Poesía, no toleran media- nia, o no sufren medio. El resultado del juicio que recae so- bre una composición musical, o poéti- ca, tiene que ser forzosamente bueno, o malo, pues lo delicado y exquisito de esas dos facultades rechaza, en buen criterio, la calificación de regular y me- diana. Música, caza y pesquera, a la vejez piojera. Indica que son oficios en lo general tan poco productivos que no son bas- tantes para asegurar una vejez descan- sada. Música, pintura y guerra, desde fuera. Las dos primeras desde lejos se apre- cian mejor: en cuanto a la tercera, no creemos a nadie de tan mal gusto que desee presenciarla. Música que no he de oir, que la pague quien la oiga. Dícese de todo aquello que se nos quiere hacer pagar cuando no hemos de disfrutarlo. Atribúyese el dicho a Quevedo, refiriéndose a los músicos que alguien quería cantasen en las exe- quias del ingenioso polígrafo. Música ratonera. La mala o compuesta de malas voces o instrumentos. =— Alb —= MÚSICO Música y fores llaman amores. Encantan y atraen por su respectiva hermosura. No entender uno la Música. Hacerse el desentendido de lo que no le tiene cuenta oír. Para música vamos, dijo la zorra. Refrán con que se nota al que, fuera de propósito y con pretexto de diver- sión, embaraza al que está ocupado en un asunto serio. Todo eso es música, o Zodo eso es músi- ca celestial. Modo de manifestar el poco o nin- gún caso o aprecio que uno hace de lo que le están diciendo, ya por iluso el que habla, bien porque su intención es la de halagarnos y seducirnos. Respecto a la seguuda forma que acabo de apuntar, diré lo que se me ocurre. En mi concepto, debe ser atri- buído el origen de esta locución a la ridícula escuela de los preceptistas an- tiguos, empeñados en deducir los in- tervalos de la gama o escala musical, de la distancia que existe entre los cuerpos celestes que componen el sis- tema planetario. Así como los delirios de las novelas de caballería y los de los malos predi- cadores fueron satirizados, respectiva- mente, por Cervantes y el P. Isla, de igual manera éstos y otros dislates musicales merecieron ser chistosa y plausiblemente zaheridos por el abate Eximeno, jesuíta, en su preciosa obra intitulada Don Lazarillo Vizcardi, ma- nuscrito que, habiendo permanecido inédito y desconocido por espacio de cerca de un siglo, ha sido dado a la es- tampa merced a la exquisita diligencia y laudables desvelos de la Sociedad de Bibliófilos Españoles, en general, y en particular a la laboriosidad de uno de sus más distinguidos colaboradores mi apreciable amigo el Sr. D. Francisco Asenjo Barbieri. Volverse la música responsos. Pasar repentinamente de un estado satisfactorio a otro desagradable. MÚSICO. - De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco. Refrán con que se da a entender es tan natural en el hombre la afición a la MÚSICO 2 música y la poesía, como general la propensión de cada individuo a tener una manía favorita. El músico que más sabe, no sabe común- mente más que música. Refiérese a la poca instrucción lite- raria que, salvo honrosísimas excep- ciones, suelen tener los individuos que se dedican al cultivo del bello arte del sonido. A los músicos, pagarlos mal y tratarlos pcor. Máxima depravada, debida proba- blemente a algún jefe de orquesta do- tado de poca conciencia y menos edu- cación. Irse algo entre músicos y danzantes. Gastarse el dinero sin saber dónde se ha ido, en bagatelas, entre unos y otros. ti MUTATIO No quedarle a uno, como a los músicos viejos, más que la afición y el compas. Frase proverbial con que se mani- fiesta que alguna persona ha abando- nado por completo algún ejercicio, pro- fesión, devaneo, etc., sin perder por eso de todo punto su afición a ello y su inteligencia en aquello que constituía anteriormente el objeto de su ocupa- ción o deleite, a la manera que suele suceder con los músicos entrados en años, quienes no pudiendo ya ejecutar la música en fuerza de su edad, la si- guen conservando cariño al propio tiempo que no pierden en inteligencia. MUTATIO. — Hacer mutatio cafpparun. En sentido directo, cambiar de ropa; en el figurado, variar de modo de pen- sar, obrar de distinta manera a como se había hecho anteriormente. NABO.-— Arráncate, nabo. Nombre de cierto juego que usan los muchachos. Cortar alguna cosa cercén a cercén comio si fuera un nabo. Cortarla de raíz, como se hace con esta hortaliza. El buen nabo, por Santiago tiene cabo. Esto es, deben sembrarse en la luna llena de julio, para que sean tempranos. Cada uno alaba sus nabos. — V. Cada BUHONERO alaba sus agujas. Si quieres buenos nabos, en julio has de sembrar los. Enseña que en este mes es cuando debe sembrarse dicha hortaliza. NACER.— Apenas nació, cuando expiro. Dícese de todas aquellas cosas cuya vida es efímera. Aún no ha nacido, y ya estorniuda.—V éa- se Hasta los Gatos quieren zapatos. Cuanto más tarde nacido, tanto más que- rido. Expresa que, por lo general, el últi- mo hijo que nace es el más querido, máxime si es hijo de padres ya viejos. Desnudo naci, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano. Se dice por el que no tiene ambición, y se conforma fácilmente, aunque pier- da o deje de adquirir algunos bienes. Haber nacido de pie. Aplícase a las personas afortunadas que en todo cuanto ponen mano les sale bien. Haber nacido uno ex tal dia. Haberse librado en esa fecha de un gran peligro de muerte. Haber nacido uno zarde. Frase en que se nota la falta de ex- periencia, inteligencia o noticias, espe- cialmente cuando se introduce a dar su dictamen entre hombres ancianos. o 5 55 e e a e a n a 5 5 5 o . Nadie nace enseñado. Refrán con que se disculpa la igno- rancia de una persona respecto de una cosa determinada, No con quien naces, sino con quien paces. El trato y comunicación, hace más que la crianza y linaje en orden a las costumbres. No es bien nacido quien no es agradeci- do. — V. No es bien nacido quien no es AGRADECIDO, <... diré con Hesíodo, Eurípides y Sófocles, tres ilustradísimos poetas griegos, que una gracia engendra a otra, conviene a saber: la gracia del que da, a la gracia del que recibe, para agradecer lo recibido; y añade Sófo- cles, que zo tiene nobleza quien se olvida del beneficio recibido.» (Agric. crist. de Pineda, tomo Í, pág 24.) Quien antes nace, antes pace. Los hijos primogénitos, especialmen- te los mayorazgos, son los que se lle- van la hacienda, quedándose los segun- dos sin comer. Quien da que nacer, da que comer. Consuelo que se da a los casados po- bres que se hartan de hijos, para signi- ficarles que la divina Providencia, que les concede la prole, no dejará de en- viarles los recursos más necesarios e indispensables con que poder susten- tarla. Se sabe dónde se nace, pero no dónde se muere. Como nadie elige la muerte, es im- posible predecir la fecha y el sitio en que se ha de pasar a la otra vida. Si no, que mire para lo que ha nacido. Imprecación con la cual se amenaza de muerte a una persona. Venir como nacido. Manera de ponderar la aptitud y NACIÓN = propiedad de alguna cosa para el fin que se desea. Tantos son nacidos, tantos son queridos. Refiérese a los hijos, pues, efectiva- mente, no hay padre que reciba mal uno más, por muchos que tenga. NACIÓN.-—Cada nación tiene su carácter, y cada sociedad, sus usos. Recomienda al extranjero que no extrañe las costumbres nuevas que vea en el país que visita por prime- ha Vez, No hay nación que no tenga bueno y peor, ni sítio donde falten virtud y vicio. — V. En todas partes cuecen HABAS. NADA. — 4 guien nada de debo, con nada le pago. Basándose en la ley de reciprocidad , manifiesta la poca obligación de guar- dar atenciones ni hacer favores a quie- nes nonos las guardan, ni noslos hacen A quien nada quiere, todo le sobra, , Suele decírsele a la persona que sien do preguntada qué desea, contesta displicentemente o con enfado que no quiere nada. De nada no puede hacerse algo. Da a entender que donde no hay materia no se puede obtener ningún resultado. Suele aplicarse a las perso- nas Cuya inteligencia es nula. La nada, 7a zonada, y la cosita ninguna. Expresión familiar empleada casi siempre con los niños para indicar el poco valor de una cosa o quitarle im- portancia a algo. Mejor es no decir nada, que decir neceda- des. —N. Más vale buen CALLAR, que mal hablar. Nada con demasía, La verdadera corrección estriba cn un buen medio, pues las exageracio- nes son malas en todo. Nada creas hasta que lo veas. Enseña a no juzgar de ligero y por sólo las apariencias, pues éstas muchas veces engañan, y lo hecho no basta a evitarlo ni el arrepentimiento ni el dolor. Nada entre dos platos. Úsase para apocar una cosa que se daba a entender ser grande y de esti- mación. — V. Ser más el ruino que las NUECES. 124 — NADA No deberse nada una persona a otra. — V. Pagarse en la misma MONEDA. No es nada Zo del ojo, y lo llevaba en la mano. Significa que uno no da importancia a una Cosa, siendo así que la tiene, y mucha. No es nada; que del humo llora. Irónicamente censura a los que no dan importancia a cosas graves. No es nada; que matan a mi marido, — V. No es xana; que del humo llora. No hay cosa que a la larga canse más que no hacer nada. Dícese a los amigos de no trabajar, (que, entre paréntesis, lo suelen oír como quien oye llover), para tratar de convencerlos de que la ociosidad es más aburrida que el trabajo. No ser cosa de nada. No tener importancia ni valor algu- no lo que se hace, dice o pide. «Bien puede vuestra merced, señor, concederle el don que pide, que zo es cosa de NaDa, sólo es matar a un gi- gantazo, y esta que lo pide es la alta princesa Micomicona, reina del gran reino Micomicón de Etiopia.» (Quijote, Parte primera, cap. XXIX.) No ser nada. Frase con que se pretende minorar el daño que ha sucedido en un lance o disgusto, Nunca se guisó nada a gusto de todos. Esimposible agradara todo el mundo. Por preguntar, nada se pierde, o Nada se pierde con preguntar. — V. El que PRE- GUNTA 20 yerra. Quien debe y pasa, no debe nada, o Quien paga, no debe nada. Recomienda que no se contraigan deudas. Suele emplearse cuando se en- trega o devuelve algún dinero que se debía. Quien no dice mada, ni peca ni miente. La mejor manera de no cometer errores o indiscreciones es no hablar. Todo es nada, sino trigo y cebada, Manifiesta que lo mejor es lo posi- tivo. Toma nada, que no te engaño. Dícese por burla a aquel a quien se pretende defraudar en sus espe- ranzas. NADADOR NADADOR. — Æ? mejor nadador es del agua. Aquel que frecuentemente se expo- ne a los riesgos, fiado en su destreza o habilidad, por lo general perece en ellos, NADAL.—Nadal, frío cordial. Da a entender que por los alrede- dores de Navidad hace un frío muy in- tenso. El Comendador dice que es refrán italiano, y debe creerse así, mejor que no asturiano, como decía antiguamente la Academia, dado que ninguna de las acepciones que tiene en español la voz cordial se adapta a esta ocasión, mien- tras que en italiano significa capital, en el sentido de extremado o muy grande. Por Nadal, cada oveja a su corral, Indica la conveniencia de separar por Navidad los ganados. NADAR.— Echarse uno a nadar. Ponerse a buscar a alguien, o algo a la ventura. El que nada, no se ahoga. —V. A quien NADA quiere, todo le sobra, NADIE. — A nadie Zace injuria quien ho- nestamente dice su razón. El que expresa con sinceridad su opinión respecto de un asunto, no debe ser considerado como ofensor nuestro, aunque nosotros opinemos de distinto modo. A nadie se condena sin escucharlo antes. Como no se puede juzgar sin cono- cer la causa, es preciso enterarse antes de ella, y después oír los descargos del reo. Este aforismo jurídico es aplica- ble en todos los casos de la vida hu- mana. De callar nadie se ha arrepentido, y de hablar, sí muchas veces. — V. La mejor PALABRA €s la que se queda por decir. Lo que no quiere nadie, que le dé el aire. Manifiesta que lo que es despreciado por su poco o ningún valor, no es pre- ciso conservarlo. Nadie se apura for nadie. Los cuidados ajenos suelen ser mi- rados con indiferencia o poco apego. Nadie yerra con callar, y hablando mu- cho, mucho se suele errar. Recomienda el silencio como una virtud inapreciable. Tan reconocida es NALGA esta verdad, que son muchos los refra-- nes que bajo diferentes formas, pero abundando en la misma idea, se pue- den ver en este DICCIONARIO. No hay nadie tan pobre a quien falte par y agua. Contra los que exageran su suerte, llamándose pobres, aunque en realidad no lo sean. Para que nadie pierda. Expresión que se usa con carácter de salvedad al citarse el nombre del autor de un dicho o hecho más o me- nos enojoso, con el fin de que no se le atribuya a otra persona ajena a tal he- cho o dicho. NADILLA.— VNo es nadilla; y llegábale a la rodilla. — V. No es NADA lo del ojo, y lo llevaba en la mano. NAIPE. — Dar bien el naipe. Ser favorable la suerte. Darle, o no darle, el naipe a uno para una cosa. Tener habilidad o destreza para ha- cerla, o al contrario. Dar mal el naipe. Ser contraria la suerte. Estar como el naipe. Se dice del individuo que se halla muy flaco y seco, o de alguna cosa que está muy blanda y floja por haberla manoseado mucho, con alusión a lo delgado y usado de las cartas. Florear el naipe. Disponer la baraja para hacer fulle- rías O trampas. Hacer el naipe. Entre tahures, cobrar el barato. Naipe, mujer, vino y borra, no se juntar sin camorra. Todos estos elementos suelen serlo de discordia, pues raro es el juego, la intromisión de faldas, etc., que no ter- mine con disputas. Tener buen, o mal, naipe. Tener buena, o mala, suerte al juego. NALGA.—£l que mucho se arremanga, vé- sele la nalga. Reprocha la exageración en todos los órdenes de la vida. No se crían nalgas con agua de malvas. Para que una persona se halle bien nutrida, es preciso que la alimentación sea buena. > NAMBROCA NAMBROCA.-— Nambroca, gente mala, y poca. Sátira contra los habitantes de este pequeño pueblo de la provincia de Toledo. NARANJA.—Vo estrujar tanto la naran- la, que amargue, o No se ha de exprimir tanto la naranja, que amargue el zumo. En todo debe procederse con gran moderación, para evitar las malas re- sultas que suelen causar al llegar las cosas a su fin. Aplícase también a la prudencia que debe observarse en las pretensiones en todas líneas, para no molestar con la instancia o con la fre- cuencia. Ser la media narania. Llámase así familiarmente al sujeto que se adapta tan perfectamente al gusto y carácter de otro, que éste lo mira como la mitad de sí propio, y más comúnmente a la mujer respecto del marido y viceversa, porque siendo dos en una carne por el lazo indisoluble del matrimonio, cada uno de ellos for- ma la mitad de esta entidad moral, a la manera que dos medias naranjas com- ponen el todo material de esta fruta, Toma allá esa naranja que te envían des- de la Granja.—WV. CHÚPATE esa y vuelve por otra. Donde no hay naranjas, ¿qué almorzarán? Frase empleada para motejar de cán- dida a una persona suponiéndola ca- paz de pensar semejante tontería. Naranjas chinas, o de la China.—V. Todo eSO ES NARANJAS de la China. Todo eso es naranjas de la China, Manera familiar de negar lo que otro dice. NARANJO. — Ser un naranjo. Ser un estúpido. NARCISO. — Más hermoso que Narciso. Modo de ponderar la belleza y gala- nura de una persona, con alusión a aquel joven fabuloso de igual nombre, de quien refiere la Mitología que, sien- do amado por todas las ninfas, y ha- biéndolas despreciado, al mirarse cier- to día en una cristalina fuente cuando volvía de caza, quedó tan prendado de su hermosura, que se secó luego de languidez, transformándose en la flor que lleva su nombre. — 126 — NARIZ NARIGUD A.—A/ábate, nariguda... Y zo tenía narices. Dícese a la persona que, careciendo de méritos se alaba de ellos, como si los tuviese. NARIZ. — A nadie le hurgan la nariz sin que venga el estornudo. Todo aquel a quien se le irroga al- guna molestia, no puede menos de darse por resentido. Darle a uno en la nariz una cosa. Sospechar, barruntar lo que otro in- tenta ejecutar.— Percibir el olor de ella. Ninguno que tenga nariz llame a otro MOCOSO: Debemos fijarnos en nuestros defec- tos antes de satirizar los de los de- más.—V. Quien tiene nijo varón, no lla- me a otro ladrón. No hay cosa más fría que nariz de perro y culo de mujer. Hay un cantar popular que dice: No he visto cosa más fría que las manos de un barbero, el culo de una mujer y las narices de un perro. Puntos de comparación son éstos, que no hemos comprobado en su tota- lidad. Quien se corta la nariz su cara afea. Quien saca a plaza sus defectos, no tiene por qué quejarse de ser motejado. Tapar la nariz, y comer la perdiz. Hay muchas personas que dicen que la ocasión mejor para comer la carne de la perdiz, es cuando empieza ésta a oler, por llevar ya algún tiempo de muerta. El insigne Sorapán de Rieros dice a este propósito en su Medicina en refranes lo siguiente: «Como la perdiz sea comida de no- bles, segun dice Sabanarola, y con nuestros ojos cada dia lo veamos, no sera razon ocultar sus propiedades, y mas dando la ocasion el refran que de- lante tenemos, usado con tanta conti- nuacion, »Es la perdiz el animal mas libidino- so de quantos se conocen, y tanto que quando es tiempo de concebir, ciegos del ferbor que padecen, facilmente en- gañados por un reclamo, son cazados los machos, y si sus hembras, las per- NARIZ — 127 — dizes, no esconden los huevos, tontos se los quiebran, sin aduertir lo que hazen. »Dize Plinio, en el libro dezimo de la natural historia, que la perdiz hem- Lra se haze preñada con solo el ayre que le toca del macho, y algunas vezes, con solo oyr su voz. Pero Aristoteles, libro tercero de la generacion de los animales, capitulo primero, no dize que con la voz se hazen preñadas las per- dizes, sino que con el olor del macho, y esto es mas conforme a razon, »Platina es del parecer de Aristote- les. Pelean animosamente los machos por el amor de las hembras, las quales con gran cuydado esconden y encu- bren los hueuos, para que no sean de otro animal ofendidos. Purganse las perdizes quando sienten el vientre ocupado, comiendo una hoja de laurel, como testifica Plinio; no se halla jamas vnto ni eniundia en estas aues. Afirma el propio autor, que en la Paphlagonia se halian perdizes con dos corazones, cosa para mi increyble. La vida de la perdiz dura diez y seis años, segun opinion de Aristoteles, y de los que escriuen de animales, >La hiel de la perdiz, con otra tanta de buena miel mezclada, es de gran eficacia para los que tienen paño, o nuues frescas en los ojos. Coziendo los hueuos de la perdiz en miel y aplicados en forma de emplasto a los ojos, se cu- ran las llagas que en ellos vuiere. He- cha panetela con caldo de perdiz, es vnico remedio de las camaras. Las cas- caras del hueuo de la perdiz, hechas polbos, y mezcladas con cadmia y cera, en forma de vnguento, hazen que las tetas de las mugeres esten sin arrugas, y sin caerse. Comido el hueuo de la perdiz haze las mugeres fecundas y abundantes de leche. Todo lo dicho es doctrina de Plinio en diuersos lugares. >Platina dize, que demas de las vir- tudes dichas, conforta la perdiz, siendo comida la virtud animal, que esta en el celebro, y que prouoca intentissima- mente a Madona Venus. »Supuesto lo dicho y viniendo a la de- claracion de la sentencia presente, digo con el doctissimo Vega: Que la perdiz NARIZ de su naturaleza es de carne seca, pero templada entre calor y frialdad, deste parecer es Sabanarola, Paulo, Platina, Auicena, y el gran maestro Galeno; por la qual sequedad, los perdigones nue- uos, que son menos secos, dan loable mantenimiento al cuerpo; pero quan- do ya son de edad mayor, manifiesta- mente secan, por lo qual detienen el vientre, no son dificiles de cozer en el estomago, y dan constante y loable sus- tento, crian buena y mucha sangre. De suerte que compiten con la carne de gallina, y aun a auido quien diga que son las perdizes de mejor carne, prin- cipalmente hablando de las pechugas: porque las piernas y las demas partes, son muy inferiores en bondad a las pe- chugas. Pues como manifiestamente tengan las perdizes la sequedad, que todos los autores medicos dizen, son algo duras; porque la dureza es hija de la sequedad como enseña Galeno. Sien- do, pues, duras, áseles de buscar reme- dio, que enmiende aquella falta, el qual remedio es que esten muy manidas, y es necessario que esten tanto si son viejas, para que se enternezcan, que an ya de comenzar a oler mal. Esto, pues, es lo que nos enseña el Refran, diziendo que la perdiz para que sea tierna a de oler, de suerte que sea necessario tapar la nariz quando se come. »Aduiertase aqui que si es perdigon de suyo tierno, y nueuo, no a de ser tan manido como dice el Refran, y si fuere perdiz vieja, conuiene que este bien manida, pero no tanto que el olor cause enfado. Porque lo que dize este Refran de tapar la nariz, es modo, y exa- geracion que da a entender, que la car- ne de la perdiz es la que conviene que sea mas manida, y la que mas se pue- de conservar por su sequedad. Y assi dize Vega en el libro segundo de su arte, capitulo dezimo, que las carnes dignas de ser alabadas, son las de las perdizes manidas, y en el capitulo oc- tauo, que es la que mas se puede de- tener sin oler mal; esto es, por la se- quedad que auemos dicho, la qual es contra corrupcion. Pero las perdizes que son cazadas con azor, no sufren NARIZ tanto tiempo sin corromperse; la causa desto se dara a su tiempo. > Algunos, considerando la sequedad de las carnes de las perdizes las comen cozidas, pero engañanse mucho, por- que las pechugas cozidas son mas se- cas que las assadas, y assi es su natu- ral preparacion que se assen y no se cuezan. Aduirtiendo tambien que con- uiene, para que tengan mejor punto, y esten mas tiernas que an de yr a la mesa poco mas que a medio assar, y bien manidas, como enseña el Refran y el doctissimo Vega en su arte medi- cinal.» Tener la nariz como una trompa. Tenerla abultada, especialmente por consecuencia de hinchazón, aludiendo a la nariz del elefante, llamada trompa. Dejar a alguno con tantas narices, o con un palmo de narices. Manera de burlarse una persona de otra, dejándola defraudada en sus es- peranzas. Hablar uno por las narices. Ganguear o hablar de modo que pa- rece que la voz sale por ellas, Hacerse uno las narices. Recibir un golpe grande en ellas, de suerte que se las deshace. Hinchársele a uno las narices. Subírsele el San Telmo a la gavia; amostazarse, incomodarse, enojarse o enfadarse con demasía. Meter uno las narices ez una cosa. Curiosear, entremeterse, sin ser lla- mado, a saberla o entenderla. No saber uno dónde tiene las narices. Aplícase a la persona que, por igno- rancia, no hace bien las cosas, o ignora hasta lo más elemental. No ver uno más allá de sus narices. Ser poco avisado; tener cortos al- cances. Quedarse con más narices que un pez es- pada.—V, Dejar a alguno con tantas Na- RICES, O con un palmo de NARICES. Tener uno a otro agarrado por las na- rices. Dominarle, tenerle subordinado o sujeto a su voluntad. Tener uno largas narices, o narices de perro perdiguero. Tener viveza en el olfato.— Antever — 128 — NASO o presentir una cosa que está para su- ceder: Tener una cosa narices. Ser una cosa extraordinaria; llamar la atención tanto en bueno como en mal sentido. — V. Tener BEMOLES, O 27eS BEMOLES, O ¿res pares de BEMOLES, segun- da y tercera acepción. Torcer uno las narices. Repugnar una cosa que se escucha. NASO. — Llevar a alguno por el naso. — V. Tener uno a otro agarrado por las NARICES. El ordenador y corrector de este DiccioNARIO, D. Manuel José García, en su Estudio crítico acerca del entremés «El vizcaíno fingido», por Miguel de Cer- vantes Saavedra, premiado por la Real Academia Española, dice (pág. 117), lo siguiente: «Ibídem. — ... vendrá acá nuestro bu- rro, o nuestro búfalo, que lo llevo yo por el naso, como dicen... »Del animal orejudo hablaremos más adelante; ahora cúmplenos tratar del cornígero. »Pertenece el búfalo a una de las va-' rias especies que comprende el géne- ro buey, a cuyo individuo se asemeja bastante, distinguiéndose entre otras circunstancias de menos monta, en os- tentar una excrecencia en forma de jo- roba, unos cuernos negros y muy se- parados entre sí, y en ser de naturale- za mucho más bravía. Casi tan puerco como el puerco mismo gusta de revol- carse por los lodazales, en que se de- tiene largo tiempo, y, gran amigo del agua, nada con facilidad, atravesando los ríos más caudalosos. El hombre, por derecho de conquista, ha someti- do también a su dominio esta especie bovina, y en Italia, especialmente, se emplea para las labores del campo, pudiendo asegurarse que una yunta de búfalos les presta mayor utilidad que dos de bueyes comunes. El modo de servirse de ellos es el siguiente: después de encerrados en una empali- zada, donde se les obliga a entrar asus- tándolos en el campo, se les pasa por la nariz un aro de hierro, al cual va atada una cuerda, que hace las veces de guía o rienda, NATA >Pues bien, a dicha circunstancia alu- de nuestro Solórzano, cuando manifies- ta que al Vizcaíno lo lleva por el naso, como dicen; comparación que bien pudo oír Cervantes en Italia, durante su estancia en aquel poético país, don- de es corriente menar o pigliar per il naso, y a la que corresponde exacta- mente la nuestra zener a uno agarrado por las narices, y la francesa mener guel- qu'un par le nez.» NATA. — Cuajar la nata. Dominar, imperar, estar en buen pre- dicamento. «Como mi madre cuajaba la nata, era ropera, tenía las llaves y privanza, me- tió con tiempo las manos donde estaba su corazón, aunque lo más importante todo lo tenía ella y de ello era señora.» (Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache, lib. I, cap. 11.) NATURA.--Lo que no es de natura... ¡Za- rarura! Da a entender que cuando un indi- viduo nace con una inclinación deter- minada, no es fácil corregirla después. NATURAL.— Natural y figura, hasta la sepultura. Aquel que tiene su modo de ser, por lo general no cambia hasta el último instante de su vida. También se suele decir genio en vez de natural. Sin buen natural, no hay ciencia que valga. Poco vale el saber cuando la per- sona que lo posee no tiene la bondad y la simpatía necesarias para hacerle amable. Quebrarle a uno el natural. — V. Que- brarle a uno la CONDICIÓN, NATURALEZA. — En la Naturaleza cada cosa engendra su semejante. Todas las cosas se parecen a aque- llas de que proceden, no negando, por lo tanto, su origen. Lo que la Naturaleza da, nadie lo borra- rá. — V. GENIO y figura, hasta la sepul- tura. Lo que la Naturaleza da, ninguno lo pue- de negar. Es en vano pretender mostrarse contrario a lo que se es, pues pronto salta a la vista del menos lince. Nada hace en balde la Naturaleza. Aunque a veces nos parezca absur- NAVIDAD do lo creado, la experiencia nos de- muestra la rectitud con que la Natura- leza obra en todo. Sirva de ejemplo la conocidísima fábula de Samaniego ti- tulada Æ Labrador y la Providencia. Naturaleza es madrastra de hombres y madre de brutos. La educación corrige los impulsos naturales, que es lo que distingue al hombre civilizado del hombre sal- vaje. Ser uno desfavorecido, o poco favorecido, de la Naturaleza. Hallarse desnudo de las gracias y dotes naturales. NAVAJA.— Estar rapado de navaja. Aplícase a la persona que no tiene conocimientos o estudios de ningún género. — En círculo más limitado se refiere al que desconoce en absoluto alguna ciencia, arte, lengua, etc. Ser una cosa cortante como una navaja de afeitar. Se dice de todo aquello que tiene un filo sumamente fino, como sucede con este instrumento cortante. — Tropoló- gicamente se aplica a la persona satí- rica o maldiciente. NAV ALÓN.—Los de Navalón Ze pusieron pleito al sol. Manera de motejar de brutos a los naturales de este pueblo de la provin- cia de Cuenca. NAVARRA. — De Navarra, ni mujer m tronada. — V. De ARAGÓN, ni hembra ni varon. NAVARRO .— Lucio estáis, Navarro. — No es sino barro. Dícese cuando alguien trata de dis- culparse con aquello mismo que se le echa en cara. NAVIDAD. — De Navidad a San Antón pascuas son. Aunque realmente las Pascuas sue- len terminar el día de Reyes (6 de ene- ro), hay muchos que las hacen durar hasta la fiesta del dicho santo (17 del mismo mes) para los efectos de felici- taciones, regalos, vacaciones, etc. En Navidad, al balcón; en Pascua, al tizón., Cuando hace tiempo templado por Navidad, suele hacer frío por Resu- rrección. 9 NAVÍO La Navidad al sol, y la de flores al fuego, si quieres el año derechero. Cuando ésta cae con buen tiempo, conviene trabajar al campo, si se quiere tener buen año. Navidad en viernes, siembra por do pu- dieres; en domingo, vende los bueyes y echalo en trigo. Quiere decir que cuando Navidad cae en dicho día de viernes, el año será abundante, y escaso si cae en domingo. Como se comprende, no deja de ser una preocupación tonta, desprovista de toda justificación. Por Navidad, sol; por Pascua, carbón. — V. Quien toma el sol en NAviDAD, fuego en Pascua buscard. Quien toma el sol en Navidad, fuego en Pascua buscará. Los días claros en este tiempo pri- mero suelen ser precursores de gran- des fríos, propios, después de todo, del mes de diciembre. Las navidades zo se van en balde. Refiérese a los años, que a medida que avanzan, van dejando en las per- sonas huellas más señaladas de su paso e influencia. No alabes ni desalabes hasta siete navi- dades. Recomienda la prudencia con que se debe proceder en una cosa hasta que no se le ve el fin. NAVÍO.— Quien no tuviere que hacer, arme navío, o tome mujer. Aquel que estuviere ocioso, con cual- quiera de estas dos cosas tendrá mucho en qué ocuparse y de qué preocuparse. NEBLINA.—La neblina, del agua es ma- drina; pero si es con seca, más seca. Cuando en invierno amanece un día con niebla espesa, suele ésta resolver- se en lluvia; si la temporada es de se- quía pertinaz, suele anunciar la conti- nuación de ésta. La neblina, de! agua es madrina, y del sol, vecina. Cuando ésta es espesa v baja y algo continuada, por lo regular suele resol- verse en lluvia, que dura poco, para dejar paso al sol. NECEDAD.— La necedad es madre de todo mal suceso. Una persona desprovista de talento — 130 —— NECESIDA D no puede hacer nada bueno, ni plan- tear asunto cuyo final no sea un fra- caso. Necedad es enturbiar el agua que se ha de beber. No da muestras de ser muy avisado el que, sin necesidad, se crea dificulta- des en un asunto que él tiene que re- solver forzosamente. No hay necedad que no tenga quien la apadrine, o que no haya sido patrocinada por algún sabio.—V. No hay BARBARIDAD que no esté apadrinada por algún sabio. El que imprime necedades dalas a censo perpetuo. Como lo impreso permanece siem- pre, todas las tonterías confiadas al pa- pel subsistirán para baldón del que se atrevió a escribirlas. Las necedades del rico por sentencias pasan en el mundo, Es tal el poder del dinero, que es raro encontrar quien desapruebe lo que dice un millonario, por absurdo y disparatado que sea. NECESARIO.-— Bien sería, pero no es ne- cesario. Este dicho con que se aprueba aque- llo que se propone, si bien no obliga su ejecución, es la respuesta que se da en el Catecismo de la Doctrina Cristia- na del P. Gaspar Astete a la pregunta de: «¿Y es menester siempre que uno cae en pecado mortal, confesarse luego para que se le perdone?» Es necesario mezclar con lo til, lo dulce, Precepto horaciano convertido en refrán en que se aconseja sabiamente atenuar lo arduo de la enseñanza por medio de una forma amena y distraída. Hacerse uno el necesario. Hacerse de rogar, o afectando celo, persuadir que hace indispensable falta. NECESIDAD. — 4 la necesidad zo hay ley. —V. La NECESIDAD carece de ley. De la necesidad zace el consejo. Da a entender que en los trances apurados es cuando se discurre más para poder salir airosamente de ellos. «Y como suelen decir, que de la nece- sidad nace el consejo, viéndome tan per- dido en sus amores y sin remedio de cómo podérselos manifestar con las ca- lidades de mi persona, tomé por acuer- A ..€€ NECESIDAD do acertado escribir mi libertad a mi padre, y que estaba en mil doblas em- peñado; que me socorriera con ellas.» (Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache, lib. 1, cap. VIT.) De la necesidad zace la actividad. Las personas más perezosas tienen que desechar su apatía cuando se ven obligadas por la fuerza de la necesidad. Do hay necesidad, zo puede haber li- bertad. El que necesita de otro tiene que doblegar la voluntad propia a la ajena, haciendo, no lo que quiere, sino lo que se le ordena que haga. El que juega por necesidad, pierde por obligación. Comúnmente favorece la suerte al hombre pudiente quetiene por costum- bre jugar, ya porque lo hace con fre- cuencia, y no siempre ha de perder, o bien porque atraviesa algunas cantida- des de consideración. Este refrán se refiere comúnmente a la Lotería. El que mucho habla, por necesidad tiene que errar. —V. Quien mucho HABLA, Mu- cho yerra. El que por necesidad juega, for nece- sidad pierde. — V. El que juega por NE- CESIDAD, pierde por cbligación. Hlacer de la necesidad virtud. Tolerar con ánimo constante y con- forme lo que no se puede evitar. Hay quien padece por necesidad; pero el rico avaro, por voluntad, Los aficionados a acaparar riquezas prefieren carecer de lo más necesario con tal de no gastar. Conocidos son los múltiples casos de ser recogidos en la vía pública mendigos muertos de inanición, y al registrar sus harapos hallarles cosidos en el forro billetes de Banco y títulos del Estado. La gran necesidad todos los casos tapa. El no tener es una disculpa que sal- va la situación en muchas ocasiones. La necesidad aguza el ingenio, Da a entender que la falta de lo que se ha menester, o la inminencia del riesgo, hace ejecutar con habilidad y destreza lo que parece que no se sabía o lo que no se había aprendido. Tam- bién se suele decir que hace maestro o que es madre de la industria. — 131 — Ba oma RÁ NECESIDAD La necesidad carece de ley. Explica que el que padece urgente necesidad se juzga dispensado de las leyes u obligaciones comunes. La necesidad es grande maestra de in- venciones. — V. De la NECESIDAD nace el consejo. La necesidad es gran inventora.—N. De la NECESIDAD zace el consejo. La necesidad es maestra de sutilizar el ingenio. — V. De la NECESIDAD nace el Consejo. La necesidad es ocasión de acudir a lo que no se debe. La comisión de actos vergonzosos es debida en no pocas ocasiones a la ne- cesidad. «Y como- siempre los malos son des- agradecidos y la necesidad sea ocasión de acudir a lo que no se debe, y el re- medio presente venza a lo porvenir, Ginés, que no era ni agradecido ni bien- intencionado, acordó de hurtar el asno a Sancho Panza.» (Quijote, parte I, capí- tulo XXIII.) La necesidad hace a la vieja trotar. Manera de ponderarse cuánto aviva e incita al trabajo y a la diligencia la necesidad de adquirir lo preciso para conservar la vida, aun a los más indo- lentes y apáticos. La necesidad suele ser maestra, o hace maestro. Cuando falta lo necesario para el sus- tento, O la precisión del riesgo, hace que ejecute uno a la fuerza con habili- dad y destreza, lo que parece que no se sabía, o no se había aprendido. La necesidad, o el hambre, tiene cara de Lereje, Úsase para denotar que generalmen- te se huye del necesitado, y también que la necesidad obliga a cualquiera penalidad o trabajo con el objeto de evitarla. — Es una traducción macarró- nica de la frase latina necessitas caret lege, O sea la NECESIDAD carece de ley. Obedecer a la necesidad. Obrar como exigen las circunstan- cias del tiempo., Parecer la necesidad en visita. l . Aplícase a las personas cuya indu- mentaria deja bastante que desear, má- xime si a esto se agrega el aspecto per- NECIA sonal escuálido propio del que no goza de gran alimentación. Sacar de la necesidad consejo. — V. De la NECESIDAD zace el consejo. «En esta confusión sacó de la nece- sidad consejo: prevínose de una carta, y cerrada la metió en un cofrecillo suyo para cuando viniese D, Luis ha- cer con ella su descargo.» (Guzmán de Alfarache, lib. I, cap. VHI.) ¡Si sabremos aquí lo que es necesidad!, o Ya sabemos lo que es necesidad. Modo de dar a entender festivamen- te que no nos es desconocida la afición predominante de una persona por tal o cual cosa Tiene necesidad de complacer el que guie- re que todos le hagan placer. Por la ley natural de reciprocidad el que necesita que le sirvan en sus pre- tensiones se ve obligado a servir a los demás en las suyas; el que no lo en- tienda así, no se verá jamás compla- cido. A nuevas necesidades, nuevos consejos. Enseña que los consejos deben dar- se cuando se necesitan y no a des- tiempo. En las necesidades zo se repara en poco. Cuando la necesidad aprieta, nadie se fija en minucias. Las necesidades de las casas son como las penas del infierno. Que nunca se las ve el fin, pues cuando no se carece de una cosa se carece de otra. Para las necesidades, o las ocasiones, son los amigos. La verdadera amistad es la que se manifiesta en los trances apurados de la vida: si en éstos no se encuentra al amigo, ya puede borrársele el nombre de tal. NECIA.—Necia cosa es inquietarse por lo que no se puede evitar. —V. Lo que no tie- 12€ REMEDIO olvidarlo es lo mejor. NECIO. — A cada necio le agrada su po- rrada. El amor propio, así como la pasión y afecto desmedidos, son causa de que no conozca uno los excesos a que lo precipitan. Al necio, del diestro; al loco, del cabestro. Enseña el modo de tratar con ambos, NECIO que al uno basta con guiarlo, y al otro es preciso llevarlo a la fuerza. Callando el necio, se hace discreto. Como la discreción de las personas se conoce en la conversación, el que no habla no puede demostrar si es tonto o sabio. Con callar gana el necio ser tenido por sabio. — V. Callando el necio, se hace discreto. Conocerse uno necio, es principio de ser sabio. Conocerse a sí propio es virtud muy rara, como propia de sabios: si un ton- to se reconoce como tal, puede asegu- rarse que no es tan tonto como parece. Cuando el necio es acordado, el mercado es ya pasado. Reprende a los que remiten la reali- zación de las cosas para cuando ya es tarde. Cuando un necio está en su mulo, no teme a Dios ni al mundo. Cuando cierta clase de personas llega a desempeñar altos cargos, se engríen de tal manera que no respetan a nadie, por creer que no hay nada superior a ellos. Del necio, el primer consejo. Se quiere indicar que el dictamen del necio, por no ser mesurado, es más espontáneo y digno de seguirse a falta de otro mejor. El necio es atrevido y el sabio comedido. Como la ignorancia es muy osada, hace que los tontos también lo sean; el verdadero sabio, por el contrario, siempre es temeroso y prudente. El necio kace al fin lo que el discreto al principio. — V . Lo que hace el Loco, o el necio, a la derrería, etc. El que sea necio, que arríme el hombro.— V. El que sea TONTO que aprenda. Harto es necio y loco, quien vacía su bolsa llenando la de otro, El que hace que coman a su costa y sin necesidad otros, no da señales de gran cordura. Más sabe el necio en su casa que el cuer- do en la ajena. —V. Más sabe el LOCO en su casa que el cuerdo en la ajena. Más sabe un necio preguntar, que un sa- bio contestar. Los tontos, como los niños, suelen NECIO ser amigos de saberlo todo; de ahí el que siempre estén con el ¿or qué? en la boca. Algunas preguntas son tales, que no hay sabio, por mucho que lo sea, capaz de darles respuesta, Mejor es ser necio, que porfiado. Entre dos proposiciones malas, se debe evitar primero la que fuere más notable, o más molesta y enfadosa. Nada cura al necio, como el desprecio. Contra los importunos, que cuando ven que no se les hace caso, acaban por no molestar más. Necio es quien piensa que otro no piensa. Porque la limitación de una persona no le permita utilizar su juicio, no es ra- zón para que los demás hagan lo mismo. No hay cosa más dificil, bien mirado, que conocer a un necio si es callado. —N éa- SE JEn qué se parece Un TONTO a un sa- bio? — En lo que calla. No hay tal saber, como necio no ser. La verdadera sabiduría en el trato social consiste en no dejarse engañar de nadie, Por necio que el necio sea, dice y hace alguna cosa buena, Aunque séa de una manera incons- ciente, alguna vez se verifica lo que el refrán apunta, a semejanza de los libros, que por malos que sean, no dejan de tener alguna enseñanza saludable, Quien necio es en su villa, necio es en Castilla. Los tontos en todas partes lo son, y como tal, conocidos en su patria y fue- ra de ella. Si el necio zo fuera al mercado, no se ven- dería lo malo, De la ignorancia de algunos se saca en Ocasiones no poco provecho. ¿Tan necio queréis que sea, que, cuando a fingir me pongo, lo finja sin apartencias? Para que la ficción surta el efecto apetecido, se necesita rodearla de todo el aparato propio de la verosimilitud; de lo contrario, no se tardará en echar de ver que se trata de una estratagema burda. Es concepto de Moreto vaciado en su linda comedia El desdén, con el desdén. Un necio refuta a un sabio; un sabio no convence a un necio. La terquedad suele correr parejas NEGAR con la ignorancia: de ahí que por mu- cho que un sabio se esfuerce en de- mostrar una cosa a un necio, éste no quedará convencido por no querer apearse de su primitiva idea. De necios leales se hinchen los infiernos. Los servicios que quieren prestar los tontos por afecto, suelen ser con- traproducentes. Entren los que saben; y los necios, a la calle. Da a entender que conviene frecuen- tar el trato de personas ilustradas, y evitar el de las ignorantes y faltas de buen juicio. Es de necios huir del consejo. Como ningún tonto cree serlo, no ad- mite que nadie le enseñe nada, pues juzgan saberlo todo. Los necios tienen el corazón en la lengua, los cuerdos, la lengua en el corazón. Porque los primeros hablan lo que creen que sienten, mientras los segun- dos no dicen más que lo que verdade- ramente les dicta su corazón. Infinito es el número de los necios. Este refrán suele decirse más en la- tin, Stultorum infinitus est numerus, dan- do a entender que el número de los tontos es mayor de lo que parece. Necios y porfiados hacen ricos a los le- trados. Manifiesta la poca razón con que se suelen suscitar los pleitos, que a veces se siguen más por tenacidad que por justicia, con lo cual, dicho se está lo que van ganando los curiales. NÉCTAR. — Ser un néctar. Dícese de todo licor suave, aromáti- co y gustoso, con referencia al nombre que daban los gentiles a la bebida de sus fementidas deidades. NEGACIÓN. — Dos negaciones afirman. Válense de este aforismo, verdadero en la lengua latina, los que quieren sa- lirse con su gusto, aunque haya quien se niegue a consentirlo: haciéndole negarse dos veces, y escudados en el refrán sofísticamente, ya tienen conse- guido su objeto. NEGAR. — 4 la far es negar y tarde dar. La dilación en hacer el beneficio es causa de que pierda ésta mucho de su mérito. NEGO Viene a ser en cierto modo la antíte- sis de El que DA primero, DA dos veces. Quien todo lo niega, todo lo concede, O confiesa, Da a entender que se sospecha reo al que, habiéndose averiguado que tuvo parte en una cosa, lo niega todo, NEGO. — Aunque semo nego, homble semo, alma tenemo. Dicho del hombre negro al verse despreciado o maltratado del blanco, para denotar que, no por ser de ese color deja de ser criatura racional. NEGOCIO. — Cada uno en su negocio sabe más que otro.—V. Más sabe el Loco en su casa que el cuerdo en la ajena. Negocio ajeno, de pelo cuelga. Expresa el poco o ningún cuidado que ponemos en la resolución de un asunto que no es nuestro y que, por lo tanto, nos importa muy poco. Negocio en el que nada se va ganando, algo se pierde. Aunque no sea más que el tiempo y los disgustos que suclen acarrear cier- tos asuntos. Negocio en que danza un fraile no lo hurgue nadie. Pues éste se encargará de sacarlo a buen puerto, con su sólo apoyo perso- nal y sin necesidad de intervenciones extrañas. Los negocios de la buena, dentro de casa s no de fuera. La mujer hacendosa no se preocupa más que de los asuntos del hogar do- méstico, no importándole nada los del exterior. No se hacen los negocios de hongos, sino con buenos dineros redondos. —NWV. No se hace la BODA, etc. NEGRA.-— Callar como negra en baño. Se aplica a la persona que disimula y calla por más denuestos o reconven- ciones que le dirijan, como sucedería a la negra que yendo a bañarse en com- pañía de mujeres blancas, le dirigieran éstas en son de burla aquel otro refrán que dice: ¿Para qué va la NEGRA al baño, si blanca no puede ser? Con más dijes que una negra. Se aplica a toda persona que va muy compuesta, en comparación de las mu- jeres negras que son sumamente afi- “7 1 o o ooo ooa > NEGRO cionadas a cargarse de adornos y bu- jerías. Ésa es más negra, o Ésa sí que es negra. Manera de encarecer el apuro o difi- cultad de una cosa, y más si se compa- ra con otra anteriormente realizada, de condiciones también azarosas, aunque no en tanto grado, Fué la negra al baño, y tuvo que contar un año. Advierte lo mucho que da que ha- blar a la gente sencilla cualquier cosa, cuando no la ha visto otra vez. ¿Para qué va la negra al baño, si blanca no puede ser? En vano se aplican los medios cuan- do el fin no es asequible. Yo me era negra y vistiéronme de verde. Reprende a aquellos que empeoran las cosas queriéndolas componer o adornar por modos desproporciona- dos, o que, intentándolas disimular o excusar, las hacen más notorias y re- parables. NEGRILLO. — Parecerse al negrillo de Lazarillo de Tormes, que, cuando entra- ba su padre, decía muy espantado: «j Ma- dre, coco!» Contra los que hacen aspavientos sin causa justificada. NEGRO.—A lo negro, mozas, que lo blan- co son pozas. Recomienda se ponga sumo cuidado al ir de noche por las calles en tiempo de lluvia, por lo fácil que es deslum- brarse, y, pensando que se pisa sobre firme, meter el pie en un lodazal. Eso es como quien lava la cabeza a un ne- gro.—V. Sobre NEGRO no hay tintura. Eso es lo mismo que al negro llamar Juan Blanco. Aplícase a aquellos que atribuyen a alguna persona o cosa cualidades con- trarias a las que respectivamente les son características. Estorbarle a uno lo negro. No saber leer absolutamente, o no saber leer aquello que está escrito en otra lengua, o en caracteres extraños que desconoce el que los tiene a la vista. — No entender de aquella mate- ria O facultad que se está tratando. Más negro que mis pecados. Comparación empleada vulgarmente HAY O para significar la maldad o negrura de una cosa. Más quiero un sólo negro de la uña de mi alma, que a todo mi cuerpo. Expresa el cuidado que hay que po- ner en la salvación del alma como más importante que la del cuerpo. No apartarse un negro de uña. Indícase con esta comparación una cantidad muy pequeña, como corres- pondiente a la suciedad que se intro- duce entre la uña y los dedos de la mano, y que es forzoso limpiarse conti- nuamente, si no se quiere sentar plaza de desaseado. No dejar que duela un negro de la uña. Véase las razones expuestas en la frase anterior. No puede ser más negro el cuervo que sus alas. Da a entender que por muy difícil y comprometido que se ponga un nego- cio O situación, no ha de serlo mucho más de lo que ya lo está. Sacar lo que el negro del sermón. No obtener provecho alguno en la empresa que se ha acometido; haber perdido el tiempo, y, a veces, hasta la tranquilidad. Por eso añaden algunos a la frase proverbial susodicha, aludien- do sin género de duda a algún negro bozal que fué a oír un sermón y se sa- lió todo disgustado y cariacontecido por no haber entendido una palabra: la cabeza caliente y los pies fríos. Ser más negro que el azabache. Extremadamente negro. Sobre negro no hay tintura. Lo naturalmente fuerte y arraigado prevalece siempre contra toda la des- treza y habilidad que pueda poner en juego el arte. —Es muy difícil borrar la mancha o nota que ocasiona el mal modo de obrar que proviene de bajos o poco honrados principios. Trabajar como un negro, o como negros. Trabajar penosamente y sin descan- so, como suelen hacerlo los esclavos negros. NEGRO Tratar a uno, o a alguno, como a un negro. Tratarlo con harto rigor y desprecio, bien sea de palabra, bien de obra, con alusión al trato que recibían los escla- NERÓN vos negros en las colonias americanas. En este sentido dice muchas veces la persona agraviada a quien la injuria, con el objeto de que ésta se reporte: No somoS NEGROS. Verlo todo negro. Característica del pesimismo. No en- contrar alegría, felicidad ni dicha en nada del presente ni del porvenir. - Verse uno negro. Encontrarse en un trance apurado, del que es difícil salir airoso. NEMBROD.-—Ser un Nembrod, o Nem- rod. Dicho sujeto, hijo de Cus y nieto de Can, fué gran cazador de fieras, de don- de se aficionó a serlo también de los hombres, siendo el primero que se erigió en avasallador de la Humanidad. Su fuerza y ambición llegaron a hacer- se proverbiales en su tiempo, como consta en el Génesis, cap. X, v. 9, donde se lee: «Por lo cual salió el proverbio Forzudo cazador delante del Señor, como NemroD», que Scio interpreta así: «Este es un hebraísmo. Quiere decir: El hombre más violento y osado que ha- bía debajo del cielo; tanto, que después | quedó como proverbio entre los he- breos, a la manera que decimos es un Nerón, para significar la crueldad de alguna persona.» Uno de los calificativos que aplicó Radamanto a Sancho Panza, cuando se | negaba éste a las duras pruebas a que | querían ponerlo para alcanzar la resu- rrección de Altisidora (Quijote, parte II. cap. LXIX), fué el de Vemóbrot soberbio. NERO.— Todo lo miraba Nero, y él de nada | se dolía. Aplícase al que contempla alguna gran desgracia con la mayor indiferen- cia y sangre fría, como sucedió con Ne- rón al presenciar impávido el incendio de Roma decretado por él. Esta locución proverbial trae su ori- gen de un romance antiquísimo, en el que se lee la siguiente estrofa: Mira Nero de Tarpeya a Roma cómo se ardía; gritos dan niños y viejos, y él de nada se dolía. NERÓN.-— Ser uno un Nerón. Ser con exceso cruel o sanguinario. NERVIO NERVIO. — Por males de nervios nunca se tocó a muerto.—N. Picóme una ARAÑA, y atéme una sábana. NÉSTOR. — Ser un Néstor. «Néstor vivió tres geneas o siglos, y otro tanto vive la corneja, según Auso- nio, y lo mismo el ciervo reduplicado por ternos, conforme a lo de nuestro refrán: Tres años, un seto; tres setos, un can; tres canes, un caballo; tres caballos, un hombre; tres hombres, un elefante.» (Rosal, Alfabeto último, vocablo Tres.) NEVADA. — Vo vienen mal las nevadas que sostienen las heladas. Indica lo beneficiosas que son para el campo las primeras. NICOLÁS. — Parte Nicolás para sí lo más. Satiriza a los egoístas que toman siempre la mejor y mayor parte de una cosa para sí. NIDO. — Destruyamos el nido para que no vuelvan los pájaros. Da a entender que para evitar los efectos de algo es conveniente quitar la causa que los produce. El nido de las liendres, Denomínase así, festivamente, la ca- beza, por considerar que éste es el si- tio donde predominantemente habitan dichos animalitos. En este sentido se ve usado, aparte de otros muchos au- tores, en el sainetero González del Cas- tillo, cuando dice en su saladísima obra Los Zapatos: «¿Ahora salimos con eso? Estoy por darte un cantazo en el nido de las liendres.» En los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Recomienda que no se deje pasar las oportunidades, por temor a no hallar- las cuando se las vaya a buscar. No hallar nidos donde se pensó hallar pá- jaros. — V. En los ninos de antaño no hay pájaros hogaño. NIEBLA.—Niebla rabuda, al tercer día muda, Expresa que el tiempo cambia cuan- do la niebla es muy pertinaz. Nieblas ez alto, aguas en bajo. En tiempo de nieblas siempre hay humedades. — 136 — NIÑA NIEVE. —¡Pa mí que nieva! Frase empleada por los chulos ma- drileños para dar a entender que se pone en duda una cosa. Sí nieva en enero, no hay año fullero. Manifiesta que cuando el año comien- za con nieve, suele ser éste bueno. Buena es la nieve que en su tiempo viene. Todo lo que se verifica en tiempo y sazón tiene que dar buen resultado. De la nieve cocida, o majada, no se saca otra cosa que agua, De las personas de poco talento no se puede esperar más que tonterías, Ser más blanco que la nieve. —V. Ser más blanco que la LECHE. Ser más frío que la nieve. — V. Ser más frío, o más duro, que un MÁRMOL. NINE A. -Ser uno la ninfa Egeria de otro. Ser aquel el consejero de éste; con- sultar éste con aquél los asuntos deli- cados antes de darles solución. Alude a una ninfa del bosque de Aricia, en el Lacio, reverenciada por los romanos como una divinidad. El historiador Tito Livio dice que, queriendo Numa Pompilio, segundo rey de Roma, civili- zar a aquel pueblo todavía salvaje, per- suadió a los romanos de que las leyes que dictaba le eran sugeridas por una ninía sagrada, llamada Egeria, con quien iba a comunicar en un bosque próxi- mo, y que sólo era visible para él. NINGUNO. — Ninguno da más de lo que tiene.—V. Eso es pedir peras al olmo. Si me dan a escoger, me quedo sin ninguno (o ninguna, si se trata de entidades fe- meninas). Modo de significar lo poco estima- bles que son los sujetos, u objetos alu- didos, por lo que renuncia uno a ser- virse de ellos. NIÑA. — ¿Dónde perdió la niña su honor? — Donde habló mal y oyó peor. Aconseja el gran recato que se debe observar en hablar para no dar motivo a oír lo que no es razón. Esta niña es una viña. Se suele emplear sarcásticamente para indicar que la persona a quien se refiere no es muy recomendable por algún concepto. En general, no se toma a mala parte, pues no entraña carácter denigrante, sino festivo. NIÑO La niña en casa, y la madre en la máscara, Satiriza a las madres locas que sa- crifican a sus hijas bajo pretexto de honestidad, estando muy lejos de dar- les el ejemplo como debían, La niña perdió su honor donde habld mal y la respondieron peor. —V. ¿Dónde per- did la niÑa su honor? — Donde habló mal y oyó peor, Niña es Alarina, cuando la llevan por el diente a misa. Expresa que a la juventud se la sue- le guiar por donde se quiere. Niña, y viña, y peral, y habar, malos son de guardar. Como a las cuatro cosas no le sue- len faltar nunca golosos, puede sacarse la consecuencia, no muy agradable por cierto, para el encargado de su respec- tiva guarda. Tras que la niña era fea, se llamaba Ti- motea. Dícese cuando a un inconveniente, obstáculo, perjuicio, etc., se aňade otro nuevo. Cuidar uno de alguna cosa como de las ni- ñas de sus ojos. Siendo la vista un sentido tan deli- cado, suele precaverse de daño con todo interés: de aquí la comparación expresada por la frase, Eso es quitarlo de las niñas de sus ojos. Hacer caer a una persona o cosa de la alta estimación en que se la tenía. Estimar sobre las niñas de sus ojos. Considerar una persona o cosa so- bremanera. Llevar alguna cosa sobre las niñas de los ojos. —W. Estimar sobre las niÑas de sus ojos. Poner una cosa sobre las niñas de los ojos. Realzarla y estimarla sobre todo en- carecimiento. Tocar a uno en las niñas de los ojos. Equivale a molestarle en aquello que más quiere. NIÑO. — A! niño Morón, boca abajo y bo- Jetón.— V. Cuico llorón, boca abajo y bofetón. Al niño y al fraile, que les dé el aire, Indica que deben tenerse lo más le- jos posible, a fin de que no molesten. Al niño y al mulo, en el culo. El castigo que se debe ejecutar en NIÑO ambos, ha de ser de manera que sirva más de escarmiento que de daño. Aunque se empeñe el Niño de la bola. Tiene igual significación que Aunque se empeñe el Espír1TU tuo. Su forma aquí resulta más inconveniente que allí, pues se alude a Jesús Niño, a quien, comúnmente bajo la advocación de El Salvador, se suele representar soste- niendo en la mano un globo que rema- ta por la parte de arriba en una peque- ña cruz. Come, niño, y críarte has; come, viejo, y vivirás. Indica la necesidad de la alimenta- ción en toda clase de edades. ¿Cómo ha de ser este niño? — Ni chato ni narigón. Da a entender que las cosas se han de mantener siempre en un justo me- dio, o sea sin exagerar. Como niño con zapatos nuevos Dícese de la persona que por algo que acaba de obtener o lograr se mues- tra muy satisfecha y regocijada. Del Niño en adelante, frío y hambre, O Hasta el Niño, ni hambre ni frio. Los pobres no suelen experimentar esas dos calamidades mientras no llega el tiempo de Navidad, o sea hasta des- pués de mediar diciembre. El niño duerme al peso, y el viejo al seso. Los niños bien alimentados duermen bien, y los viejos concilian el sueño ca- vilando. Entre niño y niña crecedera, una vidrie- ra. —V. Entre santa y santo, pared de cal y canto. Ese niño me alaba, que come y mama. Los niños que, en la lactancia, se ayudan con algún alimento, se crían bien y no desgastan tanto a las madres: por eso son dignos de alabanza. Estar como el niño de Diego, que nacio mudo, sordo y ciego. Aplícase a las personas que son, o parecen, medio tontas. Lo que el niño oyd en el hogar, eso dice en el portal. — V. Dicen los niÑos en el solejar lo que oyen a sus padres en el hogar. ¡Maldito el niño de cien años! Dícese de los viejos que se las echan de jóvenes. NIÑO Más vale niño loroso que sangriento. No siempre se debe dar los capri- chos que desean a los niños, pues algunos pueden traer consecuencias mortales: unos azotes a tiempo, no vienen mal, pues es preferible verlos llorar a tener que llorar por ellos, Afimado como el niño de la rollona. Se dice familiarmente de la persona que, habiendo pasado ya de la edad de la infancia, conserva aún propiedades y modales de niño; o del muchacho crecido y robusto a quien toman en brazos y le miman como si fuera pe- queño. Según cuenta la tradición, alu- de esta frase comparativa a un angeli- lito, ¡alma mía!, que tenía siete abriles y todavía estaba mamando. Hay algunos muchachos tan regalo- nes que, con ser grandes, no saben des- asirse de las faldas de su madre, ni de los brazos de la rollona o niñera. De estos tales dice Covarrubias que, salen grandes tontos, o grandes bellacos vi- c10S0S. Ni al niño el bollo, ni al santo el voto. Aquello que no se piensa cumplir, no se debe prometer. Ni de niño te ayuda, ni te cases con viuda. Aconseja que no busque uno la ayu- da de lo que se vaya a hacer en los ni- ños, pues generalmente no nos sirven más que de estorbo, ni se contraigan nupcias con la que ya enterró anterior- mente un marido. Niño braceado, o paseado, al año criado. El niño a quien se acostumbra a ir en los brazos, se cría prontamente. Niño que bebe vino, y mujer que habla la- tin, no han de tener buen fin. Anatematiza ambas cosas como im- propias de los seres citados. Lo prime- ro, para el niño, es nocivo, y lo segun- do, para la mujer, no le cuadra. Niño que no llora, no mama. Aconseja la insistencia en lo que se pide, pues, aunque no sea más que por quitárselo de encima y no oírlo más, suele conseguirse lo que se desea. Niño vomitón, siempre gordiflón, El niño que tiene la costumbre de devolver la leche con facilidad, cuan- do ya no necesita más, suele criarse gordo. — 138 — NIÑO Ser un niño de teta. Aplícase a la persona o cosa que es sumamente inferior a otra en algunas de sus cualidades, y así se dice, v. gr.: Ge- rardo Lobo es mío de teta comparado con Fr. Luis de León; la capilla del Palacio Real, es un niño de teta en comparación de la catedral de Toledo. También se suele usar irónicamente. Si el niño llorare, acállelo su madre, y si no quiere callar, déjelo llorar. Recomienda que cada cual cumpla con aquello que le corresponde, y que no se meta en cuidados o asuntos ajenos. Si eres niño y has amor, ¿qué harás cuan- do mayor. — V. Los xiÑos, de pequeños, que no hay castigo después para ellos. Un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día. Expresa que la persona de quien se trata es sumamente cándida o crédula. Ara con niños, segardás cadillos, Conviene servirse de gente hábil y experta en cualquier negocio, especial- mente en la labranza, para coger buen fruto. Dicen los niños en el solejar lo que oyen a sus padres en el hogar. Recomienda el cuidado y cautela que se debe emplear delante de los hijos, tanto en acciones cuanto en palabras, porque incautamente las aprenden és- tos, y las ejecutan o las dicen sin repa- ro ni reflexión, Gritd, niños, que baja el vino : hoy a cua- tro, mañana a cinco. Dícese, irónicamente, cuando los asuntos van poniéndose de mal en peor. Los niños, de pequeños, que no hay castigo después para ellos. Recomienda que se deben corregir y castigar las malas inclinaciones en éstos, pues de mavores se hacen inco- rregibles, y por lo tanto es inútil el castigo. Los niños hablan cuando mean las galli- nas, o cuando las gallinas orinar, Frase empleada contra los niños que acostumbran a meterse en todo, o a interrumpir a las personas mayores que están en el uso de la palabra. Los niños soz como los pajaros. Dícese esto cuando se pide a algún NIQUISCOCIO niño que luzca su habilidad en público, pues entonces se suele callar, como su- cede casi siempre con las aves cano- ras, que, al estimularlas a cantar delan- te de gente para comprobar el elogio que de ellas se acaba de hacer, cierran entonces el pico, A e Los niños y los locos dicen las verdades, . Por lo general se halla frecuente- mente en boca de las personas que no son capaces de reflexión, artificio ni mentira, el decir con suma claridad las verdades. Parece que se va a comer los niños crudos. Aplícase a los que tienen el hábito de echar bravatas constantemente, que son, por lo general, los que cuando llega el momento, suelen hacer menos. Por los niños se pone la olla. Los pequeños deben agradecer lo que se hace por ellos. — Nunca está de más que haya a quien echar la culpa de algo. Predicar a niños, confesar a monjas y es- pulgar a perros, es tiempo perdido. Porque ninguno de ellos lo entiende, le aprovecha ni lo agradece. Quien con niños se acuesta, cagado, O Su- cio, amanece. El que encomienda sus negocios a gente inepta y baladí, tiene que verse chasqueado, NIQUISCOCIO.—Doz Niquiscocio, mal anda el negocio. Dicho burlesco, fundado en el mero sonsonete, Otros dicen : cada uno atien- da a su negocio. NÍSPERO. — Vo mondar uno nisperos. No ser ajeno a la materia de que se trata; no estar ocioso en determinada ocasión, u ocupado en cosas baladíes. Úsase más comúnmente en sentido in- terrogante, como para hacer una espe- cie de reconvención, diciendo, v. gr.: «Y mientras has hecho todo eso, por ven- tura, ¿he estado yo mondando nísperos?» Quien nisperos come, bebe cerveza, espá- rragos chupa o besa a una vieja, ni come, ni bebe, ni chupa, ni besa. Alude al poco o ningún provecho que se obtiene, haciendo cualquiera de las cuatro cosas que indica. NÍSPOLA.—No mondar nispolas.—V. No monaar uno NÍSPEROS. $ - = 2 m — aa NOBLEZA NO. — E? No importa de España, o El ge- neral No importa. — V. El GENERAL Vo importa, o El No importa de España. El No se opone. Fórmula acomodaticia con la cual no se prohibe una cosa, pero tampoco se da permiso para que se haga. El no, siempre se lleva consigo. Expresión de aliento a los que van a pretender alguna cosa y temen no ser atendidos en su demanda. Tener no se gué. Estado especial indefinible, por el cual una persona agrada o disgusta sin poder decir la razón que nos impulsa hacia ella o nos rechaza. — Empléase también para indicar que una persona se halla enferma o disgustada, sin saber en realidad lo que tiene. NOBLE.-—Aguel es solamente tenido y repu- tado por noble, gue fuere rico. Expresa que la riqueza todo lo allana. No es noble el gue es descastado. Manifiesta que la ingratitud es el peor de los defectos que puede tener una persona. NOBLEZA. — La nobleza de la prisión consiste en la buena bolsa. El que tiene dinero, en todas partes es bien visto. La nobleza y el vino, con el mucho tiempo se afina y confirma. Los años son los que dan valor a am- bas cosas. La verdadera nobleza consiste en la ge- nerosa acción de cada uno, o La verda- dera nobleza consiste en la generosidad de los hechos. No es la nobleza hereditaria la que hace realmente nobles a los hombres, sino la emanada de sus actos. Nobleza obliga. Indica que cada uno esta obligado a portarse como su abolengo le indica, pues, hacer lo contrario es equivalente a deshonrar la fama que sus anteceso- res le dejaron. «Mejor Ovidio en el de Ponto exhorta A lo que obliga la mayor nobleza, Imagen que de ajeno árbol se corta.» (Lope de Vega, El Fardin de Lope de Vega, epístola al licenciado Francisco de Rioja, publicado en La Filomena» pág. 153.) NOCHE No es nobleza comprar caro y vender ba- rato. Los actos que redundan en perjuicio de uno no acusan nobleza, sino ton- tería. Sólo la nobleza es la virtud, La bondad del corazón vale más que todos los pergaminos nobiliarios. NOCHE. — A la noche, chichirimoche, y a la mañana, chichirinada, Reprende la inconstancia de aque- llos que a cada momento mudan de parecer. A mala noche, colchón de vino, Máxima de los que, esperando pasar una noche en claro, se pertrechan lle- vando en el estómago una cantidad más que regular de alcohol. Andar toda la noche, y amanecer en casa, Aplícase a aquellos que parece que hacen mucho y en realidad no hacen nada. Cada uno seentiende, y trastejabadenoche. Moteja al que hace algún despropó- sito, estando persuadido de que proce- de con acierto.—V. Afás sabe el Loco en su casa, que el cuerdo en la ajena. Cerner noche y día, y no echar harina. Lamenta la desgracia de algunos que están trabajando toda su vida sin lle- gar a prosperar. De noche mirada, a la luz de la vela, la más vieja burra parece doncella.—NV. De NOCHE todos los gatos son pardos. De noche todos los gatos son pardos. Explica que con la obscuridad de la noche o con la falta de luz, es fácil disi- mular las personas, así como las tachas de lo que se hace, vende o comercia. Entre noche y día, no hay pared, o no hay vallado. Manifiesta que entre dos personas o cosas que son iguales, no hay razón para establecer diferencia alguna. az de la noche, noche, y del día, día, y vivirás con alegría. Reprueba el vicio de trasnochar como malsano para el alma y para el cuerpo. La noche el medroso temor acrecienta. El miedo se acentúa con la obscu- ridad. La noche es capa de pecadores. Explica que el que obra mal se vale — 140 — NOCHE de la obscuridad y las tinieblas para ocultar sus malos hechos, y no ser co- nocido, La noche se ha hecho para descansar, O dormir, y el día para trabajar. Contra los que gustan hacer de la noche, día, y del día, noche. A los que pasan toda su vida en me- dio de la ociosidad y de la más com- pleta indolencia, se les suele decir por vía de pulla: La vocne se ha hecho para descansar, y el día para dormir. Lo que de noche se hace, a la mañana, O de día, parece, Aconseja no se obre mal, fiado en la obscuridad de la noche, porque tarde o temprano se descubrirá el hecho.—Ex- horta a que se anticipe el trabajo cuan- do queda mucho que hacer en el día siguiente. Mala noche, y parir hija, o hembra. Demuestra el tener mal éxito en al- gún negocio o pretensión, después de haber puesto los cinco sentidos, y ha- ber aplicado el mayor trabajo y cuida- do en aquello que se deseaba con- seguir. Medía noche era for filo. Frase tomada del Romancero, en la cual se significa que son las doce de la noche en punto. Ni volver de noche esquina, ni meterte en lo que hace la vecina. Aconseja que no se trasnoche ni se preocupe uno por lo que hacen los demás. Noche mala, hija a la mañana. — Véase Mala NOCHE, y parir hija. Noche ¿:mta, blanco el día. Cuando hay arreboles a la noche, es señal de que al día siguiente va a hacer buen tiempo. Pasar una noche toledana. Se dice de la persona que pasa una noche sin dormir, a causa de los dis- gustos o molestias que le impiden en- tregarse al sueño. Cuéntase su origen de la manera siguiente: Nombrado el joven Yusuf goberna- dor de Toledo, causaron tales distur- bios sus excesos, que en poco estuvo el que le costara la vida. Pero los mag- nates toledanos mediaron a favor suyo, y disponiendo su encierro para mayor NOCHE seguridad de su persona y más pronta recuperación de la tranquilidad perdi- da, solicitaron su deposición al emir, el cual dispuso fuese reemplazado por su padre Amrú, quien solicitó el cargo» deseoso de vengar el ultraje que pre- sumía haber recibido en la persona de su hijo. Con efecto, en el año 806 se le terció la coyuntura apetecida con oca- sión de pernoctar en Toledo el hijo de Abd el-Rhaman, joven de quince años que pasaba a la España Oriental man- dando un cuerpo de caballería com- puesto de 5.000 hombres. So pretexto de celebrar la llegada de este príncipe con un banquete, invitó el vengativo Amrú a los magnates de Toledo; y cuando se encontraban éstos entrega- dos a los placeres propios del festín, cayó sobre ellos la tropa de Abd-el- Rhaman, pasando a cuchillo a 400 indi- viduos de la grandeza. Ser más obscuro que una noche sin luz, Sumamente obscuro, como sucede con la noche lóbrega cuando se está a campo raso, o encerrado en una habi- tación sin encender luz. Tan cierto como ahora es de noche.—Véa- se Tan cierto como ahora es de vía. Temprano es noche. Aplícase a aquel que se adelanta a hacer alguna cosa con mucha anteriori- dad al tiempo oportuno o conveniente. ¡Buenas noches, cuarta! Expresión usada cuando se es testi- go de una cosa imprevista o no pen- sada. Las noches de Tule, o Más largo que las noches de Tule. Dícese de todo lo que se hace de- masladamente largo, pesado y triste, con alusión a las noches que reinan en las islas de Tule (hoy Shetland, en el mar de Escocia) durante el solsticio de invierno, las cuales duran veinte horas, sin contar lo nebulosa que en la mayor parte del año es aquella re- gión. En cambio, durante el solsticio de verano, se puede leer a las doce de la noche sin necesidad de-luz artificial. Quedarse uno, o una cosa, a buenas no- ches. En sentido material, quedarse a obs- curas. — En sentido figurado, quedarse — 141 — NOMBRE sin lo que se tenía, o sin lo que se pro- metía o esperaba uno alcanzar o con- seguir. — No entender o comprender aquello que se le ha dicho. NOCHEBUENA. — En no lloviendo por Nochebuena, zo kay sementera buena. Advierte que esta época no es ade- cuada para la faena de la siembra. Hasta Nochebuena, ni hambre ni frío. Por ser este tiempo el más crudo del año, es el más abonado para padecer ambas cosas. ¡Nochebuena, Nochebuena! — Si hay cena, Todas las noches son buenas cuando no falta el diario sustento. NOÉ. — Bendito sea Noé, que se quitd los calzones y echo a correr. Expresión familiar para ponderar la despreocupación de uno. NOMBRAR. — ¿Quién me estará nom- brando? Dícese esto cuando le zumban a uno los oídos. NOMBRE. — Como esté impreso mi nom- bre, sea con oro o con cobre. Da a entender el deseo de que se verifique una cosa, sea de una manera o de otra. Con el nombre no vive el hombre. No basta gozar de fama si no hay que comer. Decir el nombre de las fiestas. Injuriarse recíprocamente; echarse en cara sus defectos de resultas de una quimera o riña. Decir el nombre de las pascuas.— V. De- cir el NOMBRE de las fiestas, El buen nombre goza el hurto.—NV., Cobra buena FAMA y échate a dormir. El nombre de cada cosa es lo menos im- portante que tiene la cosa. Le nom ne fait rien à la chose, dicen los franceses, expresando que lo im- portante es la cosa en sí y no la mane- ra cómo se la designe. El nombre es el hombre, y es su primera fatalidad su nombre. Muchas veces un nombre, según que sea simpático o antipático, previene a favor o en contra del sujeto o del ob- jeto que lo lleva. El dicho, así redactado, es debido a la pluma de Espronceda. NONES El nombre, xi quita ni pone. — V. El NOMBRE de cada cosa es lo menos impor- tante que tiene la cosa. El nombre zo altera las cosas. — V. El NOMBRE de cada cosa es lo menos impor- tante que tiene la cosa. ¡Elnombre sea Dios! Frase interjectiva por la cual se ex- presa el asombro que nos produce una cosa. — V. ¡En NOMBRE sea de Dios! ¡En nombre sea de Dios! Manera de expresar el deseo de que llegue a buen fin aquello que se co- mienza a hacer, invocando al efecto el auxilio de la Santísima Trinidad, por cuyo motivo suele ir acompañada di- cha invocación del acto de santiguarse por parte de quien la pronuncia. No tanto por la estructura de la fra- se, pues apenas tiene nada de idiomá- tico, se le da aquí cabida, sino por ser correntísimo en el pueblo andaluz el expresar dicha idea en la siguiente forma incorrecta: ¡El nombre sea Dios! Haré tal cosa o perderé el nombre gue tengo. Especie de juramento con que se asegura lo resuelto que está uno a efec- tuar a todo trance su propósito. Llamarle a alguno el nombre de las fiestas. — V. Decir el NOMBRE de las fiestas. Mejor es el buen nombre gue muchas ri- quezas. Vale más la fama y el respeto de to- dos que la posesión de un capital sin aquellas circunstancias. Ponte buen nombre, /sabel, y casarte has bien. De la reputación de una doncella depende su porvenir. Olvidarse hasta de su nombre. Ser por extremo olvidadizo. Tres nombres ¿tienen las condenadas : pu- chas, gachas y poleadas. Da a entender que una misma cosa puede expresarse de diferentes modos. Es análoga idea que la del refrán: Ori- vos y aceitunos, todos son unos. NONES. — Decir nones. Decir que no: negarse a una cosa. «Yo soy del linaje de los Panzas, que todos son testarudos, y si una vez di- cen nones, nones han de ser, aunque NOTICIA sean Pares, a pesar de todo el mundo.» (Quijote, parte II, cap. LIII.) De nones. No estar por una cosa. — Estar des- parejado. Estar de nones. No servir de nada; estar de sobra en una parte. Sor nones, y xo llegan a tres. Es uno. A este propósito dice una coplilla-refrán : Del hidalgo montañés don Juan Pérez de Quiñones eran las camisas NONES, y no llegaban a tres. NORAMALA. — Enviar a uno nora- mala. Despedirlo con enfado o disgusto, o darle a entender que lo que se propo- ne, dice o hace, no merece crédito o aprobación. Noramala ace quien mala fama cobra. Convertida la frase en hora mala en nmoramala, por aféresis, se comprende fácilmente el sentido del refrán. Efec- tivamente; con desgracia nació el que, por sus actos, se hace despreciable a los demás. NORTE.-— Hace un norte de Guadarrama, de esos que no apagan una luz y matan a un cristiano. — V. El awe de Madrid, mata a un hombre y no apaga un candil. Norte duro, pampero seguro. Refrán corriente en Buenos Aires y de verdad comprobada, pues cuando el viento sopla con fuerza del Norte es precursor del huracán que, procedente de las Pampas, arrasa la ciudad, cau- sando innumerables estragos a su paso. Ser el Norte de uno. Se aplica a la persona, o cosa, que sirve de dirección o guía en cualquier empresa, tomada la alusión de la es- trella del Norte, por la cual se guían y arreglan los navegantes en su rumbo mediante la dirección de la aguja náu- tica. NOTICIA. -— Recibir una noticia a benef- cio de inventario, Enterarse bien de su exactitud antes de proceder a darle asenso. Dícese también : Poner (la noticia) ex CUAREN- TENA. F NOVATADA Nada llega más pronto que una noticia mala. Es de tal índole la condición huma- na, que parece complacerse en comu- picar con toda rapidez las malas nue- vas: no suele ocurrir lo mismo con las que puedan causar satisfacción al inte- resado. Las noticias malas, traen alas, y las buenas, no se oyen apenas, — V. Nada llega más pronto que una NOTICIA mala. Noticias de calle Ancha. Durante la guerra de la Independen- cia, fué la calle Ancha, de Cádiz, el punto de cita o reunión de todos sus moradores. Dicho se está que, a título de legítimo mentidero, se propalaban allí toda clase de noticias que cada quisque se complacía en traer y llevar, las más de las veces imaginarias, con lo que se dió en lo sucesivo tal denomi- nación a toda especie de cuya veraci- dad se duda. Por eso, cuando se quiere certificar de la autenticidad de aquello que se refiere, es muy común el abro- quelarse con la salvedad de: ¡Cuidado con que ésta no es noticia de calle Ancha! NOVATADA.-— Pagar la novatada. Echar a perder la empresa que se ejecuta por primera vez, a causa de no estar lo suficientemente instruido en el modo de desempeñarla con el debido acierto.—En los colegios, especialmen- te militares, y en alguna que otra cor- poración, resignarse a sufrir el bisoño o recién admitido a ella los diversos géneros de zumba que acostumbran a emplear en semejantes circunstancias los antiguos individuos de quienes va a ser compañero, tales como mantea- mientos, contribución pecuniaria, etc.; costumbre viciosa y en ocasiones alta- mente ofensiva, por Cuya razón debe- rían extirparlas los superiores a quie- nes toca de derecho el poder hacerlo. NOVEDAD.— Za novedad entretiene. Todas las cosas nuevas tienen el pri- vilegio de llamar la atención distrayén- dola hasta que otra viene a ocupar su puesto. NOVELA.-— No hay novela que no tenga algo de historia, ni historia que no tenga algo de novela. Por lo general, en todo relato nove- NOVIA lesco suele poner el autor algo verídi- CO, y no pocas veces ocurrido al mis- mo novelista; respecto a la segunda parte, véase lo que se ha dicho en el artículo Historia. (La mitad de la His- TORIA €s una mentira, etc.) Recibir uno alguna cosa como las novelas. Adquirirla por partes, y no en su to- talidad o de una vez, como sucede con las novelas, que se suele repartirlas a domicilio por entregas a los suscri- tores, NOVIA. — Baja novia, la cabeza, si entrar quieres en la iglesia, Manifiesta que la que pretende ca- sarse, debe irse acostumbrando a la obediencia, o sea a la pérdida de su vo- luntad. Compuesto como una novia. Dícese del sujeto que se halla lujo- samente engalanado En queriendo la novia y el pretendiente, todo el mundo está corriente, También dice un cantar al mismo propósito: En queriendo la NOVIA y el pretendiente, aunque luego no quiera la demás gente, con lo cual se da a entender que el ma- trimonio se debe verificar con la vo- luntad de los interesados, sin que pue- da importarles nada la opinión de los demás. La novia, de contado, y el dote, de prome- tido. Quiere decir que con sólo la espe- ranza de lo útil, se quiere obligara al- guno a lo que le es gravoso. Mesurada como novia en tdlamo. Frase con que se daba a entender antiguamente la afectada gravedad de una mujer, con alusión a la novia que, puesta de tiros largos, recibía durante los primeros días de sus bodas las vi- sitas y parabienes de sus deudos y amigos, sentada con mucha gravedad en un lujoso y alto estrado, llamado ¿d- lamo, que en griego significa lugar ele- vado o eminente. Mientras novia, reina; cuando mujer, es- clava, Da a entender que todas las atencio- nes que recibe la mujer durante el pe- NOVICIO ríodo de la noviez, suelen desaparecer, desgraciadamente, después de recibi- das las bendiciones. —V. Donde acaba el NOVIO, empieza el marido. ¡Miren quién alaba a la novia! Algunos añaden: la cochina, o la puerca, de su madre. No hay peor juicio que el de la parte interesada, como inspirado en la pa- sión. Ni novia sin cejas, ni boda sin quejas. Una de las cosas que más cuidan las mujeres es el perfilado de las cejas; rara es la boda en que alguno no salga disgustado por creerse preterido, poco atendido, etc. Quedarse como la novia de Rota, adereza- da, o compuesta, y sin novio. Se aplica a aquellos que después de haber puesto por obra los preparati- vos todos conducentes a un fin dado, se quedan por último sin conseguirlo; aludiendo por lo visto a cierta novia residente en aquel pueblo de Andalu- cía, la cual, como indica la segunda mi- tad de dicho refrán, hallándose tan a punto de recibir las bendiciones nup- ciales, como que vestía el traje de boda, vió repentinamente defraudadas sus esperanzas, O por negarse el novio a darle la mano, o por cualquier otro motivo que nos es desconocido. Sacar la novia por el vicario, Conseguir el novio que el juez ex- traiga la novia de casa de sus padres, y la deposite donde libremente pueda declarar su voluntad. Tardar en componerse más que una novia. Aplícase al que es lento en hacer una cosa, con alusión al mucho tiempo que se emplea en poner las galas de desposada a la que va a cambiar de estado. l NOVICIO. — Vale más un novicio que un obispo muerto. La persona fallecida, por muy alta que sea su categoría, no sirve ni tiene influencia para nada: por eso es pre- ferible un inferior vivo a un superior muerto. NOVIEMBRE.-/z7 noviembre, el labra- dor cave y siembre. Aconseja que se hagan estas opera- ciones en el mes citado. — 144 — NOVILLA En noviembre, guien cava, el tiempo pierde. Recomienda que no se verifique di- cha operación agrícola en esta época. Como se ve, es contrario al anterior, pero esta aparente oposición se explica por emplearse cada uno de esos refra- nes en regiones diferentes, que tienen distintas condiciones climatológicas. En noviembre, si no has sembrado, no siembres. Da a entender que el mes citado no es el más a propósito para verificar la indicada operación. Ni en noviembre zi en junio permitas que trasquilen tu rucio. Indica que no es el extremado frío ni el excesivo calor lo más oportuno para verificar el esquileo de los burros. + ¡Noviembre, dichoso mes, que empieza por Todosantos, y acaba con San Andrés! En la provincia eclesiástica de Tole- do es muy corriente el intercalar en medio del segundo y tercer verso este otro: demedia con San Eugenio, etc. Noviembre y ezero tienen algún tempero. Se dice porque estos dos meses es- tán igualmente distantes del trópico de Capricornio. Sembrar en noviembre, y barbechar en diciembre. Aconseja estas operaciones en los ci- tados meses. Si en noviembre oyes que truena, la co- secha siguiente será buena. Una de tantas preocupaciones como tiene el vulgo sin fundamento ni justi- ficación alguna. Todo en noviembre guardado, o en tu casa, o enterrado. Es equivalente al cantar que dice: Por Todos los Santos, los trigos sembrados, y todos los frutos en casa encerrados, y que enseña que en este mes deben estar las simientes sembradas y los frutos recogidos. NOVILL.A.—.S$7 con mi novilla zon labra- vas, mi cosicosilla non fallaras. Da a entender que el que se vale de medios ajenos para conseguir algo, se NOVILLO toma luego libertades a que no le auto- riza la condescendencia que se tuvo con él. NOVILLO. — Hacer novillos. Hacer falta en alguna parte donde se suele o debe asistir. Se aplica más generalmente a los muchachos desapli- cados que faltan a las aulas. NOVIO. — Como mi novio se llama Antón, todos los rincones se me antojan Antones, o, simplemente: Todos los rincones se me antojan ÁAntones. — V. Quien BUEYES ha perdido, cencerros se le antojan. Donde acaba el novio, empieza el marido. Las galanterías que los novios suelen prodigar a sus novias, terminan en cuanto el cura echa las bendiciones. El novio y la novia se quieren casar, y no tienen pan para merendar. Estribillo con que los muchachos suelen perseguir a las bodas modestas cuando van a la iglesia o salen de ella, particularmente si no les echan cuartos. Quedarse una aderezada, o compuesta, y sin novio. No lograr lo que deseaba o esperaba después de haber hecho gastos o pre- parativos creyéndolo indefectible. Si de novio es tan mezquino, ¿qué será cuando marido? Si el que se halla en estado de me- recer se muestra tan poco complacien- te, ¿qué no podrá esperarse de su com- portamiento el día en que llegara a al- canzar la posesión que solicita? Como los novios de Hornachuelos, que él lloraba por no llevarla, y ella por no ir con él, Se emplea cuando dos novios no se avienen a darse las manos, o cuando dos personas no se conciertan en algún trato por ser éste igualmente desven- tajoso a ambas. Cuéntase con tal motivo que en Hor- nachuelos, pueblo de Extremadura, tra- taron los padres de un mozo y de una joven de casarlos, a cuyo efecto cele- braron el pacto sin conocerse ni ha- berse visto siquiera en su vida los in- teresados, mas llegado el momento de efectuarse el enlace, como quiera que los dos individuos se parecieron el uno al otro extremadamente feos, cual en efecto lo eran, ni el novio quiso acep- SÓ A O A O PRO y IO Dn RR RR E A e a NUBE tar la mano de la novia, ni ésta la de aquél, Como los novios de Olías. Dícese de aquellas personas que se hallan alternativamente disidentes en sus pareceres o voluntades, aludiendo a unos novios de aquel pueblo de la provincia de Toledo, de quienes se cuenta que, en la noche de casados, no queriendo al principio acostarse juntos, cuando después llamaba el novio a la novia, no quería acudir ella al llama- miento, así como cuando ella ilamaba a él, tampoco le hacía éste caso. -Los novios zo dan cuanto prometen. Cuando se trata de conseguir una cosa, todo son ofrecimientos; después de conseguida... NUBE. — Como nube de verano. Se dice de todo aquello que, a seme- janza de las nubes que se presentan en dicho tiempo, al sobrevenir estrepitosa e inopinadamente, desaparece muy en breve. Huye, huye, que viene la nube. Exclamación con que se excita a al- guno para que se ponga en salvo de algún peligro. Acordarse de alguna cosa como de las nu- bes de antaño. No preocuparse poco ni mucho de lo que ha pasado y se echó ya en olvido. Andar, estar, etc., por las nubes. Gozar de aceptación o fama una per- sona O cosa; verse encumbrado o enal- tecido; llegar a adquirir subido precio alguna cosa. «... en el (tiempo) presente, cuando vemos la virtud tan arrastrada y el vi- cio for las nubes, a causa de las muchas que tienen estos ojos.» <.. en cuatro días que su mal encu- bren, si hay ocasión en que meter las manos, veréis por las nubes a los que poco a poco vamos sacando a plaza sus fullerías...» (Luque Fajardo, Fuegos, 256, y 126 vuelto.) Desgajarse las nubes. Llover torrencialmente, sin interrup- ción y con gran fuerza. Hacer el mismo caso de alguna cosa que de las nubes de antaño. Despreciarla, o tenerla olvidada. En la parte Il, cap. LVIII del Quijote, se 10 NUBLADO lee: «Pero no por eso se detuvieron los apresurados corredores, ni hicieron más caso de sus amenazas, que de las nubes de antaño.» Y en las Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, curiosa e importante producción de D. Rufino José Cuervo, se registra el siguiente pasaje: «Los autores de novenas y los poe- tas intonsos así se acuerdan de ser puntuales a este respecto como de las nubes de antaño, lo cual produce las más singulares mescolanzas.>» Estar como el que se halla pensando en las nubes de antaño. Hallarse totalmente distraído. Poner por, o en las nubes. Elevar, ensalzar, encumbrar una cosa, aludiendo a la altura a que se encuen- tran las nubes. Poner sobre las nubes. —V. Poner por, O en [as NUBES. NUBLADO.-— Descargar el nublado. Desfogar el mal humor con voces o actos, Descargar en alguno el nublado. Ser víctima de la ira de alguna per- sona. Nublado del mediodía, agua para todo el día, Las nubes al mediar el día pronosti- can lluvia durante todo él, Nublado de mañana y consejo de tarde, todo se vuelve atre. En efecto, tanto una cosa como otra no suelen tener resultados molestos. De los nublados sale el sol, y de las tor- mentas, la bonanza.—NY. Tras de la TEN- PESTAD viene la calma. NUDO. — Atravesársele a uno un nudo en la garganta. No poder hablar por susto, pena o vergúenza. Dar, a echar, otro nudo a la bolsa. Denota la resistencia para soltar di- nero, Quien no da nudo pierde punto. El querer atropellar y hacer dema- siado pronto las cosas, suele ser causa de que por el mismo hecho se retarden más. Ser una cosa el nudo gordiano. Aplícase a toda cuestión que es muy difícil de resolver. = 146 — | | | NUERA Gordio, rey de Frigia y padre de Mi- das, dejó el arado por el cetro, sien- do un labrador cuyo caudal consistía en dos yuntas de bueyes, a causa de que habiendo consultado los frigios al Oráculo y declarádoles éste que eligie- ran el primer labrador que viesen su- bido en su carro, tocó la suerte a Gor- dio cuando se encaminaba en esta dis- posición hacia el templo de Júpiter a ofrecerle sacrificios. Cuenta la Historia que el rudo con que estaba atado el yugo a la lanza se hallaba dispuesto con un artificio tal, que no pudiendo descubrirse los dos cabos o extremos, se hacía absolutamente imposible el conseguir desatarlo. Entre tanto tenía declarado el Oráculo que aquel que lo- grase desliarlo, llegaría a obtener el imperio del Asia; así es que muchos se habían esforzado por conseguirlo, pero en vano. Presentóse en esto a Alejan- dro Magno la ocasión de pasar por la ciudad de Gordio, capital de Frigia, con motivo de su expedición contra Darío; pidió ver aquel carro tan decan- tado por causa de dicho nudo, y cre- yendo que semejante empresa estaba reservada para él, echó inmediatamen- te mano a la espada, y desbaratando el nudo de un solo tajo, exclamó: Janto monta cortar como desatar, con lo que se cumplió el vaticinio del Oráculo. Los Reyes Católicos, D. Fernando y D.? Isabel, en atención a las grandes conquistas que alcanzaron en nuestro suelo, ya tocante a la persecución delos moros, ya respecto a la unidad de nues- tra nación, adoptaron como distintivo o empresa peculiar un yugo con las co- yundas cortadas, y la letra Tanto monta. Un nudo ex la bolsa, w dos gordos en la boca. Aconseja que no se suelte dinero, y que se hable lo menos posible estando entre cierta clase de gente. NUERA.— Arremangóse mi nuera, y volcó en el fuego la caldera. Se dice de la persona ociosa y aban- donada, que cuando quiere hacer algu- na cosa, lo echa todo a perder por su torpeza y falta de habilidad. A tí lo digo, nuera. Empléase cuando, al hablar con una NUEVO persona, lo que se le dice no va real- mente con ella, sino indirectamente con otra que está presente y que es la que debe entenderlo. Muchos suelen agregar: entiéndelo tú, mi suegra. Bien guisa, o fríe, mí nuera con el pico de la aceitera. Cuando sobran los elementos para hacer las cosas, o éstos no nos cuestan el dinero, nada de extraño tiene el que salgan bien hechas. La nuera for la suegra, cagáronse en la puerta, — V. Unos por otros, y la casa sin, o por, barrer. NUEVAS.— De nuevas no os curedes, que hacerse han viejas y saberlas hedes. Reprende la demasiada curiosidad por saber inmediatamente lo que no nos pertenece, dejando al tiempo que descubra, tarde que temprano, aque- llo que está más oculto. Dormiré, dormiré: buenas nuevas ka- Haré. Refrán contra los que, siendo perezo- sos y negligentes, se prometen buenos sucesos. Hacerse de nuevas. Dar a entender con afectación y di- simulo que no ha llegado a su noticia aquello que le dice otro, siendo cierto que lo sabía anticipadamente. Las malas nuevas corren las leguas más que las buenas. Las desgracias, por lo regular, se sa- ben más pronto que las noticias buenas. Las malas muevas siempre son ciertas. Enseña cuánto más expuesta está la Naturaleza a las desgracias que a las fe- licidades, pues éstas, las más de las ve- ces, se desvanecen, y aquéllas casi nun- ca dejan de suceder. NUEVO.-— Lo nuevo tira de lo viejo. Como el espíritu humano está siem- pre ávido de novelerías, no es de ex- trañar que todo lo que represente no- vedad haga caducar a lo antiguo. No en otra cosa se basa la moda, que de no ser así, no existiría, — 147 — NUNCIO Poner como nuevo a uno. Maltratarlo de obra o de palabra. Todo lo nuevo aplace.—V. Lo NUEVO tira de lo viejo. NUEZ.— De la nuez, el higo es buen amigo, Indica que ambos frutos comidos juntamente son agradables al paladar. De una nuez chica nace gran árbol de no- guera. A veces pequeñas causas originan grandes efectos. Más empedernido que nuez galiciana. Aplícase a la persona de corazón duro y de malos sentimientos. —Ignora- mos qué privilegio tengan las nueces gallegas para ser más duras que las de- más, y en qué se fundaría Mateo Ale- mán para emplear esta comparación en su Guzmán de Alfarache (Parte 1, capi- tulo VIII), cuando dice: «Que aques- ta canalla endurecida, más empederni- da que nuez galiciana, persiga con tanta vehemencia la nobleza, es grande ad- miración». No valer una nuez. No tener valor ninguno. Quien quisiere comer la nuez, o la almen- dra, les quebrante primero las cáscaras. Enseña que para lograr un fin, es pre- ciso pasar algunos trabajos primero. Volver las nueces al cántaro. Suscitar de nuevo una especie des- pués de muy disputada y concluída. NULA. — Ser alguna persona nula con tres patas. La z es letra que tiene dos patas a diferencia de la », que lleva tres: 22Lo, con tres patas, equivaldrá, pues, a mulo. NÚMERO.—£s más el número de los sim- ples, que de los prudentes. | Desgraciadamente el mundo está más lleno de tontos que de gente avisada. NUNCIO.-— 7r a contárselo al nuncio. Enviar a uno con cajas destempladas. Trabajar para el nuncio. Trabajar en alguna cosa que no nos ha de reportar beneficio, pues no ha de ser ni agradecida la labor ni pagada. ÑACA. — Ser un ñaca. Dícese de toda persona desprecia- ble y de poca presencia corporal. — También se suele decir Ser un Ñigut- ÑAQUE. ÑACHI. — Sacarle ñachi a uno. En Chile equivale a hacerle a uno sangre en las narices. ÑAME. — ¿Come ame usté? Comían cierta vez en un mesón cu- bano un blanco y un negro: sirvieron un plato compuesto de gallina cocida con ñame, tubérculo parecido a la ba- tata, muy usado en los países intertro- picales. El blanco, despreciando éste, se comía los mejores trozos del ave, lo cual, observado por el negro, hizo que le dijese: ¿Come Ñame usté? Entendió el otro que le preguntaba cómo se llama- ba, y le contestó que Juan Fernández. Al ver que la recomendación no servía, insistió en su pretensión el otro comen- sal; comprendió entonces la indirecta el europeo, pero, haciéndose el tonto, re- plicó: «Ya te he dicho que Juan Fer- nández»; y siguió comiendo gallina. Re- pitióse por tercera vez la escena, y al contestar, ya airado: «¡No seas moles- to, que estoy harto de decirte que me llamo Juan Fernández!», clamó el po- bre negro: «¡Señó, si non digo eso, sino que coma la ñame y deje la gallina!» Como consecuencia del anterior su- cedido, empleamos la frase con alusión a aquellas personas que, afectando ig- norancia, se hacen los tontos en lo que no quieren entender, sin perjuicio de seguir mirando para su provecho. ÑANGA.— A la ñanga ñanga. Hacer una cosa descuidadamente, con desaliño.— Así, en Cuba, para expresar que una persona va mal vestida, se dice que anda a la anga. ÑANGÁ.— Lo mismo es ñangá que ñangué. Frase muy corriente en Cuba, con la cual se da a entender que lo mismo da una cosa que otra, ÑAÑA. — Zener muchas ñañas. Aplícase al que hace muchos melin- dres, tiene muchas faltas o alifafes. ÑEQUE. — Ser de ñeque. Dícese del hombre valeroso, esfor- zado, de pelo en pecho o de agallas. Tener mucho ñeque. Ser muy bravo.— V. Ser de ÑEQUE. ÑICO. — Cuando llegue Ñico de la costa. Dan a entender los chilenos con esta frase que una cosa se hará cuando nos sonría o nos favorezca la fortuna. ÑIQUE. — Vo andar con ñique y ñaca. No proceder con doblez; no tener dos caras; no decir una cosa y hacer otra, ni portarse con mezquindad. ÑIQUIÑACA. — ¿Qué es ñiquiñaca? —Garbanzos con espinacas. Expresión de uso muy corriente en Andalucía, con la cual se significa el poco aprecio con que se mira una Cosa. Ser de ñiquiñaca. Aplícase a la persona o cosa de poca estimación.— La Academia trae en igual sentido la voz Ziquiñaque. ÑIQUIÑAQUE. — Ser un ñiquiñaque.— V. Ser un ÑACA. ÑIZCA. — Hacer ñizcas una cosa. Reducirla a pedazos pequeños. — Es voz usada en América, ÑOÑA.-— Más vale oler vivo a Moña, que muerto a incienso y a cera. No hay bien alguno que pueda com- pararse con la vida. ÑUDO. — Ser al ñudo. Ser inútil; perder el tiempo en hacer una cosa.— Así dice un refrán argenti- no: El que ha nacido BARRIGÓN €s al dudo que le fajen. (Véase.) 0 OBEDECER. — Más vale obedecer que sacrificar. Refrán sentencioso tomado de la Sa- grada Escritura, con que se denota que la virtud de la obediencia es superior a todo linaje de sacrificios, porque, como dice San Bernardo, «en la práctica de cualquiera virtud hace el hombre ce- sión de su voluntad; pero en la de la obediencia se entrega a sí propio». Quien no sabe obedecer, zo sabe mandar. El sacrificio de la obediencia sólo es conocido del que la sufre, y así, al or- denar una cosa cuando se halla en dis- posición de hacerlo, debe ponerse en el lugar del que ha de cumplirla, y, por tanto, no mandar aquello que cueste verdadera mortificación al que por ne- cesidad tiene que ejecutarla. OBEDIENCIA. — ¿Obediencia y torrez- nos?... Sea en hora buena, Cuando la rigidez de una orden se halla dulcificada por algo agradable, se hace más fácil el obedecerla. OBISPO. — El ser obispo consiste en reci- bir visitas, contestar cartas y templar gaitas. Efectivamente; aunque parece muy regalado el desempeño de una mitra, no deja de tener sus malos ratos. La primera parte de la definición es cosa cómoda y agradable (en ciertos casos) para todo el mundo; la segunda es sólo molesta para el secretario de cámara; pero la tercera entraña un tacto espe- cial que no es para todos, pues no todos tienen el tacto político de complacer a sus subordinados sin atraerse la anti- patía de unos o de otros. Eso es lo mismo que trabajar para el obispo. Modo de dar a entender a una per- sona que su trabajo no alcanzará re- compensa de ningún género, y tal vez ni el agradecimiento de palabra. Alude a la creencia en que se hallan algunos prelados de que todo el mundo está obligado a servirles de balde, hasta tal punto, que piensan rebajarse con decir: muchas gracias, o simplemente gracias, cuando se les hace algún favor, contentándose cuando más con profe- rir : bien, bien, bien. Haber venido el obispo. Dícese cuando huele a quemado por haberse sentado o pegado la comida. Obispo de Calahorra, que hace los asnos de corona, Con perdón del P. Feijóo, no «signi- fica que los naturales de la diócesis de Calahorra son muy rudos», sino que siendo muchos de los beneficios de aquella diócesis patrimoniales, se con- ferían alos pilongos o naturales del país, que por ese motivo solían estudiar muy poco. Obispo for obispo, séalo don Domingo. Según el P. Flórez (España Sagrada, tomo XXVI), que copia al Valerio de las Historias, tuvo origen este refrán en el obispo de Burgos Domingo de Arroyuelo, antes del año 1366. Pero no es así; quien dió lugar a la creación del refrán cuestionado fué el canónigo de Ciudad Rodrigo, D. Domingo Martín, el cual llegó a ser obispo de esta dió- cesis, al adjudicarse a sí mismo la mi- tra en los términos y por las razones siguientes : Sabido es que era costumbre anti- guamente en España el elegir a sus prelados los Cabildos de las iglesias- catedrales. Vacó la silla episcopal de Ciudad Rodrigo en el año de 1264, rel- nando en Castilla y León D. Alonso el Sabio; y juntándose los canónigos de OBLADA — 130 — OBRA aquella iglesia con el objeto de proce- der a la elección, resultó ser tantos y tales los disturbios, debates y desave- nencias que se suscitaron acerca” de dicho objeto — lo cual prueba, dicho sea entre paréntesis, que no es de hoy el ocurrir borrascas en achaque de elec- ciones —, que, para evitar mayores dis- cordias, acordaron, unánimes, los pre- bendados someter la elección al fallo del canónigo D. Domingo Martín, su- jeto venerable por su mucha virtud y prudencia, a quien prometieron recibir por obispo al sujeto que él nombrase. Aceptado el compromiso, y compren- diendo desde luego el árbitro compo- nedor los disgustos que habían de se- guirse por parte del bando caído sobre el agraciado, resolvió proceder neutral- mente adjudicándose a sí la prelacía, y exclamando al propio tiempo: OnispPo por oBispo, séaselo don Domingo. Así consta del tomo lI de la MZistoria civitatense, escrita por D. Antonio Sán- chez Cabañas, natural de Cáceres y pre- bendado que fué de Ciudad Rodrigo, manuscrito que para en la Biblioteca de Palacio, VII. A. 1. El refrán que da margen a esta ex- plicación, se emplea proverbialmente tratándose de un sujeto que, teniendo en su mano o a su arbitrio la adjudica- ción de alguna cosa, se la aplica a sí mismo con preferencia a cualquier otra persona, ya sea guiado por miras de prudencia y buen gobierno, ya, lo que suele ocurrir frecuentemente, por aque” llo de: Primero yo, luego yo y siempre yo. OBLADA.-—Quien lleva las obladas, que taa las campanas. Aquel que tiene la utilidad es justo que lleve el trabajo. OBLEA. — /Zacer obleas. Equivale a emplear gran minuciosi- dad en ejecutar algo de poca o ninguna importancia. OBLIGACIÓN. — Cumpla yo con mi obli- gación, y cágome en el conde de la Unión. El que es exacto en el cumplimiento de su deber, no tiene por qué temer a nadie ni nada. En los Cuentos, etc., aragoneses, que da a la estampa un soldado viejo natu- ral de Borja (el brigadier D. Romual- do Nogués del Milagro), Madrid, 1881, tomo I, pág. 105, se refiere del modo siguiente el origen de este refrán : «El famoso conde de la Unión, en el siglo pasado, examinaba prácticamente a los sargentos antes de enviarlos a re- clutar jóvenes para su regimiento. » — Figúrese usted — le dijo a uno que era aragonés —que trata de enganchar- me: ¿qué hará para convencerme? > — ¿Quieres sentar plaza? ¡Qué gua- po estarás con el uniforme! Marcharás al compás de la música, y las mucha- chas se morirán por ti. »— Sí — replicó el jefe —; pero en la tropa de usted hay un coronel muy exi- gente y de genio endemoniado, que a la menor falta... >El sargento le interrumpió: »>— En cumpliendo con tt OBLIGACIÓN, le cagas en el conde de la Unión. » Frase que se usa mucho en el Ejér- cito.» Obligación zos pone para bien, haberlo ya hecho. El que se adelanta a ejecutar una cosa que sabe le iban a pedir hiciese, se atrae mayor agradecimiento del de- mandante. Primero es la obligación que la devoción. Enseña que la principal ocupación debe ser aquella que nos incumbe, sin distraernos en cosas extrañas. OBLIGAR. — Quien dice lo que sabe, da lo que tiene y hace lo que puede, no está obligado a más. A nadie se le puede exigir más de lo que sus fuerzas le permitan hacer. OBRA. — Acabóse la obra. Da a entender la terminación de una cosa, no sólo material sino moral. El que tu obra corrige, te ilustra y no te aflige; mas si a tu persona zurra, te afli- ge y se deslustra. Consejo dado a los críticos, a quie- nes enseña que juzguen las obras, pero que no desciendan al terreno personal, por ser impropio de personas de bue- na educación: una cosa es la creación artística O literaria y otra la vida pri- vada del que la produce. Es obra de misericordia perdonar las in- Jurias. Empléase para aplacar al que está OBRA muy enojado contra el que le ha ofen- dido. La obra es la que alaba al maestro. Aquello que bien se hace, constitu- ye una honra para el que lo ejecutó. Labra bien y corta justo, y saldrá la obra a tu gusto. Cuando los medios se ponen bien, los resultados tienen que ser satisfac- torios. Ni obra buena, ni palabra mala. Moteja a los que ofrecen mucho y nada cumplen. Obra comenzada, que no te la vea suegra ni cuñada, Lo que uno quiere que llegue a te- ner efecto, procure ocultarlo de aquel que se lo pueda impedir. Obra de común, obra de ningún. Da a entender que lo que está al cargo de muchos, no se perfecciona porque todos echan fuera de sí el tra- bajo. Obra de misericordia es enseñar al que no sade. Además de su sentido recto (según el texto de la Doctrina cristiana), tiene el metafórico de darle una LECCIÓN a uno. Obra de rey, obra de buey.—V. Las cosas de PALACIO van despacio. Obra empezada, medio acabada. Denota que la mayor dificultad en cualquier cosa consiste, por lo común, en los principios. Obra hecha, dinero, o venta, espera. Donde se trabaja, se asegura la utili- dad y el provecho. Y también: El que trabaja, gusta de que no se tarde en aprontársele el importe o remunera- ción del servicio que ha prestado. Obra saca obra. Manifiesta que, ejecutada una obra, suele quedar la precisión de hacer otra. Pensando mucho y corrigiendo más, buena tu Obra la sacarás. Recomienda al escritor que no escri- ba de ligero, ni entregue a la publici- dad un manuscrito que no haya limado pulcramente. ¡Qué obra, y no se vende! Y eran ataúdes. Aplícase a aquellas cosas que se ala- ban exageradamente no valiendo la pena el hacerlo. | OBRA Ser una cosa Obra de romanos. Dícese de cualquier cosa que cuesta mucho trabajo y tiempo, o que es gran- de, perfecta y acabada en su línea, A buenas Obras pagan buenas palabras, cuando no hay otra moneda. Manifiesta la conveniencia de demos- trar siempre agradecimiento a los fa- vores recibidos, cada uno a la medida de sus fuerzas. Al que sus Obras desprecia, como a un sa- bio le aprecia. Es modestia el no dar importancia a lo creado por uno: si tiene mérito, los demás se encargarán de alabarlo. Censuras las Obras ajenas, y de errores las tuyas están llenas. Es achaque común a la naturaleza humana ver las faltas en los demás, pero no las propias. Cuando tus obras alabas, al que te oye descalabras. El oír la alabanza propia molesta a toda persona sensata. Del que sus Obras alabe, sospecha que nada sabe. Da a entender que sólo los tontos son capaces de elogiar sus obras. Donde hay obras, hay sobras. — V. Las OBRAS Se hacen de las sobras. Las Obras, con las sobras, Aconseja no gastar en construir edi- ficios sino el sobrante de las rentas. Las obras de caridad dicen quién es hom- bre de bondad. El ejercicio de esta virtud realza a quien lo practica. Las Obras de caridad, en vez de disminuir- le, adelantan el caudal, Los beneficios que hagamos en la tierra a nuestros semejantes, son siem- bras cuyos frutos recogeremos centu- plicados el día de mañana. Las obras del rey van a paso de buey. — V. Las cosas de paLacio van despacio. Las obras hacen linaje. Los actos ejecutados por cada uno son suficientes para crearle la fama que merezca y que luego heredan sus des- cendientes. Las Obras que se hacen declaran la volun- tad que tiene el que las hace. Por los actos se conocen las inten- ciones de las personas. OBRAR. OBRAR Las obras se hacen de las sobras. Como la originalidad es una condi- ción tan escasa en los autores, no es de extrañar que la mayor parte de las obras que se producen estén formadas por retazos, plagios y demás excesos que los malos escritores suelen come- ter a mansalva. Las obras siguen a cada uno. — V. Las OBRAS hacen linaje. Obras son amores. —V, Obras son amores, que no buenas razones. Obras son amores, que no buenas razones, Explica que el mejor modo de dar a entender el amor y voluntad que se tiene a una persona es conducirse bien con ella. Obras soz amores, y no palabras, —V éase Obras son amores, que no buenas razones. Siembra buenas Obras: cogerás fruto de ellas. El que obra bien, siempre halla la recompensa. Tales obras te hagan, tal corazón te pongan. Nuestra satisfacción o disgusto de- pende del trato que se nos da. Cada uno obra, o hace, como quien es. Forma vulgar del axioma filosófico que dice: Segzm el modo de ser, así el modo de obrar, Los hechos de cada individuo son un reflejo fiel de su idiosincrasia, o séa- se de su índole característica, a la ma- nera que un árbol bueno no puede dar malos frutos, así como tampoco darlos buenos el que por su naturaleza es malo. Cierto, que la educación, en especial la religiosa, obra milagros, al trans- formar las inclinaciones aviesas en sus contrarias, siempre y cuando la semi- lla de la buena doctrina caiga en te- rreno apto para asimilársela, pues de lo contrario se verificará tristemente aquel otro principio notorio de «Pre- díqueme, padre, que por un oído me entra, y por el otro me sale»; pero no es menos exacto que la predicación del buen ejemplo obra igualmente maravi- llas, por lo cual se cuenta de San Fran- cisco de Asís, que, cuando salía a la calle, le decía antes al lego que le — 152 — OCASIÓN acompañaba: «Hermano, vamos a pre- dicar», volviéndose a su convento sin haber despegado los labios. ¡Resultado harto beneficioso y altamente fructífero de lo que puede por sí sólo el ejemplo sin necesidad de ir acompañado, en ocasiones, de la buena doctrina! Por eso dijo muy elocuentemente el primi- tivo traductor español de Las Tardes de la Granja, que: «Árbol que crece torcido nunca su tronco endereza, pues se hace naturaleza el vicio con que ha crecido. Con este ejemplo, advertido, malas costumbres no adquieras, pues, si bien lo consideras, a fuerza de repetirlas, nunca podrás corregirlas, cuando corregirlas quieras.» Lo que tenemos, fallece, y el buen obrar no perece. Da a entender que los bienes mate- riales, pronto o tarde, se acaban; en tanto que son imperecederas las sa- tisfacciones que nos proporcionan las buenas acciones, OBRERO.-— Quien mal hace, Obrero coge. Reprende a los holgazanes, que, por no trabajar, buscan a otro que lo haga por él, pagándole su jornal. Obreros a no ver, dineros a perder. El trabajo que no presencia su due- ño, suele ser causa de gastarse el dine- ro inútilmente. OCAÑA.-—Loquequiere el campo de Ocaña no lo dé Dios a la Mancha. — V. No dé Dios a España lo que quiere la mesa de Ocaña. OCASIÓN.—A /a ocasión la pintan calva. Refrán que recomienda actividad y diligencia para aprovechar las buenas coyunturas. Asir la ocasión por la guedeja, o por la melena, O por los cabellos, o por el copete. Aprovechar con avidez una ocasión u oportunidad. l Comprar de ocasión. Adquirir una cosa de lance, usada, y, por lo tanto, a bajo precio. La ocasión es calva. — V. A la OCASIÓN la pintan calva. La ocasión es un prodigio. Frase con que se encomia la ocasión como verdaderamente notable, pues ppe 4 OCIO — 153 — OCIOSIDAD suele favorecer nuestros propósitos cuando menos lo pensamos. La ocasión hace al ladrón. Muchas veces se hacen cosas malas en las cuales no se había pensado, por verse en oportunidad de ejecutarlas. La ocasión la pintan calva. — V. A la OCASIÓN la pintan calva, No hay para qué se deje pasar la ocasión que ofrece sus guedejas. —V, A la oca- SIÓN la pintan calva. Nunca suele faltar ocasión para ha- cer mal. Las oportunidades lo mismo se pre- sentan para lo bueno que para lo malo: todo depende del prisma al través del cual se mira. Quien de la ocasión no sabe aprovechar- se, no tiene de qué quejarse. Aconseja que no se deje pasar el mo- mento oportuno cuando se desea algu- na cosa. Quien quita la ocasión quita el pecado, O el peligro. Se recomienda huir de los peligros para evitar las consecuencias, Salir de su ocasión. Parir, librar la mujer. — Es eufemis- mo que no apunta la Academia. El quitar las ocasiones al pecado, abre las puertas a la santidad. — V. Quien quita la ocasión quita el pecado. En ocasiones es acertado el hacer del que no sabe. Atribúyese este dicho, que ha que- dado como refrán, a Felipe II, que, sin duda, quiso significar con él la conve- niencia de fingir ignorancia en un asun- to, a fin de no verse obligado a tomar una providencia que pudiese ser mo- lesta, o algo más, a aquel o a aquellos sobre quienes recayera. Es, en cierto modo, algo parecido a lo que expresa el siguiente. En Ocasiones es preciso, o conviene, hacer el papel de tonto. Si algunas veces no tuviera uno la discreción o la prudencia de hacerse el desentendido, con el fin de disimular tal cual inconveniencia, no sería posi- ble vivir en sociedad. OCIO.—£l ocio es maestro de muchas ma- licias. — V. La OCIosIDAD es raíz y madre de todos los vicios. me A id A A o e El ocio es padre de todos los vicios. — V. La ociosipaD es raíz y madre de todos los vicios. Ocio, xi para descansar. Enseña lo poco recomendable que es el no hacer nada. Quien se ejercita, descansa, y el que está en ocio, trabaja. El docto Sorapán de Rieros da en su Medicina en refranes, tantas veces cita- da en este DiccioNARIO0, una extensísi- ma explicación, de la que hacemos gra- cia al lector, copiando sólo los tres pri- meros párrafos. «Parece que este prouerbio nos da dos impossibles y contrarios; pero si se atiende bien al verdadero sentido, co- nocerá qualquier prudente que no sólo no implica contradición lo que nos dize, más que nos pone ante los ojos, vna verdad sólida y firme, y que nunca fal- ta. Dizen algunos que se ha de enten- der de los holgazanes ociosos, los qua- les, por su torpeza, vienen a tanta po- breza, que ella los pone en diuersas calamidades y trabajos, y, por el con- trario, los activos, diligentes, y que se exercitan adquiriendo, no sólo lo que han menester para el presente tiempo, mas también para el futuro; estos tales descansan en la vejez y gozan del pre- mio de la virtud por el moderado exer- cicio que en su juuentud vsaron. >»Bien quadra, y es verdadera esta opinión; pero como nuestro intento sea conseruar la humana salud, dámosle el más conforme a este propósito, que es: Que el hombre que se exercitare con moderación viuirá vida sin dolor, sin enfermedades y con descanso, lo qual nos significa la sentencia por aquellas palabras: «Quien se exercita, descansa.» »Pero el perezoso dormilón, el amigo de la ociosidad, el que pone su felicidad en descansar a pierna tendida. Deste tal dize la segunda parte: «Y el que está en »ocio, trabaja; porque está sujeto a mil »enfermedades causadas del ocio, que »de aí nacen dolores y trabajos, como »se prouará en el presente discurso.» OCIOSIDAD.-— Za ociosidad es madre de la mala ventura. El no hacer nada suele acarrear des- gracias PAPA A A A O OCULTA La ociosidad es madre de los pensa- mientos. Como quiera que la imaginación no descansa jamás, tiene que actuar más intensamente sobre quien no hace nada que sobre el que está ocupado. La ociosidad es raíz y madre de todos los vicios. Aquel que no se ocupa en nada está expuesto a convertirse en un vicioso. Menos vituperable es una ociosidad in- útil que una ocupación perjudicial. Para hacer mal una cosa, más vale no hacerla. Sí quitas la ociosidad, xo temas sus he- ridas. — V. Quien quita la ocasión quita el pecado, o el peligro, OCULTA. — No hay cosa oculta gue no se sepa. — V. Todo se sabe, hasta lo de la CALLEJUELA. OCHAVO.-—El que nace para ochavo, nunca llega a cuarto. — V. Al DESDICHA- DO foco le vale ser esforzado. El que no ahorra un ochavo no puede gastar una onza. La economía bien entendida consis- te en no gastar absolutamente nada en cosas superfluas, a fin de poder aten- der a la adquisición de las que son ver- daderamente necesarias. No hay ochavo de cominos que no tenga su poco de añadidura. No hay noticia, por insignificante que sea, que, al pasar de boca en boca, no se preste a adquirir tal cual exagera- ción; y, más generalmente, hay cosas, por insignificantes que parezcan, que pueden parecer más importantes, a be- neficio de cualquier aumento aparatoso de que se les revista. No poder dar un ochavo de cominos por una cosa. No hacer ningún aprecio, caso o esti- ma de ella. Quien guarda el ochavo zo ha de pedir prestado, Recomienda la economía bien enten- dida. Sin un ochavo no se hace un real. Para llegar a mucho es indispensable comenzar por poco. OCHO. — Apúntate ocho. Frase con que se suele terminar una discusión que ya se hace enojosa, por- o Ra OCTUBRE que la persona con quien contendemos no quiere darse a partido dejándose convencer. Ya hemos dicho en otro lugar de este Diccionarr0 (V. Echarlo todo a DOCE, aunque nunca se venda), que siempre he- mos creído que ciertas frases prover- biales en que entran los números tie- nen su explicación en haber visto el pueblo una palabra compuesta de tan- tas letras cuantas indica el guarismo especial que forma la frase. En su con- secuencia, el decirle a la persona a quien dejamos por imposible que se apunte ocmo, es tanto como indicarle que, si no quiere convencerse o cam- biar de opinión, que le aproveche, o le haga buena PUN (12345 678) o que dé memorias, (12345678) equivalentes ambas formas al conoci- dísimo refrán Con tu PAN te lo comas. Eso me da ocho que ochenta, si los ocho son dieces. Suele emplearse la primera parte sólo, indicando el poco cuidado que a uno le da de alguna cosa. La malicia agrega la segunda. Darle a uno con los ochos y los nueves. Decirle cuanto se ofrece sobre una queja que se tiene de él, explicándola con palabras sensibles. OCTUBRE. — En octubre, echa pan y cu- bre. — V. En OCTUBRE, Éu trigo cubre. En octubre, el hogar de leña cubre. Da a entender que en ese mes, en las regiones en que se emplea este re- frán, se empieza a notar el frío precur- sor del invierno, En octubre, Za tierra estercola y cubre. Indica las operaciones agrícolas que deben verificarse en este mes. En octubre no molesta la lumbre. Porque en este mes empieza a re- frescar, particularmente por la noche. En octubre, siembra el centeno en tierra ligera, y procura que el trigo lleve la buena. Aconseja la siembra de ambos cerea- les, cuidando de que el segundo caiga en tierra mejor. OCULTO En octubre, tu trigo cubre. Recomienda que se resguarden los trigos en esta época del año. Octubre corto en ramos, largo en caldos, No se debe esperar en este mes flo- res ni hojas, pero sí buenos productos de la vendimia. Si en octubre sientes frío, a los animales da abrigo. Enseña el cuidado que se debe tener para que no enfermen los animales por falta de calor. OCULTO. — No hay nada oculto entre el cielo y la tierra.—N. Todo se sabe, hasta lo de la CALLEJUELA. ODRE. — Beber más que un odre. Beber mucho vino, con alusión a la gran capacidad que tienen los pellejos u odres en que se guarda dicho líquido. ODRERO. — Soplará el odrero y alboro- tarse, o alborozarse, ha Toledo. Alude a que en 1449 D. Álvaro de Luna pidió a la ciudad de Toledo un empréstito para Juan II, y se alborotó contra él todo el pueblo toledano, diri- gido por un odrero; se apoderaron de las puertas de la ciudad, quemaron la casa de un rico mercader e hicieron otros excesos, y de ahí que, cuando se trataba de exigir un nuevo impuesto, recordando este hecho, se decía: Sopla- rá el ODRERO y alborotarse ha Toledo, ODRINA. — Estar hecho una odrina. Antiguamente se daba a entender con esta frase que alguno estaba lleno de enfermedades y llagas, con alusión al odre lleno de botanas. OFENSA. — 4/ que sufre la ofensa Dios le recompensa. Aconseja la virtud de la paciencia y de la humildad como agradables a Dios. Pues te sufres a ti, tolera en los otros su ofensa. Recomienda evangélicamente bene- volencia para nuestros ofensores. Las ofensas del necio se pagan con el des- precio. Las personas sensatas no deben ha- cer caso de lo que digan los imbéciles. COFENSOR. — Perdona al ofensor, y sal- drás vencedor. No es un acto de cobardía el no ven- gar una injuria, sino una prueba de grandeza de corazón digna de aplauso. — 155 — OFICIO OFICIAL. — De oficial y pata de mulo, cuanto más lejos, más seguro. Da a entender que ni el uno ni la otra son muy de fiar. El oficial al diablo le dió el hortal. Reprende a aquellos que, teniendo oficio en que ocuparse, buscan diver- siones y cuidados que los apartan de lo principal y más importante. El oficial que no miente, sálgase de entre la gente, Advierte que es punto menos que imposible encontrar en una profesión u oficio quien no elogie con exceso sus habilidades o las excelencias de su modo de vivir, Oficial de mucho, maestro de nada, El que se dedica a aprender muchas cosas, por lo general no llega a profun- dizar en ninguna, con lo que no pasa de ser más que un mal aficionado en todas ellas. — También se dice en lugar de oficial, APRENDIZ. (Véase.) Para el mal oficial xo hay herramienta buena. Cuando no se quiere trabajar, todo se vuelve ponerle faltas a los utensi- lios del oficio. — Por buenos que sean los medios, si el que los maneja lo hace mal, no podrá resultar una obra per- fecta. OFICINA.— La mejor oficina es la cocina. No hay gastrónomo que no lo en- tienda así; por lo menos es la más su- culenta y práctica. OFICIO. — Déjese a cada uno hacer su oficio. * : . Proclama absoluta libertad de acción, dejando a cada uno con su conciencia. El oficio hace maestro, La repetición de actos engendra la costumbre, y ésta da la maestría aun en aquello que ignorábamos, Estar sin oficio xi beneficio. No ocuparse en nada, bien porque no se tenga trabajo o porque no se quiera trabajar. Hacer uno el oficio de la tenaza: coger y apretar. Dícese de aquellas personas que, va- liéndose de su posición, abusan de los inferiores, obligándoles a llevar a cabo trabajos que sólo la necesidad les hace ejecutar. OFICIO AMfarearse el oficio. Ir trampeando, presentarse bien o dar buenos resultados el que se des- empeña. No tener uno oficio ni beneficio. — Véase Estar sin oricio ni beneficio. Oficio de cardillero : comer poco y andar ligero. Aplícase a todo trabajo molesto y que produce escasa utilidad, como le sucede a toda persona que se dedica a arrancar cardillos para venderlos. Oficio de concejo, obra, u honra, sin pro- vecho. Advierte que el que ha de servir a la república no ha de poner la mira en la utilidad, sino a la honra de hacer lo mejor. Oficio de manos, no le parten hermanos. Aconseja procurarse cada cual el sus- tento en el ejercicio de su arte, sin con- fiar en auxilio ajeno. Oficio de ruin, quien mås te usa, menos mecra. Los oficios deshonrosos no suelen dar gran provecho, y en cambio aca- rrean muchos contratiempos. Oficio ro mancha linaje. El trabajar no es deshonroso, ni aun para la persona de más elevada alcurnia. Oficio que no da de comer a su dueño, no vale dos habas. Toda labor requiere su recompensa. Si ésta no se obtiene, no vale la pena seguir ocupándose en ella. ¿Qué oficio tenéiso — Este que véis. Contra los holgazanes que siempre están mano sobre mano. Quien ha, o tiene, oficio, ha, o tiene, bene- ficio. El que tiene en qué ocuparse no se quedará sin comer. Tener oficio. Se dice de las aceitunas cuando están pasadas, porque regularmente las lla- man zapaleras. Zomar uno por oficio una cosa. Hacerla con frecuencia. Ya que el oficio no es honroso, sea prove- choso. Máxima de los despreocupados, que sólo miran su provecho, aunque los medios para conseguirlo no sean muy lícitos. — 156 as OÍDO Los oficios mudan las costumbres. Porque el hábito de trabajar en él hace una segunda naturaleza, sin que el interesado se dé cuenta de ella las más de las veces. - OFRECER.— Z7 ofrecer xo empobrece. Porque no es lo mismo prometer una cosa que darla. Por eso los ofrecimien- tos suelen ser muchos en toda clase de personas, y los hechos, pocos. Quien mucho oÍrece poco da. Enseña a desconfiar de las personas que prometen mucho, pues suelen ser las que menos cumplen. OFRECIMIENTO.-—LZos ofrecimientos son para los extraños, y las obras para los amigos. Una de las mejores maneras de cum- plir con todos es la de asentir a sus peti- ciones; llegado el momento de llevarlas a la obra... ya es harina de otro costal. OÍDO. — Abrir uno tanto el oido. Escuchar con mucha atención o cu- riosidad lo que otro propone o refiere. Entrar, o entrarse, una cosa por un oido, y salir, o salirse, por el otro. * No hacer uno caso ni aprecio de lo que le dicen; desatender y no estimar el aviso, noticia o consejo que le dan. Ladrar a uno al oido. Estarle sugiriendo continua y fuer- temente una especie, Lo que te dijeren al oido, no lo digas a tu marido. El secreto que se confía a una per- sona no debe decirlo ésta ni aun a sus más allegados, por grande que sea la confianza que en ellos tenga. Regalar el oido a alguna persona. Lisonjearle, diciéndole cosas que le agraden. Tener oido de conejo. —V. Tener oino de tísico, o de hético. Tener oido de tísico, o de hético. Dícese de la persona que tiene el ór- gano del oído sumamente fino. Zumbar al oido. Oír en imaginación algún rumor o clamoreo de quejas, peticiones, etc., que recela uno le sobrevengan. Aguzar uno los oidos. Prestar mucha atención; poner cui- dado. — Dícese también, menos correc- tamente, aguzar las OREJAS. AAA 2 — OÍR Cerrar uno los oídos. Negarse a oír razones O excusas. Cerrarle a uno los oidos. Alucinarle para que no oiga lo que le conviene. Hacer, o tener, oidos de mercader, Darse por desentendido, hacer como quien no oye, cual sucede con los ten- deros cuando no hacen caso de las pro- posiciones o quejas que los parroquia- nos o compradores les hacen, por no estimarlas aceptables. Llegar una cosa a oídos de uno. Venir a su noticia una cosa que su- cede, comprendiéndola y siendo sabe- dor de ella. Negar uno los oidos, o No dar oidos. No permitir que se le vea para ha- blarle sobre una cosa que se le propo- ne o que se solicita de él. ¡Oídos gue tal oyen! Explica la extrañeza que causa un despropósito. Ser todo oidos. Prestar suma atención a lo que se va a decir o se está diciendo. Taparse uno los oidos. i Denota repugnancia en escuchar una cosa por ser disonante o porque des- agrada. Tener los oidos a componer. Dícese de las personas que no oyen, o, en ocasiones, hacen por convenien- cia que no oyen. OÍR. — Z! oir no puede ofender. Indica el escaso daño que ocasiona materialmente el escuchar alguna cosa. No ser oido ni visto.— V. No ser visto ni oído. Oigamos, pero no creamos hasta que lo veamos. Enseña a no juzgar de ligero en aque- llas cosas cuya certeza no nos conste. Oir como quien oye lover. Denota el poco aprecio que se hace de lo que se escucha o sucede. Oir, ver y callar, son cosas de gran pre- ciar, O recias cosas son de obrar. Exhorta al cuidado que se debe po- ner en estas tres cosas, pues cuesta tanta dificultad y repuguancia el obser- varlas. Quien no quiere oir, no diga. Recomienda la prudencia en faltar o AA A A A OJO hablar mal de una persona, a fin de no exponerse a sufrir la recíproca por par- te del ofendido. OJAL.—Contra ojales kay botones. —Véa- se Donde las Dan las toman. OJITO.— Ser uno el ojito derecho de otro. Ser objeto de su mayor confianza y predilección. OJO. — ¡Abre el ojo, que asan carne! Advierte a uno que se aproveche de la ocasión cuando ésta se presenta. Abrir uno el ojo, o Abrir tanto Ojo. Asentir con alegría a lo que se pro- mete, o desear con ansia aquello de que se está hablando. Abrir uno el ojo, o los ojos. Caminar con advertencia y preven- ción en lo que oye o emprende. Al ojo, con el codo, Encarece la delicadeza del órgano de la vista, hasta el punto de que no debe tocarse con nada; pues dicho se está que con los codos no se puede llegara ellos. — V. Æl ojo, límpialo, o húrgalo, con los codos. Andar con el ojo sobre el hombro. Proceder con la mayor precaución y cautela en lo que se dice o hace, A ojo de buen cubero. Expresión familiar usada para expli- car las cosas que se hacen o venden, sin medida, sin peso y a bulto. A quien tanto ve, con un ojo le basta. Úsase para reprender al que es muy curioso y se mete a registrar lo que no se quiere que vea o entienda. Callad, y ¡ojo!, tomaremos la madre y dos pollos. Cuando se habla lo preciso y se está atento a lo que importa, es casi segura la consecución del fin que nos propo- nemos. Parece aludir a los ladronzue- los que están al acecho de las aves de corral. Colarse uno por el ojo de una aguja. Dícese del que, por ser delgado, se introduce o desliza fácilmente por al- gún paraje estrecho. — Aplícase tam- bién a la persona que es mañosa, hábil e insinuante para salir al cabo con su intento o pretensión. Con el ojo y con la fe, en jamás me burlaré. Manera burlesca de decir que es bue- no creer; pero es mejor ver demostra- OJO do lo que se ha de creer. Es aquello de Saxro Towné, ver y creer. Costar una cosa un Ojo de la cara. Ser excesivo su precio, o mucho el gasto que se ha tenido en ella. Echar el odo, o los ojos, a una persona o cosa. Poner su consideración en ella, ha- ciéndola objeto de su deseo o es- tudio. Echar un ojo. Estar al cuidado o en acecho de al- guien, y más comúnmente de algo. El ojo, límpialo, o húrgalo, con los codos. Es el ojo un miembro tan delicado de suyo, que, cuando se experimenta alguna dolencia en él, conviene tratar- lo con el mayor cuidado posible y huir de restregarlo con los dedos, por te- mor de que hayan tenido éstos contac- to con alguna materia que pueda cau- sar daño al órgano visual. El ojo del amo, o del señor, engorda al caballo. La presencia del superior obliga al inferior a desempeñar su cometido con más asiduidad y esmero. El ojo del puente, el baratillo y el pan, como se estaban se están. Refrán limeño con que se significa que no ocurre novedad alguna o nada de particular, siguiendo todo en el mis- mo ser y estado en que se encontraba antes. El ojo malo todo lo ve dañado. Quien no obra con rectitud de mi- ras, todas las acciones del prójimo las interpreta en sentido desfavorable. «Cuando el padre de familias (Mat., cap. XX) pagó el mismo jornal a los que habían trabajado en su viña todo el día, que a los que sólo se habían ocupado una hora, reconvenido de se- mejante desigualdad que para aquéllos resultaba injusta, les dijo en cabeza de uno de ellos: «Amigo, no te hago agravio alguno, pues te doy la cantidad que concertas- te conmigo; así que, toma lo que te per- tenece y no te entrometas en si le doy a éste lo mismo que a ti. ¿Por ventura no soy libre para hacer mi voluntad?, o ¿es que fu ojo es mado, porque yo soy bueno!» => 158 — t OJO El que en el Ojo ajeno ve la arista, en el suyo no advierte la viga. — V. Vemos la PAJA en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro. En el Ojo y en la oreja se conoce si el pes- cado es fresco o corrompido. Recomienda a las mujeres el recato en el mirar y en el oír, para evitar su ruina y perdición. Eso es tan cierto como, al perder un ojo, quedarse tuerto. Consecuencia lógica que, burlesca- mente, se saca de muchas cosas. Hacer del ojo. Estar dos personas de un mismo pa- recer y dictamen en una cosa, sin ha- bérselo comunicado la una a la otra. Hacer del ojo a uno. Guiñarle, llamarle la atención con cierto disimulo. Hacer Ojo de pez. Usar de disimulo, hacer como que no se ve. Lo que con el 0¡0 se ve, con el dedo se adi- vina. No es necesaria tanta advertencia ni ser muy listo, para conocer lo que es patente y notorio y salta a la vista del más miope. Lo que no entre por tu Ojo o por tu oído, no sea de ti creído. Recomienda poca credulidad enaque- llo de que no tengamos certeza. Llenar uno antes el ojo que la barriga, o que la panza, o que la tripa. Dícese del tragón a quien, antes de comer, le parece siempre poca la can- tidad que le ponen en el plato, cuando en no pocas ocasiones deja parte de ella, por resultarle sobrada. Llenarle a uno el ojo una persona, o Cosa. Contentarle mucho, satisfacerle en sumo grado, parecerle bien, Llorar uno con un Ojo. Moteja al que en una desgracia apa- renta más sentimiento del que tiene. Mentir a uno el Ojo. Equivocarse, engañarse en una cosa o precio por algunas señales exteriores. Meter por el ojo. Curiosear, especialmente con disi- mulo. Meterse uno por el ojo de una aguja. Ser bullicioso y entremetido; intro- A OJO — 159 — OJO ducirse en cualquier parte para conse- guir lo que solicita. Mirar de mal ojo. Mostrar desafecto o desagrado. Ni ojo en carta, ni mano en barba. Reprende a los que intentan averi- guar lo que no deben y a los que to- man lo ajeno. l ¡No es nada lo del ojo!, y lo llevaba en la mano. Manera de ponderar por antífrasis algún grave daño. No hallarse una cosa ni por un ojo de la cara. Se dice de aquello que es tan suma- mente raro que no se encuentra a nin- gún precio por sabido que sea, aun cuando fuera a trueque (hipérbole se llama esta figura), de tener que perder un o/o con tal de lograrla. No henchir el ojo. Dícese de aquello que no agrada a simple vista, por no satisfacer nuestro deseo o cumplir nuestro gusto. No pegar el Ojo, o los Ojos. No poder dormir en toda la noche. No tener uno quien le sople el ojo por salud. No tener quien mire por su bien. ¡Ojo al Cristo, que es de plata! Advierte se tenga mucho cuidado con alguna cosa, especialmente si le está encomendada, por el riesgo que puede correr de que le sea hurtada, o tratada con menos esmero del que por sus condiciones especiales requiere. Ojo al dinero, que es el amor verdadero, Indica que lo práctico para el matri- monio no es el amor, sino el capital. Ojo al margen (mejor que no a la mar- gen, porque, tratándose de las hojas de papel, recibe comúnmente el género masculino). Modo de llamar la atención de uno sobre algo que merece ser tenido en cuenta por lo que pueda interesar a determinado fin u objeto. ¡Ojo alerta! Encarga se preste gran atención al asunto que se trae entre manos por el interés que pueda entrañar. ¡Ojo alerta, que asan carne! Aconseja se esté en acecho de la pri- mera ocasión favorable que pueda pre- sentarse paranotardarenaprovecharla, ¡Ojo, que la vista engaña! Recomienda no dejarse llevar de las primeras impresiones por no exponer- se a ser víctima de alguna ilusión. Peor es de llenar el ojo que el botillo. — V. Llenar uno antes el ojo que la barri- ga, etc, Quebrar el ojo al diablo, Hacer lo mejor, más justo y razonable. Redondo como ojo de azada. Comparación irónica, análoga a aque- lla otra de Acupo como punta de colchón, con la que se moteja a uno de torpe. Sacarse un ojo por quebrar a otro los dos. Causarse uno a sí propio algún daño, con tal de proporcionárselo mayor a otra persona, Secósele el ojo al gato mirando la luna, pensando que era enjundia. — V. Están VERDES. Ser uno el ojo derecho de otro. — V. Ser uno el ojito derecho de otro. Si, como me diste en el ojo, me dieras en el Jarro, bonica me habías parado. Aplícase a aquellos que sienten más la pérdida de lo secundario cuando les cuesta el dinero, que la de lo princi- pal. — Corre parejas esta frase con la del gallego que, caminando hacia su tierra, descalzo y con los zapatos al hombro, exclamó al dar un tropezón contra una piedra que le deshizo tres dedos: «¡Pobres zapatiñus míus!; si us hubiera llevadu puestus, ¿qué us hu- biera pasadu?» Traer al ojo una cosa. Cuidar atentamente de un negocio o persona sin dejarla olvidar. Traer sobre ojo. La Academia apunta estas dos acep- ciones (1): (1) La última edición del Diccionario de la Academia (1914) dice respecto a este particular : « Traer a uno sobre OJO; ft. fig. Traer entre ojos. || fr. fig. y fam. Estar enojado con él»; y en el artícu- lo remitido: «Traer entre OJOS, fr. fig. Observar a uno por el recelo que se tiene de él.» Como virtualmente viene a decir lo mismo que la edi- ción de donde el P. Sbarbi tomara, hace ya mu- chos años, estas acepciones, no hemos juzgado oportuno retirar la papeleta, como hemos hecho con muchas en que la Academia ha rectificado lo dicho en sus ediciones anteriores. — (V. del Orde- nador. ) OJO «Frase metafórica que denota que a alguno le observan los pasos que da para aprovecharse de su descuido y prenderle, matarle o robarle, o para otro fin semejante.» — «Familiar. Estar enojado con alguno.» Es indudable que también significa todo lo contrario, como lo evidencia palpablemente el ejemplo siguiente de Gaspar Lucas Hidalgo en sus Dialogos de apacible entretenimiento (Diálogo 1.*, cap. HI), en que dice D.? Margarita, con objeto de manifestar su gusto y complacencia hacia el aludido: «Extre- mado es el Colmenares; ya le fraigo sobre ojo, porque ordinariamente dice con donaire y artificio.» Esta antítesis, verificada dentro de la frase que nos ocupa, me trae a la memoria la doble significación, igualmente antitética, que entraña el verbo chocar, que el Dic- cionario de la Academia autoriza en la acepción figurada de «causar digusto, extrañeza o enfado», propia de Anda- lucía, y no en la castellana de «agradar o gustar sobremanera.» — Dícese tam- bién Z7raer sobre ojos. Un ojo a la rueca y otro a la puerta. — V. Mirar al carpo y a las tajadas. Un ojo a la sartén y otro a la gata. — V. Mirar al carpo y a las tajadas. Un ojo me, te, le, etc., está diciendo ¡mint!, y el otro ¡zape! Estarse cayendo de sueño la persona a quien alude. Valer un ojo de la cara. Ser de mucha estimación y aprecio. A los ojos tiene la muerte quien a caballo pasa la puente. Enseña lo comprometido que es fiar- se de una caballería en semejante tran- ce, pues al menor extraño que aquélla haga podemos ser arrojados al río. Á Ojos vistas. Hacer alguna cosa visible, clara, pa- aces Y DS: l Pan. los OJOS son intérpretes del co- Las mi: las son tan expresivas que, sin ser muy `, : cd ia: nce, se lee en : timiento de las””> ellas el sen ersonas. C; Bailarle a uno los Ser de carácter $e nullicioso, alegre y t vivo. — 160 — E E O o a a IO O DO PO O a OJO Comer uno con los ojos. No apetecer los manjares sino cuando están servidos con limpieza y primor. Como los ojos del tío Fuan Ciruelo: claros y hueros, o claros y sin vista. Aplícase a aquellas cosas que aunque sean de buena apariencia, son de resul- tados nulos. Con estos Ojos que ha de comer la tierra. Frase con que se da a entender que lo que uno asegura no se lo han conta- do, sino que lo ha visto por sus propios ojos. — Muchas personas dicen: Con estos ojos que han de comer la tierra; pero es una impropiedad, dado que, metafóricamente hablando, la tierra es quien se come a los ojos, y no éstos a aquélla, Conocérsele a uno una cosa en lo blanco de los OJOS. Frase humorística que se emplea para dar a entender a una persona que, aunque lo calle, conocemos su secreto o deseo. Cuán lejos de los ojos, tan lejos del co- razón. Por lo general, las personas que están ausentes pierden algo de nuestro cariño. Curándose los ojos una tarde, ensordecio nuestro alcalde. Aplícase cuando se saca una conse- cuencia falsa o disparatada. De quien pone los Ojos en el suelo, no fies tu dinero. Aconseja precaverse contra los hipó- critas. Desencapotar los Ojos. Deponer el enojo y ceño, y mirar con agrado. Despabilar, o despabilarse, los OJOS. Vivir con cuidado y advertencia. ¡Dichosos los ojos que ven a usted! — Di- chosos, porque tienen vista. La primera parte del refrán es la ex- clamación en que prorrumpe una per- sona al encontrarse con otra a quien hacía mucho tiempo que no veía, para manifestarle la satisfacción que en ello recibe; la segunda es otra galantería con que responde la persona saludada a la salutación. Dormir uno con los Ojos abiertos. Dormir con precaución y cuidado para no dejarse sorprender ni engañar. OJO Dormir con los ojos abiertos, como las liebres. Dícese de aquellas personas que acos- tumbran tenerlos a medio cerrar cuan- do duermen, como sucede a las liebres por razón de lo sumamente cortos que tienen los párpados. Esta circunstancia hizo creer antiguamente a algunas per- sonas que las liebres dormían con los ojos abiertos, de donde provino segu- ramente la frase : El sueño de la liebre, que se aplica a los que fingen o disi- mulan alguna cosa haciendo como que están dormidos, El que ha de cegar, por los Ojos ha de em- pezar. Para corregir una cosa es preciso atacar el mal de raíz, no yéndose por las ramas. El que no abre los ojos tiene que abrir el bolsillo. Aconseja la vigilancia y el cuidado en todo lo que nos interese, a fin de no vernos engañados, cuando no robados. Empeñarse hasta los ojos. Contraer deudas exageradamente, hasta el punto de no tener ya nada con que responder. En un abrir y cerrar de ojos. Hacer una cosa en muy poco tiem- po, en un periquete. Guardar una cosa con los ojos de Argos. Vigilar aquello de que se trate con excesivo cuidado, Hablar con los ojos. Dar a entender con una mirada lo que se quiere decir a otro. Hacer los ojos telarañas, Turbarse la vista. Hay ojos que de legañas se enamoran. Enseña que el gusto no se gobierna siempre por la razón. — V. Quien feo AMA, hermoso le parece. Írsele a uno los ojos tras alguna persona O cosa. Desearla con vehemencia. Lo que Ojos no ven, el corazón no desea. El mayor excitante del deseo es la vista. Lo que sus ojos ven, sus manos águilas son. Para denotar la rapacidad de alguno. Lo que veo con los Ojos, con el dedo lo adi- vino, o lo señalo, Da a entender que no es necesaria — 161 — OJO mucha advertencia para conocer lo que es patente y notorio. Los ojos del sabio están en su cabeza. Refiérese a la ciencia, que, a las veces, adivina lo que su vista no distingue. Los ojos se abalanzan, los pies se cansan y las manos no alcanzan. Manera de demostrar el deseo de alguna cosa que no se puede lograr, Los OjOS siempre son niños, Disculpa que da de sí el viejo ena- morado. Llevar uno los ojos clavados en el suelo. Úsase para denotar la modestia y compostura de una persona. Llorar uno con ambos Ojos. Frase con que se pondera una pér- dida grande o un contratiempo que le sucede, Más ven cuatro Ojos que no dos. Da a entender que las resoluciones salen mejor conferidas y consultadas que tomadas por sólo un dictamen. Meter una cosa por los ojos. Encarecerla, brindando con ella con instancias, a fin de que uno la acepte o la compre. Mirar con buenos, o malos, ojos a una persona o cosa. Mirarla con afición o cariño, o al con- trario. Mirar a uno con otros Ojos. Hacer de él diferente concepto, es- timación y aprecio del que antes se ha- cía, o del que otros hacen. Ni los Ojos a las cartas, ni las manos a las arcas. Reprende a aquellos que intentan averiguar lo que no deben, y a los que toman lo ajeno contra la voluntad de su dueño. No atreverse a decirle a uno: «buenos ojos tienes». No dirigirle la palabra, no hacerle caso. No quitar los ojos de una persona o cosa- Mirarla con gran atención y cuidado. No saber uno dónde tiene los ojos. Ser muy ignorante en las cosas más claras y triviales. No tener uno donde volver los ojos. Úsase hablando de la persona desva- lida, o de aquella a la que se le ha muerto quien la sustentaba. 11 OJO Ojos malos, a quien los mira pegan su ma- latía. El juntarse con malas compañías es siempre peligroso, pues por lo regular comunican y pegan sus malas costum- bres. Ojos que bien se quieren, desde lejos se sa- ludan. La atracción y simpatía de las perso- nas se echa de ver aun desde largas distancias. Ojos gue me vieran entrar, nunca me vie- ran tornar. Frase que da a entender que en oca- siones se arrepiente uno de haber hecho lo que más empeño tenía en realizar. Ojos que no ven, corazón que no quiebra, O siente. Da a entender que las lástimas que están lejos se sienten menos que las que se tienen a la vista. Ojos que se quieren bien, desde lejos se ven. —V. Ojos que bien se quieren, desde lejos se saludan. ¡Ojos que te vieron ir! Algunos añaden: ¡cuándo, o nunca, te verán volver! Exclamación con que se muestra el temor de no volver a ver a una perso- na ausente, o de no recobrar el dinero o alhaja de que uno se ha desprendido. Ojos que ven, no envejecen. El que tiene la suerte de conservar el don inapreciable de la vista, no echa de ver los años que por él pasan. Para los ojos, abrojos... son buenos para sacarlos. Contra los que, por obrar impruden- te e irreflexivamente, incurren en al- gún desacierto de mayor o menor tras- cendencia. Debe su origen al siguiente cuento que refiere D. Francisco de Leiva en su comedia La Dama presidente, y que pone en boca de Martín, en la jornada primera: «Un mozo enfermo tenía de los ojos a su padre, y Curarlo pretendía, que, en efecto, lo quería como si fuera su madre. >El remedio procurando, en un libro que se halló de Medicina, hojeando un capítulo encontró de lo que andaba buscando, — 162 — 4 OJO » Abrojos, para los ojos, el primer renglón decía; y sin leer más sus arrojos, como estrella que Dios guía, fué al campo a buscar abrojos. » Dos almorzadas muy buenas trajo, y que quiso o no quiso, al padre, lleno de penas, en los ojos al proviso le puso un par de docenas. >» Un lienzo muy apretado encima le puso luego, con que al padre desdichado le saltaron de contado los ojos, y quedó ciego. »A leer volvió con enojos los renglones, y al mirarlos despacio, vieron sus ojos: Para los ojos abrojos son bucnos para sacarlos.» Pasar los ojos. Leer ligeramente un escrito, y ente- rarse de lo que substancialmente dice. Ponerle a uno delante de los ojos una cosa. Convencerle con la razón o con la experiencia, para que deponga el dic- tamen errado en que está. Poner los ojos en una persona o cosa. Mirarla con atención, cuidado y de- tenimiento; considerarla con esmero y predilección; tratarla con cariño, etc. Quebrar los ojos a uno. Desplacerle, o desagradarle en lo que se conoce ser de su gusto, Quebrarse uno los ojos. Cansarse la vista por la mucha fati- ga que se toma en una cosa: como leer o estudiar. Querer a alguna persona, o cosa, como a los ojos de su cara, o más que a las ni- as de sus ojos. Tener predilección hacia ella. Quien los ojos perdió de las pestañas no se aprovecho. Indica que en la conservación de la vista ejercen un importante papel las pestañas, a las que ordinariamente no se les suele reconocer el valor que real- mente tienen. Sacar a alguno los ojos. Apretarle e instarle con molestia a que haga una cosa. — Hacerle gastar mucho dinero por antojos, caprichos o peticiones importunas, Sacarse los Ojos. Exagera el enojo y cólera con que OJO dos o más personas riñen y altercan sobre una materia o enojo, Saltar a los OJOS una cosa. Ser muy clara o evidente, no necesi- tando de explicación. Saltarle uno a los ojos a otro. Tener contra él grande irritación y enojo. Saltársele a uno los Ojos. Significa la grande ansia y deseo con que apetece una cosa, infiriéndolo de la tenaz atención con que mira. Dícese regularmente de los niños cuando ven comer. Ser capaz de sacarle los ojos al verdugo Grano de Oro. Dícese de aquellos desaprensivos que no cesan de conseguir algo a fuer- za de pedir a todo el mundo. Tener entre Ojos, o sobre Ojo, a uno. Aborrecerle, tenerle mala voluntad. Tener los ojos abiertos como liebre. Dícese de las personas que los sue- len tener como espantados, bien por costumbre, bien por el asombro que le produzca ver u oír una cosa, Tener los ojos en una cosa. Mirarla con grande atención, y ob- servarla con todo cuidado, Tener los ojos más saltones que un can- grejo. Aplícase a los que tienen los ojos muy salientes. Tener los ojos ribeteados con, o de, tripi- lla de pollo. Tener los párpados muy irritados y encendidos. — Llaman en Andalucía tripilla de pollo a un ribete o galón de seda muy estrecho. Tener uno malos Ojos. Ser aciago o desgraciado en las co- sas que mira o examina. Tener más Ojos que Argos. Dícese de las personas que son muy vigilantes. La comparación proviene de la Mitología, según la cual, era Ar- gos hermano de Osiris, por el que fué encargado de gobernar su reino cuan- do marchó a conquistar la India, y go- bernó con tal vigilancia que se dijo te- nía cien ojos, de los cuales cerraba cin- cuenta cuando dormía, en tanto que los otros cincuenta quedaban abiertos. Juno, celosa de lo, hija del rey de Ar- — 163 — OJO gos, la puso bajo la custodia de este ce- loso guardián; Mercurio, compadecido de ella, llego a dormir a Argos con los dulces sonidos de su flauta, aprovechán- dose de su sueño para cortarle la ca- beza. Juno le quitó los cien ojos que colocó en la cola de su ave favorita, el pavo real. Tener ojos de lince. —NV. Ser un LINCE. Tener ojos de vendedor de yesca. Tenerlos desatentados y echando lumbre. En el Comentario con glosas críticas y Jocoserías sobre la nueva traducción cas- tellana de las Aventuras de Telémaco, pu- blicado en 1798 por D. A. C. M. (que con estas tres iniciales encubre su nombre el meritísimo D. Antonio Cap- many y Mompalau), obra sumamente rara, por haber sido pocos los ejem- plares que se escaparon a la airada venganza del traductor satirizado, se lee, en la página 73: «Ir errante a una parte, nunca se ha dicho ni en castellano ni en francés; pero ¿r errado a tal parte, se dice del que ha perdido el camino, como le su- cede al señor traductor en esta frase. Tampoco se dice 2r errante, sino andar errante, esto es, de una parte a otra; porque este último verbo expresa la acción de divagar, sin dirección ni pun- to fijo. Y el que así anda de acá para acullá, se llama metemuertos o loco: que de tal tendría los ojos el caballero, o de vendedor de yesca, como se dice vulgar y jocosamente.» ¿Tengo acaso los Ojos en presidio? Expresión andaluza equivalente a preguntar si no puede uno hacer con sus ojos lo que quiera, es decir, mirar a quien le plazca. Tierna de OJOS, como hervor de olla, Símil usado por Moreto en la jorna- nada tercera de Antíoco y Seleuco, Traer ante Ojos. Tener presente, no olvidarse de una cosa. Traer sobre ojos.—V. Traer sobre ojo. Vendarse uno dos ojos. No querer asentir ni sujetarse a la razón, por clara que sea. Venirse a los OJOS una cosa, Llamar fuertemente la atención por OCE sus vivos colores o por otras calidades o circunstancias semejantes. OLE. — Por el ole se canta la caña. Modo de manifestar a otro que se equivoca en su juicio, o que no se cree lo que dice, a causa de estarse burlan- do, a la manera del que dijera que la caña se canta al son del oe, puesto que son cantos diferentes. OLEADO.-— Contarse con los oleados.— V. Contarse con los MUERTOS. ÓLEO. —; Eche usted óleo, que me encandilo! Frase con la cual suelen expresar los mozos en Andalucía el entusiasmo que les produce los andares, el can- te, etc., de una mujer. Muchos se van sin Óleo al otro mundo; pero sin zarandeo, ninguno. | Nadie está libre de penas y trabajos, sea por un estilo o por otro. Póngote Óleo, póngote crisma, para que te acuerdes cuando te confirmas. Dicho de los muchachos cuando se dan por juego alguna bofetada, en re- cuerdo de la que dan los obispos cuando administran el sacramento de la Con- firmación. OLER. — Andar oliendo donde guisan. Dícese de los que andan buscando ocasiones favorables para satisfacer los gustos y deseos. El que lo huele, debajo lo tiene. Úsase cuando alguna persona se que- ja de mal olor, queriendo aludir a que quien lo dice es el que se ha ensucia- do, y, por lo tanto, de él emana la peste. Claro es que se emplea jocosamente. Huele aprisa para que se acabe más pronto. Locución que se suele dirigir, por vía de consejo burlesco, a la persona que se queja de oler mal en el sitio en que se encuentra. Huele que trasciende. Empléase para ponderar la intensi- dad de un olor cualquiera, ya sea bue- no o malo, Lo olerás, o lo verás, pero no lo catarás. Expresión que se dirige a aquel cuya paciencia se pone a prueba, mayormen- te si es en son de burla, al mostrarle. algo que es de su gusto, y de lo cual no ha de llegar a disfrutar. Ni huele xi hicde. Aplícase a todo aquello que es inde- — 164 — O- OLOR finido, anodino, sin expresión ni ca- rácter. ¡Qué bien huele! — Afejor sabe, o į Bier huele eso? — Mejor sabrá. Manera algo incorrecta de eludir el dar de lo que se está comiendo, y es ob- jeto de la alabanza por parte de quien pretende que se le invite. OLIVAR. — Apunte usted un olivar, que ni se ha sembrado ni se sembrard, Aplícase al oír ciertas promesas que tenemos por seguro que no se han de cumplir. Estar tan mal sembrado como olivar de capellanía. Frase proverbial que se aplica a una colección de objetos que, debiendo estar colocados con simetría, se ha- llan desparramados sin orden ni con- cierto. Olivares, de tu abuelo; higueras, de tu padre, y viñas, de ti mismo. Indica que los primeros dan más ren- dimiento cuanto más antiguos son, me- nos las segundas, debiendo ser uno el que plante las últimas. OLIVO.—Olivo y aceituno, todo es uno. Se dice de los que gastan el tiempo buscando diferencias en las cosas que substancialmente no la tienen; y tam- bién se aplica a los que con imperti- nencia repiten una cosa, aunque con diferente nombre o diversas palabras. Quien cultiva bien el Olivo le ruega que haga fruto, Denota lo muy cultivado que nece- sita ser el olivo para producir fruto. Olivos, fara heredados, pero no com- prados. Úsase en la Alcarria, con motivo del hielo general que experimentaron di- chos árboles en aquella comarca el año de 1619, calamidad que se reprodujo doce años después. OLMO. — E? olmo no puede dar peras. — V. Pedir peras al olmo. OLOR. — Ser tan senejantes (dos personas, o cosas, entre sí), que solamente pueden distinguirse por el olor, como las vina- jeras. Dicho que el poeta Góngora aplicó a los hermanos José y Bernardo Aldrete, por ser éstos muy semejantes en todo. (Gómez Bravo, H, 563.) - OLVERA De los olores, el pan; de los sabores, la sal. Son muchos los autores de la anti- gúedad los que defienden que los olo- res alimentan, y como no nos atre- vemos a ir contra la autoridad de Hipócrates, Galeno, Avicena, Platón, Hiparco, Plinio y demás sabios citados por Sorapán de Rieros en pro de su tesis, nos vemos obligados a confesar que el olor del pan es uno de los me- jores. En cuanto a la sal, nadie pon- drá en duda la importancia de su papel en los condimentos gastronómicos. OLVERA. — Olvera, xi for la vera. Este refrán, como otros muchos de su jaez, debió de ser inventado por alguno a quien no le debió de ir muy bien en aquel pueblo de la provincia de Cádiz. ODLVIDAR.—LZo olvidado, ni agradecido ni pagado. Censura al que se desentiende cons- tantemente del favor recibido, ora por no corresponder a él en igualdad de circunstancias, o ya por no haber de- vuelto lo que tomó prestado; y, en oca- siones, excita al favorecedor a que re- cuerde al favorecido el deber en que éste se halla de corresponder a la con- ducta que con él se ha observado. Se me Olvidó, como las cosas Olvidadas. Especie de disculpa echada por el que, no habiendo querido hacer una cosa, dice que la echó en olvido. OLLA.—A la olla que hierve ninguna mos- ca se atreve. Significa que a riesgo conocido no hay quien se arroje fácilmente. Cada día olla o pescado, amarga el caldo.— V. Todos los vías olla, amarga el caldo, Comer de la olla grande. Vivir de lo ahorrado, sin cuidarse de reponerlo. — Vivir a costa del Estado. Echar a perder una olla por un ochavo de especias, o por un cuarto de cominos. Censura a los que deslucen alguna acción, empresa, trabajo, etc., por cau- sa de omitir lo menos, después de ha- ber hecho lo más. Hacer la olla gorda. —V. Hacerle, o ka- cérsele, a uno el CALDO gordo. La olla de San Francisco: donde comen cuatro, comen cinco. Refrán empleado para convencer a — 163 — OLLA una persona a que se quede a comer aun cuando no se la esperaba. — La verdad del adagio no se explica más que por cortesía, es decir, disminuyen- do la cantidad correspondiente a cada comensal, pues matemáticamente, es decir, por una división, claro se ve que no da el mismo cociente de dividir, por ejemplo, 29 entre 4 que 20 entre 5. La olla sin cebolla es boda sin tambortn. Según los partidarios de la cebolla, no debe ésta faltar en ningún condi- mento, y mucho menos en el cocido. Nadie conoce a la olla como el cucharón. Los que tienen las mismas inclina- ciones o ejercen igual profesión, son los más a propósito para arreglarse y en- tenderse entre sí, o bien para que otro utilice sus servicios en ocasiones de- terminadas. Nadie sabe lo que hay en la olla sino el cucharón. — V. Nadie conoce la OLLA como el cucharón. Ni olla siz tocino, ni boda sin tamborino. Se dice porque tan a propósito es el tocino a la olla como el bailar en la boda. — V. La orra sin cebolla es boda sin tamborin. Ni olla siz tocino, ni sermón sin Agustino. Elogio del doctor de la Iglesia el gran padre San Agustín, cuya autoridad ape- nas hay sermón en que no se cite. No hay buena olla con agua sola. Indica que para que una cosa sea bue- na ha de tener de todo lo conveniente. No hay olla de congrio sin puerros, ni en- salada sin cebolla, ni adobo sin ajo. Expresa que cada cosa requiere lo suyo propio. No hay olla sin tocino. Frase figurada que se usa para ex- plicar que, si falta algo de lo substan- cial, no está perfecta una cosa. No hay olla tan fea que no tenga su co- bertera. Indica que por despreciable que sea una cosa, siempre hay alguien que la estime para algo. Olla cade tizones, ha menester cobertera; y la moza do hay garzones, la madre sobre ella, Indica el cuidado que se debe tener para evitar las ocasiones, especialmen- te con la juventud. OLA Olla que mucho hierve, sabor pierde. Indica que no se saquen las cosas de sus trámites regulares, porque se pier- den o no producen el efecto deseado. Olla que se mira, no cuece. Lo que más se espera o desea es re- gularmentelo quetarda más en suceder. Olla reposada no la come toda barba. El que tiene muchos cuidados, difí- cilmente tiene reposo para comer. Olla si» sal, haz cuenta que no tienes manjar. Indica que las cosas que no tienen lo necesario no aprovechan. Olla siz sal, mesa sin manjar. — V. Orra sin sal, has cuenta que no tienes manjar. Parecer una olla de grillos, Aplícase al lugar en que reina gran confusión. Quien quisiere probar la olla de su vecino, tenga la suya sin cobertera. Se aplica a los que quieren disfrutar lo ajeno sin ofrecer lo propio. ¿Si se quebró la olla? Agui están los cas- cos, o Sí se quebró la olla; si no, he aque los cascos. Cuando se aduce una prueba irre- fragable desaparecen todas las dudas y huelga todo género de discusiones. Buenas ollas, buenas sobras. Donde hay buena comida siempre tienen que quedar buenos restos. Donde buenas ollas se quiebran, buenos cascos quedan. — V. Buenas OLLAS, bue- nas sobras. Querer comer de las ollas de Egipto. Vida regalona que se tuvo en otro tiempo.—V. Suspirar uno por las OLLAS de Egipto. Suspirar uno por las ollas de Egipto. Echar de menos las comodidades o regalos de que disfrutó en otro tiem- po. Alude a las quejas que exhalaron los israelitas en el desierto contra sus caudillos Moisés y Aarón al verse lle- nos de privaciones, por los siguientes términos: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando estábamos sentados teniendo delante las ollas llenas de carne y comíamos el pan hasta hartarnos!» (Éxodo, XVI.) «Su casa es nuestra; a su costa seis meses hace que estamos llenando aquí la bartola; — 166 — | 1 | t i Ss ONCE y como decía el otro: mientras no falten las OLLAS de Egito, no hay prisa...» (Bretón de los Herreros: Don Frutos en Belchite, segunda parte de £l pelo de la de- hesa, acto primero, escena primera.) Quien las ollas de sus vecinas quieren ca- tar, la suya no ha de atapar.—N. Quien quisiere probar la OLLA de su vecino, ten- ga la suya sin cobertera. OLLAZA.-— 4 cada ollaza, su coberte- rasa. Indica que a cada cosa se le debe dar lo que le corresponde. OLLERO. — Cada ollero alaba su puche- ro.—V. Cada BUHOXERO alaba sus agujas. Cada oMero su olla alaba, y más si la trae quebrada. No hay comerciante que no encomie su mercancía para darle pronta salida, y aun con mayor interés si ésta se en- cuentra averlada. OMBLIGO. — Cortarle a alguno el om- bligo. Tener captada su voluntad. También se dice Cortarle a uno la PERILLA del om- bligo. No arrugársele a uno el ombligo. Se da a entender con esta expresión que no es uno hombre capaz de asus- tarse por nada ni atemorizarse ante los peligros, contrariedades, etc. ONCE.—Con sus Once de oveja. Usase para dar a entender que uno se entremete en lo que no le toca. Res- petamos esta definición de la Real Aca- demia Española, dejando a la misma la responsabilidad de ella. Véase nues- tra Opinión en el artículo Presentarse con Sus ONCE de oveja. Deber las once mil Virgenes. Estar lleno de trampas. Entre Once y mona. Al fin de la comida, suponiéndose jocosamente que el que ha comido bien no habrá bebido peor, hallándose, por tanto, en ese tiempo, bajo la influencia de los vapores alcohólicos. Estar una cosa a las once. Estar ladeada y sin la rectitud que debe. Dícese regularmente de la parte del vestido que se lleva mal puesta. Las once a que la frase se refiere no son las horas del día ni de la noche, sino ONCENO las once letras de que constan las pa- labras desordenada, trastornada © desnivelad a, (12345678 91011) que expresan la idea vertida anterior- mente. Presentarse con sus once de oveja. Aplícase a aquel que, para conseguir mejor el fin que se propone, manifiesta en su porte, acciones y palabras la mansedumbre (1234567 8 91011) característica de aquel animal. Tomar las once. Sabido es que esto equivale al refri- gerio que compuesto de jamón, acei- tunas, vins, etc., se acostumbra to- mar antes de la comida, y que es un símil del Zuzch de los ingleses. Algunas personas creen que se llaman las ONCE porque se tomaban en dicha hora, y aun suelen decir que es contradicto- rio tomar las ONCE O las tres. En nues- tra Opinion, proviene el uso de la pa- labra once no de la hora y sí de la be- bida que, a mediados del siglo pasado, se acostumbraba tomar antes de la co- mida. Era «aguardiente», y constando este vocablo de once letras, de aquí el origen de la frase tomar laS ONCE, que (dicho sea de paso) no hemos ha- llado en ningún autor antes del año de 1872. ONCENO.— ZZ onceno, zo estorbar. Da a entender, como queriendo aña- dir un mandamiento a los diez del De- cálogo, cuán importuno es hacer mala obra y estorbar a uno que haga lo que tiene que hacer. ONZA.— Más vale onza de casco que libra de hierro. Tratándose de caballerías, expresa que es preferible que éstas tengan los cascos duros y resistentes, a que estén bien herradas. Más vale onza de juicio que quintal de talento, La persona sensata es mucho más recomendable que la ingeniosa pero alocada. — 167 — ORADOR Más vale onza de sangre que libra de amistad. A veces las relaciones de parentes- co suelen prevalecer sobre las de la amistad. Más vale onza de trato que libra de tra- bajo. Por la amistad y la simpatía se logra a veces lo que no se hubiera consegui- do quizás con los esfuerzos de la labor. Más vale onza que libra. El mérito no siempre consiste en el mayor peso o tamaño. Una onza de buena fama vale más que una libra de perlas. Encomia el inapreciable valor que tiene la honra. Una onza de prudencia vale más que una libra de astucia. Con aquélla se suele conseguir más, y con menos riesgo, que con ésta. OÑEZ. — Tal piensa ir a Oñez, y da en Gamboa.— V. Ir por LANA y volver tras- quilado. OPINIÓN.— Casarse uno con su opinión. Aferrarse a juicio propio sin admitir como bueno o acertado el de ninguna otra persona. Cobra buena opinión, y duerme. Otros dicen: y consérvala. — V. Cobra buena FAMA y échate a dormir. La opinión es la reina del mundo. Como que según es el juicio que de una persona forma la sociedad así la eleva o la deprime, ORACIÓN. — La oración breve penetra los cielos, o sube al cielo. — V. ALCANZA quien no cansa. Oración de perro no va al cielo. Lo que se hace de mala gana no sue- le ser agradecido, así como ni alcanza- do lo que se pide con malos modos, ORÁCULO.—Ser un oráculo, o como un oráculo. Se dice de la persona a quien por su mucha sabiduría y doctrina, escuchan todos con respeto, veneración y acata- miento. ORADOR.-— Para orador, te faltan más de cien; para arador, te sobran más de mil. Manera joco-satírica de dar a enten- der la ineptitud de una persona para el ejercicio que desempeña, o a que as- ORANGUTÁN pira, si bien podría ser apta, para otro de calidad inferior a aquél. Es la epifonema del siguiente lindo soneto del maestro Fr. Diego Gonzá- lez, que trascribo por creer que no es muy conocido: A un orador contrahecho, 242050 y satirico. «Botijo con bonete clerical, que viertes la doctrina a borbollón, falto de voz, de afecto, de moción, lleno de furia, ardor y odio fatal; »la cólera y despique por igual dividen en dos partes tu sermón, que, por tosco, punzante y sin sazón, debieras predicárselo a un zarzal. >¿Qué prendas de orador en ti se ven? Zazoso acento, gesto pastoril; el metal de la voz, cual de sartén; >»tono uniforme, cual de tamboril; para ORADOR, le faltan más de cien; para arador, te sobran más de mil». ORANGUTÁN. — Parecer un Orangu- tán. Tener las facciones muy toscas y el cuerpo bastante abultado, como sucede a esta especie de mono, que es la más parecida al hombre. ORATORIO. — Ser, o parecer, un ora- torio. Se aplica o la casa en que se practi- ca mucko la virtud, y reina gran pie- dad y recogimiento.— Aplícase también a la habitación que está muy limpia y ordenada. ORDEN. — Estar, o ponerse, una cosa a la orden del día. Gozar de general aceptación y aplau- so: ponerse en moda. Orden y contraorden, desorden. La indecisión, por parte del que manda ,no puede menos de producir confusión y, lo que es peor todavía, desaliento en los subordinados. ORDENANDO.-— 4Arrastrado te veas como ordenando. Especie de maldición, con la que se desea a aquel a quien se aplica toda clase de vejaciones, recordando las que suelen sufrir en los Seminarios los que reciben órdenes para probar si es ver- dadera su vocación. ORDINARIO. — No es lo mismo ir a Alcalá que hablar con el ordinario. Marca la diferencia que hay entre — 168 — Aaa A ene UT S o M moo a a n o m M m M M Maal a EA IN OREJA conocer una cosa a ciencia cierta a sa- berla de oídas. — El hecho de variar algunos la población indicada, substi- tuyéndola por Segovia, Valencia, Sevi- lla, etc., nos ha hecho colocar aquí este artículo en lugar de ponerlo en Alcalá, como debiera ser, toda vez que la po- blación resulta lo accesorio, y lo prin- cipal, el encargado de traer y llevar re- cados, o sea el cosario u ordinario. OREJA. — Descubrir, o enseñar, uno la oreja. Dejar ver su interior, o el vicio o defecto moral de que adolece. Estar a la oreja. Estar siempre con otro, sin apartar- se de él ni dar lugar a que se le hable reservadamente. Henchirle a uno la oreja de viento, Vale tanto como adular a una perso- na: decirle cosas agradables. La oreja, junto a la teja. Es más sano dormir en parajes altos, por lo secos y ventilados, que no en los bajos, a causa de la atmósfera densa y húmeda que en éstos suele reinar. En Sorapán de Rieros se lee, pero con menos exactitud, a mi juicio: La teja, cabe la orgja. Digo con menos exactitud, porque parece más natural que el hombre vaya a buscar el tejado, que no el tejado al hombre. Mojar la oreja. Buscar pendencia, insultar. No hay oreja para cada martes. Advierte que no es fácil salir de los riesgos cuando frecuentemente se re- piten o buscan. Tener uno de la oreja a otro. Tenerle a su arbitrio para que haga lo que le pide o manda. Tirar de la, o la, oreja, o de las, o las orejas. Comúnmente se suele añadir: a Forge. Jugar a los naipes; porque cuando se brujulea, parece como que se tira de las orejas (esto es, de las puntas, ex- tremos o ángulos) a las cartas. Respecto al personaje que figura en esta locución, no he podido averiguar nada terminante y concreto, a pesar de mis activas diligencias, por lo que me atrevo a proponer la siguiente conjetu- ra, aunque no sin cierto temor. OREJA Sospecho, pues, que dicha frase hubo de nacer en Alcalá de Henares, y entre estudiantes, a principios del siglo xvr, donde, bajo los auspicios del cardenal Jiménez de Cisneros, se imprimió la Æe- tórica de Jorge de Trapisonda o Tre- bisonda, de cuyo estudio, presentado bajo enmarañado artificio, se desquita- rían probablementelos escolares en los ratos de ocio mediante el juego de los naipes, tirando de esa manera de la ORE- ja a Forge en ademán de ira o de burla, y armando frapisondas y supercherías. La obra citada lleva por título: Opus absolutissimum rhetoricorum Geor- gii Trapezuntii cum additionibus Herra- riensis, y por colofón: Impressum est hoc insigne rhetoricorum opus in alma Complutensi Academia, bonarum littera- rum certissima matre. Sub magnificen- tissimo ipsius fundatore Domino Fran- cisco Ximenez diviná providentid Cardi- nali Hispaniarum, Archiepiscopo Toleta- no, in officina solertissimi Arnaldi Gui- llermi de Brocario, Anno ex quo Verbum caro factum est et habitabit in nobis, 1511. Ha llegado a ser de tal rareza hoy en día este infolio, que no lo cita D. Juan Catalina García en su Tipografía Com- plutense. Tirarse de una Oreja, y no alcanzarse a la otra. Se dice de la persona a quien los su- cesos le han sido tan adversos, que se ve en grandísimo apuro para poder desembarazarse de sus funestas conse- cuencias. Se usa más comúnmente en materia de intereses. Agachar das orejas. Aguantar con paciencia un regaño, O acatar una orden sin protestar. Aguzar uno las orejas. Prestar mucha atención, poner gran cuidado a lo que se oye o hace. Apearse por las orejas. — V. Apearse por la COLA. Calentar a uno las orejas. Reprenderle severamente. Con las orejas caídas, o gachas. Con tristeza y sin haber conseguido lo que se deseaba. Desencapotar las orejas. Dicho de algunos animales, endere- zarlas, ponerlas tiesas. — 169 — eee ee eea ea e a a a e PP PP “€ e e e R ae ooo A O ÓRGANO Hacer orejas de mercader. —V. Hacer, o tener, oíDOS de mercader. No valer uno sus orejas llenas de agua. Ser muy despreciable. Poner a uno las orejas coloradas. Decirle palabras sensibles, o darle una severa reprensión. Quien orejas tiene, oiga. Enseña que cada uno debe atender a lo que le conviene saber, y tomar para sí lo que otro dice con intención, aunque no se le aluda directamente. ¿Quien te trasquiló, que las orejas te dejó? Suele preguntársele a los niños, a quienes generalmente se les corta el pelo al rape. Repartir orejas. Suplantar testigos de oídas de una cosa que no oyeron. Si como tiene orejas, tuviera boca, a mu- chos llamara la picota, Da a entender que, aunque se casti- ga a algunos delincuentes, es mayor el número de los que quedan en la impu- nidad por no tener facultades la cárce] para atraer a ella a todos los merece- dores de castigo. Tener orejas de pollino, Tenerlas muy largas. Ver las orejas al burro. Verse en gran necesidad. Ver las orejas al lobo. Hallarse en gran peligro. ÓRGANO. — Como el Órgano, y más co- múnmente Como los Órganos de Mós- toles. Denota esta frase proverbial que al- gunas cosas están colocadas sin la igual- dad o buen orden que debieran tener. Tal vez aluda a la mala disposición en que se encontraría, cuando se in- ventó esta comparación, el órgano de la iglesia de aquel pueblo, distante unas tres leguas de Madrid, o a cierto artificio allí usado para enfriar el vino, el cual, por constar de varios tubos o cañones de diversos tamaños, aunque dispuestos sin orden ni simetría, pre- senta algún parecido en el exterior con el rey de los instrumentos. Sin embargo, la versión más valida hoy por hoy en aquella población es, que en cierta ocasión existió allí un cosechero de vino que ganaba cuantio- ORGAZ sas sumas con la venta al por menor del rico producto de sus viñedos, los cuales ocupaban el espacio de una le- gua, que se extiende entre Móstoles y el río Guadarrama. La plaza de Mós- toles declina de Poniente a Oriente, y el bueno del cosechero tenía en la manzana de la parte alta su bodega, y en la de la parte baja el despacho de vino, el cual consistía en una pieza an- churosa llena de bancos y mesas, a la que venían a parar las distintas clases de vino por otros tantos tubos con sus grifos o llaves al remate, los cuales tu- bos, así por el aspecto que presenta- ban, como por el ruido tan desapacible que producían al ser conductores del zumo de la vid, dieron probablemente margen a esta locución proverbial. ORGAZ. — Como el físico, o el médico, de Orgaz, que cataba el pulso en el hombro y las orinas en el mortero. Se aplica a aquellos que se valen de medios inadecuados para conseguir el fin que deseaban. La existencia de este refrán es an- tigua, puesto que ya la incluye en su colección el marqués de Santillana, no siendo asunto fácil de averiguar hoy quién podría ser ese médico tan extra- vagante. — 170 — ORINA. ORO ORIGINAL.— Ser un original sin copia. Pondérase lo raro, en buen o en mal sentido, de alguien o de algo. ORILLA. — Nadar, nadar, y a la orilla ahogar. Se dice del que se fatiga por conse- guir una cosa y la ve desaparecer al considerarla segura.—También se apli- ca al enfermo que perece, cuando había concebido esperanzas de curación, Quien a la orilla del río mora, unas veces canta y otras llora. Refrán corriente en la región mur- ciana, con el cual se significa lo ines- table de las aguas, pues unas veces proporciona abundante pesca y otras ocasiona con sus desbordamientos la ruina de los humildes hogares que a sus laderas tienen los pescadores. Salir uno a la orilla. Haber vencido, aunque con trabajo, las dificultades o riesgos que ofrecía un negocio. Orina de oro, fraile al coro. Indica que el que orina de ese color goza de buena salud, y, por tanto, no puede eximirse de hacer aquello que sea su obligación, pretextando que está enfermo. ORINAL.-— Cuando vino el orinal, ya era muerto Fuan Pascual. — V. Al ASNO muerto, la cebada al rabo. Romperse el orinal. Tener mal éxito alguna empresa, por causa de haber faltado para su conse- En Orgaz, todos en guerra, y todos en paz. Dicho basado sobre el mero sonso- nete. ORGULLO.-— Tener más orgullo que don Rodrigo en la horca. Dícese de aquellas personas que son de condición altiva. Alude a D. Rodri- go Calderón, marqués de Siete Igle- sias, hidalgo pobre y bastardo, natural de Amberes, encumbrado rápidamente por el duque de Lerma, favorito del rey Felipe MI. Al advenimiento de Fe- lipe IV, el presuntuoso conde-duque de Olivares comenzó por perseguir a todos los privados del reinado anterior, haciendo que fuera condenado a muer- te D. Rodrigo Calderón, el cual fué de- capitado en la plaza Mayor, de Madrid, en 1621, después de sufrir el tormento. La entereza y altivez con que se mos- tró el marqués en el cadalso, dieron origen a la frase que encabeza estas líneas. cución algún requisito, elemento o cir- cunstancia indispensable. ORO.—A/ oro 20 se akorca.— VN. Para los DESDICHADOS se hizo la horca. Alcanzar Oro y moro. Con esta locución irónica se mani- fiesta el engaño de alguno que se cree le han de dar una cosa grande, o la es- timación en que tiene alguna cosa que da o que posee. Como Oro en paño. Denota el sumo aprecio en que se tiene una cosa, por el mero hecho de guardarla con el mayor esmero y cui- dado posible. Como un Oro, o Como mil Oros. Ponderación que explica la hermo- sura, aseo y esplendor de alguna per- sona O cosa. ORO — Con oro, plata, biznaga o nada. Aconseja con qué se debe limpiar la dentadura, a fin de que no padezea de- trimento ni pierda el esmalte. Donde el oro habla, todo calla.— V. Oros son triunfos. Donde está el oro, se luce, o reluce.—V. El ORO siempre reluce. El oro hace parecer cristiano al moro. Es tal el influjo del dinero, que la sociedad no ve en quien lo posee mu- chas cosas que debiera ver. El oro no se deja tomar del orín. — V. El ORO siempre reluce. El oro siempre reluce. No es fácil conservar oculto el dine- ro, pues el que lo tiene suele gastarlo pródigamente. El poco hablar es Oro, y el mucho, lodo. Enseña las ventajas que lleva el callar sobre el hablar extemporáneamente. Es como un Oro, patitas y todo, Elogio satírico que se aplica a aquel, o a aquellos, cuyas apariencias de bon- dad no nos seducen, o cuyas cualida- des desfavorables tenemos ya experi- mentadas. Es otro tanto Oro. Expresión familiar con que se deno- ta lo que una cosa sube en estimación cuando se le añade o agrega otra que entraña en sí igual o parecido valor. Eso es como Oro nolido. Frase con que se da a entender que alguna cosa tiene mucho valor. Estar uno podrido, o manar, en Oro. Ser poseedor de grandes riquezas. Ganar, o gastar, el oro y el moro. Verificar uno de estos actos con ex- ceso sumo. Guardar como Oro en paño. Conservar con todo cuidado y es- crupulosidad alguna cosa. Pasta el oro, que a todos encanta, tiene sus faltas, Expresión con la cual se da a enten- der que no hay nada perfecto en el mundo. La prueba del oro es la piedra de los pla- teros; la de los hombres, dineros. Las cualidades distintas de una per- sona no pueden ser conocidas en toda su exactitud y verdad, hasta que no se presenta la ocasión de poder experi- 171 — A o A A — ORO mentarlas. — Dícese también a igual propósito: Se prueba el oro por medio del fuego; la mujer, por el oro, y el kom- bre por la mujer. No es Oro todo lo que reluce. Conviene no dejarse llevar de las apariencias, pues muchas veces, aun cuando parecen más preciosas, no lo son. Oro, del que cagó el moro. Burla con que se contesta al que afir- ma que una cosa es de aquel preciado metal, cuando no tiene de él más que el color, y gracias. Oro es es lo que Oro vale. Significa que el valor de las cosas no está exclusivamente representado por el dinero. Oro majado luce. Las cosas cobran mayor estimación cuando están más experimentadas y probadas. Oro viejo, vino viejo, amigo viejo; casa nueva, navío nuevo, vestido nuevo. Recomienda las circunstancias de antigüedad o de novedad que deben presidir, respectivamente, a dichos su- puestos.—Dícese también más lacónica- mente : Ámico, viejo; tocino y vino, añejo. Poner de Oro y azul, — V. Ponerle a uno como CHUPA de dómine. Por eso vale el Oro mucho, porque escasea, La estima en que son tenidas ciertas cosas no depende tanto de su valor intrínseco, cuanto de su rareza. Por todo el Oro del mundo, Frase con que se pondera lo resuel- ta que está una persona a no hacer tal o cual cosa a ningún precio ni por nin- guna consideración; y así se dice: N. es tan honrado, que no cometerá esa intqui- dad por todo el oro del mundo. Promeler el Oro y el moro. Ofrecer cantidades o ganancias con- siderables, y, por lo común, más exa- geradas que positivas. Querer el oro y el moro, Se atribuye el siguiente origen a di- cha frase en un suceso acaecido en la ciudad de Jerez el 1426, y es del modo sigujente: Sábese por los libros capitulares e historias del P. Rallón, Mesa Xinete, et- cétera, que en tiempos de D. Juan II hi- ORO cieron una irrupcion en tierras cristia- nas los moros de Ronda, robando y talando los campos de Utrera, Espera y Lebrija; capitaneaba a los moros su príncipe Abdalá o Zejin (alcaide de Ronda) y su sobrino Hamet; fueron los moros alcanzados y desbaratados por los jerezanos a la entrada de la sierra; los moros traían un rico botín de lo que habían robado; se fortificaron de- lante de un gran arroyo y con troncos de alcornoques se hicieron fuertes; pero los jerezanos, alentados por el caballero Francisco López Tocino, pa- saron el arroyo e hicieron capitular a los moros, dejándoles libres a excep- ción de cuarenta de los más principa- les, cavendo en sus manos el rico bo- tín que traían. Entraron en triunfo los caballeros jerezanos y venía en una mula mani- atado el alcaide Abdalá y en otra su sobrino Hamet, y custodiados por los caballeros Fernando de Villacreces, Cristóbal Martínez de Morla, Juan Gar- cía Rallón, alcaide de Tempul, y Alonso Fernández de Valdespino. Rescatóse el alcaide Abdalá por una fuerte suma de dinero que se repar- tieron Jos caballeros jerezanos; enton- ces el rey D. Juan exigió la entrega de — 172 — a O a a SS am s e aaa arae los cautivos, a lo que se negaron los | caballeros, dando lugar a una continua- da porfía en que intervino la justicia. El Cabildo de Jerez contestó a la de- manda del rey que el botín era de los caballeros y estaba ya repartido. Aun quedaba el more Hamet en Jerez, pero en casa de Alonso Fernández Valdes- pino, cuya mujer, Ana Rodríguez, se negó a entregarlo si no le pagaban cien doblas de oro que había costado su guarda y mantenimiento. Por último, los regidores llevaron a Hamet a la cárcel cargado de cadenas, y por últi- mo tuvo que venir el corregidor de Sevilla, provisto de amplios poderes para llevarse el moro a la Corte de or- den del Rey, con gran protesta de los regidores y caballeros. Fueron muchos los que reclamaron el moro, como consta de documen- tos públicos, siendo éstos Nuño Fer- nández de Villavicencio, Sancho Gar- cía de la Santa, Diego Gómez, Nuño Díaz, Diego de Mirabal, Álvaro López, Diego de Vargas, Cristóbal López, Juan Gaitán, Alonso López Tocino, Pedro M. de la Coca, Gonzalo Gutiérrez, Francis- co García de la Carpintería, Rui Garán, Juan García Rallón, Alonso González de Vejer, Gutierre Fernández Padilla, Fer- nán Rodríguez de Córdoba y algunos más, entre ellos Francisco López Gra- jal, alférez mayor que llevó el pendón en la batalla en que fué hecho prisio- nero el moro Hamet. Este suceso dió mucho que hablar en aquel tiempo, dando lugar a muy agrias contestaciones entre el rey don Juan y los caballeros de Jerez, pues sa- bido es cuán debilitados estuvieron en aquel reinado los respetos y el poder real, y cuán celosa era la nobleza y los pueblos de sus prerrogativos y dere- chos. Como en el curso de estos curiosos sucesos se habló mucho del oro del res- cate y del zoro, es probable que en Andalucía se dijera que el rey quería el oro y el moro, y de ahí proviniera el origen de dicho refrán. Se prueba el oro en el toque, —N. La prue- ba del oro es la piedra de los plateros, la de los hombres, dineros. Ser uno, o una Cosa, Oro de veinticinco quilates. Ser notable y exquisito en su línea, Ser limpio como el oro. —V. Ser uno LIN- PIO como el agua. Si tienes Oro, tienes decoro; y si aquél no tienes, aunque éste heredes, lo pierdes. Expresa la supremacía del dinero para la sociedad. Todo eso es oro en polvo. Dícese de todo lo que tiene valor in- trínseco, y que, por, lo tanto, es de fá cil y pronta salida o colocación. Oros, los más pocos; espadas, las más altas; copas, las más pocas; bastones, a monto- nes.—V, Oros y copas, las más pocas; es- padas y bastos, los más altos. Oros son triunfos. Nada se substrae al poder e influjo del dinero. Oros y copas, las más pocas; espadas y bas- tos, los más altos, En el juego del tresillo cambia el va- ORO | ORQUESTA lor de los palos, según sean estos /ar- gos (oros y copas) o cortos (espadas y bastos). En los primeros, valen más los que pintan menos, es decir: que el tres mata al cuatro, éste al cinco, el cinco al seis, etc.; y en los segundos, es al re- vés: el seis mata al cinco, éste al cua- tro, el cuatro al tres, etc. En oros y copas, la malilla o mala (la carta de más valor después de la espada), es el dos, y en espadas y bastos, el siete de su respectivo palo. Sirve, pues, este re- frán, para no olvidar, particularmente los principiantes, el valor de las car- tas, según la pinta o muestra, ORQUESTA. — Za orquesta de Algete: tres bombos y un clarinete. Satiriza todo aquello a que se quiere dar mucha importancia, cuando en rea- lidad no tiene ninguna. El pueblo de la provincia de Madrid citado, no repre- senta aquí más que el sonsonete, como tantos otros. ORTIGA.—Ser como las ortigas. Se dice de la persona que es áspera y desapacible en su trato y palabras, aludiendo al escozor que producen las púas de esta planta cuando se palpa. OSADO. — 4} osado /a fortuna da la mano. Generalmente, las personas atrevi- das suelen salir bien en sus empresas. A las osados favorece la fortuna.—N. Al OSADO la fortuna da la mano. OSCURO. — Está oscuro, y huele a queso. Expresión chistosa empleada para indicar que no se ve nada, Está basa- da en el siguiente sucedido o cuento, que no sabemos a ciencia cierta si es lo uno o lo otro. Llegó un viajero con su criado a una posada, y después de cenar, se acosta- ron, encargando el primero al segundo lo avisara en cuanto amaneciera. Ha- biéndose despertado el señor a media noche, llamó al criado, al que encargó que viera por la ventana si amanecía y cómo se presentaba el tiempo. Se le- vantó éste medio dormido y a oscuras, y por dirigirse a la ventana, se fué a una alhacena en que se guardaban, en- tre otros comestibles, unos quesos en aceite: metió la cabeza en ella, miró y olfateó, y volviendo a cerrar, dijo: «Se- OTERO ñor, está OSCURO y huele a queso»; con lo que se fué a su cama tan tranquilo, Oscuro como boca de lobo. Dícese de todo aquel paraje en que hay absoluta carencia de luz. OSO.-— Hacer el oso. Dar alguno lugar con su conducta extravagante a que los demás se rían de él, así como los osos adiestrados por los domadores van por la calle siendo con sus habilidades y posturas mímicas el hazmerreir de las personas. OSTE.-—Sin decir oste ni moste. Esta locución suele aplicarse cuando una persona no habla ni una palabra; por ejemplo: «Fulano entró en la sala, nos miró a todos, y se fué sin decir OSTE ni moste.» Creemos que gramatical- mente se explican estas dos palabras diciendo que es un doble síncope de las frases: «Oiga usted, y mire usted.» El primero las convierte en olgasté y mirusté; y el segundo en oste y moste, que son las empleadas en la locución, la cual explica muy correctamente la idea de una persona que no dirige la palabra a otra, toda vez que ni aun si- quiera le dice: «Oiga usted, o mire us- ted», que es lo menos que puede ha- blar para comenzar la conversación. OSTRA. — Estar pegada como una ostra. Aludiendo a la costumbre de estos mariscos de hallarse adheridos a las rocas, se dice de aquel que se junta a otra persona sin dejarle ni a sol ni a sombra. OSUNA.— De Osuna, xi la luna. ¡Mal le debió de ir al inventor del re- frán presente en este pueblo sevillano! Lo cual no quiere decir que a todos les vaya a ocurrir lo mismo. OTERO.-— Ya gue el otero no viene a Ma- koma, vaya Mahoma al otero. Aplícase en aquellos casos en que, no verificándose una cosa por ser an- tinatural, se buscan los medios lógicos para su resolución. La frase está tomada de un milagro obrado por el falso profeta de la Meca. Hallábase éste rodeado de sus proséli- tos en un campo frente a una montaña, y para convencerlos de su poder les dijo que iban a ver andar a la montaña hacia él: llamóla, en efecto, y como era OTOÑADA natural, ésta no se movió. Entonces él pronunció enfáticamente las palabras apuntadas y llegó hasta el otero, de- jando persuadidos a aquellos fanáticos de que habían asistido a un acto sobre- natural, OTOÑADA.-— La otoñada verdadera, en San Mateo la primera. Suelen ser en algunas regiones, como en Extremadura, las primeras aguas por San Mateo (21 de septiembre), se- ñal de buenas cosechas. En algunos puntos de Andalucía substituyen en este refrán al día citado, el de San Bar- tolomé (24 de agosto). La otoñada verdadera, por San Migues es la primera, —W. La otOÑADA verdade- ra, en San Mateo la primera. OTRA. — £54a es otra que bien, o que tal baila, Da a entender que una persona se parece a otra en un vicio o en una cua- lidad, no digna de encomio por lo ge- neral. Tómate esa, y vuelve por otra. — V. CHú- PATE eSa, y vuelve por otra. OTRO. - Como dijo el otro. Muletilla muy corriente empleada cuando se quiere uno quitar la respon- sabilidad de lo que se dice, o se cita una frase vulgar, modismo, refrán, etc., muy conocido, por lo tanto, de todos, Dicho se está que el orro permanece desde hace muchos siglos en el más absoluto de los incógnitos. Es otro que tal.—NV. Ser taL para cual. Ninguno se muere porque a Otro le en- tierren. Contra los aprensivos, que porque ven un mal en otra persona, ya creen que les va a acometer a ellos. OVEJA.—A ruin oveja, la lana le pesa, y a ruin pastor, el cayado y el zurrón. Los que son poco amigos de traba- jar, toda labor, por pequeña que sea, les molesta. ¿A dónde vas, oveja loca? — A ver si topa.— V. Señó MILITAR, ¿a dónde va usted con ese carnero? — A ver si topa. Ahora que tengo Oveia y borrego, todos me dicen: «Estéis, Pedro, enhorabuena», o Ahora que tengo Oveja y borrego, to- dos me dicen: «Norabuena estéis, Pedro». La sociedad mira a las personas se- OVEJA gún la posición que ocupan y los bienes que poseen. Bala como Oveja, y muerde como león.— V. Cara de beato y uñas de gato. Cada oveja con su pareja. Aconseja que cada uno se junte con su igual, sin pretender ser mayor, O bajarse a ser menor de lo que le com- pete. Como oveja salida del baño, Manera de ponderar la extremada blancura de alguna cosa. Por eso dice el tío Caniyitas al Inglés, en una come- dia que se representó hace bastantes años en Cádiz, al hacerle la pintura de la Gitana: e... or»... 6.0.1. .10.0000900009000000008. «sus dientes corren parejas con las piaras de ovejas acabaítas de bañar.» Esta comparación es tan antiquísima, como que de ella se sirve Salomón ha- blando de la Esposa de Æ? Cantar de los Cantares por medio de estas pala- bras: Tus dientes como manadas de tras- quiladas que subieron del lavadero, todas con crías mellizas y sin haber estériles en- tre ellas. Ir como Oveja al matadero, sin desplegar los labios. — V. Afanso como una OVEJA. La más ruin oveja se ensucia en colodra. Las personas más inútiles suelen ser las más perjudiciales. La oveja perdida que bala, el pastor va a buscarla. Refrán filosófico que encomia la be- lleza del arrepentimiento y del perdón. La oveja y la abeja por abril dan la pe- lleja, Advierte que en el mes de abril es cuando se obtiene el mayor producto de una y otra. Loca es la oveja que al lobo se confiesa. Se necesita ser muy cándido para que el débil confíe su secreto o sus in- tereses al poderoso malintencionado. Manso como una oveja. Se dice de la persona de carácter apacible, humilde, resignado, etc., como lo es la condición de este animalito. Oveja chiquita, cada año corderita. Da a entender que las personas de pequeña estatura suelen disimular más la edad. OVEJA Oveja duenda, mama a su maare y a la ajena. La amabilidad y el buen trato se con- cilian el agrado y benevolencia ge- neral. Oveja escarrid, del lobo huye. Da a entender que el que se encuen- tra desamparado, prevé más fácilmente el peligro. i Oveja fuera, patacón a la montera. Acción de dar una cosa cobrando al mismo tiempo su importe, o la alhaja por que se trueca; esto es: Toma y daca.— V. Toma y daca es la LEY de la Carraca. Oveja harta, de su rabo se espanta. Contra los regalones y acomodados, a quienes cualquier exceso les causa novedad. Oveja gue bala, bocado pierde. El que se divierte de su intento, se atrasa o pierde en lo principal. Oveja gue mucho bala, poco mama. —V éa- se Oveja que bala, bocado pierde. Como las Ovejas y carneros con el manso, que, en arrojándose él, le siguen todas aunque se despeñen.—NWV. Ser como los CARNEROS de Panurgo. Desde que tengo ovejas, todos me dan los buenos días. —V. Ahora que tengo OVEJA y borrego, etc. Eso es como quien da a guardar las ove- jas al lobo, o como quien da carne al lobo. Se aplica a aquel que confía la cus- todia o Cuidado de alguna persona, o cosa, a su enemigo, quien por este he- cho es de presumir que no dé la mejor cuenta de su cometido, como no la da- ría seguramente el lobo a cuyo cargo estuvieran las ovejas. Ovejas bobas, por do va una van todas. Tienen mucho poder el ejemplo y las malas compañías. — V. Ser como los CARNEROS de Panurgo. Oveias y abejas, en tus dehesas. Aconseja que se tengan estas dos — 175 — OXTE granjerías en tierras propias; por que en las ajenas dan poca utilidad. Quien tiene ovejas, tiene pellejas. El que tiene utilidad también está expuesto al daño. Ser como las ovejas de San Pedro, que pagan unas por otras. Alude al modo de pagar los diezmos y primicias que cobraba la Iglesia en otro tiempo. OVEJITA. — Hacerse ovejlita de Dios, y esquilmarla el diablo. Contra los hipócritas, que siendo una cosa representan otra. Ovejitas tiene el cielo: o son de agua, o son de viento. Dícese cuando en el cielo se ven nu- becillas pequeñas, blancas y muy es- parcidas, que suelen ser precursoras de lluvia o aire. OVEJUELA.—LZasovejuelas, madre, las ovejuelas, cuando no hay quien las guarde, se guardan ellas. El abandono por parte del superior da pie a los subordinados para hacer lo que éstos estimen conveniente. OVIEDO. — De Oviedo, al cielo; y en el cielo, un agujero para ver a Oviedo. Elogio tributado a la hermosa capital de Asturias. OVILLO. — Hacerse uno un ovillo. Encogerse, contraerse, acurrucarse, bien sea por miedo, dolor u otra causa natural. — Embrollarse, confundirse ha- blando o discurriendo, hacerse un lío. Sacar el ovillo por el hilo. — V. Por el HILO se saca el ovillo. OX. — Ox, gallina, y ella estaba en la olla. Dícese de los engaños que reciben los hombres en su hacienda, pensando en tener lo que les han hurtado, y está ya Casi comido. OXTE.-— Ni oxte tan corto, ni arre tan luengo. La prudencia aconseja no exagerar las cosas, pues en todo es conveniente usar un término medio. PABELLÓN. — Dejar el pabellón bien puesto, o bien plantado. Dícese de aquel que ha ejecutado un acto con brillantez, correspondiendo a los elogios que anticipadamente se ha- bían hecho de él o de su labor. PABLO. —;Guarda, Pablo! —V. ¡Guarda, que €S PODENCO! : PACER.—Con quien paces, y no con quien naces. «Empero, como del bueno y téplado mantenimiéto se cause sangre buena y humores moderados, hazen se los hombres justos, buenos, nobles, y por esso dice el refran comun: Con quien PASCES, y 210 con quier nasces. Senten- cia a mi ver cócluyda de los muy altos sabios y philosophos, para dar a enten- der que apacentandose y criandose de buenos y templados alimentos, proce- den las buenas costumbres, y el dessear ser castos y seruir a Dios», etc, (Regí- miento y Aviso de sanidad, por Núñez de Oria. Prólogo.) PACIENCIA.—Con la paciencia y la es- feranza, todo se alcanza. Recomienda hacer las cosas con cal- ma, no desesperándose por que los re- sultados no sean tan rápidos como en nuestro deseo quisiéramos que fuesen. Con paciencia se gana el cielo. Exhorta a no atropellar las preten- siones con la demasiada viveza y de- seo de conseguirlas. Es necesaria la paciencia de un Pob, Aplícase en aquellas ocasiones en que tenemos que dominar los impulsos de nuestro carácter al ver, oír o sufrir algo que nos desagrada o molesta. La paciencia engorda y cría espalda. Recomienda calma y tranquilidad a las personas sanguíneas y de tempera- mento nervioso, que, por lo general, no suelen distinguirse por ser gruesos de cuerpo. Paciencia, cachaza y mala intención. Enseña a los que pretenden alcanzar alguna cosa que dejen correr los acon- tecimientos sin impacientarse; pero no durmiéndose en las pajas, sin embargo. Paciencia y barajar. Decía, y con mucha oportunidad, uno de los interlocutores a D. Quijote, des- pués de haber vuelto éste de la cueva de Montesinos, que daba por bien em- pleadísima la jornada que con él había hecho, porque, entre otras cosas, había aprendido Facer una cosa en dos paletas. Brevemente, con prontitud. — Paleta es nombre de varios instrumentos de hierro o madera, que tienen diferentes usos. Uno de ellos equivale a adil, PALETILLA.— Levantarle a uno la pa- letilla. Darle una grave pesadumbre o de- cirle palabras de sentimiento. Ponerle a uno Za paletilla. Reprenderle agriamente. PALETO. — 47 paleto y al gorrión con polvora y perdigón. Se los ha de recibir. PALILLO.— Traer a uno como palillo de barquillero. Abusar de él, haciéndole ir y ve nir reiteradamente de una a otra parte para evacuar encargos o diligencias. Parecer una cosa palillos de tambor. Ser sumamente delgado. —Suele apli- carse más comúnmente a los brazos y piernas del cuerpo humano. PALINODIA.-—Cazxtar uno la palinodia. Retractarse, volverse atrás de lo que ` había dicho, prometido, etc. Cantarle a uno la palinodia. Jocosamente, y fundado en el sonso- netce, darle una paliza. — V. Cantarle, o leerle, a uno la CARTILLA. PALIQUE. — Darle a uno palique. Darle conversación. PALMA.-— Estar una cosa como la palma de la mano. Modo de hablar con que se exagera 189 — PALMATORIA y pondera que algún camino o cual- quier otro objeto es muy llano, y no- ofrece dificultad ni tropiezo alguno. Semejante comparación, que anda a cada momento en boca de todos, no me parece, a la verdad, nada exacta; y en prueba de ello procedamos a anali- zarla. Entiéndese por Palma la parte infe- rior y ALGO CÓNCAVA de la mano, desde la muñeca hasta los dedos, según reza el Diccionario de la Academia, y esto es lo que se propone manifestar el uso común de los españoles al proferir se- mejante palabra. Ahora bien: desde la línea divisoria de la muñeca hasta el nacimiento del pulgar hay una promi- nencia; de ésta al centro de la palma una bajada; dicho centro lo constituye una sinuosidad, muy visible por cierto, formando la parte opuesta a la raíz del pulgar, bien así como la que separa la palma de los demás dedos otras nue- vas y marcadas prominencias; de todo. lo cual resulta que la palma de la mano, tan lejos de hallarse llana, lisa o rasa, está, por el contrario, encubierta de altos y bajos. Hacer alguna cosa como por la palma de la mano. Ejecutarla con suma facilidad y lige- reza, a la manera de todo aquello que se hace con las manos y sin necesidad de aparato o instrumento alguno. Limpio como una palma. Se suele aplicar al hombre imberbe, con alusión a la palma de la mano por carecer de pelo. Llevar la palma. Sobresalir o exceder en competen- cia de otros, mereciendo el aplauso ge- neral. Llevarse uno la palma y la gala. Conseguir el primer puesto; sobre- salir en alguna cosa. PALMADA.-— Darse uno una palmada en la frente, | Procurar con eficacia hacer memoria | de una cosa, para lo cual se suele eje- cutar naturalmente esta acción. ı PALMAR. — Ser más viejo que un palmar. Se dice del que tiene muchos años. PALMATORIA. — Ganarle a alguno la | palmatoria. — VW. Ganar la PALMETA. PALMETA PALMETA.-— Ganar la palmeta. Llegar un niño a la escuela antes que los demás. — ÁAnticiparse una persona a otra en la ejecución de una cosa. PALMITO. — Estar como un palmito. Se da a entender con dicha frase que está uno curiosa y limpiamente vestido. Más vestido que un palmito. — V. Estar como un PALMITO. Tener un buen palmito. Se dice de la mujer de buen talle y conjunto atractivo. PALMO.—Con un palmo de lengua, o con un palmo de lengua fuera. —W. Con la LENGUA de un palmo. Dejar a alguno con un palmo de narices. Chasquearle, privándole de lo que esperaba conseguir. Más vale palmo de vela que remo de ga- lera. El impulso que comunican las velas a la nave es superior al de los re- mos, sobre todo cuando es favorable el viento. No adelantar, o no ganar, un palmo de terreno, O de tierra, en una cosa. Adelantar muy poco o casi nada en ella. Crecer a palmos. Crecer mucho en poco tiempo algu- na persona o cosa. | Tener medido a palmos. Tener conocimiento práctico de un terreno O lugar. PALO.-— A un palo puesto de punta, y a una mujer de espalda, échale carga. Da a entender la resistencia que am- bos tienen para soportar el primero el peso material, y la segunda, el moral. ¡Aviado es el palo para la cuchara! Modo de decir irónico para manifes- tar que una persona, O cosa, no es ade- cuada O proporcionada para el intento que se desea. Cada palo que aguante su vela. Cada uno se resigne con su suerte; conlleve los trabajos o molestias inhe- rente a su estado o profesión, o sea res- ponsable de sus actos. Cuando no hay palo, parece que nos falta algo. El que está acostumbrado a que lo traten mal, se resiente de que lo hagan con alguna consideración. — 190 — —— PALO Dar palo. Salir o suceder una especie al con- trario de como se esperaba o se de- seaba. De ese palo teneinos todos una gaita, que suena que rabia. — V. De esa teLa todos tenemos un vestido. De tal palo, tal astilla. Por lo general, todos tienen las pro- piedades o inclinaciones conforme a su principio u origen. Estar una cosa como palo, o como un palo. Se suele aplicar a las frutas que, por hallarse aún verdes, están muy recias.— También se dice alguna que otra vez de cualquier manjar que es duro de comer. Ello dirá si es palo o pedrada. El vulgo suele decir pedrd en fuerza del consonante, indicando la convenien- cia de esperar el desarrollo delos acon- tecimientos para ver el fin de una cosa. Estar del mismo palo. Frase con que se significa que uno está en el mismo estado o disposición que otro. Meter el palo en candela. Avivar la lumbre. Úsase en lo propio y en lo figurado. No está el palo para hacer cucharas. — V. Vo está la MAGDALENA para tafetanes. Palo tendido no cría vuelta. Expresa que las cartas no se deben recoger una vez echadas. Palo y tente perro, o Estacazo y tente tieso. Recomendación que se hace cuando se ve que una situación no se puede encauzar por medios suaves o persua- sivos. Parcce que se ha tragado el palo del moli- millo. Aplícase a la persona que anda muy tiesa, sin mover la cabeza a ningún lado. Poner a uno en un palo. Ahorcarle, o castigarle con otro gé- - nero de muerte, o ponerle a la vergúen- za en la argolla. Tener el palo y el mando. Estar constituído en autoridad, pu- diendo, por tanto, no sólo ordenar, sino castigar las infracciones. Tirarse uno al palo. Entregarse a la holganza, resistirse a trabajar. — PALOMA Un palo compuesto no parece palo. No hay como los afeites para disimu- lar toda clase de faltas físicas. Acabar en palos, como entremés. Porque así solían terminar antigua- mente los sainetes y demás piececillas teatrales de ese género. Acostumbrarse a los palos, como los burros. Dícese de los que, ya hechos al cas- tigo, no hacen nada como no lo reci- ban; y eso, haciéndoles poca mella, Caérsele a uno los palos del sombrajo. Recibir una decepción o un desen- canto. —Perder la esperanza de conse- guir lo que se pretendía. Dar, o sacudir, palos de ciego. Hablar u obrar a tontas y a locas, sin base ni fundamento, y a salga lo que saliere. Derrengar, o doblar, a uno a palos. Darle muchos palos en las costillas. Hacer a dos palos. — V. Hacer a dos MA- Nos. — Jugar con dos BARAjas. — Hacer a PLUMA y a pelo. Furaría que va a haber palos. —; En qué lo has conocido? — Diéronme uno. Dicho jocoso que se atribuye a un gallego, y con el cual se burla uno de los que pronostican cosas que ya han sucedido. No se dan palos de balde, o palos xo se dan de balde. Explica que ninguno obra sin inte- rés, y que todo cuesta. Palos con gusto no duelen. —V. Sarna con gusto no pica. ¡Qué palos que les dimos, ellos a nosotros! Modo de burlarse del jactancioso que, a pesar de haber salido vencido, alar- dea de vencedor. — Empléase también en forma de cantar: ¡Qué paros les dimos, ellos a nosotros! Ellos eran muchos y nosotros pocos. PALOMA. — Hacer la paloma. Manifestar candidez o ignorancia en una cosa cuando se sabe de ella dema- siado. Mucko y bien, la paloma Zo vuela, Expresión usada cuando se le exige” a una persona que haga una obra o tra- bajo cualquiera con esas dos condicio- — 191 — o “PP “7 S e PAN nes, siendo así que lo que se ha de ha- cer bien no se puede hacer de prisa. Ser más blanco que una paloma. De extremada blancura. Ser uno una paloma sin hiel, Se dice de la persona sumamente cándida y sencilla. — También se dice: Tener la sencillez de la paloma, o Ser cándido como la PALOMA. Va la paloma al nido, y hace lo que quie- re su amigo. El cariño hace generalmente débiles a las personas. Ándate a palomas, y no comas. Dícese a los que piensan más en di- vertirse que en hacer nada de pro- vecho. Nunca faltan palomas al palomar. — V. Si al palomar zo le falta cebo, no le faltarán palomas. PALOMAR. — Alborotar el palomar. — V. Alborotar el CORTIJO. Si al palomar zo de falta cebo, no le fal- tarán palomas. La persona que ofrece garantías siem- pre encuentra servidores. PALOMILLAS. — Echarse uno algo, o echársele uno todo, por las palomillas. No hacer caso de aquello de que se trata, o mostrarse absolutamente indi- ferente a todo, no dándosele nada de nada. PALOMINO. — Ser un palomino aton- tado, Dícese de aquellas personas que, por falta de sociedad o limitación de alcan- ces (vulgo tortos), se manifiestan como asustados o cohibidos. PALOMO. — Vo están los palomos para que los coman las zorras. — V. No se hizo la MIBL, O no es la MIEL, para la boca del asno. PAMPANITO. — De aquí a allá pampa- nitos ará. Da a entender lo lejano que está el plazo que se fija o la fecha de que se trata. PAMPLONA. — Pamplona y Santiago son el orinal del cielo de España. Por lo mucho y frecuente que allí llueve. z PAN. — A aquel loar debemos, cuyo pan co- memos. La persona a quien debemos la sub- PAN — 192 — PAN sistencia no merece, por nuestra parte, más que alabanza. A falta de pan, buenas son torias. Aquel que nada tiene, cuando logra alguna cosa, aunque sea corta, debe consolarse y estar contento. A pan de quince días, hambre de tres se- manas. Hay cosas tan repugnantes de suyo, que, para entrar por ellas, es necesario que apremie mucho la necesidad. A pan duro, diente agudo. Aconseja la actividad y diligencia que se debe poner para vencer las cosas arduas y dificultosas. Á pan y cuchillo, Continua y familiarmente; con toda confianza. A quien no le sobre pan, que no piense en criar can. Recomienda que cada uno se arregle con aquello que posea, y no contraiga empeños indebidos por gastos exce- sivos., A quien quieres mal, cómele el pan, y a guien bien, tambien. Precepto, no evangélico, pero sí muy humano. La primera parte indica que al enemigo se le debe quitar todo me- dio de vida; la segunda se explica por sí sola. Al enhornar se tuerce el pan. Recomienda el cuidado que se debe poner en aquello que se empieza para que salga bien hecho. Al pan, pan, y al vino, vino. Refrán empleado por los amigos de decir las cosas claras, sin eufemismos, llamándolo todo por sus nombres, sin pararse en barras y para que se entien- da bien. Al que come bien el pan, es pecado darle ajo. A las personas que comen con gana las viandas regulares comunes es tonto y superfluo gastar en salsas y manjares delicados. Amasando se hace el pan. Para conseguir algo es preciso poner los medios: todo es cuestión de pa- ciencia. Andar a buscar pan de trastrigo por las casas ajenas. Meterse en asuntos que a uno no le importan, o introducirse donde nadie p le ha llamado. — V. /rse for el mundo a buscar PAN de trastrigo. Ara bien y hondo, y cocerás pan en abondo. Enseña que la tierra bien labrada produce sus frutos con mayor abun- dancia. Asi parten el pan en mi tierra. Frase en que prorrumpe el que da un golpe con la pierna tendida sobre las corvas del sujeto que está descui- dado, con intención de hacerle vacilar. Aun ahora se come el pan de la boda. Refrán que muestra que el peso y cargos del matrimonio no se sienten en sus principios, como tampoco los de los cargos y empleos mientras dura el gozo de haberlos adquirido. Buen pan y mucha leña, el invierno nunca empeña. Poco importa el mal tiempo cuando se posee buen alimento y no escasa ca- lefacción. Bueno es el pan con migas de al, o Bueno es un pan con un pedazo. Explica que no es mucho que uno ahorre en una cosa, cuando para su manutención y sustento puede tener recurso a otras. Coger a alguno con el pan falto. Notarle alguna falta; cogerle en un renuncio. Cogerle a uno el pan bajo el sobaco. Captarse su voluntad hasta el punto de dominarlo completamente. Come pan y bebe agua, y vivirás vida larga. Aconseja la abstención del alcohol y de los manjares regalados y fuertes. Comer el pan con el sudor de su rostro. Equivale a seguir sufriendo el casti- go impuesto por Dios a nuestro primer padre, Adán, como consecuencia de su pecado, y del cual pagamos nosotros los vidrios rotos. Comer el pan de la boda. Hallarse aún los recién casados en la luna de miel, Comer uno el pan de los ninos. Ser ya muy viejo. — Dícese para dar a entender que está de más o estorba ya en el mundo. Comer el pan con corteza. Ser una persona adulta y, por tanto, valerse por sí misma, sin necesidad de ayudas ajenas. PAN Comer el pan de uno. Ser su familiar o doméstico, o estar mantenido por él. Comer pan a manteles, Comer en la mesa, y no a salto de mata en el campo. Con pan o sin pan, el queno muera vivirá para San Juan. Perogrullada que, por serlo, excusa toda explicación. Con pan y vino se anda el camino. Es necesario alimentar bien a los que trabajan, si se quiere que cumplan con su Obligación. Con su pan se lo coma. Algunos añaden: si caga blando. Da a entender la indiferencia con que mira la conducta o resolución de otra persona, dejándole la responsabilidad de lo hecho. Contigo, pan y cebolla. Expresión hiperbólica con que pon- deran su desinterés los enamorados que carecen de bienes de fortuna, no acor- dándose, o presumiendo desentender- se, de los compromisos que trae consi- go el estado del matrimonio.—Es frase que pudiéramos calificar hoy de arcai- ca, pues la sociedad moderna clasifi- caría a los enamorados que pensasen de tal modo entre los fósiles antedilu- vianos, Cuando comieres pan reciente no bebas de la fuente. Enseña lo malsano que es beber agua fría encima del pan caliente o recién hecho. Dame pan y dime, o llámame, tonto. Máxima seguida por aquellos que aguantan todo género de injurias y ve- jaciones, con tal de no perder la pre- benda de que disfrutan. Dar del pan y del palo. Enseña que no se debe usar de ex- cesivo rigor, sino mezclar la suavidad y el agasajo con el castigo. Darle a uno un pan como unas nueces. Pegarle, sacudirle o zurrarle la badana. De esto nunca me falte, y pan, sí. Locución que se suele dirigir, por vía de consuelo burlesco, a la persona que se queja de haberse dado un ligero golpe o de experimentar algún dolor pasajero o cualquier adversidad; ver- e o e o e, a. rd PAN bigracia: un alfilerazo, un esguince, un choque del codo contra la pared, un pisotón, una pérdida de poca monta, etcétera. Del pan caliente, mucho en la mano y poco en el vientre, El pan recién sacado del horno es muy agradable al paladar, pero de ma- las consecuencias comido, pues suele ocasionar dolores de vientre e indiges- tiones, que es peor. Del pan de mi compadre, gran zatico a mi ahijado, o Del pan de mi compañero, gran rebanada. Solemos ser muy espléndidos y li- berales con los bienes ajenos, aunque seamos escasos con los propios. Dura el pan con migas de al. No es mucho que uno ahorre en algu- na cosa, cuando para su manutención y sustento puede recurrir a otras. El pan bien escardado hinche la troj a su amo. Cuando se pone en cualquier nego- cio actividad y diligencia es cuando se logran las ventajas. El pan comido, la compañía deshecha. Se dice de los ingratos y desagrade- cidos que, después de haber recibido el beneficio, se olvidan de él y no ha- cen caso, o se apartan de aquel de quien lo recibieron, El pan, como hermanos, y el dinero, como tigres. Donde median intereses, se olvidan hasta los vínculos de la sangre. El pan, con ojos; el queso, sin ojos, y el vino, que salte a los ojos. Recomienda como buenas cualidades de las tres cosas las circunstancias in- dicadas. El pan de Astorga, mucho en la mano y poco en la andorga. Porque como es muy fofo proporcio- na poco alimento, aunque se tome en gran cantidad. ¡El pan de cada día! Expresión con que se censura al que repite de continuo consejos, peticiones o quejas. El pan duro, duro, más vale duro que nin- guno. Enseña a conformarse con lo que se tiene, aunque sea poco, pues peor sería 13 PAN la situación de uno si aun ni ese poco se disfrutase. El pan, pan, y el vino, vino. Debe procederse en todo con inge- nuidad y franqueza. Engañar el pan. Comer con éste alguna cosa de gusto para que sepa mejor y no se desperdicie. Es el mejor que come pan. Frase con que se pondera la bondad o excelencia de alguna persona. Cer- vantes lo aplicó a Rocinante por boca de D. Quijote, cuando dijo éste al ven- tero (parte I, cap. II) «que era la mejor pieza que comía fax en el mundo.» Eso es pan para hoy y hambre para ma- ñana. Aplicase a todo aquello cuya utilidad o servicio es de corta duración. Estar sin pan, como la mesa de don Rodri- go.— V. Ser mesa de gallegos, o gallegas. Gozar del pan de la boda. —V. Comer el PAN de la boda. Hacer un pan como unas hostias, O como unas nueces. Ejecutar alguna cosa con mal éxito. Hoy no hay pan partido. —Otro día habrá. Expresión con la cual se niega uno a conceder aquello que se le pide. Irse por el mundo a buscar pan de tras- trigo. Buscar pan hecho de la flor del trigo, y tal vez de alguna harina superior a aquel cereal (que es cabalmente todo lo contrario de lo que opinó Clemen- cín), como parece comprobarlo los dos ejemplos siguientes : «lo non avie mengua nin andaba mendigo, todos me facien onrra e placieles conmigo; mas fui demandar meior de pan de trigo.» (Berceo, Milagros de Nuestra Señora, estr. 759.) «Quien más de pan de trigo busca, sin seso ¡anda.» (Arcipreste de Hita, estr. 924.) También parece acreditar esta inter- pretación (dado que la Academia no le da ninguna, por no incluir la voz fras- trigo eu su Diccionario) la palabra tras- añejo, que no significa precisamente Jo que tiene tres años, según creen muchas personas, sino lo que es muy añejo o ran- cio, cualidad sumamente recomendable en los vinos, como a todos es notorio. — 194 — o Sa FU R S a a PAN Así decía nuestro Baltasar de Alcázar en su cuento de La cena: «Bebe de lo trasañejo, por que con más gusto comas»; y Cervantes igualmente en Rinconete y Cortadillo: «De Guadalcanal es, y aún tiene un es no es de yeso el señorico. Dios te consuele, hija, que así me has consola- do, sino que temo que me ha de hacer mal, porque no me he desayunado. No hará, madre, porque es frasañejo.>» Los amenazados comen pan. Manera de dar a entender que no todas las amenazas tienen efecto, o que no se hace uso de ellas. Más quiero pan y tocino junto a un muer- to, que con un vivo estar hambriento, Manifiesta lo imperiosa que es la ne- cesidad del sustento. Más vale pan con amor que gallina con dolor, Cuando no hay cariño entre los casa- dos, u Otras personas, de poco sirven las riquezas y los regalos; así como, al contrario, se lleva bien ja pobreza cuando aquél existe. Más vale un poco de pan con gozo, que la casa llena de riquezas con descontenta - miento. —N. Más vale PAN con amor que gallina con dolor. Ni pan recalentado, ni enemigo reconciliado. Ninguna de las dos cosas son reco- mendables : el primero para la salud y el segundo para la tranquilidad, pues la reconciliación suele ser ficticia. Ni tu pan en tortas, ni tu vino en botas. Manera de recomendar la economía, y que ninguno emplee su caudal en cosas que brevemente y con facilidad se consumen. No cocérsele a uno el pan en el cuerpo. Experimentar gran inquietud por ha- cer, decir o averiguar lo que se desea, No comer el pan de balde. No recibir de gracia una cosa, sino por su fatiga y trabajo. No comer pan. Dicese de las cosas que pueden ser útiles y no hay daño en conservarlas, porque no ocasionan gasto alguno. No sólo de pan vive el hombre. Expresa que la vida humana no con- PAN siste sólo en satisfacer las necesidades físicas. No haber pan partido. Frase con que se da a entender la amistad y estrecha confianza que hay entre dos o más personas. No hay para pan, y compraremos musgo. Zahiere al que, careciendo de lo ne- cesario, gasta el dinero en cosas su- perfluas, No le comerán el pan las gallinas. Significa que uno llegará tarde al pa- raje a donde se encamina. No merece el pan que come. Dicese de la persona poco trabajado- ra o no idónea, para dar a entender que con su trabajo no gana el sueldo o sala- rio que percibe. No tanto pan como queso. Demuestra la proporción que debe guardarse en las cosas para hacer un reparto justo y debido, y también cuan- do se comparan unas con otras. No tenemos para pan, y lo gastamos todo en tafetán, Otros formulan la segunda proposición de esta manera: y compra- mos abanicos. Censura a los que, careciendo de me- dios suficientes para atender a lo ne- cesario, distraen en superfluidades lo poco de que pueden disponer. Nos comid el pan y nos cagó el morral. Contra los que pagan el beneficio re- cibido, no sólo con desagradecimiento, sino, lo que es todavía peor, causando algún perjuicio. Pan acabado saca de cuidado. Dícese cuando se quita uno de en- cima algún trabajo, compromiso, deu- da, etc., por haberlo llevado a feliz tér- mino. Pan a hartura, y vino a mesura. Aconseja que se coma todo el pan que se quiera, pero que en la bebida se sea parco. Pan ajeno, caro cuesta. Advierte que los beneficios que se reciben, además del empacho de la ne- cesidad, dejan a uno obligado a la co- rrespondencia. Pan ajeno, hastío quita. Todo lo que se recibe sin costar tra- bajo ni dinero es siempre bien admi- tido. O E € (7 O A A A e o, ty PAN Pan comido, compañía deshecha.—V. Comi- DA hecha, compañía deshecha. Pan cor pan, comida de tontos. Refrán que condena la unión de dos o más cosas que, por ser de índole se- mejante, forman conjunto insulso y mo- nótono. Pan de ayer, carne de hoy, y vino de anta- ño, traen al hombre sano. Para que estos comestibles y esta bebida sean saludables han de reunir estas condiciones, es decir, el pan sen- tado, la carne fresca y el vino añejo. Pan de Bamba, molletes de Zaratán, ajos de Curiel, queso de Peñafiel y de Serra- to la miel. Como ello mismo indica, son buenos los dichos géneros que proceden de semejantes lugares. Pan del vecino, quita el hastío, La naturaleza humana suele estimar en más lo ajeno que lo propio, aunque esto sea igual, cuando no mejor. Pan de mi alforja, como él no me falte, todo me sobra. Elogia la independencia de los que saben contentarse con lo necesario, cuando por buenos medios no pueden obtener lo superfluo. Pan de trigo y leña de encina y vino de parra, sustentan la casa. La buena alimentación, y lo que pu- diéramos llamar, a la moderna, el coz- fort, son los que ocasionan la felicidad material. Pan xegro y vino acedo, sostienen la casa en peso. Se dice así, porque cuando el pan y el vino son malos, hay poco gasto. Pan perdido, a casa vuelve. Úsase este refrán cuando se recupe- ra alguna cosa que se había prestado, y que, por lo tanto, no se esperaba vol- ver a ver. Pan for pan, vins por vino. Da a entender que uno ha dicho a otro una cosa llanamente, sin rodeos y con claridad. Pan por pan, y vino for pan. Axioma jocoso de los partidarios de Baco. Pan reciente y uvas, a las mozas pone mu- das, y a las viejas quita las arrugas. Del pan tierno se come más que del PAN duro, por ser más apetitoso, y la uva es la fruta que más partes alimenticias contiene; de ahí que uno y otro manjar comuniquen buen color al rostro de las jóvenes, y abulten el de las muje- res entradas en años.— Muda se llama- ba antiguamente a lo que hoy arrebol o colorete. Pan tierno, casa sin gobierno. La debilidad de carácter en el dueño de la casa hace que ésta marche desas- trosamente. Pan y callejuela. Modo de manifestar que se le deja a uno la acción o el paso libre, esto es, para que se vaya adonde quiera o haga lo que tenga por conveniente. Pan y palo. —V. Dar del van y del palo. Pan y pan con ello, y pan para comello, Quiere decir que una cosa es la mis- ma que otra, y no tiene nueva utilidad aunque se signifique como distinta. Pan y toros. Frase con que se simboliza el estado de un pueblo, a quien, dándole de co- mer y teniendo diversiones, no le pre- ocupa lo más mínimo los asuntos de la patria. — Recuerda aquel panem el cir- censes del tiempo de los romanos, que a tantas consideraciones se presta. Yo me abstengo de hacerlas: el discreto lector las hará por mí. Pan y vino andan camino, que no mozo garrido. Expresa que la buena alimentación y el buen vino dan más fuerza que la propia naturaleza del individuo. Pan y vino juega, que no camisa nueva. Indica que la alimentación es su- perior a la indumentaria para las per- sonas. Pan y vino, un año tuyo y otro de tu vecino. Denota la desigualdad de las cose- chas, aun en tierras poco distantes unas de otras. Parece que está mascando pan para pegar santos, Dícese de las personas que hablan entre dientes, de modo que no es fácil entender lo que dicen. Pasar con pan y cebolla, —NV. Contigo PAN y cebolla. Por mucho pan, nunca es mal año. El multiplicar las diligencias y me- — 196 — | | | f l | PAN dios para el logro de algún intento, siempre hace al caso, aunque parezca que están de sobra.—También se dice: Por mucho TRIGO, nunca es mal año. Que llueva, que no llueva, pan se coge es Orihuela, Porque gran parte de su tierra se negad. Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro. Enseña que el que hace beneficios a personas desconocidas, y con fin inte- resado, comúnmente los pierde. Quien haga aplicaciones, con su pan se lo: coma. Manera de expresar que lo que se satiriza o dice no va contra determina- da persona, sino contra la generalidad, dejando a salvo que, si alguno se cree aludido, no culpe al autor de la alusión. Es el final de la conocidísima fábula de Iriarte, El elefante y otros animales: «Y pues no vituperan señaladas personas, quien haga aplicaciones, con su pan se lo coma.» Quien más de pan de trigo busca, sin seso anda. Censura la ambición, aconsejando se conforme cada uno con lo que tenga. Repartirse alguna cosa como pan bendito. Frase con que se explica que alguna cosa se distribuye prontamente y en porciones pequeñas, con alusión al pan que se suele bendecir en la misa para repartirlo después entre los circuns- tantes. Ser alguna persona, o cosa, el pan nues- tro de cada día, Llegar a hacerse de necesidad abso- luta, o, aun cuando en sentido algo abu- sivo, hacerse molesto por la repetición de actos. Ser una cosa pan y miel. Ser muy buena y agradable. Ser alguna persona tan buena como el buen pan. Manera de encarecer la bondad de alguien. Ser como pan de diezmo, Dícese de aquellas cosas que son de distinta procedencia, y, por lo tanto, diferentes entre sí, PAN — 197 — Ser el pan cotidiano. Aplícase a todo aquello que se veri- fica con harta frecuencia o diariamente. Ser más bueno que el pan. Se aplica a toda persona que es su- mamente bondadosa. Ser pan agradecido. Dícese cuando se hace un favor a persona que se sabe que ha de mos- trarse digna de él. “Si quieres coger pan, ara por San Juan, Indica la fecha en que debe llevarse a cabo la expresada labor campestre, a fin de que el trigo dé sus frutos en buenas condiciones. Solo en el pan no vive el hombre, —N. No sólo de pan vive el hombre. Tan buen cuatrín de pan nos hacen allá como acá., Manifiesta la indiferencia en decidir- se por un lugar o por otro, pues lo mis- mo se está en ambos. Tan buen pan hacen aquí como en Francia. En cualquier parte del mundo donde se halle el hombre cuida la Divina Pro- videncia de su sustento; y también, que sj en alguna parte se encuentra una per- sona lista y de habilidad, no deja de ha- berlas igualmente en otras, por aquello de que Donde menos se piensa, salta la LIEBRE. (Véase.) Todas las cosas de comer se hallan bue- nas y provechosas cuando son comidas con pan. Recomienda el uso del pan con toda clase de manjares. Valer un pan por ciento, Tener más cuenta; resultar mejor; ser más conveniente. «Así que, ¡oh Sancho!, mudad de opi- nión, y cuando seáis gobernador, ocu- paos en la caza, y veréis cómo os vale un PAN por ciento.» (Quijote, parte Il, ca- pítulo XXXIV.) «No más refranes, Sancho, por un solo Dios — dijo D. Quijote —, que pa- rece que te vuelves al sicuź erat; habla a lo llano, a lo liso, a lo no intrincado, como muchas veces te he dicho, y ve- rás cómo te vale un PAN por ciento.» (Quijote, parte II, cap. LXXI.) Al enhornar se hacen los panes tuertos, o derechos. — V. Al enhornar se tuerce el PAN. PÁNICO. PÁNICO PANADERA. — Panadera ¿rades antes, aunque ahora traéis guantes. Reprende a los que se olvidan de sus humildes principios en viéndose en alta fortuna, y desprecian a sus iguales. PANARRA.-— Ser un panarra. Aplicase al hombre simple, menteca- to, dejado y flojo. — Dícese también del que come mucho pan, PANCHO. — En llenando el pancho, mas que sea de gazpacho. Cuando el estómago pide alimento, es preciso dárselo sin fijarse en la cali- dad, pues el hambre no se fija en deli- cadezas. PANDERETA.—7raer a alguno como una pandereta. Frase con que se explica que una persona trata a otra con poca consi- deración, haciéndole ir frecuentemente de acá para allá, a semejanza del que toca la pandera o pandereta cuando hace girar velozmente dicho instrumen- to sobre la punta de un dedo. Zurrarle a uno la pandereta. — V. Zu- rrarle a uno la BADANA. PANDERO. — Dejar tocar el pandero a quien sabe. —V, En buenas MANOS está el pandero. Estar, o ser, más alegre que un pandero. Aplícase a las personas de carácter risueño, que siempre están contentas. No todo es vero lo que suena el pandero. Enseña que no se crea ligeramente lo que se oye, especialmente al vulgo, que, por lo común, habla sin reflexión ni reparo. PANDULFO.-— 1/ás vale que digan : Agui huyó Pandulio, que no que digan: Agui murió el malogrado de Pandulífo. Máxima seguida por las personas pru- dentes con exceso. PANECILLO. — Es preciso comer muchos panecillos antes de hacer tal o cual cosa. Encarece el mucho tiempo que se ha de pasar hasta ver realizado lo que se indica. Apoderarse de alguno un pá- nico, o xz terror pánico. Sobrecogerle un miedo tan excesivo como infundado. El origen de esta frase viene del dios Pan, el cual aterró a sus adversarios PANTALÓN en distintas ocasiones, ya con su figura horrible, ya con un caracol que se en- contró cierta vez que iba huyendo de un enemigo que le perseguía, con el cual causó tan horrible estruendo, que el enemigo y cuantos le acompañaban se pusieron en precipitada espantosa fuga. Pero el mayor terror lo infundió alos galos capitaneados por Breno, va- liéndose de los medios susodichos; y de estos sucesos, y del espanto que ponía en las fieras cuando cazaba en el — 108 — e e e m e PPP o os monte Ménalo, provino la frase terror ! PÁNICO, que nació en Grecia, haciéndose extensiva después a todas las naciones. PANTALÓN. — Llevar los pantalones. Aplícase generalmente a las mujeres que, aprovechándose de la debilidad de sus maridos, ordenan, disponen y mandan más que el cabeza de familia. Tener los pantalones bien puestos, o bien apretados. Dícese del hombre valiente y enér- gico, que no se deja dominar ni aco- bardar fácilmente. PANTALLA. — Servir de pantalla. Aplícase a la persona que, a sabien- das, o inconscientemente, llama hacia sí la atención, en tanto que otra logra o hace secretamente una cosa, PANTERA.— Ponerse hecho una pantera. Enfurecerse en demasía. PANTOJA. — Es como la Pantoja, que, todo cuanto ve, se le antoja. Basado en el sonsonete. Se aplica a aquellas personas caprichosas que siempre están pidiendo todo lo que ven sus ojos. PANTORRILLA.-— Echar buenas pan- torrillas cox alguna cosa. Dícese irónicamente de todo aquello que no produce ganancia alguna. Tener pantorrillas de colegial. Ser canijo de piernas. Tener pantorrillas de jilguero. Tenerlas muy delgadas. Tener pantorrillas de mayorazgo : tan anchas por arriba como por abajo. Aplícase a los que tienen las piernas seguidas, sin forma de pantorrilla pro- piamente dicha. PANZA. — De la panza sale la danza. El que está bien alimentado no es extraño que esté contento. i | PAÑO Pertenecer uno a los de panza de burra, o de oveja. Haber cursado estudios mayores. Dí- jose así, porque antiguamente acostum- braban las Universidades extender el título del grado en una hoja de perga- mino, el cual solía ser sacado del cuero: de uno de aquellos animales, Ser un panza al trote. Aplícase a la persona que anda siem- pre comiendo a costa ajena, ò donde halla ocasión de entrarse, y que, por lo general, padece hambre y necesidad. Ser un panza en gloria. Dícese de la persona que es muy so- segada de suyo y que se preocupa poco de las cosas. PAÑAL. — Estar uno en pañales. Desconocer alguna cosa. Haberse criado en buenos pañales. Descender de familia noble y rica. Sacar de pañales a uno. Librarlo de la miseria; colocarlo en mejor posición. PAÑERO. — Rico como un pañero de Co- lonia. Los fabricantes de paños de Colonia tenían fama de ser los más hábiles de Alemania en la Edad Media, por lo que todos los países del orbe se surtían de sus manufacturas, rindiendo muchas ganancias el cultivo de semejante in- dustria. PAÑO.—Adoba tu paño, pasarás tu año.— V. Remienda tu sayo, y pasarás tu año. Al paño con el falo, y a la seda con la mano. Expresa que no se deben tratar las cosas finas lo mismo que las bastas. Con buen paño y buen sastre, se hace un buen traje. Cuando los medios son apropiados, es natural que las cosas se hagan bien. El buen paño en el arca se vende. La persona, o cosa, de reconocido mérito es buscada dondequiera que se halle, sin necesidad de tener que anun- ciar o pregonar su paradero. El que se viste de mal paño, dos veces se viste al año. Es ahorro comprar los géneros de mejor calidad, aunque sean más caros que los ordinarios, pues duran mucho más tiempo. PAÑUELO En el mejor paño cae la mancha. —V éase Siempre cae la mancua en el mejor paño, o en el paño más fino. Estar al paño. Hallarse a la expectativa, sin inter- venir en un asunto hasta ser llegado el momento oportuno. Haber paño que cortar. Haber materia abundante de que dis- poner. — Tener que hablar mucho de un asunto, particularmente si se presta a la crítica. No por mucho paño se corta mejor un ves- tido. El mérito de las obras está en las manos del artífice, y no en la abundan- cia del material. — 199 — Paño ancho y mozo fiel, hacen rico al mer- cader. Porque en ambos tiene sus ganancias: en el primero, por lo que puede sisar, y en el segundo, porque no le roba a él. Quedarse al paño. Mostrarse neutral en una cuestión hasta ver cómo se resuelve. Quien tunde el paño, guita la cresta al gallo. El que sabe imponerse en el sitio en que otro imperaba, acaba por dominar a todos. Remienda tu paño, o tu sayo, y pasarás tu año. Recomienda la economía y cuidado que se debe tener en las cosas de uso propio para que duren más. Ser el paño de lágrimas de alguno. Consolarlo, o remediarlo, en sus aflic- ciones. Tender el paño del púlpito. Ponerse a hablar larga, difusa y doc- toralmente. Paños lucen en palacio, que no hijosdalgo, Muchas veces se hace más aprecio de las personas por el traje y pompa exterior que por la calidad y las bue- nas dotes de que se hallan adornadas. PAÑUELO. — Sonarse con el pañuelo de cinco picos, O puntas, Equivale a utilizar los dedos para esa poco limpia operación. PAPA.— Si quieres ser papa, estámpalo en la testa. Con porfía y constancia llega uno a salirse con su empeño, v- —»--- .. A DN PAGS PA A TG a e PAPAGAYO. PAPEL PAPA.— Ser una cosa papa fna. Ser exquisita en su clase. De tres veces papas no te escapas. Cuando se come en las ventas de Ga- licia, pues suelen usar mucho las pata- tas o papas en la comida, Hablar más que un papa- gayo.— V. Hablar más que una URRACA, PAPAMOSCAS.-— Estar hecho un papa- moscas.—V. Estar hecho 171 PAPANATAS. PAPANATAS.-— Estar hecho un papa- natas. Estar con la boca abierta, como los bobos. PAPEL.— A papel sabido, no hay mal có- mico. Todo lo que se domina se desempe- ña bien. A veces conviene hacer el papel de tonto. La prudencia dicta en no pocas oca- siones de la vida, que se haga uno el desentendido, a fin de evitar los males que pudieran sobrevenir de no hacer- lo así. El papel, que se rompa él. Aconseja no apresurarse a inutilizar cartas u otros escritos que pueden te- ner alguna importancia en el porvenir. El papel todo lo aguanta, o no tiene ver- güenza, o no tiene empacho. Expresa que por escrito puede de- cirse todo lo que se quiera, por deni- grante que sea, toda vez que el papel no ha de sonrojarse ni sufrir las conse- cuencias de lo que en él se haya es- tampado con la pluma. El papel y la mujer, hasta el culo se le ha de ver. El papel escrito, para enterarse bien de su contenido, leyéndolo de cabo a rabo, y la mujer, para cerciorarse de si es O no aseada. En el papel más blanco cae una mancha.— V. Siempre cae la MANCHA en el mejor paño, o en el paño más fino. Hacer uno su papel. Cumplir con su cargo, o ser necesa- rio para una cosa. ¿Le llevaste el papel a D. Rodrigo? — El mismo que llevé traigo conmigo. Del que se vuelve sin haber evacua- do la comisión a que había ido. Manchar papel. Escribir cosas inútiles o desprecia- PAPELETA bles. También se dice embarrar o em- badurnar. Papel vendido, papel perdido; papel guardado, papel ganado. Alude al papel del Estado. Quedarse más blanco que el papel, o gue la pared. Palidecer repentinamente a conse- cuencia de algún susto, o de cualquie- ra otra impresión que se reciba. Ser uno papel forete. En el Perú, ser soltero. Ser una cosa papel mojado. No servir para nada; no tener efica- cia alguna; no resolver una cuestión, sirviendo sólo como paliativos, Ser uno papel guemado. En el Perú, ser casado. Sin moler, dice el papel. Se emplea cuando se va a cortar un pliego de papel.—Véase la explicación dada al refrán A la MUJER y al papel, sin temer, en su segunda parte. —Empléase también para quitarnos de encima al que nos está molestando. Todo lo aguanta el papel. no tiene empacho. Mojársele a uno los papeles. Fracasar en un propósito. Tener uno buenos papeles. Poseer instrumentos legales y certi- ficaciones que prueban su nobleza o su mérito. — Tener razón en aquello sobre que se disputa. Todo eso no es más que papeles moja- dos. — V. Ser una cosa PAPEL mojado. Traer uno los papeles mojados. Ser falsas o sin fundamento las noti- cias que dice. PAPELETA.—Chafarle a uno la pape- leta. Desmentirle, desconcertarle, antici- parse a hacer lo que otro había pensa- do; interrumpir la negociación de un asunto cualquiera, etc. PAPILLA. — Dar papilla a alguno. Engañarle con cautela o astucia. Echar uno hasta la papilla que mamo. Vomitar copiosamente. Hacerlo a uno, o una cosa, papilla. Triturarlo, pulverizarlo. La primera papilla nunca se digiere. Manifiesta lo costoso que es a algu- nos el poder asimilarse las primeras V. La CARTA = A e PARAÍSO lecciones que se reciben de una ciencia o arte. PAPISTA. — Ser más papista que el papa. —V, Querer ser más CATÓLICO que el papa. - PAPO.— Búlleme el papo por decir algo. Dícese de aquellas personas tan ha- bladoras, que están deseando interve- nir en una conversación, aunque no sea más que para decir tonterías. Estar en papo de buitre alguna cosa. Explica que alguien ha caído en po- der de quien seguramente no le solta- rá de la mano, o será muy difícil reco- brar su libertad. Hablar de papo. Hacerlo con presunción y vanidad, dándose tono. ° Hablar papo a papo. Hablar cara a cara, o decir a otro en su rostro con desenfado lo que se ofre- ce. — Dicha locución expresa bien la acción osada del audaz, que adelanta el cuerpo y la garganta para hablar con otro. Quien no tiene papo, no es guapo. Recomienda a las personas gruesas, como equivalente a estar bien alimen- tadas, y, por ende, hallarse en buena posición, ser rico, que es a la belleza a que aquí, solapadamente, se refiere. Una en papo y otra en saco. Nota al que no se contenta con lo que le dan y pide más, y quiere llevar más para otra ocasión; alude al con- vidado poco político que ejecuta esto mismo con lo que se sirve de comida. PAR. — A la par es negar, y tarde, dar. Enseña cuánto desmerece la dádiva con la tardanza en llevarla a cabo. A pares, como los frailes. Dícese de todo aquello que se ve pareado, con alusión a que los frailes, cuando salían antiguamente a la calle, iban siempre de dos en dos. | PARAÍSO. — Z? paraíso de un autor es componer; su purgatorio, retocar el ori- ginal, y su infierno, corregir las pruebas de imprenta. Frase tan ingeniosa como verdadera atribuída a M. Antoine Godeau, obispo de Vence (Francia), y autor de varias obras (siglo xvi), entre las que figura una paráfrasis del Salterio de David en PARAPANDA verso francés, la cual no carece de mé- rito. PARAPANDA. — Cuando la Parapan- da tiene montera, llueve aunque Dios no quiera, Dase el nombre de Parapanda a una porción de la Sierra Nevada, hacia la parte Norte, en la provincia de Gra- nada. PARCA. — La Parca con ¿igual pie mide los edificios altos y las chozas humildes. Expresa que ante la muerte todos somos iguales. PARCHE. — Ponerse el parche antes que salga el grano.— V. Curarse en SALUD. Pegar un parche a uno. Engañarle, sacándole dinero u otra cosa, pidiéndoselo prestado o de otro modo, con ánimo de no volvérselo. PARDA.—//ontó la parda sobre la rucia. Frase proverbial con que se da a en- tender que alguna persona o cosa infe- rior ha prevalecido sobre otra superior o antepuéstose a ella. PARDAL.—A todo pardal viejo no lo to- man en todas redes. Expresa lo difícil que es engañar a las personas que, por su edad, tienen experiencia de la vida. A dos pardales en una espiga, nunca hay liga. No es dable que exista buena armo- nía entre dos o más personas que se disputan unos mismos intereses. PARECER.-—A menudo, el parecer del ma- yor número es el parecer más erróneo, Como las apariencias engañan, indu- cen éstas a llevar el error a la mayoría. Arrimarse al parecer de uno. Seguir su dictamen o adherirse a él, Casarse uno con su parecer. — V. Casar- Se UNO CON Sid OPINIÓN. Dice, después de beber, cada cual su pa- recer. El sujeto que se excede en la bebi- da, se expone a revelar su secreto. Parece gue se cae y se agarra. Expresión que se aplica al que hace su negocio con disimulo. Por el bien parecer siquiera. Da a entender que uno obra por aten- ción y respeto a lo que pueden decir o juzgar de él, y no según su propia in- clinación o genio. = Ao AÁ TED O a a a e e ti PARÉNTESIS Quien no parece, perece. Entre muchos que tienen interés en una cosa, por lo general sale perjudica- do aquel que no se halla presente. PARED. — Como si se le dijera a, o como si se hablara con, la pared de enfrente. Aplícase a los que no hacen caso de lo que se les está diciendo. Dejar a uno, o quedarse uno, pegado a la pared. Aturrullado; sin saber lo que con- testar. lTasta la pared de enfrente. Modo familiar de ponderar alguna circunstancia o cualidad; y así, se dice: Niega ese hecho, es desconfiado, etc., hasta la PARED de enfrente. Ni tras pared ni tras seto digas tu se- creto. En los textos antiguos se repite la negación, escribiendo zo digas, — Ense- ňa el cuidado que se debe tener de no hablar cosas reservadas en aquellos lu- - gares en que fácilmente pueden ser oí- das por personas extrañas. Pared banca, pared de necios, Porque como lo blanco se ensucia con facilidad, requiere su conservación más cuidados y más gastos. Darse contra, o por, las paredes. Apurarse y fatigarse sin acertar con lo que se desea. — Estar muy desespe- rado. Las paredes oyen. Aconseja tener muy en cuenta dónde y a quién se dice una cosa que impor- ta que esté secreta, por el riesgo que puede haber de que se publique o sepa. Las paredes żienen oídos. —N. Las PARE- DES Oyen. Tan tieso mea, que hasta las paredes agu- jerea. Dícese de las personas de carácter enérgico. PARENTESCO.—Parentesco gue, o Lo que, empieza con cu, tomatelo tt. Refiérese a los cuñados y cuñadas, que, en lo general, no suelen llevarse muy bien con los matrimonios, siem- pre que no traten de vivir a costa de éstos, como en muchos casos sucede. PARÉNTESIS.— £xtre paréntesis. Frase que se emplea para indicar que en la conversación se suspende PARIAS ésta para interponer una especie ajena a lo que se estaba diciendo, o para ha- cer una aclaración. PARIAS.-— Dar, o rendir, parias a uno. Someterse a él; prestarle obsequio, considerándose como inferior al agasa- jado. PARIDA. — Parida sudada, parida sal- vada. Indica la conveniencia de que rom- pa a sudar la que acaba de pasar por el duro y comprometido trance de dar a luz. PARIENTE.—Pariente de rico, busca qué comas. —WV. A son de parientes, busca qué meriendes, Pariente que no luce, pedrada que lo des- menuce. Los individuos de la familia que no honran a ésta, así como los que no ha- cen nada por sus allegados, pudiendo, no es extraño que no se les desee un buen fin. 9 Ser uno pariente del cuervo, que anda de cras en cras. Dícese de aquellas personas que todo lo dejan por hacer difiriéndolo para ma- ñana, que es lo que significa el adver- bio latino cras. Ser uno pariente del marqués de la Pes- taña. Ser aficionado a curiosear, y también se dice Meter por el ojo. (Véase.) A los parientes, siempre enseñarles los dientes, Porque validos de la confianza que da la afinidad, suelen abusar si no se les tiene a raya desde un principio. De los parientes y el sol, cuanto más lejos, mejor. kl Los parientes, sobre todo si no son ricos, suelen molestar más de lo con- veniente. No tener uno más parientes que sus dientes, Ser extremadamente egoísta. Parientes de mis parientes, mis pa- rientes son. — V. Los AMIGOS de mis AMIGOS, ?2ÍS AMIGOS $072. Parientes, las muelas y los dientes. Enseña, aunque de manera algo egoís- ta, que primero debe uno mirar por sí, que es lo que le interesa, antes que por los demás, por mucho que sea el grado | PARTE de parentesco que tengan.—V. Primero son MİS DIENTES QUe mis parientes, Parientes y trastos viejos, pocos y lejos. Los primeros, por lo general, no sue- len servir para nada, y los segundos, tampoco; de aquí que unos y otros es- torben. PARIR.— Z/ parir, alucia, y el criar, arru- ga. — V. El PARIR, hermosece, y el criar, envejece. El parir, hermosece, y el criar, envejece. La maternidad da robustez y belleza a la mujer; pero la madre que cría a sus pechos a los hijos, sobre todo si son muchos, se estropea pronto. O parir o reventar, Indica que en los casos apurados es preciso tomar una determinación rápi- da, para evitar mayores males. Poner a uno a parir. Ponerlo en grave apuro. PAROS.-— Portarse como los de Paros. Violar los Tratados. PARRA.-— Parra que nace en abril, poco vino da al barril. La uva tardía no presagia buena ven- dimia. Subirse uno a la parra. — V. Montar en CÓLERA. PARRANDA.-— Jr de parranda. De diversión; de juerga. PARTE.—A cada parte hay tres leguas de mal camino. Indica que para conseguir todas las cosas es preciso llevarse malos ratos, siendo inútil pensar que se pueden al- canzar sin molestia. ¡A la parte, para mí solo! Dicho en que prorrumpen los mu- chachos cuando se echan a buscar por el suelo algo que se ha perdido. Echar a mala parte. Entender desfavorablemente o atri- buir a mal fin las acciones ajenas. — Interpretar o usar una palabra o frase en concepto desfavorable como con- traria a la razón, a la justicia, a la ur- banidad o la decencia. El que reparte toma la mejor parte. El que hace particiones, procura siempre quedarse con el mejor lote. Entrarse por alguna parte como por su casa. — V. Entrarse como TRASQUILADO por iglesia, PARTE Irse por alguna parte como por viña ven- dimiada.—WV. Entrarse como TRASQUILA- DO for iglesia. Vo ser parte de la oración. Estar uno enteramente excluído de una dependencia, o no venir una cosa al propósito de lo que se va tratando. No tener parte zi arte.—V. No ser, o no tener, ARTE ni parte en alguna cosa. Quien da parte de sus cohechos, de sus tuertos hace derechos. Refrán que denota que el que regala o soborna, suele lograr sus pretensio- nes, aunque no sean justas. Quien desparte, lleva la peor parte. Advierte a los mediadores la pru- dencia con que deben obrar. Saber de buena parte una cosa. — V. Sa- ber de buena TINTA Una COSA, Salva sea la parte. Úsase familiarmente cuando uno se- ñala en su mismo cuerpo la parte en que aconteció a otra persona lo que se está refiriendo. Todo es parte de la oración. Dícese de aquello que, por su im- portancia relativa, contribuye a formar parte integrante de determinada tota- lidad, por cuyo motivo no debe ser desechado. Alude a las palabras consi- deradas gramaticalmente como partes de la oración o elementos constitutivos del discurso. A partes contentas, no hay juez querelloso. Cuando las personas a quienes había de molestar alguna cosa no se quejan de ella, es inútil que se preocupen los demás. En todas partes cuecen habas, y en mi casa, a calderadas. Advierte que las flaquezas huma - nas no son exclusivas de ningún paí: o lugar. En todas partes tiene cada semana su mar- tes. —V. En todas PARTES cuecen habas, Es mal juzgar sin oír las partes. — V éa- se Para sentenciar un PLEITO hay que oir ambas partes, Nunca segundas partes fueron buenas. El repetir lo que otro ha hecho ya no tiene mérito. Por todas partes se va a Roma.—V. Mu- chos CAMINOS, O todos los CAMINOS, van a mi casa. — 203 — PARTIR PARTEPÁN. — Partepán xo entra en el cielo. Dicho jocoso dirigido a los encarga- dos de hacer algún reparto, por aque- llo de que «Aquel que parte y reparte, si en el partir tiene tino, siempre lleva de contino para sí la mayor parte.» PARTIDA.— Comerse, o jamarse, u olerse,. o tragarse, uno la partida. Dar por seguro la realización de una cosa (por lo regular desfavorable), fun- dándose para ello en antecedentes que- así lo hacen sospechar. Jamar es vocablo del dialecto gita- no, que significa comer, y cuya compo- sición estriba en la transposición, aun- que incompleta, de las letras que for- man el verbo italiano mangiare. Hacer una cosa for partida doble. Ejecutarla dos veces. Irse comiendo, o jamando, o tragando, uno la partida. Irse enganchando las faldas en los talones y despidiéndolas sucesivamen- te al andar las mujeres, o la sotana los clérigos, por causa de llevar algo estre- chas dichas prendas. — Dícese también a este propósito: /rse comiendo, etc., el ARROZ, Partida de Tesalia.—V . PARTIDA Serrana. Partida serrana. Ejecutar un acto traicionero. — Com- portarse de manera injusta y desleal. Andar uno las siete partidas. Andar mucho y por muchas partes. PARTID ARIO.-— Ser uno partidario del doctor Sangredo. Ser aficionado a la evacuación más o menos frecuente de sangre por medio de la lanceta. Alude a ese personaje que figura en la novela Gi? Blas de Sanli- llana, como tipo de los muchos médi- cos que había en España en el siglo xvii, aferrados al sistema erróneo de que la sangría viene a ser una especie de pa- nacea o sánalotodo. PARTIDO. — Darse uno a partido. Ceder de su empeño u opinión. PARTIR. — A? gue no parte, partirlo. Expresa la poca consideración que se debe guardar con aquél que no re- PARTO parte con otro lo que ha adquirido, yendo o debiendo ir a medias. PARTO. — ¡Bendito sea el parto, que tan feliz fué! Exclamación usada para demostrar el asombro que produce en uno el ver u oír algo raro o extraordinario, sobre todo si es disparatado. Parto /argo, hija al cabo. — V. Tras de TARDE, parir hija, Poner a uno al parto. A PARIR. Ser una cosa el parto de los montes. Se aplica a cualquier resultado fútil y ridículo cuando se estaba en espec- tativa de uno grande y considerable, según los proyectos y antecedentes que obraban para esperarlo así. Alude a la fábula en que se refiere, que, hallándo- se cierto día un monte con dolores de parto, lo que vino a dar a luz, después de mil alaridos y estremecimientos, fué un ratoncillo. Tarda más que el parto de la burra. Aplícase a las personas que emplean mucho tienpo en hacer una cosa. Venir una cosa con parto derecho, Presentarse favorablemente para su ejecución o desenlace. Venir el parto revesado. No presentarse las cosas tan favora- bles para nuestros designios cual de- seáramos. PARVA. — En no saliéndose de la parva, todo es trillar, Da a entender que todo discurso es bueno mientras no se aparte del asun- to que se había propuesto el orador. Estierca y escarda, y cogerás buena parva. Cuando se ponen los medios conve- nientes, fácilmente se logra el fin de- seado. No hay parva sin granzas. No hay persona, o cosa, por excelen- te que sea, que no tenga alguna falta. Salirse uno de la parva. Apartarse del intento o del asunto. PASA. — El gue no pasa por la calle de la Pasa, no se casa. Dícese en Madrid, aludiendo a que la Vicaría eclesiástica tiene sus oficinas en dicha calle, y, por lo tanto, a ellas hay que acudir para entablar las actua- ciones matrimoniales. V. Poner a uno | PASAR Esta calle — dice Capmany — «se de- nominó de la Pasa por la costumbre que allí se estableció de repartir dia- riamente a los pobres un puñado de pasas de limosna, por una puerta pe- queña que había a espaldas del palacio arzobispal, en tiempos del serenísimo señor infante cardenal D. Luis Anto- nio Jaime...» El cardenal Borbón re- nunció la mitra toledana y el estado eclesiástico en el año de 1754 para ca- sarse poco después. Parecer una pasa. Se aplica a la persona anciana cuyo cutis está muy arrugado, como sucede a la uva después de seca. |! PASADA.— Jugar una mala pasada. Portarse mal con una persona; ha- cerle una jugarreta. PASAPORTE.—Darle a uno pasaporte. Despedirle; privarle del cargo que desempeñaba. Darle a uno pasaporte para el otro barrio. Matarle; quitarle la vida en cualquier forma que sea. PASAR. — Agui me veas bien pasar, que allá no me verás mal penar. Refrán impío, con el cual se da a en- tender lo poco que nos importa el go- zar o no de la gloria eterna, con tal de vivir a gusto en el mundo. Aquí no ha pasado zada, Signifícase la solución favorable que se da a alguna cuestión ruidosa, contra lo que se debía esperar por tal concep- to, aludiendo a lo que se verifica fre- cuentemente entre matones, cuyas pen- dencias suelen terminar por quedar amigos. Así es que, cuando, por ejem- plo, después de haberse cometido gra- ves tropelías, comúnmente en las altas esferas sociales, y amenazádose con que los tribunales de Justicia cumpli- rán con su deber, resultan absueltos los culpables, cuando no premiados y con- decorados por añadidura, se suele de- cir que Aquí no ha PasaDO nada, El parto de los montes, Aquí toda es gente honrada, mas mi capa no parece y La telaraña suelta el rato, y la mosca apaña, son comedias que, por desgra- cia, vienen representándose en nuestro suelo de algunos años a la fecha con PASATIEMPO más frecuencia de lo que fuera de de- sear. Es preciso pasar por lo que nadie puede excusar.—W. Lo que Se usa, no se excusa. Lo pasado, pasado. Expresión con que se pretende que se olviden o perdonen los motivos de queja o enojo, como si no los hubiera habido. Lo pasado, sea pasado.—V. Lo PASADO, PASADO. Lo que pasó no sirvió, — V. Lo PASADO, PASADO. No me veas mal pasar, que no me verás pe- lear. — V. Aquí me veas bien PASAR, que allá no me verás mal penar. Pasó pudiste, vino querrás; entonces no quisiste, ahora no podrás. Exhorta aaprovecharla ocasión cuan- do se ofrece, porque no siempre que se la busca se la encuentra. Por donde pasa, moja. Dícese de la bebida, en general de los vinos, para ‘excusar el que no sean éstos de primera calidad. Tan malo, o tanto, es pasarse como no llegar. Recomienda el término medio para todo, sin usar exageraciones. Ya pasó solía, y vino tan buen tiempo, que se dice: «pesa, y paga». —WV. Cada TIEMPO tiene sus costumbres. Volver a lo pasado, como el perro a lo bosado, Indica que siempre se torna a lo an- tiguo, como ley histórica, PASATIEMPO.— Vo hay pasatiempos que valgan, si son con daño de tercero. Todo lo que puede causar perjuicio a Otro no debe considerarse como di- versión. PASCUA.-—¿Cuándo no es Pascua? Expresión usada cuando se ve u oye una cosa, generalmente enojosa, que se repite con mucha frecuencia. De Pascua a San Andrés, tres semanas y días tres. Refrán que expresa los días que van desde el del santo apóstol de ese nom- bre (30 de noviembre) hasta la Pascua de Navidad (25 de diciembre). En lloviendo la Pascua, llueve Carnesto- lendas y Semana Santa. Preocupación popular, sin base algu- PASEANTE na, pero que no deja de realizarse en ocasiones, por caer las tres festivida- des citadas en estaciones similares. Estar uno como una pascua, o hecho unas. pascuas. Estar alegre y regocijado. Hacer pascua. Empezar a comer carne en la Cua-- resma. Hacer Pascua antes de Ramos. Adelantarse, imprudentemente, en la- ejecución de una cosa, por no haber- llegado ésta a alcanzar su punto de sa- zón O madurez. Hacerle a uno Za pascua. Fastidiarle, molestarle o causarle al- gún daño o perjuicio. Mala pascua le dé Dios. Imprecación usada contra la persona por quien sentimos enemistad. Mala pascua me dé Dios, y sea la prime- ra que viniere, Fórmula de juramento empleada para aseverar algo. Más alegre que una pascua de flores. — V, Estar uno como una PASCUA. Pascua de antruejo, pascua bora: cuan- to sobra a mi señora, tanto dona. Pas- cua de flores, pascua mala: cuanto so- bra a mi señora, tanto guarda. Contra los que sólo dan las cosas. cuando no les pueden servir. Pascua marzal, hambre o mortandad, o Pascua marzal, mucho bien o mucho mal, o Pascua por marzal, hambre o mortandad. Cuando la Pascua cae en el mes de marzo, anuncia una de las cosas indi- cadas, al decir del vulgo. Si en Pascua mucho llueve, póngase el la- brador alegre. La abundancia de lluvia en la cita- da fecha es muy provechosa para los campos. De Pascuas a Ramos. — V. De TARDE €zz TARDE, Estar como unas pascuas. Hallarse muy contento, alegre y pla- centero. PASCUALA.-— Tal para cual, Pascuala con Pascual. —V, Ta para cual. PASEANTE.-—Ser uno paseante ez corte. No tener ocupación alguna; andar va- gando, ser un azotacalles. PASEO PASEO.—£char, o enviar, o mandar a pa- sear, O a paseo, a uno. No hacer uno caso de lo que otro dice o pretende, tratándolo con des- precio, o despidiéndolo con malos modos. Paseo ex verano, del codo a la mano. Aconseja que no sean muy largos los paseos que se emprenden en dicha es- tación, porque el sudor excesivo des- gasta las fuerzas vitales. PASIÓN.—Con pasión no hay quien tenga seso, Cuando el ánimo se halla embargado por un afecto, sea de la clase que sea, no es fácil conseguir que la razón obre sensatamente. Pasión ro quita conocimiento. Frase proverbial que suele emplear- se cuando se confiesan los defectos o faltas de alguna persona querida. Solo se vence la pasión amorosa con huir- la.—V. Ausencias causan olvido. El que sabe reprimir sus pasiones, evita muchas desazones. Los excesos pasionales suelen oca- sionar no pequeños disgustos al que no tiene fuerzas para vencerlos. PASMAROTE. — Parecer, o ser, un pas- marote. Equivale a ser tonto, quedándose parado en un sitio. PASO.—A este paso, el día, o la vida, es un soplo. Se reprende al que gasta sin reparo ni moderación. Dícese también, en sen- tido irónico, cuando se dilata mucho el fin o la realización de lo que se desea ver acabado o conseguido. Al mal paso, darse prisa. En las situaciones difíciles convie- ne emplear la mayor diligencia posible para salir de ellas cuanto antes. Dícese también: Æ mal camino, andarlo pronto. «¿Y cuándo se determina la boda? — Luego que csté ajustada la de usía. — Pues será breve. —Sí, hermano; al mal paso darse prisa; porque estar enamorada y soltera, es la fatiga mayor, y cada momento pierdo diez años de vida.» (González del Castillo, Los Cadalleros desairados.) — 206 — D PASO Andar a paso de tortuga, o Andar más despacio que una tortuga, o Ser más pesa- do que una tortuga, Andar con suma lentitud. Cada paso es un gazapo, o un tropiezo, Alude a las repetidas faltas que uno comete en el desempeño de su cargo. Dar un paso más sobre uno, o una cosa. Aumentar algo sobre lo anterior- mente hecho o dicho. — V. Echarle la PATA a uno. De paso, «ne alargo. Dícese jocosamente por los que sa- liendo a la calle a hacer una diligencia, prolongan su salida más de lo conve- niente, so pretexto de evacuar otra u otras que, según dicen, no se hallan distantes del punto primordial a que se dirigen. El primer paso es el que cuesta. La mayor dificultad de las cosas es- triba en principiarlas, Hacer el paso de la Cruz. Dar una caída. Hacer el paso de la Oración del Huerto, Estar rendido por el sueño, como ocurrió a los apóstoles al acompañar a Jesús al Huerto de las Olivas. No hay paso perdido si se da con buena in- tención. Lo que se hace de buena fe suele obtener su recompensa. No salir uno de su paso. No variar de la costumbre que tiene establecida en su modo de obrar, o no cejar en el plan que se ha trazado y propuesto seguir, Por el paso en que estoy, O en que me hallo. Frase, a modo de juramento, con que asegura uno ser verdad lo que dice, poniendo por testigo el trance apurado en que se encuentra. Úsase más fre- cuentemente con relación a la hora de la muerte, como ocasión la más propi- cia para no disfrazar la verdad. Sacar de su paso a uno. Hacerle obrar fuera de su costumbre u orden regular. Salir uno del paso. Quitarse de encima el compromiso o apuro que le aqueja. ¡ Vaya un paso! — Y pasaba Judas. Se dice cuando entre dos o más per- PASTA sonas se representa una escena que se presta al ridículo. Después de comer, dormir; tras de cenar, pasos mil. —V. La comba, reposada, y la cena, paseada, Trabajar y no comer son pasos de la muerte, Denota que para que el cuerpo pue- da resistir el trabajo, es necesario que reciba la suficiente alimentación. A a e r PASTA. — Ser de buena pasta, o estar he- cho de pasta de almendra. Se aplica a la persona de condición afable, bondadosa y pacífica, así como a la que es quejumbrosa o nimiamente delicada.—También se dice algunas ve- ces de las cosas que tienen poca con- sistencia. PASTEL. — Descubrirse el pastel, Hacerse pública y manifiesta una cosa que se procura ocultar o disimu- lar con cautela. Los pasteles del Patriarca. Este refrán proviene de que el beato Juan de Rivera, obispo de Badajoz, ar- zobispo de Valencia, virrey y capitán PATA El pastor dormido, y el ganado en el trigo. El que tiene a su cargo alguna cosa no debe descuidarla. Es pastor muy descuidado el que no siente el lobo en su ganado.—V . El PASTOR dor- mido, y el ganado en el trigo. Heriré al pastor, y se descarriarán las ovejas. — V. Destruyamos el Nipo para que no vuelvan los pájaros. Si el pastor se duerme, la ovejilla se pierde. El descuidar las obligaciones es cau- sa, a veces, de muchos males. Riñen los pastores, y se descubren los quesos. Cuando dos personas regañan salen a relucir todas las faltas que estaban encubiertas, | PATA. — A la pata la llana, o A la pata i | j general de la misma, y patriarca de An- ; tioquía, cuando veía que algún pobre menestral tenía alguna enfermedad, o que, afanándose en su oficio, no podía salir de mucha pobreza, mandaba ha- cer un pastel, y colocando dentro la cantidad de dinero que juzgaba sufi- ciente para sacar de apuros al artesa- no, se lo enviaba, y esto mismo lo re- petía, si creía necesario, varias veces, como sucedió con un carpintero y con un zapatero. PASTELERO. — Pastelero, a tus paste- les.—V. ZAPATERO, a tus zapatos. PASTILLA. — Gastar uno pastillas de boca. Hablar melifluamente y ofrecer mu- cho, cumpliendo poco o nada. PASTOR. — Aballa pastor, las espaldas al sol. Las espaldas entiende del ganado ovejuno, que es flaco de cabeza, y em- péceles el sol si les da en la cabeza, como escriben los autores de Re rustica. El buen pastor da la vida por sus ovejas. Las personas de buen corazón se in- teresan por sus subordinados, sacrifi- cándose por ellos. llana, o A pata llana. Lisa y llanamente, sin etiquetas, ce- remonias ni cumplimientos. Atarle la pata al diablo. Evitar que se cometa una mala ac- ción. Buena pata y buena oreja es señal de bue- na bestia. El poseer pies y orejas grandes sue- le ser señal de asemejarse a las caba- llerías; así, por lo menos, lo da a enten- der burlescamente este refrán. Echarle la pata a uno. Aventajarle, excederle, sobrepujarle, serle superior en algo. Como quiera que esta fórmula es har- to familiar, en el estilo serio se subro- ga por la de Dar un paso más. (Véase.) Enseñar uno la, o su, pata. — V. Descu- brir, o enseñar, uno la OREJA. Más duro, o más tieso, que la pata de Pe- rico. Se aplica a todo objeto que se halla en gran tensión. Parece aludir a la pier- na de palo que por estar cojo llevara alguno que se llamara Pedro o Perico, de donde se formó dicho proverbio. Meter la pata hasta el corvejón, o hasta el cuadril. Cometer una grave imprudencia o decir o hacer una cosa muy inconve- niente. Meter uno la pata. Decir o hacer algún despropósito o inconveniencia. Meter la parta es frase ofensiva para PATADA — 208 — los hijos de Sestrica (Aragón), y tanto, | que no se les podría dirigir mayor in- sulto. Proviene esto de que, en el re- ferido pueblo, hacen correr a las caba- llerías el día de San Antón alrededor de la imagen de este santo abad, empe- ñándose los que las guían en que me- tan una pata por debajo de las andas. Pata es la traviesa. Denota compensación; como si se di- jera: Váyase lo uno por lo otro. Sacar la pata. — V. Descubrir, o enseñar la OREJA. Salir con una pata de gallo. — V. Meter uno /a PATA. Tener buena o mala pata. Equivale a tener buena o mala suerte. | Dar patas arriba, con alguna cosa. Tirarla, volcarla. Echar las patas por alto. Equivale a decir o hacer inconve- niencias sin pararse en barras. Lo mismo peca el que la mata, que el que la tiene por las patas. Refrán que, aludiendo en lo material a la gallina, equivale metafóricamente hablando, a aquel otro que dice: AL- CAHUETES y funos, todos son unos, o Ha- CIENTES y consencientes, pena por igual. Parecer patas de mosca. — V. Parecer Es- CARABAJOS. Patas de perdiz, Persona que trae medias coloradas, . especialmente si es mujer. Tener uno patas de alambre. Tener muy delgadas y flojas las pier- nas. Dícese de las personas y de los animales, y, por extensión, de los ob- jetos que se sostienen sobre tres o cuatro pies, como un velador, mesa, etc. PATADA.—Patada de burro no llega al | cielo. —WV, Resuzyos de burro no llegan al cielo. Patada de yegua no mata caballo. —N. La coz de la yegua no hace mal al potro, | Darle a uno, alguna persona o cosa, zres patadas en la boca del estómago. Causarle repugnancia o aversión; ser- le de todo punto antipática. Encontrarse, o haber, algo a patadas. Existir en gran abundancia. PATARATA. —; Quién por comer no se mata? — Lo demás es patarata. Expresa que lo único verdadera- PATO mente sólido y por lo que todos se afa- nan, es por lograr la comida. No andar con pataratas. No hacer tonterías; no perder el tiempo inútilmente. PATENA.-— Ser, o estar, limpio como una patena, o Más limpio que una pa- tena. Dícese de todo aquello que está muy limpio y reluciente, como lo queda la patena en el acto de la celebración de la misa, después que el sacerdote la ha restregado prolijamente con las yemas de los dedos pulgar e índice, a fin de que no quede en ella la más mínima partícula consagrada. PATENTE.—Extenderle a uno la patente de bruto, o tonto, etc. Declararlo tal, PATERNÓSTER. — Decir el paternós- ter hasta el DA NOBIS HODIE. Hacer una cosa con mira interesada. PATETA.-— Llevárselo a uno Pateta. Estar muy desesperado; llevárselo el demonio. No hiciera, o no dijera, más Pateta, o Pa- tillas. Manera de ponderar la gravedad de alguna acción, o expresión, aludiendo al demonio, a quien en lenguaje familiar se le suele llamar por estos dos nom- bres. PATILLA.- Patilla y cruzado, y vuelta a empezar. Reprende la repetición de actos in- útiles. Levantar a uno de patillas. Exasperarle, hacer que pierda la pa- ciencia. PATITA.—Poner a uno de patitas en la calle, Despedirlo; echarlo fuera de casa. PATO.—£! pato y el lechón, del cuchillo al asador. Por lo pronto que se corrompe la carne de estos animales, deben ser puestos a asar acto continuo de habér- seles dado muerte. Estar uno hecho un pato, o un pato de agua. Muy sudado, o mojado. Pagar el pato. Llevar alguno el castigo que merece otro. — Pagar, ser, o servir de, el pato de la boda. Ser la víctima de algún asunto. Pato, ganso y ansarón, tres cosas suenan, y una son. Reprende a los que usan de muchas palabras para decir una misma cosa. Salga pato o gallareta. —V.SaLca lo que saliere. PATOCHAD A. — Salir con, o decir, una patochada. Disparate, dicho necio o grosero, propio de patanes. PATRIA. —;Aun hay patria, Veremundo! Exclamación en que se suele pro- rrumpir al ver el denuedo provocativo de alguno, especialmente si es impul- sado aquél por pujos patrioteros. Está la patria oprimida. Estar falto de dinero, no contar con recursos para aquello de que se trata. ¡La patria..., que la parta un rayo! Cuando se echa en cara a más de cuatro individuos, y aun de ocho, per- tenecientes a ese inmenso enjambre que come del presupuesto de la nación, el ningún interés que se toman por el bienestar de la patria, suelen prorrum- pir en tan desahogada cuanto bastarda contestación. ¡Siempre hubo en el mun- do hijos ingratos y descastados! Para patria y pezuña, Cataluña. Refrán que denota lo muy común que es el que las mujeres catalanas tengan los pechos y los pies muy abultados y grandes, respectivamente. ¡Viva la Patrial, Menacho. Refrán histórico con que se da a en- tender que está uno dispuesto a llevar adelante su resolución o empeño a todo trance. El célebre general gaditano D. Rafael Menacho, defensor de Badajoz contra las tropas francesas en la guerra de la Independencia, dió esa respuesta por escrito a la intimación que le hicieran los sitiadores de que les entregara la plaza de su digno mando, muriendo en su heroica defensa, atravesado el cos- tado por una bala de metralla, el 4 de marzo de 1811, a la florida edad de cua- renta y cuatro años. PATRIARCA.-— Como un patriarca. Dícese del que lleva una vida cómo- da, desahogada o regalada, PATOCHADA — 209 — e e e PP o o o e A R e e — A A A A AAA AAA A AA A A A PP e e a e PATRÓN Dormir como un patriarca, Dormir uno descansada y regalada- mente. Tener, o llevar, la vida de un patriarca. Se dice de la persona que, exenta de inquietudes, goza de aquellas comodi- dades y descanso, que, según cuenta la historia, llevaban los primitivos vi- vientes. Tan envidiables antecedentes no podían menos de dar por resultado la longevidad; y así del que vive mu- chos años se dice también que tiene la vida, o que cuenta los años, de un pA- TRIARCA. PATRIMONIO.—Vo hay patrimonio 2 censo que se pueda comparar con la salud del cuerpo. La salud corporal es el don más in- apreciable. PATRIOTISMO.—£/ patriotismo nace en la cabeza, vive en la lengua y muere en el estómago, Denota que la generalidad de los po- líticos, con muy cortas excepciones, lo que buscan al pretender subir al po- der no es la salvación del país, sino su conveniencia propia. PATRÓN.— Donde hay patrón no manda marinero. El inferior no puede revocar o alte- rar las órdenes o disposiciones dicta- das por el superior. El buen patrón hace buen soldado, y el buen soldado, buen patrón. Según es el comportamiento de los superiores, así suele ser el de los su- bordinados y viceversa, Parecerse al patrón Araña. Dícese por los que exhortan a otros a hacer aquello mismo de que ellos huyen. Según e! testimonio de personas fide- dignas, cuando a principios del último tercio del siglo xvur se enviaba a las Américas gente de nuestro país, con el fin de combatir a los insurrectos de aquel suelo, existía en una de las ciu- dades de nuestro litoral un capitán de buque llamado Arana (nombre que el vulgo hubo de transformar luego festi- vamente en Araña), del cual se cuenta que, después de reclutar individuos con el precitado objeto, nunca más volvió a emprender viaje alguno allende los ma- 14 PATRONA res. Por eso se suele agregar al refrán: embarca, embarca, y el se queda en tierra. PATRONA.—¡4A cualquier cosa llaman las patronas chocolate! Empléase cuando se alaba una cosa indebidamente, aplicándole cualidades o méritos que no tiene. PAULAR.—Six paular zi maular.—Véa- se Sin decir OSTE ni moste. PAUSA.—A pausas, como sangría. Con interrupción, a intervalos, como sucede con la sangre que brota de la vena herida por la lanceta. PAVA.—Pelar la pava. Estar en continuada conversación dos amantes. Refiérese el origen de dicha locución de las dos siguientes maneras: Cuéntase que habiendo sido sorpren- dida una moza de servicio con un galán de su clase, en postura no muy ejem- plar entre la cancela y el zaguán de su casa, interrogados en que se ocupaban, contestaron que pelaban los dos la PAVA; y verdaderamente la pelaban. Es decir, que bajo pretexto de pelar o desplu- mar la pava, se entretenían mientras tanto charlando. La otra versión es como sigue: En un lugar servía a una ama ancia- na y achacosa una criada joven y lista; ambas se tenían cariño, pero la criada tenía, además, novio, el cual rondaba cierto día las rejas de la casa a la hora convenida del anochecer. Á la sazón había el ama ordenado a la criada que matase y pelase una pava, para solem- nizar la fiesta del día siguiente, que era de las en que repican gordo, La mu- chacha, por su conveniencia, fuese a pelar la víctima a la reja que daba a una desierta calle; y allí acudió el solí- cito rondador, Entre los dos, para no perder tiempo, trabóse al punto ani- mada conversación, interminable según costumbre, y a la vez iban pelando a cuatro manos al difunto y aún caliente animal. — Anda, ayúdame — decía la mucha- cha cn voz baja. — Con mucho gusto — respondía el zagal; pero sin darse gran prisa, para que el coloquio durara el más tiempo posible. = A = + A e A a e PAVO El ama gritaba en tanto: ¡Muchacha! ¿No vienes? La criada respondía: ¡Ya voy, señora!; que estoy pelando la PAVA. Volvía a impacientarse la primera, y exclamaba: ¡Muchacha! ¿Qué haces: Y contestaba la segunda sin moverse de la reja: ¡Estoy pelando la pava! Y de aquí viene esta chistosa frase tan popular en España, aplicada a los festejos de los novios por los balcones o ventanas. Andallo, pavas. Significa el gusto y complacencia en lo que se ve o se oye, y también, por ironía, sirve para reprenderlo cuando es reparable. PAVANA.-— Entrada, o salida, de pa- vana. Manera de hablar familiarmente con que se moteja a alguno que viene con gran seriedad y misterio a decir o pro- poner alguna cosa fútil o impertinente, con alusión al modo grave, serio y pau- sado de romper el antiguo baile espa- ñol llamado pavarna, el cual era una es- pecie de minué. Sacando de deducción en deducción se puede asegurar que la voz pavana se deriva de pavo, por la gravedad y aplomo que ostenta este animal al andar, especialmente cuando abre la cola en forma de abanico; y como quiera que ni de este aparato ni de aquella danza resulte utilidad algu- na inmediata, de ahí seguramente el origen de esta locución. PAVÉS. —Cubríos de un pavés, y de voces no curéls. Indica que teniendo un buen protec” tor, no hay que preocuparse de lo que puedan decir de uno. PAVESA.-—Estar uno hecho una pavesa. Se dice en estilo familiar de la perso- na que se halla sumamente extenuada, débil y consumida. Ser uno una pavesa. Ser muy dócil y apacible, PAVÍA.—Echar for las de Pavia.—V éase Echar por la TREMENDA. Echarlo todo por lo de Pavía. Meter ruído y confusión. PAVO.—A/ábate pavo, que mañana te ma- tan, o te pelan. Satiriza a aquellas personas que, sin poseer méritos de ninguna clase, se en- PAVÓN vanecen de haber hecho o dicho alguna | cosa notable. | Comer pavo. Locución figurada y familiar con que se da a entender que una persona, es- pecialmente del sexo femenino, no sale a bailar por falta de pareja. De «toma un pavo» a «daca un pavo», van dos pavos. Aquello que se toma en lugar de darlo es una ventaja doble a favor de quien la experimenta: una, por lo que no da, y otra, por lo que recibe. — Dí- cese también: De toma un PÁJARO, etc. El pavo ha de ser cebado con harina y con salvado. | Enseña la alimentación que se debe dar a este animal para que su carne re- ; sulte más agradable. Ponerse más colorado que un pavo. Subirse la sangre al rostro de algu- no, por vergúenza, temor, esfuerzos físicos, etc. | Ser más pesado que un pavo. | Tener mucha sosería o cachaza, o | ambas cualidades, propias del animali- | to citado. Atájame esos pavos. — V. Adóbame esos CANDILES. i PAVÓN. — Más hinchado que un pavón. Dícese de la persona grave, orgullo- sa y de andar mesurado. PAVONADA.-— Darse uno una pavo- nada. Ir a recrearse o divertirse. PAYASO. — Hacer el payaso, o parecer un payaso. Ser el hazmerreír de los demás; echár- selas de gracioso. PAYO.— Miedo ha Payo, que reza. En las tribulaciones, aun los más in- devotos imploran el auxilio divino. PAZ.—¡A la paz de Dios! | Frase con que se despide uno de otro | o de una conversación. Andar la paz por el coro, o por el corro. Haber riñas y desazones en una co- munidad o familia. Aquí paz, y después gloria. Modo de dar a entender que ya se ha terminado lo que se estaba contando. Con paz sea dicho. Con beneplácito y permiso, o sin ofensa. A — PAZ Dar la paz a uno. Darle un abrazo o darle a besar una imagen en señal de paz y fraternidad, como se hace en las misas solemnes. Dejar en paz a uno. No inquietarle o molestarle. Descansar en paz. Morir y salvarse; conseguir la bien- aventuranza. Piadosamente se dice de todos los que mueren en la religión católica. En la paz y en la guerra, al que matan, muerto se queda. Es una perogrullada cuya explicación huelga. En paz ven has. Con vista y consentimiento. En paz y jugando, se suele ir pasando, Indica que habiendo unión y concor- dia, por poco que uno se ingenie, pue- de ganarse la vida. Estar en paz. Dícese por la igualdad en las cuentas cuando se paga enteramente el alcance o deuda, Goza en paz tu poco, mientras busca más el loco. Enseña a conformarse con lo que se posee, siempre que baste para vivir, sin ambicionar más. Haber una paz octaviana. Dícese de toda gran quietud, tran- quilidad y sosiego, a semejanza de aquella de que disfrutaba el Universo cuando se realizó la Encarnación del Hijo de Dios, imperando en Roma Oc- tavio Augusto. Hayamos paz y moriremos viejos. La guerra es sepultura de la gente joven. Ir en paz, o con la paz de Dios. Frase con que cortesanamente des- pide uno al que estaba en su compañía o conversación. La paz de judas.—V. El Beso, o el ósculo, de Judas. Meter, o poner, paz. Mediar o interponerse entre los que riñen o contienden, procurando apaci- ciguarlos y ponerlos en razón. No dar paz a la mano. No cesar en aquello que se ha em- prendido, trabajar sin descanso en ello. Así dijo Fr, Luis de León en su mag- PE nífica oda que lleva por título Profecía del Tajo: «Acude, acorre, vuela, traspasa el alta sierra, ocupa el llano, no perdones la espuela, no des vaz a la mano, menea fulminante cl hierro insano.» ¡Paz sea en esta casa! Expresión con que se saluda gene- ralmente cuando se entra en una casa. Paz y paciencia y muerte con penitencia. Regla de conducta para vivir y mo- rir bien. Paz y pan. Significa que estas dos cosas son la causa y fundamento principal de la quietud pública. Poner en paz a dos o más personas. Mediar en una contienda, haciendo que sean amigos los que no lo eran a causa de la disputa. Quien desea la paz, apareje la guerra. Porque ejercitándose en el manejo de las armas durante el tiempo de paz, si llegara a declararle la guerra el enemi- go, se encontraría bien preparado para hacerle frente y no dejarse vencer. Sacar a paz y a salvo a uno. Librarle de todo peligro o riesgo. Si quieres vivir en paz, ni prestes dinero ni entres en hermandad. Ambas cosas suelen acarrear disgus- tos: la primera, porque no siempre lo devuelven, y la segunda porque suelen querer mangonear todos y empiezan las rencillas, molestias, etc, Venir uno de paz. Venir sin ánimo de reñir, cuando se temía lo contrario. PE.— Contarlo todo de pe a pa. Enteramente, desde el principio al fin. PEANA.— Por la peana se adora, o besa, al santo, Denota que uno hace la corte u ob- sequía a una persona por ganarse la vo- luntad de otra que tiene con ella ínti- ma relación o dependencia, PECADO.—A gran pecado, gran miseri- cordia. Denota que mientras mayor es la falta, mayor benevolencia ha de em- piear el encargado de su castigo. Re- cuérdese la parábola del Hijo pró- digo. — pla = | PECADO A pecado nuevo, penitencia nueva. Las faltas deben juzgarse por sepa- rado, sin hacer cuenta de las cometi- das anteriormente. Acuúsele su pecado. Manera de negarse a juzgar ni acusar al que cometió un delito. Allá se lo haya cada uno con su pecado.— V. Acúsele su PECADO. Castíguele su pecado. — V. Acúsele su: PECADO, Confieso mi pecado. Manera de declararse reo de alguna falta, cometida, por lo general, inad- vertidamente. Dejar de comer por haber comido, no es pecado. Trátase con esta frase de convencer a una persona a que coma con nosotros, cuando se niega a hacerlo alegando que: no lo ha hecho todavía y se quitará las. ganas. Digase el pecado, pero el pecador no. — V. Di tu Razón, y no señales autor. El pecado de la lenteja. —V. Ser una cosa PECCATA minuta. El pecado del plebeyo es pecado; el del señor, escándalo, Porque de la clase elevada es de don-- de se suele tomar ejemplo, al paso que de la baja nadie hace caso. El pecado hace forado, Los defectos inveterados son difíci- les de desarraigar, o bien, todo mal proceder deja siempre rastro en la per- sona de su autor. ¡El pecado sea sordo! Es tanto como desear que no se nos. tome en cuenta lo que acabamos de hacer o decir. El que esté sin pecado, arroje, o tire, la primera piedra. Modo de retar a una colectividad a que muestre algún individuo de su seno que no se halle comprendido en las. acusaciones que se les dirigen a todos ellos en general, como convencido el acusador de que no habrá siquiera uno, entre tantos, que se atreva a dar la cara.. Es alusión a las palabras que dirigió Jesús a los judíos que querían apedrear a aquella mujer de que habla San Juan en su Evangelio (VIII, 5) por haber sido. convicta de adulterio, PECADO in el pecado lleva la penitencia. Dícese de aquel que ejecuta algún acto que seguramente ha de refluir en perjuicio suyo. Estar en pecado. Estar mal o sumamente desazonado con un sujeto o especie. Estar hecho en pecado. Significa el mal éxito de una cosa, O el efecto contrario a lo que se pre- tendía. ¡Mal pecado! Especie de interjección con que se d7 explica la desgracia, el pesar o el dis- gusto. Ninguno vive sin pecado. Porque siendo débil la naturaleza humana, forzosamente ha de incurrir en él. No hay pecado sin pena, ni bien sin ga- laraón, Todo acto humano recibe su recom- pensa en proporción al mérito con- traído. No se perdona el pecado, sí no se restitu- ye lo quitado. Contra los amigos de lo ajeno. Pagar uno su pecado. Explica que uno padeció la pena co- rrespondiente a una mala acción, aun- que por la dilación parecía estar olvi- dada. Pecado callado, medio perdonado. El no divulgar una falta hace que, los que la conocen, se olviden pronto de ella. Pecado oculto, medio perdonado.— V . PE- caDO callado, medio perdonado. Pecado reparado está casi perdonado. El que, después de haber cometi. do una falta, la subsana de una mane- ra conveniente y satisfactoria, merece ser tratado con consideración e indul- gencia. Un pecado /lama a otro pecado. El que pisa la senda del mal no se detiene hasta aglomerar falta sobre falta. De los padres los pecados, sacan hijos corcovados. -- V. Por los peEcaDos de los padres, los hijos andan corcovados. .. de mis pecados. Significa un afecto particular acerca del sujeto o cosa de que se habla, — 213 — PECADO Los pecados viejos hechos en mocedad, nacen y rebotan de recio a la vejedad. Todas las faltas cometidas en la ju- ventud se purgan en la vejez, Los pecados y las deudas, siempre son más de lo que se piensa, Porque nunca se quiere uno conven- cer de que los comete. Por los pecados de los padres, los hijos andan corcovados. Aunque ni moral ni legalmente sean los hijos responsables de las faltas co- metidas por sus progenitores, siempre sufren aquéllos las consecuencias, sin comerlo ni beberlo. Por malos, o negros, de mis (o tus, O SUS, O nuestros, o vuestros) pecados. Significa el motivo o causa de haber sucedido mal una cosa, dando a enten- der que es castigo de ellos, imputándolo a la persona que indica el pronombre. Por pecados del pueblo hace Dios reinar al malvado, Es dicho de Job, cap. XXXIV, ver- sículo 30, con que da a entender que Dios manda a los pueblos de vez en cuando gobernantes tiránicos, rapaces, crueles e infames, para castigo de sus culpas. De ahí se puede deducir en sana lógica la verdad que entraña aquel otro refrán que dice: Cada país tiene el gobierno que se merece. Siempre han de cargar con todos los peca- dos ajenos el diablo, la fortuna y la Prensa. En efecto; el que comete una indis- creción no lo achaca a su torpeza o falta de previsión, sino que dice: Quiso el diablo, o mi mala suerte, que...; y si se trata de algún gazapatón impreso: ÆZ cajista ha cometido esta errata. Uno de los pecados que más a Dios ofen- de es la ingratitud, Porque la gratitud es, quizá, la virtud más rara que existe en el mundo. Vi pecados ajenos, pero en comparación de los míos son menos. Este refrán debe ser invención de algún santo, porque en lo humano sue- le decirse todo lo contrario, toda vez que nuestros pecados los solemos con- siderar como leves faltas, al paso que los del prójimo nos parecen siempre crímenes horrendos. PECADOR PECADOR.-—A la enmienda, pecador. Dícese a aquel que ha cometido una ligera falta, con objeto de que no la vuelva a cometer. Al pecador, como viniere. Indica que se debe tratar a las per- sonas según se presentan. ¡Pecador, o pecadora, de mi! Interjección con que se explica la extrañeza o sentimiento en lo que se ejecuta, se ve, se oye o sucede, PECADORA. — Pecadora de Sancha, quería beber y no tiene blanca. Demuestra lo sensible que es no poder satisfacer cada uno sus capri- chos y vicios, por falta de medios para ello. PECAR.-— Agui, que no peco. Denota familiarmente que una per- sona ejecuta alguna cosa con todo des- ahogo y libertad. Nipeca, nimerece.—V. Ni PENA, ni gloria: Quien inocentemente peca, inocentemente se condena, — V. IGNORANCIA no quita pe- cado. PECCATA. — Ser una cosa peccata zzi- nuta. Dícese de aquellas cosas que no tie- nen, o, por lo menos, no les damos im- portancia alguna. PECE. — ZZ pece, para quien lo merece. Indica que el premio se debe dar al que hizo el mérito. El pece y el cochino, la vida en el agua, y la muerte en el vino. Expresa la conveniencia de beber vino sobre la pesca y el magro. PÉCORA.-— Ser buena, o mala, pécora. Ser una persona astuta, taimada y viciosa, y con más frecuencia siendo mujer. PECOSA.-— Pecosa, y zo de viruelas, dí- selo burlando, tomarlo ha de veras. Contra las mujeres disolutas, o, cuan- do menos, livianas, que suelen dar más importancia que en la que sí tiene al dicho bromista o chancero que les di- rige un hombre. — Al hacer aquí el re- frán la salvedad de que la pecosa a que alude no lo es por causa de la enferme- dad variolosa, se deja entender que jue- ga del vocablo por pecadora. PECHO.— Abrir su pecho. —V. Descubrir uno S4 PECHO a otro. — SÓ PECHO A lo hecho, pecho. Expresión con la cual se da a enten- der que no hay más remedio que con- formarse con lo que ya ha sucedido. Al pecho descuidado deja el amor pos- trado. Los que más indiferentes parecen ser a las flechas de Cupido, suelen ser los que más pronto se rinden a ellas. Cuando el pecho está lleno de hiel, no pue- de la boca escupir miel. No debe esperarse de una persona que está triste o enojada frases alegres o cariñosas. Descubrir uno su pecho a otro. Hacer entera confianza de él, o co- municarle lo más secreto del corazón. Echar pecho ancho. —V. Tenga usted PE- cmo y criará espalda. El pecho enamorado, en el dar se echa de ver. Los enamorados no suelen ser ta- caños. Fiar el pecho. Abrir uno su pecho. Meterse entre pecho y espalda. En el estómago. Comer, generalmen- te, mucho. No caber a uno una cosa en el pecho. Declararla, descubrir lo que no era necesario decir. No pudrirse alguna cosa en el pecho. No dejar de decirla. No quedarse uno con nada en el pecho.— V. Vo quedarse con nada en el CUERPO. ¡Pecho al agual Dícese para animar a emprender con resolución u Oosadamente una cosa de mucho peligro o dificultad. Pecho por el suelo, o por tierra. Humildemente, con mucha sumisión. Secarse el pecho. Tomar un pedazo de pan seco des- pués de la comida, práctica muy común entre la gente del pueblo. Su pecho parece un retablo, Aplícase al individuo que ostenta en su pecho multitud de cruces y conde- coraciones, aludiendo a los altares de cuyo retablo cuelgan los milagros, pre- sentallas o exvotos. Tenga usted pecho y criard espalda, Modo de exhortar a uno a que tenga calma o paciencia y ánimo esforzado PEDAZO para poder conllevar los padecimientos o contradicciones que le salgan al paso. Echarse a pechos.—V. lMleterse entre PE- CHO y espalda. Pechos de mujer, fruta de locos: míranta muchos, y gózanta pocos. El mirar lo que no ha de ser para uno es una verdadera tontería. Tomar a pechos una cosa. Tomarla con empeño, interés, afán y vehemencia; hacer de ella grande asunto. «Carlo Magno tomo muy a PECHOS in- troducirlo (el canto métrico de los him- nos) en todas las iglesias de su Impe- rio.» (Don Lazarillo Vizcardi, 1, 251.) PEDAZO. — Como quien se come un peda- ZO de pan. Hacer algo con suma facilidad y pres- teza, Caerse a pedazos. Andar tan desairado, que parece que se va cayendo. — Estar muy cansado de un trabajo corporal. — Ser muy bona- chón y no tener malicia. — Estar domi- nado por el sueño. Hacerse uno pedazos. Romper el vestido. — V. Hacerse AÑICOS. PEDIDO. — En todos tus pedidos, o en todas tus peticiones, echa por largo. — V. Penir sobrado, por salir con lo me- diado. PEDIR. — A la que mucho pide, se la des- pide. Recomienda que no se aguante a las mujeres que abusan con sus peticiones. A mucho pedir, poco ofrecer. A solicitudes exageradas se debe co- rresponder con escasos ofrecimientos. Cuando pidas, echa por largo. Como el conceder cuesta mucho per lo general, siempre es conveniente pe- dir más de lo que se desea, con el fin de que, descontando la rebaja, se que- de la concesión en lo que uno quería. El que va pidiendo, no va corriendo. Indica que el que solicita alguna cosa, tiene que esperar. Lo que hay es que, la mayor parte de las veces, se espera tanton. Entre pedir y pagar, no debes dudar. Máxima de los malos pagadores, y sablistas, por añadidura. PEDIR Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió. Porque tanto unos como otros sue- len ensoberbecerse, por no querer re- cordar sus orígenes o por vengar inju- rias pasadas, aunque la víctima no sea la que se las infirió. No haber más que pedir, o Vo podérsele pedir más, o nada, a una cosa. Ser cabal y perfecta en todas sus par- tes; no dejar nada que desear, por estar primorosamente acabada. Enseñaba un día cierto avaro su re- trato a varias personas, y, elogiando todos el parecido, así como la escuela del artista, exclamó él entusiasmado: «No se le puede PEDIR nada,» «De segu- ro— replicó pronta y chuscamente uno de los circunstantes — ; porque 20 había de darlo.» No pidas de grado lo que puedes tomar por fuerza. Frase muy propia para los con- quistadores, pero no para los que ten- gan algún conocimiento del derecho de gentes. Nunca pidas a quien tiene, sino a quien sabes que bien te quiere. La dispensa de favores, o el alivio de las necesidades, pende más común- mente de la simpatía hacia el solici- tante, que no de la posibilidad por par- te del solicitado. Pedir, fara comer, y pagar, para pedir, La primera es la única petición dis- culpable, y la segunda es máxima de buen gobierno. Quien me pide, me despide. No se debe exagerar la confianza con las personas, por mucha que se tenga; pues exigirles algo es ponerles en el compromiso de hacerlo, si pueden, y si no, de retirarse del trato. Quien mucho pide y mucho bebe, a sí se daña y a otros hiede. No hay cosa que más moleste que los individuos pedigiieños;, no hay que hablar del efecto que producen los bo- rrachos a los que no lo son. Quien pide, zo escoge. Harto tiene que agradecer el peticio- nario si se le concede algo. Pedir sobrado, por salir con lo mediado. Expresa que, para conseguir algo, PEDO suele convenir pedir mucho.—V. Cuan- do pioas, echa por largo. PEDO. — Tras del pedo viene la mierda. Las ventosidades suelen anunciar la necesidad de desalojar el vientre. «1 ninguno le huelen mal sus pedos, ni sus hijos le parecen feos. La naturaleza humana es tal que, en su amor propio, encuentra hermo- so todo lo que le pertenece, aunque tenga más defectos que se pueda uno imaginar. — Algunos dicen al final de este refrán, y sólo por respetar el con- sonante, fedos por feos. PEDRADA.-Pedrada contada, nunca ganada. La jactancia en las cosas, regular- mente arguye que no son ciertas ni seguras. Venir como pedrada en ojo de boticario, Se aplica ordinariamente por antífra- sis cuando se consigue o adquicre una cosa que es muy conveniente. Se le atri- buyen dos orígenes: 1.2 Algunas farmacopeas antiguas tenían en su portada o frente una vi- ñeta con una mano abierta, y en cada dedo un ojo, como para indicar con este emblema, no tan sólo la exactitud y delicadeza con que se han de prepa- rar los medicamentos, sino que tam- bién necesita el boticario ser un Argos para cumplir bien con su deber, y, por tanto, al herirle con la piedra el ojo, tiene que sentirlo, tanto por el dolor que el golpe le ha de producir, cuanto porque se le aminoran sus facultades para el ejercicio de una profesión que tantos ojos, según el emblema, nece- sita. 2. Antiguamente había en las boti- cas un pequeño estante, de forma ova- lada, llamado cordialera, vulgarmente ojo del boticario, y en el que se custo- diaban los medicamentos de más valor, por lo cual el boticario era lo que tenía en más estima, según se colige de la expresión de San Mateo : Ub; cnim the- saurus vester est, ibi cor vestrum. Por lo tanto, ya se puede comprender el cui- dado que tendrían aquellos venerables galenos y qué agradable les sería que algún díscolo muchacho hiciera blanco con una piedra en aquel su adorado ojo. — 216 — | | | | I i | | | | | | =. m "n_n. PEDRO Echarle a uno las pedradas. Echarle la culpa; hacer recaer sobre él la responsabilidad. Tr las pedradas a alguno. Hacerle cargar con la culpa de lo que no ha hecho. PEDRO. — Acertádole ha Pedro a la co- gujada, que el rabo lleva tuerto, Manera de reprender irónicamente a aquellos que se jactan de lo que no han hecho. Algo, o mucho, va de Pedro a Pedro. Se demuestra la diferencia que va de un sujeto a otro. Bien está, o se está, San Pedro en Roma. Dícese contra cualquier mudanza que se propone a uno, si él juzga que no es de su conveniencia respecto del estado en que se halla. Casaron a Pedro con Marihuela; si ruin es él, ruin es ella —N. Ser TAL para cual. Casó Pedro y casó mal, con tres tierras de mertal, Aconseja que aquel que tome estado de matrimonio, proceda con madura re- flexión, y no se apresure a elegir novia por que ésta tenga algunos intereses, que suelen ser de poca importancia. ¡Cuánto va de Pedro a Pedro! Entre dos sujetos, casi siempre de igual categoría, pero de opuesta con- ducta, se suele establecer esta compa- ración. Enalbarda, Pedro, que a la puente te es- pero. Fórmula de amenaza, o con la que se asegura que no quedará sin realización aquello que se ha prometido. Entrarse, o colarse, como Pedro por su casa. Conducirse uno con tanta familiari- dad y franqueza en una casa extraña como podría hacerlo en la suya propia. Mejor es Pedro que su amo. Suele emplearse irónicamente en el sentido que expresa el refrán Tan bue- no es PEDRO como su compañero. Mucho os quiero, Pedro; nzo os digo lo medio. Reprende la afectada ponderación del cariño cuando se pretende, o cuando las obras no corresponden. Para unirme a Pedro, es fuerza conocerlo. No mediando un previo conocimien- PEDRO to, es absurdo juzgar de la persona ala- bada. Pedro de Urdemalas, o todo el monte o nada. Enseña que la fuerza del genio no se contiene por la razón, ni se contenta con medianías en lo que hace. Pedro, ¿fuiste a Palacio? Pues por eso negaste a Cristo. Manera de dar a entender que entre cortesanos no suele reinar otra cosa que dolo y falsía. — Es dicho que se atribuye a un predicador aragonés. Pedro, ¿por qué atiza? — Por gozar de la ceniza, Modo de demostrar lo mucho que suele influir en las acciones humanas el vil interés. Pedro, por ti, poco medro.— Menos medra- rás, si yo puedo. Enseña cuán difícil es contener los progresos de la envidia y de la ven- ganza. Pícame, Pedro, que picarte quiero. Reprende y procura contener a los que riñen y contienden tenazmente, sin querer ceder ninguno. — Aplícase tam- bién al que con ademanes y palabras incita a Otro a disputar. Por cierto, Pedro, nunca venís sino cuando meo, y hallaisme siempre arremangada, Dícese de las personas que se pre- sentan siempre inoportunamente. Por más que mi Pedro quiera guardarme, como yo no quiera, no será fácil. No valen cuidados con las mujeres cuando ellas no quieren conservarse incólumes. Quien debe a Pedro y paga a Andrés, que pague otra vez, El que hace lo que no debe es justo que pague las consecuencias. Ser un Pedro Recio. Aplícase al médico mandón e imper- tinente, con alusión al doctor Pedro Recio de Agúero, que se propuso po- ner a prueba la paciencia del pobre de Sancho Panza, matándolo de hambre. Tal para cual, Pedro para Juan, —Véa- se Tan bueno es Pebro como su compa- fero. Tan bueno es Pedro como su compañero. Denota que entre dos, o más, deter- minados sujetos u objetos, no cabe dis- — 217 — PEGAR tinción o preferencia, a causa de valer igualmente poca cosa todos ellos. — Tanto motivo hay para desconfiar entre dos personas, lo mismo de la una que de la otra. Tanto va de Pedro a Pedro. to va de Pepro a PeEpro! Ya es viejo Pedro para cabrero. Denota ser poco a propósito para el estudio o para el trabajo la persona ya muy entrada en años. ' PEGA. — Dame pega sin mancha, darte he | moza sin tacha. | Enseña lo difícil que es encontrar mujer que no tenga algún defecto. Saber uno a la pega. Imitar y seguir las malas costumbres y resabios de su mala educación o de i su trato con malas compañías. Ser... de pega. Aparentar una persona, o cosa, lo que en realidad no es; y así: Pubre de PEGA el que, teniendo con qué vivir, se disfraza de mendigo para pedir limos- | na; caramelo de peGa el que, cubierto | con un baño de azúcar, está confeccio- nado con acíbar u otra materia amarga, V.¡Cudn- | pudiendo multiplicarse los ejemplos hasta el infinito. | Ser uno de la pega. | Pertenecer a cuadrilla de gente vi- | ciosa y estragada. Tanto pica la pega en la raíz del torvisco, | hasta que quebrante el pico. Recomienda que no se lleven las co- sas tan al extremo. | Quien anda a tomar pegas, unas toma blancas y otras negras, No siempre se consigue cumplida- mente aquello que se pretende o desea. PEGADILLO. — Pegadillo «de ma! de madre. Hombre pesado en la conversación, molesto y entremetido. PEGAR. — ¡Otra fe pego! Locución interjectiva con la que tra- tamos de expresar la molestia que nos | causa la repetición de un acto. Pega, pero escucha. Dase a entender con esta frase lo poco que nos importa el castigo, con tal de que el superior a quien nos diri- gimos se entere de las quejas que le presentamos. PEINAR Pegue o zo pegue. Es decir, venga o no venga a cuento, por tratarse de cosa ajena a lo que se está tratando. Pegue o 20 pegue, allá te la encajo. Dícese del que se obstina en hacer o decir cuanto se le antoja, aunque sea inoportunamente. PEINAR.— Vo peinarse una mujer para uno. No ser para el hombre que la solicita. Ya voy, que me estoy peinando. Expresión burlona con la que se da a entender que no se quiere hacer aque- llo que nos dicen. PEINE. — Estar, o ser, uno buen peine.— V. Ser buena rúa. Hacer, o suceder, etc., alguna cosa a sobre peine. Ligera o superficialmente. Peinar sin peine. Empléase jocosamente en el sentido de arañar. Peine encorvado, cabello enhebrado. Una vez dispuestos los medios opor- tunos para hacer una cosa, tiene ésta que salir bien hecha. Pisar el peine. Incurrir, caer, venir a dar en aquello mismo que antes se criticaba o rehu- saba. — Es locución propia de Vene- zuela, donde llaman /rampa-jaula a una especie de armadijo para cazar pájaros, y cuyo artificio consiste en una espe- cie de eine que, pisado por el pájaro, lo deja preso. Ya pareció el peine. Expresión que se emplea cuando es descubierto el presunto autor de una fechoría. PEINETA. — Ser como peinetas. Aplícase a las uñas redondeadas a manera de las peinas o peinetas que usan las mujeres. o rana, a la capacña. Indica lo poco que nos importa dis- tinguir los medios con tal de conseguir el fin. PELADO. — Bailar uno el pelado. En el Compendio de las principales re- glas del baile, traducido del francés por Antonio Cairon, etc. (Madrid, Repu- llés, 1820), se lee lo siguiente, pág. 127: «PELA. — Antiguamente en Galicia en — 218 — | | l | J | | | | | PELELE las procesiones del Corpus, salía un muchacho ricamente adornado sobre los hombros de un hombre, el cual iba bailando delante de la procesión, y lla- maban bailar la pela; de donde ha di- manado, sin duda, aquel antiguo ada- gio: Estoy bailando el PELADO, aludiendo, probablemente, a que el que bailaba el pelado o la pela era ordinariamente un pobre mandadero que se buscaba a este fin.» PELAFUSTÁN.-— Ser un pelafustán. Aplícase a la persona holgazana, per- dida. y pobretona. — En el mismo sen- tido se emplean las frases Ser un PELA- GALLOS, O 2 PELAGATOS. PELAGALLOS.— Ser un pelagallos. — V. Ser un PELAFUSTÁN. PELAGATOS. — Jer un pelagatos. Aplícase al hombre que no tiene ofi- cio ni beneficio, y carece, por tanto, de dinero. | PELAR. — Baila, o canta, o come, etc., que se las pela. Denota la vehemencia, actividad o efi- cacia con que se desea o ejecuta aque- llo de que se trata. — Pelárselas alude a las barbas. Más vale estar pelada que no amortajada, De entre dos males, como son el estar mal notada o estar muerta, no faltan mujeres que prefieran lo pri- mero. Dejar a uno pelado. Dejarlo sin dinero. PELARRUECAS. — Ser una pelarrue- cas. . Alúdese con esta expresión a la mu- jer de pueblo. PELEA. — A Zas veces, de pequeña pelea, nace muy gran rencor. La experiencia demuestra que, en ocasiones, han ocurrido grandes acon- tecimientos por causas que, al pare- cer, no tenían trascendencia alguna. Pelea de hermanos, alheña en manos. — V. Ira de hermanos, ina de diablos. A veces vienen grandes peleas de chico jue- go. —V. A las veces, de pequeña PELEA, nace muy gran rencor, PELELE. — Ser uno un pelele. Ser persona de poca representación o importancia. — Se emplea así en lo físico como en lo moral e intelectual. F PELÍCULA PELÍCULA. — Más largo que una pelicu- la de series. Se emplea para indicar que una cosa es muy extensa o de gran duración. ¡Allá peliculas! Se usa para expresar que a uno no le preocupa un asunto. PELIGRO. — 4/ peligro, con tiento, y al remedio, con tiempo. En las cosas peligrosas se ha de prov- ceder con detención, y en las que pi- den remedio, con actividad. El peligro súbito mo quiere largo consejo. Ciertos asuntos requieren una reso- lución rápida. En el peligro mayor se muestran los co- razones valerosos. En las ocasiones comprometidas es cuando se ve el valor de las personas. Hay peligro desde la mano a la lengua. Los actos, como las palabras, son en ocasiones peligrosos. Quien ama, o busca, el peligro, perecerá a sus manos, o perece en él, o en él pere- cerd. Frase con que se amonesta a los te- merarios. En los apretados peligros toda razón se atropella. En casos comprometidos es preciso saltar por todo. PELILLO. — Dar pelilo. — V. Dar ma- TRACA. Echar pelillos a la mar. Dejar de seguir guardándose rencor dos o más personas; hacer las paces; olvidar enojos pasados. — Úsase más comúnmente en la forma exhortativa : Echemos PELILLOS a la mar. No tener uno pelillos ex la lengua. — V. No tener uno PELOS en la lengua. Pararse, o reparar, uno en pelillos. Notar las cosas más leves; tomar oca- sión de ellas para disgustarse; detener- se o embarazarse en cosas de poca subs- tancia. — Suele usarse más frecuente- mente en sentido negativo. PELO. — A pelo, o 4/ pelo. A punto, con toda exactitud, a medi- da del deseo, oportunamente. — Úsase, por lo regular, con los verbos estar, salir y venir. Agarrarse, o asirse, uno de un pelo. — V. Agarrarse, o asírse, uno de un CABELLO. e a e, PELO Andar al pelo. A golpes; porque las mujercillas, cuando contienden, hacen presa en el pelo. Andar buscando el pelo al huevo. Buscar camorra. Conservar uno el pelo de la dehesa. Dícese de los paletos que no pier- den las costumbres de su pueblo, aun- que lleven tiempo en la Corte. Cortar el pelo en el aire. — V. Cortar, o partir, o hender, un CABELLO en el aire. Cuando el pelo enrasa y el raso empela, con mal anda la seda, Todo lo que sale de su centro es vi- cioso, o está a pique de perderse. Cuando tuvieres un pelo más que él, pelo a pelo te pela con él. Enseña que se eviten los pleitos, en cuanto sea posible, con quien tiene más caudal o poder, Cuando viene a pelo, aunque la burra se caiga al suelo, Demuestra lo conveniente que es el aprovechar las ocasiones cuando se presentan, aunque sea a costa de algún detrimento. Darle a uno para el pelo. Reñirle, y más comúnmente pegarle o zurrarle, De medio pelo. Zahiere a las personas que quieren aparentar más de lo que son, o a cosa de poco mérito o importancia. El pelo y el cantar no es caudal; pero ayu- da a casar, Los adornos no son necesarios; pero es un aliciente para el hombre que bus- ca matrimonio el ver a una joven que tiene el cabello cuidado y no mala gar- ganta. El pelo y el diente, mienten; arrugas y arrastrar los pies, señal de vejez. La pérdida del cabello, como la de la dentadura, es de todas edades: no así el segundo supuesto, que sólo aparece con los años. En teniendo pelo, aunque sea una bruza. Dícese de los mujeriegos. Estar una cosa al pelo. A lo justo, con toda exactitud y per- fección, y, sobre todo, a gusto de uno. Estar uno al pelo. A su satisfacción, con todo desaho- PELO go, comodidad y conveniencia, o disfru- tar de salud inmejorable. Lucirle, o relucirle, a uno el pelo. Estar gordo, bien tratado y lucido.— Dícese también de los caballos y otros animales.— En sentido figurado, mani- festar uno, en el buen trato que se da, las conveniencias y bienestar de que disfruta. Lucirse en el pelo. Darse tono exteriormente, Mudar el pelo. Cambiar de fortuna; mejorar el esta- do económico. No consentir que le toquen a uno en el pelo de la ropa. ` No permitir que le avasallen u ofen- dan moral o materialmente. No cubrirle pelo a uno. No poder medrar o hacer fortuna. No dejar de echar buen pelo con alguna cosa. No ser a propósito aquello de que se trata para llegar a hacerse rico. No haber dejado, o soltado, uno el pelo de la dehesa, Continuar con los resabios o la falta de urbanidad de que adolecía, a pesar de su roce o trato con personas cultas. No hallar pelo ni hueso. No encontrar absolutamente nada de lo que se buscaba. No importar un pelo. — V. No importar, o no montar, o no valer, etC., “7 BLEDO alguna cosa. No llegarle a uno al pelo de la ropa, o No tocarle en el pelo de la cabeza. No hacerle el más leve daño. No quedar pelo ni hueso. No quedar nada en absoluto. No saber pelo ni hueso, o rastro, de algu- na persona, o cosa. No saber absolutamente nada de ella. Aplícase por lo común a hacer mucho tiempo que no se tiene noticia alguna del sujeto de quien se trata. No tener uno pelo de tonto, Ser listo y avisado. No tocar a uno ua pelo. No tocarle nada, ni aun lo más mí- nimo, Pelo a pelo, o Pelo for pelo. Sin adehala o añadidura en los true- ques o cambios de una cosa por otra; PELO esto es: alhaja por alhaja, sin dar nada encima. Rascarse uno pelo arriba. Sacar dinero de la faltriquera. — Di- cese especialmente del que lo siente y tiene dificultad en hacerlo, por no ser muy espléndido. Ser largo como pelo de huevo, o de rata. Ser excesivamente mezquino y mi- serable. Saber cortar un pelo colgado del aire. Ser una persona muy inteligente, lis- ta y avisada. Salir de pelo una cosa. Estar hecha según el genio natural de cada uno; ser consecuencia inmedia- ta del carácter y modo de ser de quien la practica. Ser como el pelo de la masa. Antítesis que vale liso, llano y mon- do, como el pelo de la masa que no lo tiene. Ser persona de pelo en pecho. Esforzado, porque es común opinión entre el vulgo, que el hombre de vello, sobre todo en el pecho, es forzudo y valiente. Ser uno de buen pelo. Úsase comúnmente en sentido iróni- co para denotar la mala índole de algu- “no. —En sentido directo, ser rico o de buena familia. Suave como pelo de erizo. — V. Amable, o fino, como Un ERIZO. Tener pelo de cofre. Cabello bronco. — Llámase así tam- bién a la persona que lo tiene de esta calidad. Tener pelo de Judas. Aplícase al cabello de color rojo. Tentarse uno el pelo de la ropa. Mirarse mucho en hacer una cosa antes de ejecutarla, bien por no ofen- der a nadie, bien por evitar las conse- cuencias que pudiera traer. Tomarle a uno el pelo. Burlarse capciosamente de él, al pro- pio tiempo que se hace demostraciones de elogiarlo. Venir, o no venir, a pelo una cosa. Ser conveniente u oportuna la reali- zación de alguna cosa, o al contrario.— Dícese más frecuentemente de la espe- cie que se introduce en alguna conver- PELÓN sación, como al acaso, venga o no a pro- pósito de lo que se trata. Contar, decir, etc., una cosa con pelos y señales. Hacerlo con todos sus pormenores y circunstancias. Echar pelos a la mar. — V. Echar peL- LLOS a la mar. Estar a medios pelos. Algo bebido, medio ebrio, pero no embriagado en absoluto. No tener uno pelos ex la lengua. Decir sin reparo ni empacho lo que piensa o siente.—Hablar con demasia- da libertad y desenvoltura. Ponérsele a uno los pelos de punta. Erizársele el cabello; sentir gran pavor. Ser uno capaz de contarle los pelos al diablo. Algunos añaden: y los dientes. Ser por extremo astuto o avisado. ¿Son pelos de cochino? — V. ¿Es moco de pavo? Tener más trampas, inconvenientes, exigen- cias, etc., que pelos tiene uno en la ca- beza. Manera de exagerar la abundancia que hay de aquello que se parangona con la muchedumbre de los cabellos que uno tiene. Tener pelos un negocio. Ser de difícil resolución, intrincado o molesto. Tener uno pelos en el corazón. Tener grande esfuerzo y ánimo. — No ser humano o compasivo. Todos tenemos pelos en el culo y no los VEMOS. Da a entender que los interesados no ven jamás sus faltas. PELÓN. —¿ No te lo dije que eran pelones? Modo de expresar que se ha salido uno con lo que había dicho o adver- tido. PELOTA. — £x la calle de la Pelota se venden baúles a mota. Dicho usado en Cádiz al dar una coca. Estar hecho una pelota, o Estar redondo como una pelota. Se dice de la persona o del animal que tiene buenas carnes. Estar inflado como una pelota. Se aplica a las personas que están aspadas, o a las cosas que están hin- E A | 1 PELOTILLA chadas, por el parecido que presentan con el balón o pelota grande de viento. Estar la pelota en el tejado. Ser todavía dudoso el éxito del asun- to de que se trata. Hacerse uno una pelota. — V. Hacerse UNO 24? OVILLO, primera acepción. Jugar a la pelota con uno. Traerlo engañado con razones espe- ciosas, haciéndolo ir y venir inútilmen- te o andar de una parte a otra sin efecto. No gana la pelota el que la saca, sino el que la acaba. — V. Al Fix se canta la gloria. No tocar pelota uno. No dar en el punto de la dificultad. Quedarse en pelota. Más propiamente : Quedarse en pelotas. Equivale a desnudarse o quedarse en cueros. Rechazar, o volver, uno la pelota. Rebatir lo que otro dice con sus mis- mas razones o argumentos. Redondo como una pelota. Dícese de la persona que está muy gruesa, particularmente si es de baja estatura. Tratar a alguno como quien juega a la pelota. Tratarlo con menosprecio; abusar de su posición desgraciada o de su carác- ter condescendiente. Irse en pelotas y juzgados. —NV.. Irse entre TÍTERES y danzantes. Sacar uno pelotas de una alcuza. Ser muy astuto o agudo para conse- guir lo que es en su provecho o lo que desea. PELOTE. — Ser más duro que un pelote. Se dice de una cosa sumamente dura y apretada, como le sucede al pelote o vedija de lana, que, a fuerza de haber servido tanto, se ha aplastado y endu- recido. PELOTERA. — Armar una pelotera. Discutir violentamente; casi siempre hasta el punto de llegar a las manos. PELOTERO. — Traer a uno al pelote- ro. — V. Traer a uno al RETORTERO. PELOTILLA.— Darse uno con la pelo- tilla. Azotarse el disciplinante. — Beber vino en abundancia.— Dícese en senti- do festivo. PELUCA Hacer la pelotilla. Adular a uno; bailarle el agua de- lante. PELUCA.— La peluca Veva usted tuerta, — Pues mañana la pondré derecha. Manera de dar a entender que no hace uno el menor caso de la observa- ción que otro le ha hecho acerca de haber incurrido en algún yerro o dis- tracción, por serle completamente in- diferente el hacerlo de un modo o de otro. Echarle a uno una peluca. Una reprensión acre y severa. PELUQUERO.-— La gracia, o habilidad, del peluquero es hacer rizos donde no hay pelo. — V. La gracia, etc., del BAR- BERO, etc. Entender, o hablar, de todo como los pe- luqueros. Alude a que éstos, en su afán de en- tretener al cliente, no cesan de hablar mientras le sirven, tocando todas las materias a su modo, hasta que dan con la que le interesa a la víctima que se halla entre sus manos. PELLA.-— Estar una cosa hecha una pella. Estar revuelta, mezclada, apretada y amasada como la que sirve de término de la comparación. PELLADA.-— Vo dar pellada en una cosa. Estar suspendida o paralizada su eje- cución. PELLEJA. — Dar, dejar, perder o soltar, uno la pelleja. — V. Dar, dejar, etc., el PELLEJO. Librar, o salvar, uno la pelleja. — V éa- se Dar, dejar, etc., el PELLEJO. PELLEJO. — Dar, dejar, perder o soltar, uno el pellejo. Morirse. De pellejo a zamarra, nada le marra. Expresa no haber diferencia entre dos cosas, sobre todo tomadas en mala parte. Estar, o hallarse, uno en el pellejo de otro. Ponerse moralmente en las mismas circunstancias o situación que otro. Estar uno en el pellejo, o Vo tener más que el pellejo. — V. Estar uno en los HUESOS. Estar uno hecho un pellejo. Estar ebrio. PENA Librar, o salvar, uno el pellejo. Escapar con vida de algún trance más o menos peligroso, Lucirle a uno el pellejo. —V. No caber uno e2 el PELLEJO. Mientras nos reluce el pellejo, pocos con- Sejos. Cuando se tiene dinero en abundan- cia, no es lo más agradable sufrir ad- vertencias de los demás. Mudar uno el pellejo. Mudar de carácter o costumbres. No caber uno en el pellejo. Estar muy gordo y lucio.—Estar muy contento, satisfecho o envanecido. Pagar uno con el pellejo. Con la vida. Pellejo de oveja tiene la barba queda. «Significa los enforros que defienden el temblar de frío.» (£Z Comendador.) Quitarle a uno el pellejo. Quitarle la vida. — Sacarle mañosa- mente lo que posee. — Hablar muy mal de él, murmurar sin piedad. Sin pellejo zo hay concejo. Denota lo aficionados que suelen ser en los pueblos los concejales a celebrar las sesiones en medio de tragos. PELLICO. — £/ pellico hace al monje. — V. El nástitO hace al monje. PELLÓN.— Afás vale un pellón con alma, que siete con lana- Más vale una res viva que la piel de siete muertas. — Por extensión, se apli- ca frecuentemente a las personas. PENA. — La pena sigue a la culpa. No hay delito que no sufra su corres- pondiente castigo. Merecer, o valer, una cosa la pena. Poderse dar por bien empleado el trabajo que en ella se emplea. — Úsase más comúnmente en sentido negativo. Nadie se muere de pena. Así sucede generalmente; sin que ello quiera decir que semejante afirma- ción sea absoluta, pues en esto, como en todo, no faltan excepciones, si bien sean raras. Ni pena xi gloria. Manifiesta la insensibilidad con que uno ve u oye las cosas. No hay mayor pena gue perder una mujer l uena. Como la mujer buena es el ángel del PENAR hogar, perderla constituye un dolor que no es fácilmente curable. Si dices tu pena a quien no le pena, es como si te quejaras a madre ajena. Es tiempo perdido el ir a contar uno sus cuitas al que nada le interesan, pues ni ha de sentirlas, ni ha de poner empeño en remediarlas. De penas y cenas, están las sepulturas llenas. Los sufrimientos, así como el abuso en la última comida del día, ha ocasio- nado siempre no pocas víctimas. Las penas no matan, pero rematan, O acaban. El sufrimiento influye notoriamente en la salud de las personas. Las penas son peores de pensar que de pasar. Imaginarse un dolor es, a veces, más malo que sufrirlo. Pasar uno las penas del Purgatorio. Padecer sin interrupción molestias o desazones. Penas contadas, penas aliviadas. El que comunica a otro sus cuitas, alivia su pecho del peso grave que le estaba oprimiendo. Sin penas, todas las cosas son buenas, Todo lo que 'no cuesta dolor es agra- dable. Súfrase quien penas tiene, que tiempo tras tiempo viene. Recomienda que no se pierda la es- peranza, aun en los mayores ahogos o aprietos. PENAR. — Penar uno for una persona o cosa. Desearla con ansia. PENCA.-— Hacerse uno de pencas. Hacerse mucho de rogar, mostrando insensibilidad o indiferencia. No hacerse de pencas. No ser insensible a una cosa; no ha- cerse rogar; dejarse querer. PENDENCIA. — Las pendencias y Za mar, desde lejos las has de mirar. No conviene intervenir directamente en aquello que nos puede causar daño. PENDENGUE. — Tomar el pendengue. Equivale a marcharse o emprender el camino. PENDIL. — Tomar el pendil. —V. Tomar €l PENDENGUE. — 223 — PENSAMIENTO PENDINGUE. — Tomar el pendingue. — V. Tomar el PENDENGUE. PENDIQUE.- Tomar el pendique.—V éa- se Tomar el PENDENGUE. PENDÓN.-— A/zar, o levantar, pendón, o pendones.—WV. Levantar BANDERA, O ban- deras. Hacerse una cosa a pendón kerido, Hacer aquello de que se trata, con toda fuerza, unión y diligencia, como sucedería si se viera el estandarte o bandera en peligro de ser arrebatado por los enemigos. Seguir el pendón de uno. Alistarse bajo de sus banderas, afi- liarse en su partido. PENEQUE.— Estar peneque. Hallarse borracho. PENITENCIA. — Con penitencia ajena no puede ganarse el cielo. Los sacrificios que se agradecen son los que hace el interesado. Hacer penitencia. Se usa en sentido figurado, y forma modesta, al invitar a uno para que se quede a comer, con el objeto de signi- ficarle que lo hará sencillamente, pues por su causa no se va a preparar nin- gún extraordinario. PENITENTE.— Según es el penitente, es menester absolverlo, Expresa, satíricamente, que en todo hay clases, hasta en la penitencia. PENSAMIENTO. — Como el pensamien- to, o En un pensamiento, o Mds ve- loz que el pensamiento. Hacer una cosa con suma ligereza y prontitud. Derramar el pensamiento. Distraerlo, ocuparlo con especies di- versas y cosas diferentes, Manifestar su atrevido pensamiento. Hacer una declaración amorosa. Ni por pensamiento. Da a entender que tan lejos de eje- cutarse ha estado aquello de que se trata, que ni siquiera se ha ofrecido a la imaginación. No pasarle a uno for el pensamiento una Cosa. No ocurrírsele, no pensar en ella, Beberle a uno los pensamientos. Adivinárselos para ponerlos pronta- mente en ejecución. PENSAR Encontrarse con, o en, los pensamientos. Pensar simultáneaniente dos o más personas una misma cosa sin haberlo comunicado entre sí. PENSAR.— Z? gue las piensa, las urde, o las tañe.—V. Cada uno juzga por su co- RAZÓN €l, O del, ajeno. ¿En qué estás pensando? — En que m: he de morir, y no sé cuándo, Dícese a la persona que está callada y ensimismada, a lo cual contesta, sin querer descubrir su pensamiento. Hablar sin pensar, es tirar sin apuntar, o sin encarar. Encomienda la reflexión antes de hablar, para no tener que arrepentirse después. Lo que se piensa es lo que se vive. Conviene no desfallecer en la batalla de la vida, pues el que se acobarda y empieza a pensar, acaba por sucumbir. Pensar zo es saber. Contra los que tienen la costumbre de decir: me fparece..., O pienso que... en lugar de afirmar O negar lo que se sabe. Piensa mal quien piensa que otro no piensa. Aconseja que se desconfíe de los de- más, pues lo mismo que nosotros dis- currimos para alcanzar, por ejemplo, alguna cosa, discurren los demás, Piensa mal, y acertarás. Da a entender que, para no equivo- carse, hay que tener mala opinión de los hombres. Quien piense qué haga, piense qué diga. Es conveniente, y a veces necesario, el justificar los actos de cada uno. Quien se detiene a pensar zo ghiere errar. Enseña o no obrar de ligero sino des- pués de haber meditado mucho. PEÑA. — Firme como la Peña de Martos. Manera de encarecer la firmeza y constancia de alguna persona o cosa, con alusión a un despeñadero duro y elevado, conocido con el nombre de Peña de Martos, que hay cerca de esta villa, en la provincia de Jaén, la cual se hizo célebre por haber servido de su- plicio a los hermanos Carvajales, arro- jados desde su altura por orden del rey | Fernando IV, a quien por haber citado aquellos caballeros ante el Tribunal de Dios en el término de treinta días, pro- — 224 — > a o e men PEPA testando de su inocencia, y habiendo muerto efectivamente el monarca el día trigésimo, bien por casualidad, bien por providencia divina, reconoce la Histo- ria con el nombre de el Emplazado. Menos da una peña. Fórmula de consolación cuando no se consigue todo lo que se esperaba. Ser uno peña, o de peña, o una peña. Ser insensible, Durar por peñas una cosa, Durar mucho tiempo, tener gran re- sistencia. Dícese también por PIEDRAS. El dar quebranta las peñas, o quiebra las piedras. —V, Dábivas quebrantan peñas. ¡Peñas y buen tiempo!, o ¡Peñas y lon- gares! Expresión, de procedencia gitanesca, con que se denota que alguno huyó, o se exhorta a uno a huir. PEÓN.- Bailar más que un peón sin cuerda. Apliícase a las personas que son muy hábiles y aficionadas a la danza. Contra peón hecho dama, no para pieza en tabla. Además de su sentido recto en el juego de damas, enseña que aquel que de un estado humilde pasa a otro su- perior, intenta supeditar a los demás y atropellarlo todo. Un peón vale lo que sus pies. Todo sujeto cuyo oficio es recorrer grandes distancias a pie para ser por- tador de los encargos que se le con- fían, necesita ser gran andador. — Tra- tándose de faenas cuyo éxito depende: del movimiento material, quien más co- rra será el sujeto más abonado para desempeñarlas. PEONADA.-— Pagar uno la peonada. Corresponder, ejecutando una ac- ción, como en pago de otra semejan- te. — Alude a los labradores, que mu- tuamente van a trabajar los unos en las haciendas de los otros. PEOR. — Ponerse en lo peor. Presentir desfavorablemente, ya sea con algún motivo fundado, ya por cálcu- lo preconcebido. PEPA. — Date prisa, Pepa, que si no te entierran. Aconseja no dormirse en los asuntos de la vida, pues el que no lo hace asf, perece. PEPINO ¡Viva la Pepa, y el pan a dos cuartos! Expresión por la cual damos a en- tender la tranquilidad con que se ven las mayores cosas, siempre que a nos- otros no nos Íalte nada. PEPINO. — Vo dársele a uno un pepino de, o por, una cosa. g No importarle nada, no hacer caso de ella, despreciarla. No valer un pepino, o un culo de pe- pino. Ser alguna persona, y con más fre- cuencia, ser alguna cosa de escaso o ningún valor. PEPITA.-— Vo tener uno pepita en la lengua. Hablar con toda expedición, libertad y desahogo.—V. No tener uno FRENILLO. Pepita cor pepita, y hueso con hueso. — V. Cada Oveja con su pareja. PEPITORIA.— No ser pepitoria. —Véa- se Vo tener una persona, O COSA, PIES 22/ cabeza. PEPLA. — Estar hecho una pepla. Tener molestia, enfermedad de poca importancia. —Estar lleno de achaques. PEQUEÑO.— Ningún pequeño tiene obli- gación de ser hombre de bien; y si lo es, es sólo por casualidad. — V. HombrE a quien le pica el gallo en el culo, no puede ser bueno. PER. — Quedarse per istam. Quedarse sin comer, — Quedarse sin lograr lo que se deseaba. Hacerle a uno el per signum crucis, Darle una o más cuchilladas o golpes en la cara. PERA. — Coma yo de la pera, y móndela quien quiera. Silos resultados se consiguen, lo que menos importa es quien haya puesto los medios. Como pera, o peras, en tabaque.—Véa- se Como oro en paño. Esa pera no es de su peral, Da a entender que lo que se dice no es invención de uno, sino copiado de otro. La pera y la doncella, la que calla es bue- na. — V. La MUJER y la pera, la que calla es buena. Pera que dice Rodrigo, no vale un higo. — V. La mujer y la pera, la que calla es buena, E a a ==. A 2 E a = PERA Que por la pera, gue por la manzana, mi hija nunca será sana. Dícese por las personas dengosas y por las achacosas. Quien dice, o habla, mal de la pera, ése se la lleva, o la bendice y se la lleva. Contra los que ponen defectos o fe- ros a alguna persona o cosa, al propio tiempo que la están deseando con ve- hemencia. Con las peras, vino bebas, y sea el vino tanto, que ande la pera nadando. Aconseja que se beba sobre la pera vino en abundancia en lugar de agua. Dar para peras a uno. Darle que sentir, aplicándole algún castigo o proporcionándole algún pesar. ¿En qué estábamos? — En lo de las peras. Cuando una persona no está atenta a lo que se dice, al ser preguntada suele contestar con un ex abrupto; aplícase, pues, en este caso, aludiendo al sucedi- do siguiente: Vivía a principios del siglo pasado en Cádiz, y desempeñaba el cargo de teniente cura de la parroquia auxiliar de San Antonio, un tal Padre Valde- rrama, zumbón como buen andaluz, aunque tan pesado y prolijo en su con- versación y sermones, que le había con- quistado entre sus feligreses el apodo de Padre Porra; con que era común- mente conocido. Tenía por costumbre rezar todos los domingos y días festivos del año el santo Rosario, dar lectura de un punto de meditación y pronunciar después una plática sobre dicho punto, sentado en un sillón delante de la mesa en que había rezado y leído, en la capilla del Patrocinio, sita en el patio de la referi- da parroquia de San Antonio, a las tres de la tarde, hora en que sólo concu- rrían cuatro o seis beatas que, sin le- vantarles falso testimonio alguno, ni cosa parecida, asistían allí para echar bonica y disimuladamente su siesta. Héte, pues, aquí, que un día festivo, en el cual, con motivo de haberse manda- do hacer unos pantalones el bonachón del Padre Valderrama, va a saber el sastre que se los hizo si le estaban, o no, bien, dado que cuando se los había llevado a su casa aquella mañana se ha- 15 PERALA llaba el cura ausente; y esperando en un rincón de la capilla a que terminase sus pláticas religiosas el parroquiano, se situó a tal altura que no pudo subs- traerse a las miradas de éste. Enton- ces, dando de mano a su plática, enca- róse con él, diciéndole : — Maestro, «qué demontres de fon- dillos me ha puesto usted en los pan- talones, que cabe en ellos una libra de peras? Acercóse el sastre, y lleno de pru- dencia le manifestó que no era aquel sitio ni ocasión aquélla de ventilar se- mejante cuestión; comprendiólo así el cura, y volviéndose repentinamente a la beata que más cerca de sí tenía, le preguntó : — ¿En qué estábamos, hermana? A lo que ella repuso, con voz gango- sa y algo indecisa, como propia de quien salía de un ligero sopor: —En lo de las peras, padre, en lo de las peras. Quedando desde entonces en Cádiz como proverbio la frase aludida. Escoger uno como en, O como entre, peras. Elegir cuidadosamente para sí lo me- jor o lo que es de su mayor agrado. Eso es lo mismo que pedir peras al olmo. Se aplica a todo aquel que pide cosas imposibles, como lo sería que un olmo produjese peras, o un alcornoque acei- tunas. Partir peras con uno. Tratarlo con toda familiaridad y lla- neza. — Suele usarse con más frecuen- cia en sentido negativo. Poner a uno las peras a cuarto, 0 a cua- tro, o a ocho, Estrecharlo, obligándolo a ejecutar o conceder lo que no quería. Venir como peras en tabaque.—V. Venir como PEDRADA En ojo de boticario. PERALA. — £s peor que la Perala, que era cada día más mala. Ignoramos quien sea la Perala; es ló- gico suponer que sería alguna individua no muy recomendable por su bondad. PERCAL. — Conocer el percal. Equivale este modismo a decir que ya sabemos las condiciones, circuns- tancias, costumbres, etc., de la persona a quien se refiere. — 226 — 1 PERDER PERCANCE. — Percances del oficio. — V. Ser una cosa GajEs del oficio. PERCEBE. — Ser un percebe. Equivale a ser una persona tonta. PERCHA.-— Compostura de percha. Significa que el objeto dado a com- poner, especialmente si es una prenda de vestir, hf vuelto a poder de su due- ño sin haberse puesto manos en su arre- glo o reforma. Estar en percha una cosa. Estar ya cogido y asegurado aquello que se pretendía obtener. PERDER. — Andar, o estar, perdido por una persona o cosa. Desearla, apetecerla con vehemen- cia. —Ser muy aficionado a ella. El perder vel ganar, todo es comerciar.— V. Quien usa, o frecuenta, los MERCADOS, de ellos ha buenos, de ellos ha malos. ¿Hay algo que echar a perder for aht? Eufemismo con el cual se da a enten- der si hay algo que comer o beber, sin pedirlo directamente. Lo que con unos se pierde, con otros se gana. Es una manifestación de la ley de las compensaciones. Lo perdido, vaya por amor de Dios. Reprende a los que se ostentan libe- rales o caritativos con lo que no les aprovecha. Más vale perder, que más perder. Es preferible no ganar una pequeña cantidad, si con eso nos evitamos una mayor pérdida. Úsase generalmente en el comercio. Nada teme perder guien nada tiene. — V. El que no tiene, el rey le hace libre. Nadie perdiendo es loado. Así como al ganancioso todos le bai- lan el agua delante, al que tiene la des- gracia contraria, nadie le mira a la cara. No habérsele perdido a uno rada en tal o cual paraje, ocupación, etc. No tener que figurar en aquello de que se trata. Aplícase muy frecuente- mente a los entremetidos, en forma in- terrogante, diciendo: ¿Qué se le ha PER- DIDO a usted por agui? No pierde el hilo por delgado, sino por gordo y mal hilado. Da a entender que no siempre lo más grueso y basto es de más duración. PERDICIÓN No se perderá. Dícese del inteligente y advertido en lo que maneja, y que no es tonto para su provecho. Perdido es guien tras perdido anda. Perseguir una cosa indigna, no habla muy en favor de quien lo hace. Quien busca lo que no pierde, lo que tiene debe perder. Aplícase a los amigos de lo ajeno, Ser uno un perdido. Haber perdido toda noción de ver- gúenza, atrayéndose el desprecio gene- ral. — Ser demasiado liberal, rayando en la prodigalidad. Tener uno qué perder. Ser persona de estimación y crédito» por lo que debe mirar antes aquello a que se compromete. Tú te lo pierdes. Un ofrecimiento hecho de buena vo- luntad, y no aceptado, suele provocar esta expresión. Váyase lo perdido for lo ganado.—V. Vá- yase lo GANADO por lo perdido. PERDICIÓN. — Vo hay perdición en el mundo que por mujeres no venga, Basándose en que todos los males que sufrimos en el mundo son debidos a la credulidad de Eva, no van desca- minados los que aplican este epifone- ma del conocido cantar que dice: Una mujer fué la causa de mi perdición primera; PERDIDIiZO.-— Hacerse perdidizo. Decidirse voluntariamente un juga- dor a perder, por respeto o deferencia al compañero, o por convenir así a sus miras ulteriores. PERDIGÓN.—Ser un perdigón. Dícese del que pierde un curso en los exámenes ordinarios; también se le llama PERDIGÓN de verano. Es frase muy usada entre los estudiantes, en particu- lar entre los de las Academias mili- tares. Cazar uno con perdigones de plata. Comprar la caza, para hacer creer que uno es quien la ha cazado.—Sobor- nar O atraerse a alguien a fuerza de dinero. © | | PER DIZ PERDIZ. — A perdiz for barba, y caiga el gue caiga. — V. A CARNICERA for barba, y caiga el que caiga. Buscar la perdiz, y encontrarse con el mochuelo. —N . Ir por Lana y volver tras- guilado, Cuando la perdiz canta, nublado viene. Suele ser síntoma de lluvia próxima el que las perdices arrullen. La perdiz cosa es perdida, si caliente no es comida. Apreciación de algún gastrónomo que, a nuestro juicio no tiene funda- mento, toda vez que la perdiz fiambre no es manjar despreciable. La perdiz, en la nariz. Dicen los inteligentes que para que la perdiz sepa bien, es preciso que co- mience a pasarse.—V. Tapar la NARIZ, y comer la perdiz, La perdiz se quiere comer dos veces. De una vez la carne, y de otra chu- par los huesos; o bien: primero una perdiz, y luego otra. La perdiz y la camuesa, por Navidad es . la buena. Indica que esta es la época mejor para comer ambas cosas, O perdiz, o 20 comerla, Expresa que para sacarle el gusto a dicho delicado manjar, es preciso co- merse una perdiz entera, pues de no ser así, no vale la pena tomar un pe- dazo. Más claro: que no se debe re- partir con nadie. Perdiz azorada, perdiz medio asada, Se dice porque está más tierna ésta después de fatigada por el azor. Perdizderrengada, perdigoncillos aguarda. La perdiz que está próxima a soltar la cría, no puede estar muy ligera, Perdiz que corre, extiende sus alas. Hay que saber ayudarse de todos los medios que tiene uno a su disposición. Siempre perdiz, hasta al obispo cansó, Por buena que sea una cosa, resulta molesta cuando se prodiga, o repite con exceso. Donde cantan las perdices. Dícese así para indicar que se trata de un paraje solitario. Eso es lo mismo que querer cazar perdi- Ces en campo raso. Explica lo sumamente difícil de con- PERDÓN seguir que es aquello de que se trata, como sucede con cazar perdices fuera de terreno montañoso. Ha habido perdices. — 228 — Equivale a decir que una cosa se perdió. Olerle a perdices a uno. Presumir que hay o habrá pérdida en aquello de que se trata. Para dos perdices, dos. — V. O PERDIZ, O no comerla, Perdices todos los días, cansan. — Véase Siempre PERDIZ, hasta al obispo cansó, PERDÓN.-— Con perdón de la mesa. Frase que se usa cuando estando comiendo se emplea alguna palabra puerca. Cuando el perdón vizo, ya estaba el Papa en Roma. Los remedios que se ofrecen cuando ya ha ocurrido una cosa, son perfecta- mente ridículos sobre inútiles. No tener perdón de Dios. No haber disculpa alguna con que poder defenderse, o defender a otro, o alguna cosa, Beber, o ganar, los perdones. Beber un trago después de haber dado gracias a Dios a la conclusión de la comida del mediodía. Boecio Epo, célebre jurisconsulto del siglo xv1, en su Comentario sobre el capítulo de los Decretales «Ne clerici vel monachi», etc., cap. I, núm. 13, dice que. por ser muy dados los alemanes a la francachela, no se curaban de rezar . después de haber comido, y que para remediar este abuso concedió indul- gencias el Papa Honorio HI (siglo xr) a los individuos de aquella nación, que bebieran después de haber dado gra- cias en la comida. Sin que vayamos a negar ahora la veracidad de dicho su- ceso, es nuestra Opinión que el origen de semejante práctica es mucho más remoto, y que se funda en el hecho de haber bebido el Señor y dado a beber a sus discípulos en la última Cena des- pués de dar gracias a su Eterno Padre. PERDONAR.—A4/ que perdona, pudiendo vengarse, poco le falta para salvarse. Bien sabido es que uno de los actos humanos más gratos a Dios es el per- _ donar las injurias, PEREZA Perdonar hecho y por hacer. Se nota con este. dicho la excesiva y culpable indulgencia de una persona. Perdono, pero guardo, o pero no olvido. Dícese de aquellos que conservan el recuerdo de una ofensa para vengarse en ocasión oportuna. PEREGRINAR. — Los que mucho pere- grinan, rara vez se santifican.—N . Quien muchas ROMERÍAS anda, tarde o nunca se santifica. PEREGRINO.—Los peregrinos, muchas Posadas y pocos amigos. Quien no tiene residencia fija, anda conociendo a cada paso caras nuevas, con cuyo motivo no le es posible crear- se afecciones sólidas y verdaderas. PEREJIL.—Puir del perejil, y dar, o sa- lir, en la frente. Indica el gran cuidado que se debe tener en la elección para que, huyendo de una cosa mala, no se elija otra peor. Perejil ma! sembrado. Dícese de la barba rala y cortada con desigualdad. ¿Qué es esto? — Perejil v rábano tuerto.— V. ¿Qué es esto? — Uvas en cesto. Ser como D. Perejil, gue daba arremeti- das entre los suyos. Dícese de aquellos que, en vez de fa- vorecer, tiran contra los de su linaje. PEREZA. — Contra pereza, un buen ga- rrote. Variación bastante acertada, por lo práctica, de lo que reza la Doctrina cuando al hablar de aquel vicio, pone como antítesis la diligencia. La pereza es el olvido de la vida. El que es poco activo parece que no demuestra muchos deseos de vivir, Pereza, llave de pobreza. Así como la laboriosidad y el traba- jo conducen a la fortuna, la pereza con- duce al extremo opuesto. Pereza, ¿quieres sopas? Repréndese al que por desidia o ne- gligencia deja o pierde aquello que le importa. Sacudir la pereza. Emprender o continuar con buen ánimo una tarea o diligencia. Viaja la pereza con tal lentitud, que la alcanza la pobreza con gran prontitud.— V. PEREZA, llave de pobreza. PEREZOSO PEREZOSO. — Æ} perezoso intelectual | busca una frase hecha, como el perezo- so muscular busca una silla para sen- tarse y descansar en ella. Esta frase de Hartmann tiene por objeto probar que es muy cómodo eso de pensar por cuenta ajena; de ahí que muchos individuos adquieran fama de sabios o de eruditos, sin más trabajo que vestirse con las galas ajenas para lucirse a poca costa. Así se cuenta, en- tre otros mil, de Talleyrand, cuya cien- cia se reputaba como un caudal adqui- rido de frases hechas pertenecientes a otros autores, y muchas de las cuales pasaban indebidamente en su época por ser de su propia cosecha. No seas perezoso, y no serás deseoso, O AacCucioso, O PHresuroso. Aconseja no dormirse en la resolu- ción de un asunto, para no tener luego que correr, con peligro probable de llegar tarde. PERFUME.— ZZ perfume sobre la mujer es la bebida que más emborracha a los hombres. Manifiesta el efecto que en los sen- tidos causan los perfumes de las muje- res, particularmente si son éstas de cierta clase. PERGEÑO.-— Tener malos pergeños. Carecer de maña o habilidad para hacer alguna cosa. PERICO. — Dale Perico al torno. Dícese cuando ya está uno cansado de oír una cosa que se está repitiendo con insistencia. ¿De cuándo acá, Perico con guantes? Expresión con que se manifiesta la extrañeza que se siente en lo que se Oye o ve. Perico, cuando mates el gallo, guárdam e el pico. Burla usada contra aquellas personas: que se vanaglorian de poseer una cosa que todavía no tienen y que, quizás, no podrán lograr. Perico de, o el de, los palotes. Persona indeterminada, un sujeto cualquiera. Perico entre ellas, Hombre que gusta de andar siempre entre mujeres. Úsase también Perigui- fo, más comúnmente. PERILLÁN Perico, ¿ves a padre? Dicese cuando se le da a uno un manjar, tal como carne de membrillo, jamón, queso, etc., en una lonja tan fina y delgada que se transparenta. Algu- nos añaden: ¡Ojalá no lo viera! Pues yo, apenas si me llamo Perico. Dícelo de sí aquella persona que quiere bajarle a otra los humos, por acabar de ensartar ésta una cáfila de apellidos o títulos retumbantes con los que generalmente es conocida o citada. PERICOTE.-—Sin decir «allá te loespeto, pe- ricote prieto». - V. Sin decir : ¡Acua va! PerIcoTE significa en la América del Sur una rata grande; y sabido es que quien suelta un palo a una rata, lo hace sin darle antes aviso, a fin de que no marre el golpe. PERILLA. — Cortarle a uno la perilla del ombligo, Tenerle dominado por completo. Venir de, o como de, perilla, o perillas. A propósito, a tiempo, con oportuni- dad, y como para dar el último grado de perfección a algo. PERILLÁN.-— Ser un perillán. Dícese del sujeto que es muy maño- so, cauto y sagaz en su conducta y en el manejo de sus negocios; y alguna vez, aunque impropiamente, según su eti- mología, del que es pícaro o astuto en mala parte, y también de aquel a quien se califica en nuestra lengua de pobre diablo, y en otras de piojo resucitado. Trae su origen de un caballero lla- mado Per Illán (Pedro Julián), militar distinguido y puúndonoroso, de quien se cuenta que, no pudiendo sufrir la idea de que sus restos fueran hollados después de muerto, suplicó mañosa- mente al rey que, en premio de sus ser- vicios, le otorgara la merced de ser enterrado en alto, lo que en efecto le concedió, viéndose hoy su sepulcro en la capilla de Santa Eugenia de la cate- dral de Toledo, con la siguiente ins- cripción en versos leoninos: Qui statis coram properantes mortis ad horam, | Ibitis absque mora, nescitis quá tamen horá.| Sic ego nescivi, nisi quando raptus abivi | Clarus eram Miles; clara de stirpe creatus, | Tu cineres viles hic intró vertor humatus. | Ergo vos sani pro me Perro JuLiani | Deprecor orate, preci- PERIQUETE bus me posco iuvate. | Obitus meus XXVII die Februarii, Era MCOCLXXXV (1). El linaje de los Zanes es uno de los de mayor lustre y antigúedad en Astu- rias, y leva por armas escudo de oro con un león rampante de gules. El de ciertos perzllanes es posterior con muchos siglos a aquél en toda la España, y su escudo representa un lobo rapante cubierto con piel de oveja so- bre campo de oro, y el lema: Sólo mi vientre es mi Dios, y mi alimento, el turrón. PERIQUETE. — Hacer una cosa en un pe- riquete. Al vuelo, en un instante. PERIQUILLO. — Si quieres ver a Peri- quilio, dale un mandillo. — V. Si quie- res saber quién es PERIQUITO, dale un empleito. PERIQUITO. —Cátate a Periquito hecho AGUA Dícese de aquellas personas que sin saber cómo ni cómo no, se encuentran encumbradas en alta posición social, Periquito entre ellas. — V. Perico entre ellas. Si quieres saber quién es Periquito, dale un empletto. Zahiere a los sujetos mandones, por lo general, salidos de la nada, PERLA. — Ser como una perla. Ser una cosa primorosa y acabada en su línea. — Aplícase tal vez a las per- sonas, especialmente a los niños her- mosos. Hablar de perlas. Hablar admirablemente. Hacer alguna cosa de perlas. Llevarla a cabo a gusto de todos y con toda perfección, Parecer alguna cosa de perlas. Parecer bien; estar todos conformes con ella. Quedar como de perlas. Quedar admirablemente. PERO. — Ese pero no está maduro. No es ocasión de acometer una em- presa o de continuar en la comenzada. Ese pero zo madura. Dícese familiarmente a aquel que pre- (1) Esto es, año de 1247. | t PERSONA senta algún reparo u objeción a aquello de que se está tratando, valiéndose al efecto de la partícula adversativa pero. Medra, medra, Pero Antón, que fuiste al- calde y eres andador.— V. Cómo subo, de PREGONERO Q verdugo. No hay pero que valga, o ¡Qué pero, ni qué camuesa! Modo familiar de significar a aquel que se resiste a hacer lo que de él se exige, empleando al efecto la partícula adversativa pero, que no estamos dis- puestos a cejar en nuestro propósito, sino a que se cumpla invariablemente, desentendiéndonos de reparos, dificul- tades u observaciones. Pero... — De Ronda, o Pero... — Vo hay más peros que los de Ronda. Modo de atajar a uno que presenta alguna objeción o dificultad, valiéndo- se de la partícula adversativa pero, y en cuyo Caso juega del vocablo el que re- plica, aludiendo a lo exquisita que es dicha fruta en aquel país, por lo que se extiende su fama hasta fuera de España. Pero..., p2ro..., pero dejemos la pluma en el tintero. Hay ocasiones en que más vale ca- llar, por lo inconveniente que sería el sacar a plaza ciertas faltas o abusos. Tiene más peros ex su linaje que Aragón en sus árboles, Frase proverbial, usada más común- mente en tierra de Aragón y Murcia, para manifestar las manchas o borrones que tiene alguna persona en su familia. PERSONA. — Con mala persona, el re- medio es mucha tierra enmedio. Recomienda el poco trato con aque- llos que no nos honran con su com- pañía. De buena persona, buena palabra. Debe concederse crédito a aquel que lo merece. De persona beoda no fies tu bolsa. Nadie debe fíar sus intereses a per- sonas a quienes los vicios perturban la razón. Echarla, o hacer, uno de persona. Afectar poder o mérito sin tenerlo; jactarse vanamente. Guárdate de persona señalada y de mu- jer dos veces casada. La primera, porque su compañía no PERSONAJE ha de honrarnos, y la segunda, porque sabe mucho. Para conocer a una persona hay que co- mer con ella una arroba de sal en sopas. Quiere decir que hay que tratarla íntimamente mucho tiempo. Persona de rudo y menudo. Dícese de aquel que tiene la bolsa bien provista. Persona parada no hace nada. Da a entender que la holganza no es buena para nada. Acompáñate, o júntate, con personas que te den, y no que te quiten. Refrán que aconseja se busque en el trato social la compañía de perso- nas que honren, y se huya de las que puedan deshonrar a quien con ellas se asocia. No se ha de contender con tres clases de personas: Con las que sacan la cabeza por ventana de paño (los frailes); con las que se ponen los calzones por sombrero (las mujeres), y con las que hablan por boca del rey (los ministros). Los dos primeros siempre tienen ar- gumentos en su favor, y los últimos invocan la Ley y... boca abajo todo el mundo. PERSONAJE. — Gran personaje es el . nombre de primero. Ocupar el primer lugar en todo, es envidiable. PERULERO. — ¿En qué se ocupan los pe- ruleros? — En repicar y quemar co- hetes. Contestación que, según se dice, dió a Carlos III un caballero que acababa de venir de las Indias, con motivo de preguntarle el rey en qué pasaban el | tiempo aquellas gentes. PERUSINO.—Perusino ex /talia, y tru- jillano en España, a todas naciones en- gaña. Aplícase a aquellas personas que se | dan arte para sacar provecho de todo, fingiéndose pertenecer al país o a la persona a quien se trata de esquilmar. PERRA. — Andar más que la perra de Ca- lahorra, Trasladóse tiempo ha, según cuentan las crónicas, de Calahorra a Logroño cierta familia, en ocasión de estar dan- do a luz una perra de su propiedad sie- PERRITO te cachorrillos de una sola lechigada. El cuadrúpedo, dotado de mucho más ca- riño materno que el que ostentarían más de cuatro bípedos parturientes, tuvo el heroísmo de asir con su boca uno de los hijuelos para trasladarlo de Calahorra a Logroño, y repetir igual operación con cada uno de los restan- tes, de donde resultó tener que hacer siete viajes consecutivos de ida y vuel- ta, Tal es la causa de aplicárseles dicha locución proverbial a las personas por todo extremo andariegas. A quien da y quita, se lo lleva la perra maldita. — V. Santa Rita, lo que se da, no se quita. Coger una perra. Tratándose de niños de pocos años, armar sin fundamento un gran llanto; tomarse un berrinche. Estar como una perra salida. Se aplica a la mujer que, por su des- envoltura en palabras o acciones, da a entender que abriga apetitos lujuriosos. La perra le parirá lechones. Pondérase la suerte de aquel que en- cuentra provecho o conveniencia en co- sas en que parece no había de existir la más mínima utilidad. . Que se mea la perra. Modo de ponderar aquello de que se trata. E Soltar uno /a perra. Gloriarse o jactarse de una cosa antes de su logro, especialmente cuando está expuesta a perderse o no conseguirse. PERRERA.—-/r, o viajar, en la perrera. Frase figurada tratándose de ferro- carriles, equivalente a hacer un viaje ' en coche de tercera clase. PERRILLO. — Perrillo de muchas, o de todas bodas, no come en ninguna por co- mer en todas. — V. Quien mucho ABARCA, poco aprieta, Quien quiere al perrillo, bien quiere al dueño.—WV. Quien bien quiere a BELTRÁN, bien quiere a su can. Ser uno un perrillo de todas bodas. Ser aficionado a hallarse en todas las fiestas y diversiones. PERRITO. — Mucho te quiero, perrito; pero pan, pogutto. Señala la diferencia tan notable que hay entre las palabras y los hechos. PERRO PERRO. — 4 la que de todo se agarra, perro que no ladra, y mozo que no tra- baja, echalos de tu casa. Aconseja la eliminación de todo aque- llo que no sirve para nada. A las veces mal perro roye buena coyunda. No es nada raro que personas por completo ineptas, cuando no indignas, alcanzan altos puestos. A otro perro con ese hueso, Repele al que propone artificiosa- mente una cosa incómoda o desagrada- ble, o cuenta algo que no debe creerse. A perro faco todas son pulgas.—N. PERRO flaco, todo es pulgas. A perro viejo no cuz cuz, o A perro vie- Jo nunca le digas cus cus, o A perro viejo no hay tus tus. Al que es práctico y experimentado en cualquier asunto, no se le engaña tan fácilmente. Á veces mal perro anda tras mala puerta abierta. —V. El DIABLO las carga. Al perro viejo nunca tus tus. Enseña que es muy difícil engañar al hombre experimentado y cuerdo. Al perro y al parlero, dejallos en el sen- dêro. Al primero, porque nos indica el ca- mino con su olfato, y al segundo para que se quede en él y no nos moleste más. ¡ Bastante adelanta un perro con un can- tazo! Expresión usada cuando, al experi- mentar una pérdida, se nos quiere con- solar de ella ofreciéndonos algo que vale mucho menos. Como el perro de Juan Molleja, que an- tes que le caiga el palo, ya se queja. Aplícase a las personas que se due- len de un mal que todavía no han ex- perimentado. Como perro con cencerro, O con cuerno, O con maza, O con vejiga. Significa que alguno se retiró senti- do de alguna especie, con precipita- ción y sonrojo. Con este perro, a otro hueso. Transposición burlesca, equivalente al refrán ya apuntado Á otro PERRO Con ese hueso. Dar perro a uno. Hacerle esperar mucho tiempo, o , — 232 — PERRO irrogarle algún perjuicio o grave mo- lestia. Duro con ellos, y confiesa, perro. Expresión con que se obliga a uno a declarar lo que sabe en cualquier asunto. Echéme a dormir y espulgóme el perro, no la cabeza, sino el esquero. Reprende a los que, por abandono o demasiada confianza, no cuidan de sus intereses. El perro con rabia, a su amo muerde, O de su amo traba. Aconseja que no se apure al que está encolerizado o airado, porque como se halla fuera de razón, es muy expuesto, pues faltándole ésta no conoce ni res- peta a nadie. El perro del herrero duerme a las marti- lladas, y despierta a las dentelladas. Contra los que rehuyen el trabajo o las penalidades, y son los primeros en acudir a los goces o satisfacciones. El perro, mi amigo; la mujer, mi enemigo; el hijo, mi señor. Caracteriza a cada uno según los cri- terios de lealtad, falsedad y tiranía. El perro que le había de morder, ya le * mordió, Modo de significar la mayor desgra- cia que le podía haber sucedido a una persona, o la enfermedad de que, o con la cual, ha de morir, por ser ésta incu- rable. El perro tiene cuatro patas, pero no pue- de andar a la vez por cuatro caminos. No se puede hacer dos cosas a la vez. El perro viejo no ladra a tocón. Las personas expertas no pierden el tiempo ni se fijan en minucias. El perro y el niño, donde ven carino. Indica que tanto las personas como los animales se acercan siempre más a los que los halagan. En dando en que el perro ha de rabiar, rabia. Frase que advierte el riesgo de que caiga en un vicio o falta aquel a quien se le atribuye con insistencia. Es valiente el perro que acomete sin ladrar. Conviene usar de reserva y pruden- cia al que amenaza, para no quedar deslucido en el caso de salirle fallidos los medios puestos por obra. PERRO Estar uno hecho un perro de cortijo. No gozar de libertad, por estar aten- diendo constantemente a algún trabajo u ocupación. Holgarse con alguno, como con perro por Carnestolendas. Tomar a una persona como objeto de burla o diversión. Ládreme el perro, y no me muerda. No hay que temer las amenazas cuan- do se comprende que éstas no han de tener efecto. > Llevarse como perro y gato. — V. Como PERROS Y gatos. Mal ladra el perro cuando ladra de miedo. Las cosas que se hacen por mandato de otro, aun en contra de nuestra vo- luntad, no se hacen a gusto, ni suelen salir bien. Mantear a alguno como a perro por Car- nestolendas. Darle alguna broma pesada, aludien- do a ser costumbre antigua en España, practicada aún en tal o cual pueblo, el mantear a los perros por los días de Carnaval. Más contento que un perro con pulgas. Úsase en las montañas de Santander para significar el gran gozo y contento que se experimenta en el logro de al- guna cosa. Morir uno como un perro. Sin dar muestras de arrepentimien- to.—Sin recibir los últimos Sacramen- tos, no por culpa suya. Muerto el perro, se acabó la rabia. En cesando una causa cualquiera, cesan, juntamente con ella, los efectos consiguientes. Ni perro negro, ni mozo gallego. Preocupación infundada, pues tan leales son los perros de ese color como los de otro cualquiera, y tan bien pue- de servir un criado de la región indi- cada como otro de la opuesta de la Península. Ni perro que le ladre. No tener a nadie que le mande; ser solo. Ningún perro lamiendo engorda, El que tiene pocos emolumentos, no puede llegar a ser rico; el que lo es, será porque se valga de otros medios, generalmente, no muy santos, PERRO No hay perro ni gato que no lo sepa. Dícese de aquello que es sumamente conocido, o del dominio de todos. No quiero perro con cencerro. Huir de cosas que traen consigo más perjuicio que comodidad. Parecer, o ser, un perro pachón. Ser uno muy pesado y cachazudo o pachorrudo, de donde, por la semejanza de palabras, recibió semejante califica. ción, dado que el PERRO fachón o perdi- guero, de todo tiene, menos de tardo o flemático. Parecer un perro chino. La circunstancia de carecer absolu- tamente de pelo esta casta de animales, ha dado lugar a servir de tipo o térmi- no de comparación de la calvicie, «Calva la ocasión se llama, Y yo he visto de aquí dama Más calva que un perro chino.» (Tirso de Molina, Privar contra su gusto, acto I, escena XI.) Tener mucho frío; estar tiritando. Parecerse al perro de Fuan de Ateca, que antes que le den se queja. Se dice de aquellos que lamentan un mal antes de que les sobrevenga. Parecerse al perro del hortelano. Algunas veces se añade: que ni come las berzas, ni las deja comer. Dícese de aquellos que, no aprove- chándose de las cosas, impiden al pro- pio tiempo que otros se aprovechen de ellas. Perro alcucero, nunca buen conejero, El que se ha criado con regalo y co- modidades no es a propósito para tra- bajar. Perro faco todo es pulgas. Da a entender que al pobre, mísero y abatido, todos le combaten y procu- ran reducir a mayor miseria. También se dice: A PERRO flaco todas son pulgas. Perro huevero, aunque le quemen el hoci- co. — V. Quien malas maÑas ha, tarde o nunca las perderá. Perro /ladrador, nunca buen cazador, O nunca buen mordedor, o poco mordedor. Por lo regular, aquel que habla mu- cho es el que menos hace; a semejanza del perro, que, cuanto más ladra, me- nos peligro hay de que muerda. PERRO Perro parado, hueso no tropieza, o Perro parado, no encuentra hueso, o Perro pa- rado, no saca bocado. Exhorta a la actividad y diligencia para hallar ocupación honrosa con que poder vivir. Perro gue ladra, no muerde. — V. PERRO ladrador, nunca buen cazador, o nunca buen mordedor. Perro que no anda, no encuentra hueso, O hueso no tropieza, —WV. Perro parado, hueso no tropieza. Perro vejo, no ladra. — V. El PERRO vie- jo no ladra a tocón. Ponerse como un perro, o hecho un perro. Enfurecerse, como los perros cuando los provocan. Por la puerta del perro que te mordió, no pases más, por Dios. Recomienda no se repita aquello que una vez salió mal. Por un perro que maté, mata perros me pusieron. Un simple yerro o falta no es motivo bastante para juzgar desfavorablemen- te de los demás actos de un individuo o de todas las otras circunstancias de determinada producción del ingenio. Quien a su perro ha de matar, rabia le ha de levantar. Nunca falta un pretexto para ejecu- tar una cosa, aunque no sea legal. Quien ha de besar al perro en el culo, bé- selo luego. — V. El mal TRAGO, pasarlo luego. Soy perro viejo y no me dejo morder. La práctica que dan los años hace que no sea cosa fácil engañar a quien los posee. Sucederle a alguien lo que al perro con la sombra de la carne. Dejar lo cierto por lo dudoso. Todo junto, como al perro Jos palos. Dicha locución se emplea para sig- nificar que todos los males le vienen a alguno de una vez; y también, que llegará ocasión en que pagará todos los daños o males que hubiere cometido. Tratar a uno como a un perro. Maltratarlo. Vióse el perro en bragas de cerro, y no co- noció a su compañero. — V. Vióse el vi- LLANO en bragas de cerro, y el fierro que fierro. — 234 — | | PERRO A muchos perros, liebre muerta.—WV. Tres contra uno, vuélvome GRULLO. Como los perros de Zurita, que no tenien- do a quién morder, uno a otro se mordían. Los maldicientes y de genio avieso, cuando no tienen de quién decir o ha- cer mal, de sí mismos lo hacen o dicen. Trae su origen de que un alcalde de Zurita tenía unos perros muy bravos, que estaban de día atados, y sólo los soltaba de noche; y cuando no encon- traban persona alguna en la calle a quien morder, se mordían unos a otros. Como los perros del herrero, que dormían al son de las martilladas, El acostumbrarse a una cosa hace que no se sienta o se note, por mala que sea. Como perros y gatos. Explica el aborrecimiento que algu- nos se tienen, por lo que, cuando están juntos, andan siempre en discordias y altercados. Darse uno a perros. Irritarse mucho, enfurecerse. Echar a perros una cosa, Emplearla mal o malbaratarla. Echar un rato a perros, o la tarde, etc. Dejar el trabajo, dedicando el tiem- po a esparcirse, bien en visitas, jue- go, etc. Echarse uno a dos perros. Abandonarse, descuidarse, no hacer caso de su persona ni del qué dirán las gentes. Estar, o llevarse, como perros y gatos. Se dice del aborrecimiento que mu- tuamente se tienen algunas personas, con especialidad si viven juntas, alu- diendo a la mala liga que suelen hacer estos animales entre sí. Hacer como los perros grandes con los chicos. Se aplica al fuerte que desprecia los ataques que le dirige el débil; a seme- janza de los perrazos con los gozqueci- llos, que, cuando éstos les salen al en- cuentro ladrándoles, alzan aquéllos la pata, se mean, y prosiguen tan frescos su camino. Hacer la misma falta que los perros ez misa. Estar demás o de sobra en alguna parte. PERRO — 235 — Lo conocen hasta los perros. Ser una persona o cosa de todos co- nocida. Don Antonio Capmany y Montpalau, en su Origen histórico y etimológico de las calles de Madrid, dice, a propósito de este refrán, lo que sigue (pág. 140), con referencia a D. Francisco de Chin- chilla, alcalde de casa, corte y rastro, y cuyo nombre conserva aún hoy en día la calle en que vivió en Madrid (1): «Preséntabase con sus alguaciles en los mercados, y al punto cesaban las contiendas, temiendo todos los secues- tros que hacía por la más leve falta que encontrase. Los perros abandona- dos andaban en gran número por las calles, y mandó que los matasen los alguaciles a pedradas, y parece que los animales conocían a su exterminador, pues, al verle, comenzaban a dar gran- des aullidos. Y de aquí quedó el ada- gio vulgar Le conocen hasta los PERROS.> Los mismos perros con distintos collares. Refrán que data desde el año de 1821, con motivo de la substitución del Mi- nisterio Valdemoro Feliú al de Argúe- lles, el 4 de marzo de dicho año, am- bos inspirados en los mismos princi- pios. (V. El grande Oriente, de Pérez Galdós, pág. 190.) Los perros de Lorca, o Eso es lo mismo que los perros de Lorca. Modo de despreciar lo que se oye referir o la proposición que a uno le hacen. Cuéntase de un lorquino que tenía dos perros, a uno de los cuales le había puesto por nombre Misco, y al otro Fo- nes. La unión de ambos nombres da la clave del enigma. No atar uno los perros con longaniza. No tener, ya sea por falta de volun- tad, ya de medios, la esplendidez o el desahogo que se le supone. — Se atri- buye el origen de dicha frase al si- guiente sucedido : Sabido es la fama e importancia que (1) Escrito esto hace más de cincuenta años, era verdad; los derribos efectuados con motivo de la Gran Vía la han hecho desaparecer. Se ha- llaba situada entre las calles de Jacometrezo y la Abada. (Vota del Corrector.) PES desde tiempo inmemorial tiene la fa- bricación de embutidos del pueblo de Candelario (Salamanca). Existió en dicho pueblo a principios del siglo pasado una familia, cuyo jefe, llamado D. Constantino Rico, persona inteligente y de actividad, consiguió gran renombre y posición excepcional, En aquel tiempo era muy frecuente en dicho pueblo y sus alrededores se cita- se a dicho señor cuando se quería sig- nificar algún lujo. Tenía en la planta baja de su casa un gran salón donde trabajaban mu- chas obreras dedicadas a la operación de embutir, y como quiera que un día que estaban embutiendo longanizas un pequeño perro de la casa estaba jugan- do con las operarias, una de éstas, que era una joven de buen humor, cogió una tripa larga ya rellena y se la pasó por el cuello al perro, sujetándolo así a la pata de un tajo, asiento especial de corcho, que se usa en aquel país. En aquel momento entró el hijo de una de las operarias a dar un recado a su ma- dre, y como viera al perro,atado con semejante cuerda, al salir a la calle con- tó a sus amigos los cordeles que usaban en casa del tío Constantino para atar a los perros, y con este motivo dió ori- gen la frase, que se generalizó unida a la fama de rico que ya tenía el dueño de la casa. Por los pequeños perros, la liebre es ha- llada, y por los grandes, tomada. Indica que aunque se lleven la fama de muchas cosas algunas personas, per- tenece el mérito, en realidad, al que ha realizado el trabajo, y no al que lo firma. Quien con perros se echa, con pulgas se levanta. — V . Quien con niños se acuesta, cagado, o sucio, amanece. PES. — Con tres pes se vencen las preten- siones. «Pan, paciencia y padrino. Pan, dice dinero para gastar; paciencia, para per- severar, y padrino, para vencer la pre- tensión.» Las cuatro pes de Lima. Éstas son: Pila, puente, pan y peine. Así se lee hacia la conclusión de Z/ la- zarillo de ciegos caminantes desde Bue- PESA #os-Aires hasta Lima, etc., por D. Calix- to Bustamante Carlos Inca. PESA.— Como, o conforme, o según caigan, o cayeren, las pesas. Según se presente la ocasión; según lo decidan las circunstancias. PESADILLA. — Perseguir, atormentar, como una pesadilla. Se dice de aquella persona, y con más frecuencia de aquella idea, que acosa obstinada y molestamente a al- guno, como sucede con las pesadillas durante el sueño. PESADO. — ¡Alza, pesado, que me has pisado! Expresión usada para quitarse a al- guno de encima, cuando nos molesta con alguna impertinencia. El que es pesado se vuelve ligero con el palo. —V, El ioco por la pena es cuerdo, PESADUMBRE. — Si te dierern pesa- dumbre, zo la tomes. Enseña a no preocuparse por nada, a fin de no pasar malos ratos en la vida. Las pesadumbres zo matan.— V. Pesa- DUMBRES 20 pagan deudas, o no quitan penas, o trampas. Pesadumbres xo pagan deudas, o no quitan penas, o trampas. Modo de exhortar a una persona acongojada a que se haga superior a la aflicción que le aqueja. PESAR.—£l que pesa y el que mide, es el que vive, Alude a que, siempre, pero hoy más todavía, la carrera más lucrativa, es la del comercio. El que bien pesa zo gana. Expresa que si el comercio es tan lucrativo es porque no se distinguen los comerciantes en guardar el séptimo mandamiento de la ley de Dios, salvo tan honrosas como raras excepciones. Mal que me, te, le, mos, os, les, pese. Aunque uno no quiera, contra su gusto, a la fuerza. No pesarle a uno de haber nacido. Presumir de gentileza, hermosura y otras prendas. PESCA.—A la pesca y a la caza, cachaza., La virtud de la paciencia es indis- pensable para el ejercicio de estos de- portes; sin ella no es fácil conseguir nada. — 236 — ! | | | PESCUEZO ¡Brava, o buena, o linda, pesca! Persona muy sagaz, industriosa o ar- tificiosa.—Persona viciosa. PESCADA. — De pescada, Za rabada. Dícese jocosamente en Andalucía para dar a entender que lo más sabro- so de la merluza es la parte de la cola. Quien come pescada y bebe vinada, ni come ni bebe nada. Jocoso, como el anterior. Refiérese a la merluza y al vino. PESCADO. — Ahumársele a uno el pes- cado. Enfadarse. El pescado que se ve, malo es de coger. Porque los peces que flotan, son los que están muertos. Parecer que se ha vendido pescado. Manera de hablar con que se nota en el juego al que ha recogido los cuartos de los demás, Pescado quiere el gato, mas no quiere mojar el plato. : Aplícase a los que quieren recoger los beneficios sin exponer trabajo ni capital, Que no se vuelva todo el pescado cabeza. Dícese de todo aquello cuyos prin- cipios son buenos, flaqueando al final. Todo pescado es flema, y todo juego, pos- tema. La carne del pescado suele ser poco alimenticia, así como en el vicio del juego, sufre el jugador hasta que ve salir su número. De los pescados, el mero; de las carnes, el carnero. —V, De la mar el mero, y de la tierra, el carnero. PESCADOR. — Pescador de caña, más come que gana, o más pierde que gana. Dícese de aquellos que por no tra- bajar, buscan ejercicio de poco trabajo y corta utilidad. Pescador que pesca un pez, pescador es. Consuela la persona cuya diligencia consigue alguna parte de lo que so- licita. PESCUEZO.— Andar a pescuezo. Andar a golpes; porque a este sitio se dirigen las manos para asirse, y van encaminados en una riña los primeros moquetes y puñadas. Oler el pescuezo a cáñamo. Correr el peligro de ser ahorcado. PESEBRE Estirar a uno el pescuezo. Ahorcarle. PESEBRE.-— Conocer el pesebre. Frase figurada y familiar con que se nota al que asiste con frecuencia y fa- cilidad donde le dan de comer. PESETA.-— Cambiar la peseta. Vomitar a consecuencia de haberse mareado o emborrachado. ¿En qué quedamos, en la peseta, o en los treinta y cuatro cuartos? Modo chistoso de preguntar qué so- lución definitiva se va a dar al asunto que se está ventilando, con el objeto de que se le vea el fin cuanto antes. Esa peseta es falsa. Aplícase a los que, teniendo cara de santo, desmienten con sus hechos las tales aparicncias. Peseta que hace duro, déjala tr. Aconseja no escatimar aquel dinero que puede servir para producir más. Necesitar uno cinco pesetas para un duro, Carecer de dinero en absoluto. Ser más salado que las pesetas. Se dice de aquel que nos hace mu- cha gracia o chiste, como no puede menos de hacerlo a todo el mundo el dinero, que encierra en sí más sal que la que pueden producir todas las aguas del Océano. PESO.— Adquirir una cosa, un objeto, etc., a peso de oro, o de plata, o de dinero. Manera de ponderar el coste excesi- vo que ha tenido alguna cosa. Ayuúdanse tres para peso de seis. Se aplica a los que son poco aficio- nados al trabajo, a los holgazanes. Buen peso y medida, dan a la república vida. Un buen gobierno hace feliz al pueblo. Írsele a alguno todo el peso a la culata. Acobardarse, dar muestras de temor o miedo. — V. CAGARSE de miedo. Las cosas hechas con buen peso quiebran los ojos al exceso. Recomienda el cuidado en hacer las cosas para no incurrir en faltas. Peso y medida, quitan al hombre fatiga. Aconseja el buen orden y régimen que se debe tener en las circunstan- cias de la vida. Peso y medida quitan porfía. Lo que se hace con conocimiento y PETENERAS justicia, no da lugar a reconvenciones de nadie. Llevar uno en peso una cosa. Tener a su solo cargo y cuidado un negocio o quehacer difícil o importante. No valer a peso de oreja una cosa. Ser muy despreciable. ¿En qué quedamos : en los dos pesos o en los treinía reales? — V. ¿En qué queda- mos : en la PESETA o en los treinta y cua- tro cuartos? PESTAÑA. — Vo mover pestaña. — V éa- se Vo PESTAÑEAR. No pegar pestaña, o las pestañas. No dormir. Quemarse las pestañas. Leer mucho, especialmente de noche. Querer más que a las pestañas de sus ojos. Tener en gran estima a una persona O cosa. PESTAÑEAR.-£/ que pestañea, pierde. En ocasiones es conveniente no pro- testar para no salir perjudicado. En un pestañear. —V. En un abrir y ce- rrar de ojos. No pestañear, o Sin pestañear. Prestar suma atención a lo que se está mirando u oyendo, o demostrar gran serenidad ante algún peligro in- esperado. PESTE. — Haber peste de una cosa. Existir gran abundancia de ella. Huir de una persona o cosa como de la peste. Evitar su contacto por no querer su trato, con el mismo cuidado que se tie- ne en no aproximarse a las personas que están atacadas de alguna enferme- dad contagiosa. Ser más malo que la peste. Se dice de toda persona u objeto cuyas condiciones no son nada reco- mendables, como sucede con toda cla- se de epidemias. PESTILENCIA. — Huir de la pestilen- cia con tres eles es buena ciencia. O sea: luego, lejos y largo tiempo. PETATE. — Líar uno el petate. Mudar de vivienda o cesar en un des- tino u ocupación, especialmente siendo obligado a ello. — Morirse. PETENERAS. — Salir alguno for pete- neras. Pedir alguna cosa exorbitante. — Ex- PETICIÓN presarse de una manera inesperada y, generalmente, no muy correcta. PETICIÓN. — En todas tus peticiones, echa por largo. Aconseja que cuando se solicite algu- na cosa, se haga exagerándola, pues como en la concesión se suele rebajar, queda en algo, y si se pide poco, en la rebaja se queda en zada. PEZ. — Cayó el pez en la remanga; jay, qué ganga! Frase con que se expresa la alegría que nos produce el ver que una per- sona va por el camino que, secreta- mente, le teníamos preparado. Cuando el pez se deja pescar, no quiere el trigo granar. La pesca se efectúa tanto más abun- dantemente cuanto más profundas son las aguas. El pez que busca el anzuelo, busca su due- lo, o El pez que busca el cebo, busca el anzuelo, Es error grave dejarse engañar de las apariencias de las cosas o de algu- na conveniencia aparente, en que, por lo regular, suele haber algún daño es- condido. En cuanto cae el pez, se frie. No es prudente dejar los asuntos por resolver, sino resolverlos en seguida. Estar como el pez en el agua, Hallarse uno plenamente satisfecho en la situación que ocupa, a la manera que el agua es el elemento del pez. Pez gordo y que pese poco. Aplícase a los que exigen en sus con- tratos muchas conveniencias por poco dinero. Picar el pez. Dejarse engañar una persona, cayen- do incautamente en algún ardid o tram- pa que se prepara a este fin. Quedarse mudo, o callado, como un pez. No hablar o responder palabra. Quien pesca un pez, pescador es. Modo de consolar a una persona cuan- do consigue alguna pequeña parte de aquello que solicita. Salga pez o salga rana. Dícese de los que emprenden a cie- gas una cosa de dudoso éxito. Salga pez o salga rana, a la capacha. Reprende la codicia y ansia de los — 238 — o | | | | PICA que recogen cuanto encuentran, por poco que valga, Si el pez sale del agua, luego acaba. Indica que no se debe quitar a nadie la profesión en que lleva ya muchos años, pues es quitarle la vida, por per- der su costumbre, que, como ya sabe- mos, es una segunda naturaleza. ¡Á nadar, peces! Dícese cuando se toma una resolu- ción pronta y enérgica, mayormente si la acompañan acciones airadas y des- compuestas. Andar escogiendo como peces en banasta. Buscar alguna cosa con sumo cuidado y diligencia. Dice un cantar andaluz: Anduvistes escogiendo como PECES en banasta, y, al fin, vinistes a dar con uno de mala casta. Quien peces quiere, de mojarse tiene, O Quien quiera peces, que se moje el culo. Para conseguir lo que se desea hay que trabajar antes, poniendo los me- dios adecuados al intento. PEZ. — Quien anda con la pez, algo se le pega. —N. El que anda con la miEL, algo se le pega. PIAN. — Pian, pian, las hormigas a Roma va. La perseverancia y la paciencia lo alcanzan todo. PIANTE. — No dejar, o quedar, piante ni mamante. Da a entender que no quedará vi- viente alguno, ni de los que pían ni de los que maman, ni aves ni cuadrúpedos. PIAR. — Piar por lo que queda. No conformarse con lo que se le da a uno, sino ambicionar también el resto. Venid piando y volveréis cantando.—Véa- se Á JUECES galicianos, con los pies en las manos. PICA.—Arrastrar una pica en Flandes. — V. Poner una pica en Flandes, Poner uno una pica en Flandes. Lograr una cosa venciendo la multi- tud de obstáculos que se oponen a su consecución. Débese el origen de dicha frase a que, en tiempo de Felipe IV era tan grande la escasez de soldados, que en 1655 ha- bía tercios y compañías que sólo conta- PICADA ban 28 hombres armados; según el con- de de Cleonard, catorce tercios sólo contaban 1.553 hombres, y el mismo conde-duque de Olivares sólo pudo re- clutar 12 hombres para su compañía coronela, cuando la sublevación de Ca- taluña. Dada esta escasez de soldados, pues los mozos no se alistaban voluntaria- mente y huían del servicio militar, exi- miéndose con fútiles pretextos, era su- mamente difícil enviar soldados, y par- ticularmente piqueros, para mantener las guerras que dicho monarca soste- nía en Flandes. De donde vino el ori- gen de dicha locución, por lo difícil de encontrar un soldado para ellas, Pasar, o saltar, por las picas de Flandes. Atropellar por cualesquiera respetos o inconvenientes. —V. Poner una PICA en Flandes. PICADA. — A picada de mosca, pierna, O pieza, de sábana, Moteja a las personas delicadas, par- ticularmente cuando piden un gran re- medio para un pequeño daño. PICADILLO. — £star, o venir, uno de pi- cadillo. Estar, o venir, enfadado y deseoso de que se ofrezca la más leve ocasión para dar a entender su resentimiento. Hacer picadillo a uno. Matar con ensañamiento y exceso de crueldad. — Suele usarse metafórica- mente. PICAR. — Vo haber cosa donde uno no pique. Entender de todo, saber tratar de cualquiera materia que se suscite. Picar más alto, o muy alto. Frase que da a entender que alguno se jacta con demasía de las calidades o prendas que tiene; o bien que preten- de alguna cosa muy exquisita y eleva- da, desigual a sus méritos y calidad. PÍCARO.—A pícaro, picaro y medio. — V. Donde las Dan, las toman. A un picaro, otro mayor. — V. Donde las DAN, las toman. Ni a picaro descalzo, ni a hombre callado, ni a mujer barbada, no les des posada. Advierte el riesgo de admitir en casa sin cautela a persona de las cualidades que en el refrán se expresan. PICOTA Todos los picaros tienen fortuna.—NWVéa- se Todos los pILLOS tienen suerte. PICAZA. — Esconder como picaza. Alude la comparación a la costumbre que tienen las urracas o picazas de ocultarlo todo. Hablar más que picaza.—V. Hablar más que una URRACA. PICO. — £sto es asir del pico de la empa- nada, Andarse en rodeos, no acometer de frente la cuestión. Hincar el pico. Morirse, Llevarse a uno ez el pico. Hacerle gran ventaja en la ejecución o comprensión de una cosa, y más re- gularmente en materia de ciencia. No perderá por su pico. Frase con que se nota al que se ala- ba jactanciosamente. No te dará en el pico, Perico.—V, No te llevarás mi ROSA. Perder a uno por el pico. Venirle daño por haber hablado lo que no debía. Pico de oro. Dícese del orador que es elocuen- te. —Aplíicase con más frecuencia a los oradores sagrados, Poner en pico. Parlar, o dar noticia de lo que sería mejor se callase. Quien te hizo el pico, te hizo rico. Da a entender la facilidad de hacer ahorros cuando no hay que costear la manutención Tener algo en el pico de la lengua.—V. Te- ner uno en la punta de la LENGUA una cosa. Tener uno buen pico. Expresarse con expedición y gala- nura. —Ser tragón, ser comilón. Tener mucho pico. Descubrir todo lo que se sabe, o ha- blar más de lo conveniente. Andar a picos pardos, Da a entender que, pudiendo apli- carse a cosas útiles y provechosas, se entrega a las inútiles o torpes por no trabajar y por andarse a la briba, PICOTA.— Beba la picota de lo puro, que el tabernero medird seguro. Reprende a los ministros de justicia PICOTAZO que tomando para sí lo mejor, permi- — 240 — ten a los abastecedores vendan lo peor y de mala calidad al público. Estar más alto que una picota. Se dice de todo lo que ocupa una posición elevada, como sucedía con los rollos o picotas, a fin de que pudieran ser vistas fácilmente de los circunstan- tes las cabezas de los criminales colo- cadas en su remate, para satisfacción de los males causados, y ejemplo de la Hu- manidad PICOTAZO.— Todos los picotazos van a la cresta.—NV. Perro flaco todo es pulgas. PICHÓN.—De/ pichón Zas alas, y del cor- dero las magras. Indica cuál es la parte más sabrose de cada uno de los dos animales que cita. PICHOTE.— l/ás tonto que Pichote. Se dice del que es muy negado. Su- ponemos que Pichote es un ente ima- ginario, como tantos otros de que se vale nuestro pueblo para sus compara- ciones. PIDIENTE. — 4 gran pidiente, gran des- pidiente. Las exigencias en pedir, traen la des- templanza en negar. PIE. —¿A do tu pie? — He aquí mi oreja. Expresa el cuidado o interés con que se siguen los pasos de una persona, A pie juntillas. Con los pies juntos, y por extensión se dice creer una cosa q pie juntillas, por firmemente, con terquedad, a cie- rra ojos. Hay en nuestra lengua ejem- plos varios de tales concordancias como la presente, formadas por el vulgo para significar juegos de muchachos, como el que denota la presente frase. Si de muchachos e indoctos nació la expre- sión, no es extraño que dijeran a PIE juntillas, a ojos cegarritas, y Otras. A quien le dan el pie, se toma la mano, — V. Dar a uno el pie y tomarse la mano. Al pie del coco se bebe el agua. — V. La LECHE, al pie de la vaca. Al pie del monte se ahuma el capote. El contar las cosas de oídas no tiene mérito. Andar al pie de la letra. Úsase jocosamente para indicar que se va a pie. A q AO PIE bailar uno en un pie. Hacer andar a uno derecho. Bien se está el pie en la pierna. —V. Bien se está SAN PEDRO en Roma. Buen pie y buena oreja, señal de buena bestia. Manera de motejar a alguno de estú- pido, sobre todo si tiene grandes los pies y las orejas. Caer siempre de pie, como los gatos. Llegar en buena ocasión para conse- guir lo que desea. — Tener suerte. Cerrado, como pie de muleto, Se aplica a la persona que, siendo de genio duro y obstinado, no da oídos a las razones. Cojear del mismo pie. Tener las mismas faltas. Cojear del pie que cojea otra persona. Adolecer de iguales defectos que ella, Con un pie en el hoyo, o en el sepulcro, o en la sepultura. En peligro de morir, por vejez o por enfermedad. Con un pie solo no se anda. Frase con que se excita a una perso- na a que repita de aquello que ya se le ha dado; por ejemplo: un pastel, una copa de vino, etc. Creer a pie juntillas, NV. A pie juntillas. Cuando el pie muda, la tierra suda. El pretender ganarse la vida en país extraño trae consigo no poco trabajo; es decir, patear mucho hasta conse- guirlo. Dar a uno el pie y tomarse la mano. Moteja al que se propasa, tomándose más libertad de la que se le permite. Echarle a uno el pie adelante, Aventajarle, excederle, sobrepujarle. El pie del dueño, estiércol para la heredad, Significa cuánto importa la presencia del señor para que vayan bien sus co- sas o se adelante. El que está en pie, mire no caiga. Enseña el cuidado que se debe tener en la prosperidad, por lo inconstante que es la fortuna. Entrar con buen pie. Empezar a dar acertadamente los pri- meros pasos en un negocio, Estar con un pie en la huesa. Ser ya muy viejo y a punto, por lo tanto, de morir. PIE Estar uno con el pie en el estribo. Cervantes, al dedicar su última pro- ducción al conde de Lemos, como quie- ra se encontraba ya en vísperas de morir, empieza su dedicatoria a dicho magnate evocando el recuerdo de aque- llas coplas antiguas, que empiezan di- ciendo: «Puesto va el pie en el estribo, con las ansias de la muerte, gran señor, esta te escribo.» Quería, por consiguiente, decir al ilus- tre prócer que estaba a punto de morir. No se equivocó mucho, por cierto. fr con pie derecho. Comenzar bien un asunto. Irse del pie a la mano. Subirse a mayores; abusar de la con- fianza otorgada. Mejor es resbalar del pie que de la lengua. Aconseja la prudencia en lo que se dice, pues no se sabe las consecuen- cias que puede traer lo dicho. No dar pie con bola. Estar desacertado y poco feliz en un asunto. No dejar a uno sentar el pie en el suelo. Traerle continuamente ejercitado y ocupado, sin permitirle rato de ocio o descanso. 7 No la habéis tenido el pie al herrar. — V. Saber de qué pie cojea alguno. No me tuvieron el pie al herrar. — V. Sa- ber de qué PIE cojea alguno. No saber cudi es su pie derecho. No saber uno por donde anda. No volver el pie atrás. No cejar en su intento o determi- nación. Pasar del pie a la mano. Frase que se dice de las bestias que tienen el paso tan largo, que con el pie pisan más adelante de donde pisaron con la mano. Pasarle a uno el pie delante. Aventajarle, excederle, sobrepujarle en alguna cosa. Perder pie. — V. Perder los ESTRIBOS. Razón de pie de banco. Llámase así a la explicación que se quiere dar de una cosa, y que, por su falta de sentido común, no convence a nadie. : — 241 PIE Saber de qué pie cojea alguno. Conocer sus mañas, defectos o cos- tumbres. Sacar a alguno el pie del lodo. Levantarle de la miseria o bajeza en que yace a un estado de prosperidad o de esplendor. Salir pie con bola. — V. Comino por ser- vido. Saltar a pie cojita. Frase empleada para indicar un en- tretenimiento de muchachos consisten- te en brincar sobre un pie, teniendo la otra pierna encogida. Ser una cosa más vieja que el andar a pie. — V. Ser más viejo que Sara, Tenerle a uno el pie sobre el pescuezo, Tenerle humillado o sujeto. Un ratito a pie y otro ratito andando. Manera jocosa de decir que una per- sona ha andado una larga caminata, re- corriéndola a pie. Andar a cuatro pies. — V. Andar a GATAS. Andar buscando cinco pies al carnero. — V. Andar buscando cinco pres al gato. Andar buscando cinco pies al gato. Dícese de aquellos que con sofiste- rías y embustes quieren hacer creer lo imposible. — Debe su origen esta frase proverbial a un quídam que pretendía probar que el rabo de un gato era un pie. Andar buscando tres pies al gato. Algu- nos añaden : y el gato tiene cuatro. Dícese de aquellos que tientan de pa- ciencia a alguno con riesgo de irritarle, Andar con pies de plomo. Equivale a no obrar de ligero, sino después de haber pensado y madurado el asunto. Andarse metiendo entre los pies, como los pollos. Se dice cuando los chicos se atravie- san al paso de las personas mayores, como los pollos cuando se anda por en medio de ellos, Arrastrar uno los pies. Ser ya muy viejo. Buscar cinco, o tres, pies al gato. — V éa- se Andar buscando tres PIES al gato. Comerle a uno los pies. Tener deseos vehementes de ejecu- tar una cosa; perecerse por verla reali- zada. 16 PIE De dos pies, aunque el uno esté sano, si el otro está cojo, tal vez cojea. Hace ver el efecto de las malas com- pañías. Debajo de los pies se levanta al hombre cosa con que tropiece y caiga. Los peligros suelen presentarse aun en las cosas más ínfimas. En teniendo yo los pies calientes, la cadeza seca, y el culo corriente, no necesito al Protomedicato. El que goza de un bienestar general, no tiene por qué preocuparse. Haber nacido de pies. Acompañar a uno la suerte en todos sus asuntos. Hacer a uno levantar los pies del suelo. Inquietarle obligándole a ejecutar lo que no pensaba. Los pies del hortelano no echan a perder la tierra, ni el sastre ensucia la tela, Aquel que maneja las cosas, evita fácilmente los yerros que comete el que se introduce en ellas sin conoci- miento. Los pies han de ir donde la cabeza. Aconseja que no se haga más que lo que el talento de cada cual le aconse- je después de meditado. — Los subor- dinados deben hacer lo que el jefe or- dene, con objeto de alcanzar el fin que se busca. Llevar uno pies ez las manos, Hacer un regalo de aves, como de gallinas, pavos, perdices, etc., por lle- varlas cogidas con su mano por las patas. Merecer uno andar en cuatro pies. Ser muy bruto. Mírate a los pies, y desharás la rueda. Los que se envanecen por algo, de- ben fijarse primero en si tienen motivo para ello. No me barra usted los pies, que entonces no me caso. Preocupación madrileña, absurda a todas luces. ` No ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán. Frase en defensa de la igualdad del hombre. No tener una persona, o cosa, pies 2 cabeza. No tener orden ni concierto.—Juega PIE mucho entre nuestros clásicos, a la par de la frase anterior, la de Vo ser PEPI- TORIA, fundándose en que en el guiso de la pepitoria entran los despojos de las aves, y consiguientemente, la cabe- za y las patas. ¡Pies, a correr! — V. Pies, ¿ara qué os quiero? Pies, ¿para qué os quiero? Expresión que denota la resolución de huir de un peligro. Poner pies en pared. Empeñarse con tenacidad en conse- guir alguna cosa, por el apoyo que bus- ca en el muro o pared, el que trata de forzar o desprender algo. Poner pies en Polvoranca. — N. Poner PIES en Polvorosa. Poner pies en Polvorosa. Huir, escapar, quitarse de en medio precipitadamente. Aquí surge la cuestión de si se ha de escribir Po/vorosa, nombre que lle- va un pueblo de la provincia de Palen- cia, O folvorosa, vocablo del dialecto gitano, que significa calle o camino. Yo creo que, puesto que la locución, está basada en el sonsonete (porque el que corre precipitadamente suele levantar el polvo del suelo), tan bien escrito está de un modo como de otro, y así se ve indistintamente practicado por nues- tros escritores, tanto antiguos cuanto modernos. A mayor abundamiento en defensa de la P (mayúscula) existe con igual significación la forma de Poner PIES en Polvoranca, figurando en ella el nombre de esta villa, distante dos le- guas de Madrid; nombre que, como se ve, sólo a título del sonsonete tiene igualmente cabida en la locución que nos ocupa. ¡Qué desatino! —¡ Andar a cuatro pies como un pollino! Al prorrumpir en la primera parte de este refrán el que da a entender a otro que ha cometido alguna indiscreción, en son de picado contesta el aludido con la segunda parte. Sacar con los pies adelante a uno. Llevarlo a enterrar. Sacar los pies de las alforjas. Dícese del que habiendo estado tími- do, vergonzoso o comedido, empieza a PIEDRA. — PIEDRA atreverse a hablar o a hacer algunas co- sas a que no se atrevía anteriormente. Sacar los pies del plato. — V. Sacar los ries de las alforjas. Tener unos pies como libros de coro. Extremadamente grandes. Tirar de los pies a los ahorcados. Estar próximo a morir. Traerle a uno los pies. Lavárselos. — Es frase anticuada, Bien está la piedra en el agu- jero, Advierte que las personas o las co- sas no se deben sacar del lugar que les corresponde. Caer como piedra en pozo. Se suele aplicar a la persona que al acostarse rendida en la cama por el cansancio, se queda luego profunda- mente dormida y sin movimiento. Como en la piedra al oro, se prueba en el oro al hombre. No puede dudarse de la honradez del que resiste a la seducción por el dinero. Con una piedra matar dos pájaros. — V. Matar dos pájaros de una pedrada, o de un, tiro. Dar en piedra y en fraile. Alcanzar una buena suerte inespe- rada. Echar a alguno a piedra y honda. Despedirlo bruscamente. Echarse una piedra en la manga. Frase con que se reconviene a uno por haber caído en la misma culpa que reprende. Hallar la piedra filosofal. Encontrar modo oculto de hacerse uno rico. Menos da una piedra, o una peña, o un canto. Réplica que se da a quien se queja de haber recibido poco. Ni piedra redonda, ni gente de Gerona. La primera parte de este refrán ha sido, es y será siempre una verdad de eterno principio, por cuanto nada más molesto para el piso, ni ocasionado a resbalar, que un conjunto de piedras redondas o de forma esférica. En cuan- to a la segunda parte, fuerza es tener presente que este refrán existía ya en el siglo xvi consignado en letras de PIEDRA molde, y que por aquella época abun- daban en la comarca gerundense infini- dad de partidas de bandoleros, a quie- nes favorecía para sus hazañas la situa- ción topográfica, merced a los barran- cos peligrosos y las ásperas cordilleras que forman los Pirineos. No dejar piedra por mover. Poner todas las diligencias y medios para conseguir un fin; no omitir dili- gencia ninguna para ello. No hay piedra berrogueta que dende a un año no ande lisa al pasamano. Da a entender que, por más áspera y fuerte que sea una cosa, viene con el mucho uso a suavizarse. No medra la piedra que rueda, sino la que está en la cantera queda, Para conseguir una cosa es preciso tener paciencia y esperar, no andando con mudanzas ni inquietudes. No quedar piedra sobre piedra. Da a entender la completa destruc- ción y ruina de un edificio, ciudad o fortaleza. Piedra movediza nunca la cubre moho, O nunca moho la cobija. — V. PLANTA miit- chas veces traspuesta, ni crece ni medra. Piedra rodadera no es buena para cimien- to; ni mujer que ama a muchos, para ca- samiento. Demuestra que lo voluble no es bue- no para nada. Piedra sín agua no aguza en la fragua. Enseña que para conseguir lo que se intenta, es menester ayudarse, o que a uno le ayuden. Señalar con piedra blanca, o negra. Celebrar con aplauso y regocijo el día feliz y dichoso, o, por el contrario, lamentar y llorar el aciago y desdicha- do. Es tomado de que los antiguos se- ñalaban los días afortunados con una piedra blanca, y los desgraciados con una negra, Ser más duro que una piedra. — V. Más duro que un DIAMANTE. Ser uno de piedra. Ser de corazón duro, o de carácter inflexible Tener uno su piedra en el rollo. Ser persona de distinción en el pue- blo y deber tener lugar en las cosas de atención y honra. PIEL Tirar la piedra, y esconder la mano. Hacer daño a otro, ocultando que se lo hace. Durar por piedras. — V. Durar por re- Ñas a una cosa. Hacer de las piedras pan. Comer con apetito y sin andarse en melindres. — V. Ser uno capaz de sacar POLVO de lo mojado. Hasta las piedras se quebrantan a fuerza de muchos golpes.—V. La GOTERA cava la piedra. Las piedras lo conocen. Ser una cosa tan lógica que hasta las personas más ineptas lo comprenden.— Dícese del que es muy popular y co- nocido. Levantarse las piedras contra uno. Frase con que se ponderan las mu- chas desgracias que acaecen a una per- sona, o con que se denota lo mala que es. Para abajo, las piedras ruedan; para arriba, Dios las menea. Las cosas fáciles cualquiera las hace sin mérito alguno: la gracia está en lo- grar las difíciles. O como reza el cantar: Para cuestas arriba quiero mi mulo; que las cuestas abajo yo me las subo. Quien calla, piedras apaña, Se aplica al que, en una conversación, observa, sin hablar, lo que se dice, para usar de ello a su tiempo. Ser uno, o una cosa, capaz de ablandar, o enternecer, las piedras. Mover fuertemente a compasión. PIEL. — Cuando falta la piel del león es menester servirse de la del zorro, Donde no sirve de nada la fuerza hay que recurrir a la astucia. Cuando la piel del león es corta, conviene añadirla cosiéndole otra de raposa. — V. Cuando falta la peL del león es me- nester servirse de la del zorro. Donde no alcanza la piel del lobo debe co- sersé la de la zorra. — V. Cuando falta la PIEL del león es menester servirse de la del zorro. Muda la piel la raposa, mas su natural no despoja. Aunque las personas cambien de es- — 244 — PIERNA tado social, su manera de ser siempre será la misma. Ser la piel del diablo, o de Barrabás. Se aplica a los muchachos inquie- tos y revoltosos, que tocan en incorre- gibles. PIENSO. — Ni for pienso. De ningún modo; de ninguna forma. PIERNA. — A modo de pierna de nuez. No haber hecho alguna cosa con la rectitud que le corresponde. Estarse, o dormir, o reposar, a pierna tendida, o suelta. Frase con que se explica que uno goza, posee o disfruta una cosa con descanso y quietud y sin cuidado. Echar a uno Za pierna encima. Excederle o sobrepujarle. Estirar la pierna. Morir. La pierna al lecho y el brazo al pecho. Aconseja que para cada acción se pongan los medios proporcionados a su logro. Nadie tienda más la pierna de cuanto fuere largo la sábana. Aconseja que nadie gaste más de lo que pueda gastar. No se debe alargar, o estirar, o extender, la pierna más allá de adonde alcance la sábana, o la manta. Nadie se exceda a hacer más de aquello a que alcancen sus facultades, de cualquier género que puedan ser éstas, porque, tarde o temprano, llega- rá a contemplarse víctima de su im- prudencia. Ráscate la pierna, que te duele la cabeza. Dícese de los que suelen aplicar re- medios inoportunos o deducir conse- cuencias falsas. Si me quebré la pierna, guizd por mejor. A veces, por conseguir mejores re- sultados, se llevan a efecto actos que parecen desacertados, Echar piernas. Preciarse o jactarse de galán o va- liente. El que tiene buenas piernas xo necesita muletas. Quien se puede valer por sí mismo en orden al desempeño acertado de lo que ha emprendido, no ha menester de apelar a la cooperación ajena. PIEZA Hacer piernas. Dícese de los caballos cuando se afir- man en ellas y las juegan bien. Meterse a alguien, o algo, por debajo de las piernas. Dominarle,imponérsele, despreciarle. Traerle a uno Zas piernas. Según la Academia, «frase antigua: dar friegas en ellas». Léese en Moreto: «— Hame dado un accidente. — Si es cosa de la cabeza, dos parches de tacamaca, y que le /razgan las PIERNAS.» PIEZA. — A buena pieza, mala suela, Por lo general, a las personas más dignas las suelen tocar peores compa- ñÍas. Caerle a uno pieza. Sobrevenirle algo que le cause mo- lestia o perjuicio de consideración, es- pecialmente tratándose de tiempo in- definido. — Úsase, por lo común, al re- ferirse a la persona molestada o perju- dicada, diciendo: Ya me, o te, o le, etc., cayd PIEZA. Pieza tocada, pieza Jugada. Refrán del juego de ajedrez, en el cual es una ley que el jugador que ini- cia una jugada levantando la pieza del tablero, no tiene derecho a volver a dejarla en la casilla de que la tomó para jugar otra, aunque comprenda que lo que iba a hacer era en contra suya. Quedarse uno en una pieza, o de una pie- za, o hecho una pieza. Quedarse sorprendido, suspenso o admirado por haber visto u oído una cosa extraordinaria o no esperada. PÍLDORA. — Dorar la pildora. Suavizar con artificio y blandura la mala noticia que se da a uno. Si la pildora bien supiera, no la doraran por de fuera. Se dice hablando de objetos que algu- nos ofrecen con simuladas ventajas, y que se descubre ser engañosas, aunque con capa dorada. PILÓN. — Beber del pilón uno. Recibir y publicar las noticias del vulgo, Haber bebido del pilón. Haber cedido ya de su rigor un juez o ministro, riguroso en su entrada. = 25 a S PIMIENTA Llevar a uno al pilón. Hacer de él todo cuanto se quiera; manejarlo a su capricho. — Es muy co- mún el decir: Por la buena me llevan al PILÓN, para significar que con dulzura y paciencia consiguen de uno lo que no se alcanzaría por medios duros, riguro- sos o violentos. PILOTO. — Piloto quiere este barco. Dícese de todo negocio que no llega a alcanzar su completo desarrollo, y, en su Consecuencia, a rendir el fruto apetecido, por falta de buena direc- ción. —En sentido restricto: Esta CASA se alquila. PILLAR. — 4/ gue pilla, pilla. Indica el poco cuidado que a uno le da el que se molesten los demás, creyen- do verse aludidos en lo que se satiriza. Quien pilla, pilla. — V. Lo comino es lo Seguro. PILLO.— Es uz pillo, que se pierde de vista, Aplícase a los truhanes, o, por lo me- nos, gente lista, conocedora del mundo, hábil, etc. —La mayor parte de las ve- ces no encierra vituperio. fr de pillo a pillo. Dícese cuando dos sujetos se con- ciertan para algún fin, y cada uno de ellos emplea con la mayor reserva cier- tos medios que juzga ser los más a pro- pósito para salir adquiriendo notables ventajas sobre el otro. Ser más pillo que una loma. Ser muy granuja y listo. Todos los pillos tienen suerte. Generalmente, la persona que menos méritos tiene es la que suele salir más beneficiada en todos los órdenes de la vida. PIMPÍN. — Y pimpin, San Agustín, que aquí el cuento tiene fin. Frase que se emplea algunas veces, como otras muchas, para denotar que se acabó la conseja que se estaba con- tando. PIMIENTA. — Hacer pimienta. En Aragón: Hacer xoviLLos los esco- lares. — En Andalucía se dice: Hacer RABONA. La pimienta es chica y pica. —V. No hay ENEMIGO Chico, O Pequeño. Picar más que la pimienta. Se aplica a todo manjar que está muy PIMIENTO picante. — Dícese también de los es- critos que hemos convenido en llamar verdes, Saber a pimienta, o tener mucha pi- mienta, Dícese de todo aquello que se ven- de a precio excesivamente alto.—Vie- ne su origen de la estima en que se tenía en un principio la pimienta a cau- sa de su escasez, cuando fué traída de Oriente a nuestras regiones en tiem- po de las Cruzadas. — También se dice: Salpimentar los géneros o mercancías. Ser uno como una, o una, pimienta. Ser muy vivo, agudo y pronto en comprender y Obrar. Tener mucha pimienta. Estar muy alto el precio de un gé- nero o mercancía. PIMIENTO. — Picar más que un pimien- to, oque un pimiento chile.—V. Picar más que la PIMIENTA. PINGANITOS.— Los que ayer estaban en pinganitos, %oy están por el suelo, Recuerda lo voltaria que es la For- tuna. PINGO.-— Andar, estar, o ir, de pingo. Moteja a las mujeres más aficionadas a visitas y paseos que al recogimiento y a las labores de su casa. PINO. — Ser conto un pino de oro. Se dice de la persona que es bizarra y apuesta. Gallardo el pino por su al- tura y enhiesta copa, siendo de oro, añade el valor a la gentileza; frase ga- lana y significativa. Clemencín dice que se denominó así una especie de adorno que llevaban antiguamente las mujeres en la cabeza. PINTA.-— Descubrir, o sacar, a uno por la pinta. Conocerlo por alguna señal o circuns- tancia que lo distingue entre otros, Mostrar buena pinta. Tener buen aspecto; mostrar dispo- sición para alguna cosa. No quitar pinta. Parecerse con grandísima semejanza a otro, no sólo en el exterior, sino tam- bién en el genio y acciones. PINTADO. — Dársela al más pintado. Locución con que se manifiesta ser tan comprometida la situación en que uno se encuentra, que desafía al más — 246 — PINTO hábil, sagaz y práctico a que salga airo- samente de tan grande apuro. El más pintado. El sujeto más hábil, prudente, expe- rimentado, valioso, etc. Estar, salir, ser, venir, etc., pintado, o como pintado. Ajustado, adecuado, oportuno, muy a propósito. Hacer alguna cosa como el más pintado. Llevarla a cabo con tanta perfección como el que mejor la pudiera hacer, No foder ver a uno, o algo, zi pintado. Tener hacia él, o ello, una aversión decidida. | PINTAR.—Pintar como querer. Frase con que se explica que sin fundamento ni solidez se adula uno el gusto, persuadiéndose a que una cosa tendrá el efecto que él se figura y le conviene. Pintarse uno solo para una cosa. Ser muy apto o habilidoso para ella. Pongo un pintar. Úsase en Castilla la Vieja como equi- valente de pongo por caso, o por ejemplo. Quien lo quiera mejor, que lo pinte. Frase con la cuai se da a entender que no puede uno hacer una cosa me- jor de lo que la ha hecho. PINTIPAR ADO.-— Venir una cosa pinti- parada. Parecida, semejante, lo que es a pro- pósito de lo que se trata; voz de com- posición vulgar de pintado y parado; pintado, que se dice de lo que está tan bien, que parece que no lo ha tocado nadie, que pinta bien; y parado, que para o cae a su natural y justamente. PINTO. — Estar entre Pinto y Valdemoro. Estar borracho, beodo. Cuéntase que hubo en Pinto un bo- rrachín, medio tonto, que tenía la ma- nía de andar siempre saltando como los niños para lucir su agilidad. Acostumbraba irse por las tardes con algunos amigos a las afueras del pue- blo, y en cuanto llegaba a la zanja que sirve de divisoria entre éste y su limí- trofe, echaba a correr, exclamando: Ahora estoy en Pinto; saltaba al otro lado y decía: Ahora en Valdemoro; vol- vía a saltar: Ahora en Pinto, y así suce- sivamente. PINTOR Ocurría muchas veces que el vino, a que era gran aficionado, como ya se ha dicho, le aflojaba las piernas, y al sal- tar, no midiendo bien el espacio, caía el pobre imbécil en lo profundo de la zanja; con lo cual, viendo esto, excla- maba: Ahora estoy entre Pinto y Valde- moro. Quedó ya hecha la frase, así es que en cuanto lo veían los amigos beber ya le estaban diciendo: Mira, Fulano, gue luego vas a estar entre Pinto y Valdemoro. PINTOR.-— Pintor que no borra, porra. Todas las cosas, para estar bien he- chas, necesitan de corrección. Pintores y poetas tienen licencia siempre de inventar lo que les place, Dicho de Horacio en su epístola a los Pisones, que ha venido a ser de uso común, y que aun en nuestra len- gua es bastante frecuente enunciarlo en su Original latino, a saber: Pictori- bus atque poetis guidlibet audendi semper fuit aqua potestas. PINTURA. — Vo poder ver a uno, o algo, ni en pintura. — V. Vo poder ver, etc., ni PINTADO. PINZAS.—Vo se lo sacarán ni con pinzas. Expresa la dificultad con que se tro- pieza en averiguar de una persona re- servada o cauta lo que se desea saber. PIÑÓN.-— Estar uno a Partir un piñón con otro. Haber unidad de miras y estrecha unión entre ambos. Comer los piñones en una parte. Hacer Nochebuena en ella. Los piñones dan tentaciones. ¿De qué? No lo he podido averiguar. _ Como no sea de seguir el consonante... PIO.— Andar pío, pío tras de una perso- na, O Cosa. Solicitarla con afán. En cuanto oigo pio, no soy mío, Dícese de aquellas personas que se dejan llevar de los halagos con toda fa- cilidad. PIOJO. — Cono piojo en costura. Locución familiar que se dice del que se entremete donde no le llaman. Parecer un piojo pegadizo, Dícese de la persona importuna y molesta a quien no puede uno apartar de sí. — 247 — APP q rs d = PIQUE Ser uno un piojo resucitado. Aplícase a las personas que, habien- do salido de las ínfimas capas sociales, llegan a ocupar un puesto elevado, en- soberbeciéndose por lo general. Estar como piojos en costura. Locución familiar de que se usa para denotar que se está con mucha estre- chez y apretura en algún paraje. Haber de una cosa como piojos. En abundancia; y así, se dice: Afatar gente como piojos. — De poca magnitud o consideración; v. gr.: Macer la letra como PIOJOS; dar puntadas como PIOJOS. ¡Qué gordos son los piojos de los pobres! Por chiste, se suele decir de los probes. Pondérase lo grande o considerable que es alguna cosa. PIPA.— Fuma la pipa entre palabra y pa- labra, a fin de que vayan bien pesadas. Refrán indio con el que se da a en- tender que no se debe hablar ni obrar de ligero, sino después de haberlo pen- sado mucho. Fumarlo en pipa. Ser notable o sobresaliente una per- sona o cosa en su línea. Tomar pipa. Marcharse, irse, huir. PIPÍ. — Es más tonto que el pipi. Dícese de la persona poco advertida, o que no tiene viveza ni gracia en lo que hace o dice, con alusión al p2p2, pa- jarito de América, que alternando lla- namente y sin reserva con aves de otra especie, es fácilmente cazado por ellas, y a cuyo canto zonzo, pues no sale de pipí, pipí, debe seguramente, por ono- matopeya, el nombre que lleva. PIPIRIPAO.— La tierra del Pipiripao. Lugar o casa donde hay opulencia y abundancia, y se piensa más en rega- larse que en otra cosa. PIQUE. — Echar a pique. Conseguir que un asunto no prospe- re. — Desbancar a una persona. Parecerse uno a Pique.. En varios pueblos de Aragón, a los que son muy torpes, se les suele decir: Te pareces a PIQUE. Éste era un mozo gran andador, como lo son casi todos los de la tierra de la Pi- larica, al que le previnieron madruga- ra al día siguiente, porque tenía que ir PIRUETA a Calatayud. Cuando el amo se levantó, se encontró con que ya estaba de vuel- ta el criado; y como quiera que no le había manifestado antes de emprender el camino en qué consistía el recado que tenía que hacer, de ahí que tuvo que repetir el viaje, por frustrado. Esto, y Pasarse de Listo, todo ello viene a resumirse en el mismo supues- to, por aquello de que Los EXTREMOS se tocan. PIRUETA. — Hacer piruetas. Hacer gestos con la cara o con las manos, cuando no con todo el cuerpo. PIRRARSE.-Pirrarse uno for una cosa. Gustarle excesivamente alguna cosa. PISADA.-— Seguir las pisadas de uno. Imitarlo, seguir su ejemplo. PISTA. — Seguir la pista a uno. Perseguirle, espiar, acechar, obser- var sus pasos. PISTO.— Darse uno pisto.—V. Darse toxo. Estar más quemado que un pisto manchego. Aplícase a los manjares que se han requemado al cocinarlos, con alusión a los pistos que se hacen en la Mancha, que suelen adolecer de esta falta. — En sentido metafórico se emplea para ma- nifestar que alguna persona está su- mamente incomodada, resentida o ge- mada. Hacer una cosa a pistos. Con interrupción, poco a poco o con escasez y miseria, PISTÓN.-— Ser alguien, o algo, de pistón. Ser notable en su línea. PITADA. — Dar uno una pitada, o Salir con una pitada. Cometer alguna inconveniencia en lo que se dice o se hace; salirse de tono; armar una discusión ruidosa o extem- poránea, etc. PITAR. — No pitar una cosa. No dar el resultado que se esperaba de ella. Salir pitando uno, o una cosa. Ahuyentarse o desaparecer; abando- nar su posición repentina y violenta- mente. Tú pitarás. Frase proverbial con que se da por seguro a alguno que, habiendo apron- tado los recursos necesarios, obtendrá lo que desea. — 248 — f | | | | | PLACER Cuéntase con este motivo que ha- biendo encargado varios chicuelos a un viejo de su pueblo, que se disponía air a la feria de la capital, el que les com- prara a cada cual un silbato; comoquie- ra que tan sólo uno de ellos le alargara el dinero para su adquisición, le dijo inmediatemente: » Con un podenco afamado de un sombrerero encontró, acuestas la ley le echó, y dejólo ajusticiado. >Indignado el sombrerero, con un garrote salió, y dos mil palos le dió, y tras cada golpe, fiero muchas veces repetía: >—¿Que era podenco no viste, loco infame? — Fuése él triste; y luego, aunque un gozque vía, mastín, o perro mostrenco, al irle la piedra a echar, volviéndola a retirar, decía: —; Guarda, es PODENCO!» Cada uno hace lo que puede. Expresión con la cual se disculpa a una persona de no haber ejecutado una obra con la debida perfección. Dame el poder, pues me diste el querer. El cariño siempre desea hallar los medios para satisfacerlo con la pose- sión. El podrá ser es la esperanza de los necios. Nadie debe conformarse con lo hipo- tético, sino con lo efectivo. El que poder no tiene, oro ni hidalguía, tenga manera y seso, arte y sabiduría, Recomienda la educación a falta de otras prendas. En poder de muchachos te veas. Especie de maldición lanzada contra aquel a quien no se quiere bien; y no va muy descaminada, pues sabido es que los chiquillos suelen ser de la piel del diablo. Hace uno lo que puede, y no lo que guie- re.— V. Cada uno hace lo que PUEDE. Hacer una cosa hasta más no poder. Manera de ponderar haberse hecho tanto por lograr una Cosa, que ya no es posible hacerse más. No podemos más de lo que por derecho podemos. Es decir, que no nos extralimitamos de aquello que legalmente nos corres- ponde. No todo lo que se puede, se debe. La prudencia indica en no pocos ca- PODEROSO sos el límite de nuestros deseos, pues queriendo y pudiendo llevar a efecto una cosa, es conveniente no hacerla para evitar consecuencias o males ma- yores. Poder es querer.—V. QUERER es poder. Pues es preciso hacer un poder. Réplica que se da a aquel que rehu- ye hacer una cosa, excusándose con de- cir zo puedo. Quien más no puede, morir se deja. A una fuerza mayor no se puede opo- ner resistencia, Quien no pueda andar, que corra. Refrán que se dice cuando se manda lo que es difícil a quien no puede lo fácil. Tú que no puedes, llévame a cuestas. — V. Éramos pocos y parió mi abuela. PODEROSO. — Vo te entremetas con los poderosos que te aventajan en ri- quezas. El que se pone en contacto con los ricos, sin poder alternar con ellos, for- zosamente sale perdiendo. Quien al poderoso adula, no ensalza, es- pecula. A los ricos nunca les falta quien les ensalce, no por virtud ni convenci- mientos, sino por lo que se pueda sa- car de ellos. POESÍA. — La poesía, el vino y los me- Zones, son malos cuando no son supe- riores. Efectivamente; son tres cosas que no admiten término medio. POETA.—Dámele poeta, y dártehele pobre. Con el ejercicio de la poesía no hay quien eche coche, desgraciadamente. De poeta y loeo, todos tenemos un poco.— V. De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco. El poeta nace, y el orador se hace. La verdadera poesía es hija del ge- nio, que no se adquiere por el trabajo, puesto que es un don divino: en cam- bio, la perseverancia, el estudio y la práctica pueden hacer un buen tribu- no. La Historia nos presenta múltiples casos. No es poeta el que bebe agua. El agua no ha servido nunca, que se- pamos, para inspirar a los poetas. El vino, en cambio... Pero dejemos hablar POETA al doctor Sorapán de Rieros, que ins- pirándose en las teorías de los grandes maestros, dice, en su Medicina Españo- la contenida en proverbios vulgares de nuestra lengua, lo siguiente: «Hallanse otras gracias y excelencias de gran consideracion en el antiguo licor de que tratamos, de las quales, no es la de menos estima hazer agudos y ferborosos poetas. Doctrina es muy assentada que el furor diuino tiene qua- tro diferencias, que son : furor profeti- co, amoroso, bachico y poetico; segun nos enseña Platon, en el phedon o se- pulchro, a donde auemos de entender que el furor poetico es natural, pero que se ayuda mucho del furor amoroso, y tanto, que algunos hizieron a Cupido el inventor de la Poetica : por lo qual el Petrarcha dize que el amor le hizo poeta en aquella cancion que comienza: Qual dolce empio antiguo mio signore. »El furor prophetico, que es diuino, resplandecio mucho en Dauid y otros semejantes por inspiracion diuina; mas viniendo a nuestro pensamiento fun- dado en la doctrina de Platon en el lugar citado, digo: que el furor Bachi- co, que es el del vino, es el mas eficaz material para la poetica, adelgaza el en- tendimiento e influye en los poetas conceptos a montones, segun se colige de Homero. Y del poeta Ennio se dize que nunca entró a cantar las batallas ayuno, y Horacio afirma que las musas gúelen a vino luego de mañana. El an- tiguo poeta Alceo y el comico Aristo- phanes nunca hizieron buen verso hin- chado y sonoro (segun refiere Rodigi- no) sino quando estauan hechos una sopa de vino. De aqui nacio el prouer- bio latino que trae Erasmo : Águam bi- bens nihil boni parias, que es dezir: «No harás cosa buena si aborreces el vino.» Y otro: Non est ditirambus si bibat aquam: No eS POETA el que bebe agua.» Nunca el poeta es buen prosista. Aunque no hay regla sin excepción, suele ser este refrán verdadero, pues la fantasía del poeta (no del versifica- dor, entendámonos, que no es lo mis- mo) no suele poder amoldarse al ma- terialismo de la prosa. 17 POLILLA A los poetas les es dado el mentir por oficio, Como el vate vive fuera de la reali- dad, basa sus creaciones en lo fantás- tico; y la fantasía no es la verdad. POLILLA.— Comerse uno de polilla. Irle consumiendo y corroyendo in- sensiblemente los cuidados, disgustos, pasiones, etc. No tener uno polilla ex la lengua.—Véa- se No tener uno PELOS en la lengua. POLISÓN. — /» de polisón. Viajar oculto en el tren debajo de los asientos, para no pagar billete. POLO.-— Distar una cosa de otra tanto como un polo del otro polo. Ser completamente desemejantes en- tre si. , POLV AREDA.—Armar, o levantar, o mo- ver polvareda, o xna polvareda. Dar causa con algún dicho o hecho a que se susciten grandes disturbios o disensiones. POLVO.— De ..., ni el polvo. Manera de significar la aversión que se tiene al pueblo o comarca que se designa, por lo mal que le ha ido a uno allí, Alude al precepto evangélico dado a los Apóstoles (Mat., X, 14; Marc, VÍ, 11; Luc., IX, 5), tocante a que si fueran desatendidos o mal recibidos en algu- na casa O ciudad, salgan inmediata- mente de allí, sacudiéndose el polvo del calzado, Echar el polvo en los ojos. De la locución proverbial francesa Jeter de la poudre aux yeux, sacó indu- dablemente el abate Eximeno (1) la fra- se recién transcrita, en la misma acep- ción que la usan los franceses, a saber: en la de deslumbrar o seducir con falsas apariencias engañosas. La tal locución no la ha empleado nadie en nuestra lengua, que yo sepa; y aun cuando la hubiera empleado, conste que es de mala ley, pues lo que poudre significa aquí no es polvo, sino pólvora, esto es: fuegos artificiales. En su consecuencia consigno en este lugar semejante locu- ción, sólo a título de curiosidad filo- (1) Don Lazarillo Vizcardi, tomo I, al princi- cipio del prólogo. — 258 — POLVO lógica, y en manera alguna como mo- neda corriente, y, por ende, y a mayor abundamiento, como de procedencia nada limpia, sujeta a ser puesta en cua- rentena. El polvo de la oveja, alcohol es para el lobo. Enseña lo poco que se repara en el daño y perjuicio que se puede seguir cuando se logra el gusto que se pre- tende. Eso hará sacar, o saltar, polvo de lo mojado. Dícese de todo aquello que, por lo insólito e inaudito, es capaz de dar lu- gar a que se realice lo más contrario al orden natural, como si dijéramos, v. g.: Hacer hablar a un muno. (Véase.) Levantar del polvo de la tierra. Elevarle de la infelicidad y abati- miento a una dignidad o empleo. Libre de polvo y paja. Dado o recibido sin trabajo o gra- vamen. No haber nacido del polvo. Haberse criado en buenos pañales.— Indica también la necesidad de buscar el origen de alguna cosa, pues es lógi- co suponer que ella no ha brotado sola y espontáneamente. Por ejemplo: una calumnia que se propaga, alguien la in- ventó, pues seguramente zo ha nacido del POLVO. No verse de polvo. Se usa dicha frase para denotar las muchas palabras ásperas o injuriosas con que se ha maltratado u ofendido a alguno, comparándolas con la polvare- da que, cuando se levanta en medio de un Camino, envuelve a las personas de manera tal, que no permite se vean Unas a otras. Ser uno capaz de sacar polvo de lo moja- do, o de bajo el agua. Ser sumamente hábil, diestro e inge- nioso. Equivale en esta acepción a Ha- cer de las PIEDRAS pan, y, en circunstan- cias análogas, a La maza de Fraga, que saca polvo debajo del agua. Ser como el polvo de la tierra. Se usa algunas veces esta frase como término de comparación, para ponde- rar lo excesivo o dilatado de alguna cantidad; y así se dice: su posteridad PÓLVORA es tan dilatada como el porvo de la tierra, Siembra con polvo en septiembre, y cogerás buenas mieses. Es decir, sin las lluvias que enchar- can la tierra, Quien bien vuela, pero mal aterriza, será polvo y ceniza, Refrán modernista, propio de los aviadores. — Aterrizar, neologismo in- troducido en nuestra lengua, equivale a hacer descender el aeroplano: opera- ción comprometida si no se hace bien, pues cuesta la vida al piloto. Sacudir a uno el polvo.—V. Darle a uno una CAPUANA. Vava un polvo, y descansemos, que el asunto va formal. Modo de indicar que se va a tratar seriamente de alguna materia. Aguardar a los polvos de mayo. Frase con que jocosamente se suele remitir a esa temporada del año la cu- ración de alguna dolencia pertinaz que se padece en época anterior. Aquellos polvos traen, o trajeron, estos lodos. A veces muchos de los males que se padecen, tienen su principio en los errores o desórdenes cometidos ante- riormente. De esos polvos nacen estos lodos. — Véa- se Aguellos POLVOS traen, o trajeron, es- tos lodos. PÓLVORA.—Gastar la pólvora ensalvas, Poner en juego medios infructuosos para la consecución de aquello que se deseaba. Mojar la pólvora a uno. Apaciguarlo, desenojarlo, templarlo. No haber inventado uno la pólvora. Se dice de la persona que tiene la inteligencia muy limitada; ser de cor- tos alcances. No gastemos la pólvora en salvas. Poner medios inútiles y fuera de tiempo para un fin. Pólvora fina. Dícese familiarmente del olor por extremo desagradable y pestífero que suelen producir las ventosidades hu- manas. Pólvora mojada. Medio o recurso ineficaz y de todo — 259 — POLLINO. POLLINO punto inútil. — En esta acepción equi- vale a paños calientes, Pólvora, poca, y munición, hasta la boca, Para el logro de un intento se han de poner en juego todos los medios con- ducentes y seguros, así como se ha de eliminar o moderar los que puedan pre- sentar algún riesgo o temor de mal éxito. Pólvora sorda. Persona que hace daño a otra u otras sin estrépito y con gran disimulo. Ser uno una pólvora. Ser sumamente vivo, activo, pronto y eficaz. Tirar uno con pólvora ajena, o del rey. Gastar con esplendidez al tener cau- dal ajeno de que poder disponer con toda libertad y holgura. Volar con pólvora. Deseo o amenaza con que se da a entender el grave castigo a que alguno se ha hecho acreedor. POLLA. — Alábate, polla, que has puesto un huevo, y Ese, huero. Critica a los que se alaban de haber hecho cosas que son de poca entidad e importancia. La polla, pelada se ha de comer. Indica que la carne de ésta es más sa- brosa comida recién muerta que deján- dola pasar tiempo, cuando ya está fría y, por lo tanto, endurecida. El que no trabaja de polli- no, trabaja de burro cumplido. Como la ley del trabajo es fatal, ex- presa que el que no la cumple de jo- ven, se verá precisado a hacerlo en edad provecta. Lamentaciones de pollino nunca llegan al cielo. Las quejas de la gente pobre son re- gularmente desatendidas.—V. ReBUzZNOS de burro no llegan al cielo. Pollino que me lleve, y no caballo que me arrastre. Aconseja la medianía por ser más se- gura y permanente una fortuna mode- rada que no las muy grandes, las cua. les, de ordinario, están sujetas a nota- bles mudanzas y vaivenes. — También se suele aplicar y decir de los cuerdos y prudentemente económicos, que se contentan con la decencia y porte co- POLLO rrespondiente a sus medios y rentas, sin gastar superfluidades que no pue- dan mantener, y que solamente sirven para acarrear molestia al ánimo. POLLO.-— Andallo, andallo, que fuí pollo y ya soy gallo.—-V. A PERRO Viejo no cuz cuz, El pollo, cada año, y el pato, madrigado. El pollo se ha de comer antes que llegue a ser gallo, y el pato, por el con- trario, después que haya padreado. El pollo de enero, a San Fuan es comedero. Los pollos que nacen por esta fecha están ya en sazón de poderlos comer en junio. El pollo de enero sube con el padre al ga- llinero. Indica que los pollos que han nacido en este mes, se acostumbran en segui- da a buscar el lugar donde se resguar- dan ordinariamente. En menos que canta un pollo. — V. En menos que canta un GALLO. Estar hecho un pollo de agua. —V. Estar hecho un AGUA. Hacer una cosa en lo que, o en menos que, canta un polMo.—V. En menos que can- fa un GALLO. Parecer un pollo calzado. Se suele decir de las niñas que toda- vía gastan perniles cuando los llevan demasiado largos y con guarniciones anchas, que caen sobre la bota, a causa del parecido que presentan con los po- llos cuando les llegan las plumas hasta las patas, por cuya razón se les llama, como a otras aves, calzados. Parecer un pollo pión. Se aplica a la persona pedigúeña, como sucede con los polluelos cuando andan alrededor de la madre, o cuando les echa el amo la comida. Parecer un pollo matado a escobazos. Se dice en algunas partes para mani- festar el desgaire y el desaliño en el vestir de algunas personas. Parecer un pollo ronco. Se dice del muchacho que se halla en el estado de muda, lo cual ocurre al entrar en la pubertad, por tener enton- ces la voz cierta ronquera, parecida al pollo castrado. Parecer un pollo trabado. Se aplica a la persona que anda a — 260 — e 5 e a e crea a p POĽCCO paso corto y con dificultad, como les sucede a las aves de corral cuando les traban las patas, a fin de que no pue- dan saltar y escaparse de su casa. Pollo de enero, cada pluma vale un dinero, o plumas a dinero. Se dice porque en este mes hay muy pocos pollos y, por lo tanto, muy caros. Sudar como un pollo. Como quiera que después de salir los pollos del cascarón se quedan con todas las plumitas o, mejor dicho, pe- los pegados al cuerpo, y en seguida empiezan a sudar copiosamente hasta que poco a poco va despegándose el plumón y poniéndose tieso, después se les seca, y queda como generalmente se ve a los pollitos, hechos un copo de algodón en rama algo amarillento, de ahí la invención de esta frase con apli- cación a la persona que suda copiosa- mente. Dime dónde andan los pollos y te diré dónde anda la gallina. Aplícase a aquellas personas tan adic- tas a quien las guía, que no saben sepa- rarse de él. Los pollos de doña Marta, ellos querían trigo, y ella dábales cocina. Dícese de los que pretenden una cosa y reciben un desengaño de quien me- nos lo esperaban. Los pollos de enero suben con su madre al gallinero, y los de San Juan van al muladar, Expresa que los primeros se habi- tuan pronto a resguardarse del frío, en tanto que los segundos, siguen a la ga- llina a buscarse el sustento fuera de casa. Los pollos de Marta piden pan y danles agua. — V. Los rotos de doña María, ellos quertan trigo, y ella dábales cocina. Quedar uno enredado y cogido como los po- llos de Pastrana. Quedarse chafado, acorralado, con- fundido, sin tener que responder a las objeciones o cargos que se le dirigen. Querer engañar los pollos a los recoveros. Pretender burlarse un sujeto de otro que tiene motivos para ser más ladino que él, Querer enseñar los pollos a los recoveros. Entremeterse a dar lecciones un su- POMA jeto novel a otro que está curtido ya en la práctica del saber. POMA.—La poma en el seguero y la moza en el mesón, maduran antes de sazón. La poma o manzana por el calor a que se la sujeta, y la moza por el roce o contacto inmediato que frecuente- mente tiene con los huéspedes. POMPA. — Hacer pompa. Voltear vertiginosamente las muje- res para hacer que se hinchen de aire las fáldas y queden huecas al arrodi- llarse o sentarse repentinamente en el suelo. — Extender los árboles su rama- je en todas direcciones con profusión.— Jactarse sumamente de alguna cosa. PONCIO. — Poncio Pilato fué crucificado, muerto y sepultado. Expresión en que se suele prorrum- pir al ver que una persona tergiversa, por lo común maliciosamente, el senti- do de algún texto o proposición. En efecto; cuando se dice en el Credo que «Jesucristo... padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fué crucificado, muer- to y sepultado», etc., cada uno de esos diferentes supuestos que recaen en la segunda persona de la Santísima Trini- dad, se separan con sus correspondien- tes incisos, así en la escritura como en el lenguaje hablado. El dejar, pues, de hacer semejantes divisiones es atribuir a una entidad actos propios de otra, con lo cual resulta erróneo el concep- to, como sucede en el caso presente al referir la crucifixión, muerte y sepultu- ra del Redentor del mundo a la persona del gobernador de Judea, Poncio Pilato. PONER. — Quien ahí te puso, ahí te estés. Aplícase a las personas sosas O pa- vas, de sangre helada, y que ven sin — 261 — O meta PORFÍA gala y ceremonia, con alusión a la sun- tuosidad que se desplega cuando cele- bran los prelados pontificalmente en las funciones eclesiásticas. POPAY ÁN.-— Todo el mundo es Popayán. Denota la instabilidad de las cosas humanas, pues el que fué rico ayer, viene a menos hoy y tal vez acabe ma- ñana por tener que pedir limosna. Popayán, ciudad de la Colombia, hizo proverbial su nombre en lo antiguo a causa de sus muchas riquezas, deriva- das en parte de lo fértil de su suelo, y en parte de lo activo y pingúe de su comercio; hoy ha degenerado notable- mente en uno y otro sentido. — Úsase frecuentemente para disculpar el vicio o defecto que se atribuye a algún sujeto o determinado lugar, no siendo priva- tivo de él, sino común a todo el mundo. PÓPULO.-—Haber una de pópulo bárbaro. Terminar una cuestión de mala ma- nera. POPURRÍ. — Ser o parecer una cosa un popurri. Esta voz puramente francesa, com- puesta de fot y pourri, y equivalente en nuestro idioma a olla podrida, ha prevalecido en nuestro suelo sin nece- sidad alguna para comparar con este manjar toda miscelánea literaria o mu- sical, y también aquella confusión, re- voltillo o desbarajuste de hechos o ideas, cuya comprensión se substrae a la mente del espectador. El uso de esta voz se halla tan universalmente admitido por los doctos, que, a pesar de no encontrarla incluída en nuestros diccionarios, no he vacilado un punto en darle aquí cabida, por más antigali- cista que sea yo de mío. conmoverse todo lo que ocurre. Quien más pone, mds pierde, — V. Quien | más HACE, menos merece. | PONIENTE. — De Poniente, ni viento ni gente. Uno de tantos refranes fundados en antipatías de localidad, y que se usa en Andalucía con relación a los naturales de la provincia de Huelva, situada al Oeste de las costas gaditanas. PONTIFICAL.-— Estar, o ponerse, de pon- tifical. Vestirse o presentarse en traje de POQUITO. — Ser uno de poquito. Tener el genio sumamente corto, o escasa habilidad en aquello que maneja. PORFÍA.-—Porfía mata la caza.—V. Por- ría mata venado, no cazador cansado, Porfia mata venado, no cazador cansado. La insistencia en perseguir un asun- to suele hacer que se consiga. La mis- ma idea viene a expresar el refrán que dice que el que la SIGUE, la mata. En porfías bravas, desquícianse las pa- labras. En los altercados o contiendas es PORFIAR preciso refrenar la lengua, para no ex- ponerse a decir u oír lo que pudiera acarrear serios disgustos. PORFIAR. — A tanto porílar, ¿quién se resiste? Frase proverbial que suele emplear- se para manifestar que se acepta una invitación hecha con más o menos ins- tancia. Poríiar, mas no apostar. Entre dos males, se aconseja que se evite el mayor. Quien mucho porlia, logra algún día, — V. El que la siGUE, la mata. Quien poriia, mucho alcanza. Para conseguir una cosa, no hay nada como insistir. PORQUÉ. — No hay medio de satisfacer a quien quiere averiguar el porqué del porqué. Es de todo punto imposible averi- guar la razón primordial en que se fun- da la causa que produce determinados efectos. Coloco sobre una superficie plana horizontal un objeto vertical más pesa- do por la cabeza que por el pie; verbi- gracia: un trompo; ¿por qué, puesto de punta, se cae inmediatamente; — Por- que las leyes de gravitación exigen que la base, como de mayor extensión, ten- ga más consistencia que la cúspide. — Y ¿por qué exigen las leyes de la gravitación que la base, como de ma- yor extensión, tenga más consistencia que la cúspide... A ver quién es el guapo que contesta. A esta clase de argumentaciones se puede reducir el circulo vicioso, o peti- ción de principio, como se dice entre los lógicos, y consiste en explicar una cosa por la cosa misma, empleando al efec- to términos diversos. PORQUERÍA.— Porqueria son sofas, o Porquería son sopas, y comíalas a pu- rñados, o Porqueria soz sopas, y las co- mía padre. Reconviene al que desprecia una cosa digna de estima, o la desdeña cuando en su interior tiene vehemen- tes deseos de alcanzarla. PORQUERO. — fás vale ser porquero — 262 — que cochino.—N. Más vale ser CABEZA de | ratón que cola de león. POSDATA PORTADA.—La buena portada honra la casa. Especie de invectiva contra el que tiene grande la boca.— Dícese también del que come mucho y le luce. PORTANTE.— Tomar el portante. Irse, marcharse, ahuyentarse, des- aparecer. PORTAPAZ.-— No son portapaces Zos maridos que son desplaces. La persona de condición agria no es la más a propósito para entablar ne- gociaciones de paz entre dos quere- llosos. PORTERO. — ¿De cuándo acá tan buen portero, o fo tera? Expresión familiar de galantería en que se suele prorrumpir cuando, al lMamar a una casa, nos abre la puerta el dueño, o dueña, y no un sirviente. PORTUGAL. — 4 uso de Portugal, tres burros en un animal. Suele decirse cuando se ve montadas sobre una caballería más de una per- sona. PORRA. — Hacer porra. Pararse sin querer, o poder, pasar adelante en una cosa. PORRETA. — Estar uno, o dejar, a uno en porreta. En cueros. — Llámanse forretas las hojas que brotan de la raíz reciente del puerro, y de cualquier cebolla, y se arrojan, separándolas de la parte co- mestible. PORRILLO.-— Suceder alguna cosa a po- rrillo. En abundancia, copiosamente. POSADA. — £l salir de la posada es la mayor jornada. — V. El primer PASO es el que cuesta. Más acá hay posada. Moteja al que exagera o sube de pun- to una Cosa, o dice lo que no siente en el particular de que se está tratando. POSDATA.-— Za posdata es más larga que la carta. Dícese de todo aquello en que lo ac- cesorio es mayor que lo principal, y muy especialmente de las visitas, en las cuales, después de haberse despe- dido las personas que las hacen, conti- núan departiendo todavía largo rato de pie con los sujetos que las reciben. POSESIÓN Tener más posdatas que la misiva de un quinto, Refiérese a que, como es sabido, las cartas escritas por los habitantes de los pueblos, todas se vuelven encargos, que amontonan al final. POSESIÓN. — Posesión y buena razón, y lanza en puño, guardan bien lo suyo. Lo que se tiene por derecho no se deja arrebatar tan fácilmente. POSIBLE. — ¡£s posible gue...! Frase con que se denota gran sor- presa o estupefacción. Hacer uno lo posible, o todo lo posible. No omitir circunstancia ni diligencia alguna para el logro de lo que se inten- ta o ha sido encargado. No ser posible una cosa. Pondérase la dificuitad de hacerla o de conceder lo que se solicita. Procure ser en todo lo posible el que ha de reprender, irreprensible, Quien se arroga el papel de censor debe cuidar de no caer en aquello que critica. POSPELO. — Hacer algo a pospelo. Contra la propensión o inclinación natural; con repugnancia. POSTA.— Hacer, o ir, uno, o suceder, una cosa por la posta. Con prisa, presteza o velocidad, POSTE. — Callar como un poste. No hablar una palabra. Como el que no olid el poste, Dase a entender con esta frase la falta de sagacidad de alguna persona que, dejándose llevar fácilmente de su credulidad, no ha podido prever los in- convenientes a fin de evitarlos. Tal vez aluda esta comparación a la treta que le jugó el Lazarillo de Tor- mes al ciego a quien servía, cuando, deseoso de vengarse de él por el mal- trato que le daba, le situó delante de un poste, haciéndole creer que iba a saltar un arroyo, y, al verificarlo así el malhadado ciego, recibiendo un fuerte golpe en todo su cuerpo, le dijo: «¿Cómo olisteis la longaniza y no el poste?» POSTEMA. — Vo hacérsele postema a uno una cosa. Equivale a no guardarle rencor, sino decírselo directamente al que es cau- sante de él, — 263 — POTOSÍ POSTIGO. el diablo, El que no halla facilidades para co- meter una mala acción no la ejecuta, Tener la suerte del postigo de don Rafael, Se aplica a la persona que es suma- mente desgraciada en cualquier empre- sa o negocio que acomete. Ignoro quién pudiera ser este don Rafael de que habla el proverbio; lo que sí sé es que se cuenta que el pos- tigo de su casa amanecía todos los días lleno de inmundicia, y el del santo has- ta el cerrojo. También he oído decir de San Rafael en lugar de don Rafael. POSTÍN.-— Darse postín.—V. Echarla de BUCHE., POSTRE. — 4/ postre xo se le engaña. Dícese en el juego de tresillo que el que ha ido a la contra no debe seguir- la si no puede, dejando que vaya a ha- cerla el postre, o sea el último de los jugadores, sin echarle cartas que le comprometan. Llegar a los postres, o al ite misa est. Llegar a una parte cuando ya se ha concluído todo. POSTRERO. — 4/7 postrero muerde el perro. Todas las desgracias suelen cargar en todo sobre el último. POTAJE.— Si comes potaje, comes de carne. Particularmente si es de lentejas, por los bichos que suelen contener cuando no están bien limpias. POTENCIA. — De la potencia al acto no vale la consecuencia. Refrán escolástico a que apelan los lógicos para probar que el poder ser una cosa no es argumento inmediato de que lo sea realmente. Ser una cosa de potencia. Verificarse infaliblemente, sin reme- dio, forzosamente. Las potencias del alma son cuatro; a sa- ber : memoria, entendimiento, voluntad y hacerse cargo. Agrégase jocosamente la última para dar a entender que, al que se le pide una cosa, debe ponerse en el lugar del peticionario. POTOSÍ. — Ser un Potosí. Se aplica a la casa muy acaudalada o al negocio que produce rentas pin- De postigo cerrado se torna POTRA gúes, con alusión a las ricas minas de plata en que abunda aquella ciudad del Perú, las cuales fueron descubiertas el año 1645. POTRA. — Cantar la potra. — V, CANTAR alguna cosa, segunda acepción. Cantarle a uno la potra. Sentir el quebrado algún dolor en la parte lastimada, lo que comúnmente sucede en las mudanzas del tiempo. Desde que tengo potra no he visto otra. Denota la extrañeza con que se ve una cosa. Tener potra uno. Tener suerte; ser dichoso o afortu- nado para toda clase de asuntos. POTRO. — 4/ potro y al mozo, el ataharre flojo y apretado el bozo. Háseles de tratar y alimentar bien, pero no darles demasiada soltura. El potro, primero de otro, o dómelo otro, o que lo crte otro. En las cosas en cuya prueba se pue- de correr algún riesgo, es bien valerse de las experiencias ajenas. Ni cabalgues en potro, ni tu mujer alabes a otro. Expresa el peligro que se corre en ambas cosas: el caballo le puede tirar y la mujer se la pueden birlar. Reniego del potro que no relincha cuando ve a la yegua, Denota lo natural que es en el hom- bre, especialmente joven, el no ser in- sensible a los atractivos de la mujer hermosa que tiene delante. El no ha- cerlo así, hace poco favor al hombre. Yo y el potro nos pedimos perdón el uno al otro. Enseña que se debe tener benevo- lencia con los demás, aunque sean in- feriores en categoría. Domar potros, pero pocos. — V. El Potro, primero de otro. Dos potros a un can, bien lo morderán, Denota las ventajas del mayor nú- mero en cualquier clase de combate o lucha. Manda potros, y da pocos. Moteja al que es largo en prometer y corto en cumplir. Pacen potros como los otros, No se debe desestimar siempre el dictamen que dé la gente moza, pues a — 264 — PRADO veces suele ser tan acertado como el que pudieran emitir las personas de mayor edad y experiencia. Potros cayendo y mozos perdiendo, van ase- sando. Los trabajos y contratiempos sirven de lección para en lo sucesivo. Si quieres saber lo que valen los potros, vende los tuyos y compra otros, Enseña la diferencia que hay entre la oferta y la demanda. POZA. — Lamer la poza. Ir poco a poco chupando el dinero a uno con arte y disimulo. POZO. — Caer como en el pozo airón. Dícese familiarmente de todo aque- llo que, al ir a parar a poder de alguna persona, queda profundamente ence- rrado, o del lugar en que se guarda oculta y reservadamente una cosa, alu- diendo a esta clase de pozos que abrie- ron los árabes durante su estancia en Andalucía (algunos de los cuales se ven aún en Granada, Málaga y otros pun- tos), sin duda con el objeto de recoger en ellos las aguas llovedizas, y a los que, por su mucha profundidad, pusie- ron el nombre de kauron, que vale en su lengua hondo o profundo, de donde se corrompió aquella palabra en la de airdn, Ser como el pozo airón. — V. Caer como en el pozo airón, Echar en el pozo airón. — V. Echar en la sima de Cabra. Parece que ha caído en un pozo. Dícese de la persona o cosa cuyo pa- radero no se sabe por haber desapare- cido sin que nadie se enterase. Ser uno un pozo de ciencia, Aplícase a la persona de mucha sa- biduría. Si me sacas del POZO, te perdono la vida: No faltan personas que nos ofrezcan su protección, siempre que nosotros les ayudemos a encumbrarse. No hay para qué decir que cuando lo han consegui- do, se acuerdan de lo prometido como de las coplas de Calaínos. PRÁCTICO. — Tener el práctico a bor- do. — V. Tener el panre alcalde, PRADO. — En el prado de Santa Fusta, Dios los cría y ellos se juntan. Refrán sevillano que equivale a la PRAZA segunda parte.—V. Dios los cría y ellos se juntan. PRAZA. — Maridar de praza e parir es- condida, gentil sabandija. Contra los que cometen públicamen- te alguna falta y tienen que ocultar sus consecuencias. PREBEND A.— Vo kay prebenda siz pen- sión. —N. No hay mieL sin hiel.— No hay ROSA sin espinas. PRECAUCIÓN. — Toda precaución es poca. Mejor es pecar de precavido que no de confiado en la generalidad de los lances de la vida. Las precauciones y el caldo de gallina a nadie perjudican. Aconseja precaverse de un mal que pudiera ocurrir; pues si no ocurre, nada se ha perdido. PRECAVER. — lZás vale precaver que tener que remediar, Es preferible salir al frente de los sucesos siniestros, a fin de evitarlos, a tener que ponerles remedio una vez presentados. — V. Más vale un por si ACASO que un ¡quién pensara! PRECEPTO.— Guardar un precepto tan bien como el día del domingo. Obedecer fielmente una consigna. PRECIO.— Engáñame en el precio y no en lo que merco. i Es preferible pagar una cosa cara a que le den la mercancía averiada o falta de peso. Hacer precio. Regatear en el ajuste de una mer- cancía. PRECISO. — Es preciso comer para vivir, y no vivir para comer. Contra los glotones. PREDICADOR. — £/ predicador siem- bra y el confesor recoge. La doctrina sagrada se esparce desde el púlpito, y, a semejanza de la parábo- la del Sembrador, es como semilla que cae en buena, mediana o mala tierra; el confesonario acoge siempre a los peca- dores. PREDICAR.- Bien predica quien bien vive. Ayuda mucho a la persuasión el que da buen ejemplo. Subirse a predicar. | Hallarse más o menos alegre y deci- — 263 — PREMIO dor a causa de haberse excedido en la bebida. PREFACIO. -— Ser uno de los del prefacio. Dícese del sujeto sumamente habla- dor, del charlatán sempiterno, con alu- sión a que la generalidad de los prefa- cios terminan con la fórmula sine fine dicentes (diciendo sin fin): Sanctus, san- ctus, sanctus, etc. PREGÓN. — Tras cada pregón, azote. Zahiere al que tras de cada bocado quiere beber. PREGONERO.— Buen subir es de prego- nero a verdugo. —V. ¡Cómo subo, subo : de PREGONERO aq verdugo! ¡Cómo subo, subo: de pregonero a ver- dugo! Modo de lamentarse uno, o motejar a otro, de haber venido a menos. PREGUNTA. — Andar, o estar, o quedar, uno a la cuarta pregunta. Estar escaso de dinero o no tener nin- guno. — V. Estar a la CUARTA Pregunta. En preguntas graves no son buenas res- puestas repentinas. Es necesario pensar lo que se ha de responder cuando la pregunta entraña cierta trascendencia. PREGUNTADOR.-—4Auxquee pregunta- dor sea necio, el respondedor sea cuerdo. El buen talento del que es consulta- do no debe fijarse en la ignorancia del demandante. PREGUNTAR. — Æ} que pregunta, no yerra. Algunos añaden: Si la pregunta no es necia. Recomienda cuán provechoso y con- veniente es el informarse con cuidado y aplicación de lo que se ignora, para no aventurar el acierto en lo que se ha de ejecutar. No hables sin ser preguntado, y serás es- timado. Una de las cualidades que más real- zan a la persona discreta es la de no ser hablador. Quien pregunta lo que no debe, oye lo que no quiere. Enseña a no meterse uno en lo que no le importa. PREMIO. — Z7 premio es el que aviva al ingento más torpe y rudo. La recompensa es el acicate más po- deroso para el trabajo. PRENDA PRENDA.-— Estar por más la prenda. Frase con que se nota que la retri- bución y recompensa que hace uno para mostrar su agradecimiento es in- ferior a los beneficios recibidos. Llevar una prenda a casa del quita- manchas. Llevarla a casa del prestamista. No largar, o soltar, prenda. Manifestarse reservado; no descubrir su secreto. Prenda que come, ninguno la tome. Recomienda no encargarse de criatu- ras ni parientes. Tener una prenda de vestir las tres erres, Raída, rota y remendada. Es decir, una recomendación (para que también empiece con >) para el trapero. Prendas de gallego valen dinero. Encomia la formalidad con que un gallego ofrece una cosa. PRENSA.-—£star como en prensa, o como en una prensa. Se aplica a la persona, o cosa, que se halla tan apretada u oprimida como si la estuvieran prensando. PREÑADA.—Dámela preñada, o parida, y dártela he conocida. La mujer que incurrió en un desliz, no tiene ya reparo en caer en otros más, PRESENTAR.— Y a usted, ¿quién le pre- senta? Pregunta que hizo la señora de una casa a un desconocido que se tomó la libertad de presentarle en u tertulia a varios amigos de él. Úsase jocosamen- te para dar a entender que no se tiene gran confianza en la responsabilidad que alguno asume a favor de otro; con cuyo motivo se dice igualmente: Y a usted, ¿quién le ría? (Véase.) PRESO. — Cuando no está preso, lo andan buscando. Dícese de aquella persona que está tan acostumbrada a ejecutar malas ac- ciones, que cuando se halla libre del castigo, está haciendo méritos para su- frirlos otra vez. Por aquí se escapd un preso. — Que se ponga un centinela, — V. Al ASNO muer- to, la cebada al rabo. Preso por ciento, o por mil, preso por mil y quinientos. Advierte que el que llega a exceder- — 266 — PRETENDER se en una cosa, se atreve a ejecutar otros muchos excesos, sin temor de la pena o riesgo que le amenazan, — Indi- ca también la resolución de llevar a cabo un empeño, aunque sea con ma- yor coste o sacrificio de lo que se ha- bía pensado. Todos los presos quieren soltura, Expresión usada cuando se suelta alguna ventosidad. PRESTAR, — Z? que presta y mide es el que vive. —V. El que pesa y mide, etc. El que vive de prestado, en la calle lo des- nudan. El que no puede lucir lo que es suyo no debe extrañar que el legítimo due- ño lo reclame, cómo y dónde le parez- ca bien. Quien te presta, te ayuda a vivir. Expresa el reconocimiento que se debe a aquellos que nos socorren en los momentos difíciles. PRESTE.-— E? preste Fuan de las Indias. Personaje fabuloso, cuyo nombre ha llegado a ser proverbial, y que debe su creación a la circunstancia de que, cuan- do penetraron los portugueses en Abi- sinia, oían todas las mañanas a perso- nas que se plañían a la puerta del so- berano gritando constantemente: Kete o Jan hoi, lo que significa tanto como Hazme justicia, ¡oh rey! PRESTO.—£! gue presto determina, yerra la medicina. Para entregarse en manos de un cu- randero, es preciso asesorarse de mu- chos especialistas. Quien da presto, da dos veces. —V. El que da PRIMERO, da dos veces. Quien de presto se resuelve, despacio se arrepiente, — V. El que PRESTO determi- na, yerra la medicina, Tan presto muere el cordero como el car- nero. —N. Tan presto va el CORDERO como el carnero. PRESUNCIÓN. — Presunción y pobreza, todo en una pieza—V. VANIDAD y pobre- za, todo en una pieza. PRETENDER.— Cuando vayas a preten- der, en lugar de usía da excelencia. Al que solicita o pretende algo, le conviene captarse la voluntad del ro- gado por medio del rendimiento y la sumisión, teniendo en cuenta lo que PRETINA — 267 — gusta la flaqueza humana de verse li- sonjeada, mayormente si ocupa alto y distinguido puesto. PRETINA.— Meter, o poner, a uno en pre- tina.—V. feter, o poner, a uno ez cin- TURA. PREVENCIÓN.-—Prevención sin tiempo, malicia arguye. Generalmente, los causantes de al- gún daño, se adelantan a dar explica- ciones que nadie les ha pedido, por no sospechar de ellos. Dicho se está, que así se venden. PREVENIR.—17ás vale prevenir que Za- mentar. —NV. Más vale PRECAVER que te- ner que remediar. Por dos dicen que vale el prevenido. — V. HomBreE apercibido, medio combatido. PRIESA. — En priesa me ves, y doncellez me demandas. Contra los que se atraviesan a dis- traer la atención de quien se halla ocu- pado en algún asunto más o menos de- licado y apremiante, con alguna pre- gunta o súplica impertinente. PRIMA.—Ser una cosa prima kermana de otra, Semejante o muy parecida a ella. De primas a primeras. —V. De BUENAS a primeras. PRIMAVERA. primavera. Se dice de todo razonamiento pri- moroso y amenamente exornado con las galas de la retórica, por ser la pri- mavera la estación de las flores. Más alegre y sereno que una primavera. Como la primavera es la estación más hermosa del año, en que todo tie- ne vida y alegría, no es de extrañar que se compare con ella lo que tiene esos caracteres. PRIMERA. — A Zas primeras de cam- bio.—V . De BUENAS a primeras. PRIMERO. — 4/ embarcar, el primero; y al desembarcar, el postrero. Aplícase a aquellas personas que se muestran muy 'entusiasmadas con un negocio, hasta que llega el momento de desembolsar el dinero. Es el primero y postrero de su linaje. Dícese por broma de la persona que está completamente sola, sin parientes de ningún género. Ser más florido que una PRÍNCIPE El que da primero, da dos veces. Es conveniente ser en'todo de los adelantados. El que primero Vega, ése la calza. Aconseja no dormirse en aquellos asuntos en que tiene uno bastante in- terés. Lo primero es /o primero. En el caso de reclamar nuestra aten- ción dos o más asuntos a la vez, debe- mos dar la preferencia al que resulte ser más importante o urgente. Lo primero y principal es oír misa y al- morzar. Dicho muy común entre sacristanes y monagos, para significar que, acaba- do que han de ayudar la misa primera, se ponen a tomar el desayuno. No ser el primero. Se pretende excusar la acción de un sujeto, dando a entender que otros han hecho antes lo mismo, o que el que la ejecuta tiene por costumbre obrar de esa manera. Quien gana primero, pierde postrero, La Fortuna suele volver la espalda a aquellos a quienes había favorecido en un principio, Los primeros movimientos no son en mano del hombre. Los impulsos del genio no se pueden generalmente evitar. PRIMO.— Hacer el primo. Ser la víctima de los demás, ya mo- ral, ya materialmente. No haber nacido para primo. No tener condiciones para dejarse engañar por los demás; es decir, ser listo y avispado. PRÍNCIPE. — Comer como un príncipe. Hacerlo regaladamente. Parecer un príncipe. Presentarse lujosamente ataviado. — Gastar y vivir con esplendor. Portarse uno como un príncipe. Tratar con fausto y magnificencia, O tener rasgos y acciones de tal. Un principe ignorante no es más que un asno coronado. Dicho de Alfonso V, rey de Aragón, con que daba a entender que la sabi- duría en las personas es superior a las mayores distinciones que puedan os- tentar. PRINCIPIAR Los príncipes más quieren ser servidos, que aconsejados y advertidos. Las personas de cierta categoría no gustan de ser criticadas, prefiriendo que se concreten los que los rodean a aplaudir sus actos, sean o no plausi- bles. Los principes tienen largos brazos, y al- canzan adonde quieren. La venganza de los poderosos llega muy lejos. PRINCIPIAR.— Quien principia, hace lo más. Lo difícil en todo es comenzarlo, que después se termina con facilidad. PRINCIPIO. — 4/ principio de la masa, bueno o malo, el pan se saca. El que se pone a hacer una cosa por primera vez, la hace, aunque no sea a la perfección. Al principio o al fin, abril suele ser rutin. Abril no suele ser un mes que se es- cape sin lluvias, viento, etc., aunque se presente bueno, A! principio se hacen los panes tuer- tos.—V. Al ENHORNAR Se hacen los panes tuertos. ¡Buen principio de semana!... Y lo akor- caban en lunes. Dícese cuando el comienzo de una cosa sale mal. Buen principio, la mitad es hecho.—V. El primer paso es el que cuesta. Del principio al fin no podemos ir sino por algún medio. Para llegar a conseguir algo es pre- ciso seguir un camino. El principio de la cura es conocer el hom- bre la enfermedad. No se puede poner remedio a aque- llo que no se conoce a fondo. El principio de la sabiduría es el temor de Dios. Pues el que desconoce su omnipo- tencia y, por lo tanto, no le respeta, está muy lejos de ser sabio. Es el principio del fin. Locución que nació en Francia en la primera mitad del año 1814, como pre- sagio de la caída del Imperio de Napo- león Bonaparte. Algunos se le atribu- yen al tristemente célebre Talleyrand. Hoy se aplica a las situaciones por extremo tirantes, para dar a entender — 268 — A Vare- ani Soie O PRISA que su existencia no puede ser ya de larga duración. Principio quieren las cosas. —V. El pri- mer paso es el que cuesta, ¿Quién gand al principio, gue a la postre no perdió? Denota la volubilidad de la For- tuna. Ser, alguna persona, el principio de un pleito. Porque todo se vuelve dificultades. Yerra mucho el que en el principio yerra. Generalmente quien comienza mal o equivocadamente un asunto, no lo pue- de terminar con bien. - De malos principios, ruines fines. Comenzar mal suele ser presagio de acabar peor. Todos los principios son difíciles, Lo que no se sabe no se puede ha- cer bien de primer intento; la práctica hace después el maestro. PRINGAR. —Pringar en todo, Tomar parte a la vez en muchos ne- gocios o asuntos de varia y distinta na- turaleza. PRIOR. — E prior tiene una mula; la ha menester, y la vende: él se entiende. No satiricemos nunca lo que hacen los demás por raro que nos parezca. Si el prior juega a los naipes, ¿qué harán los frailes? Reprende a los que dan mal ejem- plo, debiendo darlo bueno. PRISA. — Acabóse con la prisa. Manera de disculpar el que no haya lo que se pide. A más prisa, gran, o más, vagar. No se debe atropellar las cosas ni sacarlas de su curso regular, porque, al proceder atropelladamente, se tarda más en la ejecución o consecución de ellas. Cosas que se hacen de prisa, que se sienten después despacio. Recomienda la reflexión en todo lo que se ejecuta, a fin de no tener que arrepentirse después. El que va de prisa no lo ve. Dícelo el que lleva un roto, una man- cha, una prenda mal puesta, así como el que hace alguna cosa de manera imper- fecta, para excusarse de hacerlo mejor o de haber tenido más cuidado. PRIVACIÓN El que de prisa vive, de prisa muere. Es preciso dar tiempo al tiempo. En habiendo prisa, primero es almorzar que otr misa. Dicho de los glotones que están más por lo positivo que por lo espiritual. Entre prisa y prisa, Mariquita, dame un beso. — V. En prisa me ves, y doncellez me demandas. Hacer una cosa de prisa y corriendo. Con la mayor celeridad, atropellada- mente, sin detención, a bulto. Ni toda la prisa es hija de la imprudencia, ni toda la pausa de la cordura. A veces, aunque no muchas, están justificados ambos términos. Vísteme despacio, que estoy de prisa. — V. Á más PRISA, gran, O más, vagar. Vivir uno de prisa. Trabajar demasiado o gastar la salud sin reparo. PRIVACIÓN. — Za privación engendra el, o es causa del, apetito. Basta carecer de una cosa o no po- der disfrutar de ella para desearla con más vehemencia y ahinco. Tanto es mala la privación de una cosa, cuanto es buena la posesión de ella. Lo que se necesita y no se tiene cau- sa tanto pesar como alegría produce el poseerla. PRIVILEGIO. — Unos quieren privile- gios, y otros no quieren consentirlos. Desde que el mundo es mundo siem- pre ha habido bulas para difuntos y protestantes de ellas, PRO.— Tener una cosa su pro y su contra. Tener sus ventajas y sus desventa- jas; su fase próspera y su fase adversa. PROA. — Poner la proa a una cosa. Fijar la mira en ella, haciendo las di- ligencias conducentes para su logro y consecución. Poner la proa a una persona. Formar el propósito de perjudicarla, PROBLEMA. — Plantear el problema. Poner en juego los medios conducen- tes para el logro de aquello que nos proponemos demostrar, etc. Es frase tomada de las Matemáticas. Resolver el problema. Equivale a dar solución satisfactoria a un asunto complicado o a una situa- ción difícil o comprometida. — 269 — PROCESO PROCEDER.—Proceder en infinito. Pondérase lo dilatado o interminable de una cosa. PROCESIÓN.— Andar la procesión por dentro. Dícese de aquella persona que, aun- que esté sufriendo o enfadada por algu- na cosa, muestra el semblante risueño. Hacer uno la procesión del Niño per- dido. Retirarse de una concurrencia, tertu- lia, junta, etc., disimuladamente o sin dar cuenta de su falta de asistencia, etc. Jesús, perdido a los doce años de edad, y hallado por sus Padres en el templo disputando con los doctores, no es asunto de los más frecuentes en- tre los profesores del arte de la Pintura. En una de las capillas de la catedral de Cádiz se venera una efigie en lienzo, dedicada a conmemorar este misterio, siendo dicha capilla una de las más con- curridas, si no la que más, de aquella santa iglesia por los fieles. Tal vez a esa circunstancia se deba lo corriente que es entre los gaditanos la locución proverbial que da margen al presente artículo. No hay procesión sin tarasca. Refrán con que se da a entender que alguna persona suele hallarse intem- pestivamente en todos los lugares pú- blicos, visitas, reuniones, etc. No se puede repicar y andar en la pro- cesión. No se pueden hacer a un tiempo, y con toda perfección, dos cosas dife- rentes. Pasada la procesión se descolgaron las calles. El que ya ha conseguido una cosa, no se suele acordar de aquel a quien se la debe. Sacarlo a uno en procesión. Dícese familiarmente de aquel indi- viduo que, por hallarse encastado en su persona, cama, habitación, etc., de insectos asquerosos, tales como pulgas, chinches y demás animalitos, anda en continuo movimiento a caza de plaga tan molesta. PROCESO.— A? cerrar del proceso. Indica que los resultados que se han vaticinado se tocarán a su debido tiem- PROCURADOR —- po, es decir, a la conclusión del asunto de que se trate. PROCURADOR. — Meterse uno a pro- curador de pobres. Salir a la defensa de alguien sin ser llamado, entremetiéndose en asuntos o cuestiones que nada importan, y, por lo tanto, de que no puede esperar pro- vecho alguno, como sucede con los pro- curadores así llamados, quienes, por ra- zón de su oficio, necesitan trabajar de balde. Si la acción recae en persona de no buen crédito, o que perjudica nota- blemente al supuesto agraciado, se sue- le decir: ¿QUién de mete a Judas a ser PROCURADOR de pobres? PROCURAR. — Quien menos procura, al- canza más bien. Indica lo dañosa que es la dema- siada solicitud en los negocios o pre- tensiones, sucediendo algunas veces que quien hace menos diligencias, suele conseguir con más acierto aquello que desea. PRODIGIO. — ... que es un prodigio. Manera de ponderar o encarecer al- guna acción; y así, se dice: «N. bebe, rompe, ronca, baila, etc., que es un PRO- DIG10.> «Hiela, llueve, graniza, etc., gue ES un PRODIGIO.> PROFESIÓN.— Hacer profesión de una habilidad, etc. Jactarse de ella. PROFETA. — Nadie es profeta en su pa- tria, O Su tierra. Por vergüenza, temor o lo que sea, nadie se atreve en su patria a desem- peñar oficios que no le importa hacer- los fuera, y con los cuales llega en oca- siones a muy buenos puestos. No dijera más el profeta Perogrullo. Exclamación usada cuando se oye o se lee alguna explicación tan sencilla como las de aquel célebre legendario personaje. PRÓJIMO.-— A! prójimo, como a ti mismo. Máxima evangélica que enseña a mi- rar y tratar a los demás con toda con- sideración. Al prójimo, contra una esquina. Frase con que se moteja a los egoístas. Lo que no quieres para ti, no debes para el prójimo tuyo querer. — V. Al PRÓJIMO, como a ti mismo, PROPIO No tener uno prójimo. Ser muy duro de corazón; no dolerse de la desgracia ajena. PROLIJIDAD.-—De la prolijidad se sue- le engendrar el fastidio, Todo lo que es muy extenso, cansa. PRÓLOGO. — No hay mejores prólogos gue los más cortos. Los antecedentes de un asunto de- ben exponerse brevemente. PROMESA. — 4 promesas de San Pedro, cumplimientos de Santiago. Al que quiera apedrear se le para con darle una paliza; la fuerza hay que rechazarla con la fuerza. Las promesas a nadie hacen pobre. No es lo mismo ofrecer una cosa que cumplirla. Las promesas hacen menos ingratos que los beneficios, Porque éstos ya se han hecho, en tanto que aquéllas siempre se aguarda su cumplimiento. No creas promesas de amantes, si mo las justificas antes. —V, Hasta METER, todo es prometer, etc. No fies de promesas de mujeres, marine- ros ni hostaleros. Porque no son personas muy de fiar. PROMETER. — Por prometer xadie se guedó pobre. —W. Las PROMESAS a nadie hacen pobre. Quien presto promete, tarde lo cumple y presto se arrepiente. El que ofrece una cosa sin fijarse en si podrá o no cumplirla, suele ocasionar disgustos. PROMETIMIENTO.—Deprometimien- to de hembra no fies sino de la mano a la bolsa. Las promesas de las mujeres no son de fiar, como no se paguen. PRONÓSTICO. — Ser de pronóstico. Tratándose de una persona, ser de cuidado, de las que hay que tener con ellas gran precaución, por lo torcido de sus intenciones. Algunos agregan re- servado. PRONTO.—Pronto y dien, rara vez juntos Se ven. Hacer las cosas bien y de prisa, es un poco difícil. PROPIO.—£zx propios términos. Con puntual y genuina expresión, en PRÓSPERA lenguaje adecuado para la perfecta y cabal inteligencia de una cosa; v. g.: Lo que el pueblo llama comúnmente tambo- ra, se conoce en PROPIOS términos con el de bombo. Estaría mejor dicho: Lx tér- minos PROPIOS. PRÓSPERA. — De ninguna cosa se debe menos far que de las prósperas. Los asuntos que parece que van me- jor encaminados, suelen ser los que más pronto fracasan. PROTEO.-— Ser un Proteo. Se dice de toda persona voluble, con alusión a aquel dios de la gentilidad, hijo del Océano y de Tetis, que tenía la propiedad de mudar de forma siempre y cuando le convenía para sus intentos. PROVECHO.-— Buen provecho Ze haga. Dícese, generalmente, de una mane- ra satírica, refiriéndose a aquel que ha conseguido una cosa indebida. Callar, a las veces, hace mucho provecho. El no hablar suele ser más prudente que el hablar mucho. Ser de provecho. Dícese de la persona, o cosa, útil o a propósito para lo que se desea o inten- ta, o en absoluto. Sin provecho, no vale un cuatrín la bue- na fama, Es un proverbio práctico, pues da a entender que una persona puede ser muy honrada, y reconocida como tal por todo el mundo, y estarse murien- do de hambre, porque la honradez, echada en el puchero, no da substan- cia alguna. PROVECHOSO. — Ahora que puedo ser provechoso, el mundo me es obsegutoso. No hay nada como ser rico para que todos le bailen el agua delante. Más provechoso es uso sin letras que letras sin uso. Da a entender que el que tiene prác- tica en alguna profesión u oficio, obtie- ne más rendimientos en su ejercicio que el que sólo posee la teoría. PROVIDENCIA. — Por pronta provi- dencia. Por abreviar, sin más ni más, de pri- mer intento. Quedar, o quedarse, a la Providencia, o a la Providencia de Dios. Sin amparo o recurso humano. — 271 — PRUDENTE PROVINCIA. callen. Indica que ordinariamente en la mar- cha de un Estado ejerce mayor influen- cia la capital que el resto del país. PRUDENCIA. — Conviene haber pruden- cia de serpiente con simplicidad de pa- loma. Es decir; manifestar sencillez en el trato, pero estar siempre sobre aviso. Refiérese al trato social. Es falia de prudencia hablar en latín con los que no lo entienden. Refrán con que se suple elegante y discretamente al que dice que no es conveniente echar margaritas a puercos. La prudencia es madre de la ciencia. El sabio debe saber hasta dónde llega su ciencia, para no extralimitarse. No hay prudencia que resista al engaño. Es tan molesto el verse engañado, que por muy santo que sea uno, es di- fícil que no procure la venganza. Parece prudencia en lo dudoso, antes se- guir parecer ajeno que propio. Porque uno mismo puede juzgar ob- cecado, mientras que el extraño lo hace imparcialmente. Todas las cosas quieren prudencia, pa- ciencia y ocasión. Son tres extremos, en verdad, reco- mendables al que quiera conseguir al- gún asunto. PRUDENTE.—De/ prudente zace el pro- vidente. — V. Más vale un por sí ACASO que un ¡quién pensara! No es nada prudente guien confía de su adherente. Para resolver los asuntos propios, no hay nadie mejor que uno mismo. No es prudente dejar lo cierto por la du- doso.—V. Más vale PÁJARO en mano que buitre, o ciento, volando. Quien se burla del prudente, algún día lo siente. Pues los consejos que dan las perso- nas sensatas son los que se deben seguir. Una vez engañan al prudente; dos, al inocente. Por evitar cuestiones, ponerse en ri- dículo, etc., se deja engañar uno mu- chas veces: al cándido, le engañan to- das las veces que quieran. Las provincias, gue se PRUEBA PRUEBA.— A /a prueba me remito. Locución proverbial con que se re- tuerce un argumento, alegando, por prueba o testimonio de la falsedad de éste, un hecho de evidencia tal, que nadie podría recusarlo. — Modo de de- cirle a uno que no tiene razón, dándole en cara con algún testimonio de cuya certeza no puede dudar. A prueba, y estése. Formula que se emplea para deter- minar que un asunto se reciba a prue- ba, con suspensión de cualquier otro procedimiento. Poner a uno a prueba. Tentarle la paciencia, PÚA.-— Estar, o ser, uno buena púa. Ser por extremo sutil y astuto.—Usa- se algunas veces en sentido desfavora- ble, y, en tal caso, más comúnmente con el verbo ser, de igual modo que cuando;se emplea la voz peine en lugar de púa. Sacar la púa al trompo. Averiguar a fuerza de diligencias el origen, causa o verdadera inteligencia de una cosa. Saber uno cuántas púas tiene un peine. Ser bastante astuto y cuidadoso en los negocios que maneja, y no dejarse engañar de otro. PUCHAS. — Puchas, gachas y poleadas; tres nombres tienen las condenadas. Expresión con que se reniega de co- mer con frecuencia semejante insubs- tancial manjar, aunque varíe de nom- bre.— Úsase también en sentido meta- fórico, para significar el parecido que guardan entre sí varios sujetos, u obje- tos, en cuanto a la esencia, aunque di- fieran respecto a las denominaciones o a los accidentes, por ser todos ellos de escaso o ningún valor. Puchas sin pan, abajo, o al culo, se van. Los alimentos endebles pronto se di- gieren; así como lo que poco vale, poco dura. Es refrán originario del portu- gués, que dice: Papas sem paon, abaixo, O a o culo, se vaon. PUCHERETE.—A chico pucherete, chico manjarete. Indica que a quien mo vale nada no hay por qué guardarle muchas conside- raciones. — 272 — PUENTE PUCHERO. — Empinar uno el puchero. Tener con qué pasar la vida decen- temente, pero sin regalo ni opulencia. Oler uno, o una cosa, a puchero de en- Jermo. Frase figurada y familiar con que se da a entender el desprecio que mani- fiestan las mujeres solteras a los galan- teos que les dirige algún hombre casa- do.— Tratándose de alguna cosa, ser muy sabida, vulgar o despreciable. Salírsele a uno ed puchero. Fallarle su plan, idea o empresa. Hacer pucheros. Se dice de los niños, especialmente cuando son pequeños, que inflan los carrillos mediante ciertos gestos y mo- vimientos, precursores del llanto ver- dadero o fingido. Toma tú y toma tú, se queda el puchero sin virtud. —NWN. Daca el GatLo, toma el GALLO, quedan las plumas en la mano. No se hacen pucheros sin tapaderas. — V. Nunca falta un roto para un des- cosido. PUCHES. — Decir que puches son comida blanda. Suele aplicarse al que se esfuerza en demostrar algo que por lo vulgar es conocido de todos. PUDOR.-— Æ pudor perdido no se recupera jamás. El que una vez pierde la vergüenza, ya no se preocupa de sus actos. PUDRIR.— No decirle a uno «for ahí te pudras». No hacerle el más pequeño caso, des- entenderse por completo de su persona. No se pudra nadie de lo que los otros hacen, Recomienda que no se meta uno en lo que no le va ni le viene. PUEBLO. — Es un buen pueblo de pesca si tuviera río. Manera de ponderar las malas cuali- dades de una población. Parece que acaba de venir del pueblo. Aplícase a la persona de poca com- prensión o que, por sus modales, pa- rece atontado. Pueblo dividido, cátale vencido. — V. La UNIÓN hace la fuerza. PUENTE.— Ef, o la, puente de los asnos. «En lo que toca al arte de hallar el PUERCA medio, no hay quien no lo sepa; por- que desde que hicieron de plata Za PUENTE de los asnos, no hay asno ningu- no que no la pague y halle el medio que busca.» (Univ. de Amor.) Este puente espera al río como los judíos al Mestas. Burla a cuenta del Manzanares. Hacer la puente de plata a uno. Facilitarle y allanarle las cosas en que halla dificultad, para empeñarle en un asunto. La puente de Segovia es un capricho: por arriba va el agua, por bajo el vino. Alude a que los arcos del famoso acueducto de esta ciudad dan paso al público, y a caballerías y carruajes, por- tadoras, entre otros géneros, del vino. Por la puente, que está seca. — V. Aquel va más sano, que anda por lo llano. ¡Puente de Almaraz: sí te caes, no te le- vantards, y sí te levantan, no como estás! Refrán inventado a principios del si- glo pasado con motivo de la destrucción de tan famoso puente (de cuya fábrica se deshizo en elogios el viajero Ponz a fines del siglo xvm), al ver el pueblo . que pasaban muchos años y no se lle- vaba a cabo su reedificación. Otros pre- tenden que semejante leyenda se había puesto en dicha fábrica por su cons- tructor; si es esto cierto, hechos poste- riores han venido a demostrar lo pre- tencioso de tal proposición. PUERCA. — Como la puerca lechona. Se dice de la mujer muy paridera, con alusión a lo fecunda que es la hem- bra del cochino. Cuando la puerca hace colada, o llueve o se enturbia el agua. Cuando una persona naturalmente floja y abandonada se propone salir alguna vez de su estado desidioso, pa- rece como que los elementos todos se concitan contra ella. Cuando la puerca se lava la cara, todo el mundo la repara. Lo inusitado siempre llama la aten- ción. PUERCO. — A cada puerco le llega su San Martín. Es tan general la tribulación y los sinsabores en la vida, que no hay esta- do, edad ni calidad libre de trabajos; así, As pi pp O O OOO E DO DD DDD DDD PUERCO tarde o temprano, nadie escapa de su- frirlos. A puerco fresco y berenjenas, ¿quién ten- drá las manos quedas? Demuestra lo difícil que es contener las pasiones halagadas por algún objeto que las atrae. Al más ruín puerco, la mejor bellota, Por lo general, aquel que menos me- rece los honores y la fortuna, es el que más disfruta de unos y otra. Ail puerco, a la estafadora y al yerno, muestrales tu casa, que ellos irán luego. Demuestra la facilidad con que se ejecutan las cosas en que se halla gusto o interés, o con que se va al paraje donde lo puede haber, Comer como el puerco la bellota todo a hecho. Seguidamente, sin interrupción, sin levantar cabeza. Comeréis puerco y mudaréis acuerdo. El que usa cosas nocivas tiene pron- to que arrepentirse. El puerco sarnoso revuelve la pocilga. En las comunidades y repúblicas, los más indignos suelen ser los más quejo- SOS, y, por eso, los más díscolos y tur- bulentos. Hurtar el puerco y dar los pies por Dios. Se moteja a los que con cualquier bien que hacen encubren el daño grave que ocasionan, aun en la misma línea. Parecer un puerco espín, o Ponerse hecho un Puerco espín. Se aplica a la persona que teniendo el cabello blanco y por añadidura un tanto corto, se halla completamente despeinado y con la punta de los cabe- llos hacia arriba.—También se dice del que tiene modales bruscos y groseros. Puerco fado gruñe todo el año. Explica lo trabajoso que es el verse un hombre adeudado, por la molestia constante de los acreedores. Puerco fresco y vino nuevo, cristianillo al cementerio, Son nocivos a la salud la carne y el vino que reunen las cualidades que in- dica el refrán. Puerco, marrano y lechón, ires cosas sue- nan y una son. — V. Puchas, gachas y oleadas; tres nombres tienen las conde- nadas, segunda acepción. 18 PUERTA. PUERTA Ser más puerco que la araña. Dícese familiarmente del sujeto que es por extremo desaseado. No se com- prende, ciertamente, de dónde tomó pie el vulgo para inventar esta compa- ración, toda vez que en el insecto alu- dido no milita tal circunstancia; si ya no es que, esperanzado éste en que no cumpla debidamente la escoba con su deber, busque adrede para hacer su tela los rincones menos aseados de la casa o de cualquiera otro paraje. En efecto, así es la verdad; y, des- pués de bien meditado, caigo en que ésta es una de tantas ocasiones como cometemos en nuestra lengua la figura hipálage, la cual consiste en atribuir las funciones de la persona agente a la pa- ciente, como cuando se dice: Vo me en- tra el zapato; Se sale el tintero; Arras- tro coche, etc., siendo así que, en reali- dad de verdad, lo que no entra es el pie; lo que se sale es la tinta, y quien arrastra es el coche, y no yo a él. Ahora, pues, establecida la debida paridad, resulta: que no es la araña la puerca o desaseada, sino la habitación o parte que, por su falta de limpieza, le da ocasión a ella para que pueda ten- der sus redes. Excusado es decir que la figura re- tórica hipálage, no ídem (esto es, no figu- ra), en ninguna de las ediciones del Diccionario de la Academia. Un puerco encenagado procura encena- gar a otro. Invita a retirarse de las malas com- pañías, pues éstas suelen arrastrar por el mal camino al desgraciado que se deja dominar. Al matar de los puercos, placeres y juegos. Quiere decir los trabajos que suelen sobrevenir a los que, inconsiderada- mente, se empeñan o contraen deudas, sin mirar primero el modo con que podrán saldarlas. Puercos con frío y hombres con vino, ha- cen gran ruido. Cuando estos animales tienen frío gruñen tanto como alborotan los hom- bres embriagados. Abrir puerta. Buscarse una manera de salir ade- lante en cualquier asunto. — 274 — PUERTA A cada puerta, su dueña. Denota el cuidado con que se deben guardar algunas cosas. A la puerta del rezador nunca pongas tu trigo al sol, Algunos añaden: y a la del que no reza nada, ni trigo ni cebada. Enseña a desconfiar del hipócrita que se envuelve en la capa de la religión para embaucar a los tontos. A puerta cerrada, el diaġlo se vuelve. Aconseja el cuidado que se debe te- ner en evitar las malas ocasiones, A puerta cerrada, labor mejorada. Para trabajar a gusto no hay nada como estar solo, pues la compañía dis- trae. A puerta de cazador, nunca gran mu- ladar, Quiere decir que el labrador que se entrega al ejercicio de la caza no cui- dará bien su labranza ni aumentará su hacienda. A otra puerta. Suele añadirse: gue ésta está cerrada, o que ésta no se abre. Expresión con que se despide a uno, negándose a conceder o a hacer lo que pide. A puerta cerrada. Hablando de testamento se dice de los que mandan la herencia a uno sin reservar o exceptuar nada. ¿A qué puerta tocan, que no contesten «Quién es»? Una excitación hecha a los senti- mientos benévolos, rara vez deja de ser correspondida. Bendita sea la puerta por donde sale la mujer muerta. Frase, sin duda, inventada por algún marido que no vivía muy en paz con su consorte, Cierra la puerta y daca la liave, y quien viniere que llame. Cuando se visita una casa en que hay jóvenes casaderas o mujer joven y bella, no es extraño que el amo de ella tome sus precauciones. Cierra tu puerta, Joaquina, si has de ala- bar tu vecina. A fin de no atraerse la animadver- sión de los envidiosos, Coger la puerta. Marcharse o irse de una parte. — También se usa el verbo Zomar. PUERTA Cuando una puerta se cierra, ciento se abren. Manera de consolar los infortunios y desgracias, pues tras un lance desdi- chado, suele venir otro favorable. Dar a alguno con la puerta en los hoci- cos. — V. Darle a uno con la PUERTA en los ojos. Darle a uno con la puerta en los ojos. Desairarle cuando quiere entrar en . una parte, cerrándole el paso. El que se caga a la puerta de la iglesia, con su pan se lo coma, Da a entender el respeto con que se deben mirar las opiniones de los demás. En puerta abierta, el justo, o el santo, peca.—V. La ocasión hace al ladrón. — Puerta abierta, al santo tienta.— Á PUER- Ta cerrada, el diablo se vuelve. Enseñarle a uno la puerta de la calle. Echarle o despedirle de casa. En vano a la puerta llama quien no llama al corazón, Inútilmente trata de persuadir quien antes no conmueve, Entrar, no por la puerta, sino por las bardas, como salteador y ladrón. Frase comparativa usada por Cervan- tes en la primera parte, cap. XIII del Quijote, con la que se reprueba la intru- sión en cualquier estado social, y toma- da de la Sagrada Escritura (Joan., X, 1) cuando, al hablar el divino Salvador de la verdadera vocación al ministerio del sacerdocio, dice: 41 que no entra por la PUERTA en el aprisco de las ovejas, mas sube por otra parte, aquél es ladrón y salteador. Estar entre la puerta y la pared. — Véa- se Tener el Logo por las orejas. La puerta pesada, puesta en el quicio no pesa nada, Todo es fácil cuando hay quien ayude, ose emplean los medios naturales para simplificar su ejecución. La que barre mucho la puerta de la calle y hace caricias al marido, trabajo perdido. Lo primero demuestra que es amiga de visiteos, quizás no muy correctos; lo segundo, que trata de embaucar al ma- rido. ¡Pobre de éste! No querer orinarse a la puerta de la ¿gle- sia, y ensuciarse en el altar mayor. No falta quien proteste de nimieda- PA ¿5 A E E E 5 5 5 E e € “FP “PP E E S A E E e a PUERTO des sin perjuicio de cometer, cuando llega el caso, actos verdaderamente pu- nibles. Parece la Puerta del Perdón, Aplícase cuando a una casa acude mucha gente, y por tanto, están llaman- do constantemente a la campanilla. Por mirar a la puerta, perdí la rueca. Contra las mocitas que dejan el tra- bajo por entretenerse con los que pasan. Puerta abierta, al justo tienta.—V . PUERTA abierta, al santo tienta, Puerta abierta, al santo tienta. Denota que muchas veces se hacen cosas malas que jamás se había pensa- do, por verse en ocasión oportuna para hacerlas. Salir uno por la puerta falsa, o de los carros, o de los perros, —N . Salir por el ALBAÑAL. Tocar a otra puerta. Buscar distintos recursos para con- seguir alguna cosa, Andar por puertas. Hallarse mal de intereses. Dejar a uno ¿or puertas; echar por puertas. Gastarle a una persona el caudal que tenía; ponerle en estado de ir de puer- ta en puerta mendigando el sustento. Es poner puertas al mundo, o al campo. Da a entender lo difícil que es pre- tender limitar lo que es ilimitable, como la fantasía, la maledicencia, etc. Lanzar a uno por puertas. Arruinarlo hasta el punto de que sal- ga a pordiosear. Quedar, o quedarse, uno for puertas. En extrema pobreza, y como si ne- cesitara ir mendigando de puerta en puerta el pan de cada día. ¿Quién podrá poner puertas al campo?— V. A campo roto, ni llave ni cerrojo. PUERTO. — Arribar, o salir, a puerto de claridad, de salvación, o de salvamento. Llegar con felicidad a conseguir una cosa difícil. En el puerto navega quien bien se conoce. La virtud del conocimiento propio enseña a no salirse uno de su terreno, siendo, por tanto, bien visto por todos. Encaminar, o llevar a buen puerto. Dar acertada dirección a un asunto o pretensión. PUERRO Esoes lo mismo que naufragar enel puerto. Se dice de toda persona cuya empre- sa fracasa, cuando más probabilidades de éxito creía tener. No saber a qué puerto echar. Estar dudoso en la determinación que deba tomarse. Salir a puerto. Escapar, librar bien de algún com- promiso o peligro. Ser el puerto de Arrebatacapas. Se aplica a cualquier sitio donde, reinando vientos impetuosos, arram- blan éstos fácilmente con todo cuanto encuentran al paso, como sucede en la montaña de Guadalupe, en Extrema- dura, llamada vulgarmente por esta ra- zón PuertTO de Arrebatacapas.—También se aplica por extensión este refrán a todo lugar donde, por la confusión y “desorden que hay, se corre el riesgo de perder alguna prenda u objeto, como la capa, el reloj, el bastón, etc. PUERRO.-— A/egraos, puerros, que ya cue- ce el agua. —V. Alábate, PAVO, que ma- ñana te pelan. PUGA.—De Puga, quien pudiere, emprenda la fuga. Feligresía en la provincia de Oren- se, la que, como otras muchas locali- dades, no sale bien parada de la Pare- miología. PUJO.— Aguantar el pujo. Sufrir a la fuerza alguna molestia o contrariedad. PULGA.— De pulga querer hacer caballo. Aplícase a aquellos que gozan au- mentando los hechos, a fin de darles más importancia, cuando, en realidad, no tienen ninguna. Echar a uno la pulga detrás de la oreja. Decirle una cosa que le inquiete y desazone. El que de pulga llega a liendre, da un pi- cazo que enciende. Los más ineptos gobernantes, jefes, amos, etc., son los que han salido de la nada. Macer de la pulga gigante. —V. De PULGA querer hacer caballo. Facer de una pulga un elefante, o un ca- melio. Sátira contra las personas que ponde- ran, o exageran, cosas de menos valer, — 276 — PUEPO Asi se me vuelvan las pulgas de la cama. Expresión algo libre con que se pon- dera la hermosura de alguna mujer. Vi- cente Espinel la puso en boca de un joven que estaba hablando con la es- posa del doctor Sagredo en la Relación primera de £? Escudero Marcos de Obre- gon, y Cervantes en la de Sancho cuan- do se echó a los pies de la hermosa Dorotea, según se ve en el cap. XXX de la primera parte de Æ? Ingenioso Hi- dalgo. Cada cual tiene su modo de matar pulgas. Algunos añaden: unos las matan a uña- te y otros a retortijón. Cada uno tenemos nuestra manera de: hacer o de ejecutar las cosas. No aguantar, o no sufrir, pulgas. No tolerar ofensas ni vejámenes. No gastar buenas pulgas. Ser de carácter desabrido, o de mal genio. Tener malas pulgas. Ser mal sufrido o resentirse con fa- cilidad; con referencia a la impaciencia del hombre, o bruto, que se ve moles- tado por estos insectos. PULGAR. — ¿Con Pulgar ¿is? La cabeza lleváis pegado con alfileres. Era antiguamente tal la fama de va- lentía que llevaba consigo este noble apellido, que no era extraño se advir- tiese al que iba a contender con un Pul- gar, que estaba sentenciado a muerte. El Pulgar, guebrar y no doblar, Véase el anterior. Los Pulgares pier- den la vida antes que doblegarse a una acción vituperable, rastrera o mez- quina. PULMONÍA. — En la pulmonía y dolor de costado, culo tapado. Aconseja para ambas enfermedades el guardar cama. PÚLPITO. — No romper uno ningún púl- pito. Ser muy corto de alcances. ¿Qué es predicar? — Subirse al púlpito y echarse a hablar, Sátira contra los malos predicadores que, desconociendo las reglas de la oratoria, se creen que dirigirse a los fieles es lo que indica el refrán. PULPO. — Poner a uno como un pulpo. Se dice de aquel a quien se castiga PUES O dándole tantos golpes o azotes, que queda muy maltratado, con alusión al pescado llamado pulpo, cuya carne, por ser algo recia es golpeada con un palo, o piedra, antes de ser guisada. Volverse como pulpos. Aplícase al que se obstina en soste- ner alguna afirmación sin querer dejar- se convencer. PULSO.—Ouvedarse uno sin pulso. Inmutarse gravemente por causa de la honda sensación que le ha produci- do lo que acaba de ver u oír. Sacar a pulso. Según la Academia, «Consumir sopa a sopa una jícara de chocolate o cosa parecida.»—Llevar a feliz término una empresa, venciendo dificultades y con- tradicciones a todo trance. Tomarle el pulso a un negocio. Tantear y examinar el estado o dis- posición en que se encuentra, O las circunstancias que lo caracterizan, para saber anticipadamente el plan de con- ducta a que debe uno atenerse. Tomarse el pulso a sí mismo. Consultar uno sus fuerzas para ver si puede llevar a efecto lo que intenta. PUNCHA.— El que tenga la puncha, que se la saque. Nadie debe darse por aludido en un asunto más que el interesado. PUNTA.— Armar de punta en blanco. Con todas las piezas de la armadura antigua. — Figuradamente se aplica al que va vestido con toda corrección, sin Olvidar ningún detalle de la indu- mentaria. Chica es la punta de la espina, mas a quien duele no la olvida. El que recibe una lección, por cari- ñosa que ésta sea, no se le va jamás de la memoria. En la punta tiene una vuelta. Dicho jocoso con que se manifiesta a aquella persona a quien se le presta un Objeto, que no se olvide de devol- verlo a quien se lo ha entregado, cuan- do no lo necesite. Estar de punta uno con otro. Indispuesto o reñido. Hacer punta uno. Dirigirse, encaminarse el primero a una parte, como lo hace en una reunión PUNTA el primero que se levanta para ausen- tarse.—Sobresalir entre varios sujetos, por las prendas personales, instruc- ción, habilidad, etc. — Oponerse abier- tamente a otro, pretendiendo adelan- társele en lo que solicita o intenta, lr de punta en blanco. — V. Armar de PUNTA ez blanco, segunda acepción. Llevar una cosa a punta de lanza. A un extremo riguroso. No ir una punta de alfiler de una perso- na, O Cosa, a otra. Haber poca diferencia entre ellas, Vo ver la punta a una cosa. No comprender su alcance.— No en- tender la gracia o el chiste que tiene. Por la otra punta. Manera de expresar que lo que se dice es lo contrario de lo que real- mente Es. Punta en el manto y cinta en el collar, en- cubren mucho mal.—V. Las APARIENCIAS engañan. Sacarle punta a una cosa, Explotarla; obtener de ella algún provecho. — Tomar por el lado cómico un asunto serio. Ser de punta una persona, o cosa. Ser sobresaliente en su línea. Tener una cosa en la puuta de la lengua. Estar a punto de decirla, Vestirse de punta en blanco. Con todo esmero y elegancia. Andar en puntas. En disputas o cuestiones Atar puntas con cabos. —V. Atar, o jun- tar, O recoger, O unir, CABOS. Tener uno sus puntas y collar, o collares, de una cosa. Dice la Academia: «Puntas y collar de. Expresión figurada y familiar con que se da a entender que una persona tiene asomos de un vicio o maldad.» Cervantes escribió en la primera parte de su inmortal libro el Quijote (cap. XXII): «Este caballero va por al- cahuete, y por Zener, asimesmo, ss PUN- TAS y collar de hechicero», con cuya au- toridad parece como que queda a sal- vo la definición antes expuesta; pero no es menos verdad que Cervantes mismo apuntó en otro pasaje de su obra citada (parte Il, cap. LXVII): «Del cura no digo nada; pero yo apos- PUNTADA taré que debe de źener sus PUNTAS Y CO- llares de poeta.» Ahora bien: hacemos a la Academia la justicia de que cree y tiene que la Poesía no es ningún vício, ni menos una maldad; con cuyo motivo, cayendo por su base la tal definición, opinamos que podría formularse en los siguientes o parecidos términos: «Mostrar cierta afición o propensión a aquello de que se trata, ya sea en buena, ya sea en mala parte.» Así, la frase cuestionada, tratándose, de un lunático, equivaldría a decir que tiene venas de loco; pero si de un aficionado a representar, que tiene pujos de actor. Y si con lo dicho no quedara con- vencido el lector, allá van dos ejemplos más, también de Cervantes, que aca- barán de poner el sello a la cuestión. «Gobernador. — Señora autora, ¿qué poetas se usan ahora en la corte, de fama y rumbo, especialmente de los llamados cómicos? Porque yo tengo mis PUNTAS y collar de poeta, y pícome de la Farándula y Carátula.» —(Entremés de El retablo de las maravillas.) «Leonarda. — Pues en verdad que tengo yO mis PUNTAS y collar escarrama- nesco, sino que por mi honestidad y por guardar el decoro a quien soy, no me atrevo a bailarle.» —(Entremés de La cueva de Salamanca.) La buena pieza de la tal Leonarda manifiesta, con las palabras susodichas, ser aficionada al escarramán, baile pro- vocativo, especie de zarabanda, que privaba por aquellos tiempos. En conclusión, de los cuatro ejem- plos acabados de citar con motivo de las puntas y collar, dos están tomados en buena parte y dos en mala. Tener sus puntas y ribetes, Ser aficionado a una cosa, o ser sos- pechoso de algo. PUNTADA.— Dar una puntada. Hacer alguna indicación, por lo co- mún indirectamente, y como al descui.- do, acerca del particular de que se está tratando, o con el objeto de pro- moverlo o recordarlo. No dar puntada en un negocio. No dar paso en él, dejarlo sin tocar: hacer caso omiso de su cumplimiento. PUNTO No dar puntada, en una materia cientí- fica, literaria o artística. No tener ninguna instrucción ni co- nocimiento de ella, o hablar desatina- damente en el particular. Puntada /arga y apretón, o y buen tirón. Dícese de todo aquello que se quie- re terminar de prisa, aunque no que- de muy bien rematado. De mis puntadas le reirds; pero con mi dinero no comerás, Excusa que da de sí el que ha hecho una labor menos primorosamente, a trueque de haberse ahorrado el pagar la mano de obra a un artista. PUNTAPIÉ. — Mandar a uno a punta— piés. Tener gran predominio sobre él, al.- canzar fácilmente de él todo cuanto se: quiere. Tratar a uno a puntapiés. Inconsiderada y brutalmente. | PUNTERÍA.—D4irigir, o hacer, o. paner, la: | puntería. — V. Apuntar, o asestar,.el: | TIRO. — En otra acepción. V.. Echar, o. | tirar, LÍNEAS. | | — — O A A AA AA A A a PUNTILLA.—Dar, o darle, a uno.la pun-- tilla. Abrumarlo, oprimirlo, confundirlo: de una vez mediante alguna contradic- ción que supera en gravedad a las que- | anteriormente venía experimentando. | PUNTO.—A punto crudo. En el mismo instante. Se dice crudo- por rigoroso, Cruel, etc.; así, tiempo cru- do, entrañas crudas; de aquí la forma- ción familiar y jocosa de 4 PUNTO Cru- do. De esta frase redundante y antité- tica se burló Quevedo en las Zahurdas de Plutón. Ahí está el punto. — V. Ahi está el QuiD. Apretarle a uno el punto de atrás. Tener necesidad apremiante de exo- nerar el vientre. Aquí finca el punto. —V. Ahí está el QUID. Dar en el punto. En la dificultad. El Punto, en un Cuerno; la Caridad, en: el Potro, y la Merced, en el Campo. Dicho festivo corriente en Córdo- ba, y fundado en las circunstancias si- guientes: i 1.2 Que en su catedral existe una dependencia, o séase colecturía, llama- preas e a e PP o tn, q = PUNTO da del Punto a causa de las misas de punto o de hora fija que en ella se ce- lebran, y en cuyo sitio pende de lo alto un gran colmillo de elefante a que el vulgo ha bautizado con el nombre de Cuerno. 2.2 Por hallarse el Hospital de la Caridad sito en la calle del Potro; y 3.2 En atención a ocupar el antiguo convento de la Merced su área en el Campo de la Verdad. Por un solo punto Martín perdió su asno, Cierto eclesiástico, llamado Martín, que poseía la abadía de Asello, en Ita- lia, mandó poner en la puerta esta ins- cripción latina : Porta patens esto. Nulli claudariís honesto. (Puerta, permanece abierta; note cie- rres a ninguna persona honrada.) Sucedía esto en época en que, aban- donada de tiempos atrás la puntuación, acababa de volver a ponerse en prácti- ca. Nada fuerte Martín en achaque de ortografía, tuvo la desgracia de topar con un copista tan ¡literato como él, por lo que, en vez de colocar el punto después de la palabra esto, lo puso des- pués de z«/i, dando tal transposición el siguiente sentido : Porta patens esto nulli, Claudaris honesto. (Puerta, no te abras a nadie. Estate cerrada para toda persona honrada.) Noticioso el Papa de tan inconve- niente inscripción, despojó en seguida de su abadía a Martín para dársela a otro, el cual reparó inmediatamente el desacierto de su antecesor, añadiendo por bajo este otro verso: Uno pro puncto caruit Martinus Asello. (Por un solo punto perdió Martín su Asello.) Lo que estaba en armonía con esta fórmula de la antigua jurisprudencia romana: Qui cadit virgulá, caussá cadit; y como quiera que assello significa tam- bién asxo, de ahí que surgiera el equí- voco que dió lugar al refrán. Los franceses dicen igualmente: Pour un point Martin perditson áne; y los ita- | PUÑADA lianos : Per un punto Martino perse la cappa, esto es, la dignidad abacial, cuya insignia era la capa pluvial. Yerran, en su consecuencia, los franceses que di- cen: Faute d'un point, etc., así como los que pronuncian: Pour un point, etc., pues tanto la una como la otra de di- chas dos últimas fórmulas pugnan con el origen de este proverbio, según que- da demostrado. Por el mismo consi- guiente erró D. Pedro Felipe Monlau al escribir en su Vocabulario gramati- cal de la lengua castellana, artículo Pun- tuación: Por un punto se perdió la mula. Aplícase, como se ve, al que por una nimiedad se queda sin algo de impor- tancia, Punto ex boca. Expresión con la cual se invita a no hablar o discutir más sobre cualquier asunto. Quien pasa punto, pasa mucho. El que es benévolo para las faltas pe- queñas, Suele serlo también para las grandes. Ser una cosa de punto. Puntosa, de pundonor y nimia en la etiqueta. — Muy socorrida es esta pala- bra unto y muchos sus significados, ya semejantes al anterior, ya diferentes. Este es llano porque, llamándose punto a la honra (de donde se dijo pundonor, punto de honor), hombre de punto sig- nifica que estima su honra. Ser un punto filipino. Aplícase a la persona juerguista y poco recomendable, a veces, por su moralidad. Sin faltar punto xi coma. Hacer o explicar una cosa sin que falte el menor detalle. Subir de punto a una persona o cosa. Encarecer, enaltecer, ponderar, dar gran importancia. Subir de punto una cosa. Crecer o aumentarse. Andar en puntos. —V. Andar en PUNTAS. Calzar muchos, o pocos, puntos. Dícese de la persona de muchos o pocos alcances. Darse tres puntos en la boca.— V. Coser- se la BOCA. PUÑADA.-— Venir a las puñadas. —Véa- se Llegar a las MANOS. PUÑADO PUÑADO. — Más vale puñado de natural que almorzada de ciencia. Una explicación breve, dada con sen- cillez para que sea comprendida por todos, es preferible a una disertación académica, en que el público sale ala- bando al orador, cuyo discurso ha oído... durmiendo en un sillón. PUÑAL. — Nadie me, o te, o le, o nos, etc., pone un puñal en el pecho. Modo familiar de dar a entender que no media coacción en aquello que de uno se exige o pretende conseguir. PUÑALADA.-— No ser una cosa puña- lada de pícaro, Demuestra que la ejecución de aque- llo que se solicita no se requiere que sea o no pueda ser llevada a cabo de pronto, como hace el asesino que ases- ta una puñalada a su víctima. PUÑO. — A puño cerrado. Modo familiar con que se pondera alguna acción o circunstancia; y así, se dice: Dice que no a puño cerrado; Cree en esa bruja a puño cerrado, etc. Así... como dar un puño, o cor un puño en el cielo, Expresa la imposibilidad de una cosa. Como puño, o Como el puño, o Como un puño. Ponderación de lo que es relativa- mente muy grande o, por el contrario, muy pequeño; v. gr.: Castañas como PUÑO; Esta habitación es como el puÑo. — Úsase también en sentido inmaterial, con la idea de magnitud; v. gr.: Verda- des, barbaridades, mentiras, etc., como puÑo.—De la persona por extremo mi- serable se dice que es ÁAgarrada como el, o como un, PUÑO. Apretar los puños. Aumentar el esfuerzo o el trabajo para la consecución de algún asunto, resolución del problema de la vida, etc. Mandar a uno a hacer puños para hoces. Despedir a uno con Cajas destempla- das o a paseo. Es un eufemismo bajo el cual se encumbre una palabra muy corriente en labios de casi todos, pero que no está admitida en la buena so- ciedad. PUPA. — Entre pupa y burujón, Dios escoja lo mejor. Advierte que entre dos cosas malas — 280 — PUTA el sentido común indica elegir la menos perjudicial. PUREZA. — Vo hay pureza que dure a una vuelta de cabeza. El vigilar a una joven es más difícil de lo que parece a primera vista. PURGA.— Día de purga, día de sepultura, Porque hay que guardar casa, lo cual resulta una verdadera sepultura para el que deja de salir a la calle por afición o por precisión. No es la purga de Benito. Aplícase a los impacientes que se quejan de no ver los resultados de un remedio que se acaba de aplicar o que aun no se ha aplicado, como le pasó al legendario Benito, de quien es fama que aun estaba en la botica el purgante man- dado por el médico, y ya le estaba ha- ciendo efecto a él. No es la purga de don Fernando.—V. No es la purGa de Benito. PURIDAD. — La buena puridad en buen amigo anda. El buen amigo calla el secreto que se le confía. PUTA. — Cada puta hile y comamos. Recomienda que cada uno se ocupe de sus asuntos, más o menos legales, y no se entremeta en los de los demás. La que sea puta y bruja, que cruja. Dícese cuando se habla mal de una persona y sale alguien con que no se murmure de ella, para significar que, quien no quiera se hable mal de él, no dé lugar a que se le fustigue sin consi- deración de ninguna especie. Más puta que una zaranda. La zaranda o harnero tiene que mo- verse mucho para que cumpla su de- ber de cerner el grano que se le echa. Perdónenos el lector que no descifre- mos el símil: su buen talento lo hará por nosotros. No hay puta ni ladrón que no tenga su de- voción. Tanto las unas como los otros sue- len ser devotos, y generalmente fervo- rosos, de alguna virgen, Cristo o santo. Para ser puta y 20 ganar nada, más vale ser mujer honrada. Modo de dar a entender que se huye de acometer alguna empresa, especial- mente si no es ésta de las más justifi- PUTO cadas, so pretexto de ofrecer poca o ninguna utilidad. Puta en ventana, mala mañana. Porque el que se encuentra con ella, . si se deja seducir, ya ha perdido el día, Ser puta y buena mujer, ¿cómo puede ser, señor bachiller? Contra los que se contradicen en sus asertos. Si no hubiera alcahuetas, no habría putas. Las malas acciones no se pueden lle- var a cabo si no hay quien las encubra, PUTO. — A puto el postre. Se usa para denotar el esfuerzo que se hace para no ser el último. La ra- zón es bien clara, y es hoy en algunas — 281 — PUYA partes imprecación de los muchachos cuando corren en apuesta. Al puto son dos candiales y los caldos de gallina. Al que es más desvergonzado es al que se le guardan más considera- ciones. Quedarse más callado que un puto. No atreverse a contestar a las recon- venciones que se le dirigen a uno, con alusión a los hombres afeminados, si es que el nombre de hombres mere- cen, cuyo estado denigrante les hace por lo regular tímidos y cobardes. PUYA. — Sacarle la puya al trompo. — V. Sacar la púa al trombo. QUÉ.-—No dársele a uno nada del qué dirán. Preocuparse poco de los prejuicios sociales. QUEBRADO. — Tener más suerte que un quebrado. Tener buen éxito en todo cuanto se emprende, o ser favorecido de todo el mundo. Es comparación que no se hace fácil de adivinar, o por lo menos yo no lo alcanzo, si ya no es una alusión a aquel principio general que sienta que: Vaso quebrado nunca se cae de la mano, con cuyo refrán se pretende dar a en- tender que los individuos achacosos, así como los objetos que tienen alguna maca o rotura, suelen durar más tiem- po que los que están completamente sanos, porque se les cuida más o se les guardan mayores miramientos. QUEBRAR.—/Vo se quiebra por delgado, sino por gordo y mal hilado. Advierte que la calidad de las cosas suelen importar más que la cantidad. Quebrar por lo más delgado. Da a entender que el fuerte suele prevalecer contra el débil, el poderoso contra el desvalido. QUEDAR.-—Vo quedar uno a deber nada a otro. Corresponder en obras o palabras a las que otro ha usado con él, No quedar por corta ni mal echada. Poner o emplear todos los medios oportunos para conseguir una cosa. Es tomada del juego de los bolos, en que se pierde echando mal la bola o que- dando corta. Quedarse uno a obscuras. Perder lo que poseía, o no lograr lo que pretendía, Quedarse uno ex blanco. No conseguir lo que pretendía o es- peraba. Q QUEJA.— Más vale buena queja, que mala paga. Se dice de aquel que abandona el pre- mio por no parecerle correspondiente al mérito, y estima más quedarse con motivo a la queja que mal satisfecho, QUEJARSE.— £l que se queja es porque algo le duele. Nadie protesta más que de aquello que le interesa. QUEMA. — Huir de la quema. Según la Academia, «retirarse o apar- tarse de algún riesgo por temor de ser incluído en él». Pero también significa de un modo más absoluto, «evadir cual- quier encuentro o accidente desagra- dable». QUEMAR.-— Quien se quemare, que sople. Previene y advierte que el que juz- gare le comprende algún cargo que otro hace en general, procure purgar- se de él. Tomar alguna cosa, acción palabra, etc., por donde quema. Interpretarla en sentido desfavora- ble, echarla a mala parte. QUERER.—7u querer es solo a mi haber, La mayor parte de los cariños suelen ser interesados. ¿Adónde has de ir que más te quieran? Dícese a aquellas personas que tra- tan de separarse de la familia por ca- pricho o por diferencias surgidas en- tre unos y otros. Aunque no me hubieras querido, zada se habría perdido. Queriendo hacer un favor a una per- sona, muchas veces se le causa un per- juicio, Bástale querer a quien no le es permiti- do el poder. Aquel a quien está vedada una cosa, tiene que contentarse con ambicionarla. QUERER Como así me lo quiero. Se da a entender la facilidad con que se hace aquello que expresa el antece- dente, o la abundancia que de ello exis- te; v. gr.: Fulano hace versos como así me lo QUIERO; Zutano vende sus géneros como ast me [o QUIERO, etc. Como te quiero, te aprieto. Se suele emplear esta frase jocosa cuando se maltrata a una persona, dán- dole a entender irónicamente que el daño que se le hace está en consonan- cia directa del cariño que se le profesa. Decir: éste quiero, agueste no quiero. Poder elegir a capricho en aquello que se le presente a uno. El quererte y amarte, eso es fuera aparte. Da a entender que no tiene que ver una cosa con otra. Es un andalucismo muy corriente. Más hace el que quiere, que no el que puede. La voluntad tiene la parte principal en los beneficios, o acciones, y con ella los ejecuta aún el que tiene menos po- sibilidad. Más... que Quiero, que quieres, etc. Modo de denotar el exceso que hay de aquello que expresa el verbo o nom- bre calificado por el adverbio más; y y así se suele decir: Estoy más harto que quiero; nos divertimos más que que- remos; estdis más ricos que queréis; son más brutos que quieren; etc. Más vale ser querido, que aborrecido. Las buenas acciones atraen partida- rios, al paso que las malas los ahu- yentan. Querer es poder. Una gran fuerza de voluntad sobre- puja los mayores obstáculos. Quien bien quiere, bien obedece. El cariño y la amistad facilita al que lo profesa medios de complacer y dar gusto. Quien bien quiere, tarde olvida. El cariño o amor que ha sido verda- dero no le inmutan las contingencias del tiempo, ni cualquier otra circuns- tancia, quedando siempre vivo, aunque parezca que se entibia. Quien bien te quiera, te hará llorar. El verdadero cariño consiste en ad- vertir y corregir aquello en que se — 283 — QUERER yerra, posponiendo el pudor y sonrojo que le puede causar a uno al fruto que pueda sacar con la reprensión. Quien no quiere cuando puede, no puede cuando quiere, o no mira cuando no debía, No se deben dejar pasar las oportu- nidades en servir a los demás cuando hay posibilidad de hacerlo. Quien todo lo quiere, todo lo pierde. La demasiada ambición suele ser causa de que todo se pierda, aun lo que se pudiera conseguir. — V. La co- DICIA rompe el saco. Quizá quiero, quizá no quiero. Moteja a las personas indecisas en tomar una resolución. Serás querido kasta verte perdido. Indica que el afecto de algunas per- sonas suele ser a veces perjudicial. Si bien me quieres, trátame como sueles. Demuestra que no es verdadero el cariño que no tiene constancia. Si quieres, anda; si no quieres, man- da, —V. Sí QUIERES ser bien servido, sir- vete tú mismo. Si quieres ser bien servido, séírvete a tí MISMO. Enseña que nadie hace tan bien cier- tas cosas, como el mismo que las ha me- nester. Si quieres vivir sano, hazte viejo tem- prano. Refrán que persuade a los mozos a usar de las precauciones y prácticas de los viejos en los medios de conservar la vida. ¿Si yo me llamo Queriendo! Indica que se estaba deseando aque- llo mismo que a uno le proponen y que por cortedad, respeto o lo que fue- re, no se atrevía a decir. Tanto te quiero, que te apuñego.—V. Como le QUIERO, le aprieto. Tú lo quisiste, tú te lo ten. Cuando una persona hace alguna cosa por su gusto contra la voluntad de los demás, debe aguantar las consecuen- cias, sin echar la culpa a nadie, a tenor de lo que canta aquella coplilla que dice: Tú te metiste fraile mostén: tú lo quisiste, tú te lo ten, QUESO — QUICIO Váyase quien quisiere, y estése quien qui- siere. Denota que se deja a cada cual la li- bertad de acción; sin entremeternos en lo que haga o deje de hacer. QUESO. — Algo es queso, pues se da por peso. Advierte que no se deben despre- ciar las cosas, aunque parezcan de poco valor, Comerse el queso del cura. Dícese, particularmente a los niños, cuando se les cae algún diente y que- dan con una mella. Dar el queso a uno. Serle excesivamente molesta alguna persona o cosa. — Engañarle, Dársela a uno con queso. Burlarse o engañar a una persona con cierta habilidad o gracia. Dos de queso. Expresión que se aplica a lo que es de poco valor o provecho. El que se come el queso y se bebe la leche, que le busque el pasto a las ovejas. El que saca el provecho de algún asunto es justo que lo trabaje. El queso de mayo para guardallo. Porque queda muy fresco y es nece- sario dejarlo secar para que se curta. El queso es sano, que da el avaro. Recomienda que se coma la menor cantidad posible de esa clase de manjar. El queso y el barbecho, de mayo sea hecho, El primero debe fabricarse, y el segundo llevarse a cabo en el mes citado para que ambos resulten bien hechos. Estar del queso. Sumamente distraído o alelado. — Esta frase suele usarse comúnmente en Málaga. Liársela a alguno con queso. Envolverlo en algún compromiso, meterlo en algún enredo, armarle algu- na trampa o zancadilla. — Dícese tam- bián armársela o amasársela en vez de liár sela. Pasar con queso y rábanos. Arrastrar mala vida, en cuanto a la alimentación toca. Queso ciego y pan con ojos, quitan a mi hijo los enojos. Indica las condiciones que deben te- anam ana aren M ner ambos comestibles para que sean buenos. Sa Queso de ovejas, leche de cabras, manteca de vacas. Son los más recomendables. Queso /odo el año, y un queso para un año, o Queso todos los días, y en el año una libra, Encarece lo perjudicial que es el abu- so de este manjar. Ser como el queso de ovejas, que si no lo quieres, lo dejas. Suele decirse de todo aquello que se ofrece sin compromiso alguno de acep- tarlo. Ser queso de muchas leches. Se aplica a los trabajos, especialmen- te literarios, en cuya intervención han andado varios sujetos. QUEVEDO. — Estar, o ser, uno o una cosa como Quevedo, que ni sube ni baja, ni se está quedo. Dícese de la persona o cosa que, ha- llándose en continuo movimiento, cau- sa al propio tiempo algún estrépito o ruido, o da que hacer a las personas que le rodean. Cuéntase con tal motivo que una no- che que salió el señor de la Torre de Juan Abad en busca de aventuras amo- rosas, fué llamado desde un balcón por cierta dama que se había propuesto burlarse de él grandemente, a cuyo in- tento le echó con una cuerda una cesta, diciéndole que se metiera dentro, y que entre ella y su criada tirarían a fin de que pudiera subir. Cogido el pez en el anzuelo, tiraron, en efecto; pero fueron unos cuantos chuscos que, apostados detrás del balcón, dirigían al paciente los más amargos sarcasmos, los cuales eran contestados con una salva de epí- tetos e interjecciones que en vano se buscarían en el Diccionario. Acertó a pasar por allí la ronda, y como viese a un hombre que, desatándose en impro- perios, estaba meciéndose por los aires, dió el quién vive, a lo que contestó el interpelado: QUEVEDO, que ni sube ni baja, ni se está quedo. QUICIO. — Sacarle a uno de quicio. — V. Sacar a uno de sus CASILLAS. Sacar de sus quicios. — V. Sacar a uno de Sus CASILLAS. QUID QUID. — Akí está el quid. Equivale a indicar cuál es el punto en que se halla la dificultad de una cosa. QUÍDAM. — Ser un quídam. Equivale a ser una persona sin im- portancia. QUIÉN. — Darle a uno el quién vive. — V. Soltar a uno el TORO. Despertar el quién vive. — V. Soltar a uno el TORO. Dime con quién andas, te diré quién eres. Las compañías que cada uno frecuen- ta indican el género de vida que se lleva. QUIJADA.—Quiiadas sin barbas no me- recen ser honradas. Denota que a los niños se les suele tratar con cierta confianza mientras no llegan a ser hombres. QUIJOTE. — Ser otro don Quijote. Se aplica a la persona que a todo trance quiere ser juez o defensor de materias que no le incumben, con alu- sión al héroe de Cervantes. Ser un Quijote. Dícese de la persona sumamente adusta y seca de carácter. QUILATE.— Dar, o hacer, algo por qui- lates. Menudamente, en pequeñísimas can- tidades o porciones. QUILO. — Sudar uno el quilo. Trabajar con gran fatiga y desvelo. QUIMBÁMBARAS.- Vivir en las Quim- bámbaras.— V. Venir de las BATUECAS. QUINA. — Buena es la quina; pero a veces es más mal que medicina. Recomienda que no se abuse de este medicamento. Hacer tragar quina a alguno. Hacerle sufrir, penar o pasar malos ratos, Ser más amargo que la quina. Se aplica a todo manjar que es su- mamente amargo. Ser uno más malo que la quina. Dícese de las personas depravadas o traviesas, especialmente si son jóve- nes, con alusión a la mala o repugnante que, por causa de su amargor, es al pa- ladar aquella substancia medicinal. Tomar, o tragar, quina. Sufrir interiormente. — 285 — QUINIENTOS QUINCE. — 4 quince de marzo, da el sol en la sombría y canta la golondrina. Recuerda que ya a mediados del ci- tado mes se nota la influencia de las proximidades de la primavera. Dar quince y raya, Ser superior a otro en cualquier asunto, No hay quince años feos. Como esta edad suele ser la del des- arrollo en la mujer, están todos los en- cantos físicos en su apogeo. Poder uno darle a otro quince y falta. Hallarse en aptitud de acreditar la ventaja o superioridad que se tiene sobre él. ¡Quince! — La cuenta lo dice. Suele aplicarse a los que aparentan no saber sumar, para equivocarse en provecho propio. QUINIENTAS.—£Esas son otras quinien- tas.—V. Esos son otros QUINIENTOS. QUINIENTOS.—£sos son otros quinien- tos. Esta locución proverbial da a enten- der a una persona lo infundado, su- puesto o falso de lo que acaba de ha- cer o decir. Su origen es el siguiente: En Cataluña, hasta la guerra de Su- cesión, que terminó en 1714, todos los empleados debían ser naturales del Principado, y estaban obligados a de- positar por vía de fianza, antes de to- mar posesión de sus destinos la canti- dad de 500 sueldos en el Banco de Bar- celona, llamado Zabla de la Lonja (Tau- la de la Llotja del Mar). Dicho Banco o Tabla, que debía percibir ciertos dere- chos sobre todas las mercancías que se embarcaban y desembarcaban en el puerto de la ciudad condal, aplicados a la construcción del edificio de la Lon- ja, podía hacer las operaciones de giro y descuento, préstamos, fianzas, etc., y pagaba, además, a todos sus emplea- dos en el concepto de asociación o gre- mio de los comerciantes. Parece cierto que, no pudiendo afianzar la Zabla de la Lonja a los empleados reales, figu- raba prestarles los soo sueldos por que estaban obligados a dar fianza; luego figuraba la misma Tabla recibir en depósito para la garantía o caución los dichos 500 sueldos, y con éstos QUÍNOLA — 286 añanzaba el empleado, al tenor de la Constitución entonces vigente, el buen desempeño de su cargo. De lo expuesto se deduce, según to- das las probabilidades, que dicho re- frán reconoce por origen los muchos QUINIENTOS sueldos que aparecían exis- tir de un modo ficticio en la Caja, Ban- co o Tabla de la Lonja de Barcelona. QUÍNOLA.-— Estar de quinolas. Juntarse especies o colores distin- tos. — Estar uno vestido de diversos colores. Alude a que el lance principal del juego de las g:uínolas consiste en re- unir cuatro cartas, cada una de distin- to palo. QUINTAESENCIA. — Ser la quinta- esencia. | Ser una cosa muy escogida; superior | en su género. QUINTAL. — ¿4 cómo vale el quintal de | hierro?... Dame una aguja. — V. Matad | VACAS y carneros; dadme un cornado de ' bofes. ¿A cómo vale el quintal de hierro: Pues a su precio véndame una aguja. —N. Ma- | tad vacas y carneros; dadme un cornado de bofes. Hacer quintal de su adarme. Hacer de lo poco, mucho. Aplicase a las personas ahorrativas y mañosas que saben ingeniarse para con poco dinero aparentar mucho. QUINTO.-Comer,o aíracarse, a lo quinto. Comer precipitadamente y en gran cantidad, como sucede a los soldados noveles cuando comen el rancho, que suelen hacerlo de esta manera, por te- —— ze ad QUITE mor de que no practicándolo así se van a quedar a media ración, por con- sumir el resto los demás compañeros. El quinto, no moler. Aplícase para quitarse de encima a la persona O personas que nos moles- tan con sus peticiones, preguntas, char- las, etc. Mirarse al quinto botón. Dícese de los que son muy presumi- dos, echándolas de personajes. No hay quinto malo, Alude al toro que se lidia en quinto lugar. OUIQUIRIQUÍ. —¡Quiquiriqui! Mierda pa ti, carne pami. Dícese cuando se oye cantar un gallo. QUITAR. — E? que quita y da, al infer- nO Da. Alude a aquellos que, robando en su comercio, creen que por dar algunas limosnas se verán perdonados en el día del Juicio final. Quitate 1ú para que me ponga yo. Teoría de los egoístas (que son le- gión), consistente en desbancar al que ocupa un buen puesto, con objeto de substituirle tranquilamente. QUITE. — Estar a los quites, como Sal- cador. . Dícese de la persona que siempre está pronta a acudir en favor de cual- quiera, ya para ayudarlo, ya para dis- culparlo, con alusión al célebre tore- ro Salvador Sánchez (alias Frascuelo), quien se distinguió constantemente por salir en las lidias taurinas a la defensa del diestro que contemplaba gravemen- te comprometido. RABADÁN.— Quien riñe con el rabadán, rine con su can. Indisponerse con una persona trae como consecuencia el ponerse a mal con los que son sus adictos o fami- liares. RÁBANO.—; Qué... ni qué rábano frito? R Expresa que aquello con que nos | arguyen, no es, ni por pienso, lo que debe ser. El pueblo bajo da a entender lo mismo, con su fraseología soez, en | términos que a nosotros nos está ve- | dado el recoger aquí, Tomar el rábano por las hojas. Invertir el orden, método o coloca- ción de las cosas, haciendo las prime- ras últimas, o al contrario. — Equivo- car el sentido de una frase, traducién- dola por una cosa diferente a la que se ha querido decir. Cuando pasan rábanos, comprarlos. La ocasión propicia debe ser apro- vechada, por temor de que no vuelva a presentarse. Los rábanos de abril, para mi; los de mayo, para todos; los de junio para nin- guno, Indica el mejor o peor estado de sa- zón en que se encuentra dicho fruto, según sea de una u otra época. Rábanos y queso, traen la corte en peso. Significa que se debe atender a las cosas más mínimas en cualquier mate- ria, para el logro de las que son más importantes, RABIA.—De rabia mató a la perra. Da a entender que el que no puede satisfacerse del que le agravió, se ven- ga en lo primero que encuentra a la mano. La rabia no tiene nietos, Expresa lo poco duraderos que son los enfados en ciertas personas. RABILLO. — Mirar con el rabillo, o de rabillo, o con el rabo, o de rabo de ojo. Mirar con prevención a alguien.— Mirar con disimulo, haciendo como que se vuelve la cara a otra parte. RABISALSA. — Ser una rabisalsa. — V. Ser una RABISALSERA. RABISALSERA.-—Ser una rabisalsera. Dícese de la mujer que tiene mucha viveza y despejo, entremetiéndose en todo lo que no la llaman. RABO.-— Asir a uno, o una cosa, for el rabo. Ser muy difícil de alcanzar, hallar, lograr, etc. Aun le ha de sudar el rabo. Pondérase la dificultad o trabajo que ha de costar a uno el lograr o concluir una cosa. ¡Daca el rabo, que le lleva! Grito que daban antiguamente en Castilla los chicos callejeros por el tiempo de Carnaval, al poner rabos a los transeuntes. De rabo a oreja.—V. De CABO a CABO. De rabo de puerco, nunca buen virote. De malos antecedentes no pueden salir buenos consiguientes. Aplícase a personas y a cosas. Estar, o faltar, el rabo for desollar, Denota lo mucho que queda por ha- cer en una cosa, y aun lo más penoso y difícil. Tr, salir, uno rabo, o con el rabo entre piernas. Vencido y avergonzado, derrotado y confundido, como salen los perros cuando se les amenaza o castiga. Tr uno al rabo de otro. No apartarse de su lado. Que nieve hasta que el rabo se me hiele. Manifiesta el poco cuidado que se toma uno por una cosa. RABONA Volver de rabo. Torcerse o trocarse una cosa al con- trario de lo que se esperaba. Parecer uno hecho de rabos de lagartijas. Estar en continuo movimiento, no permanecer un momento quieto. — Dí- cese más comúnmente de los chicos traviesos o vivarachos. RABONA. — Hacer rabona. — V. Hacer NOVILLOS. RACIMO. — Si lo aciertas, te daré un ra- cimo. Aplícase en aquellos casos en que la solución de una cosa está tan clara, que es preciso ser tonto para no compren- derla, con alusión a aquel mozo que, volviendo de la vendimia con una ces- ta tapada, al encontrarse con otro que le preguntó lo que en ella llevaba, con- testó con la frase objeto de estas líneas. RACIÓN. — Estar uno a media ración. Con escasa comida o con reducidos medios de subsistencia. Ración de hambre. Empleo o renta que no es suficiente para la decente o precisa manuten- ción. RAÍZ. — Cortar de raiz, o la raíz. Atajar y prevenir desde los princi- pios, y del todo, los inconvenientes que pueden resultar de una cosa, quitando la causa de donde provienen. La que hila de raiz, hila y maldiz. Da a entender lo pesado que es hilar el final del copo. Echar raíces. Fijarse, establecerse en un lugar. Tener raíces. Explica la resistencia que hace o tie- ne una cosa para apartarla de donde está, o alguna persona para despren- derse de ella. RAJA. — Sacar raja. — V. Sacar ASTILLA. Hacerse rajas. — V. Hacerse PEDAZOS. RALLO. — Rallo con rallo zo saca gue- so. — V. Un Loro a otro no se muerden. RAMA.— Bien haya la rama que al tron- co sale, Suele aplicarse a los hijos que salen tan honrados, valientes, sabios, etc., como sus padres. De cada rama no sale el mismo árbol. No todos los descendientes se pare- cen a sus antecesores, — 288 — RANA ¡Gracias a rama, que la voluntad de Dios bien conocida estaba. — Véase el artículo GRACIAS, Quien corta la rama, coge la grana. El que ejecuta una labor es el que debe recoger la recompensa. Andar por las ramas. Detenerse en lo menos substancial de un asunto, dejando lo más impor- tante, RAMERA. — A la ramera y al juglar, a la vejez les viene el mal. Los vicios de la mocedad se pagan en la vejez con los males que ellos mis- mos acarrean. RAMO.-— Afarta el ramo, que hay taberna. Como quiera que en algunas pobla- ciones es señal de venderse vino el poner a la puerta de la casa un ramo, generalmente de olivo, denótase con este refrán que no se establezca una tienda cerca de otra de igual clase, por causa de lo perjudicial que es la pro- ximidad, tratándose del comercio, Colgar el ramo. Anunciar que se vende vino. Donde vieres ramo, tómalo a reclamo. «Alude a la costumbre que hay en los pueblos de colgar un ramo a la puerta de la casa donde se vende vino, sea taberna o bodega de cosechero, con que parecen brindar a que se eche un trago, especialmente si se va de cami- no, etc.» (Domínguez, Diccionario.) Echar el ramo por dentro. Dícese en forma imperativa al que satiriza o critica una falta de que éi también adolece. Corto en ramos, largo en caldos, El que no es amigo de gastar en su- perfluidades que a nada conducen suele ser pródigo para lo positivo y práctico. RANA. — Canta la rana y no tiene ni pelo ni lana. Todo el mundo tiene derecho a que se le oiga, por muy desprovisto que se halle de la fortuna. Cuando la rana crie, o tenga, pelos. Dícese de todo aquello que no ha de verificarse jamás. Hincharse como la rana que quiso igua- larse con el buey. Aplícase a los envidiosos que quie- ren, sin tener medios para ello, com- RANCHO pararse con los potentados, logrando sólo el mismo final que la protagonista de la fábula de Esopo ; reventar. No ser uno rana. No ser tonto o ignorante. Nos vamos a volver ranas. Expresión que se suele usar cuando las lluvias son muy continuadas y abun- dantes. — También se emplea cuando se ha bebido o se está bebiendo mucha agua. RANCHO.-— A/borotar el rancho.—Véa- | se CorTIJO y COTARRO. Asentar el rancho. Pararse en un sitio para comer o des- cansar. — Quedarse de asiento en una parte. Hacer rancho. — V. Hacer LUGAR. Hacer rancho aparte. Separarse de una persona y formar sociedad o reunirse con otras. RANDOS.-— ¿Cud? es el peor de los Ran- dos? — El primero que te encuentres. Empléase en Málaga para indicar que debe huírse de aquellos que se creen los amos de la situación, porque siem- pre imponen su voluntad o sus capri- chos. RANO. — Ser más cansado que un rano. Con alusión a la monotonía y pesa- dez del canto de tales animalitos. RAPAZ.-— Cuida bien lo que haces, no te Jfíes de rapaces. Aconseja que no se debe uno fiar en negocios de importancia de gentes sin experiencia. RAPAPOLVO.- Echarle a uno un rapa- | polvo.—V. Echarle una PELUCA. RAPATERRÓN. — A rapaterrón. De raíz. RAPOSA. — Quien la raposa ha de enga- nar, cúmplele madrugar. Teniendo fama, merecida por cierto, de astuta la zorra, debe serlo más el que quiera burlarla. Si mucho sabe la raposa, más sabe quien la toma, — V. Mucho sabe la ZORRA, pero más quien la toma. Soltar a la raposa entre las gallinas.— V. Hacer al Logo despensero. RAPOSO. — A raposo durmiente no le amanece la gallina en el vientre. La buena fortuna no es para los des- cuidados y perezosos. e 289 — RATA RAS. — Estar una cosa ras con ras. Igualdad de unas cosas con otras. — Es apocopado de raso. RASA, — £star alguna cosa rasa como la palma de la mano. — V. Estar una cosa como la palma de la mano. RASCAR. —¿De dónde venís rascada? — Del llanto del rabadán de mi cuñada, Advierte que el que interviene en polémicas ajenas sale siempre perjudi- cado. Llevar, o tener, uno qué rascar.—V. Lle- var, O tener, uno Qué LAMER. ¿Por quién venís rascada? — Por la sue- gra de mi cuñada. — V. ¿De dónde venis RASCADA?— Del llanto del rabadán de mi cuñada. Ráscame bien, que ahí me pica. —V. Ahí está el BUSILIS. RASERO.-— Llevar, o medir, por el mismo, o Por un, rasero. Tratar o juzgar con rigurosa igual- dad, sin establecer la debida diferencia entre persona y persona, cosa y cosa O circunstancia y circunstancia. RASO. — Siempre el raso y la mujer, o se aprensa o se acuchilla, Advierte que se debe tratar con es- pecial cuidado las personas y cosas de- licadas. RASTRILLAR. — La que rastrilla y da a hilar, como la que pare y da a criar. Indica que no se debe hacer los tra- bajos a medias, sino cumplir cada uno con su obligación hasta el final. RASTROJO.— El que siembra en rastro- jo, la muerte al ojo. Porque el grano será perdido y no cogerá cosecha alguna. Parecerse a Rastrojo, que, de valiente, a puñadas come y a veces bebe. —V. Va- LIENTE for el diente. Sacar a uno de los rastrojos. Sacarlo del estado bajo o humilde en que se encontraba. RATA. — Chillar más que una rata. Se dice de la persona que chilla mu- cho cuando habla o se queja. Ser uno buena rata, — V. Saber más que las RATAS. Y esa rata, ¿quién la mata? Invítase con esta expresión a echar por tierra un argumento, resolver una cuestión o problema dificultoso, etc. 19 RATO Saber más que las ratas. Aplícase a la persona experimenta- da, astuta y vividora, a la cual se la llama también RATA cana, vieja, de va- llado, de presidio o de cuartel. Ser uno más conocido que las ratas. Se dice de la persona que es suma- mente conocida de todos, como suce- de con estos animales inmundos con quien se la compara. Ser uno más pobre que las ratas. Se aplica a toda persona que se halla en gran indigencia. RATO.— £l que da un mal rato no lo espe- re bueno. En justa recompensa, debe esperar el que hace un daño que el damnifica- do se vengue. Mal de cada rato no lo sufre ni perro ni gato. No se puede soportar por mucho tiempo el dolor continuado. Más vale rato codicioso, O Presuroso, que día perezoso, O vagaroso. Trabajando mucho en poco tiempo, se adelanta más que si se trabaja poco en mucho. Más vale rato de sol que cuarterón de jabón. Dícese de la ropa lavada, que adquie- re más blancura expuesta a los rayos solares que frotándola con el jabón en el agua. RATO.—Lo que has de dar al rato, dáselo al gato. Es preferible gastar de una vez con utilidad y provecho, a exponerse a que se desperdicie o lo hurten. Mucho sabe el rato, pero más el gato. — V. Si mucho sabe la rarosa, más sabe quien la toma. RATÓN.—Acogí el ratón en mi agujero, y volvióseme heredero. No se debe hacer confianza de aquel de quien se pueda sospechar que abu- sará en su día. El ratón que no sabe más que un horado, presto es cazado, o Al ratón que no tie- ne más que un agujero, presto lo pilla el gato. Se dice al que no posee más que un recurso para poder escapar de cual- quier peligro, pues pronto cae en el lazo. — 290 — RAYA El ratón que se hizo ermitaño en un queso, era un ratón viejo. No hay experiencia como la que da la edad. ¡El ratón y el gato comiendo en un mismo plato! Exclamación de sorpresa en que se suele prorrumpir al ver que dos perso- nas O parcialidades, que antes se odia- ban, hacen ahora causa común. Tener la viveza del ratón, o ratontl. Así como dicha cualidad sirve regu- larmente a este animal para caer más pronta y fácilmente en la trampa, de igual manera, cuando la actividad es irreflexiva y atolondrada en ciertas per- sonas, suele perjudicarles más bien que servirles de provecho. Tan contento como ratón en boca de gato. Comparación con la cual se da a en- tender lo a disgusto que se está en cual- quier circunstancia a que se aplique. Venir a parir un ratón, como hizo el mon- te. — V, Ser más el RUIDO que las nueces. Entender uno de una cosa tanto como de capar ratones. No ser hábil en una cosa, o descono- cerla por completo. ¡Ratones, arriba, que todo lo blanco no es harina! Muy expuesto al error y engaño está aquel que apetece y solicita las cosas por sólo lo que aparecen y muestran a los sentidos. RATONERA. — Caer uno en la ratone- ra.—V. Caer en el 1azo.—Caer en el GAR- LITO. RAUTA.-— Coger, o tomar, la rauta. Echarse a andar, caminar; marcharse. Lucas. (Aparte los dos.) «De aquí a un poco, yo, amigo, cojo la RAUTA a jugar mi malillita a Otra parte.» (D. Ramón de la Cruz, Las tertulias de Madrid o El por que de las tertu- lias.) RAYA. — Echar, o hacer, uno raya. Aventajarse, distinguirse, sobresalir en una Cosa. Hacer una raya en el agua. Dícese cuando se ve una cosa que no se creía factible, tal como un avaro RAYO dando limosna, un misántropo asistien- do a una fiesta, etc. Meter a raya. — V. Meter, o poner a uno en CINTURA. Pasar de la raya, o de raya. Propasarse, tocar en abuso o dema- sía. Aplícase a las personas y a las cosas. Poner, o tener, a uno, o algo, a raya. Refrenarlo, contener sus ímpetus, colocarlo dentro de sus justos límites. Dícese también, con referencia a uno mismo, estar, ponerse, O tenerse A RAYA. RAYO.— ¿Al rayo apelas? Confésate ven- cido. El acudir a los medios violentos es lo mismo que confesar el fracaso de un asunto. Allá darás, rayo, en casa de Ana Díaz. — V. Allá darás, o allá vayas, RAYO, en casa de Tamayo. Allá darás, o allá vayas, rayo, en casa de Tamayo. Denota la indiferencia con que el amor propio suele mirar los males ajenos. Apartarse como un rayo. Hacerlo rápidamente. Como un rayo. Con toda prontitud y ligereza. Suele usarse con los verbos levantarse, par- tir, salir, y otros análogos. Nunca caeelrayo donde la tormenta suena. Por regla general, las consecuencias de un disgusto, enfado, etc., suelen pagarlas quienes menos culpa tienen, por iniciarse aquéllas en altas esferas y sufrir los de las bajas. Partir como un ray0.—V. Como un RAYO. Ser uno un rayo. Ser muy vivo y agudo de imagina- ción, o extremadamente pronto y li- gero en sus acciones. Echar rayos y centellas, Manifestar grande ira o enojo con sus acciones o palabras. RAZÓN.-—A los tuyos, con razón o sin ella. Es una ley egoísta, pero muy razona- ble al fin, la de que cada cual mire por los intereses de la familia, con prefe- rencia a los ajenos. Cargarse o llenarse uno de razón. Tener mucha espera, para proceder después con más fundamento. — 291 EE RAZÓN Con razón o sin ella, leña. Máxima de los partidarios de la fuer- za bruta, como único medio de con- quistar la paz. Dar uno razón de sí, o de su persona. Corresponder a lo que se le ha en- cargado o confiado, ejecutándolo exac- tamente. De razón de dizque y de sentencia de con- que, Dios nos libre. Suele resultar falso el relato funda- do en un mero se dice, así como erró- nea la determinación tomada atrope- lladamente. Ambas cosas pueden aca- rrear más o menos perjuicio, según la gravedad del caso. Debajo de la buena razón se ha de temer el engaño. No hay que fiarse del agua mansa. Di tu razón, y no señales autor. - En las cosas que pueden acarrear inconvenientes, lo más prudente y se- guro es relatar el suceso cuando hay precisión, pero callando el nombre del que lo ejecutó. Escucha a la razón, o ella se hará es- cuchar. Lo lógico siempre se impone, o es, por tanto, conveniente seguir lo razo- nable, antes que éste nos enseñe el ca- mino que debemos seguir. Estar a razón, o a razones. Raciocinar, discurrir o platicar acer- ca de una cuestión o materia. Hacer la razón. Corresponder con un brindis a otro. La mejor razón, la espada. Es el lema de los conquistadores: podrá no parecer muy razonable, pero nadie negará que es muy contundente. La razón acaba siempre por tener razón. Fórmula que, aun cuando de origen francés, no merece la injusta califica- ción que de ella hizo Baralt, y que equi- vale a las dos siguientes: La razón está de parte de aquel que más grita.—N. Quien más grita acaba por te- ner RAZÓN. La razón no padece réplica, o la razón no quiere fuerza. Dícese para manifestar a uno que se dé por convencido de lo que le dicen. Larazón tiene más fuerza de lo que parece. Porque aunque intereses bastardos RAZÓN quieran ahogarla, acaba por abrirse paso, convenciendo a todos. Meter, o poner, en razón a uno. Obligarlo a que obre como es debido. Ni se sacó sin razón, ni se guardó sin honor. Lema de las antiguas espadas toleda- nas. En otras se inscribía en esta for- ma: Vo la saques sin RAZÓN, ni la guar- des sin honor, No es buena razón salir de un lodo para meterse en otro.—V. Un DESATINO, O dis- parate, no se remedia con otro. No hay mejor razón que la del palo. -— V. Vo hay tal razón como la del bastón. No hay tal razón como la del bastón. La persona que no hace caso de re- flexiones o reconvenciones amigables, tendrá que acabar por ceder al lengua- je elocuente del castigo. — V. Bastos son triunfos. — Al vVILLANO, con la vara del avellano. — No hay LENGUAJE más expre- sivo que el del palo, O responder con razón, o sufrir con pa- ciencia. Cuando los cargos que se nos hacen son merecidos, no queda otro recurso que aguantarlos prudentemente. Poner en razón a dos o más. Apaciguar a los que contienden o disputan acaloradamente entre sí, Ponerse en razón, o en la razón. En los ajustes y conciertos, regular- se a un precio o cantidad moderada, y que parece como que racionalmente no se puede excusar. Privarse de razón uno. | Tener embargado el uso y ejercicio de ella por una pasión violenta, o por otro motivo. —Dícese con especialidad del que se emborracha. Quien más grita acaba por tener razón. Aunque no la tenga; pero por quitár- selo de encima se le concede todo lo que pide. Razón de cartapacio. Lo que se dice estudiado y de me- moria sin venir a cuento. Razón de estado. Miramiento, consideración que nos impulsa a obrar en sociedad de distin- to modo del que quisiéramos, con el fin de evitar disgustos o murmura- ciones, e — 292 — REAL Razón de pie de banco. Lo que no satisface ni convence, mayormente si reviste forma grosera o visible. Reducirse uno a la razón.—V. Venirse a BUENAS. So la buena razón empece el engañador. El que tira a engañar usa común- mente de buenas palabras y razones aparentes para conseguir su fin, Todas las cosas tienen su razón. Nada se hace sin causa, aun cuando a veces parezca un disparate, Y lo que sea razón. Úsase frecuentemente para dar a en- tender al que pide por su trabajo o mercancía más de lo regular, que no dejará de ponerse en la razón o justo medio, a fin de poder llegar a un acuer- do las partes contratantes. Alcanzar a uno de razones. Concluirlo en la disputa; dejarlo sin que tenga qué responder o replicar; confundirlo. Atravesar razones, o Ponerse 4 razo- nes. — V, Tener PALABRAS, O Zrabarse: de PALABRAS, Envolver a uno en razones. — V. Alcan- zar a uno de RAZONES. Falta tiene de razones quien se vale de baldones. a El que se propone causar daño a otro, se vale de calumnias e insultos cuando no encuentra hechos en qué fundarse. REAL. — Azar, o levantar, el real, o los reales. — V. Sentar, etc., en este mis- mo artículo, Con mi real y mi pala. Con mi caudal y mi persona, o mi trabajo. De comer bien a comer mal, va un real. Con este refrán se manifiesta ser muy corta la diferencia del gasto que existe entre el alimento bueno y el inferior,. pues si bien el importe o total de los géneros comprados por mayor ascien- de notablemente en los que son de buena calidad respecto de los que ca- recen de esta circunstancia, también aquella diferencia, repartida entre las cantidades parciales que se necesitan para el alimento de cada día, son rela- tivamente muy exiguas, encontrándose REALCE además el consumidor con la ventaja a su favor de la buena calidad del género. El real ganado por San Fuan, real y me- dio vale por Navidad. Como por San Juan, o sea por el 24 de junio, es cuando se ajusta los obre- ros del campo para todo el año, el que ya está ajustado por esa época tiene garantizado el jornal hasta el siguiente, y, por tanto, tal ajuste vale mucho más a fines de diciembre. Estar a real menos cuartillo. Carecer de recursos; no tener ni un céntimo. Hacer real de su blanca, Dícese de aquellas personas que sa- ben aparentar más de lo que tienen. Mucho real y pocos reales. —V. VANIDAD y pobreza, todo en una pieza. Real gue guarda ciento es buen real. Es dinero bien empleado aquel que por cualquier medio que sea, nos ase- gura el grueso de nuestra hacienda; como imponerlo a un interés módico en casa de responsabilidad, guardarlo en una buena caja de hierro, etc. Sentar el real, o los reales. Fijarse o domiciliarse en una parte, en sentido figurado, porque en el recto se aplica a las tropas que acampan en un paraje. — Á la operación contraria se llama Alzar, o levantar, el REAL, O Los REALES, Tirar como a real de enemigo, Ensañarse contra alguien. Un real sobre otro. Al contado y sin dejar a deber nada. REALCE. — Bordar de realce, Figuradamente, exagerar y desfigu- rar los hechos, inventando circunstan- cias y deteniéndose en ellas. Poner de realce una cosa. Llamar con insistencia la atención sobre ella. REBANADA. — Donde no entra rebana- da, entra tajada, Este refrán es la antítesis consiguien- te y natural de aquel otro que dice: Donde no entra TAJADA, entra rebanada. (Véase.) REBAÑO. — En el rebaño el lobo, y el pastor durmiendo con otro. Aplícase a los que abandonan sus de- beres por desidia. RECAUDAR REBATIÑA. — Andar a la rebatiña. Disputarse varios la posesión de un destino, provecho, etc., con mayor o menor violencia y sin rebozo alguno. REBELDÍA. — Declararse en rebeldía. Opinar de distinta manera. — No ha- cerse partícipe de ajena determinación acerca de algún asunto o empresa. REBUZNO. — Rebuznos de burro y mal- dición de puta vieja, no llegan al cielo, Las conminaciones de seres tan infe- riores, no deben preocuparnos en modo alguno, pues, seguramente, Dios no los oye. RECADO. — Buen recado tiene mi padre el día que no kurta. Reprende a los que no proceden con legalidad en sus tratos y a los que se enfadan por no lograr lo que apetecen. Dar uno su recado. Suministrar lo necesario para alguna cosa. Llevar su recado. Ser uno reprendido o castigado. Quien deja lo que tiene, hace gran mal re- cado. No es conveniente dejar lo seguro por lo incierto, RECAER. — Peor suele ser el recaer que el primer adolecer. — V. Peor es la RE- caína que la caída, RECAÍDA. — Peor es la recaída que el primer adolecer. — V. Peor es la rEcaí- DA que la caída. Peor es la recaida que la caída. Da a entender, tanto en lo físico como en lo moral, que la reincidencia produ- ce regularmente efectos más funestos que el mal mismo. RECANCAMUSA.-— Vo venirle a uno con recancamusas. No venirle a uno con engaños por medios disimulados. RECAUDAR. — El gue recauda, no tarda. No se pierde tiempo en la tardanza cuando se logra el intento. Terreros apunta en su Diccionario este refrán empleando en él el verbo recadar, que no hallo en ningún otro, por recabar, recabdar o recaudar. Como se ve por su significación, es sinónimo de Nunca es tarde sí la DICHA es buena, y de Tarne venís, don Fraile. — Pues que recaudo, no vengo tarde. RECELAR RECELAR. — Aguel que recela es porgue algo debe. El que tiene su conciencia tranquila no encuentra motivo alguno capaz de quitarle el sueño o de perturbar su re- poso. RECIBIR. — ZZ que más recibe, más debe. Nadie está más obligado a pagar los beneficios que aquel que los recibe. Quien recibe, o toma, a dar se obliga. Aceptar un agasajo en determinadas circunstancias es comprometerse táci- tamente a corresponder en su día al obsequio que se ha admitido. —Empléa- se más comúnmente en sentido desfa- vorable, cuando se trata del sexo feme- nino. RECIBO. — Estar de recibo. Estar una persona, y especialmente una señora, adornada y dispuesta para recibir visitas, Estar, o ser, de recibo. Tener un objeto, género, etc., todas las calidades y circunstancias necesa- rias para no poder ser rechazado en jus- ticia. ¿Quieres un recibo? Fórmula familiar con que se moteja de pesado, fastidioso y machacón a uno, dándole a entender que se está ya har- to de saber lo que cuenta, por haberlo referido en multitud de ocasiones. RECIO. — Adás recio que una escopeta. Con tanta rapidez como estruendo. RECÍPROCA.-— £star a la reciproca. V. Pagarse en la misma MONEDA. RECLAMO. — Acudir uno al reclamo. Venir adonde ha oído que hay algo que le interesa o conviene. RECUA. — La recua sigue siempre en pos del cencerro. — V. Ser como los CARNEROS de Panurgo. RECUDIDA.-— Hacer, o suceder, etc., una cosa de recudida. De rechazo, de resultas, por conse- cuencia. RECUERO.-— Agora, que se va el recuero. Da a entender que se debe aprove- char las oportunidades, y no dejarlas pasar sin aprovecharlas. Los malos recueros de nuestro lugar, si koy día enalbardan, mañana se van. Indica lo poco que hay que fiarse del amor que pasa. — 2904 — REDONDO RECULÓN.-— Andar, o soltar, o subir, etc. k a reculones, Hacia atrás. RECHUPETE. — Ser de rechupete. Ser exquisito y por extremo agrada- ble. — Aplícase más a las cosas que a las personas. RED. — A red darredera. Arrastrando y llevando por delante cuanto se encuentra, sin hacer excep- ción alguna. Caer uno en la red. — V. Caer en el Lazo, Echar, o tender, la red, o las redes. Emplear los medios conducentes para el logro de un fin. REDAÑO. — Ponte un redaño, que si no te hace provecho, no te hará daño. Aplícase a todo remedio inofensivo, que si no cura, por lo menos no mata. Echar uno los redaños. Vomitar con [violencia y muchas an- sias. — Trabajar excesivamente. Sacarle a uno los redaños. Privarle violentamente de la vida. — Irrogarle algún perjuicio grande en sus intereses. REDONDA. — Andar a la redonda como mula de tahona. r No abandonar a aquella persona que nos puede favorecer en algo. REDONDO. — Redondo como la O del Giotto. Expresión usada comúnmente entre los pintores para designar una figura perfectamente circular. El Giotto, discípulo de Cimabué, fué un célebre pintor toscano, que eclipsó- a su maestro hasta el punto de relegar el nombre de éste al olvido, siendo re- putado como regenerador de la Pintu- ra. Acababa de dar la última mano a los seis grandiosos frescos que le ha- bían encargado con destino al Campo Santo de Pisa, en los que representó la miseria y paciencia de Job, cuando el papa Bonifacio VIII (y no Benedic- to XI, como sostiene el Vouveau Dic- tionnaire Historique, par une Société de gens de lettres, Caen, 1779, ni mucho menos Benedicto IX, como dice Littré), que deseaba ocuparlo en Roma, le en- vió un gentilhombre para que juzgase si igualaba su mérito a la reputación de que disfrutaba. Ofendido el Giotto de REDOPELO que pudiera ponerse en tela de juicio su habilidad, negóse abiertamente a en- tregarle al emisario los dibujos que éste le pedía; pero, tomando un pliego de papel, trazó a presencia suya con el lápiz, sin alzar la mano, un círculo per- fecto, que rogó al caballero lo presen- tase a Su Santidad. Admiró al papa la figura, y, llamando luego al artista a la corte pontificia, no tardó en hacerse proverbial su prueba de firmeza y va- lentía de pulso. REDOPELO. — Traer al redopelo. Ajarle, atropelládandole y tratándole con desprecio y vilipendio. REFAJO.— A relajo verde, ribete colorado. Aconseja beber vino después de co- mer ensaladas o verduras, de cualquier clase que éstas sean. REFLEXIONAR.— Lo bien reflexiona- do nunca sale errado, No se debe tomar un partido sin ha- berlo pensado bien. REFRÁN.-— Vo hay refrán que no sea ver- dadero, Como quiera que suelen ser hijos de la experiencia popular, es raro que en- gañen alguna vez, Con refranes o con leyes, los primeros son los reyes. Indica que los monarcas son siempre los privilegiados, gobiernen de la ma- nera que les dé la gana. Los reiranes zo fallan, o no marran, O no mienten, Los italianos dicen: / pro- verbi non fallano. — V. No hay REFRÁN que no sea verdadero. Los refranes son evangelios chicos, o abre- viados. Porque suelen encerrar la verdad en pocas palabras. Refranes, más que panes, y letanías, más que días. Encomia la abundancia de unos y otras. Refranes que no sean verdaderos y febre- ros que no sean locos, pocos. En lo general, los refranes no suelen mentir, como hijos de la experiencia que son; los de nueva creación o de moderno abolengo son inventados por la fantasía del momento, no siendo de extrañar que fallen en ocasiones. — Respecto del mes segundo del año, REGALO todos sabemos lo inconsecuente que es, y el que parece que va a ser algo más serio, por decirlo así, desfoga en marzo, lo cual ya no es conveniente para el campo ni para la salud. Saber más refranes que un libro. Dícese de la persona que los prodi- ga a cada paso. Tener muchos refranes, o Tener reira- nes para todo. —WV. Saber más REFRANES que un libro. REFRESCO. — Acudir, o llegar, etc., de refresco. Dícese de aquello que se añade o sobreviene a lo anteriormente consti- tuído, con el fin de que le sirva de re- fuerzo o engrandecimiento. REFUGIUM.— Ser una persona, o cosa, el Refugium peccatorum. Dícese del sujeto o del lugar a quien o adonde acuden generalmente todos los que experimentan alguna necesi- dad, por estar seguros de que saldrán remediados. — Alude a esas palabras de la Letanía lauretana, que constitu- yen uno de los timbres más consolado- res con que invoca la Iglesia el Pa- trocinio de la Santísima Virgen María, aclamándola Refugio de los pecadores. REGALAR. — Zl que regala, bien vende, si el que recibe lo entiende. Da a entender que el regalo u obse- quio que se hace a una persona, de la cual se espera algo, es siempre oportu- no, pues es muy raro que no se consi- ga lo que se desea. ¿Qué te irán a regalar? Vulgaridad que se dice a la persona que se ha vestido una prenda al revés. REGALITO.—Regalito de aldea, Dios se lo dé a quien lo desea. Cuando los paletos se presentan en una casa con un regalito, hay que tem- blarlos. A cambio de una gallina tísica, hay que tenerlos hospedados un mes y a qué quieres boca. No falta quien aun se vaya diciendo que se marchan disgustados porque todavía no les han pagado la gallina (!). REGALO.—£/! que recibe regalos vende la libertad. El que quiera obrar con toda justicia,. no puede admitir presente alguno que coarte su juicio, REGAÑADIENTES Regalos, regalos, ¡a cuántos buenos hi- cisteís malos! El soborno tuerce las conciencias más rectas. REGAÑADIENTES.—A regañadien- tes. Indica el acto de ejecutar una cosa de mala gana. REGIMIENTO.- Pertenecer al regimien- to de la Posma. Significa la suma cachaza de que se halla dotada una persona. Su origen es el siguiente: Don Francisco de Paula María de Micón, marqués de Méritos, nació en Cádiz a 15 de noviembre de 1735. Este caballero, persona de gran instrucción y virtud, tuvo la humorada de crear un Cuerpo militar fantástico, a que puso por nombre Regimiento de la Posma, en el cual dió cabida a los sujetos que más se distinguieran por su flema, reser- vándose para sí el título de coronel, y redactando sus Estatutos. No sabemos a punto fijo la creación de este ficticio Cuerpo; pero se puede asegurar que subsistió durante cincuenta y tantos años tan caprichoso entretenimiento. El marqués de Ureña compuso con este motivo un poemita, intitulado la Posmodia; otros varios trovadores can- taron igualmente las alabanzas del Cuer- po flemático, ocupando entre ellos dis- tinguido lugar el conde de Noroña, que dedicó al coronel dos odas en gallardo estilo, y arregladas a las Ordenanzas que el jefe había dado a sus subal- ternos. REGISTRO.— Salir for, o tocar, otro re- gistro. Pasar a tratar de otra cuestión, o apelar a un recurso distinto. Echar todos los registros. Hacer todo cuanto se puede y sabe en una materia o asunto. Tener más registros que un misal. Además de su acepción recta, tra- tándose de un libro, se aplica en oca- siones a la persona que abunda en recursos y expedientes para desemba- razarse fácilmente de cualquier com- promiso que se le presenta. Tocar uno muchos, o todos, los registros. Emplear muchos o todos los me- — 296 — REINO dios posibles para la consecución de un fin. REGLA. — Hacer una cosa con regla y compás. —NV. Ir uno con el compás en la mano. Hacer una cosa en regla. Como es debido, con todas las for- malidades y requisitos. Mala es la regla al cabo del saco.—Véa- se Quien ADELANTE NO cata, o no mira, atrás sehalla, o se queda, O se ve. Más vale regla que renta. — V. Más vale CUENTA Que renta, No hay regla sin excepción. No hay principio tan universal que no se falsee alguna vez. ¿Por qué regla de tres? ¿Por qué razón? ¿Por qué causa o motivo? Regla y compás, cuanto más, más. Por excesivo que parezca el orden, arreglo, cuenta, peso y medida en el desempeño de los negocios, nunca será lo bastante. Salir de regla. Excederse, propasarse, traspasar los límites de lo que es regular o justo. Reglas, focas y buenas. Porque de esa manera se pueden re- tener con más facilidad en la memoria para aplicarlas acertadamente en los respectivos casos. — Dícese también a igual propósito: Las REGLAS deben ser como las leyes, pocas, y que se cumplan. Todas las reglas tienen excepción.—V. No hay REGLA sin excepción. REGODEARSE. — Regodearse uno. Deleitarse en lo que gusta o se goza, deteniéndose en ello; y también signi- fica estar de chacota. REHILETE. — Andar, o ir, o salir, etc., como un rehilete. Con celeridad, como sucede al rehi- lete cuando es impulsado por la pala. REINO. — Todo reino en sí dividido, ha de ser asolado.—N. La unión hace la fuerza. Venga a nos el tu reino, y hágase tu vo- luntad, Contra las personas que no obran sino movidas por el interés material. Como se echa de ver, desde luego, el refrán está basado en una de las cláu- sulas de la Oración dominical, o sea el Padrenuestro. ad Reinos y dineros no quieren compañeros. Es sumamente difícil manejar en paz intereses comunes a varios sujetos, así como ejercer entre varios la autoridad suprema, — De los dos conceptos que abraza esta sentencia tenemos sendos refranes en nuestra lengua, a saber: Æ7 MANDAR 20 quiere par, y Dos amiGos de una bolsa, el uno canta y el otro llora. REÍR. — Z! hacer reír es de grandes inge- nios. Se oyen chistes a millares, pero los únicos que provocan la risa son Jos hechos por personas de talento. Mientras se rie no se llora. Es conveniente aprovecharse de las ocasiones de divertirse, aunque tenga uno motivos para estar triste. REJA. — Donde no hay rejas, kaya ovejas. El campo que no se puede arar es conveniente abonarlo. Si rejas, ¿dara qué votos? Si votos, ¿para qué rejas? Crítica impertinente contra quien a una seguridad que ha adoptado añade otra u otras, por no echar de ver que, en ciertas ocasiones, toda precaución es poca. Son rejas vueltas. Dícese cuando se corresponde con un favor, o agravio, a otro de igual ín- dole que se ha recibido. REJALGAR. — Poco rejalgar no hace mal.—WV. Poco VENENO no mata. REJO.— Tener buenos rejos. Dícese de la persona, o del animal, que tiene mucha fuerza y resistencia. REJÓN.— Meterle a uno el rejón hasta el cuento. Causarle gran daño, o disgusto. RELÁMPAGO.—Saltar del relámpago en el trueno.—NV. Se libró de CARIBDIS y cayó en Scila. RELIGIOSA. — Religiosa zo casta es perdida toronja. La monja que no cumple sus votos como es debido, no es agradable a los ojos de Dios ni ya puede servir para el mundo. RELIMPIA.— La relimpia de Horcajo, que lavaba las patas al asno. Dícese satíricamente de las personas que presumen de limpias, y lo son, REÍR efectivamente, en aquellas minucias | — 297 — REMEDIO que no son necesarias, y en cambio no se preocupan de lo importante. RELIQUIA. — Besar alguna cosa como sé fuera reliquia. Considerar a una persona o cosa con todo respeto. Por las reliquias de Roma. Fórmula de juramento. RELOJ. — Andar más concertado que un reloj. Tener exactitud y método. Como el reloj de Pamplona; que apunta» pero no da. Con esta comparación se manifiesta que alguna persona empieza una con- versación y no atina a acabarla; o bien que promete mucho y nada cumple. Atribúyese su origen al recuerdo de un reloj de sol que hay en la catedral de Pamplona, el cual, como todos los de su especie, señala la hora sin dar las campanadas que la anuncian. — Tam- bién se suele aplicar alguna que otra vez esta frase a todo reloj de campana que, por tenerla descompuesta, no la hace sonar, pero el uso más corriente es el que hemos indicado arriba, bajo cualquiera de aquellas dos acepciones. Estar al, o como un, reloj una persona o cosa. Estar bien dispuesto; con los humo- res bien equilibrados; estar sana y ágil. Reloj de mediodía, nunca da menos de doce: Contra los que dicen muchos dispa- rates, y, en general, contra los que, cuando se ponen a hablar, no saben cuándo acabar, Ser un reloj de repetición. Aplícase a la persona que repite cuanto oye decir, o al libro en que se copia lo escrito anteriormente en otro. Ser uno un reloj desconcertado. Ser muy desordenado en sus accio- nes o palabras. Venir hecho un reloi. A punto, estar dispuesto, bien equi- librados los humores. REMEDIO. — A 7o hecho no hay remedio, y a lo por hacer, consejo. Recomienda la conformidad que se necesita en lo que ya se hizo, cuando salió mal una cosa, y la prudencia y prevención con que se debe obrar en adelante. REMEDIO A todo hay remedio, sino a la muerte. Fórmula de consolación para el que ha sufrido una contrariedad o desgracia. Al que enferma para morir, ningún reme- dio puede sercir. Cuando una enfermedad viene cer- tera, no valen médicos ni boticas. żelar a un remedio herotco. Recurrir a una determinación enér- gica y extraordinaria, cuando lo grave de las circunstancias asi lo exigen. Contra lo mal aprendido, el remedio es el olvido. — V. A la mala COSTUMBRE, gue- brarle la fierna. Cuando no kay ctro remedio, echar por medio, Cuando un asunto se ve mal parado, es preciso resolverlo de cualquier ma- nera, aunque ésta no sea muy correcta ni legal. El mejor remedio, buena chuleta y buen trago. Exhorta a comer y beber cosas sanas y suculentas, y dejarse de muchos me- junjes. El remedio es el mejor maestro del mundo. Todo consuelo verbal en los males es inútil: el que lo remedia es el único que vale. El remedio es feor que el mal.—N., Peor es el RExEDIO que la enfermedad. Es un remedio contra el sexto manda- miento. Dícese de toda persona, especial- mente del sexo femenino, que es ex- tremadamente fea. Lo que no tiene remedio, olvidarlo es lo mejor. Porque nada se adelanta con recor- dar a cada paso cosas cuya suerte ad- versa no está a nuestro alcance el po- der variar. No encontrarse una persona o cosa fara un remedio. Ser imposible, o muy difícil, hallarla. No es remedio el que trae más daño. — V. Peor es el Re«EDIO que la enfermedad. No haber, o no tener, más remedio. Haber precisión o necesidad ineludi- ble de hacer o de sufrir una cosa. No tener uno para un remedio. Carecer en absoluto de lo más indis- pensable. — 298 — | i REMIENDO. REMIENDO Para todo kay remedio, menos para la muerte. — V. En mal de MUERTE, no hay médico que acierte. l Peor es el remedio gue la enfermedad. Hay asuntos que, por querer arre- glarlos, se echan más a perder, pues el procedimiento es contraproducente. Si el remedio zo alcanza a la dolencia, la mejor medicina es la paciencia. Aconseja la santa virtud de Job, para todo aquello que no tiene solución hu- mana. Si tiene remedio, ¿forqué te apuras?, y sí no tiene remedio, ¿por qué te afuras? Recomienda la serenidad en todas las contingencias de la vida, tanto re- mediables como irremediables. Vale más foner remedio al principio que al fin. —N. Más vale PRECAVER que tener que remediar. Echar un remiendo a la oida. Tomar una leve porción de alimento fuera de las horas acostumbradas. — V. Echar uno a la vipa, o echarse uno, TAPAS y medias suelas. El remiendo, dueno o malo, ha de ser del mismo paño. Cuando se trata de arreglar una cosa, debe hacerse con elementos que no desentonen de los primitivos. Más vale remiendo mal echado, que agu- jero bien hecho. — V. Del mar, el menos, o el menor. No hay mejor remiendo que el del mismo paño. Todo aquello que uno puede hacer por su propia mano o diligencia, no lo encargue a otro. — V, Cada oveja con su pareja. Poner el remiendo al lado del agujero. Conducirse torpemente en el des- empeño de alguna cosa. Ser una cosa remiendo del mismo, o de otro, ¿año. Ser de la misma materia, origen o asunto que otra, o al contrario. Hacer una cosa a remiendos. —V. Ha- cer una Cosa 4 RETAZOS. Tener más remiendos que la saya de la tía Cosijos. Dícese de toda prenda que lleva muchos zurcidos y piezas de distintos colores. ¿ REMO REMO. — Estar uno a remo y sin sueldo. Trabajar mucho y sin provecho. Hacer algo a remo y vela. Con presteza, con toda diligencia, sin tomar descanso. Meter el remo.—V. Meter uno la PATA. REMOJO. — Echar en remojo un asunto. Aplazar para tiempo más oportuno, indefinido y casi siempre largo, el ocu- parse en él. REMOLQUE. — Hacer algo a remolque. A la fuerza, de mala gana, Llevar, o traer, a uno a remolque. Disponer arbitraria e inconsiderada- mente de una persona, privándola de toda libertad de acción, o poco menos. REMOQUETE. — Dar remoquete. Hacer una persona en presencia de otra, con deliberado propósito, algo que la disguste o enfade. RÉMORA.-— Ser, o ser la, o servir de, ré- mora. Ser obstáculo o impedimento para el logro de una cosa. — Álude a la creen- cia ridículamente supersticiosa en que estaban los antiguos, de que este pece- cillo detenía las naves en su curso con sólo asirse a ellas por medio de una especie de garfio que ostenta en la ca- beza. REMOTO. — Estar uno remoto de una cosa. Tener casi olvidado aquello que supo o aprendió. REMPUJÓN. — Hacer alguna cosa a rem- pujones. — V. Hacer algo a REMOLQUE. RENGLÓN.— Dejar, o quedarse, entre ren- glones una cosa. Olvidarse, hacer caso omiso de ella, cuando es lo primero que se debía te- ner presente. RENGO. — Dar con la de rengo. Dar de palos, por cuanto Za de RENGO denota asaz a las claras significar la muleta, la cual se coloca naturalmente al lado que adolece de rerguedad o co- jera. La Academia dice significa esta frase figurada y familiar «Engañar a uno des- pués de haberle entretenido con espe- ranzas»; hubiera leído el Cuento de cuen- tos de Quevedo, donde se dice que «El escribano estaba de mampuesto, dicien- do que no le untasen el casco, que los REPARO pegaria a montiniente con la de RENGO>, y no habría escrito semejante inocen- tada. Hacer uno la de rengo. Fingir enfermedad o lesión para ex- cusarse del trabajo. RENTA.— Ares o no ares, renta me pagues, Todo aquello que se tiene en alqui- ler, aun cuando no se disfrute o haga uso de ello, hay que pagarlo al venci- miento de cada plazo. Más vale renta que venta. Mientras se posee una alhaja que pro- duce, se tiene la alhaja y el rendimien- to; una vez enajenada, piérdese uno y otro. — Dícese también: Venta guita renta. Meterse en la renta del excusado. Meterse en lo que no le incumbe o importa. RENTOY. — Echar un rentoy. Equivale a echar a uno una fuerte reprimenda. RENUEVO. — Dar a renuevo. Prestar a pagar cuando se recoja la nueva cosecha. RENUNCIO. — Coger a uno en un re- nuncio. Cogerlo desprevenido, sin poder de- fenderse ni tener qué contestar. — Sor- prenderlo en algún mal paso, tanto más. llamativo cuanto menos se podía espe- rar de su dignidad o talento, etc. REÑIR. — Para reñir, como para casarse, se necesita que haya dos. En ambas cosas, si uno quiere y el otro no, no hay forma de llegar a un fin. REO. — 4! reo, en igualdad de circunstan- cias, se le debe favorecer. La balanza de la ley debe inclinarse siempre en favor del más débil y des- graciado. REOJO. — Mirar de reojo. Mirar disimuladamente, o sea sin vol- ver la cara, — Mirar con desprecio o en- fado, o, como también se dice, Mirar por encima del HOMBRO. REPANTIGARSE.—Repantigarse uno. Arrellanarse en el asiento, extender- se para mayor comodidad. REPARO. — Ponerse un reparo en la boca del estómago por la parte de adentro, Tomar algún ligero alimento o re- facción entre comida. REPELÓN REPELÓN. — Ser más viejo que el repe- lón.—V. Ser más viejo que la SARNA. REPOSO. — Estar de reposo. — V. Estar de ASIENTO. REPRENDER. — Vo quieras reprender lo que en ti echan de ver. Antes de echar en cara una falta a uno debemos ver si nosotros la tene- mos también. REPRESA. — Moler de represa. Dícese del que ha estado callado du- rante mucho tiempo, y, llegada la oca- sión, se desquita hablando largamente. REPULGO. — Repulgos de empanada. Cosas de escasa importancia o escrú- pulos vanos y ridículos, de que no se debe hacer caso ni aprecio alguno. REQUESÓN.—7»as los requesones come alcaparrones, y vas en derechura a la se- pultura. Sabido es que la leche con el vina- gre no hicieron nunca buen consorcio. REQUIEBRO.—Zosrequiebros del asno, del hocico al rabo. —V. AMOR de asno, coz y bocado. RES. — A la res vieja, alíviale la reja. Se debe procurar a los viejos el ali- vio en las cargas y trabajos. RESENTIMIENTO.— E! resentimien- to no trae ningún contento. El enfadarse por trivialidades no re- porta ningún beneficio. RESFRIADO. — Resíriado mal curado, tísico consumado. La generalidad no se preocupa por una enfermedad al parecer tan trivial, sin darse cuenta de que, en no pocas oca- siones, trae consecuencias harto sensi- bles. RESIGNACIÓN.— Za resignación es a la atrición, lo que la conformidad a la contrición. La atrición es el dolor de haber ofen- dido a Dios, por temor de las penas eternas; en tanto que la contrición es el pesar de haber ofendido a Dios, por ser Dios: dolor este último mucho más noble que el primero, como más desin- teresado. Arguyendo ahora à pari: La resigna- ción es la sumisión a la voluntad divi- na, por no poder uno pasar por otro trance; mientras que la conformidad es la sumisión a lo que Dios dispone, por- — 300 — RESTO que tal es su santísima voluntad : acto este último mucho más noble que aquél, por cuanto se deriva del desprendi- miento y la abnegación. Corolario: La resignación y la atri- ción son prendas del cristiano tímido; la conformidad y la contrición son los caracteres distintivos del cristiano. RESPETO.—Campar uno for su respeto. Ser dueño de sus actos sin depen- dencia de otro. Estar de respeto. De reserva o para servir de repuesto. Respetos guardan respetos. El que quiera ser respetado, nece- sita empezar por respetar antes a los demás, RESPIRAR. — Vo tener uno por dónde respirar. No tener qué responder al cargo que se le dirige. — Carecer de dinero y no saber a dónde ha de acudir para reme- diarse. RESPONSO. — Tanto vale un responso rezado como cantado, No se debe mirar las cosas por el aparato con que se hagan, sino por lo que son ellas en sí. RESPUESTA. — Vo sacar de uno otra respuesta que la de San Pedro. Mostrarse negativo el interrogado, como lo hizo el príncipe del colegio apostólico al decir una y otra vez, en el atrio de la casa de Caifás, que no cono- cía a aquel hombre que decía llamarse Cristo. Darle a uno las mismas respuestas que a las tres preguntas de Pilatos, No contestar, o contestar con evasi- vas. — Alude a las preguntas «¿quién eres?», «¿qué has hecho?» y «¿qué es verdad?», dirigidas por Poncio Pilatos a Jesucristo. (San Juan, cap. XVIII.) RESTO. — Echar, o envidar, el resto. Hacer el esfuerzo mayor posible para conseguir el fin que uno se propone. — Es frase tomada del juego, con la que se da a entender que se para y hace envite de todo el caudal que uno tiene en la mesa. Tener el resto en la punta de una espada. Dirimir o resolver las cuestiones por medio de la fuerza, sin atender a ra- Zones. RESTRIÑIDO RESTRIÑIDO.-— Ningún restriñido dejó de morir de cámaras. — V. No hay ESTRE- ÑiDO que no muera de cámaras. RESUELLO.-—,; Buen resuello para buzo! Aplícase a la persona que tarda mu- cho en contestar a lo que se le ha pre- guntado o en presentarse en el lugar donde se le estaba aguardando, con alu- sión irónica a los buzos, que, cuanto más tiempo puedan contener la respi- ración debajo del agua, tanto más re- comendables son. El que nació para ahogarse, pierde el re- suello en un charco de ranas. — V. El que ha nacido BARRIGÓN, es al rudo que lo fajen. Meterle a uno el resuello para adentro, o en el cuerpo. Acorralarlo, chafarlo, reducirlo al más completo silencio, RESURRECCIÓN. — Después de Resu- rrección, ni higos, ni pasas, ni sermon. Otros substituyen a esta última pala- bra la de salmón, que es lectura más antigua y, a mi ver, más fundada. Como durante la cuaresma se suele usar con demasía de las tres cosas ci- tadas, no es extraño se esté deseando salir de ella para no volver a incidir en lo mismo. Resurrección lluviosa, cosecha venturosa. Los labradores tienen por buen agúe- ro la abundancia de lluvias por esta época. RETABLO. — Parecer un retablo de do- lores, o de duelos. Suele llamarse así figuradamente a la persona en quien se acumulan mu- chos trabajos y miserias, con alusión a los retablos donde se representan esce- nas de la Pasión del Señor, de los Do- res de la Virgen, etc. RETAGUARDIA.-— Picar la retaguar- dia. Perseguir de cerca al enemigo que se retira, RETAMA.-— Ser amargo como la retama. Dícese de todo aquello que arroja de sí un sabor amargo, como sucede con esta planta. RETAZOS. — Hacer una cosa a retazos. A ratos, con intermisión de tiempo. RETINTÍN.—Decir una cosa con retintin. Es decir, con cierto doble sentido. — REVESINO Es voz imitativa, para dar a entender que, al pronunciar una palabra o frase en que quiere alguno encerrar un espe- cial sentido, la acentúa con cierto com- pás golpeado y cierta cadencia insi- nuante con que se llame la atención de los que escuchan, a fin de que com- prendan el sentido oculto que lleva. Así, se dice: «Pronunció aquello con un retintin...» RETÓRICA. —Venirle a uno con retó- ricas. Usar con él de palabras artificiosas o imágenes deslumbradoras, con el obje- to de ofuscar su inteligencia, RETORTERO. — Traer a uno al retor- tero. Traer a uno a vueltas, de un lado a otro, de retorcer, para lo que se dan vueltas; y como en latín, torcido es tor- tus, de aquí nació la palabra retortero, o bien de zetortera, que tiene el mismo origen, y es la rodaja que ponen las hi- landeras en el huso para cargarlo. — No dejarle parar, dándole continuas y perentorias ocupaciones. — Engañarle con falsas promesas y fingidos halagos. REVERSO. — Reverso y anverso, así en lo próspero como en lo adverso. Recomienda la serenidad y confor- midad en los malos tiempos, conside- rándolos como si fuesen buenos. Ser el reverso, o revés, de la medalla. Persona que, por su genio, cualida- des, inclinaciones o costumbres, es en- teramente distinta de otra con quien se compara. REVÉS.— AZ revés me las calcé. Denota haberse entendido o hecho al contrario una cosa. Al revés me la vestí, y dndese ast. Reprende a los dejados o descuida- dos que quieren proseguir en lo que han hecho mal. Al revés te lo digo, para que me entiendas. Ironía dirigida a aquellos que invier- ten los términos de alguna proposición, o que entienden lo contrario de lo que se les ha dicho que hagan. Mirar al revés. Aplícase a los que miran torcido por padecer de bizquedad en la vista. REVESINO.-- Cortarle a uno el revesino. Desbaratarle sus planes o intentos, REVOLVER atajarle la conversación, etc. — Es lo- cución tomada del juego de naipes, en que Cortar el REVESINO se llama a «quitar una baza al que intenta hacer- las todas»; y si es la última o penúlti- ma, se dice Cortarle en tiempo, REVOLVER.-Revolver a uno con otro. Indisponer, malquistar a una perso- na con otra u otras. REVUELO.— Hacer una cosa de revuelo. Pronta y levemente, como de paso. REY. — A quien nada tiene, el rey lo hace libre, o Al que debe y no tiene, el rey lo hace franco, o Al que no tiene, el rey lo hace libre. El que se halla destituído de todo re- curso, no puede solventar sus deudas. A rey muerto, rey puesto. Denota la facilidad que hay en subs- tituir una persona, o cosa, que ha des- aparecido, con otra de su misma es- pecie. A! lado de rey, río y religión, no tengas tu posesión. Por las molestias que dichas vecin- dades suelen ocasionar. Al rey se le conoce por la moneda. Pues mientras más se tiene de ésta, más contento está uno con el que hace que se acuñe. ¡Aquí del rey! —V. ¡Favor al rey! Con el rey en el cuerpo. Dícese del ministro o empleado que trae en boca a cada paso el nombre del rey, mayormente si le sirve de escudo para cometer a sus anchas toda clase de tropelías y desafueros. Con el rey y la Inquisición, chitón. Recomienda este refrán el respeto con que debemos hablar del soberano y de los tribunales de justicia. — Es un refrán algo anticuado. Cual el rey, tal la grey. El ejemplo, bueno o malo, de los su- periores, se refleja en la conducta que observan los inferiores. Del rey, del sol y del fuego, lejos, que de cerca quema. — V. Al lado de REY, río y religión, no tengas tu posesión. Del rey y del sol, cuanto más lejos, me- jor.—V. Al lado de REY, río y religión, no tengas tu posesión. Detrás del rey, todos hablan. Las murmuraciones suelen hacerse REY por la espalda, pues nadie se atreve a exponer sus quejas cara a cara. Donde está el rey, está la corte. En materia de obsequios o cumpli- mientos, sólo se debe atender a la per- sona que es el objeto principal de ellos, donde quiera que se encuentre. Donde va el rey, va la corte. — V. Donde está el REY, está la corte. Echate y folga, rey de Zamora. Dícese irónicamente a los que debien- do entender en asuntos serios, los des- cuidan, entregándose a la holganza. Ll que no tiene, el rey le hace libre.—NV. A quien nada tiene, el REY le hace libre, etc. El rey de las abejas no tiene aguijón. Frase galante, con la cual se signifi- ca que un jefe no piensa molestar a sus subordinados. El rey D. Dionisio, que hizo cuanto quiso. Aplícase a la persona de carácter fir- me e inquebrantable, y para quien no hay fuerza que doblegue su voluntad. Es refrán importado del portugués (El rey D. Dinis, que fez quanto quiz), por alusión a D. Dionisio I, sexto rey de Portugal (1261-1325), notable por la entereza y energía que demostró en la defensa de los intereses de su nación en general, y muy especialmente en fa- vor de la clase del pueblo. Fué, además, gran poeta, celebrado por propios y ex- traños. El rey es mi gallo.—V. Viva quien vence. El rey fué viejo a Toro, y vino mozo. Frase que suele emplearse en la pro- vincia de Zamora para indicar que se quiere vino; es un juego de palabras aprovechando la ambigúedad del voca- blo vizo. Algunos indican con esta frase que es tanta la delicia de Toro y su contorno, que el vivir en esta ciudad rejuvenece a las gentes. El rey nunca se equivoca. Expresa que el que está constituído en dignidad, tiene que dar sus leyes a rajatabla. El rey que rabid, o El rey que rabió for gachas. Personaje proverbial, símbolo de an- tigüedad muy remota. — Empléase ge- neralmente en las frases: Acordarse del rey gue rabid; Ser del tiempo del rey gue rabid, o del rey que rabid por gachas. REY El rey reina y no gobierna. Quisicosa de los políticos de hogaño, que huele a algo así como decir que el Sol alumbra y no calienta.—No se com- padece muy bien semejante dicho con el principio sentado por el maestro don Francisco Muñoz, ingenio granadino, cuando estampa en su Funiculo dureo, tríplice indisoluble (pág. 215), lo siguien- te: «Todos los reyes estudiaron sobre la elección de ministros que les ayuda- sen a gobernar, no a reinar; porque esto último es robo, como lo primero, alivio.» El rey se divierte. Dicho de Víctor Hugo (Le Roi s'amu- se), con el cual se suele dar a entender la indiferencia con que mira un supe- rior el alto puesto en que se halla cons- tituído, al dejar a cargo de sus subordi- nados que desempeñen con más o me- nos acierto sus respectivas funciones. El rey tiene harta honra. Indica que a los superiores se les concede todo. En diciendo yo una cosa, la firma el rey, Expresa la verdad de aquello que se dice. Estoy que saltaría por el rey de Francia. Marca un estado de excitación tal, que se haría hasta lo imposible. ¡Favor al rey! Interjección, con la cual piden las autoridades auxilio, invocando el nom- bre del monarca cuando tratan de apo- derarse de algún contraventor de las leyes. Ir adonde va el rey a pie, o en persona, Al retrete o lugar excusado. Mata al rey y vete a Málaga. —NY. Mata, que el REY perdona. Mata, que el rey perdona. Denota la seguridad con que algunos se arrojan a cometer excesos sin mira- miento alguno. Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor. Frase proverbial que suele emplear el que se exime de tomar parte activa en la decisión de un negocio, No conocer ni respetar rey ni roque. No temer a nada o a nadie. No conocer uno al rey por la moneda, Ser muy pobre; carecer de dinero. e roo a O REY No deberle uno nada al rey. Dícese de la persona o de la casa so- lariega que procede de la más distin: guida cuna, como oriundas de reyes, y no por merced recibida de éstos me- diante algún título nobiliario. No decirlo a rey ni a roque. No espontanearse con nadie, No ha de faltar ni rey que nos mande, ni papa que nos excomulgue. Aconseja conformarse con la obe- diencia y sumisión ineludibles. No tener más rey ni roque. No obedecer más que a una persona. Nuevo rey, nueva ley, Cuando cambian los jefes, o sea las personas que mandan, varían, en lo ge- neral, las leyes, por ser distintos los criterios. Ponerse en la, o en lo, del rey. En la calle. Por su rey se quiebra toda ley. El que obedece a un principio, salta por encima de todo aquello que va con- tra él. Quien a mi rey ofendiere, tres leguas al mar me espere. Leyenda que estaba esculpida en una culebrina de bronce que se halló en las excavaciones hechas en el antiquísimo castillo de la villa de Rota, y cuyos pro- yectiles alcanzaban a tres leguas de dis- tancia: alcance que, para aquellos tiem- pos, pues se cree que pertenecía al si- glo xıv, no dejaba de tener importancia, y grande. Rey en puerta, caballo a la vuelta. Refrán, la mayor parte de las veces falso, de los jugadores. Rey for natura y papa por ventura. Alude a que la realeza suele ser he- reditaria, así como el papado proviene de la elección. . Rey, río y religión, tres malos vecinos son.— V. Al lado de REY, río y religión, no ten- gas tu posesión. Se muere el rey, el papa, el dugue y el prior de Guadalupe. Expresa que la muerte iguala a todas las personas, sin fijarse en alcurnias de ninguna clase. Tan bueno es como el rey y el papa el que no tiene capa. —V. POBREZA no es vi- leza. REY Tener, o ver, el busto, o la cara, o la es- tampa, del rey. Tener o ver dinero. Un rey es, y mira a un gato. Manifiesta que no se debe despreciar a nadie, por humilde que sea. Va el rey adonde puede, y no adonde quiere. Como los monarcas están supedita- dos a lo que sus consejeros responsa- bles quieran, no siempre hacen todo aquello que sería de su gusto. Va el rey hasta do puede, y no hasta do quiere. — V. Va el Rey adonde puede, y no adonde quiere. Ya se murió el rey don Juan. Frase proverbial, alusiva al pródigo D. Juan Il, y dirigida contra los ambi- ciosos de mercedes. Yo lo digo y firma el rey. Frase con que trata uno de robuste- cer la verdad de lo que acaba de mani- festar. Allá van reyes do quieren leyes. Cuando el pueblo se subleva no sue- len salir muy bien paradas las institu- ciones. Ante reyes o grandes, o calla o cosas gra- tas hables. Ante personas constituidas en alta dignidad conviene hablar lo menos po- sible; y, en la precisión de hacerlo, no decir nada que pueda causarles disgus- to o desazón. Do quieren reyes, allá van leyes, — Véa- se Allá van Leyes do quieren reyes. Dos reyes en un reino, no puede haber buen gobierno. El mando no quiere ser compartido. Nuevos reyes, nuevas leyes. Los criterios de los gobernantes sue- len ser siempre diferentes. Para Reyes, lo notan los bueyes, y para San Sebastián, el gañán. Con referencia al tiempo. — Lo usan en la provincia de Toledo. Por los Reyes, conocen el tiempo hasta los bueyes. Variante del anterior, empleado en Castilla la Vieja. Reyes fengamos y no los veamos. La visita girada por los monarcas a sus Estados, por lo regular es un ma- nantial de gastos y de carestía para los pueblos por donde transitan. RICO | REZADOR.- A la puerta del rezador no pongas tu trigo al sol. Indica que se debe desconfiar de la gente beata. REZAR.-— Bien reza, pero mal ofrece. Dícese del que promete mucho y cumple poco, o nada; o del que profie- re palabras que disgustan a aquel a quien van dirigidas. Como rezas, medres. Especie de imprecación en que se prorrumpe, ya directa, ya indirecta- mente, contra aquel que está refunfu- ñando o hablando entre dientes, con especialidad si lo tienen por costum- bre, por sospecharse que lo hace con mala intención. Eso no reza con N. No se relaciona con él, no le incum- be, no le atañe, no se refiere para nada a él. Quien reza y peca, la empata. Porque de poco le sirve el arrepen- tirse de una falta que ha de cometer de nuevo, a sabiendas. RIBETE. — Eckarle el ribete a la empa- nada, Empeorar una situación cualquiera llevándola a su último extremo, RICA. — Rica, bonita, ¿y a mí me la dan?... į Tantarantán!—V . Algo tendrá, o tiene, el acua cuando la bendicen. Rica, discreta y hermosa, ¿y a tí, Pedro, te la dan? ¡ Tantarantán! —V, Algo tendrá, o tiene, el acua cuando la bendicen. RICO.—A rico xo debas, y a pobre no pro- metas. —N., Al rico no prometas, y al po- bre no faltes. Al rico xo prometas, y al pobre no faltes. Enseña a no comprometernos con persona que nos puede atropellar con su poder, o molestar con sus instan- cias, De rico a soberbio no hay palmo entero, Aconseja el buen uso de las riquezas para huir el vicio de la vanidad, que regularmente las sigue de cerca. Del rico es dar remedio, y del viejo, con- sejo. A los ricos hizo Dios sus tesoreros, para alivio de Jos pobres necesitados; y maestros a los viejos, para que ayu- den con su experiencia a la inexperta juventud, RICO El que de cuarenta no es rico, cátalo bo- FT ICO. El que a esa edad no ha llegado a formarse un porvenir, demuestra ser poco intrigante. El que nada tiene y nada desea, es el más rico de la tierra. Conformarse con lo que se tiene es la mayor riqueza del mundo. El que quiera ser rico a foca costa, que instruya un expediente de langosta. Inventado a fines del siglo x1x, para dar a entender que, so capa de arbitrar recursos del Gobierno de España las provincias atacadas de semejante cala- midad, para poder combatirla, no ha faltado quien, haciendo criminal abuso de confianza, distrajera esos fondos a otros fines tan diversos como injustifi- cados. El que quiera ser rico con su carreta, que la gute él mismo.—V. Si quieres ser bien SERVIDO, S¿rvete a ti mismo. El rico come cuando quiere, y el pobre, cuando tiene. No trata más que de expresar la di- ferencia que hay entre el que tiene y el que no tiene, ¡que no es poca! El rico liberal será un avaro mendigo, El que, viéndose opulento, no favo- rece alos indigentes, no debe extrañar que en su vejez se le considere en la forma expresada por el refrán. Es más rico el que pide que el que da. A veces, pidiendo, se honra al que es solicitado, pues éste no puede pa- gar el favor que solicitase, como lo paga con su influencia, capital, etc., el que demanda. Ése es rico, el que está contento, Una vida tranquila y exenta de cui- dados, aun cuando modesta, es preferi- ble a la opulenta que se arrastra en medio de disgustos y sinsabores. Ése es rico, que está bien con Dios. La verdadera felicidad consiste en el testimonio de la buena conciencia. Ése te hizo rico, que te hizo el pico. Da a entender la utilidad que se si- gue al que se costea la manutención. Más tiene el rico cuando empobrece, que el pobre cuando enriquece. Comparada la hacienda de un rico que ha venido a menos con la de un RICO pobre que comienza a levantarse, su- pera aquélla a ésta, por no ser empresa tan fácil el improvisar un caudal como el reponerlo. No desees, y serás el más rico hombre del mundo, La mayor riqueza consiste en no am- bicionar nada. No es rico el que mucho tiene, sino el que nada apetece. — V. No desees, y serás el más RICO hombre del mundo. No hay rico necio, ni pobre discreto, Indica cuán grande es el poder del oro para ser juzgado por la sociedad. O rico, o pinjado. Pondera la firme resolución con que uno se mete en un negocio dificultoso y arriesgado, deseando salir de él con lucimiento e interés, aunque se expon- ga a arruinarse y perderse. Para todo es preciso ser rico, hasta para robar. Pues el rico distrae una cantidad, y por grande que ésta sea, nadie se mete con él, y el pobre que no tiene que dar de comer a sus hijos, roba un paneci- llo, y, naturalmente, por ladrón va a la cárcel, y de ahí al presidio. Al primero, si es vivo, se le da encima una gran cruz. ¿Quién te hizo rico? — El que te hizo el pico. —V. Ése te hizo RICO, que te hizo el pico. Rico es quien nada desea. —V. No desees, y serás el más rico hombre del mundo. Si es más rico, que coma dos veces, Alúdese a aquellos que echan en cara sus riquezas, cuando a los demás no les importan nada. Si quieres ser rico, calza de vaca y viste de fino. Reprende a aquellos que usan la pro- fanidad en los trajes, y aconseja que se use de los géneros de más duración. Si quieres ser rico, no te cojan en fiado. La verdadera riqueza consiste en no contraer deuda alguna, por pequeña que sea. Sirve a un rico empobrecido, y no sirvas a un pobre enriquecido, Porque el primero, ya que no su ri- queza, conservará siempre su educa- ción; y en cambio, al segundo se le sue- le subir el dinero a la cabeza y tratar a 20 RIDÍCULO los que fueron más que él con todo despotismo. Solamente es rico el que lo sabe ser. Es decir, el que gasta oportunamente y sin dilapidar ni emplear mal el dine- ro, por mucho que posea. Los ricos en el cielo son borricos; los po- bres en el cielo son señores. Expresa la diferencia de criterio con que se juzgan las cosas en lo ultrate - rreno. Todo el mundo sabe que Jesu- cristo dijo que era más fácil que pasa- se un camello por el ojo de una aguja, que un rico por las puertas del cielo. También dijo que los últimos serán los primeros. En esa sagrada promesa con- fiamos. Los ricos son los que matan o sanan. Porque pueden con sus riquezas ha- cer, o no, el bien. RIDÍCULO. — Tres cosas hacen ridículos a los hombres: la nobleza, la honra y la valentía. Este dicho de Quevedo, convertido en sentencia por el vulgo, debe enten- derse, a nuestro juicio, de una manera relativa; es decir, que el que posee cualesquiera de los dichos supuestos y hace ostentación de ellos a cada mo- mento, acaba por hacer reír a los que le oyen. RIEGO. — Ser más liberal que Riego. Dícese de toda persona que profesa en política ideas liberales, con alusión al general Riego, uno de los campeo- nes más decididos del sistema o parti- do liberal. Desgraciadamente para muchos indi- viduos, el nombre venerando de /iber- tad, es sinónimo del execrable de /iber- tinaje. RIENDA. — Hacer algo a rienda suelta. Desenfrenadamente, sin miramiento ni consideración de ninguna especie. Correr a rienda suelta. Dejarse arrastrar ciega e impetuosa- mente por los impulsos de una pasión, o entregarse sin tregua ni descanso al ejercicio de una cosa. Dar rienda suelta. Dar libre curso, dejar obrar con toda libertad, no poner ninguna traba. Soltar la rienda. — V. Correr a RIENDA suelta. — 306 | RIÑÓN Tirar de la, o la, rienda, o de las, o las, riendas, a uno. Contenerlo, sujetarlo en sus ímpe- tus, excesos, etc. Aflojar las riendas. Aliviar, disminuir el trabajo, la suje- ción, la vigilancia, el rigor, etc., ya sea a favor del que lo ejecuta, ya en bene- ficio de otro. Trocar uno las riendas. Equivocarse en los medios adopta- dos, tomar una cosa por otra.— Dícese también Trocar los FRENOS. RIESGO. — Æ riesgo está en la tardanza. Dícese de todos aquellos proyectos que, por miedo a que fallen, no se lle- van a la ejecución en seguida. RIGOR. — Ser uno el rigor de las desdi- chas. Llámase así antonomásticamente a la persona para quien es adversa la fortu- na en todos los trances de su vida. RINCÓN.— El rincón de las siete semanas. «El retraimiento que deben tener las doncellas, como se tiene en el tiempo de penitencia, que es la cuaresma, la cual consta de siete semanas, contán- dolas desde el miércoles de ceniza, que por eso en un enigma se llaman siete hermanas, la una de ellas coja.» (Cova- rrubias, artículo Angulo.) RIÑA. — Riña de por San Fuan, paz para todo el año. Alude a que siendo el día de San Juan (24 de junio) cuando se hacen los ajustes de servicios entre la gente del campo, en tal fecha es cuando puede haber disgustos o disensiones para pun- tualizar las condiciones en que se han de prestar los servicios, pero que una vez aceptadas, dejan en paz a amos y criados hasta el año siguiente. Las riñas de por San Juan, todo el año paz nos dan. —V. Rifa de por San Juan, paz para todo el año. RIÑÓN. — Pegarse al riñón un manjar. Ser muy nutritivo. — Tratándose de dinero, o cosa parecida, ascender a una suma de importancia; dejar grandes ren- dimientos; ser muy productivo o bene- ficioso, etc. Tener uno cubierto el riñón, o Tener el riñón bien cubierto. Estar rico. RÍO RÍO. — A gran río, gran puente. Todas las cosas deben ser propor- cionadas al servicio a que se las des- tina. A gran rio, pasar el último. Medida de prudencia, por si ocurre algún accidente, que no sea a uno, sino a los que van delante. Anda a atajar el río cuando se sale de madre. Enviar a uno enhoramala. — Preten- der combatir la murmuración cuando el pueblo ha empezado a hablar del asunto de que se trata. A par de río, no compres viña, ni olivar, ni caserio. Porque en una crecida puede echarlo todo por tierra. A rio revuelto, o vuelto, ganancia de pes- cadores. Nótase al que se vale industriosa- mente de las revueltas u ocasiones de confusión y desorden para hacer su ne- gocio. Pues, como es sabido, que algunos pe- ces de río, especialmente la trucha y la anguila, son difíciles de pescar en agua clara, a no ser que se use la pluma para la primera, hay muchos pescadores que no saben pescar la trucha en esas con- diciones; y en cuanto a las anguilas, aunque todos saben levantar las pie- dras y cogerlas con o sin tijeras, resul- ta una operación muy pesada y de poco producto. En cambio, se enturbia el río y ya varía la cosa, pues las truchas se pescan como otro pez cualquiera, y las anguilas, en los remansos, caen por docenas con sólo echar al agua, en vez de anzuelo, un manojo de orugas, en- sartadas en un hilo, y pescando a tirón en cuanto pican. Cuando el río no hace ruido, o no lleva agua o va muy crecido. Muchas causas contrarias producen el mismo efecto; por eso se dice tam- bién que Los EXTREMOS se tocan, aun- que en sentido más amplio. Concre- tándonos ahora al específico del refrán que promueve el presente artículo, di- remos que no siempre la serenidad es argumento de verdadera calma en de- terminadas situaciones de la vida, pues sucede a veces que, si se siente tran- RÍO quilidad, lo es sólo en la apariencia, es- perando a que llegue el momento opor- tuno en que estalle la ira o la indigna- ción comprimida. Cuando el rio suena, agua, o piedra, lleva, Todo rumor o hablilla tiene por lo regular algún fundamento. De gran rio, grande pez, si no te ahogas alguna vez. Sólo emprendiendo grandes empre- sas es como se puede conseguir mag- nos resultados; hay que temer, sin em- bargo, a las quiebras, que no suelen faltar en ocasiones. De rio, rey y señor, mientras más lejos, mejor. Por las molestias que, respectiva- mente, puede causar semejante proxi- midad o cercanía. El que no tiene que hacer, vdyase al río a ayudar a torcer. Refrán usado para quitarse de enci- ma a los mirones desocupados que, en lugar de ayudar al trabajo, molestan con su presencia. El rio Jalón nace en Castilla y riega a Aragón.—V. Esro traidor, naces en Cas- tilla y riegas a Aragón. El rio, por donde habla, se vadea. Es decir, por donde se le ve el fon- do, mostrándose franco. El río Tinto se lleva la fama, y el Jarama le da el agua. El que colabora con grandes perso- najes en alguna obra de éstos, pierde el tiempo moral, si no ya materialmen- te, pues siempre constará que la obra es del Excmo. Sr. D. Fulano, que ha puesto la firma, y no de Fulanito, que ha hecho la labor. Lo perdido, que se lo lleve el río. No debe uno preocuparse por aque- llas cosas que ya no tienen remedio. Lo que el río allega, el río lo lleva. — V. Lo que es del río, el agua se lo lleva. Lo que es del río, el agua se lo lleva. Todo lo que es natural tiene que cumplirse por fuerza, en virtud de que los efectos son una consecuencia inme- diata de las causas que los producen. Más vale caer en un rio furiente que en boca de la gente. Si la sociedad da en hablar mal de uno, aunque no sea más que calum- RIPIO niosamente, ya puede contarse con los muertos. Ni cabe rio, ni en lugar de señorío, no hka- gas tu nido. Porque tanto el uno como el otro suelen ocasionar no pocas molestias y disgustos. No crece el rio con agua limpia. Raras son las grandes riquezas ad- quiridas por medios legítimos, o, en sentido más genérico, raro es el estado de felicidad suma en que no se atra- viese algún sinsabor o desabrimiento. No estar uno muy a río lleno con... No estar nada contento con, o satis- fecho de..., alguien o algo. Quien se duerme junto al rio, la corriente se lo lleva. Conviene estar siempre alerta para contrarrestar los peligros de que la vida nos rodea. Río, rey y religión, tres malos vecinos son. — V. Ni cabe río, mi en lugar de señorío, no hagas tu nido. Ser como el rio de lfálaga, que se va por donde le da la gana. Frase proverbial que se aplica a las personas caprichosas y que en todo ha- cen su voluntad, con alusión a lo des- iguales e inconstantes que son las co- rrientes del Guadalhorce. Vaya el río so la puente mientras el agua corriere. Equivale a dejar correr las cosas en tanto que no haya nada que lo impida. RIPIO, — Dar ripio a la mano a uno. Proporcionarle fácil y abundantemen- te una cosa, especialmente dinero. Ripios son los residuos que quedan de alguna cosa, principalmente de los ladrillos y materiales de las obras, así es que el ripio sirve para la fábrica de obras de albañilería, y, por lo tanto, parece que en su sentido natural signi- fica esta frase facilitar el trabajo del oficial, alargándole los materiales Estar más salado que un ripio. Se aplica a todo manjar que está su- mamente salado. Este término de comparación, que no es fácil de comprender, reconocerá por causa probablemente lo que otras muchas frases del pueblo; como es a saber : el haberle hecho tilín una pa- — 308 — RIQUEZA labra que nunca había oído, y aplicá- dola a otro objeto muy desemejante. Así, se cuenta de un loco que, llaman- do ditirambos a los zapatos, por haber oido en cierta ocasión este término, cuyo significado ignoraba, se entró un día en una zapatería, diciéndole al maes- tro si quería calzarle unos ditirambos. El zapatero, que debía de estar de no muy buen humor, o aprehendió tal vez. que lo que pretendía aquel individuo era burlarse de él, lo internó en su tienda, y, echando mano del tirapié, descargó sobre sus costillas una fuerte granizada de golpes, diciéndole a cada paso: «¿No querías fitirambos? Pues toma titirambos.» Meter ripio. Introducir en algún escrito o trabajo artístico especies o cosas inútiles o su- perfluas. No desechar, o no perder, ripio. No perder ni malograr ocasión, por poco provechosa que pueda ésta ser. RIQUEZA.— La riqueza hace el linaje. La sociedad no se preocupa de estu- diar el árbol genealógico del que se presenta en ella abroquelado con sus millones. Riqueza, y pobreza, para unos es miel, y para otros es hiel. Según el uso que se hace de la pri- mera, ocasiona la felicidad o la desgra- cia del que la posee. En cuanto a la se- gunda, depende de la conformidad con que se sobrelleva. Con las riquezas sucede ser peores en los últimos años. ' Pues no habiéndose abstenido de nada en la juventud, por no faltar los medios para fomentar todos los vicios, llega la vejez, en que se pagan todos los errores de los primeros años. Hartas riquezas tiene el que más no quiere. La virtud de la conforminad es la que hace feliz al hombre. Las riquezas, aplauso para todos, es pe- sadumbre para el dueño. El que posee mucho, no suele dor- mir tranquilo: se ve envidiado, pero se halla en un sobresalto continuo. Las riquezas no hacen rico. Cuando no se saben manejar. RISA Las riquezas sor poderosas de soldar mu- chas quiebras. —V. Poderoso CABALLERO es Don Dinero. Quien guarda riquezas, no recibirá fru- tos de ellas. Contra los ricos avarientos. Riquezas con sobresaltos, miserias las llamo. No es envidiable el rico que no dis- fruta su caudal tranquilamente. RISA. —;4y qué risa, doña Luisa! Expresión que se usa cuando se ve, u oye, algo que queremos satirizar. Caerse, o descalzarse, o descoyuntarse, O despedazarse, o desperecerse, o desternt- llarse, O finarse, O mearse, O morirse, O reventar, de risa uno. Reírse mucho y desapoderadamente. Comerse uno de risa. Reprimirla, contenerla por algún res- peto. Dícese también: Estar uno para reventar la risa; o Retozarle a uno la RISA, O Retozarde la risa en el cuerpo. Descalzarse de risa. Reír con vehemencia y movimientos descompasados, por la exageración y desorden que en algunos causa la risa extraordinaria. La risa del conejo. Dícese familiarmente de la que sue- len causar a la hora de la muerte algunos accidentes, o el movimiento exterior de la boca y otras partes del rostro, semejante a la que forma el conejo por medio de algunas contrac- ciones de la cara antes de morir.— Tam- bién se usa algunas veces para denotar que alguno se ríe forzadamente cuan- do tiene motivos de pena o dolor, en cuyo caso coincide en la significación con la frase Tener risa sardesca, O sar- donia, o sardónica. (Véase.) La risa es vana, y se va y se viene cuando le da la gana. Expresa lo poco fundamentada que suele ser la risa las más de las veces, Ser muy tentado a, o de, la risa. Muy propenso a andar riéndose in- moderadamente.— Muy enamoradizo y lascivo. Tener risa sardesca, o sardoniía, o sardo- nica. La afectada y que no nace de alegría interior, antes al contrario, que va ROCÍN mezclada muchas veces del dolor más amargo. Se atribuye el origen de esta compa- ración a cierta hierba sarda, o de Cer- deña, que causaba la muerte a los que la gustaban, haciéndoles reír al propio tiempo. Otros la hacen venir de una práctica establecida en el mismo país, por medio de la cual inmolaban en las aras de Saturno a todo anciano que pa- saba de setenta años, en medio de risas estrepitosas. RITUAL.-— Vo te burles jamás del ritual, porque esto sale casi siempre mal. Contra los que conceden más impor- tancia a la forma, que al fondo de cier- tas cosas. RIVERA.— Volar uno /a rivera. Ser dado a la vida vagante y aventu- rera. ROBLE. — Ser fuerte, o más fuerte que un roble. Se dice en general de todo objeto de gran solidez, y especialmente de los jó- venes robustos y esforzados. Aquí es de notar que »obur significa en latín igual- mente roble y fuerza, de donde toma origen nuestra palabra robustez, Robles y pinos, todos son mis primos. Da a entender que los parientes siempre lo son, pertenezcan a la clase que quiera. ROCA. — Ser más duro que una roca. V. Más duro que un DIAMANTE. ROCÍN.—A rocin viejo, cabezadas nuevas. Reprende a los viejos que se en- galanan y componen como si fueran mozos. Aunque se aventuren rocín y manzanas .— V. Írsele a uno ROCÍN y manzanas. Allá van rocin y manzanas. — V. Írsele a uno ROCÍN y manzanas. El rocin ex mayo vuélvese caballo, Expresa la influencia de la primave- ra en los temperamentos físicos. ¡Hermoso atar de rocín!..., y atábalo por la cola. Reconviénese al que hace o dice cualquier despropósito. Ir de rocin a ruin. Ir o pasar de un estado malo a otro peor. Írsele a uno rocin y manzanas. Hallarse decidido a llevar a cabo al- ROCÍO | guna cosa, aunque sea con riesgo y pérdida, aunque se aventure la carga y la cabalgadura. | Pues ara el rocin, ensillemos al buey. Modo de burlarse de los que tras- truecan o confunden la aplicación de | unas Cosas a otras diversas. Rocín enamorado y no correspondido. Aplícase comparativamente a aque- llos que siempre se hallan tristes, me- . ditabundos y como apesadumbrados. Salida de rocin tuerto. — V., Salir con una PATA de gallo, Ser un rocin. Dicho de las personas: Ser muy es- túpida o zafia. — Dicho de los caballos: Ser un enco o jamelgo, esto es, flaco y despreciable. Venir de rocin a ruín.—NV. Ir de Rocín a ruin. ROCÍO.— Con solo los rocios no crecen los ríos. Expresa la duda con que vemos for- marse los grandes capitales, cuando los que los hacen dicen que los han acumulado a fuerza de honrado trabajo. RODAR.-— £charlo todo a rodar. Desbaratar un negocio, desconcertar . ' RODRIGO. — Rodrigo de Villandrando, un plan; poner en desorden las partes componentes de un todo, etc. — Úsase lo mismo en el sentido recto que en ej figurado. — Dejarse llevar de ímpetus airados, atropellando por todo linaje de miramientos y consideraciones. Rodar for uno. Encontrarse dispuesto a hacer cual- quier género de sacrificios por una persona. RODEA. — No hay rodea siz pelea. Donde se juntan muchos suele haber alguna desavenencia. RODEAR. pasar. A veces es más conveniente tardar en hacer una cosa para hacerla bien, que emplear menos tiempo dejándola mal hecha. RODEO. — No es de mi rodeo. Equivale a no ser de la condición del que lo dice o a tener otro modo de pensar. — Es frase segoviana. RODILLA. — Doblar la rodilla. Sujetarse, humillarse a la voluntad de otro sin reserva ni condición alguna. Más vale rodear, que mal | ROMA Estar en tal rodilla. Antiguamente, hallarse, respecto de una persona, en tal o cual grado de parentesco por línea recta. Así, cuan- do se dice que uno está en cuarta o en quinta rodilla con otro, se entiende que es su cuarto o su quinto nieto. La rodiila de Valladolid, que yo me lim- piaba en ella, y ella se limpiaba en mí.— V. Se parece a la rovILLA de Mariquita, que ensucia, o da, o pega, más que quita. Wo es nadilla y llegábale a la rodilla. — V. ¡Vo es nada lo del ojo!, y lo llevaba en la mano. Se parece a la rodilla de Mariquita, que ensucia, o da, o pega, más que quita, Aplícase a aquellos objetos que de- biendo servir para limpiar, tales como cepillos, plumeros, zorros, escobas, tra- pos, etc., por el estado de suciedad en que se hallan, hacen lo contrario de lo que se desea que hagan. RODILLO. — De rodillo a rodillo. En el juego de bochas, dícese cuan- do se despide con violencia una bola arrastrando, para que, cogiendo otra bola o el bolín, los mude del paraje en que se hallan. hoy aquí y mañana allí. Denota la suma actividad y diligencia de una persona, con alusión a la que en todas sus empresas y faenas de todo género, en especial belicosas, demostró aquel caballero, uno de los primeros y más distinguidos condes de Ribadeo. ROGAR. — Más alcanza el que ruega que el que pega. Las malas formas no son recomen- dables para nada, y menos cuando se trata de conseguir algo. ROLLO. — Enviar, o hacer ir, a uno al rollo. Rollo se toma aquí en la acepción de picota, como castigo infamante. — Véa- se Echar, o enviar, o mandar a pasear, O 4 PASEO, a uno. Ser, o parecer, un rollo de manteca. Estar muy gordo y lucido. — Suele aplicarse más generalmente a los niños pequeños. ROMA. — A los solos, sola Roma; amor a los solos, sola. Enigma-refrán dispuesto por muy cu- ROMA rioso artificio, dado que, leídas al revés sus letras, dicen lo mismo que al de- recho. Fundados en esta inversión, ha usa- do el pueblo en más de una ocasión la voz Roma en substitución de la de amor, de que certificará, entre otros, el refrán siguiente: Vo hay hermosa sí no toca en Roma. El Rvdo. P. Feijóo (Falibilidad de los adagios) se burló desacertadamente de este refrán, así como de otros muchos, por no haberlos entendido. No; no se trata aquí de narices romas o chatas, sino de amor, fundándose en la inver- sión arriba indicada, y supuesto que quien feo ama, hermoso le parece, que es lo que significa este refrán. No faltan acertijos de esta índole en nuestra lengua, y mucho menos en la latina; esto es, que deben su existen- cia a la cualidad de ser palindromos, O séase que, leído un verso o concepto de izquierda a derecha, dice lo mismo que de derecha a izquierda. Sirvan de muestra los siguientes : Dábale arroz a la zorra el abad.— Signa, te signa, teme- re me tangis et angis.— Roma tibi subito motibus ibit amor. — Árca serenum me gere regem munere, sacra. A Roma for todo. Se da a entender con esta frase el ánimo y confianza con que se acomete cualquier empresa por ardua que sea, y el poco caso que se hace de los obs- táculos que de presente puedan surgir, o de las consecuencias enojosas que pudieren resultar en adelante. A Roma se va por lodo; pero por nari- Ces, no. Además de motejar jocosamente de chata a una persona, denota que en la corte romana se alcanzan muchos pri- vilegios que en vano se buscarían en otra parte. Una coplilla-refrán dice a este tenor: Chato, no tienes narices porque Dios no te las diód. A Roma se va por todo; pero por narices, no. Cuando a Roma fueres, haz como vie- res. — V. DONDEQUIERA gue fueres, kaz como vieres. — 311 — | ROMANÍA Cuando fueres a Roma, vive como roma- no. — V. DONDEQUIERA que fueres, haz como vieres. Dicen en Roma que la mujer hile y coma. Contra las mujeres aficionadas a dar consejos que nadie les pide. En Roma está una higa para quien da consejo al que no lo pida, — NV. Dicen en Roma que la mujer hile y coma. Las mismas facultades tengo yo aquí que en Roma. Modo jocoso de manifestar uno su falta absoluta de competencia, jurisdic- ción, etc., en el asunto o materia de que se trata. Mientras consulta Roma, perece Sagunto. Indica el peligro que se corre en di- latar la ejecución de algunos asuntos que, por su índole, deben resolverse inmediatamente. No se irá a Roma por penitencia. Da a entender que nadie hace las cosas a humo de pajas, sino con algún fin preconcebido. Por eso es libre Roma, que cada uno hace lo que se le antoja. No hay como las poblaciones grandes para poder vivir con toda libertad. Por todas partes se va a Roma.—V. Mu- ChOS CAMINOS, O todos oS CAMINOS, vaz a mi casa, Ser uno capaz de revolver a Roma con Santiago. Ser de carácter bullanguero, revol- toso y enredador. — Apurar todos los medios para la consecución de un fin. ROMANA.-— Como la romana del diablo, que entra con todas. No sentir escrúpulos en ningún caso ni circunstancia; ser capaz de las cosas más execrables. Saber con cuántas entra la romana. — V. Saber cuántas son CINCO. ROMANCE. — Cantar el romance de Ca- laínos. — V. Dársele a uno de una cosa lo mismo que de las copLas de Calaínos, O de don Gaiferos, o de la zarabanda. ROMANÍA. — /r de romania. Ir de capa caída. — Amansar los fieros. El Diccionario de Terreros explica esta palabra diciendo que pertenece a la marina y significa bajar todas las ve- las, o caer ellas por sí a un mismo tiem- po. «De aquí — dice Gil González Dávi- ROMERA la, Zeatro de las grandezas de Madrid—, amainar, de romanía, por bajar las velas, alude a arriar la bandera para entre- garse al enemigo.» En su tiempo, según afirma, ya no estaba en uso la voz, ni se tenía noticia de ella. ROMERA. — /r romera y volver ramera. La asistencia a las romerías no suele terminar en bien para las mujeres. ROMERÍA. — Como quien va a la rome- ría de San Alejo. Aplícase a las personas que, tenien- do cerca de su casa lo que necesitan, van a buscarlo lejos, con el objeto de pasearse o entretener el tiempo. — Esta frase proverbial equivale a aquella otra que dice: Santa María la más lejos es la más devota. Don Fernando Pérez, o el autor que se encubrió con este seudónimo (1), trae a este propósito, hablando de los etimologistas, un bello símil, que copio a continuación: «Los etimologistas pedantes son como las damas andariegas, que, teniendo la misa a la puerta de casa, van a Santa María la más lejos. Quiero decir que, teniendo en la lengua latina o castella- na conocidamente descubierto el ori- gen de algunas voces, van a probar su descendencia de los partos, de los me- dos o de los que habitan la Mesopo- tamia.» El que va a la romería se arrepiente al otro día. Los que, con el pretexto de la devo- ción, asisten a estas fiestas nocturnas populares, suelen cometer toda clase de desmanes, incitados, generalmente, por el alcohol que en todas ellas se consume. Quien enferma y sana, romería es que anda. Son muchos los casos en que enfer - mos desahuciados han recuperado la salud acudiendo en peregrinación, y con verdadera fe, a distintos santuarios. Romería de cerca, mucho vino y poca cera. A veces se toman por pretexto las devociones para divertirse grandemen- RONDA te, y aun para otras cosas, que se de- bieran evitar. A las romerías y a las bodas, van las locas todas. Se dice por el mal concepto que se hace de las mujeres que frecuentan las diversiones. Cuales romerías haces, tales veneras traes. Indica las consecuencias que suelen traer las tales diversiones. De tales romerías se sacan tales veneras. De malos antecedentes no pueden salir buenos consecuentes. Covarrubias concreta su significa - ción, diciendo : «Cuando de las rome- rías y conversaciones de ruines muje- res se hinchen los hombres de bubas.» Esperé romerías y fueron ramerías. — V. Ir ROMERA y volver ramera. Quien muchas romerías anda, tarde o nunca se santifica. Recomienda que no se ande vagando de un sitio a otro, aun con pretexto de devoción, pues por lo regular suele oca- sionar vicios. ROMERO. — Cuando el romero florece no hallarás quien pan te preste, y cuando la aulaga, ni aun tu hermana, El romero florece por abril y mayo, y la aulaga o aliaga, poco antes. Mal haya el romero que dice mal de su bordón. Imprecación contra los que dicen mal de sus cosas. Romero hito, o akito, saca zatico. Enseña la fuerza que suele hacer la importunidad del que pide, y la conti- nuación en instar en alguna pretensión. ROMPER.—Quier rompe, paga. Algunos añaden : y se lleva los tiestos. Quien comete alguna falta tiene que sufrir sus consecuencias, saliendo res- ponsable de los perjuicios que ha cau- sado. RONCHA. — Hacer roncha. Aplícase al efecto producido por una reprensión, sátira O epigrama, en la persona a quien iba dirigido.—Sacar a uno cantidades prestadas poco a poco, o robadas. == RONDA. — De Ronda, xi buen viento, ni buen casamiento, ni buena hoz de podar, ni buen buey de arar, Invectiva contra esta ciudad andalu- (1) Carta de Paracuellos, Madrid, Ibarra, 1789. Yo creo que esta obra, y su «Defensa», son parto de D. Tomás de Iriarte. RONDÓN za, dirigida por alguno que no salió muy contento de ella. En Ronda mueras acarreando zaques. Maldición terrible que se lanzaba an- tiguamente en el reino de Granada. Trae su origen este refrán de cuan- do los moros, dueños de la formidable posición militar de Ronda, obligaban a los infelices cautivos a subir en zaques u odres de cuero por la escalera inte- rior, abierta en la roca, toda el agua que consumían los habitantes y la guar- nición. Apoderáronse de esta ciudad los Reyes Católicos el 24 de mayo de 1485, en el cual día fueron puestos en liber- tad muchos centenares de prisioneros cristianos que gemían en aquellas ló- bregas mazmorras, e indemnizados en cierto modo de tantas vejaciones como hasta aquella fecha habían experimen- tado. Ronda, la que las bolsas monda. Parece dar a entender este antiguo refrán que los rondeños eran algo fu- lleros en el juego. RONDÓN.— De rondón. Impetuosamente, sin reparo ni mi- ramiento. — Úsase más comúnmente con verbos de movimiento, como en- lrar, salir, subir, bajar, etc. RONZAL. — Contando con los ronzales, los burros están cabales, Dícese de los que toman lo accesorio por lo principal. ROÑA. — Pegarse alguna cosa más que la roña. Contaminar a otro con su contacto, hablando literalmente, o con su mal ejemplo, en estilo metafórico. «Como por desgracia se pega el mal gusto literario más que la roÑa...» (Don Joaquín Lorenzo Villanueva, en su 4x4 lisis del Diccionario de la Lengua Caste- llana, publicado por D. M, Núñez Taboa- da, en París, año de 1825, artículo que vió la luz pública en los Octos de espa- ñoles emigrados, tomo V, págs. 347-379.) ROPA.-— A ropa de quince días, jabón de tres semanas.—V. A grandes MALES, grandes remedios, Arroja la ropa al mar cuando hay tempes- ted. — V. Cuando la BARBA de tu vecino veas pelar, etc. ROPERO Bien estáis de ropa, si no se os moja. En cualquier estado bonancible de la vida, lo que se puede temer es que sobrevenga un revés que convierta re- pentinamente la prosperidad en des- ventura. El que tiene ropa pronto se viste. A quien no le faltan medios para realizar alguna cosa, no es extraño que la lleve a cabo en seguida. Haber ropa tendida. En el argot de prisiones se emplea esta frase por los reclusos cuando se quiere llamar la atención de los compa- ñeros para que disimulen o se repor- ten en hablar por hallarse próximos los carceleros, jefes, autoridades, etc. Suelen ingerir la frase ingeniosamente en la conversación. Hacer a toda ropa.—V. Hacer a PLUMA y a pelo. La ropa sucia debe lavarse en casa. — V. Quémese la Casa y no salga humo. Ni te pongas ropa de muerto, ni te fies de ningún tuerto, Lo primero es poco saludable a to- das luces; en cuanto a los lisiados, no suelen distinguirse por su bondad. No poner la ropa donde la mee el gato. — V. Quien quita la ocasión, quita el pe- cado, o el peligro, Poner a uno como ropa de pascua, o de ropa limpia. — V. Ponerle a uno como CHUPA de domine, O como un TRAPO, O como un renegrido TRAPO. Ropa oreada, dos veces colada. — V. Más vale RATO de sol, que cuarterón de Jabón. Ropa que otro suda, o lo que otro suda, a mí poco me dura. No se puede exigir a las prendas que se dan como desecho, la resistencia que tienen las nuevas. ¡Ropa, ropa, que hay poca! Incita a la repetición de alguna cosa, generalmente en tono satírico. Según es la ropa, tal es quien la viste. — V. El máBrtO hace al monje. Si quieres criarte gordito y sano, la ropa del invierno gasta en verano. Refrán que aconseja no ir desabri- gado en tiempo de gran calor. ROPERO. — Hablar más que un ropero en día de fiesta. —N. Hablar más que un SACAMUELAS. CABE. A, = m ROPILLA ROPILLA.— Dar a uno una ropilla. Reconvenirle amigablemente. Ninguno entiende de una ropilla mejor que un sastre. Na da más lógico que buscar a los es- pecialistas para la resolución de una cosa cualquiera. ROSA.— A cualquier cosa la llaman rosa. Aplícase a aquellos que se entusias- man con lo que no vale la pena. Apenas amanece, la rosa florece, mas lue- go perece. Indica que la belleza en la mujer se manifiesta pronto; pero también es rá- pida en desaparecer. Bien sabe la rosa en qué mano posa, o Bien sabe le rosa dónde posa; a que algunos añaden: ex cabeza loca, o en dama her- mosa. Frase galante con la cual se da a en- tender que la hermosura siempre va en busca de la hermosura. Esas son las cosas de la calle de la Rosa. Modo festivo de dar a entender una persona que lo que acaba de decir es todo cuanto se le ocurre acerca del particular; o también, que lo que aca- ba de oír no se presta a discusión o comentario, por lo que se abstiene de seguir hablando. La rosa y la hermosura, ¡qué poco dura! Expresa la inestabilidad de las cosas terrenas. No hay rosa sin espinas. Para alcanzar algo es preciso sufrir mucho, y el gozar un bienestar siempre lleva anejo algunas molestias o gabelas. No te llevards mi rosa. Frase con que se expresa que aque- llo que otro desea no lo ha de conse- guir, por mucho que haga. Rosa que muchos huelen, su fragancia pierde, Aconseja a las jóvenes la mayor se- riedad y castidad en su trato con los hombres. Ser, o parecer, una rosa. Ser una cosa sumamente hermosa, fresca o lozana. ROSARIO. — Acabar algo como el rosario de la Aurora, o del Chite, o de Espera, o de Medina. Acabar mal. Alude a cierto choque que hubo entre los que acompañaban TS -e—a ROSTRO al rosario que en muchos pueblos, es- pecialmente de Andalucía, se canta y lleva procesionalmente por las calles los domingos al asomar la aurora; y, tanto es así que se cree tuvo mal fin aquella contienda, que muchos suelen añadir al refrán enunciado: gue acabó a farolazos. El rosario al cuello, y el diablo en el cuerpo. Refrán que reprende a los hipócritas. El rosario en la mano, y el demonio en el corazón. — V. El rosario al cuello, y el diablo en el cuerpo. ROSCA.—Hacer la rosca a una persona. Halagarla, hasta conseguir algo de ella. Hacer la rosca, o hacer la rosca del galgo. Andar buscando un sitio cualquiera en que echarse a dormir, con alusión a las vueltas que dan los perros antes de tenderse con aquel objeto. Si ha comido las roscas de Utrera, no haya miedo que se vaya. Tal es la fama que por su bondad tienen las de aquella ciudad andaluza. ROSITAS.-— Vo irse de rositas. Llevar su merecido; no poder haber- se ido burlando. ROSO. — No dejar roso ni velloso. Totalmente, sin excepción, todo por igual. Roso, quiere decir rojo, y velloso, se explica ello mismo; y así, como dice Covarrubias, bien puede venir el ori- gen de dicha frase por la similitud de las frutas cubiertas de cierto vello o película, mucho más crecido y mani- fiesto cuando están verdes, que no cuando maduras y de rojo y encendido color. ROSQUILLA. — No saber a rosquillas una Cosa. Producir dolor o sentimiento. Saber a rosquillas una cosa. Producir gusto o satisfacción. ROSQUILLITA. — Rosquillita de mon- ja, pernil de tocino. — V. Bızcocmo de monja, fanega de trigo, o pernil de tocino. ROSTRO. — l7ás vale rostro bermejo que corazón negro. Reprende a aquellos que, por dema- siado empacho o rubor, dejan de co- ROTA. yv n ROTA municar sus aflicciones y necesidades a los que pueden remediarlas o servir- les de algún alivio o consuelo. Pintarse el rostro la mujer es poner cé- dula de alquiler. La pintura, en la cara de las muje- res, ha sido, desde tiempos inmemo- riales, señal de... cualquier cosa menos de mujer decente. Rostro ledo y el perdon, gran venganza es del baldón. El que habiendo cometido alguna falta, en vez de hallar el castigo, en- cuentra cara complaciente y perdón absoluto, tiene que sentir el remordi- miento de su mala acción. En los rostros somos iguales los hombres, y también en las acciones, Los hombres suelen generalmente obrar de igual manera. fr de rota. Ir de vencida, súbita y desordena- mente, con referencia a la pérdida de | ROTO. una batalla y retirada de los ejércitos | rotos y destrozados.—V. fr una cosa de | CAPA caída. Rota, roída y ruinosa. Triste calificación con que denuestan algunos a oza, villa de la provincia de Cádiz, distante, por mar, tres leguas de su capital, a causa del estado de deca- dencia en que de mucho tiempo a esta parte se contempla, y también, debido a los no pocos instintos de rivalidad que entre los pueblos comarcanos han existido toda la vida. A tal propósito oponen los roteños o, mejor dicho, las roteñas : «En Sevilla está la tiña; en el Puerto, las tiñosas; en Cádiz, las presumidas, y en Kofa, las buenas mozas.» No hay para qué ponderar cuánto sube de punto el mérito que entrañan las calabazas de Rora y el vino llamado tintilla de Rota. De lo primero darán buena cuenta los amados que ya no se aman, así como los estudiantes que nun- ca estudiaron; y de lo segundo certifi- carán los que, yéndose del punto de atrás más de lo conveniente, hallan en se- mejante bálsamo vinoso un elemento astringente, eficacísimo para contener cierta clase de desbordamientos. RUBÍ. RÚBRICA. RUEDA. RUEDA Nunca falta un roto para un des- cosido, Da a entender que, por infeliz y mi- serable que sea una persona, nunca falta otra que la aprecie, por valer me- nos que ella. Ser peor lo roto que lo descosido. Entre dos daños siempre hay uno peor que otro, Donde menos confíes, hallarás los rubíes. — V. Donde menos se piensa, sal- ta la LIEBRE. RUBICÓN. — Pasar el Rubicón. Acometer una empresa ardua a la aventura, logrando salir airoso de ella. Ser de rúbrica una cosa. Ser conforme a cualquiera costum- bre o práctica establecida y común- mente observada; ser de rigor su cum- plimiento. — Es frase tomada de las ce- remonias y ritos que usa la Iglesia, a cuyo conjunto se da el nombre de 7- bricas, por acostumbrarse escribir en letra rubra o encarnada dichas instruc- ciones o prescripciones, a fin de distin- guirlas más fácilmente del texto o rezo en los rituales, ceremoniales, brevia- rios, etc. RUDA.-— Ser uno más conocido que la ruda. El origen de esta comparación es de- bido a lo mucho que en otro tiempo se servían las gentes de esta planta para mil enfermedades, considerada como una panacea o sánalotodo, y de ahí el no ser desconocida a ninguna persona. RUECA.-— A buscarla ando la mala de la rueca y zo la hallo, Contra los perezosos. La rueca en la cinta, y los pies en la bailia. Contra las mujeres que presumen de hacendosas, y no piensan más que en andar de diversión en diversión. — Jué- gase aquí del vocablo bailía por baile. ZTomad la rueca y el huso. Dícese al hombre que no demuestra las condiciones de virilidad propias de su Sexo, Ande la rueda, y coces con ella, o y coz con ella, Juego con que se divierten los mu- chachos, el cual ejecutan echando suer- tes para que uno se quede fuera; los demás, asidos de las manos, forman RUEDA una rueda y, dando vueltas, van tiran- do coces al que ha quedado fuera. Clavar uno la rueda de la fortuna. Fijar, hacer estable su suerte. Con una rueda zo anda un carro, Los servicios hechos a medias sue- len no prestar utilidad alguna. Escupir en rueda. — V. Escupir en CORRO. Hacer la rueda a una cosa. Estar a la mira de ella, con el inten- to de aprovechar la ocasión de poder conseguirla. Hacer la rueda a uno. Adularlo con atenciones y obsequios para ganarle la voluntad. La peor rueda del carro es siempre la que más rechina. — V. El PUERCO sarnoso re- vuelve la pocilga. La rueda de la fortuna anda más lista que una rueda de molino. Aconseja a los perezosos que no se duerman si quieren conseguir sus fa- vores. Quien no ha visto la rueda de La Ñora, tiene todavía el asno en el cuerpo. Elogio tributado por los murcianos a uno de sus pueblos, equivalente al de los madrileños: Desde Mapri al cielo, o de los andaluces : ÆZ que no ha visto a SEVILLA, 20 ha visto maravilla, etc. Aho- ra bien; la rueda de La Ñora necesita una explicación, y no la hallamos me- jor que copiando lo que el castizo cro- nista Nicolás de Leyva escribió en 47 | Imparcial del día 10 de septiembre de 1902, de lo cual, naturalmente, supri- mimos lo que no hace a nuestro asunto. Escribe, pues, el cronista desde Mur- cia, y se expresa así : «Dicen aquí que: Quien no ha visto la RUEDA de La Nora tiene todavía el asno en el cuerpo, y como es natural, no he querido perder la oportunidad de ex- traerme al que por clasificación me co- rresponde. »Se va a La Ñora por diferentes ca- minos, y todos ellos los he recorrido en mis paseos por la Huerta. Saliendo de Murcia por la carretera de Alcanta- rilla, que es una frondosa alameda de siete kilómetros, se deja el tranvía pa- sada lo que llaman la «media legua», y por una vereda angosta se llega, ata- jando, al camino vecinal de Alcantarilla — 316 — RUEDA a La Ñora. Poco antes de llegar a este pueblo, encuéntrase la fabrica nacional de pólvora, donde se elaboran las dife- rentes clases de esta destructora subs- tancia que tanto indignaba a D. Quijote en su famoso discurso de las armas y las letras, especialmente la pólvora prismática para la artillería. Trabajan en la fábrica de La Ñora, en esta época de paralización, unas doscientas perso- nas entre directores, maestros, opera- rios y jornaleros. »Éntrase en La Ñora dejando a la izquierda el pueblo de Jabalí Viejo, se- parado únicamente de aquél por el ca- mino, y después de bajar las cuestas de dos o tres calles de piso desigual, pedregoso y polvoriento, viendo sobre las puertas de muchas casas la placa del Corazón de Jesús, se sale de nuevo a la Huerta, donde, a los pocos pasos, da uno con el murallón del acueducto construído por los árabes. En las jun- turas de sus piedras mojadas, crecen libremente espadañas, musgos y otras especies vegetales que se nutren en la humedad, festoneando de verde aque- lla pared lisa que penetra en la Huer- ta, formando un recodo, hasta llegar a la acequia Mayor, donde está la céle- bre rueda que eleva el agua para regar algunos millares de tahullas que, sin aquel artificio, serían de secano. »La rueda no es otra cosa que una gran noria automática de madera mon- tada en el centro de la acequia Mayor, que gira sobre un eje sostenido por dos paredones alzados en las orillas de aquella gran sangría del Segura, más caudalosa que algunos ríos. La corrien- te mueve un sistema de paletas, y al mismo tiempo llena los cangilones en- cerrados en la circunferencia de la rueda. Mide ésta unos diez metros de diámetro, y como la mayor parte de sus cangilones están abiertos o podridos, al rodar, el agua que se pierde, cae por entre los travesaños del artefacto en extraños surtidores y flecos abrillanta- dos que se desgarran, gotean y pulve- rizan en el armazón, formando vistosos y sorprendentes juegos hidráulicos. A pocos metros de aquella gigantesca ba- tiente, descansa el agua en un remanso RUEDO — 317 — RUIDO donde lavan ropa las mujeres ñoreñas y toman el baño las mulas. »En Alcantarilla hay otra rueda se- mejante a la de La Ñora, aunque de menos diámetro, que anda por esos mundos retratada en tarjetas postales.» Ser como rueda de molino. Se compara con la rueda de molino, o muela, a todo aquel objeto que, a semejanza suya, es redondo, grande, grueso y pesado; y en sentido metafó- rico, a toda mentira excesiva. Traer en rueda. Tener a una o más personas ocu- padas con solicitud y diligencia cerca de sí. Comulgar uno con, o tragdrselas como, ruedas de molino. Ser excesivamente crédulo y bona- chón. Con dos ruedas solas anda un carro. Hay ocasiones en que una ayuda, al parecer ligera, presta gran servicio e importancia al aumenta o desarrollo de ciertas empresas. Hacerle comulgar a uno cor ruedas de molino. Engañarlo miserablemente. — Tiene más uso en sentido negativo por parte de aquel a quien se pretende chas- quear; v. gr.: ¡Bonita soy yo para que me vengan a comulgar con RUEDAS de mo- lino! RUEDO.-— Ser, o hacer, una cosa a todo ruedo. En todo lance, ya sea próspero, ya adverso. RUEGO. — Más vale el ruego del amigo que el hierro del enemigo. La dulzura y suavidad son preferi- bles al rigor y a la violencia, tanto para la persona agente como para la paciente. Ruego de grande, fuerza es que te hace. Cuando una persona erigida en su- perioridad pide una cosa, no hay más remedio que servirla, por aquello de que suflica, cuando podía mandarlo. — A la educación y delicadeza es preciso corresponder con delicadeza y educa- ción. RUFIÁN.—Rutfián, manceba y criados son enemigos pagados. Porque ninguno trabaja por amor, sino por lo que su falsa oficiosidad les produce. RUIDO.—Fingir ruido por venir a partido. Dícese del que, no teniendo razón, lo mete todo a voces y violencia para ver de hacerse temer y conseguir salir- se con su intento. Hacer más ruido que la tarasca del día. del Señor. La salida de la tarasca el día del Cor- pus en Madrid era un verdadero acon- tecimiento para todos. A fin de no re- petir lo ya dicho, suplicamos al lector vea el tomo I de este DICCIONARIO, pá- gina 178, artículo CAPERUZA, en que po- drá leer la explicación dada al refrán Echar CAPERUZAS, O guindas, a la tarasca» Hacer, o meter, ruido. Causar admiración, novedad O ex- trañeza con una acción o particulari- dad alguna persona o cosa, Mayor ruido hacen diez ánsares en lagu- na que cien bueyes en prado. Las personas ineptas suelen ser las que más molestias ocasionan. Mucho ruido mete el tambor, y está lleno de aire. — V. El TONEL vacío mete más ruido. No es todo cantar cuanto ruido suena. No hay que fiarse de apariencias. Querer uno ruido. Andar buscando camorra, o ser afi- cionado a ellas. ¿Quién mete más ruido? — El más ruin. — V. Mayor ruino hacen diez ánsares en laguna que cien bueyes en prado. Ser más el ruido que las nueces. Se atribuye el origen de dicho re- frán al siguiente hecho histórico: En la noche del 11 de mayo de 1597 salió de Dourlens el capitán Hernando Tello Portocarrero, caminó siete le- guas y se situó al amanecer muy cerca de Amiens, plaza fuerte e importante, cuyos habitantes, por guardarla mejor, no quisieron que Enrique IV les diese soldados para su defensa. Al ser de día se presentaron varios aldeanos en la entrada de dicha ciudad con un carro de leña, y dos de ellos tropezaron, caye- ron al suelo, y desparramaron las nue- ces que llevaban en unos cestos. Mien- tras los franceses que guardaban la puerta, riéndose a carcajadas de su tor- RUIN peza, cogían la fruta, los aldeanos, des- abrochándose los gabanes, sacaron los pistoletes, y al grito de ¡Viva España!, se apoderaron de la entrada de la pla- za; los centinelas de la muralla no pu- dieron levantar el puente, por el carro que los españoles habían cruzado en él; a los tiros acudió Portocarrero con la caballería, y aunque los de Amiens se defendieron heroicamente por las calles y desde las casas, la ciudad que- dó por Felipe II. Los diez soldados disfrazados de aldeanos iban a las ór- denes del sargento Francisco del Arco, natural de Borja, que murió con el gra- do de capitán. De los ruidos guarte, no serás testigo ni parte. Aconseja rehuir toda pendencia o riña, con el fin de evitarse el tener que andar en justicia, bien como autor, bien como testigo presencial de los sucesos. Quitarse de ruidos uno. Dejar de intervenir en asuntos o lan- ces de que se originan discusiones o disgustos. — Poner los medios adecua- dos para que no siga causando moles- tia o desvelo alguna persona o cosa. RUIN. — A un ruin echarle otro.—V. A un PÍCARO, otro mayor. — Donde las DAN, las toman. Cada día más ruin, como dos potros de Gaeta. Alude al que cada vez va más a me- nos, con referencia a los caballos de aquella ciudad romana que lleva hoy el nombre de Belalcázar, en la provincia de Córdoba, de los cuales se decía que perdían con la edad el buen talle que sacaban al nacer. De ruin a ruín, quien acomete, vence. Entre dos cobardes que contienden, por lo general vence el que se esfuer- za y comienza a reñir. De ruin cepa, en ningún tiempo ha salido buen sarmiento, —V. De tal pato tal as- tilla, El más ruin del apellido, porfía más por ser más oído. Por regla general, los que menos de- recho tienen a una cosa, son los que más gritan. El que a sí no se olaba, de ruin se mue- re. —V, Fray Mobesto nunca fué prior, — 318 — RUIN El ruin, cuanto más le ruegan, más se en- sancha, o se extiende. Por lo regular, los hombres que me- nos valen se entonan y se hinchan más, al paso que se les ruega más para que condesciendan a alguna súplica. El ruin delante. Vitupera al que se nombra antes de otro o toma el primer lugar. En mentando, o nombrando, al ruin de Roma, al punto, o cátalo, o luego, asoma. Úsase familiarmente para decir que ha llegado aquel de quien se hablaba. Enamoróse el ruin de las trenzas del mandil. Las personas de temperamento ta- caño o miserable, suelen fijarse en mi- nucias que los demás no ven, porque realmente no resuelven nada, ni vale la pena de fijarse en ellas. Gastan doble el ruin y el pobre. — V. El MISERABLE y €l pobre, gastan doble. No se puede igualar sino ruin con su par. Cierta clase de gentes no puede com- pararse más que con las de su calaña. Por lo regular, el que es más ruin es quien mete más ruido. —V. Mayor RUIDO hacen diez ánsares en laguna que cien bueyes en prado, Quien es ruin en Sevilla, lo será en Cas- tilla, La persona indigna, lo es en todas partes. Ruin con ruin, como casan las dueñas. Aplícase a aquellos matrimonios en que los contrayentes no tienen nada que envidiarse por su escasa significa- ción social. Ruin con ruin, que así casan en Dueñas. Los mejores casamientos son Co- múnmente, los que se contraen entre personas de igual clase. — En todo se debe guardar las debidas proporciones para obtener un resultado feliz. Lo de ruin debe entenderse irónica- mente, pues alude a las velaciones ce- lebradas en aquella villa el día 18 de marzo de 1506 en las personas de don Fernando el Católico y su segunda mu- jer D.* Germana de Foix, sobrina del rey de Francia. Ruin cs D. Santos, promete escabecke, y paga con ajos. Dícese de la persona que después RUINA de haber ofrecido una recompensa, se desentiende de aquello que prometió cuando llega la ocasión de tener que cumplirlo. Ruin es guien por ruin se tiene. Aconseja que no se abuse de la mo- destia hasta el punto de que lleguen a creer todos que es verdad lo que se dice. Ruin for ruin, quédese en casa Martín. En igualdad de circunstancias, me- jor es que pague las culpas el compa- ñero. Ruin res en cuernos medra. Los que se preocupan poco de lo es- piritual, suelen medrar más en lo ma- terial. Ruin sea quien ruindad amare. A los que ponen los ojos en cosas que son bastante más humildes y bajas que lo que su condición permite, no es extraño desearles que se identifi- quen con el objeto de sus amores. Un ruin ido, otro venido. Explica que, libres ya de un mal, so- lemos dar en otro como aquél, o peor. Rogar a ruines. Frase con que se explica lo poco que se debe esperar de un hombre de baja condición. RUINA. — Estar hecho una ruina. Dícese de aquel que se encuentra en un estado de salud muy deplorable. No coge la ruina a guien la previene. El hombre precavido no tiene gene- ralmente que lamentar los accidentes que puedan ocurrir en cualquier te- rreno. — 319 — RUINMENTE.—Poco y ruinmente, como ' el baile de Maripola. Dícese de todo aquello que se rodea de mucho aparato, sin que, en realidad, tenga valor alguno. RUISEÑOR. — Antes falta al ruiseñor que cantar, que a la mujer que hablar. Denota lo habladoras que son, por lo regular, las mujeres. Cantar como un ruiseñor. Dícese de la persona que tiene voz agradable, y hace primorosos gorjeos y rápidos trinos. RUTE Ser un ruiseñor de Arcadia. Epíteto que se aplica al que es un excelente cantor, así como al que se expresa con gran facilidad. RUTE.— Ser como la enfermita de Rute. En la revista que bajo mi dirección se publicó en Madrid en los años de 1879 a 1882 con el título de Æ} Averi- guador Universal, se dió por D. José Francisco de Trasobares la siguiente respuesta a una pregunta formulada por R. S. A. en que deseaba saber por qué se llamaba así en Andalucía al en- fermo que se queja de vicio: «No puede imaginarse el preguntan- te las gestiones que he practicado para ver de averiguar de dónde viene esta locución proverbial: y no encontrando antecedente alguno acerca de ella, lo único que he podido conseguir es re- formarla, pues en este país, y especial- mente en Rute, se enuncia de este mo- do: El enfermo de RuTE, que se come los pollos piando y las gallinas cacareando. Admitida esta enmienda, y suponiendo que no sea la misma que corre entre la vulgaridad de las gentes de la provin- cia de Jaén, la cual se enuncia dicien- do: Como el enfermo de Rus, que se come los pollos sin pelar, supónese por un amigo mío, bastante versado en esta clase de asuntos, que aquélla está per- fectamente aplicada al carácter jeremí- tico y egoísta de la mayoría de los hijos de Rute, donde es muy corriente oír que se lamentan de estar reducidos y apocados hombres de gran fortuna, que cuentan su activo por millones. >» Esta cualidad, que, aparte de otras buenas y recomendables, parece carac- terística de aquellas gentes, la suponen hereditaria; pues creyéndose por tra- diciones populares que aquella villa fué repoblada por 32 caballeros astures y gallegos traídos por Alfonso XI, a los que se unieron muchos judíos, éstos debieron de importar las costumbres mezquinas de los pueblos pobres de que procedían, y crearon ese carácter especial ruteño que tanto se separa de la esplendidez y largueza del andaluz.» SÁBADO.—No hay sábado sin sol, ni mo- cita, o moza, sin amor, ni vieja sin arre- bol, o sin dolor. Refrán que se aplica a cualquiera cosa que regular y frecuentemente su- cede en determinados tiempos o per- sonas. Quien el sábado va a la aceña, el domin- go liene mala huelga. Aviso a los amigos de divertirse en sábado, so pena de que el domingo se puede descansar. SÁBANA.-—A sábana blanca, ribete negro, Después de la leche, y no antes, es cuando conviene beber vino. Pegársele a uno las sábanas. Levantarse tarde de la cama por ha- berse quedado dormido, bien contra su voluntad, bien por pereza. SABAÑÓN.-— Comer uno como, o más que, un sabañón. Comer mucho y con ansia. — En esta locución se juega del vocablo comer, y equivale a decir: comer (tragar) tanto como come (pica o escuece) un sabañon. Cuidado con estos sabañiones, que más que pican, comen. Se suele aplicar jocosamente cuando se presenta a personas que son de cui- dado. SABER.— Al que mucho quiere saber, po- quito y al revés. Como la curiosidad es un vicio tan feo como extendido, no está de más el castigar al que se mete donde nadie le llama diciéndole lo contrario de lo que quiere averiguar. Aquel sabe que se salva, o Aquel que se sal- va, Sabe; que el otro no sabe nada. En sentido místico: La verdadera sa- biduría del cristiano se reduce a la sal- vación de su alma, al tenor de lo que canta aquella coplilla-refrán: La ciencia calificada es que el hombre en gracia acabe, porque, al fin de la jornada, aquel que se salva, SABE; que el otro no SABE nada, En sentido mundanal: La verdadera ciencia es la que da de comer. Y tam- bién: En los casos apurados, el punto está en salir airoso y triunfante, aun- que, por otra parte, no se esté dotado de gran talento. Conviene saber, pero saber con sobriedad. Dicho de San Pablo, por el cual se nos exhorta a no acariciar la ignoran- cia, aunque sin pretender llegar en nuestras investigaciones más allá del límite humano. Cuanto más se sabe, menos se siente, El que conoce mucho el mundo, sue- le llegar a tener embotado el senti- miento. Dinos lo que sabes, sabremos lo que ignoras. Conociendo lo que se posee, no es difícil saber lo que no se tiene. El aprender es saber, y es el que al hombre da el ser. Exhorta a adquirir conocimientos, cuanto más, mejor, para ser considera- do en la vida, El mayor saber de todos es no decir a nin- guno cosa de que le pese. El ser agradable a todos es una tác- tica social más difícil de lo que a pri- mera vista parece, pues indica no poco talento por parte de quien lo consigue. El que las sabe, las tañe. Advierte que nadie obre ni hable sino en la materia que entienda. El que nada sabe, de nada duda. El ignorante es, por lo regular, el ser más presuntuoso que existe en la tie- rra; sólo al verdadero sabio le cumple comprender cuán limitada es la ciencia SABER del hombre, por muy vasta que pa- rezca. El que no sabe es como el que no ve. Frase con que se disculpa la igno- rancia de una persona al obrar en de- terminado sentido. El que quiera saber que compre un viejo. Contra los que son curiosos y pre- guntones. El que quiera saber que estudie, Manera de negarse a satisfacer la cu- riosidad, generalmente estúpida, de los demás. El querer saber es el mejor principio para lograrlo, Porque, como reza aquel principio más absoluto, QUERER es poder. El saber debe mostrarse como el reloj. Así como el que lleva un buen reloj no lo anda sacando a cada momento para lucirlo, sino cuando necesita saber la hora que es, de igual manera convie- ne al erudito no alardear de ciencia incesantemente, sino mostrarla en tiem- po y lugar oportuno. El saber no estorba, o no ocupa lugar. Recomienda que se adquieran todos los más conocimientos posibles, aun- que a primera vista no hagan falta, pues el día de mañana pueden servir- nos para muchas cosas que no podía uno prever. Eso es bueno para Sabido, que esté en gloria. Disculpa dada en formajocosa a quien nos echa en cara el haber incurrido en alguna inconveniencia, ya por comisión, bien por omisión, alegando ignorancia por nuestra parte, Sufre por saber, y trabaja por tener. El afán del hombre en la vida debe ser el conseguir ambas cosas. La mayor parte de lo que se sabe es la menor de lo que se ignora, Por mucho que se sepa, siempre se desconoce más. Lo que no se sabe es lo que no se dice. La fragilidad humana es tal, que cuando se conoce alguna cosa, siem- pre se está deseando comunicarla a otro. El que quiera que se guarde un secreto, no debe decirlo a un tercero, para no exponerse a que se divulgue, por las razones expuestas. r O E a y e SABER Más sabe quien mucho anda, que quien mucho vive. Los viajes son los verdaderos maes- tros de la vida. Más vale el saber que el poder. La ciencia está por encima de todas las cosas. Más vale saber que haber.—V. Más vale CIENCIA que renta. Mientras más tu saber alabes, menos sabes. La verdadera ciencia es modesta, y no vocinglera. Nadie sabe lo que está por venir. El conocimiento de lo futuro está negado al conocimiento humano. No conviene más de saber, mas mesurada- mente querer saber.—V. Conviene SABER, Pero SABER con sobriedad. No es lo mismo saber para sí que saber para los demás. Hay individuos que, a pesar de su mucha ciencia, no sirven para comu- nicarla o transmitirla a otros, por ser distintos el don de la sabiduría y el de la enseñanza. No es lo que sabe. No ser una cosa lo que aparenta. No hay saber como tener. — V. Poderoso CABALLERO €s Don Dinero. No hay tal saber como necio no ser, Modo de acreditar que la verdadera sabiduría en el trato social consiste en no dejarse engañar de nadie. No saber uno de sí. Explica las muchas ocupaciones a que uno está entregado, faltándole tiempo aun para cuidar de sí mismo. No saber uno donde meterse. Frase con que se explica y pondera el gran temor, o vergüenza, que le oca- siona una especie o acontecimiento. No saber uno lo que se pesca. No acertar en lo que hace o dice, por falta de inteligencia o capacidad. Vo saber uno lo que tiene. Frase familiar con que se pondera el gran caudal de una persona. No saber uno for donde anda, o se anda. No tener expedición ni capacidad para desempeñar aquello de que está encargado.—No saber cómo apreciar o resolver una cosa por falta de datos, o por ofuscación. 21 SABER No sé. — Lo que tú no sabes es ladrar. Algunos añaden: y eso porque no se esti- la, o no se usa. Modo de dar a entender a quien se le hace una pregunta y dice que 20 sabe, que no se le cree, por más que se obs- tine en su negativa. Ni sé si halaga, ni sé si amaga. Aplícase a ciertas personas que usan de palabras tan ambiguas, que pueden tomarse en buena y mala parte. Ninguno ve lo gue tú sabes; mas todos pueden ver lo que haces. Recomienda la observancia de la buena conducta, toda vez que ésta está a la vista de todos. Por mucho que se sepa, es más lo que se ignora. Triste verdad, de que algo corrigen los años, pero que, por muchos que fuesen, no llegarían jamás a anularla. Por si no lo sabías, para que lo sepas. Es el estribillo de un cantar popular que dice: La mujer del alcalde se llama Pepa: por si no lo sabías, pa que lo sepas. Sueleemplearse burlescamente cuan- do se le dice a una persona algo que ignoraba, o fingía ignorar. Quien las sabe, las tañe. — V. El que las SABE, las tañe. Quien más sabe, no sabe nada. —V. Por mucho que se SEPA, es más loque se ignora. Quien no sabe, no vale. Aunque la ciencia sin la intriga suele ser nula, hay ocasiones en que el mé- rito se impone. Desgraciadamente, és- tas son las menos. Sabe que rabia, Expresión familiar que se usa para expresar el irregular y vivo sabor que se percibe de una cosa. Saber uno cuantas son cinco. Conocer o entender lo que le con- viene o importa. Saber es pode». El que está ignorante de una cosa, no puede poner remedio a ella; pero el que la conoce, sí. Sabérselo todo. Frase con que se nota de presumido — 322 — <> SABIDURÍA al que no admite las advertencias de otros. Si dices «No Sé», te enseñarán hasta que aprendas; y sí dices «Sí SÈ», te pregunta- rán hasta que ignores. Pondera las ventajas que resultan de no hacer ostentación de sabiduría. Solo SÉ que no SÉ, o que no sé nada. Dícese, tomándolo de un principio dialéctico, cuando, para evitarse res- ponsabilidades, no se quiere dar deta- lles de aquello que se nos ha pregun- tado. Unos dicen lo que saben, y otros saben lo que dicen. Manifiesta la diferencia tan grande que hay entre tener conciencia de lo que se dice, a repetir lo que se le ha enseñado, a estilo de loro. Ya lo sabes: si madrugas, que me llames. Especie de ultimátum, con el cual se termina una cuestión. Yo sé que me sé, mas esto callarlo he. Aconseja que aquel que sabe de otro alguna cosa desfavorable, no ha de des- cubrirla, por más que a ello le insten o provoquen.—Censura a aquel que sólo sabe para sí, sin prestarse a comunicar a los demás su ciencia. SABIDURÍA. — La sabiduria es el ojo derecho de nuestra vida. Manifiesta lo mucho que vale el sa- ber, comparándolo con la visión del órgano derecho, que suele ser más po- tente que la del izquierdo, No es sabiduría dejar lo cierto por lo du- doso. El buen sentido dicta que no se debe aceptar una ganancia problemática, cuando es a costa de una positiva, Sabiduria de hombre pobre, hermosura de gorrona y fuerza de ganapán, nada val. Efectivamente: al pobre, por mucho que sepa, nadie le hace caso; la belleza de ciertas mujeres, es ficticia, y las fuer- zas de los mozos de cuerda se agotan en cuanto no tienen un poco de alco- hol en el cuerpo que los reanime. |! SABIO.— 4/ sabio su suerte le agrada. El verdadero talento del hombre es el saber contentarse con su suerte. Aunque seas sabio y viejo, no desdeñes un consejo. Por muy experimentado que uno sea, SABIO siempre le puede convenir tomar con- sejo. Cuando el sabio yerra, más que al necio le hacen guerra. Porque, a causa de su ciencia, está más obligado que nadie a no cometer faltas. Cuanto se celebró a un sabio, si una vez yerra, se convierte en su agravio. — Véa- se Cuando el sanio yerra, más que al ne- cio le hacen guerra, Del sabio es mudar farecer. Sólo los necios son los que se obsti- nan en seguir un acuerdo, una vez to- mado. Pensándolo mejor, no tiene por qué continuar en su error el que tiene algún talento, por poco que sea. Dice el sabio Aben-Habuz que así se ha de guardar el andalus. Aben-Habuz fué un africano podero- so que emigró de las tierras de Vélez de la Gomera a principios del siglo xı y se estableció en Granada, en un pala- cio llamado antiguamente la Casa de la Lona por la fábrica de estas telas que en ella se hallaba establecida, y en la cual colocó, en memoria de una batalla ganada en las inmediaciones de Grana- da a los moros cordobeses, una veleta representando un caballero de bronce en ademán de blandir con la mano de- recha una lanza y embrazando con la izquierda una adarga con el letrero arriba citado. Este lema pasó a ser fra- se proverbial, indicando que todo el que quiera defenderse debe escoger el punto más resguardado. El sabio en su retiro, y el villano en su rincon. Según el doctor D. V, Joaquín Bastús, en su obra La sabiduría de las naciones, debe su origen dicho antiguo refrán a un tal Juan Labrador, a quien se le aplicó por su ejemplar conducta y vida feliz, según resulta del epitafio que se lee sobre su sepulcro en la iglesia de Benevivere, en el obispado de Palencia, y el cual dice así: «Aquí yaz Juan Labrador que por jamás al rey vido; a nadie envidió, ni ha sido testigo, reo, ni actor. Mozo, con su igual casó; hijos y nietos gozó; e a ie SABIO sin deuda, un sustento asaz; con su mujer vivió en paz, y Cual cristiano murió.» El sabio pobre es más rico que el podero- so si es borrico. Encomia la riqueza de la ciencia, o intelectual, sobre la material. Es el sabio en su patria como el oro ocul- to en la mina. Bella comparación que usamos pro- verbialmente, tomada de los árabes, y que viene a equivaler a aquella senten- cia tomada de la Sagrada Escritura: Vadie es PROFETA en su patria. Más vale ser sabio que aparentarilo. Aconseja atenerse siempre a lo po- sitivo, desdeñiando lo aparente, que suele ser ficticio. Mientras más sabio es su autor, menos enmienda tiene su error. Las faltas son mucho menos disculpa- bles en los que tienen fama de sabios, que en los que no gozan de semejante juicio. Vadie es sabio para sí, aunque sea conse- Jero de reyes, Denota que las personas decentes no saben sacar partido en su provecho de las altas situaciones en que se encuen- tren: Ni el más sabio lo sabe todo, La vida humana es demasiado corta para poder hacer todo lo que ha escri- to la Humanidad, única manera de con- seguir la omanisciencia. No es sabio el que mucho sabe, mas el que obra como sabio. No es preciso saber mucho para obrar rectamente. Nunca dice el sabio: no pensé. Porque el verdadero talento está en prever las cosas, a fin de no tener que dolerse después. ¿Quiere uno ser dicho sabio? Hable poco y pensado. Más vale hablar poco y bien, que mucho a tontas y a locas. Sabio es guien habla foco y calla mucho. Se manifiesta la cualidad de todo hombre prudente en ser circunspecto y comedido en lo que habla, reserván- dose siempre aquella proposición que pueda comprometerlo, o descubrir sus ulteriores miras de lucro. SABOR.—A sabor de paladar. SABOGA Sabio, hijo mío, serás mientras a Dios te- merás.—V. El TEMOR de Dios es el prin- cipio de la sabiduría, De sabios es guardarse hoy para mañana. Mirar para el porvenir; no todos lo hacen, pero debieran hacerlo. De sabios es mudar de parecer, o de con- sejo.— V. Del sañio es mudar parecer. Es de sabios tomar consejo. El asesorarse con los que saben más que uno, nada tiene de denigrante: so- lamente los tontos, que creen saberlo todo, son los que no se rebajan a escu- char la opinión de los demás. Es mejor ser loado de los pocos sabios, que burlado de los muchos necios. Debemos siempre procurar que nues- tras acciones sean aprobadas por las personas sensatas, mejor que aplaudi- das por los tontos. Los sabios arreglan el almanaque, y Dios el tiempo. Los cálculos de los astrónomos acer- ca de los fenómenos meteorológicos que han de sobrevenir, resultan no pocas veces fallidos ante las disposi- ciones del Ser Supremo. Por eso dice otro refrán que Dios sobre todo. Quien más que a los sabios da al oro su aprecio, prueba que es necio. | El verdadero mérito está en la cien- | cia y no en la riqueza. | | SABOGA.-— Si no te quieres casar, come saboga por San Juan. Preocupación tonta del pueblo, que no tiene fundamento alguno. Frase anticuada, equivalente A pedir de BOCA. Más vale estar al sabor que al olor. Indica que lo práctico es lo positivo. Venir al sabor y al olor. Acudir a una parte en busca de todo lo que haya. SABUESO.— Aunque manso tu sabueso, no le muerdas en el bezo. Exhorta a no irritar ni exasperar a aquéllos que muestran gran tolerancia y mansedumbre, por no exponerse, si llegan a perderlas, a los efectos de una ira desbordada, | SACAMUELAS. — Hablar, o mentir, más que un sacamuelas. Se dice de todo aquel que habla o | — 324 — SACRAMENTO miente con exceso y desfachatez, como acontece a los sacamuelas y otros char- latanes que, situados en las calles y plazas, traen embaucados al pueblo, haciéndole creer con su parola y sus exageraciones, que sacan las muelas sin dolor. SACAR.—Donde sacan y zo echan, buscan y no hallan.—V. Donde hay saca y nunca pon, presto se acaba el BOLSÓN. Sácame de aquí y degiiéllame allí, Da a entender que muchas veces, por librarse del mal que se padece, se desea otro mayor. SACO.— Dar saco a una cosa. Robar todo o la mayor parte de aquello de que se habla; saquear. Descoserse uno como saco de paja. Hablar con toda libertad y sin el me- nor rebozo todo cuanto se viene a la boca. El saco vacío no puede mantenerse en pie. Para trabajar es preciso comer. No dejar caer alguna cosa en Saco roto. No echarla en olvido.—La definición dada por la Academia (1869), «Reco- ger alguna especie que se oye para usar de ella después oportunamente», es defectuosa. — Ponerla en buenas ma- nos; emplearla bien; darle buen desti- no; no perderla, No le faría un saco de alacranes. Frase con que se pondera la gran desconfianza que se tiene de alguna persona. No ser saco de nueces para vaciarse de golpe. Contra aquellos que nos incitan a decir de una vez y atropelladamente lo que tenemos que contar, y requiere, naturalmente, orden y tiempo. Tres al saco, y el saco en tierra. Expresión con que se nota la poca maña de los que concurren a transpor- tar algún gran peso o a ejecutar otra acción, y juntos no lo consiguen. Una en el saco y otra en el sobaco.—Véa- se Dar una en el clavo y ciento en la herradura. SACRAMENTO. — Y Sacramento del altar. Locución familiar con que se signifi- ca haberse acabado alguna cosa, alu- diendo a ser práctica entre los católi- SACRISTÁN cos el terminar sus rezos con la ora- ción que empieza: Bendito y alabado sea el Santísimo SACRAMENTO del altar. Ser incapaz de sacramentos. Como quiera que los tontos o Íatuos no son sujetos hábiles o aptos para recibir ninguno de los siete Sacramen- tos que dispensa la Iglesia, de ahí que para calificar en estilo familiar a la per- sona que es sumamente ruda o boba, se valga uno de esta frase. SACRISTÁN— Cada sacristán se entien- de en su iglesia..., y ponía el cristo boca abajo. - V. Cada uno se entiende, y tras- lejaba de Nocne. Como el sacristán de Partaloa, que can- taba mal, y porfiaba. Partaloa es villa de la provincia de Almería, a trece leguas de su capital. Como el sacristán de Peraleja, que no canta ni deja. — V. Parecerse al PERRO del hortelano. Como el sacristán de Totana. — V. Como el SACRISTÁN de Peraleja, etc. Sacristán sucio, iglesia limpia. El que se preocupa de que todo esté como debe estar, no repara en su per- sona. Ser sacristán de amén. Seguir en todo ciegamente la volun- tad o parecer de otro. Ser uno bravo, o gran, sacristán. Ser muy sagaz y astuto para el apro- vechamiento propio, o para el engaño ajeno. SAETA.—A las que sabes, mueras..., y sa- bía hacer saetas. Manifiesta el deseo de venganza y daño grave contra alguno. Echar saetas uno. Mostrar con palabras, gestos o accio- nes que está picado o resentido. SAGRA.—Lo que la Sagra desea, nadie lo vea, o No nos dé Dios tanta agua como necesita la Sagra. Refrán usado en Toledo y sus con- tornos para manifestar el deseo de que ningún labrador experimente sequía, por necesitar la campiña que rodea a aquella ciudad, llamada Sagra, de mu- cha agua para poder ser productiva, SAGRADO. — Acogerse, o meterse, uno a sagrado. Eludir el cumplimiento de algún SAL compromiso o responsabilidad, inter- poniendo el valimiento de una perso- na O autoridad de mayor significación o jerarquía. Alude al retraimiento a una iglesia O paraje sagrado en que se constituía un delincuente, con el obje- to de evadir el castigo a que se hiciera acreedor por las leyes, cuando así se lo permitía la índole de su delito.—Díce- se también de la persona que, después de haber llevado una vida más o me- nos libre, emprende otra de recogi- miento y devoción. SAHUMAR.— Y aun sahumado. Esto es: y aun con creces o mejorado. Así parece deducirse de la contesta- ción de D. Quijote a Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar, con mo- tivo de deberle la soldada a su criado Andrés: «Del sahumerio os hago gracia; dád- selos en reales, que con eso me con- tento.» Me parece que salumado y sahumerio puede equivaler en esta ocasión a los cominitos de Andalucía o a la chorreada de Castilla la Nueva, con cuyas voces se significa aquello que por añadidura suele dar al comprador el vendedor sobre la cantidad justa y exacta del gé- nero que ha pesado o medido. SAL. — Decir, o hacer, una cosa con su sal y pimienta. Con intención, de caso pensado, con segunda, proponiéndose algún fin por medios indirectos más o menos esti- mulantes. Deshacerse como la sal en el agua, o Ha- cerse, o volverse, sal y agua. Tratándose de bienes y riquezas, di- siparse y consumirse en breve tiempo. Echar uno en sal una cosa. Guardarla, reservarla, o renunciar a ella por causa de haber sobrevenido algún accidente inesperado que obliga a hacerlo así, cuando se estaba a punto de darla, enseñarla, decirla o hacerla. Dícese comúnmente a propósito de al- gún deseo o intento que queda frus- trado. Estar uno hecho de sal. Chistoso, ocurrente; de buen humor. Ha comido conmigo mucha sal con pan. Equivale a decir que la persona a SALAMANCA que uno se refiere es de toda confian- za por ser muy conocida, La sal, cuanto sala tanto val, El que presta su protección a otro, tiene más mérito cuanto más beneficios otorga. Wo alcanzar, o llegar, a uno la sal al agua. Estar tan falto de recursos, que no le alcanza lo que tiene para poder aten- der a sus más urgentes necesidades. Poner sal a uno en la mollera. Hacer que tenga juicio, escarmen- tándolo con algún castigo, Sal quiere el huevo. No es posible prescindir de tal o cua! requisito o elemento que es absoluta- mente necesario para la perfección o integridad de alguna cosa. Sal vertida, nunca bien cogida. Las especies vertidas en público, no se pueden retirar después. Sal y salud, cuidado y temporal, hinchen el corral. La hacienda se ve mejorada cuando hay buena salud que permite cuidarse de ella. Tener puesto algo en sal. Haber hecho caso omiso de ello, por saber que no se ha de llevar a cabo. Todo lo que se gana se vuelve sal y agua. Efectivamente: aunque el refrán es muy antiguo, parece inventado en estos tiempos de penuria económica. SALAMANCA. — A estudiar a Sala- manca. Dícese a los preguntones que quie- ren averiguar lo que no les importa. En este mismo sentido se emplea el refrán siguiente. El que quiera saber que vaya a Salaman- ca, o que estudie.— V. AÀ estudiar a Sa- LAMANCA. SALAMANDRA. — Mantenerse como la salamandra en el fuego. Se aplica a todo aquello que, a pesar de hallarse en medio del peligro, no experimenta lesión alguna, con alu- sión a la creencia que profesaba el vul- go supersticioso antiguamente de que arrojado dicho animal al fuego perma- necía incombustible. SALAZAR.— Quien se quiera salvar, ven- ga a oír a Salazar. Se decía por común proverbio en la — 326 — — ñ_ñ e cr A TG 1 LD A A PP oo e e SALMÓN corte de Madrid, con referencia a los buenos frutos que en ella dió la predi- cación del Excmo. Sr. D. Pedro de Sa- lazar, cardenal de la Santa Iglesia de Roma, del título de Santa Cruz en Je- rusalén, generalísimo que fué de la gran Orden de ia Merced, obispo de Salamanca, y después de Córdoba, don- de murió el 14 de agosto de 1706. SALID A.—£nxcontrarle, o tener, salida a, o para, todo. Hallar pronta y desenfadada excusa, respuesta o solución a cualquiera cosa. Ser, una cosa, vna salida de pavana. — V. Ser una cosa una ENTRADA de fa- vana, SALIR. — Salga /o que saliere. Denota la resolución de arrojarse a hacer una cosa a la aventura. SALIV A.—Gastar uno saliva en balde. Hablar inútilmente. Más vale saliva de veterano que betún de quinto, Debemos preferir siempre las consi- deraciones de los superiores, a las ala- banzas de los inferiores. Poner a uno la saliva en la oreja. —Véa- se Poner la CENIZA en la frente a alguno. Tragar uno saliva. No poder desahogarse al oír o pre- senciar cosas que le ofénden o dis- gustan. SALMÓN. — Costar algo más que el sal- món de Alagón. Dícese, entre aragoneses, para pon- derar el precio exorbitante a que se ha adquirido un objeto. Cuentan que varios vecinos de Ala- gón consiguieron que un arriero, a fuer- za de amenazarlo con quitarle la vida, les vendiese una arroba de salmón, ac- cediendo a ello el amenazado, mediante la condición de que se lo habían de pa- gar al mismo precio que el primero que despachase en Zaragoza. El regidor perpetuo de esta ciudad, que tasó, como era entonces costumbre, el valor del género (caballero rico y de buen humor), dió al arriero testimonio de habérselo comprado a razón de onza de oro por onza de pescado; con lo cual tuvieron que pagar aquellos villa- nos, por la arroba secuestrada, la frio- lera de 138.240 reales. SALMUERA SALMUERA. — Echar, o poner, uno una cosa en salmuera.—V. Echar, etc., en SAL. SALOMÓN. — Dijo Salonrón que el buen vino alegra el corazon. Máxima con que tratan de disculpar su vicio los aficionados al licor de las cepas. Salomón pasd en posta por encima de su cabeza. Dícese del que es rematadamente tonto. Ser, o parecer, un Salomón. Se dice de la persona que es muy sabia e instruída, con alusión a dicho rey de Judá y de Israel, e hijo de Da- vid y de Betsabé, a quien, habiéndole dicho Dios que le pidiera cuanto dc- sease, le otorgó el don de la ciencia infusa, siendo reputado por este he- cho como el más sabio de todos los hombres. SALSA. — Comer con la salsa del kam- bre. — V. A buen HAMBRE, 2o hay pan duro, o bazo, etc. La mejor salsa es el hambre. — V. A buen HAMBRE 20 hay pan duro, o bazo, O malo. La salsa, o la sopa, de San Bernardo. Frase proverbial con que se da a en- tender que para que sepa bien cual- quier manjar que carezca de substan- cia o del condimento requerido, no hay cosa como tener buen apetito, o haber perdido el paladar. Tal vez aluda a lo que se cuenta en la vida de este santo, tocante a que en cierta ocasión estuvo comiendo por espacio de bastantes días sebo o unto muy rancio que le pusie- ron por equivocación en lugar de man- teca, sin haberlo echado de ver hasta que se lo dijeron. Más vale la salsa que los caracoles. Manera de dar a entender que en aquella materia de que se está hablan- do o se trata, vale o cuesta más lo ac- cesorio que lo principal. No hay salsa que dé mejor sabor a la co- mida que el hambre.—N. La mejor SALSA es el hambre. SALTAR.— Andar a la que salta. Procurar ver una falta en uno para satirizarla. — Aprovechar las ocasiones de medrar. — 327 — SALUD Quien mucho quiere saltar, de lejos lo ha de tomar. El conseguir un buen puesto requie- re no poca preparación. Salta tx, y dámela tú. Juego de muchachos, el cua] ejecu- tan formando dos partidos y ponién- dose en dos bandas o filas: uno de ellos esconde entre los de su partido una prenda, y otro del partido contrario viene a acertar quien la tiene. Saltó, y vizo. Frase comúnmente usada entre los jugadores de lotería por el que extrae las bolas de la bolsa, al sacar la prime- ra de ellas en cada jugada. SALTIMBANQUI. — Parecer, o ser, un saltimbanqui. Suele aplicarse a todo hombre en- tremetido, bullidor e insubstancial, por la semejanza que tiene con los saltim- banquis, jugadores de manos o titiri- teros. SALTO. — A gran salto, gran quebranto. Enseña que la caída es tanto más sexr- sible, cuanto más elevado es el empleo de que se decae. Andar a salto de mata. No tener ocupación fija u objeto de- terminado. — Quitarse de enmedio hu- yendo de algún castigo, reconvención o responsabilidad. Dar un salto del banco a la popa. Cambiar o variar un asunto rápida- mente. Más vale salto de mata que ruego de buenos. Aquel que ha cometido algún exce- so, por el cual teme que se le ha ce castigar, más le aprovecha el ponerse en salvo y escapar, que no el que pidan por él personas de su posición y autoridad. SALUD.-Comamos, luzcamos y triunfemos, y con salud los enterremos. Máxima de los despreocupados, ado- radores de sí propios, tanto como de sus asuntos o medros personales. Con salud, lo hay todo; sin salud, zo hay nada, La prenda más envidiable en el hom- bre es no tener enfermedad alguna. Curarse en salud. Precaver los males mucho antes de que piensen en aparecer. SALUD La salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Por lo general, la falta de alimenta- ción suele ser causa de muchas enfer- medades, o que, a lo menos, lo pa- recen. La salud es lo que no se pega. — V. Con SALUD, lo hay todo; sin SALUD, nada. La salud zo se compra, o no tiene pre- cio. —V. Con SALUD, lo hay todo; sin sa- LUD, zada, La salud xo se pega, que lo demás olis- quea.—V. Todo se pega, menos lo BONITO Afás vale salud con escocimiento, que en- Jfermedad peligrosa con contentamiento. Indica la conveniencia de privarse de ciertas satisfacciones, con tal de no tener que lamentarlas después. Para foca salud, más vale ninguna, o más vale morirse: Manera de significar que alguno des- echa la dádiva que se le hace, por es- timarla inferior a sus merecimientos, prefiriendo no tomar nada a tomar poca cosa. La comparación establecida por la letra del refrán es, ala verdad, un tan- to exagerada, pues no cabe género de duda tocante a que entre carecer por completo de salud y disfrutar de algu- na, siquiera sea ésta escasa, el que más y el que menos, todos se hallan dis- puestos a optar por esto último. Purgarseensalud.—V. Curarseen SALUD. ¿Quién querrá la salud mejor que el en- Jermo? Da a entender que el interesado es quien suele ver más claro, por lo que le importa, que los que le aconsejan. Quien salud zo goza ni dinero tiene, a cuerno quemado huele. El desheredado de la fortuna en los dos extremos señalados por el refrán, no suele ser bien acogido en ninguna parte. Salud come, que no boca grande. Es tomado del portugués, con el cual dan a entender que el que goza de bue- na salud es quien tiene apetito. Salud es la que juega, que no camisa nueva, En cuestión de prendas, la superior es la primera, pues la segunda es ver- daderamente accesoria, — 328 — 1 SAMBENITO Salud y alegría, belleza cría; atavío y afei- te, cuesta caro, y miente. La verdadera hermosura consiste en estar sano y tener tranquilidad de es- píritu, y no en pintarse la cara y ves- tir con lujo. Salud y pesetas, que es salud completa. Empléase como frase de despedida entre buenos amigos. Y en verdad que no se puede desear nada mejor. Sangrarse en salud. — V. Curarse en SALUD. SALUDADOR.—Beber más que un salu- dador. Beber con exceso, con alusión a los aficionados a echar brindis a la salud de los circunstantes. SALV A. — Persona, o señor, o sujeto, de salva (anticuado). Llamábase así a cualquier personaje de mucha distinción o alto rango, con alusión a que el sujeto que hacía la sal- va en la mesa de los reyes era el más caracterizado entre los de la servi- dumbre. Salva sea la parte. Expresión usada para señalar el sitio en que ha recibidofuno un golpe, que generalmente es en... la parte posterior, SALVADO. -Aprovechador del salvado, y desperdiciador de la harina. Aplícase a los que se preocupan por minucias, y en Cambio no hacen caso de lo principal. SALVALEÓN.-— En Salvaleón, el que no es contrabandista es ladrón. Manera de zaherir a los habitantes de este pueblo extremeño. SALVAR. — Sálvese el que pueda. Modo de dar a entender que uno se ha substraído ya a algún compromiso o huído de algún peligro, mientras otros quedan aún en él, como exhortando a éstos a que imiten su conducta, si les es posible, o ya en son de indiferencia por la suerte que les pueda tocar. SALVO. — En salvo está el que repica. Denota la facilidad del que repren- de a otro el modo de portarse en las acciones peligrosas, estando él en se- guro o fuera del lance. SAMBENITO. — Hacer del sambenito gala. Aplícase a los que, habiendo logrado SAN alguna cosa deshonrosamente, se valen todavía de ella para darse tono. SAN.— Quita el San y acertarás en el Juan. Dícese de aquellos caracteres bona- chones a quienes se suele atribuir la bondad del Bautista, aunque no tengan como aquél las condiciones para ser santo. san para mí, que los santos no comen. Aplícase a los egoístas comilones, que con el pretexto de que a los demás no les gusta una cosa, se la apropian para sí. SAN AGUSTÍN.—San Agustín, ¡alto mozas, al candil! Alude a que empieza el tiempo de velar. SAN AMBROSIO. — Cuando San Am- brosio ve zevar, hay frío para diez y ocho días. Siendo la fiesta de este santo el 20 de marzo, si nieva, indica lo retrasada que va la estación, y aun dura así por algún tiempo más. SAN ANDRÉS.—De San Andrés a Na- vidad, no hay mes cabal. Algunos aña- den: La vieja que lo contó, por Año Nue- vo lo sacó. Como fácilmente se ve, es una pero- grullada, pues siendo San Andrés el día 30 de noviembre, y la Natividad del Señor el 25 de diciembre, no es ne- cesario saber muchas matemáticas para comprender que faltan cinco días para formar el mes regular, Día de San Andrés, quien no tiene puerco mata a la mujer. Dicho festivo en que se alude a la ` costumbre que hay en los pueblos de hacer la matanza, cada uno según sus fuerzas, del cerdo o cerdos que han es- tado alimentando durante todo el año, . en el mes de noviembre. En llegando San Andrés, el vino nuevo añejo es. A fines de noviembre ya está el vino en condiciones potables. En San Andrés, chico o grande ha de caer, Alude al cerdo, que se suele sacrifi- car por esta época. Por San Andrés mata tu res. Algunos añaden: grande o chica, o como es. Aconseja llevar a cabo la operación de la matanza en el mes de noviembre. SAN BARTOLOMÉ Si nieva por San Andrés, nieva mucho más después. Las nevadas en el mes de noviem- bre suelen ser precursoras de otras mayores. SAN ANTÓN. — En llegando a San An- tón, ninguna niebla llega a dos. Expresa lo visiblemente que mejora el tiempo en la segunda mitad de ene- ro, en cuyo día 17 se celebra la fiesta del santo. Para San Antón, cada perdiz con su per- digón. Porque por esa época, esto es, a fines de enero, suele comenzar el celo de dichas aves. Por San Antón, a las cinco kay sol. Denota que a mediados de enero se empieza a conocer ya la mayor dura- ción de las tardes. Por San Antón, gallinita pon; por Noche- buena, la que es buena; por Candelaria, la buena y la mala. Por la primera fecha, son las dichas aves más ponederas, habiendo algunas que se adelantan, cuando son de buena raza; en febrero no resiste ninguna. San Antón, cunde al día una patita de pichón, o de ratón. —WV. Por SAN ANTÓN, a las cinco hay sol. SAN BARTOLOMÉ. San Bartolomé. Equivale a estar desollado a seme- janza del santo aludido. Hacer un San Bartolomé. Desollar a uno vivo. La que por San Bartolomé zo vela, nun- ca hace buena tela. Aunque para el 24 de agosto ya han comenzado a decrecer los días, duran- do todavía el día más de trece horas, se puede velar sin esfuerzo. San Bartolomé, coge el cerdo por los pies. Como a fines de agosto se empieza a cebar el ganado de cerda, advierte que es la única forma de obligarle a que vaya a donde se quiera. San Bartolomé, mecha a candiles, malo para los oficiales y peor para los apren- dices. Porque por entonces empiezan a ve. lar los artesanos; y como quiera que an- tiguamente no se conocían los medios de alumbrado que ahora, de ahí el em- «u Estar hecho un SAN BENITO plearse en el refrán las voces mecha y candil. SAN BENITO. — Cuando San Benito se pouz la toca, pone a San Lorenzo hecho una sopa. Dícese en El Escorial para manifes- tar que cuando se cubre de nubes cier- to cerro allí cercano, llamado San Beni- : fo, es segura la lluvia abundante den- tro de poco tiempo. SAN BERNABÉ. — Desde el día de San Bernabé, se seca la paja por el pie. A causa del calor que ya hace el día 11 de junio, fecha en que se celebra este santo. Para el día de San Bernabé, la siega de prados está bien. Aconseja ejecutar esa operación agrí- cola en el mes de junio. SAN BLAS. — En llegando San Blas, pon pan y vino en la alforja, que día no fal tará. Por esta fecha (3 de febrero) acre- centan mucho los días, anocheciendo, por tanto, más tarde. Por San Blas desugos atrás. Esto quiere decir que vuelven todos por donde vinieron, o que no se puede abusar del besugo en esta época del año, porque se presenta en la plaza muy escamado, por causa de la tempe- ratura. Por San Blas cigúeñas verás; y si no las ` vieres, buen año de nieves. Alude a la vuelta de la cigijeña, que busca, como se sabe, los países cáli- dos. En barruntando nevadas, no apa- recen. ¡San Blas bendito, que se ahoga este ange- lito! (Por chiste se substituye este últi- mo término con el de animalito o borri- quito.) Dícese, al mismo tiempo que se le ' dan golpecitos en la espalda al que tose por efecto de habérsele ido la comida o bebida por mal camino, como se dice vulgarmente, o sea por la tráquea. San Blas, una hora y más, A principios de febrero tiene el día poco más de una hora de claridad con relación al día más corto del año, SAN BRUNO. — San Bruno, da ciento por uno. Refrán basado, a nuestro juicio, en RL SAN GINÉS el mero sonsonete, pues no sabemos que se desprenda de la vida del santo tal generosidad. SAN CEBRIÁN. — Por San Cebrián siembra el albardán. Refrán contra los que difieren el cumplimiento de sus obligaciones por entregarse a los pasatiempos y diver- siones pues cuando intentan evacuar aquélla, suele ser ya fuera de sazón. SAN CIRUELO.— Æl día de San Ciruclo. Fecha imaginaria que se suele poner de plazo para algo que no se quiere o piensa cumplir. Es corrupción por San Cirilo. SAN CLEMENTE. -- Por San Clemen- te, alza la mano de simiente.— V. Por la FIESTA de San Clemente, cuanto trigo siembres, pierdes. SAN FERNANDO. — San Fernando ganó a Sevilla, pero no ganó su Rastro. Advierte que aunque Fernando Ill conquistó la ciudad de la Giralda, no pudo dominar la gente maleante que había en ella, que solía reunirse en el sitio llamado Rastro. Todavía en el si- glo xvi se decía que Tres cosas tenía el Rey por ganar en Sevilla: la calle de la Caza, la Costanilla y el Matadero. SAN FRANCISCO. — San Francisco trae las velas y San Fosé se las lleva. Refrán usado entre las modistas, con el cual dan a entender que velan para el trabajo en la temporada comprendi- da entre San Francisco de Asís y San José, o sea desde el 4 de octubre al 19 de marzo, SAN GIL.—Por San Gil prepara el candil. Al empezar el mes de septiembre se nota lo mucho que van acortando ya las tardes. San Gil, nueces a sacudir. En septiembre dan los nogales su fruto. La Iglesia celebra la fiesta de San Gil el día 1.2 de dicho mes. SAN GINÉS. — Dice San Ginés que el que tiene cara de bruto, lo es. Y muchas veces también lo son al- gunos que no tienen cara de ello, Pero la pinta no suele engañar, dígalo el san- to que quiera. Hasta que San Ginés xo se quite el gorro agua hasta el morro. Indica que no deja de ser beneficio- SAN JINOJO sa la lluvia durante el verano, no pa- sando del 25 de agosto, en que ya se va preparando la vendimia. SAN JINOJO.— Estar como San Jinojo en el cielo. Algunos añaden: que ni Dios hace caso de San Jinojo, zi San Jino- | jo de Dios. Dícese, por chiste, del que suele es- tar embobado. SAN JORGE. — Armado como un San Jorge. Frase ponderativa con que se quiere enaltecer la apostura y bizarría de al- guno. San Jorge bendito: Muy barato fran- quedis vuestros favores; pero en verda que muy caro vendéis vuestros caballos. Dícese por aquellos que, aun cuando hacen alguna merced desinteresada- mente, lo es sólo en la apariencia, pues luego saben cobrarse, y aun con cre- ces, el premio de la gracia otorgada. Trae su origen del cuento siguiente: Ofreció cierto soldado a San Jorge. que le daría su caballo si le sacaba cor: bien de la guerra. Hízolo así el Santo, y obligado a cumplir su promesa el mi- litar, conmutó su voto por la ofrenda de veinte sueldos de oro en que tasó al animal, tanto por creer que este do- nativo sería más aceptable al Santo, cuanto por el sentimiento que experi- mentaba al ver que tenía que separar- se para siempre de su compañero de fatigas y privaciones. Hizolo como lo pensó; pero al salir de la iglesia, des- pués de haber depositado su ofrenda en el altar, vió con sorpresa que, por más que estimulaba a la caballería, no acertaba ésta a dar un solo paso. «Que- rrá más dinero el Santo», dijo para sí. y se aprestó a ofrecerle igual cantidad que antes, Vuelta a salir de la iglesia, y vuelta a experimentar la inmovilidad por parte del bruto. «¡Vaya! está vis- to —se dijo entonces — que el Santo no está aún satisfecho!» Y diciendo y haciendo, dió la última sangría a su bolsa, con que la dejó completamente exhausta, ofreciendo a su protector los últimos veinte sueldos que le queda- ban. Volvió entonces a montar de nue- vo, y viendo que la caballería no en- contraba ya obstáculo alguno que le SAN JUAN siguiera impidiendo el andar, exclamó entre chancero y quejoso en las pala- bras que dieron origen al presente re- frán, San Jorge mata a Cristo, San Marcos le resucita y San Juan le da sacramen tado, El año en que cae el Viernes Santo en 23 de abril, día de San Jorge (muer- te del Señor), es forzosamente Domin- go de Resurrección el 23, San Marcos y a los sesenta y tres días, o sea el 24 de junio, San Juan, el Corpus, en que se presenta Jesucristo en forma de sacramento. SAN JUAN. —De San Juan a San Juan, no le queda Dios a nadie a deber nada, En el transcurso de un año ocurren muchas cosas; el caído puede Jevantar- se y tomar entonces venganza del que le ofendió. De San Juan a San Miguel, ni pescado, ni vino, ni mujer. Aconseja abstenerse de estas cosas en los meses de junio a septiembre. Hacer San Juan. Despedirse los mozos asalariados an- tes de cumplir el tiempo de su ajuste: Hacer un San Juan alumbrado. Llevar a cabo algún acto desastroso, Fasia que San Juan baje el dedo. Dicha locución familiar se suele usar para ponderar un plazo ilimitado; y así se suele decir: Dejalo que hable hasta gue San Juan čaje el dedo; esto es, has- ta que no quiera más. Parece traer su origen de la actitud en que suelen re- presentar los escultores al Discípulo amado con el dedo índice de la mano derecha, como en ademán de señalar a la Virgen María el lugar donde debe de encontrar a Jesús, yendo camino del Calvario. Hasta San Juan zo te quites el gabán. En las ciudades en que tiene poca estabilidad la temperatura, como suce- de, por ejemplo, en Madrid, no es con- veniente desabrigarse pronto, a fin de evitarse catarros, enfriamientos, o, lo que es peor, pulmonías, Parecerse a San Juan. Aplícase a los barbilampiños, con alusión al Evangelista. — Dícese de los que no son amigos de hacer favores» SAN LORENZO así como consta de la Sagrada Escritu- ra que el Bautista no hizo milagro algu- no en su vida. Por San Juan, brevas; verdes o maduras, seguras, Porque es el tiempo en que brota esa fruta. San Juan amenaza, y San Pedro echa de casa. Refrán usado en la provincia de León para significar que el inquilino que no satisface el arrendamiento de su casa en el día que cumple el año, que es el de San Juan, 24 de junio, es lanzado, sin otra forma de proceso, por el due- ño, cinco días después, o sea el de San Pedro. San Juan, dullicioso, y Santiago, tram- poso. Alude a la antigua costumbre anda- luza de mudar de casa en el día del pri- mero, aplazando el pago de los alquile- res, que no siempre se verifica, para el día del segundo. San Juan /edeao (ladeado), y la Maalena torcía (la Magdalena torcida). Denota la mala colocación o actitud irregular en que se hallan algunas per- sonas O cosas. SAN LORENZO.-—A4/go dice San Loren- ZO, cuando llora sin cuento. Dicen los labradores que la lluvia en la primera quincena de agosto, suele ser beneficiosa para sus intereses. SAN LUCAS.—Por San Lucas mata tu puerco y tapa tus cubas. Para el 18 de octubre se puede ir preparando la matanza, así como el vino. Por San Lucas siembra habucas. Porque esa es la época más oportuna para sembrar las habas. Úsase mucho en el territorio de Castilla la Vieja. ¿San Lucas, por qué no cucas? — Porque no tengo las bragas enjutas. Refiérese a lo que suele llover en octubre en algunas regiones, SAN MARCOS. — Por San Marcos ¿o- gas a sacos. Denota la abundancia que suele ha- ber de esta clase de peces a los fines de abril y principios de mayo, época en que hacen su mayor desove en las cos- tas de España, A SAN MATÍAS Por San Marcos, el melonar ni nacido ni por plantar. Indica que el 25 de abril no es con- veniente haber dejado de plantar los melonares, así como es inútil preten- der la recolección de los que haya plan- tados, por no estar en condiciones para ello. Por San Marcos xi nacido ni en el saco. Dicho usado en las montañas de San- tander, refiriéndose al lino. SAN MARTÍN.—A cada uno le viene su San Martín. —V. A cada PuErcO de llega su San Martín. De San Martín a San Andrés, semanas tres; de San Andrés a Navidad, un mes ha. Manera popular de recordar la fecha en que se celebran las fiestas de los respectivos santos que se citan, Por San Martín mata el gorrín; por Navidad, flaco y gordo todo va. Usado en las montañas de Santander, con referencia al gorrino, que se suele matar por esta época. Por San Martín bebe el buen vino, y deja el agua para el molino. Manifiesta que por esta fecha suele ya estar hecho el vino en algunas loca- lidades. Venirle a alguno su San Martín. —V. A cada PUERCO le llega su San Martín. SAN MATEO. — Por San Mateo puer- cos, vendimias y gordos borregos. Indica que a fines de septiembre esas tres cosas han adquirido el mayor des- arrollo, Por San Mateo anto veo como no veo. A fines de septiembre comienza a decrecer el día. Por San Mateo ya escalentía la avella- na, que no la castaña. La castaña es fruto más tardío que la avellana; por eso, ya ésta está en con- diciones para el 21 de septiembre, lo que aquélla, no. San Mateo, la vendimia arreo. A fines de septiembre suelen estar ya maduras las uvas. SAN MATÍAS. — Por San Matías can- tan los pajaritos sus gallardías. Como quiera que se aproxima el mes de marzo, y con él la primavera, co- mienzan las aves a salir del letargo pro- ducido por los meses invernales. SAN MIGUEL Por San Matías entra el sol en las um- brías. En esta fecha comienza, sobre poco más o menos, el astro rey a dejar sen- tir sus benéficos efectos. Por San Matias igualan las noches con los días. Aproximadamente, pues el 24 de fe- brero, en que se celebra la fiesta del santo Apostol, dura el día once horas. Por San Matías, ¡quién juntara las muertas con las vivas! Dicho de los pastores, con alusión a las ovejas que les ha matado la cruel- dad del invierno que va a fenecer. San Matías, entra el sol por las umbrias y calienta las aguas frías. A fines de febrero, como quiera que atisba la primavera, se presenta el sol con más fuerza, comenzando a dar vida y calor a la Naturaleza. San Matias, marzo al quinto día. Matemático, puesto que la fiesta de este santo se celebra el 24 de febrero. En los años bisiestos, hay que hacer la modificación de un día más. San Matias y el Carnaval andan a porfía. Dícese así porque siempre suelen coincidir la fiesta de este santo y el Carnaval, con alguna diferencia, según caiga la Cuaresma más alta o más baja, SAN MIGUEL.— Z? que no sirve para San Miguel sirve para diablo a sus pies. Da a entender que todos servimos para algo, bien para lo bueno, bien para lo malo. Por San Miguel gran calor será de mu- cho valor. La buena temperatura en los alrede- dores de este santo (29 de septiembre) es conveniente para los sembrados. Por San Miguel sabe el tocino a miel. Porque como hace mucho tiempo que no se ha comido fresco, se coge a deseo y sabe bien, Por San Miguel verás llover. El mes de septiembre suele ser abun- dante en lluvias en algunas regiones de la península. San Miguel, Dios. Dicho con que se hace burla a los naturales de Sestrica (Aragón), porque en su gran entusiasmo por San Miguel, a quien veneran por patrono, dicen RO yO — SAN PEDRO que, si Dios llegara a morir, ocuparía su puesto el santo Arcángel referido. SAN PABLO.— Por San Pablo, cigieña en el campo. Da a entender que por dicho santo. ya no hay que temer el que vuelvan los fríos. SAN PANCRACIO.—San Pancracio:. ¡salud y trabajo! Dicho muy común entre los catala- nes (San Pancrás, salut y feina), y el cual pinta muy al vivo el carácter y las inclinaciones de los naturales de aquel país. SAN PATRICIO. — ¡San Patricio!, gue la puerta se sale de quicio. Suele emplearse esta frase, en forma interjectiva, cuando contemplamos al- guna cosa que llama nuestra atención por lo insólita, absurda o inesperada. SAN PEDRO. — Bien está San Pedro ez Roma, aunque no coma. Se dice contra cualquier mudanza que se propone a alguno que haga, si él juzga que no es de su conveniencia, respecto del estado en que se halla. Bueno es dar a San Pedro, mas no tanto que se vaya el hombre tras ello. Recomienda que las cosas se colo- quen en un justo medio, sin exagerar, Hurtar a San Pedro para dar a San Pablo. — V. Desnudar a un SANTO por vestir a otro. Negar alguna cosa como San Pedro. Negar rotunda y descaradamente al- guna cosa que es bien sabida, como cuando se atrevió a jurar Pedro en el atrio de Caifás, hasta por tres veces, que no conocía a Jesucristo. No dones tanto a San Pedro, que hayas de volverte arredro. Aconseja el irse con tiento en las promesas que se hacen en general, y muy particularmente en las donaciones destinadas a fines piadosos, por temor de que, llegando a resultar con el tiem- po sumamente crecidas, no se les pue- da dar el debido cumplimiento, y tenga que volverse uno atrás de su acuerdo. San Pedro /Jluvioso, treinta días peli- grosos. Si por estas fechas (fines de junio) llueve, puede asegurarse que hay una temporadita de lluvias muy regular. SANTEDES San Pedro de los Arcos, deja el diablo los bueyes y toma los asnos. Como por la época de la festividad de este santo, que es San Pedro de Al- cántara (19 de octubre), el calor es me- nos intenso, la mosca, que en verano molesta el ganado vacuno, empieza a picar preferentemente al asnal. SAN PIES. — Encomcendarse uno a san pies. Salir huvendo precipitadamente. SAN QUINTÍN. — Haber la de San Quintín. Sobrevenir alguna pendencia o riña. Alude a la sangrienta batalla de San Quintín, que ganó Felipe ll a los fran- ceses el día 10 de agosto de 1557, en memoria de cuyo triunfo erigió el sun- tuoso monasterio de El Escorial, dedi- cado a San Lorenzo por haber alcanza- do en su día la victoria. SAN SEBASTIÁN. — Por San Sebas- tián, conoce los días el gañán. En la segunda mitad de enero co- mienza a notarse que los días son más largos. San Sebastián en cueros, que le entra el aire por los agujeros. Dícese de aquellas personas que se hallan en malas condiciones respecto a indumentaria. SAN SILVESTRE. — San Silvestre, deja el año y vete. Alude a despedir el año, puesto que, como todo el mundo sabe, se celebra su fiesta el 31 de diciembre. SAN SIMÓN. — Por San Simón, uza mosca vale un doblon. Sabido es lo mucho que se paga por todo aquello que escasea: sáquese, pues, la consecuencia, sabiendo que San Simón es el 28 de octubre. Por San Simón y Judas carfoncito de Íres uvas. Por esa época se verifica el rebusco, en el que, como es natural, no queda en las cepas otra cosa que carpones o racimos insignificantes. Por San Simón v Judas las habas ore- judas. Este refrán, usado comúnmente en las montañas de Santander, indica que por el 2S de octubre empieza a brotar esta planta. ia S SAN VALENTÍN Por San Simón y Judas se cogen las uvas. Denota ser esa época la de la ven- dimia. Por San Simón y San Şudas las naves al ancla. l Hallándose no mny lejano lo que los marinos llaman el cordonazo de San Francisco, en que, como es sabido, es peligroso viajar por mar, a causa de las frecuentes tormentas, se explica que recomiende que los buques no se ex- pongan en travesías que les puede ser perjudiciales. Por San Simón v Sas Fudas mata tu puerco y atiesta tus cubas, No habiendo más diferencia que diez días entre las fiestas de San Lucas y las de San Simón, puede verse lo dicho en el refrán : Por San Lucas mata tu puer- co y tapa tus cubas. Por San Simón y San Judas saben bien las uvas. — Las pisadas, que no las ma- duras. Por esa época, en que la uva ha per- dido ya mucho de su sabor, se empieza a elaborar el vino nuevo. SAN TRANSFIGURACIO. —San Transfiguracio, cual es el día tal es el año. Preocupación popular, como tantas otras. l SAN URBÁN. mano el gavilán. Aconseja que por esta fecha se pre- pare uno para la caza. Ahora bien: honradamente confieso que, como no soy cazador, no sé cual es esta fecha, pues al acudir al marti- rologio para buscarla, me encuentro con que San Urbano se celebra por la Iglesia en los siguientes días: 24 de enero, $ de marzo, 2 y 16 de abril, 25 de mayo, 2 de julio, 19 de agosto, 5 de septiembre, 31 de octubre, 28 de no- viembre y 7 y 19 de diciembre. El que confiesa su ignorancia no peca; ahora, los discípulos de San Huberto tienen la palabra. Lor San Urbán vendimia tu nogal. Los nogales dan ya su fruto sazonado a fines de octubre. SAN VALENTÍN.—San Valentin, toma la vara y vete a guarir. Entiende a pescar, pues el mes de Por San Urbán en la SAN VICENTE febrero suele ser conveniente para este deporte. ` SAN VICENTE. — Por San Vicente e/ invierno empieza, o se ha roto la cabeza. Aunque el invierno empieza oficial- mente en diciembre, como bay muchos años que parece se hallan divorciados lo oficial y lo divino, no parece invier- no hasta enero. Si en los alrededores del 22 no ha comenzado, ya puede afir- marse que el invierno se fué. Por San Vicente, helada o corriente; el invierno empieza, o se ha roto la cabeza.— V. Por San VICENTE el invierno empieza, ose ha roto la cabeza. SANABRIA.—¿Cudl de los Sanabrias es el peor? — El primero que halles, Refrán oriundo de Cáceres, donde alude a una familia de ese apellido, de infausto recuerdo, SANCHA.—Agui morirá Sancha /a Ber- meja, o por Bañares quedará la dehesa. Aplícase esta frase histórica a la per- sona que pretende sacar adelante una cosa, Cueste lo que cueste, Con lo que Sancha sana, Afarta cae mala.—V. Lo que es bueno para el mica- DO es malo para el bazo. ¡Pecadora de Sancha!, quería beber y no tenía blanca. Dícese de las personas que preten- den conseguir algo, sin mérito ni moti- vo para ello. La Academia omite la palabra beber, seguramente por distracción, en las edi- ciones 9.?, 10.2, 11.2 y 12.? de su Diccio- nario. Sancha, Sancha, bebes el vino y dices que mancha. Aplícase a las personas que fingen no gustar de una cosa, para usarla más a mansalva. Sancha, Sancha, sí no bebes vino, ¿de qué es esa mancha? — V. SANCHA, SANCHA, bebes el vino y dices que mancha. SANCHO.-—A buen callar llaman Sancho; al bueno, bueno, Sancho lfartínez. Este refrán se entiende, a mi ver, de esta mancra: que al que calla, basta llamarle por su nombre, si mucho calla, llámanle también por el sobrenombre. Al buen callar llaman Sancho. Un célebre rey de Castilla, que al di- vidir el reino entre sus hijos reservaba PP e ar Un SANDÍA en herencia la ciudad de Zamora a su hija D.? Urraca, decía: Al que te quite a Zamora la mi maldición le caiga; todos dijeron amén, menos D, Sancho, que calla. Silencio fué éste que, convertido en regla de prudencia o de maldad, ha dado origen a la locución que sirve de epígrafe a estos renglones, Allá va Sancho con su rocin. Implícitamente usa este refrán Cer- vantes en los capítulos XXXIV y LV de la segunda parte de su Qujote, o mejor dicho, el pasaje «dice Cide Hamete que pocas veces vió a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al racio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban»; y aquel otro: «Nunca Sancho Panza se apartó de su asno, ni su asno de Sancho Panza», se puede asegurar que han dado pie para la creación de semejante refrán, Con lo que Sancho adolece, Domingo s Martín sanan.—NV. Lo que es bueno para el HicaDo es malo para el bazo. Con lo que Sancho sana, Domingo adole- ce.— V. Lo que es bueno para el HÍGADO es malo para el bazo. Cuando Sancho, Sancha; y cuando gober- nador, señora. -- V. WísTETE como te lla- mas, o llámate como te vistes. Lo que piensa Sancho, sdábelo él o el diablo. Dícese de las personas socarronas y taimadas, que suelen reservar sus ideas de modo que nadie las sepa. A£edíos, Sancho, con vuestro estado, Frase calcada sobre el adagio: HER- MANO, medios con vuestro palmo. (Véase.) Mejor me quiero ir Sancho al cielo, que gobernador al infierno. Más vale contentarse con una media- nía, siendo feliz, que verse en alto puesto rodeado de enemigos. Parecer, o ser, un Sancho Panza. Dícese de la persona gorda y rechon- cha, con alusión al escudero del céle- bre hidalgo D. Quijote de la Mancha. Topado ha Sancho con su rocín.—V, Ha- llar uno la HORMA de su zapato. SANDÍA.—£En oliendo a sandia, levante al otro día, Refrán usado en Cédiz, cuando, a la SANGRAR = caída de la tarde, se nota ese olor típi- co de los puertos de mar a pescado podrido. SANGRAR.—Sangrarle y purgarle, y si se muere, enterrarle, j Especie de consuelo enderezado a aquella persona que nos pide nos in- teresemos por alguien que nos tiene sin cuidado. SANGRE. — Achicharrarle, o freírle, o pudrirle, o quemarle, a uno la sangre. Causarle disgusto o enfado hasta el punto de impacientarlo o exasperarlo. Úsase también con el verbo en sentido reflejo, esto es: Achicharrarse, o freir- se. etc. A sangre y fuego. Hacer o apoderarse de una cosa a mano airada. — Dícenlo los vencedo- res para no perdonar nada a los ven- cidos, Bajarse la sangre a los talones, o a los zancajos. Pondera el mucho susto o miedo que ocasiona una Cosa. Beberle, o chuparle, a uno la sangre. — V. Arrancarle, o comerle, a uno el co- RAZÓN. Brotar sangre. Expresa la intensidad o vehemencia de una pasión del ánimo; como el dolor O la ira. Bullir la sangre. Denota el vigor y lozanía de mozos y mozas. Correr Sangre. Haber efusión de ella, ya por la jus- ticia, o en guerra, o en riña. Criar, o hacer, alguna cosa, mala sangre. Perturbar el ánimo, ocasionando al individuo disgustos de gravedad. ¿Cuánta sangre no haderramado la lengua! La maledicencia es, a veces, más da- ñina que todas las armas inventadas por el genio destructor del hombre. Chupar la sangre. Ir quitando la hacienda ajena con as- tucia y engaño. Dar uno la sangre de sus venas a otro. Contribuirle con lo que necesita a toda costa por afecto o amistad, y sin reservar nada. Escribir con Sangre. Escribir con mucha saña o acrimonia. SANGRE Escupir sangre. Blasonar de muy noble y emparenta- do, y jactarse de ser caballero. Escupir sangre en bacin de oro. Tener poco contento con mucha ri- queza; es decir, no ser feliz, a pesar de ser millonario. Estar corriendo, o chorreando, o manando sangre una cosa. Ser reciente o, como también se dice figuradamente, estar todavía fresca. Hacer alguna cosa a sangre caliente. Inmediatamente, sin aguardar a des- pués, sin detenerse a pensarlo. Zgualar la sangre. Dar segundo golpe a quien se le ha dado antes otro.—Contraer parentesco, amistad, etc., con personas que son iguales a uno en categoría social. La buena sangre nunca miente. Las personas que poseen noble co- razón, lo demuestran en todas las oca- siones en que es necesario probar los sentimientos de cada uno. La sangre es muy escandalosa. Dícese por lo mucho que se extiende y mancha semejante substancia. La sangre se hereda, y el vicio se apega. Censura a los que se jactan de des- cender de noble alcurnia, al propio tiempo que llevan una vida disoluta. La sangre se hereda, y la virtud se aquista. Reprende a los nobles de conocida familia que no quieren corregirse en sus vicios ni enmendar sus desaciertos. La sangre sin lumbre hierve. El que es de ánimo esforzado no pue- de menos de acreditarlo en toda oca- sión.—El parentesco siempre hace fuer- za para atraer. Lavar con sangre. Derramar la del enemigo en satisfac- ción de un agravio. Nada se adelanta con desesperarse, sino el criar mala sangre. Recomienda la calma para toda clase de asuntos. Wo llegar la sangre al río. Da a entender, en son de burla, que una disputa o quimera no tendrá con- secuencias graves. Pudrirle, o quemarle, a uno la sangre. Causarle disgusto o enfado hasta im- pacientarle o exasperarle, SANGRÍA Quien mucho lame, saca sangre. La adulación constante suele ser be- neficiosa para quien la emplea. Sangre, ni aun la de la dentadura es bueno. Esto es, escupirla o arrojarla. Modo de exagerar que no es conveniente el expeler esputos de sangre por la boca, aludiendo a los que dimanan del pulmón. Subírsele a uno la sangre a la cabeza, Ofuscarse, cegar a impulsos de la ira. Tener uno la sangre caliente, Arrojarse precipitadamente y sin consideración a los peligros o empe- ños arduos. Tener uno sangre dechufas, o dehorchata. Ser naturalmente insensible a cual- quier contratiempo o adversidad, no alterarse por nada. Verter sangre. Estar muy colorada o encendida una persona. SANGRÍA.—Lo mismo son sangrías que ventosas. Manera de reprochar el medio inútil e impertinente que alguno propone, por equivalente a otro por el estilo. SANGUIJUELA.-—Ser una sanguijuela. Dícese del que con maña y destreza va sacando paulatinamente a otro el dinero o las alhajas que posee. SANO. — Aguel va más sano, que anda por lo llano. Es conveniente elegir en cualquiera cosa, el camino o medio más seguro. Cortar por lo sano. Emplear el procedimiento más ex- peditivo sin consideración alguna para remediar males o conflictos o zanjar inconvenientes o dificultades. El sano, al doliente su regla lo mete. El que se halla exento de un vicio, contiene y refrena con su autoridad, con sus palabras o con su ejemplo al que adolece de él. Eso es decir el sano al enfermo que coma. ` Reprocha un consejo como contra- producente, por ser un disparate. | Hallarse sano y salvo. Sin lesión, enfermedad ni peligro. Más sano que una manzana. Comparación frecuentemente usada para expresar la mucha salud de que OST — SANTA goza alguna persona, o las buenas con- diciones en que se halle alguna cosa, por más de que muchas manzanas sue- len adolecer interiormente de un esta- do de deterioro que en su vista no re- vela. Cervantes empleó esta compara- ción en la primera parte del Quijote, cap. X. Quien quisiere vivir Sano, coma poco y cene temprano. Aplícase a las personas de cierta edad, para quienes es nocivo el abuso en la comida, así como el trasnochar. Si quieres vivir Sano, hazte viejo temprano. Aconseja a los jóvenes usen de las precauciones y práctica de los viejos en los medios de conservar la vida, aprendiendo de éstos lo que han elegi- do por su madurez y experiencia. Si quieres vivir sano, la ropa de invierno póntela en verano. — V. Más vale SUDAR que estornudar, o toser. Si quieres vivir Sano, lávate con frecuen- cia las manos. Es un principio de higiene que, aun pareciendo una niñería, es de gran im- portancia. Tal se acuesta sano la noche, que no se pue- de mover otro día. Las enfermedades entran sin saber- se cómo. No son los más sanos y robustos los que más comen, sino los que mejor digieren. Dicho de Aristipo, célebre filósofo de la antigüedad, con el que se propu- so probar que no consiste el saber mu- cho en leer mucho, sino en meditar bien lo que se lee. SANSÓN.— 4Aguí morirá Sansón y cuan- tos con él son. Expresa la intención de llevar a cabo una empresa, cueste los sacrificios que cueste. Más fuerte era Sansón, y le venció el amor. Contra los que alardean de invenci- bles, ya física, ya moralmente. Ser un Sansón. Tener estatura y fuerzas colosales. SANTA.— Entre santa y santo, pared de cal y canto. La demasiada confianza entre perso- nas de distinto sexo suele ser peligro- sa, a pesar de la mucha justificación 22 SANTA ANA que en ellas puede resplandecer, dado lo frágil de la naturaleza humana. ¡Santa palabra! Modo de expresar la aprobación y el gusto con que acogemos aquello que se dice o propone. La que mucho visita las santas, no tiene tela en las estacas. Contra las mujeres que, por andar callejeando so pretexto de devoción, abandonan los quehaceres de su casa. Las cosas santas se han de tratar santa- mente. Aforismo teológico que conviene a todo el mundo no olvidar, y que debían tener presente en más de una ocasión muchos individuos que sirven en la Iglesia de Dios, con especialidad cier- tos sacristanes, monagos y demás de- pendientes. Santas Pascuas. Algunos añaden: dijo el cura, por catar de la asadura, Frase equivalente a decir que todos están contentos con la resolución to- mada, la explicación dada, el reparto hecho, etc. También se dice: SANTAS Pascuas y buen vino. Tres santas y un honrado, tienen al reino agobiado. Éstas son: los Tribunales de la In- quisición, la Santa Hermandad y Cru- zada, y el Concejo de la Mesta, del cual dijo Jovellanos en su Ley agraria (nú- mero 146), que más bien que para fo- mentar la ganadería trashumante sir- vió para declarar la guerra al cultivo de las tierras y a la ganadería estante, con cuyo motivo huelga lo de 2oxrado. Y en cuanto a lo de santas, sabido es de todos el concepto que de sus indi- viduos merecieran a Cervantes (Quejo- te, I, 45), cuando los apellidó con el ca- lificativo, nada honorífico por cierto, de ladrones en cuadrilla, que no cuadri- lleros, y salteadores de caminos con licen- cia de la Santa Hermandad. SANTA ANA. — Santa Ana, antes hoy que mañana. Dícese, valiéndose del sonsonete, cuando se desea mucho que se verifi- que una cosa cualquiera. SANTA BÁRBARA.-— Nadie se acuerda de Santa Bárbara asta que truena. Generalmente no nos preocupamos SANTA MARÍA del daño que nos puede sobrevenir, hasta que vemos que nos amaga. SANTABÁRBARA.—Quemar lasanta- bárbara. Apurar los últimos recursos. SANTA CATALINA.— Por Santa Ca- talina coge tu oliva. En el 25 de noviembre se puede ya recoger el fruto de los olivares, por hallarse éstos en sazón. Por Santa Catalina mata tu cochina. Recomienda se haga la matanza por esta época: claro es que no se debe to- mar al pie de la letra, sino en todo el mes de noviembre. Quedarse para peinar a Santa Catali- na. — V. Quedarse para vestir SANTOS. SANTA CECILIA. — Por Santa Ceci- lia, la nieve a la rodilla y la vaca a la cebilla, El mes de noviembre suele ser ni- voso, particularmente en algunas re- giones de España: entonces no pueden salir las vacas a pastar, sino que tie- nen que contentarse con el pesebre. SANTA CRUZ.-—¡Para la Santa Cruz de mayo, que ni come ni bebe en todo el año! Sonsonete que usan por las calles, en Cádiz, los chicos y chicas al ende- rezar esta petición a los transeuntes el día 3 de mayo, con el objeto de sacar cuartos para adornar los altaritos en que ostentan la imagen de una cruz, de cuyos brazos pende el sudario. SANTA EULALIA.—or Santa Eula- lia sienpre el tiempo cambia. En el mes de febrero, en cuyo día 12 se celebra la fiesta de la santa, se nota ya bastante la tendencia a la primavera. SANTA LUCÍA. — Por la ciega Santa Lucía si siembras, no cogerías, Expresa que en esta fecha (13 de di- ciembre) no se debe hacer la siembra. Por Santa Lucía, mengua la noche y cre- ce el día, Nótase la diferencia que se va mar- cando paulatinamente por esta fecha. SANTA MARGARITA. — Por Santa Margarita la lluvia, más que da, quita. Expresa lo poco beneficiosa que es el agua llovediza en el mes de julio. SANTA MARÍA. — Santa María, detén tu día. Invocación, convertida en refrán, SANTA MARINA empleada por el maestre de Santiago, D. Pelayo Pérez Correa, y que ocasio- nó un milagro, según cuenta el docto Sorapán de Rieros, en los términos si- guientes: «Mostró Dios su poder y bondad más en Estremadura que en otra parte, con aquel tan extraordinario milagro que hizo en tiempo del maestre de Santiago, D. Pelai Pérez Correa, el qual haziendo guerra a los moros, por la parte de Llerena, vuo con ellos vna batalla junto a la calera, y peleando muchas oras sin conocerse vitoria, y auiendo ya muy poco tiempo de sol, y siendo día de Nuestra Señora, con desseo de vencer aquella batalla, su- plicó a Dios fuesse seruido de hazer que el sol se detuuiesse, como en otro tiempo auia hecho con Josué, y ponien- do a Nuestra Señora por intercessora, dixo aquestas palabras: «Santa María, detén tu día.» Dizesse en los memoria- les antiguos de la Orden de Santiago, que milagrosamente se detuuo el sol, por espacio de tiempo muy notable, hasta que acabó el Maestre la vitoria, y prosiguió el alcance. En memoria deste milagro se edificó la iglesia de Santa María de Tudia, adonde se man- dó enterrar este Maestre, en aquel lu- gar de la batalla, y hoy parece allí su sepulcro.» »A querido Dios también en estos años, enriquezer a Estremadura con los milagros tan aprouados que el San- to Cruzifijo de Zalamea haze, adonde concurren diuersidad de gentes en de- uoción.» Santa María /a más lejos, es la más de- vota. Otros dicen: Como quien va a la ro- MERÍA de San Alejo, y dan a entender que hay muchos que tienen al lado de su casa lo que buscan lejos de ésta, por entretener el tiempo. SANTA MARINA.—Santa Marina, en la mano, y Santiago, cebado. Dicese de los gavilanes. SANTA MARTA. — ¡Santa Martal, el que lo quiera, que lo parta, o el que quie- ra pan, que lo parta. Expresión con que elude uno los trabajos y molestias que le quieren en- IR mÁ | SANTIAGO comendar para servir a otros, que, por lo general, nos tienen sin cuidado, SANTA RITA. — ¡Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita! Dicho que usan los muchachos cuan- do, después de haberles dado otro una cosa, se la quieren quitar. SAN TELMO.— Andar como San Telmo, de gavia en gavia. Alude a las lucecitas o fuegos fatuos que suelen aparecer por las noches en ` las puntas de las vergas de los bu- ques.— Aplícase al que tiene que andar de un lugar a otro para conseguir algu- na cosa, como si fuese mendigando. Irse, o subírsele a uno el santelmo a Za gavia. Montar en cólera. SANTERO.-— Cada santero pide para su ermita. Da a entender que cada uno atienda a lo suyo. Ser como el santero de Chircales, que de día huía de los mosquitos y de noche ¿ba a coger los toros a cuerno. No es lo mismo afirmar que se hace una Cosa Cuando nadie lo ve, que ha- cerla cuando hay testigos. SANTIAGO.-— Cuando unos van a San- tiago, ya vuelven otros con concha. El que es listo, antes que le indiquen una cosa, ya la ha hecho. Dar, o hacer, un Santiago. Atacar, asaltar, embestir a una per- sona o cosa para apoderarse violenta- mente de ella. No ha de ser todo ¡Santiago y cierra Es- paña! Inútil es decir aquí que este grito de guerra, propio de nuestras antiguas huestes, no se traduce a ningún idioma; como asimismo que, no admitiendo tra- ducción literal, mal podría hacerse re- saltar el chiste de Sancho al preguntar a su amo (II, 58): «¿Qué es la causa por que dicen los españoles cuando quie- ren dar alguna batalla, invocando a aquel San Diego Matamoros: SANTIAGO, y cierra España? ¿Está por ventura Es- paña abierta y de modo que es menes- ter cerrarla; o qué ceremonia es esta? Simplicísimo eres, Sancho, respondió D. Quijote, y mira que este gran caba- llero de la cruz bermeja háselo dado SANTIAGO Dios a España por patrón y amparo suyo, especialmente en los rigurosos trances que con los moros los españo- les han tenido, y así le invocan y lla- man como a defensor suyo en todas las batallas que acometen, y muchas ve- ces lo han visto visiblemente en ellas derribando, atropellando, destruyendo y matando los agarenos escuadrones.» Pero lo que sí creo oportuno (en vista de no satisfacer D. Quijote a Sancho por lo tocante al verbo cerrar, que a éste le hacía títeres, empleado en la locución susodicha, y pensando piado- samente, además, que quizás no todos mis lectores podrían contestar cate- góricamente a semejante pregunta en igualdad de circunstancias) es copiar aquí la autorizada opinión del erudi- to Puigblanch, quien, al tratar de este particular, se explica magistralmente de la siguiente manera (1): «El verbo castellano cerrar, el cual coincide con el serrer de los franceses, viene del latino serare, guardar, que bajo otra forma es servare, derivándose del nombre sera, que es guarda, por serva, perdida la v consonante, la pér- dida de la cual letra es muy del uso de la lengua latina. Así, en lugar de puni- verunt, amaverunt, etc., se dice punie- runt, amarunt, etc., y así también de arvum, el campo, se dijo primero arva- re, y después avare, labrar un campo; y de parvum, pequeño, se dijo parum, poco. Igualmente, el nombre de origen sabino y de forma aumentativa Vero, onis, del cual se sabe que significaba robusto, según su primitivo origen del griego vepva, es por Nervo, onis, cuya v retiene su positivo Verva, conservado en el nombre de los dos emperadores romanos Verva Cocceyo y Nerva Traja- no. Del mismo modo, en castellano te- nemos del latino orbatrs, entendiéndo- se mente, esto es, privado de entendi- miento, el nombre oratze, dicho así por orbate; y al vivero en que se guardan peces, que los franceses de hoy llaman un réservoir, llamaban los antiguos uze serre por une serve, en el cual nombre (1) Opúsculos Gramático-satíricos, t. II, pági- nas, 204-207. — 340 — SANTIAGO se ve claro el origen de los dos verbos cerrar y serrer. Todavía en catalán se usa el verbo servar por guardar, y el nombre serva por guarda, cuando se habla de equilibrio en sentido propio o en figurado. La mudanza de la r sua- ve en la fuerte no tiene dificultad, y así decían los latinos averuncare y ave- rruncare. Menos la tiene la de la c mue- lle en s y al contrario, como acechar y asechar. Debe, pues, en esta fórmula entenderse el cierra España como si fuese guarda o salva a España, hablan- do nuestros ejércitos, no con la España, sino con Santiago. Lo dicho es en cuan- to a la parte etimológica; en cuanto a la elipsis que hay después del nombre Santiago, deben suplirse las palabras. óyenos O senos propicio, siendo el con- texto y sentido de toda la fórmula : Santiago, sénos propicio y salva a la España. — Esta mi explicación la com- prueban dos de las inscripciones que en forma de deprecación se leen en el Códice de Concilios de España escrito por Vigila, monje albeldense, según el extracto que de él se da en el Prospec- to del mismo, intitulado Noticia de las antiguas y genuinas Colecciones canónicas inéditas de la Iglesia española, por el bi- bliotecario mayor D. Pedro Luis Blanco, 8.2, Madrid, 1798. Ambas deprecaciones están en el $ IV, la primera de las cua- les, que es a Jesucristo, dice así, pági- na 48: Nate Patris, ac salba hic mona- corum acmina; siendo su traducción literal: Hijo del Padre (Eterno), y salva los escuadrones de monjes que aquí viven. El ac salba hic monacorum acmina explica el y cierra España, ni parece sino que el amanuense tuvo presente esta fórmula cuando puso aquella ins- cripción. La segunda, que es a Dios, dice así, pág. 50: Anmue Sarracino, et tua, alme Deus, dona gratia. Esto es: Dios benéfico, oye o sé propicio a Sa- rracino, y concédele tu gracia. — Las palabras alme Deus, annue Sarracino, explican la elipsis que hay después del nombre Santiago, que es Óyenos O sé- nos propicio, como ya he dicho. Era, pues, esta fórmula entera en latín: Sancte Facobe, annue nobis, ac serva His- paniam, la que, abreviada en Sancte Ja- SANTIAGO cobe, ac serva Hispaniam, fué en caste- llano SantiaGO y cierra España... Siaún se desease mayor probabilidad de que el verbo cerrar en esta fórmula es el latino servare, por el que en la Edad Media se dijo salvare con v o con å, añadiré que entre los romanos, de quienes recibieron los antiguos espa- ñoles y toda la Europa cristiana varios usos así religiosos como civiles, servía este verbo para las aclamaciones del pueblo y del ejército, según se ve en Julio Capitolino, cuando habla de que en uno de los pueblos de África un de- curión o regidor llamado Mauricio le- vantó al pueblo contra el emperador Maximino y en favor de Gordiano, con una arenga que principiaba: Gratias ago Diis immortalibus, Cives, quod occa- sionem dederunt, etc., a lo cual aclama- ron todos : Lquum est, justum est, Gor- diane Auguste, Dii te servent feliciter. Por este mismo estilo eran las aclama- ciones en el Senado romano, como se ve por Elio Lampridio hablando de cuando fué elegido emperador Alejan- dro Severo: Auguste innocens, Dii te servent. Alexander Imperator, Dii te ser- vent, Dii te nobis dederunt. Dii conser- vent. Dió gracias el elegido, y siguió otra aclamación del Senado : Antonine Alexander, Dii te servent. Antonine Au- reli, Dii te servent, Antonine Pie, Dii te servent. Esto mismo se ve practicado en las aclamaciones de los demás em- peradores. Otra observación hay que hacer, y es que el autor del prefacio de la misa, que es una proclamación de la fe cristiana, al escribirle no sólo tuvo presente el modo de aclamar de los he- breos en las palabras Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus Deus Sabaoth, y en Hosanna in excelsis, sino el de los anti- guos romanos, según le recuerdan las palabras con que principia el sacerdo- te: Gratias agamus Domino Deo nostro, que corresponden a aquéllas del decu- rión de África: Gratias ago Diis Immor- talibus; y el dignum et justum est, con que responde el pueblo, representado por el que ayuda a la misa; y el vere dignum et justum est, equum et salutare con que prosigue el sacerdote, las cua- les primeras palabras son el 2quum est, — 341 — SANTO. SANTO Justum est que decía no sólo el pueblo romano sino también el Senado, Del pueblo ya lo hemos visto; del Senado lo manifiesta la aclamación de los dos emperadores Máximo y Balbino, según la refiere Julio Capitolino: Post hec (después que habló el orador que hizo la proposición) acclamatum est uno con- sensu: Equum est, justum est, etc. El sa- lutare que el sacerdote añade, es el aď salutem Reip. obtinendam que se lee en el mismo autor, hablando del decreto o proclama expedido por el Senado en ocasión en que fueron elegidos por él los dos Maximinos, todo lo cual hace más y más probable la explicación que he dado de esta fórmula.» Por Santiago, esconde el conejo el rabo, y por San Miguel, se le vuelve a ver. Da a entender que durante el tiem- po que media desde fines de julio a fines de septiembre, el conejo suele permanecer en su madriguera huyendo del calor. ¡Santiago y a ellos! Frase con que se excitaba al comba- te en la Edad Media entre los cristia- nos de León y Castilla. ¡Santiago y cierra España! —V. SANTIA- Go y a ellos! SANTIAMÉN. — Hacer una cosa en un santiamén. Pondérase la brevedad con que se hace, o dice, alguna cosa, comparán- dola con el poquísimo tiempo que se necesita para pronunciar las palabras In nomine Patris, et Filii, et Spiritus SANCTI, AMEN. SANTIDAD. — Za santidad fingida no hace daño a ningún tercero, sino al que da usa. Porque el que lo conoce, no cree en ella, y en cambio el engañado es quien la finge, por el castigo que le ha de so- brevenir en la otra vida. SANTIGUADA.-— Para mi santiguada. Fórmula de juramento que equivale a decir, por mi fe, o por la cruz.—Cer- vantes, en el Coloquio de los perros Ci- pión y Berganza, usa en distintas oca- siones las frases Por mi SANTIGUADA, y por vida de mi SANTIGUADA, A chico santo, gran vigilia. Por lo general, aquello que menos SANTO vale es lo que más se alaba y festeja; suele aludirse a las personas. Adorar al santo por la peana. Expresa la conveniencia de conquis- tarse la simpatía, amistad, amor, pro- tección, etc., de una persona, ganándo- se antes la de aquellos seres que ya sa- bemos le son queridos. Al santo enojado, con no rezarle está pa- gado. Si a pesar de haber practicado con una persona todos los deberes que el individuo y la sociedad imponen, per- siste todavía aquélla en rehusar nues- tra amistad y trato, lo más acertado que podemos hacer es no volverla a mirar más a la cara, pagándole en la misma moneda, Alzarse con el santo y la limosna. Apropiárselo todo, dejando burlados a los demás. ¿A santo de qué? Frase con que se suele inquirir la causa de hacer algo, cuando no hay motivo para ello. A santo que no suda, no le rezo, u otro que le rece, Contra los que no hacen nada sin que medie el interés o provecho propio. Cada santo quiere su candela. Cuando la resolución de un asunto que nos interesa depende de varios, es preciso halagar a cada uno separa- damente, y no concretándonos a uno solo. Callar como un santo. Se dice de toda persona que no des- plega sus labios, por más injurias y de- nuestos que reciba. Cargarse con el santo y la cera, o la li- mosna. — V. Alzarse con el santo y la limosna. Como el santo de pajar, o de pajares, En la Égloga nueuamete compuesta por juá de paris (de que da cuenta Salvá en su Catálogo) se lee: «¿Es éste el santo? Será de pajar, que estase él ardiendo e las pajas aun non.> Se aplica a la persona hipócrita, y por tanto, de cuya santidad aparente hay que desconfiar. Se funda este dicho en cierta conse- ja, en la cual se cuenta que se quemó el — 342 — SANTO SANTO y quedd la paja; circunstancia que suelen expresar algunos al enunciar la frase susodicha. Como es el santo son las cortinas. A cada uno se le debe conceder los honores que merece. Dar con el santo en tierra. Dejar caer lo que se lleva. Darse el santo y la seña. Obrar de común acuerdo dos o más personas, mediante un signo conveni- do. Trae su origen del tecnicismo mi- litar. Desnudar a un santo para vestir a otro. Quitar a una persona, o de una parte, una cosa, para dársela a otra persona a quien no hace más falta o para ponerla en Otro sitio donde no es más precisa. El santo que no está presente, no tiene vela.—V. Quien no PARECE, perece. El santo que no suda, el demonio que lo limpie. — V. Á SANTO que no suda, no le rezo, u otro que le rece. El santo que nunca hizo un milagro. Refiérese a San Juan Bautista, pues, en efecto, no se halla en los Santos Li- bros ni un solo hecho referente al dis- cípulo amado que huela a milagro, El santo silencio tiene muchas virtuaes y pocos devotos. Siendo tan conveniente el callar en muchas ocasiones, para evitarse dis- gustos y malos ratos, son muy conta- das las personas que tienen ese talento. El verdadero santo lo es solo y sin ruido. La verdadera virtud no quiere ser publicada. Encomendarse a buen santo. Da a entender que uno sale como milagrosamente de un peligro, o ha conseguido una cosa de que tenía poca esperanza. Hacer uno de un santo dos. Valerse de todos los medios que es- tén a su alcance para ver de conseguir el objeto que se propone. Írsele a uno el santo al cielo. Olvidársele lo que iba a decir o lo que tenía que hacer. Jugar con uno al santo mocarro. Burlarse de él, engañarle, maltratarle. Más vale rezar a Santo Tomé, que a San Donato. Da a entender, jugando del vocablo, SANTO lo preferible que es el tener que cobrar, | o tomar una cantidad, a verse obligado a donarla, darla o pagarla. Merecer alguien alguna cosa como un san- to dos velas, Ser acreedora alguna persona a aque- llo de que se trata. No acordarse del santo del nombre de al- guno, No querer recordar a la persona con quien se está enojado. No ser santo repicado. Dícese de aquel cuyo nombre suena poco, por ser rara vez aplicado a las personas en el sacramento del Bautis- mo, y del cual se ignora, o no es fácil recordar, por lo tanto, el día en que se celebra, como Carpóforo, Taraco, Tar- sicio, Uladimiro, etc., a diferencia de los que se oyen a cada paso; v. gr.: José, Antonio, Juan, Pedro, Francisco, Ma- nuel, y algunos otros más. No ser una persona santo de la devoción de otra. No ser de su agrado o satisfacción, ya sea con fundamento o sin él. Parecer un santo en andas. Se aplica a la persona que carece de soltura en sus miembros cuando anda. Quedarse al santo Cristo del Mirón. Perder aquello que uno quería, y que se ha llevado otro, no quedando más recurso que mirar, pero no poseer. Quedarse sin santo y sin limosna. Perderlo todo, a consecuencia de que otro se ha alzado con ambas cosas. Rogar al santo hasta pasar el tranco. Manera de reprochar a aquellos in- gratos, que después de recibido el be- neficio, no se acuerdan de aquel que se lo hizo. Santo de mi devoción: cuando te veo, te rezo; cuando no te veo, no. Aplícase a los indiferentes, que no se preocupan o no se acuerdan de una persona más que cuando la ven delante. ¡Santo Dios, Dios inmortal, libranos de la opiata de Masdevall! Lo dice la gente del pueblo en Cádiz, con motivo de la epidemia que asoló a esa ciudad en el año 1800. Santo Tomás, o, más frecuentemente, Santo Tomé, ver y creer. Da a entender que la evidencia es el e a SANTO argumento más fuerte que se puede emplear. Santo Tomás, una y no más. Lema de los escarmentados. El que, por ignorancia, cae en alguna celada, promete no reincidir. Sea el santo que fuese, o quiera, ora pro nobis. Indica que el conseguir un favor que solicitábamos es lo principal, siendo lo secundario que se lo debamos a uno u otro mediador. Según es el santo son las cortinas. A cada uno hay que tratarle según se merece. Ser un santo. Se dice de toda persona extremada- mente virtuosa, o, porlo menos, buena. Ser uno el santo del día. Llamar la atención general en deter- minada época, distinguiéndose o sobre- saliendo por algún concepto; o bien ser el objeto de alguna función o fes- tejo que se dedica en obsequio suyo. Si es santo, que le ayunen la víspera. Aplícase a aquellas personas de cuya bondad no está uno muy seguro. Á los santos, salves y credos; pero los cuartos, quedos. Refrán granadino que expresa que los santos se conforman con oraciones, y que, por lo tanto, el dinero que se echa en sus cepillos es para todos me- nos para ellos. Anda con mil santos. Expresión con que manifiesta una persona el enojo que le han ocasionado las importunidades de otra y el gusto de verse libre de ella. Aunque pinte santos, han de parecer dia- blos. Aplícase a aquellas personas que te- niendo malos antecedentes, es decir, estando prejuzgados, no han de con- vencernos por más que hagan. Ayunen los Santos, que no tienen tripas. Manera de eludir este precepto de la Iglesia. Comerse los santos. Extremar la devoción en las prácti- cas religiosas. Con los santos, serás santo, y con los per- didos te perderás. — V. Dime con quién ANDAS, decirte he quién eres. SANTO CRISTO Cuando los santos hablan, es porque tie- nen licencia, o permiso, de Dios. — Véa- se Cuando los mMuERTOS hablan, es por- que tienen permiso de Dios. De los santos de enero, San Sebastián es el primero. — Detente, varón, que el pri- mero es San Antón. Algunos añaden: Con refranes y con leyes, los primeros son los Reyes. Da a entender que de las festivida- des notables del mes de enero, no es la primera la de San Sebastián que se celebra el día 20 del mes citado, ni la de San Antonio Abad que se guarda el dia 17, sino la de la Adoración de los Reyes Magos, que se.conmemora el día 6 del mes de que se trata. Encomendarse uno a todos los santos del calendario. Hallarse en gran aprieto y tribula- ción, Entre los Santos y Navidad, ni llover ni ventear. Preocupación vulgar sin fundamen- to alguno, como ya hemos dicho en más de cuatro ocasiones. Desde el pri- mero de noviembre al 25 de diciembre llueve y ventea, o no, a su capricho, se- gún las localidades. Para los Santos, nieve en los cantos, y para San Andrés, cierta es, o Por los Santos, la nieve en los altos, y por San Andrés, en los pies. Indica que suele nevar en el mes de noviembre, bien a principios, bien al fin. Quedarse para vestir santos. Dícese de las mujeres que se que- dan solteras. Todos los Santos tienen novena, u octava. Es decir, que pueden ser festejados, como lo hace la Iglesia, por espacio de ocho o nueve días. En atención a esto, se aplica socialmente cuando se felici- ta a uno por su fiesta onomástica en cualquier día, siendo ya pasado el en que celebró su santo. SANTO CRISTO. — Pegar, o sentar, una cosa a otra, como un santo cristo a un par de pistolas, Esta es la fórmula corriente; pero es más lógica, aunque menos usual, la de: Pegar, o sentar, como a un SANTO CRISTO un par de pistolas. Aplícase a todo aque- SAA | SAPO llo cuya unión repugna, por ser anti- tética. SANTO DIOS.— Estar más perdido que el Santo Dios. Alude a que antiguamente, antes de empezar y después de terminar los la- bradores las faenas del campo, canta- ban todos los días el Santo Dios; y como quiera hace años que semejante prác- tica ha caído en desuso o se ha perdi- do, de ahí el origen de esta locución proverbial. SAÑA.—Amanse su saña quien por sí mis- mo se engaña. Recomienda que antes de enojarse por cualquier causa, se vea si hay ra- zón para ello. Una cosa es la saña, y otra la urbanidad de la campaña. La buena educación exige que en el campo, y entre amigos, se olviden to- das las rencillas y motivos de disgusto que haya entre los invitados. SAPILLO. — Compón el sapillo, parecerá bonillo, — V. Afeita un CEÉPO, parecerd mancebo, SAPO.—Antaño me mordió el sapo, y koga- ño se me hinchó el papo. Aplícase al que atribuye una cosa presente a causa muy remota. ¡El sapo no tiene camisa, y quieres que vista frac! No se puede exigir lo más, al que carece de lo menos. Estar uno pensando como el Sapo, que le ha de faltar la tierra para seguir co- miendo. Dícese de los que se preocupan de- masiado por cosas que, o no tienen valor alguno, o no han ocurrido to- davía. ¡Mira, no pises ese sapol Dícese jocosamente al que, por aca- bar de levantarse de la cama tarde, lleva todavía los ojos medio cerrados.— Aplícase igualmente al que no se atre- ve a acometer una empresa por temer infundadamente que le resulte algún perjuicio. ¿Qué comes, sapo? — Tierra. —Bien te lo dice la pierna. Sabido es lo torpes que son esta cla- se de animales para caminar. Juega del vocablo comer la tierra, por morirse. € SARA Echar sapos y culebras, algunos añaden : por la boca. Decir desatinos. — Proferir con ira desvergúenzas, denuestos, etc. Haber, o salir, Sapos y culebras. Resultar graves faltas, abusos, incon- veniencias, molestias más o menos desagradables, etc., de cualquier inves- tigación o registro hecho con escrupu- losidad. Úsase igualmente en lo propio que en lo figurado. SARA. — Ser mas viejo que Sara. Se dice jocosamente de la persona, o cosa, que cuenta muchos años de existencia, con alusión a los ciento diez años que vivió Sara, esposa de Abra- ham. Algunas veces se usa para pon- derar a alguno lo generalmente sabida que es una noticia, por hacer ya tiem- po que se halla en circulación, cuando el tal pretende comunicarla con carác- ter de novedad. En el Quijote (parte I, cap. XIT), se lee el siguiente pasaje: «... Quizá, y aun sin quizá, no habréis oído semejante cosa en todos los días de vuestra vida, aunque viváis más años que sarna. Decid Sarra, replicó D. Quijote, no pudiendo suplir el tro- car de los vocablos del cabrero. Harto vive la sarna respondió Pedro, y si es, señor, que me habéis de andar za- hiriendo a cada paso los vocablos, no acabáramos en un año. Perdonad, ami- go, dijo D. Quijote, que por haber tan- ta diferencia de sarna a Sarra os lo dije; pero vos respondisteis muy bien, porque vive más sarna que Sarra...» Harta razón asistía al cabrero Pedro para preferir la comparación estableci- da con la sarna, pues al fin y al cabo existirá ésta mientras haya sarnosos en el mundo, en tanto que la longevi- dad de Sara sólo alcanzó a ciento diez años, según hemos significado; así es que D. Quijote no pudo menos de de- ferir a la observación del rústico, como hemos visto arriba. El usar Cervantes de la voz Sarra por Sara, no nos debe llamar la aten- ción, supuesto que así se ve escrito en obras antiguas, tales como la Cárcel de amor, de Diego de San Pedro; el Vale- rio de las Historias, de Diego Rodrí- AS — «o SARDINA guez de Almella, y otras; si ya no es que viviese por aquel tiempo alguna persona así llamada, y que por contar muchos años de existencia diera pie al vulgo para crear semejante frase pro- verbial. SARAO.—Sarao, comedia y cena, en casa ajena. Aparte de los gastos, son muchos los compromisos que traen en casa propia las dichas distracciones. SARDINA. — Como sardina que lleva el gato. Se aplica a todo aquello que habien- do desaparecido no hay esperanza de recuperarlo. La sardina lo que requiere es pica y bebe. Indica que tras esta clase de pesca se debe beber vino, por lo saladas que suelen estar y por lo fuerte que es su carne. La sardina por saltar de la sartén da en las brasas. — V. Se libró de CARIBDIS y cayó en Scila. La última sardina de la banasta. Da a entender que se ha llegado a lo último de las cosas. No tener más desperdicio que el de la sar- dina. Ser fea, o tonta, una persona; porque de las sardinas se suele aprovechar todo el cuerpo, a excepción de la ca- beza. Parecer una sardina, o una sardina arenque. Dícese familiarmente de todo sujeto o animal que se halla sumamente en- juto. En las Poesías de D. Gregorio de Salas se lee el siguiente epigrama: » No faltarle a uno sino sarna que rascar. Gozar de la salud y conveniencias que necesita. — Usase especialmente — i SARRA para notar o redargúir al que no obs- tante se queja de que le falte algo o lo echa de menos. Sarna con gusto no pica. Y algunos aña- den: pero mortifica. Expresión con que se pone a cubier- to el capricho de aquel que hace cual- quier cosa enojosa y molesta, cuando si se lo mandaran es lo más probable que se resistiera a ello, o lo haría de mala gana. Ser más viejo que la sarna.— V. Ser más viejo que SARA. Tener sarna que rascar. Ser un asunto largo y complicado, tardáíndose mucho tiempo en su reso- lución. Vivir más años que sarna. — V. Ser más viejo que SARA. SARNOSO.—Sarnosos y avarientos nun- ca están contentos. El que está dominado por una pasión cualquiera, jamás se ve satisfecho. SARTÉN.— Cuando la sartén chilla, algo hay en la villa. El rencor y voces del pueblo, por lo regular suelen tener algún origen. — Dícese también cuando al pasar cerca de la cocina se oye freír la sartén, como dando a entender que esperamos algún frito agradable y substancioso. Dijo la sartén a la caldera: quítate alla, negra, o tirte allá, culinegra, u ojinegra. Reprende a aquellos que, estando manchados con vicios y defectos dig- nos de nota, vituperan en otros las menores faltas, y los creen más dignos de huir su comercio que de acercarlos a'su compañía. Dijo la sartén al cazo: quita allá, que me tiznas.— V. Dijo la SARTÉN a la cal- dera, etc. Por saltar de la sartén, caer en la brasa. Dar en un grave mal o estrago por querer huir de otro más leve perjuicio. Siempre piensa en la sartén el gato. El que tiene una obsesión, no es ex- traño esté pensando en ella a todas horas. Tener la sartén por el mango. Tener el principal manejo y autori- dad en una dependencia o negocio. SARRA.—Ser más viejo que Sarra.—Véa- se Ser más viejo que SARA. SASTRE Vivió más años que Sarra. — V. Ser más viejo que SARA. SASTRE. — Como el sastre del Campillo, que trabajaba de balde y encima ponía el hilo, En mi lorilegío digo lo siguiente: «Expresa este refrán que hay mu- chas personas que, no contentas con que se les sirva sin interés de ninguna especie, exigen además que, si sobre- viene algún gasto extraordinario, corra por cuenta del que la dispensa el favor; a semejanza de cierto sastre que habría en alguno de los varios pueblos o al- deas que tienen en España el nombre de Campillo, el cual llevaría su abne- gación hasta el extremo que expresa el refrán. En nuestros clásicos se suele ver empleado este proverbio con las va- riantes que siguen: El alfayate del Campillo hacía la obra de balde y ponta el hilo. El alfayate de Cantillo facía la costu- ra y ponía el hilo. El alfayate de las encrucijadas costa de balde y ponía el hilo. © El sastre del Campillo y la costurera de Miera, que el uno ponía manos, y la otra trabajo y seda.» Por lo que acabo de copiar de mi Florilegío, se me ocurre preguntar aho- ra, con motivo de figurar la palabra cantillo escrita con ¢ minúscula en la edición del Quijote de 1605, y en la mayor parte de las siguientes: ¿Habrá querido decir Cervantes el SASTRE de la esquina, o cantillo, o el SASTRE de algu- no de los pueblos de España, llamado Cantillo? Lo primero tiene a su favor la variante de encrucijada, arriba escri- ta; a lo segundo favorece la otra va- riante de Campillo: el lector se decidi- rá por lo que crea más aceptable y sa- tisfactorio. El sastre de Piedras Albas, que ponía el hilo y la aguja de su casa. — V. Como el SASTRE del Campillo, que trabajaba de balde y encima ponta el hilo. El sastre es tan honrado como cualquier magistrado, La moralidad del individuo no tiene nada que ver con el estado que en la sociedad ocupa. a SS SASTRE Eso será lo que tase un sastre. Modo de dar a entender que hay, o puede haber, exageración en aquello que otro dice, o que se cumplirá, o no, según las circunstancias. Alude a la costumbre que tienen los más de los sastres, de echar casi siem- pre por largo cuando toman medida, y, en su consecuencia, de presentar al parroquiano un presupuesto que, por lo subido, suele rebajarse en el acto de ser entregada la prenda para su cobro. Harbar, harbar, como sastre en vísperas de pascuas. Aplícase al que hace las cosas atrope- lladamente, para salir pronto del paso. No dar por alguien, o por algo, un Sas» tre. — V. No poder dar un ocíavo de cominos por una cosa, £o0000o0o000 860600... . Lo. 40080 a uno destos dos amantes le huele muy mal la vida, no daré por ella un SASTRE.» (D. Antonio de Mendoza, Vo hay amor donde hay agravio.) No es mal sastre el que conoce el paño. Refrán con que se significa que algu- na persona se acredita de hábil o ins- truída en alguna materia. —Úsase más frecuentemente en estilo jocoso para dar a entender a alguno que supera en astucia a aquel cuya trampa, fraude reserva, malicia, picardía, estratage- ma, etc., ha descubierto y declarado. Ser buen sastre. Frase figurada que se usa para pon- derar la habilidad, comprensión y des- treza que uno tiene en un arte, facul- tad o ciencia, y también para hacer su negocio. Ser corto sastre. Tener poca habilidad, astucia o inte- ligencia. Cuando se quiere dar a entender las circunstancias contrarias, se dice: Ser buen SASTRE. Ser como el sastre del cantíllo. —N. Como el SASTRE del Campillo, que trabajaba de balde y encima ponta el hilo. Tratar como de sastre a sastre.—V. En- fre SASTRES 20 Se pagan hechuras. Un sastre, un barbero y un zapatero, tres personas distintas y ninguno es verdadero, Alude a lo poco que son de fiar en SATANÁS sus palabras ninguno de los tres suje- tos citados. Cien sastres, cien molineros y cien tejedo- res, hacen justos trescientos ladrones. Como la sísa suele ser cosa corriente en todos ellos, no es extraño que este refrán sea parto de alguno de los mu- chos damnificados por algún concepto. Entre sastres zo se pagan hechuras, o no se llevan costuras, o no hay retazos. Explica la buena correspondencia que suelen usar entre sí las personas de un mismo empleo, ejercicio u oficio. SATANÁS. — Abrenuncio Satanás, mala capa llevarás. Lo de Persio, poeta: Si quieres vivir bien, serás pobre. Indica que no pudiendo vencernos el enemigo malo, poco provecho podrá sacar de nosotros. SATISFACCIÓN.—No hay mayor satis- facción que una abundante comida y una buena digestión. ¡El colmo del sibaritismo! Ya se com- prende que no se puede pedir más. Creo que no necesita explicación. Satisfacción excusada, o anticipada, o Sin causa, Oo sin tiempo, malicia arguye. Todo el que se adelanta a dar una explicación que nadie le ha pedido, se hace reo del delito. Toda satisiacción prevenida sin queja, es en todo tiempo sospechosa, — V. SATIS- FACCIÓN excusada, o anticipada, o sin causa, O sin tiempo, malicia arguye, SAUCE.—Sance forido, madura el racimo. La florescencia del dicho árbol, coin- cide con la época en que la viña da sus frutos. “SAYAL.— Debajo del sayal, hay dl. Refrán que denota que no debe juz- garse de las cosas por la apariencia. No es todo el sayal alforjas, Indica que en todo hay excepciones. SAYO.— A! que le venga el sayo, que se lo embone. Expresa que no debe quejarse de la sátira, más que el que se vea aludido. Cortarle a uno un sayo. Murmurar de él en su ausencia; cen- surarle. Decir para su Sayo. Decir una cosa como hablando con- sigo a solas, — 348 — SECO Guarda el sayo para mayo. Por la poca confianza que inspira este mes, respecto al frío. Remienda tu Sayo, y pasarás tu año, Al- gunos añaden: vuélvelo a remendar, y lo volverás a pasar.—V. Remienda tu paÑo, o tu sayo, y pasarás tu año. Ser capaz de cortarle un sayo a las áni- mas benditas. Aplícase a los murmuradores impe- nitentes. Hacer uno Sayos y capirotes de, o en, una cosa. Hacer o deshacer a su arbitrio, y, por lo regular, inconsideradamente, sin que nadie le vaya a la mano. SAZÓN.— Más vale sazón que barbechera ni vinazón. Valen más los temporales oportunos que las mejores labores, tratándose de las faenas del campo, y, en general, que muchas veces da mejor resultado una buena coyuntura que todos los prepa- rativos y esfuerzos imaginables. SEBO. — Hacer sebo. En la Argentina equivale a estarse con los brazos cruzados, sin hacer nada. Mostrar el sebo. Entre marineros, burlarse una em- barcación de otra que la sigue para apresarla, mostrándole lo ensebado y empalmado que va debajo del agua. SCILA.-— Salir de Scila y tropezar en Ca- ridis. Librarse de un mal grave para ir a caer en otro mayor. SECA.—A gran seca, gran mojada. Denota la esperanza que alimentan los labradores de que ha de llover mu- cho después de una gran sequía. — Dí- cese también del que ejecuta con ex- ceso una acción que dejó de practicar por mucho tiempo, o le sobreviene un bien inesperado de que había careci- do. — Advierte asimismo que en todas las circunstancias de la vida acaba por realizarse cierto nivel y compensación. A secas y sin llover, o Seco y sin llover. Sin preparación, sin aviso. SECO.— Dejar a uno, o quedar uno, seco. Dejarlo, o quedarse, muerto en el acto, de una manera violenta. Dícese más comúnmente con relación a las armas de fuego. SECRETO Si en seco hago esto, ¿que hiciera en mo- jado? El que se aprovecha del lugar en que está, cuando éste da poco de sí, no hay que decir lo que haría si el puesto se prestara a ello. SECRETO. — Como el secreto de Rivas, gue lo sabian en Maleján. Maleján, aldehuela de Aragón situa- da en una eminencia rodeada de fron- dosa arboleda, semeja un pintoresco aduar de Marruecos. Cuando la expul- sión de los moriscos, quedó deshabi- tado aquel pueblecito, así como el in- mediato llamado Rivas, hoy reducido a un simple molino que lleva igual nombre. Como los cristianos tenían a los moriscos por embusteros, hablado- res y gente sin Dios ni fe, para dar a entender que entre el CIELO y la tierra zo hay nada oculto, y que No hay SECRE- TO que tarde o temprano no sea descubier- so, emplean todavía los aragoneses en general, y más particularmente los na- turales de Borja, el refrán citado. Echar un secreto a, o en, la calle. Divulgarlo. El secreto del serón.— V. SECRETO a vo- ces, O con chirimías. El que a otro confía su Secreto es muy necio. Recomienda que no se confíe a nadie lo que se desea que permanezca oculto. El que a otro su secreto descubre, le da su corazón. — V. El que a otro confía su SECRETO €S muy necio. Eso es más sabido que el secreto de An- chuelo. Existe a siete leguas de Madrid una villa llamada Anchuelo, la cual se halla situada en un valle entre dos cerros. Cuéntase, pues, que cierto día vió un pastor desde la cumbre de una de es- tas colinas a una hermosa zagaleja que se hallaba en el alto de la opuesta, y que después de haberla estado requi- riendo de amores le rogó que a nadie comunicase su atrevido pensamiento, sin echar de ver que al pasar las voces de un cerro a otro, eran escuchadas por los vecinos que se hallaban en medio. Por esta causa se hace una aplicación feliz de dicha frase cuando se nos exi- SN SECRETO ge por alguna persona la reserva y el sigilo ¡en asuntos cuya noticia es del dominio público. ¿Me guardarás un secreto, amigo? Me- Jor me lo guardarás si no te lo digo. Recomienda no confiar a nadie lo que no se quiere que se sepa. Mi secreto mío a mí, No confíes a nadie lo que quieras que permanezca ignorado. No hay secreto que más se sienta descu- brir que el de los años. Indica que nadie quiere confesar que es viejo. Na hay secreto que tarde o temprano no sea descubierto, Nadie debe hacer una cosa mala, pues tarde que temprano se sabrá; o que nadie se debe fiar fácilmente de descu- brir su secreto a otro, pues corre el peligro de que lo descubran. Secreto a voces, o con chirimías. Misterio que se hace de lo que ya es público y notorio, o secreto que se confía a muchos o en términos poco conducentes para que sea guardado. Secreto de tres, vocinglero es. Expresa lo difícil que es, por no de- cir imposible, el que se guarde una re- velación, cuando son tres las personas que intervienen en ella. Secreto entre muchos, malo es de guar- dar; secreto de dos, secreto de Dios; secreto de tres, de todos es. Manifiesta lo difícil que es permane- cer oculta una cosa que es sabida de muchos. Querer saber alguna persona los secretos de otra. Dícelo así aquella que bebe los resi- duos de agua, vino, etc., que ha dejado. otra en un vaso. Si quieres que una cosa quede en secreto, no la digas; y si quieres que no se sepa, no la hagas. Aconseja la prudencia y el secreto en todas las cosas de la vida. Secretos, Baco, tu licor descubre; Ceres, tu harina a veces las encubre. Refrán enigmático, en el que se de- muestra que, si bien no guarda secreto la bebida excesiva, con las obleas, que se hacen de la harina del trigo, se cie- rran las cartas. SED SED. — Apagar, o matar, la sed. Aplacarla por el único procedimien- to conocido : bebiendo. El mucho o poco beber se mide al tamaño de la sed de cada uno. El estado de cada uno es lo que mar- ca sus aspiraciones. Hacer sed. Tomar incentivos que la causen o es- perar algún tiempo para que ésta acuda, La sed causa mayor pena que el hambre. La abstinencia de la primera debe ser, efectivamente, más terrible que la de la segunda. Miráis lo que bebo, y no la sed que tengo. Se dice contra los que murmuran de las medras ajenas, sin considerar el tra- bajo que les cuesta conseguirlas. Ni con cada sed al jarro, ni con cada duelo al médico. Aconseja que no se moleste a nadie con minucias. No alcanzar una sed de agua.—V. No dar una SED de agua, No dar una sed de agua. Pondera la miseria o falta de compa- sión de uno que no da el menor soco- rro o alivio a quien se lo pide ose halla en necesidad. Sed de cazador y hambre de pescador. El que se dedica al ejercicio de la caza sube montes, anda kilómetros, ge- neralmente bajo un sol abrasador, y no es extraño que la sed se apodere de él; por el contrario, el que pesca, como quiera que es una ocupación se- dentaria, empieza por comerse la me- rienda, suele no pescar nada, y vuelve a casa con un hambre canina. SEDA.-— /r una cosa, un asunto, un nego- cio, etc., como la seda, Marchar bien; presentarse en condi- ciones propicias para conseguirlo. La seda y el terciopelo en el vestido apagan el fuego en la cocina. Los que no tienen rentas y gastan mucho en la indumentaria tienen que sacarlo de alguna parte. Ésta suele ser, generaímente, la economía en la alimen- tación. Wo es bueno romper la seda por sacar la mancha. d No es conveniente causar un daño mayor por evitar otro menor. — 350 — SEIS Seda en enero, fantasía, o poco dinero. El que viste indebidamente en las distintas ocasiones, no puede manifes- tar más que las cosas dichas, en espe- cial la segunda. Ser una seda, o como una seda. Aplícase a las personas dóciles y de genio apacible. — Dícese igualmente de las cosas que son suaves al tacto. Seda y raso no dan estado, pero hacen al hombre autorizado. — V. El mÁBiTO hace al monje. SEGOVIA. — En Segovia casó un Vivan- co siendo ciego, cojo y manco. Expresa que nunca falta un roto para un descosido. Seguramente es conse- cuencia de aquel epigrama que dice que «Montalvo casó en Segovia siendo pobre, cojo y calvo, y engañaron a Montalvo, ¡qué tal sería la novia!» SEGUIDILLAS. — Alegrar más que las seguidillas. Lo alegre de su música, junto con lo típico de su danza, hacen aliviar las pe- nas al que las posee. SEGUIR. — Æl que la sigue la mata, — V. El que sigue la LIEBRE, ése la mata. SEGUR. — La segur tenedía, La muerte todo lo iguala. SEGURA. — 4 Segura llevan preso. Es conveniente asegurarse del resul- tado de una cosa antes de hacerla. SEGURIDAD. — ŁEZ que se venga, ninguna seguridad tenga. El que ha vejado a otro no debe des- cuidarse por si se toma la revancha y le toca perder. La mucha seguridad es principio de per- dición. — V. A SEGURA llevan preso. SEGURO. — De las cosas más seguras, la más segura es dudar. No es conveniente fiarse de nada, por muy seguro que parezca que esté, Estar uno tan seguro de una cosa como de que tiene que morirse. Estar plenamente convencido de su existencia. Irse del seguro. Perder la ecuanimidad. SEIS. — Levántate a las seis y almuerza a las diez; come a las seis y acuéstate a las diez, y vivirás diez veces diez, Recomienda el madrugar, ser parco SELLO en la comida y llevar método en todo para vivir un siglo. SELLO. — Echar, o poner, el sello a una cosa. Llevarla a la última perfección. Echar un sello al estómago. Cualquier porción de comida, sólida y vigorosa, que afirma y corrobora la comida principal que se toma; como un poco de carne de membrillo, unas lon- chas de salchichón, unas aceitunas, ra- banillos, un pedazo de queso, etc. SEMANA.—Cada semana tiene su disanto. Todas las penas encuentran alivio, tarde que temprano. La semana que está de piojos, no hay que mudarse la camisa. Cuando la suerte se presenta adver- sa, es inútil luchar contra ella. La semana que ro tiene, o no traiga, viernes. Modo de denotar que aquello de que se trata no llegará a cumplirse o suce- der, Atribúyese el origen de esta fra- se al hecho siguiente : «Cuando el papa Benedicto XII hizo su entrada en París, no pudo verificarla en jueves, como lo tenía proyectado, a causa de las fuertes lluvias que sobre- vinieron aquel día, y así, tuvo que dife- rirla al siguiente. Para solemnizar en cierta manera este acontecimiento, dis- pensó a los parisienses el que cumplie- ran en semejante día con el precepto de la comida de pescado, razón por la cual careció aquella semana de viernes en este sentido.» Mudar cada Semana, como camisa limpia. Dícese de las personas que no man- tienen su criterio por espacio de mu- cho tiempo, sino que siempre lo están cambiando. SEMANERO,. — Retirado como un sema- nero. Se aplica a un secular, bien que más adecuadamente a un eclesiástico de conducta ejemplar, cuya vida es apar- tada del tumulto del mundo y retraída del trato de las gentes. El origen his- tórico de esta frase comparativa es el siguiente: «Con el loable propósito de que el canónigo hebdomadario que debía ofi- ciar durante la semana de su cargo no SEMBLANTE se distrajese con objetos profanos, era práctica antigua en algunas iglesias-ca- tedrales el que permaneciese recogido toda la Octava en una habitación dis- puesta al efecto en el mismo edificio, de la cual no salía sino para ir a cele- brar en el templo el santo sacrificio de la misa y el oficio divino. Con este mo- tivo, y a fin de prestar a dicha reclu- sión la importancia conveniente, acom- pañaba procesionalmente el Cabildo el sábado por la noche al nuevo semane- ro, dejándole en la vivienda que esta- ba preparada para su retiro espiritual. »Lo mismo, con corta diferencia, so- lía practicarse antes de dar principio a cierta devoción de misas y oraciones que se acostumbraba celebrar en algu- nas iglesias por espacio de treinta días, durante los cuales no salía tampoco de la iglesia el sacerdote celebrante, por cuya circunstancia se llamaba esta prác- tica religiosa Treintenario cerrado.» SEMBLANTE. — Beberle a uno el sem- blante.—V. Beberle las PALABRAS. Mudar de semblante una cosa. Alterarse o variar notablemente sus circunstancias, de modo que se espe- re diferente resultado del que se su- ponía. SEMBRAR. — Como sembráredes, coge- redes, o quien bisn siembra, bien coge. Los resultados suelen corresponder a los medios que se han puesto en práctica. Es preciso sembrar para recoger. — V éa- se Quien SIEMBRA, Coge. Quien siembra, coge. Para conseguir el resultado que se desea, es necesario preparar el camino por medio de las dádivas: el que no lo hace así no llegará nunca al fin apete- cido. Quien no siembra no siega, o no coge. Nada más natural que emplear los medios oportunos para alcanzar uno el fin que se propone. SEMEJANTE.— Cada cual se ha de casar con su semejante.—V, Cada OVEJA con su pareja. Cada uno apetece su Semejante. Es connatural a todos los seres la tendencia de unos a otros dentro de su misma especie. SEMEJANZA Todo semejante apetece y codicia a su | semejante. Es ingénito en el ser viviente el in- clinarse y propender hacia aquello que se conforma con su naturaleza especial. SEMEJANZA.— La semejanza es causa de amistad, y la desemejanza, de aborre- cimiento. La igualdad de caracteres, educacio- nes O riquezas suele engendrar trato y cariño. SEMENTERA. — Za sementera de San Andrés, ni a tu padre se la des: quince días antes, o quince después. Indica lo buena que es esta fecha para la siembra. SEMÍNIMA.—Contar las semínimas de una cosa. Referir sus particularidades más mi- nuciosas, sus circunstancias más me- nudas. SENARA.—Ha: tu senara donde canta la cogujada. Las tierras inmediatas a poblado son preferibles a las que están distantes. SENDA.—Duérmete y callemos, que sendas nos tenemos. El que critica de otro, hallándose él incurso en la misma falta, se expone a que se la echen en cara. La senda de la virtud es muy estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso. Practicar el bien es más molesto que entregarse a la crápula y al vicio. SENDERO. — En cada sendero hay su atolladero, En la vida, todo tiene sus dificulta- des, máxime si pretendemos ir por ca- minos que no sean los rectos. SÉNECA. — Ser un Séneca. Ser muy sabio o erudito, mayormen- te si se es de costumbres severas y morigeradas, con alusión al famoso Lu- cio Anneo Séneca, filósofo cordobés y | maestro que fué de Nerón. SENO. - Buen alzado pone en su seno quien se castiga en mal ajeno. Pondera lo mucho que vale escar- mentar en cabeza ajena. Lo que sea bueno mételo en tu SENO, y aun- que sea mediano recibelo en tu mano, que | algún día no te será vano. Todo lo que se guarda tiene aplica- ción, más o menos lejana. — SENTIR SENSIBLE. — 4/ sensible a cada pena, nunca le falta que le duela. Como quiera que la vida es un tejido continuo de desventuras y trabajos, de ahí que, quien toma a pechos esos tra- bajos y desventuras, jamás tendrá un momento de placer. SENTAR. — Dame donde me siente, que yo haré donde me acueste. Se dice de los entremetidos, que a poco pie que se les dé, se toman más libertades de las que debieran. Estar uno bien sentado. Hallarse seguro en el empleo que ejerce o en la posición que ocupa. SENTIDO.— Abundar uno en su sentido, o en el de otro. Mostrarse firme en la opinión pro- pia, o completamente conforme con la ajena. Aguzar uno el sentido.— V. Aguzar uno las OREJAS, Costar una cosa un sentido. Empléase para ponderar la carestía osubido precio de aquello de que se trata. Hacer una persona, o cosa, perder el sen- tido, o guitar el sentido. Causar suma satisfacción, impresio- nar del modo más agradable. El mucho comer embota, o entorpece, los sentidos. Contra los que se entregan desorde- nadamente al vicio de la gula. Hacer uno una cosa con todos sus cinco sentidos, o poner todos sus cinco sen- tidos. Con la mayor atención, desvelo y eficacia. Los sentidos de los hombres son canos, y la edad no se cuenta por el número de los anos. La vejez no se hace venerable por sus muchos años, sino por la cordura que durante su longevidad se supone ha de haber adquirido, y la cual cordu- ra se puede hallar alguna vez, siquiera no sea frecuentemente, en la mocedad. Así consta del libro de la Sabiduría, ca- pítulo IV, v. 8. SENTIR. — Lo que se sabe sentir se sabe decir. Todo aquello que se comprende bien se expresa con claridad. Es semejante SEÑA a la frase de Boileau, cuando dice en su Art poétique : Ce que Pon conçoit bien s'énonce clai- [rement, Ni lo siento, ni me arrepiento. Expresa la más completa indiferen- cia con respecto a un hecho que se ha verificado. No sienpre conviene decir lo que se sien- te, por no tener que sentir lo que se dice. La sociedad exige ciertos miramien- tos que debemos guardar para no te- ner que dolernos de no haberlo hecho. SEÑA.-— Por señas que, o por más señas QUE... Modo de acreditar la veracidad de lo que se sostiene, alegando testimonios que así lo comprueben. SEÑAL. — Harta señal de dar es recibir. Indica que el que recibe un beneficio es porque ha concedido antes muchos, pues si no, nadie se acordaría de él. Ni señal. Modo de dar a entender que una cosa ha cesado o se acabó del todo o no se halla rastro de ella. Señal de borrica frontína. Otros dicen, en lugar de frontina, florentina. Acción con que uno da a conocer la segunda intención que lleva. Señales de agua, todas marran; no hay más señal cierta que cuando les sudan los cuernos a los bueyes. Se burla de los pronósticos que se suele hacer con las nubes, las puestas de sol, el canto de las codornices, el reuma y Otras tantas tonterías por el estilo sobre si lloverá o no lloverá en tal o cual fecha. Es lo mismo que ex- presa el cantar: Cuando la perdiz canta, nublado viene. No hay mejor señal de agua que cuando llueve. SEÑALAR. -— De persona señalada y de mujer dos veces casada. Esto es: zos libre Dios. SEÑOR. — Aunque seas señor, sí no lo pa- reces, lo mismo que si no lo fueses. El respeto debido a las personas se traduce por sus actos y no por su abo- lengo. SD SEÑOR Cabe señor xi cabe igreja, no pongas teja. Aconseja que no se edifique cerca de vecinos poderosos. Conservad a este señor, no venga otro peor. Cuando el gobierno de un país está entregado a manos cada vez más cala- mitosas, es de desear que no venga una crisis que derribe al malo para colocar a Otro que sea peor. El Señor castiga sin palo ni piedra. Dios no se queda con nada de nadie, y su dedo lo vemos marcado en mu- chas ocasiones de la vida. En tanto es más tenido el señor, cuanto tie- ne más honrados y bien nacidos criados. El que tiene la suerte de tener una servidumbre bien educada, será respe- tado siempre. Gloriarse uno en el Señor. Decir o hacer una cosa buena, reco- nociendo a Dios por autor de ella, y dándole alabanzas por ello. Luci, Señor. Dicho jocoso, por Pues sí, señor. No siempre le está bien al señor guardar, ni al pobre gastar, Conviene que cada cual en su esfera se avenga al tiempo y a las circunstan- cias para conseguir obrar con acierto. No te arrímes a señor ni a baranda vieja de corredor. Ambas compañías suelen ser malas : la una, por lo molesta, y la otra, por lo comprometida a que caiga y nos arrastre, Págase el señor del chisme, mas no del que lo dice. Aunque el chisme agrada, disgusta el chismoso. ¡Pues, señor, si me he de morir, ya estoy pelón! Expresa burlescamente el hallarse preparado para una cosa. Quien a buen señor sirve, siempre vive en delicias. —N. Quien a buen ÁRBOL Se arri- ma, buena sombra le cobija. Quien bien paga es señor de lo ajeno. No hay nada que dé más fuerza mo- ral que el no deber nada a nadie. Quien vive loa al Señor. No es pequeño motivo de agradeci- miento el poder vivir. Señor, xo soy digno ni merezco... Modo festivo con que se da a enten- 23 SEÑOR der que no es uno acreedor a los elo- gios que se le prodigan, favores que se le dispensan, etc. Son las palabras que dirigió el Cen- turión al Salvador cuando, después de haberle suplicado sanara a su criado, que se hallaba paralítico, y contestá- dole el Señor que pasaría a su morada con objeto de satisfacer su pretensión, le manifestó aquél que no merecía ta- maña distinción, contentándose con que pronunciara tan sólo una palabra cuya virtud y eficacia bastaba para que su siervo quedara sano y salvo. El siguiente chiste viene aquí como de molde: Cuéntase que, instruyendo un sacer- dote a cierto doctrino en vísperas de hacer su primera comunión, al ense- ñarle la oración «Señor mío Jesucristo, yo no soy digno», etc., como quiera se llamara Digno el catécumeno, y acaba- ra de acicalarse para asistir el día si- guiente a tan solemne acto, le replicó con tanta sencillez como presteza: «SÍ, padre, yo soy Digno; sino que, como estoy pelado, usted no me conoce.» Ser como el señor Castañeda. Frase proverbial usada en Granada para expresar el tipo de puntualidad nimia y exactitud rigurosa. Si el señor de la casa fuere tañedor, los ministros serán bailadores. Refrán usado ya en el siglo xvi, equi- valente a Tal amo, tal criado. Sirve a señor y sabrás de, o qué es, dolor, Advierte que quien sirve a los pode- rosos suele verse humillado o desaten- dido. ¡Una y no más, señor San Blas! Indica lo arrepentido que se encuen- tra uno por haber hecho algo que le ha salido mal, proponiéndose no repetirlo. De grandes señores, grandes mercedes se esperan. Es lógico aguardar que los que se ha- llan en condiciones de otorgar favores lo hagan, máxime cuando no les cuesta gran trabajo hacerlo. De los señores es el honrar y favorecer a los pobres. — V. De grandes SEÑORES, grandes mercedes se esperan, Ninguno puede servir a dos señores. Frase tomada del Evangelio, con que — “A SEPTIEMBRE se significa que el que ha de atender a una Obligación se ha de desprender de otra incompatible con ella. No te fies de señores ni de barandales viejos de corredores. De aquéllos, porque suelen ser in- formales o abusar de su poder, y de éstos, porque pueden ceder al empuje y ser causa de que caiga uno al patio. Quien a dos señores ha de servir, a algu- no ha de hacer falta. —NW. Ninguno pue- de servir a dos SEÑORES. SEÑORA. — Reniego de señora que todo lo llora. Para llevar adelante el régimen inte- rior de una casa, obligación de toda dueña de ella, se necesita más energía que sensibilidad. Señora, dadme respuesta, que papel y tinta dineros cuesta. Modo de apremiar a una persona para que satisfaga nuestro deseo sin moratorias de ninguna clase. Sin el buen comer y beber se resfría la se- ñora Venus. La buena alimentación es siempre un excitante del amor. SEÑORÍO. — Dar es señorío, recibir es servidumbre. El que da, obliga al que recibe; así como el beneficiado siempre tendrá que ser deudor del que usó de libera- lidad con él. | SEÑORITO. — Parecer un señorito de pueblo. Se aplica al hombre desgarbado y que no sabe llevar la ropa propia de las personas de condición, a semejanza de los individuos acomodados de los pueblos, que, cuando van a las grandes ciudades, no saben andar cuando se po- nen una levita. Mutatis mutandis se dice igualmente de las mujeres. SEÑUELO. — Caer uno en el señuelo. — V. Caer uno ex el LAZO. SEPTIEMBRE.— En septiembre, el que no tenga capa, o ropa, que tiemble, Por el mucho frío que suele hacer en este mes en algunas localidades. En septiembre, quien tenga trigo, que siembre. Por ser la época más indicada para ello. SEPULCRO Por septiembre, calabazas. Da a entender que, por falta de opor- tunidad, no conseguirá uno lo que pre- tende. —No creemos inoportuno recor- dar que en este mes se llevan a cabo los exámenes, y los malos estudiantes tienen la palabra. . Por septiembre, Zas lluvias tempranas y muchas, Suele distinguirse este mes por lo muy mojado que es. Por septiembre, tus gallinas vende, y por Navidad, vuélvelas a comprar. En la primera fecha no aprovechan mucho, pero en la segunda ya empie- zan a sentirse ponedoras. Septiembre es bueno si del primero al treinta pasa sereno. Perogrullada. Si todo el mes trans- curre sin lluvias, tormentas, etc., claro está que no se le puede pedir nada. Septiembre, o lleva las puentes o seca las fuentes. Que suele pecar de extremoso, ora por las excesivas lluvias, ora por de- masiada sequía. Septiembre, que se le tiemble. A causa de las muchas enfermedades que suelen sobrevenir en este mes, par- ticularmente, tercianas. Septiembre sea siempre. Por la abundancia de frutas, que hace que ningún pobre pase hambre. Septiembre y marzo, revoltosos ambos. Verdaderamente son dos meses de poquísima estabilidad atmosférica: tan pronto son buenos como rematada- mente malos. Si septiembre zo tiene fruta, agosto tuvo la culpa. Por no haber sazonado a tiempo los frutos para poder ser recogidos en sep- tiembre. SEPULCRO.— Parecer un sepulcro ban- queado. Dícese de los hipócritas, pues así como los sepulcros están adornados por fuera y llenos de corrupción por dentro, de igual manera los hipócritas ostentan visos de santidad, teniendo el corazón lleno de toda clase de vicios. SEPULTURA. — Estar alguna cosa como sepultura que espera cuerpo difunto. Dícese de todo aquello que está va- A | SERMON cio.—AÁplicase generalmente al bolsillo que está sin dinero. SER. — Lo que fué y no es, como si no hu- biera sido, Se da a entender que en vano se evoca en algunas ocasiones el recuerdo de alguna cosa, cuyo valor pasado de nada sirve para las circunstancias ac- tuales. O SOMOS, o 20 SOMOS. Expresión que se emplea, general- mente en estilo festivo, para dar a en- tender que, por ser quien somos, po- demos o debemos hacer una cosa o portarnos de tal o cual manera. Ser alguien, o algo... a todo serlo. Poseer, aquella cualidad de que se trata, en grado eminentemente super- lativo. Tal procure cada uno ser cual quiere ser tenido. Mal puede uno exigir que le respe- ten los demás, si no comienza uno por respetarse. Yo soy guien SOY, y ninguno es más que nadie. Indica que cada uno reclama su per- sonalidad, no dejándose avasallar por Otro. SERÁFICA. — Hacer uno 7a seráfica. Afectar virtud y modestia. SERIO.— Más serio que bragueta de pro- visor. Dícese de la persona que, por hallar- se enojada, o por otra causa cualquie- ra, no muestra el semblante risueño. Más serio que espantajo de melonar. — V. Más SERIO que bragueta de provisor. Más serio que la pata de un buche.—N éa- se Más serIO que bragueta de provisor. Más serio que un potaje de chícharos. — V. Más ser10 que bragueta de provisor. SERMÓN.— £/ sermón y el salmón, en la Cuaresma tienen sazón, y después non. Tanto las comidas de vigilia como las prácticas de la Iglesia, son oportu- nas solamente durante el período cua- resmal, para muchos. El sermón y la zamarra, no son para verano. La Cuaresma, época apropiada para oír sermones, siempre cae en el invier- no; lo de la zamarra, se cae de su pro- pio peso, SERPIENTE Predicar un sermón a uno. Algunos aña- den: sin paño. Dirigirle alguna amonestación, o re- primenda. Reniego de sermón que acaba en daca. Aplícase a los que, después de mo- lestarnos con conversaciones inútiles, acaban por pedirnos dinero, o algo que se le parezca. Los sermones cortos mueven los corazo- nes, y los sermones largos, los culos. Contra los predicadores pesados. No hay más que fijarse, en la iglesia, en el movimiento que traen en sus respecti- vas sillas las beatas, cuando el predi- cador es prolijo: las pobres están de- seando que termine, porque ya no encuentran postura para permanecer sentadas. Parecerse una cosa a los sermones del padre Barcia. Ser toda ella pura hojarasca. SERPIENTE.— Ponerse como, o hecho, una serpiente.—V. Estar hecho un BASILIS- co, O Ponerse como un BASILISCO. Quien sigue la serpiente y deja la torto- lilla, lleva su vida vendida, La desmedida ambición suele traer malas consecuencias. Ser astuto como, o tener, la astucia de la serpiente. Ser muy receloso o prevenido. Lo mismo se usa en bueno que en mal sentido. SERVICIO. — A buen servicio, mal ga- lardón. Dícese por los ingratos que no saben agradecer lo que por ellos se hace. El menor servicio con voluntad vale más que el mayor sin ella. Todo lo que se hace con gusto es más agradecido que lo que se ejecuta a la fuerza. Hacer un flaco servicio a uno. Hacerle mala obra o causarle un per- juicio. No se logran los servicios del criado cuando los hace al fiado. Todo trabajo merece su paga o su recompensa. SERVILLETA. lleta. Dícese de los que, en vez de tomar café o chocolate, como primera comida Desayunar de servi- SERVIR del día, y como suele ser lo ordinario, comen algo frito o más substancioso. También se suele decir: Desayunar de TENEDOR. | Doblar uno la servilleta. Morirse. Estar una persona de servilleta pren- dida. Estar convidada a comer fuera de su casa. Estar siempre con la servilleta al cuello. Comer con frecuencia en mesa ajena. SERVIR.—A más servir, menos valer. Refrán que enseña que casi siempre suelen desatenderse los méritos. El que sirve y no medra, ¿qué espera? Aconseja que no se pierda tiempo en hacer aquello de que no ha de sa- car ningún provecho. Mira a quien Sirves, y verás cuán honra- do eres. El buen nombre de los amos recae siempre sobre los criados. Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quier pidió. El que ha pasado de una posición humilde a otra encumbrada, suele en- greírse, hasta el punto de mirar con ceño a los inferiores a él, tal vez por- que halla ocasión de poder desquitarse de los malos tratamientos que tuvo que aguantar por parte de sus supe- riores. No medra quien sirve, si le falta el sufri- miento. El que sirve ha de tener mucha pa- ciencia, si quiere conseguir lo que se propone. Quien ha de ser servido, ha de ser su- frido. El que necesita de los criados debe hacer la vista larga en muchas cosas, a fin de que no se le vayan. Quien sirve a muchos no Sirve a ningu- no. — V. Quien sirve al COMÚN sirve a ningún. Quien sirve zo es libre. Enseña la precisión con que el cria- do debe estar a la voluntad de su amo, aun cuando se atraviese la propia. Si el que bien sirve no medra, el que mal sirve, ¿qué espera? Cada uno debe esperar la recompen- sa propia a sus sacrificios, SERRANO Si quieres ser bien servido, síirvete z mismo. Porque se expone uno a que el en- cargo que comete a otro no lo cumpla o no lo desempeñe con el acierto que se desea. SERRANO. — Serrano ¿óobo, tú pagas la hierba y yo me la como, Aplícase a aquellos que llevan a cabo una labor cuyos beneficios reco- gen otros. SESO. — Cambiar, o perder, uno el Seso.— V. Volver, o volvérsele, a uno el juIcIo. El dar y el tener, seso ha menester. Hermosa es la caridad; pero ésta no debe ejercerse más que atendiendo cada uno a aquello de que puede disponer. El que lo hace así, demuestra tener ta- lento, seso o como se le quiera llamar. El seso que tropieza no va lejos de caer. Quien pasa la vida saltando de un peligro a otro acabará por ser víctima de alguno de ellos. La que no pone seso a la olla, no lo tiene en la toca. Enseña que el no poner cuidado en las cosas precisas e importantes es se- ñal de poco juicio. No es seso traer el asno en peso. «Que no nos encarguemos de cosas que nos han de ser enojosas.» (Comern- dador.) Para dar y tener, seso ha de haber. — V. El dar y el tener, seso ha menester. Para dar y tener, SESO es menester, — V. El dar y el tener, seso ha menester. Poco seso basta a quien la fortuna no le es madrastra. El que tiene buena suerte no le es preciso ingeniarse mucho para conse- guir lo que desea. Tener el seso en los calcañares. Tener poco juicio y asiento. Tener sorbido el seso, o sorbidos los Se- SOS, a uno. Ejercer gran predominio o influencia sobre él, Dar sesos de mosquito a uno. Según la Academia es equivalente a Tener sorbido el seso, etc.; pero se equi- voca lamentablemente, pues confunde al que ejerce la acción con el que la re- cibe. En efecto: el que da sesos de mos- quito a uno es porque se halla total- SS —— > — SEVILLA mente rendido a la voluntad de éste, y por darle gusto acometerá toda suerte de imposibles; pero el que Ziene sorbi- do el seso a otro no le da nada a éste, sino, por el contrario, exige de él que se preste a hacer su voluntad incondi- cionalmente; y sabido es, aun del más cándido, que no es lo mismo ser per- sona agente que paciente. Devanarse uno los Sesos. Fatigarse meditando mucho en una cosa. Eso es lo mismo que buscar sesos de mos- quito. Pretender algún imposible. SETENA. — Pagar con las setenas. Sufrir un castigo superior a la culpa cometida. SETO. — Un seto dura tres años; tres se- tos, un perro; tres perros, un caballo; tres caballos, un hombre; tres hombres, un ciervo; tres ciervos, un elefante. Refiérese a la edad que suele alcan- zar cada uno de los objetos y seres ci- tados. SEVILLA. — ¿Cómo estará Sevilla cuan- do no quiere trigo? —NV. ¿Cómo estará la ALHÓNDIGA cuando no quiere trigo? No se hizo Sevilla en un solo día. — V éa- se Vo se gand ZAMORA en una hora. Quien fué a Sevilla, perdió su silla, Algu- nos añaden: y quien fué a Morón, per- dió su sillón; y otros : y quien fué a Fe- rez, la perdió otra vez, o Quien fué a Sevilla, perdió su silla; quien fué y vol- vió, la recobró, o a garrotazos se la quito. La ausencia suele causar la pérdida de empleos u otras mudanzas y nove- dades perjudiciales. Quien no ha visto, o no vió, a Sevilla, no ha visto, o no vid, maravilla. «Los castellanos que acompañaron al rey D. Alonso el Onceno cuando vino a esta ciudad, fueron los que formaron y dieron principio al refrán, ahora tan común, en elogio de ella: ¡Quien no vió a SEeviLLaA 20 vió maravilla!, y cuando se volvieron a sus provincias establecie- ron aquel otro: A guien Dios guiso bien, en Sevilla le dió de comer.» (Félix Gon- zález de León, Voticia histórica del ori- gen de los nombres de las calles de Sevi- dla, pág. 585.) SÍ SÍ. — No haber entre algunos, o no tener, un sí ni un no. Frase con que se explica la confor- midad de voluntades y pareceres entre los que viven juntos o se tratan, y la paz y concordia con que viven. Poner sobre Si mismo, Engordar. Por si o for no. Por lo que pudiere acontecer. — Di- cese cuando no se tiene la seguridad de lo que puede ocurrir. Por si y ante si. Por voluntad o autoridad propia, sin | regirse de nadie. — D. Juan Antonio | Pellicer (Discurso sobre varias antigtie- dades de Madrid, pág. 31) escribe: ante sí y por sí. Quien de si fuere vencido, nunca podrá bien vencer. El que no tiene fuerza para dominar sus pasiones no podrá luchar en la vida victoriosamente, Quien dice de si, dirá de no. Expresa la inestabilidad del pensa. miento de algunas personas. Si o no, como Cristo nos enseña. Modo de exigir que se dé una res- puesta categórica y terminante a lo que se ha preguntado, sin andarse con eva- sivas o ambigiedades. Unos dicen que SÍ; otros, que no; yo sigo la opinión contraria, Fórmula jocosa con que se exime uno de dar su parecer al ver lo discor- des que andan entre sí los demás pre- Opinantes. SIBARITA. — Ser un sibarita. Muy dado a regalos y placeres, pre- firiendo (sobre todo en punto de man- jares) lo aparatoso y exquisito a lo po- sitivo y abundante. SICILIA. — Sicilia es el granero de Italia. Decíase así en el siglo xvu por el mucho trigo que producía. SICOFANTA. — Ser un sicofanta. Ser un calumniador, un delator falso, un chismoso y también un hipócrita, La voz sicofanta, latinizada por Plau- to, es de origen griego, en cuya lengua significa denunciador de higos, y el moti- vo de su invención es como sigue: (González del Castillo, Via, tragedia.) No hay en la tierra contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida, Uno de los mayores goces del hom- bre es la libertad. No hay tierra mala si le viene su añada. Añada significa la sasón, tempero, O temporal bueno que trae cada año, y en manera alguna «el temporal bueno o malo que hace en el tiempo de un año», porque, la verdad sea dicha, mal se compagina que una tierra mala de suyo, y a la que sobreviene un mal temporal, rinda buen fruto. Esto, dejando a un lado aquello de «que hace en el tiempo de un año», lo cual equivale, ni más ni menos, al a%o entero. Paratierra buena no hay inteligencia ajena. Los asuntos que se presentan bien, no necesitamos consultarlos con nadie, Poner tierra y agua en medio. Huir, quitarse de en medio para evi- tar aquello que no se quería cumplir. Quien arrienda la tierra, esquilma el suelo, Porque el arrendador, con objeto de sacarle más producto, abusa de su fer- tilidad. i Saber la tierra gue se pisa. Caminar sobre seguro en un asunto por conocerlo bien y estar convencido de no sufrir ningún fracaso en él. Sacar de debajo de la tierra una cosa. Frase con que se pondera la dificul- m TIERRA tad de lograrla o adquirirla cuando no hay a quien pedírsela o donde buscarla. Tiene más uso tratándose de dinero, Sembrar en mala tierra. Hacer beneficios a quien los corres- ponde mal, Ser buena tierra para sembrar nabos. Frase familiar con que se denota la inutilidad de una persona. Ser como tierra. Insensible y abundantemente, y así se dice: Gasta el dinero como TIERRA; en este sitio se cazan conejos como TIERRA. Sin que lo sienta la tierra. Con mucho silencio y cautela. Tierra de Campos, tierra de diablos, que sueltan los perros y atan los cantos. Alude a la escasez de piedras que hay en la región así llamada. Tierra holgada, sienpre gana. Cuando a un terreno se le deja des- cansar por algún tiempo, se pone en mejores condiciones para labrarlo de nuevo. Todos somos de tierra, y se la come la tía Elena. La tía Elena es la muerte, que todos hemos de sufrir indefectiblemente. =Tragarse la tierra a una persona, o una cosa. Desaparecer, ignorándose su para- dero. Ventr, o venirse a tierra. Desplomarse o caerse al suelo.— Des- componerse los proyectos que se te- nían formados, no pudiendo por tanto llevarlos a efecto. A luengas tierras, o vías, luengas men- tiras. Los que residen en países lejanos suelen contar de aquéllos todas las exageraciones que les parece, seguros como están de que no hemos de ir a comprobar sus embustes. El andar tierras y comunicar con diversas gentes, hace a los hombres discretos. No hay nada que ilustre tanto como los viajes. El que no tiene tierras, debe considerar que tiene manos. Más claro: el que no posee capital alguno debe aplicarse al trabajo si no quiere morirse de hambre en un hos- pital. TIESA Las tierras del preste Juan de las Tn- días. Alúdese a terrenos muy lejanos, como lo deben ser éstas, puesto que nadie las conoce. Del preste Juan, véa- se lo que dice el ordenador de este Diccionario, Sr. García, en su Estudio crítico acerca del entremés «El Vizcaíno fingido», de Miguel de Cervantes Saave- dra, premiado por la Real Academia Española: «Respecto al preste Juan de las In- dias, tocayo de tantos otros Juanes como el vulgo tiene siempre en los la- bios, diremos que pasa con él algo pa- recido a lo que del amor cuenta nuestro poeta Solís, a saber, que Amor es duende importuno que al mundo enredado tray; todos dicen que le hay, mas no le ha visto ninguno. Del preste Juan de las Indias se ha- bla por vez primera en nuestro Roman- cero al tratar de las coplas del moro Calaínos, en los términos siguientes: Calaínos soy, señora; Calaínos de la Arabia, señor de los Montes Claros, de Constantina la llana, y de las tierras del Turco yo gran tributo llevaba, y el preste Juan de las Indias siempre parias me enviaba, y el soldán de Babilonia a mi mandar siempre estaba.» TIESA.— Estar una cosa más tiesa que la pata de Perico. Suele aplicarse a las comidas, dando a entender lo duras que están. Tenérselas tiesas. Mantener uno su derecho, no cejan- do en él, sino disputándolo sin dejarse vencer. TIBSO.—£star más tieso que un palo, que una tranca, O que un garrote. Se aplica a aquel objeto que, ha- biendo estado humedecido o remojado antes, ha venido a quedar al secarse sumamente duro o tirante. Tieso como un ajo, Aplícase a la persona que es de mu- cho vigor y brío, y más comúnmente a los viejos que andan derechos y como si fueran mozos. — 396 — TIJERA Tieso gue tieso. Permanecer incorruptible, sin blan- dearse ni dejarse vencer. Estar como en sus trece. TIESTO. — Eso es mearse fuera del tiesto. Frase con que se manifiesta a alguno que se aparta de aquello de que se está tratando, como el que se pusiera a ori- nar fuera del servicio. Nunca falta un tiesto para una mierda.— V. Nunca faltaun roto para un descosido. Salirse del tiesto. Dejar a un lado la cuestión princi- pal, pasando a otra que es impertinen- te al asunto de que se está tratando, o sacar deducciones falsas de las premi- sas establecidas. TIJERA. — Cortar de tijera. En lenguaje de germanía, ser ladrón de faltriqueras. Ser de la primera tijera. Úsase esta frase hablando de un mo- zuelo que principia a afeitarse. Andar lista la tijera. Murmurar a trochemoche. Ser uno buena tijera. Dícese de la persona hábil en cor- tar. — De la que come mucho. — De la que es muy murmuradora. Las malas tijeras hicieron a mi padre tuerto. Las murmuraciones inventan lo que quieren, causando estragos más serios de lo que parece. Quien a nosotros trasquilo, las tijeras le quedaron en la mano. Bastante torpemente glosó Clemen- cín este pasaje del Quijote (parte II, cap. XXXVII), por ignorar que se trata- ba de un refrán. Dice Doña Rodríguez: «Bien se me alcanza y se me trasluce la ventaja que hace una dueña doncella a una dueña viuda; y quien a nosotros tras- quiló, las TIJERAS le quedaron en la mano.» Lo cual equivale a decir en esta oca- sión: Quien a nosotras nos quitó la vir- ginidad, podrá quitársela igualmente a otras. A lo cual repone Sancho: «Con todo eso, hay tanto que frasquilar en las dueñas, según mi barbero, cuanto será mejor no menear el arroz, aunque se pegue.» ¿Quién será el guapo que se jacte de haber traducido semejante pa- saje a ninguna lengua? TIJERETAS Tijeras malas hicieron a mi padre boqui- tuerto. — V. Las malas TIJERAS hicieron a mi padre tuerto, Tijeras son tijeras. — V. CANDILETA Za de ser. TIJERETAS. — Tijeretas žan de ser.— V. CANDILETA ha de ser. Decir tijeretas. Porfiar necia y tercamente sobre co- sas de poca importancia. TILÍN. — Hacerle a uno tilín una cosa. Llamar extremadamente la atención, como suele suceder cuando, hallándose uno distraído, vuelve repentinamente la cabeza hacia el sitio donde ha sona- do una campanilla. — También significa agradarle mucho algo. TIMBO. — Andar del timbo al tambo, Frase venezolana, equivalente a la nuestra de Andar de Heroes a Pila- tos. (Véase.) TÍMIDO.—WVada hay tan tímido como una mala conciencia. Porque, como está culpada, la más mínima cosa le asusta. TINTA.— Saber uno una cosa de buena tinta. Ser noticioso de ella por conducto fidedigno. Sudar uno tinta. Ser por extremo desaseado, con cuyo motivo deja las huellas de tal en todo cuanto toca o en el paraje adon- de se arrima. — Trabajar mucho para conseguir lo que se desea. TINTERO. — Dejar en el tintero. Olvidar alguna cosa en lo que se va escribiendo o hablando, bien con in- tención, bien impensadamente o por olvido. No quedar cosa en el tintero. Decirlo todo, sin reservar nada. Quedarse lo mejor en el tintero. Recordar que no se ha dicho algo que era de mucho interés y que no quería uno que se quedase sin saber. TINTO. — A /a vuelta lo venden tinto. Manera de esquivarse de hacer lo que no se quiere, o no se debe, hacien- do que se deja para mejor ocasión. ¿Tinto o blanco? — Lo uno y lo otro, Equivale a decir que se quiere todo. TINTURA. — Sobre negro no hay tintura. Explica lo ditícil que es corregir o O TIRANO mejorar el mal genio o natural, o excu- sar y disimular las malas acciones. TIÑOSO. — Sea, que el tiñoso por pez vernd. La cuestión es hacer las cosas, es de- cir, ser atrevido. TÍO. — Entrarse, o colarse, como el tío Sierra. — V. Entrarse, o colarse, como PEDRO J07 Su casa. Tiene mucho uso en Andalucía. Eso es como quien tiene un tío en Alcald, que ni tiene tio ni tiene ná (nada).—V éa- se Eso es lo mismo que el que tiene un jUBÓN en Francia. No hay «tio páseme el río». — V. Tío, pd- seme usted el río, Tener uno tio, o un tío, en las Indias. Contar con el favor o las dádivas de una persona rica y de valimiento. Tio, de todo el mundo; primo, de nadie. Más vale ser tachado de seco y gro- sero, que servir de juguete a los demás a costa del propio bolsillo. Tío, páseme usted el río. Equivale a pedir auxilio en un peli- gro que ya se había señalado; pero que no se ha querido reconocer hasta verse en medio de él. Tio, yo no he sido. Fórmula familiar con que alega algu- no su inocencia en el asunto de que se trata, ya sea adelantándose espontá- neamente a ello, ya para sincerarse de no haber ejecutado aquello que se le imputa. Venir el tio Paco con la rebaja. De todo lo que se dice, ofrece o ame- naza, hay que descontar alguna parte, quedándose siempre en bastante menos. de lo que, exageradamente, se ha dicho. TIRANÍA. — No hay peor tirania que la de los subalternos. Cuando los inferiores nos descubren alguna falta o debilidad, abusan de su secreto imponiéndose descaradamente. TIRANO.—Tirano for tirano, vale más el león que no el marrano, o Entre un tirano harto y otro hambriento, es pre- ferible el primero. Forzado a tascar el despotismo, vale más dar con un gobernante que, en me- dio de su poder abusivo, ostente tal cual rasgo de desprendimiento, digni- dad y nobleza, que no con uno cuyos- TIRADOR actos todos respiren venalidad, saña y cinismo. Los tiranos temen a sus súbditos; los bue- nos príncipes temen por sus súbditos, El que gobierna mal no es bien que- rido del pueblo; en cambio, los buenos gobernantes se preocupan de lo que les puede ocurrir a sus administrados. TIRADOR. — A geran tirador de sable, aprendiz de pistola. Los que se dedican a saquear al pró- jimo (sablistas), sacándole unas pese- tas, necesitan encontrarse con perso- nas que, prevenidas, les corten el re- vesino. TIRO. — Apuntar, o asestar, el tiro. Perseguir a una persona o cosa con insistencia y porfía. A tiro de arcabuz. Conocer o notar una cosa a primera vista. Á tiro de ballesta. A bastante distancia. — Dícese con aplicación a cosas que por su impor- tancia o singularidad pueden ser bien conocidas o apreciadas sin tocarlas de cerca o sin examinarlas o considerarlas detenidamente. A tiro de escopeta.—V. A TIRO de arcabuz. Conocer de dónde viene el tiro. Figurarse de dónde proviene una cosa que nos afecta. Cuanto un tiro de ballesta.—V. A TIRO de ballesta. Hacer de un tiro dos cuchilladas.—V. Ma- tar dos PÁJAROS de una pedrada, o de un tiro. {Jr a tiro hecho. Dirigir la puntería con grandes pro- babilidades de no errar el tiro.—Hacer una cosa deliberadamente o con fin de- terminado. Más pronto que un tiro. Dícese de la persona que es activa, rápida en obrar, o de la acción que se ejecuta con suma presteza, aludiendo a la velocidad con que es arrojado el proyectil del arma de fuego. Salir el tiro por la culata. Dar una cosa resultado contrario del que se pretendía o deseaba. Tr de tiros largos. Ir con lujo, pompa y grandeza; con alusión a que antiguamente en España — æ D TITO podía hacer cualquier particular que tirasen de su coche el número de ca- ballos o mulas que tuviese por conve- niente; pero sólo el rey y la grandeza podían uncir a sus carrozas el tiro de- lantero a mayor distancia de los demás; distancia que lo separaba muchas ve- ces de los tiros traseros mediante cua- tro o cinco varas de correas, lo que se llamaba 7¿iros largos. Como quiera que ese privilegio era exclusivo del monar- ca y de la aristocracia, según se ha di- cho ya, de ahí el significado de dicha frase. TIRÓN. — Dormir de un tirón. Echarse en brazos de Morfeo (vulgo dormir) por espacio de muchas horas seguidas, sin despertarse. No hacer, o suceder, una cosa ni a tres tirones. No hacer aquello de que se trata, aunque se empeñe quien se empeñe. TISBE. — Más enamorada que Tisbe. Aplícase a la persona que está muy apasionada, con alusión a los amores de los mitológicos personajes Píramo y Tisbe. TÍTERE.-— Hacer titere en la cabeza, O simplemente, acer títere. Llamar la atención alguna persona o cosa. No quedar títere con cabeza, o con cara. Explica el destrozo general que hay en una Cosa. No quedar títere por mover. Haber recurrido a todos los extre- mos para conseguir alguna cosa. Echar los títeres a rodar. Romper abiertamente con una o más personas. Irse entre titeres y danzantes. Marcharse el capital entre unas cosas y otras impensadamente. TITIRITERO.-— Más contento que titiri- tero en víspera de Pascua, Se concibe que estos pobres artistas callejeros lo estén en la fecha indica- da, por la ganancia que esperan sacar de los días feriados. TITO. — Ser más negro que un tito. Se aplica a las personas sumamente morenas, con alusión al tito (guisante) cuando está acaldillado, esto es, seco por la acción del sol antes de haber lle- TITULILLOS gado a granazón, y cuyo color es natu- ralmente obscuro. Es símil general- mente usado en la provincia de León. TITULILLOS. — Andar en titulillos. Reparar en cosas de poca importan- cia en materia de cortesía u otras seme- jantes. TIZÓN. — Apagóse el tizón y pareció quien lo encendió, Explica que cuando los que estaban enemistados vuelven a hacer las paces, se persigue al autor de la discordia, o se descubre quién la causó. El mayor tizón, por mayo pon. En algunas regiones de España, sue- le hacer más frío en este mes que en los del invierno. Ser más negro que el tizón. Extremadamente negro, o sucio. Los tizones, hermanados, pero no casados. Indica que con algunas cosas se tran- sige, aunque no se traguen. TOBILLO. — lfás vale hasta el tobillo que hasta el colodrillo, De los males, son preferibles los menores. TOCA.—Digo una y digo otra, que quien no hila no trae toca. Para conseguir una regular posición, es preciso trabajar mucho. Y aun así... Hacer beber latoca a alguno. Atormentarlo, atosigarlo, importu - narlo por todo extremo. Alude al antiguo género de tormen- to llamado foca, el cual consistía en po- ner al paciente en la cabeza un apara- to, a manera de foca, con el que le que- daba abierta la boca, y entonces se le hacía tragar a la fuerza ciertas medidas de agua. Nunca juzgues la toca por la lista. No conviene fiarse de las aparien- cias. Dos tocas en un hogar, malas son de con- certar. Donde hay muchos que manden, no van las cosas bien gobernadas. — E] querer mandar dos mujeres en una casa, por creerse capacitadas para ello, y con igual derecho (por ejemplo: sue- gra y nuera, esposa y cuñada, etc.), da siempre mal resultado. Las tocas de beata y uñas de gata, — V. Cara de beato y uñas de gato. iS TOCINO Las tocas, para las monjas. Indica que a cada uno le compete lo suyo. Más valentocas negras que barbas blancas. Manifiesta el mayor respeto que te- nían las doncellas a las dueñas que a los rodrigones. Tocas y penas pronto se cuelgan. Ciertos pesares de familia, así como ciertos votos, a la primera oportuni- dad claudican. TO CADO.—A gran tocado, chico recado. V. Gran TOCADO y chico recado. Gran tocado y chico recado. Reprende a aquellos que, con las apariencias y ornato exterior que os- tentan, quieren disimular su poco va- limiento y poder. Tres tocados en un brasero, siempre an- dan al retortero. El que tiene pocas mudas, no tiene más remedio que usarlas por tiempos. TOCAR. — En suposición de tocar, mejor es tocar bien que tocar mal. Aunque no constituye una falta el no saber hacer algo, si por casualidad se sabe, es preferible hacerlo con la mayor perfección posible. Estar tocada una cosa. Empezarse a podrir o dañar, Dícese generalmente de las frutas o de la carne. TOCINO. — A tocino y berenjenas, ¿quién tendrá las manos quedas? Encomia la virtud alimenticia de am- bos manjares. Respecto del primero nadie lo pone en duda; en cuanto al se- gundo, copiamos lo que dice el doctor Sorapán de Rieros en su Medicina en Refranes: «La berengena, llamada de los Latinos melongena. Da sustancia al cuerpo, gruessa, y melancolica, y es difícil de digerir; cuezese con Carne, y comese picada con tocino y zumo de naranja, o limon. Desta suerte adereza- da es agradable al gusto, y provoca la gana de comer.» «¡Bueno está el tocino!» Y andaban los gatos con el. Aplícase por ironía a aquellos asun- tos que marchan embrolladamente o de mala manera. El tocino del paratso, para el casado es arrepiso. Da a entender que es raro el casado TODA que no está arrepentido desu estado.— Arrepiso es un participio pasivo del verbo arrepentirse, anticuado, aunque la Academia no lo marque como tal. El tocino Zace la olla, el hombre la plaza y la mujer la casa. Cada uno en el mundo tiene sus obli- gaciones marcadas, las cuales debe cumplir sin salirse de ellas, para no incurrir en la crítica de los demás. Ser una cosa como el tocino en casa del Judío. Se aplica a aquello que, teniéndolo a nuestra disposición, no lo usamos ni hacemos caso de ello, aludiendo a la prohibición que por su ley tienen los judíos de comer carne de puerco. A do pensais que hay tocinos, no hay es- acas. Enseña cuánto se engañan algunos creyendo que otros tienen grandes fa- cultades, cuando carecen de lo nece- sario. TODA. — A%f nos las den todas. Expresión que indica el poco cuida- do que le da a uno de que suceda una cosa, cuando no le afecta directamente. Cuéntase de cierto alguacil que al ir a cobrar una multa, no sólo no se la pagaron, sino que le pegaron encima. Presentóse desconsolado e iracundo a la vez al alcalde, y al decirle, después de contarle el trance: ¡Las dos bofeta- das que me han dado en este carrillo, se las han dado a V. S., porque mi cara representa la de V. S.!, tuvo el con- suelo de oír de labios de su jefe: ¿Sí? Pues ahí nos las den TODAS. Dar las todas. Sonar en el reloj las doce campana- das anunciadoras del mediodía o de la media noche. — Fórmula de pondera- ción por la cual se expresa que una cosa está hecha con toda perfección, a todo coste, con todo lujo, etc. Aplícase lo mismo a personas que a cosas. Z/ banquete estuvo que daba las tODAS (muy bien servido), este edificio está que da las topas (admirablemente construído); Fulana iba que daba las topas (hermo- sa, con traje lujoso y de gusto). No tenerlas todas consigo. No estar seguro de una cosa; no confiar mucho en ella. « ¿00 TODO TODO. — Aguel que todo lo dice, no saca nada de lo que dice. Aconseja el ser prudente en muchos asuntos, sin franquearse del todo, pues se queda sin reserva de que poder echar mano si le hiciese falta. Así va todo, y así se pone de lodo, Modo de lamentarse del desarreglo y falta de orden que se suele notar en el gobierno o administración de los cargos públicos. Donde no se pierde todo, algo se va ga- nando. Consuelo que se da al que pierde a medias un negocio. Cuando todo corra turbio. Frase equivalente a aun cuando así no fuera... Darlo todo, o no dar nada, Debe evitarse siempre las mezquin- dades. En todo y for todo. Entera y absolutamente, o con todas. las circunstancias. Estar uno en todo. Prever las contingencias; hallarse dispuesto para todo evento. Jugar el todo por el todo. Acometer resueltamente una empre- sa a salga lo que saliere, sin omitir sa- crificio de ningún género. Meterse en todo, como el tomate. Dícese de las personas entremetidas. Wo todo es para todos. Hay empresas de suyo tan difíciles de conseguir, que no todos se encuen- tran con la energía o posibilidad sufi- ciente para atreverse a acometerlas.— V. No a todos es dado el ir a Corinto. No todo lo podemos todos. Por mucho que uno pueda o valga, a veces necesita recurrir al auxilio ajeno. Quien puede ser suyo todo, si quiere ser de otro es loco. El que por su posición puede vivir independicntemente, hace mal en so- meterse a nadie. Quien todo lo niega, todo lo confiesa. Refrán con que se da a entender que se sospecha reo al que, habiéndose averiguado que tuvo parte en una cosa, lo niega todo. Quien todo lo quiere, todo lo pierde. — V. La conicia rompe el saco, TODOSANTOS Si todo es tal, digole trigo y semental. Modo de alabar alguna cosa. — Em- pléase también en sentido irónico, Aunque alguno se enoje, alabarse y mentir a todos coge. La lisonja, como la mentira, son vi- cios que no suelen perdonar a nadie. Bueno es que vivamos todos, que de todos es la tierra. Contra los envidiosos que tratan de entorpecer la acción de los demás, so- bre todo cuando ven que ésta es bene- ficiosa para ellos. Callar y callemos, que todos ¿for qué ca- llar tenemos. Frase con que prudentemente se in- vita a no alzar la voz cuando no se está limpio de pecado. Hacerse todos a una. Participar todos de la misma opinión para, una vez reunidos, poder oponer más fuerza. Lo de todos deseado, con gran peligro es guardado, Expresa la dificultad de preservar aquello que tiene muchos golosos, pues uno u otro lo ha de conseguir. Ni todos los que están aquí lo son, ni to- dos los que lo son están aquí. Dicho de un loco en su jaula. No todos servimos para todo. Es imposible que todas las personas tengan las mismas aptitudes. Ser uno señalado de todos, como gallina caízada. Llamar la atención general por algu- na circunstancia rara que lo distingue y singulariza.—Alude a lo nada común que era en nuestro suelo la casta de gallinas cochinchinas cuando esta locu- ción se inventó, pues data, cuando me- nos, de fines del siglo xvr. Todos son buenos, unos más y otros menos. Fórmula social acomodaticia por la cual no se molesta a nadie. TODOSANTOS. — Por Todosantos, /a nieve en los altos, y por San Andrés, en los pies. Según afirman en la provincia de Ávila, para indicar que si a principios de noviembre aparecen cubiertas de nieve las cumbres de las montañas, a fines de este mes se extiende también la nieve por los llanos. — 401 — TOLEDO TOLANO.-— Picarle a uno los tolanos. Tener muchas ganas de comer.— To- lanos, o haba, es un tumor que suele salir en la boca a las caballerías, espe- cialmente cuando son jóvenes, TOLDO. — Bajarle a uno el toldo. Domar su altivez. Poner a alguno en toldo y en peana. Elogiar o alabar exageradamente a una persona. TOLE. — Coger el tole. Emprender el camino, generalmente de prisa. TOLEDANO. — De? toledano, guárdate tarde o temprano. Howel escribe: Del toledano, gudrdate tarde y temprano. Y Hernán Núñez: Del toledano, guar- date de él tarde o temprano. Todos dan a entender que no hay que fiarse de los hijos de la imperial ciudad. El convite del toledano: bebiérades si hu- biérades almorzado. Contra los mezquinos que sólo hacen un agasajo a medias. TOLEDO.—¡4diós, Toledo; fu te vas y yo me quedo! —WVéase este mismo refrán en el artículo Após. A uso de Toledo, que pierde la dama y paga el caballero, Manifiesta lo que siempre suele ocu- rrir: que pagan justos por pecadores. En Toledo, el abad a huevo, y en Sa- lamanca, a blanca, Se decía esto para indicar que por los muchos conventos, monasterios, pa- rroquias, hospitales y otros estableci- mientos religiosos que había en ambas ciudades, los abades, es decir, los cu- ras, andaban muy abundantes. En Toledo hay una mona que sabe el Credo. —; Fesús, qué enredo! Úsase como burla de la persona que sabemos que miente en lo que dice. En Toledo zo te cases, compañero. Da a entender que las toledanas no son muy de fiar. Seguimos en la misma opinión, ya expuesta no pocas veces en esta obra, de que estos refranes lo- cales son perfectamente absurdos. ¿Es usted de Toledo? Pescador o pajarero. Alude a que en dicha localidad eran muchos los que se dedicaban antes (no sé si ahora también) a despoblar el Tajo 26 TOLERANCIA y las selvas de sus naturales habitan- tes, que no eran pequeños en número. Llueve hacia abajo, como en Toledo. Dicho de carácter jocoso. Toledo, en riqueza; Compostela, en forta- leza, y León, en sutileza. Se refiere este refrán a lo más carac- terístico de las catedrales respectivas. Vuélvete a Toledo, que vo estoy casada y amarte no puedo. Modo de significar a una persona que desista de continuar en sus pretensio- nes O deseos, por no ser posible que los vea realizados. — Son palabras de un antiguo romance. TOLERANCIA. — Ex la tolerancia se conoce el sabio. La persona de verdadero talento transige con muchas cosas que un ne- cio no dejaría pasar sin protesta. TOLETOLE. — Armarse un toletole. Levantarse un gran alboroto o con- fusión, y también suscitarse cierto ru- mor o runrún, con alusión a las pala- bras folle, tolle con que en medio de gran algazara y griterío pidieron los ju- díos a Pilatos que les quitara de la vista a Barrabás y decretara la muerte de Jesús. TOLONDRO. — Hacer una cosa a topa, tolondro. Irreflexiva y atropelladamente. TOMAR.—4/ toma, todo el mundo asoma, y al daca, todo el mundo escapa. Cuando se trata de percibir algo to- dos están propicios; al contrario ocurre cuando hay que soltar dinero. De toma a quieres, la mitad pierdes. En asuntos de comercio sale mejor librado el poseedor cuando le buscan el género para comprárselo, que no cuando él lo propone para su venta. — V. La MERCADURÍA ofrecida huele mal. El que toma, a dar se compromete. —Véa- se Quien RECIBE, O toma, a dar se obliga. A£ás vale un toma que cien te daré. —Véa- se Más vale PÁJARO en mano, que ciento volando, o que buitre volando, Más vale un toma que dos te daré. Recomienda que el bien presente que se disfruta es preferible a las espe- ranzas y promesas, aunque sean mayo- res y más halagúeñas que lo que se posee en la actualidad. — 402 s TOMATE No querer tomas ni dacas. Evitar palabras, molestias o discu- siones. Quien toma, a dar se obliga.— V. La nu- JER que prende, o foma, su cuerpo vende. Tomar una cosa por donde quema, Entenderla y tomarla en sentido pi- cante, contra la intención del que la hace o dice. Tómate ésa. Frase figurada y familiar que se usa cuando a uno se le da un golpe o se hace con él otra cosa que sienta para denotar que la merecía, o el acierto del que la ejecuta. Suele añadirse: Y vuelve por otra. TOMARES.— Ser una cosa de Tomares. Locución basada en el retruécano para significar que aquello de que se trata ha sido tomado y no comprado. Tomares es una villa distante tres cuartos de legua de Sevilla. TOMASITO.-— Saluda, Tomasito. Modo irónico de darle a entender a uno que se muestre agradecido a algún disfavor o mala obra que sele ha hecho. Se funda en el suceso siguiente que copio del diario madrileño El /mpar- cial, correspondiente al 20 de octubre de 1896, en la sección intitulada Afos- tacilla, Dice textualmente: «Final de un artículo de Æ? Correo: «Ocurre mientras tanto que, en cir- cunstancias tan críticas, el Sr. Cánovas ha puesto, por satisfacciones de vani- dad, a un hombre totalmente incapaz en el ministerio de Ultramar.» — Saluda, TomMaAsITO. TonmastTo (saludando). — Muchas gra- cias.» Es alusión a D. Tomás Castellano, ministro a la sazón de Ultramar. TOMATE. — Con tomate no hay mala co- cinera. Máxima de los partidarios de ese fru- to, con la cual dan a entender que no hay comida por mal guisada que esté que, teniendo tomate, sepa mal. z? tomate, aunque sea con chocolate. Indica que semejante fruto sabe y sienta bien, aunque sea comido con manjares antitéticos. El tomate, hasta que se remate, Es decir, que no importa comer de a TOMILLO él hasta que no quede nada, aunque sea mucho. Ponerse, o estar, más colorado que un to- mate. — V. Ponerse más colorado que UN PAVO. Ser como el tomate, que en todo se en- cuentra. Refiérese a lo muy corriente que es su uso para sazonar diferentes clases de comidas. TOMILLO. — Ser una cosa de tomillo. Locución basada en el retruécano, para significar que aquello de que se trata ha sido tomado, y no comprado. TOMO. — Ser de tomo y lomo. De mucho bulto y peso, de conside- ración o importancia. TON.— Hacer una cosa sin ton ni son. Llevarla a cabo sin razón que la jus- tifique; a tontas y a locas. TONADA.— Vo valer una persona o cosa ni la tonada de un amolador. No valer nada; ser una cosa insigni- ficante. TONADILLA.-— Vo valer una persona o cosa ni la tonadilla del fraile. — Véa- se Vo valer una persona o cosa ni la TONADA de un amolador. TONEL. — ZZ tonel vacío mete más ruido, Por lo general, los que menos dere- cho tienen suelen ser los que más gri- tan y molestan. TONO.— Darse tono. Darse uno aire de superioridad, gas- tar presunción. ¡Date tono, Maricuela!... (y se dejaba el culo fuera). Contra los que presumen de pode- rosos, sabios, listos o cosa análoga, no teniendo condiciones para ello, En tono de broma. Decir las verdades cariñosa o sola- padamente, de manera que no parezca que se trata de imponer un correctivo, aun cuando sea esa la idea que se lleva. Mudar uno de tono. Moderarse en el modo de hablar, cuando se está enardecido o enojado.— Seguir un procedimiento completa- mente opuesto al empleado anterior- mente. Salida de tono. Dicho destemplado o fuera de pro- pósito, — 403 — TONTO Subir uno de tono. Aumentar la arrogancia en el trato o el fausto en el modo de vivir. TONTA. — Vo se dijo a tonta ni a sorda. No necesitar repetir las cosas para que, las personas listas, las compren- dan o las ejecuten en el momento. Escribir a tontas y a locas. Sin pensar lo que se dice, sin fijarse y sin finalidad alguna. Hablar a tontas y a locas. Desbaratadamente, sin orden ni con- cierto. Predicar a tontas y a locas. Hacerlo sin fundamento ni concierto. TONTO. — Aunque tonto, xo tanto. Indica la conveniencia de no creer en la bondad exagerada de una per- sona. A veces es menester ser tonto con los tontos. Muchas ocasiones se presentan, par- ticularmente en sociedad, en que es conveniente disimular el talento para no rebajar al que, aun alardeando de tenerlo, está muy lejos de ello. Cuando un tonto da en hilar, no hay esto- pa que le baste. Las manías en las personas despro- vistas de sentido son exageradas, no siendo fácil irles a la mano en ellas. ¿De qué te ries, tonto? —De ver a otro, Resentido el preguntado por causa de habérsele motejado de ftorto, con- testa al preguntante, hiriéndole por los mismos filos. De tonto, de poeta y loco, cada uno tiene un poco. — V. De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco. El que no echa nada es un tonto, y el que mucho, un loco, Se refiere al juego de la Lotería ofi- cial, y singularmente a la extracción de Navidad. El que sea tonto, que estudie, o que apren- da, o que se fastidie. Alúdese a aquellas personas a quie- nes les ha ocurrido algo desagradable por falta de precaución o talento, má- xime si ya habían sido advertidas por otro. El que tonto va a la guerra, tonto viene de ella. La tontería no se cura tan fácilmente TONTO como parece, así, el que es tonto, tonto muere. ¿En qué se parece un tonto a un sabio? —En lo que calla. — V. Sabio €s quien habla poco y calla mucho, y La mejor PALABRA €s siempre la que se queda por decir. Es tan tonto, bonuchón, etc., que se cae a pedazos. Dícese del que posee una de estas cualidades de un modo exagerado. Es tonto y pide para los mártires, O y se entra en casa. Se dice del que solapadamente hace su negocio fingiéndose incapacitado. Fulano tiene tanto de tonto como yo de santo. Alabanza dirigida a la persona lista y discreta. Nadie estudia para tonto. El estudio se hace para adquirir sa- biduría; al necio le sobran los libros. Nadie, o ninguno, hay tonto para su ne- gocio, O su provecho. Por poca capacidad que uno tenga, en llegando a su propia utilidad, discu- rre con acierto.—V. Vo hay tonto para su provecho. Ni tonto ni sordo. Dícese de la persona que compren- de a media palabra la alusión que se le dirige. Ningún tonto se vuelve loco. Los excesos cerebrales ocasionan a menudo la locura; como los imbéciles no están capacitados para llevar a efec- to los primeros, queda demostrada la verdad del refrán. No hay tonto para su provecho. Es tan inherente a la condición hu- mana el mirar cada cual por la defensa de sus intereses, que ni aun los tontos se eximen de pagar semejante contri- bución, entre tantas como nos agobian. Muchos ejemplos podría aducir aho- ra en comprobación de mi tesis; pero valga por todos el siguiente, debido a la candidez (?) de cierto baturro : «Un tonto de Albeta (lugar a 12 le- guas de Zaragoza) arrancó en una no- che todos los calabazares que había en el pueblo, menos el suyo. »— ¿Por qué has hecho eso, melón? —le preguntaron. TONTO »—¡Miá que rediós!, pa que mi ma- dre venda más caras sus calabazas.» A igual propósito dice otro refrán nuestro: ¿Qué haces, soso? —Bobeo: es- cribo lo que me deben y borro lo que yo debo. ¡Y fiese usted luego de los tontos de Dios! Para tonto, quedarse en casa.—V. A otro PERRO con ese hueso. ¿Qué haces, tonto? — Buscando otro. Por alusión al que hace la pregunta que nos molesta. Ser más tonto que la tonta de la hebra de hilo, Alude a una tonta que, habiéndole dicho un chusco cómo él la pondría a cubierto de poder ser violada, se dejó coser por él mismo sus partes con agu- ja e hilo. Ser más tonto que Pichote, Ser exageradamente necio, Ser más tonto que un hilo de uvas. Dícese en Andalucía en el mismo sentido que en la frase Ser más TONTO que Pichote. Ser más tonto que una esquina. Ser completamente negado o mente- cato. Ser tonto de capirote. Persona muy necia e incapaz. Ser uno como el tonto Pajón, que, aunque parecía tonto, no lo era. — V. Es TONTO y pide para los mártires, o y se entra en casa. Si soy tonto, wéteme el dedo en la boca. Frase con que se rechaza la acusa- ción que se nos hace de no ser muy listo. Tonto que calla, por sabio pasa. — V. Ca- llando el necio, se hace discreto, Un tonto echa una piedra en un pozo, y cien discretos no la pueden sacar. Expresa que a veces los sabios no pueden con los necios. A los tontos se aparece la Madre de Dios. Indica que casi siempre tienen más suerte éstos que las personas discretas. De tontos y porfiados se mantienen estos estrados. Es -la inscripción de un cuadro que representa una persona completamen- te desnuda y otra en camisa, con un rollo de papeles debajo del brazo, que TOPO existe en el Palacio de Justicia de Va- lladolid del tiempo de la antigua Can- cillería. — V. Necros y porfados hacen ricos a los letrados. Los tontos es fruta que abunda, Desgraciadamente, el número de ton- tos es infinitamente mayor que el de los sabios, por lo mismo que aquéllos no sirven para nada. Los tontos y el buen vino con el tiempo se acabar. Cuando se conoce la necedad de una persona se abandona luego su trato, así como el vino de buena calidad se bebe antes que el que no lo es tanto. Mal de muchos, consuelo de tontos. Cuando una desgracia ocurre a gran número de personas la encuentran más llevadera los necios. TOPO. — Ser más ciego que un topo Sumamente ciego, ora se considere física, ora intelectualmente, con alusión a la cortedad de vista de aquel animal. TOQUE. — A toque de cuerda, golpe de bendición. Debe su origen dicha frase a la cos- tumbre que hay en Granada de que el día 2 de enero, aniversario de la recon- quista de esta ciudad por los Reyes Ca- tólicos, se vaya a visitar los alcázares de la Alhambra y subir a la histórica Torre de la Vela a tocar la campana que sirve para anunciar las horas de riego en la vega granadina; existiendo la antigua creencia, transmitida de ge- neración en generación, de que las sol- teras que, en el día de la Toma, como allí se llama al 2 de enero, tiren de la cuerda atada al badajo de la susodicha campana, contraerán matrimonio antes del año. Aht está el toque. — V. Aht está el Quip. Con el toque se prueba el oro, y el hombre con plata y oro. Así como la piedra de toque descu- bre los quilates que tiene el oro, así se conocen las buenas o malas cualidades que tiene el hombre en las riquezas y abundancia, o en los asuntos de inte- reses. TORCER. — Andar, o estar, torcido con uno. Estar enemistado con él o no tener la familiaridad y confianza que antes. TORGADO TORCID A.— Poder arder en una torcida. Dícese de la persona que está muy grasienta y con la ropa llena de man- chas. — Aplícase también al que está sumamente enojado y rabioso. TORDO.-— E? mal del tordo: el pico delga- do y el rabo gordo. — V. Ser uno de la calidad, o condición, del TORDO: la cara fiaca y el culo gordo. Hablar de seguro, como tordo ex campa- nario.—V. Hablar de, o desde, la TALAN- QUERA. Ser uno de la calidad, o condición, del tordo: la cara flaca y el culo gordo. Dícese de las personas que tienen ambas cualidades, muy comunes en el ave citada. TOREAR.-— Para torear y para casarse, hay que arrímarse. Además del sentido literal, significa en el figurado que, para el mejor éxito de ciertos asuntos, conviene que el in- teresado esté sobre ellos y no los pier- da de vista. TOREO.— A foco toreo, poco revisteo, A cada cosa se le debe dar la impor- tancia que se merece, El toreo es un oficio en que no se vela. Porque esa clase de festejos o diver- siones (que yo me guardaré muy bien de calificar) piden tanta atención, que sería expuesto para el diestro el eje- cutar la lidia de noche. Escrito este comentario hace muchos años, y respetado, como es natural, por nosotros, debe el ordenador hacer cons- tar que la realidad ha venido a destruir- lo, pues nadie desconoce la existencia de las corridas nocturnas, que llenan en ciertas temporadas la plaza de toros de Madrid, y que se verifican como si fue- se en pleno día, merced a los adelan- tos conseguidos con la luz eléctrica. El buen toreo ha de ser a prueba de Cuerno. Las muchas heridas que ostentan los diestros acreditan su valentía y arrojo. El mejor torero es del asta, y el mejor nadador del agua. Por desgracia, uno y otro suelen ser víctimas del elemento en que viven. TORGADO.—Arribaos, torgado, que tras la cuesta está lo llano. Excita a los holgazanes o torpes a TORIPBEO TORO que ejecuten el trabajo, por duro que | TORNIQUETE.—Dar torniquete a unz sea, pensando que tras él se hallará la justa recompensa. TORILLO. —¿Qué ha pasado? — Un tori- llo en la plaza mató a un soldado. Cuando una persona, por simple cu- riosidad pregunta algo, se le contesta cualquier tontería, comprendiendo que no le interesa el saberlo. Una de tantas es ésta. TORMENTA. — Cuando hay tormenta, con Dios se cuenta. —N. Nadie se acuer- da de Santa BÁRBARA hasta que truena. Después de la tormenta viene la bonan- za. —V. Después de una gran TORMENTA viene la serenidad. Después de una gran tormenta viene la serenidad. Cuando entre dos personas ha habi- do un disgusto, pasado éste, suele vol- ver la cordialidad de afectos. | j ] Después de una tormenta brilla más el | sol, —V. Después de una gran TORMENTA viene la serenidad. Tras la tormenta esquiva, suele la calma venir.—V, Después de una gran TORMEN- TA viene la serenidad. TORMENTOSO.-—-Si da por ser tormen- toso agosto, será luctuoso. Dícese porque las tormentas suelen ser funestas para los campos en el mes citado. TORMES.—Tormes, Tormes, for donde vienes, nunca tornes. Da a entender el deseo de que no se reproduzcan sus crecidas por los gran- des perjuicios que ocasionan en los campos por donde pasa. En análogo sentido se expresan en otras regiones, refiriéndose a los ríos que las atra- viesan. TORNAR. — Hacer una cosa a torna punta. Mutua o recíprocamente. TORNAS.-— Volverse las tornas.—V. Vol- verse la TORTILLA. TORNILLAZO.-— Dar tornillazo. * Interpretar falsamente el sentido de alguna expresión, ya sea por ignoran- cia, ya por malicia. TORNILLO. —Ser de tornillo, gue aprie- ta y afloja. Dícese de los que mudan de parecer constantemente. frase. Torcer su sentido, a fin de que diga cosa distinta de la que naturalmente aparece. TORO.—£x Toro y cinco leguas alrededor, hinca el peregrino su bordón. Manera de encarecer la bondad del vino de aquella tierra y sus contornos. Á toro muerto, gran lanzada. Aplícase a aquellos valientes que se atreven a arrostrar todos los peligros cuando ya lo han hecho otros, pero no antes. En lugar de toro dícese también MORO. (Véase.) A toro que no parte, partirle, No se debe guardar consideración con aquel que no se porta noblemen- te. — El que no hace las cosas como es debido, es preciso obligarle a que las haga. Cada uno mate su toro. — V. Cada palo que aguante su vela. Echarle a uno el toro. Decirle sin contemplación una cosa desagradable. Estar hecho un toro de fuego. Hallarse furioso, desesperado, por alguna cosa. No hay toro que se resista a dos garrochas. Refrán mejicano que expresa que la persona que tiene dignidad no con- siente alusiones molestas repetidas. Ponerse como, O hecho, un toro. Enfurecerse una persona, como su- cede con los toros cuando los sacan a la plaza para ser lidiados. Que el toro engorde, y que perezca el hombre. Aplícase a los que, con tal de lograr un fin, los medios les son indiferentes. Se parece al toro del ejido, que puesto un cuco en cada punta del cuerno, no se oye el uno al otro. Para denotar una gran cornamenta.— Tiene más uso en sentido figurado, con alusión al consorte sufrido. Soltarle a uno el toro. Apercibir a una persona, general- mente de manera desabrida y fuerte. Tener más intención que un toro, o que un toro marrajo.—V. Hacerse el MARRAJO. Toro de cinco, y torero de veinticinco. El toro ha de tener, para ser lidiado, TORO cinco años, y el torero veinticinco para lidiar a éste. Toro muerto, vaca es. — V. La MUERTE todas las cosas iguala. Toro y gallo, trucha y barbo, toao en mayo. Es decir, que este es el mes en que están en sazón las carnes de estos animales, para ser comidas con más regalo. Y dicho y hecho, se fué al toro derecho. — V. Vo ser visto ni oído. ¿Adónde va usted? —¡¡¡A los toros! — ¿De dónde viene usted? —De los toros. Expresa el entusiasmo con que se espera una fiesta o se acomete un asun- to, sólo comparable con el decaimiento que produce el haberse terminado aquélla o éste. Avíate, que vas de toros. Manera de expresar que se dé una persona prisa y se componga junta- mente, como si fuera a la fiesta cono- cida con el nombre de racional. Ciertos son los toros. Frase con que se afirma la certeza de una cosa, por lo regular desagrada- ble, que se temía o se había anun- ciado. Comer de los toros. Equivale a sacar producto de ellos, es decir, torear. Entonces serán los toros. Indica que cuando llegue el momen- to dado se tocarán las consecuencias.— V. Al FREÍR serd el retr. Haber toros y cañas. Haber fuertes disputas o porfías so- bre una cosa. Los toros dan las cornadas, y Dios se en- carga de repartirlas. Dícese cuando una persona sale con felicidad de una situación por todo ex- tremo peligrosa y comprometida y de la cual no se podía esperar humana- mente ningún resultado favorable. Los toros dan y quitan. Según es su condición, así hacen que se luzca el diestro, o, por el contrario, que se desluzca. | Los últimos toros no dan nunca honra ni provecho. Porque cansado ya el público con la lidia de los anteriores, lo que desea es retirarse del espectáculo cuanto antes. — 407 — TORTA No es lo mismo torear que ver los toros desde talanquera. — V. En salvo está el que repica y No es lo mismo predicar que dar TRIGO. Pelean los toros, y mal para las ramas. Los disgustos, oposiciones y riñas entre los cabezas de las familias y co- munidades, suelen ser causa de per- juicios y quebrantos a los que andan a su alrededor y viven a su sombra. Toros de Aldeas, échate a dormir y no los veas. Refrán muy corriente entre los afi- cionados a la fiesta taurina, dando a en- tender que los de esta ganadería son de lidia pesada y monótona. ¡Toros! Solo el aliento de los toros levan- ta un chichón. Refrán empleado por los enemigos de las corridas de toros. Ver los toros desde talanquera. Juzgar las cosas desde un sitio donde no hay peligro alguno, que no es lo mismo que verse en un trance com- prometido. Ver los toros desde una ventana.—V. Ver los TOROS desde talanquera. TORQUEMADA. — Torquemada y su asno. Aplícase a una persona de determi- nado carácter, bien político, religioso, social, etc., y sus secuaces, TORTA.-— Costar la torta un pan. Salir algo más caro de lo que se pen- saba o de lo que vale. — Experimentar algún daño o riesgo, más o menos gra- ve, que no se había previsto. Haberse comido la torta de Moron. Célebre Morón por los exquisitos polvorones que allí se fabrican, aplíca- se dicha locución proverbial al sujeto por todo extremo bobo. Toma torta, Lucía (y dábale sartenazo). Contra los malintencionados que ofrecen halagando, para causarle des- pués al incauto algún perjuicio o mo- lestia. Torta de monja, costal de harina.— V éa- se Bizcocho de monja, fanega de trigo. Ser una cosa tortas y pan pintado. Ser un trabajo, proyecto, infortunio, gasto, desconcierto, etc., menor que otro con que se compara, ya sea de igual especie o de distinta. TORTILLA — 408 — TOSTADO TORTILLA. — Hacer tortilla una cosa. | TORREZNO.—A torrezno de tocino, buen Quebrarse en menudos pedazos, oO aplastarse. La tortilla, o hacerla sobre caliente, o no hacerla. — V. Al mmerxso0 caliente, batir de repente. No se puede hacer tortilla sin romper huevos, Indica que para hacer una cosa sea la que quiera, es preciso contar antes con los elementos que indispensable- mente requiere su formación o estruc- tura, Volverse la tortilla. Suceder una cosa al contrario de lo que se esperaba. — Pasar o mudarse a otro la fortuna favorable que uno go- zaba. TORTITAS. — Ser una cosa tortitas y pan pintado. —WV. Ser una cosa TORTAS Y pan pintado. TORTOLILLO. — Quererse como dos tor- tolillos. Amarse apasionadamente y con los extremos propios de esas aves. TORRE. — Como una torre. Punto de comparación que se suele establecer para indicar la altura de una persona o cosa. Ser una torre de Babilonia. Dícese del lugar donde todo es con- fusión y desorden. Subirse a la torre.—V, Subirse al CAMPA- NARIO. Fabricar torres de viento. — V. Hacer, o levantar, CASTILLOS, €tc. Hacer, o levantar, torres de viento, o en el viento. — V. Hacer, o levantar, CASTI- | LLOS, etc. Torres más altas han venido al suelo, O por tierra. Modo de hacer bajar los ímpetus a la persona que se halla engreída por su elevada posición, o por sus muchas ri- quezas, etc. TORRELODONES. — Torrelodones, veinticinco vecinos, cincuenta ladrones. Indica la mala fama que tienen los habitantes de este pueblo, según el criterio de los habitantes de los pue- blos comarcanos. Ya hemos expresado nuestro criterio respecto a esta mate- ria en no pocas ocasiones de este Dic- CIONARIO. golpe de vino, Aconseja que sobre la carne se beba vino TOS.—De aht nace la tos a la gallina, o De aquí se levanta la tos a la gallina. Da a entender que ese es el origen de alguna cosa, por lo general desagra- dable. Es como el que tiene tos y se compra unos mitones. Dícese de aquellas cosas cuya apli- cación no corresponde al fin a que se las destina. Es el epifonema de un epigrama que dice: «Ayer se encontró Quirós a su mujer con Quiñones, y, encomendándose a Dios, fué y les dijo: ¡Indecentones! Que es como el que tiene TOS y se compra unos mitones.> TOSER. —Toserle una persona a otra. Competir con ella en algo, y espe- cialmente en valor, Por lo común sólo se usa en sentido negativo, y en frases como éstas: A m? nadie me TOSE; No hay quien me TOSA. TOSTADA. — Pegar una tostada a uno. Ejecutar una acción que redunde en perjuicio suyo o darle un chasco, sa- carle dinero con engaño, etc. TOSTADO. — Haber escrito más que el Tostado. Locución con que se designa a una persona que ha escrito mucho, bien como autor, bien como copista, aunque más frecuentemente en el primer sen- tido. Alude a la multitud de obras que dejó compuestas D. Alonso Tostado, conocido también con el nombre de D. Alonso de Madrigal, por haber naci- do en esta localidad, y con el de El Adu- lense, a causa de haber sido obispo de Á vila. El Tostado vivió cincuenta y cinco años, y habiendo dejado escritos 60.225 pliegos, resulta que corresponden tres hojas a cada día. Sus obras en latín, im- presas en Venecia el año 1615, constan * de 24 tomos en folio. Otras muchas cas- tellanas se imprimieron por separado, y algunas quedaron inéditas. TOZUDO TOZUDO. — Ser uno muy tozudo. Dícese de la persona que es muy obstinada y testaruda. TRABAJAR.—£]l que no trabaja no man- duca. Exhorta al trabajo para tener de qué vivir. El trabajar y el comer su medio ha de tener. Aconseja que no se abuse de ningu- na de estas dos cosas. Nadie sabe para quién trabaja. A veces los merecimientos de una persona redundan en provecho de un extraño. Trabajar, trabajar y nunca medrar. Indica el triste sino de muchas per- sonas, que, a pesar de ser modelos de laboriosidad, no consiguen hacer for- tuna. TRABAJO.—Con trabajo se borra lo que con dificultad se imprime. Lo que se aprende a fuerza de mu- cho estudiar no es fácil que se olvide. El gran trabajo todas las cosas vence. La perseverancia en todo es indispen- sable para conseguir lo que se desea, El mejor medio para empezar un trabajo y terminarlo bien, consiste en implorar el | auxilio de Dios. Todo lo que se encomienda a la pro- tección divina sale bien. El trabajo y la economía es la mejor lo- terta. La laboriosidad y el ahorro son las verdaderas fuentes de la riqueza, pues son cosas seguras, en tanto que el jue- go de la lotería es hijo de la casualidad. Menos trabajo kay en vivir bien gue mal. La persona que vive correctamente tiene la conciencia tranquila. Muy liviano es el trabajo que se pasa con gasajo. Cuando el trabajo se hace con gusto por verlo bien remunerado, se hace sin sentir. ¡Qué trabajo es el llegar a viejo! Manifiesta el sentimiento que causa el peso de los años. Trabajo hecho, marchante aguarda. Encarece la necesidad de terminar cuanto antes las obras empezadas, a fin de ponerlas en condiciones de más pronta salida. IA e TRABUCO Trabajo pagado, bien trabajado. Quien recibe el premio de su labor, se da por satisfecho del trabajo que ha empleado. Trabajo tiene la zorra cuando anda a grillos, Refrán con que se ponderan los cor- tos arbitrios que debe tener alguno para su manutención cuando se ve obligado a buscarla, empleándose en cosas de poquísima utilidad. Tras el trabajo viene el dinero y el des- canso. La experiencia acredita diariamente la verdad de este principio, que, por ser tan claro, no necesita explicación ni glosa alguna. Baste, pues, decir que es una advertencia que se dirige al que es pobre a consecuencia de su holgaza- nería, con el fin de que le sirva de es- tímulo para en adelante. Los trabajos hacen a la gente espantajos. Las personas desgraciadas suelen ser adustas y atrabiliarias. Los trabajos obligan a lo que un hombre no piensa. — V. La NECESIDAD hace a la vieja trotar. Los trabajos vienen al trote y se vuelven al paso. Las desgracias, como las enfermeda- des, se presentan de repente, pero se van muy despacio. Por demás toma trabajos quien en ellos no se enseña. Los que no están acostumbrados a padecer penas sufren más cuando se les presenta alguna, por pequeña e in- significante que sea. El que se enoja tiene dos trabajos. Dícese de la persona que se enfada por una causa pequeña, y que a nos- otros no nos importa. Los dos trabajos son: el de enojarse, primero, y el de tener que contentarse, después. Todos los trabajos comiendo se pasan. — V. Los DUELOS, con pan son menos. TRABUCO. — Arrojar de sí como con un trabuco. Comparación usada por Cervantes en la parte I, cap. XII del Quijote, para ex- presar el áspero desvío con que trataba la pastora Marcela a los que la reque- rían de amores. La voz trabuco no significa en este TRADUTTORE — 410 — pasaje lo que modernamente entende- mos por dicha palabra; es a saber: una escopeta corta de gran calibre, sino una máquina de guerra que se usaba en la Edad Media para arrojar con ímpetu piedras de bastante magnitud. TRADUTTORE. — Traduttore, radi- tore. Frase italiana, pero muy corriente en nuestra lengua, con que se expresa la poca confianza que se debe tener en las traducciones de las obras. TRAER. — No hacer otra cosa que traer y llevar. Dícese de los que tienen la mala cua- lidad de ser chismosos y enredadores. Traer a mal traer. Maltratarle o molestarle demasiado con cualquier especie; darle que sentir o atarearle demasiado. TRAGADERAS. —Tener uno buenos tra- gaderas. No reparar mucho en creer lo que le cuentan, sin detenerse a examinarlo. En lugar de ftragaderas, dicen otros tra- gaderos. TRAGALDABAS. — Ser un tragalda- bas. Ser muy tragón, muy ansioso para comer. TRAGALA.- Cantarle a uno el trágala, Complacerse en hacerle ver que por ley de necesidad ha de aceptar o so- portar aquello que rechazaba o de que es enemigo. . TRAGAR. — Vo foder uno tragar a una persona o una cosa. Serle por todo extremo repugnante y antipática. TRAGEDIA. — Tras la tragedia el sai- nete. No faltan asuntos en la vida que, presentándose de una manera terrible y luctuosa, terminan cómicamente, por no ser tan grande el peligro que ame- nazaban. Parar en tragedia una cosa. Tener mal fin o éxito desgraciado. TRAGO. — ZI mal trago, pasarlo luego, O pronto. Cuando es forzoso hacer una cosa que nos repugna es conveniente llevarla a cabo en seguida, sin detenernos en pensar los inconvenientes que ofrece. TRAJE Para echar un trago, cualquier pellejo es bueno. Los bebedores no reparan en la cali- dad con tal de beber. TRAICIÓN.—Za traición, contenta; pero el traidor, enfada. Cuando el objeto que perseguimos llega a ser nuestro, nos causa verdade- ra satisfacción; pero si ésto se ha con- seguido por mediación de alguien que ` no ha obrado noblemente para ello, nos molesta su intervención, y, si pudiéra- mos, lo suprimiríamos con verdadero gusto. No faltan casos. La traición aplace, pero no el que la hace. — V. La TRAICIÓN, contenta; pero el traidor, enfada. Se estima ver descubierta la traición, pero se desprecia al soplón. — V. La TRAICIÓN, contenta; pero el traidor, enfada, TRAIDOR. — 4 un traidor, dos alevosos. Da a entender que el que obra con traición no merece que se le guarde fe. Agui morirás, traidor; enemigo de doña Sancha. Empléase para demostrar la decisión formal de llevar a efecto un empeño de difícil resolución. El que avisa no es traidor. No puede acusarse de tal al que, obli- gado por fuerza mayor, nos causa un daño, si éste nos ha advertido con an- terioridad que iba a ocasionárnoslo. El traidor zo es menester siendo la trai- ción pasada, Conseguido el objeto de nuestros des- velos, el medio estorba. Quien del traidor se fía, lo sentirá algún dia. Pues lo mismo que traicionó a otros nos traicionará a nosotros. TRAJE. — Con un buen traje se encubre un mal linaje. La sociedad no suele pagarse más que de la indumentaria. Lo que va den- tro de la ropa... ¡Dios lo sabe! Conforme ven el traje tratan al paje. — V. El námitO hace al monje. Por el traje se conoce el personaje. El modo de vestir indica siempre la clase a que pertenece la persona. Vale más un traje que una vara de encaje. Lo útil debe ser preferido a lo su- perfluo. r” TRAMA TRAMA.—LZa trama de abril no enciende candil. Porque el esquilmo del olivo es en marzo. TRAMPA. — Caer en la trampa. Quedar uno cogido como en una trampa en la celada que le han ten- dido. Llevárselo todo la trampa. Perderse o malograrse un negocio, Trampa adelante. Expresión familiar que explica el porte de algunas personas que pasan la vida pidiendo en una parte para pa- gar en otra, entreteniendo el tiempo y buscando arbitrios para salir de sus urgencias. TRAMPANTOJOS. — Cegar a uno con trampantojos. Embaucarle con tonterías. Hacer trampantojos. Engañar a alguno mediante ficcio- nes deslumbradoras.—También se em- plea con los verbos meter, o ponerle, a uno, etc. TRANCA. — Quedar para tranca del in- Jfierno, No servir para nada bueno. Por trancas o for barrancas, Quieras o no quieras. TRANQUILLO. — Cogerle, o tomarle, el tranquillo a una cosa. Adiestrarse en ella, a fuerza de prac- ticarla; dar en, o acertar con, el punto de perfección que le corresponde.—Es andalucismo, y equivale a lo que en el resto de España se suele expresar con la frase Cogerle o tomarle el MRE. TRAPILLO. — Jr de trapillo. Según la Guía de Madrid, por D. An- gel Fernández de los Ríos, impresa en el año 1876, en la página 128, nota 14, se expresa de esta manera, al tratar de la calle denominada de Santiago el Verde: : «Había una ermita de Santiago que se hallaba en una pradera, entre la puerta de Toledo y el portillo de Em- bajadores, por lo que la llamaban de Santiago el Verde, y al sitio en que se encontraba el Sotillo. Zavaleta le des- cribía así: «Unos árboles, ni muchos, ni galanes, ni grandes; más parecen enfermedad del sitio que amenidad in- — 411 — TRAPO fluída. Humedece el soto, dividido en islas, Manzanares, poco más que si se- ñalaran la tierra con el dedo mojado en saliva.» Y hablando de la romería, que aun se celebraba en el siglo xvi, dice: «¡Oh inaudita devoción de la cor- te! ¡Hacer peregrinación gustosa a ve- nerar las señales de unas paredes que fueron santas! De cuantos bajan al So- tillo no debe haber tres que sepan que hubo en él tales paredes.» La fiesta se celebraba una mañana de mayo, y era conocida por el TRAPILLO; de donde pro- vino la frase ¿r de TRAPILLO, O con el desaliño del traje de la madrugada.» Sacar los trapillos a /a colada. Descubrir los defectos o faltas come- tidas por otros, sobre todo cuando se está enojado con ellos. TRAPISONDA.-— Armarse, o haber, bra- va, o buena, o linda, trapisonda. Haber gran tumulto, vocerío y con- fusión. TRAPITO.—LZos trapitos de casa se lavan en casa. —V, Quémese la casa y no salga humo. Sacar, o ponerse, los trapitos de cristia- nar, o de cuando repican gordo, Vestirse con esmero, sobre todo en día señalado. TRAPO.—A cualquier trapo con tirilla le llaman camisa. Refrán con que se moteja a las per- sonas O cosas a las cuales se pretende dar más valor del que realmente tie- nen en sí. Acude con trapo, que se caga Marco. Manera de burlarse de los que se dan mucho tono. Andar con un trapo atrás y oiro adelante. Mal vestido; sin tener que comer, Echa trapo, y pasarás ařo.— V. Remienda fu SAYO, y pasards tu año. El que ha sido trapo antes que mantel, no hay que esperar, o fiarse, de él. Por lo general, el que llega a alcan- zar un alto puesto, siendo su origen poco menos que la basura, suele enso- berbecerse hasta tal punto, que cree que los demás seres de la creación han sido hechos exclusivamente para ado- rarle. Hacer uno una cosa a todo trapo. Con eficacia, energía, actividad, en- TRAQUE BARRAQUE tusiasmo, etc.—Llaman los marinos za- vegar a lodo TRAPO, O a toda vela, cuan- do sueltan todas éstas al viento para comunicar mayor empuje a la embar- cación : de aquí la frase. Poner a uno como un trapo, o como un renegrido trapo. Reprenderle agriamente, o dirigirle palabras enojosas u ofensivas. —Se en- tiende por trafo la rodilla de cocina. Soltar el trapo. Echarse a llorar, o a reír.—Aquí tie- ne trapo la significación náutica expli- cada poco ha. Los trapos que yo desecho no me los vuel- vo a poner, Denota desprecio hacia alguna per- sona con quien no se quiere volver a tener trato. Sacar los trapos, o todos los trapos, a la colada, o a relucir. Echar a uno en rostro sus faltas y hacerlas públicas, en especial cuando se riñe con él acaloradamente. TRAQUE BARRAQUE.-— 4 traque barraque. En toda ocasión, a cada momento, venga o no venga al caso. TRASCENDER. — Huele que trasciende. | Frase con que se pondera el olor, por lo regular agradable, de algún ob- jeto hasta tal punto que se percibe mu- cho antes de estar junto a él. TRASERO.-—¡Cuánto se halla trasero, quien ensilla muy delantero! —V. Quien ADELANTE 2%o cata, atrás se halla. El que tiene trasero, tiene miedo. Quien tiene bienes conocidos está constantemente expuesto a que le mal- traten su hacienda, o le obliguen al pago de impuestos abusivos, etc. Quien mal tiene en el trasero, no puede estar quedo. Hay cierta clase de enfermedades, que no tenemos para qué nombrar, que no permiten al que las sufre estar tran- quilo en ninguna parte sentado. TRASPIÉS.— Echar traspiés. Cometer errores o faltas. TRASQUILADO. — Colarse como tras- quilado for Iglesia. Introducirse suavemente en algún pa- raje adonde no ha sido uno llamado. Parece una alusión a la conducta em- — 412 — TRASTORNAR pleada por algunos motilones que, pre- valiéndose del hábito monacal, se en- tremeten donde les acomoda con la mayor frescura. Don Mariano Pardo de Figueroa explica esta locución compa- rativa del modo siguiente: «El cabello largo fué considerado como una señal de vanidad o como un distintivo de las clases altas y privile- giadas; en ocasiones equivalía a la co- rona, y así, dicen nuestras crónicas que, motilado Wamba, quedó incapaz de rei- nar, La Iglesia ha querido que sus mi- nistros se despojasen de este adorno mundano para dar así una prueba de humildad, y de aquí sin duda el origen de la tonsura. Sentados estos preceden- tes, se explica la liberted y franqueza que da a entender la locución de que nos ocupamos, porque siendo la pala- bra trasquilado sinónimo de eclesidsti- co, es claro que éstos entran en la Igle- sia, considerándola casi como su casa, Esta locución explica lo mismo que aquella otra de como Pedro por su casa, en la cual el Pedro equivale a un, algún u Otro nombre indefinido. » TRASQUILAR. — Basta trasquilar siz desollar, Ya que se haga un mal, sea éste el menor posible. TRASTE.-—Dar al traste con alguna per- sona o cosa, Acabar con ella de mala manera. — Concluir una cosa.— Salir fallida, tener mal éxito o resultado. — Arremeter a una cosa inconsideradamente, menos- preciándola, conculcándola o destro- zándola y dándole fin. Ir uno fuera de trastes. Obrar sin concierto, decir lo que no es regular. TRASTEAR.—Saber trastear a una per- sona o una cosa. — V. Saber LLAVEAR a una persona o una cosa. TRASTO. — Ser un trasto. Aplícase a la persona que se hace despreciable por su conducta, Tirarse los trastos a la cabeza. Altercar violentamente dos o más personas. TRASTORNAR.-— Tanto entorno que tras- tornó. Manifiesta que los nimiamente exi- TRATAMIENTO gentes suelen echar a perder las cosas a fuerza de querer perfeccionarlas, apu- rarlas o pulirlas más de lo que con- viene, TRATAMIENTO. — Acar a uno el tra- tamiento. No darle el que le corresponde por su categoría o dignidad.—Llamar a uno de tú, o tutearle. TRATAR.-— Lo que bien sabe tratado, bien se rumia siendo acordado. Cuando las negociaciones se llevan con legalidad, producen la general sa- tisfacción al llegar a su término. Cada uno trata de lo que mata. Es natural que cada uno se ocupe de preferencia en aquello que maneja o de que entiende, o a lo que más le in- clina su afición. Lo tratado cs lo tratado. Expresión con que se manifiesta la obligación que hay de cumplir aquello que se estipuló. TRATO. — Dar trato de cuerda. Tratar mal a una persona. El mucho trato causa menosprecio, La mucha confianza empleada con los inferiores hace que éstos lleguen a con- siderarse como iguales a los que con aquélla le honran, y no les traten, por consiguiente, con el debido respeto. El trato engendra cariño. La amistad, así como el amor, no se improvisa; es el resultado de la repeti- ción de actos sociables. El trato es trato.— V. Lo TRATADO es lo TRATADO. Para trato, los peores los pretendidos se- ores. Los que, saliendo de la nada, se lle- gan a ver en altos puestos, son los más malos para mandar a los inferiores, es decir, a los que son como ellos fueron. Derreniega de tratos sin ganancia. Para no conseguir ningún provecho no hay necesidad de meterse en socie- dad ni compañías. TRAVÉS. — Dar al través con alguna cosa. Destruirla, perderla, malbaratarla. TRÉBOL. — Dame trébol con dos hojas, darte he mozas en que escojas. Preocupación vulgar fundada en que el trébol, tanto de dos hojas como de TREMENDA cuatro, dan la suerte al que los halla,, pues, efectivamente, suelen ser raros. Dame trébol con dos hojas y te daré mu- chachas en que escojas. — Véase el an- terior. TRECE. — £Echarlo todo a trece, aunque no se venda. — V. Echarlo todo a Doce, aunque nunca se venda. Permanecer, estarse en, o no salir de sus trece. Abundando en la idea manifestada en el artículo £charlo todo a DOCE, aun- que nunca se venda (véase), creo que estarse, permanecer, o no salir de sus TRECE, equivale a no cambiar de determina dE 1.2 345673910124 continuando fuerte en ella, a pesar de- todos los argumentos que se le aduzcan. en contra. Quedarse a trece del mes. Estar sin dinero o Sn un marald i. 123 45 6 7 8910111213 TREINTA.— Estar uno que echa las trein- ta monedas, o los treinta dineros. Hallarse furioso y desesperado, como le pasó a Judas después de cometida la entrega de la persona del Salvador, pac- tada en treinta siclos, que, al ir a de- volver al templo, pesaroso y avergon- zado, el importe de tan villana venta, como quiera se negaran a admitirlo los príncipes de los sacerdotes y los an- cianos, arrojó violentamente al suelo el dinero. No tener más que treinta días al mes. No poseer capital, sueldo ni jornal alguno. Después de treinta pleitos que se han ven- cido, se ve uno a pedir limosna reduci- do. — V. Pretos tengas y los ganes. Hablar más que treinta procuradores. Expresa la intención de ser muy lo- cuaz en algún informe o asunto de ín- dole parecida. — Dícese de la persona que habla excesivamente, particular- mente las mujeres. TREMENDA.-— Echar for la tremenda.. Pretender conseguir alguna cosa, no por medios corteses, sino a la fuerza,., promoviendo escándalo e imponiéndo-- se por valentía. TREN Quien a los treinta no asesa, no comprará dehesa, El que no tiene juicio cumplidos los treinta años, con dificultad lo tendrá después para adelantar sus intereses. TREN. — Vo haber llegado uno en el tren de las ocho y cuarenta. No ser simple o bobalicón. — Alude a que los trenes baratos que conducen a los viajeros paletos o de pueblo, sue- len llegar a Madrid a dicha hora de la mañana. TREPE. — Echar un trepe. Echar una reprimenda, una repren- sión acre, vehemente y más o menos prolija; de ahí que el que la dirige pa- rece como que se sube, monta o trepa a las barbas del reprendido. TRES. — A tres días buenos, cabo de mal extremo. Por lo general, lo bueno no suele du- rar mucho tiempo. A tres, o A las tres, va la vencida. Exhorta a no desanimarse en aquello que se emprende sin obtener en un principio el resultado apetecido, por- que la constancia suele ser garantía del buen éxito. — Enseña, por el contrario, que, después de varias tentativas in- fructuosas, lo prudente es dejarse ven- cer, esto es, desistir del intento. —Últi- mamente, se da con esta expresión en cara a aquel que, habiendo cometido ya dos faltas, no se le quiere pasar una más, Léese en el Diccionario de Terreros, artículo 7riario, lo siguiente: «En la milicia romana había los sol- dados llamados p1lati o velites, armados a la ligera, y eran los del ínfimo pueblo y los bisoños, y éstos iban en la fila primera; en la segunda iban los que lla- maban piqueros, bastati, y excedían en valor y mérito a los primeros; y en la tercera fila iban los que llamaban triía- rios, y eran más valerosos, veteranos, y que sostenían a las dos filas prece- dentes, y de aquí vino el adagio de decir cuando se echaba el último es- fuerzo: Ad triarios ventum est, que en castellano decimos: A Zas TRES va la vencida, o se echa el resto, etc. También les llamaban en latín postsigrant, por- que iban detrás de la tercera fila, en TRIBULACIÓN que estaban los que se llamaban prin- cipes, que llevaban los estandartes.» Andar a tres menos cuartillo. — V. Estar a la CUARTA Pregunta. Como tres y dos son cinco. Se emplea dicha frase para garanti- zar la existencia o realización de algu- na cosa, a la manera que la suma de dos objetos con otros tres homogéneos, no pueden dar por resultado sino cinco. Donde comen tres, comen cuatro. — V. En la mesa de San Francisco, donde comen cuatro, comen cinco. Estar a las tres de la tarde. Equivale a tener la cabeza da 1143 o sea, trascordada. Lo que saben tres, sabe toda res. — V. SE- CRETO de tres, vocinglero es. No ver tres sobre un borrico, o sobre un pollino. Ser muy corto de vista. Ser de tres al cuarto. Dícese de aquella persona o cosa que no vale nada, o no tiene importancia alguna. Ser tres, dos y as. — V. No salir uno de SOTA, caballo y rey. Sucederle a uno, oa una cosa, tres cuar- tos de lo propto. Ocurrir o pasar lo mismo que con otra igual, o distinta; v. gr.: Hace dos años me quedé sin veranear, y en éste me va a suceder TRES Cuartos de lo propio; Á ti te duró el último calzado un mes, y a mí, con este sombrero me sucederá TRES cuartos de lo propio, TRESILLO. — Si al tresillo as de ganar, no te canses de pasar. Recomienda prudentemente a los ju- gadores de tresillo que no hagan entra- das, o jueguen, más que cuando vean que tienen seguridad de ganar, TRIBULACIÓN.—Tribulación, lerma- nos: entre dos, tres pollos. Se usa esta frase cuando hay poca comida que repartir entre muchos. En las tribulaciones y males conocerás a los amigos leales. La amistad verdadera toma parte en los dolores y desgracias de los amigos» como si fueran propios. TRIBUNAL d TRIBUNAL.—Acudir al tribunal de Pon- cio Pilato, Perder el tiempo en formular una protesta, TRIGO.— Adónde vas, trigo tardío? — En busca del temprano. — Ni en paja ni en grano. Refrán agronómico con el cual se ex- presa bien la diferencia de productos de uno y otro grano. ¡Bueno; a falta de trigo, venga centeno! Refrán en que se suele prorrumpir al tener que conformarse con alguna cosa de menos estima, por habérsenos escapado de las manos otra más venta- josa o lucrativa. Cuando el trigo está loro, es el bardo como un Loro. Loro significa rubio, blondo, dorado. La Academia apunta este refrán, en sus tres primeras ediciones, de la si- guiente manera: «Cuando el frigo está loro, vale el mújil oro.» Cuando siembres, siembra trigo; que cht- charos hacen ruido. — V. Sino TRIGO 0 cebada, todo lo demds es nada. El trigo acostado, el dueño levantado, Cuando el trigo se echa por la mu- cha y muy granada espiga, el dueño se levanta por la utilidad y ganancia que le resulta. El trigo y la mujer, al candil parecen bien. — V. De NOCHE lodos los gatos son pardos. Estése el trigo en el horón, que no faltará comprador, pero sin corcón. Todo lo que se posee se vende tar- de o temprano. arto trigo tenía mi padre en un cántaro. Manera de consolarse con poca cosa. Ni mio es el trigo, ni mía es la cibera, y muela quien quiera, Conviene no mezclarse en los asun- tos ajenos sin ser llamado. No conocen el trigo todas aves. No es dado a todos el saber mucho. No digas que tienes trigo, hasta que lo ha- yas cogido. No debe uno alabarse de las cosas hasta haberlas conseguido, Nunca por mucho trigo es mal año, Advierte que lo que abunda, siendo bueno, no daña. — 415 — TRINCA ¿Quieres que el trigo te honre la barba? Múllete la cama. Se dice porque cuando se quitan las malas hierbas de la tierra, y no se aho- rran labores a ésta, la cosecha es más abundante y provechosa. Ser trigo que cae en el camino. Equivale a ser tiempo perdido todo lo que se haga para conseguir una cosa. Si no trigo o cebada, todo lo demás es nada. Recomienda que sólo se debe traba- jar o emplear el caudal en cosas de uti- lidad, o que den lucro. Si te fuere bueno el trigo tardío, no se lo digas a tus hijos. Refrán agronómico con el cual se ex- presa que el trigo tardío no suele ser de tan buena calidad como el tempra- no, y se aconseja la actividad. Si todo es tal, digole trigo y semental, Aplícase cuando se ve la muestra de una cosa buena. Trigo acamado, amo levantado, — V. El TRIGO Acostado, el dueño levantado. Trigo santero no llena granero. El trigo que empieza a germinar a principios de noviembre, no suele ser el que da más producto. Una cosa es predicar y otra dar trigo. — V. El HABLAR cuesta poco. Arrojarse por medio de los trigos. Dicese también, igualmente en sen- tido figurado: Echar, o irse, por esos TRI- GOS, O for esos TRIGOS de Dios, y su sig- nificación es ir desacertado y fuera de camino, hacer alguna cosa a la aventu- ra o a lo que salga, Con eso verá bien los trigos. Frase que se suele dirigir a los calvos. Echar uno por esos trigos, o por los tri- gos de Dios. — V. Arrojarse por medio de los TRIGOS. Será bueno sembrar los trigos en tiempo de agua y lodo, y el kordio en polvo. Indica la fecha en que se debe hacer esa operación agrícola. El 2ordío es voz anticuada, que significa la cebada. TRINCA. — £star a la trinca. Dícese figurada y familiarmente de la persona o cosa que está muy aseada y compuesta, o que se halla provista de los requisitos indispensables para su comodidad, perfección o conve- TRINQUETE niencia. En esta acepción se aparta de su Origen recto, pues Estar a la TRINCA, o a la capa, significa, en el tecnicismo náutico, «Disponer las velas de la em- barcación de modo que ande poco o nada». TRINQUETE.—A cada trinquete, o tri- quete. Á cada paso, en cada lance u oca- sión. Cervantes usó la segunda fórmu- la en su Quijote. TRIPA. — Parecer una tripa de morcón. Se aplica por lo regular esta compa- ración a la mujer excesivamente grue- sa, y que por su abandono en el vestir carece de talle. ¿Qué tripa se te ha roto? Pregunta que, en son de burla, se dirige a aquel que hace grandes de- mostraciones de dolor, sin motivo ni fundamento alguno para ello. Sacar uno la tripa de mal año.—V. Sacar el VIENTRE de mal año, Ser algo como la tripa de Forge, que tan pronto se alarga como se encoge. Dícese de toda situación u objeto, cuya condición es ser voluble o insub- sistente, o del proceder inconsecuen- te de una persona, etc, Tener da TRIPA de Jorge. Aplícase a aquel que come mucho. Tripa llena, ni bien huye ni bien pelea. El que se encuentra haciendo la di- gestión de una buena comida, no está en condiciones de hacer ninguna de las dos cosas que el refrán indica. De malas tripas, malas morcillas. Con malos elementos no es fácil con- seguir buenos resultados. Devanar, rallar o revolver, a uno las tri- pas una persona o cosa. Causarle grave disgusto, insoporta- ble incomodidad o gran repugnancia. Estimo que, en lugar de devanar, se- ría más propio decir rebarmar, como lo hacen algunas personas, apartándose en esto, como en otras muchas ocasio- nes, de lo que enseña la Academia. Echar uno las tripas.—V. Echar uno las ENTRAÑAS. Gustarle a uno alguna cosa como si le ra- yaran las tripas. Serle sumamente desagradable o mo- lesta. — 416 — TRIS Hacer de tripas corazón. Esforzarse para disimular el miedo o cualquier otro sentimiento. Las tripas gruñen de verse juntas.—V éa- se Por eso riñen las TRIPAS, porque estás Juntas. No llores, aunque te veas con las tripas er la mano. Manera de intentar fortalecer el áni- mo del que llora, especialmente si es un chico, a fin de que domine resigna- do su pena. Todavía parece más enérgico este otro modo de decir, por cuanto se in- teresa el amor propio de un muchacho, al contemplarse éste parangonado con las personas mayores: Los hombres no lloran, aunque se vean con las TRIPAS arrastrando, No se te saldrán las tripas por aki. Dícese en son de mofa al que se que- ja infundadamente o hace aspavientos de algún leve rasguño o herida que ha recibido. No tener tripas ni cuajar. —V. Sin TRIPAS ni cuajar. Por eso riñen las tripas, porque están juntas, Las desavenencias suelen nacer de las personas que viven unidas, o que mantienen amistad muy estrecha, más bien que no de las que se tratan de lejos. Sacar las tripas a uno.—V, Sacarle a uno lOS REDAÑOS., Sin tripas xi cuajar. Aplícase jocosamente al sujeto, o al animal, que se halla muy consumido y flaco, Tripas llevan pies, que no pies tripas, o Tripas llevan corazón, que no corazón tripas. El mejor medio para tener valor y fuerzas es el estar bien alimentado. TRIQUITRAQUE. — 4A cada triquitra- que.—V. A TRAQUE BARRAQUE. TRIS. — En un tris. En un instante. En peligro inminen- te.— Es palabra de origen griego, que significa pelo. Así, cuando decimos: ža estado en un TRIS Para caerse, quiere de- cir: ha estado en un pelo para caerse, es decir, que ha faltado muy poco para ello. P + TRTE TRISTE. — Si alguno está triste, ore; si contento, cante. Según el ánimo de cada uno y de las circunstancias por que atraviesa, así debe obrar. TRISTEZA. — La mucha tristeza mucho cuidado pon. La mucha tristeza acarrea grandes males. Las tristezas del corazón salen al rostro. El que tiene una pena no puede ma- nifestar alegría en el semblante. Las tristezas no se hicieron para las bes- tias, sino para los hombres. Especie de fórmula consolatoria di- rigida a los que sufren a causa de al- gún mal moral. Mal se pueden llevar las tristezas del dnimo, si no se esfuerzan los descatci- mientos del cuerpo. Por lo general, el que está triste no come; para evitar los males que la abs- tinencia puede acarrear para el cuer- po, se suele emplear esta frase. TRIUNFO.— Costar un triunfo una cosa. Hacerla o conseguirla a fuerza de trabajo, dificultades, sacrificios, etc. Irse a, llevarse, ser el mejor triunfo de la baraja. Irse a, llevarse, ser lo mejor de algu- na Cosa. Poder darle a uno triunfo y baza.—Véa- se Poder uno darle a otro QUINCE y falta. Ser el último triunfo de la baraja.—V éa- se Ser la última PALABRA del Credo. TRIZAS.— Hacer trizas. Herir o lastimar gravemente a una persona o a un animal. — Desmenuzar una Cosa. TROCHEMOCHE. — Hacer una cosa a, trochemoche, o a troche y moche. Disparatada e inconsideradamente, venga o no venga al caso, pegue o no pegue, a diestro y siniestro. TROJE.— Vo hinche su troje quien a luna se acoge. El hacer caso de las supersticiones vulgares, no da buen resultado. TROMBÓN.-— Dijo el trombón a la trom- pa: cállate, que asordas.—V. Dijo la sar- TÉN al cazo : quita allá, que me tiznas. TROMPA.—Hacer una cosa de trompa y talega. Sin reflexión, orden ni concierto. TRONCO TROMPETA. -Za trompeta, o Las cien trompetas de la Fama. La facilidad con que se propagan las noticias, rumores, etc., lo mismo en bien que en mal, al pasar de boca en boca.—Alude a que la Mitología repre- senta a esa deidad en ademán de ir vo- lando, joven, con alas llenas de ojos, bocas y lenguas, la ropa ondulante y tocando una trompeta, TROMPO. — Coógeme ese trompo en la uña. —V. ¡Áteme usted esas moscas por el rabo! Dormir como un trompo. — V. Dormir como UN LIRÓN, O MÁS QuE un LIRÓN. Encabúyame ese trompo. — V. ¡Áteme us- ted esas MOSCAS por el rabo! Ponerse como un trompo. Comer, o beber hasta hincharse. Ser un trompo. / Dícese de la persona de pocas facul- tades; más claro: ser muy bruto. Si quieres divertirte, compra un trompo y una guita, Cuando una persona trata de pasar el rato con otra, suele dirigírsele esta frase. TRONAR.— Cuando truena, llover quiere. El que está irritado, siempre busca alguno que sea la víctima de su enojo. Para tanto tronar, poco ha llovido. Aplícase a aquellos actos en que, después de muchos preparativos, no responden a éstos los resultados. Por lo que pudiere tronar. Por lo que sucediere o acaeciere. Dícese cuando uno se previene, o trata de prevenirse, contra un riesgo o con- tingencia. TRONCO. — Dormir como un tronco. — V. Dormir como un LIRÓN, O más que un LIRÓN. Estar como, o hecho, un tronco. Hallarse privado del uso de los sen- tidos, o de los miembros, a consecuen- cia de algún accidente, parálisis, etc.— Estar profundamente dormido. Más vale irse al tronco, que no a las ramas. Para mejor lograr uno su pretensión, lo más expeditivo es, siempre que así se pueda hacer, acudir directamente al superior antes que a los subal- ternos. ——_—— 27 TRONCHOS TRONCHOS. - Gana tiene de tronchos el que besa al hortelano. Dícese de la persona que halaga a otra con el objeto de alcanzar de ella el objeto que se propone. TRONER A.— Ser un tronera. Dícese de la persona desbaratada en sus acciones, que no guarda orden ni concierto en ellas. | TRONO. — E? trono del rey de España es el primero después del de Dios. Alude a que Madrid es la capital de Europa que ostenta más elevación so- bre el nivel del mar. TROP A.—A uso de tropa, cada uno se fas- tidia cuando le toca. Indica la obligación que tenemos de sufrir las molestias que nos ocasionan los demás, cuando nos corresponde. A vivir, tropa. Algunos añaden: el gue quiera abrigarse, que compre ropa. Es decir, a buscárselas cada uno co- mo pueda, a fin de no vivir a costa de los demás. TROPEZÓN.-— A! primer tropezón, ma- wores los ayes son. El primer descalabro de la vida es el que más duele, porque es el que más nos impresiona, a causa de no estar acostumbrado a sufrirlos. Tropezón y herida, tarde se olvida, Lo que nos toca muy de cerca no es fácil apartarlo de la memoria. TROTERA.-— Bien holgarás, trotera, que a Balconete no irás por brevas. Se atribuye el origen de dicho refrán al siguiente hecho: Entre las famosas relaciones topográ- ficas de Felipe II, figura la del pueblo de Balconete, en la Alcarria, de la cual tomamos literalmente este párrafo: «A los 44 capitulos dixo: que no sabe otra cosa que ser notable en la dicha villa de Valconete, sino es haber oido un refrán que dicen: agora olga- rás trotera, y no irás por bebras a Val- conete, y que se dice porque en una ladera entre la dicha villa y Retuerta, donde dicen la Fuente del Chorrillo, hay muchos huertos y higucrales, don- de se cojen muchas bebras, y que de otro pueblo comarcano vino una mu- ger por bebras y cayó de una higuera abajo y se quebró una pierna, y desque — 418 — TRUENO la llevaron a su pueblo y la vido el ma- rido, y que iba coxa le dixo ansí: pese a tal: agora holgarás, trotera, y no irás a cojer bebras a Valconete.» TROYA. — Aquí fué Troya. Con esta frase damos a entender que sólo han quedado las ruinas y señales de alguna gran población o edificio; o bien que ha ocurrido algún aconteci- miento infausto o ruidoso, ya sea con relación a un hecho pasado o presente. Alude a la ruina de Troya, célebre y antiquísima ciudad del Asia Menor, si- tuada a la falda del monte Ida, a la que tuvieron sitiada los griegos con mil na- ves por espacio de más de diez años, rindiéndose al fin el de 1282 antes de la venida de J.-C. Arda Troya, pues robaron a Elena; y acd- bese el mundo, pues faltó de él don Fa- cundo. Refrán burlesco. — V. ¡Arda Troya! ¡Arda Troya! Denota la resolución de llevar uno a cabo su gusto o propósito, sin repa- rar en lo que pueda sobrevenir. TRUCHA.— Buena es la trucha, mejor el salmón, bueno es el sábalo cuando es de sazón. Opiniones que no hemos de rebatir, toda vez que cada uno atiende a su paladar. A todos nos agrada tomar truchas a òra- gas enjutas. Conseguir lo que se desea, sin mo- lestias de ningún género, es verdade- ramente envidiable. Las truchas y las mentiras, cuanto mayo- res, tanto mejores. Alude a que este pescado es prefe- rible siendo ya formado que siendo pequeño o recién nacido. No se cogen, o pescan, o toman, truchas a bragas enjutas. Para conseguir aquello que se desea, es necesario pasar trabajo y diligencia. TRUENO. — Afás vale dar buen trueno, que dinero a maese Pedro. En muchos casos es preferible des- cararse y echarla por la tremenda, a tener que sufrir gabelas o pagarlas. Ser un trueno. Dícese de la persona que es muy atolondrada, o por extremo viva. TU — 419 — Los truenos y la mar, enseñan a rezar.— | V. Si quieres aprender a orar, entra en Ja MAR, TÚ.—4, o de, tá por tú. Algunos añaden: como en taberna. Tuteándose, con toda familiaridad y franqueza, cuando no hay motivo para ello. —Descompuestamente, sin modo ni respeto alguno. — Dícese por lo re- gular de los que riñen vaciándose en palabras soeces y perdiéndose la cor- tesía. Cuando tú vas, yo vuelvo. Dícese a aquellos que nos van a dar una noticia cuando ya estamos hartos de saberla. Yo como tú, y tú como yo, el diablo nos juntó.—V. Dios los cría, y ellos se juntan. TUÁUTEM.-— Ser el tuáutem. Consistir en ello la dificultad. Muchos añaden: del todo. TUDESCO.-— Beber más que un tudesco, o como un tudesco. Beber vino con exceso. TUERO. — Amargar más que el tuero. El tuero (hoy la tuera) es la coloquín- tida, especie de calabacilla silvestre muy amarga y purgante. TUERTA. — A lo que estamos, tuerta. Expresión con que se llama la aten- ción a una persona, a fin de que no se distraiga y ponga cuidado en lo que está haciendo. — Equivale también a estar a su negocio cada uno. Aunque tuerta, ro es nuestra. Dícese cuando a un inconveniente, reparo, etc., se le añade otro mayor, con lo que resulta notablemente agra- vado en sus circunstancias. ¿Soy, por ventura, tuerta o ciega? Dícelo la persona a quien quieren hacer creer lo que no existe, especial- mente con miras particulares. TUERTO.—A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo. Aplícase a los ambiciosos que usan de todos los medios para satisfacer su ambición, ya sean buenos o malos, Con un poco de tuerto, llega el hombre a su derecho. Para conseguir aquello que se nos debe en justicia, hay que emplear a veces procedimientos no muy equita- tivos para lograrlo. TURCO Ser como el tuerto en tierra de ciegos. — V. En tierra de C1EGOS, el tuerto es rey. Tuerto o derecho. Fórmula con la cual se promete lle- var a efecto una cosa con razón o sin ella, por buenas o por malas, o en cual- quier forma que sea. TUÉTANO.-— Hasta los tuétanos. Hasta lo más íntimo o profundo de la parte física o moral del individuo. Sacarle a uno los tuétanos.—V. Sacarle a uno /os REDAÑOS. TULLIR.— Ni tulle, ri mulle.—V. Ni HA- BLAR 2i parlar. ‘TUMBO. — /r dando tumbos. Ir de viaje en algún carruaje de malas condiciones. — Ir haciendo eses.—Mar- char los asuntos de mal en peor.—Lle- var un género de vida sumamente accidentado y poco correcto. TUNDA. — Darle a uno una tunda. Vapulearle, pegarle. — Moralmente significa vencerle, dominarle en cual- quier acto. TUPÉ. — Tener tupé una persona o cosa. Aplicado a las personas, equivale a tacharla de fresca, desahogada o sin- vergúenza; y a las cosas, ser notable, característica. Aplícase más en el pri- mer sentido que en él segundo. TUPIDO. — Ser más tupido que caldo de habas, l Ser excesivamente torpe y rudo. — Ser algo muy espeso. TURBIO. — A todo turbio correr. Aun concediendo mucho; aun dán- dose de malas.—Exagerando algo. De turbio en turbio. — V. De craro en CLARO. TURCA. — Coger una turca. Equivale a embriagarse, empleando uno de los distintos nombres con que se conoce la borrachera, TURCO. — Así (sucederá esto o aquello), como yo soy gran Turco. Modo de expresar que una cosa no ha de verificarse. Eres turco, y zo te creo. Hay que oír con recelo o prevención el dictamen de una persona interesa- da en el asunto de que se trata, por temor de que resulte apasionado su juicio al trabajar en beneficio de sus intereses, TURPIN Más... que el turco. Comparación casi siempre empleada en mala parte. Turcos y monjas, todos llevan la cabeza vestida de trapos. Modo de dar a entender que «no me- rece el reparo propuesto se haga el más mínimo caso de él, por ser dema- siado nimio y fútil». Tal es la réplica que dirigió Santa Teresa a Fr. José de la Miseria, cuan- | do, tratándose de levantar en Madrid el convento de las Carmelitas Descal- zas, calle de Alcalá, le objetó aquel santo varón que no le parecía acertado se edificara tan próximo a la casa-quin- ta donde poco antes se había hospeda- do el embajador turco con su numero- sa comitiva. TURPIN.—Ser más embustero que Turpin. Es frase usada de muy antiguo, para expresar que una persona es suma- mente embustera. El origen de dicha frase se debe a un tal Juan Turpin, o según otros Fil- pin, contemporáneo de Carlomagno, que fué monje de San Dionisio, cerca de París, y luego arzobispo de Reims. Unos dos siglos después de muerto, se escribió bajo su nombre una historia de Carlomagno llena de tantas falsedades, que dió lugar a dicho refrán. TURRÓN. —; Ok turrón, turrón, tu- rrón, cuán grande es tu omnipotencia! Dicho debido al periódico oposicio- nista La Posdata (Madrid, 1842-1846), y el cual lo hizo bueno al acabar por dar- se un atracón de aquella misma confi- tura que antes manifestaba causarle tanta repugnancia. No hay para qué decir, que el turrón que aquí se cita es el Poder o mando en política, y, por lo tanto, equivale a disponer del presu- puesto. TUS.— Cuando te hicieren tus tus con algu- na buena dádiva, envásala. No se debe desaprovechar la opor- tunidad de tomar lo que se nos ofrece. Sin decir tus ni mus. Se dice del que permanece silencio- TUYO so, sin hablar ni protestar, si el caso lo requiere. TUTA.— A Tuta, que es tierra de limosna. Fórmula con que se despide a cajas destempladas a los que nos molestan con peticiones continuas. TUTÍA.— No hay tutia. — V, No haber lu TÍA. TUYA. - Entro en la tuya, para salirnie con la mía. El modo de que acabe uno por con- seguir la realización de lo que se pro- pone, es empezar por acceder a lo que quiere la otra parte, lo cual resulta na- turalmente contrario a nuestro gusto, De ese modo nos vamos captando in- sensiblemente la voluntad ajena, y, una vez dueños de ella, disponemos a nues- tro arbitrio con toda seguridad. Esta locución la he visto atribuída unas veces a San Francisco Javier, y otras a Felipe IT. La tuya sobre la mía, A porfía, sin querer ceder ninguno de lo que sostiene. TUYO. - A /o tuyo, tú. Enseña a cuidarse cada uno de lo que le incumbe o interesa. Arma lo tuyo, y respeta lo ajeno; que ague- llo es miel, y esto veneno. Enseña a contentarse con lo que le pertenece, sin ambicionar lo de nadie. Lo tuyo, mío, y lo mío, de nadie. Frase que se aplica a los egoístas. Aunque de los tuyos mal quieras decir, no te gusta ofr. Aunque una persona hable mal de cualquier individuo de su familia, le molesta que un extraño lo haga tam- bién, dándose el caso de que se salga a su defensa, sin perjuicio de zaherirle al día siguiente. Con mal o con bien, a los tuyos te atén. Es preferible llevarse bien con la fa- milia, aun Cuando ésta no sea lo que debiera para uno. Por do fueres, de los tuyos halles, Sobre todo en tierras extrañas, don- de un paisano, conocedor ya del país, es un tesoro inapreciable. ÚLTIMA. — ¡A última hora La Corres- pondencia: Dícese despreciativamente al que acude a remediar un daño tardíamen- te, o fuera de tiempo. — Alude a que, hace ya bastantes años, cuando el único periódico de la noche de gran impor- tancia era el diario fundado por el mar- qués de Santa Ana, La Correspondencia de España, salía éste a la calle muy tar- de, con objeto de abarcar las últimas noticias del día, sirviendo así la infor- mación más completa. Dar la última pincelada, Perfeccionar o concluir una obra, ne- gocio o dependencia. Detrás de la última no va ninguna, Modo de indicar que no queda nada más de aquello que se va enumerando o contando. ~ La última, nadie la cura. Se refiere a la enfermedad que pro- duce la muerte. Ser uno Za última palabra del Credo. Tener poca significación o importan- cia; hacerse poco caso de él. Por mo- destia, suele uno decirlo de sí mismo, procurando buscar el último lugar, o reservándose hablar después que los demás lo hayan hecho. — Puede verse tratada esta misma frase en el artículo PALABRA de este DICCIONARIO. ÚLTIMO.— El último día, todo lo lía. Concluída una faena u ocupación, es- pecialmente si en ella se invierte unos cuantos días, ya no queda más que ha- cer en el particular. —Aplícase también al último día de la vida, en que, aun queriendo poner orden en los asuntos que deja tras sí, no se hace más que embrollarlos. El último suspiro, la última peseta. Dícese también el ultimo suspiro, in- dicando el fin o remate de cualquier cosa. Estar uno a lo último, o a los últimos, o en las últimas, o ex los últimos. Hallarse en el trance de la muerte.— Encontrarse apurado de recursos pecu- niarios. Hacer uno lo último de potencia. Todo el esfuerzo de que es capaz. Lo último que hay que hacer es morirse. Trátase con esta frase de animar a los desesperados de la vida, aconseján- doles que tengan conformidad para su- frir, antes de que traten de quitársela. Quemar uno el último cartucho. Emplear el último recurso en casos apurados. — Dícese más comúnmente con motivo de gastar el último dinero con que se contaba. Ser uno del último que llega. Aplícase a la persona de carácter tan veleidoso, que cambia a cada momento de parecer, según la impresión que re- cibe del último sujeto que se la comu- nica. Los últimos son los primeros. Frase evangélica con la cual se da a entender que la modestia siempre halla su recompensa. UNA.— Hazme una, y como si no me hubie- ras hecho ninguna. Contra la persona que, al contem- plarse desairada en una pretensión, ol- vida todas las ocasiones en que ante- riormente fué complacido por el mis- mo sujeto a quien, con tal motivo, des- conoce ahora. Una en el año, y esa en tu daño. Contra la embriaguez. Una xo es ninguna, Expresión que denota ser razón bas- tante para que se perdone una falta, el haberla cometido una sola vez. UNCIÓN e Una fo una. En todo caso, siempre que. UNCIÓN. Por tomar, aunque sea las un- ciones. Dícese de los usureros y aficionados a quedarse con lo que no les cuesta mucho, o no les cuesta nada. UNGUENTO.-—Parecerse una cosa al un- güento amarillo, Que a todo se aplica y para nada sirve. No necesita de ungientos el que no tiene lacras que encubrir. El que obra noble, leal y rectamente no tiene que valerse de encubridores que tapen sus faltas. UNIÓN.— Ex la unión está la fuerza. — V. La unión hace, o constituye la fuerza. La unión hace, o constituye la fuerza. Cuando son muchas las personas que desean una cosa y obran mancomuna- damente, consiguen su objeto. UNO. — Agui sobra uno, y ese soy yo. Modo festivo de decir uno que se ausenta del paraje en que está, ya por algún tiempo, ya para siempre. Cada uno habla como quien es. Según la educación de cada persona, así se expresa y obra. Cuando uno no quiere, dos no barajan. En aquellos actos para cuya ejecu- ción hacen falta dos personas, es pre- ciso que éstas estén de acuerdo para llevarlos a cabo, pues si una se niega, la comisión del hecho es imposible. Hasta que uno muere, no se conoce quien bien le quiere.— V. MUÉRETE y verás, ar- tículo MorIR. Más vale ponerse cerca de uno que está ca- gando, que no de uno que está picando. Conviene huir del picapedrero, por temor de que le salte a uno alguna par- tícula en los ojos y lo deje tuerto o ciego. Lo otro sólo ataca a la nariz. Dí- cese en Huelva. Uno, como ninguno. Da a entender que para los asuntos propios, no vale nadie más que el in- teresado. Uno lo trae y ciento lo llevan. —V. El ga- RRILLO de la aldea, un burro lo trae y ciento lo llevan. Uno y ninguno, todo es uno.—V. Vo hay HOMBRE SÍN HOMBRE. 322 — UÑA Unos fo» otros, y la casa por, o sin, barrer. Cuando el desempeño de alguna obli- gación está encomendado a muchos suele quedarse ésta sin evacuar, por causa de juzgar cada uno en su inte- rior que los demás cumplirán con le- vantar aquella carga. Unos kacen lo que saben, y otros saben lo que hacen. Marca la diferencia entre la Ciencia y el Arte. UNTAR.-— Quien unta, ablanda, El mejor procedimiento para conse- guirlo todo es aflojar dinero. UNTO. — Desaprovechado como unto de mona. Dícese de la persona que es poco aprovechada o guardadora, en atención a que siendo la mona de calidad melan- cólica y fría, carece de la parte sebosa. (Sorapán de Rieros.) UÑA.—El negro de la uña. A la práctica de pronunciar los anti- guos ziquil la voz latina 21ih1l, se debe probablemente la creación de nuestra palabra aniquilar, como derivada in- mediatamente del verbo axmnihilare, propio de la baja latinidad, según ob- serva Noltenio, y que equivale a decir ad nihilum redigere, esto es, reducir a la nada, destruir, arrasar por completo. La voz latina n/hilum, y por apócope nihil, está compuesta de la negación nec y del substantivo A ¿2um, que signi- fica aquella cenefita a modo de bigote que tienen las habas por uno de sus extremos, que la ciencia conoce con el nombre de ombligo, y a la cual suele lla- mar el vulgo uña o coronilla; de modo, que decir que no se tiene zec hilum o ni-hilum, equivale a aseverar que no se posee ni una u%a o coronilla de haba, cosa tan insignificante, esto es, xada. Ahora bien: traslademos al lector a un terreno que seguramente no espe- raba. Teniendo la uña del hombre igual forma por la parte que se corta, e idén- tico color, a causa de la basura que entre ella y la carne suele introducir- se, que el ombligo o coronilla del haba, y usándose de muy antiguo en nuestro idioma el decir: como el negro de la uña, para indicar lo exiguo de una cosa, bien así como No dar ni un negro de la uña, UÑA con el objeto de manifestar que no se ha dado absolutamente nada, significa- ción que en el terreno familiar suele expresarse por medio del lenguaje de acción, llevándose el dedo pulgar a la boca y produciendo una especie de chasquido mediante el choque de la uña con la dentadura superior, ¿sería violento el conjeturar que esta acción y aquella frase reconozcan por su ori- gen inmediato el zikilum de la lengua del Lacio? El más discreto lector con- testará por nosotros. En el Quijote (parte 1, cap. XX) se lee que Sancho xo osaba apartarse un negro de uña de su amo. En la uña. — V. Tener alguna cosa en la UÑA. Estar, o ser, uña y carne. Se dice de dos individuos que, por profesarse una amistad estrecha, andan siempre juntos, a semejanza de la unión íntima que guardan entre sí la uža y la carne. Meter la uña. Exceder en los precios o derechos debidos, o defraudar algunas cantida- des o porciones. — Aprovecharse de algo, destino, cargo, etc., en que se ma- neja dinero, etc., para sacar provecho. Afostrar uno la uña. Describir finalmente algún defecto el que estaba bien opinado, con lo que se conoce su genio o natural. Por la cantidad de la uña se puede sacar la grandeza de todo el león. Por tal cual indicio o leve muestra que dan de sí ciertas personas, o Cosas, se viene prontamente en conocimiento de lo que en realidad pueden ser y valer, Por la uña se saca al león. — V. Por la cantidad de la uña se puede sacar la gran- deza de todo el ledn. Ser uña y carne, — V. Estar, O ser, UÑA y carne. Si lo matas en la uña, volverá a otra luna; si lo matas al refregón, morirá o no; si lo echas en la candela, ¡adíós, Manuela! Adivinanza-refrán muy usado en Osu- na (Sevilla) con alusión al piojo. Tener alguna cosa en la uña. Saberla muy bien y tener muy pronta su especie. = Aa = UÑA Afilar uno las uñas. Hacer un esfuerzo extraordinario de ingenio, habilidad o destreza para con- seguir algo. Coger en las uñas, o entre las uñas, a uno. Explica el deseo de castigarle, ha- ciéndole algún daño para vengarse de él. Comerse las uñas. Explica la desazón o sinsabor que causa una cosa, dándolo a entender con esta acción.—También da a enten- der la distracción que se padece en al- gunas acciones por el demasiado cui- dado con que se piensa en un asunto o discurso. Cortarse las uñas con alguno. Irse disponiendo para reñir con él. Enamorarse hasta las uñas. Sentir o apoderarse de uno la pasión amorosa exageradamente. Estar sin tener qué comer más que las uñas. Hallarse sin medios de subsistencia. Mirarse uno las uñas. Jugar a los naipes. — Estar entera- mente ocioso o sin ocupación alguna. Mostrar uno las uñas, Manifestar aspereza o dificultad en dejarse persuadir de lo que se desea conseguir. Ponerse de uñas uno. Oír con mucho desagrado y enfado lo que se pide o pretende, negándose o resistiéndose a ello. Ponerse uno en veinte uñas. Ponerse boca abajo, afirmándose en el suelo con pies y manos.— Enfadarse seriamente por alguna cosa. Quedarse uno soplando las uñas. Quedar burlado o engañado impen- sadamente o de quien no lo esperaba. Sacar uno las uñas. Valerse de toda su habilidad, ingenio o valor en algún lance estrecho que ocurre.—V. Ponerse uno en veinte UÑAS, segunda acepción. Ser largo de uñas. Inclinado al robo, ladrón, ratero. Tener uno las uñas afiladas. Estar ejercitado en el robo o dis- puesto para robar. Tener las uñas largas. Eufemismo equivalente a decir que URRACA una persona es amiga de apoderarse de lo ajeno; en total: ser un ladrón. Uñas de gato, hábito de beato. Refrán que reprende a los hipócritas. Dícese más comúnmente: Cara de beato y uñas de gato. (Véase.) URRACA.— Hablar más que una urraca. Se usa para exagerar lo mucho que charla una persona, especialmente si se trata de mujeres o de niños. Le dijo la urraca al tordo: ¡Fesús, y qué negro que eres! Y respondióle a la urra- ca: ¡Pues tú, para blanca, malas man- chas tienes! —N. Dijo la SARTÉN a la cal- dera, etc. Ser una urraca, o Parecer una urraca. Se dice de aquel que es sumamente aficionado a recoger y guardar cosas y todo cuanto encuentra, aun cuando sean objetos de poco valor o, como suele decirse, basura, USANZA. — La usanza es casi ley. No es fácil ir contra lo que todo el mundo hace y está, no sólo bien visto, sino sancionado por la sociedad. La usanza hace el maestro. Aun cuando al principio parezcan todas las cosas difíciles, cuando se acos- tumbra uno a ejecutarlas, llega a ser maestro en ellas, No hacer usanza nueva en el mundo. No cambiar las cosas de conforme estaban.— No ser un genio innovador. USAR. — Lo que se usa no se excusa, Refrán que advierte que nos debe- mos conformar con la costumbre co- mún del tiempo, siempre que sea lícita y honesta. Quien usa no abusa. Expresión de cortesía que se dirige a aquel que dice abusar del respeto o atención que debe a otra persona. USO.—A! mal uso, quebrarle la pierna, o la hueca, Condena y reprende las acciones ma- las, aun cuando se pretenda excusarlas con el uso y la costumbre. A uso de iglesia catedral: cual fueron dos padres, los hijos serán. Enseña el influjo que tiene el ejem- plo, y especialmente el de los padres para con los hijos. Del uso viene el abuso. Todo aquello que se trata con con- — 424 — | | UTOPÍA fianza pierde para nosotros el respeto que antes le teníamos. De ahí que mu- chas veces se extralimiten los encarga- dos de un asunto, tomándose más atri- buciones de las que debieran, valién- dose de la confianza que en ellos se ha depositado. El uso es el tirano, juez y norma de las lenguas. Dicho de Horacio, que se ha conver- tido en refrán, en su Epístola a los Piso- nes, con que denota que contra el uso no valen reglas filosóficas en materia de lenguaje. El uso hace maestro, Persuade a ejercitar las artes, cien- cias y virtudes, pues la repetición de sus actos facilita su mayor perfección y destreza, No haber hecho uso nuevo en el mundo. No ser ningún innovador ni servir para nada. Los usos no vinieron todos juntos. No todas las cosas tienen el mismo origen. No es bien que se me pida que haga usos nuevos. No es conveniente cambiar las cos- tumbres, USTED.—¡£che usted, y no se derrame! Aplícase al escuchar alguna exagera- ción o ver el derroche en algo. ¡ Viva usted mil años, o muchos años! Fórmula de gratitud, algo arcaica, con que se expresa el deseo de ver recom- pensado el beneficio que acabamos de recibir., UTOPÍA. — Ser una utopia. Se dice ser una utopía, a aquel plan, sistema o doctrina que halaga en teoría; pero cuya práctica es irrealizable, con alusión a la obra que escribió el lord canciller de Inglaterra Tomás Moro, in- titulada : De optimo reipublicae statu, deque nova insula Utopía (Del mejor de los estados posibles y de la ínsula Uto- pia), libro en el cual compiten los me- jores deseos con los mayores delirios. Está traducido al castellano, y de él se han hecho en nuestra nación dos edi- ciones, en cuyos preliminares figura una noticia, juicio y recomendación de la obra y de su autor, escrita por Que- vedo. ” : UTRERA UTRERA. — lZátalo y vete a Utrera. Da a entender que, en cierto tiempo ya lejano, se aplicaba la justicia tan suavemente en esta ciudad andaluza, que casi gozaban de impunidad los que cometían algún delito. UVA. — Comer uva, pagar racimo. En muchas cosas suele exceder con- siderablemente la pena a la culpa. Estar hecho una uva, o más borracho que una uya. Hallarse extremadamente embria- gado. La uva no es uva, hasta que no está ma- dura. Indica que no se deben utilizar las co- sas hasta que estén en sazón, pues antes no sirven para nada práctico. Madura la uva en agosto, y septiembre ofrece mosto. Señala las fechas en que se puede comer y la en que se hace el vino. Uva torrontés, ni la comas ni la des, que para vino buena es, Explica las cualidades de esta clase de uva: mala para comida, pero buena para el caldo. A uvas, que podan. Incita a aprovecharse de las ocasio- A UVA nes que se nos ofrecen para conseguir alguna cosa. Conocer las uvas de su majuelo. Tener conocimiento del negocio que maneja. Entrar por uvas uno. Arriesgarse a tomar parte o interve- nir en un asunto. Las uvas for Tosantos, aunque sean cantos, Por esta época ya está sazonado por completo el fruto de la vid, y, por tan- to, es bueno en cualquier condición que se encuentre. Más apretado que las uvas de un racimo. Hallarse en un lugar entre muchas personas sin poder casi moverse. ¿Qué es esto? —Uvas en cesto. Algunos añaden: por falta de canasto. Salida que se emplea cuando no se quiere dar contestación a una pregunta, por lo general, indiscreta. Uvas, pan y queso saben a beso. Empléase para indicar que una obra es muy agradable, suponiendo que el consorcio de los citados manjares sea tan agradable que haga pensar en el punto de comparación. Uvas y nueces saben a peces. — V. Uvas, pan y queso, saben a beso. y VACA.—A falta de vaca, buenos son pollos con tocino. — V. A falta de pan, buenas son tortas. A la vaca, hasta la cola le es abrigada, Refrán que indica que al que ha co- mido con abundancia nada le suele em- barazar para dormir. De la vaca flaca, la lengua y la pata. Da a entender que es lo único apro- vechable en una res que no se distin- gue por su mucha carne. Hacer como vaca, y cubrir como gata. Se aplica a aquellos que, habiendo cometido una gran falta, se disculpan como si ésta fuera pequeña, con alusión, aunque no muy limpia por cierto, de la costumbre que tienen los gatos de cu- brir con tierra, serrín, ceniza, etc., sus excrementos, los cuales, en compara- ción de los de las reses vacunas, son infinitamente menores en cantidad. La vaca bramadora llama al lobo que la coma. Algunas personas se buscan los con- flictos por sus intemperancias. La vaca de la boda. Llámase así a la persona a quien to- dos acuden en sus urgencias. La vaca, grande, y el caballo, que ande. Indica las cualidades que deben exi- girse a estos cuadrúpedos, según el objeto a que se los destina. La vaca, hasta de la cola hace cama.— V. A la vaca, hasta la cola le es abrigada. Más vale vaca en paz, que pollos con agraz,. Valen más las moderadas convenien- cias con sosiego y quietud, que no las riquezas y abundancia con cuidados y disgustos. Por eso se vende la vaca; porque unos quie- ren la pierna y otros la falda. Refrán que denota la diversidad de pareceres y gustos de los hombres, por lo cual nada se debe juzgar absoluta- mente despreciable. Quien alquila la vaca, agota la ubre., Cuando una cosa no es propiedad de uno, se procura sacarle todo el jugo po- sible, sin fijarse en que quede en bue- nas o malas condiciones. Quien come la vaca del rey, cien años paga los huesos. Advierte que quien se ha utilizado en el manejo de los caudales de los po- derosos, no se dé por seguro, por mu- cho tiempo que pase, de que no le re- sidencien y se lo hagan pagar doblado. Quien quiere ordear la vaca sin alimen- tarla, sácale sangre y la mata. Para conseguir beneficios de un asun- to es preciso fomentarlo primero. Ser la vaca de la boda, Persona que sirve de diversión a los que concurren a ella, o hace los gastos. Vaca de muchos, bien ordeñada y mal ali- mentada. — V. Asno de muchos, lobos lo comen. Vaca y carnero, olla de caballero. Refrán con que en lo antiguo se ex- presaba que en la mesa donde había una olla con vaca y carnero era de lo mejor de aquellos tiempos. Matad vacas y carneros; dadme un cor- nado de bofes. Contra los que, por lograr un corto provecho, pretenden que otros se in- comoden mucho. VACÍO. — Volver de vacio uno. Regresar de una parte sin haber con- seguido lo que pretendía. VADO. — 47 vado, o a la puente. Exhorta al indeciso a que se resuel- va a tomar una determinación. Dar vado. Hallar expediente, remedio o alivio en las cosas que ocurren. VAINA = No dejar vado ni fortillo, Tomar todas las precauciones o me- didas para la consecución de un asunto cualquiera. Tentar el vado. Estudiar las ventajas o desventajas de un negocio antes de decidirse a su acometimiento. VAINA. — So vaina de oro, cuchillo de plomo. Muchas veces las apariencias en- gañan. VALDERAS. — Si vas a Valderas, pon la capa donde la veas. Refrán de la provincia de León, alu- diendo a la no muy buena reputación de la gente de aquella villa. VALDIVIAS. — Ser alguna cosa de Val- divias. No costar nada; ser de balde. Tam- bién se dice: Ser de Valdivieso. VALENTÍA. — Pisar de valentia. Andar con arrogancia y con afecta- ción de fortaleza. VALER.—Lo que mucho vale, mucho cuesta. No se debe reparar en el trabajo o en el coste que irrogan aquellas cosas cuyo logro o adquisición presta gran servicio, o son dignas de la mayor es- tima. Más vale algo que nada. Advierte que no se deben despreciar las cosas por muy pequeñas o de poca entidad, contentándose con ellas, pues son preferibles a no temer nada. Más vale tarde que nunca. Frase proverbial con que se significa que no debe desanimar, para empren- der una cosa, el haber empezado tarde a ejecutarla. Más vale un no cena que cien Avicenas. Advierte que es mejor para la salud una prudente dieta que los auxilios de la Medicina. Avicena fué un médico árabe del siglo xı. Más valiera. Expresión con que se contrapone, como preferible, una cosa a otra por resultar ésta inconveniente para el ob- jeto de que se trata; v. gr.: Mds va- LIERA gue estudiaras en lugar de andar perdiendo el tiempo en visitas y diversio- nes; Más VALIERA morirse, que no ver ta- les injusticias. = VALIENTE Nada más vales, gue el valor de tus rea- les. — V. Tanto vALEs, cuanto tienes. Ni, o n0..., ni cosa que lo valga. Expresa que, aquelio de que se trata, no sólo no es lo que se presume, pero ni nada que se le parezca; v. gr.: Ni ha traído dinero, ni cosa que lo vaLGa; No hace buen tiempo, ni cosa que lo VALGA. Para con N. no valen vales. Modo de dar a entender que no hay medio de doblegar la voluntad de la persona de quien se trata, dado su ca- rácter inflexible e independiente, ma- yormente si en ello se atraviesa la vir- tud de la justicia. Tanto vales, cuanto tienes. El poder y la estimación entre los hombres, generalmente se aprecia por las riquezas que se posee. Válgale, válgame, válgate, etc., gue le, me, te, etc., valga. - Hispanismo que se usa, como en son de recurrir al favor del Cielo, para per- donar alguna mala acción hecha por otro, o excusarse de la hecha por uno mismo; v. gr.: VÁLGALE que le VALGA O VÁLGATE que le vaLGa el santo a que se ha, o te has, encomendado; V ÁLGAME que me vaLGa mi buena intención. Valga /o que valiere, o Valga por lo que valiere. Manera de expresar que en aquello que dice o hace uno no tiene la mayor confianza, y que sólo lo verifica por si casualmente pudiera servir de alguna utilidad o provecho. VALIENTE. — Cuando el valiente huye, la superchería está descubierta. La prudencia aconseja no exponerse en aquellos casos en que se ve traición. Valiente, por el diente, Zahiere al que se jacta de valentías, dándole a entender que sólo es bueno para comer. ¡Valiente puñado son tres moscas! Búrlase de aquello que parece cons- tituir una gran cantidad cuando, en rea- lidad, no es o vale nada. Caen pronto los valientes y el buen vino. Advierte a los que se jactan de va- lientes, que están muy expuestos a re- cibir daño y perderse por las frecuen- tes Ocasiones en que suelen arrostrar el peligro. VALOR Los valientes y el buen vino, duran poco, o se acaban pronto.—V. Caen pronto los VALIENTES y el buen vino. VALOR.--£! valor en el vencido enamora al vencedor. Como quiera que la victoria pende muchas veces del acaso, de ahí que, cuando el vencido se ha defendido con denuedo y arrojo, tiene que ser natu- ralmente admirado por quien lo venció, No tener valor para matar una pulga, Ser un cobarde, sin ánimo para nada. VALL A.— Romper, o saltar, uno la valla. Ser el primero en acometer la ejecu- ción de una empresa arriesgada o di- fícil. VALLADOLID. — Dejarlo caer; que así hacen en Valladolid cuando llueve mucho, Recomienda no preocuparse por nada, dejando que las cosas sigan su curso natural. No es lo mismo ir a Valladolid que ka- blar con el ordinario, o Una cosa es ir a Valladolid, y otra hablar con el ordi- sario. — V. No es lo mismo ir a Alcalá que hablar con el ORDINARIO. VALLE. — ¡Hasta el valle de Fosafat! Hasta el día del Juicio. — Úsase fre- cuentemente por los que se despiden, para dar a entender que no esperan volver a verse o tratarse más en su vida. VAMPIRO. — Ser un vampiro. Epíteto que se suele dar a toda per- sona codiciosa, y singularmente a los gobernantes y poderosos que se enri- quecen a costa del sudor del pobre, aludiendo a los vampiros, nombre con que designa el vulgo supersticioso de Alemania a ciertos cadáveres que su- ponen salir de sus sepulcros para chu- par de noche la sangre a los vivos a quienes aborrecen, cuando están dur- miendo. VANA.— Una vana y dos vacías. Censura al que habla mucho y sin probar nada. VANGUARDIA. — Caminar, o estar, O ir, etc, a vanguardia. A la delantera, en primer término, precediendo a los demás. VANIDAD.-—Ajar la vanidad de uno. Abatir su altivez o soberbia. — 428 — | å VARA La vanidad es hija legítima y necesaria de la ignorancia. No hay ignorante que no sea vanido- so, pues su propia estupidez le hace creerse superior a los demás. Tener más vanidad que Periquillo en la horca. Aplícase a los que se enorgullecen sin tener motivos para ello. Del Peri- quillo aludido no sabemos una palabra. Vanidad de vanidades, y todo va- nidad. : Expresa sentenciosamente lo que es, en resumen, la vida, según Salomón. Vanidad exterior es indicio cierto de po- breza interior. El orgullo es propio de majaderos y estúpidos. Vanidad y pobreza, todo en una pitza.— V. El giGoTE al ojo, aunque no haya un cuarto, VANO.-—De los vanos temores nacen to- dos nuestros daños. El miedo a lo desconocido nos oca- siona muchas veces grandes perjuicios. VAPOR.-— Hacer una cosa al vapor. Con gran celeridad. VAQUERO. — Ayer vaquero y hoy caba- llero. lenota la inestabilidad de los suce- sos humanos, por cuya causa muchos se elevan de la nada a puestos encum- brados. VAQUILLA. — Corre la vaquilla mien- tras dura la sogutlla. Aconseja aprovecharse de los bue- nos vientos cuando éstos soplan. Cuando te dieren la vaquilla, acude con la soguilla. Recomienda que no seamos remisos en tomar lo que nos ofrecen, pues a veces suele perderse la utilidad en la dilación. VARA.-— Enderezar a alguno con una vara de acebuche desechada por gorda, Castigarlo, dándole una buena paliza. Entrar a vara. Someterse o acceder a lo que otro intenta o propone.—UÚsase más común- mente en sentido negativo, y es frase metafórica tomada de la tauromaquia. Era preciso darle con una vara de acebu- buche desechada por gorda. Indica el juicio que nos merece al VARETA guna persona. —V. Enderezar a alguno con una vARa de acebuche desechada por gorda. Nadie le dió la vara; el se hizo alcalde, y manda. Critica a los entremetidos que se to- man el cargo que no les corresponde ni les dan. Picar de vara larga uno. Intentar el logro de las cosas sin ex- ponerse al riesgo que pueden tener. Temblar como una vara verde. Tener mucho miedo. — Alude a los arbustos, que, cuando sopla un poco de viento, se doblegan ante la fuerza del vendaval que les ataca, Tener vara alta con, o en. Ejercer predominio, o gran influen- cia, sobre una persona, o en alguna parte. VARETA.-— Irse de vareta. Tener diarrea. VARGAS. — Averiígielo Vargas. Dió origen a esta frase el muy celo- so y agudo D. Francisco de Vargas, del Consejo de Castilla, en tiempos de Car- los V, al cual Vargas se le encargaban las comisiones más difíciles. Cuando algo se presentaba obscuro a la majes- tad del rey Carlos, terminaba éste di- ciendo la frase de referencia. ¡Que viene Vargas! Expresión con que se asusta a los niños desde la jornada funesta en que aquél mandó prender y decapitar a Lanuza de orden de Fe'ipe IL VARIACIÓN. — En la variación, o va- riedad, consiste el gusto. La monotonía es aborrecible en to- dos los terrenos. Variaciones sobre el mismo tema. Modo de calificar de enojoso algún razonamiento, hablado o escrito, por versar constantemente sobre el mismo fondo, aun cuando varíe en la forma. VARIEDAD.-—Za variedad ez la unidad. Toda obra de ingenio debe hallarse encarnada en un fondo de unidad, esto es, inspirada en un supuesto de con- junto, conveniencia y adecuación de sus partes componentes, las cuales, aunque convergentes al mismo fin, han de ser variadas en su forma, a fin de que se evite la monotonía y resalte, por = 2 — VASIJA tanto, la amenidad que lleve al ánimo- la delectación y el recreo. Tal es el gran secreto de un escritor o de un ar- tista para que su obra alcance el aplau-. so universal. De ahí que, tanto las Le- tras como las Artes, recomienden de continuo a los iniciados en ellas el axioma que acabamos de transcribir. VARITA. — Todo se andará, si la varita no se rompe. — V. Todo se andará, si la- SOGA 20 se rompe. VARÓN. — Al buen varón, tierras ajenas su patria le son. El hombre honrado y de buenas pren- das, mayormente si posee alguna habi- lidad, aunque esté en país extranjero- y lejos de su patria, encuentra fácil- mente acogida y protección. Mejor es el varón prudente que el fuerte.. La prudencia es mucho más reco-' mendable en todos los actos de la vida,. que el empleo de los procedimientos enérgicos. Ni por varón, mejor; ni por hembra, peor.. Contra los casados que, próximos a tener sucesión, piden a Dios les envíe hijo más bien que no hija, o viceversa, fundándose neciamente en ser mejor un sexo que el otro, respectivamente.. De varones prudentes es guardarse para: mejor ocasión. Indica que no debe tomarse una re-- solución enérgica sin meditarlo antes prudentemente. VASALLO. — Ser como los vasallos er: Flandes y los falsos testimonios en Gali- cia, que siempre están de una manera. O sea levantados. VASCO. — Esa, don Vasco, raspáosla del. casco. Modo de sacar a uno de su error, haciéndole ver terminantemente que no logrará lo que pretende o desea. VASERA.—Con ninguna cosa viene bien la: vasera, sino con el vaso para que fué hecha. —V. Cada cosa para Su COSA. VASIJA.—A la vasija nueva dura el resa- bio de lo que se echo en ella. Los vicios y malas costumbres que se contraen en la primera edad, suelen no desaparecer en toda la vida. No hay vasija que mida los gustos. —Véa- se De, o sobre, GUSTOS no hay nada es- crito. VASO Poco valen, o nada, vasija y virgen que- brada. La primera no puede aprovecharse para ningún uso, y la segunda ha per- dido todo el mérito que tiene la virgi- nidad en la mujer. VASO.-— Beber con el vaso de Diógenes. Beber de cualquier modo, sin fijarse en la calidad de la vasija con que se bebe. Como quien se bebe un vaso de agua. Expresión con la cual se da a enten- der la naturalidad y prontitud con que se hace una cosa. El que hace un vaso hermoso, también pue- de hacer dos, y tres, y ciento.—V. El que hace un CESTO hard ciento. Zi vaso malo nunca cae de la mano. Por lo regular los objetos deteriora- dos se suelen conservar y durar mucho más tiempo que los que están sanos. También se suele aplicar a las perso- nas que están achacosas. Vaso quebrado nunca se cae de la mano.— V. El vaso malo nunca cae de la mano. De vasos e hijos la casa llena. Indica que ninguna de las dos cosas estorba, por muy abundantes que sean. Llevar vasos a Samo.—V. Llevar LEÑA al monte, VÁSTAGO. — Vástago que de yemas se cubre en abril, poco vino da al barril. Da a entender lo poco fructífera que es la vid cuando se halla en las citadas condiciones. VECINA.-— Andar de vecina en vecina, como el fuego. Aplícase a los amigos de traer y lle- var chismes. ¡Ay, qué trabajo, vecina; el ciervo muda el penacho cada año, y vuestro marido cada día! Contra las esposas infieles. — Úsase frecuentemente en estilo jocoso para significar lo apurado o angustioso de una situación de la cual no se tiene es- peranzas de salir pronto y fácilmente. Diúrete la mala vecina como niebla mar- celina. Las nieblas en el mes de marzo no suelen ser muy duraderas. La puerca de mi vecina, aungue pare mu- chos, los menos cría. Contra las que confían la crianza de — 430 — VECINO sus hijos a manos mercenarias, más por regalo y comodidad que por nece- sidad o falta de salud. Lo que come mi vecina no aprovecha a mi tripa. Manifiesta lo poco que nos debe im- portar lo que hacen los demás, Lo que no come la vecina, en casa lo es- carba la gallina. Lo que no se quita, tarde o tempra- no parece. Si quieres mal a tu vecina, dale en mayo a comer sardina. Indica que en el citado mes no suele ser esa clase de pesca la comida más conveniente. —Vecina, de parte de mi madre, que me preste usted un cedazo, y que sea claro. — Hija, dile a tu madre, de mi parte, que no me da la gana; que si lo quiere más claro. Modo chistoso de manifestar que uno se niega rotundamente, y sin rebozo, a satisfacer el deseo de lo que otro so- licita. VECINDAD. — Hacer buena, o mala, ve- cindad una persona, o cosa, a otra. Conformar, o disconformar, entre sí, al hallarse juntas o inmediatas, Por malas vecindades se pierden here- dades. El atraerse enemistades suele aca- rrear no pocos disgustos, haciéndole perder a uno lo que pudiera conse- guir. VECINO.-— Ara por enjuto, o por mojado; no besarás a tu vecino en el rabo. El que siempre anda ocupado, se ahorra de implorar el auxilio ajeno. Con tener un buen vecino, se casa pronto la hija y se vende bien el vino. Los protectores son indispensables para salir adelante en cualquier em- presa. Dijo mi vecino: Si uno ha de morir, que se muera mi padre, que es más viejo que yo. Frase egoísta con la cual quieren alejar de sí todos los males los desgra- ciados que tienen aquella condición. El buen vecino hace tener al hombre mal aliño. Reprende la excesiva confianza de los que, atenidos a lo que otras perso- VEGA nas pueden hacer en su favor, descui- dan las diligencias que deberían hacer por sí mismos. Mi vecino tiene una viña; el se la cava, y el se la vendimia. Dícese de los que acostumbran a re- solver sus asuntos sin necesidad de buscar intermediarios. Con lo cual se conceptúa uno libre de intervenir en ellos; dejando a su cargo toda la res- ponsabilidad. No reprendas a tu vecino el mal que por ti le vino. El causante de un daño, no debe achacarlo a otro. Por hacer bien a mi vecino, hago cornu- do a mi marido. Aplícase a aquellas personas que, por beneficiar a otras, se irrogan un perjuicio. Quien ha buen vecino, ha buen matino. «Por tan mala cosa pregona Hesíodo al mal vecino, cuanto por buena, al bue- no; y afirma que ha conseguido gran bien quien buen vecino tiene.» (Agri- cultura christiana, por Er. Juan de Pine- da, Salamanca, 1589, tomo I, pág. 26.) Ser uno vecino de Tomares. Ser aficionado a que le estén conti- nuamente dando o regalando; estar siempre dispuesto a tomar. Quien determina de se casar, a sus veci- nos ža de mirar. El que pretende contraer matrimo- nio, debe fijarse en cómo le va a los demás. Siendo todos los vecinos de un lugar al- caldes, ¿quién guardaría el ganado? Las clase sociales han existido toda la vida, y subsistirán mientras el mun- do sea mundo. VEGA. — Vega for vega, de Hita a Ta- lavera. Hita, en la vega del Henares, y Za- lavera de la Reina, en la del Tajo, gozan de una excelente campiña, que puede considerarse unida por los valles del Henares, del Jarama y del Tajo. VEINTE. — El que a los veinte no es va- liente y a los cuarenta no es rico, cátalo borrico. La edad de la fuerza y el valor es la fecha de años fijada: el ingeniarse para vivir en la vejez es propio de jóvenes, — 431 — VEJEZ como lo es todavía el hombre a los cua- renta años. Faltarle a uno veinte reales para un duro. Carecer de dinero. VEINTICINCO.— Sale de veinticinco, y uno mohoso. Aplícase a la persona que tiene más edad de la que se empeña en afirmar que posee. VEINTICUATRO. — Veinticuatro %o- ras tiene el día, Réplica dirigida al que se disculpa de no haber hecho una cosa por falta de tiempo, cuando nos consta que ha estado holgando o poco menos. VEINTIOCHO. — Hacer un veintiocho. Cometer horrorosos desafueros o causar grandes destrozos. — Alude a la cruenta revolución que tuvo lugar en Lima el 28 de enero de 1834. VEINTISIETE.—Como hace el yeintisie- te, es el, o hace al, mes siguiente. Preocupación vulgar, desprovista de todo fundamento científico, compro- bado por la práctica que es absurdo; creemos que huelga su explicación. VEJEZ. — A la vejez, aladares de pez. Critica a los viejos que se tiñen las canas para parecer jóvenes. A la vejez se apoca el dormir, y se aumen- ta el regrunir. Desgraciadamente, los viejos duer- men poco a causa de sus preocupacio- nes, y riñen mucho porque todo lo en- cuentran mal hecho, unas veces con razón, y otras sin ella. A la vejez, viruelas. Dícese algunas veces de todo aquello que, en general, llega tarde, y otras, concretándose a la edad madura, de los viejos alegres y enamorados, quienes por razón de sus muchos abriles, pare- ce debían estar exentos de los ataques de Venus, como lo están, por lo regu- lar, de las viruelas. A la vejez y a la juventud espera el ataúd. Recuerda que la muerte no se fija en edades, llevándose lo mismo al niño, que al adulto, que al anciano. — En ge- neral, expresa que todos estamos su- jetos a pagar el tributo a la muerte. Afanar y guardar para la vejez, o Afa- nar y guardar, y para la vejez ahorrar. Mientras se es joven, se debe traba- VEJIGA jar para encontrarse después una vejez descansada. Ahorrar para la vejez, ganar un mara- vedi, beber tres. Manera de reprender alos que gastan más de lo que tienen. Cuando la vejez sale a la cara, toda la tez se empaña. Por el poco agrado con que recibe uno los síntomas de la ancianidad; como que no es cosa para que le de a uno ganas de reír. La propia vejez es enfermedad. No hay viejo que no se crea enfermo, aunque no lo esté. Quien tuvo y retuvo, guardó para la vejez. V. Genio y figura hasta la sepultura. Vejez, mal deseado es. Como es indudable que nadie se quiere morir, y que para llegar a viejo es preciso vivir mucho, de ahí que todo el mundo desea llegar a ese período de la plenitud de la vida, a pesar de los achaques e inconvenientes que en pos de sí acarrea la ancianidad. La vejez de la pimienta le venga. Manifiesta el deseo de que se viva muchos años. VEJIGA. — Estar inflado como una veji- ga.—V. Estar inflado como una PELOTA. VELA. — Dos de la vela, y de la vela dos, son cuatro. Aplícase cuando se nos da una cuen- ta embrollada, con referencia a aquel criado a quien su amo envió por una bujía (que en aquellos tiempos costaba dos cuartos), dándole una peseta, y no le devolvió nada, justificando su cuenta de esta manera: «Dos de la vela y de la vela dos, son cuatro; cuatro por ocho treinta y dos, y dos de la vela, treinta y cuatro». Sabido es que una peseta tenía ese número de cuartos. Hacer uno una cosa a toda vela. Llevarla a cabo con rapidez y rec- titud. | PP a Nadie le ha dado a usted vela en este en- | tierro.—N. Nadie le pregunta a usted la EDAD que tiene, Ninguna vela alumbra hasta que la ponen en el candelero y la encienden. Por mucho talento que se tenga, hasta no hallar un protector, el trabajo hecho es perdido. VELASCO ¿Quién le ha dado a usted vela en este en- tierro? Frase metafórica y familiar con que se reprende al que toma parte en un acto o conversación a que no ha sido llamado. Una vela se consume a fuerza de mucho arder. El exceso de trabajo aniquila al que tiene que desempeñarlo. Amainar las velas. Aflojar, desmayar en la solicitud, dili- gencia o interés con que se hacía antes una cosa. — Verse obligado por las cir- cunstancias a abatir el orgullo, o desis- tir de pretensiones exageradas. Estar a dos velas. Carecer de toda clase de recursos, — Parece proceder el origen de esta frase a que, como en las iglesias, después de terminadas las funciones religiosas, se apagan todas las luces menos dos que quedan delante del sagrario, y como éstas alumbran poco para el espacio tan grande de aquéllas, puede decirse que quedan tristes y medrosas, y, por lo tanto, se Compara con el ánimo del individuo que no tiene dinero. Estar alguna persona que se le pueden en- cender dos velas. Hallarse muy apurada, casi a la ex- pectativa de la muerte; empléase hiper- bólicamente. Poner velas al viento. Favorecer un asunto. Recoger velas. «Contenerse, moderarse», según la Academia. — Se usa más comúnmente con la significación de «poner los me- dios para dar fin a aquello de que se trata, como una conversación, un tra- bajo manual.» VELAR. — 4 quien no vela, todo se le re- vela. Aconseja no dormirse cuando se tra- ta de conseguir algún asunto que nos interesa. VELASCO. — Agui está Velasco, que a nada hace asco. Dícese de los caracteres que fácil- mente se avienen a todo. Por el con- trario, de los naturalmente desconten- tadizos se suele decir: ¡Si encontrará MENGA cosa que le venga! (Véase.) VELO VELO. — Correr, o echar, un velo sobre una cosa, Callarla, omitirla porque no se deba o no convenga hacer mención de ella o recordarla. VENA. — Acostarse la vena. Frase con que expresan los mineros que la inclinación de un terreno o filón ha cambiado. De aquí el que se aplique a la persona que muda de parecer con frecuencia. Coger, o hallar, a uno de vena. Hallarlo en buena disposición para conseguir de él lo que se pretende. Dar en, o hallar, la vena. Encontrar o descubrir un medio útil, hasta entonces ignorado, para conse- guir con facilidad lo que se deseaba. Darle a uno la vena. Excitársele alguna especie que le in- quieta o mueve a ejecutar una resolu- ción impensada o poco cuerda. Estar uno de, o en, vena, o picarde a uno la vena. Encontrarse de humor o en ocasión propicia para hacer con acierto lo que se pretende.— Dícese más comúnmente del que se halla inspirado para compo- ner versos. Sangrar de la vena del arca. Sacarle a otro algún dinero contra su voluntad. VENABLO. — Estar uno echando vena- blos. —V, Estar uno hecho un VENENO. VENCEDOR.— Tanto el vencedor es más honrado cuanto más el vencido es respe- tado. Vencer al que no vale, no tiene mé- rito alguno; pero sí al que está reputa- do como sabio. VENCEJO. — Parecerse a un vencejo catdo. Dícese del que necesita de ayuda para poder levantarse de la situación precaria en que se halla sumido. Comiendo y andando, y haciendo vencejos. Dícese del que es gran aprovechador del tiempo, ejecutando varias cosas a la vez.— Vencejo es el lazo o tomiza con que se ata una cosa, especialmente los haces de las mieses. Parecerse a los vencejos, que tienen el bigote alrededor del pico. Aplícase a los barbilampiños. o VENDER VENCER.— Quien quisiere vencer, apren- da a padecer. Indica que no hay nada que dé más fuerza en la lucha por la vida que el sufrimiento. El vencido, vencido, y el vencedor, per- dido. Aconseja huir en lo posible de toda clase de disputas, pleitos, discusio- nes, etc., por los disgustos y dispendios que suelen acarrear aun al mismo que sale victorioso y triunfante en su pre- tensión. Ir, o llevar, de vencida. Estar a punto de ser vencido, derro- tado o confundido, o hallarse una cosa tocando a su término y conclusión. Muy bien puede del vencido hacer el ven- cedor lo que quisiere. Tales eran las leyes de la guerra en la antigüedad; hoy lo hacemos de otra manera. VENDA. — Ponerse la venda antes que salga el grano. Prepararse con tiempo sobrado antes de que ocurra o pueda ocurrir alguna cosa. VENDER. — A buen vender, hasta la ca- misa. Cuando una cosa se paga bien, no hay inconveniente en enajenarla. ¡A mi, que las vendo! Modo de dar a entender que está uno prevenido para no dejarse enga- ñar o sorprender de otro que sabe me- nos en el particular de que se trata. Cuando vendan, compra, y cuando com- pren, vende. Indica lo necesario que es aprove- charse de las ocasiones. El que vende, acaba. Quien enajena toda su hacienda, no le queda a qué poder recurrir en un día de necesidad apremiante. El que vende, bien vende; y el que com- pra es preciso que mire lo que compra. Porque se expone, si lo comprado está mal vendido, a quedarse sin la cosa comprada y sin el dinero que die- ra por ella. Es dicho de labriegos. Estar uno como vendido. Estar mortificado o desazonado en la compañía de los que son de contrario sentir, o extraños y desconocidos. 25 VENDIMIA Estar vendido uno. Estar expuesto a conocido peligro entre algunos capaces de ocasionárse- lo, o que son más sagaces que él en la materia de que se trata. Quien mucho vende, mucho pierde. Enajenando las cosas en pequeñas cantidades se consigue mucha más ga- nancia que vendiéndolas de una sola vez, puesto que el comprador exige una rebaja más considerable llevándo- selo todo, que si sólo se apropiase una parte. Vender cara una cosa. Hacer que a uno le cueste mucho trabajo, diligencia y fatiga el conseguir- la. — Proponer y persuadir a uno con razones aparentes la bondad o utilidad de una cosa, que en rigor no tiene. Venderse caro uno. Prestarse con gran dificultad al trato, comunicación o vista del que lo solici- ta o busca. Vender uno for suya una doctrina, pro- posición, teoría, etc. Hacerse pasar por autor de aquello que no ha compuesto o inventado, VENDIMIA. — Por vendimia, vende tus gallinas; y por Navidad, vuélvelas a com- prar. Refiérese al tiempo en que ponen o dejan de poner estas aves. Después de vendimias, cuévanos. Da a entender que se ha hecho una cosa después de pasada la ocasión en que se necesitaba. San Mateo, la vendimia arreo. Da a entender que el día de San Ma- teo están ya maduras las uvas. VENDO.-— Ser más flojo que un vendo. Se dice de la persona que es suma- mente floja y desaliñada, con alusión a la flojedad o falta de tirantez que le queda al verdo u orillo después de prensado el paño: es de lo que en Cas- tilla se hacen los llamados zorros. VENENO.— £star uno hecho un veneno. Manifestar gran ira o resentimiento por medio de acciones o palabras des- compuestas. N. es un veneno para las ratas: la que que no se le va, se le escapa. Manera chistosa de dar a entender que una persona es torpe o inhábil, — 15 | — A VENIDERO Poco veneno zo mata.—V. Tanto es poco como nada, que ni aprovecha ni daña, VENERA.— Empeñar la venera. No omitir gasto ni sacrificio alguno con tal de lograr el objeto que uno se propone. No se le caerá la venera. Reprende al que rehusa hacer una cosa por orgullo, o por creer que cede en mengua de su dignidad. VENGANZA. — La venganza es muy sa- brosa. Máxima anticristiana, como dictada por el espíritu satánico, diametralmen- te opuesto a la práctica de la caridad y el perdón. La venganza pensada arguye crueldad y mal ánimo. El que piensa vengarse, poniendo los medios para ello, no es de corazón muy noble, No hay más honrada venganza que la que no se foma. Los corazones magnánimos perdo- nan siempre las ofensas recibidas. Quien a otros ofende, siempre la vengan- za leme. El que no tiene la conciencia tran- quila, por haber obrado mal con algu- no, teme siempre que quieran cobrarse el daño en igual forma. No se ejecutan bien las venganzas a san- gre helada. La venganza que se toma en el mo- mento de ser insultado, es más perdo- nable que la que se hace habiendo pa- sado algún tiempo, en que se ha estado pensando a sangre fría. VENGAR.-—E! que todo lo quiere vengar, presto lo quiere acabar. Advierte que no se deben tomar las resoluciones atropelladamente, por sa- lir cuanto antes del asunto de que se trate. Si de alguno te quieres vengar, has de callar, El mejor modo de dejar confundido a uno es remitirse al silencio, en oca- sión en que se podría descubrir sus faltas. VENIDERO. — Afejor es precaver lo veni- dero, que disputar sobre lo pasado. Como quiera que lo pasado ya no tienc remedio, no vale la pena preocu- VENIR parse por ello: en cambio, sí debe uno prevenirse contra lo que puede ocu- rrir mañana. Lo venidero xo está escrito, Nadie puede predecir el porvenir, puesto que ninguno lo conoce. VENIR. -- Bien venido. — Mejor hallado. Fórmula de etiqueta que suelen cam- biar entre sí la persona que va a una casa y la que la recibe. Dicho se está que si esas personas son de distinto sexo, asume Ja frase la forma feme- nina; así como si se trata de ser dos o más los visitantes y los visitados, re- viste entonces la forma del plural. Hoy venida, y cras garrida. Dicese especialmente de las mozas de servicio que a los pocos días de recibidas quieren alzarse con el mando de la casa, y, en general, de todos aque- llos que, al primer paso de su fortuna, se engríen y ensoberbecen. Alientras más se calla la venida, más ker- moso es lo que viene. Las cosas alabadas antes de ser co- nocidas, pierden mucho en mérito al ser del dominio de todos. Con quien vengo, vengo. Modo de aseverar que se halla uno a favor de otro, o que abunda en su opinión o dictamen. Quien viene, zo viene tarde, Con tal que se consiga una cosa, no importa lo que se tarde en lograrlo. Tal vendrá, que tal quiera. Lo que uno no quiere, muchos lo desean, tomándolo tal cual es. Venga 7o que viniere. Expresión con la cual se da a enten- der que no tenemos inconveniente en aguantar las consecuencias de nuestros actos. l Venga o no venga, allá te la encajo. Se dice contra aquellos obstinados en hacer que prevalezca su capricho o idea, venga o no a propósito. — Tam- bién se dice: PEGUE 0 20 PEGUE, allá te la encajo. (Véase.) VENTA. — Dame venta y te daré cuenta. Para obtener ganancias es preciso que un negocio se presente bien. En la venta consiste la ganancia. De un comercio parado no se puede sacar producto alguno. AO — | | DO E VENTANA Estar de, o en, venta. Dícese así de la mujer que tiene cos- tumbre de asomarse mucho a la venta- na para ver y ser vista. Hacer buena la venta. Frase anticuada con la que se asegu- raba se daba por buena o valedera al- guna Cosa. Venta guita renta. — V. Más vale RENTA que venta. VENTA.— En venta y bodegón paga a dis- creción. Denota la necesidad de pagar en es- tos parajes lo que quiere el ventero o bodegonero. Hacer venta. Frase figurada con que se convida a uno cortésmente a comer en su casa al pasar por ella. No hay peor venta que la vacía. Porque demuestra que, al no tener público, no es de fiar. Ser una venta. Estar un sitio poco resguardado o defendido de la intemperie. Poner, o meter, a la venta de la Zarza. Meterlo a barato, de modo que aca- be en palos, como el rosario del Chite, o de la Aurora, VENTANA. — Arrojar por la ventana. Desperdiciar o malgastar. Estar asomado a buena ventana, o a bue- nas ventanas. Estar cerca de obtener una herencia o de entrar en una dignidad o empleo. Estar asomado a la ventana, o simple- mente, Estar asomado. Alumbrado, achispado. El que no tiene una ventana, tiene dos. Es muy raro encontrar una persona que no tenga alguna falta, pues el que menos posee una, cuando no tiene más, Hablar desde la ventana. — V. Hablar desde la TALANQUERA. Porque otros se tiren por la ventana a la calle, no me voy a tirar yo también, Modo de reprender a los que preten- den justificar su mal comportamiento, fundados en el ejemplo ajeno. Salir por la ventana. Salir desgraciadamente de una cosa, lugar o negocio. Tener uno la ventana al cierzo. Tener mucha vanidad. VENTANITA Tirar a ventana señalada. Usar de algunas expresiones en lo que se dice o se hace generalmente y en común, y por ellas denotar algún sujeto particular, de modo que se co- nozca que se habla de él VENTANITA.—Cada uno tiene su venta- nita por donde asomarse. Da a entender que no hay nadie per- fecto en el mundo. VENTERO.—Ventero a la puerta, venta vacía. Cuando el encargado de una cosa no tiene nada que hacer, es señal de que el negocio no anda muy bien VENTOSA.— Pegar a uno una ventosa. Sacarle con artificio o engaño dinero u otra cosa equivalente. VENTURA.— A cada uno mate su ventu- ra, o Dios que le hizo. Frase con la cual se niega uno a pro- ceder contra otro, evitando así el cau- sarle un daño. A quien está en ventura, hasta la hormi- ga le ayuda. Cuando se tiene suerte, hasta las co- sas más pequeñas parece que le son útiles a uno. Cuando la mala ventura duerme, nadie la despierte. Dícenlo los que tienen la dicha de experimentar un tiempo favorable. El que no sabe gozar de la ventura cuan- do le viene, no se debe quejar si se le pasa. Recomienda que deben aprovechar- se las oportunidades. Cuando corre la ventura, las aguas son truchas, Advierte que cuando sopla el viento de la fortuna, ella misma trae los bie- nes sin necesidad de salir uno a bus- carlos. El que se muda halla ventura. Expresa que cuando se cambia de una cosa se experimenta bienestar. Esperar ventura. Aguardar a que cambie la suerte, y que ésta sea más favorable. Esti en ventura el ganar, y en cordura el aguardar. Aconseja la paciencia para conseguir las cosas, puesto que la ganancia suele ser hija de la casualidad. AO A ——_ o m o a — VENTURA La buena ventura, Dios es quien la da; ¿te pica la mosca?, pues ráscatela. No está en mano de uno el propor- cionarse su felicidad; por eso en las adversidades no queda otro recurso que tomar una buena dosis de pa- ciencia. La mayor ventura es gozar de la coyun- fura. Recomienda que se aprovechen las ocasiones oportunas para lograr algo. La ventura de García. Expresión irónica con que se da a entender que a uno le sucedió una cosa al contrario de lo que deseaba. La ventura de la barca: la mocedad, tra- bajada, y la vejez, quemada. Se aplica a los que toda su vida son desgraciados. La ventura de las feas las bonitas la desean. En amores, tanto como en matrimo- nio, suelen tener más suerte las mujeres feas que las hermosas. Permítasenos hacer la salvedad de que una mujer fea con gracia, vale por todas las bellezas sosas, que no dejan de abundar. Más corre ventura que caballo ni mula. La felicidad suele transcurrir con gran rapidez. Probar ventura. Exponerse o pretender una cosa en que se considera un riesgo o grave di- ficultad que pone en duda su consecu- ción. ¡Qué mayor ventura, qué mayor placer que morirse una mujer! Invención, sin duda, de algún mal casado, cuyo comentario huelga. Siempre deja la ventura una puerta abier- ta en las desdichas para dar remedio a ellas, No suele faltar en medio de las des- gracias algún lenitivo para ellas. Tener más ventura que un cornudo. Frase irónica con la que se da a en- tender la desgracia de una persona. Unos tienen ventura, y otros tienen ven- trada. —W. Unos nacen con ESTRELLA Y otros nacen estrellados. Ventura, de la cama a la sepultura. Aplícase cuando a una enfermed no se le ve remedio, sino un fin de graciado. VENTUROSO Ventura le dé Dios, hijo; que el saber, poco te basta. Refrán que denota que el que tiene favor y protección, aunque no tenga mérito, consigue fácilmente lo que desea. Las grandes venturas que vienen de im- proviso, siempre traen consigo alguna sospecha. Suele ser tan rara la felicidad para el que no está acostumbrado a ella, que, cuando llega a experimentarla, no le parece cosa natural. VENTUROSO.-—;¡Menguado el venturo- so que confía; menguado el infeliz que desespera! Tan imprudente es en el poderoso el presumir que jamás ha de caer de su altura, como en el necesitado el des- animarse, por temer que nunca ha de salir de su abatimiento. VENUS. — Con Venus y Cupido se aviene mal el dios Marte, El guerrero no debe perder sus ener- gías en brazos del amor. Es una cosa muerta Venus sín el Baco y sin ia Ceres. El comer y beber bien, predispone para el amor. Ser una Venus. Se aplica a toda mujer joven de be- lleza seductora, con referencia a la dio- sa Venus, a quien rendían culto los gen- tiles como a deidad de la hermosura, del amor y de los placeres. VER.— Cuantas veo, tantas quiero. Aplícase a los hombres enamoradizos y mujeriegos. Desde que no nos vemos, no nos conocemos. Dícese a aquellas personas que, por un cambio de fortuna, parece que se han engreído y no se muestran tan lla- nas y cariñosas como eran antes de su encumbramiento. La que es deseosa de ver, también tiene de- seo de ser vista. La curiosidad encubre muchas veces la coquetería. Más vale ver que creer. Las mejores argumentaciones en to- dos los asuntos de la vida, son las prue- bas de lo que se afirma. ¿Me ves? —¡Ojalá no te viera! —N. ¿Has visto al DÓMINE? — ¡Ojalá no lo viera! — VER No haberlas visto uno más gordas. No tener noticia o conocimiento de aquello de que se trata. — Úsase tam- bién con el adverbio zuxca y con frases que expresan negación. No ser visto ni oído. Hacer, o suceder, repentinamente una cosa. En el Guzmán de Alfarache se lee: Ni Jué oído ni visto (parte I, lib, 11, capítu- lo VIII), forma menos común. Si te vi, no me acuerdo. Manifiesta el despego con que los in- gratos suelen pagar los favores que re- cibieron. Si te vi, burléme; si no te vi, calléme Aplícase a la persona a quien se ha sorprendido haciendo alguna cosa ridí- cula o indigna de ella, al ser pregunta- do por ésta, pasado tiempo. Ver uno para lo que ha nacido. — V. Mı- RAR uno para lo que ha nacido. Verse uno en ello. Considerar o reflexionar una cosa para su resolución, ejecución o conce- sión. Verse xegro uno. Hallarse en grande afán, fatiga o apuro para ejecutar una cosa. Verse uno y desearse. Pondera el cuidado y fatiga que cues- ta ejecutar alguna cosa; frase elíptica que expresa la idea de verse sin fuer- zas y desear tenerlas. Ver y creer. Úsase para manifestar que no se quie- re Creer una cosa sólo por oídas, por ser tal, que, sólo viéndola, se puede creer. También se suele decir: Saro Tomás, o Santo Tomé, ver y creer, (Véase.) ¡ Ya se vel — V. ¡Es craro! La Academia lo escribe y define así: «Ya se ve. Expresión que se usa para manifestar asentimiento.» Supongamos, para hacer patente con un solo ejemplo lo erróneo de seme- jante definición, que nos pregunta uno: ¿Vendrá Fulano esta noche?, el cual Fula- no tiene obligación de concurrir a aquel punto, y le contestamos: ¡ Ya se ve! No sé, pues, o ignoro dónde tengo mi mano derecha, que pueda caber asentimiento o conformidad entre la duda que pre- gunta y la afirmación que responde. VERANJILLO VERANILLO.—Cnualquiera en el verani- Mo, podrá ser tu pastorcillo. Con el agua- nieve, busca quien las lleve. Las cosas fáciles y cómodas las hace todo el mundo; no así las molestas y difíciles. El veranillo del membrillo. Se emplea refiriéndose al mes de septiembre. VERANO. — Cuando en verano es invier- no y en invierno verano, nunca buen año. Demuestra lo dañoso que es, tanto a la salud como a los frutos, la irregula- ridad en las estaciones. El que no haya concluído de verano por San Bartolomé, agua en él. Censura al labrador indolente que no haya terminado las faenas de la recolec- ción antes de que se acabe el mes de agosto, por hacerse merecedor de que vengan las lluvias a echarle a perder la cosecha. — Dícese también: Sax Bar- TOLOMÉ, al que no haya concluido de era, agua en él. — V. en el APÉNDICE. El verano zo se lo come el lobo; ni el in- vierno tampoco. Indica que, aunque se retrasen algo las estaciones del año, como en ocasio- nes suele suceder, no por eso dejan de presentarse. En verano sin calor, no veranea el riñón. Como quiera que las dolencias rena- les se exacerban con los calores fuer- tes, el año en que el verano no es exa- gerado, son menos los pacientes que salen a buscar alivio en los climas tem- plados o relativamente frescos. En verano, tabernera, y en invierno, pana- dera.—V. De INVIERNO, kornera; de vera- 20, tabernera, Ni en el verano sin ropa, ni en el invierno sin bota. No se debe prescindir de la primera aunque haga mucho calor; la segunda, dicho se está que abriga interiormente con su contenido. Si en verano bebes caliente, no te hará duen vientre. En esta estación lo que más agrada son las bebidas frescas. Téngase, sin embargo, en cuenta, que no son las más sanas, a pesar de lo que parece in- dicar el refrán. VERDAD Verano seco, invierno lluvioso. Por lo general suele suceder así; lo mismo que un verano excesivamente caluroso suele ser precursor de un in- vierno extremadamente frío. VERBO. —/Zacer una cosa en un verbo. Sin dilación, sin demora, en un ins- tante. Echar verbos. Decir improperios, juramentos yame- nazas.—Parece venir su origen del latín verbum, palabra, porque el que jura e impropera no es tan ejecutivo como parece. VERDAD.-—Con la verdad se acrisola la amistad, Verdad significa aquí buena fe o fide- lidad, Decir verdad no es pecado, Manera de justificar el no hacerse so- lidario de una cosa que sabemos que es falsa. Donde está la verdad está Dios. Por ser Dios la Justicia suma, y ésta no requiere más que la verdad. El que dice la verdad, ni peca ni miente. — V. Decir VERDAD no es pecado. Eso es una verdad como un evangelio, o como un templo. Dícese cuando se presenta algún ar- gumento irrebatible por hallarse en completa conformidad con los hechos. Estar tan lejos una cosa de otra como la verdad de la mentira. Expresa lo distanciadas que se hallan dos cosas. La verdad adelgaza, mas no quiebra. Exhorta a decir siempre ésta sobre todo, pues aunque se quiera sutilizar y ofuscar con astucia y mentira, siempre sale y queda victoriosa. La verdad anda de capa caída en la corte. Como no siempre se le puede decir la realidad a los soberanos, no es ex- traño que en la corte se mienta conti- nuamente. La verdad, bien puede enfermar; pero no morir del todo. Aunque se trate de aminorar la ver- dad, siempre sale ésta triunfante, La verdad dista de la mentira tanto cuan- to los ojos de los oídos. Es dicho de Tales de Mileto, con- vertido en adagio, con el que se signi- VERDAD fica que las palabras del que acusa, o defiende, pueden inducir fácilmente a error en el que escucha, porque la voz del narrador viste los sucesos del co- lor que le sugiere su afecto; pero que, al que ve las cosas por sí mismo, no es asunto fácil que se le engañe, por cuan- to la vista, aunque en ocasiones esté expuesta a ilusionarse, no se deja so- bornar de la pasión. La verdad en su lugar. _ Después de contado un hecho, según la versión general, salvamos nuestra responsabilidad con la frase preinserta, narrando lo que hemos visto o sabe- mos a ciencia cierta. La verdad es como el aceite, que siempre queda encima, Por muchos detractores que la ver- dad tenga, siempre sale triunfante. La verdad es hija de Dios. Como impuesta por Él en el octavo mandamiento de su Ley. La verdad es hija del tiempo. —N. El TIEM- PO 20 encubre nada. La verdad %ace al hombre hijo de Dios, y la mentira, del diablo. —W. La VERDAD es hija de Dios. La verdad zo es más que una, o no tiene más que un camino, Expresa que lo verdadero se impo- ne siempre. La verdad padece, pero no perece. —N. La VERDAD, biex puede enfermar; pero no mo- rir del todo. La verdad por delante. Cuando se obra con nobleza, no se debe engañar, aunque sea en perjuicio nuestro. La verdad por las espaldas, y el escriba- no que escriba. Aplícase a las personas sin concien- cia, que declaran en falso, amparándose bajo el resguardo del ministro de la fe pública. La verdad que daña es mejor que la men- tira que halaga. La lisonja y la falsedad son más agra- dables que la verdad, por lo general; pero pueden traer consecuencias que jamás acarrea el conocimiento exacto de las cosas, por triste que éste sea. La verdad quede en su lugar. —V, La VER- DAD en su lugar. o VERDAD La verdad se fué al cielo. Indica que encontrarla en la tierra es algo así como hallar un mirlo blanco. Para decir la verdad poca elocuencia basta. La verdad se abre camino por sí sola, sin necesidad de grandes esfuerzos ora- torios. Para sacar una verdad ex limpio, menes- ter son muchas pruebas y repruebas. Como que no se puede aceptar, sin la debida demostración, a fin de no verse engañado. Peor es una media verdad que una pura y descarada mentira, El encubrir a medias una cosa es peor que negarla rotundamente: hay ocasiones en que la mentira es hasta piadosa. Por decir la verdad no ahorcan a nadie. Dicho de los que son enemigos de las mentiras sociales. Quien dice la verdad cobra odio. El decir las cosas tal cual realmente son, acarrea en no pocas ocasiones, enemistades. Quien dice la verdad, ni peca ni miente. Da a entender que siempre debe de- cirse la verdad, por amarga que sea. Ser una verdad como un templo. —NV. Eso ES UNA VERDAD como ur evangelio, o como un templo. Verdad de Perogrullo.—N. Las VERDADES de Perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puño, Verdad sabida y buena fe guardada. Úsase para dar a entender que un pleito o causa se debe sentenciar sin atender precisamente a las formalida- des y ápices del Derecho. Viva la verdad y muera la mentira. Máxima que no todos tienen el valor de seguir. Decir verdades como templo, O como puño. —NWV. Eso es una VERDAD como un evangelio, o como un templo, Decirle a alguien las verdades del bar- quero. Decir a uno sin rebozo ni miramien- to cosas que le amarguen, pero que son evidentes. Estas son: De paja o heno, el pancho lleno; El pan duro, duro, más vale dura que ninguno, o Zapato roto o sano, o malo, VERDAD malo, más vale en el pie que no en la mano, y Si a todos pasas como a mí (esto es, de balde), gran simplón, ¿qué haces aquí? Muchas son las versiones que hemos oído respecto al particular; en la impo- sibilidad de recogerlas todas, citare- mos la siguiente, por ser la que mejor conservamos en la memoria: Un estudiantón, de aquellos de la sopa, pretendía pasar un río, en que existía una barca, cuyo amo, como es natural, cobraba una pequeña cantidad por transbordar a la orilla opuesta a todo viajero. Pero es el caso que el in- feliz sopista no poseía ni siquiera aque- llos cuartos que le exigían; púsose al habla con el patrón, y aunque éste no se daba a partido, acabó por ceder cuando el estudiante le dijo que le da- ría tres consejos que le valdrían mucho más en la vida que el importe de su pasaje. Comprendió la verdad de los dos primeros, dichos, respectivamente, al embarcar y en el centro del río; pero el que le hizo saltar en la barca fué el último, pronunciado cuando el pasaje- ro tenía ya un pie en tierra, recono- ciendo su tontería. El que está para morir, siempre suele hablar verdades. En la última hora de la vida, nadie quiere condenarse yendo contra la verdad. El que te quiere te dirá las verdades. — Quien bien te QUIERA, le hard llorar. Las tres verdades del tendero. Estas son: Peso y medida, cuenta y razón y la verdad encima. Lo que sig- nifica: el peso, esto es, las piezas que lo componen, las taras; las pesas, que marcan la cantidad, y la lengüeta que arriba marca la igualdad de las pesas, y que se llama la verdad. Las verdades amargas. Se dice por lo poco o nada agrada- bles que son a quien se las dirigen. Las verdades de Perogrullo, que a la mano cerrada llamaba puño. Con esta frase se moteja a alguno indicándole que siendo proposiciones de verdad tan notoria, es una ridiculez que se esfuerce en probar su exis- tencia. Quevedo refiere algunas de ellas en — 440 — VERDAD su Visita de los Chistes, de las cuales copiamos las siguientes: «Muchas cosas nos dejaron las antiguas profecías: dijeron que en nuestros días será lo que Dios quisiere. Si lloviere habrá lodos; y será cosa de ver, que nadie podrá correr sin echar atrás los codos. Volaráse con las plumas; andaráse con los pies; serán seis, dos veces tres, por muy mal que lo presumas.» Respetamos la rima de la primera re- dondilla, puesto que así la vemos. Se ignora si efectivamente existió. Pero o Pedro Grullo, el inventor de semejantes verdades, a que ha bautiza- do el vulgo con el nombre de ferogru- lladas. El autor de La pícara Justina (novela de principios del siglo xvu atri- buida por unos al licenciado Francis- co de Úbeda, toledano, y por otros a Fr. Andrés Pérez, dominico de León), sienta que fué asturiano. Lo cierto es que corre una profecía suya por Astu- rias, relativa a que ha de bajar por el río una avenida de oro y toneles de vino de Ribadavia, con cuyo motivo andan siempre descalzos los paisanos de Perogrullo, a fin de hallarse mejor dispuestos y prevenidos para el día de la pesca. Al final de La Silva curiosa, del ca- ballero navarro Julián de Medrano, se halla una Profecía de la Cueva de Sala- manca, que si no es de Pero Grullo, debe ser de un pariente muy cercano. Véase cómo el tal se explica: «En el año de quinientos y ochenta y tres, y mil, verná mayo tras abril por nuestros merecimientos. Serán tan grandes los vientos por los aires que ahora vedes, que se caerán las paredes si les quitáis los cimientos. En los elementos todos habrá muy gran mudamiento, porque lloverá con viento y en lloviendo habrá lodos. Haráse del fuego brasa do quiera que se hiciere; y el que en su casa estuviere no estará fuera de casa. La tierra será tan rasa en donde rasa se hallare, VERDADERA que la piedra que rodare más durá será que masa. Será tan largo el verano, que llegará hasta el invierno; veremos queso tan tierno, que se parta con la mano. Y el muy alto Soberano, por pecado de la gente, permitirá estar doliente al que no estuviere sano. Los ríos será forzado que traigan tan gran corriente, que pasará por la puente quien no fuere por el vado. Y si nace lo sembrado (porque la verdad se diga) ha de nacer hacia arriba, que así está profetizado. Y así, hallaron los doctores que un muy rico labrador tendrá de comer mejor que los pobres cavadores. Los prelados, y aun el Papa, y otros muy grandes señores, guardarán antes su capa que la de sus servidores. Serán todas las ciudades pobladas de ciudadanos, y las villas, de villanos, y habrá de todas edades. Los tiempos que agora son conciben veinte maldades; los ruines de condición usarán siempre ruindades. Y así, quien bien entendiere todas estas profecías, entienda que en nuestros días será lo que Dios quisiere.>» Para verdades, el tiempo, y para Justicia, Dios. Da a entender que a la larga se ave- rigua O descubre lo cierto, y que la justicia divina es ineludible. Por decir las verdades se pierden los amigos. —V, Las VERDADES amargan, Por no decir las verdades se kacen des- amigos. La verdadera amistad consiste en no callar la realidad, aun a trueque de que se molesten los que la escuchan. Verdades apuradas son necedades. No se debe insistir en lo que es co- nocido de todos. Verdades y rosas espinas tienen; recíbelas por la flor, que así no punzan. — V. Las VERDADES amargan. VERDADERA.— La verdadera predi- cación es con el buen ejemplo en las obras. No se puede corregir a los demás sin dar el ejempio. VERDE VERDE. — ¡Anda y que te tiñan de verde! Modo de enviar a uno noramala. Arder verde por seco. — V. Pagar justos por pecadores. Bien juega el de lo verde, pero pierde. Por muy bien que se hagan las cosas, no siempre salen derechas, o a nuestro gusto. Darse buen verde. Divertirse mucho en poco tiempo. Darse un verde. — V. Darse buen VERDE. La que se viste de verde, en su hermosura se atreve. Expresa la confianza que tiene una mujer en su belleza, usando para su atavío un color que tan poco favorece a la cara. — V. Quien se viste de VERDE, a su rostro, o a su hermosuPa, se atreve. No dejar verde ni maduro.—N. No dejar ROSO 21 velloso, Poner a uno verde. Insultarie, darle bastante que sentir, ya con obras, ya con palabras. Quien se viste de verde, a su rostro se atreve. —V. La que se viste de VERDE, en su hermosura se atreve. Retozar uno con el verde. Estar alegre y satisfecho. Quien se viste de verde, a su rostro, o a su hermosura, se atreve. Según la Academia, «Refrán con que: se da a entender que el color verde no es favorable a las que no son muy her- mosas, y que sin este riesgo sólo deben usar de él las que lo son». Así lo con- signa en la primera edición de su Dic- cionario, tomo I, artículo Afreverse, sin volver a hacer mención de él en las ediciones posteriores. Confieso que la tal explicación no me satisface absolutamente, por lo que presumo que el vestido verde de que trata el refrán sea una alusión a las flo- res y hierbas olorosas con que acos- tumbran convertir algunas hijas de Eva su cabeza en otros tantos jardines; cos- tumbre que en época remota era más propia de cierta clase de individuas que no de la mujer que estimaba en algo su reputación. Tomar un verde entre dos azules. «Locución vulgar era entonces lomar Un VERDE entre dos azules, cuyo significa- do no indicaba otra cosa que la inten- VERDOELAGA ción o el acto de echar por los trigos de Dios, en compañía de una moza del género que llamó Cervantes del parti- do, sin más variante que gastar por costumbre medias del color antedicho, en vez del jubón de ficos pardos que en lo antiguo usaron por ley.» (Dionisio Chaulié, Adición a las Cosas de Madrid, artículo intitulado Graciosos de surtido, inserto en la Revista Contem- poránea, tomo LIX, pág. 389.) Verde y con asa, alcarraza. Dícese cuando se saca una conse- cuencia que, por los datos que se dan, es sumamente clara y lógica. ¡Están verdes! Locución con la cual se zahiere y mo- teja al Gue aparenta desdeñar lo que no puede obtener, basado en la fábula de La zorra y las uvas. VERDOLAGA.-— Estar escogiendo como verdolaga en huerta, Buscar alguna cosa con sumo cuida- do y diligencia. Dice un cantar andaluz: Anduvistes escogiendo COMO VERDOLAGA en huerta, y te viniste a casar con el de las patas tuertas. VERDUGO. — También al verdugo azo- tan, o ahorcan.—N. También a la Justi- cia prenden, o ahorcar. VERDURA. — Comer verdura, y echar mala ventura. Indica que la alimentación vegetaria- na conduce pronto al sepulcro. Las co- rrientes modernas van en contra de esa teoría. VEREDA.—Za vereda zo cría hierba. Modo de expresar que una persona recorre mucho un camino.—Aplíicase ge- neralmente a los enamorados y a todos los que tratan de conseguir alguna cosa, para lo cual visitan a menudo a una persona determinada. VERGUENZA. — ¡Adiós mi vergüenza! Expresión figurada y familiar con la cual se denota que se hace alguna cosa sin reparo, miramiento ni rebozo al- guno. Catarse vergüenza. Decíase antiguamente para demos- trar el respeto y cortesía que tenía una E y VERGUENZA persona para con otra que se hallaba presente. Do no hay vergüenza zo hay virtud buena. La primera cualidad que una perso- na debe tener es la de la vergüenza: si no posee ésta, es de suponer que no sabe lo que son las demás. La vergúenza era verde, y se la comió un borrico. Dícese particularmente a los niños que no quieren hablar o hacer algo en público, bajo el pretexto de que les da vergüenza. La vergüenza para nada sirve y para todo estorba. Censura la conducta por demás des- ahogada, baja y ruín de algunas perso- nas. — En buen sentido, V. ÆZ NIEDO para nada sirve y para todo estorba. La vergúenza y la honra, la mujer que la pierde nunca la cobra. Hay cosas que, una vez perdidas, no se pueden recuperar; para la mujer no hay mayor gloria que poseer ambas: ¡ay de ella si las pierde! Más vale vergúenza en cara que manci- lla en corazón. Refrán que advierte que más vale vencer el empacho de hacer o decir una cosa, a quedar con remordimiento de no haberla hecho o dicho. No fies de tu vergüenza lo que de otro no fiaras. Aconseja no fiarse de nadie, por mu- cha confianza que se tenga. Perder la vergüenza. Abandonarse, desestimando el honor que a cada uno, por su estado, le co- rresponde. Quien no tiene vergüenza, todo el campo, o el mundo, es suyo, o toda la calle es suya. Aplícase a las personas desaprensi- vas que no se preocupan por nada más que por su lucro personal, haciendo su gusto sin respeto alguno. Quien tiene vergüenza ni come ni al- muerza. Refrán con que se da a entender que el vergonzoso no suele medrar. Sacar a la vergüenza a uno. Obligarle a que haga públicamente una habilidad, cuando tiene cortedad o desconfianza de desempeñarla bien. VERO Ser una mala vergúenza. Frase familiar con que se pondera la ruindad o inconveniencia de una cosa. Solo ten vergüenza de no hacer desver- gúenza. El cometer actos indignos una perso- na bien educada, debe sernos siempre sensible y vergonzoso. Tener más sueño, miedo, etc., que Ver- gúenza. Manera de exagerar éstas u otras cualidades, haciéndolas resaltar sobre la mucha vergúenza que distingue al sujeto a quien se refieren. VERO. — Vo es todo vero lo que canta el pandero, — V. No es oro todo lo que re luce, VERÓNICA.—¡No está la Verónica, o la Magdalena, para tafetanes! No hallarse de buen humor, o con ganas de hacer lo que se le pide, por no encontrarse en condiciones favorables para ello. ¡Por la Verónica de Ffaén! Fórmula de juramente. ¡Por la Verónica de Ruma!—V. ¡Por la Verónica de Jaén! VERRUGA.—Salirle a uno una verruga, o una buena verruga. Encontrarse con algún mal suceso inesperado. — Aplícase también a la persona que nos molesta continuamen- te con sus peticiones, y de la cual no se puede uno librar, VERRUGO.-—Ser un verrugo. Aplícase al hombre tacaño y avaro. VESTIDO.-— Cortarle a uno un vestido. Algunos añaden: sín tomarle la medida. Murmurar de una persona, o hablar mal de ella. Æl bizarro vestido que te pones, no se considera si lo hizo un corcovado. Nadie mira los medios por que las cosas se logran: la cuestión está en conseguirlas. El vestido del criado dice quién es su señor. Denota que el porte de la servidum- bre suele manifestar la calidad de los amos. El vestido hace al hombre. — V. El nánt- TO hace al monje. Por el vestido se conoce quien es bien na- cido, —V. El H£siTO hace al monje. iS VEZ Un vestido de verde-espera ribeteado de nunca- llega, Aplícase jocosamente a toda espe- ranza O promesa que nunca llega a rea- lizarse o cumplirse. VESTIR. — 47 revés me la vesti, y ánde- se asi. Reprende a los dejados o descuida- dos que se obstinan en no enmendar lo que han hecho desacertadamente, El mismo que viste y calza. Manera de indicar que una persona es la misma de quien se trata o a quien se alude. Marcharse vestido y calzado. Súplese: al otro mundo, para indicar que la persona que ha muerto lo ha hecho en estado de gracia, por sus bon- dades en la tierra. Vistete como te llamas, o llámate como te vistes. Los actos de las personas deben co- rresponder a su educación. VESUBIO.-— Estar hecho un Vesubio. V. Estar hecho un HORNO. VETA.-— Descubrir la veta de uno, Enterarse de sus inclinaciones, in- tenciones o designios. VEZ.-— Al que una vez me engaña, falte Dios; mas ayidele, si dos. Modo de expresar que no se dejará una engañar dos veces. Al que yerra perdónale una Vez, mas no después. Advierte que es razón disimular y perdonar el primer yerro; pero si son repetidos, no merecen disculpa, y se deben castigar. Díselo tú una vez, que no faltará quien se lo acuerde ciento. Cuando un asunto se recomienda, el interesado no debe dejarlo de la mano, recordándolo constantemente. Esta vez, nos ha salido un poquito desigual, Modo de burlarse de uno, haciéndo- le ver, en buenos términos, que ha des- empeñado torpemente su cometido. Este dístico está tomado de la zar- zuela Los sobrinos del capitán Grant. La vez de la ensalada, ni la pierdas ni sea aguada, Indica que aunque es conveniente tomarla después de la comida, no debe beberse agua detrás de ella, VEZ Lo que se ha de hacer sola una vez, debe premeditarse con mucha reflexión. Para ejecutar una cosa decisiva, debe pensarse antes con todo detenimiento. Por una vez que me puse a bailar, lo supo todo el lugar. Las personas de carácter serio, no pueden extralimitarse, pues en cuanto lo hacen, sirven de sátira para los demás. Por una vez, ¿quién lo ha de saber? Manera de incitar a que se cometan algunas irregularidades o se tome uno ciertas libertades. Quien una vez la pierde, a verla no vuelve. Puede aplicarse lo mismo a la ver- güenza que a la joya más preciada en las mujeres. Sí una vez llega a querer, la más firme es la mujer. La mujer, cuando ama, llega hasta el fanatismo. Si una vez te rinde Cupido siempre estarás rendido. Contra los que se dejan dominar por el amor. Una vez que me arremangué, toda me en- sucié, o todo el culo se me vid. Dícese por los que, queriendo ejecu- tar una buena acción, les sale al revés, causando un mal. A las veces, do cazar pensamos, cazados quedamos. Advierte que no siempre consiguen sus fines la astucia y el engaño, pues en muchas ocasiones el engañoso y el astuto caen en los lazos que preparan a otro. Decir uno unas veces cesta y otras ba- llesta. No ser consecuente en lo que dice. Muchas veces, el que escarba, lo que no quería halla. Denota que los hombres demasiada- mente curiosos en apurar las cosas, suelen encontrar lo que les es noci- vo y causa de gran pesar. Quien come y condesa, dos veces pone mesa. Refrán que recomienda la prudente economía. Quien da luego, da dos veces. Alaba la prontitud del que da lo que se le pide. — Aconseja madrugar, es = | | VIANA decir, ser primero que otros, para con- seguir algún asunto, VEZO.—Vezo malo tarde es dejado. Es sumamente difícil de desarraigar una mala costumbre, Vezo pongas que yezo tollas. El que tiene adquirida una costum- bre no la abandona tan fácilmente. VIAJE. —;jBuen viaje y bota larga! Expresión con que se despide a una persona deseándole que lo pase bien, pero que no vuelva a molestarnos. El famoso viaje de Juan de Cárcamo, de quien se dice que fué y volvió, y no supo a qué. Aplícase a aquellas personas que ha- cen las cosas sin saber por qué las hacen. à Hacer un viaje redondo. Dicese cuando se ha perdido el tiem- po inútilmente, volviéndose sin arre- glar o terminar el asunto que nos hizo emprender el trabajo o el viaje. No se ha perdido el viaje. Indica que al practicarse una diligen- cia, le sale a uno tal o cual ventaja o beneficio que no esperaba. Para ese viaje no se necesitan alforjas. Réplica que se da a aquel que pro- pone como nuevo un asunto o recurso, que es anteriormente conocido de la persona a quien se le dicta. Los viajes del perezoso, doble trabajosos. El que se retrasa en hacer las cosas que deben estar terminadas con hora fija, tiene que esforzarse después para dar cumplimiento a su obligación, cos- tándole así mucha más molestia que si la hubiera emprendido a su hora, des- echando la pereza. VIANA.—Lo que de noche sueña Viana, lo encuentra Flores por la mañana. A fines del siglo xvi se empeñaron unos cuantos bribones (y todavía re- sulta demasiado benigna la calificación) en hacer creer a la gente piadosa que habían encontrado, en el Sacro Monte de Granada, enterradas porción de lá- minas de plomo, hojas de pergamino y otras reliquias, todo ello alusivo a san- tos que se quiso hacer creer padecieron martirio en aquel sitio a principios de la Era Cristiana. Descubierto el fraude, y prohibido por la Santa Sede que se VIANDA volviera a hablar del particular, he aquí que a mediados del siglo xvm resucita semejante pestífera plaga, cual otra ave fénix de sus cenizas, fraguando la nueva entruchada un tal D. Juan de Flores, prebendado de aquella Cole- giata, quien escondía de noche en la Alcazaba los documentos y demás ob- jetos que le había facilitado D. Luis Francisco Viana, abad de aquella igle- sia (y los cuales eran precisamente los declarados falsos por la autoridad apos- tólica), los mismos que decía haber en- contrado en las excavaciones del día siguiente. Penitenciados los reos (con más be- nignidad de la que se debiera haber empleado en asunto de tanta grave- dad), se creó por el pueblo el dicho que promueve este artículo, y el cual se aplicó después a todo aquello que, a pesar de estar rodeado de un gran aparato de verdad, resulta ser falso, fingido, supuesto e inventado. Con tal motivo acabaron por quedar desacre- ditados del todo los ruines engendros de los cronicones fabulosos, debidos, más que a la impericia, a la artería del jesuíta toledano P. Román de la Hi- guera, quien, en su imaginación deli- rante, creó, dándolos como legítimos los escritos supositicios de Flavio Dex- tro, Máximo, Luitprando, Juliano, etc. El daño que a la causa de la Religión infirió este vil impostor, no lo pagaba ni aun echado vivo en una hoguera. VIANDA. — Comer toda vianda, y temer zoda maletía, Aconseja comer de todo, pero te- niendo cuidado de lo que pueda hacer daño. VÍBORA. — Cuando esta vibora pica, no hay remedio en la botica. Leyenda que figura en algunas na- vajas de grandes dimensiones, cuyas heridas son mortales de necesidad. — Aplícase también, por extensión, a toda desgracia para la cual no es fácil hallar remedio. VICENTE. — ¿Adónde va Vicente? — Con el ruido de la gente, o adonde va la gente. Satiriza a los que, no teniendo cri- terio ni voluntad propios, siguen el de — 445 — VICIO los demás sin pararse en considerar si es bueno o si es malo, Coma usted, señor Vicente; pero ¡cuidado no reviente! Expresión satírica con que se invita a una persona, dándole a entender al propio tiempo que no abuse de lo que se le ofrece. VÍA. - Hacer de una via dos mandados. — V. Hacer de un canino dos mandados. De largas vías, largas mentiras. Refrán con que se nota la facilidad con que se miente cuando se habla de tiempos y países muy remotos. VIAJE.—A mal viaje, ataharre de seda.— V. A mal v1ajE, traje de seda. A mal viaje, traje de seda, —V, A mal dar, ¿Omar TABACO. ¡Buen viaje! Expresión despectiva con que se significa que da poco cuidado el que una cosa se pierda o uno se vaya. ¡Buen viaje, a Cartagena! También se dice: ¡Buen viaje, Carta- gena!, quizás más impropiamente. Equi- vale a ¡Buen viaje! (Véase.) VICIO. — Contra el vicio de pedir hay la virtud de no dar. Contra tos pedigiteños que nos mo- lestan con sus súplicas el mejor reme- dio es no dar nunca nada, que ellos se cansarán. Echar de vicio. Hablar con descaro y desembozada- mente, sin reparar en nada. Parece ve- nir su origen de ciertas plantas que se cubren de ramaje más de lo necesario y no son tan fructíferas, a las cuales llaman viciosas, porque brotan o echan hojas por vicio y sin necesidad. El exceso del vicio, saca la puerta de quicio. Los vicios todo lo trastornan: salud, felicidad y capital. El que al vicio se enseña, en él se des- peña. El que fomenta un vicio, suele morir víctima de él. El que tiene un vicio, si no se mea en la puerta se mea en el quicio, No es cosa tan fácil como parece el corregirse de un defecto, pues el que no lo muestra de una manera lo hace de otra. VICIOSA El vicio es la antesala del crimen. El que tiene un vicio es capaz de llegar hasta el infinito con tal de verlo satisfecho y no privarse de él. El vicio es mucho más caro que la hom- bría de bien. No hay vicio que sea barato; así es que el fomentarlo acarrea gastos que no tiene la persona que vive honrada- mente. Escarmentar del vicio es santo beneficio. El que se separa de las malas cos- tumbres obra en favor suyo. Es vicio en las mujeres, convertido ya en naturaleza, huir de quien las sigue y abo- rrecer a quien las adora. Por lo general, el verdadero amor que se deposita en una mujer, suele ser mal correspondido, y en cambio la que se ve menospreciada es la que más se apasiona. Nuestros clásicos Lope y Moreto nos han dejado magníficos mo- delos en sus dramas Los milagros del desprecio y El desdén con el desdén, res- pectivamente. Hablar de vicio uno. Ser hablador. No hay vicio tan dañoso como el que tiene muestra de virtud, Porque además del pecado del vicio, encierra el de la hiprocresía. Quejarse uno de vicio. Sentirse o dolerse con pequeño mo- tivo, o de lo que no se debe, o a causa de tenerlo por costumbre. Tantocuesta mantener un vicio, como criar dos hijos. —W. El vicio es mucho más caro que la hombría de bien. Tras el vicio viene el fornicio. La vida regalona y holgazana suele conducir a la lujuria. Contra estos siete vicios hay siete virtudes. Expresa, parodiando lo que nos en- seña la Doctrina Cristiana, al hablar de los pecados mortales, que las faltas se corrigen con el castigo. VICIOS A.— /grorar las cosas viciosas es mejor que saberlas. La ignorancia en materias pecamino- sas es mas digno que el conocerlas. VICIOSO. — Apartate del vicioso, y tú no lo serás. Aconseja huir de las malas compa- ñías. VIDA ' VICTORIA.— Cantar la victoria. | Aclamarla después de obtenida. Cantar victoria. Blasonar del triunfo en cualquier concepto. Victoria sin peligro, triunfo sin gloria. | Lo que se adquiere sin gran dificul- | tad, se tiene en poco aprecio; o como | dice otro refrán: Lo que poco cuesta, ez: | menos Se estima. VID. — De buena vid planta la viña, y de | buena madre toma la hija. Refrán que aconseja elegir para es- posa a una joven que haya recibido- buenos ejemplos de su madre. VIDA.— Buena vida arrugas tira. Da a entender que la vida regalada y de conveniencias, retarda la vejez o. hace que se disimule mejor. Buscarse la vida. Usar de los medios conducentes para adquirir el mantenimiento y lo demás necesario para su conservación. Como se dilate la vida, uo se desmaya la esperanza. — V. Mientras hay VIDA, hay esperanza. Con la vida muchas cosas se remedian, Mientras se vive se puede hacer mucho. Cosa cumplida, sólo en la otra vida. La vida terrenal no suele dar grandes satisfacciones: es preciso esperar a la eterna para ver nuestros deseos cum- plidos. Dar una cosa le vida a uno. Sanarle, aliviarle, repararle, fortale- cerle o refrigerarle, según los casos. Date buena vida, temerds más la caída. Advierte que al que se cuida mucho- de su regalo le son más sensibles las desgracias. De sí mismo sale quien su vida desata. El que está acostumbrado a hacer una vida igual y corriente, cuando se ve precisado a llevar a cabo algo ex- traordinario, tiene que romper esa costumbre. Dure la vida, que con ella todo se alcanza. El lograr las cosas es cuestión de pa- ciencia: el secreto está en no morirse antes de conseguirlo. Echar uno a la vida, o Echarse uno ta- pas y medias suelas. Dar treguas por una temporada al VIDA trabajo constante y habitual, mediante algún recreo o expansión, para volver a emprenderlo después con nuevas fuerzas. — Dícese más comúnmente con referencia a los buenos resultados que se promete uno sacar del veraneo. El que a otro quitó la vida, la suya juzga perdida. Todo el mundo sabe que el que a hierro mata, a hierro debe morir. El que larga vida vive, mucho mal ha de pasar. Porque estamos plenamente conven- cidos de que este valle por que transi- tamos, lo es de lágrimas. El vivir ocioso es enterrarse en vida. La ociosidad es perjudicial para todo, pues con ella no pueden esperarse ho- nores, riquezas ni aun medios honro- sos de asegurar la subsistencia. En esta vida caduca, el que no trabaja no manduca. Da a entender que la manutención del hombre debe pender de su aplica- ción al trabajo. En esta vida desdichada, nadie tiene la fe- licidad asegurada. La inestabilidad de la existencia hace que el que ríe hoy, tenga que llorar mañana. En la vida, la mujer tres salidas ha de hacer. Esto es: a ser bautizada, casada y en- terrada. Enterrarse uno en vida. Retirarse de todo el comercio del mundo, especialmente si se entra en religión. En vida no me quisiste, y en la muerte me planiste. Comúnmente se llama la hora de las alabanzas, a la de la muerte. Es ésta tan seria que no es extraño que ante su umbral se detengan las malas vo- luntades y se truequen en elogios más o menos sinceros. Es preciso hacer por la vida, que la muer- te ella vendrá. Aplícase comúnmente a los glo- tones. Esta vida es un fandango, y el que no la baila un tonto. Expresa la conveniencia de no to- mar la vida en serio, amoldándose a iS VIDA las circunstancias, sin echárselas de Quijote. Esta vida es una comedia. — V. Esta VIDA es un fandango, etc. Esta vida no es para llegar a viejo. Expresión usada por el que trabaja mucho o padece sufrimientos, ya mo- rales, ya materiales, exagerados. Esta vida se ha de pasar a tragos. Así dicen los borrachos cuando em- pinan el jarro, Hagamos hoy por la vida, que la muerte ella vendrá.—V. Es preciso hacer por la. vipa, que la muerte ella vendrá. La buena vida no quiere prisas. El que está satisfecho con su exis- tencia, no tiene por qué apresurarla; al contrario, procurará que le dure todo lo más posible. La buena vida, padre y madre olvida. Significa que el que llega a lograr vida abundante de conveniencias, no echa de menos los afectos de la fa- milia. La vida de la aldea, désela Dios a quien la desea, Denota que la falta de comodidades, distracciones y sobra de soledad con que suelen brindar los pueblos, hacen la existencia en éstos poco apetecible. La vida de Juan Soldado es muy larga de contar. Juan Soldado es el prototipo de la eterna víctima: no es extraño que su vida esté llena de incidentes, no muy agradables, por lo general. La vida de la galera, dela Dios a quien la quiera. Expresión de alguno que sirvió al rey, a su pesar, remando en aquel ins- trumento de suplicio, con escasa ali- mentación, pero con abundantes lati- gazos del cómitre en las desnudas es- paldas. La vida de la preñada es vida privilegiada. Por los antojos que solían tener las. señoras que se hallaban en ese estado, y que hoy, como todas las modas, ha caído en desuso. — Nuestro sainetero D. Ramón de la Cruz combatió en una de sus geniales creaciones, La emba- razada ridícula, aquella costumbre que llegó a tener no pocos ribetes de abusi- va, por no calificarla de otra manera. VIDA La vida, de todos es apetecida. Por mal que nos vaya en este mundo (y cuidado que no nos va muy bien a todos), nadie quiere morirse, La vida de un borracho es la mejor lección de sobriedad que se pueda dar. Por lo bochornosa y repugnante que resulta a los ojos de toda persona sen- sata. La vida del hombre es batalla sobre la tierra. Como que ésta se reduce a la lucha por la existencia. La vida del perdido, poco dinero y harto de vino. Reprende a la gente de mala vida, que carece de dinero para subvenir a las necesidades de la familia, pero, en cambio, se gasta el poco que posee en sostener el odioso vicio de la em- briaguez, La vida del puerco, corta y gorda. Empléase como comparación de los que desempeñan un destino pingúe, pero de poca duración. La vida está en la boca del justo. La existencia de algunas personas depende del informe emitido por un juez equitativo y justiciero. La vida ociosa en ninzuna manera es pro- vechosa, Contra los vagos, que, por su odio al trabajo, ni se benefician, ni benefician a los demás. La vida pasada hace a la vejez pesada. El género de vida empleado en la juventud, hace que la vejez sea más o menos agradable y llevadera. La vida y el alma, mas no la albarda. Refrán contra los miserables y mez- quinos que prefieren padecer menos- cabo en su salud y hasta en su honra, a tener que sacrificar sus intereses. Lo que en tu vida tú no hicieres, de tus herederos no lo esperes. Es más meritorio y práctico hacer el bien en vida, que dejar su cumplimien- to al cuidado de sus herederos o de sus testamentarios. Llevar uno la vida jugada. Meterse en un asunto en que hay más probabilidades de perder que de ganar. — Estar en conocido riesgo de perderla, VIDA Llevar una vida de perros. Refiérese a la que se pasa con tra- bajos, molestias y desazones. Media vida es la candela; pan y vino la otra media. Refrán que explica que, con buen alimento y buena lumbre, se sufren cómodamente las molestias del in- vierno. Mientras dura, vida y dulzura. Contra los que derrochan y triunfan de presente sin mirar al porvenir, Mientras hay vida, hay esperanza. Enseña a no desconfiar del resultado de un asunto, siempre que queden re- cursos que emplear. Mientras más larga es la vida, mayor es la cuenta que hay que dar. Porque se van aumentando los peca- dos de que hay que responder en el día de mañana. No haberlas visto en su vida más gordas. Tener absoluto desconocimiento de una cosa. — No saber leer ni escribir, contar, etc. No hay en esta vida carga más pesada que tener la conciencia cargada. El que tiene la conciencia tranquila puede llamarse feliz. No hay vida como la del pobre, teniendo pan que le sobre. Dícese en Zamora, aludiendo a que, no faltando el alimento necesario, vive el pobre mejor que el rico, pues se halla exento de no pocas gabelas. Creo que esto es aplicable a todas las re- giones, y no a la leonesa exclusiva- mente. No tener la vida comprada. Equivale a hallarse expuesto a per- derla a cualquier hora, sin que se pue- da evitar. Pasar uno la vida del grillo, que toda se vuelve ruido. — V. Cacarear y no poner HUEVO. Paséate y orina, y te dará la vida. Máxima médica de positivos resul- tados para la salud. Pena a la vida tiene el que no llegue a viejo. Porque es señal de que se ha muerto antes. No conocemos el autor de este refrán, pero puede asegurarse que es de la familia de Pero Grullo. VIDA Poner la vida al tablero. Jugársela en alguna empresa arries- gada. ¡Por vida de los santos que no son de Dios! Fórmula burlesca de interjección. ¡Por vida de San Fuan de Estopa! Exclamación vulgar en que se suele prorrumpir, con el objeto de evitar la más malsonante de «¡Por vida de San Juan de Dios!» Alude a la estopa que se pone en el émbolo de las ayudas, lava- tivas o jeringas (tres nombres distintos y un solo objeto verdadero). Quien las cosas mucho apura no tiene la vida segura, Recomienda que no se abuse de nada que sea vicioso, a fin de no acortarse la existencia. Saber toda la vida y milagros de alguno. No ignorar nada de lo que ha hecho la persona aludida. Suele aplicarse en mal sentido. Se ha de usar de esta vida como de cosa ajena. Expresa que en el mundo estamos de tránsito, y, por lo tanto, no debe- mos considerarlo más que como un préstamo, hasta llegar a conseguir la gloria eterna. Ser la vida perdurable. Modo de ponderar que una persona es pesada y molesta, o que una cosa tarda mucho en suceder, o en conse- guirse. Si cagas, pierdes la vida, y si no cagas, la tienes perdida. Manera de indicar a una persona, que no tiene más remedio que hacer aquello que se le aconseja o se le dice, Si quieres vida segura, asienta el pie en la llanura. Indica que no se debe nunca proce- der de ligero, sino ver el terreno que se pisa, para poder obrar con conoci- miento de causa. Sólo dura la vida lo que se tarda en llenar la medida. La existencia tiene un límite, del cual nadie puede pasar. Tal sea mi vida cual es la perdiz con lima. Es decir, agradable, pues el guisado de esa ave con limón o con lima no debe de saber mal, — 449 — VIDRIO Tener la vida en un, o pendiente de un, hilo, Hallarse en grave peligro. Tener una vida de rey. Vivir agradablemente, con todo gé- nero de comodidades materiales. Tiene una vida como un gobernador.— V. Tener una vipa de rey. Vender cara la vida. Defenderse desesperadamente, hasta no poder más, después de causar todo el mayor daño posible al enemigo. Vida sin amigo, muerte sin testigo, Las personas retraídas de todo trato social experimentan sus consecuencias en los sucesos adversos, y muy par- ticularmente cuando les llega el des- agradable trance de la muerte. Meterse uno en vidas ajenas. Murmurar de los demás, averiguan- do lo que no les importa. Tener siete vidas como los gatos, Haber salido de graves riesgos y pe- ligros de muerte, VIDRIERA.-— Ser el licenciado Vidriera. Aplícase a aquella persona pusiláni- me, asustadiza y a quien todo ofende o molesta, con referencia a aquel famoso Tomás Rodaja que inmortalizó Cervan- tes en una de sus mejores novelas ejemplares. VIDRIBRO. — Lo que había menester un vidriero era un gato que le anduviese retozando con los vidrios, Expresión satírica con la cual se da a entender la falta que le está haciendo a uno una cosa para redondear su for- tuna. VIDRIO. — Es de vidrio la mujer. Indica lo quebradizo y voluble que suele ser el carácter femenino. — Es el principio de la conocida redondilla: Es de vIDRIO la mujer; pero no se ha de probar si se puede o no quebrar, porque todo podría ser, Si es de vidrio tu tejado, no apedrees al de al lado. — V. Quien tiene el-TEjADO de vidrio, no tire piedras al de su vecino. Si me quieres conservar, a vidrio me has de mudar. La manera de que se conserve fres- co el tabaco-rapé es trasladarlo del pa- quete o lata a un bote de cristal, 29 VIDUEÑO — 450 Pagar uno los vidrios rotos. - V. Pagar el PATO. l VIDUEÑO. — De mal vidueño, mal sar- miento. —N. De tal vato, tal astilla. VIEJA. - Arregostóse la vieja a los bledos, y no dejó ni verdes ni secos. — V. Ávezóse la vieja a los berros, y chupábase los dedos. Avezóse la vieja a los berros, y chupábase los dedos. Manifiesta el trabajo que cuesta de- jar una cosa cuando ya se ha acostum- brado uno a ella. De vieia galana, no fies nada. Hay que desconfiar de las que tratan de ocultar la edad a fuerza de tintes y perifollos. Desde que la vieja no está de, o no tiene, gana, Lozano friega y hace la cama. La necesidad obliga a que uno haga a veces muchas cosas contra su vo- luntad. Estáse la vieja muriendo, y estáse pren- diendo, Manifiesta la coquetería de las muje- res, que ni aun de viejas pueden des- echarla. La buena vieja harta lacería pasa con su manto y su jarro de casa en casa. La ancianidad siempre debe ser res- petada, pues harta desgracia tienen con no poseer lo que poseyeron: la ju- ventud. La vieja, a estirar, y el diablo, a arrugar. Contra los que pretenden imposibles, como lo sería el de una persona vieja que se obstinase en aparentar terso el cutis. La vieja de los años mil, guardaba pan para mayo y leña para abril, La experiencia de los ancianos ense- ña muchas cosas, de que la juventud se ríe, pero que no siempre va desca- minada, y mucho menos fuera de razón. La vieja escarmentada, arregazada pasa el vado. Dícese del que, por necio, cae dos ve- ces en un mismo error, sin escarmien- to en el propio daño.—Diícese también: Vieja escarmentada, pasa el agua arre- mangada. (Véase.) La vieja que supo vivir, pan para mayo y leña para abril. —N. La vieja de los años mil, guardaba pan para mayo y leña para abril. = VIEJA Mientras más vieja, más pelleja. Esta última voz se emplea ora en la significación de borracha, ora en el de lujuriosa, por lo que se puede tomar este refrán en uno u otro sentido. — Aplícase también igualmente al hom- bre, empleando, naturalmente, las for- mas propias del género masculino, vie- Jo y pellejo. Ni tan vieja que amule, ni tan moza que retoce. < Amular — dice el Comendador — es torcer la boca, como hacen las viejas cuando mascan.» Entiendo que amular lo que significa es «hacerse infecunda la mujer por ra- zón de su edad», y es como si dijéra - mos: El que piense casarse, conviene que tome mujer no tan entrada en años que no pueda haber de ella sucesión, ni tan niña que sirva más para jugar a las muñecas que para cuidar de las ha- ciendas de su casa. En sentido más lato entiéndase como equivalente de: en un medio consiste la virtud; todo extremo es vicioso; etc. Parecersealavieja queengañda San Antón. Aplícase a toda mujer entrada en años, cuyo aspecto es repulsivo, su fealdad extraordinaria, etc. Partirse la vieja. Mediar la Cuaresma. — V. SETE Aer- manas: una cota; otra santa, y cinco, sanas. k Poco, o poquito, a pocohilabala vieja el copo. La constancia en el trabajo, aunque sea en corta cantidad lo que de cada vez se haga, acaba por dar cima a la empresa más ardua y dilatada. ¿Por qué va la vieja a la casa de la mone- da? — Por lo que se la pega. El ir uno con frecuencia a alguna parte, más que por amistad o por ca- riño, suele ser, en general, por la uti- lidad que se espera conseguir. Regostóse la vieja a los bledos. Algunos añaden: y zo dejó ni verdes ni secos. — V. Avezóse la vieja a los be- rros, y chupábase los dedos. Ser una cosa más vieja que el modo de an- dar, o que el no tener, o que andar a pie, o que el mear. Aplícase a todo aquello que ya tiene mucha existencia. VIEJO Si es vieja doña lrene, su plata moza la vuelve, Expresa que el dinero todo lo disi- mula y hace olvidar los defectos. Tanto quiso la vieja hilar que no se pudo levantar. Da a entender que el exagerar las cosas suele producir en ocasiones ma- los resultados. Una vieja se peyó, todo el año es pesti- lencia. Aplícase a aquellas personas a quie- nes se les concede fama de alguna cosa, sólo porque una vez, y casi siempre casualmente, la hayan ejecutado. Vieja con cuita, trota.— V. La NECESIDAD hace:a la vieja trotar. Vieja escarmentada, pasa el agua arre- mangada, o arregazada pasa el agua. Demuestra que es necio el que cae dos veces en un mismo error, sin es- carmentar en daño propio. Vieja fué y no se coció, Manera de reprender la excusa vana e improporcionada que se da, por ha- ber omitido alguna cosa, Vieja mirlada y niña de tres treinta. Se aplica a la persona que, teniendo edad avanzada, se porta y conduce en us acciones como si fuera niña. Vieja que baila, gran polvo levanta. El que hace lo que no le correspon- de, o es impropio de él, suscita la sáti- ra de los demás. ¡Vieja, viejal — Pena a la vida si allá no llegas. Esto último es lo que contestan las viejas a los chicos insolentes que las motejan de tales. Acudid, viejas, al albayalde, que los años no se van en balde. Aconseja a los que quieren mante- ner con los demás el criterio de su ju- ventud, que echen mano de los ingre- dientes químicos conocidos con el nom- bre de coloretes. VIEJO.— 47 viejo, múdale el aire y darte ha el pellejo. Es sumamente peligroso en la vejez cambiar de clima, A! viejo que buen ejemplo ha de dar, y se le ve retozar, como a un niño se debe azotar, Manifiesta lo censurable que es en ió VIEJO las personas ancianas el comportarse como chiquillos. Al viejo se le cae el diente, pero no la si- miente. Las personas ancianas pierden sus facultades físicas, pero las psíquicas les acompañan hasta el sepulcro, Agui no se remienda de viejo. — V. Ser PLATO de segunda mesa. Camina como viejo, y llegarás como jo- ven. — V. Si quieres vivir sano, hazte viejo temprano. Cuando el viejo no puede beber, la huesa le pueden hacer. Como quiera que el vino es la leche de los viejos, cuando éstos no pueden tomarlo es señal de que se hallan en grave estado. Cuando el viejo se mea en las botas, no es bueno para las mozas. La edad lleva consigo la carencia de las fuerzas físicas necesarias en el trato con personas jóvenes, Del viejo, el consejo, y del rico, el reme- dio. — V. Del rico es dar remedio, y del viejo, CONSEJO. El que llega a viejo y mo se casa, sin carne no se pasa. El que no contrae matrimonio a cier- ta edad es porque tiene algún entrete- nimiento que no le hace necesario el sacramento indicado. El que quiera saber que compre un viejo. Las personas ancianas, por su larga vida, suelen conocer y saber muchas cosas que los jóvenes ignoran. El viejo desvergonzado, hace al niño osado. Cuando los ancianos, tanto con las palabras como con las obras, no se dan a respetar de las gentes, de poco les aprovechan los años y las canas. — El ejemplo de las personas mayores suele ser el que siguen los niños. El viejo es dos veces niño. Si, como dice otro refrán, los extremos se tocan, munca mejor que en esta oca- sión se verifica semejante supuesto. Y a la verdad, las manías, antojos y capri- chos inherentes a la niñez, junto con la debilidad e impotencia propia de esa tierna edad, se reproducen en el perío- do de la vejez. No hay más diferencia entre esos dos polos de la vida, sino que al niño que se hace insoportable VIEJO se le aplican unos cuantos azotes, y al viejo no se le puede aplicar semejante correctivo, con lo que resulta doble- mente insufrible. El viejo mal hablado, saca al niño mal educado. --- V. El viejo desvergonzado, hace al niño osado, segunda acepción. El viejo que no tiene, fortuna no espere. No hay mayor mal que la pobreza, sobre todo a la última hora de la vida, pues como no hay herederos, nadie acudirá a cerrarle los ojos. FI viejo que se cura, cien años dura. Recomienda el buen régimen que se debe tener para alargar la vida, aun en la edad avanzada. El viejo y el horno, por la boca se ca- lientan. El primero se enardece con la con- versación; el segundo no necesita ex- plicación. En llegando a viejo, ya tiene uno permiso para hacer lo que le dé la gana. A la vejez se le permiten ciertas li- bertades que no se tolerarían en otra edad, ya en atención al respeto que se merece la ancianidad, ya porque, con los muchos años, no parece sino que los viejos se vuelven niños. Hacer viejo a alguno. Con esta frase se da a entender que los que se conocieron en menor edad se hallan ya hombres, o en edad cre- cida. La que casa con un viejo, más lo ha por el pellejo. Nadie se casa con un anciano pobre; pero con un rico viejo hay millares: lo primero es asegurar la posición social; lo demás ya vendrá. «Los tristes viejos podridos, si las moças los quisieren, no piensen qu' así los quieren por los sus ojos bellidos; sino porqu' están manidos y tienen más aparejo para dar presto el pellejo. Un asno viejo matado menos vale qu’ un borrico; para más es un potrico qu' un rocín viejo cansado; mas si la dama ha tomado por marido al triste viejo, más lo ha por el pellejo. La muger, naturalmente, de qualquier edad que sea, más quiere siempre y desea — 452 VIEJO al moco barbi-poniente,; y si por caso consiente que la casen con el viejo, más lo ha por el pellejo. Al viejo rico no falta moça pobre que le quiera, que sus bienes y manera de lo al suplen la falta; y aunque la moça no salta de se ver a par del viejo, más lo ha por el pellejo. Dize la qu' el viejo lleva astuta como vulpeja, con esta caldera vieja compraremos otra nueva, El pobre viejo se ceba teniéndola por espejo, y ella, ojo a su pellejo. De más el viejo procura, para más la contentar, su hazienda le mandar, y luego a la sepultura. Ella con esta soltura luego busca un rapazejo, más lo ha por el pellejo.» (Cancionero de Sebastián de Ho- rozco, pág. 247.) Más vale aprender viejo, que morir tonto. Encomia los méritos de la instruc- ción, por tardía que sea. Mientras más viejo, más pellejo. — Véase Mientras más vieja, más pelleja. No hay viejo que no haya sido valiente, ni forastero que sea de mala gente. Tanto el uno como el otro gozan de la impunidad que les conceden, res- pectivamente, los años y la distancia, pudiendo por esto decir lo que les pa- rece, exagerando a su gusto, en la se- guridad de que nadie ha de averiguarlo. No le quiere mal quien hurta al viejo lo - que ha de cenar. Recomienda la moderación y regla que deben observar las personas de edad, especialmente en la comida. Quien casa viejo, presto da el pellejo. El que contrae matrimonio en edad senil, se halla expuesto a la muerte, por no ser los muchos años propicios a las expansiones naturales entre los casados. Quien no tiene viejo no tiene nuevo. El que no sabe aprovechar las cosas usadas, se ve Obligado a comprarlas nuevas, las cuales pronto se gastan, con lo que llega a encontrarse sin re- puesto. VIEJO e E VIENTO Quien quisiere ser mucho tiempo viejo, comiéncelo presto. Recomienda la moderación en las acciones y modo de proceder, pues los excesos de la mocedad abrevian la vida. Quien viejo engorda, dos mocedades goza. Significa que la persona que engorda llegada a vieja, disimula la edad y pa- rece tan robusta como si fuera moza. Lope, en su Dorotea, dice: «Lo que no puedo negaros es que estoy un poco más fresca de lo que so- lía; pero por esto gozaré de dos moce- dades.» Ser más viejo que Matusalén, — V. Ser más viejo que SARA. Ser más viejo que préstame un cuarto. — V. Ser más viejo que Sara. Ser más viejo que San Antón. — V. Ser más viejo que SARA. Si quieres llegar a viejo, guarda el aceite en el pellejo. Aconseja no gastar las facultades en balde en la mocedad. Sube como viejo, y bajarás como joven. — V. Si quieres llegar a viejo, guarda el aceite en el pellejo. Viejo amador, invierno con flor. El amor en los ancianos es tan poco productivo como la estación citada lo es en flores. Viejo casado con mujer hermosa es cosa muy dañosa. Por lo expuesto que se halla a que no falte quien le ayude a llevar la cruz del matrimonio con no poco gusto de la interesada, por lo general. Viejo que duerme y niño que vela, pronto se les acaba la vela. — V. JUVENTUD que vela y vejez que duerme, señal de muerte. Ya es viejo Pedro para cabrero. Las personas de edad no pueden realizar actos ni desempeñar destinos u oficios propios de jóvenes. Los viejos se mueren de tozolón (caída), o de hartazón (de mucho comer).—V. Las tres ces de los viejos. Dijéronle aquel refrán a un labrador muy anciano de un pueblo de Aragón, a lo que él contestó sin detenerse: — Ya pongo todo el cuidado posible en no caerme; y en cuanto a que no coma mucho, de eso se ha encargado mi nuera. Los viejos son como los cuernos: duros, huecos y retorcidos. Dícese por lo corridos que suelen ser, poco impresionables y marrulleros. Los viejos son dos veces niños. Como ya no piensan vivir mucho no disimulan sus deseos, haciéndose vo- luntariosos, tercos e insociables, por lo general. Su restricción de facultades obliga a los que los rodean a cuidarlos como si se hallaran en la primera edad. Ser como los viejos de Susana, que, exa- minados juntos, dicen una misma cosa. Tratándose de testigos falsos, nada mejor que tomarles declaración por se- parado, porque al incurrir forzosamen- te en contradicciones palmarias queda probado por el mismo hecho lo calum- nioso de su delación. Sí los viejos son gasteros, ¿qué harán los mozos solteros? — V. Sí el PRIOR Juega a los naipes, ¿qué harán los frailes? Siempre los viejos son amigos de niñas. Por lo general, la vejez es enamora- diza. VIENTO. — A duen viento va la parva. Con esta locución familiar se da a en- tender que algún negocio, pretensión o granjería camina favorablemente y con buen éxito.— También se usa iró- nicamente para reprender al que pone demasiada confianza en ello, siendo tan instable y varia la condición de las co- sas terrenales. A mal viento va esta parva. Contrario del anterior, en su primera . acepción. (Véase.) Con poco viento cae en el suelo, Aplícase materialmente a la persona delgada y de pocas fuerzas. — Moral- mente se dice de la que sabe poco, o tiene escaso valimiento, Con viento se limpia el trigo, y los vicios con castigo. Enseña lo conveniente que es la co- rrección para la enmienda de los vi- cios. Correr como el viento. Ser muy ligero de pies. El viento que corre, muda la veleta, mas no la torre. Una persona podrá cambiar en lo accesorio, mas nunca en lo funda- mental. VIENTO Hacer una cosa contra viento y marca. Arrostrando inconvenientes y difi- cultades. Tr viento en popa. Con buena suerte o dicha. Largarse con viento Jfresco.—V. Irse uno con el VIENTO Que corre, segunda acep- ción. {rse uno con el viento que corre. Seguir, siempre atento solamente a su interés y conveniencia, el partido que prevalece.—Tener que irse de una parte, por estar despedido de ella vio- lentamente. Lo que se escribe queda firme, y lo que se habla se lo lleva el viento. Las palabras vuelan, pero lo escrito permanece. — Recomienda no ofrecer nada por escrito, a fin de evitarse com- promisos. Navegar contra el viento. Hacer una cosa contra la voluntad o el parecer de todos. Navegar contra viento y marea, —V. Na- vegar contra el VIENTO. Poner a una persona o cosa donde no la toque el viento. Resguardarla de todos los peligros o daños que pudieran ocasionarla el con- tacto con los demás, Querer peer contra el viento. Hacer tentativas o esfuerzos inútiles, por no ser razonables. Según es el viento, tal es el tiento. Es conveniente obrar según se pre- sentan las circunstancias. Tener más viento que vela. Ser muy orgulloso, vano y presun- tuoso. Viento de Berbería, Levante al otro día. Suele decirse en Gibraltar, como pronóstico del tiempo y el estado del mar en el día siguiente a aquel en que sopla el aire africano. Viento en popa, o Con viento en popa. Con buena suerte, dicha o prosperi- dad. — Úsase comúnmente con los ver- bos entrar, ir, caminar, y otros aná- logos. Viento y ventura poco dura, La felicidad, por desgracia, no es una eterna compañera del hombre. A todos vientos. Obrar sin restricciones de ningún — 454 — VIENTRE género, para que todo el mundo se en- tere; Beber uno los vientos for una persona O cosa. Desvivirse, afanarse por alcanzar aquello que se desea con vehemencia. Con tal motivo compuso D. Francisco Gregorio de Salas, a cierto sujeto que frecuentaba una taberna, más que por beber, a causa de estar enamorado de la tabernera, la siguiente quintilla: «Con diferentes intentos que a beber viene, imagino: por él en sus pensamientos por el vaso bebe el vino, pero for ella los VIENTOS.» <... (Zenotia) bebía, como dicen, los VIENTOS imaginando cómo vengarse del cruel flechero.» (Persiles, lib, II, cap, X.) El que, o quien siembra vientos, recoge tempestades. Frase proverbial con que se predice a uno las funestas consecuencias que puede atraerle la predicación de malas doctrinas. VIENTRE.-—Z/ vientre gordo no engendra delgado entendimiento. Las personas que comen mucho no suelen distinguirse por su talento. El vientre lleno de mantenimiento no en- gendra delgado entendimiento. — V. El VIENTRE gordo no engendra delgado en- tendimiento. El vientre lleno y cargado lleva a los pies. — V. Tripas llevan pies, que no pies TRIPAS. El vientre xo desea sino hartarse. Aplícase a los glotones que hacen de su vientre su dios. El vientre no tiene orejas. El hambre no admite consideracio- nes, ni atiende razón alguna. Hallar a alguno, aunque se esconda en el vientre de la ballena. Manera de indicar que estamos dis- puestos a no dejar sin correctivo a nuestro ofensor, por mucho que trate de ocultarse.—Parece ser alusión al su- ceso bíblico de Jonás, tragado por una ballena. Llene yo mi vientre, mas que muera de repente, Para los tragones, lo principal es co- VIERNES mer, aunque las consecuencias sean funestas para él o para otros. Sacar uno el vientre de mal año. Saciar el hambre, comer más, O me- jor, de lo que acostumbra, y especial- mente cuando lo hace en casa ajena. «Pleito y necesidad, hermanos son de un viertre, que nunca sacó a nadie de mal año.» (Luque Fajardo.) VIERNES.— Ern viernes y martes, ni tela urdas ni hija cases. Alude a la preocupación vulgar de que tales días son aciagos. No hay que decir que éste es uno de tantos ab- surdos como cree el pueblo, Y a veces lo que no es pueblo. Haber aprendido, u oído, en viernes una cosa. Repetir lo que se aprendió u oyó una vez, venga o no venga a cuento. VIGA.— Gran cosa es estar con la viga de- recha y hacer del papelón. Muchos hacen su negocio ostentando valimiento y petulancia. No mirar la viga que está dentro en su ojo. —V. Vemos la paja en el ajo ajeno, y no la viga de lagar en el nuestro. Venir a ser como la viga, rey de las ranas. Con alusión a la fábula de Fedro, Las ranas pidiendo rey, en que el trozo de madera que les envió, a petición suya, no trajo más que el desorden en la charca, sin beneficio alguno posterior. Estar uno contando las vigas, o las vigas del techo.—V. Estar pensando en las mu- SARAÑAS. VIHUELA.— No me toques, que no soy vi- huela, Expresión con la cual suelen parar las mujeres las manos al que las tiene largas. VIL.—¿Vil, y cena? Mala cena cenes. Proverbio jocoso basado en los nom- bres de «Vi, Cena, Malacena y Cenes, cuatro pueblos del reino de Granada», según D. Adolfo de Castro, en sus Æs- tudios prácticos de buen decir, pág. 40. De mí sé decir que, por más vueltas y revueltas que he dado a los dicciona- rios geográficos, sólo encuentro a Ce- nes de la Vega, efectivamente en Gra- nada, y a Vil, pero éste en Orense; de los dos restantes, ninguno me dice una — 455 e ———— e —_ VILLA palabra (¡!). ¿Será ésta la ocasión de decir, por trillonésima vez, que Así se escribe la Historia? (Véase.) El Comendador, por su parte, se per- mite añadir que Vil no figura en el Cen- so de la población de España, ni en Orense, ni en ninguna otra provincia. VILLA. — Cada villa, su maravilla; cada lugar, su modo de arar. Así como toda población, por insig- nificante que sea o parezca, suele tener algo que, siéndole privativo o peculiar, no se encuentra en otra parte, de igual manera cada localidad posee un méto- do particular para sus labores agrícolas que, por razones especiales, no son apli- cables a los demás terrenos. Cada villa tiene su maravilla, y cada lu- gar su modo de hablar. —NWV. Cada viLLa, su maravilla; cada lugar, su modo de arar. Cuando fueres a la villa, ten ojo a la bo- rriquilla. Aconseja la desconfianza en lugares muy frecuentados y poco conocidos por uno. En cada villa, su maravilla, y en cada lu- gar, su modo de andar. —V. Cada VILLA, su maravilla; cada lugar, su modo de arar. No hay villa sin su maravilla. Tanto las personas como las cosas suelen tener alguna cualidad recomen- dable, a semejanza de las poblaciones que, por pequeñas que éstas sean, siem- pre se encuentra algún mérito en ellas, Quien necio es en su villa, necio es en Cas- tilla. Da a entender que el tonto lo es donde quiera que se halle. Quien ruin es en su villa, necio es en Se- villa.——V. Quien necio es en Su VILLA, ne- cio es en Castilla. Villa for villa, Carmona en Andalucía. Como sobre gustos no hay nada es- crito, respetamos esta opinión de Ro- drigo Caro, que puede verse en sus Antigüedades de Sevilla. Villa por villa, Valladolid en Castilla, y tanto por tanto, Medina del Campo. Da a entender que lo mejor del rei- no castellano era Valladolid. Ya hace algunos años que esta provincia se hizo leonesa. VILLA DIEGO VILLADIEGO. — Tomar las de Villa- diego. Según una versión, Villadiego, cuyo nombre de pila se ignora, fué uno de los aventureros que acompañaron a Hernán Cortés en la conquista de Mé- jico. Comisionado por éste para explo- rar las tierras de Michoacán, en com- pañía de algunos naturales amigos, se le proveyó de aquellos objetos con los cuales acostumbraban los españoles captarse las simpatías de los indios. Villadiego partió tomando las suyas, sin que volviera jamás a saberse de él ni de los que le acompañaban. Don Vi.- cente Riva Palacio atribuye el origen de esta frase al hecho acabado de narrar A en su notable obra México a través de ' los siglos. Y la otra versión se relata de la si- guiente manera en La Sabiduría de las Naciones, por D. V. J. Bastús, tomo I, Págs. 44 Y 45: «Lo mismo que escaparse, huir, lar- garse más que de prisa, poner los pies en polvorosa. »Este refrán es muy antiguo, como que lo usó ya el autor de La Celestina o Calixto y Melibea, drama prosaico es- crito en el siglo xv, y se halla también en la colección anónima de refranes que se imprimió en Zaragoza el año de 1549. >Don Sebastián de Covarrubias su- pone que en un principio no se decía tomar las de ViLLADIEGO sino tomar las calzas de VILLADIEGO, O coger las de Vi- LLADIEGO. > Y con este motivo dice que el ori- gen de este refrán vendría de que un tal Villadiego se vería en algún aprieto o compromiso, y no le dieron lugar a ponerse los calzones o calzas, y con ellas en las manos se fué huyendo. >» Otros suponen que tomar las de Vi- lladiego equivalía a tomar las alforjas, | indispensables un día en España para viajar y llevar en ellas las provisiones, que no era fácil encontrar en las ven- | tas y posadas. >Añaden algunos que a las alforjas se les daba el nombre de Villadiego, porque se suponía que Villadiego, pue- blo de la provincia de Burgos, era una VILLANO especialidad para la fabricación de ellas, que nosotros hemos reemplaza- do con la mala maleta, saco de noche, sombrerera y elegante cartera. >Algunos dicen fomar las hebillas de don Diego, por tomar las de VILLADIEGO. » Coger las de ViLLADIEGO entendían otros tomar o ponerse las alpargatas, como medida muy a propósito para viajar con ligereza. > También se decía coger las del mar- tillado, que en lenguaje germanesco o gitano es el camino, y de aquí martillar es caminar, entre aquella canalla, >En la Visita de los chistes, de Que- vedo, dice éste que aquel D. Francis- co de Vargas, por quien se formó el modismo Averígiúelo Vargas, topó con Villadiego, y que deseoso de conocer el origen de este refrán, le dijo: Señor Vargas, pues v. m. lo averigua todo, há- game merced de averiguar quién fueron las de VILLADIEGO, que todos las tomar, porque yo soy VILLADIEGO, y en tantos años no lo he podido saber, ni las echo menos, y querría salir de este encanto, À cuya pregunta, sin duda por no poder tampoco satisfacerla, se excusó pru- dentemente Vargas de contestar.» A este propósito paso a relatar la chistosa composición en verso que el autor de esta obra oyó siendo estudian- te, de labios de uno de sus maestros de latinidad y que después lo fué de ita- liano: « Villadiego era un soldado que a San Pedro, en ocasión de estar en dura prisión, nunca le faltó del lado. Vino el espíritu alado, y lleno de vivo fuego, le dice a Pedro: «Sal luego, toma las calzas, no arguyas»; y por ponerse las suyas tomó las de Villadiego.» VILLANO. — 4/ villano, con la vara del avellano. Con la gente ruin no suelen bastar las palabras y razones para que cum- pla con su obligación, así que es im- prescindible la fuerza del palo para ha- cerla entrar en vereda. Al villano, dale el pie y se tomará la mano, Recomienda que no se tengan con- fianzas ni familiaridades con gente ruin VILLANO y de baja estofa, pues se toman más confianzas de las que conviene. A! villano, don de villano. A cada uno debe tratársele como se merece. Con villano de behetría no te tomes a porfía. Recomienda que se eviten encuen- tros con villanos de behetría, porque, como en estos lugares no hay distin- ción de estados, no respetan a la no- bleza. Cuando el villano está en el mulo, no co- noce a Dios ni al mundo. — VNV. Cuando el VILLANO está rico, no tiene pariente ni amigo. Cuando el villano está rico, no tiene pa- riente ni amigo. El que se ve encumbrado se olvida muy pronto de sus bajos principios. El villano en su rincón. l Dícese del hombre muy retirado y poco tratable. No es villano el de la villa, sino el que hace la villanía. Indica que en todos estados hay per- sonas de buen o mal proceder.—Como se ve, juega del equívoco villano, natu- ral de la villa, y villano, sinónimo de infame, mal nacido o canalla. No hay villano que guarde palabra que diere, si ¿l ve que no le está bien guar- darla. Enseña a no confiar en las promesas de cierta clase de personas que, desco- nocedoras del honor, sólo miran a su provecho material. Ser más terco y duro que villano rogado. La gente baja suele crecerse cuando le piden alguna cosa, aunque sea en beneficio suyo. Villano harto de ajos. Dícese despectivamente de los que pertenecen a la clase ínfima del pueblo. Vióse el villano en bragas de cerro, y él fierro que fierro. Reprende la altanería de aquellos que, elevados a empleos superiores, despre- cian a los que antes fueron sus iguales o compañeros. El hacer bien a villanos es echar agua en el mar. — V. No es bien NACIDO quien no es agradecido. La gente baja no suele estimar el VINO. VINO bien que se les hace, por creer que está uno obligado a hacer más todavía. Los villanos, el fruto dan a palos. —Véa- se A? VILLANO, con la vara del avellano. Villanos te maten, Alfonso, o Alonso. Frase que se usaba antiguamente para maldecir a alguno, deseándole muerte cruel y desastrada. VILLANUEVA. —Villanueva del Aris- cal, mucho vino y poco pan. Esta villa, distante dos leguas de su capital (Sevilla), produce vino abun- dante y exquisito de tal manera, que de él se hace gran extracción para Je- rez, de donde se expende a su vez como si hubiera nacido en estos vi- dueños privilegiados; así es que los habitantes de aquella localidad aban- donan, poco o mucho, el cultivo de Ceres, para dedicarse preferentemente al de Baco, por las más pingúes ganan- cias que éste les proporciona. VILLAREZA.-— Los señores de Villare- za, chico caudal y grande nobleza. Aplícase burlescamente a aquellos que quieren ostentar el boato propio de las casas señoriales, para cuyo man- tenimiento carecen de las rentas nece- sarias. Villareza es nombre inventado, pues no existe tal población. VILLAVIEJA. — lr caminando hacia Vi- llavieja. Frase con que se denota que una persona se va haciendo ya vieja. VINAGRE.— Como si echaran vinagre al fuego. Enardecer más una cuestión o a una persona; aplicar mayor incentivo. Vinagre y miel, sabe mal, pero hace bien. El tratar ora con rigor, ora con dul- zura, no es muy agradable para el que lo sufre, pero sí muy conveniente. Aplícase generalmente al trato con los niños. A mucho vino no hay cabeza. El abuso en la bebida lleva a come- ter desmanes sin cuento, a Causa de haber perdido el juicio el bebedor, por muy resistente que sea. Bautizar o cristianar el vino. Hacer que aumente la cantidad echán- dole agua para sacarle más producto, VINO Bueno es el vino, cuando el Vino es bue- no; pero si el agua es clara, mejor es el vino que no el agua, Especie de jaculatoria usada por los partidarios del zumo de la vid. Con el vino de ribera es buen alcalde cual- quiera. Úsase en algunas localidades (espe- cialmente en Granada) para dar a en- tender irónicamente lo mismo que sig- nifican estos otros dos refranes: El pri- mer ALCALDE £S la corambre, y Sin PELLEJO no hay concejo. Cuando dieres vino a tu señor, no le mires al color, Con los superiores es preciso hacer- se el desentendido respecto de sus fal- tas o vicios, aunque los conozcamos de sobra. Cuando dieres vino a tu señor, no le mires al sol.—V, Cuando dieres vino a tu señor, no le mires al color. Cuando se remata el vino, ya no hace fal- ta la bota. Contra los ingratos que vuelven la espalda a aquellas personas de quienes no esperan más favores o beneficios sobre los anteriormente recibidos.—La verdad que entraña semejante dolorosa cuanto común práctica, se halla opor- tunamente incrustada en el siguiente cantar: Era rico y me querías; soy pobre, y no quieres boda: Cuando se remata el vino, ya no hace falta la bota. Cuanto vino entra, tantos secretos salen, La persona que está embriagada es incapaz de guardar un secreto, por im- portante que sea. De vino abastado, de razón menguado. El abuso del alcohol destruye las fa- cultades anímicas, convirtiendo al hom- bre en un ser irracional, semejante a una bestia. Después de bebido el vino, decir mal de las heces. —V. Cuando se remata el vino, ya no hace falta la bota. Detrás de todo, detrás, vino deberás, Aconseja no beber antes de la comi- da, sino después de ella, sea el plato que sea. Do es el mucho vino, toda cosa es perdida. Donde no hay cabeza no se puede — 458 — VINO tratar de nada, puesto que la embria- guez embota el entendimiento. Do mucho vino es, luego es la lujuria y todo mal después. La mucha bebida predispone al amor, sin reparar en las consecuencias que un arrebato inconsciente nos puede hacer sufrir. Dormir uno el vino. Dormir mientras dura la borrachera. El buen vino hace mala cabeza. Porque siendo bueno se acostumbra uno a él, y acaba por llevarnos a la em- briaguez a fuerza de repetir los tragos. El buen vino, la venta trae consigo. Todo lo que es bueno se recomien- da por sí solo, sin necesidad de anun- cios ni propagandas de ningún género. El mejor vino se torna vinagre. Cuanto mejor es una persona, o Cosa, tanto peor se vuelve si llega a corrom- perse. El que no fuma ni bebe vino, se lo lleva el diablo por otro camino. Dícese de aquellas personas que, alegando que no beben ni fuman por considerarlo un vicio, cometen otros de más importancia y trascendencia. El vino alegra el corazón del hombre. La bebida tiene la cualidad de poner contentos aun a las personas más se- veras y taciturnas. El vino alegra el espíritu. — V. El vino alegra el corazón del hombre. El vino anda sin calzas. El que está tomado de la bebida se siente capaz de emprenderlo todo, aun- que la realidad le demuestre lo con- trario. El vino como rey, y el agua como buey. Recomienda y enseña que el agua se puede beber con abundancia sin peli- gro alguno, mientras que con el vino hay peligro de embriagarse si no se bebe con sobriedad. El vino da buena lengua. Es difícil hallar un borracho que no sea locuaz. El vino demasiado, ni guarda secreto ni cumple palabra. —N. Cuanto vino entra, tantos secretos salen. El vino, desde que lo pisaron, por huir de los pies se sube a la cabeza. Manifiesta el efecto que produce la VINO uva, después de pisada en el lagar, es decir, convertida en caldo. El vino es la leche de los viejos. El vino tomado con moderación en la edad madura, sirve de alimento, y ayuda a la mejor digestión de los man- jares. El vino, la verdad y la mujer, pueden más que la honra. Expresa la influencia que estas tres cosas ejercen sobre el individuo, El vino no tiene nada de vergüenza. El que bebe se vuelve atrevido. El vino, para que sepa a vino, se ha de beber con un amigo. Porque entonces se saborea con gusto. El vino que se bebe con medida, jamás fué causa de daño alguno. Recomienda la templanza en el beber. En el vino es mejor el añejo, y en los amo- res, el nuevo. La última mujer que amamos es la que más nos gusta, por encontrarla más perfecciones, que el vino añejo es me- jor que el de la última vendimia, no creemos sea necesario demostrarlo. En el vino está la verdad. —WV. No hay tal TESTIGO como un moduelo de vino. En vino ni en moro no eches tu tesoro. La gracia de este refrán estriba en contraponer el moro al vino, conside- rando a éste como cristiano, por estar bautizado o mezclado con agua, según añeja costumbre de los taberneros, En vino zi en peral no eches tu caudal. Indica que el exceso del uno es per- judicial, y el cultivo del otro no es de grandes rendimientos. La que del vino hace mucha mención, estar debe toda hora en el rincon. La persona que abuse del vino debe evitar el contacto con la gente para no hablar demasiado. Lo que no va en vino, va en lágrimas y suspiros. — V. Lo que no va en LÁGRI- MAS, VA en suspiros. Más quiero vino de revés que agua de Tajo. Manifiesta la preferencia que se da al vino sobre el agua, jugando de las palabras técnicas de la esgrima, tajo y revés. Más vale vino maldito que agua bendita, Es decir, moro, puro, sin cristianar, iS VINO por no haberle echado agua el taber- nero. Ninguno que beba vino llame a otro bo-- rracho. —WV, Quien tiene el TEJADO de vi- drio no tire piedras al de su vecino. Ninguno se embriaga del vino de casa. Las cosas propias no satisfacen, antes. suelen causar hastío. No harás cosa buena si aborreces el vino.. Los partidarios del vino creen que sin éste no es posible el acierto. Para ti, ni vino ni vendrá. Contestación que dicen dió un cris- tiano a un judío que pedía vino, jugan- do del vocablo con alusión al Mesías.—- El discreto lector comprenderá que este vizo es del verbo venir; pero al ser alusivo al nombre del líquido así llama-- do, nos ha parecido conveniente in- cluirlo en el substantivo mejor que en: el verbo. Pregonar vino y vender vinagre. Aplícase a los que ofrecen mucho y cumplen poco. Quien mucho vino cena, poco pan almuerza. Los que se acuestan embriagados, por: la mañana no tienen ganas de comer, a causa del mal sabor y sequedad de boca y peor estado del estómago.—Tal estado lo representa un cantar popular en la forma siguiente: Mañanita de San Fuan, cuando la gente madruga: el que con vino se acuesta, con agua se desayuna. Quien no tiene vino no ponga pendón, Nadie se alabe de cualidades que no posee. Quien tuviere buen vino, bébalo; no lo dé a Su vecino. Recomienda que lo bueno lo reserve uno para sí, en vez de dárselo a los demás. Sin vino zo hay fiesta. Como el vino alegra, no hay festejo de ningún género en que falte tal ex- citante de la alegría. Tal es el vino para los gargajos, cual es San Bartolomé para los diablos. Refrán con que se compara indeco- rosamente por el vulgo la propiedad que tiene el vino de hacer expeler las flemas, con la virtud especial que con- cedió el Salvador a San Bartolomé para VIÑA lanzar el espíritu maligno del alma de los posesos. Tener uno mal vino. Ser provocativo y pendenciero en la embriaguez. — Tener mal carácter y en- fadarse fácilmente, aunque no esté bo- rracho. Vendimia enjuto, cogerás vino puro. Aconseja vendimiar antes de las llu- vias de otoño, Vino acedo, pan de centeno y tocino añejo mantienen la casa en peso. Cuando estos tres manjares reunen las circunstancias expresadas, son una base de economía para las casas. Vino de Valdemorillo, a dos reales el cuar- £illo A la pregunta ¿Vino de Valdemorillo», hecha donosamente en son de averi- guar si aquello de que se trata vizo o se ha adquirido de balde, se suele con- testar con todo el refrán para significar que no, o séase que ha costado el dine- ro. Cuando, por el contrario, se ha ob- tenido graciosamente, es lo más común responder : De Valdemorillo vino. Vino, marido, que me fino, Manera de pedir chuscamente que le sirvan a uno de beber. Vino por fuera, vino por dentro, cura todos los males al momento. Las fricciones con vino caliente, en- tonando el cuerpo con una copa de licor generoso, suelen curar algunas en- fermedades ligeras. Vino puro y ajo crudo hacen andar al mozo agudo. Indica la necesidad de que los criados estén alimentados convenientemente para que sirvan bien a sus amos. Vino sacado hay que beberto. Indica que no se debe dejar mucho tiempo el vino que se saca del tonel. — También se incita con esta frase a que se beba el vaso que ya se ha servido y que uno se niega a tomar, con el pre- texto de que ya ha bebido bastante. VIÑA.—Aprovena laviña,cogerás vendimia. Aprovenar—dice Cabrera—es «amu- gronar, tumbar o echar los mugrones». Como la viña de Dios, que quien no quie- re no vendimia y a quien no place no en- tra en ella, Frase con la cual se deja en libertad — ¿60 — VIÑA a Cada uno para que haga lo que mejor le plazca. Como por viña vendimiada. Fácilmente, sin reparo ni obstáculo alguno. Como viña vendimiada, Hallarse destruído, arrasado, falto de todo. De la viña reniego que torna a ser ma- Juelo. Contra los viejos que se comportan como si fueran muchachos. De todo tiene la viña del Señor: uvas, pámpanos y agraz, Se aplica este dicho a aquella perso- na O cosa que, a vueltas de circunstan- cias más o menos recomendables, tie- ne otras que en manera alguna lo son. Después de muerto, ni viña ni huerto. Manifiesta lo poco que nos puede importar todo, cuando ya no pertenez- camos al mundo de los vivos, Entrar por alguna cosa como en viña ven- dimiada.—NV. Como por viÑa vendimiada. La viña del ruin se poda en abril. Explica que la hacienda del misera- ble se cuida tarde y mal, La viña y el potro, críelos otro, Demuestra que todos los principios suelen ser costosos y difíciles, Más vale que la viña del Señor esié labra- da por burros que no que esté yerma. Aunque las cosas se hagan con poca perfección, vale más que estén hechas que no por hacer. Mi viña entre viñas, y mi casa entre ve- cinas. Es decir, que unas y otras están más resguardadas y defendidas de los la- drones, estando acompañadas. Ni plantes viña, ni domes potro, ni tus bienes confies a otro. — V. La viÑa y el potro, críelos otro. Ni viña en Cuenca, ni pleito en Huete. Por lo poco que produce en aquella provincia y la poca confianza que en otro tiempo parecía inspirar la Justicia en el segundo. Ser una cosa una viña. Ser un destino, ocupación, etc., de mucha utilidad y poco trabajo o gasto, Si quieres volver la viña de vieja, moza, podala con hoja. Esto es, con la misma hoja que tiene VIÑADERO acabada de vendimiar, no con la veni- dera. Viña, la que bebas; casa, la que vivas; tie- rra, la que veas. Indica que no se debe confiar más que en aquello que se ve y se posee. Viña y niña, melonar y habar, malos son todos cuatro de guardar, Porque todos se hallan expuestos al paso, y es raro el caminante que no se aproveche, por muy cuidadas que estén. Viña y niña son malas de guardar.—VÉa- se VIÑA y niña, melonar y kabar, malos son todos cuatro de guardar. Como hay viñas. Se usa en estilo familiar para asegu- rar la verdad de una cosa, y evitar por este medio emplear un juramento. De mis viñas vengo. Expresión con que se suele dar a entender que no habiendo uno tenido intervención en algún asunto o nego- cio, mal puede dar cuenta de ello. Más vale que mienta yo que no las viñas. En caso de equivocarse, más vale que sea en aquello que no nos perjudique que en lo que nos puede traer malas consecuencias, Ni pongas viñas, ni domes potro, ni tu mu- jer enseñes a otro, Por lo expuestas que son estas tres cosas : las primeras, las pueden ro- bar; el segundo, puede matar al que lo doma; la tercera, puede despertar de- seos no muy honrosos para el marido. Tomar las viñas. Huir, fugarse, escaparse. Viñas y Fuan Danzante. Úsase para dar a entender que uno sale huyendo. VIÑADERO.-— Muchos cuidan que guarda el viñadero el paso, y es la magadaña que está en el cadalso. Aplícase a los que se dejan burlar por las apariencias. VIOLENTO.— Nada violento es durade- ro, o Todo lo violento zo es durable. Lo que se hace contra la voluntad de los demás no persiste por mucho tiempo. VIOLÓN. — Tocar el violón a dos manos. Se aplica a la persona que se halla tan sumamente distraída o embobada, | — 461 — VIRGEN que no hace caso de lo que pasa a su alrededor. A mi modo de entender, el origen de- esta frase es una alusión a otra alusión, El pueblo español, por efecto de lo cá- lido de su clima, es naturalmente pro- penso a dar remontado vuelo a su ima-- ginación, y, por lo tanto, inclinado a expresarse por medio de metáforas y alusiones. Ahora bien; no teniendo que ver absolutamente nada el zocar el vio- lón con la idea que envuelve la frase metafórica que nos ocupa, ostentando el individuo que tañe dicho instrumen- to la misma posición de brazos y pare- cido movimiento en las manos que la persona que está hilando, y siendo sinó- nimas para el caso las locuciones Tocar el violón y Estar hilando, ¿podría re- pugnar la idea de que esta segunda fra- se haya dado lugar a la primera, y, por lo tanto, de que ésta sea una alusión a aquella otra alusión? El benévolo lec- tor contestará en su mayor competen- cia lo que juzgue más acertado. VIRGEN.—¡4Ahñhora es, o entonces será, ella, Virgen de la Estrella! Manera de expresar el temor que se siente al ver descubierto algún hecho pecaminoso o, por lo menos, irregular. A la Virgen, salves; a los Cristos, credos; pero los cuartos quedos. Máxima de los partidarios de rezar mucho, pero sin gastar dinero. De Virgen a Virgen el trigo se mide. Las faenas de la recolección de mie- ses se hacen, por regla general, en el período comprendido entre el día 16 de julio, festividad de Nuestra Seño- ra del Carmen, y el 15 de agosto, festi- vidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. De Virgen a Virgen los sesos se derriten.. Porque en dicho período de tiempo (16 de julio a 15 de agosto) suele hacer el calor más fuerte del año. Desde la Virgen de agosto a San Miguel, nunca debiera llover. Dícenlo los agricultores por lo poco conveniente que es en esa época la lluvia para ellos. Estar tan virgen como la madre que la farid. Aplícase irónicamente a la mujer que: VIRGO se jacta de virginidad, habiéndola per- dido. Fíate de la Virgen, pero corre. Aconseja que se tomen las debidas precauciones para conseguir una cosa, no obstante encomendarse a la Virgen. Fíate en la Virgen y no corras. Enseña la confianza que se debe te- ner en la intervención de la divina Ma- dre de Dios en todos nuestros asuntos, Parecerse a la Virgen de las Tres Nece- sidades. Se aplica a la persona que siempre anda pidiendo, con alusión a la imagen que existe en Sevilla con esta advo- cación, por las tres necesidades que experimentó la Señora después de la muerte de su Hijo, las cuales fueron: escala, sudario y sepulcro. ¡Vamos con ella, Virgen de la Estrella! Expresión con que se excita a em- prender un trabajo difícil o molesto. Virgen del Henar: unos vienen por verte y otros por robar. Dicho usado en la romería que se celebra en el santuario de aquel título (provincia de Segovia), la cual tiene lugar en el domingo más próximo al día de San Mateo. VIRGO.—A virgo perdido y a cabeza que- brada, nunca faltan rogadores. Por muy despreciable que sea una mujer, no deja de casarse, dándose el caso notable de que, por lo general, — 462 casan bien, lo cual no siempre suele | ocurrir a las mujeres decentes. Nos quitaron el Virgo y nos metieron el Mingo. Contra los que, pretendiendo reme- diar un desacierto, o que lo reputan tal, incurren en otro mayor. Y va de cuento. Refiérese de cierta comunidad de monjas, que, disonándolas en sus rezos latinos la palabra Virgo, lo pusieron así en conocimiento de su capellán, supli- cándole se sirviese permutarles dicho vocablo por otro que no les repugnara al oído. «Bueno — les contestó aquel bendito varón —; digan ustedes /lfingo en su lugar.» Pasado algún tiempo, giró una visita por aquella comunidad el prelado, y atónito al oírles cantar en la Letanía VIRTUD Mingo potens, al pedirles cuenta de se- mejante substitución, se quedó aún más absorto cuando le contestaron con las palabras que promueven el presente artículo. Ser como el virgo de Juana, que se fué en probaturas, o en cataduras. Dícese de todo aquello que se gasta, a fuerza de ver si es bueno. VIRO. — Ser uno un viro a la Virgen. Aplícase a toda persona buena, ino- cente y cándida. VIROTE. — firar por el virote. Atender con cuidado y diligencia a aquello que importa; viene del latín ve- rutum.— Llámase virote a cierto género de saeta guarnecida con un casquillo, y de ahí se formó la frase para indicar la puntería que se hace cuando se va a herir al enemigo, mirando y enfilan- do la saeta. VIRTUD.— 4guél que de virtud no tiene es- cudo, en quitándole la ropa queda desnudo. Cuando no se posee más que las apa- riencias, no es extraño quedar en ri- dículo si alguien ahonda. Donde falta virtud, difícil es la perseve- rancia. Si falta el convencimiento es inútil perseguir una cosa. Donde quiera que está la virtud en emi- nente grado, es perseguida. Sabido es que los únicos que tienen enemigos son los que sobresalen en algo, porque los demás no molestan ni perjudican a la plebe. El que siembra alguna virtud, coge fama. Los buenos actos no dejan de tener resonancia. El trabajar es virtud, pero el no hacerlo es salud. Refrán muy bonito en teoría, pero imposible en la práctica, pues el que no trabaja no come, a menos que sus rentas le permitan lo contrario. En el medio, o en un medio, o en un lérmi- no medio, consiste la virtud. Enseña a no exagerar las cosas, pro- curando que no falten mi excedan de lo legal. Es virtud el trabajar, como también el guardar, Preconiza el trabajo, así como el ahorro. VIRTUD Hablar de virtud es poco : hacer obra es el todo. —N. El HABLAR cuesta poco. La primera virtud es refrenar la lengua. Contra los habladores, que hacen más daño con su charla que muchos ene- migos, La virtud a solas es verdadera nobleza. Porque no se ejecuta para que la vean y alaben los demás, sino por ver- dadero convencimiento, La virtud alabada crece. Todo lo que se encomia toma más incremento. La virtud con su contrario se ha de ex- perimentar. Para que la virtud resulte acrisolada es conveniente que sea puesta a prue- ba con tentaciones, pues poseerla sin ellas, no tiene gran mérito, a nuestro juicio. La virtud es un tesoro más duradero que el oro. Porque aquélla, siendo verdadera, no se gasta, lo cual no ocurre con éste, La virtud más es perseguida de los malos que amada de los buenos. Siempre tuvo el mal más partidarios que el bien. La virtud no se logra en un cuarto de hora. Conseguir el ser virtuoso es labor larga, necesitando mucha fe y no poca perseverancia. La virtud por cálculo es la virtud del vicio, Enseña que debe ejecutarse el bien por el bien mismo, y no por el benefi- cio que de su ejecución nos puede re- portar. La virtud que con su contrario no crece, no puede llamarse verdadera virtud. Expresa que la virtud se aquilata con las contradicciones. La virtud se ha de honrar donde quiera que se hallare. Una persona honrada y virtuosa en todas partes debe ser objeto de respe- to y alabanza. Más vale virtud que riqueza. Los tesoros del alma son superiores a los materiales. Menos camino hay de virtud a vicios, que de vicios a virtud. Sin embargo, los casos de los gran- VISITA des pecadores convertidos al bien son más que los contrarios; así por lo me- nos nos lo demuestran los libros Sa- grados. Contra siete virtudes hay siete vicios. Parodia burlesca de lo que dice el Catecismo de la Doctrina Cristiana, puesto que invierte los términos. Las virtudes adoban la sangre. El que practica la virtud encuentra no pocos beneficios corporales. Las virtudes cardinales son cinco, a sa- ber: Prudencia, Justicia, Fortaleza, Tem- planza y Sangre ligera. Aplícase a los que son tardos en eje- cutar las cosas, con objeto de que se den prisa en hacerlas, Virtudes vencen señales, o Virtudes son las que vencen. Ánte pruebas fehacientes, hay que rectificar por fuerza el juicio preconce- bido; es decir, que uno puede obrar bien no obstante los indicios que pa- recía augurar lo contrario. VIRUTA. — Meterle a uno Za viruta. — V, Meterle la BATATA a uno. VISIÓN.— Por no ver visiones me acuesto a las oraciones. Dícese galante y jocosamente cuando se halla uno entre muchachas jóvenes y agraciadas. Quedarse como quien ve visiones. Quedarse atónito, pasmado de lo que se ve u Oye, por ser este el estado en que se encuentra aquel que, dejándose llevar demasiado de su imaginación, presume ver u oír lo que en realidad no existe. Ver uno visiones. Dejarse llevar mucho de su imagina- ción, creyendo lo que no hay, ya sea favorable, ya adverso. VISITA. — En visita todos somos buenos. Refrán con que se contesta a quien elogia a primera vista la condición amable o desprendida, etc., de alguna persona, manifestándole que no osten- ta dicho carácter en su trato privado o familiar. Hacer visita de estómago agradecido, La que se hace a una persona o fa- milia el día después de haber comido en su casa, o de haber recibido un be- neficio importante. VISO Hacer visita de médico. Se dice de las visitas de corta dura- ción, por tener esta cualidad las que hacen a los enfermos los facultativos. No hay visita que sea buena; si no hiere, señala. Alude a que en las visitas es muy raro que no se emplee la sátira o la murmuración en contra de las perso- nas ausentes. Quedarse una arrebolada y sin visita. — V. Ouedarse una aderezada, o compuesta, y sin NOVIO. Tener más visitas que un presidente de Castilla, Aplicase particularmente a las mu- jeres de cierta clase, en cuya casa en- tran y salen muchos individuos. VISO. — Hacer viso uno. Llevarse la atención y el aprecio, go- zando de la particular estimación entre las gentes. Hacer mal viso uno. Deslucirle un defecto o nota y dis- minuir la estimación que se debía te- ner de él por sus prendas o empleo. Ser uno de viso. Dícese de las personas que sobresa- len por su riqueza, mérito o influencia social. VÍSPERAS — Callar como en visperas. No intervenir en la conversación de los demás, permaneciendo sin hablar, aunque le aludan a uno. Haber otras Vísperas sicilianas. Con esta frase se da a entender cual- quier venganza general, interviniendo muertes violentas y otros estragos. Alude a la terrible matanza que ejecu- taron los sicilianos en su país sobre los franceses al toque de vísperas de la Pascua de Resurrección del año 1282, sin perdonar tampoco a las sicilianas que estaban embarazadas de franceses, en tiempo de Carlos de Anjou, herma- no de San Luis, rey de Nápoles y Si- cilia. Por las visperas se conocen los disantos. El que es prudente, observa y saca la consecuencia de los sucesos, por los antecedentes y señales que los pre- ceden. Visperas y completas, mientras me pongo las calcetas; maitines y laudes, que los VISTA canten los frailes; prima, tercia, sexta y nona, Dios las perdona. Excusa a que apelaba un cura ara- gonés, medio loco, para eximirse de rezar las horas canónicas, y que se suele aplicar a todo aquel que se vale de subterfugios para eludir el cumpli- miento de su obligación. VISTA.— Apartar la vista de una cosa. Desviar la consideración o el pensa- miento de un objeto, bien sea real o imaginario. Comerse con la vista a uno o a alguna cosa. Mirarla airadamente, tratando de re- prenderla por lo que hace o dice. — También expresa desearlas o ansiarlas. Echar la vista encima a alguno. Encontrarlo cuando se le anda bus- cando. Hacer la vista gorda, como el cura vina- tero a los borrachos. Dejar pasar todo, por incorrecto que sea, bien por debilidad de carácter, bien por que nos convenga.—Fingir con disimulo que no se ha visto una cosa. La vista del dueño engorda al caballo, — V. El ojo del amo, o del señor, engorda al caballo, Lo que está a la vista no necesita anteojos. Hay cosas tan claras que huelga toda explicación. Lo que está a la vista no se puede ocultar. Es inutil negar lo que todo el mun- do ve. Más pronto que la vista. Se dice de todo aquello que se eje- cuta con la mayor rapidez, por la velo- cidad con que atraviesa la vista el es- pacio para fijarse en los objetos. No tiene vista, que está en camisa. Dícese irónicamente de aquello que mientras menos compostura tiene, está mejor. Saltar a la vista una cosa. Ser evidente, no necesitar demostra- ción por ser axiomática. Ser muy corto de vista. Dícese de la persona que es poco perspicaz o muy arrimado a la cola. Sí la vista no me agrada, no me aconsejes nada, Reprende a los que tan sólo se pa- gan de exterioridades, VISTILLAS Volver uno la vista atrás, Recordar sucesos pasados; meditar sobre ellos. VISTILLAS.-—-/rse a las Vistillas. Pretender ver, como al descuido, al- guna cosa que se quiere ocultar.—Las Vistillas es un campillo elevado de Ma- drid, que se encuentra entre la calle de Don Pedro y la Cuesta de Javal- quinto. VIUDA.— A la viuda /oca, más le gusta el pandero que la toca. Aplícase a aquellas mujeres que, ha- biendo sentido poco la muerte del ma- rido, sólo piensan en dejar el manto para contraer nuevas nupcias. La viuda con el lutico, y la moza con el mogutto. Esto es: se han de casar. La viuda hermosa y rica, con un ojo llora y con el otro repica,— V. La v1una rica, casada fica. La viuda honrada, su puerta cerrada. Recomienda el recogimiento, retiro y recato que deben observar las viudas. La viuda lozana, o casada, o sepultada, o emparedada. La mujer que tiene la desgracia de perder el esposo, hallándose ella en plena juventud, no le queda más re- curso que volverse a casar (que suele ser el que adoptan con más frecuen- cia), morirse o meterse monja. Ninguno de estos dos últimos tiene muchas par- tidarias. La viuda llora, y otros cantan en la boda. Se demuestra la inconstancia de las cosas del mundo, pues mientras unos lloran, otros se están riendo y divir- tiendo. La viuda nunca se olvida del primer ma- rido, y es censura del segundo. Por lo general, la casada en segundas nupcias suele sacar a colación al menor disgusto conyugal, como un modelo, al difunto. La viuda que vive en deleites, viviendo es muerta, Frase de San Pablo (Epíst. 1.? a Ti- moteo, V, 6), en la que vitupera la con- ducta de la viuda que se entrega al lujo, a la vanidad y a la disipación, pues ésta tal queda muerta para Dios y para la gracia. VIUDA La viuda rica, casada fica. Suele durar poco la viudez en las mujeres acomodadas, mayormente si son guapas, porque no tardan en acu- dir nuevos pretendientes a su mano. La viuda rica, con un ojo llora y con el otro repica. Enseña que en las pasiones humanas suele prevalecer el interés sobre otro cualquier afecto más noble. — V. La VIUDA rica, casada fica. La viuda y el capón, lo que comen sobre sí lo pon. La carencia de desgaste material hace que la alimentación nutra sólo a la per- sona que la toma. Más vale suelta estar la viuda que mal casar. Para contraer matrimonio por segun- da vez en malas condiciones, mejor está la viuda sola. Para viuda y hambriento no hay pan duro, Las viudas que rabian por casarse otra vez, aceptan lo primero que se presenta, por malo que sea. Quien se casa con viuda, tendrá cada rato la cabeza de un muerto echada en su pla- ło. — V. La viuna nunca se olvida del primer marido, y es censura del segundo. Viuda casta y vidrio sano, mar llano, Pondera lo delicado y comprometido que es el estado de la viudez en la mu- jer para poder conservarse continente, pues, como dice Espinosa (Didlogo en laude de las mujeres), «siempre el vidrio, por muy sano que sea, está en peligro de romperse, y el mar, por muy llano y quieto que se muestre, está de hora en hora en duda de turbarse; ansí la viuda, por muy guarnescido que tenga de propósitos su ánimo, siempre está en ¡peligro de mudarse y caer en erro- res, no proveyendo para su defensa de las cosas que para ella se requieren». Viuda, la de un ahorcado; que no te pueda decir: «<¿ Marido?, el que yo perdi.» Declama contra las viudas casadas en segundas nupcias, que, cuando mien- tan a su primer marido en presencia del segundo, suelen hacerlo de un modo harto imprudente al ponderar las cir- cunstancias o prendas de aquél, de don- de resulta que deprimen más o menos indirectamente las de éste. 30 VIVIR Viuda ozana, casada o sepultada, La viuda joven y de buen parecer que no aspire a contraer nuevas nup- cias, debe hacer vida retirada, ya sea en la soledad de su hogar, ya en la del claustro. VIVIR. — Bueno es vivir. Encarece la bondad de la existencia sobre todo lo demás. Come por vivir, no vivas for comer. Contra los glotones. Como, o mientras, él viva, no faltard quien le alabe. Con esta frase irónica se moteja a los que acostumbran a alabarse y ponde- rar sus cosas propias. Como se vive se muere. Explica que pocas veces se dejan las costumbres, vicios o modales que se frecuentan demasiado y de que se ad- quiere hábito, pues duran, por lo co- mún, hasta el tiempo de morir. Conforme sea tu vivir serd tu morir. — V. Como se VIVE Se muere. El que más piensa vivir, más presto suele morir. Como la vida no tiene un plazo de- terminado, la muerte acude cuando le place, sucediendo en ocasiones que el que parece que está pletórico de vida, muere más pronto que el que se creía estar amagado de semejante mal. No hay sino vivir por, o para, ver, La demostración de muchas cosas está en el tiempo, no pudiendo hacerlo de presente por ser forzosamente futuras. No se vive de lo que se ingiere, sino de lo que se digiere. No es lo más sano el comer mucho, pues basta con que lo que se come se asimile; así, para la inteligencia es pre- ferible leer poco, comprendiéndolo, que mucho, sin darse cuenta de lo que se ha leído. Poco ha de vivir quien no lo vea. Significa que aquello de que se trata no tardará en suceder. Quien bien vive, harto letrado es. El vivir correctamente no es dado a todos, pues necesita un tacto especial que no poseen muchos. Quien come para vivir, se alimenta; quien vive para comer, revienta. — V. Come Por VIVIR, 2110 VIVAS Por comer. == 460 VOLANDAS Quien para siempre vivir desea, que no se mueva de ligero, ni mueva sus ojos a son de pandero. Aconseja la prudencia y el tacto en todas las luchas de la vida. ¿Quién vive? —Quien pesa y mide. Es decir, los tenderos, porque en ambas operaciones está el fraude, que es lo único que enriquece. Si quieres vivir en paz, ni prestes dinero ni entres en hermandad. Porque ambas cosas suelen traer dis- gustos más o menos serios. Viva guien manda, Teoría de los llamados pancistas, por atender antes a su provecho que al bien de los demás. Viva quien vence. Explica la disposición pronta del áni- mo a seguir al que está en prosperidad y a huir del que está caído. VIVO.—Del vivo, ningún provecho, y mucho del muerto. Alude al puerco, o cerdo, que en vida no sirve para nada, y, en cambio, muer. to no tiene desperdicio. Es bien que el vivo vaya a la hogaza, como el muerto se va a la sepultura. — V. El MUERTO, al hoyo, y el vivo, al bollo. Estar como de lo vivo a lo pintado. Manifiesta que entre tal o cual cosa existe la misma diferencia que la que hay entre un objeto real y el mismo representado por medio de la pintura. Más vale oler vivo a oña, que muerto a incienso y a cera. Encarece lo preferible que es la vida a la muerte. No parecer ni vivo ni muerto. No encontrar aquello que se busca por ninguna parte. — Dícese lo mismo de personas que de cosas. Vivos y muertos, todos son nuestros. Indica que debemos considerar lo mismo a unos que a otros. VOCACIÓN. — Haber errado uno la vO- cación. No servir para desempeñar aquello a que se ha dedicado. Haber tanto de una cosa como yocacio- nes tiene la confesión general. Abundar sobremanera. VOLANDAS. — En volandas. Hacer una cosa rápidamente, en un VOLAR instante. — Llevar a una persona muy deprisa. VOLAR. — Corre que vuela. Manera de ponderar la suma ligereza y velocidad de una persona, animal o cualquier otro objeto impulsado por fuerza motiva, para manifestar que su movimiento puede calificarse de vuelo más bien que no de carrera. Entender alguna cosa como volar. No haberla comprendido o no saber de ella una palabra. VOLATÍN. — Ser más ligero que un vo- latín. Se aplica a la persona que ostenta en sus movimientos suma presteza y agili- dad, como hacen los volatines o vola- tineros, dando vueltas y desplegando otras habilidades en la maroma. VOLCÁN. — Estar hecho un volcán. — V. Estar hecho un HORNO. VOLEO. — De segundo voleo. Mediatamente, de salto. — «Hay tam- bién mutanzas mediatas (o de segundo VOLEO), las cuales se llaman disjuntas. >» (Tapia, Vergel, 1xviij, v.) VOLTARIO. — Ser como el, o ser otro, voltario de Vélez. Aplícase al tahur que se lleva jugan- do todo el día, y a la noche se encuen- tra sin un maravedí, por habérsele ido todo el dinero en baratos y otras soca- liñas. VOLUNTAD.— Donde hay voluntad, mne- jor es entrarse que llamar. Cuando hay confianza pueden hacer- se muchas cosas que no se harían si no se tuviese. La voluntad es la regla justísima de las obras. No siempre se hace lo que se quiere, sino lo que se puede; mas lo que hay que agradecer es el deseo, no el hecho en sí. La voluntad está pronta; pero la carne, tímida, o El espíritu está pronto; pero la carne es flaca. La materia no responde siempre a los deseos del hombre. Tanto hace el que da con voluntad lodo lo que tiene, aunque sea poco, como el que da todo lo que posee, aungue sea mucho, En los donativos es preciso agrade- Dí DO DO DO DO DO O OI Y OO y O DI O VOZ cer lo que se hace, cuando acompaña la voluntad. No puede la voluntad desear, o apetecer, lo que claramente ve que le es imposible. Contra lo que no se puede hacer no hay deseos que valgan. Tener uno la voluntad virgen. Hacer siempre lo que quiere; salirse en todo con su gusto. Voluntad es vida. Expresión con que se significa que el gusto propio en hacer las cosas con- tribuye mucho al descanso de la vida, Zurcir voluntades. Alcahuetear. VÓMITO. — Volver al vómito, como el perro, Insistir sobre una cosa, por enojosa que sea. VOS.-— Entre vos y mí no se pueden perder sino los barriles, —W. De COSARIO 4 co- SARIO 20 se pierden sino los barriles, Pues todo lo sabéis VOS, y yo nada, diréis- me lo que soñaba esta mañana. Modo de burlarse de los que presu- men de saberlo todo. Si yo fuera que VOS... Expresión con que se da a entender la disconformidad de criterio entre la persona que habla y la que escucha. VOTO.— Echar un voto redondo como una bola. Pronunciar un juramento o soltar un taco. Nunca obligó mal voto a su cumplimiento. La oferta hecha indebidamente no es necesario cumplirla, VOZ.—La voz de un gallo se parece a la de otro gallo, No debe nadie vanagloriarse de sus méritos, pues nunca falta otro que los posea iguales, si no mayores. Llevar la voz cantante. — V. Llevar uno la BATUTA. Según es pública VOZ y fama. Con esta frase repetimos lo que he- mos oído decir a todo el mundo, sin que por eso nos hagamos solidarios O res- pondamos de su autenticidad. Voz del pueblo, voz de Dios. El convenir todos en una idea o es- pecie es prueba de su certidumbre. Suele decirse más comúnmente en la- tin: Vox populi, vox Dei. ls Ve VUELTA — 468 — VULGO Voz que se escapa no vuelve, y quizá tu ruina envuelve. Aconseja el cuidado en ver lo que se habla, pues es bien sabido que PALABRA y piedra, o bala, suelta no tienen vuel- ta. (Véase.) Dar voces al viento. —V. Eso es lo mismo que pedir PERAS al olmo. Eso es dar voces al lobo. — V. Eso es lo mismo que ladrar a la LUNA. Quien da más voces, o quien más grita, tiene más justicia. No basta tener derecho, sino hacerlo valer; pero en lo general, hay muchos que, aun no teniéndolo, gritan, bullen y se arreglan de tal manera, que acaban por convencer a los jueces que lo que piden es de justicia. VUELTA. — A vuelta y media, torrezno fuera. Dícese de aquello que no se ha lle- gado a conseguir por falta de eficacia en la recomendación. A la vuelta lo venden tinto. Locución de bastante amplitud en su aplicación, pues se suele traer a propó- sito de cualquiera materia que es di- versa de la que se está tratando, o de una situación que cambia de aspecto, o de negarse a acceder a aquello que de uno se solicita, o a asentir al dicta- men ajeno, etc. Andar en vuelta. Andar en rodeos, poner dificultades para no hacer una cosa. Cada uno se dé una vuelta a la redonda, y no hará poco. Aconseja que antes de hablar de los demás, mire uno su conciencia para ver si está limpia del pecado que trata de juzgar. Cuando tú vienes, ya voy yo de vuelta. Indica que ya ha pensado o ejecuta- do uno aquello que otro quiere hacer después. ¡Cuidado, que tiene una vuelta en la punta! Aplícase a aquello que no es muy correcto, o que tiene segunda inten- ción, por lo general dañina, Esperar la vuelta del humo. Equivale a no ver una cosa más. Estar uno de mala vuelta. Hallarse de mal humor, sin ganas de hablar ni considerar a nadie. Más vale vuelta de llave, que consejo de fratle, Es más conveniente precaver las contingencias tomando las debidas precauciones, que seguir los consejos de nadie. Media vuelta a la izquierda es lo mismo que media vuelta a la derecha, solo que es todo lo contrario, Dícese de aquellos cuyas explicacio- nes son tan claras como la de la pre- sente frase. No hay vuelta sin revuelta. Para conseguir una cosa es preciso sufrir mucho.—V, Vo hay ATAJO sin tra- bajo. No tener vuelta de hoja una cosa. No tener réplica; y también, ser in- falible, no necesitando explicación por lo clara que se muestra, aun a los más negados. Darle a alguna persona o cosa más vuel- tas que a una llave. Procurar estudiarla a fondo, sin lle- gar a comprenderla. Guardar uno Zas vueltas. Estar con cuidado y vigilancia para no ser cogido en una acción mala. Mientras más vueltas se le dé, más ha de crecer. Refiérese a la calumnia, la cual sufre las mismas condiciones que una bola de nieve. No hay que darle vueltas. Expresión figurada y familiar que se emplea para afirmar que, por más que se examine o considere una cosa en diversos conceptos, siempre resultará ser la misma, o no tener sino un reme- dio o solución. Poner de vuelta y media a uno. Tratarle mal de palabra, llenarle de improperios. Tantas vueltas daremos a la noria, que salgan llenos los arcaduces. La constancia es una virtud que con- sigue todo lo que se propone, por difí- cil que sea. VULGO.—£/ vulgo es necio y pues lo paga, es justo hablarle en necio para darle gusto. Este dicho, que no habla muy en fa- vor de su autor, Lope de Vega (Arte nuevo de hacer comedias), y con el cual VULGO EE VULPEJA pretendió justificarse en su tiempo a muy socorrido en no pocos lances de los ojos de los que le tachaban de no la vida. ajustarse a los preceptos clásicos en la El vulgo no repara en quien es majadero, composición de la casi totalidad de sus sino en quien tiene dinero. comedias, se aplica, en general, a todo El dinero es muy poderoso y es lo trabajo en que su autor se desembara- único que se suele mirar. za de las reglas, y atiende sólo al lucro | VULPEJA. — Bien sabe la vulpeja con material con que le brinda el gusto es- quien trebeja. tragado de un público inepto y capri- Indica el cuidado que se tiene en em- choso. — El refrán aquel de dame pan y plearse en el servicio de alguna per- dime tonto fué siempre un expediente sona. A XO.—¡¿Xo, xo, zo tanto arriba! ¡XO, XO, no | xo, como interjección, no deja de ser un tanto abajo! arcaísmo, y como tal lo acogemos aquí, Da a entender que no se debe exa- pues modernamente se usa la s en lu- gerar las cosas, dejándolas siempre en gar de la v; hemos respetado, no obs- un justo medio, pues sabido es que tante, la ortografía, por ser la emplea- todo extremo es vicioso. — La palabra da por nuestros clásicos. YA.—£se es de los de ya está acá. Aplícase a las personas que, sin pe- dir permiso, se entremeten en todo.— Indícase también con esta frase que la persona aludida es nuestra, incondicio- nalmente, por haberla rendido o atraí- do a nuestro bando o parecer. YAULI. —¡Que repiguen en Yauli! Modo de dar a entender que no su- cederá aquello que se manda, desea o augura. — Proviene este dicho de que en Yauli (Perú) no había campanas cuando se inventó. YEDRA.—LZa yedra de Jonás Dícese de toda prosperidad que dura poco. YEGUA. — Andar a mátame la yegua, y matarte he el potro. Altercar con porfía y sin necesidad. El que desecha la yegua, ése la lleva, — V. Quien dice, o habla, mal de la PERA, ése se la lleva. . Yegua parada, prado halla. En medio de las mayores dificulta- des, la necesidad encuentra medios para lograr lo que es necesario. Donde hay yeguas, potros nacen. No se debe extrañar los aconteci- mientos, o efectos, por ser naturales, cuando están inmediatos, o son cono- cidas las causas de que provienen. YERBA.-— Crecer como la mala yerba. Expresa que lo que no sirve para nada suele ser lo que más prospera. — Se suele aplicar a los muchachos malos o desaplicados que crecen mucho, con alusión a las plantas inútiles que nacen en el campo, sin que nadie las siembre, y que se reproducen y crecen extraor- dinariamente. Esta es yerba buena.—Esta es mejor, Ana. Dicho jocoso en que se juega del vo- cablo entre yerbabuena y mejorana. Guardarse de la yerba que se da a cono- cer sin verla. Indica que no se debe uno fiar de las apariencias sin comprobar su verdad. La mala yerba presto crece. —V. Crecer como la mala YERBA. Mala yerba nunca muere. — V. Bicuo malo nunca muere, y si muere, muere tarde, No saber qué yerba ha pisado alguno. Aplícase a la persona a quien todo lo que hace o dice le sale mal, Ver, sentir u oír la yerba crecer. Aplícase cualquiera de estas circuns- tancias a la persona inteligente, lista y astuta. YERNO. — 4/ yerno y al cochino, una vez sólo el camino. Indica que a uno y otro basta con que se les lleve una vez a casa para que vuelvan a ella fácilmente, sin necesidad de que se les enseñe por dónde tienen que ir. Nuestro yerno, si es bueno, harto es luengo. Enseña que las calidades que se han de buscar y apreciar en el yerno son la bondad y la virtud, más que otras pren- das naturales. | YERRO. — Acertar por yerro. Conseguir una cosa por casualidad o por efecto de una equivocación. Al que hace un yerro, y, pudiendo, no hace más, por bueno le tendrás. Refrán que enseña que al que en lo regular se contiene, y pudiendo obrar mal, no lo hace, se le debe disimular o pasar algún yerro o defecto, sin que por él pierda su buen crédito. El pequeño yerro al principio, se hace grande al fin. Hay que evitar las causas, para que los efectos no sean mayores. O: YO La que hizo un yerro, y, pudiendo, no hizo | más, por buena la tendrás. Es digna de indulgencia la persona, en general, y más especialmente la mu- jer, que, después de haber caído, se levanta para siempre. No salva mi yerro el de mi vecino 0 deudo. No hay por qué imputar las faltas de uno a los demás. No sea peor el postrer yerro que el pri- mero, Aconseja el remediar una falta, mien- tras es tiempo, por temor a que des- pués se haga mayor. Un yerro, aunque pequeño, trae muchos consigo. La comisión de una falta suele aca- rrear muchas más. Yerro y mal hecho, enmienda no desecha. | Toda falta es capaz de corrección cuando el arrepentimiento es sincero, Hay yerros que parecen descuidos, y son cuidados. Muchas veces finge uno equivocarse en determinado pasaje o asunto, para con ese error aparente llamar mejor la atención de quien lee o escucha, Los yerros por amores son dignos de per- donar. El que comete alguna falta por exce- so de cariño, no debe ser castigado. Mejor se aprende de los propios yerros que de los ajenos aciertos. Porque es más fácil escarmentar en cabeza propia que en la ajena. Primero yo, después yo y siempre yo. Divisa de los egoístas, que sólo están atentos a su provecho y medro perso- nal, sin cuidarse del estado en que que- dan los demás. Ser uno de los de yO me entiendo. Obrar por sólo el capricho, sin dar oídos a razones ni consejos. — Algu- nos dicen: Yo me ENTIENDO y bailo solo, o Cada uno se ENTIENDE... (Y trastejaba de noche). (V éase.) Véame allá yo, siquiera sí, siquiera no. Manifiesta el deseo de alcanzar algu- na cosa, sea en la forma que sea. Yo como tu, y tú como yo, el diablo nos juntó. Expresa que la conformidad en las — 472 — US costumbres, cuando son malas, es prin- cipio de muchos daños, así parece que es obra del diablo o disposición suya el qué se junten, especialmente en ca- samiento, que es a lo que alude el pre- sente refrán. Yo duro y vos duro, ¿quién llevará lo ma- duro? Vitupera la obstinación o terquedad llevada al extremo entre dos personas, especialmente si están ligadas por los vínculos del parentesco, de cuya im- prudente conducta no puede menos de resultar un desenlace deplorable. Yo no se lo doy, ella no lo gana, pero ella se lo tiene: cierta señal de que el aiablo no duerme. Lleva implícita la idea de poseer una cosa por malas artes, es decir, robán- dola. YUGO.—£l yugo de Fesucristo es suave, y su carga, liviana. El servicio de Dios es ligero, pues Él nos ayuda a sobrellevarlo por amor suyo. Sacudir uno el yugo. Salir de opresión o dominio molesto o afrentoso. Sujetarse al yugo de uno. Someterse a su dominio o mando. YUNQUE.—Cuardo yunque, sufre; cuan- do mazo, tunde. Refrán que enseña que debemos acomodarnos al tiempo y a la fortuna. Estar al yunque. Estar tolerando o sufriendo la mo- lestia impertinente de otro, o los gol- pes y acaecimientos de la fortuna, u otro cualquier trabajo. YUNTA.—La yunta de Pedraja, que el uno tira y el otro desgaja. Aplícase generalmente a los matri- monios en que ninguno de los cónyu- ges tiene nada que echarse en cara, por su desconocimiento de la economía y conservación del capital. No lo mu:ve ni una yunta de bueyes, Aplícase a la persona perezosa que no sale de su paso, por mucho que se le diga u obligue la necesidad de ha- cerlo. YUS.— Ni tan y us, ni tan sus. —V. Ni tanto ni tan dello, señor don TeLLo. ZACAPELLA.— Haber zacapella. Riña, contienda. — Paranomasia de gazapela, pelamela y otras que vienen a significar lo mismo. ZAFARRANCHO. — Armar un zaía- rrancho. Promover riña, generalmente san- grienta, — Enredar las cosas, tanto ma- teriales como morales, a fin de que en estas últimas salgan algunos perdiendo. ZAFRA. — Llueve más que cuando ente- rraron a Zafra. Algunos añaden: pues siendo la caja de plomo, iba nadando por encima de los tejados. Frase empleada en Castilla la Nueva, equivalente a la que se usa en Andalu- cía, donde substituyen el nombre ima- ginario de Zafra por el no menos qui- mérico de Bigote. (Véase este artículo.) ZAGALEJO. — A zagalejo verde, ribete encarnado, Refrán irónico con que se quiere dar a eutender lo ridículo que resulta el consorcio entre las cosas antitéticas. ZALAGARDA. — Armar zalagarda. Es voz árabe, salam-ghard, que da a entender el alboroto repentino de gen- te ruin para espantar a los que están descuidados; con referencia a que en la milicia significa esta palabra la em- boscada dispuesta para coger de sor- presa al enemigo. ZAMARRA.— La zamarra y la vileza, al que se le aveza. Es tanto el poder y la fuerza de la costumbre, que llega a familiarizar las cosas más repugnantes. ZAMARRO. — Malo es el zamarro de espulgar, y el viejo de castigar. Es muy difícil desarraigar los vicios de la persona que se ha endurecido en ellos y hecho naturaleza la costumbre de no resistirlos. Ser un tío zamarro. Aplícase a los que, echándoselas de cazurros y poco habladores, no se de- jan engañar tan fácilmente. — Se suele decir de la gente del campo y de los que en Madrid llaman paletos. ZAMBULLIDA.- Dar, o pegar, uno zam- bullidas. Dícese con ocasión de aquel que se presenta muy de tarde en tarde en algún paraje. — V. ¡Buen resuello para Buzo! ZAMBULLO. — Zambullo, suelta lo que noes tuyo. Dícese para obligar a una persona a que devuelva aquello de que indebida- mente se ha apoderado. ZAMORA. — Vo se gan Zamora en una hora. Alude a la fortaleza de sus antiguas murallas y a la defensa que hicieron en largos y apretados sitios sus habi- tantes, singularmente al que puso don Sancho el Fuerte contra su hermana D.? Urraca. Y así, para encarecer la di- ficultad de una empresa y pintar a la vez el carácter tenaz de sus habitantes, se emplea dicha frase. Tods duermen en Zamora. Algunas ve- ces se suele añadir: mas no duerme Arias Gonzalo. Versus de un romance antiguo anó- nimo, que empieza: «Tristes van los zamoranos, metidos en gran quebranto...» Se usa para dar a entender que aque- llo de que se trata se verifica a las altas horas de la noche, y, por lo tanto, que la generalidad de los vecinos de aquel paraje, población, etc., están entrega- dos al sueño. ZANCAS.— Anlar en zancas de araña. Aplícase a aquel que se vale de ro- ZANCAJO. ZANCADILLA =" = ZAPATO deos o tergiversaciones para huir de alguna dificultad que se le propone, o cargo que se le dirige, a la manera que da mil vueltas la araña, estirando las patas, antes de decidirse a atrapar el in- secto que ha quedado preso en su tela, ZANCADILLA.— Armar, o tender, zat- cadilla, o la zancadilla, o uza zan- cadilla. — V. Armar, o tender, LAZO, O el LAZO, O uñ LAZO. No llegar uno al zancajo a otro. Da a entender la suma distancia o diferencia que hay de una persona a otra en la línea de que se habla, Roer los zancajos a alguno. Murmurar o decir mal de alguien, censurando sus defectos más pequeños en ausencia suya. — Esta locución vulgar despreciativa, pero enérgica, da a en- tender al que esto hace que se parece a los gozquecillos que ladran y muer- den en las patas por detrás a los perros grandes, huyendo luego. ZANCOS. — Andar en zancos. Crecerse; elevarse en posición, in- fluencia, afecto, etc. No es buen huir en zancos. El que huye de un peligro debe apar- tar de sí toda clase de obstáculos, a fin de poder conseguir más pronta, fácil y seguramente su objeto. ZANGAMANGA.— Meter zangamanga. Meter embuste para engañar a algu- no.—Voz compuesta de zanga, especie de juego de naipes entre cuatro perso- nas, y manga, red; por los juegos, arti- ficios y redes que usan los tahures. ZANQUIVANO. — Zanquivano, mucha paja y poco grano. Dícese aludiendo al centeno. ZAPATERO. — Aunque no soy zapatero, ya sé tomar medidas. El que nota una incorrección en algo, así como el que trata de emprender un asunto, demuestra con esta frase que no ignora los medios que ha de em- plear para corregir aquello o precaver los inconvenientes que éste pudiera presentar. Hacer como el zapatero, que tira el cue- ro con los dientes hasta que le hace lle- gar donde él quiere. Aconseja la fuerza de voluntad y la perseverancia para conseguir lo que se desea. Quedarse zapatero. En algunos juegos de cartas equivale a no hacer ni una sola baza. Ser, o parecer, un zapatero. Aplícase a todo aquel que hace una obra chapucera o ramplona, con alu- sión a dicho artesano. — También se da el nombre de zapatería a la obra así ejecutada. Un zapatero, un sastre y un barbero, tres personas distintas y ninguno es verda- dero. Indica lo poco que hay que fiar en ninguno de ellos. Zapatero, a tus zapatos. Aconseja que cada cual no juzgue sino de aquello que entienda, o que no se salga de su esfera. Tiene su origen en el siguiente he- cho, relatado por Plinio en su Historia Natural : Apeles, el más ilustre de los pinto- res de Grecia, se mostraba muy severo con sus Obras, no desdeñando la críti- ca, sino, por el contrario, provocándo- la. Cuéntase que, para conseguirlo, ha- cía colocar sus cuadros en la plaza pú- blica, ocultándose él detrás del lienzo, en forma que podía escuchar lo que decían los curiosos. Cierto día, acertó a pasar un zapatero que censuró acre- mente la factura de una sandalia. Ape- les comprendió su error y lo corrigió; pero al día siguiente volvió a pasar el mismo zapatero, que, al ver corregido el defecto por él señalado, se envalen- tonó, metiéndose a criticar una panto- rrilla que era modelo de corrección, Apeles salió entonces de detrás del cuadro, exclamando : Ve sutor ultra crepidam, equivalente a la frase que encabeza este artículo. ZAPATITO. — Me dieron un zapatito de afrecho, cátalo all? colgado en el techo. Frase con que se suele terminar la narración de un cuento de hadas a los niños pequeños. ZAPATO. — Cada uno sabe donde le aprie- ta el zapato. Cada cual conoce mejor que nadie lo que le conviene. ZAPATO El zapato malo, malo, más vale en el pie que en la mano. Es una de las tres verdades del bar- qnero.—V. Decirle a alguien /as VERDA- DES del barquero, Encortrarse uno con la korma de su Za- pato. Hallar su conveniencia. — Tiene más uso en sentido irónico, para significar lo mismo que los refranes: A las VECES, do cazar pensamos, cazados quedamos; Ir por LANA y volver trasquilado; Donde me- nos se piensa salta la LIEBRE; Salirle a uno la CRIADA respondona, y otros aná- logos. Estar como tres con un zapato. Manifiesta la miseria de algunos cuando no tienen todo lo que necesi- tan o están precisados a alternar con otro en el uso inexcusable de alguna cosa, como sucedería, por ejemplo, con tres individuos de una misma familia, que, por no poseer más que un par de zapatos, a causa de su extremada indi- gencia, no podrían presentarse al pú- blico simultánea, sino sucesivamente uno tras otro, y después que el prime- ro se hubiera descalzado para cedér- selo al segundo y éste al tercero. El comendador Hernán Núñez dice así este proverbio: Como tres con una zapata, que la que antes se levanta, esa se la calza. Estar como tres en un zapato.—V. Estar COMO SARDINAS en banasla. Meter en un zapato. — V. Meter en un PUÑO a uno (véase en el ArÉnpicE); do- minarlo. No llegar al zapato de alguno. No poder compararse con él.—A ve- ces se exagera más el desprecio, em- pleando la frase Vo llegar a la suELA del zapato de alguno. (Véase.) Saber uno dónde le aprieta el zapato. — V. Cada uno sabe dónde le aprieta el ZAPATO. Otro se calce el zapato que yo me des- calzo. Deseo que manifiesta uno, a modo de imprecación, de que otro aprove- che lo que él desecha; esto es: antes necesite mi prójimo de mí que yo de él. Saber dónde roye el zapato.—V. Cada uno sabe dónde le aprieta el ZAPATO. a: o ZARAGOZA Ser más necio, ruin, estúpido, etc., que su zapato. Manera de ponderar dichas cualida- des en una persona. Zapato ramplón, cara macilenta, y sale la cuenta. Los hipócritas siempre hicieron ne- gocio. Zapato roto y sano, más vale en el pie que en la mano. Variante de una de las tres verdades del barquero.—V. Decirle a alguien las VERDADES del barquero, Andar con zapatos de fieltro. Proceder con mucho secreto y recato.. Compostura de zapatos y sombrero teñido, dinero perdido. El pretender ahorrar con los tintes y las composturas, suele ser inútil, por- lo poco que duran unos y otras. Zapatos nuevos y rotos. Aplícase a aquello que se hace de primer intento, y se hace mal. ZAPE.— Vo hay que decir ¡zape! hasta que: pase el último gato. — V. Al Fin se canta la gloria. La idea de este refrán está expresa- da en la cuarteta que dice: «Ninguno cante victoria aunque en el estribo esté; que muchos, en el estribo, se suelen quedar a pie.» ZAQUE. — Estar uno hecho un zaque. Estar ebrio, aludiendo a los pellejos- en que se guarda el vino. ZARAGOZA.—A Zaragoza, o al charco, Para probar la tenacidad aragonesa se ha inventado el siguiente cuento. Viajando cierto día San Pedro en compañía de Jesucristo, le preguntó a. un aragonés que adónde iba. —A Zaragoza. — Hombre, di: «si Dios quiere». — Que quiera que no, a Zaragoza voy. Jesús convirtió entonces en una rana al hijo del Ebro, y lo arrojó a un charco. Pasaron años y más años, y Jesucris- to restituyó al aragonés a su primitiva forma; y como le volviera a preguntar el Apóstol adónde dirigía sus pasos, le contestó sin vacilar: — Á ZARAGOZA, o al charco; frase con que se califica de testaruda y extrema-- damente terca a una persona. ZAR AN DA ZARANDA.—jAnda, zaranda, que te caes de blanda! Dícese de las personas, aplicándose generalmente a las mujeres, que son sosas y pasivas. Estar una cosa hecha una zaranda. — V. Estar una cosa como una CRIBA, O hecha una CRIBA. Harto soy ciego si por zaranda no veo. Refrán con que se nota a los que quieren engañarse, o disimular, en co- sas evidentes o claras. ZARANDILLO.— Llevar, o traer, a uno como un zarandillo. Tratarlo a su capricho y sin conside- ración alguna, haciéndole ir frecuente- mente de una a otra parte. ZARPA.— Echar la zarpa. Agarrar o asir con las manos o las uñas. — Apoderarse de una cosa por violencia, engaño o sorpresa. Estar hecho una zarpa. Hallarse una persona o cosa comple. tamente cubierta de lodo. ZARZA. — La zarza da el fruto espinan- do, y el ruin llorando. Reprende al mezquino que hace el beneficio de mala gana. No hay cosa que tanto asga como la Zarza. Suele presentarse la zarza como el prototipo de la sujeción. — Aplícase metafóricamente a las personas que se agarran a otras, no dejándoles hacer nada. Asirse de uno, o de una cosa, como zarzas. Agarrarse a una cosa fuertemente. ZARZAL.- Tener una cosa más espinas que un zarzal. Se aplica a todo objeto que abunda en púas o espinas. Por eso se dice me- tafóricamente de todo negocio arduo y escabroso de suyo. ZARZO.— Menearle el zarzo a uno. Golpearle, pegarle. —Parece venir su origen de la palabra sarzo, que, en la germanía, significa sayal; es fácil que lo tomaran los gitanos por la semejanza que tienen la trama de las telas y los 247205 de mimbres. — Llámase zarzo en el lenguaje común el tejido de varas, cañas o mimbres que forma una figura plana. OM ZORZAL ZARRACATERÍA.— Usar de zarraca- tería. Andar con miseria, regatería. —Viene de la palabra zarracatín (regatón y mi- serable), nombre arábigo diminutivo, formado de saréca! y sarcat, el ladrón y la acción de hurtar, o adquirir furtiva- mente algún objeto. ZASCANDIL.— Ser un zascandil. Hombre despreciable, bullicioso y enredador, que pretende tener autori- dad, entremetiéndose y ofreciendo co- sas que no puede cumplir. — Tuvo su origen de los bailes y reuniones de gente grosera y matona, que suele te- ner por cabo el matar el candil de un golpe (zas) el más atrevido, para come- ter a mansalva todo linaje de excesos. ZIPIZAPE. — Armar un zipizape. Se dice de la riña ruidosa y con gol- pes, tomada de las de los gatos, que concluyen espantándolos con tales o semejantes palabras. Con zipi, parece que se indica la llamada de éstos que son de casa, para que se aparten de la contienda; y zaje, para ahuyentar a los extraños. ZOCA.— Andar de zoca en colodra.—N éa- se Andar de Ceca en Meca, o de la Ceca a la Meca, ZOCO.— Andar de zocos en colodros. — V. Andar de Ceca en Meca, o de la Ceca a la Meca. ZOILO. — Ser un Zoilo. Nombre que se aplica hoy al crítico presumido y maligno, censurador o murmurador de las obras ajenas, to- mado del que tuvo un retórico crítico antiguo, que, por dejar nombre de sí, censuró impertinentemente los escri- tos de Homero, Platón e Isócrates. Entre un Zoilo y un Aristarco, media tanta diferencia como la que existe entre una víbora y una sanguijuela, o séase, entre la sátira maligna y la crí- tica templada. ZOQUETE.— Ser un zoquete. Dícese de toda persona rústica, zafía o bruta. ZORZAL. — Ser buen zorzal. Se aplica a la persona que es astuta y sagaz, con referencia a las cualidades características de aquel pájaro, cuyo instinto es tan fino que sabe buscar las ZORRA uvas mejores y más maduras para ali- mentarse. ZORRA.— Agrillas eran, dijo la zorra. Se dice de aquel que, no pudiendo lograr una cosa, finge no tener deseos de conseguirla. A la zorra, candilazo. Expresión con que se explica la ha- bilidad de uno que engaña a otro que presume de astuto. Aunque mucho sabe la zorra, más sabe el que la toma. —V. Mucho sabe la ZORRA, pero más quien la toma. Cuando la zorra anda a grillos, mal para ella y peor para sus hijos. Denota los pocos arbitrios que tiene alguno para su manutención cuando se ve obligado a buscarlo, empleándose en cosas de poquísima utilidad. Cuando la zorra predica, no están los po- llos seguros, Aconseja desconfiar de aquellos que, para conseguir sus fines, se valen de medios contrarios a sus costumbres. Decir lo de la zorra de la fábula: están verdes, o agrias. Se aplica a aquel que, no pudien- do lograr una cosa, finge despreciarla, como le sucedió a la zorra de la fábula, la cual, no pudiendo comer unas uvas, porque estaban a gran altura y no po- día echarles la garra, siguió su camino diciendo que no quería comerlas por- que aun estaban verdes. Desollar la zorra. Tomar una borrachera. El que toma la zorra y la desuella, ha de ser más que ella. Para vencer al hombre sagaz, astuto e ingenioso es necesario excederle en estas mismas dotes y talento. La zorra mudará los dientes, más no las mientes. Significa la fuerza y eficacia que tiene una costumbre. La zorra, for la cola. A las personas astutas no conviene atacarlas frente a frente. Mucho sabe la zorra, pero más quien la toma. Recomienda que ninguno, por muy listo y advertido que sea, se confie en su saber, pues puede haber otro que sea más sagaz y lo engañe. a ZORRO No hace tanto la zorra en un año como paga en una hora. El castigo se da de una vez al que ha cometido muchas culpas anteceden- tes o ha hecho muchas travesuras. No hay zorra con dos rabos. Explica la imposibilidad de adquirir o hallar una cosa que, siendo única en su clase o especie, ha dejado de existir física o moralmente. No ser la primera zorra que uno ha deso- llado. Denota la costumbre o habilidad que uno tiene o da a entender por una ac- ción. Parecer uno zorra que ha comido agraz. Estar de muy mal humor. Pillar uno una zorra. Embriagarse. Por más que se desfigure la zorra, la des- cubren sus obras. i El que tiene un vicio, por mucho que trate de ocultarlo, se descubre, Trabajo tiene la zorra cuando anda a gri- llos. — V. Cuando la zorra anda a gri- llos, mal para ella y peor para sus hijos. Zorra a principio de cazadero, es siempre de mal agúero. Preocupación de los cazadores tan sin fundamento como todos los agúeros, Zorra mangalutera, llena de queso y mi- gas, y andar caballera. Para estar contento no hay como ver-. se agasajado. Las zorras de mi lugar son como las. demás, Especie de yo pegué que entona el ' que, viéndose cogido en mentira, quie- re volverse atrás. Zorras y alcahuetas, todas son tretas. De ciertas clase de personas no pue- de esperarse nada bueno. ZORRILLA.—Zorrilla que mucho tarda, caza aguarda. Expresa que cuando una cosa no se resuelve inmediatamente es porque se espera la oportunidad de conseguir ma- yor beneficio. ZORRO. — Estar hecho un ZzOrro. Hallarse demasiadamente cargado de sueño y sin poder despertarse o des- pabilarse, — También se dice del que está callado y pesado. Hacerse el zorro. — V. Hacerse el SUECO. ZORROCLOCO Zorro dormilón no caza gallinas. El que descuida sus asuntos, no pue- de verlos terminados con buen fin. Zorros en zorrera, el humo los echa fuera. Cuando la fuerza se impone, no hay = más remedio que obedecer. ZORROCLOCO. — Ser un zorrocloco. Se dice de la persona que es tarda en sus operaciones, que parece boba, pero que no se descuida en hacer su provecho y utilidad.—Es voz compues- ta de zorro y clueca, por la semejanza que tiene de estos dos animales en lo astuto del uno y en lo tonta y parada de la otra cuando está empollando. ZUECO. — Por deseos de zuecos metí los pies en cántaro. Dícese de aquel que, por desear más | de lo que tiene, hace lo que no debe. ZUMAQUE.-— Ser aficionado al zamaque. Equivale a gustarle a uno el zumo de la uva, o sea el vino. ZÚÑIGA.— Ser uno más sabio que Zú- niga. Alude a D. Gaspar de Zúñiga y Ave- llaneda, obispo de Segovia, en el si- ZURRIBANDA glo xvi, y después arzobispo de Santia- go y electo de Sevilla, que gozó fama de sabio en su época. ZURDO. — Ahí la juega un zurdo. Frase con que, positiva o irónica- mente, se pondera la habilidad, destre- za O inteligencia de alguna persona. No ser zurdo uno. — V. Vo ser cojo ni manco uno, Zurdos, calvos, capones, tuertos y rubios no debían estar en el mundo, Contra los que tienen la desgracia de padecer esas faltas. ZURRAR. — Zurra, que es tarde. Zahiere la impertinente insistencia de uno en alguna cosa. Salvo el zurrado. — V. Salvo el GUANTE en el APÉNDICE. ZURRAMANGANA.—Zurramangana y tres cuartas de encina, son cosa sana, Ciertos vicios no se pueden corregir sino recurriendo al castigo material. Z¿URRIBANDA.—Dar una zurribanda. Castigar con golpes a una persona; generalmente se aplica a los azotes que se les da a los muchachos traviesos. El asterisco * colocado al principio de algunos artículos de este Apéndice indica que ya han sido tratados en el cuerpo de la Obra, obedeciendo su repetición al deseo de ampliarlos, debiendo ser consultados también en el DICCIONARIO. APÉNDICE A A.— A, e, i, o, u, borriquito como tú. Se dice cariñosamente a los niños que comienzan a deletrear la cartilla. ABAD. — Cuando el abad está contento, está todo el convento. El ver satisfecho al jefe o superior de la conducta de sus subordinados es motivo para éstos de alegría. ABARÁN.-— Independiente Abarán, si no Jeliz, al caciquismo dobldle la cerviz, Pone como modelo a este pueblo murciano de lo que puede el caciquis- mo, cuando el que lo ejerce llega a des- empeñar altos cargos de la Corona, y además se impone..., como saben im- ponerse los caciques. — Es un refrán político de circunstancias, con alusión a personajes que no tenemos para qué nombrar. ABRIL.— Abril concluído, invierno ido. En algunas regiones de España, aun- que la primavera oficial debe comen- zar el 21 de marzo, y como no siempre están conformes los calendarios con la realidad, dícese este refrán porque en mayo es cuando comienza a notarse el buen tiempo. Abril es lluvioso y señoril. Este mes ha sido siempre conside- rado, y generalmente con razón, como muy metido en agua. Abril frío, hinche el silo; mojado, silo y campo. El granero se llena cuando este mes es seco; pero cuando llueve, resulta más beneficioso, puesto que prepara el campo después de haber acaparado el grano. Abril frio, mucho pan y poco vino. La circunstancia marcada en este | mes favorecen al trigo, mas no a los viñedos. ? Abril kueveril, En este mes suelen las gallinas ser más ponedoras, dando más rendimien- to que de ordinario. Abril llovedero, llena granero. La lluvia, en este mes, es beneficiosa para algunos cereales. Abril mojado, malo en la huerta; bueno en el campo. Las huertas no ganan nada con que llueva en abril; en cambio, los terrenos sembrados lo agradecen. Abril, para los hombres, llueve grano; y paja, para las bestias, mayo, Enseña los rendimientos que dan estos meses para ambas clases de seres. Al abril alabo, si no vuelve el rabo. La inconstancia de este mes hace que no se pueda ni deba confiar mucho en él, Al que ara, o siembra, en abril, su madre no lo había de parir, y al que ara, O siem- bra, en mayo, ni parirlo ni criarlo. Indica lo impertinente que resulta el verificar la mencionada operación agrícola en los meses citados. Altas o bajas, en abril son pascuas. Porque cuando no caen en él las de Resurrección caen las de Pentecostés. Bien venga abril con sus aguas mil. Los campesinos prefieren que este mes sea lluvioso, por lo beneficioso que resulta para sus cosechas. Cuando abril truera, noticia buena. Como las tormentas suelen ser pre- cursoras, cuando no acompañadas de la lluvia, no es extraño que para los agricultores sea un buen presagio para sus campos el oír los truenos. En abril, échate de cuadril, y si vieres el trigo relucir, espera pan de allı. En este mes no hay más que esperar 31 —= 482 APÉNDICE los acontecimientos, pudiendo dormir tranquilamente el que vea que los tri- gos están ya espigados, pues segura- mente la recolección no ha de ser mala. l En abril, espigas mil. Este mes es el mejor para hacer bro- tar el trigo. En abril, mojada; en mayo, rociada. En el mes de mayo sólo suelen caer lloviznas, agua ligera que pasa pronto; pero en abril suelen ser lluvias fuertes y seguidas. En abril, poda el ruin; el bueno, en marzo o febrero. Las personas descuidadas no hacen nada a su debido tiempo. En abril, ponte la capilla, ruin. Otros dicen: pone la capilla el ruin. Para disimular las faltas del vestido, por no ser el que la estación requiere. En abril, tu garbanzar, ni nacido ni por sembrar. Advierte que los garbanzos deben sembrarse en el mes de marzo. Por abril, corta un cardo y nacerán mil. Es conveniente hacer una especie de poda en los cardos en este mes para que produzcan más. Por abril, las flores prometen frutos me- Jores. El florecimiento en abril es señal de que los campos se hallan en condicio- nes para rendir una buena cosecha. Por abril sale la espiga del cubil. Indica que es el tiempo en que los cereales empiezan a brotar. Por todo abril nzo te descubrir. Recuerda lo traicionero que suele ser este mes, por las muchas variacio- nes atmosféricas que experimenta. Si no hubiera abril, no habría año vil. La desigualdad del tiempo en este mes hace que la mayoría de las cose- chas se pierdan. Abriles buenos y buenos hidalgos, muy es- casos, Los verdaderos caballeros, así como los meses indicados que sean de tem- peratura igual, no suelen ser muy fre- cuentes. Abriles y caballeros, pocos son buenos. — V. ABRILES buenos y buenos hidalgos, muy escasos. Nunca vi de cosa menos que de abriles y obispos buenos. — V. ABRILES buenos y buenos hidalgos, muy escasos. ACCIÓN.—No hay buena acción sin premio. La recompensa no se hace esperar al que obra bien. Cuatro acciones dejan siempre arrepen- timiento : fiar secreto a mujer, hacer via- je por mar pudiendo por tierra, orar en público y aconsejar a tontos. Porque ninguna de ellas da resulta- dos positivos, toda vez que hacer una de esas cuatro cosas suele ser predi- car en desierto, donde dicen que es sermón perdido. ACERTAR.— Diídase si es acertado vez- der más caro al fiado, El que vende al fiado eleva el pre- cio, por el riesgo que corre de no co- brar lo vendido; pero, en cambio, ven- de menos que dando el género barato. ACIAGO.- Más aciago que sifuese martes. Punto de comparación que estable- cen los supersticiosos, partiendo de la base errónea de que los martes son días aciagos. ACOMETER. — Acometer para vencer. Para conseguir el logro de una cosa es preciso hacerlo con ardimiento y sin miedo. ACONSEJAR. — Z! mucho aconsejar no suele agradar. Pocas son las personas que reciben a gusto las advertencias que les hacen los que por su edad y experiencia co- nocen el mundo. ACTO. — De un solo acto se hace habito. Expresa la facilidad con que se toma por costumbre todo aquello que se hace, aunque sólo sea una vez. ACUARIO. — Quedarse en acuario y buen tiempo. Estar a la expectativa, sin decidirse por uno u otro estado o solución. ACUSAR.— Hacia ti acusas cuando mur- muras. Siendo la murmuración uno de los vicios más feos, suele caer sobre el murmurador, en castigo, aquello que ha dicho de los demás. ADAJA. — Casan a Adaja con Zapardiel; no quiso ella por ser chico €l. Alude a los ríos Adaja y Zapardiel, que afluyen al Duero por la izquierda. APÉNDICE ADELANTE.-— Pase usted adelante. Modismo con que se suele expresar el permiso que se concede para entrar en una habitación al que pronuncia la frase sacramental de: ¿Se puede? — In- dícase también con él la invitación que dirigimos al que está hablando de un asunto enojoso, para que hable de otra cosa y no siga por el camino que lle- vaba. ADIÓS.-¡Adiós, ju! —¿Qué dijistes — Que . Dios te dé salú! Manera de burlarse del que hace que no ha oído una cosa, porque quiere que se la repitan. ADMIRACIÓN. — Las cosas de admira- ción zo las cuentes. Recomienda el silencio sobre aque- llos asuntos que, por lo inverosímiles o demasiado extraordinarios, no son fáci- les de ser creídos. AFÁN.—Lo que se gana con afanes, lo ke- redan los holgazanes. Por regla general, la herencia de los hombres laboriosos suele ir a parar a malas manos; no hay, sin embargo, re- gla sin excepción. AFIRMAR. — Quien todo lo afirma, rada concede. Sólo debe afirmarse aquello de que se tenga algún fundamento, y esto sin prometer nada. AFORTUNADO.-—A! que tenemos por más afortunado, tal vez es el más desdi- chado. En muchas ocasiones, las apariencias engañan. El bien afortunado es el buen cris- tiano. Dios no abandona nunca a los que le aman y siguen sus preceptos. AGALLAS.— Ensartado por las agallas como sardina en lercha. >+ Manifiesta el deseo de ver a una per- sona sufrir mala muerte, como ocurre con los peces cuando los pescadores los ensartan en la lercha, o sea una pluma o junquillo que los atraviesan por las agallas para llevarlos todos re- unidos. AGOSTO.-—Cuando llueve en agosto, liue- ve miel y mosto. La lluvia en este mes es sumamente beneficiosa para las vides. 483 En agosto las labores, en el campo hacen primores. Por ser el mes más abonado para las faenas agrícolas. Ni en agosto caminar, ni en diciembre na- vegar. En el primero, el excesivo calor ago- bia; en el segundo suelen estar los ma- res algo revueltos, por durarlos aún la influencia de lo que llaman el cordona- zo de San Francisco. Por agosto hay uvas e higos, y por sep- tiembre, membrillos. Indica lo que se produce en los res- pectivos meses. Si mientras rige agosto se oyen truenos, racimos abundantes, vinos buenos, La lluvia en este mes es conveniente para preparar la vendimia. AGRADAR.-—A todos nos agrada 7o que poco nos cuesta. El gastar la menor cantidad de dine- ro posible a todo el mundo le sabe bien. AGRAVIO.—Lo que se usa no es agravio. Nadie puede mostrarse quejoso de que se haga con él lo que es costumbre hacer con los demás. AGRAZ.— Estrujar a alguno los agraces en los ojos. Darle en rostro con aquello que se sabe que le molesta o le causa disgusto. AGUA. — Agua de enero, todo el año tiene tempero. La lluvia por este mes es beneficiosa para los campos. Agua de febrero, mejor que de enero. En contra de la opinión anterior, hay quien cree que la de febrero es mejor que la del mes anterior. Agua de junio temprana, males muy gran- des subsana. Cuando el año se presenta seco, sue- len corregirse las cosechas si llueve a primeros de junio. Agua de mayo hace crecer el pelo. Preocupación que muchos toman al pie de la letra, cuando realmente a lo que se refiere es a los campos y no a las cabezas. Agua de nube, a unos los baja y a otros los sube. Según la disposición en que se ha- llan los sembrados, puede ser o no be- neficiosa la lluvia. 484 Agua en abril, granos mil. El trigo agradece la lluvia por esta fecha. Agua en agosto, azafrán, miel y mosto. La lluvia en este mes es protectora de las especies citadas. Agua en junio, infortunio. No es conveniente la lluvia a fines de este mes, así como al principio suele levantar algunas tierras que ya se con- sideraban perdidas. Agua sobre agua, ni cura ni lava. El exceso de precauciones suele ser inútil, cuando no contraproducente. * Bailar el agua delante a alguno. Según Covarrubias y confirmado por Clemencín, dicha frase tuvo su origen en Andalucía, que significa servir con gran diligencia y prontitud, con refe- rencia a que las muchachas de servir, en tiempo de verano, cuando sus amos llegan de fuera, refrescan las habitacio- nes y los patios con presteza, y va el agua saltando por los ladrillos y azule- jos, que parece que baila. Borrachez de agua nunca se acaba. Los aficionados al agua, sobre todo en verano, nunca se ven hartos de este líquido. Cava, cava, y encontrarás agua. La perseverancia todo lo consigue en el mundo. Con el agua de mayo crece el pelo. —Véa- se AGUA de mayo hace crecer el felo. Do sobra agua, salud falta. La falta de higiene está reñida con la salud del individuo. Ll agua de enero llega al atadero. Expresa lo abundantes que suelen ser las lluvias en este mes. El agua de hebrero, hasta la hoz tiene tempero. Aun refiriéndose al mes de febrero. véase Ácua de enero, todo el año tiene tempero. Ads vale un agua entre mayo y junio, que los bueyes y el carro y el yugo. Manifiesta lo beneficiosa que es la lluvia en este lapso de tiempo. ¿Por ventura no hay agua en la mar? Indica la extrañeza que causa alguna cosa que se trata de rechazarnos, con el pretexto de que ya existe lo que pe- díamos. APÉNDICE ~ Ser bien venido, como agua por mayo. Expresión que indica la alegría con l que se acoge a una persona. Un agua de mayo y tres de abril, valen más gue los bueyes y el carril; una de abril y dos de mayo, valen más que los bueyes y el carro.- V. Más vale un AGUA entre mayo y junio, que los bueyes y el carro y el yugo. Coger las aguas. Equivale a dejar colocado el tejado en una casa en construcción. AGUDO.-— Agudo como un pensamiento. Aplícase a la persona que sobresale por su viveza e ingenio. AGÚELO.— Mi agüelo es mi pariente, de ciento y otros veinte. Dícese para dar a entender el lejano parentesco que une a alguno con otra persona. AGUJA.—Coser, o trabajar, con aguja de plata. No hacer nada más que valiéndose del dinero para todo. AIRE.—¡Aire, ¿o/a! Exclamación usada cuando se oye decir algo que es falso, dando a enten- der que dejamos correr la bo/a o menti- ra, pero que no nos la hemos tragado. Aire de Pallás, agua detrás. Expresa que cuando sopla el aire desde Pallás, llueve después. Aire del puerto, a los tres días muerto. Dícese en Benasque, en el Alto Ara- gón, para indicar que ese aire es muy perjudicial para la salud. Aire del puerto antes de San Miguel, el labrador torna a mirar al cielo. Indica que cuando sopla el aire del punto de Benasque antes del 29 de septiembre, el labrador no está segu- ro de que el tiempo le sea favorable para el campo. Cuando el aire es favorable, aprovecharle. Aconseja no perder las ocasiones que se nos presentan para conseguir algún beneficio. Hasta el aire quiere correspondencia. Al poner nuestro afecto en una per- sona, deseamos que ésta nos pague con igual cariño.—Suele emplearse con las mujeres a quienes se requiebra para inducirlas a que correspondan al amor que se les ofrece. APÉNDICE Ni aire colado, ni enemigo reconciliado. El primero puede ocasionar una pul- monía, y del segundo no hay que fiar- se, pues la reconciliación suele ser falsa. No todos los aires tienen correspondencia. Contestación al refrán ya indicado, Hasta el ame quiere correspondencia | (véase), para expresar lo poco dispues- ta que está la interesada a otorgar lo que se le pide. AJENO.—Lo ajeno alaba el que a sus pa- sados celebra. Sacar a relucir las hazañas de los antepasados, honra a aquellos, mas no aumenta el mérito de quien las cuenta, ALBERCHE. — Si Alberche v Tajo se amistan, Talavera, Dios te asista. Indica que estando Talavera de la Reina bajo la confluencia del Alberche al Tajo sufriría los efectos de ella en época de grandes crecidas. ALBERIQUE. — Si quieres enriquecer y luego morir, vete a Alberique a vivir. Dícese en alabanza de este pueblo de Valencia. ALCOLEA.-— Venir de Alcolea. Frase circunstancial, muy en boga a fines del año 1868, con la que se indi- caba que se había peleado a favor de la revolución que destronó a Isabel II. Por lo tanto, en aquella época, decir vengo de Álcolea, equivalía a hacer pro- fesión de revolucionario activo, o a querer pasar por uno de los que con- tribuyeron al éxito de aquel combate. ALDEA.—Buena es la vida del aldea. Al- gunos añaden: for un rato, mas no por un año. Encomia lo sano que es vivir en los pueblos; pero no deja de reconocerse lo aburrida que suele ser en ellos la vida. Regalito de aldea, Dios se lo dé a quien lo desea, Porque sobre ser malos, cuestan al que los recibe veinte veces más de lo que valen. ALEGRE.— Cuando le doy, ¿ndame alegre; cuando no le doy, el rostro me tuerce. A los regalos nadie pone mala cara: al que no da nada, no se le mira con gusto. 485 ALEGRÍA.— ¡Ay qué alegría, que se ha vuelto mi culo confitería! Expresa la satisfacción que produce la favorable resolución de algo que no se esperaba. ALFILER. — La que no se baja a coger un alfiler, zo es mujer. Pues indica que es poco hacendosa y menos ahorrativa. ALFORJAS. — Comprar por alforjas, y vender por onzas. La base del comercio estriba en com- prar barato al por mayor, y vender caro al menudeo. ALGO.- Ya es saber algo el saber que algo ignoramos. Réplica filosófica contra los que afir- man que no saben nada; dicho se está que se suele tomar en sentido burles- co e irónico. ALMANAQUE. —Como los almanaques, Dios sobre todo. Frase con que se suele terminar las discusiones empeñadas sobre lo que ha de suceder. ALMUERZO.-Almuerzo cedo, cría carne y sebo; almuerzo tarde, ni sebo ni carne. Recomienda que el almuerzo se haga lo más temprano posible para reparar las fuerzas perdidas durante la noche. ALTO. — E? que está más alto puede dar mayor salto, Contra los que se engríen por verse en elevado puesto. Picar alto. Tener ideas aristocráticas; no con- formarse con la medianía, sino preten- der llegar a la cumbre. Ponerse uno tan alto. Ofenderse, resentirse con muestras de superioridad. AMANTE. — Z amante en lo que ama imperfecciones no halla. — V. Quien feo AMa, hermoso le parece. AMAR. — Quien por lo que ama se muere, mucho quiere. Perderse por una cosa, da muestras de estimarla no poco. Saber amar es mucho saber. Es necesario no exagerar los afectos, sino contenerse en un límite prudente. AMARRAS. — Soltar las amarras. Marcharse, abandonar un lugar o una empresa. è 486 AMIGO. — 4! buen amigo, dale lu pan y dale tu vino. La verdadera amistad no tiene pre- cio, así es que todo lo que se haga por ella es poco. Buscando un amigo mi vida pasé, pero no lo encontré. Indica lo difícil que es hallar una persona sincera que nos otorgue su amistad. ¿De dónde sois, amigo? — Dg Chinchón. — Ya se ve, por lo porra y preguntón. Parece ser que los chinchonenses no poseen las cualidades que adornaban al pueblo antiguo denominado Laconia. Del amigo, o enemigo, el dinero en el bol- sillo. En sociedad, lo primero que hay que mirar es la parte práctica. Más vale un amigo que cien parientes. — V. Más vale un AmiGO que pariente ni primo. Quien es amigo del vino, enemigo es de sí MISMO. Expresa los males que en el orga- nismo produce el alcohol cuando no es tomado con prudencia. AMISTAD.— Amistad que puede llegar a tener fin, nunca fué verdadera. La verdadera amistad disimula los defectos, perdona las faltas y no con- cluye jamás. AMOR.-— Antes amor kerta los corazones, y ahora lo hacen los doblones. —N. Pode- 70$0 CABALLERO €s Don Dinero, Dar como por amor de Dios. Dar como de gracia lo que se debe de justicia, o dar como de mala gana. Del amor los ardores no abrasan los co- razones. Hay que distinguir entre el amor físi- co y el psíquico. El amor desvaría como niño, es caduco como viejo y yerra como ciego. Manifiesta las etapas por que va pa- sando el amor, según el período en que se halla. El amor que pasa a ser costumbre es el verdadero amor. Por ser el más tranquilo; si se nos permitiera la frase, diríamos que es el menos sensual, toda vez quese mira a la mujer como una compañera, amiga, her- mana o algo semejante, pero nada más. APÉNDICE El amor y la guadaña quieren fuerza y quieren maña. Para conseguir el primero como para manejar la segunda, hace falta una bue- na dosis de astucia y no poca energía. El que escoge el amor, siempre escoge lo peor. Quien en cuestiones amorosas va con más cuidado para no engañarse, suele ser al que engañan más pronto. Quien el amor platónico siga, no tendrá quien padre le diga; si acaso no es fraile, que entonces por fuerza será padre. Sátira contra los que miran a la mu- jer sólo como fin ideal, sin atreverse a propasarse en lo más mínimo, Se acabó el amor verdadero, que era de color de cielo, y reina el de la plata, que todo lo avasalla.— V. Poderoso CABALLE- RO €s Don Dinero, Los amores del gato riñendo entran. — V. El amor de los gatos, a voces por los tejados. Vuestros amores, hermana Lucía, mal enojado me han: comenzaron por silla y acabaron en albarda. Dícese de aquel suceso o empresa que aparenta empezar bien y termina infaustamente. ANCA. — Dolor de anca, hija blanca. Pronóstico dirigido a las embaraza- das con respecto al sexo de la criatura que está para venir al mundo, y que no siempre suele cumplirse. ANCIANO.— Si le mofas porque es ancia- no, o has de morir o te verás mofado. No es lícito burlarse del que se halla en una edad a la cual forzosamente se ha de llegar, a menos que se pierda an- tes la vida. ANDAMIO.-— Subirse en andamio por ver sin peligro los toros. — NV. Ver los TOROS desde 1alanquera. ANDREA. — A Andrea se la lleva aquel que más lleva. El vencedor en toda clase de asun- tos es, en los tiempos modernos, el que más dinero tiene. ANSIA. — Cantar en el ansia. Confesar lo que se quiere cuando se le aplica al reo el tormento. ANTECRISTO. — ¡Voto al Antecristo! Con más propiedad, Axticristo. Fór- mula interjectiva, más correcta que la APÉNDICE de tomar el nombre de Dios, refirién- dose a aquel hombre perverso y diabó- lico, que ha de perseguir cruelmente a la Iglesia católica y a sus fieles al fin del mundo, según reza la profecía. ANTIGUA.—L£Estar montado a la antigua. Dícese de las personas que siguen las costumbres de los tiempos pasados, sin querer entrar en los adelantos de la civilización actual. — Aplícase más comúnmente a los ancianos. ANTÓN. — Antón Perulero, un cacharro un día entero. Significa que muchos perezosos em- plean mucho tiempo en una labor fácil de realizar en poco. ANTONA. — Yo me casé con Antona, y ella con mi caudal, no con mi persona. Satiriza a las mujeres que contraen matrimonio, no por amor, sino por el vil interés. AÑADIR. — £s cosa fácil añadir a lo ya inventado. El crear es la facultad propia del ge- nio; hacer modificaciones en lo ya crea- do, lo hace cualquiera. — No estará de más recordar al lector la fabulilla Zos huevos, de nuestro Iriarte. AÑO. — A mal año, tarria de seda. —V, A mal TIEMPO, buena cara. A! que en un año quiere ser rico, al medio le ahorcan. Enriquecerse de una manera rápida no es posible como no se empleen me- dios ilícitos y antilegales. No es extra- ño que la Justicia se encargue de cor- tarle la carrera, sin dejarle llegar al fin de ella. Año bisiesto, ni cuba ni cesto, Preocupación popular absurda, pues no es posible determinar la relación que tenga el día 29 de febrero con la vendimia. Año, o día, de mucho, víspera de nada. El que por encontrarse con dinero disponible gasta sin rienda, sin pensar en el mañana, cuando aquél llega, se ve en la miseria por no haber sabido guardar. Año y ves. Hablando de tierras, indica la que se siembra un año sí y otro no; y refirién- dose a árboles, el que produce un año sí y otro no. e 5 ¿5 5 ¿1 5 5 5 1 ¿1 E A o S PP A STA A 487 El año y tiempo pasado siempre fué mejor. Siempre nos parece superior lo pa- sado a lo presente. Hice una en el año, y ésa con daño. Después de mucho tiempo de pen- sar una cosa y resolverse a llevarla a cabo, suele a veces salir mal. Mal año para ti. Empléase como imprecación contra la persona a quien se habla. Nfejor sea el año. Dícese satíricamente cuando oímos encomiar a una persona que no reune las condiciones de bondad que se le atribuyen. No es buen año cuando el pollo pica al gallo, Debe tomarse en el sentido de que cuando los superiores se dejan domi- nar o avasallar por los inferiores, de- muestran aquéllos no poseer grandes dotes para el mando. Un año bueno, y dos malos, para que nos entendamos. Para llegar a congeniar con una per- sona, máxime si es del sexo contra- rio, es preciso sufrir juntos tanto los tiempos prósperos como los reveses de fortuna durante algún tiempo. A los años mil, torna el río por donde so- Ha ir. Aun después de pasado mucho tiem- po, solemos volver a emprender las costumbres primitivas. Años no me lleves que meses no me los cuentes. Dícese cuando dos personas porfían por quien tiene más o menos edad que la otra, siendo poca la diferencia entre ambas. ¡Benditos ochenta años, que llenan mi vientre de regalos! La ancianidad tiene el triste privile- gio de que todo el mundo se compa- dezca de quien la posee, manifestándo- se, generalmente, esta compasión por medio de atenciones y obsequios. Con los años vienen los desengaños. El que más vive es el que más dis- gustos tiene que sufrir, dado lo falso de la condición humana. Jugar los años. Frase con la cual se expresa que se juega sin interés, es decir, sin mediar 455 dinero ni cosa que lo valga o repre- sente. Por allá nos espere muchos años. Suele decirse en son de desahogo, cuando se acaba de anunciar el falle- cimento de una persona, para manifes- tar el deseo que se tiene de sobrevivir a aquella el mayor tiempo posible. Vive cien años, y verás desengaños.—V éa- se Con los aÑos vienen los desengaños, A PRISA. — Quien aprisa sube, aprisa se hunde. La fortuna rápidamente hecha suele desaparecer de igual manera. AQUELLA. — De aquella puedes comer, que deja los pollos y empieza a poner. — V. De aquella me deje Dios comer, que deja los pollos y comienza a poner. AQUÍ. —Sácanme de aquí, y degúéllanme allí. Modo de expresar que se va de mal en peor, en cualquier caso de la vida. ARADO.— Va la cosa como debe, y el ara- do como suele. Dícese para indicar que un asunto marcha bien, por sus pasos contados, y con toda regularidad. ÁRBOL.-¿Conoces el árbol del coco? —No. — Ni yo tampoco. Burla que se suele emplear con aquellas personas vanidosas que pre- sumen de saberlo todo. Árboles bien enyesados pagan doble los cuidados. . Encomia las ventajas que reporta a los agricultores el abonar sus tierras con yeso. ARCO. — Arco iris por Levante, levanta el tiempo al instante; mas si lo ves por Po- niente, coge los bueyes y vente. El aparecer este hermoso fenómeno por Oriente, o sea por la derecha del espectador que mira al Norte, suele indicar que cesa la lluvia y hará buen tiempo; no así cuando se ve al lado opuesto, pues entonces presagia lluvias y tormentas, más o menos persisten- tes y violentas. ARTÍCULO. — Hacer el articulo. Alabar o encomiar una cosa para darle fácil salida. Estos articulos se encierran en dos, a sa- ber: rebuznar y andar en cuatro pies. Censura que se suele formular con- t Y APÉNDICE tra todo escrito, código, reglamento, plan, etc., cuyo articulado es un com- puesto de errores y desatinos. ARROJAR.-— Si de aquí se me arroja, no Jaltará quien me recoja. Fórmula de consolación empleada por el que pierde algún afecto o colo- cación, dando a entender con ella que no nos importa nada lo perdido, por hallarlo semejante en otra parte. ASCENSIÓN.— El día de la Ascensión, cuajan la almendra y el piñón. No hay que tomar al pie de la letra el refrán, pues sabido es que la Ascen- sión es fiesta movible, pero nunca sale del mes de mayo: a éste, pues, se re- fiere la especie indicada. ASENTAR. — Dame donde me asiente, que yo haré donde me acueste. Lo difícil en todo es lograr la entra- da, que una vez dentro ya sabe cada uno buscar sus conveniencias. De igual opinión era aquel truhán que todas las noches, al acostarse, rezaba contrita- mente: «¡Señor Dios mío! ¡Yo no os pido riquezas, sino que me pongáis donde estén, que de lo demás ya me encargaré yo!» ASNO.-—Asno mokino, o muy ruin o muy fino. El macho o mula, hijo de caballo y burra, suele tener alguna de esas con- diciones extremas. Del mal del asno se queja la hormiga. Dícese de los que tienen el prurito de aumentar los males que sufren. La culpa del asno echan a la albarda. — V. Pagar justos por pecadores. Mal recaudo perdió su asno. El que no tiene cuidado o precau- ción con una cosa, no es extraño que la pierda. Malo como asno rojo. Comparación basada, a nuestro jui- cio, en una puerilidad, pues no crec- mos que el color de la caballería influ- ya de manera muy directa en su con- dición. ASTURIANO. — ZZ asturiano, Zoco o vano. Cualidades que, graciosamente, se atribuyen a los paisanos de Pelayo, ASUNCIÓN.— Por la Asunción, del sol la claridad hace del vino la calidad. La fuerza solar propia de este tiem- APÉNDICE po (15 de agosto), es muy conveniente para los viñedos. ATREVIDO.-—A los atrevidos ayuda la fortuna. — V. La FORTUNA ayuda a los osados. AUSENTE. — ¿Qué cosa puede alegrar al ausente de lo que bien quiere? El que ama, no se halla satisfecho más que al lado de la persona amada. Los que ausentes estén no kacen papel — V., Quien no PARECE, perece. AUTO. — Ser más antiguo que el auto del Repelon, Ser una cosa muy vieja, con alusión a la pieza dramática que con este títu- lo compuso Juan de la Encina, poeta del siglo xv, al cual puede considerarse como uno de los fundadores de nues- tro Teatro nacional, si no ya como pa- dre de él, según consigna Agustín de : Rojas en su Viaje entretenido, en el que afirma que apareció al mismo tiempo que se descubría el Nuevo Mundo. Séa- lo o no lo sea, el caso es que a él se le deben las primeras obras dispuestas para ser representadas. Su verdadero nombre fué el de Juan de Tamayo, ape- llido que cambió, según la costumbre de la época, por el de su lugar natal, al- dea de la provincia de Salamanca. AUTORIDAD. — Quien peca por autori- dad de la ley, no peca. El que ejecuta lo que se le manda, no es responsable del hecho. AVE. — Zl ave nació para volar, y el hom- bre para trabajar. Indica que cada uno tiene marcada su obligación en la vida. AVENTURA.—Zas aventuras y desven- turas nunca comienzan por poco. Generalmente, las desgracias ocu- rren cuando menos se esperan. ¡AYI—Z] que al sentarse dice ¡ay! y al levan- tarse dice ¡upa!, no es ese el yerno que mi madre busca. Manera de expresar que para el ma- trimonio lo que se desea es un hombre que no sea poltrón, sino vivo, ágil y trabajador. AYUDA.— Más vale ser ayuda, o jeringa, gue no culo. Manifiesta que en todos los actos de la vida es mejor ser sujeto agente, que paciente. ' 1 t 1 | i | 489 AZOTEA.—Si llueve y relampaguea, no su- bas a la azotea. Cuando hay tempestad, no es con- veniente resguardarse en lugares ele- vados. AZOTE.— Los azotes que los padres dan a sus hijos, honran; y los del verdugo, afrentan. Quiere decir que el castigo paternal contribuye a la educación de los hijos, en tanto que el castigo impuesto por la ley es prueba de que se ha cometido un delito. AZÚCAR.-— Ser una cosa más dulce que el azúcar. Suele servir esta substancia de tér- mino de comparación para expresar que una cosa es sumamente dulce. B BALA,—/ÑV7 a bala. Úsase en Méjico para indicar que no se está dispuesto a hacer una cosa o consentirla, por más empeño que se ponga en ello. Ser una bala rasa. Dícese de la persona sumamente ligera o casquivana y, por tanto, falta de juicio. BALANZA — Acostarse la balanza. Inclinarse a un lado perdiendo el equilibrio. —Es frase anticuada propia de Andalucía. BARBA. — Barba de tres colores no la traen sino traidores. Alude a las que usaban los antiguos histriones para caracterizarse en sus farsas. BATACAZO.-— Dar un batacazo. Caerse.— La palabra batacazo es una metátesis de tabacazo, y por lo tanto, en rigor, lo que significa es caer de espai- das, o por el lado en que están las tabas. BELLACO.-—A Zos bellacos, mojallos, — V. Donde las Dax, las toman. BIEN. — Poner bien a uno. Darle estimación y crédito en la opi- nión de otro, o deshacer el mal con- cepto que de él se tenía formado. — Proporcionarle medios con que pueda vivir cómoda y holgadamente. 490 Todo bien cumplido y todo don muy bueno, de Dios viene escogido. Da a entender que de Dios no pue- de proceder nada malo. BLAS. —; Vaya por lo que pasó Blas cuan- do lo caparon la primera vez! Refrán burlesco con que expresamos la paciencia con que tenemos que so- brellevar algún mal o contratiempo im- previsto. BLASEEMIA. - Za blasfemia es mal vo- cablo, pues convierte al hombre en diablo. Reprueba la mala costumbre de mu- chas personas que no saben hablar como no intercalen en la conversación frases soeces o indecorosas, impropias siempre de toda persona culta, educa- da y religiosa. BOBA. — Hazte boba, Séneca de Segovia. Modo de indicar que no creemos en la inocencia o desconocimiento que finge una persona acerca del asunto de que tratamos, cuando estamos conven- cidos de que lo conoce tan bien como nosotros mismos. BOCA, — Para tapar muchas bocas se ne- cesitan muchas estopas. Para mantener a una familia nume- rosa, es indispensable ganar mucho dinero.— Igual aplicación tiene cuando se trata de hacer que no hablen los que nos pueden perjudicar. BOLEO.-— Fugar de boleo, viniendo ya de dos botes. Cuando se alude al juego de pelota. | BOLICHE. — ¡4/ boliche, Pepe! ¿Quién saca, quién mete? — V. A río revuelto, o vuelto, ganancia de pescadores. BONITA.—¡Bonita soy yo, la Castellanos! Exclamación circunstancial que se empleaba en la América Meridional en otro tiempo. BOQUILLA.-— Jugar de boquilla. Jugar sin hacer la postura o caudal que se dice se quiere jugar. BORRACHERA. — Hay cuatro clases de borrachera: alegre, alegrete, zorroclo- co y pasmo. Aplícase estos nombres en escala as- cendente, según la intensidad de la curda. BORRACHO.— Quien borracho se acues- ta, con agua se desayuna—V. Quien mu- cho vino cena, poco pan almuerza. APÉNDICE BOTA. — Echar bota y merienda. Tardar mucho en hacer alguna cosa.— Ser algo muy largo, tal como un cami- no, un asunto, etc. — Estar muy lejos. Así se dice: para ir a casa de Fulano es preciso echar BOTA y merienda, La bota llena, y la mujer borracha. Dícese de aquellas cosas que no compaginan bien o no tienen una ex- plicación lógica y razonable. Ser como las botas de Judas. Se dice del que anda sin descanso de un lado para otro sin provecho al- guno. BOTICA. — ¡Ay! —£n la botica lo hay, o Guárdalo para cuando no lo hay, o Lo malo es cuando no hay. Algunos añaden: En mi casa lo había, y se acabó el otro día. Manera de burlarse del que se queja por poca cosa. BRAGA.-— A braga rota, compañón sano. El que hace uso de ciertos placeres con frecuencia es porque se encuentra en buen estado de salud. Soltar las bragas. Equivale a ir a hacer las necesidades mayores. BREVAS.-— Si como han sido brevas, ku- bieran sido chinas, nos achoca la indina. Aplícase a las personas de tempera- mento linfático, que no se apuran por nada. BRIJÁN.— * Saber más que Briján. Este personaje, según unos Briján y según otros Burján, fué un célebre facineroso árabe, el cual dió a su par- tida tanto nombre, que éste corrió por todas partes, así como en España tuvieron tanta fama Diego Corrientes, Candelas, Pedro Becerra, etc. Modifi- cada, según las tendencias de los di- versos idiomas, la palabra Sriján, se aplicó en Francia e Italia (Brigands y briganti) primero, a los que con astu- cia se ejercitaban en el pillaje, y des- pués a toda clase de bandoleros. BROCADO.-— Con otro de brocado de tres altos lo deseche. Fórmula de cortesía mediante la cual se desea a una persona que mejore o prospere en aquello de que se trata. Claro está que la frase se refiere a un vestido o traje, pero el sin par Cervan- tes, burlón siempre, aun en los casos APÉNDICE 491 en que parece hablar más seriamente, pone en boca de la Duquesa en su in- mortal obra (parte II, cap. XXXIITD, las siguientes palabras dirigidas a Sancho: «Esté Sancho de buen ánimo, que cuan- do menos lo piense se verá sentado en la silla de su ínsula y en la de su esta- do, y empuñará su gobierno, que con otro de BROCADO de tres altos lo deseche...» BRUCES.-— Caer de bruces. Inclinar el cuerpo hacia adelante apo- yando el pecho sobre los brazos cruza- dos, es lo que significa en hecho de verdad la frase Estar, o echarse, de BRU- CES, y no lo que dice la Academia: Caer de bruces, significa, pues, «caer de boca defendiéndose el pecho con ambos brazos cruzados». Por lo que respecta a la etimología del vascuence buruz, cabeza, me parece que no hay necesi- dad de ir tan lejos, pues en bruces, que en Andalucía se dice bruzas, y antigua- mente bruzos en Castilla, según Cova- rrubias, lo que veo yo, tan claro como el agua, es una forma corrupta familiar de brazos, cuya intervención es nece- saria en todos los actos expresados por cualquier verbo que acompañe a dicha fórmula, De aquí resulta, dígase lo que se quiera, que si bien el caer, estar, be- ber, dormir, echarse, etc., de BRUCES, SU- pone el verificarse estas acciones boca abajo, no siempre el realizarse dichos actos con la boca hacia abajo supone que se esté de BRUCES. BRUTO.— Ser más bruto que un arado, Carecer de inteligencia. BUENA. — La que buena quiere ser no se lo estorba mi tañer. Por muchas que sean las seducciones que rodeen a las mujeres no sirven para perderlas, como ellas no quieran perderse. Tente en buenas y no te dejes caer, Aconseja a cada uno que no se ex- tralimite de lo legal, a fin de no come- ter faltas. BUENO. — ¡Buenos estamos: rotos y sin dineros y enamorados! Expresa esta frase la situación des- airada en que quedan algunas personas. Los buenos siguen los trabajos, y los te- merosos no emprenden cosa buena. Los holgazanes, así como los que tie- nen miedo de hacer las cosas, no son capaces de ejecutar ninguna bien. BUEY. — El buey, para que are, y la mu- Jer, para que guarde, Expresa que cada uno tiene su mi- sión señalada en el mundo, y así como el primero debe trabajar, la segunda debe ayudar al marido a hacer la casa por medio de la economía. Por hondo que cague el buey no se deja de saber. A pesar de todas las precauciones que se tomen para ocultar un hecho, suele éste descubrirse más tarde o más temprano. BULTUNTÚN. — 4/ bultuntún. Dícese del que habla u obra sin re- flexión, a bulto y a lo que salga. Parece corrupción del latín ad bultum tuum. — Otros emplean la frase incorrecta al buen tuntin. BULLA. — Ser de bulla. Aplícase al aficionado a juergas y di- versiones. BURLA.-— Hacer burla del mismo preste Fuan de las Indias. Equivale a tener costumbre de mo- farse de todo, por muy sagrado que sea. BURRA. — ¡lZas que te vuelvas burra! Expresión con la que aseguramos la imposibilidad de que se adivine o con- siga alguna cosa difícil, BURRO. — A un burro le hacían arzobis- po y todavía lloraba. Dícese de aquellos que, a pesar de recibir un beneficio superior a sus me- recimientos, se muestran quejosos y descontentos. C CABELLO.-— Tener cabellos de Medusa. Tener la cabellera ensortijada. — Cuenta la Mitología que habiendo abu- sado Neptuno de Medusa, una de las tres Gorgonas, en el templo de Miner- va, irritada esta diosa con semejante sacrilegio, transformó en serpientes los cabellos de Medusa, dando además a su cabeza la virtud de petrificar a los que la miraran. CABEZA.—Tener cabeza de pollo.—Véa- se Tener CABEZA de chorlito, —% 492 APÉNDICE Tener la cabeza como un estoperón, o más que éste adolecía, decíale: «Llámale seca que un estoperón. Se aplica al que tiene los cabellos desgreñados y tiesos, por no habérse- los peinado ni untado de aceite o po- mada, con alusión al estoperón o esto- perol, que es aquella mecha formada de filástica y otras materias semejantes que hacen los marineros en las embarca- ciones. Tener la cabeza como una zalea. — Véa- se Tener la CABEZA como un estoperdn, O más seca que un estoperón. Tener la cabeza más pelada que un nabo. Se dice de la persona que está com- pletamente calva o rapada, a semejanza de un nabo después de mondado. Tener la cabeza, o quedarse tanguam ta- bula rasa. Modo de significar que alguna per- sona es completamente ignorante, O que lo está de una materia o suceso en particular. — Algunos completan el sentido de esta frase diciendo : in qua nihil est depictum; esto es: como una tabla lisa en la cual nada hay pintado. Se puede asegurar que no sólo en la significación, sino también en la enun- ciación existe bastante punto de con- tacto entre esta frase y aquella otra que se suele usar vulgarmente cuando se dice: Estar rapada a navaja, en una cuestión, noticia, etc. CABO. — A cabo de rato, oxte. Expresa el deseo de que una perso- na que nos molesta se marche cuanto antes y nos deje en paz. Chupe usted y déjeme el cabo. Frase venezolana equivalente a pon- derar la excelencia de alguna cosa, CABRA. — Er todas partes hay cabras cojas. — V. En todas PARTES cuecen ha- bas, y en mi casa, a calderadas. CACHANO. —* Llamar a Cachano con dos tejas. Se debe la invención de dicha frase a que hace tiempo había en Alcorcón un alfarero llamado Cachano, el cual, según él, era sordo, pero no tanto que no oyera el ruido que producen los cacharros al romperse; así es que, cuan- do querían llamarle para alguna cosa, la persona que no sabía el defecto de con dos tejas», porque el choque de ambas simulaba la rotura de un cacha- rro y, al ruido, acudía presuroso. CAER. — Caerse una persona. Empléase en tono conminatorio, casi siempre en la forma ¡Te has caídol o ¡Te has caído, chaquetdn!, para indicar las represalias que vamos a tomarnos en venganza de algún hecho, o cuando queremos hacerle víctima de nuestras burlas, insultos, molestias, etc. CAMA. — Guardarse de hacer una cosa como de mearse en la cama. Manera de dar a entender de un modo satisfactorio que ya se abstendrá la per- sona a quien se alude de hacer aquello que otra se teme. Ni cama sin cabezales ni tintero sin cen- dales, No se puede prescindir de lo que es necesario; así, un lecho sin almohadas es incomprensible, como lo era an- tiguamente que un tintero no tuviese los algodones o estopas con que se re- llenaba su fondo, a fin de que no cogie- ra la pluma demasiada tinta. CAMISA. — * Meterse en camisa de once varas. Débese el origen de dicha frase a la ceremonia que se acostumbraba hacer en la Edad Media para adoptar a uno por hijo suyo. Ésta consistía en que el que se hacía desde aquel momento padre, metiese al adoptado por hijo por una manga muy ancha de una camisa y le sacase por el cabezón o cuello de ésta, hecho lo cual le daba un fuerte beso en la fren- te, y con esto ya era suficiente para adoptarlo como tal. Cuéntase que así lo hizo D.? Sancha Velázquez para adoptar como hijo legí- timo y heredero de sus Estados al lla- mado Mudarra González, que fué el que vengó a sus siete hermanos, los infantes de Lara. A veces sucedía que salian mal estas adoptaciones, y, por lo tanto, se reco- mendaba a uno que no se metiese en CAMISA de once varas. Camisas donde no hay lino, y borrachos donde no hay vino. Expresa la dificultad de hallar una APÉNDICE cosa en aquella localidad en que no se produce. CAN. — E? can y el gato comen lo mal guar- dado. No es extraño que no se respete lo que se halla a la vista de todos, y me- nos si éstos no son de gran confianza por su moralidad y honradez. CANASTA.—Cuelga tu canasta donde la puedas alcanzar. — V. No se debe alar- gar, o estirar, o extender, la PIERNA más allá de adonde alcance la sábana, o la manta. CANASTO. — Cargar con el canasto de las chufas. Enfadarse o molestarse, por alguna cosa que, generalmante, no vale la pena de ello. CAPA.— Nada hay nuevo debajo de la capa azul del cielo. — V. Nada hay nuevo de- bajo del soL. CARA. — A 7a mal casada, mirala a la cara. La satisfacción interior se demues- tra en el rostro; no es extraño, pues, que la que no se halla contenta con su estado tenga mal semblante. Tener cara de mico, o de mono. Ser muy raído, o hacer visajes como aquel animal. ¿Tengo yo cara de tío? Reconvención que suele dirigirse a aquel que recurre en sus continuas ne- cesidades de todo género a una misma persona, sin tener para ello suficien- tes títulos de merecimiento, franque- za, etc.—Puede ser una alusión a que cuando los chicos no consiguen de sus padres lo que desean, suelen apelar al cariño, por lo regular extremado, de sus tíos, quienes regularmente vienen en condescender con las exigencias o caprichos de sus sobrinos. CARDO. — Más vale cardos en paz, que pollos con agraz. — V. Más vale vaca en paz, que pollos con agraz. CARO. - Caro cuesta el arrepentir. Privarse de aquello que le es a uno grato suele producirle no pequeñas molestias. Es Caro, pero en cambio es malo. Dícese irónicamente de aquello que reune ambas condiciones: ser detesta- ble y costar más de lo debido. 493 Se vende Caro lo que es raro. Las vulgaridades nadie las mira; en cambio se fija en lo que tiene algo de extraordinario. Venderse Caro uno. Prestarse con gran dificultad al trato,. comunicación o vista del que lo solici- ta o desea. CARRETILLA.—Saber como segunda Ca- rretilla. Dícese de los que, si hacen alguna cosa bien, es por haber seguido los pa- sos de los que la hicieron primero. CARRO. — Pasar for carros y carretas. Consentirlo o permitirlo todo, no dándose por entendido de lo que se- hace, por pecaminoso que sea. CASA. — Casa compuesta, la muerte a la puerta. El que no teniendo posibles gasta más de lo debido, no es de extrañar que tenga un próximo fin. Casa en manzana o cantón, y la viña en el” rincón. No importa que la casa se halle al paso de todos, pues no se la podrán lle-- var; pero la viña debe hallarse en lugar apartado, por miedo a los golosos, que no dejan nunca de hacer algún daño en ella. Casa, la del padre quiero, viña, la que hizo el abuelo, Es decir, que la casa sea moderna, y la viña antigua. Cuatro cosas deben siempre estar en casa: la chimenea, el corral de pollos, el gato y la mujer. La primera, para eliminar los humos y abrigarse en el invierno; el segundo, para no carecer de comida; el tercero, para que espante a los roedores, y la última para llevar la parte económica de la casa. En casa del hambriento, no busques talento.. El hambre aguza el ingenio, pero tam- bién deprime la ciencia. En la casa de Maribadilla, cada cual con su escudilla, Enseña que cada uno debe emplear sus utensilios sin aprovecharse de los de los demás. En la casa donde hay suegra, no hay hora buena. Sátira contra las mamás políticas, que- 494 suelen gozar de una fama desastrosa; aunque no hay regla sin excepción. Si la casa se cayere, quedando el palomar en pie, no le han de faltar palomas. — V. Si al paLOMAR no le falta cebo, no le faltarán palomas. CASADA. — Aguella es bien casada, que ni tiene suegra ni cuñada. Los matrimonios en que hay menos disgustos, son aquellos en que no exis- te la intervención de las dichas per- sonas. CASAR.—Cuando te vayas a Casar, di que no quieres, Expresión irónica que se suele diri- gir a los que a todo se niegan. El que con muchos se Casa, pronto en- viuda. El querer dar gusto a todos, suele dar por resultado el que no quede ninguno satisfecho, con lo cual no tar- da uno mucho en verse abandonado. CATÓLICO. — Ser más católico que el rey de España. Manera de acreditar a alguno de ca- tólico consumado, con alusión al título especial y antonomástico que usan los monarcas de España, así como usaban el de Fidelísimo los de Portugal, Cris- tianísimo el de Francia, Defensor de la Fe el de Inglaterra, etc. Recaredo fué el primer monarca de nuestra nación que mereció el renombre de Católico, adjudicado por el Concilio III de To- ledo, el cual fué renovado siglos des- pués por el papa Alejandro VI en las personas de Fernando V e Isabel I. CEBADA.—Cebada granada, a ocho días segada. Cuando este cereal está ya en condi- ciones, no se tarda mucho en meterle la hoz. CENA.— Antes sin cena que sin candela. Expresa la importancia que tiene el fuego para la vida en invierno. CÉNTIMO.—Céntimo a céntimo se hace una peseta. Encomia la bondad del ahorro, pues, A m o en virtud de él, aun comenzando por | una cantidad insignificante se llega a conseguir reunir un capital. CEPA. — Ser de buena Cepa. De buena casta; traslaticio de lo que se dice de las vides, que se llaman de APÉNDICE buena cepa las que son de excelente calidad. CERRO.-—* /rse por los cerros de Úbeda. Había un alcalde de Úbeda, soltero, que estaba locamente enamorado de una moza del pueblo. Frecuentaba la muchacha una fuente de dicho pueblo, situada en unos cerros, y con este mo- tivo iba el alcalde a galantearla a dicho sitio, mas ella no le hacía maldito el caso. Un día que éste pronunció un discurso a los vecinos, como se aparta- se un tanto de la cuestión, una moza, con maliciosa intención, le dijo: «Se- ñor alcalde, no se le entiende; usted se va por los cerros...» Y desde entonces proviene, según algunos, el origen de dicha frase. CESTO.—* El que hace un cesto hará ciento; si le dan mimbres y tiempo.— V éa- se El que hace un cxsto hard ciento. Así figura en el cuerpo de esta obra, pero sin añadir la segunda parte. Claro está que la explicación es la misma. CIEGO. — Oración, o relación, o romance de Ciego. Lo que se recita o lee de una mane- ra monótona e insulsa, como suelen hacer los ciegos que van por las calles pregonando romances o relatándolos. CIENTO. — A ciento kostiga quien a uno castiga. Se enseña lo provechoso que es para escarmiento el castigo de los delitos. CIGARRO. — Æ? cigarro y la mujer no se deben escoger para otro. Por tratarse de cosas que deben ser del gusto del que las aproveche. CLUECA.— Caer como a la clueca /as tocas. Sentar mal alguna cosa a una perso- na, como en lo antiguo la toca a la ca- beza de una mujer vieja e impedida. COLA. — Levantarle a uno la cola. Hacer por una persona lo que ésta debía haber hecho antes. COLÉRICO.— Del colérico, huye un poco; del enemigo, del todo, Al primero se le pasa pronto la ira; pero el segundo no perdona nunca. COMER. — Come djen y no mires de quién. Refrán burlesco que expresa que lo primero es cuidarse uno, sea a costa de quien sea. APÉNDICE 495 Come donde coman; corre donde cobran. Aconseja que se arrime siempre uno adonde dan y no donde piden. COMPAÑÍA. — Las malas compañías no pueden enseñar buenas costumbres. — V. Quien con Logos anda, a aullar se enseña. COMÚN. — Común conviene que sea quien comunidad desea. El que necesita o quiere vivir con otros, no tiene más remedio, para vivir tranquilo y a gusto, que amoldarse a sus costumbres, haciendo buena cara a todos. CONSOLARSE.— £l gue no se consuela es porque no quiere. El talento del hombre estriba en sa- ber sobrellevar las desgracias con cal- ma. —Este refrán suele usarse con más frecuencia en sentido irónico, aludien- do a aquellos que, después de ocurrir- les un percance, para intentar demos- trar que no les importa, afirman que ya lo tenían descontado, aunque, natu- ralmente, no se les hubiera pasado por la imaginación. Cuéntase de un indivi- duo que yendo en un poderoso caba- llo, al llegar a la plaza del pueblo, llena de gente, fué despedido por las orejas del animalito. Al oír la carcajada gene- ral que lo cómico de su caída produjo, se volvió enojado exclamando: «¿De qué os reís, brutos? Precisamente me iba yo a apear.» CORDONAZO. — Z? cordonazo de San Francisco. Entre marineros, temporal o borras- cas que suelen experimentarse hacia el equinoccio de otoño. — La fiesta del fundador San Francisco de Asís se ce- lebra, como es sabido, el día 4 de oc- tubre. CORNADA.-—* Vo morir uno de corna- da de burro. En los Viajes por España, de Ponz, tomo I, pág. 23, se lee lo siguiente: «Hay (en Toledo) recuas de borricos que continuamente acarrean agua con cántaros en unas angarillas de madera, en las cuales sobresalen hacia adelante ciertos palos que suplen muy bien por una cornada con el que va descuidado, por la estrechez de las calles, y de ahí viene lo de cornada de borrico.» | CORTO.-— Ata corto, piensa mucho, hierra somero si quieres andar caballero. Para que la caballería en que se viaja no falle en el camino y nos deje a pie, es preciso no hostigarla, darle buenos piensos y herrarla ligeramente. COSTALADA.-— Dar una costalada. Caerse de espaldas una persona, a la manera con que se deja caer un costal O saco. CRIATURA. — Cada una Criatura reme- da a su natura, — V. De tal pato, tal astilla. CRISTIANO. — No es de buenos cristia- nos tomar venganza de los agravios. Con sólo recordar que una de las Obras de Misericordia enseña a perdo- nar las injurias, queda explicado. CRONISTA. — Por mentir no pagan los cronistas a/cabala. Por eso suelen asentar en sus histo- rias, más que la verdad de los hechos, lo que es de su conveniencia. ¡Se po- drían citar tantos ejemplos, lo mismo antiguos que modernos!... CRUCIEIJO.-— Por el Crucifijo de Burgos. Fórmula de juramento. CUAL. — Cual ze hallo, tal te juzgo. Comúnmente se forma juicio más o menos ventajoso de una persona por el traje que viste. CUARTO. — Por un cuarto, ¿quién no come, bebe y se lava la cara? Se refiere al cuarto que costaba una raja de sandía en muchas poblaciones. Economiza los Cuartos, que las onzas de oro se economizan por sí mismas. Las monedas de gran valor cuesta trabajo cambiarlas; pero las pequeñas, como se miran con poco interés, se gastan fácilmente. CUCHILLO. — Cuchillo mangorrero no corta la carne, pero corta el dedo. El cuchillo tosco y mal formado no hace su oficio en las viandas; pero, en cambio, hiere la mano del que lo usa. El cuchillo que en la calle se encuentra, en la calle se pierde. — V. Lo mal gana- do se lo lleva el DIABLO. Un cuchillo mismo me parte el pan y me corta el dedo. Todas las cosas, según su empleo, lo mismo pueden ocasionar un beneficio que un daño. 496 CUENTA. — Æ que ha de dar cuenta de sí y de otros, es menester que conozca a sí y a los otros. No se puede juzgar de nada si no se conoce a fondo. No pidas cuenta donde no hay recibo, pues no puede haber alcance. Cuando no existe reciprocidad de afectos, no debe exigirse responsabili- dades ni satisfacciones. Las cuentas de Juan Gramón son tan buenas por arriba como lo son al hon- dón. — V. Echar las cuentas del Gran Capitán. CUENTO. — Cuentos de entre dijes y ba- bador. Chismorreos de hombres y mujeres. Los cuentos, unos encierran y tienen la gracia en ellos mismos; otros, en el modo de contarlos. En el gracejo del narrador estriba generalmente el chiste de lo narrado. CUERDA. — La más cuerda de las muje- res es cuerda de lana. Manera de satirizar a las mujeres, dando a entender el poco sentido co- mún que suelen tener. CUERDO.—Z/ cuerdo y la cuerda, en mal ajeno castiga. Esto es: aprende, —V. Escarmentar en CABEZA ajena. Morir cuerdo, y vivir loco. Aplícase a los que después de una vida desordenada, fallecen santamente. Véase el ejemplo en Don Quijote, par- tel cap. LXXIV. CUERO. — E? cuero y el queso se deben comprar a peso. Indica que el que más pesa es el que vale más. CUERTAR. — El que no cuerta, ni se alumbra ni se calienta. Es decir, el que no corta leña, ni tiene luz ni calor; más claro: el que no trabaja no come. — Como se ve fácil- mente, se emplea de un modo jocoso la palabra cuertar por cortar, atento sólo al sonsonete del asonante. CUITA. -Cuita no ha lev.—V. La secest- DAD carece de ley. CULEBRA.—La culebra que teme ser pi- sada, que no salga. Quien teme un daño no debe expo- nerse a él, | | | | | 0 APÉNDICE CULPA. — La mayor culpa que hay en las culpas es el estar pertinaces en ellas, El que sabiendo que comete una falta insiste en ella, es menos disculpa- ble que el que se corrige. CULTO. — Ni me entiendes, ni me entiendo, pues cátate que soy culto. Dícese de los que pretendiendo ex- plicar una cosa, la hacen más ininteli- gible.—Alude a los poetas que, siguien- do la escuela llamada culterana, inicia- da en España por el cordobés D. Luis de Góngora, contagiado por aires de fuera, llenaron el siglo xvir con sus quiméricas visiones, que nadie com- prendía, empezando por el que las es- cribía. No a ti el culto, sino al anillo, A las personas se las respeta no por lo que son, sino por lo que tienen. CURA. — Ser como el cura de Villariego, que cuando no tiene pan de trigo, lo come de centeno. Enseña a conformarse con lo que se tiene. CH CHANA.— ZLo mismo es Chana que Fuana. Refrán peruano equivalente a Orvo y aceituno, todo es uno. (Véase.) CHANCHA. — Faltarle a uno una chan- cha para el peso, o para los ocho reales. Ser una persona fatua o necia. — Es frase muy usada en Chile. Tener, o ser persona de chanchas. Frase muy usada en la Argentina y en Chile para significar que una perso- na es adinerada o tiene dinero. CHÁNCHARRAS.—No haber cháncha- rras máncharras. No admitir evasivas, subterfugios, rodeos, excusas o pretexto para dejar de hacer una cosa.— Se usa más comun- mente con el verbo andar, CHANCHO. — Chancho, chancho, gue no da manteca, Dícese en Chile de la persona mez- quina o miserable. Chancho embarrado quiere embarrar a los demás. Aplícase a la persona que, habiendo cometido una villanía, quiere, para dis- APÉNDICE culparse, culpar de ella a otros.— Es re- frán chileno. Hacer un Chancho. Eructar. ¿Qué sabe el chancho de freno, si nunca se lo ha puesto? Denota que no se debe exigir a uno conocimientos que no son de su profe- sión u oficio. ¿Qué sabe el chancho de freno y el aves- truz de rienda, o de bozal? Manera de indicar que una persona es incapaz para entender en ciertos asuntos. — Esta frase se expresa en la República Argentina, usando las for- mas que siguen: ¿Qué sabe el chancho de freno y el burro de caramelo, algunos añaden: si nunca ha sido confilero?—V. ¿Qué sabe el CHAN- cHO de freno y el avestruz de rienda, o de bozal? ¿Qué sabe el chancho de freno y el peri- cote de rienda. —V. ¿Qué sabe el CHANCHO de freno y el avestruz de rienda, o de bozal? CHANGUÍ.— Mucho changúi, y poco ni- quiñaque. — V. Ser más es el RUIDO que las nueces. CHAPETÓN.-— Pasar el chapetón. Salir de algún peligro o contratiem- po.— En la América del Sur se llama chapetón o chapetonada a la fiebre que suele atacar a lo europeos recién Ìle- gados a aquella región, por extrañar el cambio del clima. CHAPETONADA.—Pagar la chapeto- nada. En algunas localidades de la Améri- ca del Sur, equivale a lo que entre nosotros Pagar la NOVATADA, primera acepción. (Véase.) CHARAL. — Estar hecho un Charal. Estar muy flaco. CHARQUI. — Hacerle a uno un charqui. Darle con el índice de la mano en el labio inferior de arriba a abajo, de modo que éste se doble y resuene.—Es frase usada en Chile. Hacer cCharqui a una persona o cosa. Hacerla rajas o pedazos pequeños con cuchillo u otro instrumento seme- jante. — Es un modismo peruano. Ya llegó el Charqui a Coquimbo, o a Penco. Llegar o presentarse a deshora, in- a | 497 oportunamente. — Tiene esta frase su origen en el apellido inglés S%arp, con- vertido por el vulgo en cargui, perte- teneciente al pirata inglés Bartolomé Sharp, que se apoderó en 1680 del puer- to de Coquimbo, penetrando hasta la ciudad de la Serena. Tal terror infun- dió este nombre en Chile que quedó como sinónimo del coco o el bu para los niños. CHASCO. — Abrir a chasco. Chasquear, zumbar a una persona hasta conseguir que se enfade o se moleste. CHAVARRÍA. — Saber más que Chava- rria. Ser muy advertido, tener mucha tras- tienda o perspicacia. — Esta locución proverbial tuvo su origen en Lima a fines del siglo xvu, con ocasión de un perro que lució sus raras habilidades ante el público, y al que su amo puso por nombre Chavarría. CHICA. — Hacer uno la chica. Causar un gran perjuicio o hacer una avería. — Es frase empleada más co- múnmente en Chile. CHICO. — A mal chico, gran trapo. Por lo general, el que menos merece es el que más logra. CHICHA. — £star de chicha. Hallarse malhumorado, sin ganas de conversación, enojado. Sacarle la chicha a una persona. Hacerla trabajar con gran fatiga y desvelo; abusar de su trabajo, hacién- dole sudar el quilo. Sacarle la Chicha a una cosa. Conseguir de ella todo el mayor pro- vecho posible. — Empléase en la Repú- blica Argentina, CHICHICASTE.-— Bravo como un chi- chicaste. Empléase en Costa Rica para desig- nar a las personas coléricas o de ge- nio irritable, aludiendo al árbol de este nombre, cuyas hojas son muy cáus- ticas. CHIFLADO. — Estar uno chiflado. Dicese de la persona cuyas faculta- des no están muy normales. CHILATE.— Hacer un chilate una cosa. Reducirla a polvo, desmenuzarla, — Es frase empleada en Costa Rica. 32 493 CHIRRIÓN. — Volvérsele a uno el chi- rrión for el palito. Frase mejicana equivalente a Salirle a uno la CRIADA respondona. (Véase.) CHITOS.-— /rse a chitos. Está tomada esta frase del juego de los muchachos chita, chitos o taba, que | de estas tres maneras se denomina, para significar que se anda vagando en jue- gos y pasatiempos; y no puede haber explicación más exacta, pues es ocu- pación de muchachos haraganes y va- | sabundos. CHIVO. — Amarrar el chivo. Modismo cubano equivalente a estar reñido con su amante; es decir, lo que nosotros solemos decir Estar de MONOS. (Véase.) CHONGO. —¡ Vaya usted a freír chongos! Expresión mejicana equivalente a nuestro azda, o vete a freír ESPÁRRAGOS! CHORIZO.— Agarrarlo a uno para el cho- rizo. Frase empleada en el Uruguay, más aún que en la República Argentina, ' para significar que se toma a una per- sona como objeto de burla, para diver- , . DESBARAJUSTE. — Ser una cosa un tirse o reírse con él. CHORRO. — Ser el chorro /ibre. Frase chilena que da a entender lo que llamamos Quedarle a uno el DERE- cuo de pataleo. (Véase.) CHUECA. — Ser una buena chueca. Expresión usada en Chile para de- notar que la persona de que se trata es un tramposo. CHUFA. — Tirar una chufa. Modismo chileno equivalente a salir reprobado en un examen. CHUPE. — Hacer chupe a uno. Chilenismo con que se expresa la idea de engañarlo. CHUZA. — Hacer chuza. Acabar con algo; destruirlo por com- pleto.— Üsase comúnmente en Méjico. D DAÑO. — Daño de cada día sufrir, no es cortesía. El que aguanta gabelas, no lo hace por su gusto, sino obligado por las cir- cunstancias. APÉNDICE Su daño pretende quien a su prójimo ofende. Pues es natural y, sobre todo, muy humano, que el ofendido tome las re- presalias. DEBILIDAD. — Debilidad es el llanto, y la ira otro tanto, El que no sabe dominarse se deja arrastrar a toda clase de actos. DECIR. — Atropellar el qué dirán. Hacer una cosa prescindiendo de los comentarios que pueda hacer la so- ciedad. DELGADO.—£s tan delgado, que se pue- de beber, Úsase para ponderar lo muy fino y delgado de lienzos y encajes. DELEITE. — Z deleite, mucho mayor es imaginado que gozado. Porque la ilusión que produce lo desconocido es siempre superior a la realidad. DEMANDA.-A presurosa demanda, es- paciosa respuesta. Antes de conceder una cosa es pre- ciso ver si es conveniente o no, estu- diándolo con calma. desbarajuste. Viene su origen de la palabra baraja (naipe), que significa, desde muy anti- guo, riña, pelea. En el Fuero de Vigue- ra, inédito, dado por Alfonso el Bata- llador hacia el año 1120, dice: «Si los villanos barajasen et se feriesen, puede el seinnor si quisiere facerles firmar tregoas de Caynnos.» De donde se deduce que dicha pa- labra desbarajuste significa desorden, confusión, con referencia a que las car. tas, naipes o barajas, desde que empe- zaron a usarse, no fueron más que mo- tivo y causa para riñas y pendencias. DESEAR.-—Lo de todos deseado, con gran peligro es guardado. Nunca faltan golosos a lo que es bue- no; de aquí lo comprometido que es el conservarlo. DESEO. — £El mayor haber, mayor deseo irae consigo. Cuanto más se tiene, más se quiere. DESIGUAL.— No hay cosa más desigual que querer ser todos iguales, Empéñese quien se empeñe, siempre APÉNDICE 499 habrá ricos y pobres, sabios y necios, Ir contra ello, es ir contra la Naturale- za y el sentido común. DESNUDO.—Dejar a uno desnudo como su madre lo parió. Quitarle todo cuanto tiene. DEUD A. — Lo prometido es deuda. Todo lo que se ofrece se debe cum- plir. Sí tienes deudas, pocas, pero buenas. Refrán burlesco, pues sólo como burla se puede admitir que se reco- miende el contraer deudas pequeñas ni grandes. DÍA.—¡No faltaba más dia de fiesta! Aplícase cuando a una situación di- fícil, embrollada o comprometida, vie- ne a agregársele alguna circunstancia que la empeora. Sí llueve el día de la Ascensión, cuarenta días son. Esto es: suele seguir lloviendo du- rante mucho tiempo, en algunas regio- nes, porque este refrán no tiene aplica- ción en todas partes. Dos días buenós las mujeres dan: el que al tálamo vienen, y el que a la tumba se van. Creación de algún marido desespe- rado, cuya explicación huelga. DIENTE. — En mucho más se ha de estimar un diente que un diamante. La falta de dentadura no se conoce bien hasta que se pierde. Una piedra preciosa se substituye por otra, tenien- do dinero; pero el diente postizo no es, ni hace los mismos oficios (aunque lo parezca) que el que está naturalmen- te arraigado en la encía. DIEZ.-— Acusar las diez de últimas. Dícese familiarmente para indicar la idea de que una persona está acaban- do o expirando. DINEROS. — 4? pagar de los dineros, pe- sares y duelos. —N. Al matar de los PUER- COS, Placeres y juegos. DIOS. — A Dios va quien muere. Réplica festiva usada con frecuencia y que se da al que se despide con la frase sacramental de adiós. A quien Dios quiere bien, la perra le pare puercos o lechones. El que tiene suerte, la tiene hasta para las cosas más inverosímiles. Al que teme a Dios de los cielos, nada le asusta debajo de ellos. Porque no debe haber nada seme- jante a la cólera celestial. Amanecerá Dios, y medraremos, O y ve- remos. Expresa la confianza que se tiene en el porvenir. Dios castiga sin piedra ni palo. Los castigos impuestos por el Ser Supremo no se ven, sino que se expe- rimentan en distintas formas, ya mate- riales, ya morales. Dios lo sabe, que es el que conoce los cora- z0N€S. Modo de negarnos a decir lo que se pretende averiguar de nosotros, pre- textando no saberlo. Dios zo deja obra buena sin premio. El bien halla siempre su recompensa. Dios xo quiere que el pan blanco se crte en los árboles. Expresa la confianza en la miseri- cordia divina, que no puede consentir que haya quien no coma, como sucede- ría si se verificase el supuesto, por haber muchos que no pudieran alcanzarlo. Dios zos libre de catalán con botas, de anda- luz con dinero y de gallego con mando. Por lo orgullosos y finchados que se suelen tornar unos y otros cuando tie- nen algo. Dios sabe lo mejor y lo que le está bien a cada uno. Manifiesta acatamiento a la voluntad suprema. Dios sxs gracias reparte donde quiere y más le place. Es necesario someterse a la voluntad del Sumo Hacedor. Dios te dé salud y gozo, con casa, corral y pozo. Fórmula burlona para desear a uno toda clase de prosperidades. Dios, vecino, te dé bienes, y una casa en que los eches. —N. Dios te dé salud y gozo, con casa, corral y pozo. Es regalía de Dios no necesitar nada. La felicidad humana verdadera con- siste eh no ambicionar nada, Lo que Dios ayuntare no lo aparte el hombre. | Se refiere al matrimonio, conminan- do el divorcio. 500 Quien vive como Dios manda, tranquilo la muerte aguarda, Una vida ordenada y con la concien- cia tranquila es precursora de la muer- te del justo. ¡Quiera Dios que orégano sea, y no se nos vuelva alcaravea! Manifiesta el deseo de que una cosa resulte bien, y no al revés de como se quería o esperaba. Solo Dios es perfecto y sin mácula. El verdadero ideal de la perfección no existe más que en Dios. Teme a Dios y honra a tu rey. Son dos principios de buen gobierno tanto para lo divino como para lo hu- mano. j Válgate Dios por calaverada! Expresión dirigida a aquel que ha cometido una falta ligera. DIPLOMÁTICA. — Ser una persona muy diplomática. Dícese de aquellas personas cuyo Ca- rácter acomodaticio deja a todos satis- fechos, pues no quita la razón a nadie, aun cuando comprenda que no la tiene, a fin de evitar controversias y dis- gustos. DISCRETO. — Loan todos los discretos el poco hablar, pues es vecino del buen callar. Las personas sensatas no acostum- bran a hablar mucho, pues es el único medio de no errar. DISCUSIÓN.—LZa discusión es útil, por- que ilustra; la disputa, peligrosa, porque | ciega. — V. De la pbiscusión brota la luz. DOLOR. — Æ? dolor del viudo, cortito y agudo. El sentimiento experimentado por la mayor parte de los que pierden a su mujer, no suele ser de larga duración, aunque al principio se manifiesta muy aparatosamente. DOMINGO.—Lo que en domingo se agen- cia, la botica se lo lleva. Por no deber trabajar en día feriado, según ordena uno de los mandamien- tos de la ley de Dios. No hay Domingo de Ramos sin Viernes Santo. Aviso a los personajes, especialmen- te políticos, cuya caída es tanto más de temer cuanto más elevada es su posi- APÉNDICE ción; así como a las reputaciones lite- rarias usurpadas, cuya trama es descu- bierta tarde que temprano. DOS.—Dos for que empiece, diez por que lo deje. — V. El cartero de Bujalance, un maravedí por que empiece y diez por que acabe. DUDAR.—Z/ dudar es principio del saber. | Porque el que cree que lo sabe todo | es, generalmente, el que menos sabe. | DUEÑA.—MMal castiga la dueña a la moza, cuando ella a sus anchas con ella retoza. Las personas que dan demasiadas | confianzas a sus subalternos, no se atre- ven a regañarlos cuando cometen algu- na falta, por miedo a que se descubra la intimidad. E ECONOMÍA. — Za economia es hija del orden y de la asiduidad, No es el desorden la base del aho- rro, pues muchas veces se gasta en ad- quirir aquello que se posee, pero que no se encuentra por no estar donde debiera. EDAD. — £n la madura edad, que no está tan verde la leña, sin mucho fuego no se puede encender, i El amor tarda mucho en apoderarse de los vijos; ahora bien, cuando pren- de, causa verdaderos estragos. EJEMPLO. — Los ejemplos son como el agua: la corriente es la más sana. Lo que se ve a diario, por practicar- - lo todo el mundo*sin protesta de nadie, es lo que se debe seguir, por ser segu- ramente lo mejor. Hay, sin embargo, | excepciones. | EJERCITO. — Parece mal el ejército sin | su general, y el castillo sin su castellano. | En todo hace falta siempre una per- | sona que mande y se haga obedecer. ELEGANCIA.—LZa elegancia consiste en brevedad y claridad. No es lo más elegante lo grande y recargado de adornos, sino lo diáfano y sencillo. ELOCUENCIA.—Sin duda será admirable tu elocuencia sí tu enemigo la celebra. El mérito de una persona no se debe APÉNDICE calcular por las alabanzas de los ami- gos, sino por las de los que no lo son. ELLA.— A ellas, como padre de almas. Exhortación a comer sopas, o gachas. ENEMIGO. — Vo hay mayor enemigo do- méstico que el amor propio, por oculto. Como el amor propio nos ciega, de ahí que no nos permite que conozca- mos nuestros defectos, o no nos los deja ver tal cual son. Tal te veas entre enemigos como pájaro entre niños, Imprecación que alude al mal trato que por lo regular experimentan los pájaros y demás animales, por parte de los chicos. ENERO.—£x enero xo hay carro malo, ni | buey bueno. El primero porque sirve para res- guardarse del frío, y el segundo por- que trabaja poco. ERMITA. — Parece ermita y es catedral. Dícese de aquello que, aparentando poco, vale, sin embargo, mucho. ¿Quién pasa por la ermita sin rezar un Padrenuestro? Dícese por los borrachos, que no pueden cruzar por delante de una ta- berna sin entrar a echar un trago. ERRAR. — 4/ que yerra, perdónalo una vez, mas no después. Es razón disimular y perdonar el primer error, pero si éstos son repeti- dos no merecen disculpa y deben cas- tigarse. ESPEJO. — Lo que te dijere el espejo, no te lo dirán en concejo. La educación y la sociedad imponen ciertas trabas que no permiten decir lo que en ocasiones se siente. En cam- bio, el espejo nunca engaña. No hay mejor espejo que la carne sobre el hueso. La persona que está sana y rolliza no necesita consultar con nadie su estado. ESPERAR. — Z? que sabe esperar, sabe lograr. —W. Quien no ESPERA, no alcanza. ESPINGARDA. — Ser una espingarda. Se dice del que es muy alto y muy delgado. ESPÍRITU. — Adonde el espiritu de Dios quiere inspirar, allí inspira. La bondad de Dios se manifiesta siempre con sus escogidos. A AI HH O DO O O DN O O ' 501 EXTENSIÓN. — Labra bien y abona bien pocaextensión, y recogerás buen montón. Vale más poseer un terreno pequeño y tenerle bien cuidado, que uno grande que no se atienda. El primero produ- cirá mucho, pero no así el segundo, aun siendo mayor. F FALTA. — Mucho duele oír sus faltas. — V. Las VERDADES amargan. FERIA. — Vo hay teria mala: lo que uno pierde otro lo gana. En todas las cosas de la vida ocurre lo propio: para que uno gane, otro tie- ne que perder. FIADOR.— Quien sale por fiador suele sa- lir pagador. Recomienda que no se responda por nadie, pues la mayor parte de las ve- ces le cueste a uno el dinero. FIJO.—£so es tan fijo, o tan cierto, como me llamo N. Especie de juramento con que pone por testigo su nombre el que lo toma en boca, para aseverar lo que dice. FILIGRANA. — Ser, o parecer, una fili- grana. Aplícase a todo objeto delicado, pu- lido y bien acabado. — Se aplica tam- bién a las personas que son pequeñas y de facciones delicadas. FIN.— Z] fin de una desgracia suele ser prin- cipio de otra mayor. Por lo general, los males no suelen venir solos. FINO. — Pelarse uno de fino. Ser demasiadamente astuto, con alu- sión a los perrillos, que se pelan mu- cho cuando son muy finos. FRAILE. — Vo le sacarán de su propósito frailes descalzos. Dícese de la persona que no se deja convencer por mucho que se le rue- gue, con alusión a lo porfiado e insis- tentes que son los frailes que pertene- cen a las Órdenes mendicantes. FRANCESA.-Despedirse, o marcharse, a la irancesa. Parece tener su origen dicha frase en el modismo francés sans adieu, que 502 APÉNDICE traducido a la letra quiere decir siz adiós, sin despedida, lo cual indica en castellano todo lo contrario del verda- dero sentido del francés, donde signifi- ca despedirse con propósito de volver, y es precisamente indicación cortés del agrado que produce la compañía que temporalmente se abandona. Así es que, interpretada literalmen- te la frase sin despedida y en sentido recto en castellano, es probable que con el uso se aplicara a la persona descortés que se ausenta sin despe- dirse. FREÍR.—* 41 freir será el reír. Cuéntase que en tiempo del rey Feli- pe IV, había en la Corte un calderero que tenía la fama de ser un tuno redo- mado. Un pillo que esto supo se propuso engañarlo y reírse a su costa. Se fué a la tienda y pidió a éste una sartén, dió- le el calderero una que estaba rota por abajo; éste no lo notó, pero le dió en pago una moneda falsa que el sarte- nero guardó sin mirar; pero viendo que el comprador se estaba riendo, le dijo: Al FREÍR será el reír. A lo cual contestó el contrario: A? contar será el llorar. Y de aquí tomó origen dicha frase. FRESA. — Quedar a la altura de la Íresa, o del barro. Frase que equivale a quedar por los suelos. FRESCA. — So/tarle a uno ura fresca. Decirle algo que le desagrade o mo- leste, en tono agrio. FRESCO.-— Ser bueno para Íresco. Expresión con que se moteja a uno de cerdo, sucio. FUEGO.—Del fuego te guardarás, del mal hombre no podrás. Indica lo difícil que es librarse de la gente que tiene malas intenciones con respecto a nosotros. FUERZA.-— A 7a fuerza akorcan. Dícese de aquello que se hace, no por que sea de nuestro gusto, sino por que nos obligan a hacerlo. FUNCIÓN.—Zas funciones de iglesia dan producto al alma y al cuerpo. Al alma, por el fin a que se encami- nan, y al cuerpo, por lo bien que las cobran los curas al que las encarga. G GALLO. — * Como el galo de Morón: ca- careando y sin plumas. Hemos leído el origen de esta frase de la siguiente manera: Allá por: los años 1500 y pico, con motivo de haberse celebrado por vez primera cabildo con separación de es- tados, se dividieron los habitantes de Morón en dos bandos, uno capitaneado por el alcalde del estado noble y otro por el del estado llano: enardeciéron- se de tal suerte los ánimos y tomaron actitud tan belicosa, que nobles y ple- bellos, armados hasta los dientes, se perseguían a muerte y libraban casi a diario verdaderas batallas en plazas y calles; las venganzas personales y los asesinatos alevosos eran frecuentes, y no bastando remedio humano para que cesara tan espantosa anarquía, el arzo- bispo de Sevilla puso en entredicho a todos los habitantes de la villa; cesó la palabra de salud en la sagrada cátedra, los sacerdotes dejaron de consagrar y, en una palabra, los moroneses queda- ron por espacio de ocho días sin culto. Con este motivo, la Chancillería de Granada envió a Morón un receptor o juez de instrucción para que formase el correspondiente atestado de hechos tan inauditos; pero parece ser que el enviado chancilleresco era hombre de carácter avinagrado, díscolo, soez, mal educado y con ribetes de perdonavidas, de esos que no conocen más razón que la fuerza y que la emprendan a puñada limpia con quienes 'se atreven a mirar- los siquiera sea de soslayo, empleando con frecuencia la muletilla de «donde está este gallo, no canta otro». Los moroneses, que no temían a rey ni roque, ni aguantaban moscas, cansa- dos de escuchar las insolencias y bra- vatas del receptor, trataron de jugarle una mala pasada, dándole una lección que le sirviera de escarmiento, y al efecto, sacáronle con engaño cierta no- che a las afueras del barrio de San Ro- que, condujéronle detrás del pequeño templo de la Madre de Dios, despojá- ronle de las ropas, en medio de sus APÉNDICE 503 protestas y amenazas, salpicadas de ho- rribles blasfemias, y ya que le hubieron desnudado le dieron con delgadas y fle- xibles varas de acebuche tan tremendo vapuleo, que el pobre diablo, de valen- tón y colérico, tornóse en manso corde- | ro, sin cesar de repetir: «¡Déjenme, por el amor de Dios, que ya no me queda hueso sano en mi cuerpo, y juro por la gloria de mi madre que no volveré a este pueblo si me lo mandan todas las chancillerías del universo!» Al oír estas | lamentaciones moviéronse a compasión sus verdugos, y deponiendo su enojo le intimaron a que inmediatamente toma- ra el camino, que allí próximo se en- contraba, de la Puebla de Cazalla, para que sin dilación pudiese llegar a Gra- nada y decir a los señores de la Chan- GRAJO.— Cuando el grajo grajea, el lobo eszalea, — V. Donde las Dan, las toman. GRANEL.-— Haber de una cosa a granel. Hallarse con mucha abundancia y de montón. GRANO.—£s pequeño el grano de la bue- na pimienta, pero, más que la nuez, con- forta y calienta. Las cosas pequeñas valen a veces más que las mayores. Grano a grano se acaba el montón de antaño. Donde se saca y no se mete, aunque sea en pequeñas cantidades, pronto se le ve el fin. GUÁJETE. — Guájete por guájete. Frase vulgar cubana con la cual se expresa que lo mismo da una cosa que otra. cillería que si todos juntos eran osados | GUANTE. — Salvo el guante. de llegar a Morón para formar el ates- ' Expresión familiar de que se usa tado, se quedarían como él: sim pluma para excusarse de no haberse quitado y cacareando. i el guante al dar la mano a uno. GASTO. — Do vence el gasto al provecho, GUARDIA. — Contarle algo a un guardia. dad el trato por deshecho. | Frase figurada que equivale a decir- No es negocio aquel en que supera | le a uno que no le importa nada aque- el gasto a la ganancia. llo que le cuenta y de lo cual no hace GATO. — Gato con guante no caza ratón. | caso. —Se emplea en forma imperati- Para desempeñar ciertos meneste- va: ¡Ve a contárselo a un guardia! res, los atildamientos sobran. GUERRA. — Buena es la guerra para el Como los gatos del Paular, que cuando | que no va a ella. les dicen ¡zape! vienen, y cuando ¡miz! se Al que no tiene que hacer o sufrir van. A una cosa, le parece todo muy fácil y Frase que se aplica a las personas sencillo, que tienen el triste don de hacerlo Con todos guerra, y paz con Inglaterra. todo al revés. Expresa el respeto que siempre ha GENTE. — Gente de pelo en pecho. causado esa nación, particularmente Equivale a gente valiente, dispuesta por su potencia marítima. a todo.— Es igual que GENTE del bronce. En la guerra y el amor, el que vence tiene (Véase.) razón, GILAR. — £star gilando.— V. Tocar a dos manos el vIOLÓN. Como frase usada en Andalucía, la g es la 4 aspirada; por tanto equivale a Por ser siempre aplicable a ambos la ley del más fuerte. La guerra es la fiesta de los muertos, Según decían los españoles en el si- estar hilando, GOBERNADORA. -— No ser goberna- dora, o llamarse señora. Expresa que la mujer que se ocupa en intervenir en las funciones o cargo de su marido, pierde ante la conside- ración social. GOBIERNO. — Cuando te dieren un go- bierno, cogele.—V. Cuando te dieren la VAQUILLA, acude con la soguilla. glo xvi. GUINDAS. — De guindas a ciruelas. — V. De nicos a brevas. GUIÑO. — /rle a hacer guiños a la luna. Perder el tiempo en hacer una cosa. Suele emplearse en forma comparati- va.— También se usa en imperativo, equivaliendo a otra frase muy corrien- te, pero desterrada del uso de las per- sonas cultas. 504 H HACER. — Lo que uno hace por sí mismo, se lo encuentra hecho pronto.—N. Si guie- res ser bien SERVIDO, SÍRVETE lv mismo. HA CIENDA.-— Hacienda, tu amo te atien- da, y sino que te venda. — V. El ojo del amo, O del señor, engorda al caballo. La hacienda del pobre va dos veees a la plaza. Primero para empeñarla, y después para con su producto, comer, HAMBRE. — Tengo hambre. — Pues mata una pulga y bébete, o chiipate, la sangre. Contestación burlesca que se suele dar a los muchachos glotones que pi- den de comer por vicio y no por nece- sidad. HARINA. — Entender en hacer mala ha- rina. Dícese de la persona que no sabe más que obrar mal. HATO. — Segin es el hato es el trato. -— V. El násito hace al monje. HEBRA.-— Pegar la hebra. Continuar una conversación inte- rrumpida, por hablar de cosas que no se relacionaban con lo que se trataba. HECHURAS. — Trabajar por hechuras. Dícese del que en su ocupación u oficio no disfruta de sueldo fijo, sino que percibe sus emolumentos u hono- rarios cada y Cuando trabaja. HENO. — Z? heno, corto o largo, por junio ha de estar segado. Indica la época más propicia para su recolección. HEREDAD. -Heredad por heredad, te» hija en la vieja edad. Porque el cuidado que necesitan los ancianos no se lo puede dar nadie me- jor que una buena hija. HERENCIA.— Donde no hay herencia, zo hay lutencia. Cuando los que pensaban heredar ven fallidas sus esperanzas, no se po- nen luto por el difunto, en venganza. La palabra /utermcia, como se ve, es jo- cosa, para buscar el consonante. HERIDA. — Con pequeña herida puedes perder la vida. No se debe despreciar nada, por pe- queño que parezca o sea. APÉNDICE HERMANDAD. — Pertenecer a la her- mandad de la Porra. Se usa esta frase en la ciudad de Ronda, provincia de Málaga, en el mis- mo sentido que Pertenecer al REGIMIEN- TO de la Posma. (Véase). HIERRO. — Hierro zata señal. Proverbio usado por los ganaderos cubanos con referencia a las marcas que ponen a su ganado para distinguir- lo del de los demás. Si el hierro es de un dueño y la señal de otro, prevalece el primero. HIJA.-— Por casar mi hija, mandé mi viña; casé mi hija, negué mi viña. Dícese de los que prometen mucho antes de conseguir una cosa, sin per- juicio de olvidarlo después de lograda. HIJO. De hijos y corderos, la casa y los campos llenos. Da a entender que ni unos ni otros estorban, por muchos que sean. HILO. — No se rompe el hilo for delgado, sino por gordo y mal hilado. Las cosas mal hechas no pueden re- sultar nunca bien. HINOJO. — Quien vea el hinojo y no le come, diablo es, que no hombre. Dícese en alabanza de esta planta que, además de su grato olor, es dulce al paladar. HOMBRE. — A un hombre vico, no repa- res si es feoo bonito. , Porque lo que verdaderamente inte- resa a muchas, es el capital y no la per- sona. Al hombre bueno, no le busques abolengo. Como el imputar a los hijos las faltas de los padres es completamente absur- do, de aquí que el hombre deba ser considerado por sí mismo, y no por sus antepasados. Al hombre desdichado no le vale el ser es- forzado.—N. El que ha nacido BARRIGÓN, es al nulo que lo fajen. Al hombre ormrado todo le cuesta caro. Por ser incapaz de aprovechar las ventajas de que se valen los desapren- sivos. Cuando el hombre es más anciano, tiene el juicio más sano. — V. Tras los AÑOS viene el seso. El hombre mancebo, perdiendo gana seso.— V. Tras los aÑos viene el seso. APÉNDICE El hombre, para ser hombre, ža de oler a mierda, a ron y a tabaco. Es decir, que no ha de ser afemina- do, amigo de perfumes, ni delicado de paladar. Hombre muerto no hace guerra. Aconseja dejar en paz a los que fa- llecieron, aunque fuesen en vida ene- migos nuestros. Hombre veludo, afortunado o cornudo. Dicho caprichoso, y como tal, sin fundamento alguno. HONOR. — Donde no se encuentra honor, tampoco hallarás dolor, El sentimiento es patrimonio de las almas delicadas. HONRA.—La honra del ahorcado.—Véa- se Hacerle a uno la compañía de la al- pargata. z Tener uno a mucha honra vuna cosa. Gloriarse, envanecerse de ella. HORA.—+* ¡A buena hora, mangas verdes! Débese el origen de esta frase a que, en tiempo de los cuadrilleros de la Santa Hermandad como casi nunca lle- gaban a tiempo para capturar a los mal- hechores, los delitos quedaban impu- nes. Aquéllos llevaban en su uniforme mangas verdes y coleto. Así es que al decir la gente que llegaban cuando ya no hacian falta, o inoportunamente al sitio donde habían acudido, prorrum- pían en la exclamación que encabeza este artículo. En hora buena, Antona; te fuistes a misa, vimistes a nona. Dícese a la persona que debiendo despachar un asunto en breve tiempo, se distrae tardando más de lo debido. HOSPITAL. — Primero es el hospital de la sangre que el de la caridad. Enseña a atender a lo propio antes que a lo ajeno. HUÉSPED.—Huésped que a sí se convida, se harta con poca comida. Porque por delicadeza come poco. Aunque miras cómo callo, cuando se vayan los huéspedes zos comeremos el gallo, — V. Tránse los HUÉSPEDES y comeremos el gallo. HUIR. — Más vale decir: aqui huyó, que aquí murió. Significa que la vida es el mayor de todos los bienes. 505 HULE. — Haber hule. Terminar una cosa desgraciada o trágicamente, con derramamiento de sangre. HUMO. — Donde no hay humo xo hay bien ninguno. O sea, donde falta que comer. Llegar al humo de las velas. Equivale a llegar tarde a un sitio, a llegar cuando se está acabando el acto a que se quería asistir. IGLESIA. — Diezma a la iglesia, aunque no quede pelleja. Expresa la obligación que había an- tiguamente de pagar los diezmos y pri- micias, aun a costa de quedarse uno a pedir limosna. Rezar, madrugar, dar limosna y frecuentar la iglesia no empobrece a nadie. Encarece estos términos como loa- bles y de poco coste material. IMPOSIBLE.— Zos mayores imposibles, tiempo y dinero los hacen posibles. Sabido es que el dinero todo lo allana. INQUISIDOR. — Inquisidor general y fratre, ¡oh qué donaire! Hace resaltar la segunda condición como agravante de la primera. INTENCIÓN.-— Con una buena intención basta. Aunque una cosa no se consiga, siempre es de agradecer si la idea de intentarla es buena. De buenas intenciones está lleno el in- fierno. Muchas veces por tratar de hacer un beneficio se comete un daño. IR.— Hace como que se va, y vuelve. Frase tomada de las acotaciones que a dicho efecto se suele poner en los libretos de las comedias, y con la que se da a entender el fingimiento o do- blez por parte de la persona que afec- ta no querer aquello que en realidad desea con instancia. Meterse alguno en lo que no le va ni le viene. Aplícase a aquellas personas que tienen la costumbre de preocuparse por lo que no les importa. 506 J JABÓN. — Dar jabón a uno. Adularle. JALAR.—Osejala para todos, o no se jala para naide. La ley debe ser igual para todos, Está basado este dicho en el siguiente cuento: En un pueblo de Andalucía llamaron a un notario para que ejerciese su ofi- cio junto a un enfermo, muy grave, que quería testar, advirtiendo que carecía del don de la palabra, pero que com- prendía bien y contestaría con movi- miento de cabeza a las preguntas que el notario, asesorado por un pariente, le fuese dirigiendo. El notario, que no era rana, notó que no había tal enfer- mo, sino un muerto, al cual habian ata- do una cuerda que manejaba un indi- viduo escondido al pie de la cama, y proponiéndose sacar partido de aquel punible acto, comenzó a leer lo que le dictaban: «Dejo a mi primo Fulano tantas hectáreas...» La cabeza, inclinán- dose decía que sí. «Dejo a mi sobrino Mengano ocho yuntas...» Igual juego. Así que hubo leído algunas cláusu- las, exclamó: «Dejo al notario que ex- tienda mi testamento, por su trabajo, cinco mil pesetas.» La cabeza no se mo- vió y entonces, aquél, volviéndose a los presentes, exclamó airado: «¡Ca- balleros, o se jala de la cuerda para todos o no se jala para naide!» Y rom- piendo el testamento los dejó bur- lados. JICARAZO.-— Dar jicarazo. Ocasionar alevosamente la muerte a una persona, bien mediante un veneno, o por otro medio. JUAN.—Juan de la Encina, quitar de aba- Jo y poner encima, Copiamos a continuación lo que so- bre este particular dijo el inmortal Quevedo en su graciosa y chispeante Visita de los chistes: «Soy —dijo —el malaventurado fuan de la Encina, el que habiendo muchos años que estoy aquí, toda la vida an- dáis, en haciéndose un disparate o di- ciendo de vosotros, diciendo: No hicie- APÉNDICE ra más Juan de la Encina; daca los dis- parates de Juan de la Encina. Habéis de saber que para hacer y decir dis- parates, todos los hombres sois Juar de la Encina; y que este apellido de Encina es muy largo a cuanto a dispa- rates. Pero pregunto: ¿si yo hice los testamentos en que dejáis que otros hagan por vuestra alma lo que no ha- béis querido hacer? ¿He porfiado con los poderosos? ¿Teñíme la barba para no parecer viejo? ¿Fuí viejo, sucio y mentiroso? ¿Llamé favor el pedirme lo que tenía? ¿Entendí yo que sería bueno para mí el que a mi intercesión fué ruin con otro que se fió de él? ¿Gasté yo la vida en pretender con qué vivir, y cuando tuve con qué, no tuve vida que vivir? ¿Creí las sumisio- nes del que me hubo menester? ¿Ca- séme por vengarme de mi amigo? ¿Fuí yo tan miserable que gastase un real segoviano en buscar un cuarto incier- to? ¿Pudríme de que otro fuese rico o medrase? ¿He creído las apariencias de la fortuna? ¿Tuve yo por dichosos a los que al lado de los príncipes dan toda la vida por una hora? ¿Heme preciado de hereje y de mal reglado en todo y peor contento, porque me tengan por entendido? ¿Fuí desvergonzado por campear de valiente? Pues si Juan de la Encina no ha hecho nada de esto, ¿qué necedades hizo este pobre Puan de la Encina? Pues en cuanto a decir nece- dades, sacadme un ojo con una, La- drones, que llamáis disparates los míos y parates los vuestros, pregunto yo: ¿Juan de la Encina fué acaso el que dijo: Haz bien y no cates a quien, ha- biendo de ser al contrario: si hicieres bien, mira a quien? ¿Fué Juan de la Encina quien para decir que uno era malo dijo: Es hom- bre que ni teme ni debe, habiendo de decir que ni teme, ni paga? Pues es cierto que la mejor señal de ser bue- no, es ni temer ni deber, y la mayor de la maldad, ni temer ni pagar. ¿Dijo Juan de la Encina: de los pescados, el mero; de las carnes, el carnero; de las aves, la perdiz, de las damas, la Beatriz? No lo dijo, porque el no dijera sino: De las carnes, la mujer; de los APÉNDICE pescados, el carnero, de las aves, el Ave María, y después la presentada, y de las damas la más barata. Mirad si es desbaratado Juan de la Encina: no prestó sino paciencia, no dió sino pe- sadumbres, él no gastaba con los hom- bres que piden dinero ni con las mu- jeres que piden matrimonio... Sólo un disparate hizo, que fué siendo calvo, quitar a nadie el sombrero, pues fue- ra menos mal ser descortés que cal- vo, y fuera mejor que le mataran a pa- los porque no se quitaba el sombrero, que no a apodos, porque era calvario. Y si por hacer una necedad anda Juan - de la Encina por todos esos púlpitos y cátedras, con votos, gobiernos y Esta- dos, enhoramala para ellos; que todo el mundo es monte, y todos son En- cinas.>» JUANICA.—Juanica /a pelotera, casards y andarás queda. — V. CasaráÁs y aman- sarás. JUEGO.— ZZ juego que te encandilo. Frase familiar empleada en Cuba para significar la trampa, chanza o apa- riencia con que se quiere alucinar o en- gañar. JUNTO. — Venirle a uno todo junto, como al perro los palos. Empléase cuando se le acumula a uno toda clase de desgracias, compro- misos, quehaceres, etc. JURA.—Juras de tahur, son pasos de ligbre. Recomienda se desconfíe de los ju- ramentos de cierta clase de personas, por ser tan ligeros como el objeto que sirve de comparación. L LACAYO.—Vadie es lacayo de su caballo. Enseña anorebajarse indebidamente. LADO. — Dar de lado a uno. Abandonar, no hacer caso o despre- ciar a una persona, LADRÓN.—Menos malo es el ladrón, que el mentiroso. « Comparada la criminalidad del la- drón con el mentiroso, resulta ésta más grave, por cuanto el ladrón roba la ha- cienda, y el mentiroso la fama, impo- 507 sible de ser restituida; en tanto que la hacienda puede serlo, aun cuando no lo sea muy fácil y frecuente.» Esta sen- tencia se registra en el libro del Zele- sidstico, Cap. XX, v. 27. LATA.— Dar la lata. El origen de dicha frase, según el se- ñor D. Luis Córdoba (Alrededor del Mundo, del 3 de noviembre de 1890, en su número 22), es el siguiente: «Conozco el origen de dicha frase por un escrito del Sr, Sierra y Zafra, y aprovecho la ocasión para darlo a co- nocer, Dice así el referido articulista: «Oía con frecuencia la frase dar la LATA, conociendo con exactitud su sig- nificado, sin comprender la relación entre el valor y el signo, a pesar de ser una locución de origen reciente. ¿Por qué razón dar la Lata se acepta con un valor que dista tanto del gra- matical? (me había preguntado varias veces). ¿Qué hecho habrá engendrado un modismo tan particular? Una con- versación que tuve con un amigo ma- lagueño sobre sistemas penitenciarios me sirvió de contestación a la última pregunta. Hablando accidentalmente de estadística criminal, me aseguró que en su bella ciudad había disminuido la cifra anual de homicidios desde que se prohibió dar la LATA, O Sea, expender por dos cuartos una lata llena de mos- to sazonado con las escurriduras de vinos, licores y aguardientes, cuyo bo- drio, más que embriaguez, causaba una verdadera demencia. Y, efectivamente, propinar tal brebaje era dar la LATA, en la mayor plenitud del significado con que hoy se acepta.» LAVATIVA.—Lavativa y agua de tisa- na... y hasta mañana. | Alude a lo deprisa que se pasa la vi- sita a los enfermos de escasa dolencia en algunos hospitales. LECHE.—Ser capaz de sacar leche de una alcuza. Ser capaz de hacer algo de difícil realización. Tener más leche que una vaca. | Se aplica a la mujer que en ocasión de hallarse criando tiene abundancia de leche.—Por extensión se suele tam- bién aplicar a los negocios pingües di- 308 APÉNDICE ciendo que Producen más LECHE que una vaca. LECHÓN. — Más cochino, o sucio, que los siete lechones. Se dice del que es muy descuidado en su aseo personal. LENGUA. — Lengua castellana, en boca toledana. Parece indicar que en Toledo es donde mejor se habla nuestra lengua. Nosotros nos permitimos creer que tanto allí como en todas partes, hay de todo. Lengua toscana en boca romana. Véase el refrán anterior, aplicando, naturalmente, su explicación y comen- tario a la distinta localidad. LEÑA. — Leña, libros, vino y amigos, los mds viejos, preferidos. Porque todos, con los años, han ido ganando, unos en valor matevial y otros en mérito moral. Si la leña hace fragua, señal de viento 0 de agua. O ¿ea cuando chisporrotea, pues es prueba de que está húmeda por no es- tar la atmósfera muy seca. LEY.—Las leyes son como las telarañas. — V. La TELARAÑA suelta el rato, y la mos- ca apaña, LÍO. — ¿Quién me compra un l10? Cuando una situación se halla suma- mente embrollada, sin que se entienda nadie y sin hallar fácil solución, se sue- le emplear esta frase. LORA. — De Lora, ni buen viento ni buen casamiento, Debió de ser inventada esta frase por alguno que contrajo nupcias en dicha población sevillana y no le hubo de ir muy bien. LORCA.— Los de Lorca, madre, querrán- se vengare. «Que es cosa dulce la venganza, como dice Juvenal.» (E? Comendador.) LUGAR, — £! ruin lugar, la horca al ojo. Ocurre generalmente que los que menos valen y menos motivo tienen para ello, son los que más se ensober- becen. LUZ.— Ser persona de muchas luces. De claro entendimiento, de gran ciencia y dotes naturales. Bl LLANO.— Quien en lo liano tropieza, ¿que hará en la sierra? Al que no es capaz de hacer bien una cosa fácil, es inútil exigirle que lleve a cabo una empresa difícil. M MAL.—Con malo con bien, a los tuyos te ten. Aconseja no abandonar a los familia- res, ya se hallen en buena o mala si- tuación. Poner mal a uno. Enemistarlo, indisponerlo con otros, haciéndole perder el buen crédito de que disfrutaba. MAMPORRO. —Soltarle a uno un mam- porro. Darle un golpe, generalmente un pu- netazo. MANO. -— Tener las manos largas. Ser muy aficionado a pegar, aun por ligeros motivos. — Propasarse con ellas con las mujeres. Tener manos de trapo. Se dice de aquel, que por tenerlas muy flojas, o por falta de cuidado, deja caer al suelo lo que tenía en ellas, MARI-BÁÑEZ.-—¡4fuera, Mari-Báñez, que malos tiros traes! Dícese a aquella persona. cuya mala intención en algún asunto nos es co- nocida. MARI-PEREZ. — j dfuera, Mari-Pérez, que malos tiros tienes! Tiene igual significado que el ante- rior, MEADA.—No es nada la meada, v calaba siete colchones y la frazada. Dicese de aquello a que se quiere quitar importancia, aunque la tenga y mucha. — V. ¡Vo es nada lo del ojo!, y lo llevaba en la mano. MEAR. —; Echa más, que parece que no has meado ayer! Dícese irónicamente del que vierte con escasez algún líquido. MEJOR. — La mejor, asadita y con limón. Máxima de los misóginos, refirién- dose, naturalmente, a las mujeres. APÉNDICE MENESTER. — 4/ menester, ara y cena, y corte de gana Proverbio jocoso de la especie de los de enigma-refrán, fundado sobre los nombres de Almonaster, Aracena y Cortegana, pueblos de la provincia de Huelva. MES. —* Caer uno en el mes del obispo. . Proviene dicha frase de aquellos me- sès en que los beneficios que vacan, conforme al derecho canónico, son de libre provisión del diocesano, cuyos pajes y a láteres se regocijan al ver llegado su agosto. MIGA. — Helársele a uno las migas ex la boca. Morirse. MIGUEL. — Eso no, Miguel de Vergas. Manera de negar alguna cosa que se pide. Tuvo origen este refrán en Salaman- ca, según el Dr. D. Francisco del Ro- sal, de la manera siguiente: «Fuera de la Puente está una ermita de la Trini- dad, donde al pie de una imagen de Dios Padre se hizo pintar un devoto ciudadano, llamado Miguel de Vergas, con una copla que decía así: Querría honra y provecho y que nada me faltase, y cuando Dios me llevase, irme a la gloria derecho, Al pie de la cual escribió un estu- diante: Zso no, MiGUEL de Vergas.» Aun en día existe dicha ermita y la figura del Padre Eterno, ante quien está arrodillado el buen Caballero, que tiene una larga túnica, sobre la cual ciñe el cinturón de que cuelga la espa- da; mas la inscripción no se conserva, ni aun señales de ella. MOGOLLÓN.-— Ser de mogollón. Aplícase a aquellas cosas que están mal hechas y de prisa, por costar poco. MOJIGATO.-— Ser un mojigato. Disimulado, hipócrita, que afecta hu- mildad para conseguir su objeto, o el beato que hace escrúpulo de todo. — Covarrubias le aplica dos orígenes: uno de mizigato, y corrompido mojigato; y el otro de mogate, que significa el baño que cubre alguna cosa; nombre arábigo. Entiendo que lo es también mojigato, de mohhsht, y gátah, cubrir. 509 MONAGO. — Llenar el monago. Llenar la tripa, el vientre, comer. MONTADA. — Echar una montada. — V. Echar un TREPE. MOÑOS, — Ponerse moños. Darse aires de suficiencia; pretender mandar o sobresalir en algo, general- mente sin motivo. MORCILL A.-—4/ comer de las morcillas, placeres y risas. — V. Al matar de los PUERCOS, Placeres y juegos. MORDAZ. — Condenan por mordaces a los que dicen verdades. La verdad no puede decirse siempre sin peligro para el que la dice. MOSCA.-— Tener mosca. Tener dinero. MOVIMIENTO.—Z/ movimiento se de-- muestra andando. Para demostrar la verdad de una cosa, lo mejor es hacerla prácticamen- te, no concretándose a decirla. MOZO. — A? mozo que le sabe bien el pan,. pecado es el ajo que le dan. Al que está satisfecho con lo que tiene, no es conveniente darle más. Ser un MOZO como un trinquete. Se aplica al mancebo fornido, y por lo tanto apto para el trabajo. MUJER.— Vi beber de bruces, ni mujer de: muchas cruces. Marca lo primero, por lo expuesto. que es a absorber lo que no se ve en. las aguas corrientes, y lo segundo, por- lo poco que son de fiar las beatas. MULO.— Z? mulo, meando descansa. Expresa la poca importancia que se- debe dar a las barbaridades que dicen. los necios, a los cuales no debe otorgár-- seles más que el desprecio. i MURGA.— Darle a uno la murga. Molestarle con peticiones, cuentos o alabanzas para conseguir alguna cosa.. N NARIZ.— Tener uno lo nariz como una re- molacha, Tenerla hinchada y amoratada. NAVE. — Ser una cosa como nave sir timon. Se aplica a todo aquello cuya mar- cha es desordenada y torcida, con alu- 510 sión a la nave que careciera del gobier- no o dirección del timón. NOMBRE. — Decirse los nombres de /as fiestas, o de las pascuas. Injuriarse recíprocamentes echarse en cara los defectos que cada uno tiene. 0 OJO. — Tener buen ojo. Ser muy perspicaz; juzgar una situa- ción o cosa a primera vista sin equi- vocarse. Tener los ojos como los santos de Fran- cia, claros y sin vista. Frase empleada por el vulgo para expresar que alguna persona padece amaurosis o gota serena. — Alude a la práctica de poner en aquel país ojos de cristal a las imágenes de bulto, cuando en el nuestro sólo era costumbre pin- tarlos; y como quiera que aquel _pro- cedimiento imita mucho mejor al na- tural, y que la persona que está afecta a dicha enfermedad no aparenta hallar- se falta del órgano de la vista, de ahí seguramente el origen de semejante símil. Tener los ojos como tazas. Se aplica al niño que los tiene com- pletamente abiertos, cuando se creía que estaba dormido, o próximo a coger el sueño. OROZCO. — Orozco, si te veo no te co- ROZCO. Suele aplicarse a aquellos que, por haber medrado, llegan a engreirse más de lo que debieran. 'ORUJO.—De orujo exprimido nunca mos- to corrido. Da a entender que no se puede sa- car mucho fruto de donde no hay substancia. OVEJA. — La más ruin oveja sigue a la buena. Expresa la marcada influencia que tienen los buenos aun para los más re- calcitrantes. 4 PAN. — Donde pan se come, migas caen. Todo lo que se ejecuta deja residuos. | | APÉNDICE Pan de Marchamalo, vino de Yunguera y carnero de la Alcarria, hasta que me muera. Elogia lo excelente de las substan- cias procedentes de las respectivas lo- calidades apuntadas. Si con pan de centeno me hallo bueno, con el candeal quizá estaría enfermo. Expresa la conformidad con lo que se posee. PAÑO. — En el muy buen paño suele haber la raza. Los descendientes honran siempre a sus antepasados. PAPA.-— Ni del papa beneficio, ni del rey “oficio. Dícese por lo que sujetan, teniendo que quedar obligados al favor recibido. No puede más el papa que el que no tiene capa. Al que no posee nada, nada se le puede exigir. PAPAMOSCAS. — Parecerse al papa- moscas de Burgos. Dicese de los que se quedan con la boca abierta, admirándolo todo, como los paletos. PARTE.—LZa segunda parte es la más las- timosa. Indica esta frase que detrás de un conflicto se espera otro mayor. Haz que sepas, por que en todas partes quepas; que aquel que sabe, en todas par- tes cabe. La ciencia todos los caminos allana. PARTO. — Ser el parto de Sara. Se aplica a la mujer que, habiendo concebido en edad algo avanzada, llega a tener sucesión, aludiendo a la indi- vidua antes citada, quien, a pesar de su esterilidad y vejez, dió milagrosamente a luz un hijo, el cual fué llamado Ísaac, nombre que en hebreo significa risa, por haberse reído y mofado Sara al anunciarle un ángel que llegaría a ser madre, cuando contaba noventa años de edad. PEDRADA.—Venir como pedrada en el ojo sano de un tuerto, Lo peor posible, puesto que lo deja ciego. PEGAR.-— Todo se pega, menos la salud. Se debe huir de los sujetos y de los parajes enfermizos. APÉNDICE 511 Todo se pega, menos lo bonito. Contra los estragos que causa el mal ejemplo; porque siendo de suyo la condición humana más propensa al mal que al bien, es causa de que tenga ma- yor número de secuaces. PENA.—¡4A/l/á penas! Modismo empleado para significar que una cosa no nos importa nada, no de- biendo por tanto preocuparnos por ella. Ya que no me quitas penas, no me las ven- gas a dar. Final del cantar A la reja de la cárcel No me vengas a llorar; con el cual damos a entender al que viene a molestarnos con quejas, que se abstenga de hacerlo, por lo poco agra- dable que es el oír lástimas que no nos interesan. PENCA.— Rascarse con una penca de tuna. Frase alusiva a las espinas que tie- ne la higuera chumba y que se emplea para reprender a la persona que inco- moda buscando blandura y goces. PERALVILLO.— Dar con alguno en Pe- ralvillo. Meterlo en la cárcel. PERPENDICULAR. — Perder la per- pendicular a la base. Caerse. PERRO. — £/ perro, de perro viejo; y el potro, de caballo nuevo. Las crías de estos animales son me- jores en las condiciones citadas. Nunca más perro al molino. Expresa la idea de no pensar en re- petir un acto. Todos los días no se mea un perro a la puerta de un sastre. El hacer algo por excepción, no quie- re decir que vaya a repetirse con fre- cuencia. Ser como los perros del tío Alegría, que se arrimaban a la pared para ladrar. Se pondera con esta frase, lo suma- mente flaco o débil que se halla algún individuo de la especie humana, o animal. l PESAR.— Decir me pesó; callar, nunca.— V. Quien mucho HABLA, mucho yerra, PESETA.— /» por la peseta. Encaminarse al trabajo. PEZ. — ¡Me río vo de los peces de co- lores! Frase satírica con la cual se expresa que no se cree lo que otro dice. PICAZA.—La picaza en el soto, ni la to- mará el necio ni el loco. Las empresas difíciles de conseguir no son para los tontos. PIES.- Verse, hallarse, encontrarse, etc., uno atado de pies y manos, No poder obrar como se quisiera por respeto, consideración, miedo, etc., a otra persona. PIEDRA. — Ser uno piedra de toque. Dícese de aquellos actos que condu- cen a saber la bondad o la malicia de alguna cosa. — Empléase más común- mente para indicar al que es víctima de los desmanes ajenos. PITACO. — Solo como un pitaco. Hallarse completamente separado o aislado de la familia y de la sociedad. PISTÓN.— Quitar el pistón. Úsase comúnmente en imperativo para indicar a la persona que habla que debe rebajar mucho de lo que ha dicho. PITILLO.— No valer un pitillo.—V. Vo valer un piro una persona O cosa. PLATO. — ; Hemos comido, por ventura, en un mismo plato? Esta locución tiene su razón de ser, basada en una costumbre antigua. Siempre que un gran señor invitaba para un festín a algunas personas, exi- gía la etiqueta que cada dama tuviese a su lado un caballero, y que para cada pareja hubiese un sólo plato, un sólo vaso y un sólo cuchillo, aunque entre dama y caballero no existiese ninguna clase de relación anterior. El talento del dueño de la casa con- sistía en colocar a sus convidados de suerte que la familiaridad que entre ellos se establecía les fuese agradable. Esta costumbre se prolongó hasta prin- cipio del siglo xıv.— V. Como si los dos hubiésemos comido juntos en el mismo PLATO. POCHO.-— Tener la suerte de Pocho, que toda su vida estuvo sin torear, y una vez que salid a la plaza, le cogio el toro. — V. Una vez que me arremangué, toda me ensucié, o todo el culo se me vió. 512 APÉNDICE PODER. — Zl que hace lo que puede, no | QUINTILLA. — Andar, o ponerse, uno er está obligado a más, —V. Cada uno hace lo que PUEDE. PRECIO. — Vo tener precio una cosa. Ser una cosa extraordinaria: valer mucho, POLLINO.-— Tanto leer, tanto leer, y cada día más pollino. Aplícase a los que mientras más es- tudian, menos aprovechan. PUNTADA.—£nxtrepuntada y puntada, cabe una vieja sentada. Dícese de la costura cuyas puntadas son muy largas entre sí. Tirar puntadas. Aludir a uno, generalmente zahirién- dole, o procurando que se dé cuenta de lo que se le quiere decir. PUÑO. — Meter en un puño a uno. Tenerlo sometido, dominado, PUPILA. — Tener pupila. Ser un lince; precaver las cosas; pre- sagiarlas con tiempo. Q QUÉ. — Hacer una cosa sin qué ni para qué. Verificarla sin razón, causa ni moti- vo alguno. QUEBRADERO.-— Tener un quebrade- ro de cabeza, Aplícase familiarmente al que está enamorado, siendo el guebradero el ob- jeto de su amor. QUEDAR. — Quedarse limpio. Perder todo el dinero que se tenia. Empléase comúnmente tratándose del juego. Quedarse coz uno. Engañarle, abusando de su creduli- dad y burlándose de él. — V. Zomarle a uno el PELO. QUERER.— A quien lo quiere celeste, que le cueste. Da a entender que el que desea dar- se un gusto, debe pagarlo. QUIETO.-—Acomodarseconel padre Quieto. No ser amigo de molestarse ni mo- verse por nada ni por nadie. QUINQUÉ. — Tener quinqué. —V. Tener PUPILA. quintillas coz otro. Oponérsele, porfiando y contendien- do con él. QUITAMOTAS. — Ser un quitamotas. Apiícase a la persona lisonjera, adu- ladora y obsequiosa hasta la bajeza para con Otra de quien espera conseguir al- gún beneficio. QUITE. — Vo tener quite una cosa. No tener medio o forma de evitarse por lo difícil de impugnarla o resol- verla. RÁBANO. — * Cuando pasan rábanos, comprarlos. En las Maravillas de Naturaleza, por Manuel Ramírez de Carrión (Córdoba, Francisco García, 1629, 1 vol., 4.%), se lee lo siguiente: «Rdábanos. De ellos está introducido este error en los hom- bres, que casi todos afirman a una voz que ayuda la digestión, no habiendo cosa que más la estrague y destruya, el cual engaño procede de no entender lo que suele significar este vocablo di- gestión en latín; porque diciendo Dios- córides que los rábanos comidos sobre Jas otras viandas ayudan a la distribu- ción de ellas, los intérpretes latinos por distribución nos vuelven digestión, de donde infieren muchos que los rá- banos hacen digerir los manjares, cre- yendo que digestión significa en latín lo mismo que en español. Digamos, pues, que los rábanos, por razón de ciertas partes agudas y provocativas de orina que tienen, siendo comidos por postre, hacen penetrar las viandas por todo el cuerpo antes que sean perfectamente digestas; de suerte, que no solo no ayudan a la digestión, empero tienen harto que hacer en digerirse a sí mis- mos; lo cual se conoce de los muchos regúeldos que engendran a causa de una substancia muy flemática y gruesa que tienen mezclada junto con la ca- liente y sutil.» Es muy probable que a dicha creen- cia errónea de ser digestivos los rába- nos, se deba el origen de dicho refrán. APENDICÉ REFRÁN. — Los refranes son todos los libros del mundo, en quinta esencia; com- púsolos el uso, y confirmólos la expe- riencia, Tal es la opinión de Lope en su Do- rotea; y en efecto, no anduvo muy des- caminado, pues encierran dentro de su brevedad más enseňanza que muchas obras voluminosas. RENTA.— Renta, resiembra y ricial, aca- ban con el caudal. La repetición de las labores campes- tres no es agradable para el bolsillo. RESIDENCIA. — Pedir residencia. Exigir cuentas a uno. REY.—A/ mismo rey no debo nada. Manera de expresar que se está en paz con todo el mundo en materia de deudas. RIFIRRAFE. — Armar un rifirrafe. - V. Armar un ZAFARRANCHO. ROMA. — Si la podemos dar roma no la da- mos aguileña, Evangelio comercial de no muy di- ficil explicación, comprendiendo que alude a la medida y al peso. ROMPER.-— Ser de rompe y rasga. Aplícase generalmente a las mujeres bravías y desenvueltas. S SAL.— Vo se come sal moida en Galicia. Alude a lo poco graciosos que sue- len ser los naturales de esa región. SALERO.—;¡4nda, salero!, el gue no tenga cama, duerma en el suelo. Recomienda la conformidad con que se deben tomar las circunstancias. SALSA.—Salsa de almodrote, no es buena colación. El aceite y ajo con que se suelen sa- zonar las berenjenas, no son, efectiva- mente, de gran alimento. Aplícase, por tanto, a aquello que no vale nada. SAN. — San Bartolomé, al que no haya concluido de era, agua en él, —N. El que no haya concluido de VERANO por San Bartolomé, agua en di. SANTA. — Dia de Santa Inés, mujeres, no hiléis, Como la fiesta de esta santa se cele- 513 bra en el mes de enero, parece dar a entender que no cundirá mucho el tra- bajo, por ser los días cortos y fríos, no permitiendo éstos la ligereza de los dedos. Por Santa María de agosto repasta la vaca un poco; por la de septiembre, aun- que al vaquero le pese. Indica la conveniencia de hacer pas- tar más al ganado en las fechas indi- cadas. Por Santa Marina, siembra tu nabina. En los meses de junio y julio, en cu- yos días 18 se celebra la fiesta de esta, o estas santas, conviene sembrar dicha simiente. SANTISCARIO. — Hacer alguna cosa de su santiscario. De su invención.—La palabra santis- cario no la hemos visto empleada más que en esta frase, como puede com- probarse en el Coloquio de los perros, de Cervantes. SARDESCO. — Más cargado que sardes- co de convento. Refiérese a los burros que llevaban los legos de las Órdenes mendicantes para recoger las limosnas, y que solían volver al convento con los serones re- pletos, gracias a la caridad de los fieles. SENTIR. — Zz sentir no es consentir. El que uno atienda a lo que se le dice, no es indicio de que se apruebe o se esté conforme, si el acto narrado no es legal. SEÑOR. — ¡Señor, santos; pero no tantos. Indica que aun las cosas buenas, pro- digadas, no suelen ser beneficiosas. SEPULCRO.-; Voto al Sepulcro no santo! Fórmula de juramento. SER. — Algún es no es. Hay cosas que no son lo que pare- cen. Dejar a uno, o algo, para quien es. Tratarlo con el desprecio que se me- rece; esto es, como a mezquino o ruin, SERVIR. — A más servir, menos valer. — V. Quien más HACE, menos merece. SOMBRA. — Cuestionar, o disputar, sobre la sombra del asno. Aplícase a aquellas personas aficio- nadas a contender y pleitear por baga- telas y minucias, indignas de que se ocupe uno de ellas. 33 514 SOPA. — Sopas en sartén, son cochinas y saben bien. Enseña a no preocuparse de los me- dios empleados, cuando lo que resulta es bueno. SUEGRO.-— Aunque mi SUCgro sea bueno, no quiero perro con cencerro. No hay compañía tan segura cuya lengua alguna vez no publique nues- tros secretos. SUERTE. — Tener la suerte del Pocho. Ser desgraciado en todo lo que se emprende. SUPLICACIONERO.—Suplicacionero y vagabundo, todo es uno. Esta frase fué formada en España, sin duda a últimos del siglo xv1, cuando la venta de los barquillos o suplicacio- nes entretenía a tanta gente, que hu- bieron de ocuparse en su reforma los Gobiernos de España y Francia. En las Cortes de Madrid de 1573, se lee, a la petición 85, lo siguiente: «Otrosí, porque de andar por las calles suplicacioneros a vender suplicaciones, ningún otro fructo se saca sino hacer un millón de hombres que en esto en- tienden vagabundos y holgazanes, y que lo mismo sean los que se andan tras ellos; a V. M. suplicamos mande que ninguno pueda vender las dichas suplicaciones por las calles, sino en tienda y casa, como las demás cosas.» En un pregón de buen gobierno dado en la Plaza Mayor de Madrid a 4 de diciembre de 1585, y firmado por los alcaldes de Corte, se prohibe vender por las calles públicamente suplicaciones, buñuelos, melcochas, artalejos y tostones, Era costumbre por aquel entonces el reunirse unos cuantos amigos en una habitación, tienda o portal de una casa, y llamando al suplicacionero lo coloca- ban en medio para que empezara a dis- tribuir a diestra y siniestra suplicaciones o barquillos a los circunstantes. Satis- fechos éstos, tomaba la palabra el mer- cachifle, y por medio de una arenga O perorata estudiada al efecto, lo cual se llamaba echar a la buena barba, desig- naba a aquel de los circunstantes que debía pagar por sí y por todos los de- más, y éste sin remedio ni apelación de ningún género satisfacía de contado. APÉNDICE La voz oblea, de que se forman los barquillos, es una corrupción de oblata (oblada u ofrenda), palabra de que se sirvieron los escritores latinos muder- nos para significar una hostia no consa- grada. El nombre de suplicaciones es debido aque debajo de la primera oblea iban otras varias pegadas ligeramente y for- maban en su exterior una como solici- tud o súplica. Habiendo variado con el tiempo esta hechura para adoptar la de un ġargui- chuelo formado de una sola oblea en- roscada, mudó también el nombre, con- virtiéndose en el de ġarguillos. T TABOADA.— En Taboada, mucha moza y mal guardada. Como en otros muchos refranes de que hemos hecho ya mención, no salen muy bien paradas las jóvenes de este pueblo lucense. Como el significado es claro, y nuestra opinión bien conocida respecto a estos antagonismos regiona- les, nos parece lo más prudente remi- tirnos al silencio.—Otros dicen Tagua- da, pueblo que, en España, no cono- cemos. TAFETÁN.— Sencillo como un tatetán de la China. Aplícase lo mismo al carácter de las personas que a la bondad de las cosas. TAGUADA.— £n Taguada, mucha moza y mal guardada.— V. En TABOADA, mu- cha moza y mal guardada. TANTO. — Tanto monta. Lo mismo da una cosa que otra. — Fué célebre esta frase por haberla to- mado por empresa o mote los Reyes Católicos, y se: atribuye su invención, según varios autores, al doctísimo An- tonio de Nebrija. Han discurrido co- piosamente sobre el origen que pudo tener, Jovi, el padre Sigúenza y, en nuestros tiempos, Washington Irving, teniendo su fundamento en que-la auto- ridad de ambos soberanos era igual en sus respectivos reinos, figurando el nombre de los dos a la cabeza de las APÉNDICE disposiciones oficiales, si bien cada uno firmaba las referentes a sus Es- tados. TERRENO.— Quien tropieza y no cae, ade- lanta terreno. Porque el tropezón le enseña a tener cuidado para otra vez y evitar la caída. Se emplea en Segovia. TETA.—Las tetas en holgura, lo de ayuso en lobregura. Recomendación referente al vestido de la mujer. TÍA.—Mitia Luisa todo lo hace bien, y nada de prisa. Contra los que creen que, por termi- nar pronto, hacen las cosas mejor. TIEMPO.— Llegar a tiempo, como el za- pato de San Nicolás. Llegar alguna persona o cosa cuan- do más falta hace. — El origen de di- cha frase se debe al siguiente suceso relatado en la vida de San Nicolás de Bari, obispo de Mira, cuya fiesta se ce- lebra el día 6 de diciembre: «Compadecido el Santo, siendo aún bastante joven, de que un hidalgo, na- tural de Patara, en la Licia, su patria, trataba de hacer que se prostituyeran las tres hijas que tenía, por no contar con recursos para mantenerlas ni man- tenerse, y mucho menos para darles estado, echó tres bolsos, otros dicen - zapatos, llenos de oro, en otras tantas noches, por la ventana del cuarto don- de dormía aquel padre desnaturaliza- do, con lo que proveyó al remedio oportuno. En conmemoración de este virtuoso hecho celebrábase antigua- mente en España, y en el palacio mis- mo de Felipe Il, una fiesta dramática muy lucida con máquinas, representa- ciones y músicas que se llamaba Za Fiesta del Zapato.» TIJERETAS.—* Tijeretas han de ser. Tienen este nombre en las vides cada una de las puntillas largas y re- dondas, como cordelillos, que se van retorciendo y enredan en lo que en- cuentran. — A propósito de esta frase trae Covarrubias la anécdota siguiente de una mujer muy porfiada: «Viniendo de las viñas con su mari- do, puso éste a los clavículos otro nom- bre, que debía ser común en aquella 515 tierra; mas ella porfió mucho que no se habían de llamar sino t¿izeretas. El ma- rido, entrando en cólera, la echó de la puente abajo en un río, y ella iba di- ciendo: TijeRETAS han de ser; y cuando ya no pudo hablar, sacó el brazo, y ex- tendidos los dos dedos de la mano, le daba a entender que debían ser tijeretas.» Si es éste o no el origen, averígúelo Vargas; lo cierto es que sig- nifica porfiar necia y tercamente sobre cosas de poca importancia, como ya se indicó en el texto. TORTA. — Soltarle a uno una torta. — V. Soltarle a uno ur MAMPORRO. TRIGO. — Parece que no ve, y se va a los trigos. — V. Parece que se CAE, y se agarra. TRIPA.—Tener la tripa como cañón de ór- gano. Es decir, tenerla vacía, como de no haber comido. TRUENO. — Después de muchos truenos, viene una gran lluvia. Las disputas y vociferaciones suelen acabar descargando la ira. Los truenos de marzo aprietan la cuba con un mazo. Las tormentas por este tiempo sue- len ser precursoras de buenas cose- chas en los viñedos, según se dice en la provincia de Guadalajara. TUERTO.—Zás vale tuerto, que ciego.— V. Del maL, el menos, o el menor. TURMA. — Las turmas del carnero, en mayo son buenas. La mejor época para comer las cria- dillas del carnero, es en el mes citado. Suele usarse este refrán en Vizcaya. U UNO. — Cuando uno no quiere, dos no ri- ñen. — V. Cuando uno no quiere, dos no barajan. Uno zo es ninguno. — V. No hay HOMBRE Sin HOMBRE. UVA.—Reniego de la uva que en agraz ma- dura, Aplícase generalmente a los mozal- betes que se las echan de hombres an- tes de tiempo. 516 Uva que buen sol sazona, vino bueno pro- porciona. En el mes de septiembre, al ser ven- dimiada. Si uvas quieres coger, poda y cava en este mes. Se refiere al mes de diciembre, fecha en que deben hacerse esas operaciones. y VENGANZA. - Venganza de catalanes te alcance. Especie de maldición dirigida contra una persona. — Tiene esta frase origen en el hecho histórico de las sangrientas represalias que catalanes y aragoneses tomaron de los griegos, por haber és- tos asesinado al ilustre caudillo italia- no Roger de Flor, quien después de haberlos defendido contra los turcos, vió pagado su valor con semejante in- gratitud (abril de 1307). Este hecho, in- mortalizado por la leyenda, es conoci- do en la historia por el nombre de Venganza catalana, VERANO. — En verano no hay cocinero malo. Como la alimentación suele ser más ligera en esta época que en el invierno, de ahí que no se requiera mucha cien- cia del encargado de la cocina, que nos satisface fácilmente. VERBENA.-— Coger la verbena. En otro tiempo equivalía a madru- gar para ir de paseo. VEZ.— Una vez en el año, y esa con daño.— V. Una en el año, y esa en tu daño. VÍBORA.— Si la víbora oyera y el lución viera, no habría gente que al campo sa- liera. Por lo peligroso de las mordeduras de estos reptiles. — Algunos dicen en vez de lución, liso. VICIO.—Vicios y disgustos matan a muchos. Los pesares acaban con la vida de las personas, tanto como el mal uso que de la existencia se hace. VISTA.— Tener vista de dguila. En sentido figurado, dícese de lo que alcanza a grandes distancias y compren- de mucho. | i | | APÉNDICE Tener vista de lince. Aplícase a la persona que alcanza a ver desde gran distancia.— Úsase tam- bién en el sentido de zener buen ojo. (Véase.) Tener vista líquida, — V. Tener buen ojo. VIUDA. — Las viudas soz bienes mostren- cos, y pertenezen al clero. Dicese satíricamente por las buenas amistades que suelen tener las prime- ras con los curas. Y YAGUA.-— rse a cortar yagua. Frase familiar cubana, equivalente a abochornarse, incomodarse por alguna chanza o suceso trivial. — También se suele decir, con distinto significado, Trse al MONTE. (Véase.) YEGUA. — Toda yegua bien tratada por marzo sea soltada. Indica ser ésta la mejor época para juntarla con el caballo. YERRO. -Zos yerros del médico la tierra los cubre. Porque después de muerto el enfer- mo no €s lo corriente ir a averiguar si en efecto falleció de resultas de la en- fermedad, o por error del Galeno. YESO.— Z? yeso espolvoreado afina mucho el prado. Abonando los prados en el mes de mayo con yeso, se crían éstos más lo- zanos. Z ZANCAS.—Zancas largas, que mucho cre- ces y poco granas. Dícese en la región segoviana con alusión al centeno que alcanza gran al- tura, fructificando relativamente poco.— Aplícase, por extensión, a los mucha- chos que todo lo echan en crecer con menoscabo, generalmente, del desarro- llo intelectual.—Dícese también: Larco, LARGO, maldito lo que valgo. (Véase.) ZANJÓN.— Echar al zanjón. Ocultar o desaparecer para siempre APÉNDICE alguna cosa en que se tenía interés, aplicándose también, por metonimia, a :; la persona a quien esta desaparición perjudica. ZARANDA.— En ajena zaranda, sólo su dueño manda. Enseña a no tomarse atribuciones so- bre las cosas que no son de nuestra propiedad. ZENÓN.-—Por aquí pasó D. Zenón, la Mar- quesa y el Capón. Don Antonio de Capmany, en su Ori- | gen histórico y etimológico de las calles de Madrid, dice, hablando de la de Al- calá: «Después esta calle volvió a ser célebre cuando D. Zenón de Samovila, —— 517 marqués de la Ensenada, obsequiaba a la marquesa de la Torrecilla, que vivía en su propia casa, que hoy llaman de las Diligencias, a la que de continuo concurrían numerosos personajes. El marqués acompañaba de noche a su dama, seguida de un eunuco, y así se encontraban en las igmediaciones de la casa algunos letreros en que se leía: «Por aquí pasó D. Zenón, la Marquesa >y el Campón» (sic). Esta frase quedó como un dicho popular, aplicándose burlescamente a todo aquello que, sin tener gran importancia, quiere solem- nizarse como si realmente se tratase de un hecho extraordinario. FIN DEL TOMO SEGUNDO Y ÚLTIMO ACABÓSE DE IMPRIMIR EL PRESENTE «DICCIONARIO DE REFRANES, ADAGIOS, PROVERBIOS, MODISMOS, LOCUCIONES Y FRASES PROVER- BIALES DE LA LENGUA ESPAÑOLA», QUE RECOGIÓ EL PADRE SBARBI, EN MADRID, EN LA IMPRENTA DE LOS SUCESORES DE HERNANDO, A IV DÍAS ANDADOS DEL MES DE AGOSTO DE MCMXXIM AÑOS AUS AD): AN University of Toronto Library DO NOT REMOVE THE CARD FROM THIS 2 VoL. Diccionario de refranes. Author SBaro1, Jogo- Maria Title Acme Library Card Pocket i Under Pat. “Ref. Index File” y- Made by LIBRARY BUREAU T 7 "5 S DE Fr e j E AA Pei iz OY f | RENT a LS A a a z > ji (SF Y e 4 y> ye A > + CT pr 3 i Ga A 57 mu. e i Me "3 E ¿A > s Po Fi kiar _ e Y n 0) o D s F- Py d